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jueves, 23 de febrero de 2017

La pésima siembra del papa Bergoglio (Adelante la Fe)




Tras el magisterio petrino tradicional, que nos ha enseñado claramente a proteger la fe del modernismo, secularismo, comunismo, relativismo, y nos ha acercado a Dios, es necesario darse cuenta de que el “sembrar” del papa Francisco, no siempre reflejo de la doctrina evangélica de la Tradición, desde el inicio de su papado hasta hoy, ha creado no pocas perplejidades, dudas, confusiones y relativos “ruidos” y “silencios”. La última novedad sería una canción del papa Francisco para San Remo. ¡La noticia está tan fuera de lo sembrado que no debemos creerla!

Además, el mundo católico es, en este momento, presa del secularismo y relativismo que, condenado ejemplarmente en su tiempo, es ahora declarado deportiva y desenvueltamente en ciertas afirmaciones del papa Francisco.

Los nudos de Amoris laetitia

La publicación del documento papal Amoris laetitia que, por sus contenidos controvertidos, ha invertido las posiciones teológicamente correctas, ha desencadenado una verdadera división en el pueblo de Dios, también en la jerarquía eclesiástica de sacerdotes, monseñores, abades, obispos y cardenales. Surgen y se difunden dudas y silencios.

La gran polémica sobre los temas de la exhortación apostólica del papa Francisco no ha terminado y ha sido también ampliamente ignorada por la prensa. Se sabe que, el 19 de septiembre pasado, cuatro cardenales autorizados como Carlo Caffarra, arzobispo emérito de Bolonia (con gran estima por el padre Barsotti), Walter Brandmüller, presidente emérito del Pontificio Comité de Ciencias Históricas, Raymond Leo Burke, patrono de la Soberana Orden Militar de Malta, y Joachim Meisner, arzobispo emérito de Colonia, enviaron un recurso escrito a la Congregación para la Doctrina de la Fe, presidida por el cardenal Gerhard Müller, para pedir, en la modalidad de los dubia, según el lenguaje evangélico del paso de Mt 5, 37, (sea vuestro hablar sí, sí; no, no; lo demás viene del maligno), una respuesta positiva o negativa, al estar dichos cardenales muy preocupados por el desconcierto creado especialmente por el cap. VIII de la Exhortación papal.

Una vez más, el ministerio petrino nos demuestra que no cumple la función de ser el centro de la unidad como debería. Muchos escritores, religiosos, abades, se plantean la cuestión más simple y evangélica que surge en este caso: 

–El Magisterio precedente, fundado en la Sagrada Escritura y en la Tradición de la Iglesia, ¿ha perdido acaso su validez en los puntos en los que “Amoris laetitia” parece estar en contradicción con él? Se trata en el fondo de dudas sobre cuestiones morales y de fe dirigidas al Santo Padre, sucesor de Pedro.

En una entrevista, tanto el papa Francisco como mons. Viganò respondieron que Jesús y la Misericordia han quedado fuera y es necesario hacerlos encontrar con todo el pueblo y, por tanto, “las reglas” pueden cambiar… (Domingo 20/11/16 en TV 2000). Ahora mismo, al final de noviembre, el papa Franciso ha hecho saber, a propósito de lo preguntado por los 4 cardenales: “No malvendo la doctrina, sigo al Concilio… Simplemente me he dejado llevar por el Espíritu”…

El católico siempre supo que el Evangelio es igual ayer, hoy y mañana… El modernismo, el secularismo y el relativismo ¿no deben ser ya evitados? ¿Qué está sucediendo? Esta pregunta me parece más que pertinente si no angustiante. Se puede comprender perfectamente en qué confusión y frente a qué cambio de posiciones se encuentra en este momento el fiel pueblo de Dios.

Es bien sabido que nosotros, católicos laicos, vivimos en este momento en Babilonia, donde hay leyes estatales que son auténticos abominios, como el aborto, las uniones homosexuales, la fecundación in vitro con el alquiler del útero y, dentro de poco, quizá también, la eutanasia; y entre los hombres de Iglesia el sincretismo más abominable, visible ya y deliberado, por este Papa en muchas iglesias.

Somos probados por la falta de respeto por la sacralidad de la vida; la familia natural no es ya el centro de la vida nacional. Nuestro País está gobernado por un católico que afirma no haber jurado sobre el Evangelio (y, sin embargo está bautizado), sino sobre la Constitución, que ahora quiere cambiar a su gusto y, como sus predecesores, nos lleva cada vez más a Babilonia con el apoyo de los católicos que consienten en ello…

Me niego a correr ciegamente hacia un obligatorio pensamiento único que se ha delineado ya en política y ahora también en nuestra fe, contaminándola. El precio sería demasiado alto: ¡nos cambian el Evangelio de Jesús!

Vivimos el tiempo de los banqueros y de los especuladores financieros que, gracias a las leyes que los protegen, están sacudiendo violentamente el mundo, para poner en el centro el dinero y no la persona. ¿Por qué no se habla de esto y de sus consecuencias? No sólo la economía real es socavada, sino que lo es “la persona” misma, mientras que los estados nacionales lo son por la invasión de millones de clandestinos útiles a estos gobernantes para desarraigar la civilización laica y católica, favoreciendo el relativismo de valores. Y los ejemplos son numerosísimos… ¿Por qué entonces no somos guiados a combatir el fácil y gratuito buenismo, no vinculado a la realidad, que también sale de la boca del Santo Padre, especialmente en el tema de los pobres, inmigración y acogida?

Si no se lleva a cabo un discernimiento, tomando distancia de decisiones infames que se desvían del Evangelio, caeremos en un inevitable lavado de cerebro también en la fe. Una operación que modificará mental y espiritualmente a las personas.

La homosexualidad y la cristianofobia

Interrogado por el periodista Eugenio Scalfari sobre el tema del mal, por ejemplo, el papa Francisco contestó, escandalizando a los católicos, porque dijo que “sentir” es subjetivo y que, por tanto, si uno no siente que es pecado, no comete pecado.

Otra afirmación del papa Francisco a Eugenio Scalfari que escandalizó a su rebaño es: Los comunistas piensan como los cristianos, sabiendo perfectamente Bergoglio que Karl Marx murió y que el comunismo fracasó amargamente con un balance de innumerables muertos y que Pío XII excomulgó a los comunistas.

El Papa fue después provocado por los periodistas a propósito de la homosexualidad. También aquí la respuesta relativista. Prefirió esconderse tras un “¿Quién soy yo para juzgar?”. En efecto, no había sido llamado a juzgar a nadie, sino solamente a una práctica contra natura y debería haber dado una respuesta fiel a las Sagradas Escrituras, esto es, afirmar que la práctica de la homosexualidad es pecado. Sin embargo, oficialmente nadie corrigió aquel disparo fallado, dejando el vacío sobre una información papal incorrecta. Sin embargo, nosotros católicos somos apuntados precisamente por este tema y acusados de homofobia solamente si nos expresamos como es debido. ¡Y de esto no se habla!

El papa Francisco evitó dar testimonio, como incluso un simple bautizado debería hacer, ¡cuánto más un sacerdote y un Papa! Sobre este tema fue mejor testigo el honorable Rocco Buttiglione cuando tomó posición contra la legalización de los matrimonios gay en España por obra de Zapatero. Después de su afirmación, fue suspendida en Estrasburgo su candidatura a comisario europeo de la Justicia, Libertad y Seguridad por haber dicho simplemente: “Como católico considero la homosexualidad un pecado…”

Otro ejemplo de testimonio pagado caro proviene de la Corte de Apelación de París, que confirmó la sentencia del Tribunal francés que condenó a la honorable Christine Boutin, presidenta del partido Cristiano Democrático, a una sanción de 5.000 € por haber definido las relaciones homosexuales recurriendo a las palabras de la Sagrada Escritura. Después tuvo que pagar una indemnización de otros 2.000 € a las Asociaciones de la órbita LGTB que se presentados como parte lesa. 

Clarificadora fue la declaración de la honorable: “Nunca he condenado a ningún homosexual. Lo que es un abominio es la homosexualidad, no la persona homosexual. El pecado no es nunca aceptable, pero el pecador debe ser acogido siempre.”. La condena, sin embargo, llegó puntual y fue motivada como “incitación pública al odio y a la violencia”. ¿Pero entonces, somos o no somos perseguidos nosotros los católicos por ser católicos? ¿No vale la pena hablar de ello y comprender cómo comportarse?

Está claro que, en este caso, se comportaron mejor dos políticos que el Papa, que se negó a dar testimonio, ¡aunque para él no habría habido ciertamente consecuencias! Evidentemente lo decidió así para agradar a la mayoría. ¡Es posible entonces que nadie se dé cuenta de que nos encontramos en plena cristianofobia! ¡Más que homofobia! ¡Aquí es dañada al libertad de profesar la religión católica y a este paso volverá el tiempo de las catacumbas!

