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martes, 10 de julio de 2018

Peregrinación ecuménica del Santo Padre Francisco en Ginebra con motivo del 70 aniversario de la fundación del Consejo Mundial de Iglesias (21 de junio 2018) [comentado por José Martí] (1 de 3)


La tarde del 21 junio de 2018, a las 15,35,  tuvo lugar el Encuentro Ecuménico en el Visser 't Hooft Hall del Centro Ecuménico de Ginebra (...)
A continuación la traducción al español de lo más relevante de este discurso [incluye comentarios personales]
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Queridos hermanos y hermanas: 
Me es grato encontrarme con vosotros y os agradezco vuestra amable acogida. En particular, doy las gracias al Secretario General, Reverendo Dr. Olav Fykse Tveit, y a la Moderadora, Dra. Agnes Abuom, por sus palabras y por haberme invitado con ocasión del 70º aniversario de la institución del Consejo Ecuménico de las Iglesias. (...) 
Somos los depositarios de la fe, de la caridad, de la esperanza de tantos que, con la fuerza inerme del Evangelio, han tenido la valentía de cambiar la dirección de la historia, esa historia que nos había llevado a desconfiar los unos de los otros y a distanciarnos recíprocamente, cediendo a la diabólica espiral de continuas fragmentaciones. Gracias al Espíritu Santo, inspirador y guía del ecumenismo, la dirección ha cambiado y se ha trazado de manera indeleble un camino nuevo y antiguo a la vez: el camino de la comunión reconciliada, hacia la manifestación visible de esa fraternidad que ya une a los creyentes. (...)
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¿Quién ha dicho alguna vez que el Espíritu Santo haya inspirado el Ecumenismo y que, además, éste se guíe por el Espíritu Santo? ¿Cómo es posible que el Espíritu Santo trace un camino de comunión reconciliada? ¿Qué tipo de comunión? El Espíritu Santo es el "Espíritu de Verdad que guiará (a los discípulos de Jesús) hacia la verdad completa" (Jn 16, 13). El Espíritu Santo comienza a habitar en una persona cuando ésta es bautizada. En ese momento, el sujeto que se bautiza, pasa a formar parte de la familia de Dios, es hecho "realmente" hijo de Dios y "participa" de la Naturaleza Divina. Esto es pura gracia, inmerecida para quien la recibe. Pero es lo cierto que "quien crea y sea bautizado se salvará; pero quien no crea se condenará" (Mc 16, 16). Estas palabras son de Jesucristo. Y el Espíritu Santo es el Espíritu de Jesucristo (Espíritu que lo es conjuntamente del Padre y del Hijo, espirado por ambos) quien dijo de Sí mismo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por Mí" (Jn 14, 6).

Existe una Verdad absoluta (la Persona de Jesucristo) y ésta debe de ser predicada por todo el mundo: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura" (Mc 16, 15). Se trata de un mandato explícito. No hay muchas verdades ni hay muchas iglesias. Sólo una es la Verdad y ésta se encuentra en la Iglesia Católica. Ése es el Mensaje de Jesús.  ¿Mezcla de "iglesias" y de religiones, en donde cada uno cree una cosa diferente? Eso no es posible; el mero sentido común lo repudia. Pero es que, además, decir que el Espíritu Santo es quien ha inspirado y quien guía el movimiento ecuménico (batiburrillo de ideas contradictorias) es algo que raya en la blasfemia. Y aún diría más: ¡es una blasfemia contra el Espíritu! ... "Y la blasfemia contra el Espíritu Santo no será perdonada" (Mt 12, 31)].


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El Consejo Ecuménico de las Iglesias ha nacido como un instrumento de aquel movimiento ecuménico suscitado por una fuerte llamada a la misión [¿?]: ¿cómo pueden los cristianos evangelizar si están divididos entre ellos? Esta apremiante pregunta es la que dirige también hoy nuestro caminar y traduce la oración del Señor a estar unidos «para que el mundo crea» (Jn 17,21).
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Citemos el versículo completo de lo que dijo el Señor en la oración sacerdotal de la Última Cena, hablando con su Padre, y refiriéndose sólo a sus discípulos y a quienes crean en Jesús por su palabra:  "Que todos sean UNO: como Tú, Padre, en Mí y Yo en Tí, que también ellos sean uno en nosotros, para QUE EL MUNDO CREA que Tú me has enviado" (Jn 17, 21).

