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domingo, 11 de abril de 2021

Declaración sobre la recepción de la Comunión por aquellos que persisten en grave pecado Público (Cardenal Raymond Leo Burke)

 SECRETUM MEUM MIHI


La declaración fue publicada en el sitio oficial de internet del cardenal Raymond Leo Burke y tiene como fecha Abr-07-2021. Esta es una tradución de Centro Cultural Cruzada (con algunas adaptaciones).

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Muchos católicos y también no católicos que, aunque no abrazan la fe católica, respetan a la Iglesia Católica por su enseñanza sobre la fe y la moral, me han preguntado cómo es posible que haya católicos que reciban la Sagrada Comunión, mientras al mismo tiempo promueven pública y obstinadamente programas, políticas y legislaciones en directa violación de la ley moral. En particular, preguntan cómo es posible que políticos católicos y funcionarios civiles que defienden y promueven pública y obstinadamente la práctica del aborto procurado se acerquen a recibir la Sagrada Comunión. Su pregunta claramente también se aplica a aquellos católicos que promueven públicamente políticas y leyes que violan la dignidad de la vida humana de quienes padecen enfermedades graves, necesidades especiales o edad avanzada, y en violación de la integridad de la sexualidad humana, del matrimonio y de la familia, y en violación de la libre práctica de la religión.

La pregunta amerita una respuesta, especialmente porque toca los fundamentos mismos de la enseñanza de la Iglesia con respecto a la fe y la moral. Sobre todo, toca la Sagrada Eucaristía, “[El] Sacramento de la caridad , ... , el don que Jesucristo hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito de Dios por cada hombre ... en el Sacramento eucarístico Jesús sigue amándonos «hasta el extremo», hasta el don de su cuerpo y de su sangre”. [1]

Es mi esperanza de que los siguientes puntos de la enseñanza de la Iglesia serán de ayuda para aquellos que están con razón confundidos y, de hecho, frecuentemente escandalizados por la demasiado frecuente pública traición de las enseñanzas de la Iglesia sobre la fe y la moral por parte de aquellos que profesan ser católicos. Me ocuparé más adelante de la cuestión específica del aborto procurado, pero los mismos puntos se aplican a otras violaciones de la ley moral.

1. Respecto a la Sagrada Eucaristía, la Iglesia siempre ha creído y enseñado que la Sagrada Hostia es el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Cristo, Dios Hijo Encarnado. La fe de la Iglesia se ha expresado así en el Concilio de Trento: “Mas por cuanto dijo Jesucristo nuestro Redentor, que era verdaderamente su cuerpo lo que ofrecía bajo la especie de pan [cf. Mt 26, 26-29; Mc 14, 22-25; Lc 22, 19s; 1 Co 11, 24-26], ha creído por lo mismo perpetuamente la Iglesia de Dios, y lo mismo declara ahora de nuevo este mismo santo Concilio, que por la consagración del pan y del vino, se convierte toda la substancia del pan en la substancia del cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, y toda la substancia del vino en la substancia de su sangre” (Sesión 13, Capítulo 4).[2] Entonces, como claramente enseña San Pablo en su Primera Carta a los Corintios: "Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor”. (1 Cor. 11, 27).

2. La recepción de la Sagrada Comunión por aquellos que violan pública y obstinadamente la ley moral en sus preceptos más fundamentales es una forma de sacrilegio particularmente grave. En las palabras del Catecismo de la Iglesia Católica: “El sacrilegio es un pecado grave, sobre todo cuando es cometido contra la Eucaristía, pues en este sacramento el Cuerpo de Cristo se nos hace presente substancialmente” (n. 2120). No solo amerita un castigo eterno para aquel que lo recibe indignamente sino que constituye un escándalo muy grave para otros, es decir, los lleva a la falsa creencia de que se puede violar pública y obstinadamente la ley moral en una materia grave y todavía recibir a Nuestro Señor en la Sagrada Comunión. Una persona reflexiva, ante tal situación, debe concluir que o la Sagrada Hostia no es el Cuerpo de Cristo o que la promoción del aborto procurado, por ejemplo, no es un pecado grave.

3. El Canón 915 del Código de Derecho Canónico, que repite la perenne e inmutable enseñanza de la Iglesia, dispone: “ No deben ser admitidos a la sagrada comunión los excomulgados y los que están en entredicho después de la imposición o declaración de la pena, y los que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave” [3]. La negación de la Sagrada Comunión no es una pena eclesiástica, sino el reconocimiento del estado objetivamente indigno de una persona para acercarse a recibir la Sagrada Comunión. La disciplina contenida en el can. 915 salvaguarda la santidad de la más sagrada realidad en la Iglesia, la Sagrada Eucaristía, y previene que la persona que obstinadamente persevere en pecado grave cometa un pecado adicional más grave aún de sacrilegio al profanar el Cuerpo de Cristo, y previene el inevitable escándalo que resulta de la indigna recepción de la Sagrada Comunión.

4. Es deber de los sacerdotes y Obispos instruir y amonestar a los fieles que se encuentren en la condición descrita por el can. 915, no sea que se acerquen a recibir la Sagrada Comunión y cometan así un más grave sacrilegio, redundando en su propio eterno daño y, asimismo, induciendo a otros a error e incluso a pecar en tan grave materia. Si una persona ha sido amonestada y todavía persevera en un pecado público grave, no puede ser admitido a recibir la Sagrada Comunión.

