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jueves, 27 de junio de 2019

El nuncio en España llama ‘democraturas’ a Italia y Hungría (Carlos Esteban)



Renzo Fratini, nuncio saliente de la Santa Sede en España, demuestra en una entrevista concedida al órgano de la Archidiócesis de Madrid, Alfa & Omega que la diplomacia vaticana puede ser muy poco diplomática.

Quién lo diría. El Vaticano inventó la diplomacia moderna con sus nunciaturas, y esa red de enviados a todos los países tiene fama de ser, en el sentido vulgar de la palabra, la formada por los profesionales más ‘diplomáticos’. Pero en la Iglesia de Francisco, seguir a rajatabla la línea del partido parece pesar más que la necesidad de no insultar a Estados amigos.

Al menos, a juzgar por la entrevista concedida a Alfa & Omega, órgano de la Archidiócesis de Madrid, por el nuncio saliente en España, Renzo Fratini. En ella, Fratini repite, con esa parresia, esa libertad de disenso razonable que ha pedido el Papa desde el principio de su pontificado, idéntica visión política que se repite machaconamente en el Vaticano, aun a riesgo de alienar a una parte importante, quizá mayoritaria, de católicos practicantes.

Lean: “En Europa estamos viendo aparecer grupos que provocan divisiones, rupturas, casi como una nostalgia de las dictaduras. Es lo que algunos han llamado ‘democraturas’, democracias desde el punto de vista formal con sistemas políticos crecientemente autoritarios”.

¿A qué se refiere el prelado? ¿Quizá a la creciente petición de censura desde el Parlamento Europeo con la fácil excusa de las supuestas ‘fake news’? ¿Tal vez a la tiranía de la ideología de género que se extiende por todo el Continente sin que el pueblo tenga arte ni parte en estas aberraciones? ¿A la masacre silenciosa del aborto, que suma al horror del homicidio agravar la suicida crisis de natalidad europea? ¿Podría referirse Fratini a una apertura de fronteras que encuesta tras encuesta demuestra que los europeos de a pie no quieren, pero sus líderes imponen? ¿Habla de la ingeniería social por decreto que está alejando a nuestras sociedades a toda prisa de un modelo que guarde algún lejano parecido con la idea cristiana de comunidad?

No, claro. Habla de los ‘populismos’. Lean, lean: “Y esto es peligroso. Se ve en Italia, en Hungría, en otros países en los que la gente tiene miedo a la llegada de migrantes y refugiados… No podemos aceptar esta democratura ni permitir que la democracia se transforme en una defensa de nuestra identidad, en un “nosotros primero”.

El pueblo, nos dice Fratini, no puede pretender beneficiarse de las políticas que se le imponen por políticos que él mismo ha elegido y que paga. Eso no sería plenamente democrático. La democracia, no sabemos muy bien por qué, no puede “transformarse en una defensa de nuestra identidad”, aunque el Papa haya hablado a menudo de la importancia de esa misma identidad, de la importancia de las raíces. 

De alguna extraña manera, ahora que estamos en la fase preparatoria del Sínodo de la Amazonía, nuestro respeto por la identidad de los yanomamis debe de ser reverencial y escrupulosa, aunque suponga dejar a este puñado de indígenas viviendo en el Paleolítico, con una esperanza de vida escandalosa y unos rituales salvajes. Pero que los húngaros o los italianos tengan la curiosa pretensión de seguir siendo húngaros e italianos es, para el nuncio saliente, algo que no podemos aceptar ni admitir. Porque lo dice él, fundamentalmente.

No sé si monseñor conoce muchas democracias donde la gente vote pensando en el beneficio de terceros, mucho menos en la disolución de la propia identidad, de eso que permite hablar de ‘pueblo’ y pronunciar ese ‘nosotros’. Nos encantaría conocerlas, aunque me temo que no existen más que en la mente de Fratini y en el deseo de quienes encuentran en las fronteras un obstáculo a sus negocios o su ambición política.

Claro que no todas las identidades nacionales es malo defenderlas incluso a costa del escándalo. Observen el quiebro intelectual cuando se refiere a Joan Planellas Barnosell, recién nombrado Arzobispo de Tarragona: “[H]a sido muy triste últimamente leer algunas críticas contra el nuevo arzobispo de Tarragona. Los periodistas le ponen a uno determinada bandera y con eso ya lo condenan o lo redimen definitivamente, sin conocerlo. «¡Es un nacionalista!». Bueno, un momento, usted no lo conoce… Y yo lo que puedo decirle es que es un buen sacerdote. Y un hombre bueno, humilde…”

A Orbán, en cambio, sí le conoce, parece, y no es ni bueno ni humilde, qué le vamos a hacer.

Pero como insultar a Italia y a Hungría, únicos países, junto con Polonia, donde las autoridades hacen una explícita llamada a la identidad cristiana -esa misma que hace que Fratini tenga un cómodo y agradable puesto-, no le parece suficiente, también dirige sus dardos contra el país más poderoso de la tierra donde, por primera vez en muchas décadas, la lacra del aborto legal empieza a retroceder. No ayuda a lo mal que va todo en el mundo, dice, “una situación como la de Estados Unidos, que a veces alimenta una actitud de conflicto, con su apoyo a la ultraderecha” en el resto del mundo.

Carlos Esteban

Aquí la entrevista completa de Alfa y Omega, realizada por Ricardo Benjumea:

¿Qué se lleva usted de estos diez años en España?

Una impresión muy positiva. Yo venía de lugares mucho más difíciles, y venir a España me pareció, no diré un premio, pero sí un motivo de gran satisfacción personal. Este es un país moderno, con una sociedad que funciona…

¿Y a nivel eclesial?

Me he encontrado con una Iglesia muy viva, que no conocía. En estos diez años me ha tocado vivir dos etapas, prácticamente a partes iguales, con el pontificado de Benedicto XVI y el de Francisco. También dos etapas en la Iglesia local, con dos presidencias de la Conferencia Episcopal y actitudes distintas por parte de los obispos.

¿En qué sentido?

He sigo testigo de la diversidad que existe en la Iglesia. Me gusta la metáfora de un barco de vela. Pensemos en la Copa América: el viento sopla y empuja la nave hacia delante, pero las velas las maniobramos nosotros; el timón somos el Papa y los obispos, y la barca sigue hacia adelante, a veces escorándose un poco hacia la derecha, y a veces un poco hacia la izquierda. Y así es como la Iglesia sigue adelante, gracias al soplo del Espíritu y al compromiso de todos para sortear los problemas y evitar que el barco se hunda, porque hay también a veces momentos de tempestad.

La crisis económica, la cuestión catalana, el cambio de pontificado… ¿Qué situaciones le han marcado más?

