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domingo, 16 de octubre de 2022

El rechazo a Dios y la infinita belleza del ofrecimiento de Dios a los hombres


Domingo 19º después de Pentecostés 3/10/2010


Duración 39:38 minutos

¿Cuáles son los dones y frutos del Espíritu Santo?



Para muchos es el gran desconocido: el Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad.

El catecismo de la Iglesia católica explica que «la vida moral de los cristianos está sostenida por los dones del Espíritu Santo. Estos son disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos del Espíritu Santo».

Los siete dones del Espíritu Santo son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Pertenecen en plenitud a Cristo, Hijo de David (cf Is 11, 1-2). Completan y llevan a su perfección las virtudes de quienes los reciben. Hacen a los fieles dóciles para obedecer con prontitud a las inspiraciones divinas.

«Tu espíritu bueno me guíe por una tierra llana» (Sal 143,10).

«Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios […] Y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos de Cristo» (Rm 8, 14.17).

Les ofrecemos la explicación de cada uno de los siete dones del Espíritu Santo con definiciones dadas por el obispo José Ignacio Munilla en diversas predicaciones suyas:

Los 7 dones del Espíritu Santo

Sabiduría: Es el que lleva a la perfección la virtud de la caridad; de la misma forma que el don de entendimiento perfeccionaba la virtud de la fe. Si decimos que la virtud de la caridad es lamas excelente de las virtudes teologales, se entiende que ahora digamos que el don de sabiduría sea el más excelente de todos los dones del Espíritu Santo. Es el don que «eleva el corazón hacia las cosas de arriba», purificándonos de todos los afectos terrenales y dándonos a gustar el «sabor de las cosas divinas».

Inteligencia: Hábito sobrenatural infundido en la inteligencia del hombre, que nos hace aptos para una intuición penetrante de las verdades reveladas. No solo de las verdades prácticas, también de las verdades morales. No solo en cuanto a la «especulación» de la fe, sino a las verdades reveladas en cuanto a ti: «aquí y ahora».

Consejo: Nos permite «intuir con facilidad y prontitud» en las distintas circunstancias de la vida lo que «es voluntad de Dios» «lo que conviene hacer al fin sobrenatural».

Fortaleza: es un «habito sobrenatural que robustece el alma» para practicar toda clase de virtudes heroicas con una «confianza invencible», llegando a superar los mayores peligros y resistiendo las dificultades que puedan surgir.

Ciencia: produce en nosotros una «lucidez sobrenatural» para ver las cosas del mundo según Dios. El don de ciencia nos está recordando que este mundo tiene una vanidad y una capacidad de seducción, de la cual nos quiere liberar.

Piedad: es un habito infundido por el Espíritu Santo en la voluntad que nos da un afecto filial hacia Dios, considerado como Padre; y con un sentimiento de fraternidad universal con todos los hombre; percibiéndolos como hermanos nuestros: «hijos del mismo Padre».

Temor de Dios: Este don nos da un gran sentido «reverencial» hacia la majestad de Dios. Nos permite alcanzar docilidad, para apartarnos del pecado y someternos a la voluntad de Dios.

Los 12 frutos del Espíritu Santo

Por otro lado, el punto 1832 del catecismo de la Iglesia católica, habla de los frutos del Espíritu. Los define como «perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna».

La tradición de la Iglesia enumera doce: “caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia, castidad” (Ga 5,22-23, vulg.).

Les ofrecemos la explicación de cada uno de ellos explicado por el sacerdote Francisco Fernández Carvajal, autor de numerosos libros de espiritualidad:

Caridad: Es la primera manifestación de nuestra unión con Cristo. Es el más sabroso de los frutos, el que nos hace experimentar que Dios está cerca, y el que tiende a aligerar la carga a otros. La caridad delicada y operativa con quienes conviven o trabajan en nuestros mismos quehaceres es la primera manifestación de la acción del Espíritu Santo en el alma: «no hay señal ni marca que distinga al cristiano y al que ama a Cristo como el cuidado de nuestros hermanos y el celo por la salvación de las almas».

Gozo: La alegría es consecuencia del amor; por eso, al cristiano se le distingue por su alegría, que permanece por encima del dolor y del fracaso. ¡Cuánto bien ha hecho en el mundo la alegría de los cristianos! «Alegrarse en las pruebas, sonreír en el sufrimiento…, cantar con el corazón y con mejor acento cuanto más largas y más punzantes sean las espinas (…) y todo esto por amor… este es, junto al amor, el fruto que el Viñador divino quiere recoger en los sarmientos de la Viña mística, frutos que solamente el Espíritu Santo puede producir en nosotros».

Paz: Existe la falsa paz del desorden, como la que reina en una familia en la que los padres ceden siempre ante los caprichos de los hijos, bajo el pretexto de «tener paz. La paz, fruto del Espíritu Santo, es ausencia de agitación y el descanso de la voluntad en la posesión estable del bien.

Paciencia: Ante los obstáculos, las almas que se dejan guiar por el Paráclito producen el fruto de la paciencia, que lleva a soportar con igualdad de ánimo, sin quejas ni lamentos estériles, los sufrimientos físicos y morales que toda vida lleva consigo. La caridad está llena de paciencia; y la paciencia es, en muchas ocasiones, el soporte del amor. «La caridad –escribía San Cipriano–es el lazo que une a los hermanos, el cimiento de la paz, la trabazón que da firmeza a la unidad… Quítale, sin embargo, la paciencia, y quedará devastada; quítale el jugo del sufrimiento y de la resignación, y perderá las raíces y el vigor».

Longanimidad: Es semejante a la paciencia. Es una disposición estable por la que esperamos con ecuanimidad, sin quejas ni amarguras, y todo el tiempo que Dios quiera, las dilaciones queridas o permitidas por Él, antes de alcanzar las metas ascéticas o apostólicas que nos proponemos. Este fruto del Espíritu Santo da al alma la certeza plena de que –si pone los medios, si hay lucha ascética, si recomienza siempre–se realizarán esos propósitos, a pesar de los obstáculos objetivos que se pueden encontrar a pesar de las flaquezas y de los errores y pecados, si los hubiera.

Bondad: Es una disposición estable de la voluntad que nos inclina a querer toda clase de bienes para otros, sin distinción alguna: amigos y enemigos, parientes o desconocidos, vecinos o lejanos. El alma se siente amada por Dios y esto le impide tener celos y envidias, y ve en los demás a hijos de Dios, a los que Él quiere, y por quienes ha muerto Jesucristo.

Benignidad: Es precisamente esa disposición del corazón que nos inclina a hacer el bien a los demás. Este fruto se manifiesta en multitud de obras de misericordia, corporales y espirituales, que los cristianos realizan en el mundo entero sin acepción de personas. En nuestra vida se manifiesta en los mil detalles de servicio que procuramos realizar con quienes nos relacionamos cada día. La benignidad nos impulsa a llevar paz y alegría por donde pasemos, y a tener una disposición constante hacia la indulgencia y la afabilidad.

Mansedumbre: Está íntimamente unida a la bondad y a la benignidad, y es como su acabamiento y perfección. Se opone a las estériles manifestaciones de ira, que en el fondo son signo de debilidad. La caridad no se aíra14, sino que se muestra en todo con suavidad y delicadeza y se apoya en una gran fortaleza de espíritu.

Fidelidad: Una persona fiel es la que cumple sus deberes, aun los más pequeños, y en quien los demás pueden depositar su confianza. Nada hay comparable a un amigo fiel –dice la Sagrada Escritura–; su precio es incalculable. Ser fieles es una forma de vivir la justicia y la caridad. La fidelidad constituye como el resumen de todos los frutos que se refieren a nuestras relaciones con el prójimo.

Modestia: Una persona modesta es aquella que sabe comportarse de modo equilibrado y justo en cada situación, y aprecia los talentos que posee sin exagerarlos ni empequeñecerlos, porque sabe que son un regalo de Dios para ponerlos al servicio de los demás. Este fruto del Espíritu Santo se refleja en el porte exterior de la persona, en su modo de hablar y de vestir, de tratar a la gente y de comportarse socialmente. La modestia es atrayente porque refleja la sencillez y el orden interior.

Continencia y Castidad: Como por instinto, el alma está extremadamente vigilante para evitar lo que pueda dañar la pureza interior y exterior, tan grata al Señor. Estos frutos, que embellecen la vida cristiana y disponen al alma para entender lo que a Dios se refiere, pueden recogerse aun en medio de grandes tentaciones, si se quita la ocasión y se lucha con decisión, sabiendo que nunca faltará la gracia del Señor.

sábado, 15 de octubre de 2022

Volvamos a Lepanto



Videomensaje monseñor Carlo Maria Viganò

Conferencia «Disrupting the Culture with Truth»

Virginia Beach Octubre de 2022


Es un gran placer para mí poder participar en esta conferencia organizada por Regan Long, Craig Hudgins y Christine Bacon. Ustedes conocen bien la admiración que profeso a los católicos de Estados Unidos y la confianza que albergo en el éxito de vuestro empeño en pro de un gran reavivamiento que devuelva la dignidad y la prosperidad a vuestro gran país: una nación a los pies de Dios. Gracias, pues, a los organizadores de la conferencia Disrupting the Culture with Truth, y a todos los que con su presencia contribuyen a esta importante iniciativa.

