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martes, 20 de marzo de 2018

El padre Bergoglio no apto para ser obispo. Las consecuencias están a la vista (catástrofe espiritual en la Iglesia, etc...). Otras noticias de Gloria TV


El Sacerdote, ¿un hombre como los demás? (P. José L. Aberasturi)




Hoy, Solemnidad de san José, se celebra también en la Iglesia Católica el “Día del Seminario": no hay ni puede haber mejor Patrono para los sacerdotes; como no hay ni puede haber mejor Madre que la Virgen María que, siendo Madre de todos, lo es “un poquito más” -si se me permite la expresión- de los sacerdotes.

¿Por qué es como más “Madre” de los sacerdotes? Porque ellos, por la ordenación sacerdotal, son “Cristo” sacramentalmente hablando y, en el ejercicio de su ministerio, actúan “in persona Christi". De ahí que la Virgen “los ve más” como a su Hijo.

No es desdoro para nadie el no ser sacerdote. Ni el que la Virgen María nos quiera un poco más. Porque las madres, como decía un santo sacerdote “quieren desigual a sus hijos desiguales” y, de este modo, los quieren a todos por igual. Son cosas de las madres, y no sirve darle más vueltas; porque “las madres, madres son". Y punto.

Esta era la doctrina de siempre en la Iglesia: “el sacerdote, otro Cristo". No tenía ningún problema “de identidad” que venía a ser algo así como un preludio o anticipo de un problema “de género", que es lo que se impone hoy y ahora a todo el mundo.

“Era", claro; porque tras el CV II la Iglesia Católica se infectó con un virus, un “ébola” maligno, que se llevó, de un total de más de cuatrocientos mil sacerdotes como había en todo el mundo, a más de CIEN MIL en cosa de siete u ocho años, que se dice pronto, durante los últimos años del pontificado de Pablo VI. Una “mortandad” terrorífica e incuestionable.

¿Cómo se pudo llegar a esto? Pues no es fácil de explicar, porque se juntaron, sumando, varias “circunstancias". La primera de ellas fue la “curiosa” pretensión del Concilio de poner a la Iglesia al mismo nivel del mundo, y convertir a éste en interlocutor no sólo válido sino “autorizado": de igual a igual con la Iglesia. Y se pegó un tiro en el pie o en otras partes, queriendo o sin querer. Y de ahí vino casi todo lo demás, empezando por el “tema” de la “identidad sacerdotal", que había que “redefinir". ¡Y vaya si se redefinió!

Esta “nueva” composición de lugar tergiversó los términos de la relación Iglesia-mundo. Hasta el punto de que los echó abajo, y destruyó los cimientos de esa relación; una relación, por cierto, que no había puesto -ni mucho menos “impuesto"- la Iglesia, sino Dios, y que se enunciaba así: “Vosotros sois la sal de la tierra; vosotros sois la luz del mundo".

Con esos “títulos” la Iglesia Católica -y con Ella y en Ella, los cristianos todos- era “el alma” de la sociedad y del mundo, la “levadura que hace fermentar toda la masa” puesto que, sin Ella, la masa se corrompe. Y, además, el mundo -con sus máximas contrarias a Dios- era uno de los enemigos “clásicos” de la salvación de las almas: había que santificarse en el mundo, sÍ; pero no como el mundo pretendía seducir al hombre: “te daré todo esto si, postrándote, me adoras".

Con este “nuevo” planteamiento del lugar y posición de la Iglesia respecto al mundo, a la sociedad y, por supuesto y en primer lugar, a los hombres, “cambió” también la relación del sacerdote con los demás hombres, con la sociedad y con el mundo.

El sacerdote, “elegido por Dios en el mundo, pero separado de él", “debía” de entrada no significarse en nada respecto a los demás: “debía ser uno más"; y actuar también como uno más. De ahí y como primera provisión, el abandono de la sotana -los religiosos de sus hábitos-, al grito -justificación confesa de pequeñísimo recorrido intelectual, espiritual y eclesial- de que “el hábito no hace al monje"; y no lo hace, ciertamente; pero, “si te lo quitas, te deshace", como se ha demostrado desgraciada y ampliamente.

Por lo mismo, el sacerdote, que tenía por disciplina eclesial evitar sitios, modos y maneras mundanas, empezó a ver esas “prohibiciones” -que no eran otra cosa que su defensa frente al mundo y lo mundano, y frene a su propia debilidad humana-, como impedimentos que “coartaban” su “realización personal” y no le dejaban ser “hombre", por decirlo de alguna manera.

Surgió así, en muchos, un “complejo de inferioridad” que, junto a la dejación de su vida espiritual más la deficiencia en su formación, les llevó a querer trabajar en cosas ajenas a su ministerio, a ir a sitios donde nunca había pisado un sacerdote, a quitar el confesonario y confesar al personal en un banco o en una salita, a tratar a la gente -en especial a las chicas, mujeres, jovencitos y jovencitas, niños y así- con “naturalidad mundana", impropia de un sacerdote que debe vivir la “naturalidad sacerdotal", que es otra cosa y está en otro plano. Y sin hábito sacerdotal -o, en su caso, religioso- que le protegiera. Y pasó lo que pasó, como está archidemostrado y más que documentado. Desgraciadamente.

En otra vuelta de tuerca de ese absurdo “complejo de inferioridad", a muchos el “celibato sacerdotal” se les empezó a quedar tan en las antípodas de lo que vivian los demás hombres, “sus iguales", que, instalados en esta (i)lógica, “reverdecieron” los intentos -de siempre- de cargárselo y pasar a poder casarse. Y como en eso, romper la disciplina del celibato para ordenarse sacerdote, ya no cedió la Jerarquía -en todo lo demás hizo la vista no gorda, sino que voluntariamente cerró los ojos y se cegó-, poco a poco primero, y luego ya en una catarata que se hizo casi imparable -un aluvión incontenible-, llegaron las demandas de secularización. Y pasó lo que pasó, con números y todo.

¿Cómo un hombre que puede consagrar “in persona Christi", que trae a Dios al mundo y a las almas, que perdona los pecados, que salva a los hombres para toda la eternidad, que anima, reconstruye vidas, habla, sana, aconseja, cura, y es uno de los signos vivos de Cristo presente entre los hombres pueda sentirse “inferior” a ellos, “no realizado” o dejarse llevar de un insensato e ilógico “complejo de inferioridad” que le destroza la vida? Misterios.

Curiosamente, y como “novedad postconciliar", en Roma las secularizaciones se tramitaron en tiempo record, y a miles: ¡deprisa, deprisa! Pero con dos connotaciones, “perversas” a mi modo de ver. La primera, se cambiaron de un plumazo los “motivos” de las secularizaciones.

Antes del Concilio, una secularización era, normalmente, una “pena canónica” recogida en el Código: es decir, la propia Iglesia, por motivos muy graves, quitaba a un sacerdote o religioso el caracter sagrado o consagrado; y el que un sacerdote pidiese la secularización había sido rarísimo, y tenía que demostrar la nulidad de su Ordenación, por ejemplo, para que se le concediese; aunque también estaba previsto en el Código que se pudiese subsanar tal anomalía. Cuando las cosas eran irreversibles, se concedía. Pero esas peticiones, hasta entonces, habían sido rarísimas: habas contadas. Porque, y para decirlo claro, siempre eran un baldón, que además se arrrastraba toda la vida, incluso aunque no fuese público.