¿Por qué no recordar a los católicos las fuentes bíblicas sobre el tema? Al menos se sabría cómo contestar. A propósito de Sodoma y Gomorra (Gén 19, 1-29), en la Biblia se habla explícitamente de “pasiones infames”, “contra natura”, de “actos ignominiosos” y de “extravío” (Rom 1, 24-27), y se especifica que los “sodomitas” no heredarán el Reino de Dios (I Cor 6, 9-10). También el nuevo catecismo de la Iglesia Católica define expresamente las “relaciones homosexuales” como “graves depravaciones”, “actos intrínsecamente desordenados” y “contrarios a la ley natural, que no deben aprobarse en ningún caso” (n. 2357).

¡Sin embargo, sobre este tema delicado, el Papa no ha dado ni siquiera una apariencia de “respuesta-verdad”! Y advertirlo y decirlo es tomar conciencia de la verdad que no debe esconderse.

Sincretismo

El Islam y su invasión

Basta referirse al relativismo de valores y nos damos cuenta de que las exhortaciones del papa Francisco han profanado el cristianismo y han provocado la profanación de las iglesias legitimando el islam como religión en un nivel de paridad con la nuestra, aunque el Dios de los musulmanes no es el Padre Nuestro como también afirmaba el p. Barsotti. El Papa ha instituido ceremonias interreligiosas islamo-católicas en las que sacerdotes e imanes se alternan en el altar rezando indiferentemente a Dios Padre y a Alá, evocando a Jesús y a Mahoma como si fueran santos hombres, lo que humilla al Verbo Encarnado y exalta a Mahoma.

¿Por qué nuestros párrocos callan sobre estos comportamientos que, si no son explicados, se convierten en enseñanzas?

La escena del papa Francisco con los luteranos

Lo que sucedió el pasado 31 de octubre en Lund, en el encuentro ecuménico entre el papa Francisco y los representantes de la Federación Luterana Mundial, parece acreditar una nueva religión que no se sabe adónde irá a parar… Se preparan quizá los templos para la Religión global o mundial, otro abominio sobre el cual parece soplar el hálito papal como se evidencia de las palabras pronunciadas: “Ha resonado la exigencia de un camino común que lleve a católicos y luteranos del conflicto a la comunión”.

De las homilías del Papa y del pastor Martin Junge, secretario de la Federación Luterana, ha salido que católicos y luteranos serían “ramas secas” de un único árbol que no da fruto a causa de la separación de 500 años (1517). Si la falta de fruto es verdadera para la “rama seca” del luteranismo, ¿cómo se puede osar decirlo del árbol fructífero del que aquella “rama seca” se arrancó?

Es verdad que los países nórdicos están gravemente en crisis. En Suecia, patria del multiculturalismo y de los derechos homosexuales, sólo hay un 2% de luteranos practicantes, mientras que el 10% de la población practica la religión islámica. ¿Qué comunión augura el Papa? ¡Se debería más bien preocupar de las “grietas” profundas de su rebaño y que no son pocas ni leves! Estamos en plena crisis de autodemolición, no ciertamente por la separación de los luteranos, sino por el abandono de la Tradición, de la práctica católica en un proceso de secularización y modernismo verdaderamente galopantes. Pero, ¿a quién vamos a abrazar?

Ha sido dicho también por el Papa: “Lo que nos une es mucho más de lo que nos divide”. ¡Es falso afirmar esto! ¿Pero por qué nadie lo dice?

Hay un único sacramento que reconocen los luteranos y es el Bautismo, pero ni esto nos une porque, para nosotros católicos, quita el pecado original, pero para los luteranos no puede cancelarlo por cuanto consideran que la naturaleza humana está tan radicalmente corrompida que el pecado resulta invencible. ¿Entonces qué ha soñado decir el papa Francisco? ¿Cuántas informaciones incorrectas han sido difundidas por él entre cristianos de buena fe? El papa Francisco quiere quizá cambiar el pensamiento de Lutero, que considera al hombre incapaz de bien y que no puede sino pecar y abandonarse a la Misericordia divina en una lógica de rigurosa predestinación de elegidos y condenados, que no es ciertamente la fe de nosotros católicos.

Recordemos que los luteranos se fundan en la sola Escritura. Nosotros, católicos, nos fundamos en la Revelación divina contenida en la Sagrada Escritura y en la Tradición, que por el contrario los luteranos no aceptan. Ellos creen en una relación directa con Dios, sin mediaciones. Y con el principio del libre examen encaran la Sagrada Escritura; de ello deriva obviamente el individualismo y el relativismo contemporáneo que socavan también nuestra formación católica. Véanse las diferentes afirmaciones de sacerdotes, obispos y ahora también el Papa… cada uno por su lado.

Debe ser recordado además que Lutero niega totalmente a la Iglesia y al mismo Papa, que considera un “apóstol de Satanás” o incluso un “Anticristo”. Si los luteranos odian sobre todo al Papa y a la Misa, si niegan el carácter de sacrificio y la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y en la Sangre de Jesucristo, ¿qué tipo de comunión podemos esperar con ellos? Y por el contrario… nadie en el mundo católico comenta estas salidas de Bergoglio. ¿A dónde quiere ir a parar este Papa con su proyecto de comunión luterana? Digámoslo claro y alto, al menos entre nosotros, y tomemos distancia… ¿Por qué, decidme, permanecen callados? Todavía no lo he entendido.

Para concluir, quiero hablar de un signo importante: la víspera del encuentro en Lund, esto es, de la oración ecuménica común en la catedral luterana, el pasado 30 de octubre, en el corazón de Italia y de la cristiandad, en Nursia, se derrumban los ladrillos simbólicos de la cristiandad: todas las iglesias de la zona, comprendida la catedral del protector de la Europa cristiana, San Benito.

Y ahora decidme vosotros si es correcto, espiritual y teológicamente correcto, que un Papa católico haya firmado una Declaración común en la que expresa “gratitud por los dones espirituales y teológicos recibidos a través de la Reforma” y “deploración por la ruptura de la unidad de la Iglesia”

Si no me equivoco, la historia nos dice que la ruptura fue producida por Lutero y la Iglesia abrió precisamente por esto un Concilio, el de Trento (1545-1563), con el fin de responder a las herejías de los luteranos y con la intención, de resultado vano, de llamarlos de nuevo a la verdadera Iglesia.

R.Gh.

Cuando la corrección pública se hace urgente y necesaria (Roberto de Mattei)





¿Se puede corregir públicamente a un papa por un comportamiento reprensible? ¿O debe, por el contrario, ser la actitud de un fiel la obediencia incondicional, hasta el punto de justificar toda palabra o gesto del Pontífice, aunque sea abiertamente escandalosa? Según algunos, como el vaticanista Andrea Tornielli, es posible manifestar cara a cara al Papa la disconformidad, pero sin manifestarla públicamente.

Con todo, esta tesis contiene una importante admisión. El Papa no es infalible sino cuando habla ex cathedra. De lo contrario no sería lícito disentir ni siquiera en privado, y no quedaría otra alternativa que la del silencio religioso. Por el contrario, el Papa, que no es Cristo, sino sólo su representante en la Tierra, puede pecar y equivocarse.

Ahora bien, ¿es cierto que sólo se lo puede corregir en privado y nunca en público? Para responder a esta pregunta, es importante recordar el ejemplo histórico por excelencia, el que nos presenta la regla de oro del comportamiento. El llamado incidente de Antioquía.

San Pablo lo recuerda en estos términos en su epístola a los Gálatas, escrita probablemente entre los años 54 y 57. "[…] Viendo que a mí me había sido encomendado el evangelizar a los incircuncisos, así como a Pedro la evangelización de los circuncisos –pues el que dio fuerza a Pedro para el apostolado de los circuncisos me la dio también a mí para el apostolado de los gentiles–, y reconociendo la gracia que me fue dada, Santiago, Cefas y Juan, que eran reputados como columnas, nos dieron la mano a mí y a Bernabé,  en señal de comunión, para que nosotros fuésemos a los gentiles y ellos, en cambio, a los de la circuncisión" (Gal 2, 7-9) [...] "Cuando Cefas (nombre arameo con el que era conocido San Pedro) vino a Antioquía, le resistí cara a cara, por ser digno de reprensión. Pues él, antes que viniesen ciertos hombres de parte de Santiago, comía con los gentiles; mas cuando llegaron aquellos se retraía y se apartaba, por temor a los que eran de la circuncisión. Y los otros judíos incurrieron con él en la misma hipocresía, tanto que hasta Bernabé se dejó arrastrar por la simulación de ellos. Mas cuando yo vi que no andaban rectamente, conforme a la verdad del Evangelio, dije a Cefas en presencia de todos: 'Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como los judíos, ¿cómo obligas a los gentiles a vivir como judíos?' " (Gal 2, 11-14).

Por miedo a herir la susceptibilidad de los judíos, San Pedro favorecía con su comportamiento la postura de los judaizantes, que creían que a todos los conversos al cristianismo se les debían aplicar la circuncisión y otras disposiciones de la ley mosaica.

