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viernes, 28 de septiembre de 2018

¡MUY IMPORTANTE! : NUEVA CARTA DE MONSEÑOR VIGANÓ






(La traducción al español de la nueva carta de Monseñor Viganò, que coloco en esta entrada, la he tomado del blog Adoración y Liberación, de Infovaticana)

El asunto es sumamente grave y ha salido en prácticamente todos los medios. Señalo algunos de los más importantes: 

 Life Site News

BREAKING: Viganò releases new ‘testimony’ responding to Pope’s silence on McCarrick cover-up (Diane Montagna)

One Peter Five

Viganò in New Statement: “Has Christ Perhaps Become Invisible to His Vicar?” (Steve Skojec)

The Remnant Newspaper

Viganò Doubles Down, Accuses Francis of Losing Sight of Christ (Michael Matt)

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Nuncio Apostólico del Arzobispado de Ulpiana
Scio Cui credidi
(2 Tim 1:12)

Antes de empezar a escribir, ante todo quisiera dar gracias y gloria a Dios Padre por cada situación y prueba que Él ha preparado y preparará para mí durante mi vida. Como sacerdote y obispo de la santa Iglesia, cónyuge de Cristo, soy llamado como todo bautizado a dar testimonio de la verdad. Por el don del Espíritu que me sostiene con alegría en el camino que estoy llamado a viajar, tengo la intención de hacerlo hasta el final de mis días. Nuestro único Señor también me ha dirigido la invitación: «¡ Sígueme!»  Y tengo la intención de seguirlo, con la ayuda de su gracia, hasta el final de mis días.



«Mientras tenga vida, cantaré al Señor, 
cantaré alabanzas a mi Dios mientras viva. 
Que mi canción sea agradable para Él; 
Porque me regocijo en el Señor» 
(Salmo 103: 33-34)

Hace un mes que ofrecí mi testimonio, sólo por el bien de la Iglesia, sobre lo que ocurrió en la audiencia con el Papa Francisco el 23 de junio de 2013 y sobre ciertos asuntos que me fueron dados conocer en las tareas que se me confiaron en la Secretaría de Estado y en Washington, en relación con aquellos que tienen la responsabilidad de encubrir los crímenes cometidos por el ex-arzobispo de esa capital.

Mi decisión de revelar esos hechos graves fue para mí la decisión más dolorosa y seria que haya tomado en mi vida. 
Lo hice después de largas reflexiones y oraciones, durante meses de profundo sufrimiento y angustia, durante un crescendo de noticias continuas de terribles acontecimientos, con miles de víctimas inocentes destruidas y las vocaciones y vidas de jóvenes sacerdotes y religiosos perturbadas. El silencio de los pastores que podrían haber proporcionado un remedio y evitar nuevas víctimas se volvió cada vez más indefendible, un crimen devastador para la Iglesia

Consciente de las enormes consecuencias que podría tener mi testimonio, porque lo que estaba a punto de revelar involucraba al 
mismo sucesor de Pedro, decidí hablar para proteger a la Iglesia, y declaro con la conciencia tranquila ante Dios que mi testimonio es verdad. Cristo murió por la Iglesia, Servus servorum Dei , y me siento llamado a servir a la Esposa de Cristo.

Ciertamente, algunos de los hechos que iba a revelar estaban cubiertos por el secreto pontificio, que había prometido observar y que había observado fielmente desde el comienzo de mi servicio a la Santa Sede. Pero el objetivo de cualquier secretoincluido el secreto pontificioes proteger a la Iglesia de sus enemigos, no ocultarla y convertirse en cómplice de los crímenes cometidos por algunos de sus miembros. Fui testigo, no por mi elección, de hechos impactantes y, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica (2491), el sello del secreto no es vinculante cuando un daño grave puede evitarse únicamente al divulgar la verdad. Sólo el sello de la confesión podría haber justificado mi silencio.

Ni el Papa ni ninguno de los cardenales en Roma han negado los hechos que afirmé en mi testimonio. «Qui tacet consentit»  seguramente se aplica aquí, ya que si niegan mi testimonio, sólo tienen que decirlo y proporcionar documentación para respaldar esa negación¿Cómo se puede evitar concluir que la razón por la que no proporcionan la documentación es porque saben que confirma mi testimonio?

El centro de mi testimonio fue que desde por lo menos el 23 de junio de 2013, el Papa sabía por mí lo perverso y malvado que era McCarrick en sus intenciones y acciones, y en lugar de tomar las medidas que todo buen pastor hubiera tomado, el Papa hizo de McCarrick uno de sus principales agentes en el gobierno de la Iglesia, con respecto a los Estados Unidos, la Curia e incluso China, y estamos viviendo estos días con gran preocupación y ansiedad por esa Iglesia mártir.

Después, la respuesta del Papa a mi testimonio fue: « ¡No voy a decir una palabra!»  Pero luego, contradiciéndose a sí mismo, comparó su silencio con el de Jesús en Nazaret y ante Pilatos, y me comparó con el gran acusador, Satanás, que siembra el escándalo y la división en la Iglesia, aunque sin pronunciar mi nombre.  

Si él hubiera dicho: « Viganò mintió» , habría desafiado mi credibilidad al tratar de afirmar la suya.  Al hacerlo, habría intensificado la demanda del pueblo de Dios y del mundo de la documentación necesaria para determinar quién ha dicho la verdad. En cambio, puso en su lugar una sutil calumnia contra mí: calumniar es una ofensa que a menudo ha comparado con la gravedad del asesinato. De hecho, lo hizo repetidas veces, en el contexto de la celebración del Santísimo Sacramento, la Eucaristía, donde no corre el riesgo de ser desafiado por los periodistas.

Cuando habló con periodistas, les pidió que ejercitaran su madurez profesional y sacaran sus propias conclusiones. Pero, ¿cómo pueden los periodistas descubrir y saber la verdad si los que están directamente involucrados en el asunto se niegan a responder alguna pregunta o a publicar algún documento?

La falta de voluntad del Papa para responder a mis acusaciones y su sordera a las llamadas de rendición de cuentas por parte de los fieles difícilmente concuerdan con sus llamadas a la transparencia y la construcción de puentes.
Además, el encubrimiento de McCarrick por parte del Papa claramente no fue un error aislado. Recientemente se han documentado muchos casos más en la prensa, lo que demuestra que el Papa Francisco ha defendido al clero homosexual que cometió graves abusos sexuales contra menores o adultos. Éstos incluyen su papel en el caso del padre Julio Grassi en Buenos Aires, la reincorporación del padre Mauro Inzoli después de que el Papa Benedicto lo había sacado del ministerio (hasta que fue a prisión, momento en el cual el Papa Francisco lo laicizó), y la detención de la investigación de acusaciones de abuso sexual contra el Cardenal Cormac Murphy O’Connor.

Mientras tanto, una delegación de la USCCB, encabezada por su presidente, el cardenal DiNardo, fue a Roma para solicitar una investigación del Vaticano sobre McCarrick. El cardenal DiNardo y los otros prelados deben decirle a la Iglesia en América y en el mundo: ¿se negó el Papa a llevar a cabo una investigación del Vaticano sobre los crímenes de McCarrick y de los responsables de encubrirlos? Los fieles merecen saber.

