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miércoles, 5 de septiembre de 2018

Un desmentido del obispo emérito de Metuchen confirma la acusación principal de Viganò (Carlos Esteban)



Queriendo desmentir detalles del Informe Viganò, la oficina del obispo emérito de Metuchen, diócesis de Nueva Jersey, Paul G. Bootkoski, viene a confirmar la acusación principal: en Roma conocían perfectamente las andanzas de McCarrick.

Si Su Santidad ha optado por el silencio ante las acusaciones vertidas por el arzobispo Carlo María Viganò en su informe y los ‘comandos francisquistas’ en los medios se han lanzado con entusiasmo digno de mejor causa a destruir la reputación del ex nuncio y disputar detalles y fechas, la razón es muy evidente: la esencia de los cargos que presenta Viganò no solo es cierta, sino que era un secreto a voces.

Roma sabía, la Curia sabía. Y lo más interesante es cuando la confirmación de todo ello viene en forma de desmentido. En el torbellino de noticias ha pasado casi desapercibido, pero aquí está la nota aparecida el pasado 28 de agosto, en la que ‘corrige’ a Viganò señalando que en 2004 recibió la primera de tres quejas contra el ya Arzobispo de Washington, Cardenal Theodore McCarrick y que, inmediatamente, dio parte de las acusaciones a la policía de varios condados en varios estados e informó al entonces nuncio (de 1998 a 2005) Arzobispo Gabriel Montalvo detalladamente, por teléfono y por escrito.

Montalvo era el nuncio entonces, es decir, el embajador de la Santa Sede en Estados Unidos. Evidentemente, Bootkoski no le informaba a Montalvo a título personal, sino como representante del Estado Vaticano. La idea de que el nuncio fuera a quedarse con tan explosiva revelación desafía a la imaginación más calenturienta, precisamente porque se trataba de una información que se le comunicaba en su calidad de transmisor legítimo.

Es decir, en 2004 -como tarde, un año después-, el Vaticano del entonces debilitado Juan Pablo II sabía que el Cardenal Arzobispo de Washington, verdadero ‘hacedor de reyes’ en el episcopado americano, era un abusador homosexual en serie sobre el que se habían recibido quejas que habrían de taparse en sendos juicios en costosos acuerdos extrajudiciales.

Esas quejas habrían de traducirse, un año o dos más tarde, en las sanciones secretas impuestas por el nuevo Papa, Benedicto XVI, en las que se ordenaba a McCarrick a llevar una vida recluida de oración y penitencia.

Sabemos que McCarrick no obedeció, y se le vio en numerosos actos, viviendo en o cerca de un seminario e incluso asistiendo a la última misa del Papa Benedicto.
Tenemos, asimismo, numerosos indicios de que las sanciones, si bien privadas, existieron, como indican determinadas acciones de su sucesor, el Cardenal Donald Wuerl.

Pero incluso si esto último puede disputarse, el curioso desmentido de Bootkoski confirma lo principal de la acusación de Viganò, lo que nadie hasta la fecha se ha atrevido a negar y lo que, en última instancia, constituye el núcleo principal de los cargos contra Francisco y su Curia, a saber: que conocían las andanzas homosexuales, reiteradas y abusivas de McCarrick y que, lejos de disciplinarle -o mantener la disciplina, tanto da-, se le honró con nuevos encargos y misiones pontificias.

Carlos Esteban

NOTICIAS VARIAS 5 de SEPTIEMBRE de 2018



CHIESA E POST CONCILIO

"Somos los soldados de Cristo" - Tarjeta de Raymond Leo Burke.

ONE PETER FIVE

Una “nueva bomba” en el Vaticano? Diario italiano Teases CDF Dossier sobre el cardenal Kevin Farrell (Steve Skojec)

EL ORIENTE EN LLAMAS

Las preguntas planteadas por Mons. Viganó «merecen respuestas que sean concluyentes». Cardenal Di Nardo"

KATH.NET


Sí, sí - no-no: la necesidad de un juicio claro


CATHOLIC HERALD

Papa dice que el 'silencio' es la mejor respuesta a 'las personas que carecen de buena voluntad'


CORRISPONDENZA ROMANA

El arzobispo Viganò: ¿castigado por decir la verdad?