San Pablo dice que San Pedro había errado manifiestamente, y por eso lo resistió cara a cara, o sea en público, para que Pedro no causara escándalo en la Iglesia sobre la que ejercía la autoridad suprema. Pedro aceptó la corrección de San Pablo, reconociendo su error con humildad

Santo Tomás de Aquino habla de este episodio en muchas de sus obrasObserva ante todo que «el Apóstol de los Gentiles se enfrentó a San Pedro en cuanto al ejercicio de su autoridad, no en cuanto a su autoridad para gobernar» (Super Epistolam ad Galatas lectura, n. 77). San Pablo reconocía en San Pedro al jefe de la Iglesia, pero consideró legítimo resistirle dada la gravedad de la cuestión, que afectaba la salvación de las almas. «La manera de amonestar fue adecuada, porque fue público y manifiesto» (Super Epistolam ad Galatas, n. 84). 

Este episodio, observa también el Doctor Angélico, contiene enseñanzas tanto para los superiores como sus subalternos: «A los superiores se les dio ejemplo de humildad para que acepten las amonestaciones de sus inferiores y súbditos; y asimismo, a los súbditos se les dio ejemplo de celo y libertad para que no tengan temor de corregir a sus superiores, sobre todo cuando la falta por la que se corrige es pública y redunda en peligro para muchos» (Super Epistulam ad Galatas, n. 77).

En Antioquía, San Pedro demostró una gran humildad, y San Pablo una ardiente caridad. El Apóstol de los Gentiles no sólo fue justo, sino también misericordioso. La amonestación a los pecadores se cuenta entre las obras de misericordia espiritual, conocida por los moralistas como corrección fraterna. Se hace en privado si el pecado es privado, y en público si éste es público. 

El propio Jesús indicó cómo hacerla. «Si tu hermano peca contra ti, repréndelo entre tú y él solo; si te escucha habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo un hombre o dos, para que por boca de dos testigos o tres conste toda palabra. Si a ellos no escucha, dilo a la Iglesia. Y si no escucha tampoco a la Iglesia, sea para tí como un pagano y como un publicano. En verdad os digo, todo lo que atareis sobre la tierra será atado en el cielo, y todo lo que desatareis sobre la tierra será desatado en el cielo» (Mat 18, 15-18). 

Cabe suponer que después de haber intentado convencer a San Pedro en privado, San Pablo no dudó en amonestarlo públicamente, pero –dice Santo Tomás– «como San Pedro había pecado ante todos, era necesario amonestarlo delante de todos» (In 4 Sententiarum, Dist. 19, q. 2, a. 3, tr. it., ESD, Bologna 1999).

La corrección fraterna, como enseñan los teólogos, no es un precepto opcional, sino obligatorio, sobre todo en el caso de quienes ejercen cargos de responsabilidad en la Iglesia, porque emana del derecho natural y el derecho positivo divino (Dictionnaire de Théologie Catholique,vol. III, col. 1908). 

La amonestación puede ser también de los inferiores a sus superiores, e incluso de los seglares a los prelados. A la pregunta sobre si hay obligación de reprender públicamente al superior, Santo Tomás responde afirmativamente en su Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo, señalando no obstante que siempre se debe obrar con sumo respeto. Por eso, «los subalternos no corrigen a sus superiores en presencia de todos, sino con humildad y en privado, salvo que exista un peligro para la fe; en ese caso, el superior se haría de hecho inferior, en caso de caer en la infidelidad, y el inferior superior» (In 4 Sententiarum, Dist. 19, q. 2, a. 2).

El Doctor Angélico se expresa en los mismos términos en la Suma Teológica: «[…] En caso de peligro próximo para la fe, los inferiores deben reprender a los superiores, incluso públicamente. Así pues, San Pablo, que estaba sujeto a San Pedro, lo reprendió públicamente con motivo de un peligro inminente de escándalo en materia de fe. Y, como dice el comentario de San Agustín, el propio San Pedro dio ejemplo a los que ejercen autoridad para que, en caso de apartarse del buen camino, no rechacen, considerándola indebida, una corrección hecha por sus súbditos (ad Gal. 2, 14)» (Summa Theologiae, II-IIae, 33, 4, 2).

Retomando el pensamiento de los Padres y Doctores de la Iglesia, Cornelio a Lapide escribe: «[…] Los superiores pueden ser amonestados con humildad y caridad por sus inferiores al objeto de defender la verdad. Esto es lo que declaran, basándose en este pasaje [Gal. 2, 11], San Agustín (Epist. 19), San Cipriano, San Gregorio, Santo Tomás y otros arriba citados

Enseñan claramente que, a pesar de ser superior, San Pedro fue reprendido por San Pablo […]. Con razón, pues, dijo San Gregorio (Homil. 18 in Ezech.): “Pedro calló a fin de que, siendo el primero en la jerarquía apostólica, fuese también el primero en la humildad”. Y San Agustín afirmó (Epis. 19 ad Hienonymum): “Al enseñar que los superiores no deben rechazar las amonestaciones de los inferiores, San Pedro dio a la posteridad un ejemplo más excepcional y santo que el de San Pablo, enseñando que, en la defensa de la verdad, y con caridad, el menor puede tener la audacia de resistir sin temor al mayor”» (Ad Gal. 2, II, in Commentaria in Scripturam Sacram, Vivès, París 1876, tomo XVII).

La corrección fraterna es un acto de caridad. Entre los más graves pecados contra la caridad está el de cisma, que consiste en apartar de la autoridad de la Iglesia o de sus leyes, usos y costumbres. Un papa también puede caer en cisma si divide a la Iglesia, como explica el teólogo Suárez (De schismate in Opera omnia, vol. 12, pp. 733-734 e 736-737) y confirma el cardenal Journet (L’Eglise du Verbe Incarné, Desclée, Brujas 1962, vol. I, p. 596). 

Hoy reina la confusión en la Iglesia. Unos cardenales valientes han anunciado una posible corrección pública del papa Bergoglio, cuyas iniciativas se vuelven más inquietantes y divisivas de día en día.

Su negativa a responder las dudas de los mencionados cardenales con relación al capítulo 8 de la exhortación Amoris laetitia corrobora y fomenta las interpretaciones heréticas y próximas a la herejía en el tema de la comunión para los divorciados vueltos a casar

Favorecida de este modo, la confusión crea tensiones y luchas internas, es decir una situación de oposición religiosa que es preludio del cisma. La corrección pública se hace más urgente y necesaria.

Roberto de Mattei

(Traducido por J.E.F)

miércoles, 22 de febrero de 2017

Matrimonio y divorcio. El general de los jesuitas: "También hay que reinterpretar a Jesús" (Sandro Magister)

