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martes, 9 de octubre de 2018

El absurdo



Hace pocos años, cuando el Sínodo de la Familia, la blogosfera católica se pobló de entradas que expresaban desconcierto, indignación e incredulidad. En estos días, en cambio, en que se está celebrando en Roma el Sínodo sobre los Jóveneslo que brota de esas mismas páginas es, sobre todo, des-precio

La figura del Papa Francisco y de sus principales capitostes está tan devaluada que pareciera que ya nadie se toma en serio las nuevas piruetas que improvisan en la pista del circo en el que han convertido a la Iglesia

El Sínodo sobre los Jóvenes, además de ser un fracaso y probablemente uno de los errores más estrepitosos del pontificado bergogliano, se caracteriza por lo inocultablemente absurdo. Fue inaugurado con una misa en la plaza de San Pedro con muy escasa asistencia de público y, de entre ellos, apenas si había un puñado de jóvenes

“Problemas de logística”, argumentaron en el Vaticano cuando se les preguntó sobre esta elocuente ausencia. En el aula sinodal, las imágenes muestran a un grupo de vejetes que fueron jóvenes en los ’60 y en los ’70 y que quieren enseñarle cómo ser jóvenes a los jóvenes nacidos en el 2000. Verdaderamente, hay que ser muy desvergonzados para pretender dar cátedra sobre el tema en los tiempos que corren, después del rotundo fracaso en que terminó su proyecto, nacido al soplo de los primaverales vientos conciliares y después de los abusos.

La repetida y común cantinela que aparece constantemente, cuando se les pregunta por los motivos de este sínodo, es que la Iglesia quiere escuchar a los jóvenes para poder responder mejor a sus demandas. Yo no sé si pensar que el Papa y los cardenales que allí se asientan son inocentes y virginales palomitas, o más bien personajes cínicos, cargados de un cinismo que se avecina a la senilidad. 

¿Es necesario convocar un sínodo para saber qué es lo quieren los jóvenes del siglo XXI? Lo que la mayoría de ellos quieren es que los dejen seguir fornicando tranquilos y tener un trabajito, no muy esforzado, que les permita tomarse dos o tres vacaciones por año en las que puedan seguir fornicando y consumiendo drogas. 

Éstos son los deseos e intereses de la gran mayoría de los jóvenes del mundo, a los cuales insiste en escuchar el Papa Francisco que dice, una y otra vez, que el Sínodo debe escuchar a todos los jóvenes (“tutti i giovani, nessuno escluso”), con excepción, claro está, de los jóvenes que son buenos católicos, quienes deben ser cuidadosamente excluidos de cualquier expresión eclesial

Más que significativas fueron las recientes palabras del obispo de Münster, Mons. Felix Genn, uno de los delegados alemanes del Sínodo: cuando el representante para los jóvenes del episcopado germano afirmó que allí no tienen ni siquiera en el radar a los jóvenes “tradicionalistas posmodernos” que prefieren formas más tradicionales de piedad como la misa latina, el prelado repuso: “Debo decir decididamente que no me interesan los seminaristas del tipo pre-conciliar, y que no voy a ordenar a ninguno de ellos”. Una Iglesia abierta a todos, menos a los católicos.

Cerrazón para los católicos piadosos-pelagianos y avinagrados en lenguaje pontificio-, pero indiscriminada apertura a la diversidad, no solamente de religiones o ausencia de ellas, sino también sexual. 

Una de las sorpresas de este Sínodo es que en su Instrumentum laboris aparece la preocupación por los jóvenes católicos pertenecientes al colectivo LGBTDespertó gran ruido la inclusión de esas siglas en un documento oficial de la Santa Sede, y fueron defendidas por el cardenal Baldisseri, secretario del Sínodo. 

Y no es para menos la preocupación, porque podrían estar también incluidas en el documento final de esta magna reunión que, según un reciente documento firmado por el Pontífice, constituye verdadero y propio Magisterio (“Si es aprobado expresamente por el Romano Pontífice, el Documento final participa del Magisterio ordinario del Sucesor de Pedro”. art. 18 de la Constitución Apostólica Episcopalis communio). 

¿Alguien podría haber aventurado hace algunos años, aun en la peor de sus borracheras, que el Magisterio de la Iglesia, una de las tres fuentes de la Revelación de Dios a los hombres según los ultramontanos, podría incorporar a su lenguaje esta expresión tan repulsiva? 

Pero lo peor no es la sigla, sino lo que dice el Instrumentum laboris
"Algunos jóvenes LGBT, a través de distintas contribuciones que llegaron a la Secretaría General del Sínodo [lo cual es falso: se trató de una incorporación directa de la secretaría del Sínodo, como demuestra Tossati en el sitio recién linkeado], desean «beneficiarse de una mayor cercanía» y experimentar una mayor atención por parte de la Iglesia, mientras que algunas Conferencias Episcopales se cuestionan sobre qué proponer «a los jóvenes que en lugar de formar parejas heterosexuales deciden formar parejas homosexuales y, sobre todo, quieren estar cerca de la Iglesia»" (197). 
La verdad es que cuesta mucho creer estar leyendo algo de este tenor. ¿Es posible que las más altas esferas de la Iglesia se estén haciendo esas preguntas? ¿Es posible que alguien que conserva algo de fe católica pueda convocar un sínodo para preguntar qué debe responder la Iglesia a los jóvenes que son “lesbianas, gays, bisexuales y travestis” (LGTB) y a los que deciden formar pareja con alguien del mismo sexo? 

La respuesta la puede dar un niño con el catecismo bien aprendido: deben seguir el evangelio de Jesucristo, ajustándose al cumplimiento de los mandamientos, huyendo del pecado y practicando las virtudes, en este caso, especialmente la castidadEs la respuesta que se daría a cualquier hijo de vecino. 

“No es lo mismo”, dirán algunos misericordiantes: “Eso es fácil para quienes son heterosexuales y pueden casarse. Pero ¿y quienes no lo son?”

