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sábado, 27 de enero de 2018

Noticias varias 27 de enero (Gustavo Gutiérrez, Democracia, Confusión AL, Inmigración Trump y obispos, Foro de Davos, etc..)


Monseñor Schneider explica por qué habla claro sobre Amoris Laetitia  (Adelante la Fe)

No tan mediático el viaje a Perú: Francisco se reunió de nuevo con Gustavo Gutiérrez, el engendrador de la Teología de la Liberación (Secretum Meum Mihi)

Canadá, subsidios solo si pro gay y pro aborto (Il Timone)






Selección por José Martí

OTRA VEZ EL PACTO DE METZ (I) (Capitán Ryder)



Uno de los problemas que veo en la oposición a Francisco es la imputación de causas que se le hacen y que ya vienen de lejos.

Dicho de otra forma, muchas de las lechugas de Francisco no son de su huerto, ya fueron plantadas, regadas y abonadas en pontificados anteriores. Por eso creo, que si no se sacan las conclusiones adecuadas, nada se habrá solucionado.

Aquellos que lean el blog ya pueden hacerse una idea de lo que pienso del ecumenismo del Vaticano II hasta la actualidad. Y este ecumenismo plantea tantos problemas a la Fe de la Iglesia como los “Amores de Leticia”. Pero, sin embargo, ha pasado completamente desapercibido estos últimos 50 años. La crisis, cada vez más profunda, no es por casualidad.

Viene esto a cuenta de otro escándalo que ha estallado hace pocas fechas; el mandato del Vaticano a dos obispos chinos para que cedan su puesto a otros obispos cismáticos, previamente excomulgados.

Como digo, hay antecedentes igual o más graves que estos, que explican muchas cosas y que han pasado completamente desapercibidos.

Hablo del “pacto de Metz” y de la “Ospolitik” de Pablo VI.

El primero, se alcanzó en agosto de 1962, previo al Concilio Vaticano II, que nacía de esta manera con una tara importantísima, la segunda, se aplicó durante los años posteriores al Concilio.

El pacto de Metz

Era deseo de Juan XXIII que hubiese observadores de las distintas confesiones cristianas en el Concilio Vaticano II. El problema con los ortodoxos era que necesitaban el permiso expreso de Stalin.

Para asegurarse la presencia de observadores ortodoxos, el Vaticano, a sugerencia de Montini (posterior Pablo VI), y en decisión tomada personalmente por Juan XXIII, envió al cardenal Tisserant a la ciudad de Metz (Francia) para negociar con el régimen comunista.

La negociación concluyó con un acuerdo que firmaron el metroplita Nicodemo por parte de la Iglesia Ortodoxa, y el cardenal Tisserant (decano del Sacro Colegio) por parte de la Santa Sede.

Los detalles se conocen a través de la rueda de prensa concedida por mons. Schmitt, obispo de aquella diócesis.

Comenta Romano Amerio en Iota Unum:
“La noticia del acuerdo fue dada en estos términos por “France Novelle”, boletín central del Partido Comunista Francés, en el número de 16-22 de enero de 1963: “Puesto que el sistema socialista mundial manifiesta de forma innegable su superioridad y recibe su fortaleza de la aprobación de centenares y centenares de millones de hombres, la Iglesia ya no puede contentarse con su tosco anticomunismo. Incluso se ha comprometido, con ocasión del diálogo con la Iglesia ortodoxa rusa, a que no habrá en el Concilio un ataque directo contra el régimen comunista”. Por otra parte, el diario “La Croix” de 15 de febrero de 1963 informaba del acuerdo, concluyendo: “Después de esta entrevista, Mons. Nicodemo aceptó que alguien se acercase a Moscú a llevar una invitación, a condición de que fuesen dadas garantías en lo que concierne a la actitud apolítica del Concilio”.
Bueno, pues ese fue el pacto, rigurosamente cumplido…sólo por el Vaticano. En el Concilio no se condenó el comunismo, Moscú envió 2 espías al Vaticano, la Iglesia Ortodoxa estaba infiltradisima, y los católicos bajo régimen comunista siguieron igual de perseguidos que hasta entonces.

La veracidad de los acuerdos de Metz recibió confirmación en los años 80 por parte de Mons. Georges Roche, secretario del cardenal Tisserant durante 30 años. Ante las imputaciones de Jean Maridan salió en defensa del negociador vaticano.

Así nacía el Concilio Vaticano II. En el discurso de apertura, con un cinismo difícilmente igualable, Juan XXIII señalaba las ventajas de que “por la vida moderna desaparezcan los innumerables obstáculos que en otros tiempos impedían el libre obrar de los hijos de la Iglesia”, mientras más adelante decía experimentar “un vivísimo dolor por la ausencia de tantos pastores de almas para Nos queridísimos, los cuales sufren prisión por su fidelidad a Cristo”.

Señala Romano Amerio al respecto:
“En el discurso inaugural del Concilio se celebra la libertad de la Iglesia contemporánea en el mismo momento en que se confiesa que muchísimos obispos están encarcelados por su fidelidad a Cristo y cuando, en virtud de un acuerdo propugnado por el Pontífice, el Concilio se encuentra constreñido por el compromiso de no pronunciar ninguna condena contra el comunismo. Esta contradicción, siendo grande, lo es menos si se la compara con la contradicción de fondo consistente en fundamentar la renovación de la Iglesia sobre la apertura al mundo, para luego borrar de entre los problemas del mundo el problema principalísimo, esencialísimo y decisivo del comunismo”.
Continuará…

Capitán Ryder

Noticias varias Gloria TV (Matrimonio en vuelo, conflictos sucesorios, cauística, etc...)


LUTERO׃ Antropología cristiana. Sólo la Verdad importa y ésta es Cristo (Alberto Bárcena) [7 de 7] [Comentado por José Martí]

Duración 8:41 minutos

Nota 1: Como se dijo en la primera entrada relativa a esta magnífica y esclarecedora conferencia del doctor Bárcena, lo ideal sería hacer un hueco y escucharla en su totalidad, desde el principio, para lograr así una idea más unificada acerca del Ecumenismo y del gran daño causado por la "Reforma" de Lutero a la Iglesia Católica ... 

¡Celebrar ese acontecimiento es un contrasentido y va en contra de la verdad histórica! Si algo hay de bueno en lo que dijo Lutero es aquello en lo que coincide con lo católico, o sea, en lo que mantiene de lo que ha recibido. Lo que pone de su cuenta y riesgo, es falso, pues se opone a la Doctrina Católica, en particular, el caso concreto de su teología de la consolación y de la sola Fides. 

El verdadero ecumenismo (aunque a mí no me gusta usar esa palabra, que no deja de ser también un invento humano) estaba ya inventado. Viene incluido en la palabra "católica", que significa "universal". Y consiste, básicamente, en seguid el mandato recibido por Jesús: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a TODA criatura. El que crea y sea bautizado se salvará, pero el que no crea se condenará" (Mc 16, 15-16). 

Cuando Jesús dice a todos, se entiende que es a todos, sin excepción: ateos, judíos, musulmanes, agnósticos ... y, por supuesto, a aquellos que, cometiendo un pecado de herejía, se separaron de la única y verdadera Iglesia que es la Iglesia Católica, haciendo caso omiso de las palabras que san Pablo dirigió a los gálatas: "Aunque nosotros mismos o un ángel del Cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema!" (Gal 1, 8).