Arturo Sosa, prepósito general de los jesuitas, a la izquierda

FUENTE: SETTIMO CIELO
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Increíble, pero cierto. En el capítulo ocho de "Amoris laetitia", el más espinoso y controvertido, ese en el que el Papa Francisco parece "abrir" a las segundas nupcias con el precedente cónyuge aún vivo, no se citan las palabras de Jesús sobre el matrimonio y el divorcio referidas en el capítulo 19 del Evangelio según Mateo:
«Se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: "¿Es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier motivo?". Él les respondió: "¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: 'Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne'? De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre". Ellos insistieron: "¿Y por qué mandó Moisés darle acta de divorcio y repudiarla?". Él les contestó: "Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Pero yo os digo que, si uno repudia a su mujer -no hablo de unión ilegítima- y se casa con otra, comete adulterio"».
Es una ausencia que deja estupefactos. Como también ha causado estupor el silencio de Francisco sobre la misma cuestión en otras dos ocasiones.
La primera se remonta al 4 de octubre de 2015. Era el domingo de inicio de la segunda y última sesión del sínodo sobre la familia. Y precisamente ese día, en todas las iglesias católicas de rito latino, una de las lecturas de la misa era el pasaje del Evangelio de Marcos (10, 2-9) paralelo al de Mateo 19, 2-12.
Durante el Angelus el Papa no hizo ninguna referencia a ese pasaje del Evangelio, a pesar de su extraordinaria pertinencia con las cuestiones debatidas en el sínodo.
Y lo mismo ocurrió el pasado 12 de febrero, con otro pasaje análogo del Evangelio de Mateo (5, 11-12), leído en toda la Iglesia. También esta vez, durante el Angelus, Francisco evitó citarlo y comentarlo.
¿Por qué este silencio tan insistente del Papa acerca de unas palabras de Jesús tan inequívocas?
Una idea de respuesta se puede encontrar en la entrevista que el nuevo superior general de la Compañía de Jesús, el venezolano Arturo Sosa Abascal, muy cercano a Jorge Mario Bergoglio, ha concedido al vaticanista suizo Giuseppe Rusconi para el blog Rossoporpora y el "Giornale del Popolo" de Lugano.
He aquí algunos de los pasajes más pertinentes al caso. Huelgan los comentarios.
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P. – El cardenal Gerhard L. Müller, prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, ha dicho a propósito del matrimonio que las palabras de Jesús son muy claras y que "ningún poder en el cielo y en la tierra, ni un ángel ni el Papa, ni un concilio ni una ley de los obispos, tiene la facultad de modificarlas".
R. – Antes que nada sería necesario comenzar una buena reflexión sobre lo que verdaderamente dijo Jesús. En esa época nadie tenía una grabadora para registrar sus palabras. Lo que se sabe es que las palabras de Jesús hay que ponerlas en contexto, están expresadas con un lenguaje, en un ambiente concreto, están dirigidas a alguien determinado.
P. – Pero entonces, si hay que examinar todas las palabras de Jesús y reconducirlas a su contexto histórico significa que no tienen un valor absoluto.
R. – En el último siglo han surgido en la Iglesia muchos estudios que intentan entender exactamente qué quería decir Jesús... Esto no es relativismo, pero certifica que la palabra es relativa, el Evangelio está escrito por seres humanos, está aceptado por la Iglesia que, a su vez, está formada por seres humanos… ¡Por lo tanto, es verdad que nadie puede cambiar la palabra de Jesús, pero es necesario saber cuál ha sido [esa palabra]!
P. – Entonces, ¿también es discutible la afirmación en Mateo 19, 3-6: "Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre"?
R. – Me identifico con lo que dice el Papa Francisco. No se pone en duda, se pone en discernimiento…
P. – Pero el discernimiento es valoración, es elección entre distintas opciones. Ya no hay la obligación de seguir una única interpretación…
R. – No, la obligación existe siempre, pero de seguir los resultados del discernimiento.
P. – Pero la decisión final se funda sobre un juicio en relación a distintas hipótesis. Por lo tanto, toma en consideración también la hipótesis de que la frase "pues lo que Dios ha unido…" no sea exactamente como aparece. En resumen, pone en duda la palabra de Jesús.
R. – No la palabra de Jesús, sino la palabra de Jesús tal como nosotros la hemos interpretado. El discernimiento no elige entre distintas hipótesis, pero se pone a la escucha del Espíritu Santo que, como Jesús prometió, nos ayuda a entender los signos de la presencia de Dios en la historia humana.
P. - Pero, ¿cómo se discierne?
R. – El Papa Francisco discierne siguiendo a San Ignacio, como toda la Compañía de Jesús: hay que buscar y encontrar la voluntad de Dios, decía San Ignacio. No es una búsqueda en broma. El discernimiento lleva a una decisión: no se debe sólo valorar, sino que hay que decidir.
P. – ¿Y quién debe decidir?
R. – La Iglesia ha confirmado siempre la prioridad de la conciencia personal.
P. – Por lo tanto, si la conciencia, después del discernimiento, me dice que puedo hacer la comunión aunque la norma no lo prevea…
R. – La Iglesia se ha desarrollado a lo largo de los siglos, no es un pedazo de hormigón. Nació, ha aprendido, ha cambiado. Por esto se hacen los concilios ecuménicos, para intentar centrar los desarrollos de la doctrina. Doctrina es una palabra que no me gusta mucho, lleva consigo la imagen de la dureza de la piedra. En cambio la realidad humana es mucho más difuminada, no es nunca blanca o negra, está en un desarrollo continuo.
P. – Me parece entender que para usted la praxis del discernimiento tiene prioridad sobre la doctrina.
R. – Sí, pero la doctrina forma parte del discernimiento. Un verdadero discernimento no puede prescindir de la doctrina.
P. – Pero puede llegar a conclusiones distintas a la doctrina.
R. – Esto sí, porque la doctrina no sustituye al discernimiento, como tampoco al Espíritu Santo.
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En realidad, hay exegetas católicos que han interpretado las palabras de Jesús sobre matrimonio y divorcio como una admisión del repudio y las segundas nupcias.
Es el caso del monje camaldulense Guido Innocenzo Gargano, biblista y patrólogo de renombre, docente en las pontificias universidades Gregoriana y Urbaniana.
Su exégesis ha sido publicada íntegramente en www.chiesa el 16 de enero de 2015:

> Para los "duros de corazón" vale siempre la ley de Moisés
Es una exégesis que, es obvio, puede no ser compartida y de hecho ha sido contestada desde la raíz.
Pero tiene el valor de la transparencia y la "parresía", que falta en quienes cambian las palabras de Jesús sin manifestarlo y sin dar razón de ello.
(Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España)

NOTA: Puede leerse también lo que dice Catholicvs, en su Blog, comentando esta entrevista, de contenido tan heterodoxo.

martes, 21 de febrero de 2017

El cisma está a las puertas (5)



CONFERENCIA EPISCOPAL DE OBISPOS ALEMANES
Y, sin embargo, pese a todos los pesares y a todas las apariencias, la Iglesia subsistirá, puesto que está la Palabra de Dios de por medio ... aunque -todo hay que decirlo- quedará reducida a su mínima expresión. Será una Iglesia al estilo de la que había en los primeros tiempos del Cristianismo en que los cristianos eran perseguidos y vivían escondidos en catacumbas, para no ser descubiertos y entregados a los leones. 


Fue la época de los mártiresque dieron su vida antes que negar la divinidad de Jesucristo. Jesucristo no fue un mito¡no se muere por una fábula inventada! Siendo esto así asombra que llegue a negarse hoy hasta la misma existencia histórica de Jesús, como si éste hubiese sido un mero producto de la imaginación de los primeros cristianos. 

A esto llega la no admisión de lo sobrenaturalSi los hechos contradicen mi pensamiento, peor para los hechos. Se negará todo lo que no se comprenda, pues no es la verdad lo que interesa sino los sentimientos de las personas, por desvariados que sean ... y esto hasta el punto de llegar a negar lo evidente y lo obvio ... ¡tal y como está ocurriendo hoy en día! 

El hombre que reniega de Jesucristo, además de ser un malvado, acaba convirtiéndose en una amenaza, para sí mismo y para la humanidad, en un ser idiotizado e incapaz de pensar nada que no se lo den ya fabricado por otros.

Como digo, la Iglesia "oficial"
  1. Aquélla que será seguida por el mundo, pues dirá al mundo lo que éste quiere oír. 
  2. Aquélla que permitirá la comunión a los divorciados vueltos a casar y no arrepentidos. 
  3. Aquélla que admitirá a Lutero como un santo más que quiso renovar la Iglesia, pero que no lo dejaron. 
  4. Aquélla que, so capa de ecumenismo ("falso") celebrará misas conjuntas con los protestantes
  5. Aquélla que cederá en los dogmas "en favor de la moral", llegando a negar la presencia real de Cristo en la Eucaristía, y reduciéndola a algo simbólico
  6. Aquélla en la que todo el mundo se salvará, porque no existe el infierno ("según ella") 

... esa Iglesiaaun cuando sean mayoría, que lo seránno será la auténtica Iglesiaaquélla que Jesucristo fundó y aquélla que no puede desaparecer.

En el Apocalipsis se lee que Dios permitirá esta situación, puesto que dice que "concedió (a la Bestia) hacer la guerra contra los santos y vencerlos" (Ap 13, 7a) ... "y la adorarán todos los habitantes de la tierra, aquellos cuyo nombre no está inscrito, desde el origen del mundo, en el libro del Cordero que fue sacrificado" (Ap 13, 8).

En el Evangelio de san Mateo dice Jesús que "surgirán muchos falsos profetas que engañarán a muchos. Y, al crecer la maldad, se enfriará la caridad de muchos" (Mt 24, 11-12). "Y si no se acortasen tales días nadie se salvaría; pero por los elegidos se abreviarán aquellos días" (Mt 24, 22).

Y, sin embargo, aun cuando todas estas cosas son verdad, tenemos que leerlo todo, pues -en último término- las palabras de Jesús son siempre consoladoras ... y nos dicen lo que tenemos que hacer y cómo tenemos que actuar en cualquier situación:

"Cuando comiencen a suceder estas cosas, tened ánimo y levantad vuestras cabezas, porque se aproxima vuestra redención" (Lc 21, 28). 

Así es, pues, como tenemos que proceder, exactamente tal y como el Señor nos dijo que lo hiciéramos. Si seguimos sus consejos jamás quedaremos confundidos: "No temáis a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma; temed, sobre todo, al que puede arrojar el alma y el cuerpo en el infierno(Mt 10, 28).Y, más adelante: "Quien persevere hasta el fin, ése se salvará" (Mt 24, 13).

Y puesto que "las palabras del Señor son Espíritu y son vida" (Jn 6, 63) atrevámonos a decir, con san Pablo:

"¿Quién nos separará del amor de Cristo?" (Rom 8, 35). "Estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni las potestades, ni la altura ni la profundidad, ni criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios, que está en Cristo Jesús, Señor nuestro" (Rom 8, 38-39)


José Martí

Los que permanezcan fieles a Jesucristo se quedarán fuera de "la Iglesia" (Padre Santiago Martín)


[Lo que podemos escuchar en este video es de noviembre de 2015, posterior al segundo Sínodo sobre la familia y previo a la Exhortación Amoris Laetitia]

Establece aquí el padre Santiago Martín, con espíritu casi profético  la similitud existente entre los pasos seguidos para llegar al aborto como un derecho de la mujer y contra el cual estará prohibido y sancionado hablar o manifestarse. Pínchese aquí, por ejemplo (caso de Francia) ... y la situación a la que se llega cuando se comienza por aprobar la comunión de los divorciados vueltos a casar: al final estará bien visto que eso sea así, como si fuese un derecho (comunión para todos) y se acabará diciendo que aquél que no "comulgue" con estas ideas estará fuera de la Iglesia ... ¡bueno, de esta "nueva Iglesia" que no es la que Dios quiso! (Pinchar, por ejemplo, aquí, aquí, aquí y aquí ) ... Todo se andará. Es cuestión de tiempo ... y, por lo que parece, de muy poco tiempo.

