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martes, 19 de septiembre de 2017

Carta apostólica en forma de Motu Proprio “Summa familiae cura”


Carta apostólica en forma de Motu Proprio “Summa familiae cura” que instituye el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencia del Matrimonio y de la Familia, 19.09.2017

La noticia viene también en un vídeo de Rome Reports cuyo título es: El papa Francisco REFUNDA el Pontificio Instituto creado por Juan Pablo II sobre la familia

Duración 1:57 minutos

También puede leerse en DOMINUS EST:

ÚLTIMA HORA. OTRO MOTU PROPIO. El papa Francisco crea nuevo Instituto Pontificio para el Matrimonio y la Familia



NOTA: Es de destacar que el recientemente fallecido cardenal Carlo Caffarra, uno de los cuatro cardenales de las Dubia (ya sólo quedan dos vivos) fue nombrado por el papa Juan Pablo II, en enero de 1981fundador y presidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia.

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En INFOVATICANA puede leerse lo siguiente:


La Santa Sede ha hecho pública la carta apostólica en forma de Motu Proprio “Summa familiae cura” del Papa Francisco con la que se instituye el Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia

[Por cierto fue firmada el 8 de septiembre, dos días después del fallecimiento del cardenal Caffarra]

Este nuevo Instituto Teológico, ligado a la Pontificia Universidad Lateranense, sucede, sustituyéndolo, al Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia que, por lo tanto, cesa.

Francisco explica que ha considerado oportuno ofrecer un nuevo marco jurídico al Instituto Juan Pablo II para que la “clarividente intuición de San Juan Pablo II, que quiso fuertemente esta institución académica, hoy pueda ser todavía mejor reconocida y apreciada en su fecundidad y actualidad”.

El pontífice continúa afirmando que el Instituto Teológico para las Ciencias del Matrimonio y la Familia ampliará su campo de interés, “sea por las nuevas dimensiones de la tarea pastoral y de la misión eclesial, sea en referencia al desarrollo de las ciencias humanas y de la cultura antropológica en un campo tan fundamental para la cultura de la vida”.

El texto del Motu Proprio, firmado el pasado 8 de septiembre y publicado este martes, señala que será necesario, sin embargo, que la inspiración original que dio vida al cesado Instituto para los Estudios sobre el Matrimonio y la Familia siga fecundando el nuevo Instituto Teológico. [¡Está por ver!]

La pretensión de esta medida, se asegura en “Summa familiae cura”, es que el nuevo Instituto sea, en el ámbito de las instituciones pontificias, un centro académico de referencia, al servicio de la misión de la Iglesia universal, en el campo de las ciencias relacionadas con el matrimonio y la familia y con respecto a las cuestiones relacionadas con la fundamental alianza del hombre y la mujer

[Si, como parece ser, va a ser un desarrollo "científico" de la AL, apañados vamos]

En el documento, el Papa destaca que la especial relación del nuevo Instituto Teológico con el ministerio y el magisterio de la Santa Sede se verá respaldada por la relación privilegiada que se establecerá con la Congregación para la Educación Católica, el Pontificio Consejo para los Laicos, la Familia y la Vida y la Pontificia Academia para la Vida.

El Motu Proprio establece, asimismo, que las autoridades académicas del nuevo Instituto Teológico serán el Gran Canciller, el Presidente y el Consejo del Instituto.

Mientras tanto, seguimos expectantes de cuál va a ser el nuevo paso de Francisco, que sólo él conoce.

lunes, 18 de septiembre de 2017

Biblia vs Corán: ¿Por qué no se pueden comparar?

FUENTE: INFOVATICANA

Suele ser argumento recurrente de un cierto tipo de pensamiento: en cada ocasión en que se relaciona la comisión de atentados yihadistas con el islam –una obviedad- se esgrime alguna cita del Antiguo Testamento para justificar que los textos coránicos más violentos no juegan papel alguno en la radicalización islamista: en la Biblia también hay pasajes violentos y crueles que llaman a la persecución y a la lapidación.

En una situación de normalidad moral e intelectual bastaría con recordar que nadie asesina a sus semejantes en el nombre del Deuteronomio o inspirado por el Levítico. Si acaso surgiera algún individuo que tal cosa hiciera sería, en efecto, un caso aislado y no parte de una cosmovisión compartida por millones de personas. Y no hay duda de que quienes siguen las enseñanzas contenidas en ellos censurarían rotunda y públicamente el crimen.

Lamentablemente, la realidad que vivimos es cualquier cosa antes que una situación de normalidad moral e intelectual. La situación que vivimos le debe mucho más a la ideología que a la razón. Y no digamos que a la realidad. Por lo que conviene recordar algunas cosas al respecto de las diferencias existentes entre el Corán y la Biblia.


La palabra de Dios

Tanto la Biblia como el Corán se reclaman la palabra de Dios. Pero las diferencias saltan a la vista: la palabra de Dios bíblica es inspirada, no dictada. La Iglesia ha reconocido la autoría de los textos veterotestamentarios desde hace mucho tiempo; de su exégesis y estudio se ha llegado a la conclusión de que hay una variedad de autores humanos del Pentateuco, quizá hasta cuatro distintos, y que la paternidad atribuida a Moisés puede estar ciertamente en el origen del mismo pero que, con posterioridad, se han efectuado aportaciones de distintos redactores.

La exégesis que siempre se ha hecho de la Biblia –no se trata de una explicación oportunista en tiempos de relativismo, sino de la interpretación tradicional- es que Dios habla a su pueblo de distintas formas según los tiempos; por tanto, hay implícita una flexibilidad en los textos bíblicos.

Exactamente lo contrario de lo que afirma el Corán. El texto sagrado del islam fue dictado, palabra por palabra, por el propio Dios a través del arcángel Gabriel. En apoyo de esta idea, los musulmanes aducen la belleza literaria de la redacción del Corán, imposible para un hombre como Mahoma, que era analfabeto y que sólo transmitía a los distintos escribas que le acompañaban las palabras que le eran reveladas.

Ningún musulmán puede poner esto en duda sin ser considerado apóstata; la idea de que Mahoma o cualquier otro ser humano, o espiritual, pudo haber influido en la redacción del Corán es inaceptable.

Sin embargo, lo cierto es que el Corán se recopiló tras la muerte del profeta y también se produjo una depuración de los textos que, apenas una década tras la muerte de Mahoma, habían dado lugar a numerosas interpretaciones dispares. Finalmente se consiguió un libro unificado.

En cualquier caso, no hay religión alguna en la que exista un libro como el Corán; nadie afirma que Dios dictó palabra por palabra su texto sagrado, excepto los musulmanes (y los judíos ortodoxos respecto de la Torá). No hay nada en el Corán que no sea exactamente la palabra de Dios. No hay sinónimos, sino los términos exactos que Allah dictó a Mahoma. Y esto no cabe ponerlo en duda ni matizarlo

¿Una falsificación?

