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jueves, 21 de junio de 2018

RESPUESTA A JUAN SUAREZ FALCO (II), EL ECUMENISMO (Capitán Ryder)


Joseph Ratzinger dando la comunión al hermano Roger,
protestante de la comunidad de Taizé. Funeral de Juan Pablo II.
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En este primer artículo hablaremos de un tema que, en este blog, ha sido tratado minuciosamente. Por razones obvias, lo haremos de una manera más breve, resaltando solamente algunas ideas que confirmarían lo dicho por Dulles: la ruptura sobre la forma de tratar el ecumenismo que se produce en el Concilio y post-Concilio.
Afirmaciones de Juan Suarez Falcó
Juan Pablo II “En su debe, cabe recordar los Encuentros de Asís. Por cierto, la profanación de la basílica de abajo, donde colocaron una estatua de buda donde estaba el sagrario se hizo con absoluto desconocimiento del Pontífice, y en su ausencia; y Dios castigó a los que lo hicieron (sacerdotes indiferentistas) con un terremoto que hizo que se cayera el techo del Giotto de la basílica; y también, en su debe, hay que poner aquel beso (siempre he pensado que indeseado, forzado por las circunstancias) al Corán; y nombramientos muy discutibles, muchos de ellos, según creo, por engaño o fuerza de la masonería. Fallos humanos, en una vida llena de fidelidad a Cristo, al Evangelio y a la Iglesia. Y el papa más mariano desde el s. XIX”. 
Pablo VI “y explica que el verdadero ecumenismo es llamar a los separados y cismáticos a la Iglesia católica, no el irenismo e indiferentismo que se promovía desde muchas Cátedras de teología y desde los mismos púlpitos”.
NOTA DEL CAPITÁN: En la vida nos definen las palabras y los hechos. No podemos obviar aquellos que no nos gustan o rebajar su impacto, justificándolo de mil maneras, pues no encajan en el relato que tenemos escrito de antemano.
En los párrafos citados más arriba don Juan sólo expresa sus deseos y suposiciones, nada coincidentes con la realidad de lo ocurrido. Lo cierto es que hubo profanación, que no hay conocimiento de castigo a los responsables, fueran quienes fueran, que los encuentros fueron promovidos por Juan Pablo II, que siguieron organizándose posteriormente y dejaron algunas de las imágenes más tristes que un católico pueda imaginar. Y que la justificación para dichos encuentros, sin antecedentes en la historia de la Iglesia, fueron “que la Iglesia era ahora más consciente de sí misma”. En concreto, desde el Vaticano II.
Dicen los americanos que cuando un animal anda como un pato, vuela como un pato y hace cua-cua, tiene toda la pinta de ser un pato. Johannes Dörmann recuerda, en su magnífico ensayo, el discurso de apertura de las jornadas de Asís de Juan Pablo II y cómo se esfuerza en el mismo en negar el indiferentismo religioso que pueda parecer trasmiten dichas jornadas. No sería necesario negar nada si fuese tan evidente.
Documentos, ideas, artículos donde se refuta lo dicho por Juan Suarez Falcó, ya publicadas en este blog.
- Veamos cómo habla Romano Amerio del Ecumenismo en su indispensable Iota Unum (págs. 375 y 376).
Sin duda esta variación es la más significativa de las producidas en el sistema católico después del Vaticano II, y se encuentran reunidas en ella todos los motivos de la pretendida variación de fondo que solemos concretar en la fórmula de pérdida de las esencias.
La doctrina tradicional del ecumenismo está establecida en la Instructio de motione oecumenica promulgada por el Santo Oficio el 20 de diciembre de 1949 que retoma la enseñanza de Pio XI en la encíclica Mortalium animos. Se establece por tanto: 
Primero: “la Iglesia Católica posee la plenitud de Cristo” y no tiene que perfeccionarla por obra de otras confesiones. 
Segundo: no se debe perseguir la unión por medio de una progresiva asimilación de las diversas confesiones de fe ni mediante una acomodación del dogma católico a otro dogma. 
Tercero: la única verdadera unidad de las Iglesias puede hacerse solamente con el retorno (per reditum) de los hermanos separados a la verdadera Iglesia de Dios. 
Cuarto: los separados que retornan a la Iglesia católica no pierden nada sustancial de cuanto pertenece a su particular profesión, sino que más bien lo reencuentran idéntico en una dimensión completa y perfecta (“completum atque absolutum”).
La variación introducida por el Concilio es patente, tanto a través de los signos extrínsecos como del discurso teóricoEn el Decreto Unitatis Redintegratio la Instructio de 1949 no se cita nunca, ni tampoco el vocablo “retorno” (reditus). La palabra reversione ha sido sustituida por conversioneLas confesiones cristianas (incluida la católica) no deben volverse una a otra, sino todas juntas gravitar hacia el Cristo total situado fuera de ellas y hacia el cual deben converger.
Donde los esquemas preparatorios definían que la Iglesia de Cristo es la Iglesia católica, el Concilio concede solamente que la Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica, adoptando la teoría de que también en las otras Iglesias cristianas subsiste la Iglesia de Cristo y todas deben tomar conciencia de dicha subsistencia común en Cristo. Como escribe en OR (Osservatore Romano) de 14 de octubre un catedrático de la Gregoriana, el Concilio reconoce a las Iglesias separadas como “Instrumentos de los cuales el Espíritu Santo se sirve para operar la salvación de sus miembros”. En esta visión paritaria de todas las Iglesias el catolicismo ya no tiene ningún carácter de preeminencia ni de exclusividad.
- En esa entrada del blog, como católico perplejo, me permitía añadir estas NOTAS: No hace falta ser un experto para comprender el alcance de este planteamiento.
Si la Iglesia Católica “tiene que moverse hasta un Cristo situado fuera de ella”, ¿tiene sentido seguir hablando de una Revelación, fundamento de la Fe, que terminaría con la muerte del último apóstol y de la que se ha nutrido la Iglesia durante 2.000 años? 
¿Qué sería exactamente el dogma? En estos 2.000 años de historia ¿la Iglesia ha acariciado, siquiera rozado la Verdad? 
Los Santos que hemos elevado a los altares ¿en virtud de qué lo hemos hecho? ¿Qué sentido tiene un San Atanasio o un San Pedro Canisio? 
¿Han existido alguna vez las herejías? 
¿A qué piedra se refiere Jesucristo cuando funda la Iglesia? ¿Se trata de una piedra móvil? 
Y así podríamos seguir hasta el infinito.
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El Card. Bea retoma una concepción análoga del ecumenismo en “Civiltá cattolica” (enero de 1961), así como en conferencias y entrevistas (“Corriere del Ticino”, 10 de marzo de 1971). Declaró que el movimiento no es de retorno de los separados a la Iglesia Romana y, siguiendo la sentencia común, aseguró que los protestantes no están separados del todo, ya que han recibido el carácter del Bautismo. Sin embargo, citando la Mystici Corporis de Pío XII, según la cual “están ordenados al Cuerpo Místico”, llegaba a asegurar que pertenecen a Él y,  por lo tanto se encuentran en una situación de salvación que no es distinta a la de los católicos (OR, 27 de abril de 1962). La causa de la unión es reconducida por él a explicitación de una unidad ya virtualmente presente, de la cual simplemente se trata de tomar conciencia. Esta unidad es solamente virtual incluso en la Iglesia católica, la cual no debe tomar conciencia de sí misma, sino de esa más profunda realidad del Cristo total que es la síntesis de los dispersos miembros de la cristiandad. Por tanto, no se trata de una reversión de unos hacia otros, sino de una conversión de todos hacia el centro, que es el Cristo profundo.
En una intervención en el OR del 4 de diciembre de 1963, el Card. Bea, aunque reconociendo la diferencia entre las Iglesias, afirma que “los puntos que nos dividen no se refieren verdaderamente a la Doctrina, sino al modo de expresarla”, puesto que todas las confesiones suponen una idéntica verdad subyacente a todas: como si la Iglesia se hubiese engañado durante siglos y el error fuese simplemente un equívoco.
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En una perícopa incluida en el discurso del 23 de enero de 1969, Pablo VI parece próximo a tal opinión. A partir de la discusión teológica, dice el Papa, “puede verse cuál es el patrimonio doctrinal cristiano; qué parte de él hay que enunciar auténticamente y, al mismo tiempo, en términos diferentes, pero sustancialmente iguales o complementarios; y cómo es posible, y a la postre victorioso para todos, el descubrimiento de la identidad de la fe, de la libertad en la variedad de expresiones, de la que pueda felizmente derivar la unión para ser celebrada en un solo corazón y una sola alma”
Se desprende de esta perícopa que la unidad preexiste ubique (1) y debe tomarse conciencia de ella ubique, y que la verdad no se encuentra abandonando el error, sino profundizando su sustancia
Idéntica es la posición de Juan Pablo II en el discurso al Sacro Colegio de 23 de diciembre de 1982, con ocasión de la VI Asamblea del Consejo Ecuménico de las Iglesias: “Celebrando la Redención vamos más allá de las incomprensiones y de las controversias contingentes para reencontrarnos en el fondo común a nuestro ser de cristianos. En esa asamblea estaban representadas trescientas cuatro confesiones cristianas, las cuales, según OR, 25-26 julio 1983, “han expresado mediante el canto, la danza y la oración los diversos modos de significar una conducta de relación con Dios”.
