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sábado, 28 de julio de 2018

¿A quién iremos, Señor? Sólo tú tienes palabras de vida eterna (José Martí) [2 de 4]


Ya sabemos que las dos fuentes de la Revelación de las que un católico debe de alimentarse son las Sagradas Escrituras y la Tradición. Ésos son los buenos pastos que las ovejas del rebaño de Cristo esperan de sus pastores Recordemos algunas recomendaciones del apóstol Pablo, en este sentido, cuando le decía a Timoteo:  "Tú persevera en lo que has aprendido y creído, sabiendo de quiénes lo aprendiste, y que desde la infancia conoces las Sagradas Escrituras, que pueden instruirte en orden a la salvación por medio de la fe que está en Cristo Jesús. Pues toda Escritura es divinamente inspirada, y es también útil para enseñar, para rebatir, para corregir, ... (2 Tim 3, 14-16). Y en otra parte añade: "hermanos, manteneos firmes y guardad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de palabra o por carta" (2 Tes 2, 15)

La Iglesia tiene, pues, una doble misión, recibida de Jesucristo. En primer lugar -y esto está recibido como un mandato- debe extenderse por todo el mundo, proclamando el Evangelio a todas las gentes y bautizándolas (Mt 28, 19); por una razón muy sencilla, cual es la de que "Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1 Tim 2, 4), lo que únicamente será posible si lo conocen a Él y lo aman, pues sólo Él ha podido decir: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por Mí(Jn 14, 6). 

Conviene recordar, o aprender -si no se sabe- que la fidelidad de un cristiano no es a tal o cual Papa, no es a un Papa concreto, sino al Papado, instituido directamente por Jesucristo, así como también a los dogmas que se han ido definiendo a lo largo de la historia de la Iglesia, verdades que son inalterables por voluntad de su Fundador: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del Reino de los Cielos; y todo lo que ates sobre la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desates sobre la tierra quedará desatado en los cielos" (Mt 16, 18-19). 

Las palabras de Jesús, como Dios que es y Señor de la Historia, son siempre actuales; no sirven sólo para una determinada época o para un lugar concreto, sino para todos los tiempos y lugares: "Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos" (Heb 13, 8). De igual modo ocurre con los dogmas, como verdades absolutas definidas de una vez para siempre, a lo largo de la Historia de la Iglesia, verdades que no evolucionan ni se tienen que adaptar a los tiempos.

Recordemos algunos párrafos que pronunció el papa Juan XXIII en el discurso de apertura del Concilio Vaticano II, que tuvo lugar el 11 de octubre de 1962
El gesto del más reciente y humilde sucesor de San Pedro, que os habla, al convocar esta solemnísima asamblea, se ha propuesto afirmar, una vez más, la continuidad del Magisterio Eclesiástico, para presentarlo en forma excepcional a todos los hombres de nuestro tiempo, teniendo en cuenta las desviaciones, las exigencias y las circunstancias de la edad contemporánea (...) El supremo interés del Concilio Ecuménico es que el sagrado depósito de la doctrina cristiana sea custodiado y enseñado en forma cada vez más eficaz (...)
Es necesario que la Iglesia no se aparte del sacro patrimonio de la Verdad, recibido de los Padres; pero, al mismo tiempo, debe mirar a lo presente, a las nuevas condiciones y formas de vida introducidas en el mundo actual, que han abierto nuevos caminos para el apostolado católico (...). 
El Concilio Ecuménico XXI  [puesto que han habido veinte concilios a lo largo de la Historia de la Iglesia y éste era el que hacía veintiuno] (...) quiere transmitir, pura e íntegra, sin atenuaciones ni deformaciones, la doctrina que durante veinte siglos, a pesar de dificultades y de luchas, se ha convertido en patrimonio común de los hombres; patrimonio que, si no ha sido recibido de buen grado por todos, constituye una riqueza abierta a todos los hombres de la adhesión renovada, serena y tranquila, a todas las enseñanzas de la Iglesia, en su integridad y precisión, tal como resplandecen principalmente en las actas conciliares de Trento y del Vaticano I (...)
Una cosa es la substancia de la antigua doctrina, del  "depositum fidei", y otra la manera de formular su expresión; [¡atención al lenguaje, pues puede desfigurar la doctrina, como, de hecho vemos hoy que está ocurriendo!] y de ello ha de tenerse gran cuenta —con paciencia, si necesario fuese— ateniéndose a las normas y exigencias de un Magisterio de carácter predominantemente pastoral (...). Es motivo de dolor el considerar que la mayor parte del género humano —a pesar de que los hombres todos han sido redimidos [¡ojo al dato!] por la Sangre de Cristo— no participa aún de esa fuente de gracias divinas que se halla en la Iglesia católica
Habría que distinguir entre Redención objetiva y Redención subjetiva. Jesucristo murió en rescate por muchos (Mt 20, 28) y no en rescate por todos. Su Poder afecta a todos los hombres de todos los tiempos y lugares de la tierra. Todos pueden ser salvados, pero es preciso que les llegue a todos los hombres el Mensaje de Jesús para que esa salvación objetiva se transforme en salvación subjetiva, que es la verdaderamente eficaz para cada persona

Y esto es misión fundamental de la Iglesia, en cumplimiento del mandato de Jesucristo a sus apóstoles, antes de su ascensión a los Cielos: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. Quien crea y sea bautizado, se salvará; pero quien no crea, se condenará" (Mc 16, 15-16). San Mateo completa este mismo mensaje, cuando dice: "Acercándose Jesús [a sus discípulos] les habló diciendo: "Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado" (Mt 28, 18-20). 

De manera que no se puede hablar, por ejemplo, de la Evangelización de América "pidiendo perdón" por haberles evangelizado. Nada más hermoso y de más valor podían haber enseñado los misioneros españoles a los indígenas que el conocimiento y el amor a Jesucristo, sin el cual su vida carecía de sentido. Les hicieron un gran bien, difícil de ponderar en toda su magnitud ... Y, sin embargo, la Iglesia actual "se avergüenza"  ... ¡y pide perdón!. Inconcebible, pero cierto. La implantación de la cultura cristiana en el continente americano dio lugar a un abismal progreso de aquella sociedad, cuyas culturas nativas eran bárbaras y homicidas. Con la llegada del Cristianismo eso cambió ... gracias a hombres con una fe total en la Verdad del Mensaje que tenían la obligación de transmitir.

La Iglesia ha de procurar, por todos los medios, que el Mensaje recibido de Jesucristo se difunda por toda la tierra y se vaya transmitiendo de generación en generación, de padres a hijos, en fidelidad al "depósito recibido", de modo que Cristo reine, en todos y cada uno de los corazones y en toda la sociedad, único modo de que ésta se regenere y de que la gente pueda ser feliz en la medida en la que eso es posible, ya en este mundo.