La Biblia es un conjunto de 73 libros que fueron elaborados a lo largo de una cantidad considerable de siglos, de los cuales 46 pertenecen al Antiguo Testamento. En cuanto a su origen, hay teorías para todos los gustos.

No falta quien supone que los primeros cinco libros –el Pentateuco, la Torá- se retrotraen al siglo XV antes de Cristo, y tampoco quien los sitúa mil años más tarde. La elaboración del Antiguo Testamento es indudablemente antigua y se ha efectuado a lo largo de distintas épocas. Al menos cuatro tradiciones literarias alimentan los distintos géneros literarios que lo componen, entre ellos el histórico y el poético. Se trata, pues, de un proceso desarrollado a lo largo de varios siglos.

El Antiguo Testamento es también un libro respetado en el islam, como el Nuevo Testamento, pero los musulmanes insisten en que ambos están falsificados por los judíos y por los cristianos. Ni lo justifican ni dan pruebas de ello, pero siguen manteniéndolo casi desde la fundación misma del islam. Numerosos musulmanes creen que, dado que el Corán denomina a los libros de la Biblia como “libros luminosos”, la alteración de los textos bíblicos se tuvo que producir después de la irrupción del propio islam; algo que, desde el punto de vista histórico, carece de fundamento.

Pero, desde luego, dicha presunta alteración no tiene nada que ver con los textos violentos que aparecen en algunos pasajes del Antiguo Testamento. 

Una interpretación literal

Sin duda, una diferencia sustancial radica, precisamente, en que el Corán hay que leerlo de forma literal. El hecho de que haya sido dictado por Dios no deja margen a otra cosa, mientras que la Biblia, por el contrario, admite numerosas interpretaciones a partir del hecho de que se trata de textos inspirados (del Corán ciertamente hay también numerosas interpretaciones, pero todas son –o se pretenden- literales).

La literalidad del texto sagrado musulmán lleva a muchos musulmanes a aprender el árabe, dado que es el idioma en que Dios ha hablado. Y la fidelidad a las palabras divinas es segura: Mahoma, poco antes de morir, revisó con el arcángel Gabriel todo lo escrito hasta el momento.

Esa condición del texto coránico dota de inflexibilidad al mensaje y favorece, innegablemente, las versiones fundamentalistas. Las palabras del Corán son “al-wahy”, provienen directamente de Dios.

Mientras que el Corán, por esto mismo, fija para siempre la palabra, es doctrina cristiana creer que Dios habla a los hombres también a través de la Escritura de acuerdo a los tiempos. Un aspecto importante del mensaje de salvación cristiano es que Dios se va revelando a lo largo de la historia de la forma más conveniente para los hombres.

Así, Jesús viene a establecer la Nueva Alianza, que reemplaza a la antigua (aunque también la culmina y completa). De ese modo, basta con recordar el pasaje de la adúltera y los lapidadores (“aquel que esté libre de pecado que tire la primera piedra”) para comprender que las prescripciones al respecto de la lapidación que aparecen en el Pentateuco han sido abrogadas en el cristianismo. 

A la luz de la realidad

A lo largo del Nuevo Testamento, la piedad y la misericordia se convierten en parte central de la fe cristiana. Jesús predica a sus seguidores el amor a Dios y al prójimo, y les instruye para que amen a éste como cada uno se ama a sí mismo, constituyendo la caridad –el amor- el eje de su mensaje.

La violencia que hoy existe en el mundo occidental –copiosa- no se produce a causa de su carácter cristiano, sino a su pesar. Y es innegable que, a la luz de lo que está sucediendo en el mundo, los musulmanes yihadistas justifican su violencia en los textos coránicos, mientras el mundo occidental no justifica la suya en los Evangelios o, más genéricamente, en la Biblia.

Nadie asesina en el nombre de la Biblia. El Antiguo Testamento ha sido superado por el Nuevo, y la realidad es que para los cristianos los textos del Pentateuco no juegan papel alguno en su fe (con la parcial excepción, quizá, del Génesis), por lo que a nadie se le ocurriría esgrimirlos en ningún sentido; y, en todo caso, nadie invoca el Deuteronomio o el Levítico, el Éxodo o Números, para perpetrar crimen alguno.

Claro, que hay ideologías que dan al olvido toda referencia a la realidad.

domingo, 17 de septiembre de 2017

Cambios en la liturgia

Selección de dos vídeos cortos que tratan sobre los nuevos cambios litúrgicos introducidos por el papa Francisco, cuyo objetivo no es otro que el logro del ecumenismo, mal entendido.

Duración 1:26 minutos

Duración 2:23 minutos

El resultado del Ecumenismo: Apostasía (por Christopher A. Ferrara)

Cardenal Walter Kasper

Según lo informado por Gloria TV
(citando a orf.at), el cardenal modernista Walter Kasper, cuya falsa noción de "misericordia" ha animado todo el proyecto de la Santa Comunión para los adúlteros públicos, acaba de declarar que "hoy en día no hay
 ya diferencias significativas entre los cristianos protestantes y los católicos" 

[¡Toma ya ... y se queda tan fresco! Copio más cosas de Gloria TV:  Kasper dijo el martes, 12 de septiembre, en Münster, Alemania, que se necesitan urgentemente nuevos pasos hacia la unidad entre las confesiones cristianas. Quiere usar "matrimonios mixtos" para socavar aún más la doctrina católica. El controvertido cardenal sólo ve diferencias entre creyentes, no creyentes o pertenecientes a otra religión, lo que implica que la fe cristiana está prácticamente vacía de contenido]

Esa observación provocó comprensiblemente la indignación entre los católicos ortodoxos, pero si bien se piensa hay que reconocer que [Kasper] se ha limitado sencillamente a declarar algo que es obvio. Pues hoy en día, como lo demuestran constantemente las encuestas de opinión , la gran mayoría de los católicos son, de hecho, protestantes en lo que se refiere a su adhesión a la enseñanza de la Iglesia sobre la fe y la moral, particularmente en asuntos relacionados con la moralidad sexual incluida, incluso, la aceptación del aborto en "algunos casos". 


Peor aún, en relación con el matrimonio y la homosexualidad, el católico típico de hoy es aún más liberal que los evangélicos protestantes más conservadores, cuya Declaración de Nashville, de la que he discutido en mi última columna, no cumpliría ciertamente con la aprobación de la mayoría de los católicos. Por ejemplo, como Life Site News informa, "Dos de cada tres católicos -un impresionante 67 por ciento- dijeron a Pew Poll Surveyors que ahora apoyan el" matrimonio homosexual "."