5. Claramente, ningún sacerdote u Obispo puede otorgar permiso para recibir la Sagrada Comunión a una persona que está en público y obstinado pecado grave. Ni tampoco se trata de una cuestión de discusión entre el sacerdote u Obispo y aquél que está cometiendo el pecado, sino una cuestión de amonestación referente a las verdades de fe y la moral, por parte del sacerdote u Obispo, y una cuestión de reforma de una conciencia errónea, por parte del pecador.

6. El Papa Juan Pablo II presentó la constante enseñanza de la Iglesia sobre el aborto procurado en su Carta Encíclica Evangelium Vitae. Refiriéndose a la consulta de los Obispos de la Iglesia universal sobre la materia en su carta de Pentecostés de 1991, declaró: “Por tanto, con la autoridad que Cristo confirió a Pedro y a sus Sucesores, en comunión con todos los Obispos —que en varias ocasiones han condenado el aborto y que en la consulta citada anteriormente, aunque dispersos por el mundo, han concordado unánimemente sobre esta doctrina—, declaro que el aborto directo, es decir, querido como fin o como medio, es siempre un desorden moral grave, en cuanto eliminación deliberada de un ser humano inocente”[4]. Aclaró también que su enseñanza “se fundamenta en la ley natural y en la Palabra de Dios escrita; es transmitida por la Tradición de la Iglesia y enseñada por el Magisterio ordinario y universal”[5].

7. A veces se arguye que un político católico puede creer personalmente en la inmoralidad del aborto, mientras favorece una política pública que provee el llamado aborto “legalizado”. Tal fue el caso, por ejemplo, en los Estados Unidos de América en una cumbre de ciertos teólogos morales católicos que expusieron la errónea teoría moral del proporcionalismo o el consecuencialismo, y políticos católicos, celebrada en el complejo de la Familia Kennedy en Hyannisport, Massachusetts, en el verano de 1964 [6]. El Papa Juan Pablo II responde claramente a este pensamiento moral erróneo en Evangelium Vitae: “Ninguna circunstancia, ninguna finalidad, ninguna ley del mundo podrá jamás hacer lícito un acto que es intrínsecamente ilícito, por ser contrario a la Ley de Dios, escrita en el corazón de cada hombre, reconocible por la misma razón, y proclamada por la Iglesia” [7]. En su Carta Encíclica Veritatis Splendor, el Papa San Juan Pablo II corrige el error fundamental del proporcionalismo y consecuencialismo. [8]

8. Se dice a veces que negar la Sagrada Comunión a los políticos que perseveran obstinadamente en pecado grave constituye un uso de la Sagrada Comunión por la Iglesia con fines políticos. Al contrario, es la solemne responsabilidad de la Iglesia el salvaguardar la santidad de la Sagrada Eucaristía, evitando que los fieles cometan sacrilegios, y evitar el escándalo entre los fieles y otras personas de buena voluntad.

9. Es más bien el político católico, que pública y obstinadamente promueve lo que es contrario a la ley moral y sin embargo osa recibir sacrílegamente la Sagrada Comunión, quien usa la Sagrada Eucaristía con fines políticos. En otras palabras, el político se presenta a sí mismo como un católico devoto, mientras que la verdad es completamente lo contrario.

10. Aparte de la negación de la Sagrada Comunión a personas que violan pública y obstinadamente la ley moral, está también la cuestión de la imposición o declaración de una pena justa eclesiástica con el ánimo de llamar a la persona a la conversión y reparar el escándalo que sus acciones causan.

11. Aquellos que violan pública y obstinadamente la ley moral se encuentran, por lo menos, en un estado de apostasía; es decir, han abandonado efectivamente la fe por la obstinada negación, en la práctica, a vivir de acuerdo con las verdades fundamentales de la fe y la moral (cf. can. 751). Un apóstata de la fe incurre automáticamente en la pena de excomunión (cf. can. 1364). El Obispo de tal persona debe verificar las condiciones para la declaración de la pena de excomunión, en la cual automáticamente ha incurrido.

12. También pueden estar en herejía, si niegan obstinadamente o dudan de la verdad sobre el mal intrínseco del aborto ya que es “una verdad que ha de creerse con fe divina y católica” (can. 751)[9]. La herejía, como la apostasía, incurre automáticamente en la pena de excomunión (cf. can. 1364). También, en el caso de herejía, el Obispo debe verificar las condiciones para la declaración de la pena de excomunión, la cual se ha incurrido automáticamente.

En conclusión, la disciplina de la Iglesia, comenzando con el Apóstol Pablo, ha enseñado constantemente  la disposición de conciencia necesaria para recibir la Sagrada Comunión. La falla en seguir la disciplina resulta en la profanación de la realidad más sagrada de la Iglesia —el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Cristo—, constituye el gravísimo pecado de sacrilegio, y causa el más serio escándalo al fallar testimoniar la verdad de la Sagrada Comunión y la verdad moral, por ejemplo, sobre la inviolable dignidad de la vida humana, la integridad del matrimonio y de la familia, y la libertad de adorar a Dios “en espíritu y en verdad”[10].