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Es significativo el documento en lengua francesa del Secretariado para la unión en aplicación del decreto Unitatis Redintegratio … Sin embargo todo el documento se desarrolla después en una prospección en la unidad que se busca, más que se comunica, en una reciprocidad de reconocimientos gracias a los cuales se persigue “la resolución de las divergencias más allá de las diferencias históricas actuales” (2). 
Se contemplan las diferencias dogmáticas como diferencias históricas que el retorno a la fe de los primeros siete concilios debe hacer caer en la irrelevancia. 
Se niega así implícitamente el desarrollo homogéneo del dogma después de aquellos siete conciliosse imprime a la fe un movimiento retrógrado; y se da al problema ecuménico una solución más histórica que teológica.
Esta mentalidad por la cual la unidad debe conseguirse sintéticamente por recomposición de fragmentos axiológicamente (3) iguales (4), ha trastocado completamente la situación tradicional. 
La apelación hecha en la congregación LXXXIX del Concilio por el obispo de Estrasburgo para que “se evitase toda expresión alusiva al retorno de los hermanos separados”, se ha convertido en el axioma doctrinal y la directriz práctica del movimiento ecuménico.
Juan Pablo II, en este sentido, por ejemplo: "De todos modos, lo que ha salido a la luz, de modo convincente, es la profunda religiosidad de Lutero, que ardía de ansia abrasadora por el problema de la salvación eterna".
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La paralización de las conversiones
El padre Charles Bouyer, en OR del 9 de enero de 1975, con un artículo que choca con la tendencia del diario (3) en cuanto a la cuestión ecuménica y quedó sin resonancia alguna, revela las causas de tal recesión de conversiones, y las reconoce en el abandono generalizado por el mundo de la visión teotrópica (4), y también en la sugestión potente de la civitas hominis sobre la presente generación; pero acusa de ello explícitamente a la acción ecuménica. 
Se pretende que todas las Iglesias son iguales, o casi. Se condena el proselitismo (5), y para huir de él se evita la crítica de los errores y una clara exposición de la verdadera doctrina. Se aconseja a las diferentes confesiones conservar su identidad alegando una convergencia que se hará espontáneamente”. 
Aunque el autor atenúe su censura atribuyendo (con poca veracidad) dicha conducta especialmente a las confesiones separadas, realmente la argumentación invalida la sustancia del nuevo ecumenismos católico.
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La idea está desarrollada por Jean Guitton en el OR del 19 de noviembre de 1979. La diversidad (dice) es un bien, y nadie debe sacrificar nada. Pero es fácil oponer que hay diversidades constituidas por antítesis entre lo verdadero y lo falso, y que a veces existen en las religiones no cristianas errores que se deben sacrificar. De cualquier forma, según Guitton, el catolicismo no tiene nada que aportar de específico: sólo concurre para profundizar valores inmanentes a todas las experiencias religiosas
Por tanto, para un mahometano, convertirse significa ser cada vez más mahometano, para un judío ser más judío, para un budista ser más budista, etc. La renuncia a convertir (es decir, a hacer obra religiosa) se ha convertido en lugar común, y el llamamiento de la Iglesia Católica se evita como un deplorable proselitismo (1).
La novedad es evidente, y el decreto conciliar Ad gentes 1 sobre las misiones la fundamenta sobre el presente orden del mundo “ex quo nova exsurgit humanitis condijo”(2), si bien no abandona las fórmulas tradicionales que consideran las misiones como una “adhesión a la fe de Cristo”. La variación conduce, en línea teórica, a hacer superfluas las misiones. La novedad es coherente con todo el sistema de tendencial desaparición de la trascendencia específica de la Religión Católica.
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Pablo VI no ha despejado esa incertidumbre. En las citadas Conversaciones con Guitton, pp. 164-165, asegura: “No hay más que una Iglesia eje de convergencia; una sola Iglesia en la que todas las Iglesias deben reunirse”. Pero ¿cómo no ver que unirse en la Iglesia no es unirse a la Iglesia ya subsistente como unificante? Y cuando, concluida la parte de la fe, añade pero la caridad nos impulsa a respetar todas las libertades”, no aclara que ni conciencia ni libertad son autónomas, y que el catolicismo no es la religión de la libertad, sino de la verdad.
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Ahora bien, el titular del secretariado para las religiones no cristianas, en dos extensos artículos de OR, reduce las misiones a diálogo “no para convertir, sino para profundizar en la verdad”. 
En el OR del 15 de enero de 1971 se lee que “la Iglesia tiene necesidad, para crecer según el designio de Dios, de los valores contenidos en las religiones no cristianas”. 
La tesis no es nueva, e identifica el orden de la civilización con el de la religión, que conviene, sin embargo, distinguirTal afirmación implica que en el seno de las religiones no cristianas late el Cristianismo, y que basta profundizar en el Logos natural para encontrar el Logos sobrenatural del hombre-Dios y de la gracia. El Islamismo, por ejemplo, sería un germen de Cristianismo que debe ser hecho germinar y crecer (1). Al igual que en el ecumenismo para los cristianos separados, aquí tampoco se procede por acceso a la verdad cristiana, sino por explicitación y maduración de una verdad inmanente a todas las religiones. El decreto Ad gentes enseñaba que “todos los elementos de verdad y de gracia que es posible hallar entre los infieles por una cierta presencia secreta de Dios, una vez purgados de las escorias del mal, son restituidos a su autor, Cristo. Por lo cual todo el bien que se encuentra diseminado en el corazón y en la mente de los hombres o en las civilizaciones o en las religiones propias de ellos, no sólo no desaparece, sino que es sanado, elevado y llevado a su completitud”.
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La principal característica que se descubre en el sistema es su tendencia pelagiana. Pelagio no dejaba a salvo la trascendencia del Cristianismo, pues según él lo que salva no es la gracia (es decir: la especial comunicación que Dios hace de su propia realidad en la historia), sino la universal comunicación que Dios hace de sí mismo a las mentes mediante la luz de la racionalidad en la naturaleza
Por tanto se confunde el orden ideal con el orden real, la intuición de la idea con la presencia de lo real. La ordenación a los valores naturales, raíz de la civilización, es distinta de la ordenación a los valores sobrenaturales, raíz del Cristianismo; y no se puede ocultar el saltus de una a otra haciendo del Cristianismo algo inmanente a la religiosidad del género humano. Es imposible con la luz natural encontrar lo sobrenatural, que aunque injertado por Dios con un acto histórico especial en el fondo del espíritu, no proviene de dicho fondo (1).
La declaración conciliar Nostra Aetate 2 cita el célebre texto de San Juan Evangelista “luz que alumbra a todo hombre”, que constituiría el fondo de toda religión. Pero el Concilio no menciona lo que según Juan Pablo II es un misterio paralelo al de la Encarnación: esa luz ha sido rechazada por los hombres. Por tanto es imposible que constituya el fondo de todas las religiones (OR, 26-27 de diciembre de 1981). 
El Papa dice que la Navidad, además del misterio (en el cual se cree) del nacimiento del hombre-Dios, incluye también el misterio no resuelto de no haber sido acogido por el mundo y por los suyos. El Concilio no habla de luz sobrenatural, sino de “plenitud de luz”. El naturalismo que caracteriza los dos documentos, Ad gentes y Nostra aetate, es patente, incluso en la terminologíaal no parecer jamás el vocablo “sobrenatural”.
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Por el contrario, en el sistema de Mons. Rossano el Cristianismo, el Islamismo, el Budismo o el Hinduismo expresan correctamente la exigencia religiosa del hombre; todas son vehículos de salvación: “la alcanzan o pueden alcanzarla” (1); todas provienen inmediatamente de Dios, “que las ha hecho nacer”; no hay ni rastro del pecado original.
Aún va más allá el padre Rahner en OR, 10 de octubre de 1975: “no obstante su sobrenaturalidad y su carácter gratuito, la gracia puede ser considerada como algo que pertenece a la existencia del hombre”.
Es decir, lo plantean como una diferencia en el grado de perfección, entre la religión cristiana y el resto, pero que no es una diferencia de esencias o de especies.
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Sólo pocos decenios antes del Vaticano II, en su encíclica Mortalium animos (6.1.28)  «Acerca de cómo se ha de fomentar la verdadera unidad religiosa», el Papa Pío XI había expuesto y justificado por la fe el punto de vista de la Iglesia Católica sobre ese movimiento por la unión ecuménica e interreligiosa. La posición de Pío XI debería ser representativa de la de todos los Papas de esta época respecto de los movimientos por la paz y la unidad.