Esta "conversión" de facto de los católicos al protestantismo liberal era más que predecible. De hecho, fue predicha por el Papa Pío XI en su condena del "movimiento ecuménico" de origen protestante en los años veinte. Al prohibir cualquier participación católica en este movimiento subversivo, Pío XI publicó esta advertencia en su histórica encíclica Mortalium animos (1928):

"Su proyecto es perseguido tan activamente que consigue en numerosos lugares la acogida de personas de todo tipo, seduciendo, incluso, a numerosos católicos con la esperanza de que así se formaría una unión que es acorde, en apariencia, al sentir y al deseo de nuestra Madre la Santa Iglesia, la cual, en realidad, no tiene en su corazón ninguna otra cosa que la de recuperar y traer de vuelta a su seno a sus hijos extraviados. Pues de hecho, bajo estas palabras seductoras y halagadoras, se esconde, sin ningún genero de duda, un error sustancial que destruye, desde sus cimientos, los fundamentos de la fe católica"
El error en cuestión consiste en reducir las diferencias entre católicos y protestantes únicamente a cuestiones discutibles seleccionadas en favor del "diálogo ecuménico", el cual está basado en verdades supuestamente más fundamentales. Como explicó Pío XI:
"Es preciso pues, dicen, olvidar y desechar las controversias, incluso las más antiguas, así como las divergencias de doctrina que desgarran, todavía hoy, el nombre cristiano, y, valiéndose de otras verdades doctrinales, constituir y proponer una cierta regla de fe común: en la profesión de esta fe, no sólo sabrán sino que sentirán que son hermanos; una vez reunidos en algún tipo de federación universal, las múltiples iglesias o comunidades podrán oponerse con fuerza y con éxito al progreso de la irreligiosidad"
En otras palabras, el "movimiento ecuménico" conduciría inexorablemente a la aceptación por los católicos de una forma de cristianismo más "light", siendo el factor determinante el incesante declive moral y espiritual de las sectas protestantes cuyos seguidores no están en absoluto por la labor de someterse a la autoridad del Papa y del Magisterio.

Sin embargo, ignorando la advertencia de Pío XI, las fuerzas progresistas del Concilio Vaticano II lograron, precisamente, que el Consejo aprobara el "movimiento ecuménico" por medio del documento conciliar Unitatis redintegratio, que aprueba abruptamente la participación católica en el mismo movimiento que Pío XI había condenado sólo 25 años antes


Lo que siguió fue la plétora de reuniones "ecuménicas", liturgias y otros gestos que han colocado a la Iglesia Católica en pie de igualdad con las sectas protestantes , las cuales han venido a negar no sólo las verdades reveladas, sino también los preceptos de la ley natural con respecto al matrimonio, la procreación y la santidad de la vida humana en cada etapa.

Y ahora vemos el resultado final de ese desastroso error de juicio prudencial, tal y como como fue predicho por Pío XI:

"Se comprende, pues, venerables hermanos, por qué la Sede Apostólica no ha autorizado jamás a sus fieles tomar parte en las asambleas de los no-católicos: no está permitido, en efecto, a los cristianos, que apoyen, de ninguna manera, estas reuniones si no es con vistas a la vuelta y a la conversión de los disidentes a la única verdadera Iglesia de Cristo, de la cual tuvieron la desgracia de separarse".
Y hoy, ironía de las ironías, los protestantes más conservadores (como los del Sínodo luterano de Missouri) no quieren nada que ver en relación a la insana búsqueda del "ecumenismo católico" del Vaticano con denominaciones protestantes totalmente degeneradas, incluyendo a los anglicanos. Los protestantes más conservadores rechazan el indiferentismo religioso que conlleva tal "ecumenismo".

El resultado final del "ecumenismo" -y de hecho toda la "apertura al mundo" después del Vaticano II- fue descrito por Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica sobre el estado de la Fe en Europa, aunque él nunca admitió la culpa de los líderes de la propia Iglesia en su ruinoso abrazo que Pío XI había condenado tan claramente. 
Juan Pablo II:  "La cultura europea da la impresión de ser una 'apostasía silenciosa' por parte de las personas que tienen todo lo que necesitan y que viven como si Dios no existiera". Pero ¿podría Juan Pablo II no haber notado el papel de los propios líderes de la Iglesia en su renuncia programática a la función divinamente designada de la Iglesia como única arca de salvación, animando así a los miembros de su propio rebaño a abandonar el barco?

- ¿Cuándo admitirán los líderes de la Iglesia que el pasado medio siglo de experimentación en novedad ha sido una debacle total, produciendo la peor crisis en la historia de la Iglesia? 


Sólo cuando el Inmaculado Corazón de María triunfe y tenga lugar la Consagración de Rusia en obediencia al mandamiento divino.

 Christopher A. Ferrara

viernes, 15 de septiembre de 2017

Todas las razones del profesor Seifert, despedido por ser demasiado fiel a la Iglesia (Sandro Magister)



> Todos los artículos de Settimo Cielo en español
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La reciente expulsión, por obra de arzobispo de Granada, del profesor Josef Seifert, de 72 años de edad, austríaco, eminente filósofo católico, de la sede española de la Academia Internacional de Filosofía fundada por el mismo profesor Seifert en el Principado de Liechtenstein, es quizás el legado más dramático de "Amoris laetitia".

Porque justamente por haberse atrevido a criticar a la luz de la "lógica pura" un pasaje de este documento del papa Francisco (o sea, de la AL) es que Seifert ha sido expulsado.

El pasaje es el siguiente, extraído del parágrafo 303 de la exhortación post-sinodal:

"La conciencia puede reconocer no sólo que una situación no responde objetivamente a la propuesta general del Evangelio. También puede reconocer con sinceridad y honestidad aquello que, por ahora, es la respuesta generosa que se puede ofrecer a Dios, y descubrir con cierta seguridad moral que esa es la entrega que Dios mismo está reclamando en medio de la complejidad concreta de los límites, aunque todavía no sea plenamente el ideal objetivo".

La tesis de Seifert es que con una lógica rigurosa "Amoris laetitia" termina aquí sosteniendo que Dios puede pedir, en ciertas circunstancias, algún tipo de acción mala, como el adulterio, contradiciendo sus mismos mandamientos.

Con la consecuencia que una similar "bomba atómica teológica" amenaza con hacer colapsar "todo el edificio de la enseñanza moral católica".

Seifert publicó su crítica en la revista alemana de filosofía y teología "Aemaet":

> Does Pure Logic Threaten to Destroy the Entire Moral Doctrine of the Catholic Church?