La respuesta a la cuestión que se me plantea tan frecuentemente es clara: un católico que pública y obstinadamente se opone a la verdad sobre la fe y la moral no puede presentarse para recibir la Sagrada Comunión y tampoco el ministro de la Sagrada Comunión puede darle el Sacramento.

Cardenal Raymond Leo Burke
Roma, 7 de Abril de 2021

[1] “[s]acramentum caritatis, ... donum est Iesu Christi se ipsum tradentis, qui Dei infinitum nobis patefacit in singulos homines amorem... Eodem quidem modo in eucharistico Sacramento Iesus «in finem», usque scilicet ad corpus sanguinemque tradendum, diligere nos pergit.” Benedictus PP. XVI, Adhortatio Apostolica Postsynodalis Sacramentum caritatis, De Eucharistia vitae missionisque Ecclesiae fonte et culmine, 22 Februarii 2007, Acta Apostoliae Sedis 99 (2007) 105, n. 1. Traducción en español: http://www.vatican.va/content/benedict-xvi/es/apost_exhortations/documents/hf_ben-xvi_exh_20070222_sacramentum-caritatis.html

[2] “Quoniam autem Christus redemptor noster corpus suum id, quod sub specie panis offerebat [cf. Mt 26, 26-29; Mc 14, 22-25; Lc 22, 19s; 1 Cor 11, 24-26], vere esse dixit, ideo persuasum semper in Ecclesia Dei fuit, idque nunc denuo sancta haec Synodus declarat: per consecrationem panis et vini conversionem fieri totius substantiae panis in substantiam corporis Christi Domini nostri, et totius substantiae vini in substantiam sanguinis eius.” Heinrich Denzinger, Compendium of Creeds, Definitions, and Declarations on Matters of Faith and Morals, ed. Peter Hünermann, tr. Robert Fastiggi and Anne Englund Nash, 43rd ed. (San Francisco: Ignatius Press, 2012), p. 394, no. 1642. Traducción en español: http://www.intratext.com/IXT/ESL0057/__PL.HTM

[3] “Can. 915 Ad sacram communionem ne admittantur excommunicati et interdicti post irrogationem vel declarationem poenae aliique in manifesto gravi peccato obstinate perseverantes.” Code of Canon Law: Latin-English Edition, tr. Canon Law Society of America (Washington, DC: Canon Law Society of America, 1998), p. 298. Traducción en español: https://www.vatican.va/archive/ESL0020/__P37.HTM

[4] “Auctoritate proinde utentes Nos a Christo Beato Petro eiusque Successoribus collata, consentientes cum Episcopis qui abortum crebrius respuerunt quique in superius memorata interrogatione licet per orbem disseminati una mente tamen de hac ipsa concinuerunt doctrina declaramus abortum recta via procuratum, sive uti finem intentum seu ut instrumentum, semper gravem prae se ferre ordinis moralis turbationem, quippe qui deliberata exsistat innocentis hominis occisio.” Ioannes Paulus PP. II, Litterae Encyclicae Evangelium vitae, “De vitae humanae inviolabili bono,” 25 Martii 1995, Acta Apostolicae Sedis 87 (1995) 472, n. 62. Traducción en español: http://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_25031995_evangelium-vitae.html

[5] “... naturali innititur lege Deique scripto Verbo, transmittitur Ecclesiae Traditione atque ab ordinario et universali Magisterio exponitur.” Evangelium vitae, 472, n. 62.

[6] Cf. Albert R. Jonsen, The Birth of Bioethics (New York: Oxford University Press, 1998), pp. 290-291.

[7] “Nequit exinde ulla condicio, ulla finis, ulla lex in terris umquam licitum reddere actum suapte natura illicitum, cum Dei Legi adversetur in cuiusque hominis insculptae animo, ab Eccesia praedicatae, quae potest etiam ratione agnosci.” Evangelium vitae, 472, n. 62. En español:

[8] Cf. Ioannes Paulus PP. II, Litterae Encyclicae Veritatis splendor, De quibusdam quaestionibus fundamentalibus doctrinae moralis Ecclesiae, 6 Augusti 1993, Acta Apostolicae Sedis 85 (1993) 1192-1197, nn. 74-78. Traducción en español: http://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/encyclicals/documents/hf_jp-ii_enc_06081993_veritatis-splendor.html

[9] “Can 751 ... fide divina et catholica credendae.” Traducción en español: http://www.vatican.va/archive/ESL0020/_P2F.HTM

[10] Jn 4, 23-24.

miércoles, 7 de abril de 2021

LA ESCORIA en España tiene NOMBRES Y APELLIDOS propios

 EL TEATRO DE WILL

Duración 11:08 minutos







La alegre canción de la mañana

Amado Nervo



Llegó la luz serena,

y a levantarme voy.

La noche se aleja como una gran pena;

¡qué alegre que estoy!


Los pájaros en coro

cantan sus alegrías;

las jaulas vibran como arpas de oro.

Hermanos pájaros, ¡muy buenos días!


Las gotas de rocío

comienzan a temblar

cual si tuviesen frío;

las rosas más hermosas del jardincito mío

con esos mil diamantes van a hacerse un collar.


El hilo del agua, la trémula brisa

sus más alegres cosas empiezan a decir.

El cielo resplandece como una gran sonrisa.

¡Qué bello es vivir! 