La Doctrina Revelada es muy clara y no hay contradicción en ella. Eso sí: con el paso del tiempo se va profundizando en ella y comprendiéndola mejor, asistidos por el Espíritu Santo que guía a la Iglesia de manera que la Palabra de Dios va adaptándose a la mentalidad de todas las gentes de todos los tiempos y culturas, pero sin variar un ápice su contenido, pues ello supondría una traición al Mensaje Revelado. 

El fundador de la Iglesia es Jesucristo, que no es un mero hombre, sino que es también Dios, el Único Dios "por quien fueron hechas todas las cosas" (Jn 1, 3). El resto de "religiones" son tan solo inventos de hombres. No son Religión, propiamente hablando, pues no hay un "dios" real que se haya manifestado sino "dioses" inventados que van variando de un modo arbitrario, conforme lo vayan requiriendo las pasiones humanas. 

De modo que sólo hay una Verdad y sólo un fundamento por el que podamos alcanzar la Vida y salvarnos. Y éste es Jesucristo (Hech 4, 12).  Y a Jesucristo lo conocemos a través de su Iglesia, su "verdadera" Iglesia, aquélla que está constituida por los fieles cristianos que se mantienen íntegros en la Doctrina recibida, sin cambiar un ápice del Evangelio que han recibido, de una vez para siempre (Jd, 3), para transmitirlo de generación en generación. 

Y esto es pura gracia de Dios, pues nosotros no somos mejores que los demás, sino incluso más pecadores ... con la diferencia de que, también por gracia divina, si se lo pedimos al Señor, Él nos hace capaces de reconocernos como lo que realmente somos: seres humanos creados por Él a su Imagen y Semejanza, pero con una naturaleza herida por el pecado original de nuestros primeros padres, que nos lleva a cometer, libremente, pecados personales que nos separan de Dios, los cuales admitimos como tales pecados, contrarios a su Ley y le pedimos perdón, con la seguridad de que Él nos va a perdonar.

Hay un pecado, sin embargo, que no se puede perdonar y es pecado contra el Espíritu Santo: "Al que hable contra el Espíritu Santo no se le perdonará ni en este mundo ni en el venidero" (Mt 12, 32). El Espíritu Santo se identifica con el Amor de Dios. Blasfemar contra el Espíritu equivale a rechazar y odiar el hecho de ser amados por Dios. Es un modo de decirle a Dios, manifestado en Jesucristo: "No queremos nada contigo. No te reconocemos como nuestro Dios y como nuestro Señor. Tú no tienes que decirnos lo que tenemos que hacer. Nosotros nos imponemos nuestras propias leyes y nuestros propios dioses"

En respeto a nuestra libertad, Dios no puede obligarnos a amarle. Sin libertad no puede haber amor. Y Dios es sumamente respetuoso con esa libertad que Él mismo nos dio al crearnos. Ahora bien: Si estar con Dios es la salvación, la ausencia y el rechazo de Dios es la condenación. No es Dios quien nos condena, propiamente hablando, pues "Él quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1 Tim 2, 4). Si nos condenamos, si Dios no nos perdona ni en este mundo ni en el otro ... es, sencillamente, porque no deseamos ser perdonados de nada. La existencia de Dios y sus Palabras nos molestan  y queremos desprendernos de ellas y de su influencia. Al proceder así, le atamos las manos a Dios y, aunque su deseo es el de salvarnos, no puede hacerlo, pues siendo todo Amor como es, necesita ser amado por cada uno de nosotros, para que así el Amor pueda llegar a su plenitud ... lo cual es imposible si, por nuestra parte, le impedimos el paso a nuestro corazón y luchamos contra Él. 

Actuar de ese modo no es sino un adelanto de nuestra condenación  eterna, equivalente al "Non serviam" que pronunció Luzbel, el más inteligente y bello de todos los ángeles [al principio de los tiempos, antes de que el hombre fuese creado], al no reconocer a Dios como a su Señor y a su Creador.  

Este pecado de soberbia transformó a Luzbel en Lucifer, el Príncipe de los demonios, cuya existencia transcurre en una desdicha infinita y en un continuo odio a Dios y a todo lo que Dios ama ... un odio que trata de infundir, por todos los medios, y de un modo especial, en los seres humanos, dado que éstos son las criaturas preferidas de Dios, aquéllos a quienes Dios más ama, con un amor de predilección tal que le llevó hasta el extremo de hacerse hombre [realmente un hombre, uno de nosotros ... sin dejar de ser Dios] y dar su vida en rescate por muchos, para salvarnos. 

Tenemos que elegir: O bien a Dios, encarnado en Jesucristo, cuyo conocimiento verdadero nos llega a través de los sucesores de los Apóstoles (en el seno de la Iglesia) ... o bien al Diablo, que es mentiroso y padre de la mentira y de todos los mentirosos y que nos lleva a hacer creer que es bueno para nosotros aquello que nos conduce a la perdición ... ¡y nosotros nos dejamos engañar! 

La salvación, que está sólo en permanecer en Dios, y junto a Dios ... y que ahora es posible gracias a su venida en la Persona de su Hijo, hecho hombre, Jesucristo, ..., esta salvación, digo, podrá hacerse efectiva y real en nosotros únicamente si, reconociendo nuestros pecados como tales pecados, nos arrepentimos de ellos, con todo nuestro corazón, y le admitimos a Él como nuestro único Dios y Señor. 

En nuestras manos ha dejado Dios nuestra salvación. Su voluntad salvífica, con relación a nosotros, es muy clara, pues nos ama y desea lo mejor para nosotros. Sólo queda que nosotros pongamos de nuestra parte para que esa salvación (que, objetivamente, es posible para todos) se haga efectiva y real (subjetivamente, para cada uno de nosotros).

 A Él se lo pedimos, por intercesión de su Madre y Madre nuestra, la Virgen María.
José Martí

Nota 2: Tengo para mí que los protestantes deben de estar muy tristes porque no tienen una madre, como la tenemos nosotros. Recemos por ellos para que se conviertan a la Verdad - a toda la verdad- y tengan así, también, una Madre tan cariñosa y bondadosa como la nuestra ... porque, además -entonces sí- serían nuestros hermanos en Cristo, formando parte de la única y verdadera Iglesia, que es la Católica.

LUTERO׃ El surgimiento del Calvinismo y de infinitas sectas (Alberto Bárcena) [6 de 7]

Duración 2:24 minutos

LUTERO׃ La devoción a los santos y a la Virgen María desaparece (Alberto Bárcena) [5 de 7]

Duración 2:47 minutos

LUTERO׃ Importancia esencial del Concilio de Trento y de los sacramentos (Alberto Bárcena) [4 de 7]

Duración 9:35 minutos

LUTERO׃ La Cristiandad se debilita a partir de 1517 (Alberto Bárcena) [3 de 7 ]

Duración 2:05 minutos

LUTERO: Sola Fides y Sola Scriptura (Alberto Bárcena) [2 de 7 ]

Duración 13:26 minutos

Noticias varias Gloria TV (Papolatría, los protestantes como redimidos, cardenal Zen, Cardenal Schneider, Comunión a adúlteros, etc)

Noticias varias 24 a 26 de Enero (pérdida del sentido litúrgico y de la fe, desacralización, Amoris Laetitia, lobby LGTB, sacerdotes casados, cambiar el catecismo, falsas noticias, etc.)