INFOCAÓTICA

La última tontería de Maradiaga
Selección por José Martí

EL CENTRO DE ESTUDIOS SOCIALES por Luis López-Cózar


Duración 18:48 minutos

martes, 4 de septiembre de 2018

Noticias varias 4 de Septiembre de 2018



THE WANDERER



GLORIA TV

Pro-homosexual cardenal Cupich miente, está en problemas

Grecos-ortodoxos permiten segundo matrimonio [adúltero] para sacerdotes 

ADELANTE LA FE


CORRESPONDENCIA ROMANA

¿Una pastoral de Medjugorje? Observaciones críticas de Manfred Hauke

«No voy a decir ni una palabra sobre el asunto» (De Mattei del 1 d septiembre)

LIFE SITE NEWS

Archbishop Viganò responds to Vatican pushback about Pope’s meeting with Kim Davis (Diane Montagna)

ONE PETER FIVE



La Iglesia debe volver a constituir un signo de contradicción

LA NUOVA BUSSOLA QUOTIDIANA

No, el Papa no siempre tiene la razón

CRISIS MAGAZINE


LA FEDE QUOTIDIANA

"Caso Viganò", 27.000 mujeres católicas pidiendo respuestas a Francisco

Selección por José Martí

Francisco, en Gaudete et Exsultate: “No es sano amar el silencio y rehuir el encuentro con el otro” (Carlos Esteban)



Ha dicho el Papa en una reciente homilía en Santa Marta que la respuesta ante los ataques debe ser el silencio, ese mismo silencio que en Gaudate et Exsultate consideraba “insano”.

El silencio, ¿es bueno o malo, conveniente o no? De acuerdo con Su Santidad, la respuesta debería ser ‘a la gallega’: depende. En la homilia de su primera misa en Santa Marta desde el estallido del escándalo del Informe Viganò, el Santo Padre nos enseña que “con las personas que buscan solamente el escándalo, que buscan solamente la división”, el único camino a seguir es el del “silencio” y la “oración”, lo que contrasta con lo que nos dice en el punto 26 de Gaudete et exsultate (“No es sano amar el silencio y rehuir el encuentro con el otro”), o con el 152 (“Pero ruego que no entendamos el silencio orante como una evasión que niega el mundo que nos rodea”).

Por supuesto, no es absolutamente incompatible que algo sea bueno en una circunstancia y malo en otra, pero siembra cierta perplejidad los momentos que elige Francisco para elogiar el silencio, casi tanto como su crítica aparentemente general en Gaudete.

La oportunidad de la defensa de una silencio que se presenta indisimuladamente como ‘crístico’ nos plantea ciertas dificultades.

El Santo Padre elogia exactamente el camino por el que él mismo optó en el avión de vuelta de Irlanda, como respuesta a la pregunta de una periodista sobre el informe recién hecho público del arzobispo Carlo María Viganò, hoy en paradero desconocido; y parece limitarlo, en la ocasión, como reacción ante las acusaciones de “las personas que buscan solamente el escándalo, que buscan solamente la división”.

Creo que advertirán inmediatamente el problema: ¿quién soy yo para juzgar si la persona que me acusa “busca solo el escándalo y la división”? Esa misma persona podría pensar lo mismo de mí; podría, si se dejase arrastrar por el espíritu del juicio y comportarse como un pepinillo avinagrado, achacarme un espíritu de división o incluso el deseo de escapar a mis responsabilidades.
Jesús, en efecto, eligió el silencio ante sus acusadores porque, siendo Dios, podía leer los corazones y saber -no suponer- que su intención era torcida. Doy por hecho que Su Santidad no se arroga esa misma facultad.
Una dificultad añadida a ésta de la imposibilidad de juzgar las intenciones del acusador -siguiendo el principio ‘De internis, neque ecclesia’, ni la iglesia puede entrar en el alma de los seres humanos-, es que la actitud elegida se parece demasiado a la estrategia procesal que cualquier jurista avezado reconoce en casos similares. Los americanos lo llaman “acogerse a la Quinta Enmienda”, y es común entre los detenidos este silencio.

De hecho, los precedentes no son demasiado halagüeños si centramos el caso en acusaciones contra clérigos en relación con los escándalos de abuso en la historia reciente. Que recuerde, el último en compararse con Cristo guardando silencio ante las acusaciones fue Marcial Maciel, el diabólico fundador de los Legionarios de Cristo. Cuando Maciel recibió la notificación de la Santa Sede destituyéndole ante las acusaciones, la Legión emitió una nota de prensa cuyo segundo punto reza así: “Frente a las acusaciones levantadas con él, declaró su inocencia y, siguiendo el ejemplo de Jesucristo, decidió no defenderse en modo alguno”.

No es un precedente tranquilizador. Como quizá tampoco lo sea que Su Santidad aproveche una homilía para elogiar la postura que ha elegido seguir.

Por lo demás, el Santo Padre puede estar acertado al recomendar el silencio ante las acusaciones -sin juicio de intenciones- como una mortificación añadida para perfeccionamiento del alma. Pero tenemos dos razones, creemos que de peso, para pensar que el consejo no es aplicable a este caso.