Está claro que para que los cristianos puedan evangelizar es preciso que haya UNIDAD entre ellos,  como dice Francisco: "no deben de estar divididos" ... pero esta unidad debe comenzar por la UNIDAD DE DOGMA: si cada uno tiene una idea diferente de Jesucristo, lo que prediquen no será a Jesucristo sino sus propias ideas, que pueden ser -y lo serán- completamente distintas a las de los demás "discípulos". Esa UNIDAD, que es necesaria (por supuesto) tiene que serlo de verdad, o sea, ha de serlo en el Espíritu de Jesucristo. Y no tratarse de otra palabra más, sin significado, al estilo modernista, en donde cada uno entiende lo que quiere y lo que le conviene ... lo cual es proceder con mentira y no es propio del Espíritu Santo, que es Espíritu de Verdad ... y ésta se encuentra sólo en la Iglesia Católica, en la Tradición de la Iglesia, para ser exactos (no en lo que diga cualquier Papa, por muy Papa que sea). El Depósito Revelado y fielmente transmitido, eso es lo definitivo. Sin embargo, en eso no hay acuerdo, por lo que todo este movimiento ecuménico es una auténtica farsa y un montaje.


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Permitidme, queridos hermanos y hermanas, manifestaros también, además del vivo agradecimiento por el esfuerzo que realizáis en favor de la unidad, una preocupación. Esta nace de la impresión de que el ecumenismo y la misión no están tan estrechamente unidos como al principio.
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¿Y cuándo han estado unidos ecumenismo y misión? ... Se entiende que hablamos de la verdadera misión de los cristianos. A mi entender, nunca lo han estado, por la sencilla razón de que sus misiones son diferentes. 
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Y, sin embargo, el mandato misionero, que es más que la diakonia y que la promoción del desarrollo humano, no puede ser olvidado ni vaciado. Se trata de nuestra identidad. El anuncio del Evangelio hasta el último confín es connatural a nuestro ser cristianos. Ciertamente, el modo como se realiza la misión cambia según los tiempos y los lugares y, frente a la tentación ―lamentablemente frecuente―, de imponerse siguiendo lógicas mundanas, conviene recordar que la Iglesia de Cristo crece por atracción.
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En lo primero tiene razón el Santo Padre: el mandato de Jesús, de llevar el Evangelio a toda criatura, es connatural al cristiano. No queda muy claro, en cambio, lo que quiere decir cuando habla de que el modo de realizar esa misión cambia en función de los tiempos y lugares. Digo que no queda muy claro porque puede dar lugar a confusión, puesto que tal cambio en el modo  puede conllevar, de modo sibilino, un cambio en la doctrina. Es preciso, por lo tanto, tener muy claras las ideas ... y en particular estos dos puntos: Primero, que "Jesucristo es el mismo, ayer y hoy y por los siglos" (Heb 13, 8). Segundo, que aun siendo verdad que hay cambios, a lo largo del tiempo y en función de los diferentes lugares de la tierra, en los que se predique, sin embargo, las necesidades fundamentales del ser humano no cambian: "Nos hiciste, Señor, para Tí, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Tí" (San Agustín). Si estos dos puntos se tienen claros, no cabe la menor duda de que cada pastor encontrará el modo más adecuado de presentarle a la gente la Palabra de Dios, sin desfigurarla ni escamotearla. No queda tampoco muy claro a qué se refiere el Santo Padre con esa expresión de imponerse siguiente lógicas mundanas. Cierto que habla, acto seguido, del crecimiento de la Iglesia por atracción. Pero, ¿a qué se refiere? 
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¿En qué consiste esta fuerza de atracción? Evidentemente, no en nuestras ideas, estrategias o programas. No se cree en Jesucristo mediante un acuerdo de voluntades y el Pueblo de Dios no es reductible al rango de una organización no gubernamental. No, la fuerza de atracción radica en aquel don sublime que conquistó al apóstol Pablo: «conocerlo a él [Cristo] y la fuerza de su resurrección y la comunión con sus padecimientos» (Flp 3,10). Sólo de esto podemos presumir: del «conocimiento de la gloria de Dios reflejada en el rostro de Cristo» (2 Cor 4,6), que nos da el Espíritu vivificador. Éste es el tesoro que nosotros, frágiles vasijas de barro (cf. v. 7), debemos ofrecer a nuestro amado y atormentado mundo.
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Bueno, eso es verdad: el conocimiento de Jesús, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos, todo esto atrae ... en la misma medida en la que estemos enamorados de Jesucristo, como le ocurrió a san Pablo. Su Espíritu nos da la fortaleza necesaria para poder hacerlo, pues el tesoro que debemos ofrecer al mundo lo llevamos encerrado en vasijas de barro. 

