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sábado, 29 de diciembre de 2018

McCarrick abusó de una de sus víctimas en el confesionario durante años (Carlos Esteban)



El aún arzobispo emérito de Washington, ex cardenal Theodore McCarrick, habría abusado sexualmente de una de sus víctimas -de 11 años cuando se iniciaron los abusos- en el propio confesionario.

El caso del depredador sexual Theodore McCarrick, que fuera el verdadero ‘hacedor de reyes’ en la jerarquía católica norteamericana durante décadas y fue empleado incluso en el retiro por el Papa Francisco en delicadas misiones diplomáticos, se agrava por momentos. James Grein, informa la agencia de noticias Associated Press, acaba de testificar ante el vicario judicial de la Diócesis de Nueva York que el ex cardenal abusó sexualmente de él durante años, desde que la víctima tenía 11 años, incluso durante la confesión.

Grein fue la víctima cuyo testimonio en julio fue tenido por “creíble”, desencadenando el escándalo que llevó, primero, a la pérdida del capelo cardenalicio del anciano prelado y a su confinamiento en un convento, presuntamente dedicado a una vida de oración y penitencia, y más tarde al explosivo testimonio del arzobispo Carlo María Viganò, ex nuncio en Estados Unidos, que acusó al Papa y a la Curia de conocer la vida sexualmente escandalosa de McCarrick.

Los nuevos cargos agravan considerablemente la acusación de pedofilia desde el punto de vista canónico, ya que el pecado de solicitación -el uso del sacramento de la penitencia para lograr favores sexuales- convierte el abuso en sacrilegio.

Según el testimonio de Grein, McCarrick, viejo amigo de su familia que incluso bautizó a la que acabara siendo su víctima, solía subir al piso de arriba de su casa para confesarle antes de celebrar misa privada. Y los abusos sexuales, asegura, se producían prácticamente en cada ocasión, algo que ha creado terroríficas asociaciones en la mente de James entre el sacramento y los abusos. “La gente es muy vulnerable en el confesionario”, recuerda Patrick Noaker, abogado de Grein. “Si manipulas eso y lo sexualizas, resulta emocionalmente devastador”.

El escándalo McCarrick -que ha negado los cargos a través de sus abogados- supuso un mazazo para la credibilidad de la política de ‘tolerancia cero’ con los abusos sexuales de clérigos anunciada por el Papa Francisco al principio de su pontificado, más a medida que se ha ido sabiendo que el prelado se prevalía de su autoridad para mantener relaciones sexuales con seminaristas y jóvenes sacerdotes, a los que a menudo llevaba a una casa de la playa pagada por los feligreses.

Lo que es peor: que todos parecían conocer las andanzas homosexuales y no demasiado discretas del poderoso príncipe de la Iglesia salvo, curiosamente, sus colegas en el episcopado, incluyendo casos de inadvertencia verdaderamente singulares como el de Kevin Farrell, hoy prefecto del Dicasterio para la Familia y la Vida, que vivió durante seis años en la misma residencia en Washington que el defenestrado cardenal.

Después de que Viganò, aún hoy en paradero desconocido, acusara al Santo Padre y a miembros de la Curia de conocer el caso de McCarrick y ocultarlo, el propio cardenal canadiense Marc Ouellet, en una carta desmintiendo supuestamente al ex nuncio, admitía que la vida desordenada del ex cardenal era ampliamente conocida en Roma.

Pretende Viganò en su testimonio que Benedicto XVI habría impuesto como sanción privada al entonces cardenal que se retirara de la vida pública, lo que no hizo en absoluto. Sea o no cierta esa sanción, lo que es indudable es que el Vaticano prescindió de sus servicios y dejó de valerse de sus dotes diplomáticas hasta la llegada al Solio Pontificio de Francisco, que lo empleó en varias delicadas misiones diplomáticas en Arabia Saudí, Irán, Armenia y, sobre todo, China.

En estos momentos, el Vaticano está sometido a fuertes presiones para que concluya el juicio canónico contra el ex cardenal antes de iniciar la reunión especial de obispos que el próximo febrero habrá de dar una solución universal al asunto de los escándalos sexuales en el clero y, sobre todo, al encubrimiento de los mismos por parte de los superiores eclesiásticos.

Carlos Esteban

NOTICIAS VARIAS 29 de Diciembre de 2018



CONTANDO ESTRELAS

El PSOE se enoja porque una niña elige una muñeca en lugar de un móvil o una tablet


El obispo de Oporto fue “mal citado” por el Observador, aclara la publicación (Carlos Esteban)

Estalla el caso Zanchetta: Obispo apartado por homosexual, protegido por Osoro y recolocado por Francisco

La ‘Unión Católica’ y las amistades peligrosas de Parolin, iglesia entra en política, Papa Francisco y las raras enfermedades episcopales. (Specola)

ADELANTE LA FE

La Virgen y San José no eran inmigrantes ni refugiados


Hasta hace muy poco: un homosexual fue presidente de la Junta del “Catholic Herald”

NOTICIAS VARIAS 28 de Diciembre de 2018



THE WANDERER

Ecclesia Dei

Ecclesia Dei. Un análisis

INFOVATICANA

28 de Diciembre: Día de las víctimas del aborto

Ecclesia Dei se disuelve, algo pasa en Irak, inmigrantes y obispones.

Patada con agradecimiento, sentencias que cubren vergüenzas, guerra de delantales, Juan Pablo II el grande. (Specola)


GLORIA TV

La Comisión Ecclesia Dei, ¿marcada para la liquidación? (Carlos Esteban)



Cuenta el portal italiano Messa in Latino que, según fuentes fiables, la liquidación de la Comisión Eclesia Dei es solo cuestión de poco tiempo. ¿Primer paso antes de derogar Summorum Pontificum?

La Comisión Ecclesia Dei, el órgano vaticano encargado de cuestiones relativas a la Misa Tradicional en Latín y de las negociaciones con grupos católicos tradicionalistas tiene los días contados, si son ciertas las revelaciones aparecidas en el portal Messa in Latino, de las que se hace eco el vaticanista Marco Tosatti en su blog, Stilum Curiae, citando fuentes que reputa como fiables.

Las funciones de esta comisión, aclaran dichas fuentes, serían subsumidas por la Congregación para la Doctrina de la Fe, ahora bajo la dirección del español Luis Ladaria, aunque el organismo ha estado desde su origen muy vinculado a esta congregación, especialmente desde julio de 2008, cuando el prefecto se convirtió “ex officio” en director de Ecclesia Dei.

