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miércoles, 10 de julio de 2019

La Repubblica presenta al Papa como ‘oposición política’ a Salvini (Carlos Esteban)



El diario italiano fundado por Eugenio Scalfari, amigo personal del Papa Francisco, abría el lunes con un provocativo titular de primera: ‘Católicos en la encrucijada: el Papa o Salvini’.

No estamos hablando de una publicación menor, sin importancia; tampoco, pese a la línea agresivamente izquierdista y anticlerical del diario fundado por Scalfari, de un órgano de prensa hostil con Su Santidad. De hecho, ambos hombres, Francisco y el anciano periodista ateo hacen gala de una estrecha amistad. No en balde Francisco le ha dedicado a Scalfari cinco entrevistas personales publicadas en La Repubblica, la última de ellas causa de una extraña aclaración por parte del Vaticano.

Naturalmente, es un disparate y una provocación: el Papa no es un político, no lidera un partido, no se presenta a las elecciones (ni podría hacerlo a las italianas, siendo el monarca de un Estado extranjero). Pero la extrema politización de los mensajes de Su Santidad, muy especialmente desde las elecciones que llevaron a la Liga de Matteo Salvini al gobierno de Italia, hace que, aunque indignante, el titular no suene del todo absurdo en el panorama nacional.

El primero en indignarse ha sido el propio líder de la Liga y ministro del Interior, en su cuenta de Twitter, donde ha replicado: “¿Pero qué pregunta es ésta?”.

Para el diario de Scalfari, el tema clave es la inmigración. Tanto la Liga como su improbable socio de gobierno, el Movimiento 5 Estrellas, se alzaron con una mayoría de los votos en las pasadas elecciones generales después de un largo interregno de jefes del Ejecutivo nombrados directamente por el presidente de la República, sin paso por las urnas, en el que se ha permitido que en solo dos años desembarcasen en Italia 700.000 subsaharianos, desbordando los servicios sociales y provocando una situación crítica en el aspecto de seguridad y orden público.

No hay politólogo que explique la victoria de dos partidos ajenos al espectro ‘respetable’ de la vida política italiana sino como una reacción desesperada para detener la avalancha. La Unión Europea ya había sobornado a Turquía, de modo que Grecia dejó de ser el punto de llegada para los traficantes de personas y sus socios de las ONG, de modo que pateras y barcos ‘de rescate’ pusieron rumbo a Italia, con consecuencias imaginables.

Las medidas de urgencia adoptadas por Salvini, sobre todo el cierre de los puertos a los barcos de las ONG con subsaharianos ilegales a bordo, encontraron una entusiasta respuesta popular, que luego habría de reflejarse en las elecciones europeas, ganadas holgadamente por la Liga. Pero también encontraron una fortísimamente oposición en el Vaticano, donde el Papa ha hecho de la acogida a los recién llegados, sin que importe el número, la motivación o la legalidad de su entrada, un leit motiv de su pontificado en los últimos años.

Su Santidad no sólo ha hecho de la apertura de fronteras un tema obsesivamente recurrente en sus alocuciones públicas, a menudo en detrimento de otros puntos de la doctrina católica, sino que ha ‘inspirado’ a toda la jerarquía católica, muy especialmente a la italiana, para que lo repitan sin cesar, a menudo con consignas muy poco disimuladas contra Salvini.

La pugna se ha hecho francamente desagradable, con alegaciones personales en uno y otro sentido, y con Su Santidad negándose a recibir al ministro en audiencia, algo que ha ofrecido a líderes políticos de legitimidad bastante más cuestionable.

Pero si el asunto de las fronteras es el núcleo, no es el único punto ideológico que suele desgranar un Papa que empezó definiéndose de izquierdas (por descarte) y que no deja de repartir gestos de cariño con los líderes más progresistas, mientras que su evidente expresividad deja claras sus antipatías por los gobernantes conservadores.

Y el problema es que el pueblo de Dios, los católicos practicantes, no parecen seguir al Papa en sus veleidades políticas: de hecho, la Liga es el partido más votado en Italia por los fieles de práctica, al menos, dominical, una pauta que se repite prácticamente en todo el mundo.

Carlos Esteban

NOTICIAS VARIAS 10 de julio de 2019


GLORIA TV NEWS





INFOCATÓLICA


ADELANTE LA FE


EE UU crea una ‘Comisión de Derechos Inalienables’ en desafío a la ONU (Carlos Esteban)



Mary Ann Glendon, que desde la embajada de Estados Unidos en Roma coordinó con Juan Pablo II la estrategia pro-vida en todo Occidente, presidirá una nueva Comisión de Derechos Inalienables creada por la Administración Trump para orientar su política internacional.

¿Quién podría oponerse a la creación de una Comisión de Derechos Inalienables, creada para orientar la política exterior de la hiperpotencia mundial, salvo quizá quienes opinan que ya hay demasiados organismos en este sentido?

Yo se lo digo: quienes aborrecen todo lo que haga Donald Trump. Si, además, el fautor de la idea es el secretario de Estado, Mike Pompeo, y la comisión se plantea para “clarificar” lo que es realmente un derecho inalienable, en oposición a la inflación de derechos que plantea la ONU, mucho más. Y si ya, encima de todo esto, se nombra para presidirla a la profesora de Harvard Mary Ann Glendon, ni les cuento.

Glendon tiene un historial sobradamente brillante y cuajado de méritos para cualquier cargo, pero le aquejan varios ‘defectos’ imperdonables. El primero es ser católica ortodoxa; el segundo, haber sido un apoyo crucial de Juan Pablo II, desde su puesto de embajadora de Estados Unidos ante la Santa Sede, en su arrolladora estrategia en favor de la vida.

En su presentación, Pompeo aseguró que la primera misión de la comisión será replantear “la pregunta más básica: ¿qué significa decir o afirmar que algo es, de hecho, un derecho humano?», y recordó, citando al líder checo de la resistencia contra el régimen comunista Vaclav Havel, que «palabras como ‘derechos’ pueden usarse para bien o para mal».
«Con esto en mente, es el momento adecuado para una revisión informada del papel de los derechos humanos en la política exterior estadounidense», dijo Pompeo.
El nombramiento de Glendon es una evidente declaración de principios sobre qué supuestos ‘derechos’ no sólo no lo son realmente, sino que se utilizan para vulnerar otros verdaderamente inalienables, como el derecho a la vida.