Con el estatus secular, la persona perdía su carácter sacerdotal y todas las connotaciones inherentes a ese estado en relación al ejercicio del ministerio. Todas…, menos una: seguía siendo “célibe", y no podía, por tanto, atentar matrimonio: se era “sacerdote para siempre". Por lo mismo, en caso de peligro de muerte un “sacerdote secularizado” podía absolver los pecados a un moribundo, o darle la unción. Se es “sacerdos in aeternum". También en el Cielo. O en el infierno.

Pero tras el Concilio, esto es lo que cambia, esto es lo “nuevo": es la iglesia la que “concede” por gracia maternal y misericordiosamente, la secularización a quien dice que no se siente con fuerzas para seguir. Pero, y aquí viene la segunda connotación: la reducción al estado secular llevaba aparejado el “derecho” a poder “casarse". Y esto fue el acabose. Hubo como un toque de “a rebato” y se produjo todo un efecto “llamada". Y el Vaticano quedó literlamente enterrado de demandas.

Y con un “toque” aún más clamoroso: a muchos de los nuevos secularizados, se les mantuvo en sus diócesis en quehaceres eclesiales -profesores de religión, catequistas, etc.,- con sueldo y demás de la misma Iglesia. Porque esto de la “misericorditis” viene de más atrás, aunque se haya pretendido que lo ha inventado el actual pontífice.

¿Cómo la Iglesia pudo “aceptar” todo esto? Misterio. Más profundo que el anterior si cabe. Y cabe.

¿Quién cortó este desastre? ¿Cómo se cortó? Lo hizo, de un plumazo y de la noche a la mañana, san Juan Pablo II en cuanto fue elegido en Roma. Dijo: “¡se acabó!", y se acabó. Así de sencillo. Y las aguas, en este tema como en otros, volvieron casi a su cauce.

Y ahora vienen las declaraciones, calentitas, del arzobispo Vives, de La Seo de Urgell, que preside la Comisión Episcopal de Seminarios en lel seno de a CEE: “nuestros seminaristas gozan de buena salud humana y espiritual". Y me lo creo. Él lo debe saber porque es el encargado; claro que en la CEE y tal como están las cosas no significa gran cosa. Pero…

Me chocan dos cosas. La primera, que el encargado de seminarios en España sea un arzobispo que ha cerrado el suyo desde hace años -bastantes- o que ya se lo encontró cerrado: el hecho es que en su diócesis no tiene, ni se le espera. Los últimos datos que publica la diócesis de Urgell, del curso 2014-2015, dice que tiene SEIS seminaristas, que están en el seminario interdiocesano de Barcelona; de ellos, tres en el curso propedeutico -o sea, y para entendernos: el curso previo a entrar en el seminario y ser seminarista; es decir, aún no lo son-, dos en filosofía -en 1º y en 3º- y otro externo, sin más connotaciones. A día de hoy no sabemos nada de nada de ellos. ¿Han desaparecido?

Pues como para ir de experto. Claro que quizá le han nombrado porque debe tener tiempo para dedicarse a los demás seminarios. No sé.

Y la segunda cosa “chocante” -para mí; pero lógica según están las cosas- es su declaración a tumba abierta: “"El reto es ofrecer a los pastores del futuro una formación que encarne la reforma de Francisco".

Tal cual. Y me he quedado sin palabras. Mudo.

Amén.
Padre José Luis Aberasturi

El Vaticano firmaría el acuerdo con China sin leerlo (Gabriel Ariza)



El Papa Francisco quiere un acuerdo con China a cualquier precio. El objetivo está muy claro: ser el primer Pontífice, y el primer jesuita, en ser recibido con honores en el país más poblado de la tierra. Por ello ha ordenado a la Secretaría de Estado que suscriba con la tiranía comunista un acuerdo “cuanto antes”, evitando, eso sí, “un nuevo caso Midszenty”, como señalaba en su audiencia con el Cardenal Zen.

La negociación ha recordado a los asesores del Papa a aquella con la Iglesia Ortodoxa rusa por la declaración conjunta, en la que el Papa Francisco le exigió al Cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, que aceptara lo que presentaran los ortodoxos.

En el libro El otro Francisco, el cardenal Koch explica que el hecho de que el Papa hubiera expresado su deseo de encontrar al patriarca ortodoxo ruso “sin poner ninguna condición” contribuyó a facilitar el encuentro entre Francisco y Kiril. “Quizá la insistencia del Papa Francisco ha ayudado mucho. Recuerdo que en el vuelo de regreso de Constantinopla dijo: “Quisiera encontrarme con el patriarca de Moscú. Si él dice cuándo y dónde, yo estaría de acuerdo”. Sí, esta disponibilidad ayudó mucho”, reflexiona.


‘El Vaticano está próximo a rendirse ante el partido comunista’

La intención del Vaticano de cerrar a toda costa un acuerdo en China ha recibido duras críticas por parte del cardenal Zen, obispo emérito de Hong Kong e icono de resistencia de la Iglesia frente a la tiranía comunista, que en una carta fechada el pasado 5 de febrero habla de “rendición” ante el partido comunista.

“En los días pasados, los hermanos y las hermanas que viven en el continente chino han sabido que el Vaticano está próximo a rendirse ante el partido comunista chino, por eso están incómodos”, afirma en la misiva. El obispo emérito de Hong Kong señala, además, que “visto que los obispos ilegítimos y excomulgados serán legitimados, mientras que los legítimos serán obligados a retirarse, es lógico que los obispos legítimos y clandestinos estén preocupados por su destino”.

En una carta anterior, el cardenal Zen confirmaba la información publicada por AsiaNews que indicaba que la Santa Sede había pedido a dos obispos chinos de la Iglesia fiel a Roma que se hiciesen a un lado para ceder su puesto a obispos de la cismática Iglesia Patriótica. En nota adicional a su carta, el purpurado aclaraba que “el problema no es la renuncia de obispos legítimos, sino la solicitud de dar cabida a los ilegítimos e incluso excomulgados”.

‘La cuestión de la elección de los obispos es crucial’

La gravedad de esta noticia obligó al secretario de Estado de la Santa Sede, Cardenal Parolin, a salir al paso de esta información en el curso de una entrevista concedida a Vatican Insider en la que abordó la situación del diálogo entre la Santa Sede y la República Popular China. Parolin no negó que, al menos, a dos obispos fieles se les conminase a abdicar en favor de su homólogo cismático y, sin embargo, sí afirmó que “si a alguien se le pide un sacrificio, pequeño o grande, debe quedarle claro a todos que éste no es el precio de un intercambio político, sino que forma parte de la perspectiva evangélica de un bien mayor, el bien de la Iglesia de Cristo”.

El secretario de Estado vaticano manifestó que, en la actual situación, “la cuestión de la elección de los obispos es crucial” y expresó su confianza en que “una vez considerado adecuadamente el punto del nombramiento de los obispos, las dificultades que queden ya no deberían ser tales como para impedirle a los católicos chinos vivir en comunión entre ellos y con el Papa”.

Y añadía Parolin: “Lo que se espera es llegar, cuando Dios quiera, a ya no tener que hablar de obispos “legítimos” e “ilegítimos”, “clandestinos” y “oficiales” en la Iglesia china, sino a encontrarse entre hermanos, aprendiendo nuevamente el lenguaje de la colaboración y de la comunicación”.