Y es también en esta revista que el profesor Claudio Pierantoni, docente de filosofía en la Universidad de Chile (en Santiago de Chile), publicó días pasados un comentario incisivo sobre la defenestración de Seifert, que a su juicio representa "el comienzo de la persecución oficial de la ortodoxia dentro de la Iglesia".
Pierantoni es uno de los seis eruditos laicos convocados a Roma desde cada continente, el pasado 22 de abril, para el seminario de estudio sobre "Amoris laetitia", con el significativo título "Clarificar", recordado por el cardenal Carlo Caffarra en su última – y no escuchada – carta al papa Francisco.

El texto íntegro de su ensayo está a disposición de todos, en idioma inglés, en "Aemaet":

> Josef Seifert, Pure Logic, and the Beginning of the Official Persecution of Orthodoxy within the Church

Aquí, a continuación, presentamos la traducción de la parte central y final del artículo.

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PERSECUCIÓN OFICIAL 
Y CISMA DE HECHO EN LA IGLESIA CATÓLICA


por Claudio Pierantoni

[…] A pesar de la fuerza y contundencia de su argumento, Josef Seifert no extrae él mismo en forma apodíctica las consecuencias (lo que sería equivalente a detectar una herejía material), sino que más bien le deja al Papa reflexionar sobre asunto tan serio. ¿Se podría pensar en una actitud más humilde y respetuosa que ésta?

Ahora bien, precisamente su artículo ha llevado al arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez Fernández, a afirmar que “el artículo publicado por el profesor Josef Seifert […] daña a la comunión de la Iglesia, confunde la fe de los fieles, y siembra desconfianza en el sucesor de Pedro, lo que, al final, no sirve a la verdad de la fe, sino a los intereses del mundo”.

Con el debido respeto, pienso que al afirmar esto el arzobispo Martínez exhibe una ingenuidad verdaderamente sorprendente en su consideración de la actual situación de la Iglesia. Sorprendente, por cierto, porque en realidad él no sólo es un alto prelado, sino también una persona de alta cultura.

Primero de todo, para afirmar que alguien está “dañando la comunión de la Iglesia” en algún tema se debe asumir previamente que alguna forma de comunión, referida a la cuestión que está discutiendo, existe realmente en la Iglesia. Ahora bien, ¿qué obispo, qué sacerdote, qué persona culta e informada en la Iglesia Católica no es consciente hoy que no hay en la actualidad cuestión más discutida y sumergida en una confusión tan horrible como ésta? ¿En qué tema, pregunto, está “la fe de los fieles” más confundida a causa de las voces contradictorias, como consecuencia de la publicación de "Amoris laetitia"?

Alguien podría objetar que la confusión ya existía antes de AL. Esto es cierto, pero el gran problema con AL es que las corrientes relativistas de pensamiento y de “ética de la situación”, que los tres Papas anteriores habían esforzadamente tratado de detener, ahora han ingresado subrepticiamente en las páginas de un documento papal oficial. En consecuencia, las cosas han llegado al punto que uno de los más destacados y lúcidos defensores del Magisterio anterior durante más de tres décadas, respaldado y alentado personalmente en su iniciativa filosófica por san Juan Pablo II como uno de sus más valiosos aliados en la defensa de la doctrina moral infalible de la Iglesia, Josef Seifert, ahora es despedido y tratado como un enemigo de la comunión de la misma Iglesia.

Igualmente injustificada e ingenua, pienso, es la afirmación que Seifert “siembra desconfianza en el sucesor de Pedro”. El arzobispo Martínez parece no ser consciente de algo que es tan evidente como lo que dijimos antes: al permitir afirmaciones, en un documento oficial, que son contradictorias con puntos esenciales del Magisterio anterior y de la milenaria doctrina de la Iglesia, el papa Francisco ha lanzado directamente sobre él mismo la desconfianza absoluta de una inmensa cantidad de creyentes católicos. La desastrosa consecuencia es que esa desconfianza termina golpeando entonces, en las mentes de muchos, al papado mismo.

Preguntamos entonces: ¿cuál es la causa real de esta desconfianza? ¿Puede ser realmente el esfuerzo sólido y consistente de Josef Seifert de oponerse al error de la ética de la situación, un compromiso al que él ha dedicado casi toda su vida y la de la institución que fundó, en servicio filial a la Iglesia y a la Palabra de Dios? ¿O no será esta desconfianza producto del hecho que ahora se ha permitido que se deslice en un documento papal este mismo error, contrario a toda la tradición cristiana (una tradición recientemente reafirmada en una encíclica tan solemne e importante como "Veritatis splendor")?

En tercer lugar, debemos aclarar que la sugerencia de AL en este tema (es decir, que los objetivamente adúlteros ahora podrían en algunos casos no ser considerado objetivamente adúlteros) de ninguna manera puede ser considerada verdadero Magisterio, aún cuando aparezca en las páginas de un documento magisterial. Me parece que suponer que podría serlo sería asumir un concepto más bien mecánico y demasiado simplista del Magisterio, es decir, que algo está “siendo enseñado” por un Papa sólo porque aparece, de alguna manera u otra, en una exhortación apostólica.

En efecto, hay clara evidencia en la exhortación misma y en las posteriores acciones del papa Francisco que éste no es el caso. Al comienzo de la misma, AL declara explícitamente que “no todas las discusiones doctrinales, morales o pastorales deben ser resueltas con intervenciones magisteriales. Naturalmente, en la Iglesia es necesaria una unidad de doctrina y de praxis, pero ello no impide que subsistan diferentes maneras de interpretar algunos aspectos de la doctrina o algunas consecuencias que se derivan de ella. […] en cada país o región se pueden buscar soluciones más inculturadas, atentas a las tradiciones y a los desafíos locales, porque las culturas son muy diferentes entre sí y todo principio general [...] necesita ser inculturado si quiere ser observado y aplicado” (AL 3, cursivas mías).

Ahora, precisamente dado que nuestro tema es la cuestión crucial que el Papa prevé que será debatida, es claro que para evitar una discusión sobre la ortodoxia de su propuesta él la presenta en una forma indirecta y “discreta”. Esto es tan cierto, que él reconoce explícitamente que lo que aquí se propone puede ser legítimamente sustituido por “diferentes maneras de interpretar algunos aspectos de la doctrina o algunas consecuencias que se derivan de ella”. Ahora bien, esto es, por supuesto, muy diferente de algo que pudiera ser considerado una “enseñanza magisterial”: no sólo una declaración como ésta excluye cualquier intento de considerar a la doctrina de AL una enseñanza infalible, sino que también excluye considerarla incluso como magisterio auténtico, al menos en esas partes que presenta novedades o contradicciones con el Magisterio previo.

Coherente con esta declaración de AL 3, el Papa no ha ofrecido ninguna objeción a las declaraciones de aquellos obispos que han declarado su fidelidad a "Veritatis splendor" y a "Familiaris consortio", como es el caso de los obispos de Polonia, Estados Unidos, Canadá, Argentina.