Esto me recuerda, y no me importa repetirlo una vez más, las palabras de Jesús, relativas a los últimos tiempos: "Os expulsarán de los templos; más aún, se acerca la hora, en la que quien os dé muerte piense que así sirve a Dios" (Jn 16, 2)

Duración 9:05 minutos

La popularidad del Papa disminuye en Roma




El Papa Francisco parece haberse ofendido por una campaña anónima de carteles que puso en duda su misericordia. El 4 de febrero, Roma despertó con más de 200 carteles de un Papa con un rostro severo pegados en toda la ciudad, con una inscripción que pregunta, “¿pero dónde está tu misericordia?”

Los carteles no identificados acusaron a Francisco de haber “ignorado a los cardenales” y “decapitado a la Orden de Malta” – referencias a una amarga disputa entre la Orden y el Vaticano que mandó al banquillo a un cardenal conservador.

Al día siguiente del incidente, el Papa hizo un llamado a los peregrinos durante la oración del Angelus a permanecer lejos de “los gérmenes contaminantes del ego, la envidia y la calumnia”.

Luego, el 12 de febrero, criticó el uso cotidiano de “insultos”, una aparente referencia a los carteles anónimos, aunque parecía también aludir a una avalancha de críticas recibidas en los últimos meses por sus reformas progresistas en el Vaticano y su disentimiento de la enseñanza y la práctica de la Iglesia. En su discurso semanal del Angelus, Francisco destacó el mandamiento de Jesús: “No matarás”, diciendo que el edicto se aplicaba no sólo al homicidio real, “sino también a aquellos comportamientos que ofenden la dignidad de la persona humana, incluyendo palabras insultantes”. Agregó que “quien insulta a su hermano mata a ese hermano en su corazón”.

Los insultos son verdaderamente graves pecados contra la caridad, especialmente los insultos contra la Fe. Sin embargo, los carteles anónimos no fueron intencionados como insultos hacia el Papa, sino que fueron cuestionamientos serios en cuanto a dónde está su misericordia

Después de todo, ha mostrado misericordia por una ONU liberal en contra de la vida que usa su Vaticano para promover un planeta más “sustentable” a través del control de la población (aborto), y ha exonerado a personas como Albrecht von Boeselager de los Caballeros de la Orden de Malta que fue despedido con razón por su superior Fray Matthew Festing por distribuir millones de dólares en anticonceptivos y drogas abortivas, mientras que Festing fue despedido a su vez por el Papa. ¿Dónde está la misericordia del Papa?

El papa ha mostrado su misericordia a los delincuentes como la abortista Emma Bonino a quien llamó “una de los grandes de Italia”, y para Fidel Castro, quien vivió para el pelotón de fusilamiento; mientras despreciaba y despreciaba a destacados prelados del Vaticano como los Cardenales Burke y Sarah por su testimonio humilde e inquebrantable de la fe católica.

Peor aún, se ha burlado de los jóvenes católicos que prefieren asistir a la Misa tradicional en Latín, y llegó a decir que la razón por la que los jóvenes asisten a esta forma más “rígida” de la Misa es para “ocultar sus males”. En una entrevista concedida por el Papa Francisco a su confidente y redactor jefe de Civiltà Cattolica, el P. Antonio Spadaro SJ, expresó su “asombro” ante el hecho de que jóvenes, que no fueron educados con la Misa en Latín, no obstante la prefieren.

“Y me pregunto: ¿Por qué tanta rigidez? Escarben, escarben, esta rigidez siempre esconde algo, inseguridad o incluso algo más. La rigidez es defensiva. El verdadero amor no es rígido”.

Palabras como estas son “los gérmenes contaminantes del ego, la envidia y la calumnia” que necesitan ser limpiados de la Iglesia. Cuando Cristo dijo: “No matarás”, también se refería a no matar el espíritu de los jóvenes, que después de mucha oración, deliberación y lucha, han decidido hacer algo bien en la vida para el deleite de su Creador. Un crimen es que deban ser “insultados” a causa de su fe de esta manera. ¿Acaso su pastor en jefe consideró su propia rigidez en contra de la bondad de éstos?

Si Francisco fuese fiel a su corazón, lloraría lágrimas de gratitud por el hecho de que estos jóvenes, quienes podrían estar usando su tiempo para dedicarse a la cultura pop y al pecado, prefirieron crecer y unirse a Dios en la antigua misa. Sería fácil de comprender que es Cristo mismo quien gentilmente atrae estas preciosas almas hacia sí mismo, a la Misa Tradicional. ¿Por qué habría de preguntárselo Francisco?

Parece tener una fobia acerca de la bondad de Dios. Esta bondad se manifestó a través de los siglos por las glorias de la tradición con la cual Dios ha enriquecido a su Iglesia. En su misericordia El nos ha extendido las joyas de la tradición sagrada y de la Misa en Latín, para que sea un gozo y una purificación para su pueblo, ¿por qué desprecia Francisco estos tesoros mientras adultera a la Iglesia con el cambio? ¿Mujeres diaconisas? ¿Ministros laicos de la Eucaristía? ¿Comunión a los adúlteros? ¿Respeto por la “orientación gay”? Misa de los jóvenes en la playa con guitarras, ropa de playa y bailarines gay? ¿A qué tipo de escándalo está empujando a la juventud? Descarta las reglas y los reglamentos y luego burla al rebaño con esta alegre socialización que él llama misericordia! “¡Ay del mundo por sus escándalos!” (Mateo 18: 7)

No, los carteles en Roma no eran un insulto para el Papa, sino que fueron providencialmente puestos para su instrucción. Oremos para que Francisco revise este asunto y aprenda por él. Y déjenle “escarbar, escarbar”, para que descubra su propia “rigidez” que lo hace “defensivo” contra la Tradición.

David Martin

Idolatrar al Papa es contrario al Evangelio (Entrevista con Monseñor Athanasius Schnëider)


En el contexto del segundo congreso Summorum Pontificum celebrado en Guadalajara, México, este mes de febrero, nuestro coordinador general, Mauricio Ponce, ha tenido la oportunidad de entrevistar a Monseñor Schneider. Para aumentar su difusión internacional esta entrevista se ha realizado en inglés subtitulada al español.



Duración 48:21 minutos

[En esta entrevista se tocan diversos temas. Entre ellos, el caso de la FSSPX, el Concilio Vaticano II, la comunión en la mano, el concepto de obediencia al Papa, la comunión de los divorciados vueltos a casar y, por supuesto, el caso Lutero. Yo copio, por escrito, lo mismo que se puede escuchar en el video, tomando como referencia Adelante la Fe. Aunque sea algo largo, en extensión, se puede leer (o escuchar) en dos o tres sesiones. Pero merece la pena]

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- Su Excelencia Mons. Athanasius Schneider, gracias por esta oportunidad de tener esta entrevista para ambos sitios web, Rorate Coeli y Adelante la Fe. De parte de todos nuestros lectores le agradecemos esta oportunidad. 

Monseñor, de cara a la presente confusión y ambigüedades, y para clarificar algunas preocupaciones entre los fieles católicos, me gustaría empezar con algunas preguntas.

Primero, recientemente mons. Fellay parece haber aceptado el guante que Su Excelencia le lanzó en diciembre cuando le decía que era irreal esperar que la situación fuera perfecta para firmar el acuerdo con Roma. A tenor de sus declaraciones parece haber un convencimiento por su parte de ir hacia adelante siempre que les dejen “ser ellos mismos”. En este punto ¿qué le diría a monseñor Fellay y al papa Francisco como último impulso para que estrechen las manos?

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- Yo diría en primer lugar que no es una cuestión de un acuerdo, porque cuando hablamos de un acuerdo existen diferencias. Pero en este caso, no existen diferencias en cuanto a la fe, en la fe católica. Así que es más bien una cuestión de la disciplina yo diría en primera instancia y, por lo tanto, esto se trata de una cuestión pastoral también, el que una comunidad como la FSSPX la cual es muy evidente que ofrece frutos visibles para edificar la fe católica y transmite la integridad de la fe católica, la liturgia y la vida cristiana tal y como se practicaban durante varios siglos.

Pero el problema es que esta manera en la que ellos trabajan y existen, desafortunadamente, no tiene el reconocimiento de la Santa Sede, este es un requerimiento para cada comunidad católica, un requerimiento indispensable para ser católico, el tener también una conexión canónica visible con la Cátedra de Pedro, al Vicario de Cristo. Este es un requerimiento básico de cualquier trabajo católico en el mundo. Sin embargo, debido a las condiciones específicas que se suscitaron después del concilio, y que aún perduran, la profunda crisis de fe dentro de la Iglesia no ha sido posible que la FSSPX obtenga el reconocimiento oficial de la Iglesia.

