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sábado, 16 de junio de 2018

La visita de Francisco lleva a una diócesis en Verge a la bancarrota



La diócesis de Friburgo/Lausana/Ginebra (Suiza), está en problemas después que el papa Francisco tomó la decisión, a corto plazo, de visitar el 21 de junio el Consejo Mundial de Iglesias.

La página web oficial cath.ch escribe que “el caso constituye un emblema de los hábitos del Vaticano de organizar un viaje de ese tipo”.

Sólo en febrero monseñor Charles Morerod, obispo de Friburgo, fue informado de la inminente visita y del deseo de Francisco de celebrar una Misa pública, que sería organizada y financiada totalmente por la diócesis. El anuncio fue entregado bajo embargo, de tal modo que la diócesis pudo comenzar a organizar la visita sólo en marzo.

La Misa costará a la diócesis más de dos millones de francos suizos/dólares, una cifra que supera su presupuesto anual. [¡Una Iglesia pobre para los pobres!] Hasta aquí la diócesis pudo cubrir solo una cuarta parte del costo. La mayoría del dinero se destina a seguridad.

El pedido de donaciones a las parroquias por parte del obispo recaudó solamente la suma de menos de 25.000 francos suizos.

Cath.ch escribe que el Vaticano no contribuye con nada y, por razones desconocidas, no desea hacer la colecta durante la Misa de Francisco.

Como último recurso, la diócesis pidió a sus comunidades religiosas comenzar una novena a San José.

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Esta noticia puede verse también aquí

El programa aquí


Vocero vaticano explica por qué el cardenal Parolin se unió a Bilderberg



El secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, aceptó una invitación para la Reunión secreta de Bilderberg en Torino (Italia), llevada a cabo desde el 7 al 10 de junio, después que los organizadores lo invitaran “en forma persistente” y “muy insistentemente” hace seis meses.

Un vocero vaticano dijo el 15 de junio a NCRegister.com que Parolin pensó sobre la invitación “durante mucho tiempo” y “después de consultar a la persona que debía [el papa Francisco] decidió concurrir”.

Parolin fue a la reunión solo por poco tiempo, casi una hora y cuarenta y cinco minutos, pronunciando un discurso sobre la “doctrina social de la Iglesia”, seguido por una sesión de preguntas y respuestas.

El vocero admitió que Parolin fue “plenamente consciente de la naturaleza controvertida” del evento, pero se sintió animado al haberse reunido previamente con mucho de los participantes en “otros contextos”.

“La diversidad une”, dice el Papa en el curso para jóvenes astrónomos (Carlos Esteban)



El Papa no desaprovecha ocasión para ‘vendernos’ los beneficios de la inmigración masiva, aunque sea en un momento tan poco propicio como la apertura del curso de jóvenes astrónomos promovido por el Observatorio Vaticano.
“Procedéis de muchos países y culturas distintas y tenéis especializaciones diferentes”
les ha dicho el Papa a los jóvenes de diversos países que participan en el Vaticano en el curso promovido y gestionado por el Observatorio Vaticano de Castegandolfo. 
“Esto nos recuerda cómo la diversidad puede unir por un objetivo de estudio común, y cómo el éxito del trabajo depende también de tal diversidad, porque es de la colaboración entre personas de diversos orígenes como se puede llegar a una comprensión común de nuestro universo”.
Su Santidad -es sabido- puede hablar y escribir sin parar y también sin hacer apenas referencia a tema alguno que sea específico de su oficio, prefiriendo, por lo común, asuntos que pegan más en las páginas de opinión de The New York Times que en cualquier publicación eclesial o religiosa.

Últimamente le hemos visto reunirse con ejecutivos de las grandes petroleras para urgirles a que aceleren la transición hacia una fuente de energía limpia, le hemos escuchado saludando el inicio del Mundial de Fútbol y, naturalmente, insistiendo en un asunto en el que, a lo que se ve, en el país que rodea su diminuto Estado, se ha situado en el bando perdedor: la inmigración masiva.

Aquí también se alinea con la posición dominante en los grandes medios, y ha llegado a ser tan obsesivo su interés y tan maximalista su postura que no puede dejar de tratar el asunto, aunque sea de refilón, ni hablando a los jóvenes astrónomos.

Uno pensaría que en ocasión semejante hay muchos y muy adecuados asuntos con que interesar a su público. Puede tratarse de la falsa oposición entre ciencia y fe, un debate que ha dominado la opinión pública europea desde hace siglos, o de cómo la Creación apunta al Creador, o de la importancia del aprendizaje, que es lo que les ha reunido allí. Pero no, ha vuelto a lo suyo, y con unas frases que resultan muy fácilmente cuestionables. 

¿La diversidad une? Que se lo digan a los habitantes de Malmö, en Suecia, o a los de Los Angeles; que se lo expliquen a las autoridades de tantas ciudades europeas que han visto multiplicarse los guetos y las ‘no-go zones’ como setasNo, la diversidad no une, eso no tiene ni pies ni cabeza. En el caso que nos ocupa, es la pasión por la astronomía lo que une a personas de origen muy diverso, es el estudio lo que supera esa diversidad.

¿”Es de la colaboración entre personas de diversos orígenes como se puede llegar a una comprensión común de nuestro universo”? ¿En serio? 
Pocas instituciones han impulsado de forma tan desproporcionada y relativamente rápida el saber y las ciencias como la Royal Academy británica, que no era exactamente un paraíso de multiculturalidad, como no lo eran las universidades de Oxford y Cambridge. Y toda la fundación del actual ‘progreso’ se dio con la Ilustración francesa, un puñado de compatriotas que hablaban el mismo idiomaChinos, rusos, japoneses o israelíes tienen excelentes institutos de investigación que no parecen precisar de esa mágica ‘diversidad de orígenes’ para llegar muy lejos en sus exploraciones científicas.