[¿Y a qué precio? ... ¡Sin comentarios! ... Inteligenti pauca]

Las prisas del Vaticano frustran el acercamiento de ‘fieles’ y ‘cismáticos’ en China

En su urgencia por cerrar un acuerdo formal y poner por escrito el acercamiento entre el Gobierno chino y la Santa Sede, el Vaticano está cometiendo, sin embargo, un grave error de cálculo.

Sobre el papel, hay en China dos iglesias católicas: una creada o permitida por el Gobierno comunista y controlada por él, considerada hasta la fecha cismática por Roma, y una fiel a Roma, siempre perseguida y con frecuencia mártir.

Pero por debajo de lo formal, la realidad es bastante diferente. En realidad, los fieles de la Iglesia Patriótica viven una fe idéntica a los otros, dialogan con ellos y miran a Roma con similar obediencia en la práctica. Lo mismo o muy parecido -con la excepción de los obispos más conspicuos, los de las grandes ciudades- puede decirse del estamento clerical, obispos y sacerdotes, que buscan por todos los medios posibles el reconocimiento de la Santa Sede.

Pero ese acercamiento -no perfecto, pero sí positivo- es posible precisamente porque funcionan fuera del radar de Pekín. Y lo que hace el Vaticano al insistir en un acuerdo formal es precisamente alertar al Gobierno comunista, que ha vuelto a fijar su terrible atención en los católicos.

China adora a China y exige a los chinos que hagan lo mismo. Y dejar que un lejano Estado, el Vaticano, decida sobre el nombramiento de ciudadanos chinos para lo que sea, aunque se trate de funciones de un culto ajeno, despierta todos los recelos del Partido.

No es solamente una teoría: Pekín ha empezado a moverse, a aprobar nuevas medidas de control de actividades religiosas y a mandar a los ‘bulldozer’ para demoler iglesias.

Precisamente así lo denunciaba el cardenal Zen en su carta, en la que aseguraba que mientras el Vaticano intenta alcanzar a toda costa un acuerdo con el Gobierno chino, desde el 1 de febrero han entrado en vigor en el país nuevas regulaciones gubernamentales sobre la actividad religiosa. Unas medidas que han llevado a los sacerdotes clandestinos de Shanghái a alertar a los fieles de que si van a sus misas corren el riesgo de ser arrestados.

Gabriel Ariza

"¿Iglesia Católica, adónde vas?". Un congreso. Para que no pierda el rumbo (Sandro Magister)



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Está confirmado. El próximo 7 de abril, sábado de la Semana de Pascua, se celebrará en Roma un congreso muy especial, cuyo propósito será indicar a la Iglesia Católica el camino por el cual proseguir, después del incierto camino de los primeros cinco años del pontificado del papa Francisco.

El balance de este quinquenio, efectivamente, es más bien crítico, a juzgar por el título del congreso:

"¿Iglesia Católica, adónde vas?".

Y lo es más todavía si se mira el subtítulo: "Sólo un ciego puede negar que en la Iglesia hay una gran confusión". Es una frase tomada del cardenal Carlo Caffarra (1938-2017), inolvidable suscritor, junto a otros cardenales, de esos "dubia" presentados en el 2016 al papa Francisco con el propósito de clarificar los puntos controvertidos de su Magisterio, pero que él dejó sin responder,.

En una Iglesia que se ve desordenada, la cuestión clave que el congreso afrontará será precisamente la de 
  • redefinir los roles de liderazgo del "pueblo de Dios", 
  • los caracteres y los límites de la autoridad papal y de los obispos, 
  • las formas de consulta a los fieles en materia de doctrina.
Son cuestiones ya tratadas a fondo, en su momento, por un gran cardenal muchas veces citado tanto por los progresistas como por los conservadores en apoyo de sus respectivas tesis: el beato John Henry Newman.

Y habrá otros cardenales y obispos que han de afrontar estas cuestiones, en el congreso del 7 de abril. Sus nombres no han sido anticipados, pero se ve que entre ellos están los firmantes de los "dubia", y otros que comparten su orientación.

En todo caso ya han sido confirmados las intervenciones – con los videomensajes "ad hoc" – de dos cardenales muy representativos: el chino José Zen Zekiun, obispo emérito de Hong Kong, y el nigeriano Francis Arinze, ex arzobispo de Onitsha y luego prefecto de la Congregación para el Culto Divino, la misma que hoy preside el cardenal Robert Sarah.

Además, será proyectada una video-entrevista póstuma con el cardenal Caffarra, sobre la controvertida encíclica "Humanae vitae", de Pablo VI.
Pero intervendrán también académicos laicos. El profesor Valerio Gigliotti, docente de Historia del Derecho Medieval y Moderno en la universidad de Turín, marcará a fuego el ejercicio de la "plenitudo potestatis" del Papa en la historia de la Iglesia. Mientras que el profesor Renzo Puccetti, médico y docente de Bioética en el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II, analizará la evolución de la bioética enseñada en este Instituto, desde su primera fase que presidió Caffarra, hasta la actual fase, bajo la égida de monseñor Vincenzo Paglia.

El momento final y culminante del congreso será en todo caso la lectura de una "Declaratio", una concisa profesión de fe sobre los puntos de la doctrina y de la moral hoy más controvertidos.

A diferencia de los "dubia", la declaración no llevará ninguna firma específica, pero los participantes en el congreso la propondrán a toda la Iglesia y al mundo, como voz de “miembros bautizados y confirmados del Pueblo de Dios".

Ciertamente, tal "Declaratio" estará en las antípodas de esa "Kölner Erklärung" – la declaración de Colonia de 1989, firmada por los teólogos alemanes hoy en gracia de Francisco – que respecto a los principios luego reafirmados por Juan Pablo II en la encíclica "Veritatis splendor" de 1993 "atacó en forma virulenta la autoridad magisterial de ese Papa, especialmente en cuestiones de teología moral", como escribió Benedicto XVI en la carta a monseñor Dario Edoardo Viganò que hizo mucho ruido la semana pasada.

El congreso, con ingreso libre, se llevará a cabo en la tarde del sábado 7 de abril, a partir de las 15 horas, en el centro de congresos "The Church Village", en via di Torre Rossa n. 94, un par de millas al oeste de la Basílica de San Pedro.

Sandro Magister

Se conoció al autor de “El Papa Dictador” (VIDEO EXCLUSIVO)


Historiador británico Henry Sire

El autor del brillante libro Dictator Pope [El Papa Dictador] se dio a conocer como el historiador Henry Sire, informa el 19 de marzo el Catholic Herald.


Sire publicó su libro en diciembre, bajo el seudónimo de Marcantonio Colonna. Él nació en 1949 en Barcelona y actualmente vive en Roma, donde trabaja como historiador. Tiene una licenciatura de la Universidad de Oxford en Historia Moderna.

Sire es un invitado en la reunión anual de verano del Foro Romano católico en Gardone (Italia).


El video puede visualizarse pinchando aquí. Está en inglés y dura 20:31 minutos. 

Y la identidad secreta del autor del libro "El Papa dictador" es ...



