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miércoles, 2 de enero de 2019

El Vaticano conocía la pederastia de Maciel desde 1943 (Carlos Esteban)



La Santa Sede conocía la pederastia del fundador de los Legionarios de Cristo y la ignoró durante 63 años, ha reconocido el prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, el cardenal João Braz de Aviz.

“Quien lo tapó era una mafia, ellos no eran Iglesia”, ha asegurado Braz de Aviz en una entrevista concedida a Vida Nueva el mes pasado, cuando estuvo en Madrid hace un mes para clausurar la asamblea general de la Confederación Española de Religiosos (CONFER). “Tengo la impresión de que las denuncias de abusos crecerán, porque solo estamos en el inicio. Llevamos 70 años encubriendo, y esto ha sido un tremendo error”, dice Braz de Aviz.

La información ha saltado a las páginas de la prensa secular y la da hoy el diario español de referencia, El País, que ya en 2006 informó de la investigación a que había sido objeto Maciel entre octubre de 1956 y febrero de 1959 por encargo del cardenal Alfredo Ottaviani.

El peor caso de abusos en todos los sentidos, desde pedofilia a drogadicción, pasando por suplantación personalidad, poligamia e incesto, fue posible a lo largo de décadas y con la protección de la Curia, pese a las constantes denuncias que llegaban a Roma, algo que podría haberse atajado, quedando en un desagradable incidente menor, antes de mediados del siglo pasado.

No es precisamente un secreto que un sector notable de católicos y uno mucho mayor de la jerarquía eclesiástica aborrece InfoVaticana, específicamente por lleva a portada todo tipo de abusos y escándalos que se producen el seno de la Iglesia. Se nos acusa de solazarnos en lo malo, de contribuir al escándalo y de dejar en mal lugar a la Esposa de Cristo.

Y este comienzo de año es un momento tan bueno como otro cualquiera de recordar lo que ya hemos dicho en otras ocasiones, citando tres de las muchas razones que nos asisten para actuar así, de más a menos importante.

La primera es que lo que contamos es cierto, y es relevante. No creemos que “la verdad os hará libres” sea un lema vacío o aplicable solo a lo que otros quieran aplicarlo. Para empezar, esto es una empresa periodística, no de propaganda o catequesis, y el creyente, por lo demás, no puede temer que nada de lo que sucede en la realidad pueda contradecir su fe.

Tener miedo a la verdad es un mal síntoma, que suele traducirse en resultados desastrosos. Consideramos que negarle a nuestros lectores lo que consideramos información grave y de peso, por mal que deje a una jerarquía asustadiza y escasamente profética, sería tratarles como menores de edad, como niños a los que hay que ocultar las realidades feas de la vida.

En segundo lugar, denunciar los abusos en la información eclesial tiene exactamente la misma razón de ser que hacerlo en la prensa política: evitar que prosperen. Esos desmanes que otros se niegan a contar por “no hacer daño”, crecen y prosperan en la oscuridad, que es, al mismo tiempo, impunidad. Ocultarlos es ignorarlos, en la práctica, con lo que lo que era limitado y manejable en su origen acaba convirtiéndose en una monstruosidad.

Imaginen que, con la información de que disponía la Santa Sede en 1949 sobre la pedofilia de Marcial Maciel hubiera actuado, impidiéndole fundar la congregación que le sirvió de tapadera a una vida de abusos, cuánto dolor, cuánta pérdida de fe, cuántas vidas rotas y cuánto escándalo para la Iglesia se hubiera evitado. Y hubiera bastado un periódico que hiciera público todo eso para obligarles a actuar.

Por último, es imposible ponerle puertas al campo. Lo que ha sucedido va a acabar sabiéndose. Decíamos ayer que a veces la jerarquía católica actúa como si pensara que nos movemos en el entorno mediático de hace treinta años, con un puñado de grupos mediáticos y la posibilidad de controlar lo que se sabe y lo que no. Que una publicación católica como la nuestra no dé determinada información escandalosa ya no significa que no vaya a aparecer; significa sólo que la dará la prensa secular, casi siempre hostil a la fe. 

Dar la noticia nos permite ponerla en su marco justo, separando lo que se sabe de lo que se supone, y desde una perspectiva de fe. La alternativa es perder todo control sobre la noticia y que el lector acabe concluyendo que, leyendo medios católicos, nunca va a enterarse de verdad de lo que pasa.

Carlos Esteban

“Misa sin sacerdote, comunidad que se celebra a sí misma”



Joseph ratzinger, 29-12-2018, ad lanuovabq.it/it/messa-senza-pre…

En un libro publicado en el 2011 Benedicto XVI ya había visto los riesgos de las liturgias dominicales sin sacerdote, en ausencia de un estado de necesidad dictado por persecuciones o tierras de misión. Y ponía en alerta sobre el riesgo de encontrarse con una “comunidad que se celebra a sí misma”, anteponiendo al primado de Dios las exigencias de la parroquia: "La iglesia se convierte en un vehículo para un fin social y se hace esclava de un romanticismo anacrónico”. El punto es comprender “si aquí acontece algo que no proviene de nosotros mismos, o si por el contrario, somos solamente nosotros quienes proyectamos y plasmamos una atmósfera de comunión”.

¿Qué es más importante: la comunidad o el primado de Dios? La campaña de la Nuova BQ #salviamolamessa sobre la costumbre de recurrir cada vez más superficialmente a las liturgias de la Palabra en vez de celebrar la Santa Misa ha puesto en evidencia, a través de las indicaciones de los lectores, un problema que ahora está a la vista de todos: la comunidad es puesta en el primer lugar y paciencia si no se celebra la Misa. ¿Pero cómo están las cosas? ¿Qué comunidad cristiana podemos ser si se le quita la fuente principal de sustentación y de atracción representada por la Eucaristía? Es evidente que sería necesario comenzar a recentrar toda la cuestión para poder enmarcar también el fenómeno de las liturgias dominicales sin sacerdote en el ámbito justo, representado por un estado de necesidad objetivo y no por una incomodidad más o menos constatada.

En este sentido nos viene en ayuda un escrito reciente del papa Benedicto XVI, quien en el 2011 ya había enmarcado la problemática, denunciando la inversión entre el primado de Dios y la comunidad. Una inversión que podemos ver también en la costumbre de celebrar las Misas en forma negligente o en el abuso de iglesias utilizadas para otros fines distintos de los cultuales. Este capítulo, titulado "Liturgias domenicales sin sacerdote” y publicado en el libro de Joseph Ratzinger "Teologia della liturgia. La fondazione sacramentale dell’esistenza cristiana” (Libreria Editrice Vaticana, 2011, pp 287 – 291)[1] puede contribuir a aclarar las ideas y a estimular un debate que los lectores pueden continuar enriqueciendo, señalando cuanto ocurre en la propia comunidad parroquial aredazione@lanuovabq.it con objeto #salviamolamessa.