Amado Nervo

lunes, 5 de abril de 2021

¡VOX Y PP CRECEN EN MADRID MIENTRAS IGLESIAS SE HUNDE Y CIUDADANOS DESAPARECE! || ¿GOBIERNO PP-VOX?

 ROBERSR


Duración 11:37 minutos

Biden: El Papa tiene razón, vacunarse es una obligación moral



El ‘devoto católico’ Joe Biden lanzó un mensaje de felicitación de la Pascua en vídeo en el que logró no mencionar una sola vez a Cristo o Su Resurrección y que giró, sobre todo, sobre la ‘obligación moral’ de vacunarse.

Si un absoluto ignorante de la historia de la Salvación escuchara el mensaje en vídeo que el matrimonio Biden, ese ‘católico devoto’, como les gusta repetir a los medios del sistema, no tendría manera de saber qué se celebra. No se menciona una sola vez ni a Cristo ni a Su Resurrección, y sí, varias, al covid y a las vacunas.

De hecho, eso es lo que parecía celebrar el presidente norteamericano, que está, al menos, en ‘comunión con el Papa’ en ese aspecto, si no en el que se refiere a la vida, la familia y el ‘género’. “Compartimos los sentimientos del Papa Francisco, que dijo que vacunarse es una obligación moral, que puede salvarte la vida y salvar las vidas de otros”, dijo. “Al vacunarnos y animar a nuestras congregaciones y comunidades a vacunarse, no solo podemos vencer al virus, sino también acelerar el día en que podamos celebrar juntos las festividades”.

Ese lejano día, que se nos ha ido anunciando a la vuelta de la esquina desde hace un año, ya ha llegado a lugares como Texas o Florida, cuyos gobernadores han levantado todas las restricciones de lucha contra la pandemia sin que se haya producido un aumento perceptible en la mortalidad.
Por otra parte, los propios fabricantes de las vacunas advierten que los supuestamente inmunizados pueden aún contagiar y contagiarse, y que sus efectos duran solo algunos meses, algo que ha llevado a las autoridades a negar una ‘vida normal’ siquiera a los ya vacunados.
Cristo ha resucitado, y con Su Resurrección ha vencido a la muerte. Instrumentalizar un mensaje tan universal y transcendente, que cambia absolutamente el panorama eterno del ser humano, para referirse a algo tan relativamente pequeño, bajo y coyuntural como las vacunas da una idea de la ‘profunda fe’ del presidente norteamericano.

From our family to yours, we wish you health, hope, joy, and peace. Happy Easter, everyone! pic.twitter.com/3NHPrbFCVt

— President Biden (@POTUS) April 4, 2021

Carlos Esteban

domingo, 4 de abril de 2021

Cardenal Walter Brandmüller: «Quieren el sacerdocio femenino, el cisma en Alemania ya ha comenzado»

 SECRETUM MEUM MIHI


Aparece hoy una entrevista en Il Messaggero con el presidente emérito del Comité Pontificio de Ciencias Históricas, el cardenal Walter Brandmüller. Esta es una traducción, con algunas adaptaciones, de Secretum Meum Mihi.

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«¿El cisma en Alemania? De hecho ya ha iniciado. Técnicamente podemos hablar del cisma cuando hay en acto un proceso que lleva a desprenderse de la comunión jerárquica, del Papa». El cardenal Walter Brandmüller, presidente emérito del Pontificio comité de Ciencias históricas, gran conocedor de las dinámicas de la Iglesia, tiene pocas dudas de lo que está ocurriendo. «El cisma, en pobres palabras, es la negación de la comunión jerárquica al obispo o al Papa, cosa que está sucediendo ante nuestros ojos, basta con mirar las declaraciones o posiciones tomadas por muchos obispos alemanes».

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Desde hace tiempo se solicitan reformas sustanciales, por ejemplo en el frente del celibato sacerdotal, de la ordenación femenina y también, últimamente, la bendición de las parejas homosexuales...

«La demanda más urgente de estas reformas nace sobre todo de los funcionarios del catolicismo organizado, de los movimientos, del Comité Central de católicos alemanes que entonces son para la abrumadora mayoría dependientes de las estructuras eclesiásticas porque, no olvidemos, que la Iglesia católica es el segundo mayor empleador después del Estado en Alemania. Para volver a lo del cisma hay que tener cuidado de no confundir dos aspectos, el cisma y el disenso a nivel doctrinal respecto a la doctrina, porque en este caso se trata de herejía. En el caso alemán tenemos ambos aspectos».

Tal vez sea solo una fase de crisis pasajera...

«En mi opinión, la situación en Alemania está comprometida porque no solo existe la negación de la comunión jerárquica, sino también el disenso en el plano magisterial. A veces puede haber disensos que no implican necesariamente un cisma. Este caso, en cambio, es todo nuevo y en mi opinión preocupante».

¿Podría amplificarse aún más la distancia con Roma?

«Como le decía: en este caso también tenemos disensión dogmática sobre las verdades de la fe. Lo que implica el delito de herejía. Lo que ocurre en Alemania es cisma y herejía desde un punto de vista dogmático».

¿Por han llegado a tanto, según Usted?

«Hace tiempo que piden el sacerdocio femenino, la comunión para los divorciados vueltos a casar, la aceptación de la homosexualidad, la bendición de las parejas homosexuales. Es un deslizamiento sobre las posiciones protestantes, tal vez quieran una Iglesia unida con los protestantes».

