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lunes, 12 de junio de 2017

Obedientes o suspendidos "a divinis". El "o...o" del Papa a los sacerdotes rebeldes (Sandro Magister)



La diócesis de Ahiara, en Nigeria, no es la única sede africana cuyo obispo, nombrado por Roma, ha sido rechazado por la comunidad local porque pertenece a una étnica extraña. Hace menos de un mes Settimo Cielo documentó un caso análogo en la diócesis de Makeni, en Sierra Leone:
Pero para la diócesis de Ahiara el papa Francisco no ha delegado a otros la solución de conflicto, sino que tomó el tema en sus manos. En Roma pidió un informe a los protagonistas del problema, el obispo enfrentado, Peter Okpaleke, a una representación del clero y de los fieles locales, a los ancianos del episcopado nigeriano, ante la presencia del cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, y del prefecto de la Congregación "de propaganda fide", Fernando Filoni. Y él decidió lo que hay que hacer, inmediatamente después de haberlos escuchado.
El encuentro (ver foto) se desarrolló en el Vaticano el jueves 8 de junio. Al término del encuentro se difundió un comunicado con el anuncio que el Papa “se ha reservado para sí tomar las providencias oportunas".
En realidad, Francisco ya había tomado las providencias oportunas. Inmediatamente. Dos días después, el 10 de junio, se difundió la transcripción oficial de las palabras pronunciadas por él al término del encuentro.
Palabras durísimas, punzantes. A los sacerdotes rebeldes Francisco les ordenó someterse por escrito, en una carta dirigida personalmente a él, bajo pena de suspensión "a divinis".
A continuación presentamos, palabra por palabra, lo que el Papa ordenó y amenazó a la delegación de la diócesis de Ahiara. Un ejemplo instructivo del estilo de mando del jesuita Jorge Mario Bergoglio, el cual evidentemente no concuerda con el de los progresistas que quieren que los obispos sean elegidos por las comunidades locales.
*

"UNA IGLESIA EN ESTADO DE VIUDEZ"
Saludo cordialmente a la Delegación y les agradezco que hayan venido desde Nigeria con espíritu de peregrinación. Para mí este encuentro es un consuelo, porque estoy muy triste por los acontecimientos padecidos por la Iglesia en Ahiara.
En realidad, la Iglesia (me disculpo por la frase) está como en un estado de viudez al haber impedido al obispo llegar hasta allí. Muchas veces me ha venido a la mente la parábola de los viñadores homicidas, de los que habla el Evangelio (cfr. Mt 21, 33-44), que quieren apropiarse de la herencia. En esta situación, la diócesis de Ahiara está como sin esposo, y ha perdido su fecundidad y no puede dar fruto.
El que se opuso a la toma de posesión del obispo, monseñor Okpalek, quiere destruir a la Iglesia. Esto no está permitido, quizás tal vez no se da cuenta, pero la Iglesia está sufriendo y el pueblo de Dios en ella. El Papa no puede ser indiferente a este problema.
Conozco muy bien los problemas que desde hace años se arrastran en la diócesis y agradezco por la actitud de gran paciencia del obispo, mejor dicho, de santa paciencia que ha demostrado. He escuchado y reflexionado mucho, también con la idea de suprimir la diócesis, pero después pensé que la Iglesia es madre y no puede abandonar a muchos hijos como ustedes. Tengo un gran dolor a causa de estos sacerdotes que son manipulados, quizás también desde el exterior y desde afuera de la diócesis.
Considero que aquí no se trata de un caso de tribalismo, sino de apropiación de la viña del Señor. La Iglesia es madre y quien la ofende comete un pecado mortal, es grave. Por eso he decidido no suprimir la diócesis. Sin embargo, deseo dar algunas indicaciones para comunicar a todos: ante todo, hay que decir que el Papa está dolorido profundamente, por eso, pido que cada sacerdote o eclesiástico incardinado en la diócesis de Ahiara, sea residente o sea que trabaje en otro lugar, también en el exterior, escriba una carta dirigida a mí en la que pida perdón. Todos deben escribir en forma individual y personal; todos debemos tener este dolor común.
En la carta
1. se debe manifestar claramente obediencia total al Papa y,
2. el que escribe debe estar dispuesto a aceptar al obispo que el Papa envía y al obispo nombrado.
3. La carta debe ser enviada dentro de los 30 días a partir de hoy y hasta el 9 de julio p.v. El que no lo haga "ipso facto" será suspendido a divinis y cesará en su cargo.
Esto parece muy duro, ¿pero por qué el Papa hace esto? Porque el Pueblo de Dios está escandalizado. Jesús recuerda que el que escandaliza debe sufrir las consecuencias. Quizás alguno ha sido manipulado sin pleno conocimiento de la herida inferida a la comunión eclesial.
A ustedes, hermanos y hermanas, les manifiesto un vivo agradecimiento por su presencia; como así también al cardenal Onaiyekan por su paciencia y al obispo Okpaleke, de quien admiré además de la paciencia también su humildad. Gracias a todos.
*
"L'Osservatore Romano" del 11 de junio informó además que "el cardenal prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Fernando Filoni, pidió a Francisco – quien aceptó – que como conclusión de estas vicisitudes la diócesis de Ahiara, con su obispo, lleven a cabo una peregrinación en Roma y se encuentren con el Papa".
Sandro Magister

La violencia en el Islam. Occidente ignora el Corán (Fernando Paz)




Mahoma dictó los versos que declaran la destrucción, aniquilación y sometimiento de todos los infieles.

Con frecuencia se oye argumentar a quienes favorecen la presencia del islam en Europa que, si ciertamente el Corán contiene expresiones violentas, estas también pueden encontrarse en la Biblia.

Ignorando lo que uno y otro libro representan, ignorando su génesis y hasta su naturaleza, espigan una frase aquí y otra allá del Antiguo o del Nuevo Testamento y las comparan a las suras y a los hadices del Corán y la Sunna. Tal comparación es, simplemente, un disparate.

Lo que significan la Biblia y el Corán

Lo primero que hay que señalar es que los lenguajes de la Biblia y del Corán son muy diferentes (hay, también, que subrayar las diferencias entre el Nuevo y el Antiguo Testamento). En el primero, en la Biblia, las alegorías son continuas y no faltan los libros de carácter literario; en el segundo, en el Corán, no hay nada de eso: el lenguaje es directo, exige ser entendido con literalidad y sin exceso de simbolismos o analogías. En realidad, más parece una serie de órdenes directas, casi de carácter militar.

Aunque en ambos libros pueden leerse afirmaciones contradictorias, la diferencia para solventar dicha cuestión es abismalmente distinta.

La Biblia es un libro que recoge la revelación que, de sí mismo, Dios lleva a cabo al pueblo de Israel, primero, y a la humanidad más tarde. El mensaje divino va evolucionando en su exposición a través de la comprensión humana; así, Israel pasa de una etapa monolátrica (la adoración de un solo dios, compatible con la existencia de los otros dioses propios de los pueblos extranjeros) a la comprensión de la existencia de un solo Dios, el monoteísmo.

Se trata, pues, de una revelación paulatina que se despliega en el tiempo, por lo que Dios se va manifestando de forma adecuada a la evolución cultural humana. Los hombres a quienes se dirige Dios cuando se redacta el Génesis (entre los siglos X y VI a. de C.) no podrían entender de igual manera que los judíos de la época de Cristo, y así la revelación toma diferente forma.

Jesús confirma el Antiguo Testamento en algunos extremos y lo refuta en otros; la Iglesia siempre ha insistido en que “lo completa”. No se trata de una tesis ad hoc, elaborada en los últimos años para adaptarse al zeitgeist, sino que es una idea que recorre toda la historia del cristianismo.

La explicación del Corán es completamente distinta, ofreciendo al creyente la idea de que, en caso de contradicción entre dos pasajes, sencillamente el que haya sido escrito con posterioridad anula el escrito anteriormente. La cronología con la que los textos coránicos fueron redactados, no se corresponde, sin embargo, con el orden en el que aparecen las suras en el Corán.

La religión de la paz y el amor

Lo primero que debería saberse es que “Corán” significa “recitación”, porque eso es lo que se espera de un creyente: que lo recite, nunca que lo comprenda, puesto que la razón no juega ningún papel en el “islam” (“sumisión”).