***

Son dos los principios que, en coincidencia con nuestras reflexiones, deben guiar nuestro obrar en la praxis.

1. Vale la prioridad del Sacramento sobre la psicología. Vale la prioridad de la Iglesia sobre el grupo.

2. Con el supuesto de este orden jerárquico, las Iglesias locales deben buscar la respuesta justa a las situaciones respectivas, sabiendo que su tarea esencial es la salvación de los hombres (salus animarum). En esa orientación de todo su trabajo se encuentran tanto su vínculo como su libertad.

Miremos ahora ambos principios más de cerca. En las tierras de misión, en la diáspora, en situaciones de persecución, no hay nada nuevo en el hecho que el Domingo la celebración eucarística sea inalcanzable y que entonces se deba intentar, en la medida de lo posible, sintonizar interiormente con la celebración dominical de la Iglesia. Para nosotros la caída de las vocaciones sacerdotales suscita cada vez más sensiblemente situaciones de tal género que hasta ahora eran en gran parte insólitas. Desafortunadamente, la búsqueda de la solución justa es muchas veces ofuscada por ideologías de impronta colectivista que son más bien un obstáculo que una ayuda a la exigencia real. Se ha dicho, por ejemplo, que toda iglesia que antes tenía un párroco o una celebración regular dominical debe seguir siendo lugar de reunión festiva de la comunidad local. Solamente así la iglesia seguiría siendo el punto central del país, solamente así la comunidad seguiría viva como comunidad. Por este motivo, sería más importante para ella reunirse precisamente allí, escuchando y celebrando la Palabra de Dios, que aprovechar la posibilidad, de por sí existente, de participar en la Celebración eucarística misma en una iglesia situada en las cercanías.

En esta argumentación hay muchos elementos plausibles e, indudablemente, también buenas intenciones. Pero se olvidan las valoraciones fundamentales de la fe. En esa visión, la experiencia del estar juntos, el cuidado de la comunidad del país, está más allá del don del Sacramento. Sin duda, la experiencia del estar juntos es más directamente accesible y más fácilmente explicable de cuanto lo es el Sacramento.

Surge entonces espontáneamente la actitud de replegarse de la dimensión objetiva de la Eucaristía hacia la dimensión subjetiva de la experiencia, de la dimensión teológica hacia la sociológica y psicológica. Pero las consecuencias de un anteponer parecido la vivencia compartida a la realidad sacramental son graves: la comunidad en tal caso se celebra a sí misma. La Iglesia se convierte en un vehículo para un fin social, pero a ello se agrega que de este modo se hace esclava de un romanticismo que en nuestra sociedad caracterizada por la movilidad es bastante anacrónica.

Ciertamente, al comienzo, las personas, llenas de alegría, se siente valorizadas por el hecho que ahora celebran ellas mismas en su iglesia, que pueden “hacerlo por sí”. Pero muy rápidamente se dan cuenta que ahora no hay otra cosa que lo que hacen ellas mismas; que no reciben más nada, sino que se celebran a sí mismas. Pero en ese caso todo se convierte en algo de lo cual se puede hacer menos, porque ahora el culto dominical, en esencia, no va más más allá de lo que se hace habitualmente y siempre. No toca más un orden diferente, ahora es solamente “producción propia”. Es entonces imposible que se le pueda insertar esa “obligación” absoluta de la que la Iglesia ha hablado siempre.

Pero esa valoración se extiende después con intrínseca lógica también a la auténtica Celebración eucarística. Puesto que si la Iglesia misma parece decir que la asamblea es más importante que la Eucaristía, entonces también la Eucaristía es, precisamente, solamente “asamblea” – por lo demás, en efecto, la equiparación no sería posible; entonces toda la Iglesia se rebaja al nivel del “hecho por ti” y al final se da la razón a la triste visión de Durkheim, según la cual la religión y el culto no son otra cosa que formas de estabilización social a través de la autopresentación de la sociedad. Pero en cuanto uno se da cuenta de esto, esa estabilización no funciona más, ya que ella se realiza sólo cuando se piensa que aquí está en juego algo más. El que eleva la comunidad a finalidad directa, es precisamente el que disuelve sus fundamentos. Lo que aparece inicialmente tan piadoso y plausible, en realidad es un desmoronamiento de la valoración y de los órdenes, desmoronamiento que llega a las raíces y con el que, después de algún tiempo, se obtiene lo contrario de lo que se quería.

Sólo si conserva su carácter de totalmente incondicionado y su prioridad absoluta sobre toda finalidad social y sobre toda intención de edificación espiritual, el Sacramento crea comunidad y “edifica” al hombre. También una celebración sacramental psicológicamente menos rica y desde el punto de vista subjetivo más bien privada de esplendor y aburrida, es a la larga (si se lo puede expresar en forma tan utilitaria) también “socialmente” más eficaz que no lo es la autoedificación psicológica y sociológicamente bien lograda de la comunidad. Se trata, en efecto, de la cuestión fundamental: si aquí acontece algo que no proviene de nosotros mismos, o si por el contrario somos solamente nosotros los que proyectamos y plasmamos una atmósfera de comunión. Si no existe “la obligación” superior del Sacramento, se torna insulsa la libertad que ahora nos tomamos, porque permanece privada de su contenido.

Pero las cosas son completamente distintas cuando se trata de un caso de verdadera necesidad. Entonces, en efecto, no es que con una celebración sin sacerdote nos veamos reducidos a la esfera únicamente humana. En ese caso ella representa más bien el gesto común con el que se tiende hacia el «dominicus», el Domingo de la Iglesia. Con esta acción nos adherimos ahora al deber y el querer comunes de la Iglesia, y en consecuencia al Señor mismo.

La pregunta decisiva es: ¿dónde está el límite entre la voluntad personal y la verdadera necesidad? Este límite no puede ser ciertamente trazado en modo abstractamente unívoco y estará también en el detalle siempre fluctuante. Ese límite debe ser encontrado en las situaciones particulares de la sensibilidad pastoral de los interesados, en sintonía con el obispo. Existen reglas que pueden ser útiles. Que no sea lícito a un sacerdote celebrar el Domingo más de tres veces no es una fijación positiva del Derecho Canónico, sino que corresponde a los límites de lo que es realmente exigible. Esta es una disposición desde el punto de vista del; en lo que se refiere a los fieles, debe plantearse la cuestión de la razonabilidad de las distancias a superar y la razonabilidad de las celebraciones en tiempos convenientes. De todo esto no se debería tanto construir una casuística prefabricada, sino más bien dejar espacio a la decisión consciente, considerando las exigencias.

