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domingo, 21 de noviembre de 2021

Los católicos ‘sufrientes’, hoy todo se sabe, actualidad del 68, Benedicto XVI, ¡Viva Cristo Rey!


(Se tocan sólo algunos de los temas de los que trata Specola en este artículo)


Hoy es la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, instaurada por el Papa Pío XI el 11 de diciembre de 1925 para animar a los católicos a reconocer en público que Cristo es Rey: «el deber de adorar públicamente y obedecer a Jesucristo no solo obliga a los particulares, sino también a los magistrados y gobernantes», «su regia dignidad exige que la sociedad entera se ajuste a los mandamientos divinos y a los principios cristianos, ora al establecer las leyes, ora al administrar justicia, ora finalmente al formar las almas de los jóvenes en la sana doctrina y en la rectitud de costumbres.» Inmediatamente a la institución de la festividad, numerosos pueblos y ciudades del mundo levantaron monumentos en honor a Cristo Rey de todos conocidos. Las noticias de hoy, sin pretenderlo, son el termómetro de cómo la intuición de Pío XI al crear la fiesta de Cristo Rey no estaba muy descaminada y hoy seguimos sufriendo los mismos problemas que le dieron origen.

El grupo de católicos ‘sufrientes’, ignorados, y rara vez mencionado por la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos o cualquier otro obispo, son las mujeres que se han arrepentido después de un aborto. Hoy una de ellas nos lo cuenta: «Cientos de miles de nosotros miramos, esperamos y oramos para que los obispos nos hablaran. En cambio, los obispos votaron para no tomar una posición contra los políticos católicos que presionan por el aborto. Doscientos veintidós obispos se negaron a estar con su rebaño herido». «Antes de arrepentirme de mis abortos, no pude recibir la Sagrada Eucaristía. Ningún buen sacerdote me habría concedido la absolución si hubiera sabido de mi grave pecado. Sin embargo, a nuestras figuras políticas católicas, que tienen un papel público, no solo se les dice que son «buenos católicos», sino que ahora los obispos les permiten recibir la Sagrada Comunión libremente». «La Iglesia Católica no ha cambiado de posición. Actitudes como este silencio suyo, obispos, crean una confusión aún mayor. El aborto es un pecado grave. Es asesinato, y todos los que lo empujan son cómplices, ¡incluidos todos los obispos que se callan!»

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El Código de Derecho Canónico en vigor en el canon 212, establece que los fieles «tienen el derecho, y en ocasiones también el deber, de expresar sus pensamientos sobre el bien de la Iglesia a los sagrados Pastores»

Algunos fieles italianos manifiestan su malestar por un comunicado de sus obispos con motivo del ‘día de la vida’. Se refiere a la obligatoriedad de la vacunación que se está convirtiendo en un motivo de enfrentamiento en Europa: «Uno se pregunta dónde ha terminado la virtud cristiana de la prudencia y el principio de precaución de la medicina hipocrática, resumidos en la expresión latina primum non nocere». Lamentan la ausencia de «una intervención aclaratoria, además de un consuelo pastoral para aquellos que legítimamente intentan evitar la experimentación genética en niños. El silencio de la Iglesia, que ciertamente no carece de herramientas culturales y de investigación para emitir un juicio sobre estos temas, parece una deserción desconcertante». «Haber colocado el Evangelio y la Constitución en el mismo nivel demuestra un angustioso aplanamiento en el mundo y la degradación de una Iglesia reducida al rango de «sierva de la ciencia»».
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Ettore Gotti Tedeschi nos ofrece uno se sus artículos, siempre interesantes, sobre «Similitudes entre hoy y sesenta y ocho»: «Ambos se manifiestan en un contexto de impugnación del capitalismo y el autoritarismo, cambiando solo las motivaciones declaradas. Ayer, en 1968, la petición de una libertad más absoluta, hoy la petición de una «sostenibilidad» más absoluta (medioambiental, y sobre todo de inclusión)». «Desde un punto de vista más religioso-moral, hubo un auge de la teología de la liberación que se extendió por todas partes. Entonces nacieron los sacerdotes obreros, primero opuestos por la jerarquía, luego acogidos y legitimados en el Vaticano II contemporáneo. Se difundió una nueva doctrina católica propuesta por varios Don Mazzolari, Don Milani, Dom Franzoni, etc. En total, 68 grupos de católicos disidentes ocuparon la catedral de Parma pidiendo a la iglesia que distribuyera los bienes entre los pobres, desafiara al capitalismo, destituyera a los sacerdotes conservadores, celebrara misas batidas …». ¿ Es legítimo preguntarse si estamos ante un segundo sesenta y ocho avanzado que utiliza las oportunidades de la crisis económica moral que se inició a finales de los sesenta y eliminar, definitivamente, los residuos de la civilización cristiana?

Macron, el viernes por la mañana, irá al Vaticano para encontrarse con el Papa Francisco en una audiencia privada. Según La Croix, le gustaría persuadir al Papa Francisco para que intervenga en Bruselas o en Estrasburgo en los primeros días de 2022 para relanzar el papel de Europa en el periodo en que Francia asumirá la presidencia rotatoria de la UE.

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Carta de Benedicto XVI que aparece en una colección de «ensayos en honor a Livio Melina» durante diez años (2006-2016) decano del Pontificio Instituto Juan Pablo II de Estudios sobre el Matrimonio y la Familia, sucediendo en este cargo a los cardenales Caffarra y Scola: «Livio Melina es sin duda uno de los grandes de la teología moral de este siglo. Con valentía y competencia defendió una teología moral que sigue la tradición de la Iglesia. Así es exactamente como se desarrolló su creatividad». El Papa Benedicto XVI se lamenta de no poder colaborar en la publicación en su honor: «Encontraré la manera de asegurarle a Don Livio mi amistad y mi admiración».

El Papa Francisco ha hablado del Papa Benedicto con ocasión de la entrega anual del galardón a él dedicado. A lo largo de la semana, aparecieron fotos del emérito con los ganadores que apareció «lleno de alegría de vivir». Para el Papa Francisco su antecesor «se caracterizó por una enseñanza luminosa y un amor inquebrantable por la verdad». Se encuentra entre los «grandes maestros de la filosofía y la teología de nuestro tiempo». «No olvidemos que Benedicto XVI continuó estudiando y escribiendo hasta el final de su pontificado. Hace unos diez años, mientras cumplía sus responsabilidades de gobierno, se comprometió a completar su trilogía sobre Jesús y dejarnos así un testimonio personal único de su constante búsqueda del rostro del Señor ”.

«Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad».

Buena lectura

Specola

Natalia Sanmartín: «La comunión en la mano es un caballo de Troya en la Iglesia»



Hay quienes piensan, entre ellos algunos intelectuales católicos, que el tiempo que nos toca es el mejor tiempo posible para vivir. ¿Qué opina sobre esa afirmación?

Depende de cómo se interprete la frase. Todos vivimos en el tiempo en el que debemos vivir, porque todo nuestro ser, incluidas las circunstancias en las que hemos nacido, forman parte de la voluntad de Dios, así que en ese sentido no tengo problemas con la idea. Pero si ese “mejor” se extiende a la época en sí, a la idea es que esta es la mejor de las épocas, entonces no estoy de acuerdo. Es muy difícil juzgar el momento en el que uno vive, nunca hay perspectiva suficiente, pero me parece evidente que estamos inmersos en una época cada vez más oscura, hostil y brutal, aunque se defina a sí misma como tolerante y civilizada, en la que todo el orden cristiano se está derrumbando con enorme rapidez. Esta especie de veneno ha penetrado también en la Iglesia mediante una labor de desgaste, confusión y secularización que no ha comenzado hoy, pero que se está acelerando cada vez más. Es una crisis que tiene una característica inquietante, el hecho de que hay una enorme cantidad de gente que no la ve.

¿No es una visión demasiado pesimista o incluso desesperanzada?

Creo que es una visión dolorosa, sí, pero realista, y que no tiene nada que ver con la desesperanza, sino con abrir los ojos y ver dónde estamos y qué es lo que tenemos delante. Me parece fundamental asumir que vivimos en una cultura que no solo ha dejado de ser cristiana, sino que apenas es ya cristianizable, que no solo es indiferente a la fe, sino radicalmente hostil a ella. Pero esto no excluye la esperanza, porque nada de lo que sucede ni en el mundo ni en la Iglesia es gratuito; Dios lleva las riendas de la historia. A nosotros nos toca lo que siempre ha tocado a los cristianos, preservar lo que se nos ha dado, conservar la fe de los apóstoles, no una nueva fe, sino la fe que la Iglesia ha custodiado a lo largo de los siglos, y hacerlo para nuestra salvación y la de los que vengan detrás de nosotros.

Usted da una gran relevancia a la liturgia y ha hablado en muchas ocasiones de la misa tradicional, que está muy presente en este cuento de Navidad. ¿Qué relación hay entre fe y liturgia y por qué es tan importante?