Pero la gente no es feliz ... porque le han robado al Señor y no saben dónde se encuentra. Pues sus pastores se han "abierto" al mundo (sobre todo a partir del Concilio Vaticano II), con una idea de "pastoral" completamente errada ... que omite, entre otras cosas, la Doctrina Católica. La Iglesia, en sus Pastores, tiene la obligación de transmitir, sin error, ni interpretaciones personales, la Doctrina cristiana, contenida en las Sagradas Escrituras y, en particular y de un modo especialísimo, en el Nuevo Testamento. Porque si la gente no conoce a Jesucristo, ¿cómo puede quererlo y enamorarse de Él? 

Sin embargo, con el pretexto de que la Iglesia tiene que acercarse a la gente y abrirse al mundo (el famoso "aggiornamento") lo que, de hecho, se ha producido (aun sin decirlo expresamente) es un cambio radical de la Iglesia de siempre, la que fundó Jesucristo.El nuevo lenguaje "modernista", la nueva "pastoral" ha dado lugar -y esto es algo que no se puede negar, porque se trata de hechos constatables) a una "Nueva Iglesia" que cada día se parece menos a la Iglesia fundada por Jesucristo. Es una Iglesia diferente y relativista, que busca congraciarse con el mundo, presentándole un camino fácil y doblegándose a los dictados de una sociedad paganizada y apóstata, que se ha vuelto de espaldas a Dios. 

En los documentos del Concilio Vaticano II hay algunos que atentan directamente contra la enseñanza de la Iglesia, en particular los concernientes al ecumenismo, a la colegialidad, a la libertad religiosa y al diálogo interreligioso, aunque no sólo esos. Habría que convocar un nuevo Concilio, en el que se aclararan las ideas y en donde se especifique, sin ningún tipo de ambigüedad, qué es lo ortodoxo y lo correcto, qué es lo que se sigue manteniendo fiel a la Tradición y qué es lo que se ha cambiado y es heterodoxo e infiel al Mensaje Evangélico. Deben de extirparse de raíz todas las influencias modernistas, que tanto daño están haciendo a la verdadera Iglesia.

Con la excusa de la "nueva pastoral" y de que los cristianos tenemos que estar pendientes de los llamados "signos de los tiempos", lo que de hecho se está haciendo -aunque se quieran cerrar los ojos para no ver- es un cambio en la doctrina. Evidentemente, esto se va a negar; pero los hechos están ahí para que el que quiera ver, que vea.

Cierto que hay que buscar el mejor modo posible de transmitir el Mensaje de Jesús a toda la gente, mediante una pastoral adecuada a los nuevos tiempos que corren ... pero esto no puede hacerse -y se está haciendo- al precio de cambiar el Mensaje Evangélico por otro que no se parece en nada al original. Ya hay mucha gente que se pregunta: ¿Dónde está la Iglesia católica? Y es que, en efecto, esta nuestra amada Iglesia, ha sido traicionada ... y esta traición está produciéndose en el seno mismo de la Iglesia, en una gran parte de la Jerarquía eclesiástica, lo que es sumamente grave.

Aunque lo peor de todo -con ser ya bastante malo lo anterior- es que este cambio "revolucionario", que se está produciendo en la Iglesia, y que está dando lugar a una "iglesia" diferente; como digo, este cambio se niega. Y se dice y se proclama -haciendo uso de todos los medios de comunicación mundanos- que no existe tal cambio y que la Iglesia es la misma de siempre en lo que respecta a lo esencial del Mensaje de Jesús, lo cual no es que sea una gran mentira, que atenta contra la razón, sino que es diabólico. No hay otra explicación ... ¡Y Dios lo permite! 

Creo que ya va siendo hora de replantearse nuestra fidelidad a la Iglesia y dejar atrás cualquier tipo de indecisión. Ha llegado el momento de la radicalización: "El que no está conmigo, está contra Mí", decía Jesús (Mt 12, 30). ¿A quién le hacemos caso? ¿A lo que dice cualquier sacerdote, obispo,  cardenal o el mismo Papa, cuando lo que dice contradice las enseñanzas del Evangelio ... o, por el contrario, optamos por seguir a Jesucristo y su Mensaje auténtico, aunque ello suponga, hoy en día, una heroicidad especial que nos puede llevar -incluso- a perder nuestra vida? 

Yo, sinceramente, me inclino por la segunda opción, porque es la verdadera. Jesús fue muy claro: "A todo el que me confiese delante de los hombres, Yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue delante de los hombres, Yo también le negaré delante de mi Padre que está en los cielos" (Mt 10, 32-33)
 José Martí (continuará)

viernes, 27 de julio de 2018

La gran tribulación (Padre Santiago Martín)


Duración 14:25 minutos

El divorcio de la jerarquía católica (Carlos Esteban)




Del ‘levantamiento’ de los laicos del que hablaba ayer hay ya indicios, o al menos lo hay de esa otra mención que hacía en mi artículo, del creciente divorcio entre los fieles y su jerarquía.

La cúpula católica parece decidida a imponer sobre los fieles, no ya una doctrina teológica, lo que sería justo, sino una tendencia política, lo que es a todas luces abusivo. De hecho, leyendo información sobre la Curia y las distintas conferencias episcopales, se diría que lo segundo les preocupa bastante más que lo primero.

Lo último -o penúltimo-, la portada de Famiglia Cristiana identificando a Salvini -cuyo respaldo popular aumenta por día entre los católicos- con Satanás ha podido ser la gota que colme el vaso, sobre todo cuando coincide con la oleada de escándalos que dibujan una jerarquía inmoral, cobarde, mundana y obsesionada con mantenerse en el machito a toda costa, aun a costa del abuso de los más débiles.

En ese panorama, que los jerarcas quieran dar lecciones sobre dónde está Satanás y lo identifiquen con quien quiere poner coto a la entrada masiva de ilegales ha colmado la indignación de muchos. Quizá sea el momento de enseñar a nuestros pastores que su modo de vida, su influencia y su poder dependen enteramente de nosotros, los laicos, y que si mantienen la actual tendencia a convertir la Iglesia en un trasunto progresista de la ONU, se van a quedar solos.

La prensa generalista ha reaccionado con cierto estupor a la evidente violencia pueril de esa portada, que equivale figurativamente a una excomunión. La idea de fondo es que la política restriccionista del Gobierno Conte es antievangélica. En tal caso, imaginamos que la jerarquía, de la que depende la revista, tendrá una política alternativa a la del Gobierno. ¿Podrían especificarla? El Papa ha insistido mucho en la acogida, sin considerar números ni distinguir entre refugiados e inmigrantes económicos, legales e ilegales, y eso está muy bien para los fieles, a efectos personales, individuales, pero ¿cuál es el plan general?