Lo esencial es que se respete el orden justo del grado de importancia y que la Iglesia no se celebre a sí misma, sino al Señor que ella recibe en la Eucaristía, al cual va el encuentro en las situaciones en las que la comunidad sin sacerdote tiende hacia el don que Él constituye.

[1] Versión en español "Teología de la liturgia. El fundamento sacramental de la existencia cristiana”, publicado en el tomo XI de las Obras completas de Joseph Ratzinger,Madrid, BAC 2018.

Carta del Vaticano socava a cardenal de EEUU sobre el abuso



Celebremos con gozo la venida de la Virgen a Zaragoza (2 de enero)



La tradición de la venida de la Virgen a Zaragoza en carne mortal es el asunto central que da sentido a todo lo que rodea el mundo del Pilar. Se trata de una piadosa tradición, según la cual, el apóstol Santiago el Mayor se encontraba en Cesaraugusta, a las orillas del río Ebro, junto a un pequeño grupo de conversos que habían escuchado y creído su predicación. Pero los cesaraugustanos resultaban bastante duros de oído y de corazón, y el apóstol vio flaquear sus fuerzas y comenzaba a preguntarse si tenía sentido seguir predicando el mensaje de Jesús en esta tierra.

Cuando su flaqueza, por el desánimo, le hizo perder su entereza, vio a María, la madre de Jesús, en una gloriosa aparición, rodeada de ángeles que, desde Jerusalén (aún no había muerto María), venía para confortarle y renovar sus ánimos. La Santísima Virgen entregó a Santiago el Pilar, la Columna de jaspe que hoy sostiene su imagen, como símbolo de la fortaleza que debía tener su fe. Esto sucedía en la madrugada del día dos de enero del año cuarenta del siglo primero. María conversó con Santiago y le encargó le fuera levantado un templo en ese mismo lugar.

Según la misma tradición, la Columna (Pilar) que la Virgen diera a Santiago permanece en el mismo lugar desde entonces. Posiblemente, este relato no soportara la crítica histórica más elemental, pero creemos que ese no es el camino correcto para acercarse a la comprensión de esta tradición o de otras apariciones marianas. Es el camino de la piedad del pueblo cristiano, el camino del misterio de lo escondido y lo que es oculto a nuestros ojos, lo que produce en nosotros una apertura a la trascendencia, un intento de aceptar con el corazón lo que ha resistido el paso de los siglos y que nuestra racionalidad no logra alcanzar.

Nosotros vivimos unos años, unas décadas en el mejor de los casos, pero tradiciones como ésta perduran durante generaciones y generaciones. Y con la mínima humildad que a uno le exige la vivencia cristiana, acaba por reconocer que no es quién para negar el legado de sus padres y de sus antepasados, ni tampoco el de su comunidad cristiana. Finalmente, percibiendo el amor y la presencia de María en la propia vida personal y en la vida de la comunidad eclesial aragonesa, uno acaba dirigiendo una respuesta también de amor hacia nuestra Madre, la Madre de Dios, y, lleno de emoción y con lágrimas en los ojos, canta aquella jaculatoria cada día ante su camarín: Bendita y alabada sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza.

El día 2 de enero de cada año comienza en la Basílica del Pilar con una Vigilia Eucarística, que suele presidir el Arzobispo de Zaragoza, y que conmemora la Venida de la Virgen a esta ciudad bimilenaria. En recuerdo también de esta fecha solemne, la imagen de la Virgen del Pilar se presenta sin manto ante los fieles cada día 2 de los doce meses del año.

Desde donde contemplamos a la Virgen, en el templo del Pilar, sólo podemos ver una de las chapas de plata que recubren la Sagrada Columna. Sin embargo, la propia columna de jaspe se muestra a los fieles y es venerada en la parte de atrás de donde se erige con la imagen gótica de Santa María. El propio papa Juan Pablo II besó el Pilar de la Virgen en sus dos visitas a Zaragoza, los años 1982 y 1984, respectivamente. El Papa Wojtyla se interesó personalmente en ver la Sagrada Columna y poder contemplar a la Virgen sin manto. En su primera visita lo dijo; en la segunda se le quiso complacer.

Hasta que el templo del Pilar llegó a ser la Basílica actual, han pasado muchos siglos, muchas actuaciones y muchas edificaciones. Según las investigaciones actuales, en el siglo I hubo una capilla dedicada a la Virgen María (¿primer templo mariano del mundo cristiano?), a orillas del río y que con toda probabilidad se encontraba en el interior de una casa romana. En el siglo IV pasó a ser un templo de veneración pública. Después fue una iglesia visigótica. Finalmente, el templo barroco de la actualidad sustituyó a un templo gótico anterior en los siglos XVI y XVII.

martes, 1 de enero de 2019

Los dogmas no pueden evolucionar (Padre Santiago Martín)


Duración 12:50 minutos

Noticias varias 1 de enero de 2019



SECRETUM MEUM MIHI


ADELANTE LA FE

Un nuevo diseño para una misma lucha (Miguel Ángel Yáñez, director)

Nuevas blasfemias y ataques a la Madre de Dios (Germán Mazuelo-Leytón)

¡Estas quedáoslas vosotros! (Sí, si; no, no)

El problema de la comunicación vaticana es que hay demasiada (Carlos Esteban)



“Mi novia y yo rompimos por un problema de comunicación: teníamos demasiada”. He recordado el viejo chiste viendo la escabechina que el Vaticano está llevando a cabo en su comunicación. Mi no solicitado consejo: menos comunicación propia, por favor, y menos intentos de controlar la ajena.

Uno no cambia de caballo en mitad de la corriente ni, según reza el más reciente adagio, entra a saco en su equipo de comunicación en medio de un desastre de imagen. Y, sin embargo, es lo que acaba de hacer el Vaticano al deshacerse de Greg Burke y su equipo, culminación -hasta ahora- de una remodelación que ha puesto a Andrea Tornielli al frente del ‘contenido editorial’, pasando así de voz oficiosa a voz oficial, y que también ha afectado al venerable Osservatore Romano.

Desde el primer día de su pontificado se advirtió que Francisco iba a dar una importancia desusada a la comunicación, creando un dicasterio específico y modernizando los añosos medios tecnológicos de la Santa Sede. Y, desde luego, no cabe duda de que es un Papa mediático, incluso locuaz, que ha hecho pasar el papado de ser un institución más bien reservada y reticente a convertirse en una fuente casi inagotable de titulares. Basta recordar que Vittorio Messori ganó notoriedad al lograr arrancar la primera entrevista a un Papa, Juan Pablo II, y repetir la hazaña con su sucesor, mientras que solo Eugenio Scalfari, fundador de La Repubblica, puede presumir de haber publicado unas cuantas con Francisco.