Hace cuatrocientos cincuenta y un años, el 7 de octubre de 1571, se libró en el Golfo de Patras un épico combate entre la flota de la Liga Santa y la otomana. Bajo el pendón pontificio tomaron parte la República de Venecia, el Imperio Español, los Estados Pontificios, la República de Génova, la Orden de Malta, el Ducado de Saboya, el Gran Ducado de Toscana, el Ducado de Urbino, la República de Lucca, el Ducado de Ferrara y el de Mantua, con un total de 40.000 marineros y remeros y 20.000 soldados de infantería. Francia, no obstante, se había aliado con los turcos, como ya había hecho en la batalla de Viena en 1683. Esta afrenta a la unidad de la Europa católica la hizo acreedora a los horrores de la Revolución Francesa y el Terror, y junto con éstos la caída de la monarquía capeta. La Liga Santa, capitaneada por Don Juan de Austria, obtuvo una victoria aplastante gracias a la cual Europa no cayó en manos de los mahometanos. San Pío V –el papa del Concilio de Trento, que codificó la Misa romana– proclamó a la Virgen Reina Santísima de las Victorias e instituyó la fiesta del Santo Rosario el 7 de octubre para honrar a quien había impetrado desde el Cielo la victoria de la armada cristiana.

Ustedes me preguntarán por qué hablo de la batalla de Lepanto. Pues porque creo que la crisis actual, tanto en el ámbito civil como en el eclesiástico, se pueden entender a la luz de cómo se comportaron los príncipes católicos en aquella coyuntura, y hasta qué punto es abismal la diferencia entre aquellos y los actuales dirigentes de las naciones y de la Iglesia. Diferencia que podemos hacer más diáfana con sólo aplicar la ideología actual a contexto de la Batalla de Lepanto con una representación imaginaria que me parece muy instructiva.

Imaginemos, queridos amigos, a un San Pío V embaucado por la mentalidad conciliar (me refiero, naturalmente, al Concilio Vaticano II) que condena la guerra a fin de contener a los turcos, y con un exiguo séquito de prelados va a Constantinopla –para entonces ya rebautizada como Estambul—al objeto de presidir un encuentro ecuménico de oración en la mezquita de Santa Sofía, que en su día fue la más espléndida y célebre basílica de la Cristiandad. Imaginémoslo vestido apenas con la sotana blanca y acompañado de secretarios vestidos con ropa normal de calle y prelados que ocultan su pectoral en el bolsillo. Vemos como se descalza para acceder a la mezquita ante la mirada de los dignatarios otomanos, o bien saludando al Sultán en el nombre del Dios misericordioso, y omitiendo deliberadamente toda alusión a la religión católica, a la divinidad de Jesucristo o a la misión salvífica de la Iglesia, pero mencionando al padre común Abrahán y deseando un feliz Ramadán, que está a punto de celebrarse.

Por si fuera poco, imaginemos al papa Ghislieri expresándose improvisadamente, elogiando un poco el Corán y bromeando o desacreditando al Dux de Venecia, el rey de España o los príncipes, duques, grandes duques, capitanes y otras importantes personalidades de la Liga Santa, y tildándolos de rígidos, integristas, rezarrosarios, neopelagianos, momias que deberían estar en museos y fundamentalistas. Imaginemos a dichos soberanos y mandatarios oyendo como San Pío V los exhorta a acoger a los mahometanos y mezclarse con ellos, construir mezquitas en territorios cristianos y no hacer una cuestión política de las matanzas y brutalidades a las que someten los turcos a los cristianos de Chipre y los que viven en la Sublime Puerta. Hagamos un esfuerzo más, e imaginemos cómo los príncipes de las naciones cristianas desembolsan caudales para la inclusión, de la que se benefician las instituciones eclesiásticas y asociaciones sin ánimo de lucro, así como los que se lucran llevando a Europa hordas de mahometanos a bordo de galeras y galeazas, rápidamente rescatadas del mar y alojadas a expensar de la Serenísima República o la Orden de Malta. Un esfuerzo más, e imaginemos a un almuédano que entona las suras del Corán sobre los mosaicos de la veneciana Basílica de San Marcos en presencia del Dux Alvise Mocenigo y los miembros del Consejo Superior, todo en nombre del diálogo y la fraternidad entre los creyentes en el único Dios y en la laicidad del Estado.

Y ahora les pregunto: ¿creen ustedes que San Pío V, los cardenales, obispos y demás prelados de aquel tiempo habrían sido capaces de llegar a tanto? ¿Acaso no se habrían sublevado hasta los católicos más tibios? ¿Creen que las autoridades civiles, los soberanos y los magistrados aceptarían que la Jerarquía apostatase de la Fe y faltase al mandamiento recibido del mismo Cristo, exponiendo con ello a sus súbditos y a toda la Cristiandad a la invasión mahometana y la desaparición de su propia identidad? Los propios islamistas habrían considerado semejante dejación de funciones un acto de sumisión, y no habrían vacilado en pasar a filo de espada a los cristianos, considerándolos traidores, cobardes y pusilánimes.

Hoy, cuatrocientos cincuenta y un años después, ésa es la realidad que tenemos a la vista. Una jerarquía apóstata sometida a la élite subversiva que gobierna el mundo y las naciones, una jerarquía que traiciona a Cristo y a los fieles. Una autoridad civil que no reconoce la realeza de Cristo, se niega a acatar los Mandamientos y exalta el vicio y el pecado poniéndolos como modelo a seguir mientras criminaliza o ridiculiza la virtud, la honradez o la rectitud. Una masa informa de siervos desprovistos de fe y de ideales que lo aceptan todo de sus autoridades religiosas y civiles, sin más interés que hacerse un selfie para compartir en Facebook oque contar algo en Instagram; sin trabajo, sin posesiones, sin casa, sin libertad, sin autonomía y sin futuro. Un montón de aduladores a sueldo para que divulguen noticias falsas y censuren la verdad que se saltan a la torera la deontología profesional y niegan lo evidente.

No tiene nada de sorprendente que en esta sociedad rebelada contra Dios y contra la razón el Estado y la Iglesia hayan quedado eclipsados por un estado y una iglesia en las sombras. No nos sorprendamos de las guerras, carestía, la miseria y la destrucción que la élite mundialista crea y consiente para mantener el poder y seguir enriqueciéndose desmesuradmente.

Nos sorprende más que se produzca una reacción, por desorganizada y minoritaria que sea; aunque este mundo no la merece, la Providencia salvará al mundo gracias a los buenos, los hijos de la Luz, cuantos acojan a Cristo y quieran que Él reine en sus corazones. Será esa minúscula grey, animada por los mismos ideales de Lepanto, la que se convierta en sal de la Tierra y en el fermento que levante la masa. Y será también una vez más la Santísima Virgen, la Nicopeaia, la portadora de victorias, quien garantice la victoria no sólo sobre la Media Luna, sino también sobre los conspiradores del Gran Reinicio, los despiadados perpetradores de la Agenda 2030, los usureros del FMI, el Foro Económico Mundial, la ONU, el Club Bilderberg, la Comisión Trilateral y la Masonería.

Empuñen el Rosario, como lo empuñaban nuestros padres, incitando a la compasión a Nuestra Señora y a su divino Hijo.

Tal es mi deseo para todos ustedes, las personas de buena voluntad y los patriotas de Estados Unidos, a quienes de todo corazón imparto mi más amplia bendición.

†Carlo Maria Viganò, arzobispo

7 de octubre de 2022

Festividad del Santo Rosario

451º aniversario de la victoria de Lepanto

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

NOTICIAS POLÍTICAS 14 de Octubre de 2022



EL TEATRO DE WILL

LO QUE HIZO Carmen ES DE OTRO NIVEL, y otros CAPÍTULOS DEL MUNDO PROGRE

DURACIÓN 11:43 MINUTOS
https://youtu.be/SLqJlaBLouo

ROBERSR

¡VOX SE DISPARA EN ALICANTE Y ZARAGOZA, ALMEIDA ATACA A ORTEGA SMITH Y LA RUINA DEL PSOE Y SÁNCHEZ!

DURACIÓN 15:15 MINUTOS
https://youtu.be/_IRO9XNlpFM

Selección por José Martí

viernes, 14 de octubre de 2022

El fracaso posconciliar | Actualidad Comentada | 14-10-2022 | Pbro. Santiago Martín FM



Duración 14:08 minutos


El peligro mortal del sínodo (Carlos Esteban)




Los organizadores del sínodo están lanzando todas las señales posibles para transmitir la idea de que la reunión puede cambiar doctrinas asentadas. Sería un suicidio.

Si la Iglesia puede decidir que hoy es bueno lo que siempre ha predicado como malo, o al revés, significa que la Iglesia ha llevado a error a los fieles durante dos mil años.