En primero lugar, el fiel que se niega responder a las acusaciones que se hacen contra él tiene que tener como límite el escándalo: no hay virtud en dejar que otros piensen que hechos escandalosos son ciertos si no lo son. No sólo porque la verdad nos hace libres y hay que confesarla a tiempo y a destiempo, sino porque esa obligación es especialmente grave cuando la falsedad puede llevar al desánimo y al escándalo del prójimo.

En segundo lugar, no estamos ante una acusación privada, algo que afecte exclusivamente al alma de Jorge Bergoglio, sino ante una denuncia que daña a la Iglesia misma. El Papa puede decidir que no responder a la humillación de un falso testimonio levantado contra él purifica su alma, pero aquí no se trata de él, sino de más de mil millones de fieles católicos que quieren conocer la verdad y que, en su abrumadora mayoría, están más que dispuesto a creer al Santo Padre.

Por el honor de la Iglesia, por la edificación de los fieles, para que brille la verdad, Su Santidad podría acabar con la insoportable zozobra de tantos y disipar las acusaciones con la sencilla orden de que se muestren los documentos que prueban su inocencia. Eso le imploramos.
Carlos Esteban

Carta abierta a nuestros detractores de buena fe (Carlos Esteban)



¿Es impensable que el Informe Viganò sea cierto? ¿Por qué? ¿Es impecable Su Santidad? Si es falso, ¿no tiene más sentido desmentirlo? Si es cierto, ¿hizo mal Viganò en denunciarlo, aunque sea lo que ha pedido el propio Papa?

De los ‘renovadores’ no hablaré mucho, porque sé lo que quieren, y en su honor hay que decir que no disimulan demasiado: quieren otra Iglesia. Quieren lo que anunció alborozado el Padre Rosica, una “nueva fase”, una ruptura con lo anterior, un modo distinto de concebir la Iglesia Católica, que quedaría tan ‘aggiornata’ con las modas ideológicas imperantes en el mundo que apenas resultaría distinguible de él.

Estos, para ser sinceros, no me interesan gran cosa. Llevan décadas anhelando ese cambio y, desde que les leo, me han parecido siempre más interesados en la ideología a cuyo servicio quieren poner a la Iglesia que en la Iglesia misma, por no hablar de sus pretensiones sobrenaturales, en las que parecen, por lo común, poco o nada interesados.

Me interesan más los otros, aquellos que nos atacan con furia, no porque deseen una ‘nueva Iglesia’, no porque aspiren, como los anteriores, a cambiar la doctrina, sino porque de buena fe piensan que nuestras críticas están erradas y son perjudiciales y contribuyen al descrédito de la Iglesia.

Conozco personalmente a muchos de ellos, y puedo atestiguar su buena fe. A esos me dirijo, justo ahora que el ‘affaire Viganò’ les ha hecho redoblar los ataques contra esta publicación o contra cualquiera que ose otorgar crédito alguno a las acusaciones del arzobispo.

La primera pregunta que les dirijo es muy sencilla: ¿qué hubieran hecho ellos?

Es decir, imaginen el caso. Supongan que llevan media vida trabajando en la Curia y observan todo tipo de porquerías. ¿Cuál es el curso de acción más moral en este caso? ¿Denunciarlo discreta, incluso secretamente al Papa? Eso es exactamente lo que hizo Viganò, primero como número dos de la Gobernación del Estado Vaticano, referido principalmente a corrupción económica, y luego como nuncio en Estados Unidos, en relación al escandaloso comportamiento del ex cardenal McCarrick.

No estoy dando por bueno el informe; pregunto solo qué harían ellos, los críticos de Viganò, si efectivamente hubiese sido así.

Imaginen que descubren en Estados Unidos que un poderoso e influyente cardenal, disciplinado por el Papa anterior para que lleve una vida retirada de oración y penitencia, no solo hace caso omiso a la prohibición y se le ve celebrando y discurseando y participando en todo tipo de actos sino que es favorecido por el nuevo pontífice como asesor de confianza y representante suyo en delicadas misiones. ¿Qué harían?

Comunicárselo al Papa, naturalmente, que es lo que hizo Viganò. Y si al cabo ven que el Papa mantiene su favor hacia el prelado escandaloso y, cuando al fin estalla el escándalo, Su Santidad se hace de nuevas y muestra una sorprendida indignación y habla de ‘dolor’ y de ‘vergüenza’, sabiendo usted perfectamente que conocía la situación, ¿qué hacer?

¿Seguir callado? Bien, es una opción. Es exactamente la opción que han adoptado casi todos, la misma que nos ha traído a esta crisis. Es exactamente la confianza en el silencio de los buenos lo que ha hecho que la peor clase de abusador campe a sus anchas durante décadas hasta que, finalmente, sus abusos no pueden seguir ocultándose y los desvela la prensa o la justicia seculares.