La Iglesia enseña que lo que se reza es lo que se cree, por eso la liturgia ha expresado a lo largo de los siglos la fe milenaria de la Iglesia, lo que ésta siempre ha creído, y por eso es tan importante protegerla y preservarla. La liturgia se nos ha dado en primer lugar para rendir culto a Dios, pero también es una escuela de fe y de piedad para nosotros. Eso explica, y puedo decirlo porque lo he vivido personalmente, la fuerza de conversión que tiene la liturgia tradicional, el modo en que expresa las grandes verdades cristianas. Para mí la misa tradicional es inseparable de mi fe, descubrirla me trajo de vuelta a la práctica religiosa y puso luz donde las clases de religión, las catequesis y las convivencias escolares pusieron confusión. Su reverencia, su misterio, su riqueza y su fuerza enseñan con mucha más claridad que el mejor de los catecismos verdades eternas, como la presencia real, el valor sacrificial de la misa o la sacralidad del culto a Dios.

El motu proprio Traditionis Custodes del Papa Francisco ha limitado recientemente la misa tradicional. ¿Cómo ha recibido en su caso esa decisión?

Con estupor, con dolor y una enorme sensación de impotencia. Como la mayoría de los que amamos la liturgia tradicional, yo nací después de la reforma litúrgica y descubrí la antigua misa casi por casualidad, en la medida en que un cristiano puede creer en la casualidad. He madurado mi fe gracias a ella y gracias también a los esfuerzos del Papa Benedicto XVI, que quiso ponerla al alcance de todos los fieles como el tesoro de la Iglesia que es. Él recordó que lo que la Iglesia católica ha considerado sagrado en el pasado tiene que seguir siendo sagrado. Por eso, a poco que uno tenga presente el principio de no contradicción y no abdique de la razón, la primera reacción ante lo que está ocurriendo es como mínimo de incredulidad.

En el motu proprio se habla de los fieles como nostálgicos de otros tiempos, pese a la juventud de una gran parte de los católicos de misa tradicional y el creciente número de vocaciones. ¿Se puede sentir nostalgia de una misa que no se conoció?

Es evidente que no. Y que basta con abrir los ojos para ver que esa descripción no se corresponde con la realidad. Tengo una relación muy estrecha con monasterios benedictinos, como Clear Creek o Le Barroux, que celebran la liturgia tradicional, me he encontrado con muchas personas de muy distintas procedencias, muy diferentes entre sí, en muy distintos países, que acuden a misa tradicional, algunos en sus parroquias, otros en monasterios y otros en lugares con presencia de institutos sacerdotales tradicionales, como es mi caso en Madrid. Hay una enorme cantidad de familias y de jóvenes, generaciones de católicos que ya han sido bautizados y educados en la antigua liturgia, escuelas, universidades, congregaciones y seminarios que aman y celebran esta misa, la misma que santificó a tantos grandes santos de la Iglesia. Y hay también un creciente número de seminaristas y sacerdotes diocesanos que quieren conocerla y celebrarla. Afortunadamente, la mayor parte de los obispos conocen que esta realidad y están siendo prudentes al aplicar el motu proprio en sus diócesis. Pero no hay duda de que vienen tiempos difíciles, que exigirán mucha oración, mucha fe y fortaleza.

¿Cree que Traditionis Custodis acabará con la misa tradicional?

Creo que hay un elemento importante que TC no ha tenido en cuenta. Los católicos tradicionales no pertenecen a ningún movimiento, no forman una organización, no es una realidad homogénea, no es una estructura que se puede disolver, hay todo tipo de personas entre ellos, como es propio de la Iglesia. Pero la mayor parte de ellas tienen algo en común: han sacrificado mucho por la misa, han pagado un precio alto por un tesoro que han encontrado enterrado en el campo, y están acostumbrados al esfuerzo. Mi experiencia es que una vez que conoces la misa tradicional no es sencillo volver atrás, no se vuelve atrás. Y en último término, las cosas son bastante simples si se miran con perspectiva: pese al daño y el dolor que ha generado el motu proprio, y las dificultades que vendrán, los cristianos nacemos y morimos, los pontificados comienzan y se acaban, pero la antigua liturgia de la Iglesia permanece. Ha sobrevivido a los siglos, y no dudo de que seguirá haciéndolo.

En una entrevista reciente, usted se ha posicionado en contra de la comunión en la mano. ¿Por qué?

Creo que la historia de la comunión en la mano es la historia de un caballo de Troya. Siempre me llama la atención que se hable tanto sobre las tensiones que vivió el Papa Pablo VI por la encíclica Humanae Vitae y tan poco sobre las que le produjo este conflicto y sobre el modo en que intentó reconducirlo. Durante su pontificado, él reafirmó la que sigue siendo la ley general de la Iglesia en este ámbito, la comunión en la lengua, y estableció un indulto, una excepción, para resolver el problema de algunas regiones donde la comunión en la mano se practicaba en abierta desobediencia a Roma, entre ellas Bélgica, Holanda y Alemania. La decisión le produjo mucho sufrimiento, porque no era partidario de la medida, como tampoco lo fueron la mayoría de los obispos que consultó antes de tomarla. Temía que hacerlo debilitase la fe en la presencia real de Cristo en el sacramento, un temor que él mismo confirmó más tarde y que le llevó a limitar el indulto, aunque no logró evitar que la práctica se generalizase. Lo terrible de todo esto es que lo que nació como una respuesta pastoral a una desobediencia se ha convertido en una práctica generalizada y hasta impuesta, como hemos visto en esta pandemia, en la que se ha aplastado de forma intolerable la piedad y los sentimientos religiosos de todos los fieles que comulgamos como prescribe la ley de la Iglesia.

¿Y qué supone personalmente para usted?

Para mí es una cuestión fundamental de adoración y de veneración a Dios. Si se cree no solo intelectualmente, sino también, por decirlo así, con las entrañas, que Cristo está realmente en el sacramento, la única actitud posible es postrarse de rodillas ante Él y recibirlo como hicieron los grandes santos, los mártires y la inmensa mayoría de los cristianos que nos han precedido.

En su cuento de Navidad una madre le explica a su hijo que la muerte no es el final, sino «un despertar». En un mundo que no quiere pensar en el misterio de la muerte, ¿tiene sentido tratar de explicársela a un niño?

Es cierto que la muerte es un misterio, pero también lo es que la revelación y la doctrina de la Iglesia arrojan luz sobre ese enigma, no es una realidad de la que no sepamos absolutamente nada. A mí me parece que en la educación de un niño cristiano la muerte tiene que ocupar su lugar, porque sin ella no se puede explicar qué es el hombre, por qué es como es y por qué debe ser redimido y salvado. ¿Cómo se explica la redención o el pecado original sin hablar de la muerte? Hay un temor natural a la muerte, pero creo que a un niño puede explicársele, en su lenguaje y poco a poco, lo que sabemos de ella y de lo sucede tras ella. Sin esa explicación, la vida humana es un rompecabezas sin sentido.

Su cuento de Navidad es un cuento sacramental, lo ha explicado en más de una ocasión. ¿Es posible contemplar el mundo de forma sacramental?

Simone Weil dice en uno de sus escritos que resultaría absurdo que cualquier iglesia, construida por manos humanas, esté repleta de símbolos, y que el universo no esté infinitamente lleno de ellos. Sólo hay que leerlos. Yo creo que es así y que esa es la manera correcta de contemplar la creación, el orden que Dios ha impreso en el mundo, el secreto de un mundo que vemos de espaldas, en esa imagen tan hermosa de Chesterton. El cuento de Navidad, que escribí para los benedictinos de Barroux, cuenta la historia de un niño que le pregunta insistentemente a Dios, durante tres años, si la Navidad existe, si es real, y de cómo Dios escucha y responde a esa voz.

En el cuento se reza, y se reza en latín. ¿Por qué?

Mi madre y mi abuela me enseñaron a rezar las letanías del rosario en latín, no los misterios, pero sí las letanías, y para mí es natural hacerlo así; rezarlas en vernácula me resulta extraño. También es lo más natural en el contexto del cuento, porque es la historia de un niño criado en un entorno católico tradicional. El latín sigue siendo la lengua de la Iglesia, es un idioma dulce y musical, con un significado que no cambia, y eso es parte de su belleza.

En el cuento vuelva a plantear la idea del alejamiento del mundo, de un mundo en el que cada vez es más difícil educar en el fe cristiana, pero del que pocos pueden separarse. ¿Cómo afrontar ese reto?

Es una pregunta muy difícil de responder. La Iglesia ha enseñado siempre que un cristiano debe tener una sana distancia con el mundo, vivir en el mundo, pero no pertenecer a él. Esto me parece muy evidente ahora, cuando la secularización, el error y la confusión han roto todos los diques fuera y dentro de la Iglesia. Hoy no basta con elegir un colegio católico o enviar a los niños a catequesis, porque muchos colegios católicos transmiten algo que ya no es posible considerar catolicismo, y lo mismo ocurre en un buen número de parroquias. Yo creo que son las familias, y en especial las madres en los primeros años, las que deben asumir esa función, las que deben inculcar y transmitir la fe. Un niño católico debería crecer en un entorno de piedad católica, con toda su fuerza, su poesía y su belleza, y con una liturgia que le acerque al misterio y la adoración.