Glendon representó al Vaticano en la conferencia de la ONU de 1995 sobre las mujeres en Pekín, donde la entonces primera dama de Estados Unidos, Hillary Clinton, años después secretaria de Estado, pronunció un histórico discurso en el que declaró que «los derechos de las mujeres son derechos humanos». La profesora de Harvard, que Pompeo ha calificado de ‘perfecta’ para encabezar la nueva comisión, fue muy crítica entonces con este planteamiento aberrante. Lo que se pretendía en la Conferencia de Pekín, aclaró más tarde en First Things, era «forjar un vínculo entre la ayuda para el desarrollo y los programas que presionan a las mujeres pobres para que aborten, se esterilicen y utilicen métodos anticonceptivos de riesgo». Es decir, se disfrazaba de preocupación por unos vaporosos “derechos reproductivos” una implacable política imperialista para reducir la población africana.

Además de Glendon, el panel de Pompeo incluye a Katrina Lantos Swett, una demócrata que ha trabajado para preservar el legado de su padre, el fallecido congresista Tom Lantos, un crítico abierto de los regímenes opresivos. También está integrado por Russell Berman, Peter Berkowitz, Paolo Carozza, Hamza Yusuf Hanson, Jacqueline Rivers, Meir Soloveichik, Christopher Tollefsen, y David Tse-Chien Pan.

Carlos Esteban

La escalada del Papa Francisco (Mario Caponnetto)