Si la Iglesia ha llevado a error a los fieles durante dos mil años, significa que no es la intérprete infalible del mensaje de Cristo. Corolario de esto es que tampoco lo que diga ahora contradiciendo a lo anterior puede decirlo con certeza, si no podía decirlo con certeza antes.

Si la Iglesia no es intérprete infalible del mensaje de Cristo, no vale para nada; es solo un club de debate redundante que se limita a dar un barniz de espiritualidad a lo que el siglo ya ha decidido que es cierto.

Pretender que nuestro tiempo tiene algún rasgo especial que le permite encontrar una nueva verdad que los otros siglos han contradicho es una incoherencia lógica perceptible para la mente más limitada.

Quienes se afanan para que la Iglesia haga lícito lo que siempre ha sido, no meramente ilícito, sino condenado con extrema severidad parecen no darse cuenta de que su acción deslegitimaría de un plumazo lo mismo que tratan de imponer. Lo mismo que, según ellos, hizo errar a la Iglesia al considerar malo lo que ellos ven ahora como bueno hace imposible que su nueva afirmación aporte un mínimo de certeza. Es solo una opinión, acorde con los tiempos, y con la misma fecha de caducidad que todas las novedades de cualquier época. Y en el proceso se habrá destruido la única base para pertenecer a la Iglesia.

Porque la Iglesia no es un grupo de filósofos especulando el sentido de la vida, sino un mensaje concreto, inamovible en el tiempo porque lo comunica el propio Creador, que está fuera del tiempo, que transmite verdades que no pasarán cuando hayan pasado el cielo y la tierra, por boca del Hijo de Dios hecho hombre, Cristo, que es el mismo ayer, hoy y mañana.

La Iglesia es la portadora de un Mensaje, de una Revelación cerrada con la muerte del último Apóstol. Y los mensajes no se votan. Se aceptan o se rechazan, pero no se votan. La Iglesia puede abrir un proceso de escucha para conocer las tribulaciones y circunstancias concretas del pueblo de Dios, pero no para pedirle opinión. El pueblo fiel no está ahí para decidir cuál es la verdad, la verdad pequeña de nuestro tiempo, sino para aprender, porque la Iglesia es Madre y Maestra.

Si el Sínodo de la Sinodalidad concluyera que es lícito lo que siempre ha sido ilícito, no conseguiría una Iglesia con verdades nuevas. Solo conseguiría la destrucción de la Iglesia, y que no hubiera, por lo demás, razón alguna para que los pastores siguieran en sus puestos.

Carlos Esteban
Léase también el siguiente artículo:

Los tres agujeros negros del Sínodo que ponen en peligro a la Iglesia

Una directiva de Pfizer reconoce que no sabían si su vacuna era efectiva contra el COVID



Duración 2:34 minutos

martes, 11 de octubre de 2022

NOTICIAS 11 DE OCTUBRE DE 2022



CHIESA E POST CONCILIO

- 11 octubre 1962/2022 - 60 años del Concilio Vaticano II

http://chiesaepostconcilio.blogspot.com/2022/10/11-ottobre-1962-2022-60-anni-dal.html


SECRETUM MEUM MIHI

- El Concilio Vaticano II no menciona la sinodalidad ni la insinúa, pero está allí sin que nos hubieramos dado cuenta por 60 años, Secretaría General del Sínodo de los obispos

https://secretummeummihi.blogspot.com/2022/10/el-concilio-vaticano-ii-no-menciona-la.html



Selección por José Martí

EL LAMENTABLE FRACASO DE VOX... y otros CUENTOS podemonguers



DURACIÓN 10:21 MINUTOS

Ariza ante el editorial de El País sobre el ‘nerviosismo de VOX’: ‘Vosotros sí que sois fascistas’



DURACIÓN 6:42 MINUTOS

Mensaje de monseñor Viganò a Liberi in veritate



8 de octubre de 2022

ALOCUCIÓN a los miembros del comité Liberi in veritate con ocasión de la Semana de la Victoria 7-13 octubre de 2022

Un trece de octubre de hace ciento cinco años, ante millares de personas congregadas en la Cova de Iría, la Virgen Santísima concluyó la serie de apariciones de Fátima coronándolas con el célebre milagro del sol, mediante el cual prefiguraba el triunfo de su Corazón Inmaculado, como requisito previo a la restauración del Reinado Social de Nuestro Señor. Era el 13 de octubre de 1917, y apenas se iniciaba el bolchevismo . El mes anterior de febrero, aquella revolución que habría de llevar a la rotura social de la lucha de clases, la instauración de la dictadura del proletariado y un siglo de carestía, guerras y conflictos. El 13 de mayo del mismo año, Benedicto XV consagraba obispo al joven Eugenio Pacelli, que reinaría como pontífice entre 1939 y 1958. Los meses dedicados a la Virgen siempre auguran grandes bendiciones para sus hijos devotos.

Europa, atenazada por un lado por el comunismo materialista y por el otro del liberalismo masónico, encontró entonces en la Sede Apostólica un firme defensor de la verdad católica y la ley natural, en particular para hacer frente al materialismo ateo, y tutelar al mismo tiempo los legítimos derechos de los trabajadores, con frecuencia usurpados por sus patronos. Estos últimos, como buenos liberales de matriz protestante, no pensaban sino en el propio provecho, aunque ello supusiera turnos agotadores para los obreros, condiciones infrahumanas e trabajo, promiscuidad, empleo de menores y unas pésimas condiciones de higiene.

No es casual que ambos errores, comunismo y liberalismo, fuesen crueles e inhumanos en una medida directamente proporcional a su odio a la religión católica. Y tampoco es casual que las promesas de ambas plagas sociales, fundadas en el engaño de un utópico paraíso en la Tierra para la clase obrera o para la élite que se aprovecha de ella, resultan ser colosales estafas cuanto más tratan de implantar la libertad, igualdad y fraternidad que uno y otro aspiran a disociar artificialmente de la imprescindible condición que traen aparejada: fundarse en Dios y en sus santas leyes.

Al cabo de siglos de sangrienta lucha y tremendas persecuciones, deberíamos haber aprendido que no puede haber paz donde Cristo no es la piedra angular sobre la se levanta todo el edificio social, y que la desgracia más devastadora es que en que en la política rija el principio de la laicidad del Estado y la convivencia ciudadana rechace la moral.

También en el Portugal de inicios del siglo XX el Estado estaba dominado por la Masonería, que desde principios del XIX tramaba contra el orden cristiano. La mencionada secta dio comienzo a sus nefasta actuación con la ocupación francesa de Junot y Massena, que tenía por objeto acabar con la monarquía, hacer prisionero al rey legítimo y socavar el sólido equilibrio geopolítico basado en la relación de parentesco entre las casas reinantes. El primer ministro, marqués de Pombal, era iluminista y enemigo jurado de la Iglesia. Gracias a él, las fuerzas del enemigo lograron abrirse camino hasta la cúpula misma de las instituciones del Estado con la complicidad de la Masonería internacional y los grandes capitales, a los que fueron vendidos en almoneda los bienes de las órdenes religiosas. Por los mismos años, en México (1917) y más tarde en España (1931), estallaban revoluciones financiadas por la élite con los rasgos de una tiranía disfrazada de democracia y, como siempre, con la corrupción de los funcionarios públicos. En ese contexto, paralelamente a los desórdenes se difundía la crisis económica, se desplomaban los sueldos de los trabajadores y aumentaban desde fuera la presión de Inglaterra y desde adentro de las fuerzas disgregadoras del Partido Republicano portugués y la prensa subversiva. El 1º de febrero de 1908 fueron asesinados en Lisboa el rey Carlos I y el príncipe heredero Luis Felipe en un atentado organizado por carbonarios, que luego huirían a México y Francia. Subió al trono Manuel II, de dieciocho años, y ya desde abril del mismo año el Partido Republicano planeó la revolución contra la monarquía y encargó a Antonio José de Almeida la organización de sociedades secretas como la Carboneria y la Masonería, que atrajeron a sus filas a muchos integrantes del Ejército y la Marina. El 5 de octubre de 1910, Manuel II de Braganza fue derrocado por un golpe militar, y se nombró presidente a Joaquim Teófilo Braga, con un gabinete constituido por ministros masones. Braga declaró: «Los ministros del gobierno provisional, animados de un vivo sentimiento patriótico, siempre han intentado basar sus decisiones en las más altas y urgentes aspiraciones del viejo Partido Republicano con vistas a conciliar los intereses permanentes de la sociedad en el nuevo orden político».

A las profanaciones, sacrilegios, saqueos y destrucción de iglesias, conventos e instituciones católicas se añadieron leyes que suprimieron todas las órdenes y congregaciones religiosas, como es habitual bajo la dirección de las logias. En poco tiempo se legalizaron el divorcio y el matrimonio civil; se abolió el juramento religioso en los actos cívicos y se decretó la secularización del Estado, la abolición de los títulos nobiliarios y el derecho de huelga. Se autorizó la cremación de cadáveres. Se suprimió la asignatura de religión en los colegios y se prohibió el uso de sotana y hábito religioso. Se fijaron estrictas limitaciones al tañido de las campanas y se redujo el número de festividades religiosas, aunque fueran populares. El Gobierno se arrogó el nombramiento de enseñantes en los seminarios y de determinar sus programas docentes. Esta larga serie de leyes culminó en la separación de Iglesia y Estado, que se aprobó el 20 de abril de 1911. Y como prueba definitiva de la disolución cultural ya en acto, se simplificó la ortografía de la lengua portuguesa, como sucedió más tarde en Grecia en 1976 con la supresión de la kazarevusa para sustituirla por la demótiki o lengua popular.