¿En algún momento se propone evangelizar desde la literatura o esta idea está lejos de su pensamiento cuando escribe?

No me propongo evangelizar al escribir, sino simplemente hablar de cosas que me parecen buenas, valiosas y verdaderas, que son importantes para mí y creo que es importante defender, y son pocas. El cardenal Newman cuenta en sus diarios que nunca escribió una línea sin una razón, sin un motivo que en su opinión justificase hacerlo. Yo creo en ese principio, y trato de seguirlo.

sábado, 20 de noviembre de 2021

Silencio: Es mejor no hablar de Gibraltar por si acaso se despierta el rebaño



¿Recuerdan que hace una semana exactamente nos encontrábamos con una noticia que decía “Gibraltar se queda sin fiestas de Navidad por el aumento de contagios”

¿Recuerdan que ese fin de semana publicamos que cómo podía ser esto posible, en función del relato oficial, si nos encontrábamos con que más del 99% de los gibraltareños se ha “inmunizado”

¿Qué ha pasado a partir de ese día? Porque no puede haber mejor dato estadístico que ese para demostrar la gran mentira que estamos viviendo.

Pues han pasado dos cosas:

La primera es que los medios, aquí en España, no han vuelto ni a mencionar lo que está sucediendo en Gibraltar y, o no han dicho casi nada, o, si lo dicen, lo hacen sin hacer mención alguna al hecho de que el 100% de la población ya haya sido pinchada.

Y lo segundo que han hecho es mirar hacia Austria y las dictatoriales medidas que se están tomando.

... y dos cosas más: 

Plantear una persecución, ya absolutamente violenta, contra los no inoculados.

Y empezar a plantear el famoso pasaporte en todas las comunidades autónomas de España. 

¿Se dan cuenta por dónde van los tiros? Así se desvía la atención. 

Así se consigue que no se hable de algo que demuestra toda esta estafa, este crimen asqueroso que estamos sufriendo con una pérdida de derechos y libertades nunca antes vista.

viernes, 19 de noviembre de 2021

Vivir y comulgar en gracia | Actualidad Comentada | 19-11-2021 | Pbro. Santiago Martín FM

 Magnificat TV - Franciscanos de María

Duración 9:19 minutos

https://youtu.be/-_ZEJ7GIlVE

Tres conclusiones a las que se ha llegado en el informe de los Obispos de EEUU

1.Cristo está realmente presente en la Eucaristía, con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.

2. Para comulgar es preciso encontrarse en estado de gracia. No puede comulgarse en estado de pecado mortal. El que no comulga en gracia, comete un sacrilegio.

3. Deben de estar en comunión con la enseñanza de la Iglesia. De lo contrario no deben comulgar.

Sin embargo, hay algo que falla aquí, hay una laguna. Y es que la posible puesta en práctica de esos puntos en cada una de las parroquias, es algo que no ocurre en la mayoría de las parroquias de EEUU, en donde hay confesiones sólo una vez a la semana, los sábados por la tarde, y sólo una hora. 

Y si luego, prácticamente todos comulgan todos los domingos, una de dos: o todos son santos o bien son muchos los que están comulgando en estado de pecado mortal y cometiendo un sacrilegio. 

Por ello es imprescindible que los sacerdotes encuentren tiempo suficiente para que los fieles puedan confesarse; y puedan luego comulgar dignamente, en estado de gracia. ¿Están los sacerdotes suficiente tiempo para atender a los fieles que quieran confesarse? ¿Están los fieles recibiendo la suficiente formación para que sepan distinguir entre el bien y el mal, entre lo que es y lo que no es católico?

Si esto no ocurre, entonces se quedará todo en agua de borrajas.

Cómo conservar la fe. Un ejemplo de China

ECCLESIA E POST CONCILIO


Para aquellos que creen que Dios nos promete una persona, Jesucristo es esa Persona, verdaderamente presente en nuestra vida. Aquí está el índice de artículos sobre la situación actual en China.

En su libro Redescubriendo el catolicismo, Matthew Kelly cuenta la historia de un sacerdote estadounidense que visitó China. Fue encubierto y nadie sabía que era sacerdote. En su segunda noche allí, escuchó ruidos en medio de la noche y le preguntó a su anfitrión qué estaba pasando. Él respondió: "Vamos al Muro". Intrigado, el sacerdote fue con él y unas 20 personas. Mientras caminaban en la oscuridad, la multitud aumentó a más de 100 personas. Finalmente llegaron a un claro en un bosque, y en el medio había una pequeña pared. Cuando el grupo se acercó a la pared, se arrodillaron. Desde un rincón de la pared, uno de los hombres tomó una pequeña custodia con la Eucaristía y la gente pasó un tiempo en adoración. 

Al día siguiente, el estadounidense les dijo que era sacerdote. No habían tenido misa durante 10 años, pero varias veces a la semana iban al muro por la noche y arriesgaban sus vidas para pasar tiempo con Jesús en la Eucaristía. Esa noche les celebró la misa. Dios nos promete una persona. Jesucristo es esa persona, verdaderamente presente en nuestra vida. Estas personas en China lo han reconocido.

Viganò: Llamamiento a formar una alianza internacional antimundialista



Desde hace ya dos años asistimos a un golpe de estado por el que una élite financiera e ideológica ha conseguido adueñarse de parte de los gobiernos del mundo y de instituciones públicas y privadas, los medios de prensa, el poder judicial, la política y los dirigentes religiosos. Todos ellos, sin distinción, se han vuelto esclavos de estos nuevos amos que garantizan poder, dinero y presencia social a sus cómplices.

Derechos fundamentales que hasta ayer se consideraban inviolables son pisoteados en nombre de una emergencia: hoy de índole sanitaria, mañana ecológica y pasado mañana internética.

Este golpe de estado mundial priva a los ciudadanos de toda posible defensa, dado que los poderes legislativo, ejecutivo y judicial son cómplices de la vulneración de la ley, la justicia y su misma razón de ser.

Es un golpe de estado mundial porque este ataque criminal a la ciudadanía se extiende, con raras excepciones, a todo el planeta.

Es una guerra mundial en la que los enemigos somos todos, incluso quienes no saben ni han entendido el alcance de lo que está sucediendo.

Una guerra que no se libra con armas, sino con reglas ilegítimas, políticas económicas erradas e intolerables restricciones de los derechos naturales.

Organizaciones supranacionales, financiadas en gran medida por los perpetradores del mencionado golpe, interfieren en el gobierno de las naciones y en la vida, relaciones sociales y salud de miles de millones de personas.

Es indudable que lo hacen por dinero, pero más todavía lo hacen para centralizar el poder con miras a instaurar una dictadura a nivel planetario.

Se trata del Gran Reinicio del Foro Económico Mundial, la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.

El plan del Nuevo Orden Mundial, en el que una república universal esclaviza a todo el mundo y una Religión de la Humanidad reemplaza a la fe en Cristo.

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En vista de este golpe de estado mundial, se hace imprescindible la formación de una alianza anti-mundialista que congregue a cuantos se oponen a la dictadura y no quieren ser esclavos de un poder sin rostro ni desean destruir su propia identidad, su individualidad y su fe religiosa.

Si la ofensiva es mundial, la defensa también debe serlo.

Exhorto a los gobernantes y los dirigentes políticos y religiosos, los intelectuales y todos los hombres de buena voluntad, y los invito a asociarse en una alianza que promulgue un manifiesto anti-mundialista que rechace punto por punto los errores y desviaciones de la distopía del Nuevo Orden Mundial, a la vez que proponga alternativas concretas para un programa político basado en el bien común, los principios morales cristianos, los valores tradicionales, la defensa de la vida y la familia natural, la protección de la empresa y el trabajo, la promoción de la enseñanza y la investigación, y el respeto a la Creación.

La Alianza Anti-mundialista habrá de agrupar a las naciones que deseen librarse del yugo infernal de la tiranía y afirmar su soberanía, estableciendo acuerdos de mutua colaboración con las naciones y los pueblos que compartan sus principios y el anhelo común de libertad, justicia y bien.

Deberá poner al descubierto los crímenes de la élite, identificar a los responsables, denunciarlos ante los tribunales internacionales y poner coto a su excesivo poder y su nefasta influencia. Asimismo, deberá impedir la actuación de los lobbies, ante todo combatiendo la corrupción de las autoridades y de quienes trabajan en el mundo de la información, así como inmovilizando el dinero destinado a desestabilizar el orden social.