Quienes venimos observando, desde su inicio, el Pontificado del Papa Francisco vemos crecer día a día nuestra zozobra e inquietud. Es que ya no se trata de algún gesto o dicho inconveniente, ambiguo u oscuro. No se trata, siquiera, de un documento asaz cuestionable como Amoris laetitia. Se trata de una verdadera escalada de textos y documentos varios que no tienen siquiera a su favor la ambigüedad ya que son clara y manifiestamente contrarios a la Fe Católica.
Con apenas unos pocos días de diferencia han llegado a nuestro conocimiento dos textos particularmente graves por su contenido y por su más que inequívoca intención de poner en marcha una Iglesia que nada tiene que ver con la verdadera Iglesia de Cristo. Nos referimos al Documento preparatorio o Instrumentum laboris del próximo Sínodo del Amazonia a celebrarse en el mes de octubre de este año (y dado a conocer el pasado 17 de junio) y al Discurso pronunciado por el Papa Francisco el 21 de junio pasado en la ciudad de Nápoles al clausurar el Congreso La Teología después de la Veritatis gaudiumen el contexto del Mediterráneo organizado por la Pontificia Facultad Teológica de la Italia Meridional. 
Ambos Documentos tienen algo en común: uno y otro están referidos a espacios humanos -entendidos íntegramente, esto es, en la conjunción de sus elementos geográficos, históricos, culturales y religiosos- asumidos como espacios teológicos desde los cuales y en los cuales la Iglesia se propone a sí misma de un modo absolutamente novedoso, en franca ruptura con la voluntad y el mandato de su Divino Fundador, Jesucristo. En el primer caso, se trata de la Región Sudamericana de la Amazonia; en el segundo, del espacio bañado por el Mar Mediterráneo. 
De este modo, para el Instrumentum laboris la Amazonia es una suerte de espacio idílico o edénico, una región “llena de vida y de sabiduría” (n. 5) en la que la vida “se identifica, entre otras cosas con el agua” (n. 8) y cuyos habitantes originarios son descriptos como pueblos colmados de sabidurías ancestrales a las que una Iglesia, convertida pastoral, ecológica y sinodalmente (n. 5) debe prestar atenta escucha: “La escucha de los pueblos y de la tierra por parte de una Iglesia llamada a ser cada vez más sinodal, comienza por tomar contacto con la realidad contrastante de una Amazonía llena de vida y sabiduría. Continúa con el clamor provocado por la deforestación y la destrucción extractivista que reclama una conversión ecológica integral. Y concluye con el encuentro con las culturas que inspiran los nuevos caminos, desafíos y esperanzas de una Iglesia que quiere ser samaritana y profética a través de una conversión pastoral” (n. 5).
En lo que se refiere al otro espacio, el Mediterráneo, el Discurso de Nápoles contiene consideraciones bastante similares. Si en la Amazonia de lo que se trata es de “inculturar” el Evangelio fomentando “el diálogo intercultural, interreligioso y ecuménico” (n. 11) -lo que, a la postre termina siendo no una auténtica inculturación (la que presupone una purificación de las culturas a ser evangelizadas a fin de que sean aptas para recibir el anuncio del Evangelio) sino un verdadero sincretismo religioso y cultural en el que coexistan dos cosmovisiones, la amazónica y la cristiana-, en el caso del Mediterráneo lo que se busca es formular una “teología apropiada” al espacio en el que se vive y trabaja, llamada a ser “una teología de la acogida que sirva para desarrollar un diálogo sincero con las instituciones sociales y civiles, con centros universitarios y de investigación, con las autoridades religiosas y con todas las mujeres y los hombres de buena voluntad, para construir pacíficamente una sociedad inclusiva y fraterna y también para custodiar la creación”. En esta “teología” están excluidos la apologética y el proselitismo (este último calificado como “peste”) y sus caminos por excelencia son el discernimiento y el diálogo. Digamos, además, que tanto en el caso de la Amazonia como en el del Mediterráneo, estos “espacios” se proponen como paradigmáticos y, por lo mismo, extrapolables a toda la Iglesia.
Es fácil advertir que en uno y otro caso la esencia misma de la evangelización está radicalmente subvertida. No se trata ya del anuncio de la Buena Nueva y del Id y enseñad a todas las naciones bautizándolas en el nombre del padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo 28, 19) sino de algo radicalmente distinto y opuesto. En efecto, la Iglesia que enseña ha sido sustituida por una Iglesia que escucha (no a Dios sino a los hombres) y aprende (no de Dios sino del mundo); el mensaje de salvación ha quedado reducido a un vago y evanescente humanismo cuyas miras no van más allá de una fraternidad inmanente e intramundana: la cuestión de fondo, proclama el Instrumentum laboris, citando a Evangelii gaudium, es la “preocupación por una sociedad justa, capaz de memoria y sin exclusión” (n. 37); y el Discurso va en la misma dirección al proponer una teología cuya finalidad última es  el anuncio del Reino de Dios “cuyo fruto es la maduración de una fraternidad siempre más extensa e inclusiva”. 
La atenta lectura de ambos textos nos pone frente a una Iglesia y a una Teología en la que toda noción salvífica ha sido borrada por completo. En vano se buscará en el Instrumentum laboris la menor mención de la misión salvífica de la Iglesia; más aún, cualquier pretensión de que sólo en Cristo y en la Iglesia se encuentran la salvación de los hombres (extra Ecclesia nulla salus) es calificada como “una actitud corporativista, que reserva la salvación exclusivamente al propio credo” y que, en definitiva, resulta “destructiva de ese mismo credo” (n. 39). Por su parte, el Discurso de Nápoles propone una Teología cuyo sujeto ya no es Dios sino el hombre y cuyo fin no es soteriológico (aunque hable de salvación) sino el mero diálogo entre los hombres y las culturas. El Papa Francisco sueña “con facultades teológicas donde se viva la convivialidad de las diferencias, donde se practique una teología del diálogo y de la acogida, donde se experimente el modelo poliédrico del saber teológico, en lugar de una esfera estática y desencarnada. Donde la investigación teológica sea capaz de promover un esforzado y fascinante proceso de inculturación”. Por otra parte, los teólogos que se dediquen a esta particular teología, “como los buenos pastores, huelen a pueblo y a calle y, con su reflexión, derraman ungüento y vino en las heridas de los hombres”, de modo que la teología “sea expresión de una Iglesia que es “hospital de campo”, que vive su misión de salvación y curación en el mundo”.
Tanto el Instrumentum laboris como el Discurso de Nápoles ofrecen abundante materia para un análisis pormenorizado. No es nuestro propósito detenernos ahora en ese análisis. Lo que intentamos señalar es que uno y otro acusan una forma mentis, que es la del Papa precisamente, que está en franca contradicción con la Fe Católica. Tal contradicción se acusa en tres puntos esenciales. Primero, un Evangelio que no apunta a la salvación del hombre, esto es, un fin trascendente, transhistórico y transmundano sino a un fin inmanente, intrahistórico e intramundano consistente en el logro de una paz y una fraternidad meramente humanas ajenas por completo a la paz y a la fraternidad de Cristo. Segundo, una Iglesia que abdica de su misión de enseñar y bautizar a todos los hombres y las naciones -mandato explícito e inequívoco del Señor- y en su lugar se identifica y se conforma con el mundo entendido no como un sujeto a evangelizar sino como sujeto evangelizador al que se apresta a escuchar y del que se propone aprender en una actitud demagógica disfrazada de diálogo. Los mentores de esta nueva Iglesia olvidan que el presupuesto de todo diálogo es el Logos y que el Logos es Cristo. Tercero, una Teología Sagrada que ya no es un discurso acerca de Dios y de las verdades de la Fe, verdades reveladas por Dios en orden a nuestra salvación, sino una propuesta meramente cultural y política reducida a una burda praxis sociológica infeccionada de trasnochado marxismo, de indigenismo a ultranza, de ecologismo radical, de feminismo de pésima factura  y de un hegelianismo de tercera mano. Esto es, un auténtico “batido” de todos los errores y aberraciones del mundo de nuestros días. 
Nos viene a la memoria la advertencia del Apóstol de los Gentiles: Pero aun cuando nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema! (Gálatas, 1, 8). Aquí está la clave del verdadero discernimiento: cambiar el Evangelio. La Iglesia puede cambiar y hasta, en algunas situaciones, debe hacerlo. Hay, obviamente, en ella un aspecto histórico que está sujeto a las mudanzas humanas. Pero lo que no puede cambiar jamás es el Evangelio. No hay tiempo, no hay espacio que justifiquen alterar el Evangelio del Señor. Porque la Palabra no se encarnó ni fue proclamada para un tiempo ni para un lugar sino para todos los hombres de todos los tiempos y todos los lugares, siempre la misma, siempre idéntica: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Mateo 24, 35). 
Reiteramos que estos dos Documentos señalan una escalada del Papa Francisco: en efecto, ya no quedan dudas respecto de adonde apuntan las intenciones y los objetivos de su Pontificado. La Iglesia de Francisco ya está configurada ante nuestros ojos y es imposible cerrarse a la evidencia. Habrá, por tanto, que resistir con firmeza, con mansedumbre, en oración constante, en renovada penitencia, pidiendo a Dios los dones del Espíritu Santo y con la serena certeza de que Cristo ha vencido al mundo.
Mario Caponnetto

La perversión de la inteligencia



En el panorama católico nos encontramos con facultades teológicas enteras que ha renunciado a la Verdad. No sólo han renunciado a ella sino que la rechazan como algo extraño. En el “mejor” de los casos, la consideran susceptible a ser opinable y discutida y ya en el peor la rechazan de plano. No son todas las verdades de fe, y no lo hacen de forma abierta, eso no es típico del modernista. Los modernistas elaboran un complicado proceso mental en el que justifican los cambios amparados en la pastoral, en la misericordia, en la conciencia, en la autoridad… Todo con tal de justificar lo que en otro momento ha sido condenado como error. En el fondo son absolutistas porque aunque en su primera fase quieran simular que dialogan con la Verdad, lo hacen solo para al final, descartarla , despreciarla y considerarla obsoleta. Dice Alonso Gracián en su muro:
“El absolutismo modernista.- Puede chocar la idea, pero es cabal. La perversión de la inteligencia, causa próxima del modernismo, ha producido un deterioro del sentido de la verdad. De forma que, para el católico absolutista, la verdad es lo que promulga la autoridad, sea disonante o no con el Depósto transmitido. Es la autoridad la que crea la Tradición. Es la autoridad la que genera la verdad. De aquí procede una visión absolutista del magisterio, que pretende poder modificar el magisterio anterior por razones meramente pastoral, o ignorarlo y preterirlo en función de la praxis”
Hoy el modernista no es agresivo, ni presume de modernista. Es educado y tolerante . Se alimenta del personalismo de  los filósofos y teólogos talismán: Ratzinger, Woytila, Delubac, Blondel, Von Balthasar, Maritain, Teilhar de Chardin y un largo etcétera. A todos ellos les  gusta la novedad y coquetear con la modernidad. Dios los cría y ellos se juntan.

martes, 9 de julio de 2019

Cardenal: Podría haber “algunos santos [musulmanes]” entre los inmigrantes masivos



“Es Jesús el que viene a nosotros en un bote, es él el que está en el hombre o en el niño que muere ahogado”, predicó el 7 de julio Francesco Montenegro, el oscuro cardenal de Agrigento (Sicilia), para el fiesta de San Calogero.