Estos vínculos, sin embargo, no han impedido hasta ahora cierta autonomía estructural a la comisión que ha resultado muy beneficiosa para el creciente número de fieles que asiste a la Misa Tradicional, sobre todo desde que Benedicto XVI promulgara el motu proprio Summorum Pontificum el 7 de julio de 2007, eliminando la necesidad de permiso episcopal para celebrar la misa de San Pío V.

No pocos observadores ven en esta iniciativa un ‘segundo tiempo’ en una maniobra premeditada para limitar esta práctica. El pasado 16 de noviembre ya informamos de que en la asamble plenaria de la Conferencia Episcopal Italiana, la más cercana al Papa en más de un sentido, Monseñor Carlo Maria Roberto Redaelli, arzobispo de Gorizia, había sostenido en el curso de las discusiones que el Misal Antiguo de Juan XXIII había sido derogado por Pablo VI y que, por tanto, el motu proprio de Benedicto XVI Summorum pontificum parte de premisas jurídicas erróneas y no puede, por tanto, considerarse válido
De aceptarse esa opinión, no podría considerarse ‘liberalizada’ la celebración de la misa tradicional y las consecuencias de semejante conclusión serían de largo alcance, ya que desde la aprobación de Summorum Pontificum se han multiplicado las parroquias que celebran misa según el multisecular Rito Tridentino en latín, común durante medio milenio a toda la Iglesia Universal hasta la reforma encargada por Pablo VI al cardenal Annibale Bugnini y aprobada en 1968, que introducía el rito de la misa en lengua vernácula que es el familiar para casi todos los católicos practicantes de hoy.
Carlos Esteban

La belleza de la Misa Universal (Steve Skojec)


(ONE PETER FIVE)


Es sábado por la mañana, unos días antes de la Navidad, y estoy ocupado con algunas tarjetas que debo enviar. Como suele suceder, tengo varias páginas de redes sociales abiertas en mi ordenador y observo de pronto una publicación de uno de los grupos de Facebook a los que pertenezco.

Cuando cliqueo en el enlace, soy redirigido a un vídeo en directo de un sacerdote en Italia que está celebrando la Misa Tradicional en latín.

El sacerdote está terminando el Ofertorio y comenzando el Prefacio. A medida que empieza a pronunciar las palabras en voz alta (es una misa rezada), escucho el conocido “Per ómnia sæcula sæculórum” y las siguientes respuestas surgen naturalmente en mi mente:

V. Dóminus vobíscum.
R. Et cum spíritu tuo.
V. Sursum corda.
R. Habémus ad Dóminum.
V. Grátias agámus Dómino, Deo nostro.
R. Dignum et iustum est.

Es extraño, porque he estado intelectualmente al tanto de la universalidad de la Misa Tradicional durante muchos años. He pronunciado argumentos a su favor más veces de las que puedo recordar. Pero por alguna razón hoy me sacude de forma visceral: no conozco ni cinco palabras en italiano, probablemente jamás podría mantener una conversación con este sacerdote, pero sé exactamente lo que sucede delante de mí de una manera que no conocía de joven, cuando callejeaba por el mundo buscando misas allá por donde fuese.

Desde que me convertí en católico tradicionalista en 2004 he viajado poco. Estuve ocupado formando una familia, pasando de un trabajo a otro para poder proveerla sin tener la oportunidad de experimentar realmente lo que se siente al estar en un lugar desconocido, pero como en casa, durante la Misa.

Pero sí recuerdo lo que era no sentirse así. Recuerdo asistir a misas en Budapest y Bratislava y sentirme totalmente perdido. Recuerdo tratar de rescatar suficientes palabras en castellano en Monterrey o Ciudad de México como para poder seguirlas. Desde Cracovia a Salzburgo, de Asís a Viena, la historia era la misma. Sí, era posible reconocer los elementos visuales de la Misa Nueva, pero sin conocer ninguna de las palabras, sin ser capaz de simplemente abrir un misal y conocer los Propios y leer el Canon. Me sentía aislado y perdido. Era un forastero a pesar de compartir mi fe con las personas que tenía al lado mío.

Al hablar de liturgia, existen muchos argumentos sobre la importancia de varios aspectos, entre los cuales el latín es un componente crucial para una misa universal en una iglesia universal. Sólo puedo decirles que hoy me conmovió profundamente lo verdaderamente bella e increíble que es y cómo podríamos beneficiarnos nuevamente de una identidad católica auténtica y unificada en este tiempo de discordia y de luchas.

Steve Skojec

(Traducido por Marilina Manteiga. Artículo original)

Nuncio en Suiza: necesitamos adecuarnos al Vetus Ordo original



Hay urgencia de movilizarnos hacia una “restauración litúrgica plena” del rito romano, escribe el 24 de diciembre en su blog el arzobispo de origen estadounidense Thomas Gullickson, nuncio en Berna (Suiza).

Él cita al padre Jeremy Driscoll, OSB, quien explica en un video publicado en Catholic News Service que la tradición de la liturgia no es primariamente – como piensan los modernos – expresivo de lo que las personas son, sino impresiva: “ella nos forma”.

Gullickson comenta: “He vivido lo suficiente para entender que el modelo expresivo no impacta y contribuye significativamente a la desafección entre los católicos comunes”.

Lo que se hizo después del Concilio, según Gullickson, fue hecho “con venganza y ha cosechado su escasa cosecha”.

Él sospecha que la creciente popularidad del Vetus Ordo entre las personas jóvenes tiene que ver con que ellas se impresionan con la sublimidad de un rito que no admite retoques.

viernes, 28 de diciembre de 2018

Un año para olvidar (Carlos Esteban)



2018, al que le quedan pocos días para agotarse, fue el año en que empecé a colaborar de forma regular en InfoVaticana, y este me parece un momento tan bueno como cualquier otro para tomarme una pequeña pausa, mirar lo que ha sido y preguntarme lo que viene, sin pretensiones de orden ni exhaustividad.

No ha sido un año especialmente feliz para la Iglesia, al menos por lo que he podido ver desde esta atalaya. Dios solo sabe contar hasta uno, decía el poeta francés Charles Peguy y, sí, de acuerdo, no se trata de un juego de números. Pero las cifras, los datos fríos, son reflejo de algo; son, al fin, almas lo que se está contabilizando cuando se hace la contabilidad deprimente de la Iglesia en Occidente, cuando se habla de iglesias que se cierran porque la gente ha dejado de acudir a ellas y monasterios que hay que vender porque las órdenes religiosas languidecen; cuando cae en picado el número de asistentes a misa, de vocaciones para el sacerdocio o la vida religiosa, de matrimonios sacramentales.