Pero eso da igual, porque las palabras del Papa no son originales, repiten un mantra de moda, el mismo que se usa, sin pensar en centenares de contextos, para justificar esos masivos movimientos de población que desestabilizan las sociedades de llegada y despueblan y empobrecen las de origen

Mientras, el país natal de Su Santidad, uno de los últimos países culturalmente occidentales que mantenía una protección a la vida del no nacido, ha visto como la perdía por la mínima en un debate parlamentario, ante el silencio de piedra de Su Santidad, que ha callado como calló antes, durante y después del referéndum irlandés.

Carlos Esteban

El aborto es una práctica criminal, cobarde, miserable y sin justificación (Doctor Abel Albino)

El compromiso del laico

Duración 7:51 minutos



El 17 de mayo de 2018 Abel Albino asistió a la undécima jornada de debate por la legalización del aborto en Argentina representando a CONIN en el 11º plenario de comisiones del Congreso de la Nación manifestando su posición en contra del aborto, aclarando que hace 46 años que es pediatra y que es miembro de la Academia Nacional de Medicina diciendo lo siguiente: 
“El aborto es la mayor tragedia del siglo XX no sólo por la cantidad, sino, además, porque, para que exista un aborto, tiene que haber una madre que autorice que a un niño se lo despedace dentro de ella”.
Relató que vio a chicos destrozados por el aborto en tachos de basura y en baldes en el hospital público de Tucumán, donde hizo su residencia.
“Es la claudicación ética de la historia de la humanidad”. “El niño no es parte del cuerpo de la madre, está dentro del cuerpo de madre”.
 Definió al aborto como una práctica criminal contraria a la moral.
“Matar es lo opuesto a curar y los médicos somos profesionales del arte de curar”. “Matar a una criatura indefensa es cobarde, es miserable, es vil, no tiene justificación”.
Advirtió que los abortos clandestinos no desaparecen con la legalización, porque como son una “acción vergonzosa” se siguen haciendo clandestinamente. Describió al embrión con palabras del Profesor Lejeune y repitió su exhortación: 
 “Digan que ese pequeño hombrecito les molesta y que lo quieren eliminar. Díganlo con claridad”.

El aborto según el papa Pío XI, en su encíclica Casti Connubii (Hugo Verdera)


Duración 1:54 minutos

Fragmento del último de los programas de Hugo Verdera

Mártires o cómplices (Padre Santiago Martín)


Duración 7:29 minutos

Papismo (Mario Caponnetto)



Alejandro Bermúdez es un periodista “oficialmente católico”, de esos que pueblan las redacciones de algunos medios oficiales u oficiosos de la Iglesia, sean periódicos, blogs o canales televisivos. No carece de oficio el hombre. En épocas de Benedicto XVI solía, incluso, ofrecer a los televidentes de EWTN algunos programas que podrían calificarse de buenos. Pero desde hace un tiempo ha incurrido en algunos casos de fake news emulando en esto al maestro del género, el ahora renunciado Monseñor Darío Viganó, famoso por fraguar una carta del Papa Emérito.

Cuando en septiembre del año pasado un grupo de católicos, formado en su mayoría por profesores universitarios, firmamos la Correctio filialis dirigida al Papa Francisco, Bermúdez escribió en ACI Prensa que unos “lefevristas” acusaban de herejía al Papa. Para colmo, la afirmación, absolutamente falsa, encabezaba la nota a modo de título. Ahora, en su programa Cara a Cara que se transmite por EWTN, la emprende contra mi hermano, Antonio Caponnetto, y mi querido y viejo amigo Hugo Verdera, a quienes acusa de no ser “comentaristas católicos” y de “antipapismo”.

Por empezar, ninguno de los dos involucrados es, ni fue, ni se presenta, ni se presentó jamás como “comentarista católico”, oficio cuya existencia ignorábamos hasta que Bermúdez nos la reveló. Ambos son, sencillamente, intelectuales católicos, que procuran difundir la Fe y defenderla frente a tantos errores e impiedades como abundan en estos días. Pero dejemos esto de lado; lo que realmente nos asombra es esta neo categoría de papismo, con su correspondiente antinomia, antipapismo, que al parecer Bermúdez identifica sin más como la nota esencial y sine qua non para revistar en las filas de los comentaristas católicos.

Esta categoría de papismo resulta cuanto menos extraña en alguien que se dice católico. De papistas suelen acusarnos a los católicos algunos herejes; por ejemplo, los anglicanos que durante siglos (hoy menos) identificaron a los católicos con ese mote de inequívoco sentido peyorativo. Para estos herejes los católicos “adoramos al Papa” y aunque cierta papolatría hodierna puede inducirlos a semejante idea, el hecho es que nada más falso que los católicos seamos papistas. Los católicos creemos firmemente en el Primado, de caridad y de jurisdicción, del Sucesor de Pedro y Vicario de Cristo, el Romano Pontífice, al que el mismo Jesucristo instituyó como piedra angular de su Iglesia en la persona del Apóstol San Pedro, al que confió la misión de apacentar el rebaño y de confirmar en la Fe a todos los cristianos. Para ello le dio el don de la inerrancia, exclusivamente en materia de las verdades de Fe que forman el inmutable depósito de la Revelación.

Esta verdad, divinamente revelada (Mateo, 16, 18; Lucas, 22, 32), enseñada y sostenida por las Padres de la Iglesia como San Ignacio de Antioquía y San Agustín, defendida por los Doctores como Santo Tomás (Contra errores Graecorum, pars 2 cap. 32, corpus) y declarada como dogma de fe por el Concilio Vaticano I, es para los católicos una verdad incuestionable e innegociable y la sostenemos con toda firmeza. Pero en estos días que corren sucede algo paradójico, digno de una paradoja chestertoniana: esta verdad debemos defenderla sobre todo frente a ciertos papistas y a algunos campeones de la papolatría. Porque son precisamente estos papistas los que, por un falso sentido de la obediencia y una carencia total de un adecuado y justo juicio crítico, cierran los ojos y callan frente a los más que notorios intentos de acabar con el Papado, intentos a los que el Papa Francisco parece, en ocasiones, dar algo más que aliento.