¿Es eso lo correcto? Si la respuesta es “sí”, ¿por qué tanto el propio Papa como todas las conferencias episcopales del mundo dicen lo contrario? Porque no creo tener que recordar que Francisco ha insistido en que se debe denunciar siempre, en cualquier caso, sin miedo a represalias. Que quienes denuncian tienen, al menos, el beneficio de la duda, y que ‘atacar al mensajero’ como primera providencia no es solo injusto, sino que es exactamente la causa de que las víctimas o los testigos no se atrevan a denunciar.
Naturalmente, Viganò puede estar lisa y llanamente mintiendo. Por supuesto, sus alegaciones deben demostrarse. Pero si hay que dar a Su Santidad el beneficio de la duda, también Viganò tiene derecho a no ser atacado por su denuncia mientras se ignore si es o no cierta.
No es que haya visto algo impropio y haya llamado inmediatamente a la prensa. En todo momento, hasta el último, ha seguido fielmente los trámites reglamentarios y las normas obvias de discreción. Hasta llegar al Papa. ¿Está el Papa por encima de toda crítica, es moralmente erróneo criticarle o denunciar un abuso por su parte?

No es lo que nos ha dicho el propio Francisco, que, por si ni fuera evidente, hizo explícito en los primeros años de su pontificado que no hay nada malo, al revés, en criticar al Pontífice.

Así que, en la hipótesis de que lo que cuenta Viganò fuera real, ¿qué hubieran hecho los que ahora le atacan? ¿Callar? ¿Dejar que triunfe la mentira, hasta que sea un enemigo de la Iglesia quien la denuncie o hasta que acabe pudriendo aún más nuestra jerarquía? ¿Es eso lo correcto?
Y aunque insisto en que lo que cuenta Viganò pueda ser completamente falso, no es en absoluto inverosímil. El hecho de que lo denuncie quien por su posición tenía acceso a la información que desgrana lo hace, al menos, creíble, en absoluto disparatado. No es algo que repugne a la razón, algo que suene absurdo o de todo punto improbable. Salvo, naturalmente, para quienes quieran sumar al dogma de la infalibilidad del Papa uno nuevo sobre su impecabilidad. Pero ese segundo sería harto difícil de compatibilizar con lo que nos enseña la Historia de la Iglesia.
Por razón de su cargo, Monseñor Viganò tenía pleno acceso a la información que publica, y su denuncia es concreta y detallada. Tan concreta, de hecho, que de ser falsa solo sería necesario un desmentido y la apertura de algunos archivos para que la Iglesia universal pudiera dejar atrás, aliviada, este sucio asunto. ¿Quién podría no desear eso?

Carlos Esteban

Cuando un hombre PUEDE PEGAR A UNA MUJER de manera legal gracias a la IDEOLOGÍA DE GÉNERO


Duración 4:51 minutos


De silencios y escándalos (Specola)



Tenemos que resaltar que el caso Viganò no es noticia tanto por su protagonista como, sobre todo, por su contenido. No es algo que pasará como si tal cosa sino que nos acompañará por mucho tiempo y marca un antes y un después en el pontificado

Por ahora no tenemos muchas novedades, pero el tema sigue vivo y las desacreditaciones al autor no han conseguido distraer la atención sobre la gravedad de su contenido que sigue sin ser desmentido

La iglesia de los Estados Unidos está pasando por momentos de gran tensión y crecen las peticiones de claridad y transparencia tan prometidas y, por ahora, jamás vistas. 

Se habla de escándalo y creemos que no es así. Estamos hablando de un testimonio y, como tal, lo importante es que contiene gravísimas acusaciones: ése es el verdadero escándalo. 

Los juegos malabares pueden distraer la atención por un tiempo, pero no anular la fuerza de los argumentos contenidos. Ya estamos cansados de viejas estrategias de manual que lo único que hacen es que la justicia civil tome la iniciativa y terminemos con otro “nos hemos equivocado”. 

Después de Chile y Australia seguimos sin aprender. Recomendamos vivamente la lectura del artículo de Francisco José Contreras. 

El futuro de la iglesia puede pasar por Estados Unidos. El Papa Francisco en persona ha reconocido que las cosas no se han hecho bien, pero algunos defensores quieren incluso cambiar las palabras del pontífice y demostrarnos que la vigilancia se ha ejercido con maestría, negando la evidencia.

Specola

Noticias varias 2 y 3 de Septiembre de 2018




CNN

Ex alto funcionario del Vaticano lanza nueva acusación contra el papa

Sobrevivientes de abusos sexuales de sacerdotes piden al Departamento de Justicia de EE.UU. que investigue a la Iglesia católica

GLORIA TV

Cardenal Tobin cambia su historia

Vaticano tratará de “negar” la evidencia condenatoria presentada por Viganò

INFOVATICANA

Viganó responde a los principales argumentos vertidos en su contra

¿Por qué la prensa mundial protege al Papa Francisco?