‘Cruzada para cambiar el Catecismo’: La “Homo-Herejía lanza asalto final para que acepte LGBT’s



Misa Pontifical del Card. Burke en Ravena, Italia. ‘Summorum Pontificum’. Vídeo y fotografías

ANÁLISIS. ¿Qué profecías podrían ocurrir en el 2018?


Adelante la Fe




Infocatólica

El cardenal Eijk pide al Papa que aclare toda la confusión creada en torno a Amoris Laetitia

Cardenal Zen: «Durante muchos años se dijo que había que resistir, ser fiel, ¡Ahora piden rendirse!»

Infovaticana


Enfermera denuncia presiones para practicar abortos en Francia


Secretum Meum Mihi



Life Site News


One Peter Five

El Vaticano finalmente capitula ante Beijing, exige a los obispos que renuncien a los reemplazos designados por los comunistas


Justo cuando creías haber escuchado cada excusa coja en el Libro Vaticano ...
El Cardenal Prefecto de la Congregación para el Clero promueve la posibilidad del sacerdocio casado

Operación Catecismo: La Homo-Herejía es el Asalto Final

El cardenal Eijk le pide al Papa que aclare sus dudas sobre los divorciados "casados"

Katholisches



First Things


Corrispondenza Romana


La Fede Quotidiana



Selección por José Martí

viernes, 26 de enero de 2018

LUTERO: ¿Qué es eso del Ecumenismo? (Doctor Bárcena) [1 de 7 ]

El doctor Bárcena imparte una conferencia de duración 54:27 minutos, titulada: LUTERO, ENEMIGO DE LA FE CRISTIANA, que puede visualizarse y escucharse haciendo clic aquí. Dicha charla la he desglosado en capítulos más cortos, que voy colocando en diferentes entradas. No obstante, lo ideal, si se dispone de tiempo suficiente, sería escucharla de seguido, en su totalidad.

Duración 8:44 minutos

Novus Ordo y jerga Católica Tradicional (Padre Peter Carota)



Para nosotros, los católicos tradicionales, el término “Novus Ordo” tiene un gran significado. Pero la mayoría de católicos no tienen la menor idea de qué queremos decir cuando utilizamos este término. Algunos, a lo más, puede sonarle haber escuchado el lema masónico inscrito en el dólar, “Novus Ordo Seclorum”, es decir- “nuevo orden de los siglos”

La traducción literal de “Novus Ordo” es “Nuevo Orden”. Su nombre completo es “Novus Ordo Missae”. Este término fue usado por la describir la Nueva Misa introducida por el Papa Pablo VI en 1969.

Como hemos indicado, la mayoría de católicos no tienen la más remota idea del significado de expresiones usadas por católicos tradicionales como: “es una Misa Novus Ordo” o “forma de pensar Novus Ordo”. Por esta razón, los católicos tradicionales deben dejar de emplear este vocabulario indiscriminadamente. Tenemos que hablar en términos que ellos puedan entender.

La mayoría de católicos no saben que hay otra Misa diferente a la Misa dominical a la que asisten en inglés, español o en el lenguaje al que van a Misa. Sólo unos pocos católicos de más edad recuerdan aún que, antes del Concilio Vaticano II y la Nueva Misa de 1969, había algo que recuerdan como la Misa en Latín.

Comento esto, porque creo que la mayoría católica tradicional asume que otros católicos han experimentado la Misa en latín antes de que desapareciera. También asumimos que tienen conceptos de diferentes liturgias y han estudiado historia Católica. Pero la cuestión, ciertamente, es que la mayoría de católicos sólo saben lo que experimentan todos los domingos o, para las masas no practicantes, lo que pueden ver en un funeral o una boda.

Asumir que otros conocen el valor del término “Novus Ordo” como nosotros es, hablando claramente, no sentar una buena base. Así, por esta razón, tenemos que hablar con sus términos y vocabulario: “la Iglesia [o la Misa] desde el Concilio Vaticano II”.

A partir de ahí podemos enseñarles que su Misa es, en realidad, una nueva Misa que crearon el Papa Pablo, Bugnini y el Padre Bouyer.
- Utilizaron partes del Rito Romano de la Misa para producir el Nuevo Misal Romano.
- Conservaron parte de la Misa Romana en Latín, pero introdujeron nuevas oraciones y Cánones.
- Tenemos que mostrar literalmente los dos misales lado a lado. Entonces, tenemos que explicar cómo el Misal Romano Antiguo en Latín se desarrolló lentamente desde los Apóstoles hasta el Misal de 1962 del Papa Juan XXIII.
- Y a continuación, mostrar la diferencia con el Nuevo Misal Romano
Soy un científico acérrimo que sólo utilizo hechos demostrables.

P. BOUYER: Le escribí al Santo Padre, el papa Pablo VI, a fin de presentarle mi renuncia como miembro de la Comisión encargada de la Reforma Litúrgica. El Santo Padre me convocó inmediatamente:

PABLO VI: Padre, Ud. es una autoridad incontestable por vuestro conocimiento profundo de la liturgia y de la Tradición de la Iglesia, y un especialista en ese campo. No comprendo por qué presenta su renuncia, puesto que su presencia no sólo es preciosa, sino indispensable.

P. BOUYER: Santo Padre, si yo soy un especialista en ese campo le diré simplemente que renuncio porque no estoy de acuerdo con las reformas que Ud. nos impone. ¿Por qué no tiene en cuenta las indicaciones que le presentamos sino que hace todo lo contrario?

PABLO VI: No comprendo: yo no impongo nada; nunca impuse nada en esa materia sino que me remito totalmente a vuestra competencia y a vuestras sugerencias. Son ustedes los que me presentan las propuestas. Cuando el P. Bugnini viene, me dice: Esto es lo que piden los expertos. Y como los expertos en ese campo son ustedes, yo me remito a vuestros juicios.

P. BOUYER: En tanto, cuando nosotros estudiamos una cuestión y decidimos qué nos parece bien proponerle a Vuestra Santidad en conciencia, el Padre Bugnini toma nuestro texto, y nos dice enseguida, luego de haberos consultado: El Santo Padre desea que introduzcáis estos cambios en la liturgia. Y como yo no estoy de acuerdo con vuestras propuestas, porque ellas son una ruptura con la Tradición de la Iglesia, entonces presento mi renuncia.

PABLO VI: De ningún modo es así, Padre. Créame, el Padre Bugnini me dice exactamente lo contrario: jamás he rechazado una sola de vuestras propuestas. El Padre Bugnini viene y me dice: “Los expertos de la Comisión encargada de la Reforma Litúrgica han solicitado esto y esto”. Y como yo no soy especialista en liturgia, le repito, me he remitido siempre a ustedes. Jamás he dicho eso a Monseñor Bugnini. He sido engañado; el Padre Bugnini me ha engañado a mí y a ustedes.