En los países cuyos gobiernos sean siervos sumisos de la élite, habrán de crear movimientos de resistencia popular y comités de liberación nacional, con representantes de todos los sectores de la sociedad que propongan reformas radicales en la política inspiradas en el bien común y firmemente contrarias al proyecto neomaltusiano del plan mundialista.

Exhorto a cuantos deseen defender la sociedad cristiana tradicional a reunirse en un foro internacional, que deberá celebrarse lo antes posible, y en el que representantes de las diversas naciones se congreguen para plantearnos una propuesta sería, concreta y clara.

Llamo a los dirigentes políticos y los gobernantes interesados en el bien común de sus ciudadanos a que abandonen la partitocracia y la lógica impuesta por un sistema esclavo del poder y el dinero.

Convoco a las naciones cristianas de Oriente y Occidente e invito a los jefes de estado y las fuerzas sanas de las instituciones, la economía, los sindicatos, las universidades, la sanidad, el sistema de salud y los medios de comunicación a aunarse en un proyecto común que desbarate los esquemas y deje de lado las hostilidades deseadas por los enemigos de la humanidad en nombre del divide et impera.

No aceptamos las reglas de nuestros adversarios, porque las han fijado precisamente para evitar que reaccionemos y organicemos una oposición dinámica y eficaz.

Llamo a las naciones y a sus ciudadanos a aunar fuerzas bajo la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, único Rey y Salvador y Príncipe de la Paz. In hoc signo vinces.
Fundemos esta alianza anti-mundialista, dotémosla de un programa claro y sencillo y libremos a la humanidad de un régimen totalitario que reúne en sí todos los horrores de las peores dictaduras de todos los tiempos.
Si no espabilamos, si no somos conscientes del peligro que se cierne sobre todos nosotros, si no organizamos una firme y valerosa resistencia, no habrá forma de contener el régimen infernal que se está instalando por todas partes.

Que Dios Todopoderoso nos asista y proteja.

+Carlo Maria Viganò, arzobispo

Ex nuncio apostólico en los Estados Unidos de América

16 de noviembre de 2021

(traducido por Bruno de la Inmaculada)

BASES DE LA «PANDEMIA» (Capitán Ryder)



En la entrada anterior analizaba las premisas de las que parto y algunas de las conclusiones a las que he llegado.

Lo honesto sería exponer todo esto de una manera pública pero en las sociedades democráticas, hoy día, en las que la «libertad de expresión» forma parte de todas las Constituciones y leyes fundamentales es imposible.

Todo aquello que se opone al relato oficial, se trate del tema de que se trate, es totalmente laminado; da igual los méritos de quien lo exponga. Como todo en Occidente en estos tiempos nunca es el qué; siempre es el quién.

Bien, una vez sentadas las premisas hay que acudir a las bases que han definido todo esto como una pandemia, como un peligro tremendo que exigía tomar medidas excepcionales sin ningún freno legal ni moral.

Dos son las bases de la pandemia: las PCR y los asintomáticos.

-La primera, tiene a su vez, tres elementos esenciales: la muestra de virus, los ciclos de ampliación de la muestra y la plantilla con la que se compara para definir si se trata o no de un positivo covid.

La muestra de virus, o de lo que sea. Es un tema que he hablado con gente que se dedica al asunto. La contestación fue, más o menos, la siguiente «La PCR amplifica material viral, pero no te dice si el virus está vivo o muerto».

Aquí tenemos el primer problema, cuando X personas dan positivo, según la prueba, no es verdad. Nadie sabe si ese positivo corresponde a un virus vivo o muerto, es decir, si estaría infectado o no. Si alguien habla de 100 positivos pueden ser en realidad 5, 50, 100 o ninguno. Todo esto tomando como cierta la versión oficial de que estamos en una pandemia peligrosísima para la humanidad.

Segundo problema, los ciclos. Las recomendaciones a las que hacer los ciclos parten en muchos casos de las propias casas comerciales. Al principio de la pandemia recomendaban muchos ciclos con la ideas de que «no se escapasen los infectados que estaban comenzado a desarrollar la enfermedad». Ya hemos comentado en el punto anterior que el virus puede estar vivo o muerto por lo que la amplificación dará necesariamente muchos más positivos de los reales. Todos esos virus muertos amplificados hasta el infinito incrementan el número de falsos positivos, las medidas restrictivas y la ruina de muchos negocios.

Los CDC americanos, que están marcando el camino en este tema, ya anunciaron que a los vacunados habría que hacerles los análisis a menos ciclos para evitar estos falsos positivos. De paso, se traslada a la opinión pública que las vacunas dan mucha seguridad. A menos ciclos, menos positivos entre los vacunados.

Tercer elemento de la prueba PCR. El CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades) publicó un documento (1) el 21 de julio donde reconocía que el material genético ordinario de la gripe se utilizó como marcador de prueba. Esto explicaría que la gripe estacional hubiese desaparecido por primera vez en cientos y cientos de años. He oído de muchas bocas médicas la explicación «científica» de que el año pasado desapareció la gripe por el coronavirus. Nadie sabe explicar cómo ni a qué principios víricos respondería pero no se puede poner en cuestión.

No puede sorprender que con estas bases sea necesario, imprescindible más bien, que ligada a esta enfermedad vírica vaya la novedad de los asintomáticos. Esos miles y miles de personas que hacen vida normal a pesar de ser peligrosísimas bombas víricas que amenazan a la humanidad.
Entre ellos, claro está, estarían los niños, sobre quienes se puso el foco desde el primer momento y que ha tenido dos consecuencias terribles: la soledad de los abuelos, privados de sus hijos y nietos, por «culpa» de estos últimos, y la necesidad de vacunarse para una enfermedad con riesgo cero.
Y el tema de los asintomáticos nos lleva a una pregunta muy pertinente respecto al tema de la vacunación. El criterio en la vacunación ha sido que aquellos que hubiesen pasado la enfermedad, con diagnóstico, no se podían vacunar hasta pasados 6 meses, pues hacerlo en menos tiempo implicaba un riesgo.

Sin embargo, según la versión oficial, puede haber por ahí miles de asintomáticos que estén pasando la enfermedad, o la hayan pasado hace menos de 6 meses, sin saberlo y a los que se ha vacunado sin hacer una PCR. ¿A qué se debe este criterio tan distinto entre un caso y otro si nos han dicho por activa y por pasiva que ambos eran enfermos?

Misterios corona víricos.

Capitán Ryder

(1) El documento se llama CDC-2019-Novel Coronavirus (2019-nCov) Real-Time RT-PCR Diagnostic Panel.

miércoles, 17 de noviembre de 2021

Del postulantado misional a la imposición de sotana





Duración 4:16 minutos


Renunciando provisoriamente a Indochina debido a las abstrusas restricciones sanitarias, abandonados a la Providencia y como forzados por la Voluntad de Dios -en la medida en que nos fue dado discernirla-, nos lanzamos a una obra dificilísima hecha para Su mayor gloria: lanzar un postulantado en una zona remotísima del África Negra, en la frontera de Malawi y Zambia, dos países que ignorábamos por completo y que apenas, si alguna vez, habíamos mencionado en alguna conversación casual.

Fueron muchos los jóvenes que nos escribieron consultando por la vocación, pero a varios les dijimos que no la tenían y a los demás los dejamos esperando ya que la burocracia covidiana mantuvo casi todas las fronteras del orbe cerradas durante interminables meses.

Finalmente, después de (y durante) muchas peripecias, inauguramos el postulantado al mismo tiempo que fundábamos una misión en un enorme territorio donde jamás vivió un sacerdote, una zona que cuenta con 104 aldeas (según la última actualización del listado). Dispuestos a dormir en carpa y a pasar impensables aventuras por Cristo llegaron los primeros tres jóvenes a discernir su vocación y a misionar. Hace unas semanas, desde Nigeria oriental, llegó el cuarto.
Uno de los cuatro, que se llama Jeremías y es un flamante abogado recibido en la UBA (Universidad de Buenos Aires), el sábado pasado, recibió su sotana, culminando así un semestre de heroico postulantado, donde vivió más aventuras por Cristo que millones personas durante toda su vida.

Marchó campo traviesa para predicar la fe entre los montes por aldeas ignotas jamás pisadas por el hombre blanco; fundó y formó un feliz monaguillado que ya da asombrosos frutos vocacionales y cultuales; aprendió bastante bien dos lenguas africanas y un poco de otras, logrando hablar y escribir bien en citumbuka y swahili y decir algo en algo en iwo, cinika y cicewa; escribió y fotografió varias de sus experiencias misioneras en textos que se viralizaron edificando a muchísimas almas y despertando consultas vocacionales que nos siguen llegando; mantuvo siempre la alegría en medio de contratiempos fuera de toda previsión; viajó a los saltos en una 4×4 entre gallinas vivas y bolsas de comida (y no una vez sino con frecuencia); ayudó a los más pobres de los pobres; fue asistente en exorcismos; estudio rudimentos de liturgia, doctrina y espiritualidad; leyó San Juan de la Cruz, Fortescue y Baltasar Gracián; armó una especie de club de atletismo; aprendió a cantar el Oficio Divino en latín; llevó la difícil economía misional (que exige una total y casi demencial fe en la Providencia); devino liturgo donde las almas no saben la señal de la Cruz; atajó mil imprevistos de lo más imprevisibles y, ante todo, buscó a seguir a Jesús por medio de la oración, la caridad y la predicación.