En realidad, los botes para la inmigración masiva son alquilados por codiciosos criminales traficantes de personas que exponen a las personas a un peligro mortal.

Montenegro afirmó incluso que “no se dice que, entre los migrantes que buscan refugio y un futuro de esperanza en nuestras costas, puede haber también un nuevo san Calogero”, el santo de la ciudad de Agrigento.

Pero es improbable que un “santo” pague a un traficante de personas para buscar una vida “mejor”, abandonando a su familia y a su país que lo necesitaría.
Montenegro es conocido por estar más interesado en políticas izquierdistas de inmigración masiva que en la fe católica.

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Me pregunto cómo es posible que este tipo de personas, que son unos impresentables, hayan podido llegar a ser obispos y cardenales. Son falsos pastores y una lacra para la Iglesia Católica.

Francisco nombra a 7 mujeres para la Congregación para la Vida Consagrada (Carlos Esteban)



Por primera vez, el Papa Francisco ha dado cargo a siete mujeres en la Congregación para la Vida Consagrada, hasta entonces formada exclusivamente por clérigos varones.

La Congregación para la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica estará compuesta desde ahora por cinco cardenales, cuatro obispos y cinco mujeres, entre las cuales figuran la hermana Kathleer Appler, americana, de las Hijas de la Caridad; la italiana Sor Yvonne Reungoat y la mexicana Sor M. Rita Calvo.

Entre los nuevos cargos de la congregación recién nombrados por el Papa se halla también un hermano, Robert Schieller, de los Hermanos Cristianos de Lasalle.

Los nuevos miembros anunciados por el Vaticano incluyen, asimismo, al cardenal Angelo De Donatis, vicario papal para Roma; Kevin J. Farrell, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida; Luis Ladaria Ferrer, prefecto de la Congregación para la Doctrine de la Fe, y nuestro Ricardo Blazquez.

La anunciada reforma de la Curia, que deberá perfilarse en el ya esbozado documento Praedicate Evangelium, tiene como una de sus novedades la pretensión de acentuar el papel de los laicos, y muy particularmente la presencia de mujeres, al frente de los órganos de poder de la cúpula eclesial, dicasterios y congregaciones (aunque a partir de la entrada en vigor de la reforma todos los departamentos pasarán a llamarse dicasterios).

No es el caso, entre otras cosas porque no ha entrado en vigor la reforma. Tampoco ninguna de las mujeres ha sido nombrada prefecto, y solo una de ellas es técnicamente laica, Olga Krizova, presidente general de los Voluntarios de Don Bosco, aunque consagrada. Pero la medida viene a ser una novedad que apunta en la dirección de aumentar el peso de las mujeres en el gobierno de la Iglesia.

Carlos Esteban

Entre bastidores. El fallido “regalo” de Francisco a los ucranianos (Sandro Magister)



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La visita del 4 de julio de Vladimir Putin al Vaticano, que ciertamente para los ucranianos no es un rostro amigo, ensombreció la convocatoria a Roma, en los dos días posteriores, del Sínodo de la Iglesia Greco-Católica de Ucrania, con su arzobispo mayor Sviatoslav Shevchuk (ver foto).
El 5 de julio el papa Francisco les dirigió un discurso muy elusivo sobre las cuestiones candentes, es decir, tanto el conflicto militar en curso como la confrontación entre las Iglesias del campo ortodoxo, ambas con Rusia como protagonista. Y ni siquiera dio una pista respecto a lo que el nuncio vaticano en Kiev, Claudio Gugerotti, había anticipado como un “regalo” que el Papa habría hecho a la Iglesia ucraniana.
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Este “regalo” no podía ser ciertamente la elevación de esa Iglesia a patriarcado, con sus 5 millones de fieles. Quien se hizo vocero de esta secular aspiración fue, en una memorable sesión del Concilio Vaticano II, el entonces metropolitano ucraniano Josef Slipyj, liberado poco antes de la prisión de Siberia. Y en el 2003 este sueño estuvo cerca de hacerse realidad, cuando el entonces presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos, Walter Kasper, envió al Patriarca ortodoxo de Moscú una carta para anunciarle el inminente viraje. Pero esto fue inmediatamente cancelado por el Vaticano a causa de las fortísimas reacciones negativas, no sólo de los ortodoxos rusos sino también del Patriarca ecuménico de Constantinopla.
Para el fallido patriarca se recayó en el estatus de “arzobispo mayor” y en público, por parte de la Santa Sede, desde entonces jamás se volvió a proponer la elevación a patriarcado de la Iglesia Greco-Católica ucraniana. Pero esa expectativa sigue estando siempre muy viva entre los greco-católicos ucranianos, y también a nivel académico es considerada por muchos eruditos como histórica y teológicamente fundamentada. Entre sus más convencidos y notables partidarios se ha distinguido, por ejemplo, el jesuita estadounidense Robert Taft, gran especialista de las Iglesias de Oriente y durante treinta años docente de primerísimo nivel del Pontificio Instituto Oriental, fallecido en el 2017 a los 86 años.
Pero es un hecho que la realización de este objetivo aparece hoy todavía más lejana que ayer, a pesar del deshielo entre Roma y el Patriarcado de Moscú, testimoniado por el abrazo de Francisco y Cirilo en La Habana. Más aún, precisamente a causa de este abrazo.
¿Pero entonces, excluido el Patriarcado, cuál podía ser el “regalo” del papa Francisco a los ucranianos?
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Hasta pocos días antes de la sesión romana del 5 y 6 de julio se daba por descontado, entre los bien informados, que la novedad consistiría en la promoción de un obispo ucraniano a un rol de relieve en la curia vaticana: la de secretario de la Congregación para las Iglesias Orientales.
El preseleccionado era Teodor Martynyuk, obispo auxiliar de la diócesis greco-católica de Ternopil. Pero más que su promoción, la verdadera novedad habría sido el futuro eclesiástico de quien habría tomado el puesto: el arzobispo Cyril Vasil, de 54 años, eslovaco, el actual secretario de la Congregación.
Vasil es jesuita, pero no es del agrado de Jorge Mario Bergoglio, especialmente después que en el 2015, en el intervalo entre los dos sínodos sobre la familia, se alineó públicamente contra la Comunión a los divorciados que se han vuelto a casar. En consecuencia, el Papa vería con agrado su alejamiento del Vaticano.
Alejado de Roma, sin embargo Vasil obtendría lo que para él es el verdadero objetivo. Volvería a su Eslovaquia como arzobispo mayor de una nueva Iglesia Oriental de los Rutenios, la cual reuniría eslovacos, croatas, húngaros de rito greco-católico, más la anexión de una diócesis ucraniana, la de Mukachevo, también ella poblada por rutenios, por un total de casi 200.000 fieles.
La erección a Iglesia arzobispal mayor de esta nueva realidad incluiría las tres diócesis católicas de rito bizantino ya presentes hoy en Eslovaquia: la de Presov, metropolitana, la de Bratislava y la de Košice. Además se crearía una cuarta, la de Humenné. Pero es evidente que si también la diócesis de Mukachevo pasara a esta nueva Iglesia arzobispal mayor, sería un duro golpe para los greco-católicos ucranianos.
En efecto, la diócesis de Mukachevo no forma parte de la Iglesia Greco-Católica ucraniana que tiene su arzobispo mayor en Shevchuk. Figura como “inmediatamente sujeta” a la Santa Sede y es objeto de una vieja disputa entre greco-católicos eslovacos y ucranianos.
Si entonces el objetivo de Vasil se hiciera realidad, el “regalo” de Bergoglio a los greco-católicos ucranianos se transformaría en una burla, no compensada ciertamente por la promoción de Martynyuk a secretario de la Congregación para las Iglesias Orientales.
Pero poco antes del traslado a Roma del Sínodo de la Iglesia Greco-Católica ucraniana y de su encuentro con el Papa, se ha filtrado que Martynyuk se negó a dejar Ternópil para ir al Vaticano.
El “regalo” se esfumó y toda la operación tuvo un compás de espera temporario. Se volverá a hablar de él en setiembre.
Sandro Magister