En Occidente se ignora que los pasajes que pueden asimilarse a los conceptos actuales de paz, amor y tolerancia pertenecen al comienzo de la predicación de Mahoma. Y que los mismos, cuando entran en contradicción con otros posteriores, son anulados: además, el principio de la taqiyya, conocido como kitman en el islam chií, asegura que a los musulmanes les es lícito engañar para conseguir sus fines de naturaleza religiosa.

La regla general es, pues, que las suras posteriores anulan las anteriores. Y la cuestión es que los pasajes posteriores en el islam son los más intolerantes y violentos, y desdicen, por tanto, los primeros, más tolerantes. Es exactamente lo contrario de lo que sucede en el cristianismo, que reforma la herencia veterotestamentaria en un sentido más humano y universal.

De modo que Mahoma, cuando sus seguidores eran escasos aún, transmitió los 124 versos que hablan de paz y convivencia. Más tarde, sin embargo, cuando el islam creció y se volvió poderoso, Mahoma dictó los versos que declaran la destrucción, aniquilación y sometimiento de todos los infieles. Para mayor confusión de estos, muchas suras que aparecen al comienzo del Corán son, en realidad, de las últimas escritas, como sucede con la Sura 9, incluida al principio del Corán, pero que fue escrita al final de la predicación; naturalmente, los musulmanes saben esto, mientras que los no creyentes lo ignoran.

Existen otras muchas referencias, como son las de la Sura 2, versículos 191 – 193;la Sura 4, versículos 56- 89 – 91; Sura 4, versículo 144; Sura 5, versículo 33; Sura 8, versículos 12-13-14-15-16-17; Sura 8, versículos 38 - 39; Sura 9, versículos 5 – 14; Sura 9, versículos 29 -36 -111.

Todos estos versículos forman parte esencial de la formulación islamista. No se trata de la interpretación radical de unos pocos iluminados. En absoluto.

En un discurso del importantísimo imam Tantawi (Gran Muftí durante una década en Egipto, y ex imam de la universidad Al Azhar) en abril de 2002 este afirmó: “los Sionistas y Cruzados los enemigos de Allah, los descendientes de monos y puercos, son la escoria de la raza humana, las ratas del mundo, los violadores de los pactos y acuerdos, los asesinos de los profetas, y sí, son descendientes de puercos y monos. Lean la historia, y entenderán que los judíos de ayer son los padres malvados de los judíos de hoy, quienes son una descendencia maldita, infieles, idólatras de becerros, negadores de los profetas y sus profecías, a quienes Alá ha maldecido y los ha vuelto puercos y monos. Esos son los judíos y cristianos, hacedores de mentiras, obstinados, amadores de lascivias, del mal y de la corrupción”.

En la Universidad de Al-Azhar, en El Cairo, se ha enseñado, desde siempre, la yihad como una especialidad propia y se han formado la mayoría de los más destacados líderes mundiales del islam. Por su parte, Tantawi no era, en absoluto, un extremista; al contrario, se trataba de un moderado que había irritado en numerosas ocasiones a los más radicales islamistas.

Según el islam, el triunfo está asegurado a partir de la conquista, decretada por Alá. El islam habría de vencer mediante la aplicación de distintas estrategias, en último término de carácter político y militar.

La promesa cristiana del triunfo final nada tiene que ver con esto: de acuerdo al Nuevo Testamento, el triunfo no acaecerá mediante la conquista, ni siquiera mediante una aceptación voluntaria del Evangelio por parte de los hombres. Al contrario, en los últimos tiempos habrá un rechazo generalizado de la fe, que disminuirá hasta, prácticamente, desaparecer. La Iglesia se habrá vuelto irrelevante socialmente y los verdaderos cristianos serán perseguidos; no será la fuerza lo que les libere, sino la Parusía, la segunda venida de Cristo, que sucederá cuando todo parezca perdido y cuando –salvo un pequeño resto fiel- la inmensa mayoría haya perdido la fe y hasta la encuentre ridícula.

Para el islam, ese triunfo supondrá una brutal imposición sobre todos aquellos que no sean creyentes, a través de la Yihad.

La yihad

El término es algo ambiguo y, por tanto, polémico. Tiene un amplio significado y está relacionado con el esfuerzo que los creyentes deben realizar para que la ley divina se imponga en la Tierra. Eso incluye la conversión personal de todo musulmán, por lo que cabe una interpretación puramente piadosa, pero también está directamente relacionado con la extensión del islam por todo el orbe.

Aunque interpretaciones interesadas traten de ocultarlo, la “guerra santa” (nadie ignora estas alturas que esta es una traducción válida del término) desempeña un papel central en el islam (la decisión de Mahoma de permitir la poligamia se debió al gran número de viudas que producía la yihad) y está en directa relación con su triunfo final.

No es cuestión de entrar en la polémica acerca de si el islam es o no intrínsecamente violento, aunque parecen existir pocas dudas al respecto. Pero, en todo caso y cuando menos, es claro que el islam acoge dicha interpretación violenta, y el hecho de que una pretendida mayoría de musulmanes que rechaza estos métodos no se manifieste públicamente en su contra, no parece deberse tanto a miedo alguno, sino más bien a la convicción de que la versión fundamentalista y criminal cabe perfectamente en el islam.

De hecho, esta versión coránica radical es aceptada por altísimos porcentajes de las poblaciones musulmanas, como demuestra el hecho de que al 82% de los jordanos (un país tradicionalmente moderado) le parezca correcto que se aplique la pena de muerte a los apóstatas, un porcentaje inferior en 4 puntos al de Egipto. En países tan civilizados y en contacto con Occidente como el Líbano, la mitad de la población es favorable, así como el 76% de los pakistaníes. Más del 80% de los egipcios encuentran natural que los hurtos se castiguen con las amputaciones de las manos. El terrorismo yihadista es solo una consecuencia lógica de este tipo de creencias.

Quienes perpetran los crímenes yihadistas en Europa –es común oírlo en medios de comunicación después de cada atentado- con frecuencia no han llevado una vida visiblemente piadosa. Los periodistas asimilan absurdamente el islam a lo poco que conocen del cristianismo; pero una cosa y otra no tienen nada que ver.

El César y Dios

De entrada, existe una diferencia esencial, como es que el cristianismo distingue entre las esferas social y religiosa. Aunque ciertamente se han producido episodios a lo largo de la historia occidental en que esos ámbitos han mostrado una más que dudosa separación, ha sido la cultura cristiana la que ha destilado la idea de su diferenciación. Los santos padres y doctores de la Iglesia no han discutido esto, sino solo la relación existente entre los dos ámbitos. El bien conocido pasaje evangélico acerca de dar a Dios y al César lo que a cada cual corresponde, deja poco lugar a la interpretación.

En el islam, en cambio, nada escapa a la revelación. Toda la sociedad se conforma en función de las prescripciones coránicas. El islam no es una religión privada, una religión personal - el pecado es una ofensa social y pública-, sino que es una forma completa de vida que obliga a todo el cuerpo social y a cada uno de quienes lo integran: abarca la ética, la vestimenta, la cocina, la política, la justicia, el matrimonio, los impuestos, la relación con los animales, la guerra, los pesos y medidas, las herencias, la vida en el hogar, el cuidado del ganado, la hospitalidad, el saludo, las relaciones sexuales, los castigos, la relación entre los hombres y mujeres, la dieta, la educación y hasta cómo beber un vaso de agua.

En el islam es esencial la observancia de una moralidad pública y externa, tal y como era costumbre en la Palestina de Jesús. Se trata de una regresión de tipo farisaico, como aquella en que terminó degenerando el judaísmo y contra la que advirtió Cristo.

¿Reciprocidad?

Si lo que Occidente piensa oponer a la expansión islámica es la tolerancia, en lugar de una convicción profunda que no sea instrumental, entonces la partida estará perdida. Para los islamistas, la idea de reciprocidad es perfectamente absurda.

La generalidad de los musulmanes entiende que es lógico que en Europa -donde ya no se cree en nada, según la certera visión islámica- tengan sitio las mezquitas, mientras que en los países musulmanes no se deben permitir las iglesias, por cuanto representan el error.

Valga recordar la admonición del popular jeque saudita Muhammad Salih al-Munajjid, cuando reconvino públicamente a “algunos musulmanes hipócritas que se extrañan de cómo nosotros no permitimos a los occidentales construir iglesias, a pesar de que ellos nos permiten construir las mezquitas en sus países.”