Pío XI menciona la aspiración de los pueblos a la unión y la unidad, que encuentra su expresión en los modernos «congresos de las religiones». Describe la composición de los asistentes a esos encuentros regulares: se invita «a la discusión a todos los hombres indistintamente, a los infieles de todas las categorías, a los fieles, y finalmente también a aquellos que desgraciadamente apostataron de Cristo o que niegan áspera y obstinadamente la divinidad de su naturaleza y su misión». Lo mismo podría decirse de los representantes de las «religiones» y «organizaciones mundiales» invitados a Asís. Pío XI juzga, sin embargo, las cosas de otro modo: «Tales esfuerzos no pueden contar, bajo ninguna circunstancia, con la aprobación de los católicos».
Pío XI menciona también las ideas y los motivos que dan lugar a la organización de congresos interreligiosos: puesto que hay muy pocos seres humanos que carezcan totalmente de algún tipo de sentimiento religioso, se piensa que «hay fundadas esperanzas en el sentido de lograr una especie de coincidencia o acuerdo sobre ciertos temas religiosos básicos. A pesar de la amplia divergencia de los conceptos religiosos que prevalecen entre los distintos pueblos, no se puede descartar la posibilidad de alcanzar un acuerdo fraternal sobre algunos principios básicos, los que podrían convertirse en el armazón o fundamento común de su vida espiritual».
Los participantes a tales congresos se apoyan sobre la opinión errónea de que «todas las religiones (de cualquier índole) son más o menos buenas y recomendables, en el sentido de que todas ellas revelan y traducen –aunque de manera bien diferente- el sentimiento natural e innato que nos lleva hacia Dios y nos inclina con respeto ante su supremacía».
Tales pensamientos fueron también expuestos para justificar el encuentro de oración en Asís. Pío XI dice al respecto: 
«Aquellos que comparten esa opinión no sólo son víctimas de error y autoengaño sino que, al deformar -y consecuentemente rechazar- la noción de la verdadera religión, se deslizan también paso a paso hacia el naturalismo y el ateísmo. Es evidente que aquellos que se adhieren sin reserva a tales ideas y aspiraciones, abandonan enteramente la religión divinamente revelada».
Pío XI piensa aquí en los «congresos de religiones», es decir en «discusiones» y no en actos de culto interreligioso.
La práctica de un culto interreligioso, que en la Iglesia postconciliar va mucho más lejos que aquellos «congresos», y más aún el hecho de que el mismo Papa organice tales cultos, estaba más allá de lo que Pío XI pudiera haberse imaginado
Es indiscutible que la actitud postconciliar de la Iglesia hacia las religiones no cristianas representa una ruptura radical con la Tradición.
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DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II A LOS REPRESENTANTES DEL CONSEJO DE LA IGLESIA EVANGÉLICA DE ALEMANIA
Museo de la catedral de Maguncia. Lunes 17 de noviembre de 1980
“Recuerdo en este momento a Martín Lutero que en 1510-1511, como peregrino, pero también buscando y preguntando, llegó a Roma, a las tumbas de los Príncipes de los Apóstoles. Hoy vengo yo a ustedes, a los herederos espirituales de Martín Lutero; vengo como peregrino(1). Vengo para dar, en un mundo cambiado, un signo de la unidad en los misterios centrales de nuestra fe (2). “Nos alegramos no sólo de poder descubrir un consenso parcial en algunas verdades, sino una concordancia en las verdades centrales y fundamentales.
DISCURSO de JUAN PABLO II EN EL ENCUENTRO CON LOS OBISPOS DE LA IGLESIA NACIONAL DANESA
En la residencia del obispo luterano de Roskilde, martes 6 de junio 1989
Los resultados de su excomunión han producido heridas profundas que después de 450 años no han cicatrizado todavía y que tampoco pueden curarse mediante un acto jurídico (4). Después de que la Iglesia católica ha comprendido que la excomunión termina con la muerte de cada hombre (5), este tipo de procedimiento se ve como medida que afecta a alguien mientras vive. 
Hoy, ante todo, necesitamos una valoración nueva y común de muchos interrogantes que han surgido de Lutero y de su mensaje,(6). Por este motivo he podido afirmar en el curso del 500 aniversario del nacimiento de Martín Lutero: “En la práctica, los esfuerzos científicos de los investigadores evangélicos y de los católicos, que han logrado resultados excelentes, han conducido a un panorama pleno y diferenciado de la personalidad de Lutero y a una complicada conexión de los acontecimientos históricos en la sociedad, en la política y en la Iglesia de la primera mitad del siglo XVI. De todos modos, lo que ha salido a la luz de modo convincente es la profunda religiosidad de Lutero (7), que ardía de ansia abrasadora por el problema del la salvación eterna” (Carta al cardenal Willebrands, 31 de octubre, 1983: A AS 77, 1985, págs. 716-717).
Algunas peticiones de Lutero relativas a una reforma y a una renovación han hallado eco en los católicos desde diversos puntos de vista (8):
El deseo de escuchar nuevamente la palabra del Evangelio, y de convencerse de su veracidad que animaba también a Lutero (9)debe guiarnos a buscar el bien en los otros, a perdonar, a renunciar a visiones que están en contraste o son enemigas de la fe (10)
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Añadí una nota en su momento respecto a esta afirmación (5). Me pregunto si rige esto también para los seguidores de Monseñor Lefebvre. Éste falleció en 1991, pero Juan Pablo II no levantó las excomuniones a los obispos por él ordenados, a pesar de que, en 1989, manifestó que las excomuniones terminaban con la muerte.
El 31 de octubre de 1999, representantes de  la Iglesia Católica y de la Federación Luterana Mundial firmaron  la Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación. Cuando se le preguntó si los católicos ahora pueden decir que los individuos están justificados por la sola fe, Jeffrey Cruz, portavoz de la Conferencia Nacional de Obispos, dijo: Sí, de hecho, el texto de la declaración lo dice muy claramente”.
Los firmantes de la Declaración Conjunta quisieron resaltar que las condenas del Concilio de Trento ya no estaban en vigor. De hecho, la Declaración Conjunta contiene tres secciones que indican exactamente esto.
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Añado unas declaraciones del mismo cardenal (me refiero al “super-ortodoxo” Muller) el 11 de octubre de 2011, en un discurso en homenaje al “obispo” protestante Johannes Friedrich en Baviera:
"El bautismo es el signo fundamental que nos une sacramentalmente en Cristo, y que nos constituye como la única Iglesia ante el mundo. Por tanto, nosotros, los cristianos, católicos y evangélicos ya estamos unidos, incluso en lo que llamamos la Iglesia visible. Estrictamente hablando, no hay varias iglesias, una al lado de la otra. Más bien, son divisiones y separaciones en un solo pueblo y en la casa de Dios".
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Hace unos días Kasper se refería a Juan Pablo II para justificar que se diese la comunión a los protestantes. Lo peor de todo es que el tiro no era al aire.
Mientras tanto, dos encíclicas de Juan Pablo II “Ut unum sint” y “Ecclesia de Eucharistía” han formulado una posición más avanzada que puede ser la norma interpretativa correcta del Concilio Vaticano II.
En concreto, se refiere a los puntos 45 y 46 de la segunda, que dicen:
45. Si en ningún caso es legítima la concelebración, si falta la plena comunión, no ocurre lo mismo con respecto a la administración de la Eucaristía, en circunstancias especiales, a personas pertenecientes a Iglesias o a Comunidades eclesiales que no están en plena comunión con la Iglesia católica. En efecto, en este caso el objetivo es satisfacer una grave necesidad espiritual para la salvación eterna de los fieles, singularmente considerados, pero no realizar una intercomunión, que no es posible mientras no se hayan restablecido del todo los vínculos visibles de la comunión eclesial.
46. En la Encíclica Ut unum sint, yo mismo he manifestado aprecio por esta normativaque permite atender a la salvación de las almas con el discernimiento oportuno: « Es motivo de alegría recordar que los ministros católicos pueden, en determinados casos particulares, administrar los sacramentos de la Eucaristía, de la Penitencia, de la Unción de enfermos a otros cristianos que no están en comunión plena con la Iglesia católica, pero que desean vivamente recibirlos, los piden libremente, y manifiestan la fe que la Iglesia católica confiesa en estos Sacramentos. Recíprocamente, en determinados casos y por circunstancias particulares, también los católicos pueden solicitar los mismos Sacramentos a los ministros de aquellas Iglesias en que sean válidos ».(97)
Capitán Ryder
P.D1: Respecto a los deseos del autor sobre el beso al Corán siento decepcionarle. Eso, o habrá que pensar que la bendición del descendiente de Toro Sentado también fue sin querer. Ahí estaba, supongo que, “forzado por las circunstancias”, recibiendo el “espíritu de Manitu”.
P.D2: Recomiendo especialmente el artículo “imágenes ecuménicas” donde queda bastante claro que este tipo de “gestos” han sido la norma y no la excepción. En la segunda, Pablo Vi entrega el anillo de pescador al anglicano Ramsey, pero sin promover el indeferentismo ni nada.