¿Abolimos directamente las fronteras? Si eso es la política católica, es raro no haberlo oído insinuar nunca hasta ahora. ¿Va a renunciar el Estado Vaticano a su condición de tal? Su Santidad, más recientemente, quizá consciente de la oleada en contra, matizó que sólo se debería acoger a aquellos a los que se pudiera garantizar un empleo.

En cuanto a vivienda, ya vimos, en su día, que ninguna institución lo tiene más fácil que el propio Vaticano, con las 5.000 magníficas propiedades inmobiliarias que controla el APSA y que podría poner a disposición de un número mucho mayor de inmigrantes y lograr, además, eso tan bonito de crear “una Iglesia pobre para los pobres”. Pero no, que en esto de exigir a los demás lo que no se aplican a sí mismos también se parecen a la opinión progresista que están adoptando como política oficial.

Lo último ha sido lo del jesuita Spadaro, director de Civiltà Catolica, bramando contra la idea del Gobierno de reintroducir la cruz en instituciones públicas como seña de identidad. Spadaro clama que la cruz no puede ser NUNCA (las mayúsculas no son mías) un signo identitario, aunque en su misma publicación decían exactamente lo contrario hace algún tiempo.

Naturalmente que la cruz no es sólo ni principalmente un símbolo cultural. Pero es inevitable que sea, también, un símbolo identitario de una civilización, la nuestra, que se ha forjado bajo el signo de la cruz. La diatriba recuerda a la del Cardenal Reinhard Marx, miembro del C9 y presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, cuando el gobierno de su Land natal, Baviera, tomó una decisión similar. 

Y si es extraño, pero quizá explicable, a base de jesuitismo retórico, que un clérigo se oponga a la instauración de la cruz en lugares públicos, el furor con que se ha lanzado a la polémica parece más fruto de una fobia que de un argumento.

Cuando una jerarquía desarrolla más furia e indignación contra la cruz que contra el abuso sexual de jovencitos quizá ha llegado el momento de abrir los ojos y decir “basta”.

Carlos Esteban

Más allá de las creencias: La Iglesia "católica" de Viena contrata a una importante líder pro-aborto, pro-gay y anti-Iglesia


Duración 3:45 minutos

TRANSCRIPT 


Beyond Belief: "Catholic" Church Hires Leading Pro Death Politician

Caritas Vienna, a relief organization controlled by Vienna Archdiocese, hired Judith Schwentner as head of a newly created Competence Center for Children and Adolescents at the Caritas headquarters in Vienna, Austria. Schwentner belongs to the far left pro-abortion, pro-gay and anti-Church Green party. From 2008 until the Green election debacle in October 2017 she was a member of the Austrian parliament.

Morning After Pill Fills Schwentner “With Joy”

In December 2009, Schwentner asked in parliament for an over-the-counter sale of the murderous "morning after pill". When the prescription exemption was introduced, she said that she was – quote – “filled with joy”. In February 2011, she supported the demand of the infamous Vienna abortionist Christian Fiala, a German, to have health insurance to pay for the “morning after pill”.

Schwentner’s Hatred Against Pro-Lifers

In July 2009, Schwentner asked in parliament that pro-lifers - she insulted them with the name - quote - "militant abortion opponents” and accused them of “psycho-terror” - should be forbidden to street-council mothers in front of abortion mills. Back then, Gloria.tv had already proven that psycho-terror emanates solely from violent abortion mill employees. Such brutalities resulted in 2011 in a criminal conviction of an abortion-employee for personal injury, property damage and theft.

Abortion Anniversary: For Schwentner "A Reason to Celebrate"

Schwentner reached the height of her disrespect for human dignity in 2009 with her tribute to the 30th anniversary of the abortion mill on the Vienna Fleischmarkt (meat market). The anniversary was celebrated in Vienna's Socialist city hall. Schwentner cynically claimed that the mill - quote - "has done a lot for the mental and physical health of women, that's a reason to celebrate."

Schwentner Against the Church

On the occasion of the anniversary of the Vienna abortion mill, Schwentner also railed against the Catholic Church, her current employer. At that time, Vienna Cardinal Schönborn had timidly pointed out that he was “worried” about celebrating the jubilee of an abortion clinic in the town hall. Schwentner immediately insulted him - quote - "It is strange that time and again representatives of the Church are the first to speak about abortion, propagating a backward and misogynist dealing with the issue of sexuality."

Schwentner Against Schönborn

Referring to Cardinal Schönborn, who now has hired her, Schwentner hollered - quote - “Using a verbal mallet to hammer against such sensitive matter as some Church representatives do in the media is only counterproductive." In reality, Schönborn acted, as always, in a toothless way. He even forbade Salzburg Auxiliary Bishop Andreas Laun to participate in the counter-demonstration against the abortion mill’s anniversary.

¿A quién iremos, Señor? Sólo tú tienes palabras de vida eterna (José Martí) [1 de 4]


 4 de 4

Sobre el tema del mal llamado fundamentalismo cristiano le hemos dedicado, en este blog, bastantes entradas. Aun así, es un tema recurrente, al que Francisco alude en infinidad de ocasiones. Por eso, comenzaré diciendo algo más sobre el tan manido "fundamentalismo" (que no es tal, como digo). Algunos párrafos los he tomado directamente de lo que ya escribí al respecto, con algunos retoques. 

Coloco, a continuación, dos cortos vídeos, que tratan sobre este asunto. El primero es de una entrevista que concedió el papa Francisco al periodista Henrique Cymerman el 13 de Junio de 2014:

Duración 1:22 minutos

El segundo es del 26 de agosto del 2016:

Duración: 1 minuto

Cuando el papa Francisco dijo: "Los cristianos tenemos grupos fundamentalistas también"yo voy a interpretarlo -aunque no fue esa la intención del Papa al usar esa palabra- como si hubiese dicho grupos fundamentistasSoy consciente de que esta palabra no existe (me la acabo de inventar) pero expresaría mejor aquello que son, en realidad, estos grupos cristianos ... ¿Por qué? Pues porque estamos hablando de cristianos que se han tomado en serio al Señor, y creen con toda su alma y con todo su corazón, que "en cuanto al fundamento nadie puede poner otro distinto del que está puesto, que es Jesucristo" (1 Cor 3, 11).

Ojalá que hubiera muchos cristianos de este "grupo". Son los mismos que están convencidos de las palabras que el apóstol Pablo dijo a los cristianos de Éfeso: "Ya no sois extraños ni advenedizos sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Diosedificados sobre el cimiento de los apóstoles y los profetassiendo piedra angular el mismo Cristo Jesús, sobre quien toda la edificación [es decir, la Iglesia] se alza bien compacta para ser templo santo en el Señor, en quien también vosotros entráis a formar parte del edificio para ser morada de Dios por el Espíritu" (Ef 2, 19-22).