Y aun sería más llevadera esta melancolía de ver deshacerse la labor secular de una evangelización de siglos sin la disonancia del discurso que nos llega de Roma, de una nueva primavera, de una renovación abanderada por prelados añosos que leen en la juventud de hoy los anhelos de su propia juventud, medio siglo atrás. Es lo que hemos visto en ese tramposo ‘sínodo de la juventud’ en el que se ensayaron todas las artes manipuladoras del manual publicitario, y que acabó siendo, en el último minuto, un sínodo de la sinodalidad.

Se nos vendía, así, el paso a una ‘Iglesia sinodal’, participativa y asamblearia, justo en una asamblea que se había trucado y en la que ni siquiera se discutió lo que acabó apareciendo. Pero también se nos vendió una juventud estática, la juventud de Mayo del 68 rediviva, pidiendo más de lo que ya hay en abundancia, casi en exclusividad, hablando de la Iglesia de hoy como si fuera la de mis abuelos, sin advertir que lo que se quiere promocionar lleva ya décadas siendo la línea oficial, lo normal, lo que existe por defecto en la pastoral, lo único que yo mismo, que no soy precisamente joven, he conocido desde hace cincuenta años.

Si, desde mi esquina, tuviera que caracterizar las notas más relevantes que me han llegado de la jerarquía eclesiástica este año, me centraría en tres y, quizá curiosamente, pasaría por alto el área informativa más escandalosa y llamativa, la explosión del encubrimiento de casos de abusos sexuales -homosexuales, en la inmensa mayoría de los casos-, desde el ‘affaire McCarrick’ al explosivo Testimonio Viganò, pasando por el demoledor informe del gran jurado de Pensilvania y una retahíla de asuntos de menor eco mediático.

Pese al escándalo y al dolor y a las apostasías a que sin duda habrán llevado estos abusos ocultados, los juzgo un síntoma y una consecuencia, más que causa de nada. Que el pez empieza a pudrirse por la cabeza es cosa sabida.

No, lo que he visto de forma más constante y repetida ha sido, primero, confusión, ambigüedad y vaguedad doctrinales; en segundo lugar, mundanización de los mensajes, cada vez más políticos, más centrados en asuntos alejados de la fe y apegados a las modas y tendencias del siglo; y, finalmente, como consecuencia de lo anterior, cierta indefinible repugnancia por lo sobrenatural, por todo aquello que en nuestra fe hace referencia a lo va más allá de lo que vemos y del tiempo fugaz que nos ha tocado vivir.

- En cuanto a lo primero, las Dudas planteadas por cuatro cardenales -dos de ellos ya fallecidos- en torno a puntos absolutamente claves de la exhortación papal Amoris Laetitia siguen, a día de hoy, sin responder, exactamente igual que las acusaciones vertidas por el arzobispo Carlo María Viganò en su famoso/infame testimonio.

Pero no hay comparación posible entre ambos silencios. El segundo, siendo grave, queda en una nimiedad, en errores de juicio, quizá, o en mera corrupción personal. En cambio, dejar de responder a lo que plantean los cardenales es dejar en la duda la naturaleza del mal moral objetivo y de tres sacramentos: el matrimonio, la penitencia y la Sagrada Eucaristía.

La ‘única interpretación posible’ -palabras del Papa en respuesta a las directrices de los obispos argentinos- ya se aplica en muchas diócesis de todo el mundo, donde los divorciados vueltos a casar -en determinados casos, con acompañamiento y blablablá- pueden acceder a la comunión sin dejar de vivir ‘more uxorio’ con una mujer o un hombre que, según la Iglesia, no es su cónyuge. Pero en otras partes no es así, con lo que la unidad de doctrina moral parece haberse roto y lo que es pecado en una jurisdicción no lo es unos kilómetros más allá.

También -con las mismas vagas y subjetivas condiciones- pueden comulgar en Alemania los cónyuges luteranos de fieles católicos. Entre las condiciones está creer en la Presencia Real, lo que haría, en buena lógica, que la persona dejara de ser luterana y le exigiría entrar en la Iglesia Católica, pero nadie aclara este absurdo. En este caso, la confusión rozó cotas récord, porque el Santo Padre, interpelado por un grupo de siete obispos alemanes, dijo que sí, que no y, finalmente, que lo resolvieran los propios prelados alemanes.

Hemos asistido a entrevistas y declaraciones en las que el Papa aparecía diciendo una cosa -que las almas condenadas no van al infierno, sino que desaparecer, o que Dios ha hecho a los homosexuales como son- que se han desmentido solo a medias o en absoluto, dejando al fiel en la más completa oscuridad. Los aviones de ida o vuelta de los viajes apostólicos del Papa se convertían en bombas de relojería merced a la descuidada locuacidad del Pontífice y una campechanía que casa mal con un oficio tan necesitado de precisión, discreción y prudencia.

- En cuanto a lo segundo, hemos visto a la Curia mucho más obsesionada con las mismas cosas que alarman a la élite política que con lo que supuestamente constituye su misión. El medio ambiente, con su dogma concomitante del Cambio Climático antropogénico, y la defensa radical de la migración masiva del Tercer Mundo a Occidente ha ocupado un espacio desproporcionado en los mensajes que nos llegaban desde Roma. Un Papa que responde a la huida de cristianos de las iglesias pidiéndonos que nos angustiemos y achacándolo serenamente al ‘signo de los tiempos’, nos urge en cambio a que combatamos un cambio climático del que no puede decirse que se sepa demasiado, para salvar a toda costa un planeta llamado en todo caso a su destrucción y que no va a ser nuestra morada definitiva.

Decía Chesterton que la Iglesia está para decirle al mundo, no lo que quiere oír, sino lo que necesita. Dudo que pudiera decir lo mismo de la jerarquía eclesiástica en 2018. Se me dirá que la insistencia del Papa en el cuidado de los más pobres, de los más necesitados, de los marginados, sí es un tema totalmente evangélico, del núcleo mismo del mensaje de Cristo, a lo que tengo que responder con tres puntualizaciones esenciales.

La primera es que ni ha sido nunca descuidado por la Iglesia la atención a los más necesitados ni, desde luego, es un asunto olvidado por el siglo, al menos en sus mensajes mediáticos continuos en una línea similar a la del Papa. Ya hable de los rohingya de Myanmar o de los hondureños al asalto de la frontera estadounidense, no hay tema que no haya sido explotado por medios que no están precisamente en manos de los sencillos.