miércoles, 20 de junio de 2018

Héroes pirómanos (Michael Voris)


Duración 5:50 minutos

TRANSCRIPT

Father John Hardon, a man on his way to sainthood, once said, paraphrasing, that only heroic Catholics will make it to Heaven these days, given the condition of the world. Heroic. Heroic dads and moms. Heroic families. Living saints.

The attacks of the enemy are so strong, so virulent, that most cannot withstand them and will be damned. When you look around the Church and see the huge number who have already sacrificed the Faith for worldly pleasure, it already comes into sharp focus.

A great thinning of the ranks has happened and an even greater one is coming, because the condition of the world necessitates such a thing happening. The Church Herself is undergoing a great persecution — a great end of the age conflagration — and Catholics who are still standing, however wobbly, better get with the program, fast.

One does not simply become a hero. A person is pre-conditioned to be a hero and to act accordingly through various life experiences and great internal struggle resulting in a sacrificial frame of mind. A hero in the first order, essentially by definition, is the one whose primary concern is the other. They sacrifice themselves for the good of another.

Now, almost everyone does this here and there, in small ways, every now and then under certain circumstances. While that's good, it should not lull someone into a wrong self-perception. Being a hero really means conquering of self, for the good of the other. This is spiritual heroism. Defeating Satan within you, on your own personal battlefield, so that you can then help save others.

Lots of people will dive into icy waters to rescue a doggie, or run into a burning building to save a child — that's natural heroism, and of course is to be commended. But would those same people give up their contraception, or their pornography and masturbation habit? Would they battle and work to defeat the thoughts of lust or anger they hold deep within themselves in order to enslave the devil within, instead of being ensnared by him?

They ultimately do this for the good of God, for the advancement of the kingdom. The old saying, "you cannot give what you do not have," is worth thinking of here. While a person may be a hero in the natural order — and few are, relatively speaking — authentic heroism is demonstrated in the supernatural realm, where the results are eternal, not just temporal.

A person cannot give supernatural heroism to others when he does not possess it himself. He may have many fine admirable natural qualities — even various atheists have as much — but good natural qualities do not merit Heaven. Supernatural heroism merits heaven — nothing less.

When Our Blessed Lord was on Earth in His earthly ministry, He said the beautiful line about having come to bring fire to the Earth and how much He longed that it was already ablaze. The fire is His, but individuals in the Church are the little matchsticks He desires to use to light the fire and burn down the kingdom of Satan.

We will all be judged on how much we presented ourselves to Him to be used by Him to build the conflagration, to ignite the fire and set the world alight. Matchbook heroes — that is what we are called to be, every day, to advance the truth of the Church.

Spiritual arson is the work of faithful Catholics — to pray and cry to be a great saint, to be used to save souls, to become heroes in the war against the infernal. You see, you do not fight fire with fire, you fight fire with Heavenly fire.

Be a hero


Michael Voris

El Vaticano, partidario de una ‘gobernanza global’ sobre la inmigración (Carlos Esteban)



“Convenimos en la conveniencia de esforzarse por lograr una gobernanza global sobre los flujos migratorios”, puede leerse en el documento en el que la Santa Sede propone un Pacto Mundial por una Migración Segura, Ordenada y Regular con el que concluye el coloquio mantenido entre el Vaticano y México en la embajada este país en el diminuto Estado.

El documento refleja la preocupación obsesiva del Santo Padre sobre la inmigración masiva que está cambiando el panorama europeo y que le está oponiendo al nuevo Gobierno italiano y distanciando de muchos de sus fieles.

En un cuadro histórico que empieza a definirse por la resistencia de los pueblos de Europa frente a un globalismo que se les impone desde arriba, el Papa se ha alineado claramente con la postura más extrema de quienes tienen prisa por abolir las fronteras.

Así, en el citado documento la Santa Sede se alinea, una vez más y decididamente, con la ONU al afirmar que “queremos contribuir al proceso que llevará a las Naciones Unidas a adoptar un Pacto Mundial en el curso de este año”. El Vaticano pide, además, a los medios de comunicación que “contribuyan según sus posibilidades a difundir informaciones ciertas y contrastadas sobre los flujos migratorios y a disipar los que generen únicamente percepciones negativas de los migrantes”.

Resulta, quizá, un tanto superfluo, porque los grandes grupos mediáticos llevan años en ese empeño, no tanto en lo de la difusión de informaciones ciertas como en el de ‘disipar’ las malas noticias sobre el fenómeno.

Pero en la propia Italia llega un poco tarde, porque las ‘percepciones negativas’, con 700.000 recién llegados de África en su suelo, ya no llegan por los medios, sino por la experiencia cotidiana, como demuestra la victoria de los partidos ‘populistas’ frente al empeño contrario de la prensa y la televisión ‘de prestigio’.

De hecho, la impaciencia de los italianos ante el entusiasmo inmigracionista de Su Santidad se deja ver en las redes sociales. A una reciente invitación del Pontífice en la red social Twitter para que los fieles se sumen a una iniciativa consistente en compartir comida y/o techo con los recién llegados, han sido legión quienes han respondido de forma no siempre respetuosa y sufrida.

Entre las respuestas que no contenían insultos ni imprecaciones, la réplica más habitual ha consistido por qué el Santo Padre, en particular, y los miembros de la Curia, en general, no dan ejemplo abriendo sus casas a los subsaharianos que han llegado ilegalmente a Italia; no ya un día, sino de forma permanente. También se ha sugerido que el Vaticano, como Estado independiente, tiene la facultad de conceder la nacionalidad a cuantos inmigrantes desee, algo que podría ayudarles, más que las duchas que se han hecho instalar en la calle o comidas extemporáneas en fechas señaladas.

Publicamos a continuación las conclusiones del “II Coloquio Santa Sede-México sobre la migración internacional”, promovido por la Sección para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado y la Embajada de México ante la Santa Sede, con la colaboración de la Pontificia Academia de las Ciencias y de la Sección migrantes y refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que tuvo lugar el pasado 14 de junio en la Casina Pío IV del Vaticano.

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COLOQUIO SOBRE MIGRACIÓN INTERNACIONAL SANTA SEDE- MÉXICO
Conclusiones

El “Coloquio sobre Migración Internacional Santa Sede – México” que hemos celebrado el día de hoy es una continuación del llevado a cabo en la Cancillería mexicana en julio del 2014 sobre Migración internacional y Desarrollo, al término del cual se acordó celebrar una nueva edición en el Vaticano.

La presente edición 2018 del Coloquio abordó tres temas principales: (1) avances e implicaciones del Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular; (2) migración y desarrollo desde la perspectiva del Pacto Mundial; y (3) migración y medios de comunicación a la luz del Pacto Mundial.