No ha habido país católico en Europa que no haya sido blanco del odio ideológico de la Masonería. Ésa es la gran enemiga, la ramera babilónica de la que habla el Apocalipsis, «sentada sobre las grandes aguas, con quien han fornicado los reyes de la Tierra, y los moradores de la Tierra se embriagaron con el vino de su fornicación» (Ap.17,1-2). «Misterio: Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la Tierra» (íbid, 5), sentada sobre la bestia roja que tiene siete cabezas y diez cuernos «llena de nombres de blasfemia» (íbid.3). Nombres como laicidad del Estado, usura de la alta finanza askenazi, divorcio, derecho al aborto, eutanasia e ideologías de género y LGTB.

Y mientras en el Portugal en el que hasta hacía pocos años habían reinado reyes católicos se daban los primeros pasos del infernal Gran Reinicio que ya se llevaba a cabo en otras partes gracias a la corrupción de los gobernantes y su sujeción a la infame secta; mientras la prensa anticlerical se burlaba de tres pastorcitos intentando hacerlos pasar por farsantes q, más tarde por locos y finalmente por víctimas de engaños de los curas, en el brumoso cielo de Fátima, en campos empapados de lluvia y de fango se apareció la Madre del Salvador y Madre nuestra, Patrona y Reina de Portugal. Y para que las visiones y mensajes de la Virgen a los pequeños campesinos no siguieran puestas en duda, se dignó obrar el milagro del sol, obligando con ello hasta a los más incrédulos, los opositores que más se burlaban de la superstición clerical, a ver con sus propios ojos la danza del sol, que rasgó el cielo gris bajo el que todos —unos por devoción, otros por curiosidad y otros por la vana esperanza de desmontar los delirios de tres niños pastores ignorantes–, presenciaron el prodigio anunciado.

Nunca dejamos de maravillarnos, de quedar estupefactos por la perfección y la sencillez de la acción de Dios en la historia, acción que se cumple en la economía de la salvación, y también en las apariciones y milagros gracias a la Mujer rodeada de estrellas del Apocalipsis, la que en su santa humildad y su inmaculada virginidad dio a luz al Hijo de Dios encarnado para rescatar a las almas de la tiranía de Satanás.

La Virgen siempre desempeña una misión particularísima en el obrar de Dios, tanto en las alegrías y victorias como en las pruebas y dolores. Las intervenciones de la Virgen siempre remiten a Dios, a la Santísima Trinidad. Y así, también en la Cova de Iría la aparición de la hermosa Señora –discreta en la forma pero épica en la sustancia– fue acompañada de una admirable pedagogía mediante un espectáculo extraordinario de la naturaleza, obediente a su Creador cuando le manda que suspenda sus leyes. Así como en algunas representaciones antiguas vemos al Pantocrátor que tiene en sus manos la esfera del mundo, también a los fieles congregados bajo la lluvia debió de parecerles que el Señor mismo estaba haciendo gala del poder que hacía temblar a nuestros padres bajo la ley antigua, ese poder que el mundo considera muy osado porque deja al hombre, con sus pretensiones, derechos y absurdas reivindicaciones como lo que realmente es: criatura necesitada de Dios, de su Divina Providencia, su omnipotencia y su misericordia. Como ya supieron reconocer los millares de personas que se encontraban en Fátima el 13 de octubre de hace ciento cinco años, debemos ver en aquel sol reluciente el Sol invicto, Nuestro Señor Jesucristo, centro del cosmos por Él creado omnia per ipsum facta sunt, et sine ipso factum est nihil quod factum est (Jn 1, 3), y más aún centro de la Redención que pone al eje de la Tierra a rotar en torno a la Cruz: stat Crux, dum volvitur orbis.

Cristo Rey y Pontífice, que reúne en Sí la soberana potestad que deriva de ser Dios y de habernos rescatado con su propio sacrificio, es Rey por derecho divino, por derecho de herencia y por derecho de conquista. Cristo es Rey eucarístico, radiante en la Iglesia como en un ostensorio, como el sol en el cielo de Fátima y como el Cristo Juez del final de los tiempos.

Poco más de tres siglos antes, María Santísima, mediadora de todas las gracias, quiso implorar al Cielo la victoria de la armada cristiana contra los mahometanos el 7 de octubre de 1571. No era la primera vez que lo hacía, y lo seguirá haciendo a lo largo de la historia. Y siempre, junto a Ella, y gracias a Ella, su triunfo nos prepara el de su divino Hijo, que sabemos es seguro, deslumbrante y sin condiciones. Es la Reina de las Victorias, intrépida vencedora de la vieja Serpiente, tremenda triunfadora sobre la ramera de Babilonia que asediaba a los portugueses en 1917 igual que hoy y que cada vez más prepotente asedia al mundo occidental; «con la que han fornicado los reyes de la Tierra», los siervos de Davos, del Nuevo Orden Mundial, del globalismo.

¿Qué nos pide la Virgen? Las pocas palabras que dijo en las Bodas de Caná son diáfanas: «Haced lo que mi Hijo os diga» (Jn.2,5). En sus apariciones nos repite el mismo precepto, profundizando: penitencia, oración, rezo del Rosario, unión a la Pasión y al Sacrificio de Cristo como Cuerpo Místico suyo para completar en nuestra carne lo que falta a los padecimientos de Cristo (Col.1,24).

Como Madre sabia y atenta a nuestras necesidades que es, la Virgen nos advierte de los males que se ciernen sobre el mundo y sobre la Iglesia si no nos convertimos, si cada uno de nosotros no renuncia al mortífero veneno de las reivindicaciones revolucionarias que ha llegado a contagiarnos incluso a los católicos, a los tradicionalistas.

Queridos amigos: la Virgen Santísima es Madre nuestra del modo más íntimo y visceral que quepa imaginar, porque maternidad con relación a nosotros se funda en que somos hijos de Dios y herederos de Cristo. Por ser nuestra Madre, estamos seguros de que no dejará de hacer cuanto está en sus manos ante el Trono de Dios y con nosotros para salvar nuestras almas y hacernos santos, pues santos nos quiere su Hijo.

Y si Ella intervino cuando el peligro era tan grande e inminente, si bien limitado a algunas naciones, ¿cómo vamos a dudar que intervendrá más enérgicamente aún, con una protección aún más milagrosa, cuando el mundo entero está sumido en la apostasía y arrastra consigo la Jerarquía de la Iglesia?

El enemigo es siempre el mismo: la Masonería, al servicio de Satanás, organizadísima en su difusión y sus cómplices. Nuestro puntos flacos son siempre los mismos: el pecado, la tibieza, la debilidad ante ka seducción de la ramera «embriagada del vino de su fornicación». La furia de Satanás siempre se desencadena contra los mismos objetivos: la Iglesia de Cristo, la Santa Misa, la vida religiosa, la formación católica, la fe sencilla y profunda del pueblo, la pureza y el orden cristiano. Cierto es que en el solio pontificio tenemos a un adversario, ya no es nuestro guía y aliado. Pero ¿acaso no fue precisamente Nuestra Señora quien nos advirtió en Fátima de la apostasía y de los errores que se difundirían por el mundo y afectarían a la Iglesia si no consagrábamos a Rusia a su Corazón Inmaculado, y nos exhortó a la penitencia y la oración?

Hoy ya no existe aquella Rusia soviética, comunista y materialista. Sus errores se han propagado por el mundo entremezclados con los del liberalismo. La Santa Alianza que quería el Zar antes de la revolución bolchevique, precisamente para defender el orden cristiano y unir a los pueblos contra el enemigo común, puede servir hoy de inspiración para convocar la resistencia y oposición al Nuevo Orden Mundial.

Si observamos desde una perspectiva sobrenatural los sucesos que estamos presenciando, tenemos que reconocer que actualmente Rusia es la única entidad que combate la ramera mundialista, y precisamente por eso es blanco de los ataques y provocaciones del Estado profundo internacional, de la ira ideológica del Foro Económico Mundial, que ya casi ha culminado el golpe de estado subversivo con el que pretende instalar la dictadura sinárquica.

En estos tiempos de gran aprensión por la suerte que correrá la paz del mundo, mientras asistimos a las desastrosas consecuencias de la Agenda 2030 en la economía, el trabajo, el costo de la vida y nuestra propia salud física, tenemos que invocar a la Reina de las Victorias, la Mediadora de todas las gracias, a la que llamamos Reina de la Paz como Madre que es de Nuestro Señor, el Príncipe de la Paz.

Invoquémosla para que aleje de nosotros los castigos y catástrofes que merece el mundo por los pecados públicos de las naciones y los escándalos de quien rinde culto al inmundo ídolo de la Pachamama y persigue a los católicos fieles a la liturgia tradicional, a fin de que nos dé la paz que sólo su Hijo nos puede dar: pax Christi in Regno Christi.