¿Y la cuestión sobre el celibato sacerdotal?

«Aunque no se trata de una cuestión doctrinal, se trata siempre de una tradición apostólica. Inaceptable».

¿Quién, según Usted, se unirá a este cisma?

«No sabría con precisión. Pero puedo decir con certeza que la mayoría de los católicos alemanes son indiferentes a todo esto. Tenemos una sociedad altamente secularizada, la participación en la misa dominical se refiere como máximo al 10 por ciento de la gente. Los que se adhieren a las tesis progresistas son personas vinculadas al Comité Central católico pero la mayoría de los fieles son indiferentes, créame. El secularismo galopa rápido y la distancia de los fieles a la Iglesia se ha incrementado».

Técnicamente, ¿cuándo comienza un cisma?

«Es un proceso. No hay un solo acto. Los cismas históricos se han materializado a lo largo del tiempo a partir de que ya no se reconocía la autoridad del Papa y de la jerarquía. El comienzo de un acto cismático es éste, luego las formas se realizan de otra manera. Por ejemplo, el gran cisma de occidente de 1054 no fue el resultado de un único momento. No se cristalizó en una fecha determinada, sino que fue un proceso formalizado a finales del siglo XII».

Y luego también estaba Lutero...

«Esa era una herejía, más que un cisma. Lutero negaba los dogmas fundamentales, rechazaba los sacramentos excepto el bautismo y la Eucaristía. En cualquier caso, es difícil contar los cismas de la historia. En la Iglesia antigua, por ejemplo, fueron muchos y luego a lo largo de los siglos han ido disminuyendo».

¿Y el cisma de Lefebvre?

«Los lefebvrianos son muy fieles pero no reconocen los desarrollos del Vaticano II que, en mi opinión, se ha malinterpretado en el sentido de que no distinguen entre el valor dogmático y vinculante de las cuatro constituciones dogmáticas y de esos textos de contenidos disciplinarios prácticos que son de carácter pastoral jurídico y que, por tanto, están sujetos al cambio de la historia».

Pero, ¿no cree Usted que es correcto asignar a la mujer en la Iglesia un peso mayor del que siempre ha tenido hasta ahora, es decir, casi cero?

«En el futuro, las mujeres pueden jugar un papel de gran importancia. Pueden ser responsables de las finanzas de la Iglesia, por ejemplo. Pueden dirigir el IOR pero no pueden ocupar el cargo de secretario de Estado o prefecto de congregación porque la ordenación sacerdotal es indispensable. Pueden ocupar roles de vértice en todos los roles donde se trate de una consecuencia del orden sagrado».

¿Seguirá siempre la Iglesia siendo tan machista?

«La Iglesia tiene dos niveles, el dogma de los sacramentos y su posición en la sociedad actual. La mujer podrá tener posiciones de vértice en el segundo campo, sin ningún problema. Pero nunca podrá ser sacerdote, obispo...»

¿Ni tampoco cardenalesa?

«Hay un debate. Pero la elección del Papa en el cónclave es un acto del más alto ministerio pastoral vinculado al sacramento del orden».

Pobres mujeres, siempre al márgen...

«Los hombres somos mucho más pobres, piense que nunca podremos parir...»

Franca Giansoldati

MEDITACIÓN DEL DOMINGO DE RESURRECCIÓN: Ser otro Cristo a través del amor



Meditación dada el domingo, 12 de abril de 1998

Duración 49:09 minutos



viernes, 2 de abril de 2021

Cardenal Burke: “Parece que estuviéramos en el fin de los tiempos”



El decreto anti-Misa de Francisco es “expresión de la pérdida de fe en la Santa Eucaristía”, dijo recientemente el cardenal Raymond Burke en el sitio web CatholicAction.org.

Para Burke, los numerosos sacerdotes que celebraban en los distintos altares de la basílica de San Pedro cada mañana eran edificantes. “Hay que entender que el ofrecimiento de la Santa Misa por parte del sacerdote en concelebración se ve en cierto modo disminuido”.

Imponer la concelebración como norma general significa “que se pierden las numerosas gracias que se obtienen a través de cada sacerdote”.

Respecto al final de los tiempos, Burke explicó que Nuestro Señor prohíbe especular sobre ellos porque sólo el Padre conoce la fecha. Sin embargo, ante los “tremendos males” que están entrando en la vida de la Iglesia el cardenal Burke exclama: “Parece que estamos en esos tiempos”.

Al mismo tiempo, advierte sobre las revelaciones privadas, observando que durante su vida el fin de los tiempos se ha visto más de una vez, por ejemplo, en el año 2000: “Eso no es sano”

jueves, 1 de abril de 2021

A propósito de la escandalosa prohibición de rezar misas privadas en la basílica de San Pedro



El pasado 12 de marzo, mediante una orden sin firma, número protocolario ni destinatario, la Primera Sección de la Secretaría de Estado prohibió la celebración de misas privadas en la basílica vaticana de San Pedro a partir del Domingo de Pasión. En los días sucesivos, los cardenales Raymond L. Burke, Gerhard L. Müller, Walter Brandmüller, Robert Sarah y Giusseppe Zen manifestaron su lógico desconcierto por semejante decisión, que por lo irregular de su redacción deja intuir una orden explícita de Jorge Mario Bergoglio.