Y, sin embargo, es un desastre. De Roma parece llegar más ruido que luz, y la imagen de la cúpula eclesiástica es -en estos momentos- tirando a mala para el mundo exterior, y una cacofonía preocupante para los propios fieles. Y no, el asunto no nos parece que se solucione poniendo a Tornielli al frente o deshaciéndose de Burke, como tampoco pareció la mejor idea del mundo, en su día, poner al frente a Monseñor Edoardo Viganò con su bochornoso intento de ‘fake news’ a costa de una carta de Benedicto XVI.

Este último caso sirve bien para ilustrar nuestros temores sobre los esfuerzos de comunicación de la Santa Sede: que, en estos momentos, parecen más dirigidos a convertirla en un arma de propaganda y ‘photo-ops’ que de fluido canal de información fiable.

Lo peor que puede intentar el Vaticano en la segunda década del siglo XXI es controlar la información, que es lo que parece pretender. Desde luego, desde el estallido de la crisis de encubrimiento de abusos sexuales clericales -Segunda Parte- de este verano, el equipo vaticano está, comprensiblemente, en modo de control de daños. Pero en general el esfuerzo se me antoja diseñado por una persona que aún ve la comunicación como si siguiéramos en los años ochenta, un puñado de grandes grupos decidiera qué sabemos y qué no, e Internet fuera un juguetito marginal que, en el peor de los casos, se puede neutralizar.

Incluso si no pesara la consideración moral básica, el evangélico “la verdad os hará libres”, todo intento de acallar, ocultar o maquillar las verdades va a traducirse en un remedio mil veces peor que la enfermedad

‘Transparencia’ es una palabra que se repite tanto como se deja de practicar, pero se va a convertir en el único medio de que la jerarquía no quede doblemente comprometida con cada mala noticia.

Pero las revelaciones escandalosas, al menos para los fieles, son una parte no por espantosa más importante, sobre todo a largo plazo, que la confusión doctrinal. Y en esto no ha pecado Su Santidad por falta de comunicación, sino más bien por exceso. No se puede pedir a nadie que hable constantemente en las circunstancias más dispares y mida siempre sus palabras como si estuviera dictando una encíclica, pero tampoco puede pretender el sucesor de San Pedro que sus palabras tengan el mismo eco que el de cualquier otro, por mucho que se nos advierta de que no habla ‘ex cathedra’.

Se nos habla continuamente de descentralización, pero en una época de comunicaciones constantes, en todas partes y en tiempo real, ha sido inevitable que el centro del catolicismo, el Solio Pontificio, haya adquirido un peso inconcebible en cualquier otra época. Y eso es no solo insólito, sino insano, especialmente cuando no se apaga nunca el micrófono.
Carlos Esteban

Oración al Espíritu Santo por este primer día del año.


Duración 3:25 minutos

Veni, Creator Spiritus
mentes tuorum visita
Imple superna gratia
quae tu creasti pectora.

Qui diceris Paraclitus,
Altissimi donum Dei,
fons vivus, ignis, caritas,
et spiritalis unctio.

Tu septiformis munere,
digitus paternae dexterae;
tu rite promissum Patris,
sermone ditans guttura.

Accende lumen sensibus,
infunde amorem cordibus,
infirma nostri corporis,
virtute firmans perpeti.

Hostem repellas longius,
pacemque dones protinus,
ductore sic te praevio,
vitemus omne noxium.

Per te sciamus da Patrem,
noscamus atque Filium,
teque utriusque Spiritum
credamus omni tempore.

Deo Patri sit gloria
et Filio, qui a mortuis
surrexit, ac Paraclito,
in saeculorum saecula.
Amen.


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Traducción al español 


Ven, Espíritu Creador, 
visita las mentes de los tuyos; 
llena de la gracia divina 
los corazones que tú has creado.


Tú, llamado el Consolador, 
Don del Dios Altísimo; 
Fuente viva, Fuego, Caridad 
y espiritual Unción.

Tú, con tus siete dones, 
eres Fuerza de la diestra de Dios. 
Tú, el prometido por el Padre. 
Tú pones en nuestros labios tu Palabra.

Enciende tu luz en nuestras mentes, 
infunde tu amor en nuestros corazones, 
y, a la debilidad de nuestra carne, 
vigorízala con redoblada fuerza.

Al enemigo ahuyéntalo lejos, 
danos la paz cuanto antes; 
yendo tú delante como guía, 
sortearemos los peligros.

Que por ti conozcamos al Padre, 
conozcamos igualmente al Hijo 
y en ti, Espíritu de ambos, 
creamos en todo tiempo.

Gloria al Padre por siempre, 
gloria al Hijo, resucitado 
de entre los muertos, y al 
Paráclito por los siglos y siglos. 
Amén.

La indulgencia plenaria se otorga en las condiciones usuales (confesión sacramental, comunión y oración de acuerdo con las intenciones del Sumo Pontífice), a todos aquellos que cantan o recitan el Himno del Veni Creator Spiritus este primer día del año para implorar la asistencia divina durante todo el año que viene ...

NOTA: Las "intenciones del Sumo Pontífice" son, según la Tradición:
  1. La exaltación de la Iglesia, 
  2. La propagación de la fe, 
  3. La erradicación de herejías y cismas. 
  4. La conversión de los pecadores, 
  5. Paz y armonía entre los gobernantes cristianos. 
  6. Y las otras necesidades de la sociedad cristiana.

El nombre de Jesús



Domingo de la Octava de Navidad [1 de Enero de 2017)
(Lc 2: 21)

“El nombre de Jesús”

En la Biblia el nombre equivale a la persona nombrada. La importancia de un nombre le viene por la importancia de la persona a quien representa.

El nombre de Jesús tiene una importancia trascendental, pues como nos dice San Pedro: “No hay otro nombre bajo el cielo por el que podamos ser salvados”.

Ante el nombre de Jesús toda rodilla se ha de doblar, como nos dice San Pablo en su carta a los Filipenses. En cambio, vemos en la actualidad, como consecuencia del modernismo que inficiona la Iglesia, que hay muchos que se niegan a doblar la rodilla ante Jesucristo; con ello están negando su divinidad. Hay muchos que se avergüenzan de ser cristianos; con ello, se ha producido una rendición vergonzosa ante los enemigos de nuestra fe. Y ya sabemos lo que el mismo Jesucristo dijo de los que se avergonzaran de Él: “Aquél que se avergüence de mí ante los hombres, también yo me avergonzaré de él ante mi Padre que está en los cielos”.

Pero frente a tantos apóstatas, también hay cristianos fieles: “Me he reservado 7000 varones que no han doblado su rodilla ante Baal” (1 Re 18).