Y es muy tajante en sus palabras: "Te ordenoen presencia de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús (...) que conserves el mandamiento sin tacha ni reproche [es decir, que conserves íntegramente la doctrina que has recibido, sin añadir ni quitar nada],  hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo" (1 Tim 6, 13-14). "Me sorprende -dice en otro lugar- que abandonéis tan deprisa a quien os llamó por la gracia de Cristo para ir a otro evangelio; no que haya otro, sino que hay quienes os perturban y quieren trastocar el Evangelio de Cristo(Gal 6, 6-7).

Teniendo en cuenta todos estos versículos de las Sagradas Escrituras, voy a colocar también un tercer vídeo, muy corto, de Gloria TV, del 21 de agosto de 2016, en el que se explica lo que piensa Antonio Socci acerca del "fundamentalismo" cristiano:


Duración: 42 segundos 

En realidad, de verdad, a fuer de ser rigurosos, y usando el lenguaje del papa Francisco, el primer fundamentalista fue Jesucristo, sin lugar a dudas, mucho antes que san Francisco de Asís, pero en fin ... 

Nadie -absolutamente nadie- y, al decir nadie, quiero decir nadie, puede cambiar ni una tilde de lo que viene en las Sagradas Escrituras: se trata de un pecado gravísimo. No se puede añadir nada ni sustraer ninguna palabra de lo contenido en el Evangelio. Si alguien hiciese tal cosa "Dios enviará sobre él las plagas descritas en este libro" [el Apocalipsis] (Ap 22, 18) "y le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa" (Ap 22, 19). 

Así ha sido durante casi veinte siglos. Se podrá tener fe o no tenerla, pero lo que no se puede hacer [y, sin embargo, se está haciendo ya, desde hace más de cincuenta años, usando todos los medios, habidos y por haber y -lo que es peor- en el seno de la misma Jerarquía eclesiástica, por parte de algunos Jerarcas, sin ser, por ello, ni siquiera reprendos] es cambiar el mensaje de Jesucristo por otro mensaje diferente y, además, presentarlo como si fuera el verdadero mensaje de Jesús.


De ese modo el pueblo cristiano [no todos los cristianos, gracias a Dios, pero cada vez hay más, por desgracia] está siendo engañado por muchos que se supone que son sus pastores y, sin embargo, "anuncian" otro Evangelio distinto al de Jesucristo. 


Hay muchos cristianos que piensan que, si viven conforme a esos nuevos enfoques del Evangelio, están siendo buenos cristianos y buenos católicos. ¡Nada más lejos de la realidad!. ¿Por qué?, podría preguntarse alguno. La respuesta es muy sencilla ... y es que, aunque se diga otra cosa, en estos nuevos enfoques "pastorales" "modernos" no se produce, como suele aducirse, una adaptación del Evangelio a los nuevos tiempos, para hacerlo más comprensible y más cercano a la gente y al mundo ... ¡No hay tal: Eso es una gran mentira! ¡Ojalá que así fuera! 

En lo que sí se está luchando, sin embargo (aunque son muchos los que no lo ven) es en TRANSFORMAR LA DOCTRINA CATÓLICA de siempre EN OTRA, que no se le parece en nada a la original ... ¿Habría que llamarle también "doctrina"? 

En definitiva, y para no hacerme cansado, lo que se pretende -y en lo que, por cierto, se está teniendo bastante "éxito"- es la demolición de la Iglesia Católica, tal y como siempre se ha conocido, y su cambio por otra "nueva iglesia"  ideada por unos cuantos "filósofos" (Maritain, entre ellos, con su obra "El humanismo integral") y "teólogos" (entre los que cabría citar, aunque no son los únicos, a Karl Rahner, Henri de Lubac y Hans Kung).

La influencia protestante fue enorme en las decisiones del Concilio Vaticano II. Y en la actualidad, estamos viendo los "frutos" de esa Nouvelle Theologie . Por lo visto, el mismo Jesucristo (fundador de la Iglesia), sus apóstoles, los santos Padres, los Doctores de la Iglesia y toda la Iglesia en su conjunto se han estado equivocando durante casi dos mil años ... ¡hasta que llegó el Concilio Vaticano II (1962-1965) ... que puso las cosas en su sitio, enmendando al propio Fundador! ¡Ahora sí que se iba a producir una primavera eclesial y un nuevo Pentecostés! 

[Ironía sobre lo que estamos viendo y viviendo en la realidad actual, en donde se ha llegado a una situación de relativismo y de apostasía generalizada en casi toda la Iglesia: éstos son los frutos del Concilio Vaticano II, un Concilio al que se quiere canonizar, canonizando a todos los papas, desde Juan XXIII que fue quien dio comienzo a esta "revolución" eclesial que hoy día padecemos]. 

Y es que, en el fondo de todo subyace una concepción de la realidad basada en las "filosofías" idealistas, sobre todo desde Kant hasta Hegel, que son las que han dado lugar a los estados totalitarios: el caso más claro y evidente es el del comunismo

La frase, que se atribuye a Lenin, "si los hechos contradicen mis teorías ... peor para los hechos", está siendo aplicada hoy, como una consigna fundamental que hay que cumplir, sí o sí. 

No hay más que ver lo que está ocurriendo en España con la estúpida Ley de Memoria Histórica, según la cual lo que ocurrió no ocurrió, o con la Ideología de género, según la cual no hay sexo en las personas, sino género; y el ser hombre o mujer es una opción personal, fundamentada en el sentimiento y no en la ciencia y en la realidad biológica. 

Lo que está sucediendo hoy, no sólo en España, sino a nivel planetario, es una lucha a muerte contra la Ley natural y contra el sentido común, contra la filosofía realista del gran santo y sabio Tomás de Aquino, la cual, por cierto, no se imparte en la mayoría de los seminarios y ha sido cambiada por otras "filosofías" de tipo idealista. 

Por desgracia, esta mentalidad mundana y apóstata, se ha introducido también en la Iglesia y amenaza con destruirla. Sabemos que no lo conseguirán, pues están ahí las palabras de Jesucristo de que "las puertas del Infierno no prevalecerán contra la Iglesia que Él fundó"; pero, sin embargo, el número de los elegidos quedará reducido a su mínima expresión. La Iglesia se convertirá en una Iglesia catacumbal, como en los inicios del cristianismo. De hecho, ya está ocurriendo. Pero, de nuevo, volvemos a las palabras de Jesús, que nos animan y nos fortalecen: "No temáis, mi pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros el Reino" (Lc 12, 32) ... y "el que persevere hasta el fin, ése se salvará" (Mt 24, 12)

José Martí (continuará)

jueves, 26 de julio de 2018

SANTÍSIMA TRINIDAD (Símbolo Atanasiano)



Atribuido a Atanasio de Alejandría (+373) se trata de un resumen de la doctrina cristiana centrado en el dogma de la Santísima Trinidad. Meditando en este símbolo Santa Teresa de Avila encontró ayuda para comprender este misterio: "Estando una vez rezando el Quicumque vult -escribe la santa-, se me dio a entender la manera de cómo era un solo Dios y tres personas tan claramente, que yo me espanté y me consolé mucho. Hízome tan grandisímo provecho para conocer más la grandeza de Dios y sus maravillas..." (Vida, 25, 39. 1).