P. BOUYER: Así es, queridos amigos, como se hizo la reforma litúrgica.” De “Inside the Vatican”, Robert Moynighan.

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Todos deberíamos comprar el libro de las “Memorias del P. Louis Bouyer” y dárselo a la gente. Pero incluso entonces costará que lo entiendan. Nosotros sabemos el contexto en el que fue escrito y por qué es tan importante. Para nosotros se trata de temas sagrados, pero para la mayoría de los católicos la única preocupación que tienen es quién es su párroco y qué música sonará el próximo domingo.
Así que cuando hablemos a estos Católicos “Novus Ordo”, tenemos que recordar que no tienen idea de que había otra Misa antes de la que ellos asisten, que hubo un Vaticano II y que hubo un Vaticano I, Trento y otros 18 concilios ecuménicos antes.
Ellos no tienen absolutamente ninguna idea de que hay cosas tales como las rúbricas, en el Nuevo y Antiguo misal, que dictan cómo un sacerdote tiene que decir la Santa Misa.

Somos muy afortunados de ser católicos tradicionales y saber mucho acerca de las cosas sagradas. Pero nunca debemos asumir que otros católicos saben de lo que estamos hablando. Seamos cariñosos y amables ayudándoles a descubrir la evidencia científica y la belleza del catolicismo tradicional.

Padre Peter Carota
Sacerdote diocesano de Stockton (California, USA)

DEBEMOS DECIRLO ... pues son pocos en la Iglesia los que lo harán (Michael Voris)


Duración 7:32 minutos

TRANSCRIPT ENGLISH
(Al final puede verse este mismo video subtitulado en español)

Since practically no bishop and so few priests are willing to just come right out with it, we "gotta" just say it: Outside the Catholic Church, there is no salvation. That is a dogmatic teaching of the Church, by the way, for any poorly catechized Catholics listening in. It goes straight to the heart of not only what the Church is but more to the point who She is. She is the Bride of Christ, His Spouse; and from the God who gave mankind marriage and declared that the two become one flesh, it is within this framework that we must view the Church. She is His visible presence here on earth. It was for Her He died. This is the meaning behind the words of the 19th-century hymn ironically enough penned by Anglican Samuel John Stone:

The Church's one foundation
Is Jesus Christ Her Lord.
She is His new creation
By water and the Word.

From Heaven He came and sought Her
To be His holy Bride;
With His own Blood He bought Her
And for Her life, He died.

Right theology; wrong religion — finish the thought, Samuel. Well, allow us to finish the thought. Every Christian religion is founded by a man, a sinful man, with the single exception of the Catholic Church. Even the Eastern Orthodox, while having valid sacraments and apostolic succession, was stillborn in the midst of human strife and broke away from the Church.
The distinction between Catholics and Protestants is quite simple really. It's rooted in history. Christ gave His authority to His Apostles. To be rooted in Christ, therefore, means that you must be under the authority of their successors — the bishops and ultimately the pope, the successor of St. Peter, chief of the Apostles.
As many of you know, my dad used to make a habit of going to the neighborhood Dunkin' Donuts to have a cup of coffee and his favorite donut and to evangelize. One day a man walked up to him dressed in a white suit and saw my dad reading a Catholic book. He asked him what he was reading, and my dad told him it was Catholic. He smiled and introduced himself as a bishop of some local Protestant congregation, at which point my dad said to him, "Bishop? You're not a bishop. You can't trace your line back to the Apostles." How's that for "encounter theology" and meeting them "where they're at" and having a "language event?" My dad showed him a great mercy by confronting him with the truth.

Any other religion claiming to be authentically Christian derives from man and is, therefore, a false religion in that it cannot offer salvation. It may have elements of salvation within it but these are always Catholic truths first and foremost. Sooner or later, Protestant theology takes Catholic truth and goes off the rails with it, misinterpreting Scripture or distorting a teaching of Our Blessed Lord or failing to complete the thought and carry it to its logical conclusion. If a Protestant is saved, he is not saved because of his religion but despite it.

In Heaven, there is nothing but unity, for God is one — a revelation first made to the Jews and is the heart of their great prayer, the Shema, "Hear O Israel, the Lord our God, the Lord is One." There cannot be nor will there be a multiplicity of "faith traditions" in Heaven. Heaven is the Church Triumphant. We, here, on earth are the Church Militant. The whole goal of the Church Militant is to attain everlasting life in the Church Triumphant. And let's be very clear, the "Church" being spoken of is the Catholic Church founded on the Apostles, for Christ only has one Church.

Now, we are very aware that cowardly, politically-correct clerics hate this kind of teaching. They call it divisive and offensive. Of course, it is. The truth is almost always divisive and offensive. Man loves darkness and despises the Truth because it forces him to change his life if accepted, and we prefer to cling to our sin and do not want to change. In fact, it is impossible to change sufficiently to be saved without the Catholic Church because She is the channel of all grace precisely because She is the Bride of Christ. There isn't some other fountain of grace hanging out in the universe somewhere.

This is why faithful Catholics lose their minds over all the namby-pamby, wimpy bishop-speak, refusing to just come right out with it, and by "it," we mean the fullness and the glory of the Truth. Refusing to tell people they need to convert is an act of supreme selfishness because it deprives them of the opportunity to die in a state of grace, which is necessary to enter the Church Triumphant.

My dad used to not only be Protestant, he actually studied for a couple of years to be a minister. Then, he was introduced to the teachings surrounding Our Lady, something even Martin Luther accepted,  and that was it for him. She brought him into the Church because he was a man of goodwill, as the angel said to the shepherds in Bethlehem, and he wanted to know the Truth, wherever it led him.

It's despicable that Catholic clergy, most especially the successors of the Apostles, are so terrified of preaching what those Apostles were martyred for. Well, if they won't say it, then we will because you just "gotta" say it.

If you aren't Catholic or are a poorly formed one — convert. One day, you will leave this earth. Our Lord Himself personally established the means to prepare to meet Him in friendship and love — the Catholic Church.

Michael Voris

Duración 6:54 minutos

Se entienden muy mal las palabras de Jesús: "Que todos sean uno" [Jn 17, 21] (José Martí)



Hoy, 25 de enero de 2018, se ha acabado la semana para la unidad entre los cristianos; a este asunto se le lleva dedicando ya mucho tiempo, prácticamente desde los comienzos de la difusión del contenido del Concilio Vaticano II y, en particular, de los documentos Lumen Gentium y  Unitatis Redintegratio.

En Lumen Gentium se puede leer:
Esta es la única Iglesia de Cristo, que en el Símbolo confesamos como una, santa, católica y apostólica , y que nuestro Salvador, después de su resurrección, encomendó a Pedro para que la apacentara (cf. Jn 21,17), confiándole a él y a los demás Apóstoles su difusión y gobierno (cf. Mt 28,18 ss), y la erigió perpetuamente como columna y fundamento de la verdad (cf.1 Tm 3,15).
... pero, a continuación se añade:
Esta Iglesia, establecida y organizada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él  si bien fuera de su estructura se encuentren muchos elementos de santidad y verdad que, como bienes propios de la Iglesia de Cristo, impelen hacia la unidad católica.
Hay aquí una contradicción. Si la única Iglesia de Cristo es la Iglesia que confesamos como católica, así erigida de modo perpetuo como fundamento de toda verdad ... ¿cómo es que, inmediatamente, se dice que "esta Iglesia SUBSISTE en la Iglesia católica": es incorrecto -y contradictorio con lo dicho anteriormente- el hablar de ese modo. La Iglesia, la única Iglesia verdadera, como bien se ha dicho primeramente, es la Iglesia católica ... y no se puede decir, acto seguido, que subsiste en la Iglesia católica. O es la Iglesia católica la verdadera o no lo es. Pero ...¿subsiste?. Esto es muy propio del lenguaje modernista, que se cuela subrepticiamente en los documentos eclesiales, como si no tuviese más importancia cuando es, en realidad, auténtico veneno, en el cual, ya desde entonces y de alguna manera, se está reconociendo el pluralismo de las Iglesias.