El arzobispo Martínez dice que “la diócesis de Granada ha adoptado, desde el comienzo, la aplicación del texto pontificio preparado por los obispos de la Región de Buenos Aires, reconocido por el Santo Padre”. Muy bien: pero ésta ha sido su decisión. Pero otros obispos han adoptado la decisión opuesta, y no han sido censurados por el Papa. Es verdad que en su carta a los obispos de Buenos Aires el Papa declara que “no hay otra interpretación”, pero de hecho ha aceptado la existencia de otras interpretaciones y no las ha censurado, lo cual es coherente con lo que había afirmado en AL 3.

En este sentido, lo que estamos presenciando aquí es un intento de “magisterializar” la propuesta de AL capítulo VIII, lo cual es contrario a la evidencia ofrecida por la misma AL y a la línea de acción del Papa mismo. Se debe advertir que Martínez está siguiendo aquí la línea propuesta por el arzobispo argentino Víctor Manuel Fernández en su reciente artículo: el arzobispo Fernández asume que esta propuesta es un acto del Magisterio, y trata de confirmar esto citando la carta del Papa a los obispos de Buenos Aires, en consecuencia, asumiendo implícitamente que esta carta es un acto adicional del Magisterio.

Contesto: una carta que simplemente confirma la recepción de una propuesta que no puede presentar las credenciales de lo magisterial, no puede, por esa misma razón, ser magisterio. Es simplemente una confirmación del pensamiento del Papa sobre este tema. Pero lo que el Papa piensa o dice está muy lejos de ser magisterial “ipso facto”. Para ello debe estar claramente expresada la intención de enseñanza con autoridad, no la intención de sugerir sólo una interpretación posible, tal como se dice explícitamente en AL 3. Además, debe haber también, por supuesto, una clara armonía y coherencia con el resto del Magisterio.

En este sentido es completamente cierto afirmar, con la llamada “interpretación ortodoxa de AL”, que aunque suspendamos nuestro juicio sobre si el Papa como persona ha caído en un error, no hay interpretación contraria a la enseñanza previa, solemne y ordinaria de la Iglesia que pueda ser extraída correctamente del documento.

Pero lo que nos gustaría agregar es que aunque el Magisterio verdadero de la Iglesia nunca puede ser alterado por lo que un Papa piensa y dice personalmente, porque ese Magisterio se basa en la promesa y protección de Jesucristo, una opinión errónea personal del Papa puede tener efectos devastadores, principalmente porque muchas personas, en todos los niveles, tenderán inevitablemente a confundir entre el “Magisterio” y “lo que el Papa dice”.

Esto es precisamente lo que está ocurriendo hoy con el despido del profesor Seifert de la Academia Internacional de Filosofía, en Granada. Aquí, en efecto, el arzobispo de Granada está persiguiendo oficialmente a uno de los pensadores católicos más ortodoxos, basándose precisamente en que “lo que el Papa dice” en AL capítulo VIII es un acto del Magisterio

Evidentemente, criticar al Papa por algo que él dice como persona privada no puede en lo más mínimo ser suficiente para la acusación de “dañar la comunión de la Iglesia, confundir la fe de los fieles y sembrar desconfianza en el sucesor de Pedro”.

Es por eso que Josef Seifert no es simplemente uno más en la lista de pensadores ortodoxos discriminados por su ortodoxia. De tales personas podemos encontrar muchos ejemplos en la Iglesia, no sólo en los últimos cuatro años, sino también en las décadas pasadas. Más bien tenemos aquí algo más: no una simple discriminación (la cual necesitaría alguna especie de pretexto para ocultar sus verdaderos motivos), sino una persecución oficial basada en un documento papal. Sería difícil encontrar en la historia de la Iglesia moderna otro ejemplo de esto. Más bien tendríamos que retroceder a las antiguas controversias cristológicas, cuando secciones enteras y vitales de la Iglesia – a veces incluyendo al papado – fueran capturadas por la herejía y, en consecuencia, los ortodoxos fueron perseguidos.

En conclusión, aun cuando criticamos al arzobispo de Granada por el injusto castigo que ha infligido al profesor Seifert, en cierto sentido debemos también estarle agradecidos. Al castigar oficialmente a un pensador católico por el único delito de ser ortodoxo, inconscientemente confirma y pone claramente de relieve el cisma de hecho que estamos sufriendo en el interior de la Iglesia Católica, a causa de los graves errores que han logrado colarse en un documento papal.

Así, ahora no sólo alguien que es públicamente un adúltero en Filadelfia puede automáticamente, al trasladarse a Chicago, convertirse en un buen católico que hace “lo que Dios le pide”, sino que como la lógica pura dicta en consecuencia, un pensador que es un fiel defensor de la ortodoxia en Vaduz puede ser castigado en Granada, porque amenaza la comunión eclesiástica y es un enemigo del Papa.

Pero esto, por supuesto, no podría ocurrir sin que el mismo Papa contribuya activamente a la confusión entre el Magisterio y sus opiniones privadas.

A la luz de esto, es sumamente necesario y urgente que aparezca finalmente alguna especie de corrección “formal” o – quizás podría ser mejor – “filial” al Papa. Y quiera Dios conceder al Santo Padre un corazón abierto para oírla.

Sandro Magister

jueves, 14 de septiembre de 2017

"Perplejos, pero no desesperados" (2 Cor 4, 8) [2 de 2] (José Martí)

Y para que no hubiera duda acerca de su Voluntad con relación a nosotros, y para que sus Palabras llegasen puras hasta el final de los tiempos, instituyó la Iglesia. Pedro fue el primer Papa. La institución del Papado es de naturaleza divina: Jesucristo fue el fundador de la Iglesia y quiso darle el carácter jerárquico que siempre ha tenido"Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" (Mt 16, 18). La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, del cual Cristo es la Cabeza y todos los demás, los que hayamos sido bautizados, somos sus miembros.  Como cuerpo vivo que es, va creciendo, en sus miembros, a lo largo del tiempo, en el sentido de que vamos conociendo cada vez más y mejor el Mensaje de Jesús, al mismo tiempo que le vamos queriendo también más, conforme le vamos conociendo. 

Para ello cuenta con la asistencia del Espíritu Santo (Espíritu que es del Padre y del Hijo) que Jesucristo envió sobre los apóstoles diez días después de su ascensión en cuerpo y alma a los cielos, en forma de lenguas de fuego, mientras estaban con la Madre de Jesús, la Virgen María, reunidos en el Cenáculo, por miedo a los judíos.  Este Espíritu de Jesucristo es el que guía a su Iglesia para que no se desvíe del recto camino, a medida que crece. 

