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jueves, 3 de diciembre de 2015

EL VOTO EN CONCIENCIA Y EL ÓBOLO DE LA VIUDA (Francisco Segarra)

El artículo original puede leerse pinchando aquí


El tema es cansino y un servidor de ustedes está ya hasta los mismísimos. El mal menor es un mal con un calificativo que lo relativiza. Punto. Nunca es un bien. Y ya pueden venir los pusilánimes y los fariseos con milongas: un católico debe aspirar al bien mayor. Y también punto. Y seguido.
Grábense este párrafo del Santo Padre en el alma: “El respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural, la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer, la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas. Estos valores no son negociables”. BENEDICTO XVI. Exhortación apostólica postsinodal “Sacramentum Charitatis”. 2007, § 83.
Yo no sé qué parte de “no son negociables” no comprenden los católicos españoles. Tampoco sé qué entienden por “votar en conciencia” y, aún menos, qué entienden por una “conciencia bien formada”. Lean el Catecismo, que es lo mínimo exigible a un católico, porque luego llega cualquier político charlatán, cualquier intelectualillo de medio pelo o un testigo de Jehová de tres al cuarto y los pone en aprietos, a los católicos oficiales, digo.

[NOTA: Sobre el voto en conciencia se puede ver una entrada mía posterior]
Los católicos españoles no conocen la historia del Cristianismo
Los católicos españoles no conocen la historia del Cristianismo. Aquel puñado de incultos pescadores de Galilea tenía menos futuro en el Imperio Romano que el más pequeño de los partidos españoles de hoy. Y, por si faltase algo, en cuanto empezaron a hacerse notar, los mataban sin demasiadas contemplaciones. Supongo que el “voto útil” y el “mal menor” hubieran sido postrarse un poquito ante la estatua del César y ya; después, en casita, a rezar el Padrenuestro.
Los católicos españoles, tan aburguesados, no quieren luchar. La vida terrena de Cristo, esa que hay que imitar, concluye en el Calvario, o sea, en el fracaso total. La Resurrección, queridos, no es de este mundo. Aquí se viene a luchar. “No pretenderás defender La Comarca sin lucha, sentado en un rincón gimoteando”, le dice Gandalf a Frodo.
Sólo los santos hacen las verdaderas revoluciones. Y se cuentan por decenas los fundadores que empezaron con cuatro seguidores y medio, y todas las penalidades posibles. Luego, una vez la fundación crece, llegan los que medran y “la organización” mata al espíritu y cuenta más conservar edificios que salvar almas. Quien dice edificios, dice cargos, poltronas, prebendas y comisiones en dinero negro, claro. Pero el Rosario en latín, faltaría más, oiga, que somos muy piadosos y tal y cual. Váyanse a la mierda, con perdón. Y sin él, también. 
[Ciertamente esto es una opinión muy personal del autor de este artículo porque hoy en día no sólo no se reza el Rosario en latín sino que ni siquiera se reza el Rosario; y hay que poner todos los medios, también los sobrenaturales: una forma de lucha que -a la larga, si no es hipócrita- es mucho más efectiva. Lo sobrenatural supone lo natural. Quedarse sólo en lo natural no sería bueno, como no lo sería tampoco quedarse sólo en lo sobrenatural.  Pero, en fin: salvo esta salvedad,  todo lo demás que dice el redactor de este artículo es muy verdad]
Es la falacia de los comienzos ínfimos, como si todo lo grande, lo verdaderamente grande y bello, no empezara con algo nimio, humilde, sencillo y pobre hasta la invisibilidad.
Dios alabó la generosidad de la viuda
Y así, Dios, el Cristo, alabó la generosidad de la viuda: aquellas monedas miserables que eran todo su capital y que poco –o nada—podían aportar a la economía del Templo.
La viuda votó en conciencia.
Y así, Dios, el Cristo, que ve en lo secreto de nuestras conciencias, alabará la limpieza y la generosidad de nuestro voto. Y miren: tengan la absoluta seguridad de que no lo medirá por el número de escaños.
Y añado que una sociedad, un Sistema, que permite el asesinato de más de cien mil niños no nacidos cada año, es una sociedad tan enferma que solo merece esa eutanasia que quiere, también, legalizar. Para vomitar, oigan. Para vomitar, como hacían por placer los viejos romanos.
Francisco Segarra

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Discurso de clausura del Sínodo - 9 (Análisis crítico)


Sinodo sobre la Familia Octubre 2015

- En el curso de este Sínodo, las distintas opiniones que se han expresado libremente –y por desgracia a veces con métodos no del todo benévolos– han enriquecido y animado sin duda el diálogo [¿?], ofreciendo una imagen viva [¿?] de una Iglesia que no utiliza «módulos impresos», sino que toma de la fuente inagotable de su fe agua viva para refrescar los corazones resecos.

El problema es que, con toda probabilidad, porque no lo aclara, los que el Papa llama "corazones resecos" son, precisamente, aquellos que quieren mantenerse fieles a las enseñanzas de Jesús sobre el matrimonio ... ¡Y Jesús no era precisamente un corazón reseco, sino muy fresco y muy vivo!

De manera que esta Iglesia que, según el santo Padre no utiliza "módulos impresos", esta Iglesia "viva", según él, desde el mismo momento en el que dejara de decir lo que dijo Jesús, dejaría de ser la verdadera Iglesia y sería ... otra cosa: llamémosle "nueva" Iglesia, "Iglesia moderna", "Iglesia aggiornada", etc...Todo lo que queramos, pero -desde luego- ésa no sería ya la auténtica Iglesia, aquella que Jesucristo fundó, pues no sería su Mensaje el que estaría transmitiendo - un Mensaje dado de una vez por todas y para siempre- sino que se trataría de un "mensaje" cambiante según los tiempos y los lugares. Como dirá más adelante el mismo santo Padre en este discurso postsinodal: Lo que en un lugar es bueno en otro lugar puede ser malo.

En esta "Iglesia moderna" todo se relativiza, no hay verdades absolutas. Para cada uno es bueno lo que él juzgue que es bueno: "Los cristianos con la Biblia, los musulmanes con el Corán" ... ¿Qué más da? Dios es bueno y misericordioso y el que tengamos una religión u otra es algo irrelevante, puesto que no podemos atribuirnos la exclusiva de la Verdad, etc... Todo esto tiene muy buena prensa pero adolece de un defecto. Y es que es falso.

El Papa tiene la obligación de cuidar de sus ovejas, las que le han sido encomendadas y de transmitir fielmente la fe recibida ... una misión que es para fortalecer en la fe a los cristianos. Lo que vemos no es eso sino viajes y más viajes, visitas y más visitas a rabinos, imanes, masones, etc... ¡todos hermanos! Eso sí: aquellos que intentan vivir conforme a la Tradición recibida de los Apóstoles son relegados al último lugar e incluso perseguidos: recordemos el caso de los Franciscanos y de las Franciscanas de la Inmaculada, sin ir más lejos (aunque no es el único caso).

Como dato nuevo aporto el último mensaje suyo que he visto en twiter y que dice así: "Los cristianos y musulmanes somos hermanos" (30 Nov 2015).