La iglesia se cae o lo que se cae no es la iglesia, mejor sin homilia, el Dios de la historia. (Specola)

INFOCATÓLICA

"No hay curas homosexuales. Hay homosexuales curas". La pedofilia homosexual en la Iglesia. Sermón (Javier Olivera Ravasi)

Santa nostalgia desde la Argentina (Bruno Moreno)

IL SETTIMO CIELO

Francisco reincidente. No encubrió sólo a McCarrick

Selección por José Martí

lunes, 3 de septiembre de 2018

Después de Viganò ...


Una de las estrategias a las que ya Francisco nos tiene acostumbrados es hablar cuando hay que callar y callar cuando hay que hablar.
Podríamos enumerar todas sus contradicciones, ambigüedades, astucias y sinrazones, pero no merece la pena.
A estas alturas de la película hace falta estar muy , muy ciego para ignorar donde está el bando de la Luz. Unos, para no tomar partido dirán que son intrigas vaticanas, otros dirán que son los enemigos del papa (a estos habría que preguntarles si los enemigos del papa coinciden con los enemigos de la Iglesia o si por el contrario los enemigos de la Iglesia son los amigos del papa).
La prensa secular y mundana con su doble moral se ha lanzado a defender al papa y los cardenales y obispos que durante todo el pontificado de Francisco los hemos tenido como los guardianes de la fe, han salido para pedirle claridad y verdad.
Mons. Viganó acusa al papa de encubrir a abusadores. Me hace gracia, porque todos esos abusadores, todo el mundo conocía sus deslices y sin embargo todo el mundo sabía que gozaban de las simpatías de Francisco, a todos los rehabilitó y a todos los ascendió en su carrera (no voy a poner enlaces, quienes me leen y están preocupados, conocen perfectamente todos los detalles y los papólatras que lean esto, pues que empiecen a bucear en la prensa y que se enteren de los amigos de Francisco)
Cuando al comienzo de su pontificado Francisco nos dijo “quien soy yo para juzgar” todos lo aplaudieron y algunos, hasta llegaron a decir para justificarlo, que solo decía lo que había dicho Jesús (esto último lo leí de una entrevista de un sacerdote llamado Mariano Fazzio).
Pues bien, Francisco ha llevado a rajatabla su frasecita, no solo no ha juzgado, sino que ha “perdonado” y “olvidado” a diestra y siniestra. No solo no los ha juzgado, sino que se ha rodeado de ellos.
Hay que decir, que la truculenta historia del sacerdote al que se refería Francisco con su ya famosa frasecita, y que tantos sacerdotes o no sacerdotes que conocemos, la justificaron y la aplaudieron, ahora se rasgan las vestiduras . Para muchos de ellos la tragedia no son los abusos perpetrados sino que salgan a la luz. Parece ser que mientras los homosexuales y simpatizantes se paseen en sotana por los pasillos de Santa Marta y a nadie le importe no pasa nada . Lo grave es cuando a Viganó le importó y decidió empezar a golpear las conciencias adormecidas. Viganó sabe que la Verdad triunfará
Sin más, Francisco una vez más hace lo que nos dijo que iba a hacer: “No juzgar”.

Una imagen vale más que mil palabras

Si el papa Francisco encubrió los abusos de McCarrick, ni es 'santo' ni es 'padre' (Peter Kwasniewski)