De hecho, en Unitatis Redintegratio, se habla ya de Iglesias:
Por consiguiente, aunque creamos que las Iglesias y comunidades separadas tienen sus defectos, no están desprovistas de sentido y de valor en el misterio de la salvación, porque el Espíritu de Cristo no ha rehusado servirse de ellas como medios de salvación, cuya virtud deriva de la misma plenitud de la gracia y de la verdad que se confió a la Iglesia.
O sea, se reconoce la unidad salvífica de la Iglesia católica, al mismo tiempo que se habla de la existencia de otras Iglesias. Separados del tronco y de la única Iglesia que Él fundó, quienes se separan dejan de pertenecer a la Iglesia. Y, aunque no se quiera hacer uso de las palabras que designan este hecho, es preciso llamar a las cosas por su nombre.

Tal negación de algunas verdades de fe que son fundamentales para pertenecer a la Iglesia católica y ser "unos en Cristo" constituye una herejía y automáticamente los mal llamados "hermanos separados" se convierten en herejes: por muy mal que pueda sonar ... pero es así. Es el caso de Lutero, de Calvino, y de tantísimas sectas que han ido surgiendo y que se han ido separando de la única y verdadera Iglesia ... haciéndonos creer, además, que tales grupos separados son también Iglesias. Y, a base de repetirlo tanto, nos lo acabamos creyendo.

¿Cómo van a pertenecer al mismo Cuerpo de Cristo aquéllos que creen en su presencia Real en la Eucaristía (católicos) que aquéllos que consideran a la Eucaristía como un signo y mero recuerdo, por poner un ejemplo (protestantes)?. Como decía un amigo mío: ¡eso no puede ser ... y, además, es imposible!

Y, sin embargo, está ocurriendo. He aquí dos vídeos en los que se pone de manifiesto la enorme importancia que se le está dando al ecumenismo, lo que es, en el mejor de los casos, un grave error.


Obispos de la Iglesia Luterana de Finlandia 
entregan documento ecuménico al Papa

Duración 2:07 minutos

Papa reza con líderes cristianos׃ 
Aunque nos separen las diferencias, somos del mismo pueblo

 Duración 2:14 minutos


Algunos de mis escritos en este Blog relacionados, de modo directo o indirecto, con el Ecumenismo:


Razones de la Encarnación (17 noviembre 2014)






José Martí

NOTA: Puede verse también una entrada posterior en la que Francisco invoca a Dios como padre de todas las confesiones

La misión secreta del cardenal chino al Papa




I cristiani della chiesa sotterranea cinese, quella cioè riconosciuta dal Papa ma ostacolata dal governo di Pechino, scrivono a Francesco per raccontare le loro difficoltà nel professare la fede, le loro storie di persecuzioni, di clandestinità, di distruzioni.

Mercoledì mattina, in grande incognita, il cardinale Joseph Zen Ze-kiun, arcivescovo emerito di Hong Kong, figura di rilievo della chiesa cinese e molto critico nei confronti del governo di Pechino, ha incontrato Bergoglio al termine dell’udienza. Pochi minuti per consegnare al Pontefice le lettere di fedeli e di rappresentanti dell’episcopato cinese, chiedendo al Papa ascolto e attenzione.

“Sono qui in missione segreta – ci ha detto il porporato 82enne – ho consegnato delle lettere al Papa per essere sicuri che arrivassero direttamente nelle sue personali mani le espressioni dei cristiani in Cina. Ma non posso dire nulla di più, la situazione dei cristiani in Cina è davvero brutta”. E il Papa cosa ha risposto? “Mi ha assicurato che leggerà le missive”.

E’ proprio di questi giorni la notizia della demolizione dell’ennesima chiesa nella Cina settentrionale, che fa temere l’arrivo di una vera e propria campagna contro i cristiani. Si tratta della chiesa del candelabro d’oro di Linfen, nella provincia dello Shanxi, fatta saltare in aria da alcuni operai domenica scorsa, secondo quanto raccontano alcuni testimoni e il pastore. Anche un’altra chiesa, in questo caso cattolica, sarebbe stata demolita nella vicina provincia dello Shaanxi.



Obispos alemanes rechazan la modificación del Padre Nuestro


jueves, 25 de enero de 2018

En la vida y en la muerte, somos del Señor (Michael Voris)

Duración 7:57 minutos

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This is the first Vortex written and recorded after my dear father's death. I would first of all like to offer my deepest gratitude to the thousands of people who have offered prayers, Masses, Rosaries, "Eternal rests," as well as their condolences — overwhelming really. Thank you — such a huge number of comments really does take the sting away somewhat.

I would like to briefly let you know a couple of details about my father's last couple of days and death to shore up your love and devotion for Our Blessed Mother. My dad had a tremendous devotion to Her. It was even the underlying cause for his enthusiastic support for Notre Dame football we used to watch together and is why he requested to be buried in his Notre Dame garb which I wore a matching set of at his wake.

On my way driving to the hospital the Thursday he died, not knowing of course that he was going to die that day, I was pouring my heart out to Our Blessed Mother. Doctors had suggested I consider moving him from the pulmonary-respiratory unit to hospice — a horrible decision to have to make. His numbers were stable and had been for a couple of days, and just a few days before he had talked about being back home. I prayed to Our Lady not to have to make that decision in case I decided wrongly. She took care of it for me.

My father lived with me for almost 11 years, moving in to help me with rent back in the days of a dire financial scenario for the apostolate. We had become best buds, although when it came to me leaving stuff in the sink, he reminded me he was my father, and he didn't want to come downstairs and see my breakfast dishes. The loss of the closeness that developed between us living under the same roof was going to be extremely difficult to deal with for me. However, what I was not thinking about was that my father had already not been living at the house for over five weeks. He went into the hospital and then rehab and then back to the hospital on December 4th and wouldn't ever come back to the house.

Our Blessed Mother allowed a transition for me so that there would be no sudden lack of his presence at home, which would have been extremely painful, as many of you perhaps know. Most of all, I prayed earnestly driving into the hospital for two things: that I be present to hand him over to Her and that She come to him to lead him to Her Son. My specific prayer was "Blessed Mother, you brought him into the Church 60 years ago; now bring him to Your Son, and let me hand him over to You." You can't stay at the bedside 24 hours a day seven days a week, so there is the real possibility a loved one can die without you present — hence my prayer. I had also prayed that there be some friends around to pray the Divine Mercy chaplet when he did die. And lastly, I prayed to be able to have one of those father-son moments before he died whenever that was.