Al-Munajijid aseguró que todo musulmán que piense de este modo es un “ignorante” al equiparar la verdad y el error, el islam y el kafr, el monoteísmo y el shirk (politeísmo, gravísimo pecado en el islam), igualando ambos conceptos. Los “hipócritas” preguntan: “¿Por qué nosotros no les construimos las iglesias lo mismo que ellos nos construyen las mezquitas? Así les podríamos devolver el favor.”

El jeque contesta con claridad meridiana: “¿Es que queréis adorar a alguien diferente de Alá? ¿Queréis eliminar la diferencia entre lo verdadero y falso? ¿Es que los templos de fuego de Zaratustra, las sinagogas judías, las iglesias cristianas, los conventos de los religiosos, templos budistas o hindúes, son iguales a la casa de Alah y a las mezquitas? ¡Oh, infieles!, porque de aquel a quien iguala el Islam y la infidelidad, ha dicho Alá: “Quien quiera alguna otra religión que no sea el islam, no será jamás aceptado, y en el mundo futuro se encontrará entre los perdedores” Y el profeta Mahoma ha dicho: “Por aquel en cuya mano está la vida de Mahoma, el que de los judíos o de los cristianos oyera de mí, y no quisiera aceptar la fe en la que estoy enviado, y muera en ese estado de infidelidad, morará en el infierno.”

El ejemplo del profeta….y de Jesús

Muchas de las peores cosas que llevan a cabo los yihadistas están, por supuesto, en el Corán. Cuando hemos visto que el DAESH publicitaba sus ejecuciones quemando a los prisioneros en jaulas, a los musulmanes tal cosa les resulta familiar.

Porque mientras el seguimiento de Cristo que busca un regreso a las fuentes originarias necesariamente conduce al mensaje esencial de “amaos los unos a los otros”, el fundamentalismo islámico –como vuelta a la predicación de Mahoma- actualiza los numerosos episodios en los que el profeta incineró a sus enemigos.

Así, se recoge que en diciembre del año 628, Mahoma dirigió el ataque contra la tribu Al-Mustalaq. Y, en vista de la dura resistencia encontrada, ordenó prender fuego al poblado, a sabiendas de que allí había mujeres y niños...” Son más los pasajes coránicos en los que se relaciona a Mahoma con los incendios…

¿Alguien se imagina a Jesús haciendo algo así?

Es cierto que Jesús empleó algunas expresiones que, interpretadas hoy, pueden dar lugar a confusión; pero solo a aquellos que así lo deseen y que no se molesten en averiguar la verdad.

Se cita con frecuencia el pasaje que recoge el Evangelio de Mateo: “No he venido a poner paz sino espada”, pero el significado del texto no es ofensivo ni violento, sino todo lo contrario; quiere reflejar los conflictos que habrían de venir en el seno de las familias y las naciones por causa de la fe cristiana.

La mejor prueba de esto es que nadie, nunca, ha asesinado a sus familiares debido a este versículo, y nadie, nunca, lo ha interpretado como si Jesús estuviera predicando que se aniquilara a los familiares que no se convirtieran. Solo la estupidez o la maldad contemporánea pueden pretender tal cosa; los primeros cristianos, por el contrario, en lugar de matar a sus parientes, se dejaron matar por estos.

Una confusión interesada

El tema puede ser interminable. Ciertamente existen pasajes en el Pentateuco que pueden ser calificados de violentos y crueles. Pero quienes profesan la fe cristiana, que se sustenta en estos libros, han reconocido hace mucho su carácter histórico y su superación por el Nuevo Testamento.

En último análisis, nadie asesina a sus semejantes en el nombre del Éxodo o del Deuteronomio. En cambio, tenemos que lamentar con espantosa frecuencia que muchos de quienes siguen el Corán asesinen en su nombre mientras, significativamente, el resto de musulmanes calla.

Es un hecho que el cristianismo se extendió gracias a la sangre de los mártires, mientras que el islam lo hizo por medio de la sangre de los degollados.

La ceguera voluntaria que parece afectarnos se apoya en argumentos falsos que unos aceptan por complicidad, otros por ignorancia y no pocos por miedo. Un miedo que ya enseñorea Europa.

Fernando Paz

sábado, 10 de junio de 2017

Agradecimiento a Dios "por el don del Corán" (Bruno Moreno)




A veces, los cristianos se preguntan por qué el mundo no cree, por qué cada vez hay menos cristianos en Occidente, por qué no hay vocaciones y por qué la mayoría de los católicos no cree en la fe católica. Hay preguntas muy difíciles de responder, pero esta no es una de ellas. Basta mirar un poco alrededor para encontrar inmediatamente la respuesta.

Miremos, por ejemplo, en Facebook y encontraremos lo que les dice a los musulmanes un arzobispo a quien la Iglesia le ha encomendado una diócesis que es musulmana en un 99%, el ya conocido Mons. Agrelo. ¿Son tan duros los corazones de los musulmanes marroquíes que no quieren aceptar el Evangelio que se les predica? ¿Se enfurecen cuando oyen hablar de Cristo y meten en la cárcel a los predicadores? ¿Es tan profundo y oscuro el error en el que están metidos que rechazan la luz de la fe católica? No lo sé, porque de hecho lo que sucede es que no se les predica el Evangelio, así que difícilmente pueden aceptarlo.

Con ocasión del Ramadán (el mes de ayuno y fiestas de los musulmanes), Mons. Agrelo les dice a los musulmanes de su diócesis:

“Los cristianos nos unimos a nuestros hermanos musulmanes en su oración de agradecimiento a Dios por el don del Corán, y en su alegría festiva por el mensaje divino que les sirve de guía en el camino de la vida”

Sí, han leído bien. Bajo la guía de su arzobispo, los cristianos de Tanger presentan a Dios una “oración de agradecimiento” por el “don del Corán” y por el “mensaje divino” que contiene. Es algo tan absurdo y vergonzoso que no encuentro palabras para calificarlo.

Como sabe cualquier niño de Primera Comunión, el don de Dios es la Sagrada Escritura, no el Corán, que no es una revelación divina, sino un libro escrito por Mahoma con el propósito explícito de negar la verdad de la fe católica tal como la enseña la Iglesia. No es un “mensaje divino", sino una herejía e invención humanas. Que un arzobispo lo denomine “mensaje divino” y se lo agradezca a Dios es barbaridad inconmensurable, si no una blasfemia.

No contento con eso, el arzobispo describe el Ramadán como el “sagrado mes” y les desea a los musulmanes un “santo Ramadán”, además de asegurarles que, en el “duro camino” de seguir las normas musulmanas, “los ha de acompañar y sostener con asiduidad la oración de la comunidad cristiana”. Hasta ahora pensábamos que la oración de la comunidad cristiana debía dedicarse a pedir la conversión a la fe verdadera de los musulmanes, pero resulta que estábamos todos muy equivocados: lo que había que hacer era pedir a Dios que los sostuviera en sus falsas creencias.

Lo triste es que no se trata de un caso aislado ni una extravagancia de Mons. Agrelo, sino que todo hace pensar que esto se repite en otras diócesis del norte de África, donde en lugar de anunciarse el Evangelio lo habitual es limitarse a las obras sociales y a decirles a los musulmanes que sean buenos musulmanes, como si no fuera cierto que solo hay un nombre bajo el cielo que pueda salvarnos.

Tampoco se limita esto al norte de África


  • En Madrid, mientras los cristianos abandonan la fe por millares cada año, los jesuitas colaboran con una fundación relativista para dedicarse a ofrecer un curso para enseñar a comprender el Islam,
  • Hace poco, un sacerdote español, miembro del Pontificio Consejo para la Cultura señalaba que no había ningún problema en ser católico y además budista

Noticias como éstas las hay prácticamente todas las semanas.

¿Qué pensarían de esto los siete mártires franciscanos que murieron a manos de los musulmanes en Ceuta en el siglo XIII? Estos benditos franciscanos comenzaron por catequizar a los comerciantes cristianos que había en la ciudad y después se dedicaron a predicar por las calles, anunciando a Jesucristo y refutando las enseñanzas de Mahoma. Cuando los encarcelaron, podrían haberse salvado repitiendo más o menos las palabras de Mons. Agrelo sobre la santidad del Ramadán o el “don del Corán", pero ellos prefirieron morir antes que hacerlo.