No obstante, lo considero incompleto, pues me vienen a la mente aquellas palabras que pronunció Jesús en la parábola de las bodas del Gran Banquete al que fueron invitados muchos, inicialmente, pero todos se excusaron porque, en el fondo, no querían saber nada con Aquél que los invitó. Y aquí es donde aparece una reacción del Dueño, que tal vez nos pueda parecer extraña ... y es que se irritó contra aquéllos que pusieron tantas trabas y MANDÓ que trajeran al banquete a toda clase de personas: pobres, tullidos, ciegos, cojos, etc... Más todavía: como aún no se había llenado la casa de gente, dijo a su criado: "Sal a los caminos y a los cercados y OBLIGA A ENTRAR para que se llene mi casa" (Lc 14, 23). ¿Siguió Jesús aquí una lógica mundana? ¿Dónde aparece en este pasaje evangélico esa idea de que la Iglesia de Cristo crece por atracción? Tal vez sería bueno reflexionar sobre ello un poco más. Tal vez el "proselitismo" no sea ninguna tontería.


José Martí (continuará)

domingo, 8 de julio de 2018

El ecumenismo es anticatólico (3 de 3) [José Martí]




Por si es de interés coloco a continuación algunas entradas más que pueden resultar orientativas en lo que concierne al tema del ecumenismo y del proselitismo. La relación no es, ni mucho menos, exhaustiva, pero pienso que puede ayudar al lector

A cincuenta años de la Missa Normativa; ¿una misa ecuménica? (César Félix Sánchez)

Revolución francesa: 225 aniversario (Santiago González)






Buscando la Tradición: "No podemos dar lo que no tenemos" (Zane Williamson) [Incluye comentario personal]

Se entienden muy mal las palabras de Jesús: "Que todos sean uno" [Jn 17, 21] (José Martí)

Papa Francisco: prohibido el proselitismo y las campañas vocacionales. La monja argentina. Burke y la madre que lo parió (Specola)

Papa Francisco – los ortodoxos rusos no deben hacerse católicos (Gloria TV)

Ecumenismo bobalicón (Fray Gerundio)

¿De qué fe estamos hablando?  (Luis F. Pérez)

Lutero, el colega (por Fray Gerundio)

La Salvación Universal (vídeo del padre Alfonso Gálvez)

Las reformas necesarias en la Iglesia, el Ecumenismo y la santa Misa (José Martí)

Luteranos de corazón (Fray Gerundio)

500 años después, de rodillas ante Lutero (Roberto de Mattei)

Lutero, elogiado por el papa Francisco

El Ecumenismo intenta cambiar la historia (Gloria TV)

Francisco invoca a Dios como “Padre de todas las denominaciones” (Gloria TV)

‘La Casa del Uno’: un templo donde adorar al Dios de cristianos, judíos y musulmanes (Carlos Esteban)

Obispos alemanes: el papa Francisco está bien con la Comunión a los protestantes (Gloria TV)

Documento filtrado: los alemanes justifican la Comunión protestante con Francisco y Amoris Laetitia (Gloria TV)

José Martí

sábado, 7 de julio de 2018

Cristo, ¿de nuevo crucificado? (Padre Santiago Martín)


Duración 8:40 minutos

Noticias varias 28 de junio a 6 de julio de 2018


CORRESPONDENCIA ROMANA

Jornada de Estudios en Roma: «La raíz de la crisis en la Iglesia» (Roberto de Mattei y otros)

INFOVATICANA

Bodas de oro de la Humanae Vitae, crecen los extraños amigos de Papa Francisco, los uniatas se defienden, los fósiles vaticanos. (Specola)

ARTÍCULO DE MONSEÑOR AGUER: La libre interrupción del embarazo y las banderas de la burguesía.

El encargo del Papa al Cardenal Becciu (una hipótesis) (Carlos Esteban)

Alemania no espera a la Iglesia Universal y ofrece ya la comunión a los protestantes(Carlos Esteban)

VOX denuncia el ‘orgullo’ como ‘una imposición’ y ‘un problema de convivencia’

Nepotismo en la corte de Papa Francisco, otra del tribunal único, muere Tauran, el vaticano “plastic free”, priorato de Norcia.

INFOCAÓTICA

Castiga con los pecados (Francisco de Quevedo)

WIKISOURCE

IL SETTIMO CIELO

"Oremus" por la paz en Medio Oriente. Pero para Ucrania los ortodoxos están en guerra (Sandro Magister)

INFOCATÓLICA

El Gobierno de España declara Día Nacional del Orgullo Gay el 28 de junio

Un grupo de sacerdotes alemanes corrige a su obispo por dar la comunión a los protestantes

ONE PETER FIVE

Las obras de misericordia espirituales: versión contemporánea de Mateo 25: 31-46

El juez Anthony Kennedy anunció recientemente su dimisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos.

KATHOLISCHES


CRUX

Vatican environment summit challenges Trump on climate change

Selección por José Martí

“No se puede negar que Francisco está enseñando cosas erróneas” ... y otras noticias de Gloria TV



Nuevo texto[confuso] de Ratzinger sobre los judíos evita respuestas precisas



El papa emérito Benedicto XVI publicó un texto sobre los judíos en la revista teológica Communio.