En segundo lugar, este mensaje a favor de los ‘desheredados de la tierra’ se combina por una marcada preferencia por opciones políticas que, en todo caso, no han hecho más que multiplicar a los pobres, además de oprimir y reprimir a todos los demás. Desde que confesó ser de izquierdas en una entrevista, a principios de su pontificado, concedida a la Civiltà Cattolica, todo su fuego profético y severo dedicado para los líderes occidentales se volvía tierna comprensión y solicitud para los regímenes de Castro, Evo Morales o Lula da Silva.

En Italia, la jerarquía está en agria y constante pugna contra el gobierno de Giuseppe Conte y su ministro del Interior, Matteo Salvini, cuyo partido, la Liga, cuenta con el apoyo de más católicos practicantes que ningún otro. Y mientras se ‘misericordean’ agrupaciones y hermandades amantes de la tradición por todo el mundo, representantes de la marxista Teología de la Liberación como Leonardo Boff reciben cariñosos mensajes de cumpleaños.

Y, por último, esta preocupación por los pobres, aunque se traduce en algunos golpes de efecto, especialmente mediáticos, no se corresponde con iniciativas reales, como sería subvenir a las necesidades de los inmigrantes con, al menos, algunas de las 5.000 propiedades inmobiliarias que el Vaticano administra a través del APSA en lugar de hacerlo con la venta de espacios sacros. O escuchar las voces directas y reales de las conferencias episcopales de los países más pobres, en lugar de vivir pendientes de los caprichos teológicos y morales de los más ricos, como Alemania.

- Y, por último, esa aversión a lo sobrenatural de la que hablábamos. Todo lo que parece importar es el aquí y el ahora, como si este fuera nuestro hogar definitivo y esta nuestra vida verdadera. Las últimas declaraciones en prensa del obispo de Oporto, pese a la tardía rectificación, son significativas. Domina la nueva teología alemana, basada en la duda -ningún dogma deja tema alguno asentado, declaró en su día el cardenal alemán Walter Kasper- y en el énfasis en lo comunitario e inmanente sobre lo sobrenatural y transcendente.

¿Qué viene ahora, qué esperar para 2019? Es de suponer que más de lo mismo. Nos espera en febrero la reunión extraordinaria de obispos para tratar del tema de los abusos pero, siendo el pupilo de McCarrick, el cardenal arzobispo de Chicago Blase Cupich, el encargado por el Papa de organizar el encuentro, ya podemos suponer que no va a ser nada radical y, desde luego, nada que haga referencia al elefante en la habitación de la homosexualización del clero.

Viene luego el Sínodo de la Amazonia que, como empieza a ser costumbre, no tiene que ver tanto con esa región del planeta -por lo demás, no más urgida de evangelización que España o Alemania- como con la abolición del celibato eclesiástico.

La abolición rumoreada de la Comisión Ecclesia Dei y la denuncia en la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Italiana del motu proprio Summorum pontificum de Benedicto XVI ya nos anuncia un recrudecimiento en el ataque a las formas de culto tradicionales, precisamente las que más crecen y más vocaciones atraen.

El ‘espíritu del Concilio’ trajo la desolación a la Iglesia, siquiera en lo que aprecia el ojo y para quien sabe sumar con los dedos, y el Santo Padre ha confesado que el objeto de su famosa ‘renovación’ es, precisamente, llevarlo a sus últimas consecuencias. Que sea lo que Dios quiera.

Carlos Esteban

Rumores… rumores…




[Apuntes 56] Rumores sobre la supresión de la Comisión Ecclesia Dei…, rumores sobre la abolición de Summorum pontificum…, rumores sobre la supresión de las variadas comunidades tradicionales surgidas en las últimas décadas…, rumores de espurios acuerdos con la FSSPX... 

El rumor, cualquier tipo de rumor, tiende por sus mismas energías intrínsecas a crecer, a multiplicarse en nuevos rumores de todo tipo a impulsos de los tres enemigos de siempre, del hombre y de las sociedades humanas: el demonio, el mundo y la carne, en sus múltiples y variados rostros. 

El rumor está inexorablemente unido a la mentira que nunca en el rumor es completa mentira y a la verdad que nunca en el rumor es completa verdad, porque nace del maligno, que no quiere ni puede presentar a la una y a la otra en su clara integridad.

¿De dónde han nacido los últimos rumores que atañen a supuestas decisiones del Santo Padre? Y si tienen alguna fuerza de verdad ¿por qué esta información ha nacido como rumor cuando debía haber nacido de otro modo: de la consulta a la Iglesia universal, del consejo requerido a los cardenales, y finalmente de la prudente toma de decisión y declaración veraz?... ¿Es que en estos tiempos de prueba, los rumores, la confusión, las medias verdades, el “hacer lio”… se han convertido en la nueva “orto-praxis” del pontificado del papa Francisco?

Justo en la semana entre Navidad y Año Nuevo, precisamente en los días en que es menor la actividad de los medios de comunicación, días en que aquellos periodistas más combativos bajan la guardia, movidos por ánimos menos confrontativos… alguien saca provecho de la situación y hace rodar el rumor… 

No puedo evitar ver la analogía de todo esto con una realidad bien conocida en Argentina: las cortinas de humo mediáticas, las campañas político-publicitarias disuasivas, que buscan hacer virar la atención de la sociedad sobre los problemas reales, que han sido y son habituales en la política argentina, particularmente en los llamados “diciembres negros”, frecuentemente fogoneados desde ámbitos clericales en Buenos Aires. ¿Es que los más turbios usos y modos de las costumbres de la política argentina tienen algo que ver con estos últimos rumores que han surgido sin duda desde los más altos vértices de la jerarquía vaticana?

Sea como sea, estos días se ha hecho un mundo, un drama atroz, una película de terror, de algo que… no ha sido más que un rumor. 
Y de ese modo, la primera batalla ha sido ganada por quien ha lanzado a rodar el rumor. 

Pero, me dirán: ¿no debemos estar alerta? ¿No debemos estar prevenidos y tener en cuenta incluso los mínimos rumores para mantener nuestra actitud de resistencia en estos tiempos de prueba?... Sí, pero siempre que no perdamos de vista el foco sobre los problemas reales de la Iglesia que, precisamente, los autores de los rumores quieren que perdamos de vista: ¿acaso no sabemos que dentro de dos meses la Iglesia se enfrentará a un problema de mayor gravedad?... 

Y además, si bien se lo mira, si fuera cierto que esta nueva praxis de la Santa Sede es la de hacer política mediante la confusión, el rumor y el hacer lío, eso está revelando su misma debilidad intrínseca, su realidad de mero fuego fatuo: pasajeras llamas que arden y se elevan de lo putrefacto y descompuesto en el cementerio.