Pues a los que no lo son, y son LGBT, la Iglesia también les ha dado una respuesta desde hace siglos: «Tendrán que aguantarse y aceptar la cruz que el buen Dios cargó sobre sus espaldas»

Todos los cristianos se aguantan de muchas cosas: todos ellos de comer carne los viernes y los casados de salir con la vecina. Los que nacieron celíacos, se aguantan de comer alimentos con gluten y los que nacieron petisos se aguantan de jugar al basquet. ¿Por qué, entonces, los "LGBT» deben tener licencia para infringir el sexto mandamiento? ¿Será, acaso, que aparearse es condición necesaria para entrar al Reino de los Cielos?

Pero los absurdos se multiplican

Mirando al azar algunas microentrevistas hechas a los cabecillas de esta nueva Iglesia, encontramos que el cardenal von Schönborn dice que el Sínodo debe dar respuesta a lo que preocupa a los jóvenes de hoy. En su país, Austria, los jóvenes tienen mucho miedo al futuro, sobre todo la ecología y la falta de trabajo. Le preguntaría yo al purpurado si se puso a pensar que hace exactamente cien años, en su propio país, los jóvenes también tenían miedo al futuro, y no precisamente porque se estaban destruyendo los arrecifes de coral sino porque la guerra acababa de destruir su propio país; y tampoco temían porque no sabían si podrían perder su trabajo sino porque habían perdido a sus padres, hermanos e hijos en esa misma guerra. La situación era un tanto más grave que la actual, y a ningún iluminado pontífice de la época se le ocurrió convocar un Sínodo para resolver esos interrogantes. 

El cardenal Ravasi, por su parte, afirma que los jóvenes de hoy poseen un nuevo lenguaje, por lo que los padres sinodales deberán aprender su sintaxis y estilo propio, cuyas dos características principales son las “frases esenciales” y las “imágenes”, es decir, el empobrecimiento supremo del lenguaje que termina convertido en una suerte de lengua tarzánica. 

Notemos que la propuesta del purpurado no se orienta a convencer a los jóvenes que recuperen la riqueza de sus lenguas, es decir, que se civilicen, sino más bien a que toda la Iglesia, que fue la garante y transmisora de la civilización durante viente siglos, se barbarice, a fin de estar en sintonía con los jóvenes, volviendo a un lenguaje tribal.    Me pregunto si este señor, que paradójicamente es el presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, no tiene pensado redactar un catecismo con emojis: 🕍 + 🙏🏿 = 😀

Finalmente, es muy curioso analizar el discurso del Santo Padre al inicio del Sínodo

Comienza invitando a todos a hablar “con coraje y parresía” y, poco más adelante arremete contra el clericalismo que consiste, según explica, en “considerar que se pertenece a un grupo que posee todas las respuestas y que ya no tiene necesidad de escuchar ni de aprender, o que finge escuchar. El clericalismo es una perversión y es raíz de muchos males en la Iglesia

Sin embargo, hacia el final, se despacha contra los blogs (los blogs católicos, se entiende) que, como explicaba con prosa ciceroniana su amigo el cardenal Madariaga, son “redes fecales”. La curiosidad está en que son justamente los blogs los únicos que pueden hablar dentro de la Iglesia con coraje y parresía, puesto que los que lo hacen a viva voz, son prontamente misericordiados. 

Y resulta que la mayoría de los blogs está en manos de laicos, por lo que no corren el peligro de ser clericalistas. ¿En qué quedamos entonces? ¿Criticamos o no criticamos? ¿Hacemos parresía o no la hacemos? 

¿O no será, más bien, que las críticas que hagamos deben ser el eco de las críticas que hace el Papa Francisco y no críticas al Papa Francisco? La parresía, en tiempos francisquistas, tiene un techo muy bajo
The Wanderer

Bella Dodd: Infiltración comunista masónica (P. Michael Rodriguez)


Duración 9:11 minutos

El micrófono de un cardenal fue apagado durante su intervención en el Sínodo de los Jóvenes




ENGLISH

On the first day of the Youth Synod the microphone of an unnamed cardinal was cut off.

Katholisch.de (October 7) writes that the incident was followed by “minor protests”. The Cardinal was not allowed to conclude his statement. Usually such humiliations are inflicted only on representatives of the Catholic wing.

Synod delegates were told from the beginning that after four minutes their microphone will be cut off.

A similar incident happened on the Second Vatican Council. Under the pretext of having breeched the protocol, the microphone of Cardinal Ottaviani - the leader of the Catholic faction - was turned off on the third day of the Council.

ESPAÑOL

El primer día del Sínodo sobre la Familia, el micrófono de un cardenal anónimo fue apagado.

El sitio web Katholisch.de escribe el 7 de octubre que el incidente estuvo seguido de “protestas menores”. Al cardenal no se le permitió concluir su declaración. Habitualmente, este tipo de humillaciones son infligidas solamente a representantes del ala católica.

A los delegados del Sínodo se les dijo, desde el comienzo, que después de cuatro minutos su micrófono sería apagado.

Un incidente similar ocurrió en el Concilio Vaticano II. Bajo el pretexto de haber violado el protocolo, el micrófono del cardenal Ottaviani el líder de la fe católica-
 fue apagado el tercer día del Concilio.

lunes, 8 de octubre de 2018

Does Cardinal Ouellet Believe that Pope Francis Is God?


Duración 3:02 minutos

Does Cardinal Ouellet believe that Pope Francis Is God?

Cardinal Marc Ouellet, the Prefect of the Congregation for Bishops, has strongly attacked whistle-blower Archbishop Viganó in an Open Letter published on Sunday. At some point, an angry Ouellet even accuses Viganó of “blasphemy” because the latter dared to criticize Pope Francis’ failures. According to Merriam-Webster, blasphemy is the act of showing contempt for God. This implies that Ouellet believes that Pope Francis is a divinity.

Pope Francis “Overlooked” McCarrick

About the fact that Viganó informed Francis already in June 2013 Ouellet writes to Viganó, “I strongly doubt that McCarrick interested Francis to the extent that you believe since he was an archbishop emeritus at the time and seven years without a post.” “Testimone82” commented on Gloria.tv: “Excuse me, a Pope so merciful, inflexible with abusers, a herald of the Gospel, attentive to the needs of the neighbor and the Church, consecrated to his mission, of highest personal and moral integrity who simply 'overlooks' the case of the serial sodomite McCarrick, scourge of seminarians and entire generations of priests, without a minimum of sensitivity because he is too busy with other things?”