Monseñor Lefebvre los fundó en 1970, pero desafortunadamente el reconocimiento que la Iglesia les había otorgado les fue quitado en 1975. Así que Mons. Lefebvre apeló en contra de esta supresión, la cual en mi opinión fue también injusta, pero su apelación fue rechazada

Y en cierto sentido cuando ahora la Santa Sede les otorgue el reconocimiento de su status canónico, esto sería en cierto sentido la aceptación de la apelación realizada por Mons. Lefebvre en 1975. Así que pienso que -yo diría que- el papa debería estar feliz cuando un número grande de sacerdotes, más de 600, varios cientos de hermanas, centenares de seminaristas y muchos otros fieles alrededor del mundo tendrán su reconocimiento oficial para continuar con su buena labor de evangelización, de edificación de la Iglesia, en un tiempo en el cual, en todo el mundo y de manera especial en el mundo occidental, estamos siendo testigos de una crisis de fe muy profunda dentro de la Iglesia y de un descenso de la vida cristiana. 

Así pues, en los tiempos de crisis debemos unir todas las buenas fuerzas eclesiales y por lo tanto pienso que este plan esperemos que sea alcanzado pronto… que el trabajo de Mons. Lefebvre y su comunidad, ahora que ha crecido mucho, puedan ser capaces de realizar su contribución de edificación de la Iglesia, de preservar la fe y de la educación de los sacerdotes de manera especial.

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- Gracias monseñor. La fórmula propuesta de la prelatura personal parece ser vista por muchos como una panacea, sin embargo, el canon 297 del Código de Derecho Canónico establece claramente que para la implantación de una prelatura personal en una diócesis se requiere el permiso del obispo local. 

¿Piensa Su Excelencia que bajo esta forma canónica podría implantarse la FSSPX en diócesis en las que el obispo sea hostil, que dicho sea de paso, serían la gran mayoría? ¿Cómo prevé podría desarrollarse esto para que este acuerdo no fuera luego sepultado en la práctica por dichos obispos, como le pasa a otros institutos como la FSSP que es sólo recibida por una ínfima minoría episcopal?

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- Bueno, pienso que éste no es un punto muy fundamental. En la práctica, por supuesto, cuando el código de derecho canónico establece esto, es una ley general de la Iglesia. Una prelatura personal o incluso una orden de derecho pontificio debe pedir el permiso del obispo local antes de abrir su casa o de iniciar su apostolado

Así que es una práctica común en la Iglesia y lo fue también en la antigüedad antes del concilio como una ley canónica similar, aunque el término de prelatura aún no existía, pero si existía de derecho pontificio. Pero pienso, desde mi punto de vista que este no es un asunto problemático porque también debemos confiar en la Providencia de Dios. No podemos comportarnos en la Iglesia como una compañía de seguros con la seguridad de una póliza de que esto sucederá en un futuro. Somos la Iglesia no una entidad secular o política, sino sobrenatural también.

Así que en el momento presente la FSSPX tiene muchos laicos y muchos lugares donde están trabajando y donde ellos mismos no tienen suficientes sacerdotes, tengo conocimiento de esto, para atender a todos los lugares donde ya están presentes. Hasta donde sé, la Santa Sede ha establecido que en el momento en que la prelatura sea erigida, los lugares que ya existen y sus casas e iglesias serán automáticamente reconocidas, sin haber pedido la anterior aprobación del obispo. Esta disposición sería solo para las futuras nuevas fundaciones. Pienso que entonces la prelatura puede ir a otros obispos que la acepten y hay obispos que aceptarán y aquellos obispos que no la acepten no son eternos, pueden tener otro sucesor que aceptará. Así que debemos tener una visión más sobrenatural y confianza.

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- ¿Tener mayor confianza, que estas comunidades existentes de la FSSPX se acerquen a los obispos locales?.

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- Una de las mayores dudas en general sobre este posible acuerdo son las verdaderas intenciones del papa Francisco ¿Cómo puede entenderse que, por un lado, se destruya a los Franciscanos de la Inmaculada y por otro se tienda a un acuerdo con la FSSPX? ¿Por qué unos sí y otros no?

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- No podemos saber las intenciones, no podemos juzgar a priori las intenciones del papa Francisco hacia la FSSPX. Así que, en general, debemos asumir que cuando el papa les ofrece una prelatura es porque tiene buenas intenciones, es una ley moral básica. 

Por supuesto que las circunstancias, tal y como mencionaste, pueden inducirnos a suponer que las intenciones no serán buenas, pero no tenemos garantía, no podemos decirlo. Por lo tanto, como lo dije, debemos de confiar en la Providencia de Dios

Otro problema es la posibilidad hipotética que algunos de los miembros y de los sacerdotes de la FSSPX están temiendo es que cuando vean que son reconocidos como prelatura la Santa Sede pueda ejercer presión sobre ellos o requerirles abolir o cambiar algo de su identidad, pero en realidad estaría entonces en ellos el resistir y preservar su identidad. 

Así que incluso cuando ellos digan que pueda existir un caso hipotético, no podemos ver ni prevenir el futuro, pero sólo en éste hipotético caso quiero decir, en esta situación tan extrema donde en un futuro o después de algunos años de existir la prelatura la Santa Sede les pueda pedir cambiar algo en contra de su identidad, ellos deben resistir esto, decir que es injusto y que se opone a lo que fueron sus intenciones al aceptar la prelatura y que eso destruirá su carisma

Entonces ellos deben resistir y entonces -en mi opinión- deben decir con todo el respeto a la Santa Sede “pueden quitarnos la prelatura de nuevo, no la necesitamos, lo más importante es preservar nuestra identidad por el beneficio de la Iglesia, no por nuestro propio beneficio sino por el de la Iglesia”

En este caso hipotético ellos tendrían que renunciar a la prelatura y continuar como están, así que no perderían nada. Está en ellos el preservar su identidad.

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- Entonces, ¿ahora podemos decir que la firma de este acuerdo está en manos de la FSSPX? La última palabra, ¿Quién tiene la última palabra?

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- La última palabra la tiene, por supuesto, el santo padre, el papa. Hasta donde tengo conocimiento los requerimientos para que la FSSPX sea erigida como prelatura no son realmente demasiados, solo los elementos básicos de la fe católica, para ser católicos en unidad con el papa. Hasta donde sé no es demasiado lo que se les está requiriendo. No tengo un completo conocimiento de la fase actual de los asuntos en Roma entre la Santa Sede y la FSSPX pero de acuerdo a lo que he sabido antes no es demasiado lo que ahora se les está requiriendo. Así que quizás depende del papa, creo, el dar un paso en concreto y ofrecerles una fecha en concreto.

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- Monseñor… Varios eminentes autores, como Romanio Amerio y Gherardini, han señalado que el problema con el Vaticano II -núcleo de la discusión con la FSSPX- no son solo algunas interpretaciones desviadas, sino que algunos de sus textos, en sí mismos, favorecen el error y la confusión. 

¿No piensa que incluso en medios conservadores sigue habiendo una especie de conciliolatría, de tabú a hablar de esto, tratando de defenderlo a toda cosa y, con ellos deteniendo el verdadero debate sobre el origen de la crisis y, por lo tanto, su solución?

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- Bueno pienso que, en primer lugar, deben entender lo que fue el Concilio Vaticano II. El concilio fue primariamente, incluso declarado por el papa Juan XXIII y por Pablo VI en repetidas ocasiones, un concilio pastoral no doctrinal ni dogmático. Fue la intención de la Iglesia el no otorgarles a estos documentos una enseñanza definitiva

Cuando no hay una enseñanza definitiva significa que puede haber alguna evolución en estas cuestiones e incluso correcciones y esto es normal, lo fue en el pasado también

Por ejemplo, hubo un concilio ecuménico, que también fue dogmático, en Florencia en el siglo XV y se declaró en un documento doctrinal -no pastoral, sino doctrinal- cuál es la materia del sacramento de la ordenación. La pregunta era si imponer las manos en el candidato o si darle el instrumento del cáliz, ¿cuál es el momento de la materia? 

Santo Tomás de Aquino dice que la materia se da cuando el obispo entrega el cáliz y dice: accipe potestatem celebrandi sacrifice missae… “recibe el poder de celebrar la misa”, pero otros teólogos en la Edad Media en la Iglesia oriental decían que era la imposición de las manos del obispo lo único necesario. Entonces el Concilio de Florencia optó por la posición de Tomás de Aquino, sin nombrar en esta materia la imposición de manos ... y fue un concilio ecuménico; aunque, de hecho, después del concilio la Iglesia permitió discusiones incluso en contra de esta posición

Había teólogos y el papa decía “por favor pueden discutir” incluso en contra de la posición del Concilio de Florencia en este asunto específico: fue toda una discusión. Y no fue hasta cuatrocientos años después que Pío XII en 1947 estableció de manera definitiva que la materia de la ordenación es sólo, únicamente, a través de la imposición de las manos.

Por lo tanto, incluso en el Vaticano II hay textos y fórmulas que, en una manera similar al Concilio de Florencia, pueden ser cambiados porque no son definitivos. Esto debe crear una atmósfera de discusiones que incluso en los asuntos del concilio Vaticano II no están en contra de la autoridad del Magisterio. 

Ahora, cincuenta o sesenta años más tarde tenemos una actitud muy extrema y poco saludable de aceptar, de interpretar y mirar el Vaticano II y sus documentos casi como infalible, ex cathedra y esto no es verdad y por esto pienso que las críticas justas de Mons. Lefebvre y de la FSSPX a algunas expresiones del concilio – no a su totalidad, sino a algunas -, es realmente una ayuda, será una ayuda para la Iglesia. 