Los nuncios somos siervos, estamos para ayudar a la Iglesia local a resolver sus problemas, y también para informar a Roma, siendo nexos de unión con el Papa y la Santa Sede. El nuncio tiene ser una persona capaz de mediar y de informar objetivamente a Roma sobre las diversas situaciones. Y debe ayudar en los nombramientos de los obispos, este el problema más importante.

¿Qué criterios sigue un nuncio en la propuesta de nombramientos episcopales?

Debemos ser respetuosos con la realidad y las circunstancias de la Iglesia local (lo que llamamos inculturación), pero desde la fidelidad a la Iglesia universal. Y evitar que Roma conozca solo una parte de la verdad.

¿Cómo se adaptó usted al cambio de pontificado? No es que en tiempos de Benedicto XVI los obispos no fueran pastores, pero el perfil pastoral se ha acentuado claramente con Francisco.

Es verdad. Antes el Papa era un teólogo y se subrayaba más la fidelidad a la doctrina de la Iglesia, ese era el punto más importante. Ahora Francisco insiste más en la parte pastoral: que el obispo sea un pastor cercano, dialogante … Y esto cambia el perfil de los nuevos nombramientos. El Papa ve los problemas como un pastor, como el confesor que nunca ha dejado de ser. Esto se percibe por ejemplo cuando trata los problemas de la vida de las familias y los matrimonios. Francisco se pone en una posición de confesor, que es diferente de la posición de un teólogo que enseña desde la cátedra. Por eso se dice ahora que hay que tener en cuenta el caso por caso. Al confesar, uno trata con la persona concreta, y esa es una posición diferente, aunque obviamente no completamente separada de la doctrina, porque no podemos enseñar cosas falsas. El Sínodo de las familias reflejó esta actitud: tener en cuenta los casos concretos, a las personas concretas, muy especialmente a las que están pasando por momentos de dificultad. Porque, como también ha dicho el Papa, el confesionario no puede ser una sala de tortura. Hay que acoger y ayudar a la conversión, a un cambio de vida.

¿Dónde ha salido usted a buscar estos perfiles episcopales? ¿Cómo se ha informado acerca de los candidatos?

La nunciatura, cuando prepara un proceso, pide información confidencial a obispos, a sacerdotes, a algunos laicos y religiosos… [NdR: según el Código de Derecho Canónico, al menos cada tres años, los obispos de una provincia eclesiástica deben elaborar una lista secreta actualizada con los sacerdotes más idóneos para el episcopado, a partir de la cual el nuncio selecciona a tres candidatos. Cabe también la posibilidad de trasladar a obispos de otras diócesis]. Es una información suficientemente amplia y plural, bastante más de lo que suele suceder en otros ámbitos de la sociedad con respecto a los nombramientos. Enviamos cuestionarios a personas que conocen a los [tres] candidatos, y con esas respuestas –unos dos o tres folios cada una–, elaboramos una relación sobre sus cualidades humanas y sacerdotales, sobre su espíritu de diálogo… Presentamos la terna a la asamblea general de la Congregación de los Obispos, y de ahí la propuesta de nombramiento pasa al Papa. Es un proceso que puede durar entre cinco y siete meses. Ahora está pendiente el nombramiento de Toledo, pero nosotros hemos dejado el trabajo hecho; el resto ya depende de Roma.

¿Ha sido difícil para usted esta parte del trabajo, especialmente en estos últimos años, con un número inusualmente alto de relevos episcopales en España?
Uno ya tiene experiencia, pero siempre hay sorpresas. Porque uno piensa que va a salir el primero [de los candidatos de la terna], y sale después el segundo o el tercero… La elección es un proceso delicado. A veces las cosas pueden tergiversarse por cómo después algunos juzgan a los nuevos obispos. Por ejemplo, ha sido muy triste últimamente leer algunas críticas contra el nuevo arzobispo de Tarragona. Los periodistas le ponen a uno determinada bandera y con eso ya lo condenan o lo redimen definitivamente, sin conocerlo. «¡Es un nacionalista!». Bueno, un momento, usted no lo conoce… Y yo lo que puedo decirle es que es un buen sacerdote. Y un hombre bueno, humilde…

Con Francisco ha cambiado no solo el perfil del obispo. También el del nuncio, que sin dejar de ser un diplomático, ha adquirido una dimensión más pastoral. ¿Se puede decir así?

Sí, es cierto. El Papa nos acaba de dejar un decálogo [durante el tercer encuentro con nuncios del mundo], inspirado en la oración de Merry del Val [secretario de Estado de san Pío X]: el nuncio tiene que ser un hombre de Dios y de Iglesia, paternal, amable, comenzando por sus colaboradores más estrechos, en la nunciatura, porque la vida cristiana hay que vivirla en la realidad cotidiana. Y es importante la cercanía con los obispos de la Iglesia local, desde una actitud de sencillez y humildad. Porque la humildad es una virtud difícil: cuando uno piensa que la tiene, ya la ha perdido.

Un tema que ha estado muy presente en sus intervenciones públicas en estos últimos años ha sido la secularización de la sociedad española. En 20 años, los matrimonios canónicos han pasado del 80 al 20 %, por poner un ejemplo.

La Iglesia está muy preocupada por la secularización y la difusión del relativismo. Benedicto hablaba de un secularismo agresivo. En España el relativismo creció especialmente durante el Gobierno de Zapatero con la aprobación de leyes como el matrimonio homosexual o el aborto prácticamente libre. Esto ha provocado en la sociedad un abandono de la fe. El 69 % de la población se considera católica, pero muchos católicos no practican, apenas un 20 % va a la Misa dominical, vive una vida cristiana y está realmente comprometido. Pero no hay que perder la esperanza. Los cristianos seremos siempre minoría en el mundo. Hay que confiar en la fuerza del Espíritu Santo, que empuja a la Iglesia. Uno ve, sí, que las vocaciones sacerdotales disminuyen, que hay monasterios que están cerrando, pero consuela la presencia de nuevas vocaciones, de nuevos grupos… Tenemos que mantener la esperanza y confiar menos en nosotros mismos y más en Dios. Y junto a eso, ayudar a que haya buenas familias que vivan verdaderamente la vida cristiana. Nunca hay que perder el ánimo.

Pero sí afrontar estos problemas.
La Iglesia los está afrontando, comenzando por el Papa. Hay problemas nuevos, como el daño que provoca el cibersexo en los adolescentes. Después esos jóvenes llegan a los 30 o los 35 años y son incapaces de decidir sobre lo que van a hacer con su vida, si se casan o no se casan… Los padres tienen que ser conscientes de qué significa darle un teléfono móvil a un chico de 11 o 12 años, todavía sin la capacidad suficiente de decisión para escoger el bien. Porque existe el mal, eso no se puede negar. Y no solo el período de la adolescencia es fundamental. Los niños están abiertos a los valores religiosos, pero hay que enseñarles a rezar cuando tienen 4 o 5 años. Si no, después será demasiado tarde. Y la escuela no ayuda muchas veces; puede incluso ser negativa. Hay que defender a los niños y jóvenes del bombardeo de falsos valores. Hay que decir esto claro: se trata de una falsa libertad. En italiano hay una palabra, cattivo, que significa malo, pero también cautivo, prisionero. La persona cattiva es prisionera de sí misma, de los malos influjos del ambiente. No es libre.