Me gustaría hacer un llamamiento especial al Cardenal Ouellet, porque como nuncio siempre trabajé en gran armonía con él, y siempre tuve gran estima y afecto hacia él. Recordará cuando, al final de mi misión en Washington, me recibió en su apartamento en Roma, por la noche, para una larga conversación. Al comienzo del pontificado del Papa Francisco, él había mantenido su dignidad, como lo había demostrado con valentía cuando era arzobispo de Québec. Más tarde, sin embargo, cuando su trabajo, como prefecto de la Congregación para los Obispos, estaba siendo socavado porque dos amigos homosexuales de su dicasterio pasaban directamente al Papa Francisco las recomendaciones para los nombramientos episcopales, eludió al cardenal y se dio por vencido. Su largo artículo en L’Osservatore Romano, en el que se manifestó a favor de los aspectos más controvertidos de Amoris Laetitia, representa su rendición

Su Eminencia, antes de irme a Washington, usted fue quien me contó las sanciones del Papa Benedicto sobre McCarrick. Tiene a su disposición documentos clave que incriminan a McCarrick y a muchos en la curia por sus encubrimientos. Su Eminencia, le insto a que testifique la verdad.

Finalmente, deseo alentarles, queridos fieles, mis hermanos y hermanas en Cristo: ¡nunca se desanimen!  Hagan suyo el acto de fe y completa confianza en Cristo Jesús, nuestro Salvador, de San Pablo en su segunda Carta a Timoteo, Scio cui credidi, que elegí como mi lema episcopal.

Éste es un tiempo de arrepentimiento, de conversión, de oraciones, de gracia, para preparar a la Iglesia, la novia del Cordero, a estar lista para luchar y ganar, con María, la batalla contra el viejo dragón.





« Scio cui credidi»  (2 Tim 1:12)

[«Sé a quién he creído»]

In you, Jesus, my only Lord, I place all my trust.


« Diligentibus Deum omnia cooperantur in bonum»  (Rom 8:28).



[«Todas las cosas contribuyen al bien de los que aman a Dios» ]

Nota: Coloco aquí un enlace a la carta completa, en inglés, que termina con su firma, de fecha 29 de Septiembre de 2018, festividad del arcángel san Miguel. 


NOTA: ADELANTE LA FE TAMBIÉN TIENE SU TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL en un artículo titulado Viganò vuelve a escribir: «¿Es que Cristo se ha vuelto invisible para su vicario?» 

URGENTE: Les ofrecemos en español el nuevo comunicado de monseñor Viganó reafirmándose en todas sus denuncias y contestando al silencio del papa Francisco, con nuevos datos, más pruebas, y el desafío al cardenal Ouellet de que saque todo a la luz (Vicente Montesinos)



El arzobispo Carlo Maria Viganò acaba de emitir un nuevo comunicado, refiriéndose a la negativa del Papa Francisco a responder a la acusación de que conocía los abusos sexuales del Cardenal Theodore McCarrick, a pesar de lo cual convirtió a McCarrick en “uno de sus principales agentes en el gobierno de la Iglesia “.

En el documento de cuatro páginas, el ex Nuncio Apostólico en los Estados Unidos también responde a las recientes homilías del Papa que parecen ponerle en el papel de Cristo y a Viganò como el diabólico “Gran Acusador”.

« ¿Acaso Cristo se ha vuelto invisible para su vicario? ¿Tal vez está siendo tentado a tratar de actuar como un sustituto de nuestro único Maestro y Señor?» , pregunta el Arzobispo Viganò en su nuevo comunicado. Fechado el 29 de septiembre, fiesta litúrgica de San Miguel Arcángel, y con el escudo y lema episcopal del Arzobispo, Viganò explica por qué cree que tenía el deber de hablar y agrega que “el motivo de cualquier secreto, incluido el pontifical, es proteger a la Iglesia de sus enemigos, no encubrir y convertirse en cómplice de crímenes cometidos por algunos de sus miembros ”

Y de nuevo, y sin vacilar, reafirma con vigor su acusación central de que « desde al menos el 23 de junio de 2013, el Papa sabía por mí lo perverso y malvado que era McCarrick en sus intenciones y acciones, y en lugar de tomar las medidas que todo buen pastor habría tomado, el Papa hizo de McCarrick uno de sus principales agentes en el gobierno de la Iglesia, con respecto a los Estados Unidos, la Curia e incluso China, y estamos viviendo estos días con gran preocupación y ansiedad por esa Iglesia mártir» .

Viganó resalta la respuesta inicial del Papa de que « no diría una palabra», pero luego nota cómo se contradice a sí mismo, al comparar su silencio con el de Jesús en Nazaret ante Pilato, y a Viganò como «al gran acusador, Satanás, quien siembra el escándalo y la división en la Iglesia, aunque nunca pronuncia mi nombre» .

Por otra parte, expresa su gran preocupación por las revelaciones de que el Papa Francisco desempeñó un papel fundamental en el encubrimiento o bloqueo de las investigaciones sobre otros sacerdotes y prelados, incluido el padre Julio Grassi, el padre Mauro Inzoli y el cardenal Cormac Murphy-O’Connor.

Por si fueran pocos los datos que el ex-nuncio aporta, afirma que fue el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, quien le habló de las sanciones del Papa Benedicto contra McCarrick.

«Mi decisión de revelar esos graves hechos fue para mí la más dolorosa y seria que he tomado en mi vida» , escribe Viganò. «Lo hice después de largas reflexiones y plegarias, durante meses de profundo sufrimiento y angustia, durante un crescendo de noticias continuas de terribles acontecimientos, con miles de víctimas inocentes destruidas y las vocaciones y vidas de jóvenes sacerdotes y religiosos perturbadas» .

«El silencio de los pastores que podrían haber proporcionado un remedio y evitar nuevas víctimas se volvió cada vez más indefendible, un crimen devastador para la Iglesia» , afirma.

«Consciente de las enormes consecuencias que podría tener mi testimonio, porque lo que estaba a punto de revelar involucraba al 
mismo sucesor de Pedro, decidí hablar para proteger a la Iglesia, y declaro con la conciencia tranquila ante Dios que mi el testimonio es verdadero».

En la declaración, el Arzobispo Viganò también alienta a los fieles a que nunca se desanimen, y exhortándonos a todos escribe:

« Hagan suyo el acto de fe y confíen plenamente en Cristo Jesús, nuestro Salvador, como San Pablo en su segunda Carta a Timoteo, Scio cui credidi, que elegí como mi lema episcopal. Éste es un tiempo de arrepentimiento, de conversión, de oraciones, de gracia, para preparar a la Iglesia, la novia del Cordero, a que esté lista para luchar y ganar, con María, la batalla contra el viejo dragón» .

Vicente Montesinos

Les proporcionamos abajo el texto completo en español, traducido para ustedes por Adoración y Liberación.