El crecimiento es auténtico y verdadero cuando la Iglesia permanece fiel a su propia identidad, manteniendo el depósito recibido de la fe, sin añadir ni quitar nada:  el Mensaje de Jesucristo, aun habiendo sido dado en un determinado momento histórico, sirve para todos los tiempos y lugares"Jesucristo es el mismo ayer y hoy y lo será por siempre" (Heb 13, 8). Su Mensaje es siempre actual y no tiene que acomodarse a los tiempos, sino que son éstos los que se tienen que dejar transformar por esa Buena Nueva que es la única que puede traer a este mundo la verdadera felicidad, la auténtica. 

Y la razón de ello es muy sencilla. Y es que Jesucristo es Dios (además de ser hombre) y por ello pudo decir aquello de que "el cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán" (Mt 24, 35) y también aquello otro de que "las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia" (Mt 16, 18). Y es, en este sentido, que debemos de estar tranquilos porque Dios no abandonará a su Iglesia. Como decía san Pablo: "En todo atribulados pero no angustiados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no aniquilados, llevando siempre y por todas partes, en nuestro cuerpo, la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo" (2 Cor 4, 8-10)

Y no hay que darle más vueltas: Sólo Dios es Dios. Y Él sabe lo que hace. Cuando todo parece perdido ... entonces Él actúa. Así lo hizo cuando se quedó durmiendo en la barca, mientras sus discípulos, que hacían frente a una gran tempestad, tuvieron que despertarle y decirle: "¡Sálvanos, Señor, que perecemos!" (Mt 8, 25). En realidad no hubiera sido necesario despertarle. Él estaba con ellos, aunque estuviera durmiendo. Eso es lo de menos. Y es por ello que les dijo: "Hombres de poca fe, ¿por qué tenéis miedo?" (Mt 8, 26). 

Y eso es lo que nos puede pasar también a nosotros cuando observamos la tormenta que amenaza a la barca de Pedro y parece, a todas luces, que ésta se va a hundir. Se trata, ciertamente, de una gran prueba, pero es permitida por Dios con vistas a acrecentar nuestra fe: "Ya es hora de que despertéis del sueño" (Rom 13, 11). No es algo que deba sorprendernos demasiado pues, como decía san Pablo a los corintios, "es conveniente que haya entre vosotros desacuerdos, para que se pongan también de manifiesto entre vosotros los que son de probada virtud" (1 Cor 11, 19).

Ante los graves aprietos en los que nos encontramos, no tenemos una mejor solución que acudir al Señor pues, como decía el profeta David: "Es mejor caer en manos del Señor, cuya entrañable misericordia es grande, que caer en manos de los hombres" (2 Sam 24, 14). Entonces se pondrá de manifiesto que el Poder y la Gloria son de Dios y no son nuestros. Y ante las palabras que Jesús dijo a san Pablo: "Te basta mi gracia, pues mi fuerza se hace perfecta en la flaqueza" (2 Cor 12, 9a), podemos hacer nuestra la actitud del Apóstol: "Por tanto, con mucho gusto me gloriaré en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo" (2 Cor 12, 9b) ... "pues cuando soy débil, entonces soy fuerte(2 Cor 12, 10)

[La expresión anterior de san Pablo, traducida al latín, es la que he adoptado finalmente para dar un título a este blog. Antes era: "Blog católico de José Martí (1). Y ahora es: "Cum infirmor, tunc potens sum" ("cuando soy débil, entonces soy fuerte"). Creo que no habrá demasiado problema en este sentido pues, aunque no entiendo mucho de informática, sí sé que la url del blog, que es: josemartiflorenciano.blogspot.com.es  se sigue manteniendo. Espero que esto no suponga demasiados inconvenientes].

La prueba por la que está atravesando hoy la Iglesia es completamente nueva y desconocida. Y eso, tal vez, podría desconcertarnos, pues jamás había ocurrido nada semejante a lo largo de la Historia de la Iglesia, tal y como se nos ha transmitido, de generación en generación durante casi veinte siglos. Han habido grandes y graves problemas, pero nunca se había puesto en duda la veracidad del Evangelio, a nivel eclesial (no así a nivel particular, de cada uno). Hoy comienza a discutirse hasta la indisolubilidad del matrimonio, lo cual, lo diga quien lo diga, aun cuando fuera el Papa, no puede ser aceptado, pues contradice las enseñanzas de Jesús, directamente. [Y esto no es sino el primer paso en el proceso de intento de demolición de la Iglesia, al que estamos asistiendo cobardemente]. Y en cuanto a lo de atenerse a los tiempos y lugares ya hemos hablado de ello. Se está falsificando el Mensaje de Jesús y se escamotean muchas verdades al pueblo cristiano, el cual no las conoce porque no se les predican ... de lo cual tendrán que dar cuenta ante Dios todos cuantos hayan adulterado su Mensaje.

Hoy en día se cuestiona abiertamente la existencia histórica de Jesucristo, así como los milagros que hizo; no se admite su resurrección ni su ascensión a los cielos en cuerpo y alma, ni su presencia real (sacramental) en la Eucaristía. 

En cuanto a los dogmas, muchos de ellos son desconocidos por los mismos católicos, dado que ni siquiera se los explicaron cuando hicieron la catequesis de primera comunión. Una inmensa mayoría de católicos no conoce hoy la doctrina católica

Y luego están los que, conociendo de su existencia y de su importancia esencial en el Cristianismo, han perdido la fe y no creen en esos dogmas, aun cuando no lo manifiesten de un modo explícito [algunos, y cada vez más, sí lo hacen ya ... y no sólo no se ocultan sino que se vanaglorian de hacerlo]. Son falsos pastores, que merecen la reprimenda de Jesús: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas, que cerráis el Reino de los cielos a los hombres. Porque ni vosotros entráis, ni dejáis entrar a los que quieren entrar!(Mt 23, 13).

Entre los misterios poco o nada conocidos podríamos citar el de la Santísima Trinidad así como el de la Encarnación del Hijo de Dios, la Virginidad de María y su Asunción, en cuerpo y alma, a los cielos, la existencia de los ángeles, etc... Todo eso se considera "superado". Pertenece al pasado: le sirvió a aquella gente, en aquella época histórica, pero hoy [en los tiempos "modernos" en los que vivimos] no se puede creer ya en esas cosas. Como vemos, la situación es muy grave, porque se ha extendido en el seno de la misma Iglesia, Jerarquía incluida, a modo de caballo de Troya, y esto a nivel planetario. Es muy preocupante.

Y así podríamos seguir hablando sin parar. Pero lo dejamos para otra ocasión, dado que me he extendido demasiado en estas dos entradas.