Hace apenas unos días defendía usted en un acto académico la vigencia de los Acuerdos de España con la Santa Sede. ¿Le preocupa su continuidad?
Sí, me preocupa un poco. Porque tanto la izquierda como Ciudadanos han hablado de revisarlos, alguno incluso de «abolición». En algunos puntos se podría plantear una revisión, porque después de 40 años algunas cosas pueden haber cambiado, pero los Acuerdos son importantes, porque tocan la educación, tocan la participación y la contribución de los católicos a la sociedad española… Católicos hay en varios partidos, la mayoría hoy probablemente en el Partido Popular. Sobre todo en la los partidos de izquierda han perdido mucha fuerza; en el PSOE prácticamente han desaparecido. Esto explica seguramente que a veces haya un discurso que transmite una imagen negativa de la Iglesia que no se corresponde con la realidad. La Memoria de la Conferencia Episcopal muestra cómo la Iglesia ha contribuido en los momentos de dificultad, ayudando a los más desfavorecidos. Pero no podemos solo subrayar esta parte social; la Iglesia desempeña también un gran importancia en la sociedad española por los valores que transmite. Sin esos valores, se pierde el concepto de derechos humanos fundamentales como el derecho a la vida o la acogida a los refugiados.

¿Ve peligrar la enseñanza de la Religión y los conciertos educativos?
Hace unos días en Roma el cardenal Parolin nos decía a los nuncios que hay que promover los acuerdos, especialmente ahora con países africanos, sobre todo por este aspecto de la educación. La Iglesia pide libertad religiosa y de enseñanza, no para imponer ni hacer adoctrinamiento, sino todo lo contrario: a los jóvenes hay que ayudarles a pensar. Y la sociedad de hoy les anima a ser instintivos, a instalarse en lo instantáneo… Hay que enseñarles a pensar, a razonar, a discernir (qué significa saber escoger lo que es bueno para uno). Debemos enseñarles a tomar decisiones por sí mismos, que es lo más difícil.

¿Su sucesor recibirá al Papa en España?
Probablemente. No digo seguro, pero sí probablemente. El arzobispo de Santiago ya ha recibido respuesta de la Santa Sede a su invitación. No le dicen ni sí ni no. 2021, con el Año Santo, es una buena ocasión para esta visita. Pienso que, si el Papa continúa con buena salud, va a querer venir, aunque ya sabemos que está dando prioridad a países pobres y pequeños. Además, permanece la incertidumbre sobre la situación en Cataluña. También tendría que pasar por Madrid, y estamos aún pendientes de que el Gobierno formule su invitación, porque hasta ahora Pedro Sánchez no se ha encontrado con el Papa (yo creo que no tardará en hacerlo, esto lo he hablado con la embajadora de España ante la Santa Sede). Y tiene que ser invitado por la Conferencia Episcopal.

El rey sí le ha invitado a venir.
Creo que sí, pero la Santa Sede quiere invitaciones explícitas, no un comentario durante un encuentro: «¿Cuándo va a venir usted a visitarnos?».

¿Qué quiso el decir el Papa con aquello de que vendrá a España «cuando haya paz»?
Fue una broma durante una conversación coloquial [con periodistas en el avión rumbo a Marruecos]. Se refería probablemente a una cierta división aquí interna, también a la situación en Cataluña, al Gobierno en funciones… Pero enseguida esto lo aprovecharon algunos grupos que acusan al Papa de todo. Francisco tiene muchos amigos, pero también enemigos; hay gente que no acepta sus decisiones, la línea de su pontificado… Mire, los católicos –no solo los nuncios y los obispos– tenemos que ser fieles al Papa, a este Papa actual, no al Papa que uno sueña. Si no, sucede como con Lefebvre, que era tan fiel, tan fiel al papado que él tenía en la cabeza, que no aceptaba al verdadero sucesor de Pedro.

¿Qué impresión tiene el Papa Francisco sobre España?
Yo creo que muy buena. Ve España como un gran país, uno de los más importantes del mundo católico, podríamos decir. Cierto, también hay problemas: los españoles no son todos santos. Pero de facto la fuerza de la Iglesia en España es muy relevante. Alrededor del 30 % de los monasterios de clausura femeninos del mundo están aquí. Uno percibe enseguida la importancia de la presencia social de la Iglesia a través, por ejemplo, de las Cáritas. Un político que sea inteligente no puede ignorar a la Iglesia, ni olvidar la importancia de la tradición católica de España, que ha tenido tantos santos y mártires que dieron su vida por defender la fe. Solo durante la guerra civil hubo 7.000 sacerdotes asesinados solo por ser sacerdotes, ejemplo único en el mundo. Por todo eso España es un país destacado para la Iglesia. Tiene problemas, claro, ¿pero dónde nos los hay?

Herético y apóstata. El cardenal Brandmüller excomulga al sínodo para la Amazonia (Sandro Magister)




*
Desde que se hizo público el 17 de junio, el documento base – o "Instrumentum Laboris" – del sínodo para la Amazonia ha suscitado muchas críticas, por la anomalía de su planteamiento y de sus propuestas respecto a todos los sínodos que lo han precedido.
Pero  hoy hay más. Quien acusa al documento de herejía y apostasía es un cardenal, el alemán Walter Brandmüller, de 90 años, historiador insigne de la Iglesia, presidente del Comité Pontificio de Ciencias Históricas de 1998 a 2009 y coautor, en 2016, de los célebres “dubia” sobre la recta interpretación y aplicación de “Amoris laetitia” a los que el papa Francisco siempre se ha negado a responder.
A continuación su “J’accuse”, publicado hoy contemporáneamente en diversos idiomas.
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Una crítica al "Instrumentum Laboris" del Sínodo para la Amazonia