El Papa cambiará la portavocía vaticana la próxima semana (Carlos Esteban)



El portavoz interino, Alessandro Gisotti, dejará de serlo en una semana y Su Santidad nombrará al dúo definitivo -un director y una asistente- al que ya ha dado el visto bueno, informa Religión Digital.

El Santo Padre ya ha aprobado los nombres del director y la subdirectora de la Sala de Prensa vaticana, es decir, sus portavoces oficiales, y el anuncio se hará la próxima semana, informa Religión Digital en una información sin firma.

El sustituto de Gisotti, pues, y su número dos -mujer- ya están decididos, y son un periodista que ya trabaja en la Sala de Prensa y una periodista de un medio católico, especialmente conocedora de la realidad latinoamericana y que ya habría rechazado la oferta dos meses atrás, que ahora ha aceptado tras la insistencia de Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación.

La presencia de una mujer en el ‘ticket’ de la portavocía no es casual, sino consecuencia de la insistencia del Santo Padre. El anuncio se espera para cualquier momento entre los días 15 y 17, cuando ya se haya procedido a la apertura de la sepultura del Cementerio Alemán en el que podría hallarse, según indicios obtenidos por los familiares, el cadáver de la desaparecida Emanuela Orlandi.

Ésta será la quinta pareja de portavoces del pontificado de Francisco, quien ya ha advertido que no concederá más entrevistas hasta la finalización del Sínodo de la Amazonía, el próximo 27 de octubre.

Carlos Esteban

NOTICIAS VARIAS 8 y 9 de Julio de 2019



GLORIA TV

Papa Francisco celebró Misa por Lampedusa – sólo por invitación

Colapso en la Iglesia: cierran dos monasterios cartujos

Sensación: Vaticano levantó la inmunidad diplomática del nuncio en París

Francisco destruye a “Familia Christi”: todos excepto los sacerdotes tienen que abandonar la Orden

Lindas palabras: cardenal intransigente juega al softball


Misterio revelado: por qué un obispo auxiliar renunció inmediatamente después de su designación


Párroco de Lady Gaga finalmente desplazado


Odio de Francisco para los católicos: “yo no respondo”, son “sectores minoritarios”, “están bien …


INFOCATÓLICA


El niño, en la época alrededor de la Primera Comunión

El Papa nombra a siete religiosas como miembros del dicasterio de Vida Consagrada y Apostólica

El Vaticano renuncia a la inmunidad diplomática del Nuncio en Francia


Cardenal Burke, ante el caso Lambert: «¿Puede el Estado dar muerte a los inocentes e indefensos?»


FSSPX NEWS

Los fieles de California se movilizan para defender el secreto de confesión

La Cruz de la Paz vence al secularismo

THE WANDERER

La hora de los inútiles (reposteo)

INFOVATICANA

La ‘Dubia’ del cardenal Zen

El Vaticano retira la inmunidad diplomática al Nuncio en Francia

SECRETUM MEUM MIHI

“Dubia” del Card. Zen sobre las Orientaciones pastorales de la Santa Sede respecto al registro civil del clero en China ...