De la mano de un ecumenismo extraviado y de una pavorosa protestantización de la Iglesia se viene difundiendo desde hace ya bastante tiempo una eclesiología confusa cuando no falsa en cuyo marco la primacía del Papado resulta tremendamente debilitada en aras de una indefinida “colegialidad” y de una vaporosa “sinodalidad”

Es dolorosamente cierto que el Papa Francisco vive alentando estas ambigüedades con gestos y palabras que, en ocasiones, son directamente escandalosas. Una Iglesia sinodal en cuya cima está el pueblo a modo de una pirámide invertida, una creciente y alarmante concesión de facultades, hasta ahora exclusivas del Romano Pontífice, a las Conferencias Episcopales y, fundamentalmente, una expresa proclamación de una apertura a la “conversión del Papado” para que su ejercicio “lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización” (Evangelii gaudium, 32) son palabras y hechos suficientemente graves que debieran hacer sonar las alarmas de los papistas ilustrados como Bermúdez. Pero no dicen ni pío y encima tildan de antipapistas y de herejes a los pocos que nos animamos a levantar la voz.

En realidad, el papismo es un vicio del catolicismo que viene de bastante atrás en el tiempo. Es un típico vicio por exceso. Amar al Papado, defenderlo de sus detractores, rogar a diario por el Papa para que Dios lo conserve y no permita que caiga en manos de sus enemigos es, sin duda, una virtud católica. Pero como toda virtud puede convertirse en vicio por exceso. Tal exceso consiste en una obediencia ciega, incapaz de discernir entre el magisterio infalible, el magisterio ordinario y las meras opiniones y, en el extremo, en una vergonzosa obsecuencia que paraliza el juicio e impide, incluso, el ejercicio de la oportuna corrección cuando ella se impone y en los términos adecuados.

En mis tiempos jóvenes, antes del Concilio, era frecuente oír esta frase a la que yo adhería como tantos: “prefiero equivocarme con el Papa a tener razón”; y se añadía: “si el Papa se equivoca él tendrá que dar cuentas a Dios, no yo”. Pero estábamos redondamente equivocados. Aquello era un exceso de piedad filial que no discernía ni distinguía ningún matiz, aunque por entonces no tenía mayores efectos negativos habida cuenta de los grandes papas que nos tocaron en suerte. Sin embargo, repito, era un error; en primer lugar porque si el Papa hablaba ex cathedra entonces no se equivocaba y, por ende, yo no podía tener razón; y si era un caso de magisterio ordinario sólo se me pedía un religioso acatamiento que por ser religioso no podía ser nunca ni ciego ni irracional. En cuanto a que si el Papa se equivoca el único responsable ante Dios es él, también es un grave error: si el Papa se equivoca y yo pudiendo y debiendo hacerlo no lo corrijo lo más probable es que el Papa y yo nos vayamos juntos al infierno.

A la luz de lo que vino después, aquella excesiva y en ocasiones irracional obediencia al Papa fue dejando lugar, en algunos casos, a un mejor discernimiento; en otros, lamentablemente, a esta ciega papolatría que no ve, ni discierne y, lo peor, acusa y ataca a quienes con dolor nos sentimos, a veces, en la obligación moral de decir que el rey está desnudo. Así ocurrió con quienes, en su momento, firmamos la Correctio filialis. Más dolorosa que la ausencia total de respuesta del Papa fue la andanada de críticas y de reproches a la que nos vimos sometidos. También fue muy doloroso ver como se trataba, con frecuencia, de explicar lo inexplicable: a más de un eximio tomista hemos visto empeñado en demostrar que el capítulo ocho de Amoris laetitia se corresponde con la enseñanza moral de Santo Tomás.

No es esto lo que Dios nos pide, ni lo que la Iglesia enseña, ni lo que nos dice el ejemplo de muchos santos. Amar al Papado es uno de los signos distintivos de los católicos. Es cierto. Por eso, hoy más que nunca necesitamos renovar nuestra adhesión a la Cátedra de la Unidad y nuestra Fe en el Primado de Pedro pero para oponernos, ante todo, a la creciente ofensiva del papismo.

Mario Caponnetto

viernes, 15 de junio de 2018

Noticias varias 15 de junio de 2018


SECRETUM MEUM MIHI





James Martin SJ será orador Encuentro Mundial de las Familias, las “parejas” homosexuales son bienvenidas

IN EXPECTATIONE

LAS PROFUNDIDADES ABISALES

EL ORIENTE EN LLAMAS

Ellos son los precursores del anti-Cristo

CNN

El fenómeno de la marea verde en Argentina

FIRST THINGS

POLONIA Y EL FUTURO  DE EUROPA

LA NUOVA BUSSOLA QUOTIDIANA

La pedofilia está muy extendido entre los medios de comunicación, la política y Hollywood

INFOCATÓLICA

Parroquias del ¡ay! (Padre Jorge)

Vatican Specialist: There is a Rending Civil War in the Church; Francis Knows It (Maike Hickson)

CRISIS MAGAZINE

La nueva Irlanda

Selección por José Martí

Una llamada del Papa podría haber decidido la inmigración masiva en Italia (Carlos Esteban)



Lo cuenta el veterano vaticanista Marco Tosatti en su blog Stilum Curiae: la ‘Operación Mare Nostrum’, que inició el desembarco masivo en Italia de inmigrantes ilegales, la decidió el primer ministro Enrico Letta tras una llamada de Santa Marta.