NOTA: Para no hacer esta entrada excesivamente larga, coloco dicho texto en la siguiente entrada

Noticias varias 27 de septiembre de 2018



ONE PETER FIVE 

Viganò in New Statement: “Has Christ Perhaps Become Invisible to His Vicar?” (Steve Skojec) MUY IMPORTANTE

STILUM CURIAE

Il Papa ostruzionista Su Mccarrick. Padre Joseph Fessio, Sj: «Sia un uomo. Si Alzi in Piedi e Risponda» .

GLORIA TV

Protestantes pro-homosexuales presionan al cardenal Cupich para promover el odio contra la fe

THE CATHOLIC HERALD

The irony of the China deal



Chinese bishops will be permitted to take part in the next synod.

China and the Vatican are preparing to “form an alliance to fight against organ trafficking”, according to the Global Times.

Cardinal Pietro Parolin is reportedly “collecting information on the McCarrick case” in preparation for a Vatican response to the Viganò letter.

George Weigel suggests that Eastern Orthodoxy “may be on the verge of an epic crack-up”.

John Carr says that, as a “friend and ally” of Archbishop McCarrick, he is “appalled, ashamed and devastated by his abuse”.

Sigal Samuel asks if the Church should pay reparations to abuse victims.

J-P Mauro says we have Pope Clement VIII to thank for our morning coffee.


SECRETUM MEUM MIHI

Viganò responde al ‘extraño’ silencio del Papa sobre sus acusaciones (Carlos Esteban)



Explica por qué cree que era su deber hablar pese al juramento de secreto, ya que el propósito del secreto es proteger a la Iglesia de sus enemigos, no amparar y convertirse en cómplice de crímenes de sus miembros.

Se confirma en su acusación principal: que explicó con detalle a Francisco lo perverso y vil que era McCarrick y que el Papa, en lugar de tomar medidas, lo rehabilitó y le encomendó misiones en EEUU, en la Curia e incluso en China.

Señala la contradicción del Papa de no decir una sola palabra y dedicar luego varias homilías a presentarse como Cristo en su silencio y a presentarle a él, Viganò, como Satán, el Gran Acusador.

Apunta a las revelaciones de que Francisco participó en el encubrimiento de casos o bloqueo de investigaciones sobre abusos (Grassi, Inzoli, Cormac Murphy-O’Connor)

Recuerda a Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, que fue él quien le habló de la sanción de Benedicto contra McCarrick y le anima a hablar y a mostrar los documentos pertinentes.


Carlos Esteban

St Luke, el ‘gulag’ americano para sacerdotes 'rígidos’ (Carlos Esteban)




Cuando el arzobispo de Chicago, Blase Cardenal Cupich, se enteró de que un cura de su diócesis, el padre Paul Kalchick, había permitido que sus feligreses quemaran una bandera arcoriris, que había presidido la misa de consagración de su parroquia, la Resurrección, decidió que Kalchick tenía problemas mentales y determinó que ingresara en el Instituto St Luke. Kalchick prefirió desaparecer antes que obedecer esa orden.

Lo curioso es que Kalchick no tenía por qué obedecer esa orden de su obispo, y no sólo porque el hecho de permitir que sus parroquianos quemaran un símbolo político que había estado profanando la iglesia desde su fundación no es locura alguna, sino porque el propio Código de Derecho Canónico le da la razón.

El Canon 220 especifica que el sacerdote tiene derecho a una privacidad que quedaría violada con un examen psquiátrico no voluntario. Por si hiciera falta confirmación, la Congregación del Clero dejó claro, en un caso muy similar al de Kalchick en 1998, que un superior no puede ordenar a un sacerdote sujeto a su autoridad que se someta a un examen psiquiátrico, y que éste no incumple su obligación de obediencia al superior negándose a ello.

En teoría, la Iglesia no deja por completo a sus sacerdotes a merced de los obispos, sino que les reconoce derechos. En teoría. La práctica es bastante más complicada e incluso, en ocasiones, algo aterradora.

Para empezar, el sacerdote puede no conocer el canon en cuestión. O puede pensar que compensa más someterse a una semana o dos de tratamiento que enfrentarse a las iras de su obispo, que tiene mil formas ‘regulares’ de hacerle la vida difícil. O, simplemente, obedece porque cree que su primer deber es el de obediencia al superior. Y se va a St Luke.

El Instituto St Luke tiene una historia, digamos, cuestionable. Fue fundado por un sacerdote, homosexual activo, que acabó acusado de desfalcar una importante cantidad de dinero que gastó en sus amantes. Sus métodos psiquiátricos son una mezcla del pansexualismo freudiano y de conductismo, escuelas de difícil compatibilidad con la doctrina. Además, no es barato en absoluto, y las diócesis que mandan allí a sus curas ‘problemáticos’ gastan sumas considerables en mantenerlos.

Pero, en un sentido retorcido, compensa con creces. Porque St Luke funciona a modo de ‘gulag’ para sacerdotes conflictivos. Ni siquiera es necesario ser enviado allí: la propia posibilidad de que ése sea el resultado de una muestra de rebeldía suele funcionar como elemento disuasorio.

Porque quienes acaban en St Luke son, abrumadoramente, los sacerdotes considerados ‘conservadores’. Los ‘rígidos’, los ‘tradicionales’. Y no es que todos los obispos americanos sean modernistas o que no haya sacerdotes modernistas que pongan en un brete a su superior.
Pero el obispo, humano al fin, sabe que el cura ‘progre’ (a) no va a obedecer y (b) va a hacer de su caso un ‘show’ mediático que haga quedar al prelado como un inquisidor intransigente. 
Por el contrario, los sacerdotes ‘conservadores’, precisamente por serlo, tienden a obedecer y, en cualquier caso, saben que no pueden contar con la simpatía del entorno mediático y cultural.
Para los malos obispos, St Luke cumple tres funciones tan valiosas que compensan hasta el último penique de lo que cuesta el tratamiento.

El primero es como castigo o, en su caso, amenaza disuasoria contra ese molesto sacerdote que se niega a la ‘acogida’ a grupos LGTBI en su parroquia o que se empeña en denunciar las innovaciones heréticas de tal o cual compañero de sacerdocio.