Según publica el 6 de julio KathPress.at, el texto, titulado “Grace and vocation without remorse” [Gracia y vocación sin remordimiento], está fechado el 26 de octubre de 2017, con la firma “Joseph Ratzinger – Benedicto XVI”.

Es una reflexión entregada al cardenal Kurt Koch, quien convenció a Ratzinger para que la publicara.

El texto aborda dos temas, la “teoría de la sustitución” y el hecho que “[es obvio que] la alianza nunca fue abrogada”. Pero Ratzinger está más interesado en la corrección política que en la verdad teológica.

Él afirma que es “básicamente verdad” que “Israel no está sustituida por la Iglesia”, pero es verdad sólo en un sentido sociológico, no teológico, porque después de Cristo “no hay distinción entre judíos y griegos” (Rm 10, 12).

En consecuencia, no puede haber un camino “judío” de salvación sin Cristo, tal como afirmó el hereje cardenal Walter Kasper.

Al no hacer distinciones claras, el texto de Ratzinger es una fuente de confusión, no de claridad.

Contradiciendo su afirmación previa, según la cual él rechaza el mesianismo político, Ratzinger afirma incluso que el Estado [secular] de Israel “puede expresar en un sentido más amplio la fidelidad de Dios al pueblo de Israel”, lo cual constituye una tesis fuertemente rechazada por los judíos religiosos.

Una confusión similar crea Ratzinger cuando habla de la “alianza que nunca fue abrogada”. Es un lugar común que Cristo no abrogó la alianza, sino que la perfeccionó.

Pero san Pablo declara que los judíos religiosos que rechazaron la alianza eterna de Cristo carecen de “un conocimiento pleno” (Rm 10, 2). Los llama “incrédulos”, “rebeldes” (Rm 10, 21), reprobados (Rm 11, 15), obstinados en su incredulidad (Rm 11, 23), presumidos (Rm 11, 25), impíos (Rm 11, 26) y enemigos (Rm 11, 28).

De este modo, la alianza está todavía vigente, pero los judíos que se distanciaron de ella no se benefician, porque “no son hijos de Dios los hijos según la carne, sino que los hijos de la promesa se cuentan como descendencia [de Abraham]” (Rm 9, 8).

Sínodo de la Amazonia traerá “adelantos” como el Concilio Vaticano Segundo: cardenal Hummes





El Sínodo de los Obispos para la región pan amazónica traerá “adelantos para toda la Iglesia”, tal como lo hizo el Concilio Vaticano Segundo, dijo el 2 de julio el cardenal radical-liberal Cláudio Hummes a Vatican News. El Sínodo se reunirá en Roma en octubre del 2019.

Hummes espera “que el Espíritu Santo también iluminará nuestro Sínodo”.

Oficialmente el Sínodo quiere “identificar nuevos caminos para la evangelización del pueblo de Dios en esa región”. Sin embargo, sólo viven 2.800.000 personas en el Amazonas, región que abarca seis millones de km2. y no existe como unidad lingüística, cultural o política. [O sea, no llega a un habitante por cada dos kilómetros cuadrados]

En consecuencia, la conclusión parece ser que el Sínodo es utilizado como pretexto para promover la agenda radical-liberal de Francisco, en orden a promover sacerdotes casados y diaconisas, afirmando una “necesidad pastoral” en estas áreas.

Una vez que el precedente es instituido, estas innovaciones se extenderán rápidamente a países como Alemania, país para el que estaban pensadas en implementarse

Estos países se han apartado de la fe católica y reciben grandes sumas de dinero del Estado para mantener un clero casado que se ha vuelto protestante, mientras las personas están abandonando masivamente la Iglesia.

ADELANTE LA FE Releamos Humanae vitae a la luz de Casti Connubii (Roberto de Mattei)