de Walter Brandmüller


Introducción
Realmente causa asombro que, en oposición a las asambleas anteriores, esta vez el sínodo de los obispos trate exclusivamente de una región de la tierra cuya población es la mitad de la población de Ciudad de Méjico, es decir, cuatro millones. Esto también levanta sospechas sobre las verdaderas intenciones, que se quieren poner en marcha de manera subrepticia. Pero lo que tenemos que preguntarnos, sobre todo, es cuáles son los conceptos de religión, de cristianismo y de la Iglesia que son la base del "Instrumentum Laboris" recientemente publicado. Examinaremos todo esto con la ayuda de elementos individuales extraídos del texto.
¿Por qué un sínodo sobre este región?
Para empezar debemos preguntarnos por qué un sínodo de los obispos tiene que tratar temas que, como mucho, tienen que ver con los Evangelios y la Iglesia sólo de manera marginal, como es ahora el caso con las ¾ partes del "Instrumentum Laboris". Obviamente, este sínodos de los obispos también está llevando a cabo una intrusión agresiva en los asuntos puramente mundanos del Estado y la sociedad de Brasil. Deberíamos preguntarnos: ¿qué tienen que ver la ecología, la economía y la política con el mandato y la misión de la Iglesia?
Y sobre todo, ¿qué experiencia profesional autoriza a un sínodo eclesial de los obispos a hacer declaraciones en estos ámbitos?
Si de verdad el sínodo de los obispos va a dar este paso, estaría sobrepasando los límites y sería una presunción clerical, que las autoridades estatales deberían, con motivo, rechazar.
Sobre las religiones naturales y la inculturación
Hay que tener presente otro elemento que se encuentra en todo el "Instrumentum Laboris", a saber: la valoración muy positiva que se hace de las religiones naturales, incluyendo las prácticas de sanación indígenas y similares; sí, incluso las prácticas y formas de culto mítico-religiosas. Se habla incluso del diálogo con los espíritus en el contexto de una llamada a la armonía con la naturaleza (n. 75).
No es sólo el ideal del "buen salvaje" tal como lo presentaron Rousseau y la Ilustración el que se está comparando con el decadente hombre europeo. Esta línea de pensamiento va más allá, hasta llegar al siglo XX, cuando culmina en una idolatría panteísta de la naturaleza. Hermann Claudius (1913) creó el himno del movimiento obrero socialista: "Cuando caminamos uno al lado del otro", una estrofa del cual dice lo siguiente: "El verde de los abedules y el verde de las semillas, que la anciana Madre Tierra siembra a manos llenas, con un gesto de súplica para que el hombre sea suyo…". Es llamativo que este texto fuera incluido más tarde en el libro de cantos de la juventud hitleriana, probablemente porque correspondía al mito de "la sangre y la tierra" del nacionalsocialismo. La proximidad ideológica es asombrosa. Este rechazo anti-racional a la cultura "occidental" que resalta la importancia de la razón es típico del "Instrumentum Laboris", que habla, respectivamente, de la "Madre Tierra" en el n. 44 y del "grito de dolor de la tierra y de los pobres" en el n. 101.
En consecuencia, el territorio -es decir, la junglas de la región amazónica- es incluso declarado “locus theologicus”, una fuente especial de la Divina Revelación. En él habría lugares epifánicos en los que se manifiestan las reservas de vida y de sabiduría para el planeta, que hablan de Dios (n. 19). Además, la consiguiente regresión del Logos al Mythos es elevada a criterio de lo que el "Instrumentum Laboris" llama la inculturación de la Iglesia. El resultado es una religión natural disfrazada de cristianismo.
La noción de inculturación es, aquí, literalmente pervertida, puesto que significa lo contrario de lo que la Comisión Teológica Internacional presentó en 1988, y de lo que había enseñado anteriormente el decreto “Ad Gentes” del Concilio Vaticano II sobre la actividad misionera de la Iglesia.

Sobre la abolición del celibato y la introducción del sacerdocio femenino
Es imposible esconder que este "sínodo" quiere implementar sobre todo los dos proyectos más deseados y que hasta ahora no han sido nunca puestos en marcha, a saber: la abolición del celibato y la introducción del sacerdocio femenino, empezando por las diaconisas. En cualquier caso, se trata de tener "en cuenta el papel central que hoy desempeñan las mujeres en la Iglesia amazónica" (n. 129a3). Y se trata también de "abrir nuevos espacios para recrear ministerios adecuados a este momento histórico. Es el momento de escuchar la voz de la Amazonía…" (n. 43).
Pero aquí se omite el hecho de que no está en poder de la Iglesia administrar el sacramento del orden a las mujeres, tal como también declaró Juan Pablo II con la mayor autoridad magisterial. De hecho, en dos mil años la Iglesia nunca ha administrado el sacramento del orden a una mujer. La petición, que se opone de manera directa a este hecho, demuestra que la palabra "Iglesia" es utilizada exclusivamente como término sociológico por los autores del "Instrumentum Laboris", negando implícitamente el carácter sacramental-jerárquico de la Iglesia.

Sobre la negación del carácter sacramental-jerárquico de la Iglesia
De manera similar -aunque expresado de pasada-, el n. 127 contiene un ataque directo a la constitución jerárquico-sacramental de la Iglesia cuando se pregunta si no sería oportuno "reconsiderar la idea de que el ejercicio de la jurisdicción (potestad de gobierno) ha de estar vinculado en todos los ámbitos (sacramental, judicial, administrativo) y de manera permanente al sacramento del orden". Desde una visón tan equivocada deriva, en el n. 129, la llamada a la creación de nuevos ministerios que correspondan a las necesidades de los pueblos amazónicos.
Sin embargo, es en el ámbito de la liturgia, del culto, en el que la ideología de una inculturación falsamente comprendida encuentra su expresión de una manera especialmente llamativa. Aquí, algunas formas de las religiones naturales son asumidas positivamente. El "Instrumentum Laboris" no se echa atrás a la hora de pedir que "el pueblo pobre y sencillo" pueda expresar "su (!) fe a través de imágenes, símbolos, tradiciones, ritos y demás sacramentales" (!!) (n. 126e).
Esto, ciertamente, no corresponde a los preceptos de la Constitución “Sacrosanctum Concilium”, como tampoco a los del Decreto “Ad Gentes” sobre la actividad misionera de la Iglesia, y demuestra una comprensión meramente horizontal de la liturgia.
Conclusión
Summa summarum: el "Instrumentum Laboris" carga al Sínodo de los Obispos y, en última instancia, al papa, con una seria violación del “Depositum fidei”, lo que significa, en consecuencia, la autodestrucción de la Iglesia o el cambio del “Corpus Christi mysticum”, convertido en una ONG secular con una tarea ecológica-social-psicológica.
Obviamente, después de estas observaciones se plantean preguntas: ¿se puede deducir, sobre todo en lo que respecta a la estructura sacramental-jerárquica de la Iglesia, una ruptura decisiva con la Tradición Apostólica en cuanto constitutiva para la Iglesia? ¿O los autores tienen, más bien, una idea del desarrollo de la doctrina que es sostenida teológicamente con el fin de justificar susodicha ruptura?
Este parece ser claramente el caso. Estamos asistiendo a una nueva forma del Modernismo clásico de principios del siglo XX. En esa época se empezaba con un enfoque decididamente evolutivo y después se defendía la idea que, en el curso del continuo desarrollo del hombre a grados más altos, deben encontrarse en consecuencia también niveles más elevados de conciencia y de cultura, por lo que puede resultar que lo que era falso ayer puede ser verdadero hoy. Esta dinámica evolutiva se aplica también a la religión, es decir, a la conciencia religiosa con sus manifestaciones en la doctrina, el culto y, obviamente, también en la moral.
Aquí, por lo tanto, se presupone una comprensión del desarrollo del dogma que está en clara oposición a la comprensión católica genuina, que comprende el desarrollo del dogma y de la Iglesia no como un cambio, sino más bien como un desarrollo orgánico de un tema que permanece fiel a su propia identidad.
Esto es lo que los Concilios Vaticanos I y II nos enseñan con sus Constituciones “Dei Filius”, “Lumen Gentium” y “Dei Verbum”.
Hay que afirmar con determinación que el "Instrumentum Laboris" contradice la enseñanza vinculante de la Iglesia en puntos decisivos y que, por consiguiente, debe ser considerado herético. En la medida en que incluso la Divina Revelación es puesta en duda, o malinterpretada, se debe también hablar de apostasía.
Esto está aún más justificado a la luz del hecho de que el "Instrumentum Laboris" utiliza una noción meramente inmanentista de la religión, y considera la religión como el resultado y la forma de expresión de la experiencia espiritual personal del hombre. El uso de palabras y nociones cristianas no puede ocultar que estas son utilizadas sólo como palabras vacías, a pesar de su significado original.
El "Instrumentum Laboris" para el Sínodo de la Amazonia constituye un ataque a los fundamentos de la fe de una manera impensable hasta ahora, por lo que debe ser rechazado con la máxima firmeza.