Yo me he tomado la libertad de hacer un comentario en facebook a dicho twiter, el cual reproduzco aquí en este blog:

"Caín y Abel también eran hermanos ... Desde luego, hermanos en la fe no somos. Nos parecemos en que somos personas humanas creadas por Dios, pero eso no nos hace hijos de Dios y no nos hace tampoco hermanos. En cambio, en Jesucristo, verdadero Hijo de Dios, hecho realmente uno de nosotros, en Él y unidos a Él, sí que podemos llamarnos realmente hermanos ... y lo somos: hijos en el Hijo ... ¡pero esto se refiere a los que por la gracia de Dios han recibido el don de la fe, o sea, a los católicos ... no a los musulmanes y ni siquiera al conjunto de la raza humana! Separados de Jesucristo, como están, es imposible decir que los musulmanes son hermanos de los católicos. Tal afirmación ofende al sentido común más elemental y no es conforme a la verdad, aunque sea el santo Padre quien la haya dicho".

Como digo, es preciso rezar cada vez con más fervor y con mayor fe y confianza en Dios. Y de una manera especial en estos días, cuando nos encontramos en las proximidades de la maravillosa fiesta de la Inmaculada. Un buen remedio para esta crisis que sufre la Iglesia sería el ofrecimiento de una novena a la Inmaculada Concepción, con el rezo del santo Rosario y la participación en la Santa Misa, porque si hay algo claro es que es nuestra Madre del Cielo, la Virgen María, la única que nos puede sacar de este atolladero ... y la que, sin duda, lo hará ... si se lo pedimos insistentemente.

(Continuará)

El cardenal Sarah recuerda que no se puede dar la comunión a los no católicos aunque estén casados con un católico

Tomado de Infocatólica
Cardenal Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto y la Disciplina de los Sacramentos

Diane Montanga ha preguntado al cardenal Sarah tras la polémica por las palabras del Papa Francisco en su visita a una comunidad eclesial luterana en Roma


¿Podría un sacerdote dar la Sagrada Comunión a ambos cónyuges si sabe que uno de ellos es católico y el otro no?

No, sólo podemos dar la Comunión a los católicos. Muchos sacerdotes me han comentado: «Yo doy la Comunión a todo el mundo». Esto es una barbaridad.

A veces, un anglicano que vive desde hace mucho tiempo muy lejos de su iglesia y que desea recibir la Comunión, puede participar en la Misa y recibir la Comunión en la Iglesia Católica, siempre que no esté en pecado, y esté casado válidamente. Porque ellos sí creen en la Eucaristía, aunque en la iglesia anglicana no haya realmente Eucaristía porque no existe sacerdocio. Pero es raro y sólo sucedería en circunstancias muy excepcionales. Esto es algo extraordinario, no ordinario.

Pero un católico no puede recibir la Comunión en la iglesia anglicana, porque, en realidad, no hay Comunión; es sólo pan. El pan no está consagrado, porque el sacerdote no es un sacerdote. Debido a la ruptura de Enrique VIII con la Iglesia Católica, las ordenaciones sacerdotales de la Iglesia Anglicana quedaron anuladas y vacías. Por eso, la consagración no es válida, y por lo tanto, no hay Eucaristía.

¿Y una mujer que es luterana o anglicana y está casada con un hombre católico, si van a Misa el domingo, sería posible que recibiera la Comunión?

El día de su boda, el sacerdote dio la Comunión al marido católico y no a la esposa luterana o anglicana. Lo mismo sucede si van a Misa juntos, porque no hay intercomunión: entre los anglicanos y los católicos, entre los católicos y los protestantes. Si van a Misa juntos, el cónyuge católico puede ir a comulgar pero el luterano o anglicano no puede.

Si no estamos unificados en la fe y la doctrina, ¿cree usted que abrir las puertas a la intercomunión perjudicaría la fe en la presencia real?

Yo creo que fomentaría la profanación. No podemos hacer eso. No se trata de hablar con el Señor para saber si debo ir a comulgar. No. Tengo que saber si estoy de acuerdo con las normas de la Iglesia. Es mi conciencia la que dice: «Comulga». Mi conciencia debe estar iluminada por la ley de la Iglesia, que dice que para comulgar, necesito estar en estado de gracia, sin pecado, y compartir la fe de la Iglesia Católica. … No es mi deseo personal o mi diálogo personal con Jesús lo que determina si puedo recibir la Comunión en la Iglesia Católica. Cómo puedo saber que el Señor ha dicho realmente: «Ven y recibe mi Cuerpo». No. Una persona no puede decidir si está en condiciones de recibir la Comunión. Tiene que seguir la norma de la Iglesia: es decir, ser católico, estar en estado de gracia, válidamente casado (si es que está casado).

Pero algunos dicen que abrir las puertas a la intercomunión sería una forma de que los esposos se unieran más.


Pero el Señor nos ayuda a ser uno si Le recibimos correctamente. Si no es así, no crea unión. Comeremos nuestra propia condenación. San Pablo lo dice: «Que el hombre se examine a sí mismo … porque quien come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su propia condenación» (1 Corintios 11:27-29). Por lo tanto, no conseguimos que sean uno compartiendo el pecado, sin respetar Cuerpo de Cristo.

martes, 1 de diciembre de 2015

Discurso de clausura del Sínodo -8 (Análisis crítico)


Y continúa diciendo el Papa acerca del Sínodo de la Familia:

- Significa haber intentado abrir los horizontes para superar toda hermenéutica conspiradora ...

Bueno, como sabemos, la palabra hermenéutica significa interpretación. Una verdadera interpretacion de la Biblia debe de estar siempre a favor de la Verdad y a favor de la Misericordia de Dios (ambas). Y así ocurre, como debe de ser, el adjetivo "conspiradora" que se le añade al sustantivo "hermenéutica" no tiene ningún sentido [el que busca la Verdad no conspira contra nadie] ... a menos que de lo que se trate sea de cambiar la ley de Dios y sustituirla por leyes meramente humanas.

Claro que, de ser así, entonces la conspiración vendría del lado de los que quieren cambiar esa Ley ... y no del lado de los que quieren mantenerse fieles a la Ley, porque es preciso repetir, una y otra vez, que la Ley de Cristo, que es de la que estamos hablando, es una Ley de Amor ... ¡es muy diferente y se encuentra en las antípodas de la que practicaban la mayoría de los fariseos del Antiguo Testamento, los cuales fueron recriminados por Jesucristo por atenerse estricta y rigurosamente a la ley de Moisés y transformar la Religión en una serie de preceptos impracticables, que ellos mismos no cumplían, sin caer en la cuenta que "el sábado fue hecho para el hombre y no el hombre para el sábado" (Mc 2, 27).

No se pueden comparar estas Leyes. Los cristianos nos regimos por la Ley de Cristo, que fue quien llevó la ley de Moisés a su plenitud. Ahora no nos referimos a la ley de Moisés ... una ley, por otra parte, cuya correcta interpretación es la que le dió Jesús, quien dijo: "No penséis que he venido a abolir la Ley o los Profetas; no he venido a abolirla sino a darle cumplimiento" (Mt 5, 17).

Se dice en el Evangelio de san Lucas que "un doctor de la Ley le dijo a Jesús para tentarle: 'Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?' (Lc 10, 25). A esta pregunta Jesús le contestó con otra pregunta: "¿Qué ésta escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?" (Lc 10, 26). Y la respuesta del doctor de la Ley fue la correcta: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y a tu prójimo como a tí mismo" (Lc 10, 27). No pudo haber respondido mejor, pues Jesús le dijo: "Has respondido bien: haz eso y vivirás" (Lc 10, 28).

En el Antiguo Testamento ya estaba incoado aquello que, en Jesucristo, fue llevado a su plenitud. Ésta fue la ocasión en la que Jesús, a la pregunta que, para justificarse, le hizo después el doctor de la Ley acerca de quién era su prójimo, le contestó con la hermosa, magnífica e inigualable parábola del buen samaritano, que todos conocemos (Lc 10, 30-37).