En los últimos decenios, Occidente ha experimentado una revolución antifamilia sin precedentes en la historia. Uno de las claves de este proceso de disgregación de la institución familiar ha sido la separación de los dos fines primarios del matrimonio: el procreativo y el unitivo.
El fin procreativo, separado de la unión conyugal, ha llevado a la fecundación in vitro y a los vientres de alquiler. El fin unitivo, emancipado de la procreación, ha desembocado en la apoteosis del amor libre, hetero u homosexual. Entre los frutos de esta aberración está el recurso de las parejas homosexuales a los vientres de alquiler para realizar una grotesca caricatura de la familia natural.
La encíclica Humanae vitae de Pablo VI, cuyo quincuagésimo aniversario se cumplirá el próximo 25 de julio, tuvo el  mérito de reiterar la inseparabilidad de los dos sentidos del matrimonio y de condenar sin medias tintas la contracepción artificial, que desde los años sesenta del pasado siglo había hecho posible la píldora del doctor Pinkus.
Sin embargo, la Humanae vitae tiene una responsabilidad: no afirmó con igual claridad la jerarquía de los fines, es decir la prioridad del fin procreativo por encima del unitivo. Dos principios o valores no están jamás en un plano de igualdad. Uno queda siempre subordinado al otro.
Así sucede con la relación entre la fe y la razón, la gracia y la naturaleza, la Iglesia y el Estado, etc. Se trata de realidades inseparables, pero distintas, y ordenadas jerárquicamente. Si no se  especifica el orden de dicha relación,    habrá tensiones y conflictos, y a larga se trastornarán los principios. Desde esta perspectiva, el proceso de disgregación moral interna en la Iglesia tiene también entre sus causas la falta de una definición clara del fin primario del matrimonio en la encíclica de Pablo VI.
La doctrina de la Iglesia sobre el matrimonio fue declarada definitiva y vinculante por el papa Pío XI en su encíclica Casti connubii del 31 de diciembre de 1930. En dicho documento, el Sumo Pontífice orienta a toda la Iglesia y todo el género humano hacia las verdades fundamentales sobre la naturaleza del matrimonio, que no es una institución humana, sino creada por el propio Dios, y sobre las bendiciones y ventajas que de ello se derivan para la sociedad.
El primero de los fines es la procreación: que no sólo significa traer hijos al mundo, sino educarlos intelectual, moral y sobre todo espiritualmente, a fin de encaminarlos a su destino eterno, que es el Cielo. El segundo fin es la asistencia mutua entre los esposos, que no es sólo material, ni tampoco un acuerdo meramente sexual o sentimental, sino ante todo una asistencia y una unión espiritual.
La encíclica contiene una clara y enérgica condena del empleo de los medios anticonceptivos, a los que califica de «acción torpe e intrínsecamente deshonesta». Por eso, «cualquier uso del matrimonio en el que maliciosamente quede el acto destituido de su propia y natural virtud procreativa, va contra la ley de Dios y contra la ley natural, y los que tal cometen se hacen culpables de grave delito».
En muchos de sus discursos, Pío XII confirmó las enseñanzas de su predecesor. El esquema original sobre la familia y el matrimonio del Concilio Vaticano II, aprobado por Juan XXIII en julio de 1962 pero rechazado al inicio de la labor de los padres conciliares, reiteró la mencionada doctrina, condenando explícitamente «las teorías que invierten el debido orden de los valores, colocando el fin primario del matrimonio en un segundo plano con respecto a valores biológicos y personales de los cónyuges y que, en el mismo orden objetivo, señalan al amor conyugal como fin primario» (nº 14).
El fin procreativo, objetivo y fundamentado en la naturaleza, jamás debe sufrir menoscabo. El fin unitivo, que es subjetivo y se basa en la voluntad de los esposos, puede desaparecer. La prioridad del fin procreativo salva al matrimonio; la del unitivo lo expone a graves riesgos.
No debemos olvidar por otra parte que el matrimonio no tiene solamente esos dos fines, ya que existe incluso, subordinado, el de remedio a la concupiscencia. Nadie habla de este tercer fin del matrimonio, porque se ha perdido la noción de concupiscencia, la cual en muchos casos es confundida con el pecado, a la manera luterana.
La concupiscencia, presente en todo hombre excepto en la bienaventurada Virgen María, inmune del pecado original, nos recuerda que la vida sobre la Tierra es una lucha incesante, porque, como dice San Juan en el mundo hay «concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y soberbia de la vida» (1 Jn. 2, 16).
La exaltación de los instintos sexuales, inoculada en la cultura dominante por el marxismo-freudismo, no es otra cosa que la glorificación de la concupiscencia y, consecuentemente, del pecado original.
Esta inversión de los fines del matrimonio, que conduce inevitablemente a un estallido de la concupiscencia en la sociedad, aflora en la exhortación del papa Francisco Amoris laetitia, del 8 de abril de 2016, en cuyo número 36 se puede leer «con frecuencia presentamos el matrimonio de tal manera que su fin unitivo, el llamado a crecer en el amor y el ideal de ayuda mutua, quedó opacado por un acento casi excluyente en el deber de la procreación.».
Estas palabras repiten casi textualmente las pronunciadas el 29 de octubre de 1964 en el aula conciliar por el cardenal Leo-Joseph Suenens, en un discurso que escandalizó a Pablo VI: «Puede suceder –dijo el cardenal arzobispo de Bruselas– que hayamos aceptado las palabras de la Escritura “creced y multiplicaos” hasta de dejar eclipsadas otras palabras divinas: “Los dos serán una sola carne…” (…) A la Comisión le corresponderá determinar si no habremos concedido excesiva importancia al primero de los fines, que es la procreación, en desmedro de una finalidad igual de imperativa, que es el cultivo de la unión conyugal».
Insinúa el cardenal Suenens que la finalidad primaria del matrimonio no es crecer y multiplicarse, sino que los dos sean una sola carne. Se pasa de una definición teológica y filosófica a una descripción psicológica del matrimonio, que no es presentado como un vínculo que hunde sus raíces en la naturaleza y tiene por objeto la propagación de la especie humana, sino como una íntima comunión, que encuentra su finalidad en el amor mutuo de los esposos.
Pero una vez que el matrimonio se reduce a una comunidad de amor, el control de natalidad, ya sea natural o artificial, se ve como un bien digno de ser fomentado con el nombre de paternidad responsable, ya que contribuye a reforzar el bien primario de la unión conyugal. La consecuencia inevitable es que, en el momento en que llegara a faltar esa íntima comunión, el matrimonio debería disolverse.
La inversión de los fines viene acompañada de una inversión de funciones en la unión conyugal. El bienestar psico-físico de la mujer suplanta su misión de madre. El nacimiento de un hijo se ve como un factor que puede alterar la íntima comunión amorosa de los esposos. De ese modo, el niño puede considerarse como alguien que interrumpe injustamente el equilibro familiar y del que hay que defenderse por medio de la anticoncepción o, en casos extremos, con el aborto.
Nuestra interpretación de las palabras del cardenal Suenens no está forzada. En coherencia con su discurso, el cardenal primado de Bélgica encabezó en 1968 la revuelta de los obispos y teólogos que se alzaron contra la Humanae vitae. La declaración del episcopado belga del 30 agosto de ese mismo año contra la encíclica de Pablo VI fue, junto con la del episcopado alemán, una de las primeras redactadas por una conferencia episcopal, y sirvió de modelo de protesta a otros episcopados.
A los herederos de aquella protesta que nos proponen reinterpretar Humanae vitae a la luz de Amoris laetitia, respondemos enérgicamente que seguiremos interpretando la encíclica de Pablo VI a la luz de Casti connubii y del Magisterio perenne de la Iglesia.
(Traducido por Bruno de la Inmaculada)
Roberto de Mattei