Cuando la FSSPX sea completamente integrada como una institución canónica de la Iglesia ellos podrán realmente ofrecer de manera oficial a la Iglesia una buena contribución a las necesarias discusiones teológicas y profundizar algunos aspectos del concilio que tuvieron un carácter temporal hace cincuenta años, hace más de cincuenta años. 

Así que, en mi opinión será de ayuda. Aun las buenas críticas, las críticas teológicas de la FSSPX deben de hacerse, por supuesto siempre con respeto al Magisterio. Se trató de un concilio ecuménico y debemos tomar esto en consideración. Pero como repito, el Concilio Vaticano II fue principalmente un concilio pastoral.

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- En otros asuntos monseñor tenemos una preocupación. Hay muchos sacerdotes que están contra la comunión en la mano pero por miedo a sus obispos y un supuesto espíritu de “obediencia” no se atreven a dejar esta práctica. ¿Es posible para estos sacerdotes hacer objeción de conciencia sobre esta práctica? ¿Qué les diría a los que dudan?

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- Existe un documento que fue publicado con la autoridad de Juan Pablo II que se titula Redemptionis Sacramentum en 2004, en relación a la disciplina de los sacramentos. Ahí se encuentra una norma que establece que cuando el sacerdote tiene la conciencia de que existe un peligro de profanación del Santísimo Sacramento, él tiene el derecho de no dar la comunión en la mano, así que por lo menos ahí se encuentra una norma. En este caso el sacerdote puede referirse a esta norma en Redemptionis Sacramentum y decir que dar la comunión en la mano contribuye usualmente, incluso demostrado por los hechos, a la pérdida de fragmentos que con frecuencia caen al piso o que se pegan en los dedos o en la palma de la mano y que existe incluso el peligro de robar la santa hostia, lo cual es un peligro real en varios lugares. Y cuando el sacerdote es consciente de esto, puede negarse a dar la comunión en la mano y pedirle a la gente que no haga esto.

Sería bueno que el sacerdote realice una catequesis para preparar a la gente, que haga una buena homilía de los peligros, de los peligros prácticos de dar la comunión en la mano y por el otro lado de la grandeza, realmente de la indescriptible grandeza, del Santísimo Sacramento

Así que, conforme él vaya educando a la gente pienso que, con el tiempo a corto plazo, la mayoría no recibirá la comunión en la mano. De modo que es una cuestión de educación, de paciencia, pero como he dicho cuando el sacerdote tiene realmente duda en su conciencia y está consciente de que existe un peligro pienso que puede negar la comunión en la mano y pedirlo de manera amable; al negarse debe hacerlo con caridad, quizás hablar antes con esta persona y explicarle con amor “por favor respeta también mi conciencia como sacerdote, yo también tengo una conciencia como sacerdote, y en este caso te pido no recibirla en la mano”. Es muy doloroso encontrar esta práctica en una gran mayoría de las iglesias.

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- Un polémico documento del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos equipara a san Ignacio de Loyola o san Francisco de Borja con Lutero… Martín Lutero, Calvino y otros, llamándolo “testigo del Evangelio”. Nosotros como católicos, conscientes del grave daño que el hereje Lutero causó a la Iglesia, ¿cuál debería ser nuestra postura o qué camino seguir si nuestras autoridades eclesiásticas nos invitan a considerar a Lutero como un testigo del Evangelio?
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- Bueno, este documento fue emitido por el Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos y este Consejo no tiene autoridad doctrinal, por lo tanto, no debemos tomar muy en serio este documento que objetivamente se encuentra equivocado. Esto está en contra de las evidencias. No podemos poner al mismo nivel a Lutero y a san Ignacio, esto es una contradicción. 

Lutero no puede ser un testigo del Evangelio y la Iglesia no nos pedirá aceptar esto porque esto es sólo una declaración del Consejo Pontificio así que no debemos tomarlo en serio. Cuando examinamos con sinceridad y honestidad a Lutero y su trabajo, él realizó en realidad un inmenso daño a la cristiandad entera, dividió al cristianismo y este no es un testigo del Evangelio. Él negó casi toda la ‘tradición’ previa de 1.500 años; éste no puede ser un testigo del Evangelio, quien se pone a sí mismo como la autoridad para interpretar la palabra de Dios

Esto está en contra de la fe que Cristo nos dio y que los apóstoles nos transmitieron en una forma básica. El rechazar la santa ‘tradición’ como fuente real de revelación y el entero pensamiento de la Iglesia que el Espíritu Santo dirigió en los asuntos dogmáticos y doctrinales. Y este es el caso, Lutero no rechazó la tradición disciplinaria o la tradición pastoral, sino que rechazó la tradición doctrinal fundamental de la Iglesia y la tradición doctrinal de la Iglesia es el Evangelio, esto es el Evangelio. Y cuando rechazó la sustancia entera de la tradición apostólica, inmutable y constante, que en el caso de Lutero fueron 1500 años, entonces estoy rechazando el Evangelio.

Por ejemplo, en Kazajistán donde actualmente vivo, había un santo sacerdote mártir que fue beatificado como mártir, el padre Alexi Zarinsky a quien mis padres conocieron de manera personal y que me bendijo cuando era niño, este sacerdote era del rito bizantino, pero católico, y los comunistas le pidieron, no negar a Cristo ni los sacramentos, sino negar un solo punto del Evangelio, la primacía de Pedro, el papado, que se encuentra en el Evangelio. Y en el tribunal el padre Alexi les respondió que si negaba ese punto sobre la primacía de Pedro negaría el Evangelio entero, sería el anti-testigo del Evangelio entero. Esto ocurrió en nuestros tiempos, murió en 1963.

Así pues, en el caso de Lutero él rechazó el corazón de la Iglesia que es la Eucaristía, rechazó la esencia y sustancia sacrificial de la celebración eucarística y esto es el corazón de la Iglesia, la Eucaristía. Esto es sólo un ejemplo, ¿cómo puede ser uno testigo del evangelio cuando rechaza el corazón de la Iglesia?, la naturaleza sacrificial de la misa por sí misma y le llamó a la misa una invención del demonio – lo cual es una blasfemia -, le llamó al papado una invención de Satanás. ¿Cómo puede ser una persona así llamada testigo? Cuando hacemos esto o no creemos en el carácter sacrificial de la misa, o no creemos en el primado de Pedro, o no creemos de una manera católica en una inmutable tradición de la Iglesia, o estamos diciendo mentiras y jugando sólo un juego políticamente correcto lo cual es muy deshonesto, o tenemos una posición relativista donde lo que es verdad y lo que no es verdad es lo mismo.

Así que, en este caso, cuando este documento del Consejo Pontificio señala que Lutero está al mismo nivel como testigo del Evangelio que san Ignacio, están poniendo la verdad y el error al mismo nivel. Esto es una posición filosófica y teológica de relativismo, y esto es muy peligroso. De este modo creo que no debemos tomar en serio este documento ya que no tiene ninguna autoridad doctrinal y es por sí mismo contradictorio y completamente equivocado. Este documento no durará muchos años porque la Iglesia es más poderosa, las verdades inmutables son más poderosas que estos documentos tan débiles y equivocados, se perderán con el tiempo.

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- Monseñor, sabemos que como católicos debemos someternos a la autoridad del papa, sin embargo ante la confusión cada vez mayor entre los fieles generada por las libres y catastróficas interpretaciones de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, con la comunión a adúlteros, Lutero como testigo del evangelio, restitución del gran canciller de La Orden de Malta, acusado de permitir la distribución de condones; hay un número de fieles cada vez mayor que ya no quieren someterse a la autoridad del papa ni de sus autoridades, con un alto riesgo de adoptar una postura sedevacante. Como católicos interesados en mantenernos dentro de la Iglesia Católica, ¿cómo podemos sostener y reconocer la autoridad del papa, sin obedecer cosas contrarias a lo que siempre ha sido la fe católica? ¿La sumisión a la autoridad del papa es lo mismo que obediencia ciega?

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- No. Como católicos y esta es una característica de ser católicos, debemos estar sometidos canónicamente al papa, al Vicario de Cristo, aceptar su autoridad, tener respeto por él, rezar por él y tenerle un amor sobrenatural básicamente

Esto no significa una obediencia ciega, por supuesto que no, porque no estamos en una dictadura. En una dictadura sí, debes obedecer ciegamente, o cuando estás en el ejército, no hay cuestionamientos. Pero estamos en una familia, la Iglesia es una familia donde también es posible discutir, donde también es posible en alguna forma la corrección con respeto y con amor. Y cuando esto no es posible entonces no hay una verdadera atmósfera de espiritualidad de Iglesia, habría una atmósfera de intimidación, de represión, de temor, y esto no es la atmósfera del Espíritu Santo de ninguna manera.