“Very Disturbing”

Deacon Nick Donnelly commented on Twitter about this photo taken at an embarrassing Saturday night show organized in the context of the Youth Synod in the Paul VI Hall in the Vatican. Donnelly calls the photograph “very disturbing”. Quote, “The figure of the ‘Resurrected Christ’ looks ominous and threatening.” He added, “How many images more do we need to see that there is something seriously wrong with Bergoglio’s pontificate?”

Cardinal Eijk: Speaking to the Right, Acting to the Left

Utrecht Cardinal Wim Eijk, an alleged critic of Amoris Laetitia, whom many consider to be a – quotation mark – “conservative”, named Father Anton ten Kloster as the new rector of the seminary in Utrecht, Netherlands. The Dutch journalist Henk Rijkers has called this a “bad decision”. According to Rijkers, Father ten Kloster is a Bergoglio partisan and propagandist of Amoris Laetitia.


Ouellet censura a Viganò pero confirma su testimonio



El cardenal canadiense Marc Ouellet ha respondido a la petición de Viganò de que cuente lo que sabe con una carta abierta en la que censura duramente al arzobispo al tiempo que confirma lo esencial de sus acusaciones.

Cuando uno lee en un respetado diario nacional “El Vaticano documenta la falsedad de las acusaciones del ex nuncio Viganò contra el Papa”, espera exactamente eso: que documente, y que con los documentos en cuestión demuestre que lo que se dijo es falso. De hecho, uno echa inmediatamente en falta una ilustración con los ‘documentos’ en cuestión.

Solo que estamos ante un titular terrible que no tiene nada que ver con la realidad.

En su último comunicado, el ‘arzobispo rebelde’ Viganò, después de reafirmarse en todo lo que dijo en su célebre testimonio, hace una apelación directa al cardenal canadiense Marc Ouellet, prefecto de la Congregación de Obispos, para que cuente lo que sabe.

La cosa va así: aunque Viganò hace bastantes comentarios en su testimonio, el núcleo de su acusación es que el Papa levantó una sanción privada que su predecesor había impuesto al ya defenestrado pero aún arzobispo emérito Theodor McCarrick, a cuenta de sus andanzas homosexuales con curas y seminaristas.

Aparte del esperable ‘asesinato de carácter’, la principal baza de quienes negaban las acusaciones de Viganò era negar que existiera tal sanción por parte de Benedicto que, al ser privada, no iba a ser fácil demostrar. Estaba en su contra, por ejemplo, que se sabe que McCarrick, lejos de desaparecer en un oscuro convento, dedicado a una vida de oración y penitencia, siguió bajo los focos cuanto quiso y participó en los actos que le dio la gana, incluida la misa de despedida de Benedicto XVI.

Y es cuando Viganò apela a Ouellet, y Ouellet responde con una carta pública a la que probablemente no sea ajena el hecho de que fuera recibido por Su Santidad inmediatamente antes.

Y lo que hace Ouellet en su carta es criticar durísimamente la ‘traición’ de Viganò… Al tiempo que viene a confirmar su relato en lo fundamental. Por ejemplo, como hemos dicho, era fácil negar que hubiera sanción de ningún tipo, porque el sujeto en cuestión no se comportaba exactamente como un sancionado. Y mientras no existan documentos fehacientes o hable el Papa o lo haga Benedicto, ahí podría quedar la cosa.

Pero, no: Ouellet confirma que McCarrick fue, de hecho, “exhortado firmemente a no viajar ni aparecer en público” y a llevar “un estilo de vida discreto de oración y penitencia” a cuenta de “rumores con respecto a su comportamiento en el pasado”. Eso suena a sanción privada, ¿no? Y a que Francisco tenía que saberlo cuando empleó a McCarrick en delicadas misiones diplomáticas, especialmente en el controvertido asunto del acuerdo con el Gobierno chino.

Uno de los medios más sólidamente entusiastas de este pontificado, el americano National Catholic Reporter, llegó a reconocer en su día que Benedicto había “puesto a pastar” a McCarrick pero que con Francisco “está de vuelta y más activo que nunca”.

Por otra parte, no parece demasiado honesto en Ouellet que hable de “rumores”, cuando dos obispos, dos, ya habían pagado considerables sumas en acuerdos extrajudiciales a víctimas de los abusos de McCarrick. Uno de esos dos obispos, como ya informamos, publicó una nota de prensa para aclarar que había informado a sus superiores del caso, como es natural.

Por lo demás, y con independencia de la sanción, Viganò asegura haber informado personalmente a Francisco de los escándalos de McCarrick. Ouellet no lo pone en duda, pero responde: “Tú dices que informaste al Papa Francisco el 23 de junio de 2013 sobre el caso McCarrick en la audiencia que te concedió a ti, como a tantos otros representantes pontificios de los que él encontró por primera vez ese día. Imagino la enorme cantidad de informaciones verbales y escritas que él debió recibir en aquella ocasión sobre muchas personas y situaciones. Dudo grandemente que McCarrick lo pueda haber interesado al punto que tú has hecho creer, ya que en ese momento era un Arzobispo Emérito de 82 años y ya llevaba siete sin encargo”.

Bien, Ouellet está diciendo que el Papa no estaba muy interesado en el hecho de que un cardenal arzobispo emérito de Washington, uno de los prelados más poderosos de Estados Unidos -si no el más-, que había sido pieza esencial en el nombramiento de varios obispos en ejercicio -como Farrell, Cupich y Tobin- fuera un depredador homosexual siempre que sus ‘parejas ocasionales’ fueran mayores de edad. ¿Es eso?

Imaginamos que el Papa tiene muchas cosas en la cabeza -como el Cambio Climático o la inmigración masiva- y es difícil llevar la cuenta de los cardenales que se lleva a seminaristas a su casita de la playa.

Después de sugerir que el castigo no era realmente un castigo -y fallar estrepitosamente, como vemos-, Ouellet pasa a explicar que la rehabilitación tampoco es tanta rehabilitación. “Nunca he oído al Papa Francisco hacer alusión a este autodenominado gran consejero de su pontificado para los nombramientos en América, aunque él no oculta la confianza que deposita en algunos prelados”, asegura el cardenal en su carta abierta.