That day when I arrived at his bed, everything was the same as when I had left about midnight the night before — numbers stable and holding, same appearance. I prayed my own Divine Mercy chaplet for him at his bedside as he slept. The only time he would wake up was when nature called. It was at that moment about every couple of hours that we would get to talk for a little bit. Mid-afternoon, I leaned into him, he was very hard of hearing, and said into his ear, "Thank you, Dad, for being a such a loving father," and he said, "You've been a great son." He said it three times. I will always treasure that moment of grace.

A couple of hours later, somewhat spontaneously, about a dozen or so folks from the studio just trickled in to visit. About 7:20 p.m. or 7:30 p.m. he started getting excited and sat up in the bed and said, "I have to go." I completely missed the moment thinking he was referring to needing to answer nature's call. So, I began helping with that. But then he said, "I need my shoes and socks. I need my clothes." He repeated that a few times. Then he looked right at me and said, "Do you mind if I go?" And I said, "No, Dad, go ahead and go." Then with a great deal of energy, pulling himself up in the bed, he looked ahead and started saying a number of times, "I'm coming. I'm coming."

The nurses had come in during this for his meds and then told us they thought he only had a few minutes left. We began the Divine Mercy chaplet, and as I held his hand, my Dad began his eternal life. Our Blessed Mother had answered every single one of my pleadings to Her from earlier that day when I was driving in. And they were pleadings — believe me. Not one detail had our sweet Mother left unattended.

I believe with all my soul that Our Lady did, in fact, come to the foot of his deathbed to lead him to eternal life. And whether my dad is in Heaven or Purgatory, he is now a saint. Just as my mom is. They are saved forever. As St. Paul says, "In life, in death, we are the Lord's." Reflecting on all this and with a deep desire to inspire in you a love and devotion to Our Blessed Mother such as my dad had, I'd like to leave you with some words of St. Bernard: "Let Mary never be far from your heart or your lips. With Her support, you will never fall. Beneath Her protection, you will never fear. Under Her guidance, you will never tire. And with Her help, you will reach your heavenly goal." And as St. Paul instructed the Catholics in Corinth: "And when this mortal hath put on immortality, then shall come to pass the saying that is written — Death is swallowed up in victory. O Death, where is thy victory? O Death, where is thy sting?"

Draw closer to Our Blessed Mother. Pray Her Rosary every day. "Pray for us now and at the hour of our death."
Michael Voris

Burke, sobre los ‘dubia’: ‘No estamos liderando ningún tipo de movimiento’


En una nueva entrevista, el purpurado estadounidense alerta de “una politización de la vida de la Iglesia y de su doctrina” y sostiene: “No se trata de estar a favor de la «revolución de Francisco», como se la conoce popularmente. No se trata de ser «pro» papa Francisco o «contra» papa Francisco. Se trata de defender la fe católica”


“Nunca seré parte de ningún cisma, incluso si fuera castigado dentro de la Iglesia por lo que estoy tratando de hacer con buena conciencia, por enseñar la fe católica y defenderla”. El cardenal Raymond Leo Burke vuelve a manifestar públicamente su rechazo a un cisma en una entrevista publicada por Catholic World Report en la que aborda la situación actual de la Iglesia.

El purpurado afirma que es “una fuente de angustia” para él escuchar a la gente sugerir que él lideraría un cisma y declara: “Nunca abandonaré la Iglesia Católica, porque es la Iglesia fundada por Nuestro Señor Jesucristo, quien estableció a Pedro como el Jefe del Colegio Apostólico, como el principio de la unidad de la Iglesia en todo el mundo, y una vez que ya no tenemos fe en la presencia permanente de nuestro Señor en la Iglesia, también a través del oficio petrino, dejamos de ser católicos.”

Hace ya más de un año, junto a los otros tres firmantes de los “dubia”, Burke advirtió de “una gran confusión respecto a cuestiones muy importantes para la vida de la Iglesia”. Ahora alerta de que la confusión “está creciendo -digamos, casi exponencialmente en la Iglesia- con respecto a las verdades fundamentales”, especialmente la verdad sobre el matrimonio y la Eucaristía.

En este sentido, el cardenal asegura que sigue siendo “tan crítico como siempre” responder a las serias dudas que plantea Amoris laetitia para dejar clara la enseñanza y práctica constantes de la Iglesia, “de modo que las vidas de las personas se puedan establecer sobre la base firme de la vida de Cristo en nosotros”.

Sobre los signatarios de los dubia, Burke recalca que nunca tuvieron otro objetivo que no fuera ser auténticos maestros de la fe: “No estamos liderando ningún tipo de movimiento. Nunca hemos intentado formar ningún tipo de movimiento. Simplemente hemos hecho nuestro mejor esfuerzo para defender a Cristo y su enseñanza en la Iglesia.”

En relación con la situación actual de la Iglesia, Burke alerta de “una politización de la vida de la Iglesia y de su doctrina”, alentada por ciertos líderes y teólogos. “No se trata de estar a favor de la «revolución de Francisco», como se la conoce popularmente. No se trata de ser «pro» papa Francisco o «contra» papa Francisco. Se trata de defender la fe católica”, sostiene este prelado para quien “defender lo que la Iglesia constantemente ha enseñado y practicado nunca puede verse como una especie de acción política contra el «otro» movimiento político”.

Burke califica de “rídiculo” y “muy perjudicial” que las personas que presentan las enseñanzas de la Iglesia “lo mejor que pueden”, sean acusadas de “estar en contra del Santo Padre” o de ser causa de división en la Iglesia, incluso hasta el punto de ser acusadas de dirigir un movimiento cismático en la Iglesia.

“Sabemos lo que es la fe católica, y debemos adherirnos a ella y defenderla, incluso si eso supone, como ha supuesto para muchos de nuestros antepasados, el martirio, o una especie de “martirio blanco”, del ridículo, de ser acusados de ser enemigos de la Iglesia”, defiende.

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A continuación, puede leer la entrevista recogida por Catholic World Report y traducida por Infocatólica:

La situación sigue siendo motivo de gran preocupación, porque hay una confusión que está creciendo -digamos, casi exponencialmente en la Iglesia- con respecto a las verdades fundamentales, especialmente la verdad sobre el Sacramento del Matrimonio y la verdad sobre la Sagrada Eucaristía y la digna recepción de la Sagrada Eucaristía.

Lo escucho con frecuencia. Recientemente recibí una comunicación de un hombre al que no conocía y que vivía en una unión matrimonial irregular, a quien un sacerdote le confesó que los sacerdotes ahora han recibido del papa Francisco la facultad de declarar nulo un matrimonio en el sacramento -el de la Confesión-, y por lo tanto estaba permitido que el hombre en cuestión recibiera los sacramentos. El hombre me escribió diciendo que inicialmente estaba muy contento con lo que decía el sacerdote, pero que cada vez que recibía la Sagrada Comunión, su conciencia no le daba ningún descanso. Por lo tanto, me escribió, preguntando si es cierto que los sacerdotes ahora tienen la facultad de declarar nulo un matrimonio en el Sacramento de la Confesión. Le respondí, por supuesto de una manera amable, diciendo que ningún sacerdote, ni siquiera el mismo Papa, tiene la facultad de declarar nulo un matrimonio en el Sacramento de la Confesión, que su conciencia lo estaba molestando correctamente, y que él debería seguir su conciencia. Le sugerí que contactara con un sacerdote bueno y sabio para ayudarle a abordar su situación.