¿Qué pensaría el beato franciscano mallorquín Raimundo Lulio, que fue apresado, insultado y golpeado por los musulmanes de Túnez a los que predicaba y quizá, no consta con seguridad, murió martirizado por ellos? ¿Qué pensarían los beatos franciscanos Juan de Cetina y Pedro de Dueñas, que murieron mártires en la Granada musulmana por predicar el Evangelio de Cristo? ¿Qué diría Santa Clara, que lloró en su convento al escuchar el relato de la muerte de los primeros mártires franciscanos, deseando ir también ella a tierra de sarracenos para anunciarles a Cristo? ¿Qué pensaría San Francisco, que consiguió llegar hasta el Sultán de Egipto en plena Cruzada y le soltó en plena cara “Somos embajadores de nuestro Señor Jesucristo y traemos un mensaje de su parte, para ti y tu pueblo: que creáis en el Evangelio"?

Quizá la Iglesia debería descanonizarlos a todos, porque parece ser que no eran más que unos necios intolerantes que no habían descubierto el verdadero Evangelio de la tolerancia, la multirreligiosidad y el ser buenas personas que se predica hoy en día.

Más aún, ¿qué pensarán de ello los propios musulmanes? Supongo que pensarán lo que pensaría cualquier persona razonable: que el cristianismo es falso, pues hasta los arzobispos cristianos elogian el Islam y lo consideran “santo", un “don de Dios” y un “mensaje divino", además de rezar para que los musulmanes se reafirmen en su doctrina musulmana.

¿Y qué pensarán los católicos sencillos? 
  • Unos, más firmes en la fe, se escandalizarán
  • Otros, más débiles, pensarán que si lo hace un arzobispo será que es lo que hay que hacer y cambiarán la fe por los ideales multirreligiosos. Como una lectora que comenta su escrito en Facebook y dice: “Gracias. Pediré por los musulmanes para que sean fieles a su fe, y tenga un feliz y santo Ramadán“.

¿Por qué cada vez hay menos cristianos? Porque no se predica el Evangelio. Se predican herejías, mundanidades, ideologías de moda políticamente correctas, vaguedades, sincretismos y, frecuentemente, simples tonterías. Así nos va.

Dios nos ayude y nos conceda a todos la conversión.


Bruno Moreno

viernes, 9 de junio de 2017

El polémico video sobre la Iglesia. ¿Nos perjudica o nos beneficia? (por Pablo Gimeno, de la Lupa Económica)

Duración 3:55 minutos

En vez de a los Heraldos, que intervengan a los jesuitas (Padre Jorge González Guadalix)




Llevan los rumores algún tiempo. Se dice, se cuenta, parece ser, llegan informaciones… según las cuales los Heraldos del Evangelio podrían estar en el punto de mira del Vaticano y esperando no se sabe muy bien si una intervención o quizá, más probable, algún tipo de comisario pontificio que acuda a echar una mano, no sabemos si al cuello.

Evidentemente no sé nada de las entrañas profundas de este Instituto de derecho pontificio. Nada de nada. Los conozco algo porque he tenido la suerte de que quisieran acudir a la parroquia para realizar una misión mariana, hemos convivido, rezado y trabajado juntos, y me parecen gente excepcional.

Doctrina segura. Liturgia impecable. Capacidad de servicio infinita. Ni un mal gesto, ni una palabra fuera de lugar. Todo lo contrario: disponibilidad, generosidad, altruismo. Todo lo que diga de ellos es poco. Más aún, que rápido tocamos el dinero, no solo no pidieron ni un solo euro a la parroquia, sino que al final de la misión pretendieron entregarnos las limosnas que habían recibido de la gente. Terminó la misión, acompañaron durante semanas a un grupo de fieles que quisieron consagrarse a la Virgen y hoy siguen mostrándose generosos y amigos con la parroquia en general y con un servidor en particular.

Pues rumores de intervención. Por cierto, ¿alguien sabe alguna cosa de los Franciscanos de la Inmaculada? Gente me dice que es que los Heraldos llevan unos hábitos que no son de hoy. Miren que me da la risa. Más desfasadas son las blusas de sor Mari Puri o las misas con vaquero y pan de molde y no pasa nada.

Puestos a intervenir, sugiero que se den una vuelta por la curia general de los jesuitas, a ver si alguien se va a pensar que si son intocables es porque tengan alguien de altísimo e inmaculado nivel que los proteja.

Digo lo de la intervención porque tener en la Iglesia una orden en la que el superior general directamente afirma que el demonio no existe o pone en dudas las palabras del mismo Cristo porque en aquellos tiempos no existían las grabadoras, es todo un peligro. Una orden con dieciséis mil miembros, que tiene en sus manos colegios, universidades, parroquias, centros de formación, puede hacer mucho bien o un desastre. Si el cura anda a peces -el superior general- cómo andarán los feligreses.

No pasa nada. Es libertad de expresión, apertura doctrinal, presencia en las periferias, comunión interreligiosa, mentalidad actual. Pero lo que no podemos es consentir a unos señores que hablan de Dios, de la devoción a la Virgen, que van a Fátima y promueven la consagración a María según el método de San Luis María Grignion de Monfort (autor de cabecera de Juan Pablo II), cuando todos sabemos que el demonio es simbólico y que la nueva evangelización no es convertir chinitos, que vaya patinazo el de San Francisco Javier, sino la alianza eterna de civilizaciones , la común religiosidad y la solidaridad eterna y universal en el amor el refugiado, la conmiseración con el desvalido y la patada en el trasero a esos carcas que no tienen derecho a estar en la Iglesia, y menos vestidos así.

Los Heraldos, en caso de que sean intervenidos, y mira que me lo barrunto, callarán, como los Franciscanos de la Inmaculada, rezarán por sus perseguidores y ofrecerán sus sacrificios a Dios y a la Virgen por la salvación del mundo.



Jorge González Guadalix

jueves, 8 de junio de 2017

Las palabras que no dice el Papa (Roberto de Mattei)



Los terroristas del atentado del puente de Londres asesinaron al grito de: «¡Es por Alá!». 

El 14 de julio de 2016, Mohamed Lahouaiej Bouhalel segó en nombre de Alá la vida de 84 personas en el Paseo de los Ingleses en Niza. 

El asesino de Mónaco disparó a la cara a niños el 21 de julio de 2016 berreando en árabe «¡Alá es grande!». 

El mismo grito de «Al-lá akbar» fue proferido el 26 de julio en Ruán por el fanático que degolló al sacerdote Jacques Hamel, así como el 1º de enero de este año por el autor del atentado de la discoteca Reina de Estambul. 

Y el 2 de julio del año pasado en Dacca, nueve italianos fueron torturados y asesinados por no saberse el Corán. 

Para el ISIS, todos estos atentados recientes reflejan una fidelidad integral a las enseñanzas del islam. El nombre de Alá, dios del islam, cuyo profeta es Mahoma, resuena siniestro de un extremo a otro de Occidente acompañado de un largo rastro de sangre y terror.

¿Es posible seguir negando que asistimos a una guerra religiosa? 

Afirmando que no se puede matar en nombre de Dios no se puede ocultar la realidad de que hay un proyecto de conquista religiosa del mundo por medios violentos. 

La propia primera ministra inglesa Theresa May, después del nuevo atentado terrorista en Gran Bretaña, ha hablado de “extremismo islámico”, y ha dicho que es una ideología que se difunde a través de internet y las grandes sociedades, y que no sólo sería necesario contrarrestar por medios militares y de inteligencia, sino con «los valores pluralistas de la cultura británica, superiores a los mensajes de los predicadores extremistas».

El 4 de julio, en el Regina Coeli, el papa Francisco condenó el terrorismo, pero por lo visto para él la palabra Islam es impronunciable. 

Criticar, aunque sea de forma implícita, el Islam significaría caer en ese proselitismo que, según el papa Francisco, es uno de los pecados más graves que puede cometer un católico. 

Y, sin embargo, qué mejor oportunidad puede haber para la verdad de la fe católica a las religiones que predican la violencia, como el islam, y para explicar que el pluralismo al que se refiere la primera ministra inglesa es, en realidad, un relativismo moral que abre paso a la violencia mahometana

Gran Bretaña es un país que está pagando carísimo el fracaso de la ideología multiculturalista que profesa desde hace tantos años

La alternativa a la violencia islámica no es ni el multiculturalismo ni el ecumenismo, sino la afirmación clara y tajante de los principios del Evangelio. ¿Qué otra cosa podría proclamar, si no, el Vicario de Cristo?