Les contamos desde el principio algo sobre el libro increíblemente importante que ofrece una evaluación crítica profundamente investigada del pontificado de Francisco, El Papa Dictador . Ha demostrado ser un éxito de taquilla, llegando a la cima de las listas de éxitos de Amazon en su categoría y finalmente llegando a un acuerdo con una editorial importante, que dará como resultado no solo una edición de tapa dura el próximo mes, sino la revelación de la verdadera identidad de su autor

Hoy, la identidad de ese autor fue publicada un poco antes de lo esperado: no es otro que el autor británico e historiador Henry "H.J.A. Sire", educado en Oxford, autor del excelente examen histórico de las muchas pruebas y tribulaciones de la Iglesia a lo largo de los siglos, titulado Phoenix de las cenizas .

Algunos de los que miraron desfavorablemente a The Dictator Pope intentaron utilizar el anonimato del autor para desacreditar la investigación dentro de él. Deberían haber sido más cuidadosos al desafiarlo a revelarse a sí mismo. Sire es un historiador capaz y entrenado con una inclinación por la investigación y un don para hacer que temas históricos complejos sean comprensibles y accesibles. La credibilidad de The Dictator Pope en las mentes de cualquier lector serio debería ser significativamente más alta hoy que antes.

Para aquellos que aún no han tenido la oportunidad de leerlo, The Dictator Pope es un trabajo esencial sobre la crisis actual del papado. El e-book original ya no está disponible ya que el nuevo editor, Regnery, lanzará una versión "completamente revisada y actualizada" simultáneamente el 23 de abril tanto en formato Kindle como en tapa dura, que ya figura en la lista # 1 de la nueva versión. Ambos están disponibles para preordenar a través de Amazon  en este momento.

Steve Skojec

lunes, 19 de marzo de 2018

Pope Francis Implements George Orwell Into the Catholic Church


Duración 2:22 minutos

The excellent political commentator known as The Saker, a Russian, born in Switzerland and living in the United States, commenting on the British “Skripal nerve-gas assassination” hoax, has made some sharp observations which regard not only the Western Regimes but also the Francis Church.

The Saker points out that there is a relationship between the denial of moral reality and the denial of physical reality. Modern western civilization began by taking liberties with the truth, which it would bend and adapt to serve the ideological agenda of the day. Quote, “The western civilization got cozy with the idea that there was no objective truth, only the subjective perception or even representation each person might have thereof.” That sounds like Francis’ “individual case trick”.

According to The Saker this produced the modern Gayropa – as Europe is now often referred to in Russia. Quote, “Not only has God been declared ‘dead’ and all notions of right and wrong dismissed as ‘cultural’, but even objective reality has now been rendered contingent upon political expediency.” Which means for Catholic bishops: you adapt your Faith to whomever happens to hold power in the Vatican.

The Saker refers to what George Orwell defines in his book 1984 as “doublethink” and which sounds like the defenders of Amoris Laetitia. For Orwell “doublethink” is -quote - “to hold simultaneously two opinions which canceled out, knowing them to be contradictory and believing in both of them, to use logic against logic, to repudiate morality while laying claim to it”.

domingo, 18 de marzo de 2018

LAS CONFERENCIAS EPISCOPALES




El concilio Vaticano II fue clausurado en el año 1966 y fue un gran evento seguido de enorme expectación por parte del Pueblo Cristiano. Algunos incluso, llevados de su entusiasmo, pusieron tanta ilusión en el Concilio que llegaron a dividir la Historia de la Iglesia en tres grandes partes: Muerte de Jesucristo en la Cruz, Concilio Vaticano II y Parusía o Segundo Advenimiento. Aunque es lo cierto que pronto pasaron a un segundo plano la primera y la tercera partes, las cuales fueron definitivamente olvidadas hasta quedar solamente el Concilio como único elemento importante.

Como era de esperar, del Concilio surgieron multitud de instituciones a cual de ellas más prometedora. Según los expertos, componían en conjunto una brillante constelación de luceros que iban a alumbrar el cielo de la que iba a ser, sin duda alguna, la Primavera de la Iglesia.

Una de esas instituciones fueron las Conferencias Episcopales, propias de cada Nación. La gran masa del Pueblo Cristiano no llegó nunca a comprender muy bien el papel y la utilidad de dichas Conferencias, aunque todo el mundo suponía, a falta de otra cosa, que al menos servirían para reforzar el papel y la influencia de los Obispos, siquiera por aquello de que la unión hace la fuerza.

Por lo que hace a España (lugar sobre el que vamos a centrar esta disertación), fue pasando el tiempo y los fieles no veían actividad alguna ni consecuencias prácticas, derivadas de la Conferencia Episcopal que fueran de provecho para la Iglesia ni para nadie. Se fueron implantando paulatinamente en España las leyes descristianizadoras ante la pasividad de la Conferencia Episcopal, con respecto a las cuales no dijo nipío. Llegó, por ejemplo, el año 1981 y fue legitimado definitivamente el divorcio en España. La Conferencia Episcopal Española (en adelante CEE), no solamente nada tuvo que decir, sino que corrieron rumores de que incluso había impulsado la imposición de tal ley. Personalmente no tengo constancia de tal cosa, pero el caso es que el asunto fue denunciado por el Obispo Guerra Campos en un libro documentado que pronto fue retirado y que desapareció por completo (yo logré conservar un ejemplar). La aventura le costó a Guerra Campos quedar definitivamente desterrado en Cuenca, donde permaneció hasta su muerte.

Ante la ley del silencio, que parecía haber sido adoptada como norma por la CEE, se fue generalizando entre la gente la idea de que ya se conocía, por fin, el objetivo que perseguía y para qué servía la CEE, a saber, absolutamente para nada. Es decir, como la RAE y como el Senado en España. Después veremos que la Voz Común, como siempre, estaba enteramente equivocada en sus apreciaciones (pero no en lo de la RAE ni en lo del Senado, en lo cual había acertado plenamente).

El Laicado culto (relativamente abundante) y el Clero culto (relativamente escaso) pronto se dieron cuenta de que las Conferencias Episcopales eran fruto del Concilio al fin y al cabo. Y era imposible que un Proyecto como el Concilio Vaticano II (el Designio más inteligente y más minuciosamente preparado en toda la Historia de la Iglesia) hubiera sido configurado sin más objeto que el de dar lugar a instituciones inanes y fútiles. Y así es como se supo que todas las obras surgidas de un Proyecto tal inteligente y sutil como el Concilio obedecían a un propósito bien determinado. O mejor dicho a dos propósitos, uno más aparente y otro más ambiguo o difícil de descubrir pero que en el fondo era el más importante.

Con el paso de los años ha quedado claro que, gracias a las Conferencias Episcopales, la autoridad de los Obispos ha quedado enteramente menoscabada. Durante siglos, cada Obispo era Padre y Maestro en su Diócesis, con una autoridad respetada que nadie discutía, solamente sometida por lo demás a la del Santo Padre.

Sin embargo, actualmente un Obispo nada puede disponer en su Diócesis sin el consenso de la correspondiente Conferencia. La institución divina del Gobierno Monárquico en la Iglesia (el Papa en la Iglesia Universal y cada Obispo en su Diócesis), es un Monarquismo ciertamente sui generis, pero que ha sido el único establecido por Jesucristo y que ha sido por fin destruido y hecho desaparecer. Instituciones como las del Papa Emérito son una estafa al Pueblo cristiano.