Eso me recuerda ligeramente al comentario del propio Francisco bromeando cuando fue preguntado por el ‘lobby gay’ dentro de la Curia y diciendo que el nunca había visto un carné de miembro de dicho lobby. Es curioso en un pontífice que se ha destacado en sus ataques contra la Mafia; ¿o cree Su Santidad que los mafiosos sí tienen carné?

El caso es que muchos sí recuerdan que McCarrick tenía un lugar muy especial en la confianza de Francisco. Rocco Palmo, uno de los periodistas que mejor conocen el mundillo eclesial, nada sospechoso de veleidades ‘antifrancisquistas’, contaba ya en 2016 en su afamado blog ‘Whispers in the loggia’ que “Francisco considera a McCarrick uno de sus héroes”. Cuenta también Palmo que a mediados de septiembre de ese mismo año, McCarrick “escribió una carta al Papa… solicitando el nombramiento de Joe Tobin como obispo de Newark”, en un momento del proceso en el que ni siquiera se había mencionado el nombre del actual arzobispo”. No sé, eso suena a influencia de “gran consejero”, Eminencia.

La enorme influencia de McCarrick sobre Francisco en el nombramiento de obispos americanos también la confirmaba en 2014 otro gran vaticanista, Sandro Magister, cuando escribía: “Se cree que el nombramiento de Cupich se lo han recomendado al Papa con especial entusiasmo el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga y, sobre todo, por el cardenal Theodore McCarrick.”

En definitiva, la carta de Ouellet le hace un flaco favor a sí mismo y a Francisco. Confirma más que desmiente lo que denuncia Viganò y su gran acusación parece ser, leyendo entre líneas, que cómo se le ocurre montar todo este lío que deja mal a la Iglesia.

Por lo demás, hay un hecho incontestable: Viganò no tenía nada que ganar y sí mucho que perder haciendo público su testimonio. Se ha convertido en un paria, a su edad, está desaparecido, lo ha perdido todo. Ouellet, por su parte, es prefecto, y tiene algo que ganar y nada que perder con la carta que ha hecho pública.

A continuación, la carta de Ouellet:

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NOTA: Para no hacer excesivamente larga esta entrada, he estimado conveniente poner un enlace a dicha carta, concretamente a Secretum Meum Mihi, porque ahí, además, hay también una visión crítica inicial antes de la carta. Si se quiere leer ya, directamente, la carta, puede hacerse igualmente en Il Settimo Cielo. O, sencillamente, ir a la página web de Infovaticana, sin más.

domingo, 7 de octubre de 2018

“Carta abierta” de Ouellet empeora las cosas



El cardenal Marc Ouellet contestó el 7 de octubre con una “carta abierta” al arzobispo Viganò, quien le pidió en septiembre que “diera testimonio de la verdad” respecto al caso McCarrick. Pero Ouellet prefirió ahora dar testimonio de su incondicional lealtad a las fallas del papa Francisco.


Ouellet califica a las declaraciones de Viganò de “incomprensibles y extremadamente reprochables”, porque “afectan gravemente la reputación de los sucesores de los apóstoles”.

Él discute “mucho” que Francisco estaba interesado, cuando Viganò le habló en junio de 2013 sobre el caso McCarrick, porque – según Ouellet - McCarrick ya tenía 82 años de edad y Francisco estaba supuestamente sobrepasado por la cantidad de información que recibió de otros nuncios que él encontró el mismo día.

Ouellet admite como prefecto de la Congregación para los Obispos que él nunca le llevó el caso McCarrick a Francisco hasta estos últimos días.

Además, él refuta la declaración de Viganò y dice que McCarrick nunca fue “sancionado” por Benedicto XVI [pero esto es un juego de palabras]: “El ex cardenal, quien se jubiló en mayo de 2006, fue urgido enérgicamente a no viajar y a no aparecer en público, para no provocar otros rumores sobre él”, tal como Ouellet lo pone.

Él afirma que el Vaticano [supuestamente] no tenía “suficientes pruebas” de las malas acciones de McCarrick y culpa a la nunciatura de Washington de no haber producido información “reciente y decisiva” sobre el caso.

Sin embargo, Ouellet se pregunta cómo McCarrick pudo hacer la carrera que hizo [La respuesta es: porque, como liberal, él fue protegido por los medios de comunicación y el establishment eclesiástico].

La mayor parte de la carta de Ouellet son ataques personales contra Viganò, combinados con un saludo indiscriminado de Francisco, a quien llama al final “un pastor excepcional, un padre compasivo y firme, una gracia profética para la Iglesia y para el mundo”.


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NOTA: El contenido exacto de la carta de Ouellet se encuentra en Secretum Meum Mihi y también en Settimo Cielo. Ante la denuncia de Ouellet a Viganò, a quien considera responsable de la confusión que se ha producido en la Iglesia ... y poco menos que hereje, habría que atenerse a los hechos y a quienes conocen y han conocido a Monseñor Viganò.  Véase, por ejemplo, en One Peter Five, el artículo: Mientras otro ex diplomático vaticano confirma el informe, el Papa se niega responder a las acusaciones de Viganò, escrito por Steve Skojec.

El SILENCIO del VATICANO ante el Testimonio Viganò, según SPECOLA (8) Viganò presente en el sínodo



SPECOLA, 6 de octubre de 2018 (Selección)

Las noticias de hoy se centran en el Sínodo, o mejor, en los alrededores del Sínodo.

Viganò sigue presente, a pesar de no haber sido invitado a ser padre sinodal. Su testimonio y las consecuencias que le han seguido están marcando muchas de la actuaciones. Mientras no se aclare toda la situación de complicidades y silencios que han hecho posible la permanencia por decenios de una auténtica red de poder homosexual, suena muy feo recomendar a los jóvenes que se acerquen a la iglesia

Es increíble que,  a estas alturas, se siga hablando del problema de la pedofilia, cuando el verdadero problema es otro bien distinto del que no se quiere ni pronunciar el nombre. Si lo que el sínodo quiere ofrecer a los jóvenes es lo mismo del mayo del 68, pero con decenios de retraso, estamos ante un absurdo histórico. 