SPECOLA

Las personas humanas del Papa Francisco, cae la cabeza del nuncio en París, la homosexualidad en la iglesia, los muros del Vaticano.
Selección por José Martí

Sínodo del Amazonia


Esta época de la historia de la Iglesia será vista por las siguientes generaciones como una de la etapas más dolorosas para la vida de la Iglesia. No solo por los ataques que sufre desde dentro y desde fuera sino por la pasividad de aquellos llamados a defenderla y a dar su vida por ella. Obispos, cardenales, sacerdotes y fieles prefieran vivir en una especie de zona de confort que amortigüe el profundo dolor que supone ver a la Esposa de Cristo ultrajada y desfigurada. Son los que en el camino del calvario miraban a Cristo como si ese acontecimiento que marcaría la historia del mundo para siempre, no tuviera nada que ver con ellos.
Ante este sínodo que quieren celebrar y ante el que el cardenal BrandMüller, uno de los firmantes de la dubia ha calificado al documento preparatorio como apóstata, no son pocos quienes le han acompañado denunciando el ataque orquestado que va a tener lugar al sacerdocio y en consecuencia a la eucaristía.
Empiezo citando al padre Iraburu:
Pero afirmar que la religiosidad azteca alcanza «las máximas alturas a que ha podido llegar la mente humana en su reflexión sobre Dios» es, más que una exageración enorme, una gran falsedad. Un Dios que necesita continuamente el sacrificio de miles y miles de hombres, para sostener con sangre humana la vida y el orden cósmico, queda muy por debajo del «dios» de Aristóteles y de tantos otros «dioses» paganos.
También es inadmisible decir que el pensamiento azteca sobre Dios «podría equipararse –y superar– al pensamiento europeo de su época», es decir, el de la Iglesia de Cristo. Igualmente, la afirmación de que en los aztecas «su idea de Dios era tan o más cristiana que la de sus evangelizadores» es error y herejía. Lo mismo que afirmar que el monismo múltiple del Dios mexicano «contradice tanto y tan poco al principio monoteístico como la Trinidad cristiana». Tampoco podemos creer que aquellos sacrificios humanos eran gratos a Dios. Enseña Jesucristo a los judíos: el diablo «es homicida desde el principio… Cuando dice mentiras, habla de lo suyo propio, porque él es mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8,43-44). Los que se equivocan completamente son los historiadores y teólogos que exacerban el indigenismo llevándolo al extremo de graves errores.
–No podemos menos de recordar aquí las descripciones alucinantes que de esos ritos sangrientos hacen los primeros misioneros de México. El franciscano Motolinía, que tanto quería a aquellos indios, a quienes entregó toda su vida, describe el navajón que abría el pecho de las víctimas, la extracción del corazón, los cuerpos rodando hacia abajo por las gradas del teocali, las comidas festivas de las carnes victimadas (canibalismo sagrado), el desollamiento de los sacrificados, las danzas rituales de los que se revestían de sus pieles, sangre y más sangre por todos lados… (Historia de los Indios de Nueva España I,6). Y también los soldados de Cortés, como Bernal Díaz del Castillo, quedan horrorizados al ver tanta sangre en el teocali de Tenochtitlán –la gran pirámide truncada de la actual ciudad de México–, viendo todo «tan bañado y negro de costras de sangre, que todo hedía muy malamente» (Historia verdadera de la conquista de la Nueva España 92).
También Luis Fernando de infocatólica:
“De hecho, y aunque es probable que metan en un avión y trasladen a Roma a unos cuantos para hacer el paripé, ¿cuántos indígenas creen ustedes que saben lo que es un sínodo, lo que es Roma y lo que es todo el show que se está montando en torno a ellos? Que les pregunten a los “Harakbut, Esse-ejas, Matsiguenkas, Yines, Shipibos, Asháninkas, Yaneshas, Kakintes, Nahuas, Yaminahuas, Kukamas, Kandozi, Quichuas, Huitotos, Shawis, Boras, Awajún y  Wampís”, a ver qué responden, 
No hay mayor explotación que negar a un alma el camino de la salvación. Y quien pudiendo misionar se dedica solo a realizar una actividad social, por muy buena que sea, está traicionando a Cristo, que murió en la cruz también por los pecados de los indígenas.
Que Dios nos libre de los hipócritas,farsantes y apóstatas que quieren valerse de las necesidades de los indígenas para introducir a la Iglesia por el camino del error y de la traición a su Tradición.”
También en clave irónica escribe Pedro Luis LLera:
Yo lanzo una propuesta. No me parece coherente que un sínodo sobre la Amazonia se celebre en Roma. Ese planteamiento me parece eurocéntrico y neocolonial. Y no sé si una reunión tan multitudinaria en Roma será sostenible. Y además, contaminaría. Contaminaría mucho. 
Yo propongo que los participantes en el Sínodo sobre la Amazonia viajen a la selva. Así, durante unos meses, podrán inculturarse y disfrutar de ese paraíso, de ese Edén, de esas culturas, de ese espacio del “buen vivir” que camina hacia la “loma santa”, hacia esa tierra sin males, donde los nativos y la naturaleza viven en armonía como nuestros primeros padres antes del pecado original. Hay que procurar que cada participante en el Sínodo tengan la oportunidad de vivir unos días en armonía consigo mismo, con la naturaleza, con los seres humanos y con el ser supremo, en una inter-comunicación entre todo el cosmos, en donde no hay excluyentes ni excluidos, y que entre todos puedan forjar un proyecto de vida plena. No podemos privarles de esa experiencia vital única. Y para poder tener esa experiencia, no basta con que vayan a Roma cuatro indígenas vestidos con taparrabos y penachos de plumas en la cabeza. Es mejor ir a visitarlos in situ.”
Y también José Antonio Ureta habla de las raíces podridas que alimentan este arbol de apostasía:
“Pero, en realidad, es trágico. Porque lo que se quiere es presentar el estilo de vida primitivo y pagano de los indígenas amazónicos como un modelo de relacionamiento con la naturaleza, con los semejantes y con Dios. Me hace recordar el título profético de un libro de Plinio Corrêa de Oliveira, escrito en 1977: “Tribalismo Indígena: Ideal comunista- misionero para el Brasil del siglo XXI”.
Lo que cuarenta años atrás eran fantasmagorías salidas de la cabeza afiebrada de misioneros apasionados por la “inculturación” y de algunos teólogos de la liberación en búsqueda de un sucedáneo del castrismo, se transformó en el programa oficial de una Asamblea Extraordinaria del Sínodo de los Obispos con base en una encíclica papal: la Laudato Sì.”
Pueden ustedes seguir investigando los numerosos artículos en blogs americanos tradicionalistas. Querer cerrar los ojos ante estos abusos es la actitud que han tomado muchos católicos a nuestro alrededor. Son los mismos que reclaman y se manifiestan ante la subida de impuestos o ante la eliminación de subvenciones a los colegios o a los recortes de los seguros médicos. Parece ser que lo único que les duele es el bolsillo. Y es que no se puede servir a dos señores .
Lo que está ocurriendo en la Iglesia clama al cielo.