No es un castigo baladí, como bien sabían los soviéticos, que enviaban a menudo a los disidentes a manicomios, en preferencia a destinos carcelarios en Siberia. Cuando, además, todo parece contradecir las creencias más íntimas, la tortura se hace difícilmente soportable. Así describe su experiencia un religioso en carta dirigida al sacerdote bloguero Padre John Zuhlsdorf
“Una vez allí, la impresión del poder de aquel lugar sobre mi futuro se hizo abrumadora. Sabes que tú y el futuro de tu vocación dependen de un informe positivo de esa gente. Vi y oí ese mismo miedo en los otros que conocí allí. Me sorprendió el número de jóvenes, especialmente de aquellos atraídos por la Tradición. También […] es absolutamente cierto que no existe privacidad alguna ni forma de comunicación con el exterior. Nada más llegar te hacen firmar un consentimiento al respecto.
Específicamente, uno de los médicos que me evaluaban mencionó lo raro que le resultaba que no hubiera sido sexualmente activo en el instituto y que no hubiera experimentado con actos homosexuales. Dijo que tal comportamiento era parte normal del desarrollo. La inmensa mayoría de los pacientes estaba muy medicada. […]
“Lo que vi y oí en el curso de seis meses [en St Louis, otro instituto similar, al que fue trasladado]: me animaron personalmente a masturbarme (era un procedimiento habitual, como comprobé luego)/ se me dijo que si conseguía “permiso para salir” podía buscar alguna cita exploratoria “para ver cómo resultaba”/ Vi otros sacerdotes y religiosos, que luchaban contra tentaciones homosexuales, a los que se les animaba constantemente a identificarse total y abiertamente como gays/ Rezar la Liturgia de las Horas o asistir a misa entre semana se evaluaba como “rígido”.
“Nadie tomaba en serio los votos de la vocación propia. A uno de los sacerdotes, que se convirtió en un buen amigo, le había mandado allí por predicar contra la anticoncepción”.
Se hacen una idea, ¿no?

Un segundo fin es la recopilación de información. El sacerdote o religioso se somete a exámenes psiquiátricos que, naturalmente, examinan los aspectos más íntimos de la personalidad, incluidas acciones, pulsiones, temores y deseos pasados. Todo lo cual entra en un informe que se envía al ‘preocupado’ superior. De modo que el sacerdote, aunque salga cuerdo, equilibrado y con su fe intacta de la experiencia, se lo pensará dos y hasta tres veces antes de hacer algo que moleste a quien tiene un dossier completo de sus intimidades.

Y hay un tercer objetivo realmente terrible. En el caso de sacerdotes pedófilos, abusadores seriales, el obispo puede mandarlos a St Luke -o instituciones similares- para que vuelvan con un informe firmado por los facultativos afirmando que el sujeto está ‘curado’ y ya no es una amenaza para nadie. De este modo, en caso de que surja un escándalo, el obispo puede alegar que tomó las medidas oportunas, mientras que el informe del instituto le da ‘permiso’ para volver a encomendarle al abusador un nuevo cargo pastoral. El instituto, que depende del dinero de la diócesis, no suele tener problemas para complacer al obispo.

Carlos Esteban

jueves, 27 de septiembre de 2018

El SILENCIO del VATICANO ante el Testimonio Viganò, según SPECOLA (4) [11 al 14 de Septiembre de 2018]

SPECOLA 11 Septiembre 2018 (Selección)

La iglesia en Estados Unidos se desangra, se anuncia el fin del silencio esperando hechos

La situación es Estados Unidos es más que complicada. Son muchos los obispos que están pidiendo a gritos que se aclare toda esta situación, caiga quien caiga, porque es insostenible y está desangrando la iglesia católica. 


El odium plebis crece y cualquier intervención de los obispos acusados en el testimonio Viganò es interpretada en esta óptica. Los seminaristas de Chicago están enfadados con las explicaciones del inefable Cupich. A Wuerl le abandonan hasta los monaguillos que no quieren aparecer a su lado en las celebraciones públicas. La cadena de despropósitos sigue porque estamos ante la posible destitución más grande de cardenales de la historia

El problema es que todo esto afecta de lleno al Papa Francisco que ha sido quien los ha promocionado, en contra de tantas opiniones, siguiendo las voces de las sibilas amigas como McCarrick. En Chile se fió ciegamente del padre Arana y ha dejado la iglesia a los pies de los caballos después de organizar un lío monumental que todo ha complicado y nada ha resuelto. Lo de Estados Unidos es otro caso en el que ha obedecido ciegamente los gustos deplorables de McCarrick y ha colocado a su gente es puestos clave. Es posible que estemos a las puertas de otro histórico «nos hemos equivocado»  que necesariamente no se puede quedar en palabras. Los católicos americanos están muy hartos y ya están tomando sus decisiones.

Viganò está desaparecido y le recomendamos que siga así. Es el consejo que le dieron a Lutero ante la invitación de ser juzgado en Roma: “No vayas porque no saldrás vivo”. No vemos a Viganò muy devoto del reformador, pero en este caso le conviene seguir su sabio ejemplo.

Se anuncian clarificaciones sin nombrar, ni de lejos, la maldita palabra Viganò. Cuanto más tiempo pasa más claro está todo y cuanto antes se actúe más contenidos serán los daños.

SPECOLA 12 de Septiembre (Selección)

El Papa Francisco y la reuniòn de ‘urgencia’ para febrero


Los intentos por desactivar los efectos del “testimonio Viganò” no han tenido éxito. Los grandes medios intentan defender al Papa Francisco, pero lo hacen con la boca pequeña porque se dan cuenta de que aquí hemos tocado hueso y todo esto terminará en los tribunales. El clamor es tan gigantesco que basta como prueba el aumento de las noticias relacionadas con lo sucedido en todos los medios.

En el Vaticano han aplicado las reglas previstas sin tener resultados: han desacreditado al autor, han silenciado el contenido, han intentado hablar de otras cosas y hacer como si nada sucediese. A los hechos nos remitimos. Mañana encuentro de algunos obispos de Estados Unidos llamados a capítulo en Vaticano. Se anuncia reunión de urgencia en febrero de presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo. Creemos que otro error de libro y rezamos para que nuestra intuición sea equivocada. Se quiere aplicar la solución chilena al caso Norteamericano. Si los resultados en Chile son de desastre el extenderlo a todo el orbe no traerá buenas consecuencias.

Enviar a Estados Unidos a las plañideras chilenas no es posible porque su detención era más que segura. Convocar a todos los obispos de Estados Unidos a Roma para darles una carta e invitarlos a rezar es un riesgo que el Papa Francisco no puede permitirse porque es seguro que se iban a callar y soportar la situación. Roma y su curia está tan desacreditada que nada de lo que diga es creíble. La conclusión es que se eleva el nivel y se convoca a los presidentes de la conferencias episcopales para después de los turrones. Nos tememos que será la forma de intentar crear una cortina de humo para eludir el fondo del problema. Estos meses anteriores a la fantasmagórica reunión estarán llenos de sucesos que complicaran mucho más las cosas.


SPECOLA 13 de Septiembre (Selección)

Papa Francisco atrapado en sus errores


La presión informativa es terrible y no sólo no cesa sino que está creciendo con nuevos matices. El testimonio Viganò y sus consecuencias aumentan. Dejando de lado la hojarasca con la que se ha intentado rodear el caso, ya es universal el reconocimiento de la veracidad del contenido. Ni los más fervientes defensores del Pontífice se atreven a desmentir ni una sola línea. El último de ellos, el afectado Maradiaga, a lo más que llega es a decir que esas cosas no se hacen públicas.