La actitud del Gobierno español con los más de seiscientos subsaharianos del barco Aquarius -convertirlos por decreto en refugiados y garantizarles vivienda y empleo- recuerda poderosamente la decisión adoptada por el primer ministro italiano Enrico Letta en 2013 y que acabó provocando la ‘invasión’ de Italia de 700.000 africanos y un caos que ha llevado al poder a dos partidos antiinmigracionistas. Y, según el prestigioso vaticanista Marco Tosatti, el jefe del Ejecutivo tomó la fatídica decisión tras recibir una llamada del Pontífice.

Estamos en el 3 de octubre de 2013. A pocas millas del puerto de Lampedusa naufraga una embarcación libia que transportaba a un grupo de inmigrantes ilegales subsahariano, con un balance de 366 muertos y veinte desaparecidos. Sobreviven 155, entre ellos 41 menores. Es la llamada ‘tragedia de Lampedusa’.

Es a partir de esa tragedia cuando el gobierno ‘técnico’ -no salido de las urnas- de Enrico Letta pone en marcha la ‘Operación Mare Nostrum’, que tiene dos aspectos. El primero es movilizar a la Marina italiana y a todos los efectivos disponibles para actuar en misiones de rescate masivas de embarcaciones con inmigrantes. El segundo, conceptuar a todos los náufragos de Lampedusa como refugiados, una evidente quiebra de la legislación internacional. 

Ambos detalles recuerdan poderosamente las medidas que ahora mismo está tomando el Gobierno español con el Aquarius y la frontera de Melilla y, gracias al caso italiano, ya sabemos cómo acaba la historia.

En 2017 llegaron por mar a las costas italianas 119.369 inmigrantes indocumentados, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), 181.436 el año anterior. En los últimos cinco años, se calculan en 700.000 los inmigrantes ilegales llegados a Italia. Italia sucedía así a Grecia, el principal punto de entrada hasta la firma del acuerdo firmado por la UE con Turquía en marzo de 2016, que cerró la ruta de oriente a través de Oriente Medio.

La novedad que aporta Tosatti, obtenida de una fuente bien informada del Ministerior del Interior italiano, que prefiere mantenerse en el anonimato, es que en esos momentos de duda y confusión el Pontífice, que entonces llevaba solo seis meses en la Cátedra de Pedro, telefoneó personalmente al primer ministro Letta para pedirle que Italia interviniese en auxilio de los inmigrantes.

Las fuentes que cita Tosatti recuerdan que la nueva política migratoria italiana, pese a lo que se aseguró inicialmente, acabó siendo poner los medios públicos al servicio del tráfico de seres humanos.

Si la noticia resulta ser cierta, se trataría de una injerencia crucial que ha transformado la estructura demográfica de Italia y, a la larga, llevado al Palacio Chigi a Giuseppe Conte en nombre de la coalición más soberanista que ha conocido Italia desde la Segunda Guerra Mundial. 

En cualquier caso, la postura maximalista de Francisco sobre la inmigración masiva, a la que no quiere poner límites ni de cantidad, ni de tiempo ni de legalidad, es sobradamente conocida y repetida a tiempo y a destiempo

Carlos Esteban

¿Cómo será el Anticristo? (Bruno Moreno)



«Al principio [el Anticristo] no odiaba a Jesús. Reconocía el mesianismo y la dignidad de Cristo, pero creía sinceramente que no era más que su gran predecesor. La acción moral de Cristo y su absoluta originalidad se escapaban a su inteligencia, oscurecida por el amor propio. “Cristo”, pensaba, “vino antes que yo. Yo vengo después, pero lo que sigue en el tiempo es anterior en el plano del ser. Yo soy el último, al final de la historia, precisamente porque soy el salvador definitivo y perfecto. Cristo fue mi heraldo. Su misión fue preparar mi aparición”.
[…] También justificaba de otra forma el hecho de anteponerse a Cristo: “Cristo”, se decía, “al enseñar y cumplir en su vida el bien moral, fue el redentor de la humanidad, pero yo debo ser el bienhechor de esa humanidad, en parte redimida y en parte no redimida. Yo daré a los hombres todo aquello que necesitan. Como moralista, Cristo dividió a los hombres mediante los conceptos del bien y del mal, pero yo los uniré por medio de beneficios tan necesarios para los buenos como para los malos. Seré el verdadero representante de Dios, que hace brillar el sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. Cristo trajo una espada, yo traeré la paz. El amenazó a la tierra con el juicio final, pero yo seré el juez y mi juicio no será el juicio de la justicia, sino el de la misericordia”».
Vladimir SolovievRelato sobre el Anticristo, 1900
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¿Cómo será el Anticristo? No hace falta pensar mucho. Basta mirar alrededor. Ya lo dijo San Juan: Hijitos, es la última hora, y así como oísteis que el anticristo viene, también ahora han surgido muchos anticristos.
Basta ver que, en menos de un mes, en dos países antiguamente católicos, entre el alborozo generalizado, se aprueba la matanza de niños inocentes en el santuario que Dios creó para ellos y en el que Él mismo quiso habitar durante nueve meses. Y que esa destrucción despiadada de lo más profundo del ser de la mujer se hace en nombre del bien de las mujeres, de la misericordia con sus sufrimientos, y es acogida con júbilo por las mismas desdichadas a las que se les arranca brutalmente su dignidad. Y que la gran mayoría de los sucesores de los Apóstoles, sin sangre en las venas, se callan o hablan muy bajito para que nadie los oiga, porque lo que importa es la democracia, la modernidad y ser tolerantes.
No hace falta más que ver que los católicos apostatan a millones para ser “más libres”, trocando la libertad de Cristo por la esclavitud del mundo relativista. Y ver que los que siguen siendo “católicos” en la práctica resultan indistinguibles de los demás. Y que la humanidad se muere porque no tiene a Cristo, pero la respuesta de los prelados es que hay que tener mucho cuidado de no hacer proselitismo y que lo verdaderamente importante y misericordioso es que todos nos llevemos bien y la ecología, porque Cristo vino a traer la paz y no la espada.
Es suficiente con darse cuenta de que una muchedumbre inmensa de clérigos, Dios les perdone, están ansiosos de acoger y bendecir todo aquello que destruye la familia, ya sea el adulterio, la fornicación, el mismo aborto o cualquier otra indignidad. No contentos con eso, tratan de convencer a los fieles de que es imposible no pecar, de que la fidelidad en momentos difíciles no tiene sentido, de que pecar es precisamente lo que Dios quiere que hagan. Y lo hacen en nombre de la misericordia, porque se creen más misericordiosos que Jesucristo.
Como adolescentes rebeldes, hemos preferido vivir entre los cerdos a habitar en la casa del padre, los espejismos del anticristo al dulce nombre de Jesús. Pues bien, lo que hemos sembrado, eso mismo tendremos. Mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso obedecer: los entregué a su corazón obstinado, para que anduviesen según sus antojos.
Bruno Moreno