El Vaticano celebra una ‘cumbre’ mundial sobre el Cambio Climático (Carlos Esteban)



Salvar el planeta de la acción destructora del ser humano es asunto que preocupa grandemente al Papa y al que dedicó toda una encíclica, Laudato Si, que cumple ahora tres años de existencia. Con tal motivo ha convocado una conferencia internacional de alto nivel de dos días en el Vaticano.

En ella se discutirán determinados eventos previstos para el próximo otoño, entre ellos algunos de carácter político, como la conferencia de las Naciones Unidas COP24 sobre el Cambio Climático, y otras organizadas por instituciones no estatales, como la Cumbre de Acción sobre el Cambio Climático.

Esta iniciativa se produce no mucho después del encuentro mantenido por el Santo Padre con altos directivos de importantes multinacionales del petróleo a quienes urgió a la conversión hacia una energía limpia. Les recordó que “el Acuerdo de París exhorta claramente a dejar en el subsuelo la mayor parte de las reservas de combustibles fósiles” y les conminó a entender la gravedad y urgencia de la crisis.

Se espera que la conferencia ofrezca a los líderes políticos de todo el mundo argumentos sólidos para fomentar medidas que ayuden a la conservación del planeta y alejen el espectro de su destrucción medioambiental, y que concluya con una declaración del propio pontífice.

La Iglesia Católica se convierte así en la institución internacional de mayor peso en la concienciación ecológica a nivel internacional, coordinando los esfuerzos de las máximas autoridades científicas y políticas en este contexto.

Lo único que no entendemos es por qué, o qué tiene que ver con la misión del Sumo Pontífice.

Carlos Esteban

viernes, 6 de julio de 2018

Fraterno Macron (Fray Gerundio)




Ha pasado ligeramente desapercibida la entrevista del Presidente de Francia con Francisco. En principio, creía yo que se trataba de una audiencia más de Bergoglio a un Jefe de Estado. Son muchas a lo largo del año. Pero al ver las imágenes, que me ha mostrado en su tableta uno de mis novicios tecnologizados, se me ha encogido la cogulla y de nuevo una mosca se me ha paseado por detrás del pabellón auditivo.