José Martí

"Perplejos, pero no desesperados" (2 Cor 4, 8) [1 de 2] (José Martí)

De mis recuerdos de juventud me viene ahora uno a la mente, que es especialmente simpático -al menos a mí me lo parece. Tenía un profesor de matemáticas que nos hacía trabajar mucho, aunque explicaba muy poco. Éramos nosotros quienes teníamos que estudiar el libro y luego dar las correspondientes explicaciones del tema en cuestión. Bueno, pues cuando alguien preguntaba algo a lo que él no sabía responder ésta era automáticamente su respuesta: "Es que yo no soy Dios ...", ¡con la consiguiente, y explicable, risa de todos los alumnos, por ese ingenio tan ocurrente para salir del aprieto! Por cierto, este recurso que él utilizaba para estos casos, no era una mera anécdota aislada, sino que era algo que repetía todos los años cada vez que la ocasión lo requería. Como sabemos perfectamente, los alumnos se comunican entre sí, de modo insuperable, cuando se trata de hablar acerca de cómo son los profesores que tienen o los que tuvieron.

Y viene a cuento esta historieta porque me parece que ésa es la actitud (no sólo pero también) que tenemos que tomar los cristianos cuando no entendamos algo o, por mejor decir, cuando no entendamos prácticamente nada de lo que está ocurriendo hoy en la Iglesia. 

Sí: indagaremos mucho, intentaremos buscar todas las soluciones, habidas y por haber, que estén a nuestro alcance, tanto de tipo natural (que son necesarias: redes sociales, entrevistas o ponencias de personalidades muy cualificadas, etc. ) como sobrenatural (que son las más importantes: la oración, los sacramentos, etc). Y tendremos, además, la obligación de hacerlo, pues somos cristianos por la gracia de Dios, dado que la Iglesia está atravesando por una situación extraordinariamente grave, tal vez la más grave de toda su Historia ... y, lógicamente, no podemos cerrar los ojos y esconder la cabeza, como el avestruz. Es más: por mucho que hagamos, en todos los sentidos, siempre será poco, puesto que el amor no conoce límites.

Ahora bien: dicho esto, pienso sinceramente que, al final de los finales, nuestra actitud (tanto interna como externa) tendrá que ser muy parecida a la de este profesor mío que tuve. Es preciso (por nuestro propio bien y el de los que nos rodean)  reconocer, con humildad (y con verdad, que viene a ser lo mismo, al decir de santa Teresa) que hay cosas que no dependen de nosotros, que nos sobrepasan, que no todo está en nuestras manos. Y cuando no entendamos algo, poner nuestra confianza en Dios y decir: "¡Es que yo no soy Dios...! 

Si no lo hiciéramos así, estaríamos cayendo, de manera más o menos consciente, en la herejía pelagiana que, como sabemos, consiste en actuar como si nuestra salvación dependiera, exclusivamente, de lo que hagamos, siendo así que -en realidad, de verdad- esa salvación nos viene sólo de Dios. Sólo Él nos la puede conceder. Sólo Él nos puede salvar ... no olvidando, sin embargo, que Dios no impone a nadie la salvación, sino que la condiciona a nuestro deseo de ser salvados. 

Nos conviene no olvidar esta verdad que es fundamental, y traerla, con frecuencia a nuestra memoria. Y es que "Dios es amor" (1 Jn 4, 8) y que actúa siempre por amor, nos ofrece su Amor, que no otra cosa es la salvación ... pero no nos lo impone. El amor no puede imponérsele a nadie pues un amor impuesto no es amor: es una contradicción. La libertad es intrínseca al amor. 

Pues bien: Dios es profundamente respetuoso con nuestra libertad; por lo tanto, aun cuando "Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1 Tim 2, 4) no salvará a nadie que no quiera ser salvado, aunque ame a todos los hombres, no exigirá de ningún hombre que corresponda a su amor. Él estará siempre ahí, a nuestro lado, esperándonos, pero no nos coaccionará a que lo amemos. De hacerlo, ¿dónde estaría nuestra libertad? ¿dónde nuestro amor?. No existiría tal amor, pues éste es, por naturaleza, recíproco: se ama a Dios y se es amado por Él. Ambas circunstancias deben darse. Su amor hacia nosotros es indudable; no así el de nosotros hacia Él. Y, si no hay respuesta a su Amor, entonces no puede hablarse de perfección en el Amor. No existe tal amor, al no darse la reciprocidad del uno al otro y del otro al uno. Y, además, en totalidad. 

Esa es la razón por la cual no todos se salvan. No es que Dios quiera que nadie se condene: eso es absurdo; sino que, al dar libertad al hombre, en cierto modo se ha atado las manos, dado que no podrá salvarnos, aun cuando ésa sea su voluntad con relación a nosotros si nosotros no queremos saber nada con Él.

Y al igual que el movimiento se demuestra andando, expresión atribuida al filósofo griego Diógenes el Cínico (412-323 a.C), también el amor se demuestra amando. ¿Cómo podemos saber que realmente amamos a Dios? Pues Jesucristo nos lo dejó bien claro en estas palabras dirigidas a sus discípulos:  "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos ..." (Jn 14, 15). Tenemos, pues, que poner todos los medios que Él ha puesto a nuestro alcance para mostrarle que nuestro amor por Él es verdadero y que no se queda sólo en frases bonitas, lo cual no dejaría de ser sino una hipocresía. "Si alguno me ama guardará mi Palabra, y mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos nuestra morada en él" (Jn 14, 23). "Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como Yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su Amor" (Jn 15, 10).

Recordemos la respuesta que dio Jesús al escriba que le preguntó acerca del primero de los mandamientos. Fue ésta: "El primero es: 'Escucha, Israel: el Señor, Dios nuestro, es el único Señor. Y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas" (Mc 12, 29-30). A continuación añade, aun cuando el escriba no se lo preguntó: "El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos" (Mc 12, 31). 

Jesús hablaba refiriéndose al Antiguo Testamento, el cual no había venido a abolirlo sino a darle su plenitud (cfr  Mt 5, 17). Sin embargo, más adelante, la víspera de la fiesta de la Pascua, poco antes de su muerte en la cruz, les dijo a sus discípulos: "Un mandamiento NUEVO os doy: que os améis unos a otros como Yo os he amado" (Jn 13, 34; 15, 12). La referencia no es ahora "el amor que uno se tiene a sí mismo" sino "el amor que Jesús tiene hacia cada uno de nosotros", un amor que llega hasta dar la vida por la persona a la que se ama, pues se dice que "Jesús, habiendo amado a LOS SUYOS que estaban en el mundo los amó hasta el fin" (Jn 13, 1). Asimismo, Jesús proclamó claramente que "nadie tiene amor más grande que el que da la vida por SUS AMIGOS" (Jn 15, 13). 