ADELANTE LA FE


¿Nos vamos a sorprender del detallado testimonio del arzobispo Carlo Maria Viganò sobre el encubrimiento del ex cardenal McCarrick por parte del papa Francisco? 
Hacía años que se veía venir que nos las veríamos con una falsedad y una depravación de este calibre. Desde el primer momento de su pontificado, Francisco ha manifestado desprecio por las tradiciones papales, demostrando con ello su falta de respeto por los deberes y limitaciones de cargo. Sus celebraciones minimalistas y deslucidas de la Misa daban a entender que, para él, la liturgia no era «fuente y culmen de la vida cristiana».
Sus insufribles homilías, en muchos casos sospechosas de herejía, revelaban una mentalidad nada católica. Sus torpes respuestas en las entrevistas a la prensa y en los aviones sembraban confusión sobre doctrinas cristianas fundamentales. Lo de «¿quién soy yo para juzgar?» apareció en todos los diarios y terminó en millares de mensajes de internet que ofrecían un mensaje de liberación de los mandamientos de Dios. 
El dulce nombre de la misericordia fue usurpado con vistas a un plan de secularizaciónFariseo se convirtió en la palabra predilecta para burlarse de todo el que aún creyera en la Biblia o en una versión identificable del cristianismo.
Los sínodos sobre la familia con su consecuenciaAmoris laetitia–, amañados por el Papa –autoritariamente aclarados por las pautas de la arquidiócesis bonaerense– otorgaron honores pontificios a la normalización de las relaciones adúlteras. Se introdujeron modificaciones en los procesos de anulación para acelerar la concesión del divorcio católico. Reorganizaciones internas e iniciativas vaticanas aguaron el mensaje provida y enturbiaron las aguas de la Humanae vitae en el año preciso de su cincuentenario. Conocidos anticatólicos fueron invitados al Vaticano, donde se les concedió tribuna y se les aplaudió.
En cuanto alguien se acercó más de la cuenta a la miserable verdad sobre la corrupción financiera en el Vaticano, el papa -supuestamente reformista- aseguró que se había eliminado el peligro, ya fuera el miembro del Consejo de Cardenales, falsamente incriminado, o los auditores profesionales externos sumariamente despedidos.
Las condenas del Papa a la homosexualidad nunca pasaron de ambiguas; la doctrina tradicional parecía ir camino del basurero, como la pena de muerte (si no te gusta lo que enseña la Tradición de la Iglesia, no tienes más que cambiar el Catecismo, diciendo las palabras mágicas «abracadabra, que se desarrolle la doctrina»). 
Como se ha visto en el caso de Chile, el manejo de la crisis internacional de los abusos sexuales reveló en el mejor de los casos lo poco empeñadosdos que estaban en que se hiciera justicia, y en el peor, una tendencia hacia la complicidad.
Y ahora nos llega esta noticia, que con toda lógica ha repercutido en todo el mundo como una sacudida sísmica, el estupor colectivo ante el alcance de la impiedad en las altas esferas.
No es sólo que no haya justicia en la Casa Santa Marta; allí reside lo que parece ser una resolución calculada y premeditada de apoyar, promover y exaltar la injusticia. Es algo más que tendencia a la complicidad; en los más altos niveles vaticanos el mal se fabrica en serie, con una eficiencia que maravillaría a Henry Ford. 
El curso inexorable de los acontecimientos desenmascara cada vez más a Francisco como cómplice de la mafia rosa, las garras de cuya afeminada burocracia están estrangulando a la Iglesia militante. Con Bergoglio el Vaticano se ha convertido en una cloaca en la que se han mezclado y concentrado la actitud acomodaticia al mundo instaurada por el Concilio Vaticano II y las peores ideas y conductas de la rebelión postconciliar.
El pasado 15 de agosto publiqué un artículo en OnePeterFive en el que afirmaba lo siguiente: «Que personas bien intencionadas afirmen que Bergoglio debe nombrar una comisión investigadora que corrija la situación [en EE.UU.] es de locos. Sería como elegir a Himmler para que presidiese los juicios de Nuremberg». A algunos les pareció una afirmación muy atrevida. ¿Cómo podía decir algo así del Santo Padre?
Hoy, a la luz de las revelaciones de Viganò y de muchas otras pruebas, corroboro lo dicho, y lo que dicen miles de afirmaciones similares
Ni da la menor señal de ser santo, ni se comporta como padre
- Un santo padre no trataría a los católicos como los trata Francisco. 
- Un santo padre no descarría a sus hijos hacia el pecado, en lo relativo a los misterios de la sexualidad, el matrimonio y el Santísimo Sacramento. 
- Un santo padre no tiraniza a hijos suyos que han encontrado inspiración espiritual en la recuperación de las tradiciones de la familia, mientras promueve a hijos que se rebelan contra ella, o incluso a extraños a los que ésta les tiene sin cuidado. 
- Un santo padre no consiente por un momento que el hijo mayor maltrate al menor, sino que lo despoja de todas sus dignidades y lo expulsa.
Sólo Dios sabe que pasará en las circunvoluciones de su cerebro. Lo que sí sabemos es que el Señor ha permitido esta época de tribulación para poner a prueba y fortalecer la fe de sus siervos a fin de ver si, pase lo que pase, seremos fieles a su revelación, sus mandamientos, la Tradición que nos ha confiado y su justicia.
La Divina Providencia ha probado la fidelidad cristiana en numerosas ocasiones a lo largo de la historia de la Iglesia, ya fuera mediante terribles torturas y dolorosos exilios en persecuciones romanas y paganas, con graves inmoralidades y corrupción en el clero, caos doctrinal y transigencias, o simplemente por medio de grandes adversidades en guerras, hambres, epidemias y catástrofes que nunca faltarán en nuestro mundo caído. 
«Bienaventurado el varón que soporta la tentación, porque, una vez probado, recibirá la corona de vida que el Señor tiene prometida a los que le aman» (Stg 1,12)
(Traducido por Bruno de la Inmaculada/Adelante la Fe. Artículo original)

Francisco se esconde detrás “del silencio y de la oración”



El papa Francisco comentó el 3 de setiembre en su homilía sobre el evangelio de san Lucas, capítulo 4, el cual habla sobre Jesús en la sinagoga de Nazareth.