La reunión ‘urgente’ para febrero de los presidentes de las conferencias episcopales está causando sorpresa y perplejidad. La indignación universal por lo sucedido se siente y es más que evidente que las cosas no han funcionado y que el ocultamiento y los silencios impuestos han sido la forma de actuar en muchos de los gravísimos casos. El Papa Francisco está atrapado en sus propios errores, ya son cinco años de promesas frustradas y de palabras vacías. Las reuniones, comisiones, encuentros, enfados, simpatías o antipatías no han tenido ninguna consecuencia y el engaño ya no resiste mucho más.
Nos gustaría equivocarnos y mucho, pero este periodo será dramático. Es previsible que la reunión de febrero justifique el que no se clarifique nada hasta esa fecha y nos tememos que tampoco después. Son muchos meses y la herida está abierta y la gangrena se extiende. Son muchos los sacerdotes, obispos y laicos que están viviendo estas jornadas con mucha amargura. Ya no sólo hablamos de casos de terribles delitos que han quedado impunes. De miles de víctimas inocentes con vidas destrozadas por quienes tienen obligación de ayudarles. Estamos ante una cadena de complicidades, encubrimientos, silencios, malversaciones de donaciones en la que está implicada una gran parte de la jerarquía de la iglesia.

Todos creímos que el Papa Francisco tenía la intención y decisión de terminar con todo esto y creímos que seguiría la linea de fortaleza iniciada en los pontificados anteriores. Los hechos nos hablan de lo contrario. Nos han querido vender el calentamiento global y los mundos de primaveras arco iris, nos quieren convencer de revoluciones históricas y de iglesias en salida y de puertas abiertasEstamos viendo todo lo contrario. Las puertas de cierran incluso físicamente. Los seminarios y noviciados desaparecen y los fieles abandonan en masa a sus pastores porque han dejado de sentirlos como propiosIncluso la posible renuncia de Papa Francisco es un problema porque no enfrentaríamos a un conclave con muchos de sus miembros más que tocados y desprestigiados.

SPECOLA 14 de Septiembre (Selección)

Esto no hay quien lo pare. Las informaciones caen en cascada y cada día se complica más la situación. Del encuentro de ayer de algunos obispos americanos con el Papa Francisco tenemos una fotos oficiales de muchas sonrisas, impropias de la situación por la atravesamos, y que son disparos contra las víctimas. Chesterton decía que el problema actual no es que hemos perdido la fe sino que hemos perdido la razón. Y esta sensación da. Toda previsión de gestionar un tema tan delicado y grave con un mínimo de seriedad ha desaparecido y de lo único que estamos seguros es que el Papa Francisco y su entorno sólo reaccionan delante de evidencias externas y con la sola finalidad de ver como reducen los daños del desastre.

El problema de fondo, la condena de los culpables, la situación de la víctimas, poco interesan o, al menos, esa sensación daLa inmensa mayoría de sacerdotes se siente abandonados por sus obispos que, con su silencio, están creando una imagen de complicidad general ante la opinión pública. No son tiempos de cobardías o de silencios absurdos, hay que defender con fuerza la verdad y no hacer creer que aquí todos somos iguales. Esperar a que un obispo cumpla los 75 para “aceptar su renuncia” y empezar una investigación no deja de ser una tomadura de pelo universal. ¿ Desde cuando se conocían sus desmanes y quien los ha tolerado? Tenemos delante unos meses de vértigo que no se solucionan con abrazos y sonrisas.

La culpa de todo la tiene el ‘clericalismo’ y nos quedamos tan tranquilos. Ni sabemos qué es el clericalismo, ni sabemos por qué tiene la culpa ni qué culpa y, por lo tanto, no tomamos ninguna decisión. ¿Se ha perdido claramente la razón?  Estamos delante de una pandemia que era fácil prever cuando empezó el caso Irlandés, Australiano, Chileno… Sin ser grandes profetas es evidente que el hombre no cambia por saltar una frontera y que los casos están en todo el mundo. En estos meses veremos cómo empiezan a extenderse las causas generales en muchos países. Cuando llegue la famosa reunión urgente de febrero de 2019, a finales casi en marzo, veremos cómo nos encontramos con presidentes de las Conferencias Episcopales que llegarán más que tocados. Ya los chilenos se preguntan quién irá y si podrá ir alguno y no es caso único.


Continuará

Más reflexiones sobre la destitución del Papa (Christopher A. Ferrara)



Aunque la cuestión debería haber quedado aclarada tras una detenida lectura de mi artículo sobre si la Iglesia puede defenderse, y cómo, de los ataques de un pontifice   descarriado  como el actual, a fin de evitar malentendidos sobre mi postura por parte de comentaristas poco íntegros, me ha parecido oportuno destacar los siguientes puntos:
1. Los autores teológicos no sostienen, ni yo tampoco, que un papa válidamente elegido pueda ser destituido simplemente por ser indigno, como sucedió con Benedicto IX, calificado por la Enciclopedia católica de «calamidad para la silla de San Pedro». Los papas no se someten a votos de censura.
Por el contrario, los autores que tratan el tema (como Cayetano) hablan de tres casos: (1) un pontífice que claramente haya sido elegido de forma inválida, y sea por tanto antipapa; (2) un papa que suscite dudas en cuanto a su   idoneidad para el cargo, y haga necesario resolver la cuestión a como dé lugar, y (3) un papa que incurra en herejía formal y pierda por consiguiente el cargo, como ha señalado el propio cardenal Burke   .
2. En la historia de la Iglesia abundan ejemplos de los dos primeros casos, que al final fueron resueltos en sínodos o concilios que declararon depuesto al antipapa y optaron por un pontífice concreto como el verdadero. Pero ni siquiera en este caso el resultado está siempre meridianamente claro. Por ejemplo, Silvestre III figura en el elenco de los papas (ocupando el puesto 146) a pesar de que el sínodo de Sutri lo depuso y hay muchos historiadores que consideran que usurpó el solio pontificio.
Del mismo modo, Benedicto IX también fue depuesto en Sutri (por haber dimitido en 1045 sobornado por su padrino, que le sucedió como pontífice), y a pesar de ello volvió a reinar en dos ocasiones (la primera en 1045, al retractarse de su dimisión, y una vez más de 1047 a 1048). Por eso, aparece enumerado al mismo tiempo como el pontífice número 147 y como el 150. En una nota a pie de página a su elenco de papas, la Enciclopedia católica explica: «Aparece tres veces en la lista porque en dos ocasiones fue depuesto y reinstaurado en el trono». Por esa razón Francisco es el pontífice número 266 y no el 264.
3. Por lo que respecta al papa que incurre en herejía, no se ha dado en la Historia ningún caso de destitución. Lo más parecido es el anatema póstumo de Honorio I por haber participado en la promoción de la herejía monotelista. Ahora bien, la falta de ejemplos históricos no significa que en caso de que un papa profese una herejía formal no pueda ser destituido o que la Iglesia, por medio de un sínodo, un concilio imperfecto o una asamblea de cardenales no pueda declarar que él mismo se ha provocado la pérdida del cargo, como han sostenido los autores teológicos. Basado en esta permisible opinión teológica, el cardenal Burke (que no acusa a Francisco de herejía) lo explica de la siguiente manera:
CWR: Volvamos a la cuestión del papa hereje. ¿Qué pasa si el Sumo Pontífice incurre en herejía y deja de ser papa? ¿Se reúne un nuevo cónclave? ¿Quién está al mando de la Iglesia? ¿O ni siquiera queremos ponernos a dilucidarlo?
Cardenal Burke:  Existen normas disciplinarias para cuando un pontífice cesa en su cargo, como cuando dimitió Benedicto XVI. Mientras estuvo vacante la sede entre la fecha efectiva de su abdicación y la entronización de Francisco la Iglesia no dejó de estar gobernada.
CWR: ¿Quién tiene competencia para declararlo hereje?
Cardenal Burke: Tendrían que hacerlo los miembros del colegio cardenalicio.
Por último, los cardenales podrían publicar la corrección formal hace tiempo prometida por monseñor Burke condenando los errores de Francisco, incluido su intento de dejar sin efecto las enseñanzas de Benedicto XVI, Juan Pablo II y sus predecesores, y volver a la de Nuestro Señor sobre la imposibilidad de recibir la Sagrada Comunión en ninguna circunstancia los divorciados vueltos a casar, ya que viven en adulterio. Y también eliminando la francamente desastrosa introducción por parte de Francisco de una especie de moral de situación en la vida de la Iglesia con casos complejos exentos de que se les apliquen preceptos del derecho divino y natural, que no admiten excepciones.
Como mínimo, la corrección anularía el bergoglismo aunque Francisco siguiera siendo papa, y repito, debemos considerarlo tal a menos que la Iglesia (en la manera indicada por Burke) declare algún día otra cosa. Algo que teológicamente no es imposible por extraordinario que sea.
Eso sí, en ningún caso puede la jerarquía quedarse cruzada de brazos y no resistir el incansable empeño de este papa en imponer a la Iglesia sus erróneas opiniones.
(Traducido por Bruno de la Inmaculada. Artículo original)
Christopher A. Ferrara