(...) Los textos evangélicos son muy claros. La compresión con la debilidades humanas, las que sean, siempre tienen que estar presente, pero legalizar el pecado conduce a la desaparición de la Iglesia, por ser absolutamente innecesariaLa iglesia no puede ser un territorio de riesgo para los niños y los jóvenes: a esto hemos llegado. Mientras no se disipen las dudas, y con el silenció sólo se están incrementando, no hacemos nada

El tiempo del Papa Francisco se está agotando y la huida hacia adelante que estamos presenciado no puede traer ninguna solución. Las estadísticas no son dogma de fe, pero cuando son favorables nos gustan; y el cambio que estamos viendo, en lo que afecta a la persona del Papa Francisco, es terrible. La gregoriana nos presenta un master sobre cómo luchar contra la pedofilia (nos suponemos que con San Miguel muy presente) pero éste no es el problema. La infiltración homosexual en la iglesia ha alcanzado de lleno al sacro colegio y corremos el riesgo de que el próximo conclave cuente con electores y candidatos muy poco fiables y llenos de ‘pecados originales’. 

El pueblo de Dios tiene el derecho y la necesidad de estar cabreado y no entiende la falta de fortaleza y de trasparencia en esta situación. Marx, el cardenal, propone endurecer el derecho canónico y ajustarlo al civil. El problema es que no se ha aplicado la normativa existente y el cambio de nada servirá si quien tiene que aplicarlo está ausente; el derecho no es lo que ha fallado. Todo suena a querer quedar bien diciendo que no se ha hecho más porque no estaba previsto y esto es radicalmente falso.

Specola

El Papa amenaza con “sorprender” antes de acabar el Sínodo (Carlos Esteban)



El cardenal Gualtiero Bassetti, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana y cercano a Francisco, asegura «estar convencido de que el Papa nos dará alguna sorpresa»  y de que “seguro que inventa algo antes de la conclusión del sínodo”. Lo que no sabemos es si se trata de un aviso o de una amenaza.

Acaba una primera semana de sínodo ‘discreto’, del que sólo sabemos lo que nos quieren contar, coincidiendo con un comunicado vaticano en el que se anuncia que se investigará a fondo el ‘caso McCarrick’. Viganò y su informe, claro, no se citan, pero está, sin duda, tácitamente, en esta nota, como lo está en el propio sínodo.

El cardenal Bassetti nos cuenta que está seguro de que Francisco guarda una sorpresa para antes de que acabe el sínodo. Nosotros nunca lo hemos dudado; otra cosa es que creamos que vaya a gustarnos.

En un sentido, claro; en otro, no hay sorpresas: es más de lo mismo, pero subiendo el pistón. Esa misma ‘actualización’, ese mismo ‘acercamiento al mundo’, esa misma apertura que se anunció en el último concilio y dejó la Iglesia como un solar se quieren resucitar ahora de nuevo hasta llevarlas a sus últimas consecuencias. Y los jóvenes, de figurantes. Las voces de quienes hablan de un sínodo trucado, cuyas conclusiones están ya escritas, no se limita ya a grupos marginales.

A la prensa se le ha contado que los ‘grandes temas’ del sínodo ahora son la pobreza, la guerra, la desesperación y el desempleo. Es decir, lo que podría ser una agenda de la ONU. No ha habido, según el presidente de la comisión de información del sínodo, Paolo Ruffini, discusión alguna sobre esas siglas LGTBI cuya inclusión en el Instrumentum laboris tanto y tan bien ha criticado el Arzobispo de Filadelfia, Charles Chaput, aunque Ruffini insiste en que el término en cuestión está en los papeles, y se tocará.

No nos cabe la menor duda de que se tocará. De hecho ya ha habido un auditor sinodal alemán (claro), que ha planteado una serie de ‘exigencias’ entre las que se incluyen la igualdad entre las uniones homosexuales y las heterosexuales, la ordenación de las mujeres y “el liderazgo de la Juventud por la Juventud”, que suena muy a Mayo del 68.

La mezcla de motivos cristianos desnaturalizados y la jerga típica de las asambleas progresistas permea todo lo que nos llega de la última jornada del sínodo. Como botón de muestra, se habló de la labor de los católicos en los países musulmanes, y al respecto el cardenal Versaldi ha dicho en la rueda de prensa: “Recurren a nosotros, no porque quieran convertirse al catolicismo, sino porque pueden ver en nuestras instituciones un humanismo que apoya el diálogo, a diferencia de otras escuelas que promueven el integrismo”.

Ya ven: somos la Iglesia del ‘diálogo’, que más que proponer algo como, no sé, la salvación que nos ha traído el Hijo de Dios, escucha, esa escucha humilde que nos aconsejaba el Papa días atrás; aunque, como todo en este pontificado de la confusión, es una escucha selectiva: para un lado se está más bien duros de oído.

Se ha hablado también de sexo fuera del matrimonio y Ruffini ha desmentido categóricamente que se haya propuesto ‘suavizar’ la doctrina de la Iglesia a este respecto. ¿Demasiado pronto, quizá? ¿Necesitamos escuchar unos cuantos días más para llegar a ese asunto?

Carlos Esteban

sábado, 6 de octubre de 2018

Cardenal italiano: habrá una “sorpresa” antes del final del Sínodo



Antes del final del Sínodo, el Papa producirá una “sorpresa”, dijo el 4 de octubre a su audiencia, durante la presentación de un libro en Roma, el cardenal de Perugia, Gualterio Bassetti, de 76 años.

Bassetti dijo esto, según informa FaroDiRoma.it:

“Si el Sínodo se mantiene en el nivel de la Iglesia universal, no irá lejos. Creo que deben aparecer iniciativas de Iglesias locales que le den continuidad. Estoy convencido de que el papa Francisco nos dará alguna sorpresa. Seguramente inventará algo antes de la conclusión del Sínodo”.
Los liberales utilizan la palabra clave “sorpresa” para encubrir las decisiones arbitrarias de Francisco y su comportamiento autocrático.