Cuando yo era joven buscaba el sentido de mi vida y la auténtica amistad. Nada de lo que se me ofrecía me parecía adecuado para llenar mi vida y mi corazón. Los mayores me hablaban de la salud y del dinero; pero eso era totalmente incapaz de llenar mi corazón. Yo seguía buscando hasta que me encontré con Cristo.

Hubo muchas cosas en su vida y en sus enseñanzas que me llamaron la atención y me hicieron comprender que esas sí que podían realmente llenar las ansias de mi corazón. Cosas tales como:

Los hombres buscan sus intereses, en cambio Cristo era totalmente desinteresado y lo único que buscaba era nuestro bien. Cristo, por amor, carga con mis pecados para así librarme de ellos; y no sólo eso, sino que también dio su vida por mí. Yo comparaba el amor que me ofrecía Cristo con el que me ofrecían los hombres.

Cristo me enseñó el sentido de la libertad y de la verdad. Aprendí de Él a aborrecer la injusticia y la iniquidad. Cristo cambió por completo mi vida y mi existencia.

De Cristo aprendí que hay más alegría en dar que en recibir; lo cual es inaudito para el hombre de hoy.

Cuando me encontré con Cristo su persona y su mensaje me aturdieron. Me parecían grandiosos y nuevos. Él fue quien me enseñó el valor de perder la propia vida por amor. Él me enseñó también que son bienaventurados los pobres, frente al modo de pensar del mundo que sólo ama la riqueza. Pude comprobar en mi propia persona que se alcanza mucho más cuando no se tiene nada de dinero. Precisamente por eso he podido hacer ricos a muchos.

También me llamó la atención en Jesús la desapetencia que tenía del poder: “No he venido a ser servido, sino a servir y a dar mi vida en rescate por muchos”. También me sedujo de Cristo su obediencia hasta la muerte y muerte de cruz. ¿Acaso la obediencia es mala? La obediencia es fruto del amor; es el amor lo que da excelsitud a esta virtud. Jesús me enseñó también la verdadera amistad: “Ya no os llamo siervos sino amigos”. Su amistad escapa todo lo imaginable.

Él me libró también del temor a la muerte; pues mi muerte se hace gloriosa cuando se une a la suya. Él también me ofreció vivir una vida totalmente nueva, la suya: “Quien coma mi carne vivirá por mí”…

Padre Alfonso Gálvez

lunes, 31 de diciembre de 2018

NOTICIAS VARIAS 31 de diciembre de 2018



IPSI GLORIA

Pronósticos para 2019

GLORIA TV

Both Vatican Spokesmen Resign Suddenly

German Bishops Awarded Spiegel Fake-News Journalist

Francis Undermines the Credibility of the Papacy - By Father Brian Harrison

Shock During Consecration of Bishop in Spain

ECCLESIA E POST CONCILIO


Renuncian los portavoces papales Greg Burke y Paloma García Ovejero


Duración 1:38 minutos

Puede leerse también esta noticia en Infocatólica, Infovaticana, y en muchos otros medios. Así se cuenta en Gloria TV, en donde se dan algunos detalles nuevos

INGLÉS

Both Vatican Spokesmen Resign Suddenly


Vatican spokesman Greg Burke, an American, and his deputy, Spanish-born Paloma Garcia Ovejero, have resigned, the Vatican announced on December 31.

Pope Francis accepted their resignations. Further details are not provided.

The German Vaticanist Jan-Christoph Kitzler commented on Twitter, "Their problem was a lack of proximity to Pope Francis and his solo performances."

The semi-Vatican outlet Il Sismografo slammed them, "Burke and García have proved to be not up to the assigned tasks and the list of incompetent, missed or clumsy actions, of errors (sometimes with diplomatic implications) of both is rather substantial."

ESPAÑOL

Ambos voceros del Vaticano renuncian repentinamente

El vocero del Vaticano, Greg Burke, estadounidense, y su sustituta, la española Paloma García Ovejero, han renunciado, anunció el Vaticano el 31 de diciembre.

El papa Francisco aceptó sus renuncias. No se proporcionaron más detalles.

El vaticanista alemán Jan-Christoph Kitzler comentó en Twitter: “El problema de ambos fue que no tenían cercanía a Francisco y las actuaciones solitarias [de este último]”.

La publicación semi-vaticana Il Sismografo los abofeteó: “Burke y García han revelado que no están a la altura de las tareas asignadas y la lista de acciones incompetentes, equivocadas o torpes, junto con la lista de errores (a veces con implicancias diplomáticas) de ambos es más bien densa”.

DÍA DE LA MADRE Una fiesta apropiada (Michael Voris)



Duración 7:47 minutos



TRANSCRIPT IN ENGLISH

As we wrap up 2018 and move into 2019, it is always gratifying for faithful Catholics to remember that the new calendar year always begins with the great feast of Mary, the Mother of God — a holy day of obligation, by the way.

If there is a feast that stands in contrast to all that the world holds forth, it would be this feast.

First in title we have the name, Mary. She is the immaculately conceived virgin, chosen before all time for Her role in salvation history.

A role of singular grace and privilege; so exalted is She that the saints say She is the singular boast of our humanity. And following, God collected all the graces of the universe together and called them Mary. Mary had free will to decline the invitation from God brought by the angel Gabriel and that, therefore, makes Her "yes," Her "fiat" — the beginning of the redemption.

Next in title, She is mother. The supreme role of womanhood is motherhood. Yet this is something the world wishes to deny and does, in practice, every day. Mary was created for this role alone, to be mother.

It was through Her motherhood that the Word — the Eternal Logos — became incarnate. And when He leapt from His heavenly throne, His destination was His new throne of Her immaculate womb.

So extraordinary was this one-off moment in the annals of history that even the Holy Spirit could not contain His infinite joy, spilling over into Elizabeth and speaking through and with Her, calling Mary, "Mother of My Lord."

And finally in title, we encounter "God" — the Divine. While contemporary man is busy chasing after all manner of things "spiritual," men live in intellectual or practical rejection of the Divine. They are bored by the Divine but enraptured by things spiritual.

The reason for this is that "spirituality" is something they see as relating strictly to them, controlled by them, manipulated for them for their earthly advantage. The things of divine, of a supernatural order, hold no interest for man because they do not perceive them as being beneficial.

Ultimately, on this earth, authentic spirituality is about the cross as Mary Herself would discover, even prophesied by Simeon in the temple when Our Lord was still but 40 days old. The relationship between this mother and son may be nowhere more clearly laid out than in John's gospel account of the wedding at Cana.

It was here that Mary's maternity changed from being the mother of Jesus to being the Mother of Sorrows. Recall when She petitions on behalf of the couple that they have no wine — an overwhelming insult to the guests and source of enormous embarrassment — Our Lord responds to Her with three short expressions, strung together.