Lo cual no es aún lo más grave. Pues las Conferencias Episcopales por lo general, por no decir siempre, están gobernadas por Camarillas, Grupos de Poder que siempre ostentan ideologías contrarias a la Fe cristiana. Cuya política actual con respecto a las Conferencias es la de reducir al silencio a los Obispos. Ante la actitud de Apostasía General que ha adoptado el pueblo, los Pastores dejan que siga su camino al precipicio.

De ahí que la CEE, en cumplimiento de las nuevas normas, tampoco se limita a obedecer la ley del silencio. Más bien ha adoptado el lema de conformarse a lo políticamente correcto. Por eso desde la Transición viene adaptándose en todo a las normas de los Gobiernos de turno y más especialmente a las emanadas del Partido del PP. Pasará a ser un misterio de la Historia el porqué del acatamiento silencioso de la CEE a los engaños del PP a los españoles, llevados a cabo durante tantos años en cuestiones demasiado graves que atañen incluso a la moral. E igual política con respecto a las disposiciones que vienen del Gobierno del Vaticano, aunque ya sé que algunos hablarán en este caso de obediencia debida a la Iglesia. Lo que no deja de ser una hipocresía, pues todo el mundo sabe que no todo lo que procede de las Altas esferas vaticanistas es conforme a la Fe de la Iglesia, lo cual se confirma sobre todo después de conocer la clase de gente que se encuentra al frente de tales Organismos. Para más información sobre este tema puede consultarse al Cardenal Zen.

Incluso el Portavoz de la CEE, en una declaración hecha pública hace pocos días, ha establecido como norma legal y moral de referencia a la que ajustarse, la Constitución Española. Lo que se traduce en que ya no se trata del Evangelio, ni del Magisterio de la Iglesia ni de cosa semejante. Ahora ya saben los católicos españoles donde se encuentra la norma por la que regir su vida moral: la Constitución Española, un Documento en el que nadie cree ni al que nadie obedece.

Otro ejemplo claro lo tenemos en España bien recientemente. Hace tiempo que la Izquierda española (único Gobierno que hoy manda en España) está altamente deseosa de acabar con el Valle de los Caídos y con todo lo que suponga memoria de Franco. Se trata, según se dice, de dar cumplimiento a la Ley de la Memoria Histórica, una inmensa falsificación y tergiversación de la verdad histórica con la que la Izquierda pretende dar cauce a su rencor y su deseo de venganza. Cualquiera que posea una honrada conciencia y amor de la verdad, sabe que quienes firmaron esa Ley, junto a todos sus seguidores, cometieron una grave infamia contra Dios, contra la Verdad, contra España y contra los miles de mártires conducidos a las fosas por el Frente Popular comunista.

La CEE, como era de esperar, se ha sumado una vez más a lo políticamente correcto, y ha dado por fin su consentimiento al comienzo del desmantelamiento del Valle de los Caídos. La CEE no tiene autoridad alguna sobre la Comunidad de monjes del Valle de los Caídos (son de Derecho Pontificio y Exentos). Pero sí la tiene el Vaticano, y es de creer que ahí se encuentre la raíz, vía CEE, de que el Prior de la Comunidad haya cedido al fin para que se proceda a la operación de no dejar a los muertos en paz.

Claro que de ser esto cierto, el asunto supondría otra grave injerencia del Vaticano en la Política Española. Lo cual llevaría consigo, por principios y exigencias de la justicia, una respuesta contundente del Gobierno español. El problema radica en que para responder por principios hace falta poseer principios, y ahí está la dificultad.

Y como cualquiera puede suponer, el seguimiento de lo políticamente correcto lleva consigo la necesidad de dar de lado a la memoria. Por eso la CEE ha olvidado fácilmente que fue Franco quien salvó a la Iglesia Española. Un montón de Obispos, miles de sacerdotes, religiosos y monjas además de millares de seglares fueron asesinados. Iglesias y monasterios devastados, obras de arte sinnúmero destruidas o vendidas al extranjero. Y todo ello obra de quienes, incapaces ahora de reconocer su derrota, tratan mediante la mentira y la infamia de vengarse de sus vencedores y de quienes restablecieron la Justicia.

Yo tenía solamente cuatro años de edad. Pero aún tengo grabada firmemente en mi mente una terrible imagen, cual es la de unos milicianos apuntando con sus fusiles a mí familia y a mí con ánimo de dispararnos. Recuerdo perfectamente la voz de desprecio de uno de ellos:

—¡No sé cómo no os pego un tiro a todos ahora mismo!

Solamente en mi pueblo (quince mil habitantes entonces) fueron asesinados tres sacerdotes, además de un montón de seglares. A estos últimos se les dio el paseo por el único pecado de que asistían a Misa los domingos.

Igualmente parece que la CEE ha olvidado que fueron el Nuncio Dadaglio y el Cardenal Tarancón quienes, siguiendo instrucciones del Vaticano y todavía en vida de Franco, acabaron con la entonces floreciente Iglesia Esspañola mediante el truco de los Obispos Auxiliares. Todos ellos progresistas y marxistoides y especialmente elegidos.

El problema de todo esto es que siempre estará ahí lo que dicen las palabras de la Biblia: De Dios no se ríe nadie, decía el Apóstol San Pablo (Ga 6:7). Y aún resuenan, a través de los siglos, las palabras que Dios pronunció, a través del Profeta Isaías sobre los malos Pastores:

Mis guardianes son ciegos todos, no entienden nada. Todos son perros mudos que no pueden ladrar. Soñolientos se acuestan, pues son amigos de dormir (Is 56:10)

Padre Alfonso Gálvez

sábado, 17 de marzo de 2018

Noticias varias 17 de marzo de 2018 (Novedades sobre la carta de BXVI y otras)


SI ANTES LO DIGO… (Capitán Ryder)

Más sobre la carta de Benedicto XVI. Hay otro párrafo, en el que escribe... (Sandro Magister)

Más sobre la carta de Benedicto XVI. Otro párrafo ...  (SMM)


El Vaticano admite ser testigo de la manipulación ¿Alguien está sorprendido? (Christopher A. Ferrara)


La resistencia antiluterana de Sor Caritas Pirckheimer (Correspondencia Romana)


El escándalo de la carta de Benedicto XVI no tiene fin: Un nuevo párrafo sale a la luz (Infovaticana)


El Vaticano publica la carta completa de Benedicto XVI, revelando preocupación por el teólogo alemán (Catholic Herald)


Texto completo y actualizado de la carta de Benedicto XVI a Mons. Viganò  (NCR)


Evo Morales será quien elija los profesores en los colegios católicos (Católicos on-line)


Actualizado: Sandro Magister: Vaticano omite un párrafo completo de la carta de Benedicto (1P5)


Hay evidencia que el cardenal Schönborn mintió (Gloria TV)


(Como vara de almendro)


Selección por José Martí

VATICAN SCANDAL: Exploiting The Benedict Option (Michael Matt)


Duración 21:32 minutos

As LifeSiteNews gets demonetized by Google and Lauren Southern is barred from entering the UK, Michael Matt points out that the SPLC is now working with YouTube to determine whose videos are hateful and whose aren't. Is Remnant TV next?

Then, the Vatican is cold busted by the Associated Press for creating FAKE NEWS to make Francis look good. PROBLEM: what's Pope Benedict's role in all this, and was the late John Vennari right to hold his ground against “Papa Ratzinger the Modernist”?