De manera que los auténticos "fariseos" de hoy en día (en el sentido peyorativo de esta palabra) son los que se escudan en que ellos se dedican a ejercer la misericordia con los demás ... con la salvedad de que lo hacen saltándose la Ley de Cristo. Falsa misericordia es ésta que no respeta la Ley de Dios. Nadie es más misericordioso que Jesucristo.

No hay tal "hermenéutica conspiradora" que haya que superar ni hay que abrir nuevos horizontes. Los horizontes ya están dados y en cuanto a la hermenéutica no hay nada nuevo que interpretar: la palabra de Dios acerca de la indisolubilidad del matrimonio no admite interpretaciones ni horizontes: "Serán dos en una sola carne" (Mt 19, 5). "Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre" (Mt 19,7). "Cualquiera que repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, adultera" (Mc 10, 11-12).

¿Qué interpretación pueden admitir estas palabras cuando han sido pronunciadas por Jesucristo y que poseen una claridad meridiana? Imposible tergiversarlas, so pena de actuar en contra de la Ley de Dios. Y no olvidemos que estamos hablando de una Ley de Amor. Las Leyes de Dios han sido así establecidas para nuestra verdadera felicidad y no para fastidiarnos.

Un cristiano -y mucho menos si es un pastor, es decir, un sacerdote, un obispo y, mucho menos, el Papa- no puede, en recta conciencia, saltarse estas Leyes ... aduciendo, para ello, la misericordia y la comprensión ... Esto es pernicioso y es una tentación diabólica. Y esto es justamente lo que quieren imponer y abogan por la teoría del "caso por caso" en el matrimonio, aduciendo, para ello, "razones pastorales".


Éstos son los auténticos fariseos actuales que, por otra parte, pasan como buenos y "comprensivos" ante el común de la gente ... considerando a los que cumplen la Ley de Cristo como gente sin entrañas y chapadas a la antigua, como si el Mensaje Evangélico -y Jesús mismo, que es Dios- fuera cosa del pasado, siendo así que es plenamente actual.


Y en cuanto a comprensión y a misericordia ninguno de los que tanto hablan de esa misericordia, alejándose -para ejercerla- de la Ley de Dios y de la Verdad ... ninguno, repito, le llega a los talones a Jesucristo.

No es Dios quien debe acomodarse al pensamiento falaz y engañoso de los hombres sino que son éstos quienes tienen que aceptar, en plenitud, la palabra de Dios que se reveló, de una vez por todas y para siempre, en Jesucristo.
 


[Puede releerse la entrada anterior de esta serie de comentarios acerca del Discurso del Papa posterior al Sínodo; lease el blog anterior]


... o un cierre de perspectivas para defender y difundir la libertad de los hijos de Dios, para transmitir la belleza de la novedad cristiana, a veces cubierta por la herrumbre de un lenguaje arcaico o simplemente incomprensible.


Durante casi dos mil años la Iglesia ha utilizado ese lenguaje "arcaico" e "incomprensible" al que se refiere el papa Francisco. Y ha dado como fruto sabroso los santos de los que ahora nos gloriamos. Precisamente fue Jesús quien dijo: "Que vuestro modo de hablar sea: "Sí, sí"; "no, no". Lo que exceda de esto viene del Maligno" (Mt 5, 37). 


De manera que es justamente al revés. El lenguaje arcaico e incomprensible es precisamente aquel que es utilizado de modo ambiguo, de manera tal que los fieles no saben a qué atenerse. Y, de hecho, cada cual lo interpreta a su propio gusto. Ése es el lenguaje incomprensible, porque no dice nada. 

¿Cómo es posible que, después del Sínodo, y a raíz de la "relazione" cardenales diferentes interpreten los resultados a los que se ha llegado de manera tan distinta? ... ¡pues porque adolece de falta de sencillez! Porque no llama blanco a lo blanco y negro a lo negro. Y así cada cual saca las conclusiones que quiere. Esto no es edificante. Y desde luego no es conforme a las enseñanzas de Jesucristo. Él no se andaba con medias verdades que son medias mentiras ... o sea, mentiras, en definitiva. La verdad debe de ser expuesta con claridad, sin ambigüedades de ninguna clase y no dar lugar a tantos malos entendidos como se están dando.

Son infinidad los ejemplos que se podrían poner. De modo que he seleccionado sólo uno para esta entrada, en la que podemos ver que el santo Padre no tiene claro si una luterana puede o no recibir la sagrada comunión: ¡Y estamos hablando del Papa, que es la máxima autoridad de la Iglesia! ... Un niño pequeño sabría que la respuesta es negativa, porque los luteranos no creen en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía ... ¿Entonces? ... El problema en el que nos encontramos los católicos de hoy es realmente serio, muy serio:


Duración 3:30 minutos



(Continuará)

ENTREVISTA A MONSEÑOR FELLAY (Bernard Fellay)

El Superior General de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X (FSSPX/SSPX), Mons. Bernard Fellay, ha concedido este lunes una entrevista con importantes respuestas. La entrevista es oficial, ya que ha sido realizada por DICI, la propia agencia de noticias de la Fraternidad, y ha sido lanzada como parte de su última “Carta a los Amigos y Benefactores“, fechada el 21 de noviembre de 2015, una carta que reproduzco íntegramente en este blog.


Queridos Amigos y Bienhechores,

Estas últimas semanas nos muestran – con la multiplicación de atentados asesinos en Europa y en África, con la persecución sangrienta de numerosos cristianos en Oriente Medio –, cuán profundamente convulsionada está la situación del mundo. En la Iglesia, el reciente Sínodo sobre la familia y la próxima apertura del Año Santo no dejan de provocar legítimas inquietudes. Frente a una confusión tal, nos ha parecido útil compartir nuestras reflexiones respondiendo a vuestras preguntas. Creemos que esta presentación permitirá resaltar mejor cómo nosotros, que estamos apegados a la Tradición, debemos reaccionar frente a los problemas que se plantean hoy.

El 1° de septiembre el Papa Francisco dio a todos los fieles, por propia iniciativa, la posibilidad de confesarse con los sacerdotes de la Fraternidad San Pío X durante el Año Santo. ¿Cómo interpreta Ud. este gesto? ¿Aporta algo nuevo a la Fraternidad?

En efecto, fuimos sorprendidos por este acto del Santo Padre con ocasión del Año Santo, pues nos enteramos, como todo el mundo, por la prensa. ¿Cómo recibimos este acto? Permítanme recurrir a una imagen. Cuando un incendio arrecia, todo el mundo entiende que quienes tienen los medios deben esforzarse en apagarlo, sobre todo si faltan bomberos. Así han actuado los sacerdotes de la Fraternidad, durante todos los años de esta terrible crisis que sacude la Iglesia sin interrupción desde hace 50 años. En particular, frente a la trágica falta de confesores, nuestros sacerdotes se han entregado al servicio de las almas de los penitentes, utilizando el caso de urgencia previsto por el Código de Derecho Canónico.

El acto del Papa hace que durante el Año Santo tengamos una jurisdicción ordinaria. Siguiendo con la metáfora, ello consiste en darnos la insignia oficial de bomberos, a pesar de que nos la habían negado desde hace décadas. En sí, para la Fraternidad, sus miembros y sus fieles, esto no agrega nada nuevo; no obstante esta jurisdicción ordinaria tranquilizará a los que están con inquietudes y a todas las personas que hasta ahora no se atrevían a acercarse a nosotros. Pues, como dijimos en el comunicado en el que agradecimos al Papa, los sacerdotes de la Fraternidad sólo desean una cosa: “ejercer con renovada generosidad su ministerio en el confesionario, siguiendo el ejemplo de dedicación infatigable que el santo Cura de Ars dio a todos los sacerdotes”.