First, He calls Her "Woman," not "Mother," thus now expanding Her role from just His mother to the Woman promised in Genesis — and foretold in the Apocalypse — also to be written by John some years later, but already, of course, known to Our Lord.

Then, the oftentimes poorly translated Jewish idiomatic phrase: "what to Thee to Me" — meaning, "We are so closely bound together that whatever happens to Me, also happens to You."

So united were this mother and son, that with just a look, He could convey to Her His innermost thoughts. That was the preparatory phrase for what was coming last: "My hour has not yet come."

In summation, He was saying to Her:
Mother, if I perform this miracle at your bidding, I will begin to reveal my divinity, and when that happens, I begin my journey to Calvary. When I begin that journey, you will begin it too. You will no longer be the mother of Jesus, but the Mother of Sorrows. It will end for both of us on Calvary, and on that spot, you will become what you were created to be, the Mother of Salvation. But such maternity comes with a steep price, Mother. Remember in the temple when Simeon said to you all those years ago — that a sword would pierce through you. Now considering all that, that you are about to assume the role of the New Eve with all its pains and tortures, Mother, do you want Me to reveal the fullness of My identity by producing wine miraculously?
Knowing, of course, in advance that Her son was the savior of the world, as Gabriel had told Her, and Her role in salvation was to offer Him to God from the embrace of Her bosom, She stepped forward, gave Him one last singular motherly look into His eyes, recalling all the moments of affection and love when He was a little boy and turned Him over to their shared crucifixion for the redemption of the world — His physical; Hers, spiritual.

This is sacrificial love in its highest display, its penultimate order, the Mother of Grace, setting foot on the path of becoming the Mother of the Church as well. Jesus would no longer belong to just Her as He had for all these 30 years. He now belonged to not just history, but salvation history, and as She embarked on Her path along that sorrowful way, the Apostle John records for us Her last words in Scripture.

What a deep mixture of joy and sadness that must have evoked in His holy mother. She had known that this moment was coming, the moment of transformation. She had known it in a mysterious way all along. As the years passed, She became more prepared for its solemn arrival.

Aside from the agony of Her divine son, no human has ever felt the anguish of the immaculate mother giving Her Son over to such a death, as Mary at the foot of the cross.

And it was there, on Golgotha, that Our Lord, having no brothers and sisters in the natural order, delivered the care of Her over to St. John. 

But it was also there that He delivered us over to Her, for at that moment, She completed Her role as not only mother of Jesus and Mother of God but Mother of the Church — for all those in God have Her as their mother.

For he who will not have Mary as his mother, cannot have Jesus as his brother. And he who does not have Jesus as his brother, cannot have God as his father.

The Blessed Virgin Mary is indispensable to our salvation because the Son of God chose it to be that way, so ordered things this way — that She would be the Mother of God.


TRADUCCIÓN EN ESPAÑOL (Traductor de Google)

A medida que terminamos 2018 y nos adentramos en 2019, siempre es gratificante para los católicos fieles recordar que el nuevo año calendario siempre comienza con la gran fiesta de María, la Madre de Dios, un día santo de obligación, por cierto.

Si hay una fiesta que contrasta con todo lo que el mundo sostiene, sería esta fiesta.

Primero en el título tenemos el nombre, Mary. Ella es la virgen concebida de manera inmaculada, elegida antes de todo tiempo por su papel en la historia de la salvación.

Un papel de singular gracia y privilegio; tan exaltada es Ella que los santos dicen que Ella es el alarde singular de nuestra humanidad. Y a continuación, Dios reunió todas las gracias del universo y las llamó María. María tuvo el libre albedrío de rechazar la invitación de Dios traída por el ángel Gabriel y eso, por lo tanto, la hace "sí", su "fiat", el comienzo de la redención.

Siguiente en el título, Ella es madre. El papel supremo de la mujer es la maternidad. Sin embargo, esto es algo que el mundo desea negar y hace, en la práctica, todos los días. María fue creada solo para este papel, para ser madre.

Fue a través de Su maternidad que la Palabra, el Logotipos Eternos, se encarnó. Y cuando saltó de su trono celestial, su destino fue el nuevo trono de su inmaculado vientre.

Tan extraordinario fue este momento único en los anales de la historia que incluso el Espíritu Santo no pudo contener su infinita alegría, extendiéndose sobre Elizabeth y hablando a través de ella y llamando a María, "Madre de mi Señor".

Y finalmente en el título, nos encontramos con "Dios" - lo Divino. Mientras que el hombre contemporáneo está ocupado persiguiendo todo tipo de cosas "espirituales", los hombres viven en rechazo intelectual o práctico de lo Divino. Están aburridos por lo Divino, pero atrapados por las cosas espirituales.

La razón de esto es que la "espiritualidad" es algo que ellos consideran que se relaciona estrictamente con ellos, controlados por ellos, manipulados por ellos para su ventaja terrenal. Las cosas divinas, de un orden sobrenatural, no tienen ningún interés para el hombre porque no las perciben como beneficiosas.

En última instancia, en esta tierra, la espiritualidad auténtica tiene que ver con la cruz, como la descubriría María misma, incluso profetizada por Simeón en el templo cuando Nuestro Señor aún tenía 40 días de antigüedad. La relación entre esta madre y su hijo puede no estar en ninguna parte más clara que en el relato del evangelio de Juan sobre la boda en Caná.

Fue aquí donde la maternidad de María pasó de ser la madre de Jesús a ser la madre de los dolores. Recuerde cuando Ella pide a la pareja que no tengan vino, un insulto abrumador para los invitados y fuente de enorme vergüenza: Nuestro Señor le responde con tres expresiones cortas, unidas.

Primero, Él la llama "mujer", no "madre", por lo que ahora amplía su papel de solo su madre a la mujer prometida en Génesis, y predicha en el Apocalipsis, que también fue escrita por Juan algunos años más tarde, pero ya, de Por supuesto, conocido por nuestro Señor.

Luego, la frase idiomática judía que se traduce a menudo mal: "qué me importa", es decir, "estamos tan estrechamente unidos que todo lo que me sucede a mí, también te sucede a ti".

Tan unidos estaban esta madre e hijo, que con solo una mirada, Él pudo transmitirle a Ella Sus pensamientos más íntimos. Esa fue la frase preparatoria para lo que venía en último lugar: "Todavía no ha llegado mi hora".