La doctrina católica nos enseña el valor de la Santa Misa, como la gloria que tributa a la Santísima Trinidad, o la eficacia del Santo Sacrificio tanto para vivos como para difuntos. Sabemos también que el valor y eficacia de la Santa Misa no dependen de la cantidad de fieles que asistan ni de la dignidad del celebrante, sino de la reiteración incruenta del mismo Sacrificio de la Cruz por obra del sacerdote que celebra, el cual actúa in persona Christi y en nombre de toda la Santa Iglesia: suscipiat Dominus sacrificium de manibus tuis, ad laudem et gloriam nominis sui; ad utilitatem quoque nostram totiusque Ecclesiae suae sanctae.

La escandalosa decisión de un funcionario anónimo de la Secretaría de Estado, fácilmente identificable con el innombrable monseñor Edgar Peña Parra, representa desgraciadamente una explicitación de la praxis de las diócesis de todo el mundo: desde hace sesenta años las desviaciones doctrinales introducidas por el Concilio insinúan que la Misa sin pueblo carece de valor, o que no vale tanto como una concelebración o una Misa a la que asisten fieles. Las normas litúrgicas postconciliares prohíben la erección de altares en una misma iglesia y prescriben que durante la celebración de una Misa en el altar mayor no deben celebrarse otras en los altares laterales. El propio Misal Romano montiniano prevé además un rito concreto para la Missa sine populo, en la cual se omiten los saludos –por ejemplo, el Dominus vobiscum o el Orate, fratres– como si, además de los presentes, no asistiese también al sacrificio eucarístico la corte celestial y las almas purgantes. Cuando un sacerdote se presenta en una sacristía cualquiera del mundo y pide permiso para celebrar Misa –no digo ya según el Rito Tridentino, sino incluso en el reformado–, invariablemente se le responde que puede sumarse a la concelebración ya prevista. Y en todo caso lo miran con suspicacia si pide permiso para celebrar sin que haya algunos fieles presentes. De nada sirve objetar que todo sacerdote tiene derecho a rezar misas privadas; la mentalidad conciliar es capaz de ir más allá de la letra de la ley para aplicar con terca coherencia el espíritu del Concilio manifestando su verdadera naturaleza.

Por otra parte, la Misa reformada ha sido alterada para que atenúe, calle o niegue explícitamente los dogmas católicos que suponen un obstáculo para el diálogo ecuménico: se considera escandaloso hablar de los cuatro fines de la Misa, porque es una doctrina que perturba a cuantos niegan el valor latréutico, propiciatorio, impetratorio y de acción de gracias que tiene el Santo Sacrificio, tal como lo definió el Concilio de Trento.

Nada hay más detestable para un modernista que la celebración simultánea de varias misas, e igual de intolerable es la celebración coram Santissimo (o sea, ante el tabernáculo colocado sobre el altar). Para ellos, la Santa Misa es una cena, un banquete, y no un sacrificio; por eso el altar se ha sustituido por una mesa y el sagrario ya no está presente sobre el altar: se ha desplazado a «un lugar más adecuado para la oración y el recogimiento». Por eso el celebrante mira al pueblo en vez de a Dios.

Aparte la descortesía para con los canónigos de la basílica y del hipócrita escamoteamiento de la firma y el protocolo, la orden de la Secretaría de Estado es la última confirmación de un algo evidente a lo que no quieren enfrentarse ni reconocer todos aquellos que, incluso con buena intención, se obstinan en no querer encuadrar los actos individuales en el contexto más amplio del llamado postconcilio, a la luz del cual hasta las novedades más insignificantes adquieren una inquietante coherencia y demuestran la capacidad subversiva del Concilio Vaticano II. Lo cual, indudablemente, corrobora el valor de la Misa privada –como recordó el cardenal Burke en su reciente intervención–; en la práctica la ha reducido al privilegio de algunos nostálgicos en vías de extinción o a grupos de fieles excéntricos. La suficiencia con que pontifican sobre estos temas los liturgistas es demostrativa de una intolerancia hacia todo lo que queda de católico en el martirizado cuerpo de la Iglesia. En plena coherencia con esta impostazione , Bergoglio es capaz de negar impunemente a María Santísima los títulos de Mediadora y Corredentora, sólo para contentar a los luteranos, según cuales los papistas idolatran a una mujer y niegan que Jesús sea el único mediador.

Prohibir hoy en día las misas privadas en San Pedro legitima los abusos cometidos en las otras basílicas e iglesias del mundo, en las cuales ya estaba en vigencia dicha prohibición aunque nunca se había formulado de forma explícita. Es todavía más significativo que este abuso se haya impuesto mediante un acto aparentemente oficial por el que la autoridad de la Secretaría de Estado bastaría para reducir al silencio por temor reverencial a cuantos quieran seguir siendo católicos a pesar de los esfuerzos en sentido contrario de la jerarquía actual. Eso sí, ya antes de Benedicto XVI, quien quería celebrar la Santa Misa en San Pedro no lo tenía fácil y era expulsado del templo, poco menos que excomulgado vitandus, con que solamente osara celebrar el Novus Ordo en latín, no digamos ya según el Rito Tridentino.