Al finalizar el Coloquio, podemos subrayar juntos las siguientes conclusiones:

· En el Mensaje dirigido a los participantes, el Santo Padre Francisco nos animó en la tarea y en el esfuerzo para que la responsabilidad de la gestión global y compartida de la migración internacional encuentre su punto de fuerza en los valores de la justicia, la solidaridad y la compasión. El Santo Padre ha resaltado que la actitud fundamental es la de «salir al encuentro del otro, para acogerlo, conocerlo y reconocerlo».

· El Gobierno de México reafirma su compromiso para que el Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular sea un instrumento para transformar visiones cortas de miras e introspectivas en perspectivas amplias y humanas.

· Por su parte, la Iglesia católica en México ha decidido comprometerse en favor de los migrantes poniendo en práctica los 4 verbos lanzados por el Papa Francisco en la Jornada Mundial del Migrante 2018 – acoger, proteger, promover e integrar – promoviendo la cultura del encuentro.

· Coincidimos en la importancia de entender la complejidad de los movimientos migratorios contemporáneos, que obedecen a múltiples causas, y que muchas veces se determinan por situaciones de conflicto, desastres naturales, pobreza y la búsqueda de mejores condiciones de vida y oportunidades. Los niños son los que más están sufriendo las consecuencias de las migraciones forzadas. A los desafíos producidos por estos flujos hay que responder efectivamente equilibrando los principios de solidaridad, subsidiariedad y corresponsabilidad.

· Concordamos sobre la necesidad de reiterar la centralidad de la persona humana en cada ejercicio político, inclusive el dirigido a reglamentar los flujos migratorios, reafirmando la inviolabilidad de los derechos humanos y de la dignidad de cada ser humano que se desplaza.

· Coincidimos en la oportunidad de comprometerse para una gobernanza global de los flujos migratorios, fundada sobre la corresponsabilidad de todos los actores institucionales y privados, a fin de asegurar una migración segura, ordenada y regular a beneficio de todas las personas involucradas, y que ayude a generar las condiciones para que la migración sea una decisión voluntaria y no una necesidad.

· Por eso, queremos seguir contribuyendo activamente en el proceso que llevará a las Naciones Unidas a adoptar un Pacto Mundial para una Migración Segura, Regular y Ordenada en el transcurso de este año. Asimismo, considerando la complejidad de los flujos migratorios contemporáneos, consideramos importante insistir sobre la oportunidad de armonizar este Pacto con el Pacto Mundial sobre Refugiados.

· Nos comprometemos a promover la creación de las condiciones necesarias para que todos los migrantes puedan enriquecer las sociedades receptoras con sus talentos y capacidades y al mismo tiempo contribuir al desarrollo sostenible a nivel local, nacional, regional y global.

· Pedimos a todos los medios de comunicación que contribuyan, según sus posibilidades, a difundir informaciones ciertas y certificadas sobre los flujos migratorios y a disipar aquellas que generen percepciones únicamente negativas de los migrantes.

Ciudad del Vaticano, 14 de junio de 2018

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Carlos Esteban

Noticias varias 17 a 19 de junio de 2018


THE CATHOLIC THING

Small, Silent, Still (Fr. Paul D. Scalia)


ADELANTE LA FE


El cardenal Ticona vendió terrenos de la Iglesia a una mujer en Llallagua (Hemos Visto)


Nuevos datos sobre el escándalo del cardenal Ticona (Miguel Ángel Yáñez)

Comedia diabólica (Germán Mazuelo-Leytón)


Un reto para los evolucionistas (Christopher Fleming)




Me río de la actual libertad de expresión (Padre Jorge)



Es cansado escribir y vivir contra corriente. El caso es que todos proclamarán y afirmarán con la mejor sonrisa que, por fin, hemos llegado a la libertad, la solidaridad, el nuevo paradigma, la conquista de la liberté, égalité, fraternité. Pobre de aquel que ose afirmar lo contrario. Será tachado por todos los medios, absolutamente todos, por lo civil y por lo eclesiástico, de troglodita, insolidario, fascista, sobre todo facha, y, en lo religioso de ultra conservador, cosa que me trae bastante perplejo, ya que para empezar no sé qué cosa sea lo de progresista, moderado, conservador y ultraconservador, ni los matices que tales adjetivos conllevan.
Aquí la libertad de expresión existe siempre y cuando sea a favor de corriente, es decir, nuevo orden mundial en lo político, new age setentera en lo religioso, mucho espíritu del sesenta y ocho, que hay que jorobarse después de cincuenta años, y una apuesta decidida por la ideología de género.
No me importa poner ejemplos. Total, con sesenta y algunos y párroco rural, si en algo voy creciendo, además de en peso, que no sé si en gracia, es en libertad para decir lo que pienso, aun sabiendo que lo que pienso no es lo que se lleva, pero es lo que pienso y digo yo que si vivimos en libertad, fraternidad, igualdad y respeto, lo mismo hasta se me aplica y acabo llevándome una sorpresa.
Por ejemplo, lo del barco de Valencia. ¿Y si les digo que el espectáculo me ha parecido bochornoso? No me ha gustado el espectáculo, no me ha gustado el muy posible efecto llamada, no me gusta que la gente tras este efecto llamada se lance al mar como sea y tengamos más muertos. No me gustan las televisiones y los medios de propaganda mientras en Andalucía siguen entrando. No me gustan que nuestra Iglesia haga caso omiso de las advertencias de los propios obispos africanos sobre el tema. ¿Sigo? Sigo. No me gusta que mientras clamamos por la acogida a refugiados todos tengamos nuestro coche y nuestra casa bajo llave.
Por supuesto que todos somos solidarios. Otra cosa es cómo serlo. 
Hoy el tema del día, además de esto, ha sido lo de sacar los restos de Franco del Valle de los Caídos. No me gusta. Sacar a Franco es el primer paso para reconvertir la basílica y todo el complejo del Valle en Centro de Memoria Histórica. Ya sabemos que la cruz se considera parcial y ofensiva para algunos. Por tanto, el asunto es sacar a Franco y luego todo lo demás. Una cruz menos. Una basílica menos. Los benedictinos, por supuesto, fuera. Miedo me da.
Me juego el dinero. Pero no me aguanto las ganas de decir que lo de la ideología de género me parece una barbaridad, y que una cosa es que las personas con tendencias homosexuales sean respetadas, que lo son, y otra la tiranía de género, denunciada hasta por el papa Francisco.
No voy a seguir porque no merece la pena. Supongo que si digo que en las cosas de la fe y la moral soy decidido partidario del catecismo sin medias tintas, acabaré de jorobarla. Es más, no hace falta que nadie me dé argumentos. Basta con tacharme de fascista y ultra conservador.
Esto es la libertad de expresión de hoy. O a lo mejor estoy exagerando… Se lo preguntaré a algún buen sacerdote cuyo nombre me está viniendo a la memoria. 
Padre Jorge

Documento vaticano y Sínodo de los Obispos tratan de imponer la propaganda “LGTB” en la Iglesia



El Vaticano publicó el 19 de junio el documento de trabajo para el próximo Sínodo de la Juventud.   [“Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional” (3-28 octubre 2018)]

El texto insinúa que las cuestiones importantes para los jóvenes [católicos] de hoy son el sexo, la homosexualidad y el feminismo.

Sin embargo, una reunión preparatoria a comienzos de este año mostró que la preocupación fundamental entre los jóvenes católicos era la Misa Antigua en Latín. Pero el Vaticano no quiere escuchar esto.

El documento está escrito, obviamente, por propagandistas homosexuales. Es la primera vez que un documento utiliza el término de propaganda "LGBT" para describir lo que la Biblia llama “abominación”.

Además, el documento se refiere a los compañeros homosexuales en la misma oración en la que se refiere a esposos casados, implicando la equivalencia entre el pecado mortal y un sacramento de la Iglesia.

El cardenal pro-homosexual Lorenzo Baldisseri dijo durante la presentación del documento que la Iglesia está “abierta” a las personas homosexuales: “no queremos estar encerrados en nosotros mismos”.

Sin embargo, la tolerancia de Baldisseri no se extiende a los católicos practicantes.