Por lo tanto, tomamos ejemplos de santos en la Iglesia, santa Catalina de Siena – Doctora de la Iglesia-, ella mantuvo siempre un profundo amor y respeto al papa, pero le escribió varias cartas con muchas críticas severas, por amor a él. Ella amonestó al papa y esto fue algo correcto y la Iglesia la reconoce como santa y es Doctora de la Iglesia

Incluso ella le escribió una carta a uno de los papas de entonces, el cual hizo mucho daño a la Iglesia y fue finalmente responsable por el gran cisma: “Santo Padre, si no se convierte, por favor, apártese y renuncie al papado, escribo esto por amor a su persona, por su salvación eterna y por la Iglesia”. Esta actitud no es sectaria, no es cismática, no está en contra del papa… de ninguna manera. Y en este sentido creo que, mientras mencionas estos problemas, que debemos de mantener siempre la visión sobrenatural del papado y del papa, pero no debemos idolatrar al papa ni practicar la papolatría haciendo del papa un Dios divinizándolo. Esto es contrario al Evangelio, esto está en contra de la tradición de los Padres de la Iglesia.

Pienso que hubo una evolución en la Iglesia en los últimos cien años hacia esta poco saludable papolatría que en cierta forma diviniza al papa. Esto está en contra de la tradición más antigua y constante de la Iglesia. Quizás esta crisis que estamos actualmente experimentando, ayudará a la Iglesia a tener un mayor balance en relación a la actitud con el papa, para evitar tener esta extrema papolatría y divinización del papa y permitirle a la Iglesia la posibilidad de hacer de una manera también respetuosa y amorosa una apelación al santo padre cuando exista un peligro, un peligro objetivo para el bien común de la Iglesia. 

Como san Agustín escribió, y santo Tomás de Aquino, citándolo, cuando san Pablo realizó una corrección al primer papa, Pedro, y lo hizo públicamente, no de manera privada, en la carta que escribe a los gálatas en un asunto que no era tanto doctrinal ni dogmático sino más bien práctico y pastoral sobre un error de Pedro, y entonces Pablo hace esto… San Agustín dice que Pedro fue tan humilde y tan sabio que aceptó esta corrección, él no dijo “ustedes están en contra mía, son herejes, son cismáticos”, ¡no!. 

Él aceptó esto con gratitud y así debería hacer el papa en estos días: “gracias mis queridos hermanos, hijos e hijas, cuando me informan que hay algún peligro para la fe, para el bien común de la Iglesia, yo reflexionaré, no me enojaré con ustedes” y así el papa debería decir también a los obispos y a los cardenales: “no estoy enojado con ustedes cuando señalan algo incluso públicamente”, incluso hay un ‘no’ como posibilidad.

La corrección de san Pablo fue pública e incluso lo escribió en sus cartas que están inspiradas por el Espíritu Santo, para todas las generaciones que hasta el fin del mundo leerán la corrección al primer papa, como Palabra de Dios. Pablo hizo esto público

Si Pablo viviera hoy usaría internet porque este sería el medio público como en su tiempo fue su epístola que envió a todas las Iglesias. Por lo tanto, para mí no hay ninguna dificultad ni es problema el que los cuatro cardenales hayan publicado esta apelación pública al papa. Debería de ser por supuesto una situación excepcional, pero estamos siendo testigos de una situación excepcional de confusión que es de cierta forma sin precedentes en la historia de la Iglesia porque esta confusión está creciendo en el mundo entero y está alcanzando a casi todas las doctrinas básicas de la Iglesia y no sólo una en específica. El asunto del divorcio, de la Eucaristía, de la ley moral de Dios, es básico, el relativismo donde la verdad y el error están al mismo nivel.

Así que estamos siendo testigos de una crisis de fe que es realmente casi universal y, por lo tanto, en tales casos excepcionales pueden aceptarse recursos excepcionales que contribuyan para ayudar a detener esta crisis. Pero, debo añadir que, y esto quisiera decírselo a los fieles, los recursos más poderosos no lo son una apelación al papa o una especie de conexión fraterna o filial. Estos no son los recursos principales. Creo que esto no producirá el mejor efecto. 

Nosotros tenemos el recurso más poderoso para ayudar al papa, para que él pueda ayudar a la Iglesia a superar esta confusión doctrinal, y es a través del recurso de la oración, a través de un intensivo recurso de oración profunda e incluso de sufrimiento, de hacer trabajos de reparación, de expiación a favor del papa, por su alma, que él pueda recibir la orientación de Dios, la luz para confirmar a la Iglesia entera sin ambigüedades, en las verdades, como lo hizo san Pedro y casi todos sus sucesores. Así que estos son nuestros medios, la oración, el sacrificio, y esto es lo más poderoso, y Dios lo aceptará estoy convencido, y guiará a la Iglesia fuera de esta crisis tal y como Él lo ha hecho tantas veces en los últimos 2.000 años.

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- Gracias Monseñor por aclarar estos puntos.

Monseñor, algunos obispos y cardenales han declarado en días recientes que, la sola conciencia basta para recibir la comunión. ¿Es posible decir que quien se sienta en paz con su conciencia puede acercarse a recibir la santa comunión?

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No. Esta declaración está en contra de la constante enseñanza y de la tradición de la Iglesia. Es el principio del subjetivismo, en última instancia de Lutero, del protestantismo. En las comunidades protestantes existe este método de que la conciencia es el juez supremo. ¡Y no! la conciencia no es el juez, ésta debe escuchar la voz de Dios. Esta es la verdadera conciencia, cuando escucha. Y existe el mandamiento de Dios de manera clara, y la enseñanza de la Iglesia

El no cometer adulterio y estar en estado de gracia incluso de manera objetiva no sólo subjetiva, y de esta manera recibir la santa comunión porque los sacramentos no son acciones privadas de cada individuo, los sacramentos son públicos, son las acciones más públicas de la Iglesia. Por lo tanto, debe haber un criterio objetivo. Tal y como san Pablo nos lo dijo ya en la primera carta a los corintios, y esto es palabra de Dios inspirada por el Espíritu Santo, por lo tanto la conciencia individual no puede ser en este caso el juez sino la Palabra de Dios y la tradición constante de la Iglesia.

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- Ante las recientes amenazas de suspensión ad divinis para los sacerdotes malteses por parte de sus obispos que se nieguen a dar la comunión a los divorciados vueltos a casar y el reciente caso de un sacerdote suspendido ad divinis en Colombia. ¿Qué opinión tiene al respecto de la postura de obispos como los de Malta? Y ¿qué nos espera a nosotros como fieles católicos si en nuestras parroquias llegamos a tener sacerdotes dispuestos a permitir la comunión sacrílega con tal de no ser suspendidos? ¿Y qué debemos hacer nosotros al respecto?
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- Bueno, no conozco los textos de estas normas de los obispos malteses y por lo tanto no puedo hablar directamente de esto, pero cuando un obispo hace esto está cometiendo un grave abuso de su poder. Está ordenando pecar, y cuando un obispo o incluso un papa ordena pecar, debo rechazar esto porque debo obedecer a Dios. Por lo tanto, en este caso el sacerdote debe decirle al obispo: “su excelencia, usted me está ordenando cometer pecado y no puedo hacer esto, debo obedecer en este caso a Dios y no puedo obedecerlo a usted en este caso”. Pero, hasta donde tengo conocimiento estos casos son raras excepciones y espero que no se propaguen por la Iglesia este tipo de normas tan drásticas y abusivas de obispos obligando a los sacerdotes a dar la comunión a los divorciados; ellos deben resistir incluso al grado de perder su oficio. Mejor perderlo todo, pero no cometer pecado en contra del mandamiento de Dios, en este caso.

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- Mons. esta fue la última pregunta, queremos agradecerle por su tiempo y paciencia, y por clarificar estas inquietudes de la mayoría de los fieles católicos alrededor del mundo. Gracias Mons. Athanasius Schneider por esta entrevista para Rorate Coeli y Adelante la Fe y por favor ténganos en sus oraciones.

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- Gracias y quisiera terminar alentando a los fieles a no desalentarse en estos tiempos tan oscuros de confusión sino de considerar esto también como un reto para crecer en confianza en Dios, en su poder omnipotente, que Él puede superar con su poder omnipotente esta crisis. 

Así que tenemos que profundizar en nuestra confianza sobrenatural, en la indestructibilidad de la Iglesia y profundizar en nuestro conocimiento católico, en nuestra fe católica, en la alegría de nuestra fe y, realmente lo más importante en la Iglesia, no es ser papa, ser cardenal, obispo o sacerdote, sino ser un buen católico, ser un buen fiel, vivir de acuerdo a la Palabra de Dios, a la voluntad de Dios y mantener el tesoro de la Iglesia Católica que Cristo nos dió, que Él nos reveló y que los Apóstoles nos transmitieron; que la Iglesia nos ha transmitido durante 2.000 años

Mantener este tesoro de la integridad y de la belleza de la fe católica en nuestras almas. Y nadie puede quitarnos esta gracia porque Cristo nos la dio. Que Dios los bendiga y los fortalezca a todos ustedes católicos y por favor, recen y hagan sacrificios por la superación de esta crisis, recen por el santo padre, que Dios dé a su Iglesia en estos días muchos buenos y valientes sucesores de los Apóstoles, así como sacerdotes, y laicos, y buenas familias católicas.

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Gracias Monseñor.

(Traducción Liliana de Aldecoa. Vídeo : Jesús Ramírez. Producción: Jesús González. Subtítulos Fabián Aldecoa)