Con ocasión del Sínodo sobre la familia, Ud. dirigió una súplica al Santo Padre, y luego una declaración. ¿Por qué?

El objeto de nuestra súplica era exponer al Sumo Pontífice lo mejor posible la gravedad de la hora presente y el alcance decisivo de su intervención en materias morales tan importantes. El Papa Francisco tuvo conocimiento de nuestra súplica el 18 de septiembre, antes de su partida para Cuba y los Estados Unidos de Norteamérica, y nos hizo saber que no cambiaría nada a la doctrina católica del matrimonio, en particular en lo que a la indisolubilidad se refiere. Pero lo que temíamos, es que, en lo concreto, se instaurara una práctica que hiciera caso omiso de la indisolubilidad del vínculo matrimonial. Y es lo que sucedió, por una parte con el Motu proprio de reforma del procedimiento de declaración de nulidad matrimonial, y por otra con el documento final de este sínodo. Por eso hice la declaración, que procura recordar la enseñanza constante de la Iglesia sobre una multitud de puntos que se discutieron y a veces se pusieron en duda durante este mes de octubre. No les oculto que el triste espectáculo que dio el Sínodo me parece particularmente vergonzoso y escandaloso por varios motivos.

¿Cuáles son esos puntos vergonzosos y escandalosos?

Pues bien, por ejemplo esta dicotomía entre la doctrina y la moral, entre la enseñanza de la verdad y la tolerancia del pecado y las peores situaciones inmorales. Que se sea paciente y misericordioso con los pecadores, por supuesto, pero ¿cómo se convertirán si no se denuncia su situación de pecado, si ya no oyen hablar del estado de gracia y de su contrario: el estado de pecado mortal, que sumerge el alma en una muerte espiritual y la entrega a los tormentos del infierno? Si se midiera la ofensa infinita que causa el menor pecado grave al honor de Dios y a su santidad, nos moriríamos de asombro. La Iglesia debe condenar el pecado con decisión, todos los pecados, los vicios y los errores que corrompen la verdad del Evangelio. No debe pactar o mostrar una culpable comprensión por comportamientos escandalosos, ni por los pecadores públicos que atentan contra la santidad del matrimonio. ¿Por qué la Iglesia no tiene ya el valor de hablar así?

Sin embargo hubo iniciativas positivas con motivo de este Sínodo. Por ejemplo el libro de los once cardenales – luego del de cinco cardenales el año pasado –, e igualmente la obra de los prelados africanos, la de los juristas católicos, el vademécum de los tres obispos…

Las iniciativas afortunadas que aparecieron recientemente defendiendo el matrimonio y la familia cristiana dan una luz de esperanza. Hay una reacción saludable, incluso si todo no tiene el mismo valor. Esperemos que esto sea el comienzo de un despertar en toda la Iglesia que conduzca a una recuperación y a una conversión de fondo.

Antes del verano en un sermón en Saint Nicolas du Chardonnet, en Paris, Mons. de Galarreta decía que parecía que la Iglesia comenzaba a fabricar “anticuerpos” contra las proposiciones aberrantes sobre el matrimonio realizadas por los progresistas, que se acomodan a las costumbres actuales en vez de tratar de corregirlas según la enseñanza evangélica. Esta reacción en el plano moral es beneficiosa. Y como la moral está íntimamente unida con la doctrina, esto podría ser el comienzo de un retorno de la Iglesia a su Tradición. ¡Rezamos diariamente por eso!

En nombre de la misericordia hay quienes, como el Cardenal Kasper, quieren, si no cambiar la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio, al menos suavizar la disciplina de la Iglesia sobre la comunión de los “divorciados vueltos a casar”, o modificar su juicio sobre las uniones contra natura. ¿Qué se debe pensar de todas estas excepciones llamadas “pastorales”?

La Iglesia puede legislar, es decir establecer leyes propias, que son precisiones de la ley divina. Pero en el ámbito del matrimonio sobre el cual se debate hoy Nuestro Señor ya zanjó la cuestión de manera clara y evidente: “Lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre” (Mat. 19, 6), e inmediatamente después: “El que se casa con la repudiada, comete adulterio” (Mat. 19, 9). Por tanto, la Iglesia sólo tiene que hacer una cosa, recordar la ley divina y consagrarla en sus leyes eclesiásticas. En ningún caso puede ella permitirse ninguna discrepancia; eso sería faltar a su misión que consiste en transmitir el depósito revelado. Para hablar claro, en la cuestión que nos ocupa la Iglesia sólo puede comprobar que no hubo matrimonio en el comienzo, pero no podría hacer nulo o disolver un matrimonio válido en sí mismo.

Desde luego, las leyes eclesiásticas pueden agregar condiciones necesarias para la validez de un matrimonio, pero siempre en conformidad con la ley divina. De este modo la Iglesia puede declarar inválido un matrimonio por falta de forma canónica, pero nunca será la dueña de la ley divina a la que se halla sujeta. Y aún más, se debe afirmar que a diferencia de la ley humana y eclesiástica, la ley divina no admite excepciones, pues no ha sido hecha por hombres, los cuales no pueden prever todos los casos y están obligados a dejar un margen para las excepciones. Dios infinitamente sabio ha previsto todas las situaciones, como escribí en la súplica al Papa: “La ley de Dios, expresión de su eterna caridad para con los hombres, constituye en sí misma la suprema misericordia para todos los tiempos, todas las personas y todas las situaciones”.

El Motu proprio del 8 de septiembre que simplifica el procedimiento de las declaraciones de nulidad matrimonial, ¿no es una forma de ofrecer facilidades canónicas para escapar al principio de indisolubilidad del matrimonio, a pesar de que al mismo tiempo lo recuerde?

Es verdad que el nuevo Motu proprio que regula las disposiciones canónicas relativas a los procesos de nulidad pretende responder a un grave problema actual: el de muchas familias rotas por una separación. Examinar esos casos para proponer una solución más rápida, en la medida en que corresponde a la ley divina del matrimonio, ¡muy bien! Pero en el contexto actual, de la sociedad moderna, secularizada y hedonista, y de los tribunales eclesiásticos en los que ya se practica lo que está prohibido, este Motu proprio podría fácilmente convertirse en una ratificación legal del desorden. El resultado podría ser aún peor que el remedio propuesto. Me temo que uno de los puntos claves del Sínodo haya sido resuelto indirecta y ocultamente, abriendo el camino a un supuesto “divorcio católico”, pues, en los hechos, existe la posibilidad de muchos abusos, especialmente en los países donde los episcopados son poco exigentes y están imbuidos de progresismo y subjetivismo…

El Año Santo que debe abrirse el próximo 8 de diciembre, ¿acaso no ha sido puesto bajo el signo de una misericordia donde el arrepentimiento y la conversión estarían ausentes?

Es verdad que en el clima actual, el llamado a la misericordia predomina demasiado fácilmente sobre la indispensable conversión, que exige la contrición de las propias faltas y el horror del pecado, ofensa hecha a Dios. Como yo lo deploraba en la última Carta a los amigos y bienhechores (n° 84), de este modo el Cardenal hondureño Maradiaga complacientemente se hace eco de una nueva espiritualidad en la que la misericordia se ve truncada y amputada de la necesaria penitencia, que no se recuerda casi nunca.