Finalmente, después de vivir a salto de mata y comenzar las jornadas saltando de la cama para adorar a Dios cantando las Horas y sirviendo en la Misa, llegó la anhelada hora y, ante nuestro pedido, el Obispo, gozoso, le impuso la sotana, que desde hace tres días lleva felizmente, como queriendo gritar a los cuatro vientos que no hay nadie como Dios y que vale la pena morir mil veces por Su gloria.

Oremos por su perseverancia y santificación, para que la sotana se le haga piel (y hasta costra) y por los frutos de su formación que ahora continúa.

Que la doctrina de Santo Tomás se le infiltre por las venas y la gracia del Espíritu Santo lo haga reventar de gozo sobrenatural.

¡Viva Cristo Rey!

Padre Federico Highton, SE
Misionero de Infieles

16 XI 21, África Oriental

Nuevo lenguaje: arma diabólica para narcotizar la conciencia (Padre Santiago González)



En el siglo pasado el escritor George Orwell nos dejó su obra literaria “1984”: una novela terrible de carácter profético sobre lo que podría llegar a ser una realidad autocrática a nivel mundial basada, en gran parte, en la aniquilación de la verdad objetiva suplantada por la ideología de la mentira al servicio del partido único. El medio de hacerlo era a través del cambio del lenguaje: la llamada “neo-lengua” por medio de la cual se iba transformando el mismo pensamiento de la población pasando de conceptos reales a los conceptos que interesaban al partido. Pues bien: AQUÍ y AHORA está sucediendo sin que muchos se den cuenta: el cambio lingüístico está cambiando la forma de pensar y narcotizando moralmente las conciencias. Y si cree el lector que exagero lo demostraré por medio de algunos ejemplos muy significativos:

1º: La palabra ABORTO es suplantada por “Interrupción voluntaria del embarazo”. Una palabra que define el peor de todos los crímenes (contra el que no se puede defender y se le niega el derecho a vivir) se cambia por un concepto menos agresivo al oído y más afín a lo jurídico y a lo “humano” (desde la óptica actual).

2º: La palabra MATRIMONIO es suplantada por “Pareja” que a su vez acapara a toda situación de vida en común. Una palabra que define el compromiso definitivo entre un hombre y una mujer, ambos solteros, se cambia por un concepto donde caben: novios, casados, divorciados vueltos a casar, parejas de homosexuales…; y se hace más afín a la ideología actual que pretende socavar la familia cristiana y el matrimonio natural, a la par que diluye toda diferencia entre una pareja bendecida por Dios en el santo matrimonio con una pareja que opta por vivir en pecado mortal.

3º: La palabra SEXO (referida a masculino/femenino) es suplantada por “Género”. Una palabra que define la genética humana (que es masculina y/o femenina, ya que la ciencia nunca ha demostrado que exista otro gen) se cambia por un concepto que implanta una cantidad interminable de tendencias (l, g, t, b, i, q, r…etc) en aras a sustituir la ley natural por una ley ideológica que por motivos meramente oportunistas enarbola hoy la izquierda junto a la derecha liberal. De ese modo se implanta la idea de “libre elección de género” que desplaza la libre voluntad del mismo Dios que nos da a cada uno un sexo desde la concepción.

4º: La misma palabra DIOS es suplantada por “Trascendencia”, de forma que se elimina de raíz la esencia personal de Dios para suplantarla por una mera visión del ser humano que trasciende de si mismo para seguir alrededor de si mismo. De ese modo se deja de creer en CRISTO (que es Dios encarnado) para, si acaso, creer a modo de adhesión ideológica a conceptos tales como “justicia social, ecología, sostenibilidad, humanismo…etc” y se vacía la fe de su propia esencia cayendo de forma inmediata el concepto de “Iglesia” reconvertida en ong o empresa con solo fines sociales.

Pero sigamos ahora con ejemplos más propiamente “intra-eclesiales”:

5º: La palabra MISA es sustituida por “Eucaristia”. Es decir: el fruto de la Misa, que es la Eucaristía, acapara todo el árbol. Al decir solo “Eucaristía” se suprime el carácter sacrificial de la Misa, se obvia nuestra responsabilidad moral dada por los pecados personales, se diluyen los mismos fines de la Misa, y lo que es peor: es como una invitación global a comulgar: que todos comulguen ya que es una cena de invitados. Esta sustitución, de matiz claramente protestante, es causa de innumerables sacrilegios.

6º: La palabra PECADO es sustituida por “Error”, despojando así del pecado su misma esencia que es la ofensa a Dios. No pocos teólogos opinan que quien crea poder ofender a Dios se expresa con soberbia ya que nadie es capaz de ello. Suprema contradicción: niegan que haya pecado a la vez que califican de pecado esa negación (el modernismo siempre usa un razonamiento absurdo). De ese modo se narcotiza la conciencia y ya casi nadie tiene sentido de pecado. Al eliminar la “ofensa a Dios” y desde una catequesis ridícula, por ejemplo, se impone el tópico de “faltar a Misa dominical no es pecado ya que no hago daño a nadie”…, o por ejemplo se preparan las confesiones personales obviando por completo los tres primeros mandatos del decálogo referidos a la relación del alma con Dios.

7º: La palabra APOSTOLADO es sustituida por “Diálogo”, despojando así de la misión toda la tensión positiva que afecta a la voluntad del cristiano a la hora de rezar por la conversión del hermano, ofrecerle el camino de la fe verdadera, invitarlo a bautizarse (o a confesarse, confirmarse…). De ese modo vemos como muchas misiones se transforman en acciones centradas en la promoción social de los destinatarios y reduciendo al mínimo (o a la totalidad) el sentido real del mandato de Jesús sobre las misiones: “Id por todo el mundo y bautizad…”

8º: Con la palabra INFIERNO sucede algo peculiar. No se suplanta por otra pero si se le cambia el significado dejando igual el significante. El infierno es solo intraterreno: el conjunto de todos los sufrimientos injustos que se dan en el mundo a causa de los males estructurales. Una vez escuché a un teólogo que “un exorcismo es hacer una huelga ante una injusticia ya que el diablo no existe”. Es un ejemplo representativo de lo que hoy tenemos. Ese vaciamiento del significado real provoca en muchos cristianos la falsa seguridad de la salvación eterna sin contar con la libre respuesta a la Gracia de Dios.

Conclusión: es urgente desenmascarar la estrategia diabólica de “cambiar” la verdad a través del uso falso del lenguaje, y hacerlo no solo de puertas afuera sino empezando por las palabras que usamos en la misma Iglesia. La labor destructiva empezó hace muchos años y sus efectos son ya una contundente realidad. Y, a modo de posdata añado: que dentro de poco nos saludemos con cariño con un “feliz navidad” y no con “felices fiestas” (otro ejemplo más de la perversidad nacida de esta revolución silenciosa y sutil).

Padre Santiago González

martes, 16 de noviembre de 2021

Histerias tragacionistas (Juan Manuel de Prada)



La nueva histeria tragacionista consiste en reclamar la inoculación obligatoria de terapias génicas experimentales a toda la población, así como en exigir certificados que acrediten tal inoculación para poder acceder a transportes públicos, lugares de ocio e incluso al puesto de trabajo.
En este rincón de papel y tinta siempre hemos defendido que el bien común debe anteponerse a cualquier interés sectario o personal, mucho más cuando tal interés es crudamente crematístico o de control disciplinar. En este sentido, las vacunas constituyen un excelente instrumento en pro del bien común, pues protegen al vacunado, generando en él inmunidad frente a posibles contagios. No ocurre lo mismo con las terapias génicas experimentales, como demuestra un estudio que acaba de publicar la prestigiosa revista médica ‘The Lancet’ («Community transmission and viral load kinetics of the SARS-CoV-2 delta variant in vaccinated and unvaccinated individuals in the UK: a prospective, longitudinal, cohort study»), donde se reconoce sin ambages que el coronavirus se extiende también en «poblaciones con altas tasas de vacunación», incluso entre «personas totalmente vacunadas», quienes, además, cuando se contagian de nuevo, tienen una carga viral similar a la de las personas no vacunadas. Se agradece que una revista tan prestigiosa como ‘The Lancet’ reconozca paladinamente esta evidencia, que muchos hemos probado en nuestras propias carnes.

Y esto ocurre, pura y simplemente, porque las terapias génicas experimentales que nos han inoculado no son vacunas. De ahí que no inmunicen a los inoculados, de ahí que no eviten que los inoculados contagien; en todo caso, tal vez aminoren los efectos del contagio (lo que convierte a los inoculados en personas más peligrosas, pues al no enfermar prosiguen en sus hábitos normales y contagian más abundantemente). 