Francisco destruye a “Familia Christi”: todos excepto los sacerdotes tienen que abandonar la Orden



El obispo auxiliar Daniele Libanori, de 66 años - el comisario designado por Francisco para la excelente fraternidad católica italiana "Familia Christi" – publicó su veredicto sobre la Orden en un decreto datado el 30 de junio, informa el sitio web MessaInLatino.it.

El comisario ordenó a todos los postulantes y novicios que abandonen el grupo. A la Orden no se le permite recibir nuevas vocaciones. El decreto no da razones para las medidas draconianas que equivalen a la destrucción de la Orden.

Familia Christi fue fundada en el 2014 por el ahora jubilado arzobispo de Ferrara, monseñor Luigi Negri.

Su sucesor anticatólico, monseñor Giancarlo Perego, comenzó inmediatamente a trabajar contra el grupo, destruyendo su apostolado acorde al Novus Ordo, prohibiéndoles celebrar en público la Misa Antigua en latín y exiliándolos a un monasterio alejado.

Ni siquiera se han elevado acusaciones contra el grupo.

lunes, 8 de julio de 2019

Cardenal Zen advierte que la política china del Vaticano puede llevar a la “muerte de la fe” (Carlos Esteban)



El nuevo documento pastoral de la Santa Sede en el que ‘recomienda’ a los sacerdotes fieles de China a ‘registrarse’ como pide el Gobierno ha alarmado al obispo emérito de Hong Kong, quien ha advertido que la actitud vaticana podría llevar a “la muerte de la fe verdadera”.
El mes pasado, el Gobierno chino dio instrucciones para que el clero católico se registrase en la asociación patriótica, es decir, la oficial, como requisito para poder desarrollar sus labores pastorales. El Vaticano respondió con un documento pastoral -sin firma- en el que se pedía a Pekín que respetara la libertad de los fieles, al tiempo que daba razones por las que convendría a los mismos someterse a tal registro.

El anciano cardenal Zen, obispo emérito de Hong Kong muy crítico hasta la fecha con los pactos secretos firmados por la Santa Sede con el gobierno comunista, ha reaccionado entregando al Papa y al secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, durante una reciente visita a Roma, un documento en el que, en nueve puntos, critica duramente la última iniciativa vaticana.
“Se ha firmado un texto contra la fe y se afirma que la intención es promover el bien de la comunidad, una evangelización más adecuada y la gestión responsable de los activos de la Iglesia”, escribe Zen. “¡Esta regla general se opone evidentemente a toda la teología moral fundamental! ¡Si se la considerara válida, justificaría incluso la apostasía!”.
Zen, que cuando surgieron las primeras noticias sobre el acercamiento del Vaticano a la entonces todavía cismática Iglesia Patriótica creada y gestionada por el Partido Comunista optó por pensar que el Papa actuaba por ignorancia sobre la situación china, asegura que su carta que 
“este documento ha invertido radicalmente lo que es normal y lo que es anormal, lo que correcto y lo que es penoso. Quienes lo escribieron quizá esperen que la minoría despreciada morirá de muerte natural. Con esta minoría me refiero no solo a los sacerdotes clandestinos, sino también a los muchos hermanos de la comunidad oficial que han trabajado con gran tenacidad para lograr un cambio, confiando en el apoyo de la Santa Sede”.
Y añade: 
“Cuando los hermanos de China me preguntan qué hacer, siempre les he dado esta respuesta: respetad las decisiones de los otros y manteneos firmes en la convicción de vuestra propia conciencia. Eso es porque carezco de autoridad para imponer mis opiniones sobre otros acerca de lo que es bueno o malo. Pero, ¿no tiene la Santa Sede la autoridad y, por tanto, el deber de aclarar con precisión este extremo a los miembros de la Iglesia? ¿Es eso lo que hacen estas directrices pastorales?”
Y concluye exhortando: 
“No permita el Señor que se cumplan los deseos de aquellos que quieren la muerte de la verdadera fe en mi querida patria”.

Carlos Esteban

La ideología arco iris invade la iglesia, los corredores humanitarios del Papa Francisco, silencio Vaticano ante el nuncio de Francia



La situación de confusión provocada, y aparentemente muy querida, que estamos viviendo en la Iglesia Católica no tiene precedentes. La historia está llena de momentos en que se ha entrado en decadencia o se han vivido tiempos de relajación; lo que hoy sucede es distinto, se esta intentando cambiar, desde dentro, los fundamentos del catolicismo

Hasta hace poco tiempo se acercaban a la iglesia muchos cristianos asustados de la deriva que estaban tomando muchas confesiones protestantes; hoy ya somos uno más en esta deriva. 

En Estados Unidos, y no sólo, se están multiplicando, con la total indiferencia de los obispos responsables, o mejor con su aplauso, la celebración de misas del orgullo, la emisión de los así llamados votos pseudo matrimoniales ante la comunidad de parejas homosexuales, la participación de sacerdotes en los desfiles orgullosos. Hay obispos que apoyan abiertamente la agenda del lobby gay. 

Si entramos en el campo de la educación, nos encontramos con muchos colegios, llamados todavía oficialmente católicos, que son especialmente agresivos, en especial los de los jesuitas, que han elaborado normativas internas de total apoyo a la ideología de género. Todo esto sucede ante el silencio que quien debería ser la luz en la tinieblas. Hay muchos católicos que, con un gran sentido común, están aprendiendo a vivir su fe en medio del caos, o por decir mejor, pasando de este caos.

Hoy es el día de la Misa, a puerta cerrada, con refugiados en San Pedro del Vaticano. Las posiciones políticas del Papa Francisco con relación a la acogida de inmigrantes están causando un autentico terremoto político en Italia. En el ángelus de ayer volvió a insistir en los corredores humanitarios, pero más anchos y más largos. Es otra de esas propuestas vacías que llenan el mundo político que nos rodea. Lo dicen todo y no dicen nada. Son meras palabras que suenan bien pero que no significan nada. Un corredor es un corredor que tiene en su propia naturaleza la necesidad de salir de alguna parte y llegar a alguna parte. Abrir un corredor supone que se sabe de dónde se viene y adónde se quiere llegar. Por ahora todo se reduce a crear unos hipotéticos túneles a la nada. 