Plus, Michael makes an urgent call to Cardinal Burke and Bishop Fellay to lead resistance against the Regime of Pope Francis before it’s too late.

Michael Matt

El camarote de los hermanos Marx (sobre la carta manipulada de Benedicto XVI)



¿Recuerdan aquella genial escena de la película “Una noche en la ópera” de los hermanos Marx? Sí, aquella en la que en un minúsculo camarote de un barco cabían absolutamente todos, abarrotados. Pues en algo así se ha terminado convirtiendo la famosa carta manipulada de Benedicto XVI. Sí,sí, manipulada, pero no sólo por el Vaticano, también por benedictólatras, progres y conservadores de todo tipo, se podría decir que todos caben en dicha carta. Si se fijan desapasionadamente, y esto es sólo una descripción objetiva de ver los medios de comunicación y reacciones, la misma carta sirve:
  • Para atacar y defender a Benedicto
  • Para atacar y defender a Francisco
  • Para defender y no defender el libro.
  • Para concluir y no concluir.
  • Para afirmar y para negar.
  • Para haber leído y no leído el libro.
Aquí todos caben y todos manipulan para llevarla a su ascua. Sin duda lo vivido esta semana, que aún perdura, no puede sino recordarnos el humor absurdo y genial de dicha escena del camarote, que es digna de recordar para ilustrar mejor que cualquier palabra lo aquí descrito.

Duración 2: 33 minutos

Pero dejemos el humor y volvamos a la seriedad que requiere el hecho. Muy a mi pesar, y siendo consciente de que hay mucha gente que no quiere oír la verdad y se molestan con ella, la amplia manipulación ocurrida por todos lados, sin duda, requiere un análisis más concienzudo de dicha carta para evitar que seamos manipulados por cualquier inquilino del camarote, de un lado o del otro.

La carta


Empecemos por reproducir la carta íntegra para que no se nos acuse de manipuladores a nosotros también

“Benedictus XVI
Papa Emeritus

Reverendísimo
Mons. Dario Edoardo Viganò
Prefecto de la Secretaría para la Comunicación

Ciudad del Vaticano
7 de febrero de 2018

Reverendísimo Monseñor,

Le agradezco su cortés carta del 12 de enero y por regalo adjunto de los once opúsculos editados por Roberto Repole.

Aplaudo esta iniciativa que quiere oponerse y reaccionar contra el tonto prejuicio, según el cual el papa Francisco sería solamente un hombre práctico privado de particular formación teológica o filosófica, mientras que yo habría sido únicamente un teórico de la teología que habría comprendido poco de la vida concreta de un cristiano actual.

Los opúsculos muestran, con razón, que el papa Francisco es un hombre de una profunda formación filosófica y teológica, y por eso ayudan a ver la continuidad interior entre los dos pontificados, aunque con todas las diferencias de estilo y de temperamento.

Sin embargo no puedo escribir sobre ellos una breve y densa página teológica, porque en toda mi vida ha sido siempre claro que he escrito y me he expresado solamente sobre libros que había leído verdaderamente. Lamentablemente, aunque sólo por razones físicas, no estoy en condiciones de leer los once opúsculos en un futuro próximo, por cuanto me esperan otros compromisos que ya he asumido.

Estoy seguro de que me comprenderá y lo saludo cordialmente.

Suyo

Benedicto XVI”


Benedicto sí leyó los libros, pero no detalladamente

Analicemos ahora fría y desapasionadamente lo que dice la carta, simplemente leámosla, olvidémonos de todo lo que nos han dicho.

La carta es una respuesta al envío de la colección de libritos editados sobre el pensamiento teológico del papa Francisco. Benedicto dice en ella explícitamente que sí los ha leído, pues afirma que “los opúsculos muestran con razón” y “ayudan a ver…”. Para hacer esos juicios de valor conclusivos no cabe pensar otra cosa que de alguna forma los ha leído al punto de poder hacerse un criterio formado y decir que lo que dice los libros lo hacen “con razón”.

¿De qué forma los leyó?

Aquí está la madre del cordero y foco de las manipulaciones. Si nos fijamos la carta no dice que “no ha leído los libros verdaderamente“, eso y sólo eso. Sino que dice que no los ha leído verdaderamente al grado de poder “escribir sobre ellos una breve y densa página teológica”. En este contexto “verdaderamente” es un sinónimo de “detalladamente”, no una negación absoluta como pretenden, puesto que esta frase no se puede descontextualizar de todos los párrafos anteriores, que refuerzan esta conclusión, ya que él mismo reconoce por otro lado haberlos cuando menos leído por encima al punto de atreverse a hacer un juicio de valor sobre los mismos indicándonos lo que “muestran con razón” y “ayudan a ver”.

Querer interpretar que la frase de que no los “había leído verdaderamente” es una negación absoluta que volatiliza todo lo anterior es una exégesis deshonesta de la carta, pues si el Vaticano ha querido eliminar ese último párrafo -como veremos-, otros han hecho lo contrario que es eliminar el resto de la carta agarrándose a ese párrafo. Esta interpretación, muy difundida, de hecho, a mi humilde modo de ver, le hace un flaco favor al propio Benedicto, pues se le estaría tachando de incoherencia máxima, de que en una carta de tres párrafos nos dice lo que “muestra con razón.. y ayuda a ver” una serie de libros que ni siquiera ha leído de ninguna forma, lo cual sería por su parte una deshonestidad intelectual. Esta interpretación mayoritaria no es sostenible a mi humilde modo de ver, y me da igual la apoye cualquier vaticanólogo o el sursum corda. Las cosas son como son y no como queremos que sean.

Por tanto, pienso, que un análisis frío de lo que dice la carta, permite concluir, solamente siguiendo sus propias palabras, que ha leído la obra superficialmente, por encima, ojeándola, no con detalle, por lo que dice que no la ha leído “verdaderamente” al grado de poder escribir una “una breve y densa página teológica”, que, lógicamente, requeriría un estudio más detallado de la misma, pero dicha lectura superficial sí ha llegado al punto de que le ha servido para atreverse a manifestar lo que el contenido “muestra” y “ayuda a ver”, concluyendo incluso que sirve para “oponerse y reaccionar contra el tonto prejuicio, según el cual el papa Francisco sería solamente un hombre práctico privado de particular formación teológica o filosófica, mientras que yo habría sido únicamente un teórico de la teología que habría comprendido poco de la vida concreta de un cristiano actual.” Y que “Los opúsculos muestran, con razón, que el papa Francisco es un hombre de una profunda formación filosófica y teológica, y por eso ayudan a ver la continuidad interior entre los dos pontificados, aunque con todas las diferencias de estilo y de temperamento”.

¿Por qué no leyó los libros con detalle?

Esto creo que tiene poca discusión, pues él mismo lo aclara con contundencia: “sólo por razones físicas..no estoy en condiciones física”. Hablamos de un hombre con 90 años, que él mismo insinuó hace poco que estaba cercano a ir a la casa del Padre, y que imagino tendrá múltiples achaques de todo tipo, de la vista también puede ser claro, y que le supone un gran esfuerzo ahora mismo este tipo de lecturas al grado de poder escribir una “densa página teológica”. De aquí concluir, como hacen muchos, que hay un desprecio a la obra y que ahí se afirma que, en resumen, no lee los libros porque no le da la gana, me parece de nuevo una exégesis verdaderamente atrevida e interesada

¿La escribió él?