Este no es un caso aislado. Sé muy bien que este tipo de prácticas y otras continúan, que atacan a la Iglesia en su propio fundamento, a saber, la familia: la Iglesia doméstica, el primer lugar en el que la Iglesia cobra vida. Tiene que ser una fuente de profunda preocupación para todos nosotros para restablecer el correcto entendimiento del matrimonio como una gracia otorgada a aquellos que lo contraen para vivir el amor fiel, indisoluble y procreador. Por lo tanto, sigue siendo tan crítico como siempre responder a las serias dudas que Amoris laetitia ha planteado en las mentes de las personas, para dejar en claro la enseñanza y práctica constantes de la Iglesia, que de hecho no puede cambiar y no cambiará, de modo que las vidas de las personas se pueden establecer sobre la base firme de la vida de Cristo en nosotros, la vida de Cristo con nosotros en la Iglesia. De esa forma, se fortalecerá la vida familiar y se fortalecerá la vida de la sociedad en su conjunto.

Por tanto, el problema se ha vuelto más grave, y es más urgente que todos lo abordemos de la manera más efectiva posible.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Quiero decir: una exhortación postsinodal es una exhortación postsinodal. No es per se un documento magisterial. Un Papa puede usarla para enseñar algo, pero el papa Francisco nos dice que no está enseñando nada nuevo en el documento, y nosotros le creemos. Tampoco es un instrumento de gobierno de ningún tipo. No cambia la ley ni lo pretende. Entonces, ¿de dónde viene la confusión?

La confusión tiene sus raíces en una oposición de larga duración a las enseñanzas de Cristo sobre el matrimonio, y las enseñanzas de la Iglesia sobre la santidad de la Sagrada Eucaristía.

Siempre ha habido un cierto sector que se ha rebelado contra las enseñanzas de la Iglesia, y en los últimos tiempos lo hemos visto de manera muy evidente: por ejemplo, en todo el debate con respecto a la anticoncepción artificial que tuvo lugar en los años sesenta; pero también en la cuestión de las uniones matrimoniales irregulares, la cohabitación fuera del matrimonio; es todo un efecto, realmente, de la sociedad secular, en la cual ha habido en nuestro tiempo un implacable ataque a la santidad del matrimonio. Ahora lo vemos en una manifestación perfectamente horrible en la llamada ideología de género. Por lo tanto, no debería sorprendernos que estos temas se volvieran a plantear, incluso aunque se plantearan en el anterior Sínodo sobre la Familia [de 1980], tras el cual el papa San Juan Pablo II respondió tan bien, monstrando que la exhortación apostólica postsinodal no debe incluir  enseñanzas nuevas, sino exponer lo que la Iglesia siempre ha enseñado y practicado con el fin de fortalecer la vida de la Iglesia y, por lo tanto, abordar las necesidades más importantes de la sociedad. San Juan Pablo II nos dio ese tipo de documento con Familiaris consortio.

Lo único que podemos hacer en términos de Amoris laetitia es leerla en la perspectiva de la enseñanza y práctica constantes de la Iglesia, y eso significa que no puede haber lo que algunos han llamado una revolución en la Iglesia Católica: la Iglesia ahora acepta que las personas que están divorciadas y cuyos matrimonios no han sido declarados nulos pueden entrar en un supuesto «segundo matrimonio»; revolución, también, en términos de la enseñanza constante de la Iglesia de que el acto conyugal tiene lugar correctamente solo dentro del matrimonio, en otras palabras, la cohabitación fuera del matrimonio es siempre y en todas partes un acto malo. Esa es la única forma en que podemos interpretar el documento. Somos católicos romanos. Cristo está vivo para nosotros en la enseñanza constante de la Iglesia, y nunca debemos alejarnos de Él, de la forma en que nos enseña y nos gobierna en la Iglesia.

Se podría sugerir, concediendo que leamos Amoris conforme a la constante enseñanza de la Iglesia, como base de nuestra comprensión del documento, que Familiaris consortio puso una especie de «sello petrino» a lo que ya era una práctica pastoral bastante difusa, que era – remoto scandalo – admitir a personas que estaban en situaciones irregulares al Sacramento de la Reconciliación y  la Sagrada Comunión, cuando estaban debidamente dispuestos a recibirlo, y en la medida en que se comprometieran a vivir en continencia. ¿En qué se diferencia de Amoris laetitia para provocar preocupación y confusión? ¿O no es necesariamente un problema con Amoris laetitia, sino con su implementación?

Bueno, por un lado, es un problema interpretativo. Por otro lado, ciertamente es un problema de aplicación.

La dificultad interpretativa es que el documento parece sugerir que hay casos aparte del que acaba de mencionar, que es el único caso posible en el que dos personas que viven juntas en lo que parece ser una unión matrimonial podrían recibir los sacramentos. Es decir, viven juntos porque, por alguna razón u otra, no pueden separarse, pero no viven como marido y mujer, sino como «hermano y hermana», manteniendo la castidad. Entonces estamos ante un problema interpretativo, y eso tiene que ser aclarado. Por ahora, al menos en algunos de los que afirman interpretar correctamente Amoris laetitia, habría otros casos. Supongo que fue expresado de una manera que puede ser útil para entender este problema de interpretación cuando, durante la primera sesión del reciente Sínodo de Obispos sobre la familia, en el que participé, un prominente cardenal dijo que el matrimonio es un ideal, pero no podemos exigir a la gente el ideal. La verdad del asunto es que el matrimonio no es un ideal. Es una realidad. Es un regalo de la gracia divina vivir en el amor de la Santísima Trinidad en un fiel e indisoluble amor vivificante, y por lo aquellos que entran en matrimonio, aquellos que confieren el Sacramento del Matrimonio el uno al otro, son llamados a vivir en fidelidad a esa gracia, incluso en un grado heroico.

De hecho, durante mis años de vida sacerdotal y como obispo y más recientemente durante toda esta crisis de la interpretación tras la primera sesión del Sínodo, he conocido a numerosos católicos que están divorciados y que viven ahora con fidelidad a su matrimonio. Es decir, no han intentado un segundo matrimonio, por así decirlo, sino que ahora ven su llamado a permanecer fieles al matrimonio que contrajeron y a orar por la salvación de su cónyuge que los dejó o a quien dejaron, como su deber principal. El Sacramento del Matrimonio existe ante todo para la salvación de los cónyuges, y así, cuando uno recibe dicho sacramento, el mayor deber es orar y trabajar por la salvación de la pareja, del cónyuge.

Esa es una verdadera dificultad en relación a la interpretación misma del texto, pero las aplicaciones son también problemáticas, y tenemos propuestas como las expuestas por los Obispos de Malta, que son simplemente contrarias a lo que la Iglesia siempre ha enseñado y practicado. Esto no puede ser cierto. A menudo digo que necesitamos invocar con mayor frecuencia el principio fundamental de la lógica: el principio de no contradicción; que una cosa no puede ser y no ser a la vez. No podemos esperar que el matrimonio sea indisoluble y al mismo tiempo permitir entrar a alguien en una segunda unión. Eso es una contradicción.