El primado romano desfigurado por el sucesor de San Pedro (De Mattei)



La impresionante rapidez con que se suceden los acontecimientos al interior de la Iglesia hace pensar que no sólo se deba a una dinámica de aceleración histórica, sino a una deliberada decisión de los agentes del caos para aumentar la desorientación y paralizar las fuerzas de quienes intentan contener la marea que avanza.
El pasado 22 de septiembre la Santa Sede y la República Popular China emitieron un comunicado conjunto en el que daban a conocer que han firmado un acuerdo provisional sobre la manera de nombrar obispos católicos chinos. No obstante, el texto en sí no se ha publicado y se ignora su contenido.
El arzobispo emérito de Hong Kong, cardenal Joseph Zen, ha hecho llegar a Asia News la siguiente declaración: «El esperadísimo comunicado de la Santa Sede es una obra maestra de imaginación para no decir nada con muchas palabras. Dice que el acuerdo es provisional, pero no especifica cuándo expira; dice que prevé evaluaciones periódicas, sin decir cuándo será la primera fecha de caducidad. Al fin y al cabo, cualquier acuerdo puede calificarse de provisional, porque una de las dos partes siempre podrá tener motivos para pedir una modificación o incluso la anulación del acuerdo. Pero lo que importa es que si nadie pide modificar ni anular el acuerdo, aunque sea provisional, el acuerdo está en vigor. La palabra provisional no dice nada. El acuerdo “trata del nombramiento de los obispos.” Eso ya lo había dicho bastantes veces la Santa Sede, desde hace mucho. Entonces, ¿cuál es el fruto de tanto esfuerzo? ¿Cómo se responde a nuestra larga espera? ¿No se dice nada? ¡¿Es que es secreto?! El comunicado se reduce a decir que se ha firmado un acuerdo entre la Santa Sede y la República Popular China sobre el nombramiento de los obispos. Todo lo demás son palabras vacías de contenido. Y bien, ¿cuál es el mensaje que quiere transmitir la Santa Sede a los fieles de China con este comunicado? ¿”Confiad en nosotros, aceptad lo que ya hemos decidido”? ¿Y qué dirá el Gobierno a los católicos chinos? ¿”Obedecednos, que la Santa Sede ya está de acuerdo con nosotros”? ¿Aceptar y obedecer sin saber qué se debe aceptar y en qué obedecer?»
En sustancia, el acuerdo consistiría en los siguiente: a los candidatos al episcopado los nombra la iglesia oficial china, que está en manos de la Asociación Patriótica, que tiene su origen directo en el Partido Comunista. Los departamentos pertinentes del Gobierno chino propondrán a la Santa Sede un candidato que sea del agrado del Partido Comunista.
¿Y qué pasaría si el Papa no estuviera de acuerdo? El pasado 24 de septiembre, el padre Bernardo Cervellera comentó en Asia News esta hipótesis de la siguiente manera: «Hasta ahora se decía que el Papa tenía derecho de veto temporal: es decir, que el Sumo Pontífice tenía un plazo de tres meses para exponer las razones de su oposición, pero si las autoridades consideraban infundados los motivos del Santo Padre nombraban y ordenaban de todos modos a su candidato. Al no conocer el texto del acuerdo, ignoramos si se mantiene esa cláusula, si realmente el Pontífice tendrá la última palabra en los nombramientos y ordenaciones, o si por el contrario sólo se reconoce formalmente su autoridad».
En caso de que el veto fuese temporal y la última palabra correspondiera a las autoridades chinas, se incurriría en un grave error condenado por la Iglesia. Por citar un ejemplo, Pío VII revocó el concordato de Fontainebleu, estipulado con Napoleón el 25 de enero de 1813, precisamente porque preveía que si no llegaba la ratificación del Papa en el plazo de seis meses, el candidato del Imperio Francés sería confirmado  por las autoridades en el cargo de obispo.
Pero aun en el caso de que el veto fuera permanente, el papel del Pontífice se reduce a hacer de una especie de notario. Se limita a ratificar el nombramiento, y si quiere evitar un tira y afloja con las autoridades políticas con las que ha intentado espasmódicamente llegar a un acuerdo, el veto podría ser la excepción, no la regla. En todo caso, asistimos a una repetición de la Ostpolitik de Pablo VI, que tanto daño hizo a los católicos del Este europeo.
Desgraciadamente, hay una estrecha coherencia entre el funesto acuerdo con China y la constitución apostólica Episcopalis communio sobre la estructura del Sínodo de Obispos firmada por Francisco el pasado 15 de septiembre y dada a conocer el día 18. Mediante este documento, explica Stefania Farlasca en el Avvenire del 18 de septiembre, «queda normativamente establecida la práctica de la sinodalidad como procedimiento para la Iglesia, y con ella el principio que regula las etapas de dicho proceso: la escucha. Pueblo de Dios, Colegio Episcopal, Obispo de Roma: cada uno escucha a los otros, y todos al Espíritu Santo.»
¿De qué forma concluye este proceso de escucha carismática? Lo explican los artículos 17 y 18 de la constitución apostólica. Las conclusiones de la asamblea se recogen en un documento final que, tras su aprobación por parte de una comisión ad hoc, «se presenta al Romano Pontífice, que decide si se publica. En caso de aprobarlo expresamente, el documento final participa del magisterio ordinario del Sucesor de San Pedro» (art. 18, § 2). Si más adelante el Santo Padre concede a la asamblea del Sínodo poderes deliberativos, de conformidad con el canon 343 del Código de Derecho Canónico, el documento final participará del magisterio ordinario del Sucesor de San Pedro una vez ratificado y promulgado. En ese caso el documento final se publica con la firma del Romano Pontífice junto a la de los miembros (art.18, § 3).
En cualquier caso, el documento sinodal «participa del magisterio ordinario del Sucesor de San Pedro». El alcance magisterial de documentos como Amoris laetitia y las conclusiones de sínodos a celebrarse próximamente, como el de los jóvenes y el de la Amazonía, queda confirmado. ¿Y cuál es la misión de San Pedro en la elaboración de documentos sinodales? Pues, como en el caso del nombramiento de obispos chinos, la de hacer de mero notario, cuya firma es necesaria para hacer efectivo el acto, sin necesidad de que sea autor del texto.
La Iglesia está a punto de convertirse en una república, no presidencial sino parlamentaria, cuyo Jefe de Estado cumple en la práctica la misión garante de las fuerzas políticas y de representante de la unidad nacional, renunciando a la de monarca absoluto y legislador supremo que le corresponde como Romano Pontífice. Ahora bien, para llevar a cabo este proyecto democrático, el Sucesor de San Pedro se vale de poderes dictatoriales que no tienen nada que ver con la tradición de gobierno de la Iglesia.
Durante la conferencia de prensa en que se presentó el documento del Papa, el cardenal Lorenzo Baldisseri, secretario general del Sínodo de los Obispos, afirmó que «la constitución apostólica Episcopalis communio del papa Francisco representa una auténtica refundación del organismo sinodal», y que «en una Iglesia sinodal, también podrá tener mayor relevo el ejercicio del primado petrino. El Papa no está solo por encima de la Iglesia; está dentro de ella como bautizado entre los bautizados, en el Colegio Episcopal como obispo entre los obispos, con la misión simultánea como sucesor del apóstol San Pedro de guiar a la Iglesia de Roma que preside en el amor a todas las iglesias» (Vatican Insider, 18 de septiembre de 2018).
Los teólogos ortodoxos pueden evaluar la gravedad de estas afirmaciones que pretenden refundar y reformar el munus petrino. Nunca había sido negado y desfigurado como ahora el Primado Romano, y para colmo en un momento en que una ola de fango parece anegar a la Esposa de Cristo.
Quien ame verdaderamente al Papado tiene el deber de gritarlo desde los tejados. Pero parece que la consigna del silencio no sólo afecta al papa Francisco. También los obispos y cardenales que guían la Iglesia parecen repetir ante los escándalos y errores que la golpean en la actualidad: «No diré una palabra sobre esto».
(Traducido por Bruno de la Inmaculada /Adelante la Fe)
Roberto de Mattei