En esta Semana de la Victoria os exhorto a dedicar más tiempo a la oración, a hacer penitencia y ayunar, a asistir con más fervor a los Santos Misterios, a proporcionar palabras de consuelo y ánimo a quienes se sientan solos e indefensos ante los grandes desastres que quieren imponer los malvados al mundo, sobre todo a los buenos.

El triunfo del Corazón Inmaculado de María está garantizado con la certeza de la victoria de Cristo, que se gloriará en derrotar este reino de tinieblas, pecado y muerte, no sólo en virtud de su obediencia a la voluntad del Padre, sino también gracias a la humildad y pureza de su Santísima Madre quæ superbissimum caput draconis a primo instanti immaculatæ suæ Conceptionis in sua humilitate contrivit (Exorcismo de León XIII). Así sea.

+ Carlo Maria Viganò, arzobispo

7 de octubre de 2022

Ss.mi Rosarii B.M.V.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

domingo, 9 de octubre de 2022

NOTICIAS 9 de octubre de 2022



INFOVATICANA

- Las múltiples religiones que coexisten en la Iglesia católica

- Viajes laicos del Papa Francisco, hacía una santidad menos católica, prólogos y libros, el trasfondo de Vatileaks, el Padre Pío


Selección por José Martí

Amor, redención objetiva y redención subjetiva (Audio del padre Alfonso Gálvez)


Padre Alfonso Gálvez


Domingo 18º después de Pentecostés. 22/9/2013

Duración 37:18 minutos


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El P. Alfonso Gálvez Morillas nació en Totana-Murcia (España), el 4 de junio de 1932, en el seno de una familia católica. Los estudios primarios los cursó en su pueblo, en el Colegio de la Milagrosa, dirigido por las Hijas de la Caridad. En 1942 inició sus estudios de Bachillerato en el Instituto de Enseñanza Media Alfonso X el Sabio en Murcia.

En 1949 empezó su carrera de Derecho en la Universidad de Murcia y durante ese mismo curso escolar, sintió la llamada del Señor para que se encaminara al sacerdocio. Al año siguiente ingresó en el Seminario Conciliar de San Fulgencio de Murcia. Con autorización del entonces Obispo de Cartagena, pudo simultanear los estudios eclesiásticos y los civiles. Se licenció en Derecho en el año 1956.

Ese mismo año, el día 10 de junio, recién cumplidos los 24 años, fue ordenado presbítero en la iglesia de San Juan Bautista de Murcia, por el Obispo de Cartagena Mons. Ramón Sanahuja y Marcé. A los pocos días, fue destinado como coadjutor a la parroquia de San Andrés de Murcia. Fue allí donde empezó el trabajo con la juventud, aunque, en realidad, ya había emprendido esa tarea durante sus años de seminarista. Transcurridos tres años, en septiembre de 1959, fue enviado por su Obispo a Ecuador formando parte de un equipo de sacerdotes diocesanos, por un tiempo de cinco años. Primero fue profesor del seminario San Luis Gonzaga en Cuenca de Ecuador. Dos años después, fue párroco de El Tambo, un pueblecito de la Sierra. Y al poco tiempo, se trasladó a Venezuela, en donde había también un equipo de sacerdotes de Murcia trabajando para la Arquidiócesis de Barquisimeto. Allí estuvo dos años y medio en la parroquia de San Antonio de la ciudad de Barquisimeto, hasta completar los cinco años del plazo para el cual se le había destinado a Sudamérica.

A su regreso a España, el Obispo Mons. Miguel Roca Cabanellas le nombró de nuevo Coadjutor de San Andrés y Profesor de Religión en el Instituto Alfonso X el Sabio de Murcia; posteriormente fue colaborador de San Andrés, pero ahora con más libertad de movimientos para que pudiera dedicarse a su trabajo con los jóvenes, tarea que el Obispo siempre bendijo y aprobó.

Su apostolado con jóvenes y de modo especial con vocaciones sacerdotales, se concretó con el paso de los años en la Sociedad de Jesucristo Sacerdote, una asociación religiosa que fue aprobada, como Pía Unión, el 29 de julio de 1980, por el Obispo Mons. Javier Azagra Labiano, con el apoyo y aliento de Mons. Miguel Roca, en ese tiempo ya Arzobispo de Valencia. Posteriormente, el 27 de noviembre de 1986, fue aprobada de nuevo, bajo la figura jurídica de Asociación de Fieles, para adecuarse a la nomenclatura del nuevo Código de Derecho Canónico de 1983. Esta Asociación tiene una Rama de Mujeres y otra de Hombres, todos ellos seglares consagrados al Señor.

Comenzó a formar un grupo de sacerdotes que, siendo miembros de la Sociedad y estando incardinados en diferentes Diócesis, comenzaron su trabajo en España y Ecuador. Y con el tiempo, en Estados Unidos (1985) y Chile (1996).

Desde 1982 residió en la Casa Matriz de la Sociedad, Residencia El Pedregal, en el término de Mazarrón-Murcia (España). Durante más de 20 años viajó a las diferentes Diócesis en las que estaba implantada la Sociedad. Para llevar a cabo su labor, contó en todo momento con el permiso y apoyo de los diversos Obispos que han ocupado la Sede de la Diócesis de Cartagena.

En 1991 fundó en New Jersey el Colegio Shoreless Lake School para la formación de estudiantes. Colegio que, diez años después, se trasladó a Totana en España. Actualmente, el Colegio solamente admite a miembros jóvenes de la Sociedad, con vistas a la formación sacerdotal. Este Colegio tiene una extensión en Sauk City (Wisconsin), para chicas que estén dispuestas a formar parte de la Rama Femenina de la Sociedad, que cuenta con dos casas en España y en Wisconsin.

En 2009, comenzó a publicar en una página propia en internet algunos sermones y artículos, junto con otras grabaciones de años anteriores.

En el verano del 2018, su salud comenzó a empeorar a causa de los años, lo cual le impidió continuar predicando, tanto en público como en privado. Cuidado por sus hijos en El Pedregal durante todo este largo proceso de deterioro de su salud, fue hospitalizado en La Vega de Murcia el día 2 de Julio, donde entregó su alma a Dios el día 6 de Julio del año 2022.

A lo largo de su vida llevó a cabo un importante trabajo redaccional. Publicó Una sociedad utópica (1950), La Fiesta del Hombre y la Fiesta de Dios (1983), Comentarios al Cantar de los Cantares (dos volúmenes: 1994 y 2000), El Amigo Inoportuno (1995), La Oración (2002), Meditaciones de Atardecer (2005), Esperando a Don Quijote (2007), Homilías (2008), Siete Cartas a Siete Obispos (2009), El Invierno Eclesial (2011), El Misterio de la Oración (2014), Sermones para un Mundo en Ocaso (2016), Cantos del Final del Camino (2016), Mística y Poesía (2018), etc.

viernes, 7 de octubre de 2022

Católico ignorante, seguro protestante. Volver a empezar | Actualidad Comentada | 07-10-2022 | Pbro. Santiago Martín FM



Duración 10:57 minutos

NOTICIAS 7 de Octubre de 2022





SECRETUM MEUM MIHI

- En 2025 rehabilitan a Lutero

https://secretummeummihi.blogspot.com/2022/10/en-2025-rehabilitan-lutero-la.html


ADELANTE LA FE

- Los seminaristas eligen la misa tradicional

SPECOLA

- San Pío V y Lepanto, la pobreza y San Francisco, la apostasía de Europa, los Pactos Abrahámicos, siempre Benedicto.

El discurso contra la ideología de género por el que una diputada ha sido amenazada en España (¡¡¡EXTRAORDINARIO!!!)



Desde hace años, la izquierda española viene exhibiendo una actitud cada vez más intolerante y violenta contra aquellos que no comulgamos con sus dogmas.

Irene Montero dice que los niños pueden «tener relaciones sexuales con quien les dé la gana»

El escalofriante fin último de la ideología de género explicado por una de sus creadoras

Ayer tuvimos una nueva demostración de ese odio por la libertad. En el Congreso de los Diputados se debatió la llamada "Ley Trans", promovida por el gobierno de coalición formado por socialistas y comunistas y que lesiona derechos fundamentales, además de poner en riesgo la salud de las personas, y en particular de los niños, al promover entre ellos la disforia de género.

Como ya es habitual, a la izquierda no le basta con proponer auténticas barbaridades: además quiere prohibir que la gente las discuta. Cualquier discrepancia de los dogmas ideológicos de la izquierda es calificada sin más como "discurso de odio" y presentada como una "fobia". Y allí donde no pueden llegar con su censura, porque al fin y al cabo aún no han conseguido demoler nuestra democracia, utilizan a sus matones para amedrentar a los que opinan distinto, tanto en la calle como en las redes sociales. Eso es lo que ocurrió ayer.