Noticias varias 25 a 27 de diciembre de 2017 (Zaplana, Virginidad de María, Educación sexual, Navidad fieles chinos, Ecclesia Dei, Viganò, NOM, Leonardo Boff, etc.)



GLORIA TV


Francisco niega la Inmaculada Concepción: “María no nació santa”

Comisión vaticana para la Misa Antigua en Latín será abolida en breve

INFOCATÓLICA

El próximo año volverán a presentar un proyecto de ley para aprobar el aborto en Argentina

El Primado de España no entiende la pasividad de los católicos ante la intromisión del Estado en la educación de sus hijos

El Patriarca de Moscú califica de fracaso total la creación de la Iglesia Ortodoxa ucraniana

El obispo de Oporto pide no hablar de la virginidad física de María y luego confiesa que creen en el dogma

Una juez prohíbe al cardenal Cañizares visitar a Eduardo Zaplana en el hospital

IU en Navarra sostiene que los padres no tienen derecho a decidir sobre la educación sexual de sus hijos

La humanidad está dividida en dos (Luis Fernando)

CONTANDO ESTRELAS

Eduardo Zaplana no es golpista ni terrorista pero le están tratando peor que si lo fuese

INFOVATICANA

La amarga Navidad de los fieles chinos de la Iglesia clandestina (Carlos Esteban)

El obispo de Oporto niega la virginidad física de María, luego rectifica

La Comisión Ecclesia Dei, ¿marcada para la liquidación? (Carlos Esteban)

Por qué la corrupción eclesial no justifica la apostasía

Un libro para entender los peligros de la masonería

El obispo de Oporto rectifica, tres días después (Carlos Esteban)

ACTUALL

Tras el rechazo del aborto en Argentina, volverán a presentar un proyecto en 2019

EL DEBATE

IU enloquece con el adoctrinamiento sexual: “Los padres no pueden decidir por sus hijos en temas de sexo”

LIFE SITE NEWS

Top LifeSite Catholic newsmakers of 2018: Pope Francis, Abp. Viganò, abuse crisis

Pope’s new editorial director for Vatican media called Viganò the ‘Great Accuser’ (Diane Montagna)

Pope Francis’ 2018 Christmas address to the Roman Curia (Diane Montagna)

CATAPULTA


Decadencia Posconciliar

Ecumanía: Exigencia del Nuevo Orden Mundial

Carta de Bergoglio a un heresiarca y su concubina (con los “mejores augurios”)


Selección por José Martí

Young People Respond to Passionate Conviction Not to Bergoglio Catholicism


Duración 2:35 minutos

Without God, Christmas is just tinsel, Greg Sheridan, the foreign editor of The Weekend Australian wrote on December 22 in an article for the same newspaper. Sheridan notices that Western secularism keeps the tinsel but suppresses the religious significance of Christmas.

Sheridan appreciates the decision by the Chinese city of Langfang to abolish Christmas this year, and to make Chrismas decorations and celebrations illegal, because this suggests that the Chinese Communists may understand Christmas better than many Westerners. They have realized that they cannot control Christmas because it proposes a higher authority than the Communist party.

Sheridan explains that without religion, everything else about Christmas is just there to distract. Quote, «You cannot come to any meaningful encounter with Christmas without comprehending its supernatural, transcendent, religious claims.» And, «deny Christmas altogether, accept it with all its mystery, or ignore it.»

Could we emphasize all the social goods that came from Christianity, but leave out believing in God, Sheridan asks. His reply is no. Quote, «The social utilitarian view of religion can only appeal to older men. You cannot inspire young people on that basis that this story is untrue or false, but it’s full of merit.»

Sheridan’s conclusion: Young people respond to passionate conviction, integrity and idealism. And, «I found successful Christian movements across many denominations combine three qualities: clear and radical belief, strong leadership and worship that by its aesthetic beauty signals the moral beauty of the teachings.


Solicitud de los obispos portugueses por la misa tridentina. Algunos sacerdotes tienen que celebrar a escondidas



jueves, 27 de diciembre de 2018

Caponnetto: La Iglesia traicionada. Error, ignorancia, confusión y mentira



Conversación con el profesor Antonio Caponnetto, por Vito Palmiotti

(Nota: este artículo es la traducción de Adelante la Fe -revisada y aprobada por el prof. Caponnetto- del original italiano publicado por Marco Tosatti en su blog)

Con motivo del XXI Encuentro de Formación Católica de Buenos Aires, organizado por el Círculo San Bernardo de Claraval, que tuvo lugar entre los días 5 y 7 del pasado mes de octubre con el título de «La liturgia, fuente y expresión de la fe: el padre de la mentira lo sabe», y que tuvo como invitado especial a monseñor Nicola Bux, nos hemos reunido con el profesor Antonio Caponnetto, que es filósofo, historiador y poeta. Habló después de los conferenciantes, y es una personalidad destacada de la Iglesia Católica argentina. Autor de varios libros y artículos, ha respondido con claridad, franqueza y esperanza a nuestras preguntas, no obstante su preocupación por cuanto está sucediendo en la Iglesia. Ha sido testigo privilegiado de los numeritos del cardenal Bergoglio cuando éste era arzobispo de Buenos Aires, del cual ha descrito los rasgos más sobresalientes, examinando minuciosamente sus actos y palabras en el libro La Iglesia traicionada, publicado el año 2010. Por añadidura, el año pasado publicó No lo conozco; del iscariotismo a la apostasía, igualmente sobre el cardenal Bergoglio, elegido papa Francisco en 2013.


P.: Profesor, usted sabe que en Europa, y también en otras partes del mundo, reina el desconcierto por los escándalos que han salido a la luz en la Iglesia. Usted sabe que en esos escándalos está implicada la jerarquía. Es muy doloroso, porque muchos fieles se sienten tentados a abandonar la Iglesia. A pesar de ello, aumenta en el mundo la resistencia de numerosos católicos, laicos sobre todo. Es más, son laicos fieles que no se resignan a ver a la Iglesia Católica en semejante estado de división.

Se habla ya de una neoiglesia que aspira a sustituir a la Iglesia Católica. En realidad los cristianos deberían anunciar al mundo el Evangelio de Cristo y no llevar el mundo –es decir, cuanto se opone a Cristo– a la Iglesia. Se desea abrazar el mundo sosteniendo que eso es lo que quiere Jesucristo. Sabemos, sin embargo, que Jesucristo vino al mundo para que éste se salvase por medio de Él, arrebatándoselo al príncipe de este mundo.