Bonum certamen certavimus



Se combatió el buen combate. Y se lo hizo bien: en las marchas que reunieron a millones de personas, en los testimonios ante el Congreso que, como decía Ludovicus, en muchos caso se percibía “un olor de santidad y de destellante claridad”, y en la oración y el ayuno de los fieles en estos días a lo largo de todo el país. Quedan algunas conclusiones:

  1. Ya sabemos quiénes son los que se mancharon las manos con sangre inocente, y el primero de todos ellos es el presidente Mauricio Macri, causa necesaria de llevar al país al infanticidio. No les será gratuito. Les espera la condenación eterna y el rostro de los bebés a cuyo asesinato concurrieron persiguiéndolos durante toda la eternidad. 
  2. La reflexión obligada es, una vez más, la evidencia de que la democracia liberal es un sistema perverso y que el voto no sirve. Y por tanto conviene preguntarse nuevamente si es lícito que los católicos votemos, legitimando de ese modo un sistema perverso.
  3. Los hechos han demostrado los estrechos límites del entrismo político de algunos católicos que piensan que, enquistándose en algún partido político, pueden lograr algún bien. (Una curiosidad: hasta donde sé, la gran mayoría de los diputados massistas votaron a favor del aborto. Y fue justamente en ese espacio político donde el entrismo se radicó hasta hace poco tiempo).
  4. No hay que olvidarse que la lucha es contra el Poder de las Tinieblas, y que este poder debe de triunfar antes de ser definitivamente derrotado con el solo aliento de Nuestro Señor cuando vuelva en gloria y majestad. Más allá de los resultados finales de la ley, el triunfo del mal está asegurado. Ayer se conoció que a fin de mes, el Ejecutivo enviará el proyecto de ley con la reforma del código penal que dispondrá “la despenalización del aborto cuando esté en riesgo la salud física o mental de la mujer y si ese peligro no puede ser evitado por otro medio. También si el embarazo es producto de un abuso sexual”. Es la ley del aborto encubierta en caso de que sea rechazada en el Senado. Cualquier mujer que considere que el embarazo le provoca, por ejemplo, ansiedad y que los ansiolíticos le hacen mal al estómago, encontrará médicos comprensivos que la aliviarán practicándole un aborto.
  5. Sepamos, además, que los que parecen buenos no son tan buenos. Gran parte de los diputados y políticos que se manifestaron en contra del aborto propusieron intensificar la educación sexual en las escuelas y la prevención de los embarazos no deseados. Ya sabemos lo que están haciendo con los niños a los que, desde los cinco años, se les enseña sexualidad, robándoles su infancia y su inocencia
  6. En cuando a la prevención, relato aquí lo que sucede diaria y sistemáticamente en las escuelas públicas mendocinas: llega al establecimiento un vehículo del Ministerio de Salud, ingresan en las aulas médicos y enfermeros que ofrecen a todas las alumnas a partir de los trece años “ponerse el chip”. Por supuesto, la inmensa mayoría accede. Las llevan al camión donde primero le hacen un test de embarazo, luego las anastesian y finalmente les colocan en el brazo, intramuscularmente, un implante anticonceptivo de Nexaplom, el cual impedirá el embarazo durante tres años. Por cierto, provoca hemorragias, inflamaciones y otros problemas de salud. Si la alumna decide quitárselo, se lo prohiben. El costo de cada implante es de $4000. Me cuesta imaginar de qué manera Gabriela Michetti, por ejemplo, quiere incrementar estas prácticas.
  7. Un hecho que, lamentablemente, no asombra. Ayer, día en el que el Congreso discutía la ley del aborto, el papa Francisco tenía su audiencia pública y catequesis semanal que, casualmente, trató el tema de la vida. No dijo una sola palabra sobre la cuestión que nos estaba doliendo en esos momentos a sus compatriotas, los católicos argentinos. Peor aún, con un cinismo que cuesta entender, afirmó que “el mayor peligro en la vida es la mediocridad y la pusilanimidad”. En Argentina ahora sabemos que hay peligros mucho mayores para la vida.
The Wanderer

Noticias varias de Gloria TV, al 15 de Junio de 2018 (Argentina, aborto, iglesia austriaca, iglesia polaca, humanae vitae, ...)



Un silencio ensordecedor (Michael Voris)

Duración 9:46 minutos

This episode is going to get a lot of people's noses out of joint. To which we say: too bad. Here's the thrust, why aren't the supposedly "orthodox" bishops opening their mouths publicly and loudly about the homoheresy in the Church.