Nos interesa ser sus amigos. Así su amor hacia nosotros será aún mayor, como ocurría con Juan, el discípulo amado; Jesús, como perfecto hombre que era, tenía también sus preferencias, como las tenemos también nosotros. En su caso, aquellos a quienes más quería (aunque por todos estaba dispuesto a dar la vida, como así lo hizo) fueron Pedro, Santiago y Juan (en particular este último). Y volvemos a lo mismo: "Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que Yo os mando" (Jn 15, 14). El amor a Dios, el amor a Jesucristo, en quien Dios se ha manifestado, el amor a los demás hasta dar la vida por ellos, como hizo Jesús y la guarda de sus mandamientos ... todo ello va íntimamente unido. 
José Martí
(continúa)

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Exclusiva del semanario 'Der Spiegel'. Palabras del Papa Francisco: "No hay que excluir que pase a la Historia como el que dividió a la Iglesia Católica". Habla el Cardenal Brandmüller


Se trata de un artículo escrito por Catholicvs el 24 de diciembre de 2016, pero que tiene gran actualidad, teniendo en cuenta la que se avecina.


Antes de nada, ruego a los lectores que en este día de Nochebuena, en el que a medianoche celebramos el nacimiento del Hijo de Dios, dediquen un momento para rezar la oración por el Papa que hay al final de esta entrada, y que rueguen a Nuestro Señor que le ilumine y evite un cisma en Su Iglesia.

Ayer, viernes 23 de diciembre [de 2016], el influyente semanario alemán Der Spiegel publicó un artículo sobre la actual crisis de la Iglesia, en el que habla de la creciente resistencia a las reformas del Papa Francisco. Al final de su artículo, Walter Mayr, su autor y corresponsal de Der Spiegel en Italia, revela una nueva e importante filtración:

En un círculo muy pequeño, se dice que Francisco ha hecho auto-crítica explicándose a sí mismo de la siguiente manera: "No hay que excluir que pase a la Historia como el que dividió a la Iglesia Católica".

Mayr opina que el Papa, por no responder a las Dubia, en el pecado lleva la penitencia, como diríamos en español, traduciéndose ésta en incomprensión y más aislamiento.

Por su parte, el Cardenal Walter Brandmüller, uno de los firmantes de las Dubia, que no asistió a la Misa oficiada por el Papa en la capilla Paulina del Vaticano por su 80 cumpleaños, debido a su delicado estado (tiene 87 años), en su apartamento junto a la basílica de San Pedro dijo a Mayr lo siguiente: en la verdad "se trata de todo o nada" ["es geht um die Wurst"], por decirlo en términos coloquiales. Es decir, se trata del "núcleo de todo, de la enseñanza de la Doctrina".

Además, agrega Mayr, el Papa Francisco -junto con el cardenal Walter Kasper- desea "suavizar los preceptos centrales de la fe católica y dejar a los obispos y sacerdotes locales la tarea de interpretarlos para la vida cotidiana de la gente"


Enfoque que, según Brandmüller, ataca la base misma de la Iglesia universal: "Quien piense que el adulterio persistente y la recepción de la Santa Comunión son compatibles es un hereje y promueve el cisma". La Santa Escritura, de acuerdo con Brandmüller, no es un lugar donde todo el mundo pueda elegir lo que le gusta: "Somos, de acuerdo con la Apóstol San Pablo, administradores de los misterios de Dios, pero no poseedores del derecho de disponer de ellos" (o 'de rechazarlos').

En opinión de Mayr, "hay mucho en juego". Para él, "Francisco parece estar cada vez más aislado" y también "desgastado". Un confidente del papa le ha dicho a Mayr: "Muchos ya no reconocen en el Francisco del año 2016 al hombre que eligieron en 2013". El periodista también describe cómo el Año de la Misericordia "ha dejado todo abierto" y "no ha cubierto en absoluto las expectativas". La reforma curial tampoco avanza; y, "desde algunos dicasterios, ahora llegan informes del 'caos total'". Según Mayr, "la volubilidad de Francisco causa problemas adicionales"; sus comentarios sobre los medios de comunicación y su tendencia hacia la "coprofagia" han causado indignación incluso entre sus acérrimos seguidores.

[Vemos, sin embargo, cómo la reforma de la curia sigue adelante, (a 13 de septiembre de 2017) pese a todos estos augurios. Ver también aquí]

Según Der Spiegel, Francisco "aún está luchando por su legado". Trabaja desde las 5 de la mañana. "No le queda mucho tiempo", dice Mayr. Pero el Papa Francisco todavía podría tener algunas sorpresas para nosotros. [Así lo estamos viviendo a lo largo de todo este año de 2017, y lo que aún nos espera con el tema del ecumenismo y la reforma de los textos litúrgicos]. Y, a continuación, el artículo de Der Spiegel concluye con las palabras recientemente atribuidas a Francisco y citadas más arriba: "No hay que excluir que pase a la Historia como el que dividió a la Iglesia Católica".

Fuente original: Der Spiegel. En inglés: 1P5. TRADUCCIÓN: CATHOLICVS.

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En estos convulsos momentos de la Historia de la Iglesia, oremos por el Papa Francisco, para que Dios no permita que caiga en manos de sus enemigos -que no son, precisamente, los cuatro Cardenales que le han presentado las "dubia":

OREMVS PRO PONTIFICE NOSTRO FRANCISCO DOMINVS CONSERVET EVM, ET VIVIFICET EVM ET BEATVM FACIAT EVM IN TERRA ET NON TRADAT EVM IN ANIMAM INIMICORVM EIVS

V. TV ES PETRVS
R. ET SVPER HANC PETRAM AEDIFICABO ECCLESIAM MEAM

OREMVS

DEVS OMNIVM FIDELIVM PASTOR ET RECTOR FAMVLVM TVVM FRANCISCVM QVEM PASTOREM ECCLESIAE TVAE PRAEESSE VOLVISTI PROPITIVS RESPICE DA EI QVAESVMVS VERBO ET EXEMPLO QUIBVS PRAEEST PROFICERE VT AD VITAM VNA CVM GREGE SIBI CREDITO PERVENIAT SEMPITERNAM PER CHRISTVM DOMINVM NOSTRVM

R. AMEN
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Roguemos por nuestro Pontífice Francisco. El Señor le conserve y le guarde, le haga feliz en la tierra y no permita que caiga en manos de sus enemigos.

V. Tu eres Pedro.
R. Y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.

OREMOS


Oh Dios, pastor y guía de todos los fieles, mira propicio a tu siervo Francisco, a quien has querido hacer pastor y jefe de tu Iglesia; haz que con su ejemplo y su palabra aproveche a los que preside, y que en unión con la grey que te has dignado confiarle, consiga la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

R. Amén.

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LES DESEO FELICES Y SANTAS PASCUAS DE NAVIDAD

Hay UNA sola Iglesia (Michael Voris)

Duración 8:07 minutos