En resumen, Él le estaba diciendo:
Madre, si realizo este milagro a tus órdenes, comenzaré a revelar mi divinidad, y cuando eso suceda, comenzaré mi viaje al Calvario. Cuando comience ese viaje, tú también lo comenzarás. Ya no serás la madre de Jesús, sino la Madre de los Dolores. Terminará para los dos en el Calvario, y en ese lugar, te convertirás en lo que fuiste creado para ser, la Madre de la Salvación. Pero tal maternidad tiene un precio elevado, madre. Recuerda en el templo cuando Simeon te dijo hace muchos años que una espada te atravesaría. Ahora, considerando todo eso, que estás a punto de asumir el papel de la Nueva Eva con todos sus dolores y torturas, Madre, ¿quieres que revele la plenitud de Mi identidad produciendo vino milagrosamente?
Sabiendo, por supuesto, de antemano que Su hijo era el salvador del mundo, como Gabriel le había dicho, y que Su papel en la salvación era ofrecérselo a Dios desde el abrazo de Su pecho, Ella dio un paso adelante, le dio una última singularidad. mire a los ojos de su madre, recordando todos los momentos de afecto y amor cuando era un niño pequeño y lo entregó a su crucifixión compartida para la redención del mundo: Su físico; Ella, espiritual.

Este es el amor sacrificial en su exhibición más alta, su penúltimo orden, la Madre de la Gracia, poniendo un pie en el camino de convertirse también en la Madre de la Iglesia. Jesús ya no pertenecería solo a Ella como lo había hecho durante todos estos 30 años. Ahora pertenecía no solo a la historia, sino a la historia de la salvación, y mientras se embarcaba en Su camino por ese camino doloroso, el Apóstol Juan registra para nosotros Sus últimas palabras en las Escrituras.

Qué mezcla profunda de alegría y tristeza que debe haber evocado en su santa madre. Ella había sabido que este momento estaba llegando, el momento de la transformación. Ella lo había sabido de una manera misteriosa todo el tiempo. A medida que pasaron los años, se preparó más para su solemne llegada.

Aparte de la agonía de su divino hijo, ningún ser humano ha sentido nunca la angustia de la madre inmaculada de entregar a su hijo a una muerte semejante, como María al pie de la cruz.

Y fue allí, en el Gólgota, que Nuestro Señor, al no tener hermanos y hermanas en el orden natural, entregó el cuidado de Ella a San Juan. 

Pero también fue allí donde Él nos entregó a Ella, porque en ese momento, Ella completó su papel no sólo como madre de Jesús y Madre de Dios, sino también como Madre de la Iglesia, ya que todos los que están en Dios la tienen como madre.

Porque el que no tenga a María como su madre, no puede tener a Jesús como su hermano. Y el que no tiene a Jesús como su hermano, no puede tener a Dios como su padre.

La Santísima Virgen María es indispensable para nuestra salvación porque el Hijo de Dios la eligió para que fuera así, así que ordenó las cosas de esta manera: que Ella sería la Madre de Dios.

Michael Voris

Francisco socava la credibilidad del papado (padre Brian Harrison)



INGLÉS


Pope Francis’ own never-ending barrage of jabs and swipes against settled Catholic doctrine troubles Catholics.

Just a week ago, in his Christmas address to Vatican officials, the Pope nonchalantly tossed off a denial of Our Lady’s Immaculate Conception by remarking that nobody – not even Joseph or Mary – “is born as a saint”.

Most notably this year, Francis has rewritten our official Catechism so as to condemn capital punishment with a severity that arguably contradicts the Bible-based teaching of all his predecessors.

This kind of thing – and many other examples could be adduced – undermines the papacy’s credibility, which depends on the consistency of its formal teaching down through the centuries.

The newest, and perhaps the best, of various recent books criticizing the present pope’s left-liberal orientation is by Chilean scholar José Antonio Ureta: Pope Francis’s “Paradigm Shift”: Continuity or Rupture in the Mission of the Church? (Spring Grove, PA, 2018: TFP).

A paradigm shift is a profoundly different change in overall direction. Traditional anti-Catholic dissenters like Pelagius, Arius, Luther and Calvin fiercely opposed the Church’s doctrine; but at least they shared her basic assumption that correct doctrine is something supremely important.

But now – alas! – we have a Pope who appears to have shelved that assumption in favor of what might be called a meta-heresy: his general [neomarxist] philosophical view that ‘life’ and action (praxis) take precedence over doctrine. As Francis likes to put it, “reality is greater than ideas”.

But since “reality” constantly changes, this approach gives metaphysical precedence to becoming over being, so that Catholic truth itself gets relativized by political correctness.

Whatever our post-christian cultural, political and media elites declare to be ‘progress’ for humanity become
 a new and overriding ‘reality’ to which the Church’s hitherto ‘static’ and ‘inward-looking’ doctrine must somehow adapt itself.

We thus find ourselves with a Pope who is neglecting St. Paul’s warning: “Can Christ agree with Belial? Can there be a compact between the temple of God and the idols of the heathen?” (2 Cor. 6: 15).


TRADUCCIÓN PERSONAL AL ESPAÑOL


El bombardeo interminable de golpes y más golpes del propio Francisco contra la doctrina católica establecida preocupa a los católicos.

Hace apenas una semana, en su discurso navideño a los funcionarios del Vaticano, el Papa lanzó despreocupadamente una negación de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora al señalar que nadie, ni siquiera José o María, “nace siendo santo”.

Y aún más: este año, Francisco ha reescrito nuestro Catecismo oficial para condenar la pena capital con una severidad que, con toda probabilidad, contradice la enseñanza bíblica de todos sus predecesores.

Este tipo de cosas, y muchos otros ejemplos que se pueden aducir, socavan la credibilidad del papado, que depende de la coherencia de su enseñanza formal a través de los siglos.

El más reciente, y quizás el mejor, de varios libros recientes que critican la orientación liberal izquierdista del papa actual es del académico chileno José Antonio Ureta: ¿El cambio de paradigma del Papa Francisco: la continuidad o la ruptura en la misión de la Iglesia? (Spring Grove, PA, 2018: TFP).

Un cambio de paradigma es un cambio profundamente diferente en la dirección general. Los disidentes anticatólicos tradicionales como Pelagio, Ario, Lutero y Calvino se opusieron ferozmente a la doctrina de la Iglesia; pero, al menos, compartieron su suposición básica de que la doctrina correcta es algo sumamente importante.

Pero ahora -¡ay! - tenemos un Papa que parece haber dejado de lado esa suposición en favor de lo que podría llamarse una meta-herejía: su visión filosófica [neomarxista] general de que la "vida" y  la acción (praxis) tienen preferencia sobre la doctrina. Como a Francisco le gusta decir “la realidad es superior a las ideas”.

Y dado que la "realidad" cambia constantemente, este enfoque da una superioridad metafísica al devenir sobre el ser, de modo que la misma verdad católica es relativizada por la corrección política.

Independientemente de lo que nuestras élites culturales, políticas y mediáticas post-cristianas declaren como "progreso" para la humanidad, se convierte en una "realidad" nueva y primordial a la que la doctrina de la Iglesia, hasta ahora "estática" y "interna", debe adaptarse de alguna manera.