Es indudable que para los neomodernistas las misas privadas se pueden prohibir, y que tratarán de abrogar el motu proprio Summorum Pontificum porque, como reconoció hace poco Max Beans, uno de los ardorosos aduladores de Santa Marta, la liturgia tridentina presupone una doctrina intrínsecamente contraria a la teología conciliar. Pero si hemos llegado al escándalo de la prohibición de las misas privadas en San Pedro, lo debemos también al modus operandi de los novadores, los cuales avanzan gradualmente aplicando en los terrenos litúrgico, doctrinal y moral los principios de la ventana de Overton. Reconozcámoslo: estos indecentes guiños a herejes y cismáticos responden a una estrategia dirigida a las sectas acatólicas que culmina en una estrategia más amplia, enfocada en las religiones no cristianas y en las ideologías neopaganas imperantes. Sólo así se comprende esa deliberada voluntad de complacer a los enemigos de Cristo para agradar al mundo y a su príncipe.

Es desde esta perspectiva desde la que hay que interpretar las proyecciones de imágenes de animales sobre la fachada de la basílica del Vaticano, la entrada procesional del ídolo de la Pachamama portado en andas por obispos y clérigos, la ofrenda a la Madre Tierra colocada sobre el Altar de la Confesión durante una Misa presidida por Bergoglio, el abandono del altar pontificio por parte de ese que rechaza el título de Vicario de Cristo, la supresión de las celebraciones so pretexto de la pandemia para sustituirlas por ceremonias que recuerdan al culto a la personalidad de los regímenes comunistas o la Plaza de San Pedro inmersa en tinieblas para ajustarse a los nuevos ritos del ecologismo globalista. Este moderno becerro de oro aguarda el regreso de un Moisés que descienda del Sinaí y restablezca en la verdadera Fe a los católicos una vez expulsados los nuevos idólatras, secuaces del Aarón de Santa Marta. Y nadie se atreva a hablar de misericordia o de amor; nada hay más contrario a la caridad que la actitud de quien, representando la autoridad de Dios en la Tierra, abusa de ella para confirmar en el error a las almas que Cristo le ha confiado con la orden de apacentarlas. El pastor que deja abierto el redil e incita a las ovejas a salir de él mandándolas a las fauces mismas de los lobos rapaces es un mercenario y un aliado del Maligno, y habrá de rendir cuentas al Pastor Supremo.

Ante este enésimo escándalo, podemos verificar con consternación el silencio cobarde y cómplice de los prelados: ¿dónde están los demás cardenales, dónde está el arcipreste emérito de la basílica, dónde el cardenal Re, que como yo celebró cada día durante años Misa privada en San Pedro? ¿Por qué callan ahora ante semejante abuso?

Al igual que sucede en el ámbito civil con motivo de la pandemia y de la violación de los derechos naturales por parte de las autoridades temporales, también en el terreno eclesiástico tiene la dictadura necesidad de súbditos faltos de vigor y de ideales para imponerse. En otros tiempos, la basílica vaticana habría sido asaltada por los sacerdotes, principales víctimas de esta odiosa tiranía, que tiene el descaro de jactarse de democrática y sinodal. No quiera Dios que el infierno que va instaurándose en la Tierra en nombre del mundialismo no sea otra cosa que la consecuencia de la indolencia y la cobardía, así como de la traición de tantos, de demasiados clérigos y laicos.

La Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, se acerca a su propia pasión, a fin de cumplir en sus propios miembros los padecimientos de su Jefe. Que estos días que faltan para la Resurrección de nuestro Redentor nos estimulen a la oración, la penitencia y el sacrificio, para que podamos adherirnos a la bendita Pasión de Nuestro Señor con espíritu de expiación y reparación, según la doctrina de la Comunión de los Santos, que en el vínculo de la verdadera caridad nos permite hacer el bien a nuestros enemigos e implorar a Dios la conversión de los pecadores. También de aquéllos a los que la Providencia nos ha puesto como superiores temporales y eclesiásticos.

+Carlo Maria Viganò, arzobispo

31 de marzo de 2021

Feria Quarta Hebdomadae Sanctae

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

Homilía del Jueves Santo

PADRE ALFONSO GÁLVEZ

Duración 29:40 minutos

https://youtu.be/T9ZOR-i1ZxY

Homilía predicada el 13 de abril de 2006

lunes, 29 de marzo de 2021

NOTICIAS VARIAS 29 de marzo de 2021



ADELANTE LA FE

Un candidato cristiano contra la tiranía sanitaria (Entrevista a César Félix Sánchez)

INFOVATICANA

El cardenal Sarah suplica al Papa que retire la prohibición de las misas individuales

SPECOLA

Celebrar de espaldas a Dios, el cisma del Papa Francisco ¿se acerca?, la iglesia rica para los ricos, Bianchi, España se suicida.

SECRETUM MEUM MIHI

El cardenal Sarah pide al Papa que revoque la prohibición de las Misas “individuales” en la Basílica de San Pedro © Reut...