Cuando nos bautizamos, se nos pregunta: «¿Renuncias a Satanás? ¿Y a todas sus obras? ¿Y a todas sus pompas?» Y respondemos: «Renuncio». Y luego: «¿Crees en Dios Padre? ¿Crees en Jesucristo? ¿Crees en la Iglesia?» Y respondemos: «Creo». Ésa es la fe. Hoy en día, se diría por el contrario que esa fe está en crisis. Hace bastante tiempo que usted es uno de los laicos más empeñados y fieles en la Iglesia Católica, en dar testimonio católico. Usted sabe que cuando los adversarios de la Iglesia quieren impedir el testimonio de los laicos los tildan de católicos reaccionarios, de derecha, conservadores, etc.

El año pasado el cardenal Sarah dijo a los católicos reunidos en Roma con ocasión de la peregrinación Summorum Pontificum: «No sois tradicionalistas, sois católicos». Es más, actualmente el enfrentamiento que se observa en la Iglesia no es entre tradicionalistas y progresistas, sino entre católicos y modernistas. Desgracidamente, en este contexto desempeña un papel ambiguo Francisco, que desde que es papa permite que el sector de la Iglesia que ha abrazado las modas actuales (= modus hodiernus), es decir el modernismo, se sienta legitimado. En el libro que usted publicó en 2010, La Iglesia traicionada, anticipó todo esto porque, buen conocedor de Jorge Mario Bergoglio, lo llama primado de Pérgamo y cardenal de Laodicea. Quien no conozca bien el Apocalipsis no lo sabe, pero Pérgamo y Laodicea eran dos iglesias que hoy ya no existen, y el apóstol San Juan las recriminó por su traición y su indolencia. ¿Podría decirnos qué podemos aprender de esta imagen tan eficaz para entender el momento que atraviesa actualmente la Iglesia?


R.: He mencionado la imagen apocalíptica de las dos iglesias precisamente por la fuerza expresiva que tienen, ya que ambas iglesias son, de modo diverso pero convergente, símbolo de traición, deslealtad, infidelidad y apostasía.

Como se dijo antes, el enfrentamiento es entre católicos y no católicos, entre católicos y modernistas, entre católicos y herejes. Percibo en ambas iglesias una síntesis joánica, una síntesis del cambio, de la trágica transición que estamos viviendo y que he descrito con las palabras «del Iscariotismo a la apostasía».

Por tanto, para mí, Pérgamo y Laodicea son iglesias que vuelven a estar de actualidad. Es algo que nos hiere y nos divide. Todo esto me causa un profundo dolor. Pero esto es lo que se puede entender a la luz del Apocalipsis. El escritor francés Leon Bloy, muy conocido también entre nosotros, decía que cuando quería conocer las últimas noticias le bastaba con leer el Apocalipsis.

Esta frase es muy significativa. Leyendo el Apocalipsis entendemos el pontificado de Bergoglio. Él es el jefe de aquellas dos iglesias (Pérgamo y Laodicea), o mejor dicho, de una iglesia que revive hoy las mismas características de aquellas: es apóstata, hereje, blasfema, sacrílega y traicionera.

Todo eso se puede demostrar punto por punto. Ninguno de esos adjetivos es excesivo. Es un caso único el de Bergoglio, porque no hay persona que pueda sintetizar todo este mal. Pero quien ha conocido a Bergoglio en Buenos Aires sabe que es posible. Me vienen a la memoria las palabras con que San Pío X definió el Modernismo: síntesis de todas las herejías. En este caso se ve diáfanamente. Un botón de muestra: en una entrevista concedida a Scalfari, Bergoglio se atrevió a negar que exista el infierno, y hace poco exhortó a rezar por la Iglesia atacada por el demonio.

Se podrían poner numerosos ejemplos, pero simbólicamente nos limitaremos a tres, como las tres negaciones de San Pedro: primero, afirmar que Cristo se hizo diablo; segundo, elogiar públicamente a Lutero; y tercero, sostener que en la Consagración se opera un cambio en la función de las especies del pan y del vino, en lugar de la Transustanciación.

Pero insisto, la lista de sus ideas erróneas es interminable. No se trata, pues, de una cuestión personal, sino de conceptos. No juzgamos la persona, sino los errores que difunde.

P.: Para los católicos, el Papa es una figura importante que diferencia a la Iglesia Católica de todas las demás iglesias y comunidades. Por consiguiente, a muchos católicos informados les cuesta pensar que el problema sea el propio pontífice. Por eso usted comprende que haya muchos católicos a los que les cause dificultades, tal vez porque no tienen un conocimiento profundo de las verdades de fe con las que tropieza el Santo Padre. No todo el pueblo católico está formado, y mientras tanto van en aumento los que caen en la cuenta. Entonces, es necesario explicar que hay que conocer los antecedentes culturales del papa Francisco. En Buenos Aires han ha conocido de cerca al cardenal Bergoglio. El mundo no lo conocía y asiste ahora a sus numeritos. ¿Qué nos puede decir a este respecto?

R.: Todo lo que hizo en Buenos Aires a escala reducida lo está haciendo a gran escala ahora. Los mismos daños que habíamos observado aquí los hace ahora sentado en el trono de San Pedro. Yo creo que hay cuatro maneras de oponerse a la verdad: el error, la ignorancia, la confusión y la mentira. Aquí en Buenos Aires, Bergoglio actuaba así, pero la peor de estas cuatro cosas es la mentira, porque nos acerca al demonio, que es padre de la mentira y mentiroso desde el principio.

Por eso, sólo podemos entender esta realidad a la luz del misterio de iniquidad. Sin duda Dios lo permite en aras de un bien mayor que en este momento quizá no alcancemos a entender. Respecto a este punto albergo mucha esperanza. No me siento desesperado ni derrotado. Precisamente porque esta situación se entiende a la luz del Apocalipsis, que es un libro de esperanza y consuelo. No es un libro de terror y desesperación. Es un libro que nos enseña a tener esperanza y reconocernos como pequeño rebaño. Así que cuando se cumplan estos signos debemos alzar la cabeza porque se acerca la salvación.

Por lo tanto, tenemos que transmitir dos cosas a los católicos: la gravísima crisis por la que atravesamos; insisto, es un itinerario que va desde el Iscariotismo a la apostasía. Al mismo tiempo, debemos infundirles esperanza, pero no la esperanza natural infraterrena, intrahistórica, inmanentista, sino la esperanza sobrenatural y teologal.

Todo esto está sucediendo con el permiso de Dios, en aras de un bien superior. Debemos esperar. Decía Santa Teresa de Ávila que la esperanza es la virtud del peregrino. Y eso somos: peregrinos suplicantes.