"Un Sínodo decisivo" (P. Santiago Martin)


Duración 13:44 minutos



PARECIDOS RAZONABLES


Báculo papal cuya forma en V sustituye a la Cruz 
Báculo de Brujería
Escultura de bronce del Señor de las brujas

Capitán Ryder


COMENTARIO

¿Es casual el parecido existente entre los báculos de las brujas y del diablo ... y el báculo de Francisco? Debería disimularlo mejor. Pienso que no debe de haberse leído el libro «Cartas del diablo a su sobrino» de C.S. Lewis, en donde Escrutopo da consejos a su sobrino para que sea un «buen» diablo y no sea un simple aprendiz.

Marx: el sínodo es una ocasión para replantear el celibato sacerdotal (Carlos Esteban)



El cardenal alemán Reinhard Marx, Arzobispo de Münich, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana y miembro del consejo papal de cardenales (C9), volvió a plantear la conveniencia de abolir el celibato sacerdotal y pidió que se tratara la cuestión en el presente sínodo, junto con una actitud más ‘positiva’ hacia la homosexualidad.

“Creo que el Sínodo es una buena ocasión para tratar este asunto. Hay varias intervenciones al respecto, el tema está presente en todo el mundo”, ha dicho el cardenal Marx en rueda de prensa, con motivo de su participación en la inauguración del Master ‘Protección de los menores”, promovido por la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, informa la agencia ANSA.

Es un asunto recurrente con el que nos llevan preparando mucho tiempo, especialmente entre los prelados de la Iglesia alemana, vanguardia de todas las vanguardias en el pensamiento eclesial. De hecho, se da por hecho que ese es el verdadero ‘punto fuerte’ del Sínodo de la Amazonía, en el que los indígenas serán tan protagonistas como los jóvenes en la presente reunión de obispos: es decir, como mera coartada.

En este caso, el punto de partida es, naturalmente, los abusos sexuales. Sabiendo que son abrumadoramente homosexuales en naturaleza, resulta bastante absurdo relacionar el celibato sacerdotal con los abusos y, de hecho, el cardenal alemán es un hombre demasiado astuto como para hacerlo directamente.
 “Los expertos aseguran que no son el celibato en sí mismo, o la homosexualidad en sí, las causas de delitos de pedofilia, pero en realidad se trata de aspectos relacionados con otros, como la debilidad y la inmadurez, los que pueden llevar a los abusos”, dijo.
Y ahora viene el “pero”, naturalmente:
“Añaden los expertos que una cultura hostil a la homosexualidad puede llevar a las personas a esconderse y tal vez aumentar el problema”. 
Como ven, aunque no esté hablando directamente del sínodo LGBTI, el cardenal habla para él.
“En lo que a mí respecta -añadió- son cuestiones que a las que debemos enfrentarnos. No será aboliendo el celibato como resolveremos el problema, pero la sexualidad en general con todos sus aspectos son temas de los que podemos hablar a través de un diálogo positivo, también con los teólogos”.
El sínodo, ya lo hemos dicho, es, en general, secreto. Sabemos de él, de lo que se está diciendo, lo que quieren que sepamos porque, como ha advertido su secretario de comunicación, el inefable padre Antonio Spadaro, director del órgano jesuita ‘La Civiltà Cattolica’, los obispos pueden ‘discernir’ con mayor libertad sin la presión de la opinión pública

En este pontificado, ya se sabe, lo mismo y su contrario pueden ser lo mejor o lo peor según convenga: transparencia y ‘discreción’, denuncia y silencio, colegialidad y primacía papal; se trata de ‘discernir’, pero de discernir siempre en el mismo sentido.

El arte de birlibirloque que nos está anunciando Marx -y que aplicará este sínodo- es lograr que lo que, por lógica, debería llevar a una especial prudencia para atajar la penetración homosexual en el clero y evitar que siga avanzando, se utilizará para todo lo contrario: la normalización del estilo de vida LGBTI dentro de la Iglesia.

Carlos Esteban

viernes, 5 de octubre de 2018

ENTRADAS VARIAS 1 al 5 de OCTUBRE 2018 (artículos de gran interés)



INFOCATÓLICA

La "hermenéutica de la continuidad" es metafísicamente imposible. (Padre José Luis Aberasturi)

Mons. Chaput pide no usar la terminología LGTBI y enseñar a los jóvenes la moral sexual católica

ADELANTE LA FE

Para que triunfe la Tradición basta con que Francisco siga hablando

Nuestra Señora de Fátima y el comunismo

¿El fin del aborto legal en EEUU? (Christopher Fleming)

El papa Francisco ya no disimula su estrategia para manipular el resultado del Sínodo de la Juventud (Peter Kwasniewski)


Sínodo sobre la Juventud: el cardenal Baldisseri es incompetente o mentiroso




Cardenal Marx exige debate sobre el celibato
Stanno tutti bene II

ACTUALL

¿Será Marion Maréchal la gran esperanza blanca de la derecha europea o hay que esperar a otro?

Chaput responde a Cupich sobre las críticas anónimas: “El ambiente tóxico en muchas de nuestras comunidades las hace necesarias”

Entonces, ¿no era todo un invento de cuatro anti-francisco subidos a la parra? (Aberasturi)

Un sínodo fuera de la pista. Las críticas del arzobispo de Filadelfia

El FBI y la mafia homosexual, el sínodo sin jóvenes, los pactos Chinos, más casos Viganò, Bergoglio no gusta. (Specola)

San Francisco y su tiempo, el informe O’Connor, el sínodo de los abusos e inmigrantes, la China catocomunista, Vaticano ofensivo en Escocia. (Specola)

Müller pide al Papa que “se reconcilie” con Viganò (Carlos Esteban)

Müller confirma que el Papa le ordenó parar la investigación a Murphy-O’Connor (Carlos Esteban)



El cardenal alemán Gerhard Müller, ex prefecto para la Doctrina de la Fe, ha confirmado a LifeSiteNews que la misteriosa interrupción de una misa, que estaba dando, para atender al Papa, fue para recibir del Santo Padre la orden urgente que su congregación llevaba a cabo sobre el difunto cardenal británico Cormac Murphy-O’Connor sobre encubrimiento de abusos.