Sin embargo, leyendo detenidamente los diferentes textos publicados con respecto al Año Santo, y sobre todo la bula de indicción del Jubileo, se ve que está presente la idea fundamental de la conversión y de la contrición de los pecados para obtener el perdón. A pesar de la referencia a una misericordia equívoca que consistiría en devolver al hombre más su “dignidad incomparable” que el estado de gracia, el Papa quiere favorecer el retorno de los que abandonaron la Iglesia y multiplica las iniciativas concretas para facilitar el recurso al sacramento de la penitencia. Desgraciadamente no se pregunta por qué tantas personas han abandonado la Iglesia o han dejado de practicar, y si no hay una relación con cierto Concilio, su “culto del hombre” y sus reformas catastróficas: ecumenismo desbocado, liturgia desacralizada y protestantizada, relajamiento de la moral, etc.

¿Los fieles apegados a la Tradición pueden, en consecuencia y sin riesgo de confusión, participar en el Jubileo extraordinario decidido por el Papa? Sobre todo porque este Año de la Misericordia pretende celebrar el 50º aniversario del Concilio Vaticano II, que habría derribado las “murallas” en las cuales estaba encerrada la Iglesia…

Evidentemente se plantea el tema de nuestra participación en este Año Santo. Para dar una respuesta, se requiere una distinción: las circunstancias en las que se convoca un Año Santo jubilar y la esencia de un Año Santo.

Las circunstancias son históricas y están vinculadas con los grandes aniversarios de la vida de Jesús, en particular su muerte redentora. Cada 50 años, o incluso 25, la Iglesia instituye un Año Santo. Esta vez, el acontecimiento de referencia para la apertura del Jubileo no es solamente la Redención – el 8 de diciembre está necesariamente vinculado con la obra redentora iniciada con la Inmaculada, Madre de Dios –, sino también con el Concilio Vaticano II. Resulta chocante y es algo que rechazamos formalmente, pues no podemos alegrarnos, antes bien debemos llorar sobre las ruinas ocasionadas por este Concilio, con la caída vertiginosa de las vocaciones, la disminución dramática de la práctica religiosa y sobre todo la pérdida de la fe, que el propio Juan Pablo II calificó de “apostasía silenciosa”.

De todos modos sigue estando lo que es esencial en un Año Santo: se trata de un año particular en el que la Iglesia, según la decisión del Sumo Pontífice que detenta el poder de las llaves, abre de par en par sus tesoros de gracias para acercar a los fieles a Dios, especialmente mediante el perdón de las faltas y la remisión de las penas debidas por el pecado. La Iglesia realiza esto por medio del sacramento de la penitencia y de las indulgencias. Esas gracias no cambian. Siguen siendo siempre las mismas, y sólo la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo, dispone de ellas. Se puede igualmente indicar que las condiciones para obtener las indulgencias del Año Santo siguen siendo las mismas: confesión, comunión y oración por las intenciones del Papa – las intenciones tradicionales y no las intenciones personales. Al recordar estas condiciones habituales, no se hace referencia en ninguna parte a la adhesión a las novedades conciliares.

Cuando Mons. Lefebvre fue con todo el seminario de Ecône a Roma, con motivo del Año Santo de 1975, no fue para celebrar los 10 años del Concilio, aunque Pablo VI había recordado este aniversario en la bula de indicción. Fue, en cambio, la ocasión de manifestar nuestra romanidad, nuestro apego a la Santa Sede, al Papa que – como sucesor de Pedro – posee el poder de las llaves. Imitando a nuestro venerado fundador, durante este Año Santo, nos concentraremos en lo que es esencial: la penitencia para alcanzar la misericordia divina por el intermedio de su única Iglesia, a pesar de las circunstancias que se creyó necesario invocar para celebrar este año, como ya fue el caso en 1975, e incluso en 2000.

Se podrían comparar estos dos elementos, lo esencial y las circunstancias, con el contenido y el envoltorio en el que viene. Sería erróneo rechazar las gracias propuestas en un Año Santo porque es presentado en un envoltorio defectuoso, salvo que se considere que este envoltorio altera el contenido, que las circunstancias absorben lo esencial, y que en el caso presente, la Iglesia ya no dispone de las gracias propias del Año Santo debido a los daños ocasionados por el Concilio Vaticano II. ¡Pero la Iglesia no nació hace 50 años! Y por la gracia de Cristo, que es “el mismo ayer, hoy y siempre” (Heb. 13, 8), la Iglesia sigue y seguirá siendo la misma, a pesar de este Concilio de apertura a un mundo en perpetuo cambio…

En varias declaraciones recientes parece que Ud. quiere anticipar el centenario de Fátima, invitando a la gente a prepararse desde ahora. ¿Por qué?

Dadas las perspectivas que aquí hemos evocado y para insistir sobre la urgencia de la conversión, hemos pensado unir estas buenas obras de misericordia corporal y espiritual, a las que se nos invita en este año, con el centenario de las apariciones de Fátima, donde Nuestra Señora insistió tanto en la necesidad de la conversión, de sí mismo y del mundo, y en la necesidad de las obras de penitencia y de la oración, especialmente del rosario. La imploración de la misericordia divina está estrechamente ligada a las apariciones de Fátima: la Santísima Virgen nos ha invitado a rezar y a hacer penitencia: así alcanzaremos misericordia, y no de otro modo. Me parece muy conveniente unir así los dos próximos años, dedicando dos años a esforzarnos en acercarnos tanto a la Santísima Virgen como a Nuestro Señor, tanto al Corazón Inmaculado de María como al Sagrado Corazón misericordioso.

La Fraternidad San Pío X organizará una peregrinación internacional a Fátima los días 21 a 23 de agosto del año 2017. Pero desde ahora podemos, e incluso debemos, prepararnos, sobre todo cuando se está menoscabando gravemente la moral católica.

Más que nunca, en este 21 de noviembre, que es un gran aniversario para nosotros, el de la declaración de Mons. Lefebvre en 1974 – verdadera Carta Magna de nuestro combate por la Iglesia de siempre –, conservemos en toda circunstancia, y cualesquiera sean las dificultades y las pruebas, una actitud católica. Tengamos los pensamientos de la Iglesia, seamos fieles a Nuestro Señor, permanezcamos aferrados a su Santo Sacrificio, a sus enseñanzas y a sus ejemplos. Leía ayer que el Cardenal Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, temía una “protestantización de la Iglesia”. Y tiene razón. Pero, ¿qué es la misa nueva, sino una protestantización de la misa de siempre? ¿Y qué pensar del Papa que, como sus predecesores, visita un templo luterano? ¿Cómo no quedarnos confundidos al ver cómo se está preparando el 5º centenario de la Reforma protestante, en el año 2017, y cómo se está alabando ahora la figura de Lutero, él que fue uno de los mayores heresiarcas y cismáticos de la historia, ferozmente opuesto a la Iglesia católica y romana? Realmente Mons. Lefebvre veía bien cuando afirmaba que “la única actitud de fidelidad a la Iglesia y a la doctrina católica, para nuestra salvación, es el rechazo categórico a aceptar la Reforma”, porque entre la reforma emprendida por el Concilio Vaticano II y la de Lutero hay más de un punto en común. Y siguiéndolo, repetimos que “sin ninguna rebelión ni amargura ni resentimiento alguno, proseguimos nuestra obra de formación sacerdotal a la luz del magisterio de siempre, convencidos de que no podemos rendir mayor servicio a la Santa Iglesia católica, al Sumo Pontífice y a las generaciones futuras”.