Pero me gustaría insistir en algo que saben los amigos aquí presentes. A mí esta situación me produce un dolor tremendo, una herida, porque pertenezco a una generación que fue educada para servir al Papa con orgullo. Por eso, no poderlo servir y encima enfrentarme a él para desenmascararlo me causa gran sufrimiento. Nos sentimos heridos en el alma, y emocionalmente resulta muy violento oponerse a quien ocupa el solio de San Pedro. Esto sólo lo puede entender quien nos conoce. Pero no podemos callar lo que hemos visto y oído, porque recordamos la frase de San Pablo (1 Cor.5,5), que afirma haber entregado a Satanás a un miembro perverso de la comunidad, o sea haber cortado con él, para que todos entendiesen el problema.

Esta mañana leí la noticia de un sacerdote ecuatoriano de 91 años que ha sido reducido al estado laical por haberse descubierto su pasado de pedófilo. Está bien, estoy de acuerdo, pero ¿qué es peor? ¿La fornicación carnal o la espiritual? Porque existe una fornicación espiritual que está presente en el libro del Apocalipsis: la meretriz con la que han fornicado los reyes de la Tierra. Esto es, la falsificación de la verdad de Jesucristo. La fornicación espiritual es el fundamento de la carnal.

Pues bien, ¿cómo es posible que un sacerdote de 91 años sea destituido de su condición sacerdotal, y con justicia, mientras a los fornicarios espirituales se les permite seguir gobernando la Iglesia? También en este último caso se debería aplicar la sanción prevista. Por eso, estoy muy de acuerdo con lo que ha pedido monseñor Viganò a Bergoglio: que renuncie a la Sede petrina. Hay que decirle: “Basta, hasta aquí nomás, no siga haciendo daño”.

Si a Bergoglio se le aplicase el canon 194, automáticamente sería destituido como papa. No soy canonista, pero si en las circunstancias actuales se aplicara el canon 194, sería muy difícil mantener la autoridad eclesiástica de Bergoglio. Han sido tantas las traiciones a la recta doctrina que no es posible ver hasta qué punto es legítimo el ejercicio de este pontificado. Es más, la legitimidad es dudosa desde el principio si se tiene en cuenta la maniobra del llamado Club de San Galo, ya conocido de todos. Sería necesario un verdadero arrepentimiento, una rectificación concreta de los errores, una conversión sincera, un cambio de rumbo para reparar los errores difundidos. En caso contrario, sería preferible que renunciara.

El mismo Paulo VI reconoció al final de su vida que convenía que lo sucediera alguien más fuerte que él y no atado por sus debilidades. En este caso hay mucha más debilidad. En Amoris laetitia, en Veritatis gaudium, en Laudato sì y en Gaudete et exultate hay mucho más que debilidades: lo que hay es una falsificación de la doctrina católica.

P.: Muchos laicos por el mundo, como dijo Juan Pablo II, se están poniendo de pie y, con respecto a la situación del Romano Pontífice, están tomando la palabra y diciendo lo que tienen muchas ganas decir. Laicos que como aquí, en la Asociación San Bernardo, dan ejemplo de resistencia. Como diría Benedicto XVI, son aquella «minoría creativa» que hace renacer la Iglesia. Esta es la esperanza que ya se ve en muchas partes del mundo. A tantos laicos que se sorprenden de los dubia de los cardenales, a la corrección filial, y hasta a un dossier como el presentado por monseñor Viganò –esta mañana me ha dicho un sacerdote jesuita que es un regalo de Dios por el valor que ha tenido para hacer portavoz de lo que él mismo ha podido conocer de vista y de oídas–, ¿qué consejos, qué sugerencias podremos proponerles para que, respetando la función del primado petrino, que es fundamental para la Iglesia Católica, practiquen la obediencia a la manera del beato John Henry Newman en su famoso brindis al Duque de Norfolk: la obediencia debe estar siempre ligada a la conciencia; hay que obedecer al Papa cuando custodia el depósito de la Fe, y no cuando expresa sus opiniones personales. En fin, para concluir, ¿qué consejos podría ofrecer en estos tiempos de resistencia?

R.: Yo diría que el primer consejo sería el que nos dejó el propio San Pedro: saber que el diablo ronda como león rugiente buscando a quién devorar. Pero debemos resistir firmes en la Fe. El segundo consejo nos lo dio San Pablo: dar testimonio de la verdad a tiempo y a destiempo, lo cual es, como diríamos hoy, políticamente incorrecto. Pero si no hablamos nosotros, el testimonio lo gritarán las piedras. Hay que gritar incluso desde los tejados, que hoy en día son los medios de comunicación. El tercer consejo es conservar y dar esperanza a todos los que la necesitan; y el cuarto, crecer en sabiduría y en gracia; y sobre todo no tener miedo. Las cosas de acá abajo pasarán, por eso tenemos que buscar las de Arriba.

Éstas son las palabras que nos dejó el Señor para los tiempos de adversidad, para estos últimos tiempos en los que estamos viviendo. Por eso, no debemos caer en la desesperación; el Señor nos lo ha revelado de antemano. Lo que estamos viviendo estaba anunciado. La dificultad no estriba en recordar que el Señor nos lo ha dicho, sino en darnos cuenta de que lo estamos viviendo para poner en práctica sus consejos.

A los más jóvenes les recalco un consejo en particular: alégrense y regocíjense en el Señor. Debemos combatir la batalla con alegría, con regocijo, con júbilo; en caso contrario no producirá frutos de santidad, porque un santo triste es un triste santo. De modo que debemos esforzarnos por volver a alegrarnos, a exultar sabiendo que luchamos por la verdad.

P.: El Corazón Inmaculado triunfará.

R.: Totalmente de acuerdo.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada/Adelante la Fe)

Comisión "Ecclesia Dei" estaría a punto de desaparecer, al menos tal y como se la conoce



NOTAS: 


 


Discurso del Papa Francisco a la Curia romana en las Navidades de 2018 (3) LA FELICIDAD (José Martí)


Hoy en día -esto es un hecho innegable, más que comprobado- hay una verdadera persecución contra los cristianos y contra Jesucristo. ¿A qué puede ser debido esto? Pues, aunque parezca extraño, lo cierto es que el mundo no soporta el amor, no soporta el verdadero amor, el que Jesús nos enseñó, porque este amor va necesariamente unido a la cruz. No entienden que no se trata de una cruz cualquiera sino de una cruz llevada por amor a Jesucristo, sin lo cual no tendría dicha cruz no tendría ningún sentido.