Por el momento, ignoramos si estas terapias génicas experimentales están provocando mutaciones en el virus. Sabemos con certeza, en cambio, que están provocando multitud de reacciones adversas, desde infartos fulminantes hasta miocarditis, trombosis, culebrilla, desarreglos menstruales, etcétera. Nadie, sin embargo, se hace cargo de estas numerosas reacciones adversas de las terapias génicas experimentales, ni los laboratorios que las fabrican, ni los estados que fuerzan su inoculación, ni los médicos que las administran, que sin embargo no las prescriben, para no incurrir en responsabilidades. 

Si todavía restase prensa libre en el mundo, se estarían denunciando tales prácticas, así como la ineficacia de las terapias génicas experimentales (¡sobre la que nos ha advertido el inventor de la técnica del ARN mensajero!); y se estaría investigando la proliferación de reacciones adversas.

Pero la prensa sistémica se halla al servicio de una estrategia biopolítica de control social. Por eso se dedica a azuzar las histerias tragacionistas y a enviscar a las sociedades, demonizando a quienes no están dispuestos a dimitir de la racionalidad.

JUAN MANUEL DE PRADA


NOTA PERSONAL: Espero que este artículo de Juan Manuel de Prada no le suponga ningún tipo de "castigo" o represalia. Al fin y al cabo, lo único que hace es limitarse a decir la verdad, aunque ésta le guste bien poco a los "poderosos" (por desgracia).

El Credo en latín (canto gregoriano)

 BIG MUSIC ENTERPRISE


Duración 4:48 minutos

https://youtu.be/BF23CPT-EOc

El futuro de la Iglesia en Europa (Cardenal Robert Sarah Conferencia)



Draguignan, 18 de Sept de 2021

Introducción (1)

Queridos amigos,

Yo deseo, en primer lugar, agradeceros por el honor que vosotros me hacéis, viniendo a escucharme, pero en efecto, yo no he venido en mi nombre, sino en el nombre de Jesús. Es a él a quien vosotros escucháis a través de mi voz, (torpe, inhábil, imperfecta), y el tema de mi conferencia, que les fue anunciado, es la Visión del futuro de la Iglesia en Europa...

Tengan certeza que no soy un profeta, ni un hijo de profetas, por hablar del futuro, pero, en mi último libro, “Se hace tarde y anochece”. Allí, yo trato de analizar la crisis de la fe, la crisis sacerdotal, la crisis de la Iglesia, el derrumbamiento espiritual del occidente... Después de haberlo leído, un periodista me hizo la siguiente pregunta:

¿Qué respondería Ud., a los que podrían estimar, que este libro es pesimista (ver alarmista)?

Yo le respondí que “Se hace tarde y anochece” trata de hacer una constatación, un diagnóstico, con el máximo de prudencia, con gran preocupación por el rigor, la precisión, y la objetividad.

Me parece que no estoy muy lejos de la verdad, y de las realidades de cosas, y de situaciones que vivimos hoy. Bien cierto, los carteles de la decadencia de occidente y del mundo pueden parecer sombríos, pero ya el papa Benedicto XVI, él mismo ha dicho, en 2005 en Subiaco, un mes antes de su elección a la silla de San Pedro: El dijo que el occidente atraviesa una crisis como no se ha visto en toda la historia de la humanidad. La realidad está allí. Lo que ahora aparece a plena luz del día tiene causas profundas. Se debe tener el coraje y la honestidad de denunciar con claridad.

1. Crisis espiritual de la fe

La crisis que viven el clero, la Iglesia, el occidente y el mundo, es radicalmente una crisis espiritual. Es una crisis de la fe en Dios. Uno no puede decir que no hay crisis de la fe, cuando vemos bien que las iglesias en la mayoría de los países europeos están vacías. A título de ejemplo: En Alemania, cada año, hay 200000 católicos que abandonan la Iglesia Católica, paralelamente, 300.000 protestantes que abandonan la iglesia protestante. El descenso de la fe en la presencia real de Jesucristo está al corazón de la crisis actual de la Iglesia y de su declinación, sobre todo en occidente. Realmente no se cree más en la presencia real de Jesucristo. Después de ver un sacerdote celebrar la misa, uno puede saber si tiene la fe o no... Cuando el sacerdote tiene la eucaristía uno puede saber si él tiene la fe o no... Por como se comportan cuando la gente viene a pedir la eucaristía sobre la lengua uno puede saber si él tiene la fe o no, el padre que les trata mal (es decir que no sabe lo que él tiene en sus manos).

Uno ha dicho frecuentemente (dice George Bernanos), uno frecuentemente ve con lágrimas de impotencia, de pereza, o de orgullo, que el mundo se descristianice, pero el mundo no ha vencido a Jesucristo... Somos nosotros que lo hemos recibido por él, es de nuestro corazón que Dios se retira... Somos nosotros que nos descristianizamos... miserables...

2. Reemplazo de la misión fundamental de la Iglesia

En lugar de afirmar que, la cuestión cristiana de la fe, y la misión fundamental de la Iglesia, es el anuncio del evangelio, y el nombre de Jesucristo, único salvador del mundo... Alguno pasa mucho tiempo a hablar de la homosexualidad, del recibimiento a los inmigrantes, de diálogo, de la apertura, del medio ambiente, de cuestiones socio económicas, de política... Otro organiza toda una estrategia de presión por hacer cambiar la enseñanza de la Iglesia, sobre el celibato, sobre la moral sexual. Yo no digo que haya que minimizar o despreciar esas cuestiones importantes y urgentes, que la Iglesia las debe también enfrentar con franqueza y a la luz del evangelio y la revelación.

3. Rechazo de Dios en las conciencias

Dios, por lo tanto, está puesto de costado. La crisis espiritual que nosotros atravesamos es casi mundial, pero ella tiene su origen en Europa. El rechazo de Dios está en la conciencia occidental. No solamente Dios es rechazado, pero Frederick Nietzsche, que uno podría considerarlo como el vocero de occidente, afirma que Dios está muerto. Dios resta muerto y somos nosotros que lo hemos matado, somos los asesinos de Dios... al temor de Dios en el mundo de los hombres, Nietzsche opone la profecía del superhombre capaz de reemplazar a Dios. Hoy el hombre ha tomado el lugar de Dios. Él se hace Dios y dicta nuevas leyes. Eso que Dios había prohibido, el hombre lo legaliza hoy.

Matar un niño, eso es malo, pero la Europa legaliza el aborto. Dios dijo, el hombre no abandonará jamás a su mujer y la mujer no abandonará jamás a su esposo, los dos no son que una sola carne. Hoy el hombre legaliza el divorcio. Él se pone en lugar de Dios. Ese rechazo de Dios y esta crisis de fe, no se trata de un problema intelectual o teológico, en el sentido universitario del término, se trata de encontrar una fe viva, una fe que impregna y transforma la vida. Si la fe no encuentra una vitalidad nueva, convirtiéndose en una convicción profunda y una fuerza real gracias al encuentro personal e íntimo que ella instaura con Jesús, todas las reformas de la Iglesia que nosotros emprendamos quedarán ineficaces y vacías, y nos encaminará hacia la ruina total. Esta pérdida de sentido de la fe es la fuente y la raíz de la crisis de la civilización, de la crisis de la iglesia, del sacerdocio, que atravesamos hoy.

Como en los primeros siglos del cristianismo, cuando se derrumbó el imperio romano, todas las instituciones humanas parecen hoy, ser la voz de la decadencia. Y perdiendo el sentido de Dios, uno socava los cimientos de toda civilización humana y abre la puerta a la barbarie totalitaria. El hombre separado de Dios es reducido a su sola dimensión horizontal. Esta amputación es justamente una de las causas fundamentales de los totalitarismos que han tenido consecuencias trágicas en el siglo XX. Oscureciendo la referencia a Dios, uno deja lugar al relativismo y a una concepción absolutista, ambigua, de la libertad, que termina por enlazar al hombre a los ídolos. Si Dios pierde su carácter central, el hombre pierde su justo lugar y él no reencuentra nunca su lugar en la creación, en las relaciones con los otros. El rechazo moderno de Dios nos encierra en un nuevo totalitarismo: el del relativismo y del liberalismo absoluto que no obedece ninguna ley, si no es la del lucro (ganancia material sin escrúpulos).

4. Crisis inédita del sacerdocio

El sacerdocio mismo ha entrado en una crisis inédita, única en la historia de la Iglesia. Cierto, hay una minoría de sacerdotes que están en una crisis profunda, pero igual, si hubieran sido sólo dos, cuando un miembro sufre es todo el cuerpo que sufre. Cuando yo estoy incapacitado de una mano, mi mano me incapacita todo mi cuerpo.