Antífona

Gloria a Ti, Trinidad igual, única Deidad, antes de los siglos, y ahora, y siempre (T. P. Aleluya).


1. Todo el que quiera salvarse, es preciso ante todo que profese la fe católica.
2. Pues quien no la observe íntegra y sin tacha, sin duda alguna perecerá eternamente.
3. Y ésta es la fe católica: que veneremos a un solo Dios en la Trinidad Santísima y a la Trinidad en la unidad.
4. Sin confundir las personas, ni separar la substancia.
5. Porque una es la persona del Padre, otra la del Hijo y otra la del Espíritu Santo.
6. Pero el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son una sola divinidad, les corresponde igual gloria y majestad eterna.
7. Cual es el Padre, tal es el Hijo, tal el Espíritu Santo.
8. Increado el Padre, increado el Hijo, increado el Espíritu Santo.
9. Inmenso el Padre, inmenso el Hijo, inmenso el Espíritu Santo.
10. Eterno el Padre, eterno el Hijo, eterno el Espíritu Santo.
11. Y sin embargo no son tres eternos, sino un solo eterno.
12. De la misma manera, no tres increados, ni tres inmensos, sino un increado y un inmenso.
13. Igualmente omnipotente el Padre, omnipotente el Hijo, omnipotente el Espíritu Santo.
14. Y, sin embargo, no tres omnipotentes, sino un omnipotente.
15. Del mismo modo, el Padre es Dios, el Hijo es Dios, el Espíritu Santo es Dios.
16. Y, sin embargo, no son tres Dioses, sino un solo Dios.
17. Así el Padre es Señor, el Hijo es Señor, el Espíritu Santo es Señor.
18. Y, sin embargo, no son tres Señores, sino un solo Señor.
19. Porque así como la verdad cristiana nos obliga a creer que cada persona es Dios y Señor, la religión católica nos prohibe que hablemos de tres Dioses o Señores.
20. El Padre no ha sido hecho por nadie, ni creado, ni engendrado.
21. El Hijo procede solamente del Padre, no hecho, ni creado, sino engendrado.
22. El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, no hecho, ni creado, ni engendrado, sino procedente.
23. Por tanto hay un solo Padre, no tres Padres; un Hijo, no tres Hijos; un Espíritu Santo, no tres Espíritus Santos.
24. Y en esta Trinidad nada hay anterior o posterior, nada mayor o menor: pues las tres personas son coeternas e iguales entre sí.
25. De tal manera que, como ya se ha dicho antes, hemos de venerar la unidad en la Trinidad y la Trinidad en la unidad.
26. Por tanto, quien quiera salvarse es necesario que crea estas cosas sobre la Trinidad.
27. Pero para alcanzar la salvación eterna es preciso también creer firmemente en la Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo.
28. La fe verdadera consiste en que creamos y confesemos que Nuestro Señor Jesucristo; Hijo de Dios, es Dios y Hombre.
29. Es Dios, engendrado de la misma substancia que el Padre, antes del tiempo; y hombre, engendrado de la substancia de su Madre Santísima en el tiempo.
30. Perfecto Dios y perfecto hombre: que subsiste con alma racional y carne humana.
31. Es igual al Padre según la divinidad; menor que el Padre según la humanidad.
32. El cual, aunque es Dios y hombre, no son dos cristos, sino un solo Cristo.
33. Uno, no por conversión de la divinidad en cuerpo, sino por asunción de la humanidad en Dios.
34. Uno absolutamente, no por confusión de substancia, sino en la unidad de la persona.
35. Pues como el alma racional y el cuerpo forman un hombre; así, Cristo es uno, siendo Dios y hombre.
36. Que padeció por nuestra salvación: descendió a los infiernos y al tercer día resucitó de entre los muertos.
37. Subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso: desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
38. Y cuando venga, todos los hombres resucitarán con sus cuerpos, y cada uno rendirá cuentas de sus propios hechos.
39. Y los que hicieron el bien gozarán de vida eterna, pero los que hicieron el mal irán al fuego eterno.
40. Esta es la fe católica, y quien no la crea fiel y firmemente no se podrá salvar.


Gloria al Padre...

Antífona

Gloria a Ti, Trinidad igual, única Deidad, antes de los siglos, y ahora, y siempre (T. P. Aleluya).

V. Señor, escucha mi oración.
R.Y llegue a Ti mi clamor.

Los sacerdotes añaden:

V. El Señor esté con vosotros.
R. Y con tu espíritu.

Oremos

Oh Dios todopoderoso y eterno, que con la luz de la verdadera fe diste a tus siervos conocer la gloria de la Trinidad eterna, y adorar la Unidad en el poder de tu majestad: haz, te suplicamos, que, por la firmeza de esa misma fe, seamos defendidos siempre de toda adversidad. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos.

R. Amén.

Vivimos una crisis eclesial que afecta a las mismas venas de la Iglesia



Hace varios días leía un artículo de un sacerdote alertando del peligro de cisma y sedevacantismo en esas personas que se atreven a criticar el magisterio del papa Francisco y de criticar ciertos errores que pudieron cometerse durante los pontificados posteriores al concilio vaticano II. [No olvidemos que para esta Iglesia del siglo XXI, en el que la mayoría del clero y movimientos eclesiales han sido cómplices en mayor o menos medida de la demolición de la fe, el CVII - por unanimidad - no se toca; todos y cada uno de los desmanes doctrinales que de él salieron hay que bendecirlos con las dos manos, prueba de ello es la canonización de todos sus papas]

Como decía, me llamaba la atención que, para este sacerdote, ante una situación de crisis eclesial sin precedentes en la historia de la Iglesia, crisis que afecta no sólo a la cabeza sino a la raíz y cual veneno recorre todas las venas de la Iglesia sólo le preocuparan las críticas al magisterio de este papa en particular y a los anteriores en general.