Roberto de Mattei
(Traducido por J.E.F)

Mejores que Jesucristo (por Bruno Moreno)




Después de mucho tiempo pensando sobre esta cuestión, he ido llegando a la conclusión de que las diversas heterodoxias actuales pueden atribuirse, en su gran mayoría, al asombroso convencimiento de sus autores de que son mejores que Jesucristo. Ya sé que desafía a la imaginación que alguien se defina como cristiano y crea ser mejor que Cristo, pero, desgraciadamente en este caso, la realidad supera con creces nuestra imaginación.

La soberbia desorbitada del pensamiento actual, con raíces en el evolucionismo filosófico, ha hecho que el hombre moderno mire por encima del hombro a todos los hombres de épocas anteriores por el mero hecho de haber vivido en el pasado. En ese sentido, se da por supuesto que el presente siempre y por definición es superior al pasado. Esta tendencia, que es casi universal en el pensamiento moderno, tiene su expresión dentro de la Iglesia en los variados heterodoxos actuales que, como lo más natural del mundo, miran por encima del hombro al propio Cristo.

El caso más claro, sin duda, es el de la plaga de eclesiásticos empeñados en admitir el divorcio en la Iglesia so capa de misericordia. Lo planteen como lo planteen, subyace a todos sus razonamientos el convencimiento de ser más misericordiosos que Jesucristo, que prohibió explícitamente y con absoluta claridad el divorcio. A este carro se suben todos los deseosos de aprobar las parejas del mismo sexo, las relaciones prematrimoniales, los anticonceptivos y un largo etcétera, considerando que Jesús, en realidad, vino a la tierra para decirles lo que ellos ya sabían y para darles unas cariñosas palmaditas en la espalda por lo listos que son.

Muy parecidos son los intentos de aguar el lenguaje cristiano y no hablar nunca de “adulterio", “pecado", “culpa", “infierno", “redención” y términos similares, impulsados por la pretensión de no ofender nunca a nadie, en ningún rincón de la tierra. Aparentemente, los aguadores en cuestión piensan que son más dulces, educados y majetes que Jesucristo, que dirigió palabras durísimas cuando la ocasión lo requería a fariseos, ricos, fornicarios, saduceos, tiranuelos, profanadores y demás. Por no hablar de que Jesús hablaba con total claridad de la doctrina cristiana y que no tenía ningún problema en utilizar todos esos términos tan ofensivos.

Lo mismo se puede decir de los ecumaniacos decididos a que la Iglesia no evangelice, a que los musulmanes sigan siendo musulmanes y a acallar cualquier intento de predicar la conversión a ateos, agnósticos, budistas, judíos y, en general, todo ser humano sobre la faz de la tierra. Es difícil no pensar que esa forma de actuar refleja la creencia de ser más salvadores que Jesucristo o, dicho de otra forma, de que ellos son los que, después de dos mil años, han encontrado la verdadera salvación (basada en la buena voluntad y en el llevarnos todos bien) al margen de la salvación en Cristo.


Otros creen que conocen al Padre mejor que su Hijo. Un ejemplo de esta pretensión absurda pueden ser los que pretenden que la oración de petición no es “coherente con el Dios revelado en Jesús”, sin que aparentemente les importe que el Hijo de Dios nos enseñara en el padrenuestro a pedir, pedir y pedir cosas a Dios. 


También pertenecen al grupo los que niegan la existencia del infierno contra las claras palabras de Cristo, basándose en sus propias elucubraciones sobre la forma de ser de Dios, su misericordia y su perdón.

Los hay también que piensan que son más inteligentes que el Verbo eterno de Dios, como los que dicen que el demonio no existe, sino que es una forma primitiva de personalizar el mal. Será que Cristo no hacía más que exhibir su primitiva ignorancia cuando hablaba del demonio y que, en realidad, el Hijo de Dios es como mucho el Alfa y el principio, pero no la Omega y el fin, ya que ese puesto corresponde más bien a la variada fauna de modernillos, modernuelos y modernenses actuales. De la misma forma actúan los que piden mujeres sacerdote y explican condescendientemente que el Hijo de Dios encarnado actuaba según los prejuicios de su tiempo.

Así podríamos seguir con todas las herejías, heterodoxias y tonterías del último siglo. Por supuesto, sus defensores no lo plantean así, porque hacerlo les obligaría a abandonar del todo la Iglesia y ese es un paso que muchos no están dispuesto a dar, ya sea por razones económicas, por un apego sentimental, por miedo a lo desconocido o por simple y pura inercia. Así pues, para no verse obligados a dejar la Iglesia, lo que hacen es camuflar esas afirmaciones de ser mejores que Jesucristo o presentarlas de forma oscura o indirecta. En ese sentido, hablan de “profundizar", “actualizar” o “reinterpretar” las enseñanzas de Cristo (aunque lo que en realidad hagan sea negarlas). 

Otras veces desestiman lo que dijo nuestro Señor distinguiendo el Cristo de la fe y el Jesús histórico (como si no fueran uno y el mismo)

También alegan que no podemos conocer las ipsissima verba Iesu, las palabras exactas de Jesús (ya sea por la ausencia de grabadoras, por las “elaboraciones de la comunidad primitiva” o por lo que sea), y que, por lo tanto, se puede poner en duda cualquier afirmación de Cristo que a uno le venga en gana.

Una modalidad especialmente sutil es la de explicar lo que realmente quería decir Jesús o lo que de verdad corresponde al “estilo de Jesús”, en contradicción abierta con lo que el propio Jesús siempre ha enseñado a través de su Cuerpo, que es la Iglesia

En el mismo saco podemos meter a los que apelan a un Espíritu indefinido (o al “espíritu del Concilio” en concreto) para cuestionar la fe y la moral católicas e introducir novedades contrarias a las mismas, como si ellos fueran más espirituales que Cristo, que derramó su Espíritu Santo sobre su Esposa la Iglesia.

Excusas, en definitiva, que en algunos casos pueden ser inconscientes o incluso bienintencionadas, pero apenas pueden ocultar la falta de fe en Cristo que las motiva. La realidad, en efecto, es testaruda y sus obras hablan más claro que sus palabras. Y esas obras pretenden colocarlos por encima de Cristo, sean cuales sean sus excusas, falsedades o, en el mejor de los casos, autoengaños.

Cada uno que haga lo que quiera. Por mi parte, tengo una regla muy sencilla: si alguien pretende ser mejor que Jesucristo, sea anatema.


Bruno Moreno
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NOTA: Debo decir que todos los artículos de Bruno merecen ser leídos. Es de lo mejor que conozco. Profesionalidad, claridad al expresarse, amor a la verdad. Y amor a Jesucristo y a la Virgen María. Por eso suelo introducir algunos de ellos en este blog. Creo que cuento con el permiso implícito de su autor, pues de lo que se trata es de "evangelizar" de verdad, a través de este medio de internet, para que muchos puedan llegar así a Jesús, ya que de otro modo, tal como está el mundo de los mass media, difícilmente podrían hacerlo. Me congratulo sinceramente de que sigan habiendo personas como él, porque hacen mucho bien sus escritos.

lunes, 5 de junio de 2017

La gran estafa del calentamiento global documental

Duración: 76 minutos

Vigilia de Pentecostés. Jubileo de Oro de la RCC: Renovación Carismática Católica (Predicación del padre Raniero Cantalamesa, comentada por José Martí)

En la vigilia de Pentecostés de este año, que ha tenido lugar en Roma, en el Circo Máximo, se ha celebrado el jubileo de oro del grupo carismático. A continuación se puede visualizar y escuchar lo que dijo el padre Raniero Cantalamesa, monje capuchino de 82 años, predicador de la Casa Pontificia hasta ahora, desde que fue nombrado como tal por el papa Juan Pablo II en 1980, hace 37 años.

Entre otras cosas dice: ¿Quién soy yo, católico, para decir que los otros cristianos no pertenecen al Cuerpo de Cristo?