La intervención de Carla Toscano y la campaña mafiosa contra ella

La diputada Carla Toscano, de Vox (el único partido del Parlamento español que tiene la valentía de dar la batalla contra los disparates ideológicos de la izquierda) hizo un excelente discurso criticando la ideología de género y el talante totalitario del gobierno, explicando con detalle las nefastas consecuencias que va a tener la "Ley Trans" y defendiendo la biología, el sentido común y los derechos fundamentales frente a la sinrazón y las pretensiones antidemocráticas de la izquierda. En respuesta, la izquierda ha desatado contra ella una campaña de ataques en medios y en redes sociales, que se ha plasmado también en insultos y amenazas. Es una demostración más del fanatismo de la izquierda.

Ante ese fanatismo, la mejor forma de defender nuestra democracia es dar a conocer aquello que la izquierda quiere censurar, para que quede en evidencia por qué se ven tentados a recurrir a la censura a falta de buenos argumentos. Fiel a su compromiso con la Libertad, Contando Estrelas ofrece aquí el discurso completo por el que Carla Toscano ha sido amenazada:

Duración 10:31 minutos


Si Youtube censura el vídeo, podéis verlo también en Rumble en este enlace:


https://rumble.com/v1mwuls-el-discurso-de-carla-toscano-contra-la-ideologa-de-gnero.html


Por si preferéis leerla, he decidido transcribir palabra por palabra la intervención de Carla Toscano:

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"Con la venia. Chesterton afirmó que algún día habría que levantar una espada por decir que el pasto es verde. Ese día ha llegado con esta Ley Trans que hoy nos ocupa, una ley que obliga a dar la espalda a la realidad y va a penalizar a quienes nos neguemos a ello.

Esta ley -cuyos contenidos hay que recordar que ya están en leyes promulgadas por el Partido Popular, por leyes autonómicas, por ejemplo la ley de la Comunidad de Madrid-, esta ley impone una única visión del mundo: la de la ideología de género. Una visión sin ningún respaldo científico, por el que la identidad sexual es una vivencia subjetiva, independiente del sexo biológico. Meten, cómo no, su fantasma favorito, el concepto de género como constructo social, y por lo tanto modificable a voluntad y subordinado a los deseos del individuo.

Es una propuesta disparatada pero entiendo que tentadora: recuerda aquel "seréis como dioses" del Génesis, porque pone en nuestras manos una realidad que creíamos inmutable y crea, con ello, una falsa ilusión de libertad. Pero la verdadera libertad no se construye de espaldas a la realidad, sino mirándola cara a cara. La libertad se construye con la verdad.

Y la verdad es que ustedes quieren construir un mundo basado en deseos, en autopercepciones, totalmente alejado de la realidad. Para ello, utilizan de forma miserable la tragedia de personas intersexuales, de personas que no se identifican con su sexo biológico, de adolescentes que padecen disforia de género, para pasar la apisonadora trans e imponerla a la sociedad.

Los casos de estas personas son trágicos, y lo que debemos hacer es apoyarles y acompañarles. Nuestra sociedad es capaz de ofrecer respeto y amparo a las personas intersexuales, a las personas transexuales, a los adolescentes con disforia de género... Pero este apoyo no puede ser desde una perspectiva ideológica. Tiene que ser desde una perspectiva médica, científica y sobre todo verdaderamente humana. Pero este mínimo de casos no justifica lo que esta ley pretende.

La verdad es que esta ley pretende fomentar la transexualidad bajo el pretexto de evitar la discriminación. ¿Fomentarla para qué? ¿No sería más sensato promocionar un modelo de familia abierto a la vida dado el invierno demográfico que estamos padeciendo en España? Pero no. Su labor de ingeniería social necesita niños y adultos rotos, sin identidad, porque nos quieren esclavos.

Esta ley incluye estudios, encuestas, consejos de participación de las personasl LGTBI, campañas, distintivos a empresas por la promoción de la transexualidad, medidas de discriminación positiva laboral... ¿Qué tiene esto que ver con evitar la discriminación? Que por cierto, ya está penada en nuestro ordenamiento jurídico y además todas las personas LGTBI en España tienen los mismos derechos que el resto. Como tiene que ser.

No se trata de evitar la discriminación. Se trata de meternos la ideología de género en vena y crear privilegios. Los privilegios llegan al extremo de que si una persona trans denuncia a alguien porque se siente discriminado, invierte la carga de la prueba y será la persona denunciada la que tendrá que demostrar, no se sabe muy bien cómo, que no discriminó. Y dentro de esta promoción salvaje, llegamos al punto más intolerable de esta ley: los niños.

Señora ministra de Igualdad: usted, como buena totalitaria, quiere educar sexualmente a nuestros hijos. Usted se ha manifestado a favor de la corrupción de menores, ha hablado a favor del sexo entre menores y de menores con adultos, y si no era verdad se podría haber retractado. Ha tenido muchos días para hacerlo y no ha querido, lo que ha hecho es echar la culpa a la ultraderecha. Le ha faltado Franco y Putin.

Pero incluso obviando estas escandalosas declaraciones, que en un país normal le habría hecho dimitir, los españoles no estamos dispuestos a que adoctrine sexualmente a nuestros hijos. Se va a encontrar con muchos españoles llenos de una proocupación legítima, como esa aplastante mayoría de padres y madres que queremos con locura a nuestros hijos, independientemente de la ideología. Y usted no es nadie para ponerlo en duda, señora Montero, ni para presumir lo contrario, sino porque a esos padres y madres nos preocupa que nuestros hijos se embarquen en una guerra contra sus propios cuerpos, de por vida y sin marcha atrás, o porque nos preocupa que sean adultos estériles y medicados crónicos.

Señora Montero: no queremos que les hagan experimentar con sus cuerpos, no queremos que les hablen de masturbación, no queremos que les hagan dudar si son niños o niñas, no queremos que les eduquen de una forma distinta a nuestras creencias, y decir esto no es ser retrógrados ni fascistas ni antiguos. Esto es amar a nuestros hijos y velar por su pureza y su inocencia.

Y aquí llegamos al punto más sangrante de la ley: el cambio de sexo de los niños a efectos registrales. Un cambio de sexo que será posible desde los 12 años, en solitario a los 16. Contando con la madurez y la estabilidad del menor, como si madurez, estabilidad y menor no fuera un oxímoron.

Estos menores que sufren disforia de género suelen ser varones, son más o menos un 0,015%, y suelen ser varones porque en muchos casos durante el embarazo, cuando estaban en el vientre de su madre, tuvieron un déficit de testosterona, que luego se regula en la adolescencia de manera natural. Sí.

Lo que está ocurriendo ahora es que, a base de propaganda y de leyes como ésta, cada vez hay más disforia en adolescentes y en niñas. En Reino Unido, el número se ha incrementado un 4400% en los últimos 10 años. En Suecia en 1500%. Seamos serios: la disforia no se multiplica porque sí. Esto no es una disforia fisiológica: es una disforia cultural, porque son niños con problemas que son víctimas de su adoctrinamiento.

Y el cambio registral sólo es el primer paso. Antecede al cambio social, al cambio hormonal y después al cambio quirúrgico. Dicho de otra forma: a la mutilación irreversible.

Y conviene no olvidar que esta cadena de cambios brutales comienza con un autodiagnóstico. No quiero banalizar, pero para que entiendan el ejemplo, es como si una persona va a un psiquiatra, autodefiniéndose como esquizofrénico, y el psiquiatra estuviera obligado a tratarle y medicarle como un esquizofrénico.

El Estado no puede prevalecer sobre los padres y forzarles a desproteger a sus hijos en una fase vital de cambios y especial vulnerabilidad. El Estado no puede atar de manos a los padres ante las decisiones de sus hijos menores cuando éstos no tienen suficiente madurez.

Señores del gobierno: saquen sus sucias manos de nuestros hijos.

Y por cierto, señora Montero: mucha Ley Trans, mucha autopercepción, mucha "todos, todas y todes", que parecemos todos asturianos, pero cuando usted estaba embaraza de su hija anunció al mundo que era una niña. ¿Por qué? Por sus genitales.

Y respecto a los adultos, legislar en función de deseos o de autopercepciones degenera en fraudes de ley y en situaciones ridículas, absurdas e incluso peligrosas. Vamos a ver hombres que tendrán acceso a espacios de intimidad de mujeres, como cuartos de baño, duchas, y las mujeres no podrán hacer nada para evitarlo. Vamos a ver a hombres valiéndose fraudulentamente de esta ley para competir en deportes con ventajas físicas sobre las mujeres, con los perjuicios e injusticias que esto va a causar en el deporte.

Y además, siguiendo con el absurdo, ¿por qué nos centramos sólo en la autopercepción de sexo? Si lo que importa es como se sienta cada uno, ¿por qué no legislamos sobre autopercepción de edad, de nacionalidad, de estado civil o de situación laboral? ¿Se imaginan un mundo donde todos estén obligados a tratarnos como lo que nos sintamos? Puestos a legislar sobre autopercepciones e irrealidades, ¿por qué sólo respecto al sexo? Esta ley supone una discriminación sobre personas que se puedan sentir un ornitorrinco o Lady Gaga.