Ya sabemos que las caras que adopta Bergoglio con sus interlocutores, mandan un mensaje a la prensa y -de rebote-, al mundo mundanal. Si es Donald Trump, cara de pepinillo en vinagre. Es sabido que Donald es capitalista e imperialista, así que mensaje de disgusto, desagrado e incomodidad papal. Si es Evo Morales, cara de satisfacción. Es sabido también que Evo es periférico, insolvente, indigenado y amigo de la hoz, así que cara de gustirrinín, estallido de felicidad y regodeo en el personaje. Y una conversación sin traductor, a menos que el Evo hable en chitichanga.

Y a los dos se les regala un ejemplar de la Exultate Gaudium. A Trump, para que se chinche y vea que la doctrina francisquista es anticapi. Y a Evo, para que le sirva de libro de oraciones de la noche, antes de irse al camastro indiano evo-cando a la Madre Tierra.

Lo que se ha transmitido a la prensa en la entrevista con Macron ha sido almíbar por ambas partes, sintonía garrapiñada por los cuatro costados y cómplice felicidad ante las cámaras. Casi navideño. La laica Francia de Macron besa al Papa de la primavera y de los pobres, relata un emocionado periodista digital. Rome Reports lo relata de esta manera:
El Papa y el presidente francés departieron durante casi una hora. Los 57 minutos que Macron ha permanecido reunido con el Papa le convierten en el mandatario al que más tiempo ha dedicado Francisco.
Y es que sobre la mesa tenían muchos temas que tratar como el medio ambiente, una cuestión que preocupa a ambos especialmente tras la salida de Estados Unidos del acuerdo de París; la situación de las minorías religiosas en Oriente Medio; conflictos en curso como los de República Democrática del Congo o República Centroafricana; y también, por supuesto, la crisis migratoria en el Mediterráneo que está polarizando posturas de países como Italia y Francia.
O sea, que nada menos que 57 minutos, para hablar de estos temas tan sobrenaturales que tanto preocupan a Francisco (y a Macron). Como si el Presidente francés necesitara compartir el sentido de alta política de Francisco, y/o atendiera atentamente el parecer de Bergoglio en los temas señalados. O como si los conflictos en la República Centroafricana fueran una preocupación del papa argentino. 

Para mí que Macron ha venido a decirle a Su Santidad cuáles serán los próximos pasos a dar y cuál es su vela en el entierro masónico que se avecina. Tendremos que estar ojo avizor a los próximos acontecimientos o cambios de timón francisquista en algunos temas de actualidad. Digo yo…

He desatado la cólera de mis jóvenes hermanos cuando he comentado que a este comunicado del Vaticano le habría faltado un párrafo más:
La visita de Macron, se enmarca dentro de las relaciones que la Santa Sede ha tenido últimamente con el Club Bilderberg con la presencia del cardenal Parolin (que estuvo unos minutines de nada). 
Tras la entrevista con el Papa (y ya sin periodistas), se ha reunido el Presidente francés con Parolin para ultimar algunas cuestiones que hay que comenzar a tratar dentro de la fraternidad mutua, la obediencia debida y el compromiso masónico adquirido. La visita duró 33 minutos.
En fin, ya se sabe que soy mal pensado. Aunque lo más tierno ha sido el beso final del joven Macron al viejo Bergoglio; la mano por el hombro y el gesto de cariño por la cabeza del presidente laico al pontífice laicista. 

Esto es lo que se llama Fraternidad. Amor y unción. Y todos, encantados de la vida. A seguir con el guión establecido, y con el compás. Y el delantal.

Fray Gerundio

¿Fundamentalismo cristiano? (José Martí) - ÍNDICE PARTE 1 -

Del 19 de julio al 8 de septiembre de 2014 ... cuatro años después 


1. Existe un solo Dios

2. No existe un Dios común a las tres religiones

3. Manipulación del lenguaje

4. El Corán

5. Libertad cristiana

6. Iglesia mundanizada

7. Los cristianos "fundamentalistas"

8. Análisis de los hechos

9. Obediencia al Papado

10. "Nueva" evangelización

11. Cobardía

12. Una religión sin Dios

13. Soberbia y verdad

14. Convicciones

15. Relativismo

16. Formación y oración

17. Evangelización "nueva"

18. Concilio Vaticano II

19. Discernimiento

20. Evangelii Gaudium

21. Hechos

22. Sincretismo

23. Conclusión

José Martí

Francia: 58 diócesis sin ordenaciones – Comunidades del Viejo Rito siguen creciendo



En Francia, el número de ordenaciones ha caído de 133 en el año pasado a 114 en este año. 82 de los sacerdotes ordenados pertenecen a una sola diócesis.

58 de las 96 diócesis francesas no tuvieron ordenaciones este año.