RESPUESTA A JUAN SUAREZ FALCO (I) del BLOG “COMO VARA DE ALMENDRO” (Capitán Ryder)



Hace unos días Juan Suarez Falcó, en el blog “Como Vara de Almendro”, nos dedicaba unas líneas a quienes creemos que la crisis de la Iglesia no empezó hace 5 años, por muy destructivos que hayan sido éstos.
En concreto, señalaba que: 
“Este artículo no va dirigido a ellos, sino a los que, conociendo las herejías de Bergoglio y criticándolas, le tienen por Papa”.
La dedicatoria, no sobrada de cariño, nos imputaba nada menos que haber caído en “una dulce trampa del diablo”. De paso, nos imputaba lo único que no se puede ser en la Iglesia de hoy “filolefebvriano(1). La mayoría de los católicos hoy permiten ser casi cualquier cosa, pero lefebvriano, ¡eso nunca!. 
Y ¿qué es ser filolefebvriano? Ni idea aunque, por eliminación, puedo hacerme una idea al leer el artículo. Una de las cosas que -parece- te hace filolefebvriano es hacer alguna crítica a los papados anteriores, pues eran días de vino y rosas y quizá, solo quizá, se pudo cometer algún error.
Sí, creo que el debate que abre es muy interesante, al menos para los católicos que queremos que la Iglesia vuelva a ser luz del mundo.
Entro en él con la mejor de las intenciones, pues la barca de Pedro amenaza con hundirse y es preciso que todos pongamos de nuestra parte para evitarlo.
- Si he entendido bien el contenido del artículo (si no es así el autor me corregirá) las tesis del artículo serían:
  • Francisco no es Papa.
  • El Papa es Benedicto XVI
  • Todos los Papados post-conciliares fueron buenos o muy buenos.
  • La doctrina de la Iglesia se ha mantenido intacta hasta el advenimiento de Francisco. A los que comparten la tesis de don Juan les gusta mucho utilizar la expresión “Francisco ha traicionado/destruido la tradición bimilenaria de la Iglesia”
  • La doctrina de los Papas post-conciliares nunca ha supuesto ruptura con lo afirmado por la Iglesia anteriormente.
  • El mal vendría del “espíritu del Concilio”, que los papas combatieron fuertemente.
  • Puede que los Papas post-conciliares cometiesen algún error, pero sólo eso, como el nombramiento de Bergoglio o besar el Corán.
- ¿Que defendemos otras personas?
  • Que en el Concilio Vaticano II triunfaron unas ideas ajenas a la Tradición de la Iglesia.
  • Que esas ideas son corrosivas para la Fe. El principal error, del que se derivan el resto, sería el giro antropocéntrico, nada disimulado, por el que los derechos de los hombres han sido entronizados en la Iglesia.
  • Que esas ideas son ahora mayoritarias.
  • Que cuando abres una ventana, la que a ti te gusta, otro Papa puede venir más fácilmente a abrir otras, las que a él le gusten. Y, como cada vez habrá menos oposición se podrán abrir más fácilmente.
  • Eso no iguala el papado de Francisco con el de Juan Pablo II y Benedicto XVI, pero no obvia los problemas generados por esos pontífices. No hablamos ya de Pablo VI, un absoluto horror.
Una obviedad antes de empezar: eso no te convierte en sedevacantista.
La respuesta tiene que ser necesariamente larga. Serán varios artículos. Estas cosas no se pueden ventilar en pocas líneas, pero es ciertamente sorprendente que alguien sostenga, sin hacer caso a las vías de agua que tiene la tesis, más o menos (2) lo siguiente:
  • Cuando Francisco es elegido Papa llevábamos 35 años (de 1978 al 2013) de gobierno maravilloso de la Iglesia aunque habían tenido que lidiar con el “Espíritu del Concilio”, y habían cometido algún pequeño error.
  • Los Papados anteriores también habían sido muy meritorios.
  • Desde el 2013 Francisco se ha dedicado a desmontar la Iglesia.
¿Cuáles serían estas vías de agua?
  • ¿Una organización sana elige Papa a alguien como Francisco?
  • Y si lo elige por alguna razón o error, ¿cuánto tardaría en ponerlo en su sitio si tuviese vigor?
  • El colegio cardenalicio, elegido íntegramente por Juan Pablo II y Benedicto XVI, ha votado por Francisco. ¿Seguro que sólo cometieron algún pequeño error?
  • El colegio cardenalicio, elegido íntegramente por Juan Pablo II y Benedicto XVI, salvo contadas excepciones, permanece callado o nos explica sin ningún rubor que el blanco y el negro es el mismo color. ¿Seguros que sólo cometieron algún pequeño error?
  • Si mañana muere Benedicto XVI, y dado que no se hará un nuevo cónclave, ¿les haría eso a quienes sostienen esta tesis sedevacantistas?
  • Cuando hablamos de doctrina de la Iglesia ¿a qué nos referimos exactamente? ¿Se incluye ahí el ecumenismo, la libertad religiosa, el reinado social de Cristo, la reforma litúrgica etc?
  • Hace unos ideas enlazábamos a los datos sobre los fieles católicos en Hispanoamérica. Del año 1995 al 2017 más de 10 países han perdido al menos 20 puntos porcentuales entre los que se declaran católicos. ¿Podemos achacar esto sólo a los 5 últimos años?
  • Un ejemplo europeo. En Bélgica, en los años 60, acudían a Misa más del 40% de los católicos. Hoy, apenas roza el 4%. Cualquiera podríamos hablar de algo similar de nuestra diócesis, pero ¿Qué parte imputamos a Francisco?
  • Es decir, la Fe ha muerto en la otrora Cristiandad y nada predice que pueda volver a brotar. Y no ha muerto estos últimos 5 años. Dice el Evangelio que “por sus frutos los conoceréis”, luego, ¿cuál es el origen de la crisis?
(1) El tema de monseñor Lefebvre daría para mucho pero es, ciertamente irónico, trágicamente irónico, que en una época en que muchos obispos, arzobispos o cardenales nieguen verdades de Fe sólo Lefebvre, sin negar ninguna, fuese excomulgado.

(2) No pretendo simplificar o trivializar las opiniones del autor. Creo que es. más o menos, lo que dice.
Capitán Ryder
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Finalmente, y como aperitivo, citamos unas palabras del teólogo jesuita Avery Dulles, creado Cardenal por Juan Pablo II en 2001 (artículo tomado de infocaótica, 1 de diciembre de 2012, de título Todos herejes 
“Es más interesante para nuestro problema observar que el Vaticano II dio marcha atrás silenciosamente sobre posiciones anteriores del magisterio Romano en numerosas cuestiones de importancia. Los ejemplos más claros son suficientemente conocidos. En los estudios  bíblicos, por ejemplo, la Constitución sobre la Divina Revelación aceptó un acceso crítico al Nuevo Testamento, apoyando así las iniciativas previas de Pío XII y liberando a la Iglesia, de una vez por todas, de las pesadillas de los decretos anteriores de la comisión bíblica. En el Decreto de Ecumenismo, el Concilio dio la cordial bienvenida al movimiento ecuménico y comprometió a la Iglesia Católica en la cuestión más amplia de la unidad Cristiana, acabando así con la hostilidad santificada en la Mortalium animos de Pío XI. En las relaciones entre la Iglesia y el Estado, la Declaración sobre la Libertad Religiosa aceptó al Estado religiosamente neutro, negando así la opinión aprobada previamente de que el Estado debería reconocer formalmente la verdad del Catolicismo. 
En la teología de las realidades terrenas, la Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual adoptó una visión evolutiva de la historia y un optimismo moderado con respecto a los sistemas seculares de pensamiento, acabando así con más de un siglo de denuncias vehementes contra la civilización moderna.
Como resultado de éstas y otras revisiones de antiguas posturas oficiales, el Concilio rehabilitó a muchos teólogos que habían sufrido restricciones severas en su capacidad de enseñar y publicar. Los nombres de John Courtney Murray, Teilhard de Chardin, Henri de Lubac e Yves Congar, todos ellos tenidos como sospechosos en la década de los 50, aparecieron de repente rodeados por un halo brillante de entusiasmo.
Con su práctica concreta del revisionismo, el Concilio enseñó implícitamente que es legítimo y hasta valioso disentir. De hecho el Concilio admitió que  el magisterio ordinario del Romano Pontífice se había equivocado, y había dañado injustamente las carreras de hábiles y fieles teólogos”.

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P.D. Parece que este conocido teólogo, sin ningún empacho, proclamaba que la, tan cacareada “doctrina bimilenaria” fue convenientemente arrinconada en algunos aspectos. Aún estamos esperando que hagan la valoración sobre el camino que ellos decidieron emprender y en el que embarcaron a toda la Iglesia.