Es lo que ustedes, queridos amigos y bienhechores de la Fraternidad San Pío X, comprenden bien. Sus oraciones fervorosas, su generosidad admirable y su entrega constante son para nosotros un valioso apoyo. Gracias a ustedes la obra de Mons. Lefebvre se desarrolla en todas partes. Les agradezco de todo corazón.

Roguemos a Nuestra Señora que nos alcance todas las gracias que necesitamos. Pedimos a Dios que les conceda sus bendiciones, a ustedes y sus familias, para que se preparen a la gran fiesta de Navidad por medio de un santo Adviento, y que encomienden el año próximo, con sus alegrías y sus cruces, a nuestra Madre del Cielo.

En la fiesta de la Presentación de la Santísima Virgen, 21 de noviembre de 2015


+ Bernard Fellay 

lunes, 30 de noviembre de 2015

Bula Apostolicae Curae, del papa León XIII


Retrato del papa León XIII

En la bula Apostolicae Curae del papa León XIII queda firmemente establecido el carácter nulo de la ordenación de los obispos o arzobispos anglicanos, como secta que es separada de la Iglesia católica.

Esta afirmación puede leerse en la página web del vaticano pinchando aquí. El texto se encuentra en latín. La conclusión no puede ser más taxativa y tajante:

"Itaque omnibus Pontificum Decessorum in hac ipsa causa decretis usquequaque assentientes, eaque plenissime confirmantes ac veluti renovantes auctoritate Nostra, motu proprio certa scientia, pronunciamus et declaramus, ordinationes ritu anglicano actas, irritas prorsus fuisse et esse, omninoque nullas".

cuya traducción es, más o menos, la que sigue:

"Por eso, adhiriéndonos estrictamente, en esta materia, a los decretos de los Pontífices, Nuestros predecesores, y confirmándolos más plenamente, y, por decirlo así, renovándolos por Nuestra autoridad, por Nuestra propia iniciativa y certero conocimiento, Nos pronunciamos y declaramos que las ordenaciones llevadas a cabo conforme al rito Anglicano han sido, y son, absolutamente nulas y sin efecto".

Y concluye en el penúltimo párrafo del siguiente modo:

"Praesentes vero litteras et quaecumque in ipsis habentur, nullo unquam tempore de subreptionis aut obreptionis sive intentionis Nostrae vitio aliove quovis defectu notari vel impugnari posse; sed semper validas et in suo robore fore et esse, atque ab omnibus cuiusvis gradus et praeeminentiae inviolabiliter in iudicio et extra observari debere decernimus; irritum quoque et inane si secus super his a quoquam, quavis auctoritate vel praetextu, scienter vel ignoranter contigerit attentari declarantes, contrariis non obstantibus quibuscumque".

(...)"Datum Romae apud Sanctum Petrum anno Incarnationis Dominicae millesimo octingentesimo nonagesimo sexto, idibus Septembribus, Pontificatus Nostri anno decimo nono".

Leo PP.XIII


Aunque se puede encontrar una mejor traducción, ésta es la que yo he conseguido y la que aquí consigno, considerando que es fiel al contenido expresado en dicho párrafo:

"Declaramos que este escrito y todo lo contenido en él no podrá ser impugnado en ningún momento (...) sino que es y será siempre válido y en vigor y deberá ser observado sin falta, tanto jurídicamente como de otras maneras, por todos, cualquiera que sea su rango, declarando nulo y sin efecto todo lo que, voluntaria o involuntariamente, se oponga a ello, independientemente de la autoridad de la persona o del pretexto alegado en ese sentido" 

(...) Dado en Roma, en la Basílica de San Pedro, en el año de la Encarnación de Nuestro Señor mil ochocientos noventa y seis, en los Idus de Septiembre, en el diecinueve año de nuestro pontificado".

León XIII, Papa


La conclusión a la que llegamos -para aclarar ideas- es que un arzobispo anglicano no tiene -propiamente hablando- tal categoría, pues no ha recibido ningún tipo de ordenación sacerdotal, dado que tales "ordenaciones", de haberse producido, habrían sido nulas, de pleno derecho. Y esa es la razón por la que un "arzobispo" anglicano que se convirtiera al catolicismo cesaría "ipso facto" en su condición de tal, pasando a ser tan solo un seglar más, independientemente de sus conocimientos teológicos.
José Martí

Profanación en Pamplona. Repugnante montaje de ‘Noticias de Navarra’ para criminalizar a los católicos (Hispanidad)