Todos buscan la felicidad. Esto es una condición de toda persona, que le viene dada con su naturaleza. Nadie quiere ser desgraciado, evidentemente. Eso sería absurdo. El problema no es el qué sino el cómo se logra la felicidad. Según el criterio mundano, la felicidad está relacionada con tener: más dinero, más placer, más fama, más poder, más confort, etc ..., no importando demasiado el aspecto moral, que hace referencia al ser.  Piensa el hombre que será feliz si posee todo eso. ¿Pero qué es todo eso sino avaricia, lujuria, vanidad, soberbia, pereza, ... ? Es ésta una visión inventada por el hombre, que se considera a sí mismo como medida de todas las cosas, hasta el punto de que no consiente que nadie le imponga lo que está bien y lo que está mal; él es quien lo decide: su "conciencia", a la que le da un valor absoluto. Esta posición, abocada al relativismo, hace imposible la convivencia entre las personas. Lo que para uno es bueno,  para el otro es malo: ¿cómo va a ser posible el diálogo entre personas que no se ponen de acuerdo en el significado de las palabras? Esta situación sólo conduce al caos, a la violencia, al desamor y a la infelicidad.

Y entonces llega Jesús y trastoca esa visión de la vida.  La historia (tanto la historia de miles de años como la propia historia personal de cada uno) ha demostrado que el afán por la posesión de cosas convierte al ser human en un títere de esas cosas, las cuales lo dominan. Se cumple lo que decía Jesús, con absoluta certeza: "Os lo aseguro: el que comete pecado, es esclavo del pecado". (Jn 8, 34).

La felicidad, la auténtica, aquélla que nos hace libres, sólo es posible si se vive en la verdad: "La verdad os hará libres" (Jn 8,32), decía Jesús. No una verdad cualquiera sino la que se adquiere por ser sus discípulos, y serlo precisamente por permanecer en su Palabra. Eso es lo que nos lleva a conocer la verdad y a conocer, sobre todo, a Aquél que, Él mismo, es la Verdad. Eso es lo que nos conduce a ser realmente libres, pues "donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad" (2 Cor 3, 17).

No es la posesión de cosas, la soberbia, la vanidad o la ambición lo que hace feliz al hombre; por el contrario, lo esclaviza haciéndolo un pobre desgraciado, por mucho dinero, poder o fama que tenga: "El que quiera salvar su vida, la perderá" (Mt 16, 25a). Perderá su vida ya aquí en la tierra y luego perderá también la vida eterna. En cambio, "el que pierda su vida por Mí - decía Jesús- la encontrará" (Mt 16, 25b). Encontrará su verdadera vida, ya aquí en la tierra, y luego la vida eterna: "Todo el que haya dejado casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o campo, por mi Nombre, recibirá el ciento por uno [ya en esta vida (Mc 10, 30)] y gozará de la vida eterna" (Mt 19, 29).

El confort, la comodidad, el afán por ser reconocidos por otros, el miedo al qué dirán, el deseo de medrar a toda costa, el egoísmo, en definitiva, llevan a los seres humanos a no querer complicarse la vida por los demás. Se tiene miedo al Amor y al compromiso que éste conllevaPor eso el mundo odia a Jesucristo y a todo cuanto esté relacionado con Él. Le molesta, porque el Nombre de Jesús va siempre unido a la Cruz

San Pablo, en cambio, al contrario de lo que hoy sucede, no se avergonzaba de Jesús y lo proclamaba abiertamente: "Nosotros -decía- predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues la locura de Dios es más sabia que los hombres y la debilidad de Dios es más fuerte que los hombres(1 Cor 1, 23-25)

La cruz de Cristo nos recuerda continuamente que el hombre no es la medida ni  el centro de todas las cosas, el ser humano no puede decidir acerca de lo que es bueno o malo; y menos aún si algo es o no es. Eso es algo que le compete sólo a Dios. La felicidad no es lo que el hombre decide que sea, sino que está condicionada por la realidad de las cosas, tal y como éstas han sido creadas por Dios; y sólo es posible alcanzarla en la unión amorosa con Él

Por eso, en esta situación de  rechazo de Dios y de apostasía, en la que vive el mundo, es imposible que el hombre pueda encontrar la felicidad, por más que se esfuerce en encontrarla; sin la unión con Dios, manifestado en Jesucristo, Nuestro Señor, nadie puede alcanzar la verdadera felicidad"Ningún otro Nombre hay bajo el cielo, dado a los hombres, por el que podamos salvarnos" (Hech 4, 12). El rechazo de Dios por parte del mundo es un rechazo del Amor,  pues "Dios es Amor" (1 Jn 4,8) ... y sin amor, ¿qué sentido tiene la vida? Negando a Jesucristo el hombre se condena, por propia voluntad, a una vida de vacío, soledad y desesperación,  ya en este mundo, ... y luego a la condenación eterna.

La felicidad auténtica, la única felicidad posible, tanto en este mundo como en el otro, se encuentra sólo, única y exclusivamente, en el amor a Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre,  el cual, por puro amor, se entregó por nosotros (por todos y cada uno) para conseguirnos la salvación ... poniendo como única condición que aceptáramos el Amor que Él nos ofreció, dando su Vida por nosotros, y que lo hiciéramos conforme a las reglas propias del verdadero amor, cuales son la entrega libre, en totalidad y sin reservas, de nuestra vida, a Aquél que entregó su Vida por nosotros ... todo ello en perfecta reciprocidad de Amor, porque, según sus designios,  nos ha dado esa posibilidad, al participar, por la gracia santificante, recibida en el bautismo, de la condición de verdaderos hijos de Dios.

Unidos con Jesucristo, en el Espíritu Santo, que se nos ha dado gratuitamente, hemos sido hechos partícipes de la naturaleza divina,  y estamos realmente capacitados para esa Entrega recíproca de vidas entre Dios y cada uno de nosotrosPor Él -dice San Pablo- tenemos unos y otros libre acceso al Padre en un mismo Espíritu (Ef 2, 18). Por tanto -continúa diciendo- ya no sois extraños y advenedizos, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios (Ef 2, 19).

Se cumple así el conocido dicho de"amor con amor se paga". Eso sí -no debemos olvidarlo- este amor  ha de ser entendido del modo en el que Dios lo entiende, único modo verdadero de entenderlo, amor que viene resumido, de alguna manera, en estas palabras del mismo Jesús: "Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos" (Jn 15, 13) ... y es que la medida del amor es un amor sin medida ... algo que el mundo no está dispuesto a tolerar ... y de ahí las persecuciones: Acordaos de la palabra que os dije: "No es el siervo más que su Señor". Si me persiguieron a Mí, también os perseguirán a vosotros (Jn 15, 20).
José Martí (Continuará)