NOTICIAS 27 de Junio de 2019




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Selección por José Martí

miércoles, 26 de junio de 2019

El Amazonas y la iglesia alemana, el cardenal Pell condenado a muerte, la sinagoga de Danneels, Japón, China y cosas italianas.



Alemania llegó a tener una gran comunidad católica que superó a la protestante. Sigue gozando de una buena salud económica que le permite ser la financiadora de gran parte de la iglesia en latino América. La disminución de contribuyentes está haciendo saltar todas las alarmas. La estructura que hay que mantener es enorme y muy costosa pero tiene los pies de barro. La falta de vocaciones, casi la extinción, está provocando el cierre de muchas instituciones que daban a la iglesia una buena imagen social. Podemos llegar a una iglesia que se reduzca a una sociedad anónima que gestione el enorme patrimonio acumulado. Los números son cada vez más ajustados y las cuentas empiezan a no cuadrar. Ya tenemos diócesis que están con planes de financiación para continuar lo más posible esperando mejores momentos. 

Todo esto está provocando una la necesidad de renovación como intento para sobrevivir. Los movimientos tradicionales pueden quedarse solos ante una iglesia que se empeña en desaparecer. Algunos de sus obispos más prominentes llevan años queriendo cambiar la normativa sobre el celibato equiparando el sacerdocio católico al pastoreo protestante. No nos engañemos, no estamos ante la posibilidad de que hombres casados puedan acceder al sacerdocio, estamos ante una abolición de la castidad en donde todo pueda estar permitido y sea compatible con el sacerdocio. El sínodo de la Amazonia, tan controlado por dinero alemán, es otra ocasión para introducir los cambios deseados. El idioma más utilizado en la preparación por ahora es el Alemán y por muy secretos que se quieran tener estos encuentros de amigos hoy todo se sabe.

Al inicio del pontificado de Papa Francisco se creó el consejo de cardenales, el llamado C8, después C9, y ahora C6, y mañana veremos. Tenemos una nueva reunión, la 30 , y la reforma de la curia no termina de llegar. El borrador enviado a sus eminencias era francamente flojo en el fondo y en la forma. Hasta sus partidarios eran conscientes de que sería una fuente de problemas inmediata y de pocas soluciones. Nos dicen que han llegado una cantidad enorme de aportaciones y que su mera revisión llevará un tiempo. 

Un tema muy unido es la situación del cardenal Pell. Es estos momentos ha apelado la sentencia condenatoria pero las noticias de hoy nos confirman que el cardenal Pell está condenado a muerte. Aunque saliera inocente de esta ya le están amenazando y tendrá de buscarse un lugar seguro. Seguimos reafirmándonos en la convicción de que el intento de reforma económica de la curia le ha costado caro y le seguirá costando. Son demasiados los intereses en juego y hay que dejar bien claro que el que intenta algo perece. La sentencia a muerte es segura decida lo que decida el tribunal australiano.

Ya tenemos los primeros anuncios del viaje del Papa Francisco a Japón el 24 de noviembre.

En China se intenta ahogar a la iglesia católica mientras se aplaude el acuerdo con el Vaticano y se realizan homenajes al Papa Francisco. Las tácticas son muy conocidas y esperemos que sirvan para fortalecer aún más a la iglesia mártir y perseguida.

Homenaje en Bélgica al cardenal Danneels, el de la mafia de San Gallo, en la sinagoga de Bruselas. Si en Alemania la iglesia está desapareciendo en Bélgica hace tiempo que ha dejado de existir. Es curioso como la gerontocracia de las fracasadas iglesias europeas intenta marcar el futuro del catolicismo.

La escasez de sacerdotes está provocando en algunas regiones italianas, como el Veneto, el crecimiento de celebraciones presididas por mujeres. En Canadá un obispo es dimitido por autorizar a una monja a presidir un matrimonio. En esta confusión reinante es muy complicado encontrar el centro moderado y siempre los hay que se pasan queriendo discernir a destiempo.

El silencio del Vaticano con el caso de la desaparición de Emanuela Orlandi sigue muy presente en la prensa. Su familia y amigos están más activos que nunca y las nuevas tecnologías ayudan a mantener vivo un crimen sin resolver y con tantas oscuridades.

En Italia contamos con conocidos ex sacerdotes que se han convertido en activistas señeros de los movimientos eLeGeBeTe. Hoy tenemos entrevista a uno de ellos que cuenta cómo el Papa Francisco le llamo y le bendijo por su valiente decisión.

«¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? »

Buena lectura

Specola

NOTICIAS 26 de Junio de 2019



INFOVATICANA


INFOCATÓLICA

China persigue a los obispos “clandestinos” también después de su muerte. El Vaticano inquieto (Sandro Magister)



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Como se sabe, para firmar con China el acuerdo secreto del 22 de setiembre del 2018 sobre el nombramiento de los obispos, el papa Francisco tuvo que perdonar a ocho obispos incardinados anteriormente por las autoridades chinas sin la aprobación de Roma y, en consecuencia, incursos en la excomunión.
Uno de éstos murió dos años atrás, pero el gobierno de Pequín pretendió y obtuvo también esta anómala amnistía póstuma.
Pero en cambio, Francisco no obtuvo el mismo reconocimiento, por parte de China, de los obispos llamados “clandestinos”, consagrados por Roma sin el acuerdo del gobierno.
Uno de éstos, Stefano Li Side, obispo de Tianjin, falleció a los 93 años en la vigilia de Pentecostés, pero ni siquiera después de su desaparición las autoridades chinas se han mostrado clementes.
Incluso le han negado las exequias en su catedral.
Es lo que hace resaltar, con palabras muy cargadas, la necrología oficial publicada el 24 de junio por la Secretaría de Estado del Vaticano, seis días después del deceso de Li:
“Las Misa conmemorativas, las condolencias y las ceremonias fúnebres se han llevado a cabo en una cámara mortuoria del distrito de Jizhou, y no en la catedral de San José, en Tianjin”.
Esto a pesar de la vida ejemplar del difunto, no sólo como ministro de Dios sino también como ciudadano:
“Monseñor Li Side vivía en la pobreza y con profunda humildad. Exhortaba siempre a los fieles a respetar las leyes del país y a ayudar a los pobres. También en las dolorosas vicisitudes de distinto género que signaron su larga vida jamás se lamentó, aceptando cada cosa como voluntad del Señor”.
Las “dolorosas vicisitudes” vividas por él consistieron en cuatro años de prisión desde 1958 a 1962, diecisiete años de trabajos forzados desde 1963 a 1980 y otros dos años de prisión desde 1989 a 1991. Después de que, como obispo consagrado sin el reconocimiento gubernamental, debió pasar el resto de su vida – para decirlo también con palabras de la necrológica vaticana – “bajo arrestos domiciliarios en el perdido pueblo de montaña de Liang Zhuang Zi, en el distrito de Jixian, a 60 km. de Tianjin, donde permaneció hasta su muerte, pudiéndose alejar de allí sólo para internarse en un hospital”.
Pero “a pesar del exilio y la lejanía – prosigue la necrológica – los fieles que se llegaron para encontrarse con él fueron muy numerosos. El prelado defendió con coherencia los principios de la Iglesia Católica y testimonió el Evangelio de Cristo, manteniéndose heroicamente en comunión con el sucesor de Pedro”.
Para conocer los detalles del surrealista tratamiento reservado después de su muerte a Li, a quien las autoridades chinas continuaron negando el mismo título de “obispo”, se pueden ver estos dos servicios de “Asia News”, la agencia especializada sobre China, perteneciente al Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras:
Para la diplomacia vaticana este perverso ostracismo de las autoridades chinas no es alentador, respecto a los desarrollos futuros del acuerdo del 22 de setiembre [del año pasado]. Por parte de Roma se continúan los gestos de apertura, como por ejemplo la amplia y pacífica entrevista concedida el 15 de mayo por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, al “Global Times”, expresión en idioma inglés del “Diario del Pueblo”, órgano oficial del Partido Comunista. Pero después sucedió que la entrevista no fue traducidaal idioma mandarín, ni siquiera en pequeña parte, en ningún diario de China.
Y después está el obstáculo de Hong Kong y de la rebelión de gran parte de la población contra la ley – ahora suspendida – que permitiría la extradición en territorio chino también de los opositores políticos. Una rebelión en la que estuvieron al frente desde el comienzo sobre todo los católicos de la ciudad, comenzando por sus dos últimos obispos y cardenales, no sólo el intrépido Giuseppe Zen Zekiun, crítico irreductible del acuerdo del 22 de setiembre entre el Vaticano y China, sino también su sucesor, John Tong Hon, más moderado.
La elección del nuevo obispo de Hong Kong, puesto que también está por retirarse Tong, porque supera el límite de la edad, será un rompecabezas notable para el papa Francisco, que entre la rebelión y el diálogo tiende naturalmente al segundo, si no hasta la sumisión, pero deberá tener en cuenta también la sed de libertad y de dignidad de numerosos católicos – y obispos – de Hong Kong y de toda la China.
Sandro Magister

martes, 25 de junio de 2019

Los desastrosos nombramientos en la Iglesia latinoamericana (Carlos Esteban)



Hace pocos días nos enterábamos de la frustrada consagración episcopal en la archidiócesis de Santiago de Chile de un sacerdote nombrado como obispo auxiliar menos de un mes antes, y hoy nos enteramos de que un nombramiento similar en Lima sigue adelante pese a estar acusado el candidato de vivir en concubinato con una mujer casada. ¿Qué pasa con los nombramientos episcopales en Latinoamérica?

Los dos casos no son en absoluto equivalentes, sino que más bien establecen un contraste. Carlos Irarrázaval era una elección bastante obvia para la castigada archidiócesis santiagueña, cuyo arzobispo, Ricardo Ezzati, había tenido que renunciar, teóricamente por edad, pero se sospecha que por su implicación en los casos de encubrimiento y que está ahora en manos de un administrador apostólico, Celestino Aos. Irarrázaval fue el encargado de devolver la paz a la parroquia de El Parque, la misma que había sido el epicentro de los abusos homosexuales a menores del padre Fernando Karadima, cumpliendo la misión con celo y delicadeza.

Pero bastaron las protestas de grupos feministas por una frase desafortunada en una entrevista -en absoluto ofensiva o doctrinalmente cuestionable- para que su consagración, anunciada 24 días antes, se frustrara.

En el caso de Ricardo Augusto Rodríguez Alvarez, en cambio, su consagración como obispo auxiliar de Lima sigue adelante hasta la fecha, pese a las denuncias de que el sacerdote vive en concubinato con una mujer casada que se han hecho llegar al nuncio. Rodríguez pudo, incluso, haber sido nombrado arzobispo de Lima y primado del Perú tras la renuncia del anterior titular, el cardenal Cipriani, ya que según fuentes de Infovaticana estaba en la terna presentada a Roma.

Es difícil refugiarse en el socorrido “¿quién mantiene engañado al Papa?”, salvo creyendo en un cúmulo de fatales coincidencias que desafían las leyes de la probabilidad. Su Santidad conoce bien la Iglesia de su Latinoamérica natal, y no pocos nombramientos -como el de Gustavo Zanchetta, el obispo dimisionario de Orán, en Argentina- los ha decidido prescindiendo incluso de los trámites habituales.

También sería difícil recurrir a la ‘misericordia’ que Francisco ha convertido en palabra clave de su pontificado para explicar la elección de un sacerdote poco escrupuloso con el celibato, aunque sin duda será lo que aleguen los sospechosos habituales. Primero, porque la ‘misericordia’ con el alto clero es con frecuencia crueldad con el pueblo fiel, con los feligreses de la diócesis de que se trate. Después de todo, no llegar a obispo no es una desgracia, ni negar esa dignidad es un castigo. El obispo es el pastor, está al servicio del último de los fieles, y nombrar a un sacerdote amancebado es una señal de desprecio hacia el pueblo de Dios.