Utilizó la homilía para defenderse implícitamente contra la declaración explosiva del denunciante arzobispo Carlo Viganò, quien atestiguó cómo Francisco mismo proporcionó cobertura al cardenal abusador homosexual McCarrick.

En su homilía, Francisco afirmó que Jesús, enfrentando la oposición, se mantuvo en silencio: 
“Con personas carentes de buena voluntad, con personas que sólo buscan el escándalo, que sólo buscan la división, que sólo buscan destruir, incluso en el interior de la familia: silencio y oración”.
Incluso habló sobre los “perros salvajes” -en italiano, “cani selvaggi”- que buscan la guerra y no la paz.

Es necesario recordarle a Francisco que respecto a la declaración de Viganò no se trata de convertir a su autor en un malvado, sino de hechos graves que involucran a Francisco y a sus amigos pro-homosexuales en el silenciamiento de abusos homosexuales por parte del cardenal McCarrick.

Los medios de comunicación pro-homosexuales y pro-Francisco como el sitio web argentino Clarin.com intentaron el 1 de setiembre etiquetar los hechos presentados por Viganò como “ataques de los ultraconservadores”, como si cometer abusos sexuales y silenciarlos estuviera bien, en tanto son llevados a cabo por liberales [es decir, por izquierdistas].

La Iglesia sufre una grave crisis porque el Mensaje de Jesucristo se ha edulcorado desde hace sesenta años (Padre Santiago Martín)


Duración 18:48 minutos

Algunas ideas sobre el Camino Neocatecumenal (1)


Kiko Argüello, fundador del Camino Neocatecumenal












Hay infinidad de artículos y de libros que se han escrito sobre el llamado Camino Neocatecumenal, unos a favor y otros en contra. Es cierto que fue aprobado por Benedicto XVI y corroborado por Francisco, pero aun así (por más inexplicable que parezca dicha aprobación) si contiene errores doctrinales éstos tienen que ser declarados como tales errores.

Recojo a continuación algunas ideas sacadas de páginas web que merecen toda mi confianza por su fidelidad, más que probada, a las enseñanzas de la Iglesia de siempre, que no la Iglesia modernista, pues ésta no es la verdadera Iglesia.

Comienzo con una homilía del padre Alfonso Gálvez, del 1 de mayo de 2016, seguida de un corto resumen, referente al Camino Neocatecumenal, del que seguiremos hablando en otras entradas


Padre Alfonso Gálvez:

Duración 12:31 minutos

Existen hoy día en la Iglesia ciertos movimientos, como el movimiento neocatecumenal, que dicen poseer el Espíritu de Cristo, pero que luego no siguen las enseñanzas de Cristo. Esto es imposible. Dios no puede contradecirse a sí mismo. 
Estos movimientos son muy peligrosos, pues están conduciendo a muchos al error.
Algunos me dirán que el movimiento neocatecumenal fue aprobado por Benedicto XVI y luego también reconocido por el papa Francisco. Eso es verdad. Y si alguien me pregunta por qué lo aprobó tendré que decir que no lo sé
Lo que sí sé es que está conduciendo a muchos al error.Este movimiento es realmente un movimiento judeo-protestante…
¿Qué ocurre cuando la Jerarquía de la Iglesia aprueba un documento que tiene gravísimos errores? 
Si ese documento está conforme con las enseñanzas de Cristo, OK; pero si va en contra de sus enseñanzas, entonces sus enseñanzas son heréticas
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Y sigo con parte de una entrevista de Adelante la Fe a Monseñor Schneider, el 25 de abril de 2016.


Monseñor Schneider (entrevista):
Sr. Fülep: 

Mientras se persigue a la Tradición, hay algunos nuevos movimientos modernos que están muy respaldados. Uno de ellos es la comunidad de Kiko. ¿Cuál es su opinión sobre el Camino Neocatecumenal?

Su excelencia obispo Schneider

Éste es un fenómeno muy complejo y triste. Para hablar abiertamente: es un caballo de Troya en la Iglesia. Los conozco muy bien porque yo fui un delegado episcopal para ellos durante varios años en Kazajstán, en Karaganda. Y ayudé a sus misas y reuniones y leí los escritos de Kiko, su fundador, así que los conozco bien. Cuando hablo abiertamente sin diplomacia, debo decir: El Camino Neocatecumenal es una comunidad judeo-protestante dentro de la Iglesia sólo con una decoración católica. 