Artículo sacado de Hispanidad



  • El periódico miente al señalar que en la manifestación del jueves hubo amenazas de muerte contra el alcalde, de Bildu.
  • El disparate llega al Ayuntamiento, donde todos los grupos rechazan los insultos. El problema es que no los hubo.
  • La realidad fue que unas 1.000 personas llenaron la plaza con cruces, rezaron y sólo pidieron respeto y la dimisión de Asirón.
  • Paralelamente, el verdugo (el artista Abel Azcona), sigue haciendo de las suyas en aras de la libertad de expresión.
  • El Pleno rechaza la retirada de las imágenes profanadoras y Abogados Cristianos se querella también contra la concejal de Cultura.
  • Entretanto, aparecen pintadas contra los católicos en varias iglesias de la capital navarra.
Cada vez resulta más triste e indignante lo que sucede en Pamplona con el asunto de laprofanación, pues ya no importa lo más mínimo el respeto e incluso se recurre a la mentira.Diario de Noticias de Navarra no ha dudado en poner en marcha un repugnante montaje, con el único objetivo de criminalizar a los catócicos -verdaderas víctimas en la ofensa perpetrada por el ‘artista’ Abel Azcona-.
portada diario de noticias de navarra 27 noviembre En la noche del jueves, el citado periódico titulaba:Un reducido grupo de ultracatólicos corea en la plaza del Ayuntamiento de Pamplona “Asirón, ejecución”. Así,informaba, bueno en realidad, desinformaba acerca de lamanifestacióncelebrada en la plaza del Ayuntamiento de Pamplona contra la exposición blasfema. Pero no contento con suhazaña, este viernes ha llevado la mentira a su portada, con el titular: “¡Asirón, ejecución”, amenazan ultracatólicos!
Noticias de Navarra miente soberanamente al decir que en la manifestación hubo amenazas de muerte contra el alcalde de la ciudad, el proetarra de EH Bildu, Joseba Asirón, y tampoco aporta ningún tipo de prueba. Además, destaca que alrededor de 300 personas se concentraron frente al Ayuntamiento, cuando en realidad asistieron unas 1.000.
Pero lo peor es que el disparate ha llegado hasta el consistorio pamplonica, donde todos los grupos han rechazado las amenazas de muerte y los insultos, que según el citado periódico se dieron en la manifestación. El problema es que no hubo tal cosa. UPN ha dicho que no les constaba, pero en caso de que hubieran existido por supuesto que las condena. Sin embargo,Europa Press ha secundado la mentira del Noticias de Navarra y ha señalado que por unanimidad la Junta de Portavoces de Pamplona ha mostrado su “absoluta repulsa” a los “insultos y amenazas de muerte” contra Asirón.
Pasemos a referir los verdaderos hechos. Según cuentan los organizadores a Hispanidad, unas 1.000 personas llenaron la plaza del Ayuntamiento -la misma en la que tiene lugar el famoso ‘chupinazo’-, portaron cruces, rezaron y sólo pidieron respeto y la dimisión del alcalde, tal y como recoge Navarra Confidencial. De hecho, el lema de la pancarta que encabezaba la manifestación era: “Navarra pide respeto. Cierre de la exposición blasfema”. Además, si hubiera habido los insultos y amenazas de muerte que algunos medios señalan, había un buen número de policías que podría haber identificado a los culpables. Pero no hizo falta tal cosa. Así lo demuestra el siguiente vídeo y algún otro testimonio.
Paralelamente, el verdugo, es decir, el ‘artista’ Abel Azcona, se convierte en víctima en aras de la libertad de expresión y sigue haciendo de las suyas. El jueves, en Twitter, no dudó en anunciar el robo de más formas consagradas. “Voluntarios recogiendo hostias consagradas de nuevas misas, entre ellas, la de ayer de reparación. Ya tengo treinta y dos nuevas! Sois amor”, escribió. ¡Vaya caradura! En otro de sus tuits presumía de uno de sus ‘triunfos’: “Juez desmiente al Arzobispado y decide NO clausurar “Desenterrados”. La exposición sigue completa hasta 17 de Enero. Libertad de expresión!”, demostrando que ha pasado del ‘basta ya’ del arzobispo de Pamplona, monseñor Francisco Pérez. Y es que el pasado jueves, la jueza del Juzgado de Instrucción número 1 de Pamplona rechazó la clausura cautelar de la exposición al no estar ya las formas consagradas y no consideró urgente la retirada de las las fotos.
Pero, ¿qué libertad de expresión, señor Azcona? Usted ha cometido presuntos delitos recogidos, nada más y nada menos que en el Código Penal: concretamente en el artículo 524, en el 525 y en artículo 510. Y eso no es ninguna tontería ni ninguna obra de arte, pues conllevan: penas deprisión de seis meses a un año y multa económica de 12 a 24 meses, multa de 8 a 12 meses, entre uno y cuatro años de prisión y una multa de seis a 12 meses, respectivamente.
A la par que éstos presuntos delitos, Azcona ha atacado la libertad religiosa, un derecho por el que tampoco ha velado el alcalde, tal y como señaló el ex regidor y actual líder de la oposición, Enrique Maya (UPN), a Hispanidad. Sin embargo, éste aparece recogido en el artículo 16 de la Constitución Española y también en el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. A pesar de todo esto, al ‘artista’ no le faltan palmeros, incluso la ONG Fundación Internacional de Derechos Humanos, que en Twitter señala: “Las manifestaciones artísticas tienen derecho a ejercer la crítica frente a concepciones ideológicas y religiosas. Apoyamos a @abelazcona”. ¡Increíble! Parece que más de uno ha perdido el norte… y el sentido común, pues una cosa es la crítica y otra la ofensa.
Finalmente, el Pleno del Ayuntamiento de Pamplona ha rechazado la retirada de “elementos” relacionados con la “profanación”. EH Bildu, Geroa Bai, Aranzadi y Izquierda-Ezquerra han rechazado la propuesta de declaración de UPN, mientras PSN ha optado por la abstención.
Ante tal decisión, Abogados Cristianos va a ampliar la querella que interpuso contra Azcona a la concejal de Cultura, Maider Beloki. La proetarra de EH Bildu no ha dudado en sumarse al montaje de Noticias de Navarra y ha denunciado que “grupos ultras y fundamentalistas religiosos han aprovechado para lanzar una campaña política en contra del ayuntamiento y su alcalde”. La cual, en su opinión, “busca limitar la libertad de expresión”.
Pero la exposición de Azcona no es desgraciadamente la única ofensa a los cristianos que sucede estos días en la capital navarra. También han aparecido pintadas de “Opus kampora” (“Opus fuera”) e “Iglesia hipócrita” en algunas iglesias de la ciudad.
Cristina Martín

sábado, 28 de noviembre de 2015

Francisco, viajante de comercio (por Fray Gerundio)


Nuevo artículo de este fraile que nos da qué pensar ... Lo que dice no gustará a muchos, pero -desgraciadamente- es la verdad. Todo está documentado. Dios nos está probando bien, lo que significa que nuestra lucha, como cristianos, contra el pecado, que es el gran mal que nos asedia, debe de ser más fuerte -y confiada- que nunca. Ésta es la cruz que ahora nos pide Dios que llevemos junto a Él. Algún día descubriremos el valor inmenso de nuestras oraciones y de nuestros sufrimientos por una Iglesia que se está olvidando de su misión de evangelizar y se está convirtiendo en una especie de ONG con tintes meramente humanistas. 

Oración y sacrificio. No hay otro modo de vencer a este enemigo, que no es otro que el Diablo, aunque hoy esta palabra, incluso citada por el Papa, se ha convertido en un mito del pasado, en algo obsoleto, propio sólo de gente inculta, que no se ha "aggiornado". En el pecado llevamos la penitencia.

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Les he asegurado a mis novicios modernistas que no se trata de un título irrespetuoso o falto de cariño. Nada de eso. Es una expresión que desde mi infancia me llamaba la atención, cuando alguien se autodefinía así en su actividad laboral. Lo mismo se aplicaba a un vendedor de globos y golosinas, que de productos para el cabello, que de calcetines y medias.

O como los vendedores de las películas del oeste, que se presentaban en los pueblos montados en su carromato, vendiendo el mágico elixir que a todos llevaría a la curación definitiva, bien fuera de la calvicie, de la sarna, del piojo o de los problemas matrimoniales. Y la gente compraba productos, vaya que si compraba. Y se entusiasmaba con el viajante. Aunque luego se descubriera el timo, cuando ya no tenía remedio.

Cada día estoy más convencido de que los viajes de Francisco no son apostólicos, como los denomina la Santa Sede e incluso él mismo. Son viajes. O sea, periplos, tournés o como se les quiera sustantivar. Pero calificarlos de apostólicos… me río yo de los peces de colores.

No me imagino a San Pablo en sus viajes transmediterráneos hablando de la trata de blancas (había muchas más entonces que ahora), o de la esclavitud (más también), o de la corrupción (más aún), o de la política de guerras y dominaciones (todavía más), o de las explotaciones y sojuzgamiento de los pueblos conquistados (muchísimo más).

Tampoco creo que San Pablo se reuniera con los líderes locales judíos o mazdeístas o ateos o indiferentes, para decirles que tenían que luchar por un mundo mejor puesto que todos eran hermanos (aunque para entonces todavía no se utilizara la expresión masónica fraternidad universal). Precisamente cada vez que San Pablo visitaba una sinagoga se armaba la gorda, porque predicaba a Jesucristo -y éste, crucificado-, y los judíos entonces (como ahora) se tiraban de los tirabuzones de rabia (rechinaban los dientes, según el Evangelio) al ver que ESE judío de Nazaret, era presentado como Hijo de Dios por estos locos de atar llamados cristianos.





No creo que hablara de los vertidos tóxicos acumulados en el Mar de Corinto (habría vertidos humanos a base de bien), ni del cuidado de la tierra (supongo que se talarían árboles ya en esa época), ni de la carrera armamentística de los romanos y los cartagineses o de los traficantes de armas (que también habría los suyos en aquel entonces). Habría estado bien leer de la pluma de San Pablo una diatriba sobre el tráfico de catapultas por el Mediterráneo. Algunos que yo conozco citarían más frecuentemente sus cartas. No imagino en San Pablo una llamada de atención en su carta a los Romanos, con el fin de que no admitieran la esclavitud y protestaran contra la pena de muerte ante el Capitolio Corrupto y Corruptor.

Siento decirlo, pero estos viajes de ahora, se han convertido ya en viajes tipo líder -porque lo sea en realidad o porque le encante serlo-, en los que se olvida la verdadera evangelización y se apunta más bien a un deseo desmedido de agradar. Incluso cuando se habla de la persona de Jesús, se hace con un tonillo sesentayochista, cuyo ADN ideológico reconocemos fácilmente los que ya tenemos unos años.