Pero a Vox, como siempre, no nos duelen prendas en reafirmar nuestro compromiso con el sentido común, con la familia, con los niños y sobre todo con la verdad, le pese a quien les pese, por mucho que nos criminalicen y que distorsionen nuestro discurso.

Puede que arrasen una o dos generaciones de españoles. Tal vez su veneno se extienda más, pero tengan claro que nos van a tener en frente defendiendo, ante todo, el derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones, y defendiendo el papel soberano y heroico de la familia frente al Estado.

Señorías: hoy es el día de gritar: el pasto es verde, los niños tienen pene y las niñas vagina, el sexo es binario, la biología es real, la ideología de género es un cáncer, este gobierno es el más totalitario y destructivo de nuestra democracia, y Vox es el único partido que defiende y defenderá el bien, la verdad y la belleza".

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Por supuesto, todo mi apoyo a Carla Toscano y a Vox en su defensa de la Libertad, de la verdad y del sentido común, contra la ideología de género y contra la deriva fanática y totalitaria de la izquierda.

Elentir

“La Iglesia vive su peor crísis, pero Dios traerá la primavera”, entrevista con Mons. Athanasius Schneider

 SECRETUM MEUM MIHI


Mons. Athanasius Schneider estuvo la semana pasada en Curitiba, Brasil, y en ese contexto fue obtenida la siguiente entrevista en Gazeta Do Povo, firmada por Marcio Antonio Campos y publicada Oct-04-2022. Traducción, con adaptaciones, de Secretum Meum Mihi.

El Papa Francisco acaba de visitar Kazajistán. ¿Cuál es su valoración de esta visita?

La Iglesia católica en Kazajistán es una minoría, un pequeño rebaño del 0,5% de la población en medio de una mayoría musulmana, con una presencia razonable de ortodoxos rusos. Y ese pequeño rebaño se sintió fortalecido en su fe con la venida del Sumo Pontífice, se percibieron a sí mismos como parte de la gran Iglesia universal. Esto tiene mucho valor para nuestros fieles, que acogieron al Papa con amor, respeto y cariño. También Las autoridades políticas, que constituyen un gobierno laico en un país de mayoría musulmana, consideraron la presencia del Papa como una señal de prestigio, ya que la figura del Papa es reconocida como la principal autoridad moral en el mundo, y lo recibieron de modo muy respetuoso y digno. Los ciudadanos no católicos tuvieron la misma actitud: de las 12.000 personas presentes en la misa al aire libre que celebró Francisco, la mayoría eran no católicos. El gobierno preparó todo con mucha generosidad, ofreciendo desde el lugar para la misa hasta asistencia técnica y logística. La Misa se celebró con mucha reverencia, en latín, con canto gregoriano; fue retransmitida en directo por la televisión estatal y mucha gente en Kazajstán pudo ver la ceremonia. Mi esperanza es que esto haya tenido un efecto en la vida de muchos no cristianos que pueden llegar a la fe católica y reconocer la verdad.

Si por ese lado la llegada del Papa fue positiva, no puedo decir lo mismo del motivo oficial de la visita, ya que el Papa fue invitado por el gobierno a participar en el Congreso de Líderes de las Religiones Mundiales y Tradicionales. Considero este tipo de eventos perjudiciales para la vida de la Iglesia, ya que da la impresión de que todas las religiones son más o menos iguales, relativizando la unicidad de la fe católica y de Jesucristo como único camino de salvación. Nuestro Señor aparece allí como uno más de los grandes fundadores y la Iglesia Católica, como una más entre tantas religiones en lo que se convierte en un “supermercado de creencias”. Esto no corresponde a la verdad del Evangelio; los apóstoles nunca harían tal cosa, y es un error por parte de la Santa Sede organizar, participar o permitir que obispos y cardenales participen en tales eventos. La intención es buena, es positiva, promover la paz y el respeto mutuo en un mundo de tanta diversidad étnico-religiosa, pero la forma en que se han llevado a cabo estos congresos, desde Asís hasta ahora, es perjudicial. Y también existe el riesgo de que tales eventos sean “secuestrados” por las élites políticas internacionales para sus propósitos, que son difundir una vaga religiosidad, que niega la unicidad de la religión revelada, cristiana y católica, y la reemplaza por un completo relativismo religioso y la moral, que es uno de los grandes peligros de nuestro tiempo. Si es cierto que estos congresos, hasta el momento, no están fomentando el relativismo moral, al menos están facilitando el relativismo religioso.

¿Cómo, entonces, promover un diálogo que es necesario, incluso frente a problemas como la violencia motivada por diferencias religiosas, sin comprometer la fe?

Hay otras formas de promover la paz, la armonía y el respeto mutuo entre personas de diferentes religiones. Mi propia experiencia demuestra que es más eficaz realizar eventos locales, no internacionales. No un “supermercado de religiones”, sino un encuentro de vida, entre vecinos que somos. Al establecer lazos de amistad verdaderamente humana, damos ejemplo de convivencia respetuosa sin correr el riesgo de relativizar la única fe católica. De esta forma, estamos fomentando, desde la base, la paz y el respeto mutuo.

Además, existe una forma muy importante de acción conjunta y convergencia entre las diferentes religiones, que es la actuación, como conciudadanos, en asuntos fundamentales para el bien de la sociedad. Pensemos, por ejemplo, en la defensa incondicional de la vida no nacida. Desgraciadamente, en congresos internacionales como el que se acaba de realizar, no se hace llamado por el fin del aborto, que considero el mal más hediondo de la humanidad en nuestros tiempos, un verdadero genocidio. Veo aquí una gran omisión de estos congresos, y que solo eso demuestra cómo pueden terminar siendo instrumentalizados por las élites políticas. Otro tema que merece la acción conjunta de las religiones es la clara y vehemente oposición a la ideología de género y a la destrucción del matrimonio natural, de la familia creada por Dios. La ideología de género es contraria a la razón humana; los líderes de las diversas religiones necesitarían unirse contra este verdadero absurdo, pero a nivel mundial esto aún no sucede, de ahí la importancia de comenzar a trabajar juntos a nivel local o regional. Unidos, los representantes de las diversas religiones pueden hacer mucho en estos dos campos: la defensa de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural; y la defensa de la concepción natural del ser humano, de la familia y del matrimonio entre hombre y mujer.

¿Qué valoración hace del estado actual de la Iglesia?

Vivimos una gran crisis, y eso nadie lo puede negar. Estamos atravesando por un gran invierno para la Iglesia: en Europa y América, las iglesias se venden y cierran por falta de fieles; el clero vive una crisis moral; crece la difusión del relativismo religioso y moral dentro de la Iglesia. El ejemplo más evidente es el de la Iglesia en Alemania, pero todo lo que describo ocurre en todo el mundo occidental, con la excepción de África y Europa del Este. En las últimas décadas, la Iglesia parece estar empeñada por adaptarse al espíritu de este mundo, y ahí está la raíz muy profunda de la crisis actual de la Iglesia.

La Iglesia ha pasado por otros tiempos muy difíciles, como la crisis arriana, o la época de los papas inmorales del Renacimiento, o persecuciones no hace muchos siglos atrás. ¿Cómo compara la crisis actual con las crisis pasadas?

Crisis peor que la actual, hasta donde lo puedo ver, no hay manera de que exista. La crisis arriana se concentró en un solo tema, que era la divinidad del Hijo de Dios. Ciertamente era esencial: esta herejía de hecho abolía la Santísima Trinidad; si prevaleciera, dejaríamos de ser cristianos. Pero las definiciones dogmáticas de los concilios resolvieron la controversia y el arrianismo fue derrotado. La crisis moral del papado, como su propio nombre lo indica, fue moral, no dogmática ni doctrinal. Las persecuciones iluministas, masónicas y comunistas venían de fuera de la Iglesia, y por eso mismo la fortalecían, a diferencia de las persecuciones internas, como ocurrió en la crisis arriana o en la época de los papas, cardenales y obispos inmorales. Pero hoy la crisis de la Iglesia se revela como un relativismo total. El concepto mismo de verdad ya no existe: las verdades cambian; la verdad teológica, la verdad dogmática, las verdades morales y litúrgicas, todo es mutable. Eso es lo más peligroso, porque nos tira todo fundamento de fe, adaptada a los postulados del mundo incrédulo, ateo y materialista de nuestro tiempo.

¿Hay salida para esta crisis?

La Iglesia es de Dios; no está en nuestras manos, y debemos tener visión sobrenatural, confiando que Dios conducirá de nuevo la Iglesia a una verdadera primavera, al florecimiento de una vida profundamente cristiana, devota, de un nuevo celo de santidad entre el clero, de recuperación de la sacralidad de la liturgia, de un nuevo afán misionero de predicar a Jesucristo sin compromisos ni relativismos, como hacían los apóstoles y los primeros cristianos. Esto ya está empezando a suceder, en realidad. En medio de la crisis, vemos pequeñas realidades en todo el mundo occidental de un verdadero renacimiento espiritual, doctrinal y litúrgico. Son pequeñas comunidades, familias jóvenes y numerosas, nuevos seminaristas y sacerdotes que desean la integralidad de la fe de la Iglesia de siempre, la belleza y sacralidad de la liturgia de todos los tiempos y de los santos. Esta es obra del Espíritu Santo y nos da esperanza y coraje. Fíjese que es algo que no viene de arriba; viene de abajo, y Dios ama eso. Él llama a los pequeños para confundir a los poderosos. Ese es el método de Dios, que Él usa también en nuestro tiempo: ama y llama a los pequeños, a los que no pertenecen al establishment o a la nomenklatura, para renovar su Iglesia.