El aspecto más peligroso es con respecto a la Eucaristía, porque la Eucaristía es el corazón de la Iglesia. Cuando el corazón está en malas condiciones, todo el cuerpo está en malas condiciones. Para el neocatecúmeno, la Eucaristía es ante todo un banquete fraterno. Esto es protestante, una actitud típicamente luterana.  Ellos rechazan la idea y la enseñanza de la Eucaristía como un verdadero sacrificio. Incluso sostienen que la enseñanza tradicional y la fe en la Eucaristía como sacrificio no es cristiana, sino pagana. Esto es completamente absurdo, esto es típicamente luterano, protestante.

Durante sus liturgias eucarísticas tratan al Santísimo Sacramento, de manera tan banal, que a veces llega a ser horrible. Se sientan al recibir la santa comunión, y luego se pierden los fragmentos, ya que no se hacen cargo de ellos; después de la comunión bailan, en lugar de orar y adorar a Jesús en silencio. Esto es realmente mundano y pagano, naturalista.

Sr. Fülep: 


El problema puede ser no sólo en la práctica …

Su excelencia obispo Schneider: 


El segundo peligro es su ideologíaLa idea principal del Neocatecumenado, según su fundador Kiko Argüello, es la siguiente: la Iglesia tenía una vida ideal sólo hasta Constantino en el siglo IV; sólo ésta era efectivamente la verdadera Iglesia. Y con Constantino la Iglesia comenzó a degenerar: degeneración doctrinal, degeneración litúrgica y degeneración moral; y la Iglesia tocó fondo de esta degeneración de la doctrina y la liturgia con los decretos del Concilio de Trento
Sin embargo,  lo cierto es lo contrario: éste [el Concilio de Trento] fue uno de los aspectos más destacados de la Historia de la Iglesia, debido a la claridad de la Doctrina y la Disciplina. 
De acuerdo con Kiko, el oscurantismo de la Iglesia duró desde el siglo IV hasta el Concilio Vaticano II; fue sólo con el Concilio Vaticano II que la luz entró en la IglesiaEsto es una herejía, porque significa que el Espíritu Santo abandonó a la Iglesia

Es muy sectario y muy en línea con Martín Lutero, quien dijo que hasta él, la Iglesia había estado en la oscuridad y que fue sólo a través de él cuando la luz llegó a la Iglesia. La posición de Kiko es fundamentalmente la misma, solamente que Kiko postula el oscurantismo de la Iglesia desde Constantino hasta el Vaticano II. Por lo que mal interpretan el Concilio Vaticano II. Ellos dicen que son apóstoles del Vaticano II. Y, de este modo justifican todas sus prácticas heréticas y enseñanzas con el Vaticano II. Esto es un grave abuso.

Sr. Fülep:

¿Cómo puede ser oficialmente admitida esta comunidad en la Iglesia?

Su excelencia obispo Schneider


Esta es otra tragedia. Establecieron un poderoso grupo de presión (lobby) en el Vaticano hace al menos treinta años. Y hay otro engaño: en muchos eventos presentan muchos frutos de conversión y muchas vocaciones a los obispos. Una gran cantidad de obispos están cegados por los frutos,  no ven los errores y no los examinan

Ellos tienen familias grandes, que tienen una gran cantidad de niños, y tienen un alto estándar moral en la vida familiar. Esto es, por supuesto, un buen resultado. Sin embargo, hay un tipo de comportamiento exagerado para presionar a las familias a que tengan el número máximo de niños. Esto no es saludable

Y dicen: estamos aceptando la Humanae Vitae y esto es bueno, por supuesto, . Pero al final  es una ilusión, porque también hay un buen número de grupos protestantes hoy en el mundo con un alto estándar moral, que tienen también un gran número de niños, que protestan contra la ideología de género y la homosexualidad y que aceptan la Humanae Vitae. Pero, para mí, ¡esto no es un criterio decisivo de la verdad! Hay también una gran cantidad de comunidades protestantes que convierten a una gran cantidad de personas que vivían con adicciones, como el alcoholismo y las drogas. Por lo que el fruto de conversiones no es un criterio decisivo para mí y no voy a invitar a este buen grupo protestante que convierte a los pecadores y tiene una gran cantidad de niños a mi diócesis a participar en el apostolado. Esta es una ilusión de muchos obispos, que están cegados por los “frutos”.

Sr. Fülep: 


¿Cuál es la piedra angular de la doctrina?

Su excelencia obispo Schneider:


La doctrina de la Eucaristía. Este es el corazón. Es un error mirar primero los frutos e ignorar o no cuidar la doctrina y la liturgia. Estoy seguro de que llegará el momento en que la Iglesia, objetivamente, examine esta organización en profundidad, sin la presión de los lobbies del Camino Neocatecumenal,  y entonces sus errores en la doctrina y la liturgia  saldrán a la luz.

(Continuará)