La herejía del modernismo afecta a casi la mayoría del clero, salvo honrosas excepciones, los abusos sexuales a menores, cual escándalo que pide justicia, amenaza el redil de Cristo, la homosexualidad en la Iglesia, en sacerdotes que se les dejó entrar por la puerta de atrás, la masonería eclesiástica, los escándalos financieros, los ataques a la eucaristía desde fuera y desde aquellos que están llamados a protegerla, la demolición del sacramento del matrimonio en un sínodo nefasto, del que, cual fruto corrompido salió un capítulo VIII en el que defiende una moral que siempre fue condenada por la Iglesia pero que, a partir del CVII y a través de teólogos heréticos, se fue infiltrando en la mente de tantos sacerdotes incluido el papa Francisco. La crisis de vocaciones y de paralización de las misiones después de poner en práctica un ecumenismo absolutamente demencial y suicida, pero en el que siguen empecinados, la protestantización de la Iglesia a través de la liturgia, entre otras cosas, para la que los curas, ellos solitos se han encargado de demolerla, no han necesitado ayuda de fuera.  Podríamos seguir y seguir enumerando.

Me gustaría decirle a este sacerdotes y a otros cómo él que se ve que no hemos aprendido nada de la historia de la Iglesia, Con su forma de pensar hubieran censurado también a un San Atanasio, a una Santa Catalina de Siena y a una Santa Brígida de Suecia, entre otros muchos santos que han sabido afrontar las crisis de la Iglesia con la doctrina católica y con la Verdad en la mano y no con la papolatría. La papolatría es un problema muy grave que afecta a no pocos sacerdotes y seglares.


La historia de la Iglesia nos ofrece una larga lista de papas, antipapas y no pocos de ellos herejes, pusilánimes y apóstatas, papas que durante épocas no se ha sabido si eran papas o antipapas. 

Este sacerdote -y otros como él- nos piden que elijamos entre fe y razón, nos están diciendo que si utilizamos la razón perderemos la fe y que por eso es lo mejor que nos volvamos sordos, mudos y ciegos. En lugar de asumir los errores de este papado y de los anteriores, haciendo una crítica sana para reafirmar la fe de los creyentes, nos piden que obedezcamos como cadáveres. 

Irónicamente sólo se les ocurre pedir perdón de la Inquisición, si cabe un poco más, para echar leña al fuego sobre la leyenda negra de la historia de la Iglesia, por no hablar de lo que opina el papa Francisco sobre el indigenismo y la conquista de América, que también podría contribuir a la leyenda negra.

No hay nada más frustrante para un creyente que encontrarte con un sacerdote al que quieres transmitir tus inquietudes y te quiere convencer que son todo imaginaciones y que todo va muy bien y que el papa Francisco es impecable.

Estos sacerdotes han sido tentados por el autoritarismo, a imitación de nuestros gobernantes que prefieren tener borregos como súbditos, para así manejarlos mejor. Tenemos un amplio número de sacerdotes y pastores que prefieren tener un rebaño aborregado, que no piense y que dócilmente sea conducido al desfiladero.

Últimamente, cuando me cruzo por la calle con un sacerdote, me pregunto: ¿en qué creerá? ¿Se habrá dejado embaucar por todos esos documentos sobre ecumenismo, libertad religiosa, libertad de cultos que han pretendido hacer borrón y cuenta nueva de todo el Magisterio anterior, o seguirá creyendo en el reinado social de Cristo, en la confesionalidad del Estado, en que fuera de la Iglesia católica no hay salvación, en que los musulmanes no adoran al mismo Dios que los cristianos por mucho que Pablo VI redactara un documento puramente naturalista sobre este tema (Nostra Aetate) y que el papa Francisco se haya apresurado a reafirmar?.

Entiendo que si creen en el Símbolo Atanasiano no pueden creer que lo que ponga en Nostra Aetate sea cierto.

Antes, cuando veías a un sacerdote vestido de sacerdote podías pensar que creía en toda la fe de la Iglesia católica, pero ahora -por desgracia- ya no es así.

Continuará…

martes, 24 de julio de 2018

Vírgenes y mártires en modo #Francisco



Muchas son las modas que el pontificado del Papa Francisco está imponiendo en la Iglesia y algunas tienen ese gustillo tan propio del mundo posmoderno, de ese mundo que busca negar la evidencia, es decir, rebelarse por puro imperio de la voluntad contra la realidad que, en el fondo, no es otra cosa que rebelarse contra el Creador de esa realidad. 

Dicho de otra manera, el Santo Padre quiere que las cosas sean como él quiere que sean, y si no son así, peor para las cosas, porque él continuará imponiéndoles su jesuitica voluntad. Él quiere que el pasto sea azul y aunque los prados con todas sus hierbas proclamen a viva voz que son verdes porque así los hizo el Creador, peor para las praderas y pastizales: por decreto o breve pontificio serán azules.

Veamos dos ejemplos de los últimos días. El 4 de julio se dio a conocer un documento de la Sede Apostólica titulado Ecclesiae Sponsae Imago, dedicado a regular el noble orden de las vírgenes, vocación de vida de muchas mujeres que permanecen solteras, consagrando su virginidad al Señor, pero sin pertenecer a ninguna orden religiosa (o prelatura personal). 

Se trata de una antiquísima institución de la Iglesia que en las últimas décadas cobró nuevo auge. Pues bien, nuestro Beatísimo Padre ha dispuesto, en un borbotón de puro voluntarismo que, para pertenecer al orden de las vírgenes, no hace falta ser virgen:
"... se tendrá presente que la llamada a dar testimonio del amor virginal, esponsal y fecundo de la Iglesia a Cristo, no se reduce al signo de la integridad física, y que haber guardado el cuerpo en perfecta continencia o haber vivido ejemplarmente la virtud de la castidad, aunque es de gran importancia en orden al discernimiento, no constituye requisito determinante en ausencia del cual sea imposible admitir a la consagración", dice en el número 88. Es decir, que el pasto es azul.
Posiblemente lo que no esperaba el Santo Padre es que las vírgenes consagradas se le levantaran en armasPocos días después de conocido el documento, la Asociación de Vírgenes Consagradas de Estados Unidos sostuvo que:
"se encontraban profundamente decepcionadas por la negación de que la virginidad integral es el fundamento esencial y natural de la vocación". 
“Es impactante escuchar de la Madre Iglesia que la virginidad física puede ya no ser considerada un prerrequisito esencial para la consagración a una vida de virginidad".
¿Y cómo no entenderlas? Esta política de inclusividad y misericordiosis propia del pontificado de Bergoglio choca con los límites que fija la realidad. 

La situación me recuerda los conflictos que se están ocasionando en deportes como el hockey sobre césped o el boxeo femenino cuando intenta integrar alguno de estos equipos un señor que en un momento dado se autopercibió como mujer. 

Así como el Estado decide que un hombre que fue constituido como tal por la naturaleza pueda ser considerado mujer, así también el Papa Francisco decide que una mujer que perdió su su virginidad pueda ser considerada virgen. [Pinchar aquí]. Como bien dice la Cigüeña de la Torre, habrá que recurrir a los servicios de La Celestina que ejercía de remendadora de vírgenes.