No quiero estar pendiente de lo que va a suceder en este viaje a Africa. Me basta con lo que he visto en Kenia en estos últimos tres días. Es una constante la humanización (llamémosla así) de todo el trabajo que se supondría cristiano. En una de las intervenciones de Francisco ante los sacerdotes y religiosos, una monja -cómo no-, habla de su trabajo como de lucha por la dignidad de la persona, sea de la etnia que sea o de la religión que sea. Muy bonito, pero eso diluye el ser del cristiano rebajándolo hasta el suelo. Para eso no hacía falta la acción misionera.

Las imágenes de las misas tan moviditas (aunque menos que en Brasil), y de las variadas intervenciones, me han traído a la memoria el documental que hace unos años se dio a conocer sobre Marcel Lefevbre, en el que aparece parte de su trabajo en Africa. Se puede ver en torno al minuto 14 cómo explicaba el propio Arzobispo los cambios en Senegal (incluso los económicos, sí), por obra de la gracia divina. Dirán que era un retrógrado, pero sólo la visión de estas imágenes nos transporta a un mundo ya pasado y olvidado. Mejor, un mundo destruido, conscientemente destruido, hecho trizas y desolado. Ahora trabajan los misioneros por la dignidad humana sea la religión que sea. Pues para ese viaje, no hacen falta alforjas.

He tenido que darles a mis novicios unas cuantas clases explicativas sobre el trabajo misionero de tantos y tantos, que dieron su vida para enseñar el Evangelio a los que querían ser cristianos. Frente a las otras religiones, claro está. Porque en aquella época eran ni más ni menos que religiones falsas. Paganos e infieles. Ese sistema, por cierto, reclutó miles de conversiones. Pero eso ahora no importa, al parecer. Es mejor ir a las mezquitas, las oficinas de la ONU y los barrios periféricos. Como si antes nadie hubiera visitado un barrio periférico. Esto decía mi abuela que se llamaba descubrir el Mediterráneo, aunque sea acompañado de cámaras, taquígrafos y periodistas.

Ojalá estos fieles cristianos de Kenia no compren el elixir modernista que les ofrecen. Bastante tienen ya los pobres con las críticas de los obispos alemanes, a los que por cierto el Papa no les ha dado un buen tirón de orejas en público por su desvergüenza y su soberbia. Esto no es tráfico de armas, aunque sí lo sea de influencias interesadas. También en esto el Pontífice quiere salvaguardar la dignidad del cardenal Kasper, independientemente de su etnia y de su religión.

Fray Gerundio



Un botón de muestra de lo que dice fray Gerundio lo tenemos en el siguiente artículo tomado del Servicio de Información del Vaticano (VIS): 

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Francisco en Uganda: "A pesar de nuestros diferentes credos y convicciones, todos estamos llamados a buscar la verdad, a trabajar por la justicia y la reconciliación"

Ciudad del Vaticano, 28 de noviembre de 2015 (Vis).-El Papa Francisco llegó ayer tarde a Uganda, la segunda etapa de su viaje apostólico en Africa. Lo esperaban en el aeropuerto el Presidente Yoweri Kaguta Museweni, diversas autoridades religiosas y civiles y un grupo de danzadores que ejecutó en su honor un baile tradicional. Desde el aeropuerto el Santo Padre se trasladó al State House, de Entebbe, donde después de saludar en privado a la familia del presidente -que también era Jefe de Estado durante la visita de San Juan Pablo a ese país en 1993- encontró a las autoridades y al cuerpo diplomático de Uganda.

En el discurso pronunciado en el Salón de las Conferencias, Francisco recordó que con su visita quería conmemorar el quincuagésimo aniversario de la canonización de los mártires de Uganda por su predecesor, el Papa Pablo VI, pero que esperaba, al mismo tiempo que su visita fuera vista ''como un signo de amistad, aprecio y aliento a todo el pueblo de esta gran nación''.

''Los mártires, tanto católicos como anglicanos, son verdaderos héroes nacionales -subrayó- Ellos dan testimonio de los principios rectores expresados en el lema de Uganda: ''Por Dios y mi país''.. Nos recuerdan el papel fundamental que ha tenido y sigue teniendo la fe, la rectitud moral y el compromiso por el bien común, en la vida cultural, económica y política de este país. También nos recuerdan que, a pesar de nuestros diferentes credos y convicciones, todos estamos llamados a buscar la verdad, a trabajar por la justicia y la reconciliación, y a respetarnos, protegernos y ayudarnos unos a otros como miembros de una única familia humana. Estos altos ideales son especialmente importantes en hombres y mujeres, como ustedes, que han de garantizar una buena y transparente gestión pública, un desarrollo humano integral, una amplia participación en la vida nacional, así como una distribución racional y justa de los bienes que el Creador ha otorgado con abundancia a estas tierras''.

''Mi visita -prosiguio- pretende también llamar la atención sobre África en su conjunto, sus promesas, sus esperanzas, sus luchas y sus logros. El mundo mira a África como al continente de la esperanza. En efecto, Uganda ha sido bendecida por Dios con abundantes recursos naturales, que ustedes tienen el cometido de administrar con responsabilidad. Pero, sobre todo, la nación ha sido bendecida en su gente: sus familias fuertes, sus jóvenes y sus ancianos... que son la memoria viva de todos los pueblos''.

Francisco elogió igualmente la ''preocupación excepcional'' que Uganda había mostrado por acoger a los refugiados, ''para que puedan reconstruir sus vidas con seguridad y con el sentido de la dignidad que proporciona el ganarse el sustento mediante un trabajo honrado. Nuestro mundo, atrapado en guerras, violencia, y diversas formas de injusticia, es testigo de un movimiento de personas sin precedentes. La manera como los tratamos es una prueba de nuestra capacidad de humanidad, de nuestro respeto por la dignidad humana y, sobre todo, de nuestra solidaridad con estos hermanos y hermanas necesitados''.

''Deseo seguir alentando -dijo al final de su discurso- los muchos esfuerzos que de modo discreto se están realizando en favor de los pobres, los enfermos y todos los que pasan dificultad. En estos pequeños signos se manifiesta el alma verdadera de un pueblo. En muchos sentidos, nuestro mundo experimenta hoy un crecimiento armónico; al mismo tiempo, sin embargo, vemos con preocupación la globalización de una ''cultura del descarte'', que nos hace perder de vista los valores espirituales, endurece nuestros corazones ante las necesidades de los pobres y roba la esperanza a nuestros jóvenes''.

''Con el deseo de encontrarme con ustedes y compartir este tiempo juntos, pido a Dios que usted, Señor Presidente, y todo el querido pueblo de Uganda respondan siempre a los valores que han forjado el alma de su nación. Invoco de todo corazón sobre todos ustedes las abundantes bendiciones del Señor'', concluyó.

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En todo lo dicho es de observar la insistencia en lo meramente natural asi como poca o ninguna referencia a lo sobrenatural, cuando es ésto la esencia del Cristianismo y lo que llevó, precisamente, a los mártires, a dar la vida por Jesucristo antes que renegar de Él: no dieron su vida por el compromiso con la vida social y económica del país, ni por sentirse una familia humana con todos, ni por un mejor aprovechamiento de los abundantes recursos naturales de que disponen. Fue solamente el amor a Jesucristo la causa de que fuesen martirizados. Y, sin embargo, en esto no se hace suficiete hincapié y se da a entender -callada o incluso abiertamente, que lo mismo da una religión que otra ...¡Esto no es así ni se atiene a la verdad. 

José Martí