Seems like orthodoxy means something significantly more than just saying and preaching good stuff. It also includes condemning the evil stuff. And there is certainly no shortage of evil stuff in the Church in need of public condemnation.

So allow us to frame the topic. When a bishop who has a little fan club sits silently on the sidelines in the face of, for example, the homoheresy juggernaut in the Church, just exactly how and why is he deserving of a fan club? Because he talks a good game when it comes to say, reverent liturgy? Because he is doing something behind the scenes quietly to straighten up his seminary? Because he is a popular internet personality and makes the rounds at various conferences to much adulation and swooning from sycophants?

Something is wrong — warped actually — with the allowance given to bishops who have at least some touchstone to some kind of orthodoxy and yet do nothing publicly to battle the very public homoheresy in the Church.

Why the silence? The bishop supporters of sodomy certainly don't stay silent. In fact, they have diarrhea of the mouth when it comes to the topic. It doesn't seem out of sorts or disproportionate at all for the supposedly "good" bishops to say something every now and then. Yet, they don't.

And let's get down to brass tacks here shall we. Why does Bp. Barron get a pass on not publicly confronting the evil of sodomy being pushed aggressively by Fr. James Martin and the gay cabal in the Church? Why do his supporters who, in adoration before the Barron mystique of supposed intellectual prowess and save que faire, not stop their applause for a moment and ask themselves, "yeah, why does he say nothing about this homoheresy?"

The homo-heretics certainly say a lot, yet our hero strangely remains moot on this. Hmmm? Logical question, right? What could possibly be the motive for his silence?

And how about Abp. Sample in Portland, a much-beloved prelate for his advancing of the traditional Latin Mass?

Why would he not be willing to lay it on the line and get off the sidelines to condemn Martin's evil? Does he not think there are people in his archdiocese who are not having to deal with the carnage being created by the homoheretics?

And how about Bp. Olmsted in Phoenix, another "good" bishop who can't seem to find his voice in all this tumult. Or Bp. Conley in Lincoln, Nebraska or Bp. Morlino in Madison, Wisconsin?

What is it about the current condition of the Church that compels these men, as well as others, to hold their tongues. Is there some intoxication liquid that has dulled their intellects and made them think that if they just keep saying nice, holy, revenant things that Fr. Martin and his evil will just wither away?

Why on earth would any of these men think that? Or is it some other reason not immediately apparent? Do any of these men, or others, have friendships that stretch back to their seminary days in the 1960–1980s with any of the homo-heretic crowd that keeps their mouths shut out of a sense of misplaced loyalty or not wanting to cause consternation in the bishops' "boys club" atmosphere?

Something has got to explain their refusal to step up and fight this filth. And faithful Catholics — until they actually do stand up and put their necks on the line and commit — its hard to see how we can applaud them as "good."

In fact, their silence has been a major contributor to all this evil. Evil pushes hard until it is pushed back against. The homo-heretics are bullies, and the only way to beat a bully is to smack him right in the face. Yet, they refuse to do so.

How many of all these men — and there are many more than just the ones we named — fail to realize that their sheep — the families and friends of their sheep — are falling prey to this vicious gay "theology"?

Do they not think they have a duty to step up and condemn the most virulent heresy of our day? If not, why not? Silence is unacceptable.

Perhaps they are concerned they will suffer, in an ecclesiastical fashion, the fate that many of us laity have suffered. Banishment from the public square of the Church. Ridicule. Lies. Verbal Abuse. Etc. Yeah?

Is that it? Some cockeyed notion that if you open your mouths the hammer will come down and you will be removed or replaced, thus exposing your sheep to a "bad" bishop replacement? Well if that'sthe thinking, it's wrong. For a bishop to keep silence in the face of this rampant evil already makes him a "bad" bishop. The fact that he not as bad as one of the others doesn't excuse the silence.

There's too much politics, too much jockeying, too much chess strategizing (thinking 73 moves ahead) in the Church these days among the supposedly "good, orthodox" bishop crowd.

Do any of these people's admirers not think they have a duty to just come right out with it and let the chips fall where they may?

Do the men themselves who have somehow rationalized their silence as a "good thing" not have sufficient faith that whatever happens to them for defending Our Lord and the truth of the Faith is their witness to the truth and glory of the Faith?

Why is it that lay people, with more to lose in this world, are willing and able to lay it all on the line and yet the leaders themselves are always holding back, keeping something for themselves. That's uncharitable and unjust. And a massive lack of integrity.

They'll talk about various themes and topics to help restore the Church and ask the laity to follow that advice and instruction — which is almost always certainly good — but when it comes to a personal cost, they stop.

They may not want to offend fellow bishop friends who are gay, they may have a homosexual past they don't want exposed, or maybe they're afraid they will tick off the wrong prelate and their ecclesiastical careers will come to a screeching halt — or possibly a hundred other reasons, none of which is sufficient reason to keep their silence.

The troops, the faithful laity are out here battling this evil at great personal cost of finances, reputation and so forth. Yet there sit the leaders safely out of the line of fire, turning up the volume on their Gregorian Chants and Pontifical High Masses and appearances in YouTube trying to appear all cool and relevant and reasonable, or thinking that some hundred year plan to "fix" the seminaries will solve everything.

They need get off their bishop thrones and get down here in the muck with the faithful and start speaking publicly — and yes, being lambasted as homophobes and haters in the secular media and attacked left, right and center, for being intolerant and lacking prudence and all that usual idiocy.

Excuse Your Excellencies, the color of your office as bishop is red for a reason. You must lay down your life for the sheep, to the point of physically spilling your own blood if necessary. But heck, you won't even risk your reputations, seeking to hide behind a facade of "orthodoxy" as your sheep are being eaten alive.