Entonces, el sacerdocio mismo ha entrado en una crisis inédita y única en la iglesia:

El celibato sacerdotal es considerado como una realidad inhumana, imposible, una imposición cruel de la cual hay que deshacerse. Yo no pienso que en el pasado, nosotros hayamos pasado por acusaciones tan fuertes, tan horribles, como esas dirigidas actualmente contra cardenales, obispos, sacerdotes, algunas veces, incluso condenados a penas de prisión.
Cierto, el clero no ha sido siempre ejemplar en su conducta. Ya en el siglo VII, Gregorio Magno, se quejaba que había demasiados sacerdotes, porque muchos aceptaban el ministerio sacerdotal, pero no hacían el trabajo del sacerdocio. ¡Qué diría de hoy que somos 400.000 sacerdotes! Pero reconozcamos que eso que está orquestado de manera maquiavélica, y eso que es real hoy concerniente al clero, es inédito, es doloroso.

5. Demolición de la familia, decadencia, homosexualidad

En el transcurso de la historia del mundo y de los pueblos, no parece que haya existido una civilización donde los pueblos hayan legalizado el aborto, como he dicho recientemente, donde la homosexualidad, la eutanasia, han demolido la familia y destruido el matrimonio, a un punto tal como lo hace el occidente hoy. Esos son, por lo tanto, aspectos esenciales de la vida humana: si no hay más familia, si no hay más matrimonio, la sociedad desaparece. Estamos en una situación difícil, y la crisis es profunda, grave, y peligrosa para la supervivencia de la humanidad. El mundo moderno está en una crisis que amenaza mortalmente nuestro futuro.

6. Progreso en beneficio del mal

Cierto, no debemos ignorar los éxitos extraordinarios del occidente en el plano de la ciencia y la tecnología. En efecto, es evidente, que el mundo moderno presenta una extraordinaria intensidad de vida intelectual con maravillosos prodigios y progresos de todas las ciencias, el desarrollo extraordinario de las letras y las artes. El progreso fantástico de una multitud de técnicas, poniendo cada vez más medios al servicio del hombre sobre toda la faz del planeta, el desarrollo considerable de relación o de contactos humanos gracias a tecnologías prodigiosas, es verdaderamente excepcional: Los medios de comunicación social.

Los hombres han podido servirse frecuentemente de toda esa tecnología, de todo ese progreso, para hacer el mal, difundir mentiras, incitar a la violencia y a la rebelión, provocar guerras, y destruirse mutuamente. Sería absurdo negar que, incluso así, esos medios técnicos son buenos, son reales progresos. Igualmente hay que notar una proliferación increíble de corrientes de pensamiento y de ideologías, las más diversas.

A pesar de todos esos aspectos positivos y esos inmensos éxitos científicos y tecnológicos, no podemos honestamente, negar el déficit crónico de la natalidad, sobre todo en occidente. La demolición programada de los fundamentos de la familia y el matrimonio, los vicios contra natura, los actos pedófilos, abusos de menores, los actos homosexuales y los horrores de la pornografía, que profanan y malignizan el cuerpo masculino y femenino. Todo eso manifiesta una profunda crisis antropológica y una decadencia de la civilización en occidente. Como decía el papa Benedicto XVI (él fue un hombre que verdaderamente estuvo presente, y que estudió el occidente de manera profunda y seria. Uno puede fiarse de él, cuando analiza la situación del mundo occidental hoy): él decía así:

“El matrimonio monógamo, la estructura fundamental de la relación entre la esposa y el esposo, así como la familia concebida como célula de formación para la comunidad social, es eso lo que se debe modelar y debe llevar la fe cristiana y la fe bíblica. La Europa no sería más la Europa, si esa célula fundamental del organismo social desapareciese y se viese totalmente transformada. Nosotros sabemos todos hasta qué punto el matrimonio y la familia están amenazados. Ellos lo están, en razón del divorcio, hecho siempre más fácil, lo que ha hecho desaparecer el carácter indisoluble: ellos lo están también, en razón de nuevos comportamientos que se van generalizando: la vida común de un hombre y una mujer sin la forma jurídica del matrimonio, en ruidoso contraste, se ve ahora personas homosexuales, que reclaman de manera paradojal, que su vida común sea jurídicamente reconocida, para ser asimilados más o menos al matrimonio. Esta tendencia nos hace salir de la historia moral de la humanidad”.

Yo pienso que eso que Benedicto XVI ha dicho es para retener de una manera absoluta.

7. Ideología de género: Rebelión contra Dios

Hablemos de la ideología de género, que viene a agravar la crisis antropológica. Esta ideología deja entender que cada uno se crea a sí mismo, hasta su identidad sexual, por lo tanto, uno puede elegir ser un hombre, o una mujer o una persona neutra... ¡Jamás en la historia de la humanidad uno ha visto una tal degradación del hombre! hacerse uno mismo, elegir su sexo, cambiar de sexo...

La ideología de género es en ciertos aspectos, superada, cuando uno habla al presente, de personas androgénicas o agenéricas, entre otras categorías que se multiplican en el discurso contemporáneo...

Y así, podríamos ser todo y nada, según nuestros estados de ánimo interiores, de cada uno... Una manera de sustraer al hombre, de los límites de su condición humana, en tanto que todos, tenemos que recibirnos (aceptarnos) en nuestro propio cuerpo de hombre o de mujer, que nos han sido dados, en lugar de creer que nos damos a nosotros mismos, que nos creamos a nosotros mismos. Es por eso que un hombre no cambiará jamás a mujer y una mujer no se convertirá jamás en un hombre, a menos que se mienta a uno mismo o juegue con las apariencias...

¿Cómo hemos llegado a una demencia tal, a tal una crisis? Es porque masivamente hemos rechazado a Dios. Dios no tiene ya lugar en la sociedad. El único ambiente donde él es tolerado, es considerado y consignado a residencia vigilada: Es en el dominio privado. El hombre a tomado el lugar de Dios.

Él edita nuevas leyes en total oposición a las de Dios y a las de la naturaleza.
El hombre occidental estima y permite que hombres puedan legalmente casarse entre ellos y las mujeres igualmente entre ellas y que esas parejas del mismo sexo puedan adoptar niños, rompiendo y enturbiando radicalmente todo el sistema filial y parental.

Entonces, cuando uno tiene la impresión de luchar por la supresión o la abolición de la pena capital, ¡es una comedia hoy!, todo el mundo desea que se suprima la pena capital y al mismo momento la muerte de los niños por nacer se ha hecho legal, el aborto se ha convertido en un derecho de la mujer, uno eutanasia legalmente las personas ancianas o las enfermas.

Mientras uno combate por todos lados contra la mutilación genital aplicada inhumanamente en ciertos países, conjuntamente uno legaliza en occidente la mutilación de personas que desean cambiar de sexo.

Yo tuve que tratar un caso, cuando todavía era prefecto del culto divino y las disciplinas de los sacramentos:

Una mujer casada, 11 años de matrimonio, su marido puede ser, muerto o separado, eso no figura en su legajo, ella decide convertirse en hombre. Ella se hace operar, un seno, segunda operación, el otro seno, tercera operación el útero, y se convierte en un trans perfecto, reconocido por la ley francesa. Yo no sé si el obispo ha controlado su legajo. Esa persona entra al seminario y hace toda su teología, ella es ordenada diácono, pero el obispo que le ordenó va a la pensión y su sucesor encuentra su legajo. Él me escribe, mire la situación en que me encuentro, ¿qué Piensa Ud? Yo le dije: Escuche, vea a esa persona, hagan un comunicado juntos, y diga que aplaza la ordenación (faltaban tres meses para la ordenación) y rechace esa ordenación sine die y yo le digo porque: “Su ordenación diaconal es inválida, porque uno ha ordenado una mujer”. Fue así como impedimos la ordenación de una mujer en Francia.

En otro caso, una chica de 13 años, ya hace 2 años, ella se preparaba para la confirmación. El obispo nos escribió: “¿esta chica desea ser hombre, ha comenzado su tratamiento, sus padres están de acuerdo, yo confirmo una mujer o un hombre?”.

Yo le escribí: “es una persona que se rebela contra Dios, porque la rebelión contra Dios es el pecado, es negar eso que Dios me ha hecho, es decir Señor tu me has hecho mujer, tú has hecho mal Señor, yo voy a convertirme en hombre. Y bien, no confirme esta mujer, a menos que Ud la convenza que quede como mujer”.

Estos son casos que pueden ocurrirnos frecuentemente hoy. Véanlo vosotros: al mismo tiempo que uno combate contra las mutilaciones genitales, en occidente se legaliza esta mutilación...

Yo me disculpo al dar estos casos precisos, pero lo que yo escribo es por una larga observación; el diagnostico es preciso, real, objetivo y yo solamente voy a llamar la atención de que los occidentales van hacia una deriva irreparable, si no dejan de querer transformar al hombre, haciéndolo Dios.