Consejos vendo que para mí no tengo (José Martí) (5) Católicos perseguidos y «católicos» bien considerados


Es preciso orar en todo momento y no desfallecer (Lc 18, 1)


UNO (1) : Importancia de la razón

http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo.html

DOS (2) El discernimiento como amor a la verdad

http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_13.html

TRES (3)El Nuevo Orden Mundial y el verdadero Progreso

http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_16.html

CUATRO (4) Misión de los sacerdotes y de la Jerarquía: anunciar a Jesucristo. Sólo en Él es posible el reconocimiento de la dignidad de las personas

http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_19.html

CINCO (5) Católicos perseguidos y «católicos» bien considerados

http://www.blogcatolico.com/2018/09/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_27.html

SEIS (6) Naturaleza y gracia

http://www.blogcatolico.com/2018/10/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo.html

SIETE (7)Unidad de la Iglesia : ¿Acaso hay dos magisterios?

http://www.blogcatolico.com/2018/10/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo_18.html

OCHO (8) Incoherencias a la hora de insultar a otros.

http://www.blogcatolico.com/2018/11/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-8_6.html

NUEVE (9)Del dicho al hecho: Concilio Vaticano II

http://www.blogcatolico.com/2018/11/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-9.html

DIEZ (10) (José Martí) Anomalías en la Iglesia

http://www.blogcatolico.com/2018/11/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-10_16.html

ONCE (11) "Podéis criticarme. No es pecado" -dice Francisco- ... Muy bien: pues atreveos a criticarlo ... y veréis lo que ocurre.

http://www.blogcatolico.com/2018/12/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-11.html

DOCE (12) - Un alto en el camino para reflexionar

http://www.blogcatolico.com/2018/12/consejos- vendo-que-para-mi-no-tengo-12.html 


Ahondando un poco sobre lo dicho en los anteriores posts y antes de pasar a aquello que justifica el título de las entradas, de lo que hablaremos más adelante, quisiera señalar aquí algo que todos sabemos, al menos en teoría, y es el hecho histórico innegable de que los cristianos han sido siempre perseguidos: «Si me persiguieron a Mí también os perseguirán a vosotros» (Jn 15, 20b) ... pero es preciso añadir lo que sigue inmediatamente después: «Si guardaron mi Palabra, también guardarán la vuestra» (Jn 15, 20c) ... lo que significa que siempre ha habido, hay y habrá, personas que creen en Jesucristo, como verdadero Dios y como verdadero hombre y que guardan su Palabra, haciendo de ella su vida

Es importante tener esto in mente, porque son también muchos los que todavía siguen creyendo en Jesucristo ... aunque hay que reconocer que dicho número va decreciendo a gran velocidad y que la gran apostasía se está generalizando en el mundo a marchas forzadas ... e incluimos aquí a muchos de los que se dicen católicos, pero que, en realidad, no lo son.

¡Es urgente que surjan santos, aunque sea de las piedras, del estilo de San Francisco de Asís o del santo cura de Ars ... o de cualquier estilo, pues Dios no se repite en sus santos y respeta su personalidad. Yo estoy seguro de que ya se encuentran entre nosotros y que su oración está haciendo posible que Dios se apiade de nosotros. De no ser así, lo que está ocurriendo podría ser una señal de que nos encontramos «cercanos» al final de los tiempos ... pero eso es algo que nadie puede conocer (ni siquiera al Hijo le fue revelado, no en cuanto Dios, que todo lo sabe, sino en cuanto hombre, con vistas a la misión que el Padre le había encomendado y con vistas a la salvación de los hombres.) 

Sólo nos queda, por lo tanto, ponernos en las manos de Dios y confiar completamente en Él. De seguro que tiene algún as en la manga que desconocemos.Por otra parte, esta situación dura y difícil por la que estamos atravesando va a servir, sin lugar a dudas,  para fortalecernos en la fe. Al fin y al cabo, Dios es el Señor de la Historia y no consentirá que  le ocurra nada a aquellos que, con buena voluntad, permanezcan fieles hasta el final: a quienes así actúen, Dios no los dejará solos, sino que les ayudará a perseverar, lo cual, sin su ayuda, sería imposible.