Orthodoxy means right teaching, and you don't get to pick and choose what part of the teaching you can comfortably push and what part you can avoid because it costs you. Get in the game, and come to the defense of the faithful few who are fighting.

A few years after you are all dead, no one will remember you because you did nothing to fight this monstrous evil. Your YouTube hits and your pushing of Latin will amount to nothing if you let souls perish on your watch.

Be fathers, and stop being politicians.
Michael Voris

Los nepotes de Francisco (Fray Gerundio)


Los novicios que vienen de Roma no tienen ni idea. Estábamos conversando los frailes añejos sobre la capacidad que tiene Bergoglio para construir un nepotismo pontifical estilo new age. Los indoctos jovenzuelos, como llegan con reciclaje modernista-bergogliano, se han apresurado a desmentirnos categóricamente diciendo que Francisco no tiene ningún sobrino cerca de sí, al que haya dado un puesto importante.
Los pobrecillos novicios no saben nada de latín, pero tampoco saben de la historia que están viviendo en estos días.  Fray Malaquías les ha tenido que explicar que nepote, significa originalmente nieto o sobrino. Aunque parece que ha prevalecido más bien el significado italiano de “sobrino de alguna dignidad eclesiástica que recibe favores por su condición de tal”. Pero nepotismoes un término de más amplio significado que viene a expresar la repartición de cargos y prebendas, -el trato de favor-, a amiguetes y dilectos predilectos.
Los papas del Renacimiento hicieron cardenales a muchos de sus fámulos. Lo mismo en los siglos posteriores. Hasta que el papa Inocencio XII promulgó una bula contra la creación de cardenales-nepotes. Por supuesto que ya en tiempos de Pío XII se consideraban cosas del pasado. Y qué diríamos en el contexto del Vaticano II, en el que se recuperaba (?) la primitiva ingenuidad y simplicidad de la Iglesia. Hubiera sido algo intolerable mantener esta institución tan poco evangélica. ¡Eso eran signos tridentinos!
Sin embargo, Francisco ha vuelto a esta práctica con sus modales habituales y formas dictatoriales. No se sabe ciertamente que haya en el Vaticano muchos sobrinos de Bergoglio, aunque sí se sabe y se conoce de sobra, el numeroso ejército de preferidos que estarían lavando coches o lustrando botas, o en algún club de alterne, si los ojos de Su Santidad no se hubieran posado en ellos.
No tendría nada de particular ni de incorrecto, si estos niños mimados de Bergoglio fueran santos de los canonizados antes del Concilio. O si gozaran de una notable valía intelectual. O si exhibieran una sobresaliente fidelidad doctrinal.
No. Los privilegiados de Francisco están ahí porque están. Los mantiene el Mecenas porque le caen bien. A ellos no se les aplica la tolerancia cero, sino que se les da el carnet de puntos con tolerancia infinita. Como si fuera una tarjeta de crédito para gastar sin control. Se les permite todo y se les mima con cuidado. Tienen vía libre para poner en cuestión lo que sea. Y para hacer lo que sea. Libres como el viento. Versos sueltos del Poema de Francisco, que colaboran en la Obra de la Salvación. Hemos repasado algunos ejemplos al calorcillo del claustro.
El arzobispo Paglia, el mariquita del mural, como lo conocen en algunos mentideros romanos, que se hizo pintar al fresco y en postura inadecuada e incómoda para un arzobispo, en la catedral de su Diócesis. Pues bien, este señor es Presidente del Pontificio Consejo para la Familia. Y ahí sigue la criatura, aunque se sepan sus andanzas. Y sus declaraciones oscuras sobre los temas de su alta responsabilidad siguen iluminando el entorno.
El Arzobispo Trucho, -bésame mucho-, experto en besuqueos, muy conocido ya en toda la red por su especial cercanía intelectual a Francisco. Los argentinos que le conocen bien, no dejan de admirarse de sus nombramientos: primero como arzobispo ad personam -nepotismo clase VIP-, y luego como Arzobispo de La Plata, previa patada antero-posterior al recién llegado a la edad de jubilación. Lástima que no hubieran empleado esta medida en Buenos Aires hace ya varios años.
Los dos inútiles arzobispos cardenales de Madrid y Barcelona son otro cantar, pero también forman parte de los elegidos cuidadosamente para no hacer nada. Eminencias grisáceas que conmueven las columnas del catolicismo español, conduciendo a sus ovejas a buenos pastos.
El famoso Capella, desaparecido en acto de servicio para escapar de la policía americana y arrestado en el Vaticano, supuestamente para huir –dicen-, de la justicia civil. Caso que también nos lleva de la mano a una cierta e  incomprensible protección , tal como denunciaron algunos otros medios.
El Rica del ascensor, del que tampoco se sabe nada. Sólo que también es un protegido de Francisco, quien a pesar de sus conocidas andanzas, lo mantiene en su cargo como si hubiera robado una caja de chocolatinas a un joven y apuesto guardia suizo.
El muy reverendo James Martin –caso que clama al cielo-, protegido, superprotegido, amadrigado y preservado jesuita norteamericano, salsa de todos los guisos y arco iris de todas las banderas, que irá a Irlanda para dar una conferencia en el Congreso de las Familias. Invitado por el Papa y el arzobispado de Dublín. Una zorra para hablar de la importancia de cuidar a las gallinas. [Por cierto, Congreso al que no debería asistir nadie que tenga dos dedos de honradez y un mínimo de vergüenza. Dejar solos a los organizadores y malversadores-destructores de la Familia Católica, y que Francisco le aplauda a Martin y viceversa. Nadie más.]
El cardenal Maradiaga, bien apertrechado y apoltronado con sus affaires económicos, convertido en vientre de alquiler de su obispo auxiliar, denunciado también por las corrupciones habituales. ¿Cómo puede ser que permanezca en el cargo?
Gustavo Gutiérrez, otro nepote protegido, abroquelado y cobijado. Responsable del tremendo destrozo de la Teología de la Liberación, pero mentor de los eclesiásticos politiqueros añorantes de los años setenta y destructores de los católicos en Hispanoamérica. Solo Dios sabrá hasta dónde llega el abismo de responsabilidad personal y colectiva, en esta auténtica doctrina genocida de todo lo que suene a catolicismo y sobrenaturalidad. Has contribuido a la Iglesia y a la Humanidaddice el Papa en su carta de felicitación.
Así podríamos continuar. Si eres de los nepotes de Francisco, tranquilo. Si eres de los otros, dimite inmediatemente. O te dimito fulminantemente.
En estos tiempos de dimisiones de ministros españoles a los que se les ha pillado con las manos en la masa, sería bueno que la Moral de la Santa Sede se recicle. Al fin y  al cabo, Franciso ha predicado en multitud de ocasiones a los nuevos cardenales, a los obispos y seminaristas, que no tienen que ser príncipes renacentistas. Solamente puede serlo él. Y ha instado a la mafia italiana a convertirse. Ahora falta que se convierta la mafia vaticana. Deo volente.
Fray Gerundio