Vivimos hoy en la confusión, un verdadero caos se desparrama. Hay allí un rechazo a ese recibir de Dios. El derrumbamiento espiritual, la confusión en la enseñanza doctrinal y moral de la Iglesia, y la erosión de la fe cristiana, tienen por lo tanto, caracteres puramente occidentales.

8. Rechazo de la paternidad VS beneficio a cualquier precio

Desearía señalar en particular el rechazo a la paternidad.

Se ha convencido a nuestros contemporáneos que para ser libre no se debía depender de nadie. Hay allí un error trágico. Los occidentales están persuadidos que recibir es contrario a la dignidad de la persona humana. Pero el hombre civilizado, él es fundamentalmente heredero: él recibe una historia, una cultura, un idioma; él recibe una religión, una fe, un nombre, una familia, una tradición, una patria... El hombre civilizado es un heredero. Eso es lo que lo distingue del bárbaro. Rechazar el inscribirse en una red de dependencia, de tradición, de herencia, de filiación, nos condena a entrar desnudos en la jungla de la competencia de una economía abandonada a ella misma, porque del rechazo de aceptarse como heredero, el hombre se condena al infierno de la mundialización liberal sin referencias morales ni éticas, donde los intereses individuales se enfrentan sin ninguna otra ley que la del beneficio a cualquier precio.

En el libro “Se hace tarde y anochece” intento recordar a los occidentales que la verdadera razón de ese rechazo de la herencia, de ese rechazo de la paternidad es, en el fondo, el rechazo a Dios, el rechazo a Dios dentro de la sociedad occidental. Recibimos de Él, nuestra naturaleza de hombre y de mujer; Dios ha creado al hombre a su imagen, a la imagen de Dios él les crea, “hombre y mujer los creó”. Eso por lo tanto, se convierte en insoportable a los espíritus modernos. La ideología de género es efectivamente un rechazo a recibir de Dios su naturaleza sexual.

Algunos en occidente, se rebelan contra Dios y se oponen frontalmente contra su creador y Padre, y se mutilan horriblemente, pero inútilmente para cambiar de sexo. Sin embargo, cambian fundamentalmente nada en su estructura de hombres y de mujeres. La ciencia lo prueba. Podemos mutilar una mujer para transformarla en hombre, nada cambia. Igualmente sucede con el hombre. El occidente rechaza recibir y sólo acepta aquello que él mismo construye.

9. Transhumanismo

El transhumanismo es el último avatar de esos movimientos. Como vemos, más el mundo va mal y amenaza derrumbarse, más se debe soñar; es necesario alimentar las poblaciones con promesas exorbitantes, magnificar al hombre, volverlo inmortal, volverlo todopoderoso. Pero vemos muy bien cómo los virus nos hacen tomar conciencia de nuestra fragilidad, de nuestra nada. Nosotros que nos creemos poderosos… un virus nos ha hecho reconocer, notar, que morimos, que no somos eternos. Nadie es eterno. Nosotros estamos hechos para encontrarnos con el Señor, porque estamos sólo en peregrinación aquí. Estamos hechos para los siglos de los siglos.

10. El hombre está hecho para la eternidad

Entonces, cuanto peor va el mundo y amenaza derrumbarse, más deben darse promesas exorbitantes varias veces, revelándonos otro error, que consistiría en considerar un progreso continuo, con el cual lo más perfecto estaría siempre en el futuro, y el presente es una etapa hacia algo mejor.

Contra tal error, hay que repetir que Jesucristo es absolutamente perfecto, en todos los órdenes, que la perfección absoluta y definitiva se realizó en él, que nada puede ser más perfecto, ni será jamás perfecto, y que la Iglesia no esperará jamás una perfección nueva, que no encuentra desde su origen. La Iglesia es perfecta, desde el origen, y santa, desde el origen. Todas las reformas de la Iglesia son falsas. Somos nosotros los que nos debemos reformar, no la Iglesia. La Iglesia es santa. Lo proclamamos en el Credo. Uno desea crear una Iglesia nueva, una Iglesia moderna, pero no la de Cristo.

Cristo y el cristianismo son definitivos, para la eternidad.

Pero nosotros, los miembros de la Iglesia, debemos reformarnos, convertirnos. Debemos convertirnos en cristos. Es por eso que nosotros llevamos el nombre de cristianos, debemos ser cristos. Yo digo frecuentemente a los sacerdotes, ustedes no son solamente alter Christus, otros cristos, ustedes son ipse Christus, Cristo, Él mismo, y cada uno, cada cristiano, puede decir la misma cosa. Es Cristo quien se prolonga en mi vida. Cuando uno vea un cristiano, uno debe ver a Cristo, cuando uno escucha un cristiano, uno debe escuchar a Cristo. Toda la verdad de Dios nos es dada y revelada en Cristo. Jamás una nueva verdad se agregará a esa de la revelación.

La cruz de Cristo es una fuente infinita de santidad a la cual no habrá jamás nada que agregar. Jamás un santo agregará nada a la santidad de Jesucristo. Jamás habrá otro medio que los siete sacramentos establecidos por Jesucristo, otras sociedades que la iglesia fundada por Él, pudiendo ser salvadas y santificadas por Él. Jamás vendrá después del cristianismo una religión nueva y superior que Él (Cristo) hubo preparado.

Decimos Cristo es el mismo, ayer, hoy y siempre. Debemos creer esto mismo y vivir esto mismo. Lo que la fe cristiana nos hace afirmar, excluye otro error: la de considerar la evolución de la creación marchando hacia su fin como una evolución continua y sin ruptura. La fe cristiana nos hace considerar en la historia dos partes esencialmente diferentes: antes y después de Cristo. Antes de Cristo, lo perfecto y definitivo, no ha sido todavía realizado. Y en Dios y en el futuro, a partir de Cristo, Él es realizado.

Cristo no es en la historia, una etapa hacia algo más perfecto, superior. Él es una línea que nos hace llegar a la cima. Con Cristo vemos bien que, detrás de la ilusión de nuevos horizontes, de una humanidad magnificada, bien podría aparecer una humanidad finalmente disminuida, una humanidad desnaturalizada, mutilada.

11. Redescubrir a Dios

Entonces, ¿qué hacer para salir de todas estas crisis y de la confusión moral y antropológica? ¿Quién echó a Dios del mundo de los hombres?

Para salir de su crisis, el hombre debe redescubrir a Dios y su amor infinito por nosotros. Debemos convencernos absolutamente que jamás la humanidad se encontrará en un orden puramente natural, donde ella podrá realizar su destino, por el simple desarrollo de la naturaleza humana, por la simple evolución de la persona humana. Es para la eternidad y de una manera inmutable que Dios nos ha creado, para ser infinitamente más que hombres y tener en nosotros mismos, una naturaleza puramente humana.

Dios nos ha hecho para nosotros, para reencontrar la naturaleza divina, porque nosotros compartimos Su vida divina. Jamás Cristo ha venido para mantenernos humanamente, sino para elevarnos hacia el Padre, para divinizarnos. Jamás Cristo nos ha dicho “sed perfectos como hombres perfectos”, “realízense plenamente en vuestra humanidad”. Él ha dicho “sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”.

Estamos hechos para Dios y nuestro corazón está inquieto en la medida que no descansa en Dios. Ese es el corazón de nuestra fe: creer que desde ahora podemos compartir la vida de Dios. Entonces, está establecido para la eternidad que ¡los hombres no pueden realizar sus destinos, sino es dentro de un orden sobrenatural, donde por los dones enteramente gratuitos de la gracia de Dios, ellos son hijos de Dios!
No le fue dicho “sed perfectos de una perfección humana”, de pleno desarrollo en el dominio humano, sino “sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”.
El hombre encontrará y se realizará, y realizará su perfección, no solamente en el plano humano, sino en Dios.

Lo que creemos, es la respuesta que Dios da, a la pregunta ineludible, sobre el sentido de la existencia humana. Esta respuesta está entera, en un adagio, que es tradicional en la Iglesia desde los primeros siglos. Parece que el primero en utilizarlo fue San Ireneo, obispo de Lyon, que murió en el año 200. Este adagio fue repetido por los padres de la Iglesia, sean del occidente, o del oriente. Yo se los voy a citar en latín para que el tenga su carácter de autenticidad. Decía San Ireneo:

“Dei homo factus est ut homo fieret Deus”, esto es, “Dios se hace hombre para que el hombre se haga Dios”. Es entonces urgente re-evangelizar occidente. Ayudarlo a reencontrar las raíces cristianas de su cultura, de su ser. Occidente debe reencontrar la fuente de su vida, de su historia, de su cultura, sino se arriesga a paganizar el mundo entero. Si occidente se rechaza y se encierra en su laicismo, en su autonomía respecto de Dios, se arriesga a desaparecer y morir, como lo hemos dicho antes.

Un árbol, no importa lo vigoroso que sea, si pierde sus raíces muere.

Un río, por majestuoso que él sea, si es aislado de su fuente, él se seca y desaparece. Gracias.

Cardenal Robert Sarah