La distinción que están reclamando con fuerza las vírgenes consagradas no implica un "acto de discriminación" sino un acto de realidad. 

Es cosa buena y preciosa que una mujer que no vivió "ejemplarmente la castidad" se convierta. Para eso vino Cristo, para buscar la oveja perdida, y qué mejor ejemplo que el de Santa María Magdalena, igual que el de los apóstoles. Pero a nadie se le ocurriría incluirla en el orden de las vírgenes, sino que ella es conocida como "penitente". Y de ese modo son conocidas tantas otras santas como Santa Thais de Alejandría o Santa Pelagia de Jerusalén. 

"Pues nada de discriminar", dice el Santo Padre, "son todas vírgenes porque lo digo yo y así lo decreto y mando".

Pero la tozuda afirmación de que el pasto es azul no se reduce a cuestiones de virginidad sino que el Papa Francisco está redefiniendo el martirio. Ya comentamos en este blog la milagrosa aparición en Argentina de tres mártires desconocidos: Angelelli, Longueville y Murias, que ya están siendo festejados. Y la semana pasada aparecieron dos nuevos mártires: Teresio Olivelli y Lucien Botovasoa.

La diferencia de estos dos hombres -sin duda ejemplares- con los "mártires argentinos" es abismal y no vale la pena detenernos en eso. Resulta también claro que eran virtuosos y buenos cristianos pero, ¿eso los convierte en mártires, aun cuando hayan sido asesinados? ¿Entregaron efectivamente su vida "por odio a la fe"? Yo tengo mis dudas. 

Insisto, la vida de tanto de Teresio como de Lucien fue ejemplar y más la quisiera yo para mi, y seguramente están contemplando el Rostro Divino, pero no termino de ver que hayan sido muertos por odio a la fe sino, en todo caso, por odio simple y puro a un enemigo del nazismo o a un opositor al régimen inicuo del rey malgache Tsimihoño. Pero todo esto, aunque meritorio, no puede traducirse sin más en odium fidei.

Veamos un caso análogo, el del requeté Antonio Molle Lazo, que muere en manos de los milicianos comunistas durante la Cruzada Nacional española, poco después asistir a misa. Los relatos de quienes presenciaron su muerte dicen: 
"Intentaron (los milicianos) varias veces que gritara: “¡Muera la religión!” y “¡Viva Rusia!”; a lo cual sólo respondía: “¡Viva Cristo Rey!” y “¡Viva España!” También, cuando le amenazaban con ir a matarle y a beber su sangre, dijo: “Me mataréis, pero Cristo triunfará”. De los labios de Antonio, sin embargo, no se escuchó ningún insulto. Ante su negativa a blasfemar y a renegar de la fe, le mutilaron las orejas y le sacaron los ojos y parte de la nariz, pero únicamente decía: “¡Ay, Dios mío!” y seguía profesando: “¡Viva Cristo Rey!” Recibía golpes en todo el cuerpo, pero fundamentalmente en la cabeza. Sobre su pecho seguía llevando, también ensangrentado, el “Detente” con el Corazón de Jesús sobre el fondo de la bandera española. Y, comprendiendo que llegaba ya su final, pues uno de los asesinos dijo que iba a dispararle, extendió cuanto pudo sus brazos en forma de cruz, colocó sus piernas asemejándose a las del Crucificado y, con todas cuantas fuerzas pudo sacar aún de su interior, gritó con voz potentísima: “¡Viva Cristo Rey!”
Se trata de un joven, como Teresio, que siempre había sido un buen cristiano, como Teresio y Lucien, y que se enrola en uno de los dos bandos de una contienda, como Teresio y Lucien. Pero a diferencia de ellos, fue asesinado claramente y sin duda alguna "por odio a la fe". 

Sin embargo, Antonio, hasta donde yo sé, no es beato y no creo que lo sea, pues para el Santo Padre estaba en el bando equivocado.

Las vírgenes no son vírgenes, los mártires no son mártires y el pasto es azul. ¡No nos cerremos al Espíritu! ¡Abrámonos a las sorpresas del Papa Francisco!

The Wanderer

"¡Cuántas conciencias estarían tranquilas el día que la Iglesia católica diera el beso fraternal a todas las sectas, sus rivales!" Cardenal Pie(VI)



Las palabras que pronuncia a continuación el cardenal Pie, no es la fe que ahora mismo profesa la Iglesia, ni la fe que ha profesado en estas últimas décadas. Para confusión y escándalo de los sencillos. Aquellos que escandalizaron y quienes los secundan no se detuvieron a valorar el mal que hicieron. Aquellos que trataron a la esposa de Cristo como una más no les importó hacerlo.

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Mis hermanos, a menudo estamos desconcertados de lo que escuchamos decir sobre todas estas cuestiones a personas, por lo demás, sensatas. Les falla completamente la lógica tratándose de religión. ¿Es la pasión, es el prejuicio lo que los ciega? Es lo uno y lo otro.

En el fondo, las pasiones saben bien lo que quieren cuando buscan trastornar los fundamentos de la fe, hasta colocar a la religión entre las cosas sin consistencia. No ignoran que, demoliendo el dogma, se preparan una moral fácil. Se ha dicho con perfecta exactitud: “Es más bien el decálogo que el símbolo lo que hace a los incrédulos”. Si todas las religiones pueden ser colocadas en un mismo nivel, es que todas son válidas; y si todas son verdaderas, es que todas son falsas; y si todos los dioses se toleran, es que no hay Dios.

Y cuando se ha podido llegar hasta allí, ya no queda más moral molesta. ¡Cuántas conciencias estarían tranquilas el día que la Iglesia católica diera el beso fraternal a todas las sectas, sus rivales!

La indiferencia de las religiones es, por consiguiente, un sistema que tiene sus raíces en las pasiones del corazón humano; pero es necesario decir también que, para muchos hombres de nuestro tiempo, se debe a los prejuicios de la educación. Ciertamente, ora se trate de hombres ya avanzados en edad y que han mamado la leche de la generación precedente, o bien de quienes pertenecen a la nueva generación: los primeros han buscado el espíritu filosófico y religioso en el Emilio de Juan Jacobo; los otros, en la escuela ecléctica o progresista de esos semi-protestantes y semi-racionalistas que retienen hoy día el cetro de la enseñanza.

Juan Jacobo Rousseau ha sido entre nosotros el apologista y propagador de este sistema de tolerancia religiosa. La invención no le pertenece, aunque él audazmente superó al paganismo, que jamás llevó tan lejos la indiferencia.

Veamos, en un breve comentario, los principales puntos del catecismo ginebrino, lamentablemente popularizado: “Todas las religiones son buenas“, o dicho de otro modo, a la francesa, “todas las religiones son malas“. “Es necesario practicar la religión de su país“, es decir, de la comarca: verdadero de las cumbres para acá, falso tras las cumbres.