Canuto Angelelli, obispo y mártir I



El día del Sagrado Corazón de Jesús, 8 de junio de 2018, la Santa Sede publicó el decreto por el cual el Papa Francisco reconoce el martirio de Mons. Enrique Canuto Angelelli, dos sacerdotes y un laico, argentinos todos y riojanos para más datos. Ahí lo tenemos.

Nosotros que nos quejábamos porque nuestro país no había dado mártires y mirábamos con envidia a los españoles o mejicanos, de sopetón nos aparecen no uno, sino cuatro mártires como generoso regalo del primer y último papa argentino de la historia.

Pero la prudencia nos impone un examen previo. Tengo algunas sospechas acerca de la genuinidad de estos mártires vista la enorme feria de La Salada que se ha instalado en el Vaticano y que reparte a precios de ganga productos adulterados que nos quieren hacer pasar por buenos y originales.

Mons. Angelelli no es santo de mi devoción y no tengo previsto incorporar su estampita a mi mesita de luz, ni siquiera después que sea beatificado dentro de poco tiempo. Pero no es serio ni responsable desechar así nomás su martirio. Ya que no confío en absoluto en las decisiones e intereses del Papa Francisco, corresponde que ponga mis escasos medios para formarme una idea del caso y no decir una cosa por otra. 

Y encuentro que hay tres preguntas para responder: ¿Angelelli fue martirizado, o fue asesinado, o murió en un accidente? Si fue martirizado, ¿lo fue por la fe, o lo fue por su ideología política, o porque se oponía a los intereses del gobierno de turno, lo cual indicaría que no fue propiamente mártir? Y si fue martirizado por la fe, como dice el Santo Padre, ¿por qué fe? ¿Por la fe católica o por una fe adulterada por buenas cantidades de ideología?

Yo, un simple laico, no tengo manera de responder preguntas tan delicadas. Para hacerlo, debería haber leído concienzudamente la positio preparada por la Congregación para la Causa de los Santos y sobre la cual se habrá basado -estimo-, Francisco para emitir el decreto del martirio. No la tengo, y no sé si alguna vez la tendré. 

Por tanto, no me queda otra opción que recurrir a la bibliografía que se ha escrito sobre Mons. Angelelli, pero aquí me encuentro con otro problema: al haber sido un personaje muy controvertido y sumido hasta el cogote en luchas más políticas que religiosas, todo lo que se ha escrito sobre él está teñido de ideología, de simpatías o antipatías, que quitan buena parte de objetividad. 

Mi tendencia, por mis inclinaciones derechosas y conservadoras, sería basarme en textos de gente amiga, es decir, de lo que dicen otros derechosos y conservadores como yo, pero aunque sería una lectura más fácil y agradable porque confirmaría mi opinión, atentaría contra la objetividad que quisiera alcanzar en el caso. Es lo que ocurriría si leyera el completo y documentado artículo que publicó Cabildo en 2008. 

He decidido leer entonces, y transcribir en el blog, el relato de la vida y pretendido martirio de Angelleli escrito por quien quizás sea uno de los enemigos de la fe más fieros que aún respira en Argentina: Horacio Verbitsky. Dejémoslo hablar a él, que no se priva de ningún panegírico ni de ninguna incensación al mártir riojano, y tratemos después de responder las preguntas propuestas al inicio del post. 

Lo haré en cuatro entradas, pero en esta primera añado un documento que habla por sí mismo de la fe católica y misericordia evangélica del obispo Angelleli y de buena parte de su clero, incluidos los dos sacerdotes que también son ahora mártires de la fe. 

Se trata de un acta diocesana de julio de 1972 (cuatro años antes del "martirio") redactada luego de una reunión del clero de La Rioja presidida por Mons. Angelelli. 

Mis comentarios huelgan.


The Wanderer

martes, 19 de junio de 2018

Repudio al Aborto Clerical (Antonio Caponnetto)



Mientras tratamos de reponer fuerzas ante la náusea por el circo romano vivido anoche en el Congreso otorgando media sanción al infanticidio prenatal, comparto con los lectores lo que creo digno de ser difundido, mientras nos sentamos a esperar ‘alguna alusión’ a las penas canónicas para quienes promueven el aborto, como correspondería a quienes tienen a su cuidado el bien de las almas, más que el de las urnas. Hemos recibido muy complacidos, eso sí, los buenos augurios del papa para el Mundial de fútbol que comienza hoy. Las negritas son nuestras
Mª Virginia Olivo de Gristelli
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Tras el resultado favorable al aborto en la Cámara de Diputados, el 14 de junio del corriente,  la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina junto con la Comisión Episcopal de Laicos y Familia (Celaf) emitió un comunicado. [NOTA: Lo transcribo a continuación, para que sirva de orientación al lector]


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El mismo es un muestrario vergonzoso de insensateces y de cobardías, que los católicos verdaderos sólo podemos rechazar con desprecio.

-No podemos aceptar que se diga que lo que acaba de suceder nos causa “el dolor por el olvido y la exclusión de los inocentes”. El aborto no es un olvido o una exclusión. Es un asesinato vil y abyecto, tanto más si, como en este caso, cuenta con el patrocinio de los poderes políticos, subordinados a su vez al Poder Mundial. 

-No podemos aceptar que se nos proponga luchar “por la dignidad de toda vida humana”; porque el que con pertinacia y porfía niega el derecho a la vida a los inocentes y propone su exterminio, su mismo pecado lo vuelve indigno, mezquino y punible; tanto más si es una autoridad devenida en tiránica y propulsora de la violación descarada del Quinto Mandamiento. A esta clase de sujetos, que son verdaderas amenazas contra el bien común y caen en malicia suprema, no debe ofrecérseles amistad, enseña Santo Tomás, sino querella frontal y llegado el caso la muerte (Suma Teológica, II, IIae, q.25, art.6). Una cosa es luchar por la dignidad creatural del hombre, hecho a imago y simillitudo Dei; otra cosa es pecar contra la justicia, tratando al indigno como si no mereciera pugna, impugnación y castigo.

-No podemos aceptar que se insista en la suprema idiotez y complicidad manifiesta, de seguir “con el debate legislativo”. Se ha llegado a este extremo de corrupción de las leyes, de los principios y de las costumbres, precisamente por no tener la cordura y la valentía de impugnar a la democracia como la corrupción de la república y sistema inherentemente perverso. Lo que ha sucedido no es la agregación de “otro trauma, el aborto”, a los problemas que arrastra la mujer, y al cual habría que hallarle una solución prosiguiendo con el susodicho debate legislativo. El aborto no es un trauma; es un pecado mortal. Los que queden traumados por practicarlo tendrán la posibilidad de regenerar su salud psíquica o corpórea. Los niños descuartizados, ya no.

-No podemos aceptar que, en el Senado, “tenemos la oportunidad de buscar soluciones nuevas y creativas para que ninguna mujer tenga que acudir a un aborto”. No hay soluciones nuevas. Hay una sola solución virtuosa, antigua, vigente y perenne: dejar que los hijos vengan al mundo. No hay tampoco soluciones creativas. Hay un Creador cuya Ley debe acatarse. No se trata asimismo de acudir al Senado “reconociendo el valor de toda vida y el valor de la conciencia”. Ya lo hemos dicho: no estamos a favor de la vida, a secas, in genere, indistintamente tenidas todas por valiosas, desde la de la hiena hasta la del mineral despedido por la lava de un volcán. Para esta demencia están desde los jainistas que no matan las liendres, prefiriendo convertirse en piojosos, hasta los ridículos veganos que ingieren con culpa aún las legumbres, pasando por todas las heterodoxas corrientes filosóficas de cuño vitalista. Tampoco somos defensores de “la conciencia”, si ésta no se tiene a sí misma como el heraldo de Dios, al decir de San Buenaventura. Una conciencia laxa, permisiva, carente de sindéresis y de docilidad a lo creado, no solamente no es defendible sino que ha sido y es, en gran medida, la causa del actual estropicio moral. Ir al Senado a reconocer la validez de la conciencia, es acudir a un prostíbulo valorando las predilecciones aberrantes de cada cliente.