Pensemos ahora, por un momento, en la pastoral o, dicho de otro modo, en la Evangelización de las gentes. Esto es un mandato explícito de Jesucristo. Y cada uno influirá en su ambiente conforme a sus posibilidades y sin avergonzarse de ser cristiano. A esto se le llama también proselitismo, aunque según Francisco «el proselitismo es una solemne tontería» ¿Dónde quedan entonces esas palabras que leemos en la Biblia: «El celo de tu casa me consume» (Sal 69, 10 citado en Jn 2, 17)? 

Y es que la preocupación por el bien de los que nos rodean pasa, sobre todo, por cuidar y velar por su salvación eterna, y no sólo por los bienes materiales, bien entendido que éstos son imprescindibles, pero la vida no acaba con la muerte. Y quien quiere a otra persona de verdad hará lo imposible porque ésta crea y ame a Jesucristo. Ésa es -o debe ser- la actitud normal del cristiano.

Esa es la razón por la cual los católicos que intentan vivir conforme a la voluntad de su Señor [ y contando, por supuestos, con Su ayuda, que nunca nos va a faltar] hacen todo el bien posible a su prójimo, natural y sobrenaturalmente hablando: Toda persona tiene un valor infinito para él, puesto que Jesús dio por ella su Vida. Así se explica la existencia de los misioneros, que han recorrido todo el mundo para llevar el Mensaje de Jesús al mayor número posible de personas.

Los buenos pastores se preocupan por sus ovejas, aquellas que les han sido encomendadas por Jesús, quien dijo de Sí mismo: «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da su vida por sus ovejas. El asalariado, el que no es pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo, deja las ovejas y huye -y el lobo las arrebata y las dispersa-, porque es asalariado y no le importan las ovejas» (Jn 10, 11-13). De manera que debería de quedar muy claro que el que ama, de verdad, a Dios, ama a todos los hombres, en quienes ve a sus hermanos -o posibles hermanos- en Cristo. Y esto, que es cierto para todo cristiano, lo es particularmente para los miembros de la Jerarquía Eclesiástica.

La situación que estamos viviendo, prácticamente en todo el mundo, tiene una peculiaridad que la hace distinta de la de otras épocas ... y es que todo aquel que pretende permanecer fiel a Jesucristo no sólo es vilipendiado por el mundo sino, incluso, por sus propios hermanos en la fe. Es bastante frecuente observar, un día sí y otro también, la lucha encarnizada que se está produciendo en el seno de la Iglesia: cardenales contra cardenales, obispos contra obispos, sacerdotes contra sacerdotes, seglares contra seglares, etc. Esto está adquiriendo unos visos que, probablemente, sean irreversibles, en el sentido de que no sería de extrañar que se produjera un cisma «formal» en la Iglesia. Digo «formal» porque el cisma «real» es ya un hecho, desde hace bastante tiempo, aunque haya muchos que todavía no se han enterado.

Merece ser destacado también la existencia de grupos de dudosa «doctrina»  (caso de los neocatecumenales, carismáticos, etc.) que han sido admitidos y reconocidos «legalmente» en la Iglesia como si su ortodoxia fuese indiscutible: grupos que, además, tienen una gran influencia mediática y que se están introduciendo en la mayoría de las parroquias como algo natural cuando son, en realidad, sectas camufladas. Es cierto que la mayoría de los católicos no lo ve así. No se pone aquí en duda su buena voluntad, que seguro que la hay: la ignorancia de la Doctrina Católica, por parte de la mayoría de los cristianos, ha hecho posible que estas sectas se estén expandiendo, como si fuesen católicas, pues -para colmo- tienen la «bendición» papal, lo que es incomprensible (Aquíaquíaquíaquíaquí y aquí).

Sin embargo,  aquellos católicos cuyo único afán es el de permanecer fieles a la recta Doctrina enseñada por Jesucristo, éstos son perseguidos. Esta Doctrina, interpretada correctamente por el Magisterio Perenne de la Iglesia, y en la que se ha ido profundizando a lo largo de muchos siglos, siempre ha tenido en cuenta la Tradición apostólica, que básicamente se resume en las palabras de san Vicente de Lerins: 
Los cristianos han de creer « quod semper, quod ubique, quod ab ómnibus», es decir, sólo y todo cuanto fue creído siempre, por todos y en todas partes (Conmonitorio)
Varios Papas y Concilios han confirmado con su autoridad la validez inequívoca de esta regla de fe, que sigue siendo plenamente actualMe vienen a la mente  ahora las palabras de Jesús cuando anuncia a sus discípulos la persecución a la que van a ver sometidos a causa Suya: « Os expulsarán de las sinagogas; más aún: se acerca la hora en la que quien os dé muerte piense que así sirve a Dios» (Jn 16, 2). Y, para que no se escandalicen les dice luego: «Os digo esto para que cuando llegue la hora os acordéis de ello, de que ya os lo anuncié» (Jn 16, 4).

Jesús no nos engaña:  en Él se cumplieron, se hicieron realidad, las profecías del Antiguo Testamento.  Y todo cuanto Él predijo, acerca de su resurrección y de los hechos futuros que están por venir, se está cumpliendo, según unos tiempos que desconocemos: lo ha dispuesto así para que no nos durmamos y para que andemos siempre vigilantes. En infinidad de pasajes del Nuevo Testamento aparecen todas estas advertencias, que son para nuestro bien:
 «Estad atentos, vigilad, porque no sabéis cuándo será el momento» (Mc 13, 33). «Velad porque no sabéis en qué día vendrá vuestro Señor» (Mt 24, 42). «Estad preparados, porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del Hombre» (Mt 24, 44). «Vigilad, para que vuestros corazones no se obcequen por el vicio, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, y venga de improviso aquel día sobre vosotros. Pues caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Velad, pues, orando en todo tiempo, para que podáis escapar de todo lo que va a suceder, y podáis estar así firmes ante el Hijo del hombre» (Lc 21, 34-36)
San Pablo nos insiste sobre esto mismo:
«Ya es hora de que despertéis del sueño, pues ahora está más cerca de nosotros la salvación que cuando creímos. La noche está avanzada y el día está cerca. Abandonemos,  por tanto, las obras de las tinieblas y vistámonos con las armas de la luz» (Rom 13, 31-12)
E igualmente san Pedro:
«Sed sobrios y vigilad. Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe, sabiendo que los mismos padecimientos soportan vuestros hermanos dispersos por el mundo» (1 Pet 5, 8-9)
Todo lo que aquí se dice no son meras elucubraciones mías, que no tendrían ningún valor, sino que son Palabra de Dios y, por lo tanto, Verdad:
« El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (Mt 24, 35; Mc 13, 31).
De manera que no tenemos excusa si no actuamos conforme a la voluntad de Cristo:
«Si no hubiera venido ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora no tienen excusa de su pecado. Quien me odia, odia también a mi Padre» (Jn 15, 22-23)
Continuará