Pero, en segundo lugar, hemos tenido tiempo sobrado para comprobar que la famosa ‘misericordia’ solo corre en una dirección. No hubo misericordia para Irarrázaval, pese a su intachable historial sacerdotal, como no la ha habido para las Hermanitas de María, para los Franciscanos de la Inmaculada, para la Hermandad de los Santos Apóstoles, para el propio arzobispo Cipriani o su colega de La Plata, Aguer, ambos retirados nada más alcanzar la edad canónica, ni un minuto más, cuando es tan común alargar el plazo cuando conviene.

No se puede tomar muy en serio la celebérrima política de ‘Tolerancia Cero’ cuando el celibato sacerdotal parece tomarse tan a la ligera, no hablemos si se suma a un adulterio. Sí, es cierto que no se trata de ningún delito, que son adultos y consienten, pero ¿eso es todo lo que se puede esperar de nuestra jerarquía, que no delincan? ¿No es poner el listón tan bajo que resulta mucho más probable que estallen los escándalos que están manchando la imagen de la Iglesia en el mundo?

Confiamos, en cualquier caso, que el silencio con el que se han recibido las denuncias contra Rodríguez signifique que el caso se está estudiando en profundidad, y que el resultado será limpiar por completo el nombre de un sacerdote difamado o cancelar su consagración.

Carlos Esteban

El Papa, sobre los panes y los peces: «Esto no es magia, es confianza en Dios» (Carlos Esteban)



“Jesús no hace magia, no transforma los cinco panes en cinco mil y luego dice: ‘Ahora, distribuidlos’. No.”, dijo Su Santidad en la homilía de la Misa del Corpus Christi glosando el milagro de la multiplicación de los panes y los peces.

Es cierto que en el pasaje evangélico que siempre se ha llamado ‘milagro de la multiplicación de los panes y de los peces no aparece por ningún lado las palabras ‘multiplicar’ y ‘multiplicación’, pero es difícil comprenderlo sin esa operación milagrosa.

“Caía la tarde y los Doce se le acercaron a decirle:

–Despide a la gente que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida; porque aquí estamos en descampado.

El les contestó:

–Dadles vosotros de comer.

Ellos replicaron:

–No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío. (Porque eran unos cinco mil hombres.)

Jesús dijo a sus discípulos:

–Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.

Lo hicieron así, y todos se echaron.

El, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos” (Lucas, 9, 12-17)

Pero Su Santidad insistió en la homilía de la Misa del Corpus Christi en que “no es verdad” que los panes y los peces se multiplicaran; “simplemente, no se acabaron”.
La interpretación de esta escena como un ‘milagro’ de la solidaridad -es decir, como un no milagro en su sentido estricto- tiene ya bastantes años y se oye con cierta frecuencia en muchas homilías, esa idea de que lo que se desprende de esa escena es la importancia de compartir. Salvo que, naturalmente, no tiene ningún sentido.

Para empezar, no hay modo humano de que cinco panes y dos peces, por muy equitativamente que se repartan, puedan saciar a cinco mil personas hambrientas, ni a quinientas, ni a cincuenta.

Su Santidad no niega explícitamente el milagro; seguiría siendo milagroso que semejante parco almuerzo deje satisfecha a una multitud sin necesidad de multiplicarse. Es una posibilidad, una modalidad de milagro que no exige la multiplicación. Pero el evangelista da el detalle final de que se recogieron doce cestos de sobras, y eso sí parece apuntar claramente a la multiplicación, porque incluso los peces y los panes cabrían holgadamente en una sola cesta.

En cualquier caso, estamos en una de esas ocasiones, deplorablemente frecuentes, en las que el Santo Padre, para acentuar una idea en sí misma buena, como es la importancia de compartir, no tiene reparo en deslizar conceptos que llevan a la confusión y la duda al pueblo cristiano.

Homilía completa del Santo Padre
La Palabra de Dios nos ayuda hoy a redescubrir dos verbos sencillos, dos verbos esenciales para la vida de cada día: decir y dar.

Decir. En la primera lectura, Melquisedec dice: «Bendito sea Abrán por el Dios altísimo […]; bendito sea el Dios altísimo» (Gn 14,19-20). El decir de Melquisedec es bendecir. Él bendice a Abraham, en quien todas las familias de la tierra serán bendecidas (cf. Gn12,3; Ga 3,8). Todo comienza desde la bendición: las palabras de bien engendran una historia de bien. Lo mismo sucede en el Evangelio: antes de multiplicar los panes, Jesús los bendice: «tomando él los cinco panes y los dos peces y alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los iba dando a los discípulos» (Lc 9,16). La bendición hace que cinco panes sean alimento para una multitud: hace brotar una cascada de bien.

¿Por qué bendecir hace bien? Porque es la transformación de la palabra en don. Cuando se bendice, no se hace algo para sí mismo, sino para los demás. Bendecir no es decir palabras bonitas, no es usar palabras de circunstancia: no; es decir bien, decir con amor. Así lo hizo Melquisedec, diciendo espontáneamente bien de Abraham, sin que él hubiera dicho ni hecho nada por él. Esto es lo que hizo Jesús, mostrando el significado de la bendición con la distribución gratuita de los panes. Cuántas veces también nosotros hemos sido bendecidos, en la iglesia o en nuestras casas, cuántas veces hemos escuchado palabras que nos han hecho bien, o una señal de la cruz en la frente… Nos hemos convertido en bendecidos el día del Bautismo, y al final de cada misa somos bendecidos. La Eucaristía es una escuela de bendición. Dios dice bien de nosotros, sus hijos amados, y así nos anima a seguir adelante. Y nosotros bendecimos a Dios en nuestras asambleas (cf. Sal 68,27), recuperando el sabor de la alabanza, que libera y sana el corazón. Vamos a Misa con la certeza de ser bendecidos por el Señor, y salimos para bendecir nosotros a su vez, para ser canales de bien en el mundo.

También para nosotros: es importante que los pastores nos acordemos de bendecir al pueblo de Dios. Queridos sacerdotes, no tengáis miedo de bendecir, bendecir al pueblo de Dios. Queridos sacerdotes: Id adelante con la bendición: el Señor desea decir bien de su pueblo, está feliz de que sintamos su afecto por nosotros. Y solo en cuanto bendecidos podremos bendecir a los demás con la misma unción de amor. Es triste ver con qué facilidad hoy se hace lo contrario: se maldice, se desprecia, se insulta. Presos de un excesivo arrebato, no se consigue aguantar y se descarga la ira con cualquiera y por cualquier cosa. A menudo, por desgracia, el que grita más y con más fuerza, el que está más enfadado, parece que tiene razón y recibe la aprobación de los demás. Nosotros, que comemos el Pan que contiene en sí todo deleite, no nos dejemos contagiar por la arrogancia, no dejemos que la amargura nos llene. El pueblo de Dios ama la alabanza, no vive de quejas; está hecho para las bendiciones, no para las lamentaciones. Ante la Eucaristía, ante Jesús convertido en Pan, ante este Pan humilde que contiene todo el bien de la Iglesia, aprendamos a bendecir lo que tenemos, a alabar a Dios, a bendecir y no a maldecir nuestro pasado, a regalar palabras buenas a los demás.