Lo dimos aquí, dando por buena la fuente anónima en la que se basaba el veterano vaticanista Marco Tossati, que recogía la noticia en su blog: el Papa Francisco dio orden al entonces prefecto para la Doctrina de la Fe, Gerhard Müller, que detuviera una investigación contra el cardenal británico Cormac Murphy-O’Connor, antiguo Arzobispo de Westminster y presidente de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales.

Lo hizo, además, de forma urgente, perentoria, llegando a obligar al prefecto a que interrumpiera una misa que estaba dando para un grupo de estudiantes y docentes alemanes de visita en Roma.

De hecho, ese era el dato conocido: que el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe -la Suprema- había sido inquirido por su propio secretario en plena misa por orden del Papa para que se reuniera con el Santo Padre en la sacristía. ¿Para qué? Ese era el misterio.

Lo desvelamos, pero faltaba la confirmación, que ha dado al fin el propio Müller en entrevista con el portal católico de noticias LifeSiteNews.

Müller advirtió a LifeSiteNews que estaba “obligado al Secreto Pontificio”, pero añadió que “las investigaciones no puede proseguir sin la aprobación papal”. El periodista comentó entonces al cardenal que habían surgido algunas noticias en el sentido de que, en realidad, la investigación se había completado -satisfactoriamente para el investigado- y no interrumpido, y le preguntó si la cierta era la segunda versión, a lo que Müller respondió “Sí”.

En ninguna de las informaciones sobre el caso, incluida la nuestra, se pretende que Murphy-O’Connor sea culpable del encubrimiento de abusos a una mujer por un sacerdote que la supuesta víctima lleva quince años denunciando lejos de los medios. Lo único cierto es que la acusación existía, la mujer fue conceptuada como víctima a efectos de indemnización por su diócesis y la investigación en curso fue interrumpida fulminantemente por orden del Papa.

La mujer sujeto de la denuncia nunca ha querido hacerla pública, pero LifSiteNews ha podido saber que la Archidiócesis de Westminster ya la ha reconocido como víctima, pagándole una cantidad no especificada como parte de un acuerdo extrajudicial. La mujer alega haber sido abusada cuando tenía 13 o 14 años por el Padre Michael Hill.

El Papa podría tener una deuda de gratitud con Murphy-O’Connor. El ‘francisquista’ biógrafo de Francisco Austen Ivereigh, antiguo asistente del cardenal Murphy-O’Connor, cuenta que en los días previos al cónclave del 12 de marzo, el grupo de San Galo encomendó a Murphy-O’Connor la misión de informar a Jorge Bergoglio de un plan para asegurar su ascensión al papado.

Carlos Esteban

Sinodo 2018: El que tiene la información tiene el poder


El Papa se emociona al dar la bienvenida a dos obispos nombrados por el Partido Comunista Chino (Carlos Esteban)



Al Papa se le quebró la voz de emoción al presentar en su homilía inaugural del Sínodo de los Jovenes a dos obispos chinos, fruto del acuerdo ‘provisional’ con el gobierno comunista. No fue un buen auspicio.

En las palabras que dirigió al Sínodo de los Jóvenes el miércoles con motivo de la misa inaugural, el Papa Francisco, visiblemente emocionado, mencionó a los dos obispos chinos presentes, primicia histórica, Joseph Guo Jincai, de la nueva diócesis de Chengde, y John Baptist Yang Xiao-ting, ordinario de Yan’an, de quienes dijo que “la comunión del episcopado entero es aún más visible gracias a su presencia”.

Olvidó mencionar, sin duda por falta de tiempo, que ambos han sido nombrados por el Partido Comunista Chino, que mantiene desde que gobierna una feroz persecución contra los católicos chinos, que pertenecían hasta el reciente acuerdo con Pekín a una Iglesia cismática y que como tales estaban excomulgados y que, al menos en el caso de Guo Jincai, ha sido diputado del 13º Congreso Popular Nacional.

Ambos figuran entre los obispos que, tras anunciar Roma el acuerdo provisional, hicieron pública profesión colectiva de fidelidad al Gobierno chino y al proyecto socialista.

Quizá sea la nueva influencia de la China comunista lo que ha llevado a que en este sínodo, a diferencia de los anteriores, las discusiones no sean públicas y abiertas mi la Oficina de Prensa de la Santa Sede vaya a publicar cada día qué ha dicho quién. Que esto vaya a convertir un sínodo ya de por sí bastante controvertido en una máquina de rumores está cantado.

No, no ha sido un comienzo muy distinto al que muchos esperábamos. Más sorprendente nos parecía que hubiera sido invitado al sínodo Robert Cardenal Sarah como miembro de la Comisión de Información, pero ha declinado por “motivos personales”. En su lugar se ha elegido a otro cardenal africano, Wilfrid Napier, Arzobispo de Durban, en Sudáfrica.

Napier se ajusta más al papel de lo que, visto lo visto, se espera del sínodo. Considerado ‘conservador’ con Benedicto XVI, ha sabido adaptarse con velocidad meteórica y entusiasmo inesperado a los nuevos aires de renovación. Esta misma semana publicaba en un la red social Twitter un par de comentarios reveladores del cambio, en respuesta a las fotos publicadas en la misma red por el Arzobispo de Miami, Thomas Wenski, de una misa celebrada en la forma extraordinaria.

Comentaba Napier: “Ver esas fotos me recuerda a mi infancia hace 70 años. Era una época en la que existía un universo entre el Clero, especialmente los obispos, y los fieles laicos. Se le podría llamar la era del clericalismo supremo. Para mí es un recordatorio de lo que nunca debemos volver a ser”.

En su homilía, el Papa pidió a los obispos que no temieran a expresar libremente sus opiniones lo que, quizá también por influencia china, nos ha recordado la política de Mao de “Que Florezcan Mil Flores”, cuando se animó a los intelectuales que expresaran sus críticas en completa libertad para así identificar y eliminar a los críticos. Sinceramente, el historial de nombramientos y ceses fulminantes de Francisco en estos cinco años anima a servirse de la ‘parresia’ o fraternal libertad de expresión con mucha moderación.