Duración 19:47 minutos

Se necesitaría de todo un tratado para contestar a muchas de las expresiones que se oyen en esta predicación, bastante heterodoxa, aun cuando pudiera parecer lo contrario (Ver, p.e. minutos del 7 al 11 o del 14 al 16, más o menos)

Hay que tener las ideas muy claras para no dejarse engañar, puesto que este hombre (¡ése es su oficio!) posee un conocimiento muy grande de las Sagradas Escrituras. El diablo también las conocía -y las usó- cuando tentó a Jesús, pero no pudo con Él, porque la voluntad de Jesús era sólo hacer la voluntad de su Padre y llevar a cabo su obra. Y eso es lo que tendríamos que hacer también nosotros ... pero nos falta fe. No conocemos bien nuestra Religión y por eso somos fácil presa de cualquiera que se presente como portador de un mensaje de salvación.

El problema de fondo es: ¿ese mensaje que usted me anuncia es el Mensaje de Jesucristo o es una invención de usted?

El Espíritu de Jesucristo, al principio, se le comunicó sólo a los apóstoles (acompañados de la Virgen María) quienes ya habían estado en contacto con Jesús durante tres años. Estaban en condiciones de recibir ese Espíritu el cual les llevaría a conocer todas las cosas ... ¡Ese Espíritu de Jesucristo, que es el Espíritu Santo, no se le da a cualquiera!

Las palabras de Jesús son Espíritu y Vida. Y Jesús quiso enseñarnos su Mensaje a través de los Apóstoles y de sus sucesores. Tenemos una Tradición, un Magisterio de casi dos mil años, que es el que interpreta correctamente las palabras y el Espíritu de Jesús. Y si alguien dijera algo en contra de este Evangelio ... ¡sea anatema! ... Así lo decía san Pablo.

De manera que las novedades, en sí, en lo que concierne a la teología, no son ni buenas ni malas, en principio ... Ahora bien: si esas novedades nos apartan del auténtico Magisterio de la Iglesia, que conocemos por la Tradición de la Iglesia y de todos los Papas anteriores al Concilio Vaticano II,  entonces tales novedades deben de ser desechadas, pues nos apartan, en realidad, de Jesucristo ... por más que quienes las profesen no dejen de proferir el nombre de Jesús una y otra vez: ¡ése no es Jesús, el auténtico, el Único! ... es sólo una invención humana y falsa, que nos puede conducir a la perdición.

Observamos con pena cómo el Magisterio actual contradice en muchas cosas al anterior. En tanto en cuanto actúa así, no debe de ser obedecido, porque Cristo no está dividido. Él es la Verdad y la Vida. Y es en el seno de la Iglesia católica -y sólo en ella- donde podemos encontrar esa Verdad y ese Espíritu, que luego tenemos la obligación de hacer extensivo a todas las gentes, mediante la predicación íntegra del Evangelio recibido, cuyo depósito es preciso conservar. Quien desprecia el depósito recibido desprecia a Dios y considerándose a sí mismo lo más importante, se está fabricando su propia condenación.

Insisto: no es el ecumenismo lo importante, tal y como se lo entiende. Lo importante es llevar a la gente a Cristo, para que lo conozcan y lo amen. Y esto es sólo posible en el seno de la Iglesia Católica.

Por desgracia, el Mensaje de Jesucristo ha sido manipulado, cambiado y tergiversado, mediante un intento de acercarlo al mundo. No sólo no ha habido tal acercamiento sino que la Iglesia católica ha ido perdiendo su propia identidad y haciéndose, cada vez más, una con el mundo; y está siendo fagocitada por él. 

No es ésta la unidad que pedía Jesús cuando hablando con su Padre, le decía: "Que todos sean uno como Tú, Padre, en Mí y Yo en Tí. Que también ellos sean Uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me has enviado" (Jn 17, 21). Jesús no hablaba de la unidad o de la paz en el mundo, y no le hablaba al Padre del mundo, sino de sus discípulos para quienes pedía que fuesen uno en Él, como Él era uno con su Padre. 

En cuanto a la paz a la que se refiere Jesús no es la paz tal como la entiende el mundo (como simple ausencia de guerra) sino que cala mucho más hondo y llega al corazón de las personas: "La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da os la doy Yo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde" (Jn 14, 27)

Son muchos -y cada vez más- los católicos que no conocen su fe, que no conocen a Jesús, al verdadero, al de siempre; no al Jesús que nos quieren "vender" las corrientes modernistas introducidas en la Iglesia, un "falso Jesús" pues el modernismo es, como sabemos, "la suma de todas las herejías", en palabras del papa San Pío X. Esto era así entonces. Y es así ahora. No hay rigidez en hablar de esta manera, sino amor a la verdad.

No hay rigidez en afirmar que 2 + 2 = 4, porque eso es, sencillamente, verdad. Eso es cierto. Y es la verdad la que nos hace libres, según Jesús (cfr Jn 8, 32). 

Es la verdad la que nos permite acercarnos a los demás -y ser recibidos por ellos- con una caridad auténtica que sólo desea su verdadero bien, conforme al mandato de Jesucristo de predicar el Evangelio a todas las gentes.

Quien guardare sus mandamientos se salvará (porque es la manera que Él ha dispuesto para que le demostremos nuestro amor) y quien no los guarde y persevere en el mal, a pesar de todas las llamadas a la conversión y de todas las oportunidades que Dios le está ofreciendo continuamente, si muere en ese estado de rechazo a Dios y, en concreto, de rechazo a Jesucristo, ese tal se condenará. 

No porque lo diga yo sino porque así está recogido en el Evangelio y en toda la Tradición de la Iglesia, por voluntad explícita de Jesucristo, fundador de la única Iglesia, que es la Iglesia católica.

No puede haber varias Iglesias. El espíritu ecuménico actual está en contra del verdadero ecumenismo, el cual se identifica con esa nota de catolicidad (universalidad) de la Iglesia. En realidad, a mi entender, es una palabra innecesaria y que, como era de prever, ha dado lugar a confusión. La palabra catolicidad expresa correctamente la idea de la verdadera Iglesia; no así el ecumenismo. 

Ésa es la razón por la que decimos en el Credo:

Creo en LA IGLESIA que ES UNA, SANTA, CATÓLICA y APOSTÓLICA. Esto es un dogma de fe. Y la aceptación de los dogmas no es rigidez, sino que es la condición fundamental para vivir el Evangelio conforme a la voluntad de Dios. 

El que va contra los dogmas va contra Dios, pues va contra la Iglesia, que es el Cuerpo Místico de Cristo. Y Cristo es Dios, verdadero Dios, (además de ser verdadero hombre).
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El padre Raniero tuvo, además, otra intervención al final de este acto, cuyo video adjunto:

Duración 8:15 minutos

En pocas palabras: Viene a decir que el mundo entero será salvo, y para ello monta una especie de pantomima (no sé cómo llamarlo, pues todos los que lo rodean no paran de reírse) de profesión de fe, en interacción con el público. Sin ir muy lejos, siendo benévolo, considero esta intervención infantil y ridícula. No sabe uno si reír o llorar. 

Luego aparece cantando el canto que nació con la Iglesia Pentecostal, en el que se invoca al Espíritu Santo. Y toda la gente, con el Papa imponiéndoles las manos, está con los ojos cerrados y con las manos alzadas hacia arriba. 

Todo un espectáculo, una farsa en realidad. El Espíritu es libre y es siempre el Espíritu de Jesucristo. No vale decir que Jesucristo es el Señor. Y punto. Eso no es verdad, puesto que cada uno tiene una idea de Jesucristo muy diferente[ Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre (Heb 13, 8)]. Jesucristo es una realidad en sí mismo y no sólo para mí. Y es a ese Jesucristo real a quien tenemos que conocer y amar (no al que nosotros nos inventemos).

En ese conjunto de personas que asistieron al Jubileo de Oro de la RCC hay personas con religiones muy diferentes. Se dice que lo importante es ser cristiano (luterano, anglicano, pentecostal, etc...en el fondo todo viene a ser lo mismo).

¿Y ser católico? ¿Qué más da? No hay grandes diferencias con el resto de religiones. Y así, de este modo, se diluye la Doctrina y se relaja la moral, acabando todo en un batiburrillo de mucho cuidado. 

Si algo parece que queda claro en esta "predicación" del padre Cantalamesa es que lo mismo da una religión que otra. Nuestros actos, mejores o peores, no importan. Dios es bueno y te vas a salvar. Esto me recuerda mucho a Lutero, a quien por cierto cita, alabándolo: "Peca mucho; pero cree más". Dios es quien salva. Y nuestra naturaleza está pervertida. De modo que no importa lo que hagamos. Él, debido a su Bondad, se encargará de salvarnos, siempre que tengamos fe.