Recientemente hemos tenido muchos rumores en torno una posible renuncia del Papa Francisco, pero luego vinieron los eventos de agosto, el consistorio y la visita a la tumba de Celestino V, y no pasó nada. ¿Cree que es posible o deseable que Francisco renuncie?

Lo que pretende o hará Francisco no lo sé, pero creo que ningún Papa debería renunciar si está lúcido y tiene buenos colaboradores. Viajar no es la esencia del munus pontificio, no es su tarea. Puede permanecer en el Vaticano, gobernando la Iglesia con buenos consejeros. La limitación física no es impedimento para que un Papa lleve a cabo su misión. Uno de los papas más grandes en la historia de la Iglesia, San Gregorio Magno, gobernó la Iglesia durante dos años postrado en cama, y gobernó bien. Sería mejor ir hasta el final, a imitación de Cristo en su sufrimiento.

Si el pontificado de Francisco terminara hoy, ¿cómo describiría su legado?

Si tuviéramos una sede vacante hoy, lamentablemente Francisco dejaría una Iglesia aún más confusa que cuando fue elegido. Es simplemente una confusión general. Puedo dar un ejemplo de eso en la actitud del Papa en relación a movimientos como el “camino sinodal” alemán. El primer deber del Papa es confirmar a los hermanos en la fe. Él firma sus documentos como “obispo, siervo de los siervos de Dios”. El griego episkopos significa “vigía” o “vigilante”. La misión del obispo, entonces, es vigilar que los lobos no entren en el redil. Pero Francisco actúa como el pastor que ve a los lobos ya dentro del redil y apenas les dice “oigan lobos, pórtense bien”, sin expulsarlos. Eso es lo que está pasando: Francisco envió una carta a los católicos alemanes en 2019, ahora había este comunicado de la Secretaría de Estado, pero es ingenuidad, ilusión, pensar que el problema se resolverá apenas avisando. Los lobos escuchan y comienzan a maltratar a las ovejas. Esto es lo que está pasando en Alemania y otros países occidentales: maltratan la fe de los simples fieles, difundiendo herejías dentro de la Iglesia impunemente. El Papa ve eso y no va más allá de algunas exhortaciones ineficaces. Es una enorme diferencia de tratamiento en comparación con lo que ha venido ocurriendo con los católicos que prefieren la liturgia tridentina, por ejemplo.

¿Y por qué existe esa diferencia de tratamiento tan evidente?

Este es un enigma para mí. Es difícil decir con certeza cuáles son las verdaderas intenciones del Papa Francisco, pero parece que está siendo influido por su entorno, que, desde un punto de vista objetivo, demuestra tener —y así se ve en documentos como Traditiones Custodes y otros textos de dicasterios vaticanos que tratan de la liturgia tradicional— auténtico desprecio por una liturgia de la cual la Iglesia ha cuidado con mucho amor y cariño, no sólo durante siglos, sino al menos durante un milenio. Tenemos textos manuscritos que muestran que el mismo orden de la Misa ya existía al menos en la época de San Francisco de Asís, en el siglo 13. El Concilio de Trento y el Papa Pío V no cambiaron nada; la liturgia es la misma antes y después de este Concilio. Lo que se hizo fue canonizar la liturgia romana, imponiéndola a las iglesias locales como norma más segura. Solo se podían seguir celebrando liturgias con más de 200 años de existencia, lo cual fue una sabia decisión, porque la Iglesia tiene un gran respeto por la tradición.

Tantos santos amaron la liturgia tradicional, crecieron en ella, sacaron su fuerza de ella; ella no tiene cómo ser perjudicial para nadie. Es como las oraciones que santificaron a las generaciones antiguas; ¿Se imagina que alguien, hoy, decidiera abolir el Credo de los Apóstoles, ya que “los tiempos son otros”? ¿Se imagina a un Papa diciendo que ya no se puede rezar el Credo de los Apóstoles sólo porque es antiguo y que deberíamos redactar un texto nuevo? Incluso si este nuevo credo fuera ortodoxo, ni así entonces los católicos lo aceptarían porque es contrario al uso milenario, santificado. Con el misal llamado “Tridentino” es lo mismo; no puede ser abolido, perseguido o desvalorizado. Lo que está sucediendo es un abuso de poder por parte del Papa, que perjudica el bien espiritual de la Iglesia. Tenemos que orar y pedir, con reverencia, no con desprecio, que el Papa revoque las medidas recientes, porque claramente hacen mal a las almas.

Mientras ello no acontezca, ¿qué deberían hacer los tradicionalistas? ¿Existe el riesgo de que terminen aislándose, creando “guetos”?

Sobre todo, que oren siempre por el Papa y el obispo sin cesar. Desde un punto de vista práctico, cotidiano, el ámbito ordinario de la vida católica es la parroquia, pero la crisis de la Iglesia es tan extraordinaria que exige comprensión con los fieles y las familias que no encuentran una liturgia más digna o no tienen condiciones de seguir buscando buenas misas y homilías, prefiriendo formar grupos que les den la garantía de recibir la sana doctrina católica y tener una liturgia digna. Eso es básico, es justo, pero debe hacerse siempre en comunión con la Iglesia: estos pequeños grupos necesitan, por ejemplo, de un sacerdote autorizado por el obispo o el superior eclesiástico. ¿No existe una pluralidad de pastorales en la Iglesia? Pues estos grupos pueden, todos juntos, contribuir a la renovación de la Iglesia.

Habiendo vivido parte de su vida bajo la persecución comunista, ¿cómo evalúa el acuerdo entre la Santa Sede y China?

Pasé mi infancia dentro de la Iglesia clandestina, perseguida por los comunistas soviéticos; conocí a sacerdotes mártires y confesores, que no eran reconocidos por el gobierno. Y puedo decir que la Iglesia era más viva. Eso no es solo una cuestión de experiencia personal, la historia de la Iglesia lo demuestra con muchos más ejemplos. Pero este acuerdo entre la Santa Sede y el gobierno chino es perjudicial para el verdadero bien de la Iglesia; los heroicos obispos, sacerdotes y fieles de la Iglesia clandestina en China fueron entregados a merced de un gobierno claramente anticristiano, dictatorial, que trata a los cristianos con tiranía; ya está ampliamente comprobado que la Iglesia Católica está siendo utilizada como medio para promover el gobierno comunista. Habría sido mejor no haber hecho ningún acuerdo. Ese gobierno no es eterno, pasará como todos los otros; y cuando eso suceda, será mejor haber sido una Iglesia clandestina fuerte que una Iglesia que tuvo que ceder para ser “aceptada” por el Estado.

Incluso después del acuerdo, continuaron los arrestos de obispos y la destrucción de iglesias, y ahora hay un cardenal siendo juzgado en Hong Kong. ¿Por qué, entonces, la diplomacia vaticana insiste en la renovación del acuerdo?

Eso es un misterio; Yo me hago la misma pregunta. Cuando el Cardenal Ratzinger era todavía Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, una vez se lamentó con un amigo, el Cardenal Joachim Meisner de Colonia —y eso fue contado personalmente Meisner– que la Santa Sede, en las últimas décadas, venía optando más por la política que por la fe, sacrificando la fe en el altar de la política. En esto la Santa Sede debe cambiar. Cristo no era político, los apóstoles no eran políticos. Incluso perseguida, la Iglesia vencerá, como ha vencido a lo largo de su historia.

¿Cuáles son sus expectativas para este Sínodo sobre la sinodalidad? ¿Qué intentarán hacer con él y qué puede efectivamente suceder?

No soy profeta, pero mi experiencia de los sínodos pasados, especialmente los de la Familia y la Amazonía, además de este inicio de la divulgación de informes locales, muestra que intentarán diluir nuevamente la claridad de la fe. El Sínodo podría convertirse en el catalizador de un gran relativismo doctrinal y moral, y no excluyo la posibilidad de que los resultados del Sínodo estén ya preparados de antemano.

Pero más o menos en los Sínodos anteriores no se materializaron las expectativas más radicales.

Es verdad, y espero que el Espíritu Santo también apoye ahora a la Iglesia y al Papa para que no se aprueben cosas como el fin del celibato o la ordenación femenina. Aun así, imagino un clima siempre más y más relativista, en el que todo seguirá siendo cuestionado hasta el agotamiento para desestabilizar a la Iglesia en su moral, doctrina y liturgia; eso es cierto. Por eso debemos rezar mucho por el Papa, para que tenga la fuerza de consolar a la Iglesia y ahuyentar a los lobos hoy vestidos de cardenales y obispos, nombrando verdaderos pastores, intrépidos, celosos y apostólicos.