-No podemos aceptar que se le proponga a los fieles no vivir “el debate como una batalla ideológica”, en que “busquemos imponer la propia idea o interés y acallar otras voces”. Por lo pronto porque para un bautizado leal esto es mucho más que una batalla ideológica: es la conflagración contra el demonio, mentiroso y homicida desde el principio. Se quedaría muy corto quien creyese que sólo estamos inmersos en un diálogo entre ideologías. Estamos en la lid postrimera entre Cristo y el Anticristo, con el agravante fatídico de que quienes deberían servir al primero se sienten más cómodos sirviendo al segundo. Empezando, al parecer, por el mismísimo Bergoglio, cuyo silencio ominoso lo llena de niebla, de negritud y de espanto.

No se trata asimismo de “imponer la propia idea” y “acallar otras voces”. Sino de imponer la Voz del Padre y hacer enmudecer la de los blasfemos y sicarios. El Señor nos pidió hablar siempre definiendo, hablar la verdad y hablarla en el desierto o desde los tejados. No nos aconsejó nunca negociar o mezclar el sí con el no. “Enmudezcan los labios mentirosos”, clama la Escritura (Salmo 31,18). “Los labios del necio provocan contienda y su boca llama a los golpes” (Proverbios 18,6-7). Es deber de los fieles acallar las voces mentirosas e imponer la Palabra Revelada. 

-No podemos aceptar que se les agradezca “a todas las personas que, con auténtico respeto hacia el otro, han expresado sus ideas y convicciones aunque hayan sido distintas a las nuestras”. Esto no es caballerosidad ni urbanidad ni decoro de formas. Es vulgar obsecuencia de petimetres cagaleros. Porque no ha consistido la tarea demoledora de los adversarios en presentar convicciones distintas a las nuestras, sino en cometer sacrilegio público contra El Autor de la Naturaleza. Es rebajar el sentido de la virtud del agradecimiento, ligada a la justicia, darle las gracias al maldiciente, al excecrador o al renegado.

-No podemos aceptar que se invoque a María Santísima, parangonándola con una mujer que “conoció la incertidumbre de un embarazo inesperado”. Comparación irrespetuosa e impía, propia de estos imbéciles que fungen de pastores, y apenas si son lacayos de la democracia. Incoada en el seno de la Trinidad, como hija, esposa y madre; conocedora de las profecías escriturísticas y presentidora del anuncio del Ángel que al final se consumó, el Niño no le fue inesperado a la Virgen. Lo esperaba desde el Comienzo, desde la inauguración de los siglos, desde toda la Eternidad. Lo esperaba con su “hágase” dócil, manso y fecundo como los rocíos mañaneros de Belén. Su expectación mesiánica singular e irrepetible no le otorgó incertidumbre a su embarazo, sino confianza, esperanza y evidencia. Los obispos, una vez más, han faltado al Segundo Mandamiento, dando escándalo a su grey y alimento al demonio.

Me siento obligado y moralmente autorizado a concluir estas líneas en primera persona. Toda la vida he enseñado que la democracia es una perversión ingénita, que no debe convalidarse sino exterminarse. Toda la vida he enseñado que el sufragio universal es la mentira universal. Toda la vida he predicado el deber de la guerra justa. Tomado que se me hubo por inmovilista, abstencionista y contrario a la acción política, la horrorosa trampa del debate sobre el aborto, que acabó este 14 de junio, con tahúres y quinieleros jugando la vida y la muerte en la chirlata pestífera del Congreso, no ha venido sino a refrendar dolorosamente mi posición. Un desenlace que me cansé de advertir entre los propios sin ser escuchado, sino marginado. No es una queja. Tal vez acaso, sea el reclamo de un honor.

Hagan lo que gusten, demócratas laicos, mitrados, religiosos, rockeros evangelistas y mixturados de toda especie en el campeonato de los votos. Sigo pensando que nuestro deber es la victoria. Si no se logra la física y temporal –porque no la merecemos, no estamos en fuerza o simplemente porque ha cesado el tiempo de las naciones- se logrará la moral manteniéndonos coherentes, firmes y dignos.


Con suficientes motivos entonces volvemos a Facundo Quiroga, el caudillo que planteó el dilema inexcusable: Religión o Muerte. Que le prometió la victoria a sus llanistas bravíos e irreductibles; y que concluyó una de sus póstumas arengas, diciéndole a los suyos: “Nuestro deber es la victoria. Pero en caso de derrota, os espero en el campo de combate”.

Antonio Caponnetto

"LA VIA DE LOS HECHOS" (INDICE) (José Martí)

Del 2 de mayo al 15 de junio de 2014 ... Cuatro años después



1. No debemos de esconder la cabeza como el avestruz

2. Discontinuidad entre teoría y praxis en la Iglesia

3. En la pastoral cristiana el dogma es necesario; ambos son inseparables

4. Algunos ejemplos de clara escisión entre teoría y praxis: divorcio; comulgar en pecado mortal; presencia real de Cristo en la Eucaristía; divinidad de Jesucristo; Cielo e Infierno; carácter sólo pastoral del CVII; los judíos no adoran al mismo Dios que nosotros

5. Más ejemplos: Misericordia y verdad

6. Homosexualidad: De Paolis

7. La  centralidad es Cristo y no el papa Francisco

8. Seguimos con los ejemplos: pobreza evangélica; la Iglesia no es una ONG; el aborto como tema vital; Primado y colegialidad; papa emérito, un imposible

9. El proselitismo, una solemne tontería

10. Una misericordia selectiva: Franciscanos de la Inmaculada

11. Continúa la selectividad misericordiosa: Franciscanas de la Inmaculada.

12. La ocultación de la cruz y del carácter sacrificial de la Santa Misa

13. El rechazo de lo sobrenatural

14. No se habla del gran Enemigo: el Diablo

15. Los católicos no conocen su religión, porque no se les enseña

16. El diálogo interreligioso es imposible

17. Una "nueva" religión. Pero de Dios nadie se burla

José Martí

El Lumen Fidei Institute organiza una Conferencia sobre la Familia a la vez que el Encuentro Mundial de Dublín



(Catholic Herald/InfoCatólica
El Encuentro Mundial de las Familias se llevará a cabo en Dublín en agosto, y la alternativa Conferencia de Familias Católicas tendrá lugar en la cercana Ballsbridge.
- El National Catholic Register dice que la Conferencia de Familias Católicas durará dos días, patrocinada por el Instituto Lumen Fidei, se centrará alrededor de la encíclica de 1930 del Papa Pío XI, Casti Connubii, abordando los temas del matrimonio, la procreación y la concepción.
Entre los oradores figuran al padre Thomas Weinandy, miembro de la Comisión Teológica Internacional del Vaticano; El Dr. Robert Royal, fundador y presidente del Faith & Reason Institute; y John Smeaton, director de la Sociedad Británica para la Protección de Niños No Nacidos (SPUC).
También asistirán el obispo Athanasius Schneider, el filósofo pro vida Stéphane Mercier, y el Dr. Gerard van den Aardweg, psicólogo y psicoanalista. El cardenal Raymond Burke participará a través de un video en vivo.
- El Encuentro Mundial de las Familias, evento patrocinado por el Vaticano, se centrará en la exhortación apostólica del papa Francisco, Amoris Laetitia. Está previsto que intervenga el sacerdote jesuita James Martin, cuya posturas sobre la homosexualidad chocan abiertamente con el magisterio de la Iglesia.
Si bien las dos conferencias están programadas para el mismo tiempo, los líderes de la Conferencia de Familias Católicas desde Lumen Fidei Institute aseguran que su objetivo no es competir sino ayudar a explicar los puntos de vista de la iglesia sobre el matrimonio y la familia.
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NOTA: Para completar esta noticia puede verse el siguiente video de Lumen Fidei de título
A Conference on the Catholic Family
Duración 6:38 minutos

Diario boliviano publica más evidencias del concubinato del nuevo cardenal



El electo cardenal boliviano Toribio Ticona Porco, de 81 años, vendió una propiedad de la Iglesia a una mujer que se cree es su concubina, informó el 17 de junio el diario boliviano Página siete.

El 28 de mayo, Adelante la Fe irrumpió con la noticia que Ticona tiene una esposa e hijos, citando, a partir de un informe detallado, que fue presentado el 21 de mayo a la Nunciatura, situada en la ciudad de La Paz.

Ticona negó enfáticamente las acusaciones el 30 de mayo. Adelante la Fe ratificó su noticia.

Página siete informa que el nombre de la supuesta concubina es Leonor R.G. y que Ticona le vendió un pedazo de tierra que pertenece a la Iglesia, en un precio simbólico que equivalió a un regalo.

La página web confrontó a Ticona con la nueva información, pero él “no tuvo tiempo” para responder.