En todo este camarote del humor donde todos caben, también han entrado quienes ante las evidencias que aquí expongo, y su difícil contestación, arguyen que la carta es por entera falsa, incluso prestigiosos vaticanistas parecen insinuarlo. Estamos de nuevo ante las manidas y sempiternas teorías del líder aislado, secuestrado, incomunicado, que no se entera de nada al punto de que medio mundo puede estar hablando algo sobre él, sin que ni siquiera se entere.

Personalmente, me cuesta creer que alguien de credibilidad a este tipo de teorías. ¿Puede alguien sensato pensar que, en esta época de comunicaciones extremas, donde con móviles e internet accedemos en segundos a información del mundo entero, donde nos comunicamos en fracciones de segundo con personas que andan por la calle, van en un avión o están en semáforo, se puede aislar a alguien de esa forma?

Como decía hace poco aquí mismo Hilary White, Benedicto recibe visitas con frecuencia, todos reportan que está comunicado y muy informado de todo lo que ocurre. Está rodeado por personas de su confianza e, imagino, tiene acceso a internet y la comunicación para comunicarse con familiares íntimos y amigos. ¿Alguien seriamente puede creerse que se podría hacer esto sin que se entere?

Y si se entera ¿por qué no dice nada? ¿por qué si sabe que le han falsificado su firma no emite una señal de denuncia, de socorro, aunque sea a un familiar, a su secretaria, un simple papel escondido en una postal, un sms, un email… nada?

La respuesta creo que es evidente. No desmiente la carta porque es auténtica.

La alabanza a Francisco

Guste a muchos o no, lo cierto es que Benedicto -con libros o sin libros- se ha atrevido a decir que Francisco:

  1. “es un hombre de una profunda formación filosófica y teológica”
  2. Existe “un tonto prejuicio, según el cual el papa Francisco sería solamente un hombre práctico privado de particular formación teológica o filosófica, mientras que yo habría sido únicamente un teórico de la teología que habría comprendido poco de la vida concreta de un cristiano actual”.
  3. Existe una “continuidad interior entre los dos pontificados, aunque con todas las diferencias de estilo y de temperamento”

Como hemos visto, nada de lo que hay antes o después en la carta permiten sembrar alguna duda sobre que esto lo escribe con plena conciencia y conocimiento. Y esto, de otra parte, no hace sino reforzar lo que el propio Benedicto ha venido haciendo en los últimos cinco años, pues en toda y cada una de las ocasiones que ha tenido de encuentro con Francisco, o ha podido hablar, jamás ha expresado el menor disgusto, al contrario, se ha prodigado en alabanzas a su figura. Tiren de hemeroteca. En esta ocasión llega incluso a decir que “su bondad (de Francisco) es el lugar donde vivo y donde me siento protegido”.

Duración 2:55 minutos

Veamos ahora someramente las diversas manipulaciones sufridas por la carta, algunas ya esbozadas.

Manipulación vaticana

El Vaticano en la información pública decide recortar el último párrafo, manipulando incluso la imagen de la carta, lo cual contraviene las normas más elementales de la ética periodística.

A mi modo de ver el motivo de fondo de dicha manipulación es sencillamente que la lectura rápida y superficial de dicho párrafo, podría ser fácilmente manipulable (como de hecho ha pasado) para sembrar dudas sobre lo expuesto en la propia carta -cosa que no es así como hemos visto-, y con idea de reforzar las conclusiones alabatorias a Francisco era mejor quitarlo a efectos comunicativos.

Fuera la intención que fuera, e independientemente del valor que pueda tener o no dicho párrafo -ya aclarado anteriormente-, muestra el estilo de comunicación que se ejerce hoy desde Roma que no duda en “recortar” textos y manipular.

Manipulación probenedicto

A mi modo de ver, peor aún es la manipulación que se ha ejercido sobre la misma por un amplio rango de sectores probenedicto, en el que encontramos desde benedictólatras acérrimos, neocones, pseudotradicionalistas, conservadores e incluso algunos sectores tradicionalistas muy ligados en Benedicto, pero que todos comparten una pasión exacerbada por su figura, cada uno a su modo y estilo, y que se han lanzado a la loca a querer negar los hechos.

En todos estos casos vemos como por un lado se quiere dogmatizar una palabra, pero incoherentemente se trivializan todas las demás, queriéndose descontextualizar el último párrafo y afirmar que descalifica por completo el resto de la carta. Como si no existiera. El Vaticano eliminó el último párrafo y ellos los anteriores. Cada uno queriendo desvirtuar al propio Benedicto a su favor y, en definitiva, mostrándole muy poco respeto, porque en esencia, como decía Hilary, no le creen, no lo respetan, y quieren que sea el Benedicto que ellos quieren que sea, no el que es.

Conclusiones

Creo que por todo lo visto se puede concluir sin “forzar” los textos, ni interpretaciones subjetivas, que la carta ha sido escrita por Benedicto, el cual ha leído los libros, pero no en detalle por motivos de salud, y que -con libro o sin libro-, la carta emite una clara alabanza a Francisco y su pontificado que sólo hace reafirmar lo que ha venido haciendo durante estos cinco años.

Dicha carta ha sido manipulada por todo tipo de sectores, el Vaticano para evitar dudas y manipulaciones del “otro lado”, y el “otro lado” para sembrar dudas sobre la autenticidad de unas palabras a todas luces auténticas. Todo ello ha convertido este episodio en un auténtico sainete, un festival del humor digno de los hermanos Marx. Esta es la realidad, y así la he contado.

“Que vuestro modo de hablar sea sí sí no no, porque todo lo demás viene del maligno” Mateo 5,37.

ACTUALIZACIÓN 20:09 PM

Para añadir más confusión a todo este affaire el Vaticano ha hecho pública esta tarde un nuevo fragmento “desaparecido” de la carta, en el cual Benedicto muestra su sorpresa porque uno de los volúmenes esté escrito por un autor, el profesor Hünermann, quien durante su pontificado se dedicó a realizar serias descalificaciones contra el papado y diversos ataques a él y a Juan Pablo II desde la óptica más radical. De lo cual volvemos a repetir todo lo comentado, lo dicho en los párrafos anteriores, dicho está por él y toda la carta hay que leerla en el contexto de la valoración positiva que hace de la obra, a pesar de manifestar sorpresa negativa con que dicho autor esté incluido en la colección. A mi modo de ver, resulta cuando menos sorprendente viendo el pelaje de los autores que se haga a pesar de eso una valoración positiva de la obra en conjunto como la que se hace en la carta. Esta nueva manipulación, otra más, sin duda aumenta considerablemente la gravedad de la responsabilidad por parte de la oficina de prensa de Bergoglio. Lo dicho, un auténtico sainete digno del mejor de los autores.