Habló mucho, repetidamente, de la necesidad de que los obispos ‘escuchen’ a los fieles, insistiendo en lo que la infinita multiplicidad de las experiencias humanas tiene que enseñarnos a todos. Imaginamos que se refiere a una escucha activa, que genere una respuesta, y no la insólita ‘escucha’ que ha mostrado él mismo a los cardenales redactores de los Dubia o a los fieles firmantes de la Correctio Filialis.

O al Arzobispo de Filadelfia, Charles Chaput, que sigue insistiendo en que no se usen las siglas LGBTI en los documentos eclesiales. Chaput, que pidió en su día que se pospusiese el sínodo en vista de la profunda crisis de abusos que vive la Iglesia, argumento que ésta no puede categorizar a la gente “por sus apetitos sexuales”.

Pidió el Pontífice, como es su costumbre, espíritu de discernimiento que, dijo, “no es un slogan, una técnica o una moda de este pontificado”. Y era, hasta ahora, cierto que el lenguaje usado por la Iglesia se ha mantenido siempre muy alejado de los esloganes al uso, aunque eso parece haber cambiado.

En la misma homilía, por ejemplo, ha dicho que espera que los frutos pastorales de este sínodo “planten sueños, susicten profecías y visiones, permitan florecer la esperanza, inspiren confianza, venden heridas y tejan relaciones”, todo lo cual es, en mi limitada experiencia, lo más parecido a una retahíla de lemas de márketing que he oído en boca de un Vicario de Cristo.

Ya dijimos ayer que pidió que la esperanza destruya la lógica del “esto siempre se ha hecho así”, aunque nos tememos que se refiera a cómo se hacían las cosas en una época que los jóvenes -y muchos adultos bastante adultos- no han llegado a conocer y que, de hecho, se pretende avanzar por el mismo camino que inició la Iglesia con el Concilio Vaticano II, es decir, a hacer lo que se lleva haciendo desde hace medio siglo, pero más.

De hecho tuvo una referencia al Papa iniciador del concilio, Juan XXIII, al denostar, como él, a los “profetas de desgracias”. Es curioso, porque el Papa Juan se refería en tal ocasión a quienes no compartían su visión optimista de que la apertura de la Iglesia iba a provocar una ‘primavera’ eclesial esplendorosa. Y no es por ponernos del lado de los ‘profetas de desgracias’, pero en este caso parece que algo de razón tenían, si miramos un poco los números y comparamos la práctica católica entonces con la de ahora.

Hay una cosa, al menos, que hay pocas esperanzas de que los jóvenes obtengan de este sínodo: certezas. Ya hemos dicho otras veces que si la doctrina católica ha sido comparada a lo largo de la historia como una roca, invariable en sus certidumbres con independencia de las modas ideológicas del mundo, hoy se lleva más la ‘doctrina fluida’. En palabras del Santo Padre, hablando del ‘diálogo’ que debía ser eje del sínodo, su primer fruto es que “todo el mundo está abierto a la novedad, a cambiar de opinión, gracias a lo que hemos oído a los otros”.

Y solo llevamos dos días.

Carlos Esteban

jueves, 4 de octubre de 2018

La Fiscalía General de Míchigan ordena registros sorpresa en siete obispados (Carlos Esteban)



La oficina del fiscal general del estado de Michigan ha llevado a cabo registros por sorpresa en siete obispados, informa Church Militant.

La policía apareció en el obispado de Saginaw a primera hora de la mañana, ordenó salir al personal y procedió al registro del edificio, según testigos presenciales, en lo que es ya la segunda redada por sorpresa de un edificio propiedad de la diócesis.

La diócesis de Saginaw ha hecho público un comunicado en el que aseguran estar colaborando por completo con la investigación súbitamente iniciada por el fiscal general.

La nota aclara que en la mañana del 3 de octubre -coincidiendo con la inauguración del Sínodo de los Jóvenes- se presentó en el obispado una orden de registro en la que se pedía a algunos empleados diocesanos que permanecieran en el edificio para asistir a los agentes en el registro.

Una confirmación similar llega de la Archidiócesis de Detroit con respecto a un registro en su sede, así como un registro parcial del seminario mayor del Sagrado Corazón para obtener determinada documentación. También en el caso de Detroit, el Arzobispado ha comunicado que está colaborando plenamente con los agentes.

Similares registros por sopresa se han llevado a cabo en Lansing y otras cuatro diócesis del estado.

El pasado 21 de septiembre, Bill Schuette, fiscal general de Michigan, confirmó que su departamento había iniciado una investigación en las siete diócesis del estado en agosto. Estas incluyen Detroit, Saginaw, Gaylord, Lansing, Grand Rapids, Marquette y Kalamazoo. Schuette también investigará denuncias de abusos clericales por parte de sacerdotes que pertenecen a órdenes religiosas.

Este verano, y como consecuencia en parte del demoledor informe del gran jurado de Pensilvania sobre encubrimiento de abusos sexuales por parte de sacerdotes en seis diócesis, los fiscales generales de varios estados anunciaron que iniciarían investigaciones de igual naturaleza, lo que ha hecho temer a muchos que, en última instancia, pueda procederse a una investigación federal de toda la iglesia estadounidense, con consecuencias imprevisibles.

Carlos Esteban

“Cambiar de posiciones es signo de madurez” - ¿Francisco cambiará?



El papa Francisco dijo en su discurso de apertura en el Sínodo sobre la Juventud que los delegados deberían hablar “abierta y valientemente”, aunque él es conocido por castigar a los que hacen eso.

Luego dijo que “la crítica constructiva puede ayudar”. Y también que “si hay alguien a quien no le gusto [cardenales de los Dubia, Viganò], debo escuchar más atentamente”.

Francisco pidió “dar la bienvenida y comprender a los otros”, “cambiar nuestras convicciones y posiciones”, y llamó a esto “un signo de gran madurez humana y espiritual”.

Repitió sus viejos clichés que la Iglesia “no siempre” debería tener una “respuesta ya preparada” y que no “debe estar cerrada a [presuntas] novedades” ni tampoco a [presuntas] “sorpresas de Dios”.

“Es posible que debamos movernos en formas impredecibles”, agregó. Hasta aquí la ideología liberal-modernista de Francisco ha sido muy predecible.