Por consiguiente, lo que es aún más grave, es necesario o no tener francamente ninguna religión y actuar como hipócrita en todas partes, o teniendo una religión en el fondo del corazón, convertirse en apóstata y renegado cuando las circunstancias lo requieran. La mujer debe profesar la misma religión que su marido, y los niños la misma religión que su padre; es decir, que aquello que era falso y malo antes del contrato de matrimonio debe ser verdadero y bueno después, ¡y que resultaría malo para los niños de los antropófagos apartarse de las excelentes prácticas de sus padres!

Pero ya los escucho decirme que el siglo de la Enciclopedia ha pasado y que una refutación más extensa sería un anacronismo. ¡En buena hora! Cerremos el libro de la Educación y abramos en su lugar los eruditos Ensayos, que son como la fuente común desde donde la filosofía del siglo XIX se irradia por mil canales escrupulosos sobre toda la superficie de nuestro país. Esta filosofía se llama ecléctica, sincrética y — con una pequeña modificación — también progresista.

Este hermoso sistema consiste en decir que no hay nada de falso; que todas las opiniones y todas las religiones pueden ser conciliadas; que el error no es posible al hombre, salvo que se despoje de su humanidad; que el único error de los hombres consiste en creer poseer exclusivamente toda la verdad, cuando cada uno de ellos no tiene más que un eslabón y que de la reunión de todos esos eslabones debe formarse la cadena completa de la verdad.

Así, según esta inconcebible teoría, no hay religiones falsas, si bien son todas incompletas la una sin la otra. La verdadera religión sería la religión del eclecticismo sincrético y progresivo, que reunirá a todas las otras, pasadas, presentes y por venir; todas las otras, es decir: la religión natural que reconoce un Dios; el ateísmo que no conoce ninguno; el panteísmo, que lo reconoce en todo y por doquier; el espiritualismo, que cree en el alma, y el materialismo, que no cree más que en la carne, la sangre y los humores; las sociedades evangélicas, que admiten una revelación, y el deísmo racionalista que la rechaza; el cristianismo que cree en el Mesías venido, y el judaísmo que lo espera todavía; el catolicismo que obedece al Papa, y el protestantismo que ve al Papa como anticristo. Todo esto es conciliable: son diferentes aspectos de la verdad, y del conjunto de estos cultos resultará un culto más amplio, más vasto, el gran culto verdaderamente católico — es decir, universal — puesto que el contendrá a todos los otros en su seno.


"Nosotros somos, exclusivistas en materia de doctrina. Si no lo fuéramos, es que no tendríamos la Verdad, puesto que la Verdad es Una". Cardenal Pie(V)



Nosotros somos, por consiguiente, intolerantes, exclusivistas en materia de doctrina: en suma, somos decididos. Si no lo fuéramos, es que no tendríamos la verdad, puesto que la verdad es una y, en consecuencia, intolerante. Hija del cielo, al descender sobre la tierra la religión cristiana ha presentado los títulos de su origen, ha ofrecido al examen de la razón hechos incontestables y que prueban indiscutiblemente su divinidad.

Por lo tanto, si ella viene de Dios; si Jesucristo, su autor, ha podido decir: “Yo soy la verdad, Ego sum veritas“, es indispensable, por forzosa conclusión, que la Iglesia cristiana conserve íntegramente esta verdad tal como ella la ha recibido del mismo cielo; es ineludible que ella rechace, que excluya todo lo que es contrario a esa verdad, todo lo que la destruiría.

Reprochar a la Iglesia católica su intolerancia dogmática, su afirmación absoluta en materia de doctrina, es hacerle un reproche muy honroso: es reprochar a la centinela por ser demasiado fiel y demasiado vigilante; es reprochar a la esposa por ser demasiado delicada y demasiado exclusiva.

Nosotros los toleramos bien, dicen algunas veces las sectas a la Iglesia, ¿por qué, entonces, vosotros no nos toleráis? Mis hermanos, es como si las esclavas dijesen a la esposa legítima: Nosotras os soportamos bien ¿por qué ser más exclusiva que nosotras?

Las intrusas soportando a la esposa, ¡es un gran favor, verdaderamente! Y la esposa es muy injusta por pretender para ella sola los derechos y los privilegios, de los cuales desean dejarle una parte, ¡al menos hasta lograr alejarla del todo!

¡Observen, pues, esta intolerancia de los católicos! — se dice a menudo a nuestro alrededor — ¡No pueden soportar ninguna otra iglesia que la suya!; ¡los protestantes los toleran bien!

Mis hermanos: vosotros estáis en la tranquila posesión de vuestra casa y de vuestra finca, y unos hombres armados se abalanzan sobre ellas, apoderándose de vuestra cama, de vuestra mesa, de vuestro dinero; en una palabra, ellos se instalan en vuestra casa, pero no os expulsan: tienen la condescendencia hasta de cederles vuestra parte. ¿De qué tenéis que quejaros? ¡Sois demasiado exigente al no contentaros con la porción conveniente!

Los protestantes afirman que uno puede salvarse en nuestra Iglesia. ¿Por qué pretendéis vosotros que uno no pueda salvarse en la suya? Mis hermanos: trasladémonos a una de las plazas de esta ciudad; un viajero me pregunta por la ruta que conduce a la capital, y yo se la indico.

Entonces uno de mis conciudadanos se aproxima y me dice: “Yo reconozco que esa ruta conduce a París: se lo concedo. Pero usted me debe consideraciones recíprocas, y no me discutirá que esta otra ruta — la ruta de Burdeos, por ejemplo — conduce igualmente a París“.

En verdad esta ruta de París será muy intolerante y exclusivista al no querer que una ruta que le es directamente opuesta conduce a la misma meta. Ella no tiene un espíritu conciliador, incluso ¿no incurre en el abuso y el fanatismo?

Mis hermanos, yo podría incluso hasta admitirlo, pues las rutas más opuestas terminarán tal vez por reencontrarse, luego de haber dado la vuelta al mundo, en tanto que se seguirá eternamente el camino del error sin llegar jamás al cielo. Entonces, no nos pregunten más porqué, mientras los protestantes reconocen que uno puede salvarse en nuestra religión, nosotros nos rehusamos a reconocer que — generalmente hablando y excepto el caso de buena fe e ignorancia invencible — uno puede salvarse en la suya. Los espinos pueden admitir que la viña produce racimos, sin que la viña este obligada a reconocer a los espinos la misma propiedad.

Primer fragmento de un sermón predicado por el Cardenal Pie en la Catedral de Chartres, publicado en “Obras Sacerdotales del Cardenal Pie”, editorial religiosa H. Oudin, 1901, Tomo I pág. 356-377)