Así que nos encontramos con un Papa que está incumpliendo la advertencia de San Pablo: “¿Qué armonía cabe entre Cristo y Belial? ¿Acaso pueden ser compatible el templo de Dios y los ídolos de los paganos? (2 Cor. 6: 15).

Arzobispo experto en el arte de besar prohibe la Misa en latín



ESPAÑOL

El arzobispo de La Plata (Argentina), Víctor Manuel Fernández, prohibió celebrar la Misa en latín en el altar principal de su arquidiócesis.

Según AdelanteLaFe.com, él publicó dos decretos, el 17 y el 24 de diciembre. El primero deroga todas las normas litúrgicas arquidiocesanas previas. El predecesor de Fernández, el arzobispo Héctor Rubén Aguer solía ser excelente.

El segundo decreto ordena que todas las Misas deben ser celebradas solamente según el Novus Ordo, en el idioma vernáculo, y sobre una mesa, con el sacerdote de espaldas a Dios. El decreto contradice la ley canónica y, en consecuencia, es inválido.

Fernández es un escritor en las sombras para el papa Francisco. Se volvió famoso por haber sido el autor de un libro sobre el “arte de besar”.

INGLÉS

Kissing Expert Archbishop Forbids Latin Mass

La Plata Archbishop Víctor Manuel Fernández, Argentina, forbad to celebrate Mass in Latin on the main altar in his archdiocese.

According to AdelanteLaFe.com, he published two decrees on December 17 and 24. The first abolishes all previous archdiocesan liturgical norms. Fernández' predecessor, Archbishop Héctor Rubén Aguer used to be excellent.

The second decree orders that any Mass must be celebrated only in the Novus Ordo, in the vernacular, and on a meal table turning the back of the priest to God. The decree contradicts Church law and is therefore invalid.

Fernández is a ghostwriter for Pope Francis. He became famous for having authored a book about the "art of kissing".

Efectos colaterales de la promiscuidad y la infidelidad (Jokin de Irala)


Duración 12:15 minutos

El reconocido investigador de la Universidad de Navarra, Dr. Jokin de Irala, se refirió a los "Efectos colaterales de la promiscuidad y de la infidelidad" durante su Conferencia en el VI Congreso Mundial de Familias en la ciudad de Madrid [España], en el año 2012.

Explicó el efecto conocido como "compensación de riesgo" por el cual, ante la falsa sensación de seguridad que ofrecen los preservativos, se incrementa el número de encuentros sexuales, lo que finalmente termina "compensando" la protección parcial que ofrecen los preservativos.

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El Profesor Jokin de Irala es Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra. Realizó un Master en Salud Pública en Escocia en 1987; obtuvo el grado de Doctor en Medicina en 1990 y, en el año 2000, un segundo Doctorado en Salud Pública en Estados Unidos. Desde 2011, es Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública y Vicedecano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra. Es profesor de Metodología de la Investigación, Sexualidad Humana, y de dos asignaturas del Master Universitario en Matrimonio y Familia. Es Coordinador e Investigador Principal del proyecto multidisciplinar “Educación de la Afectividad y Sexualidad Humana” del Instituto de Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra. Es autor de varias obras de divulgación en su materia. Está casado y tiene 5 hijos.

NOTICIAS VARIAS 30 de Diciembre de 2018


ONE PETER FIVE

1P5’s Top Ten Posts of 2018 (Steve Skojec)


ADELANTE LA FE

Mártires y violadores del secreto de confesión (De Mattei)

INFOVATICANA

La visión de Juan Pablo II: “El islam invadirá Europa”

La Familia Sagrada y perseguida, Roma tiembla, fraternidades venezolanas y egipcias, febrero a la vista. (SPECOLA, un artículo muy bueno)

‘Las familias creyentes serán las verdaderas fortalezas’

¿LOPD? El arzobispado de Madrid publica los datos personales de todos los curas de la Vicaría VIII

Selección por José Martí

domingo, 30 de diciembre de 2018

Cardenal Schönborn: “Los homosexuales son muy felices al poder casarse” (comentado por José Martí)



INGLÉS


Vienna Cardinal Schönborn, an ardent supporter of the gay cause, told the Austrian radio Ö1 (December 29) that he knows homosexuals "who are very happy that they can seal their partnership in the highest form that is marriage“.

Gay pseudo-marriage is not "the highest form" of a partnership but the highest form of sin. Austria will be introducing gay-pseudo-marriage in 2019.

Schönborn also invented an [alleged] gay longing for marriage, and interpreted into it an "esteem for the good of marriage".

He stressed that he has the "highest esteem" for anyone who values so much the fidelity in a [mortal sin] partnership.

ESPAÑOL


El cardenal de Viena, Christoph Schönborn, un ardiente partidario de la causa homosexual, dijo el 29 de diciembre a la radio austríaca Ö1 que él conoce homosexuales “que son muy felices al poder sellar su asociación en la forma suprema que es el matrimonio”.

El seudo matrimonio homosexual no es “la forma suprema” de una asociación, sino la forma suprema del pecado. Austria va a introducir el seudo matrimonio homosexual en el 2019.

Schönborn inventó también un [presunto] anhelo homosexual por el matrimonio, y lo interpretó como un “aprecio por el bien del matrimonio”.

Él recalcó que tiene el “aprecio más alto” por todo aquél que valora tanto la fidelidad en una asociación [que es un pecado mortal].


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¿Y quién es Schönborn? Pues según Francisco, es un gran teólogo: es aquel a quien le encomendó la labor de interpretar la exhortación Amoris Laetitia. Pinchar aquí .

Duración: 49 segundos

Se va notando, cada vez con mayor claridad, que en la reunión prevista para el 21 de febrero en la que se abordará el problema de la pedofilia, fundamentalmente, la homosexualidad no va a ser condenada. Y, sin embargo, no es eso lo que afirma san Pablo en su primera carta a los corintios: "No os engañéis: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los borrachos, ni los injuriosos, ni los rapaces heredarán el reino de Dios" (1 Cor 5, 10).

Ante estas declaraciones de Schönborn, ¿cómo es posible que no lo hayan destituido de cardenal e, incluso de sacerdote? ¿Por qué no se ha procedido a la investigación a la que aludía Monseñor Viganò en su carta al papa Francisco?  Teniendo en cuenta lo peliagudo del tema, sabiendo que la homosexualidad es la verdadera causa o, al menos, la más importante, de la pedofilia, ¿cómo se consiente en la Iglesia y, además, en las más altas esferas de la Jerarquía, el nombramiento de personas cuyo apoyo a la homosexualidad es manifiesto a todos? El año nuevo 2019 no va a empezar con buen pie, como estamos viendo.


José Martí