La justificación por la sola fe. He aquí la cuestión. De modo muy sutil tenemos aquí una protestantización del catolicismo. Y una dictadura del relativismo.

La intervención humana como respuesta amorosa y libre al don de Dios brilla por su ausencia. Esto es un grave error, pues va en contra de la Verdad. Y la caridad sin verdad no es nada. "La caridad se complace en la verdad" (1 Cor 13, 6). [Al citar 1 Cor 13, que es un himno a la caridad, el padre Raniero omite, "casualmente", este aspecto, concerniente a la verdad, que es fundamental para que haya una caridad auténtica, tal y como Dios la ha pensado]. 

José Martí

sábado, 3 de junio de 2017

Hay veces en que el papa Francisco habla como un "católico" de toda la vida (por José Martí)

En el siguiente vídeo, podemos escuchar unas palabras de Francisco, refiriéndose a la existencia real del diablo y a que no se trata de un puro mito ... ¡contradiciendo así a su 'jefe' [lo es en cuanto que es la máxima autoridad entre los jesuitas ... y el papa es jesuita], el Prepósito General de los jesuítas, Arturo Sosa!, quien fue entrevistado por "el Mundo". Ésta fue la última pregunta (P) con la correspondiente respuesta que les dio el Prepósito jesuita (R):

P. Para terminar quería preguntarle si cree que el mal es un proceso de la psicología humana o proviene de una entidad superior.

R. Desde mi punto de vista, el mal forma parte del misterio de la libertad. Si el ser humano es libre, puede elegir entre el bien y el mal. Los cristianos creemos que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, por lo tanto Dios es libre, pero Dios siempre elige hacer el bien porque es todo bondad. Hemos hecho figuras simbólicas, como el diablo, para expresar el mal. Los condicionamientos sociales también representan esa figura, ya que hay gente que actúa así porque está en un entorno donde es muy difícil hacer lo contrario.

Y aquí se puede visualizar lo que dijo el papa Francisco:

Duración 1:34 minutos

¡Ojalá el papa Francisco se expresara con tanta claridad en tantísimos otros temas que son de vital importancia para la Iglesia!

José Martí

Nota: La noticia de la entrevista del jesuita Arturo Sosa se puede ver también en infocatólica, con argumentos que rebaten afirmaciones no católicas del aludido jesuita.

Actualidad comentada׃ Cuba entra en escena (Padre Santiago Martin)

Duración 8:13 minutos

viernes, 2 de junio de 2017

2017: Triple centenario para la reflexión

FUENTE: ADELANTE LA FE (HEMOS VISTO)







2017 es, sobre todo para los católicos, el centenario de las apariciones de la Santísima Virgen María en Fátima. Y la celebración de este gran aniversario (que durarán hasta el próximo 13 de octubre) no debe hacernos caer en el olvido de otros centenarios dados en este año y que por sus perniciosos efectos morales constituyen la mejor explicación de la actual deriva espiritual del mundo y crisis interna de la cristiandad. Sucedieron cada doscientos años: 1517, 1717 y 1917. Y fueron minando progresivamente la Fe Cristiana hasta hacerla desaparecer en una inmensa cantidad de almas. 

Hagamos memoria histórica y obtengamos conclusiones que nos sean de utilidad:

1517: Hace 500 años de la llamada “reforma” de Lutero en Alemania. La rebelión de este religioso agustino que, sin duda, estaba basada en algunos presupuestos razonables (como la venta de indulgencias), supuso la ruptura de la Fe en la Iglesia. Desde entonces crece el podrido fruto de “Cristo SI pero Iglesia NO”. Obviando que la Iglesia es el mismo Cuerpo Místico de Cristo, la influencia luterana va dibujando en las conciencias protestantes que la Palabra de Dios puede ser libremente interpretada por cada cristiano sin necesidad de ser enseñada por la autoridad de la Iglesia. Se puede, por tanto, creer en Cristo sin creer en la mediación de la Iglesia.

1717: Hace 300 años de la fundación de la masonería en Inglaterra. Esta institución secreta va a impulsar el pensamiento ilustrado del que bebe la revolución francesa de 1789, la cual, al entronizar a la “diosa razón” va a desplazar a Cristo del centro de la sociedad para colocar en el al ser humano “autosuficiente”. Desde entonces crece el podrido fruto de “Dios SI pero Cristo NO”. Obviando que Cristo es el Verbo de Dios Encarnado, la influencia masónica va dibujando en las conciencias cristianas (católicas y protestantes) que en el fondo Cristo fue “uno más de la historia: un personaje excepcional, pero NO es Dios encarnado”. Se puede, por tanto, creer en Dios sin creer que Cristo es el Único por quien se va al Padre.

1917: Hace 100 años de la revolución bolquevique en Rusia. La ideología marxista-leninista, que en su ámbito filosófico bebe de los llamados “maestros de la sospecha del siglo XIX” (como Feuberbach) y del idealismo panteísta (Hegel), va a impulsar el pensamiento materialista de la no existencia de Dios basándose en la doble idea del “opio del pueblo” y el emergentismo de la mente humana para crear una respuesta vital tras la muerte física. Y desde entonces el podrido fruto que crece es “Dios NO”. Obviando así la misma ontología, la influencia marxista va dibujando en las conciencias (cristianas y no cristianas) que la idea divina es fruto del afán humano por eternizarse y, para algunas minorías, fruto de la estrategia para explotar a los débiles. Y se puede, por tanto, hacer el “bien” sin necesidad de Dios, bastándole al ser humano su propia determinación.

Por tanto: veamos como HOY día en la conciencia de no pocos católicos ya ha calado esta triple gradación aunque se mantengan apariencias de fe, de devoción o incluso de doctrina. Y para constatar hasta que punto esta histórica influencia es cierta, pensemos en los tópicos que toman cada vez más fuerza en las llamadas “sociedades cristianas”:

1º: Que cada cual decida en conciencia lo que sea bueno o malo en su conducta.

Este tópico supone la victoria del protestantismo en la conciencia. Se rechaza la objetividad moral, la tradición de la Iglesia, el dogma y el depósito mismo de la Fe. La mediación de la Iglesia queda reducida a lo meramente superficial y sociológico. Y, a la vez, la misma jerarquía de la Iglesia (en gran número) tras afirmar que “la doctrina no cambia” resulta que tampoco predica esa doctrina.

2º: Da Igual creer en Cristo, en Buda, en Mahoma o en el Templo …etc

Este tópico supone la victoria del liberalismo masónico en la conciencia. Se rechaza que Cristo sea EL redentor y se le rebaja a la “categoría” de iluminados que a lo largo de la historia lucharon por valores morales y justos. La mediación de Cristo queda reducida a lo meramente humano y ético. Y a la vez, la misma jerarquía de la Iglesia (en gran número) pierde su tensión apostólica al reducir la misión al ámbito social y de promoción humana.

3º: Da igual creer que no creer en Dios.

Este tópico supone la victoria del materialismo ateo en la conciencia. Se rechaza que Dios sea necesario y se afirma o duda de su existencia, o también se iguala su “concepto” a otros de carácter extraño como la “madre tierra”, o la “energía” o el mismo universo vivo. Y también se denota en alguna jerarquía de la Iglesia una acomplejada y débil predicación de lo sagrado, del Misterio de Dios, para rellenar las lagunas de una pura demagogia populista y horizontal donde la cristiandad parece imitar ideologías ecologistas en vez de dar testimonio de Cristo el Hijo de Dios.

Entonces: en este año 2017, centenario de las apariciones de Fátima, cuyo “secreto más secreto” parece más bien estar en dirección a la apostasía interior del cristianismo que a sucesos geológicos, metereológicos o criminológicos…….., podemos advertir que es María Santísima, la vencedora de todas las herejías, quien nos tiende a todos la mano amorosa para que seamos capaces, de forma personal y comunitaria, de desandar lo erradamente andado y convertirnos de corazón como Ella misma nos pidió:

* Reconocer la mediación de la Iglesia Católica, con su tradición de dos mil años, como la única intérprete de la Palabra de Dios.


* Reconocer a Cristo como único Redentor.

* Creer en Dios uno y trino, Dios Amor “ad intra” (en la Trinidad) y “ad extra” (en la Creación), sin tratar de “definirlo” desde concepciones humanas (energía, bien, totalidad…)

Oremos para que este año 2017 suponga un punto de inflexión en la historia del mundo y de la Iglesia. Quizás sea ese el gran “Milagro” que nos llegue desde el Cielo en este centenario de Fátima.