Noticias varias 13 y 14 de junio de 2018 ("Reforma", Amazonía, Argentina, Aborto, Mons. Schneider, demolición confesionario, ...)




EL ORIENTE EN LLAMAS

La “hermenéutica de la reforma”, una nueva vuelta de rosca para justificar todo tipo de desmanes doctrinales



IN EXPECTATIONE

LAS PROFUNDIDADES ABISALES

VOICE OF THE FAMILY

VIDEO: BISHOP ATHANASIUS SCHNEIDER – La Iglesia militante, una verdad olvidada

LA NUOVA BUSSOLA QUOTIDIANA

Se inicia (en Australia) el trabajo de demolición del confesionario

Selección por José Martí

Burke lamenta que la Irlanda católica “no recibió apoyo de Roma” por el referéndum del aborto (Carlos Esteban)



No porque sea flagrante y dolorosamente obvio, como hemos recordado aquí en diversas ocasiones, tiene menos mérito que el Cardenal Raymond Leo Burke lo recuerde públicamente: en un momento crucial para los católicos irlandeses, cuando en su país se votaba eliminar la protección constitucional al no nacido, Roma calló.

[También ha callado en lo que se refiere a Argentina. Ver aquí y aquí. El campeonato mundial de fútbol en Rusia tiene -por lo visto- más importancia, pues es una "ocasión de encuentro y fraternidad", según las palabras del propio Francisco]

Lo ha señalado en declaraciones al semanario polaco Sieci: 
En Irlanda, durante la campaña previa al referéndum sobre la protección de la vida del no nacido, exactamente igual que en los referendum anteriores sobre el llamado ‘matrimonio’ de personas del mismo sexo, quienes han combatido en estas batallas no recibieron apoyo de Roma”. Y añade que “incluso los propios obispos irlandeses defendieron demasiado débilmente los principios morales”.
Es una omisión misteriosa, llamativa en una encrucijada tan estratégica en la guerra contra la cultura de la Muerte. Irlanda se mantenía como bastión solitario en Europa, y ha caído en una derrota estrepitosa con un bando, el de los defensores de la vida, luchando sin una palabra de apoyo del pastor de los católicos.

Un silencio así, subraya Burke -uno de los dos supervivientes de los cuatro cardenales que sometieron sus Dubia al Papa, nunca respondidos-, refleja una situación “alarmante” en la Iglesia.

Es difícil que los fieles puedan sostenerse en la batalla cuando sus propios pastores, como indica Burke más adelante en la entrevista, arrojan dudas sobre la doctrina perenne de la Iglesia.

Esta situación se debe, ante todo, dice Burke, a que “se están minando y cuestionando verdades de fe fundamentales”.

“La doctrina moral nos enseña que ciertos comportamientos son malos, siempre y en todas partes, y que no pueden ser considerados buenos en ninguna circunstancia”, sigue el cardenal. “Esto se aplica a la actividad sexual con una persona del mismo sexo tanto como a las relaciones sexuales fuera del matrimonio. Y ahora estamos viendo aparecer en la propia Iglesia un consentimiento a este tipo de prácticas”.

Insiste Su Eminencia: “Lo repito: es muy alarmante. Hoy hay una ausencia de un liderazgo firme por parte de Roma, que podría aclarar estas cuestiones y eliminar la incertidumbre”.

Pero si el silencio de Roma es dolorosamente incomprensible -y más noticioso, en nuestra opinión, que muchas declaraciones-, lo agravan dos circunstancias.

-  La primera es que no estamos ante un pontificado especialmente lacónico. En realidad, Su Santidad se caracteriza, en todo caso, por lo contrario, una exuberancia comunicativa que ha dado muchos titulares a lo largo de estos cinco años.

No estamos, pues, ante un Papa que ame especialmente el silencio -como dejó explícito en su carta Gaudete et Exultate-, sino ante uno que gusta de dejar clara su opinión sobre todo tipo de asuntos, desde el Cambio Climático a las ‘fake news’, pasando por la inmigración masiva o, más recientemente, el Mundial de Fútbol. 

No ha lugar, pues, a achacar su inexplicable silencio ante el referéndum irlandés o al debate parlamentario argentino a una renuencia natural a comunicar.

- La segunda circunstancia es que ha sido Burke el primero entre los príncipes de la Iglesia en poner el dedo sobre esta incomprensible ausencia, sobre este silencio que hace a tantos sentirse abandonados. Eso es tan dramático o más que el silencio de Roma: la cobardía del resto de los pastores.

Carlos Esteban