El segundo verbo es dar. El “decir” va seguido del “dar», como Abraham que, bendecido por Melquisedec, «le dio el diezmo de todo» (Gn 14,20). Como Jesús que, después de recitar la bendición, dio el pan para ser distribuido, revelando así el significado más hermoso: el pan no es solo un producto de consumo, sino también un modo de compartir. En efecto, sorprende que en la narración de la multiplicación de los panes nunca se habla de multiplicar. Por el contrario, los verbos utilizados son “partir, dar, distribuir” (cf. Lc 9,16). En resumen, no se destaca la multiplicación, sino el compartir. Es importante: Jesús no hace magia, no transforma los cinco panes en cinco mil y luego dice: “Ahora, distribuidlos”. No. Jesús reza, bendice esos cinco panes y comienza a partirlos, confiando en el Padre. Y esos cinco panes no se acaban. Esto no es magia, es confianza en Dios y en su providencia.

En el mundo siempre se busca aumentar las ganancias, incrementar la facturación… Sí, pero, ¿cuál es el propósito? ¿Es dar o tener? ¿Compartir o acumular? La “economía” del Evangelio multiplica compartiendo, nutre distribuyendo, no satisface la voracidad de unos pocos, sino que da vida al mundo (cf. Jn 6,33). El verbo de Jesús no es tener, sino dar.

La petición que él hace a los discípulos es perentoria: «Dadles vosotros de comer» (Lc 9,13). Tratemos de imaginar el razonamiento que habrán hecho los discípulos: “¿No tenemos pan para nosotros y debemos pensar en los demás? ¿Por qué deberíamos darles nosotros de comer, si a lo que han venido es a escuchar a nuestro Maestro? Si no han traído comida, que vuelvan a casa, es su problema, o que nos den dinero y lo compraremos”. No son razonamientos equivocados, pero no son los de Jesús, que no escucha otras razones: Dadles vosotros de comer. Lo que tenemos da fruto si lo damos —esto es lo que Jesús quiere decirnos—; y no importa si es poco o mucho. El Señor hace cosas grandes con nuestra pequeñez, como hizo con los cinco panes. No realiza milagros con acciones espectaculares, no tiene la varita mágica, sino que actúa con gestos humildes. La omnipotencia de Dios es humilde, hecha sólo de amor. Y el amor hace obras grandes con lo pequeño. La Eucaristía nos los enseña: allí está Dios encerrado en un pedacito de pan. Sencillo y esencial, Pan partido y compartido, la Eucaristía que recibimos nos transmite la mentalidad de Dios. Y nos lleva a entregarnos a los demás. Es antídoto contra el “lo siento, pero no me concierne”, contra el “no tengo tiempo, no puedo, no es asunto mío”; contra el mirar desde la otra orilla.

En nuestra ciudad, hambrienta de amor y atención, que sufre la degradación y el abandono, frente a tantas personas ancianas y solas, familias en dificultad, jóvenes que luchan con dificultad para ganarse el pan y alimentar sus sueños, el Señor te dice: “Tú mismo, dales de comer”. Y tú puedes responder: “Tengo poco, no soy capaz para estas cosas”. No es verdad, lo poco que tienes es mucho a los ojos de Jesús si no lo guardas para ti mismo, si lo arriesgas. También tú, arriesga. Y no estás solo: tienes la Eucaristía, el Pan del camino, el Pan de Jesús. También esta tarde nos nutriremos de su Cuerpo entregado. Si lo recibimos con el corazón, este Pan desatará en nosotros la fuerza del amor: nos sentiremos bendecidos y amados, y querremos bendecir y amar, comenzando desde aquí, desde nuestra ciudad, desde las calles que recorreremos esta tarde. El Señor viene a nuestras calles para decir-bien, decir bien de nosotros y para darnos ánimo, darnos ánimo a nosotros. También nos pide que seamos don y bendición.

Carlos Esteban

NOTICIAS 23 a 25 de Junio de 2019



INFOCATÓLICA

Se busca un lugar seguro para que pueda vivir el cardenal Pell si se anula su sentencia


ADELANTE LA FE

Father John F. O'Connor warned about Card. Bernardin and was punished


Duración 3:27 minutos




Chicago Cardinal Blaise Cupich kept secret series of documents revealing that the late Chicago Cardinal Joseph Bernardin, a hardcore Modernist, was reported to have abused minors, male seminarians and other adults. According to Church Militant, citing anonymous sources, Cupich who owes his career to Cardinal McCarrick, is now being investigated by state authorities because he failed to reveal these facts. Not surprisingly, Pope Francis chose Cupich as the head of the February abuse summit in the Vatican.

The documents obtained by Church Militant reveal that the Chicago Archdiocese, then Pro-Nuncio to the United States, Archbishop Cacciavillan, and the Vatican Secretary of State were informed of the allegations against Bernardin. But the Vatican didn’t open an inquiry, also because Bernardin was protected by the liberal oligarch media. Commentators on gloria.tv who studied in Rome confirm that Bernardin's pajama parties for young priests were well known. Even Gloria.tv’s Father Reto Nay heard at the time about them.

The American Dominican, Father John F. O'Connor, revealed already in the early 90's Bernardine's sexual abuses. As a result, O'Connor was dismissed from the Dominican order and suspended because - quote – "he harmed the reputation of the Central Province, the whole Dominican Order and the Church with his accusations against Bernardin." His superiors even wanted to force him to undergo a psychiatric treatment, but O’Connor refused. Obviously, his revelations were also ignored by the oligarch media who at the time were promoting sexual contacts between adults and minors.

Bernardin was the leading modernist in the U.S. He was in charge of the assignment of bishops during many years of the pontificate of John Paul II. Church Militant concludes that the Catholic Church in America, as it is now constituted, was designed and engineered by not one but two homosexuals, Cardinal McCarrick and Cardinal Bernardin. They promoted many corrupt priests to the episcopacy. Many of them are still serving in senior posts.

One year ago, Gloria.tv reported that the Vatican Secretary of State, Cardinal Pietro Parolin called Bernardin during a Mass in the Italian home-town of his parents, "the great Joseph Bernardin." Parolin went on claiming that Bernardin was a "great shepherd but then, above all, he suffered so much."