Boletín de la diócesis de Oruro.

miércoles, 31 de mayo de 2017

Aclarando ideas (VIII): Homenaje a Lutero [Froilán-Aulé]

Hace ya más de tres años, en la entrevista a Eugenio Scalfari  aparecida en "La Repubblica" del 1 de octubre de 2013decía el Papa Francisco:

"...Los padres conciliares (se refería al Concilio Vaticano II) sabían que abrirse a la cultura moderna significaba ecumenismo religioso y diálogo con los no creyentes. Desde entonces muy poco fue hecho en aquella dirección. Yo tengo la humildad y la ambición de querer hacerlo". 

Y vaya si lo hace, porque estamos como nunca antes, con gestos de hermandad hacia todos y así "uniéndonos en lo que no divide". El culmen ha sido la visita a Suecia para conmemorar los 500 años del cisma de Lutero

Pero, ¿qué es aquello que divide? Nada menos que la verdad sobre Cristo y su Iglesia[Por eso] Unión con los que han dividido, los cismáticos, y dureza para los fieles católicos que defienden la ortodoxia.

ELOGIO A LUTERO

Las implicancias del elogio a Lutero y las sospechas acerca de la intención son grandísimas. El elogio de Francisco fue en el viaje de retorno de Armenia, el 26 de junio del año 2016. Figura en el sitio oficial del Vaticano. 

Estas fueron sus palabras"Creo que las intenciones de Martin Lutero no estuvieron equivocadas; era un reformador. Quizás algunos métodos no eran propiamente un modelo para imitar. Había corrupción en la Iglesia, había mundanidad, había apego al dinero y al poder. Y él protestó por eso. Luego, era inteligente y dio un paso adelante justificando el porqué hacía todo eso: sobra [es suficiente] la doctrina de la justificación. Sobre este punto tan importante no se había equivocado. Él hizo una medicina para la Iglesia".


Aquí el Papa Bergoglio presenta a Lutero como un reformador de costumbres, un reformador moral, cosa que el mismo Lutero negó ser. 
Él fue el reformador herético de la doctrina y ésta es la verdad

[...]


Ciertamente que hubo escándalos en la Iglesia de aquel tiempo, pero los escándalos de Lutero, hombre rudo, carnal y vulgar, no fueron de menor alcance, antes bien fue lo contrario. No vale la pena adentrarse en el tema de los escándalos de la Iglesia ni tampoco de los escándalos de Lutero sino ir al punto más inquietante que es decir que:



¡Lutero sobre el tema de la justificación tenía razón!

Afirmar eso es borrar de un golpe las enseñanzas de la Iglesia acerca del libre albedrío y la necesidad de las obras [...] cancelar la condena de Trento. Porque para Lutero la justificación viene por la sola fe en Jesucristo prescindiendo de las obras y de la cooperación del pecador con la gracia


Extraño que, justamente, Jorge Mario Bergoglio pueda decir que Lutero tenía razón en ese puntoExtraño porque tantas veces le gusta recordar el pasaje de Mateo 25, en el que el Señor viniendo en su gloria juzgará a unos y otros de acuerdo a las obras (Cf. Mt 25: 31s). 

Lutero, lo recordamos, negaba además del Magisterio (Sola Scriptura y libre examen de las Escrituras), el sacerdocio ministerial  y  sosteniendo que la salvación viene por la sola fe consecuentemente niega los sacramentos, excepto el bautismoExtraño también porque siendo Rector del Colegio San José, el Padre Jorge Mario Bergoglio en un escrito condenó a Calvino y a Lutero.

Pues con tanto elogio y festejo (¡¡ ...!!) por los 500 años del cisma, la sospecha, más que fundada, es que el próximo ataque sea a la Eucaristía y al sacerdocio ministerial. [...] ¿Quién podría jamás imaginar que habría un hombre en la cima de la Iglesia Católica que fuese a celebrar el cisma de hace cinco siglos atrás? 

¡Recordar el 31 de octubre de 1517, cuando el monje agustino Martin Lutero clavó sus 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg! Y, en efecto, el escenario que hemos visto en Lund, el 31 de octubre, con la "obispa" luterana y el acto paralitúrgico ha sido surrealista.

Sin embargo, el homenaje a la Reforma comenzó el pasado 13 de octubre de 2016, cuando Lutero atravesó las puertas del Vaticano y una estatua suya presidió el encuentro de Bergoglio con un grupo de peregrinos luteranos



¡Precisamente el 13 de octubre, aniversario de la última aparición de la Virgen en Fátima, fecha que pasó bajo silencio!

En aquel encuentro, una vez más Francisco condenaba el proselitismo como "veneno" mientras exaltaba a "los santos reformadores"; era más o menos como canonizar al gran hereje que dividió la Iglesia y provocó guerras de religiones que desangraron Europa. [...] Antes que el viaje a Suecia fuese definido, el Cardenal Müller advertía: "Nosotros los católicos no tenemos ningún motivo para festejar el inicio de la Reforma que llevó al cisma de la cristiandad occidental"  [hablando en un acto con los obispos de Chile].

En cambio, Francisco fue y se encontró con la Federación luterana mundial. Poco antes salía un documento firmado por una comisión católica-luterana titulado "Del conflicto a la comunión" donde se afirma que nosotros católicos somos también culpables de haber quebrado la unidad de la Iglesia y que el programa reformador de Lutero constituye un desafío espiritual y teológico para nuestro tiempo (sic!).

En Lund Francisco dijo"Es con gratitud que reconocemos que la Reforma ha contribuido a dar mayor centralidad a la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia"[Obviamente, no dijo que para los luteranos y todos los protestantes no existe una lectura de la Sagrada Escritura con la Iglesia y desde la Iglesia, porque ellos no tienen ni reconocen Magisterio alguno sino el libre examen de la Palabra de Dios].

"La experiencia espiritual de Martin Lutero nos interpela y nos recuerda que no podemos hacer nada sin Dios. El mensaje de Lutero está justo en el descubrimiento de un "Dios misericordioso". [¡Como si la Iglesia con todo su Magisterio, ¡sus Padres y sus santos, rechazados y negados por Lutero, habría debido esperar a Lutero para descubrir que sin Cristo nada podemos y que Dios es misericordioso!]

Y luego en la Declaración conjunta se puede leer"Estamos profundamente agradecidos por los dones espirituales y teológicos recibidos a través de la Reforma." [¿Cuáles dones espirituales y teológicos? ¿Acaso la influencia racionalista de Karl Barth?] 

O bien"Muchos miembros de nuestras comunidades aspiran a recibir la Eucaristía en una única mesa, como concreta expresión de la plena unidad"


Es decir, promoción de la intercomunión con los protestantes [...] Ahora bien, de acuerdo a la declaración se trataría del deseo que los protestantes accediesen a la comunión eucarística en nuestras Misas sin estar en comunión con la Iglesia. ¡Esto no es posible! 

Anteriormente, en ocasión de su visita a la comunidad luterana de Roma, un año atrás, a la pregunta de una señora protestante, mujer de un católico, acerca de la posibilidad de poder participar, junto a su esposo, en la Eucaristía, Francisco respondió: "Dejo la pregunta a los teólogos". Luego dijo que él no podía dar permiso para recibir la Eucaristía, pero que ella debería haberlo "hablado con el Señor y avanzar" [¿Qué significa exactamente esto? ¿Que si su conciencia le dice que puede hacerlo, entonces podría hacerlo?]

[...] El cardenal Robert Sarah, Prefecto del Culto divino, corrigió al pontífice diciendo: "No es una cuestión de seguir la propia conciencia"; "La Eucaristía es sólo para los católicos"

El obispo kazakistano Athanasius Schneider dijo que "la Iglesia debe ser absolutamente clara con los protestantes, no escondiendo nada". Agregó que "cualquier gesto que no sea claro, que no sea sincero, que sea ambiguo, jamás ayudará al verdadero ecumenismo en ningún nivel que sea"

Dijo también Monseñor Schneider que "los pastores deben ser muy prudentes en sus declaraciones y no crear ambigüedades y confusión entre la gente llevándolas a creer que las doctrinas católicas y protestantes son fundamentalmente las mismas con sólo pequeñas diferencias"

[Efectivamente, no hay pequeñas sino muy grandes diferencias entre estas doctrinas, como se ha visto antes]


Continuará