Miguel Ángel Yáñez

Noticias varias 15 y 16 de marzo


Ep. 45 - La carta de Benedicto | Amenaza Legal del Vaticano vs. Infovaticana    (1P5)

El Papa Francisco y la reforma: los problemas financieros persisten  (Infovaticana)

Visión Litúrgica vs. Visiones Litúrgicas: Vaticano II, Papa Benedicto XVI, Cardenal Sarah (Padre Peter MJ Stravinskas en CWR)

Los obispos polacos condenan la nueva ola de antisemitismo (Crux)

Nada se puede hacer en Italia. Ni siquiera la caridad (Chiesa e post Concilio)

Legalizar el divorcio devastaría a las familias, advierten los obispos de Filipinas (The Catholic World Report)

Having divorced and ‘remarried’ Catholics teach religion violates Church law: Canon lawyer (LSN)

Los tres teólogos favoritos del teólogo forastero del Papa Francisco son relativistas de segunda clase o disidentes herejes (Monitor católico)

El desastre con la carta de Benedicto (Katholisches)

Análisis: ¿Fue la carta de Benedicto un endoso, una crítica, o ninguna de las dos? (Catholic Herald)

El misterio del LetterGate golpea al Vaticano entre quejas de conservadores  (SMM)

¿El año de la verdad? ( ¿Verdad con características chinas?) (SMM)

LO QUE FALTABA: BERGOGLIO “PROFETA”DE LA NUEVA IGLESIA  (Catapulta)

Sobre las 24 tesis tomistas (Infocaótica)

Cinco años del Papa Francisco y ese discurso sobre el "Misterio de la Luna"  (Vatican Insider)

Revelaciones. Los primeros contactos entre el Vaticano y Pekín comenzaron hace 32 años. De este modo (Sandro Magister)

Quien pretende ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios.(Sant 4,4). (El Oriente en llamas)

Selección por José Martí

HABRA QUE BUSCAR OTRA TEORIAS (Capitán Ryder)



Andan los católicos neocon un tanto revueltos con la carta laudatoria de Benedicto XVI sobre el Papa Francisco.

Les ha pasado un poco como a los judíos, esperaban un caudillo que les liberase de Francisco y se han encontrado con un aliado de este.

Toca rehacer las teorías por las que Benedicto sigue siendo Papa, maniatado y secuestrado por unos poderes oscuros. Algunos ya están pidiendo un análisis grafológico, firma original a estudiar etc

Lo siento pero Benedicto sería el último hombre en embarcarse en un proyecto de esos, ni por carácter, ni por historia.

Creo que el catolicismo debería hacer más hincapié en las verdades de la Fe, si siguen estando claras, y menos en seguir los dichos y hechos de este o aquel Papa. Más en los tiempos actuales y cercanos en el pasado, en que los propios Papas han promocionado teorías, cuando menos chocantes, en relación a la Tradición de la Iglesia.

Sirva como muestra todo lo dicho y hecho en el tema ecuménico y de lo que hemos dado buena cuenta en el blog. Continuaremos, pues aún no hemos terminado con el tema.

El párrafo que más ha escocido de la carta es aquel en el que dice 
«Los pequeños volúmenes muestran con razón que el Papa Francisco es un hombre de profunda formación filosófica y ayudan, por lo tanto, a ver la continuidad interior entre los dos pontificados, si bien con todas las diferencias de estilo y temperamento».
Más allá de la puya, no sé si involuntaria, de llamar “pequeños volúmenes” a lo que el Vaticano está intentando vender como la obra de un Santo Tomás reencarnado, lo cierto es que legitima las ideas y el Papado de Francisco.

Como digo, no es sorprendente, pues el año pasado ya despachaba con gran indiferencia la semilla que trajo a Francisco, su actuación (la de Ratzinger) y la de los suyos en el Vaticano II.

Para los que los desconozcan diremos que el Vaticano II estuvo dominado de cabo a rabo por lo que se dio en llamar la alianza del Rhin, de la que formaban parte la mayoría de los obispos alemanes, austríacos, holandeses, belgas, suizos, junto con otro tipo de alianzas.

¿Y quiénes marcaban el paso en esa alianza? Los teólogos Ratzinger, Rahner, Küng o Schillebeeckx. Ya sabemos cómo acabaron: Küng fuera de la Iglesia, El Santo Oficio intervino 4 veces la obra de Schillebeeckx, que tanto daño causó a la Iglesia católica con el Catecismo holandés, etc

Bien, con estos antecedentes, en el libro-entrevista a Benedicto de Peter Seewald del año 2017, y con una oportunidad de oro para impugnar todos los errores que llevaron a la Iglesia a este laberinto y que él conoce bien, el Papa manifiesta lo siguiente:
«En aquella época, ser progresista no significaba todavía romper con la fe, sino aprender a comprenderla mejor y vivirla de manera más adecuada, volviendo a los orígenes. Entonces creía todavía que todos nosotros queríamos esto. También progresistas famosos como De Lubac, Daniélou y otros tenían una idea similar. El cambio de tono se percibió ya el segundo año del Concilio y se perfiló con claridad en el curso de los años sucesivos»(1).
«La voluntad de los obispos era renovar la fe, hacerla más profunda. Sin embargo, hicieron sentir cada vez más su influencia también otras fuerzas, especialmente la prensa (2), que dio una interpretación totalmente nueva a muchas cuestiones. En un cierto momento, la gente se preguntó: ¿si los obispos lo pueden cambiar todo, por qué no podemos hacerlo nosotros?(3). La liturgia comenzó a resquebrajarse deslizándose hacia la discrecionalidad y muy pronto quedó claro que aquí, las intenciones positivas eran empujadas en otra dirección. Desde 1965, por tanto, sentí que era tarea mía poner en claro lo que verdaderamente queríamos y lo que no queríamos» (p. 135).
«Es cierto, nos preguntábamos si habíamos actuado correctamente. Era una pregunta que nos hacíamos, especialmente cuando todo se desordenó. El cardenal Frings tuvo más tarde fuertes remordimientos de conciencia. Yo, en cambio, he mantenido siempre la conciencia de que lo que habíamos dicho y hecho aprobar era correcto y no podía ser de otro modo. Actuamos de modo correcto, aunque no valoramos correctamente las consecuencias políticas y los efectos concretos de nuestras acciones. Pensamos demasiado como teólogos y no reflexionamos sobre las repercusiones que nuestras ideas habrían tenido en el exterior»(4) (pp. 135-136).
«Entonces, hasta este momento, ¿usted está satisfecho con el ministerio del papa Francisco?», «Sí. Hay un nuevo frescor en el seno de la Iglesia, una nueva alegría, un nuevo carisma que se dirige a los hombres, es ya una buena cosa» (p. 47).
Lo dicho, más allá del cariño que cada uno le tengamos, de que valoremos el intento de restauración de la liturgia, poco enérgico por otro parte, lo cierto es que no ha impugnado, ni entonces ni ahora, muchas de las ideas que nos trajeron hasta aquí. Es más, parece no darle mayor importancia a lo que pasó. Viene a ser una especie de “sí, se fue todo a paseo, pero la intención era buena…”. Hablando, como lo estamos haciendo, de la salvación de las almas, no deja de ser, al menos para mí, bastante desasosegante.

Aunque parece que el segundo año del Concilio ya había un cambio de tono eso no impidió que la Alianza del Rhin siguiese machaconamente con su programa de demolición. Los remordimientos de Frings, y otros, parece que vinieron bastante más tarde.

¿Seguro que sólo la prensa?

Una pregunta que se podían hacer muy legítimamente los fieles a tenor de lo que oían en el aula conciliar.

Lo dicho, todo se hizo de maravilla, con la mejor intención, buscando lo mejor para la Iglesia y todo se ha ido a paseo

Bueno, no pasa nada, pasemos a otro tema.

Capitán Ryder

P.D: Mañana hablaremos del denominado “Caso Siri”