IL SETTIMO CIELO

Exclusivo. El cardenal Sarah pide al Papa que revoque la prohibición de las Misas “individuales” en San Pedro

ECCLESIA E POST CONCILIO

Una vez más Bergoglio niega a "Maria el ser Corredentora"

THE WANDERER

El Apocalipsis de San Juan - Minisierie

ES NEWS

Inútil para Dios: entregado a la religión sustitutiva

Parroquia irlandesa rodeada de puestos de control policiales

Obispos alemanes muy contentos: 2.600 empleados de Pastoral intentarán “bendecir” las relaciones homosexuales fantasmas

Sin vacunarse, entonces sin confesión

Selección por José Martí

Cardenal Sarah: Altares de la basílica de San Pedro están condenados a muerte



El cardenal Sarah pide a Francisco que retire su reciente decreto contra las Misas en la basílica de San Pedro. Al escribir en el blog de Sandro Magister, Sarah se suma explícitamente a las voces de los cardenales Burke, Müller y Brandmüller.

Para él, las normas “violan tanto el sentido común como las leyes de la Iglesia”. Sarah apoya la evidente posición teológica de que una Misa concelebrada reduce el don de la gracia en comparación con varias Misas individuales.

Él advierte “violencia” en la redacción del ukase de Francisco que exige brutalmente que se “supriman” las celebraciones individuales. Sarah no nota un “espíritu de acogida” para los sacerdotes que antes, durante siglos, pudieron celebrar en San Pedro.

El cardenal observa que el coronavirus hace menos prudente la concelebración, y resalta el carácter provincial de la decisión que impone que todas las concelebraciones se realicen sólo en italiano y siguiendo el Novus Ordo.

Sarah recuerda que todos los altares en la basílica de San Pedro contienen las reliquias de santos, pero que ahora ya no es posible celebrar en esos altares: “En este sentido, esos altares están casi condenados a muerte” y reducidos a “meras obras de arte”.

“Esos altares, en cambio, deben vivir, y su vida es la celebración diaria de la Santa Misa”, enseña Sarah lo obvio.

domingo, 28 de marzo de 2021

Cuaresma: un tiempo de preparación para la Semana Santa (José Martí [20])

LA POESÍA OLVIDADA



Poesías anteriores: 

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CANTO DE ESPERANZA


48. Bregando sin descanso
mientras cumplo, a tu lado, mi faena ...
aguardo, ansioso y manso,
con el alma serena,
compartir, tú y yo, la misma cena.



COLOFÓN


49. Necesito, Señor, verte.
Necesito ser tu amigo,
necesito estar contigo ...
... y venga luego la muerte.


José Martí


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Cómo conseguir el libro


- El libro (1ª edición) puede conseguirse en la librería Diocesana de Murcia capital (968212489) y  en la Diocesana de Cartagena (968521709).  Pueden realizarse encargos en esos números de teléfono. El precio del libro en estas tiendas es de 10 euros.

- También en la librería González-Palencia (Tel 968242829). Disponible en tienda o en la web:

https://www.diegomarin.com/9788418009617-poesia-olvidada-la.html (Precio libro 9, 51 €)

https://www.diegomarin.com/la-poesia-olvidada.html (Precio e-book 4,13 €)

-  La 2ª edición del libro (versión corregida y aumentada) puede adquirirse en Amazon (edición impresa 13,55 euros y precio Kindle 2,69 euros)

sábado, 27 de marzo de 2021

NOTICIAS 27 de marzo de 2021

 



CHIESA E POST CONCILIO

Reacciones al "Responsum" del antiguo Santo Oficio 15 de marzo. ¿Es la aprobación de Bergoglio más formal que fáctica? 

Es el final de un camino de ingeniería social para la España posfranquista (pero sobre todo poscatólica)

ES NEWS

Nuevo obispo del Opus Dei defiende la Comunión sacrílega

Cardenal Raymond Burke: “Basílica de San Pedro es ahora como una tumba” (Vídeo)
 

Gänswein: hay grietas en la Iglesia como no se veían desde hace siglos 

Selección por José Martí

DOMINGO DE RAMOS: La Paz que viene de Cristo

 PADRE ALFONSO GÁLVEZ




Meditación dada el 31 de marzo de 1985. Texto evangélico Mc. 11: 1-10.

Cuaresma: un tiempo de preparación para la Semana Santa (José Martí [19])

LA POESÍA OLVIDADA



Poesías anteriores: 

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RESPUESTA DEL AMADO


45. Si supieras, paloma,
que te quiero, tu llanto cesaría.
Y lejos, a la loma,
allí te llevaría
y, en silencio de amor, te besaría.



RESPUESTA DE LA AMADA


46. Tras la escondida senda,
por la que nadie nunca ha transitado,
quise dejar, en prenda,
el tesoro encontrado
en mí, y tan querido por mi amado.



47. Pues sé que así me quieres
y lágrimas por mí has derramado,
si tu vida me dieres ...
... y pues ya me la has dado,
yo, por tí, sin la mía me he quedado.



José Martí


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Cómo conseguir el libro


- El libro (1ª edición) puede conseguirse en la librería Diocesana de Murcia capital (968212489) y  en la Diocesana de Cartagena (968521709).  Pueden realizarse encargos en esos números de teléfono. El precio del libro en estas tiendas es de 10 euros.

- También en la librería González-Palencia (Tel 968242829). Disponible en tienda o en la web:

https://www.diegomarin.com/9788418009617-poesia-olvidada-la.html (Precio libro 9, 51 €)

https://www.diegomarin.com/la-poesia-olvidada.html (Precio e-book 4,13 €)

-  La 2ª edición del libro (versión corregida y aumentada) puede adquirirse en Amazon (edición impresa 13,55 euros y precio Kindle 2,69 euros)