Hay personas, que han sido escuchadas y que han encontrado la manera de expresar públicamente sus opiniones sobre esta cuestión, que han intentado, en todo caso, que el Santo Padre sea un participante voluntario o involuntario en esto. Me gustaría que hablara sobre ello.

Para mí, la clave siempre es la enseñanza constante de la Iglesia. Para responder a su pregunta, primero debo hacer una observación preliminar. Lo que me asusta mucho acerca de la situación actual de la Iglesia es lo que yo llamaría una politización de la vida de la Iglesia y de su doctrina . Esto es fácil de hacer por los medios seculares, pero también está siendo ayudado e instigado en la actualidad por ciertos líderes y teólogos de la Iglesia y otros comentaristas. No se trata de estar a favor de la «revolución de Francisco», como se la conoce popularmente. No se trata de ser «pro» papa Francisco o «contra» papa Francisco. Se trata de defender la fe católica, y eso significa defender el Oficio de Pedro para que el Papa lo haga bien. Y así, defender lo que la Iglesia constantemente ha enseñado y practicado nunca puede verse como una especie de acción política contra el «otro» movimiento político, como se llama -la «Revolución» en la Iglesia- y nunca puede verse como siendo contrario al oficio papal.

De hecho, el mayor servicio que cualquiera de nosotros puede dar al Santo Padre es decir la verdad de la fe, y esto lo ayuda a ser lo que el Concilio Vaticano II llama acertadamente el principio de la unidad de todos los obispos y de la Iglesia misma.

Simplemente no hay otra manera de verlo, y me parece en primer lugar ridículo, pero en segundo lugar muy perjudicial, que las personas que simplemente presentan las enseñanzas de la Iglesia lo mejor que pueden, sean acusadas de estar en contra del Santo Padre o sean acusadas de ser causa de división en la Iglesia, incluso hasta el punto de ser acusadas de dirigir un movimiento cismático en la Iglesia. Estas son técnicas que se utilizan para avanzar en ciertas agendas, y no debemos dejarnos intimidar por ellas o ser movidos a silenciarlas. Por el contrario, debemos ser exhortados, incluso Nuestro Señor mismo nos exhorta, a hablar de la verdad y dar testimonio de ella en nuestras vidas diarias.

Eminencia, solo para dejar las cosas claras en este punto: hay personas que han sugerido que usted es un disidente, voces que han sugerido que se inclina hacia tendencias cismáticas, incluso a un cisma abierto. Nadie en un lugar de responsabilidad en la Iglesia lo ha sugerido, pero sé que se está desafiando la fe de las personas. Entonces, me gustaría que tengan la oportunidad de abordar esto.

Sí, es una fuente de angustia para mí escuchar esto, que la gente sugiera que yo lideraría un cisma. Lo que también es una fuente de angustia para mí es ver a los buenos católicos, y en particular a los conversos a la fe católica, cuya fe está siendo tremendamente probada por la situación actual de la Iglesia, e incluso experimentan tentaciones de buscar a Cristo fuera del catolicismo, de la Iglesia, en el sentido de que están tentados a pensar que la Iglesia misma ha desertado de la Fe Apostólica. Podemos entender por qué esta es una gran dificultad para los conversos, que han venido a la Iglesia Católica porque ella, a lo largo de los siglos – a pesar de muchas pruebas y tribulaciones incluso dentro de la Iglesia – ha permanecido fiel – claramente con la ayuda de la gracia Divina – a la Tradición apostólica

Respondiendo directamente a la pregunta, como lo hice en el pasado: nunca seré parte de ningún cisma, incluso si fuera castigado dentro de la Iglesia por lo que estoy tratando de hacer con buena conciencia, por enseñar la fe católica y defenderla. Es lo que estoy obligado a hacer, ante todo como cristiano, pero más aún como obispo y cardenal de la Iglesia. Nunca abandonaré la Iglesia Católica, porque es la Iglesia fundada por Nuestro Señor Jesucristo, quien estableció a Pedro como el Jefe del Colegio Apostólico, como el principio de la unidad de la Iglesia en todo el mundo, y una vez que ya no tenemos fe en la presencia permanente de nuestro Señor en la Iglesia, también a través del oficio petrino, dejamos de ser católicos, y entramos en ese mundo de divisiones interminables entre los cristianos.

Por lo tanto, simplemente instaría a mis compañeros católicos, yo mismo intento hacerlo, a responder a la situación mediante la fidelidad a lo que la Iglesia siempre ha enseñado y practicado, y eso no es un misterio para nosotros -está contenido en el Catecismo, de la Iglesia Católica, por ejemplo-, y permaneciendo fieles de esa manera también seguiremos siendo uno con Pedro; porque un Papa no enseña de manera diferente a otro Papa. Todos los Papas son sucesores de San Pedro. Son guardianes y promotores de la Tradición Apostólica, y por lo tanto, si permanecemos fieles a lo que la Iglesia siempre ha enseñado y practicado, también seguiremos fieles a San Pedro: Ubi Petrus, ibi Ecclesia. Es una situación difícil, pero en cierto sentido es bastante simple: somos católicos romanos; sabemos lo que es la fe católica, y debemos adherirnos a ella y defenderla, incluso si eso supone, como ha supuesto para muchos de nuestros antepasados, el martirio, o una especie de “martirio blanco”, del ridículo, de ser acusados de ser enemigos de la Iglesia.

Sea lo que sea lo que eso implique para nosotros, al final, lo único que realmente importa es que permanezcamos fieles a Cristo y a lo que Él nos ha enseñado en la Iglesia.

Para poner un colofón a nuestra conversación de hoy: hay una narrativa de oposición que sin duda vende mucho: A veces [los que proponen esta narrativa] se colocan al lado de los co-signatarios de la Dubia, a la cabeza de ese «movimiento de resistencia». Es una buena historia si estuviéramos haciendo una película para Hollywood, supongo. ¿Corresponde a la realidad?

No. Le aseguro que esto no lo digo en alabanza ni a mí ni a los otros tres cardenales, a dos de los cuales ha llamado  Nuestro Señor a su presencia: el cardenal Meisner y el cardenal Caffarra. Nunca tuvimos otro objetivo en mente que no fuera ser auténticos maestros de la fe. Estábamos respondiendo, -seguimos respondiendo, el cardenal Brandmüller y yo-, a nuestra principal responsabilidad como obispos y cardenales: enseñar la fe. No estamos liderando ningún tipo de movimiento. Nunca hemos intentado formar ningún tipo de movimiento. Simplemente hemos hecho nuestro mejor esfuerzo para defender a Cristo y su enseñanza en la Iglesia.

Sigo muy inspirado por el cardenal Caffarra y el cardenal Meisner, y estoy en comunicación continua con el cardenal Brandmüller, y puedo asegurarles que eso es todo. El mundo secular quiere interpretar lo que hemos hecho con todo tipo de razonamientos mundanos, etc. Puedo asegurarles que, mediante la oración y el sacrificio, hemos intentado purificarnos de cualquier cosa que no sea el amor devoto a Cristo y su Iglesia