En todo este juego político, en el que el Papa Francisco se ha alineado descaradamente con las posiciones de la izquierda radical, lo que menos importan son los inmigrantes y sus problemas. Es infumable la utilización que se está haciendo de la terrible situación de guerras y persecuciones. La vida de las personas es sagrada y jugar con la vida y la debilidad de los verdaderos pobres clama al cielo. Lo que no llegaremos nunca a entender, o quizás lo entendemos demasiado bien, es qué pinta el Papa Francisco en medio de esta defensa de ideologías políticas del momento. La Misa de hoy será otro episodio triste y vergonzoso de lo que estamos viviendo.

Siguen los artículos, a favor y en contra, de la apertura de las tumbas en el Teutónico. Si el objetivo de la familia es mantener viva la memoria de Emanuela Orlandi está más que conseguido. Los nuevos datos apuntan a que lo de cementerio puede complicarse.

Nuevos artículos sobre el proceso al nuncio en París, que lo sigue siendo, y las peticiones al Papa Francisco sobre la inmunidad diplomática. En la última reunión de nuncios con el Papa Francisco se le pudo ver muy sonriente y lleno de jovialidad a pesar de sus casi 75 años. 

Amplias informaciones sobre las andanzas de Luigi Ventura. No olvidemos que antes era nuncio en Chile y que nadie quiere hablar del auténtico problema que corroe la cadena de mando y que no es otro que la llamada mafia lavanda que sigue muy activa y protegiéndose con astucia.

«¡Animo, hija! Tu fe te ha curado.»

Buena lectura.

SPECOLA

La conversión ecológica o por qué Oceanía ha estado siempre en guerra con Eurasia (Carlos Esteban)



Uno de los rasgos más inquietantes de las sectas totalitarias, religiosas o políticas, es cuando se ofrece a los seguidores una nueva verdad, no meramente asegurando que “esto es así”, sino dando por hecho que “siempre ha sido así”, el desasosegante “Oceanía ha estado siempre en guerra con Eurasia” de la novela de Orwell 1984, cuando uno todavía puede recordar que hace poco estaba, en realidad, en guerra con Asia Oriental.

Ver cómo, de repente, la ecología se convierte en eje de nuestra fe, en un momento de enorme crisis en la Iglesia, resulta desconcertante, pero no tanto como que lo anuncien e insistan en ello como si fuera una vieja verdad de la que solo los cristianos rígidos con cara de pepinillos en vinagre pudieran dudar.

Así, Ricardo Benjumea, director de Alfa & Omega, escribe, bajo el titular ‘¿Empezamos por casa?’ una noticia en el órgano oficial de la Archidiócesis de Madrid: “Cuatro años después de la publicación de la encíclica Laudato si, quedan importantes focos de resistencia en la Iglesia que consideran que la ecología poco o nada tiene que ver con la fe”.

¡Qué gente! ¿Verdad, Ricardo? Porque si quieres saber quiénes consideraban que la ecología “poco o nada tiene que ver con la fe”, puedo darte algunos nombres. Por ejemplo, los Padres de la Iglesia. Por ejemplo, los Doctores de la Iglesia. Por ejemplo, los Papas hasta Francisco y, en general, todos los pastores que han ido definiendo -que no creando- la Doctrina de la Iglesia.

Más: la propia Alfa & Omega anterior a Francisco, o el propio cardenal Osoro antes de Francisco. ¿No es sorprendente? ¿No les parece raro, misterioso, intrigante que un aspecto que se ha convertido en tan omnipresente en el actual mensaje pastoral haya sido tan olímpicamente ignorado durante dos mil años? ¿Cómo les ha podido faltar a tantos fieles durante tantos siglos un aspecto que ahora se revela central?

Pero hay otro aspecto no menos revelador en esta súbita ‘conversión ecológica’. Cuando el cristianismo irrumpió en la Historia, concretamente en el variopinto y tolerante Imperio Romano, bullendo de todo tipo de sectas y escuelas de pensamiento toleradas, el Mundo lo odió, casi inmediatamente.

No, no era porque predicara el amor a los enemigos o porque anunciase que Dios se había hecho hombre. Allí había adoradores de Mitra y extraños ritos paganos, el neoplatonismo de Plotino y curiosos cultos mistéricos, epicúreos, hedonistas, estoicos… Lo que se quiera. Todos eran admitidos, mientras aceptasen su lugar, una creencia más entre muchas. Pero el cristianismo tenía la insolente pretensión, no de ser una verdad más, sino la Verdad. Y aquello era intolerable.
Desde su origen, pues, se cumplió la profecía del Maestro y el Mundo nos odió. Con el tiempo y sobre un mar de sangre de mártires se construyó, vacilante, una nueva civilización empapada de valores evangélicos, aunque en ella se perpetuó el conflicto entre Cristo y el Mundo.

La nueva fe impuso a la civilización que contribuyó a crear una nueva mentalidad, nuevos principios, algunos tan altos y extraños a la cultura de los pueblos convertidos que solo se impusieron a medias. Pero eran principios verdaderamente nuevos y verdaderamente propios.

Con la ecología, en cambio, es la Iglesia la que, con considerable retraso, se apunta con llamativo entusiasmo a una moda ideológica que ha impuesto primero el Mundo. No solo eso, sino que, si puede alegarse una verdadera obligación de custodia del hombre sobre la Creación, esta no se concreta ni la Iglesia ha querido meterse en campos que no le son propios para concretar otras medidas que las obvias.

Hoy, en cambio, este nuevo entusiasmo místico-medioambiental no se limita a cantar al Hermano Sol y a la Hermana Luna, sino que se ha apuntado con el mismo fervor a los postulados concretos de un panel de científicos de la ONU, dándoles una autoridad insólita en una cuestión sobre la que los pastores, empezando por el propio Papa, no tienen ni pueden tener la certeza que aplican. La Iglesia -la jerarquía, para ser precisos- ya cometió en su día el error de ‘casarse’ con el consenso científico de su época en el Caso Galileo. Y aquello no salió demasiado bien.

Carlos Esteban