Según la página web La Croix, 20% de los nuevos sacerdotes de este año provienen de comunidades clasificadas como “tradicionales” o “clásicos”

Los sacerdotes de la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X no están incluidos en estas estadísticas.

jueves, 5 de julio de 2018

Santa María Goretti



María nació el 16 de octubre de 1890, en Corinaldo, provincia de Ancona, Italia. Hija de Luigi Goretti y Assunta Carlini, tercera de siete hijos de una familia pobre de bienes terrenales pero rica en fe y virtudes, cultivadas por medio de la oración en común, rosario todos los días y los domingos Misa y sagrada Comunión. Al día siguiente de su nacimiento fue bautizada y consagrada a la Virgen. A los seis años recibirá el sacramento de la Confirmación.
Después del nacimiento de su cuarto hijo, Luigi Goretti, por la dura crisis económica por la que atravesaba, decidió emigrar con su familia a las grandes llanuras de los campos romanos, todavía insalubres en aquella época. Se instaló en Ferriere di Conca, poniéndose al servicio del conde Mazzoleni, es aquí donde María muestra claramente una inteligencia y una madurez precoces, donde no existía ninguna pizca de capricho, ni de desobediencia, ni de mentira. Es realmente el ángel de la familia.
Tras un año de trabajo agotador, Luigi contrajo una enfermedad fulminante, el paludismo, que lo llevó a la muerte después de padecer diez días. Como consecuencia de la muerte de Luigi, Assunta tuvo que trabajar dejando la casa a cargo de los hermanos mayores. María lloraba a menudo la muerte de su padre, y aprovecha cualquier ocasión para arrodillarse delante de su tumba, para elevar a Dios sus plegarias para que su padre goce de la gloria divina.
Junto a la labor de cuidar de sus hermanos menores, María seguía rezando y asistiendo a sus cursos de catecismo. Posteriormente, su madre contará que el rosario le resultaba necesario y, de hecho, lo llevaba siempre enrollado alrededor de la muñeca. Así como la contemplación del crucifijo, que fue para María una fuente donde se nutría de un intenso amor a Dios y de un profundo horror por el pecado.
Amor intenso al Señor
María desde muy chica anhelaba recibir la Sagrada Eucaristía. Según era costumbre en la época, debía esperar hasta los once años, pero un día le preguntó a su madre: -Mamá, ¿cuándo tomaré la Comunión?. Quiero a Jesús. -¿Cómo vas a tomarla, si no te sabes el catecismo? Además, no sabes leer, no tenemos dinero para comprarte el vestido, los zapatos y el velo, y no tenemos ni un momento libre. -¡Pues nunca podré tomar la Comunión, mamá! ¡Y yo no puedo estar sin Jesús! -Y, ¿qué quieres que haga? No puedo dejar que vayas a comulgar como una pequeña ignorante. Ante estas condiciones, María se comenzó a preparar con la ayuda de una persona del lugar, y todo el pueblo la ayuda proporcionándole ropa de comunión. De esta manera, recibió la Eucaristía el 29 de mayo de 1902.
La comunión constante acrecienta en ella el amor por la pureza y la anima a tomar la resolución de conservar esa angélica virtud a toda costa. Un día, tras haber oído un intercambio de frases deshonestas entre un muchacho y una de sus compañeras, le dice con indignación a su madre: -Mamá, ¡qué mal habla esa niña! -Procura no tomar parte nunca en esas conversaciones. -No quiero ni pensarlo, mamá; antes que hacerlo, preferiría...Y la palabra morir queda entre sus labios. Un mes después, sucedería lo que ella sentenció.
Pureza eterna
Al entrar al servicio del conde Mazzoleni, Luigi Goretti se había asociado con Giovanni Serenelli y su hijo Alessandro. Las dos familias viven en apartamentos separados, pero la cocina es común. Luigi se arrepintió enseguida de aquella unión con Giovanni Serenelli, persona muy diferente de los suyos, bebedor y carente de discreción en sus palabras.
Después de la muerte de Luigi, Assunta y sus hijos habían caído bajo el yugo despótico de los Serenelli, María, que ha comprendido la situación, se esfuerza por apoyar a su madre: -Ánimo, mamá, no tengas miedo, que ya nos hacemos mayores. Basta con que el Señor nos conceda salud. La Providencia nos ayudará. ¡Lucharemos y seguiremos luchando!
Desde la muerte de su marido, Assunta siempre estuvó en el campo y ni siquiera tiene tiempo de ocuparse de la casa, ni de la instrucción religiosa de los más pequeños. María se encarga de todo, en la medida de lo posible. Durante las comidas, no se sienta a la mesa hasta que no ha servido a todos, y para ella sirve las sobras. Su obsequiosidad se extiende igualmente a los Serenelli. Por su parte, Giovanni, cuya esposa había fallecido en el hospital psiquiátrico de Ancona, no se preocupa para nada de su hijo Alessandro, joven robusto de diecinueve años, grosero y vicioso, al que le gusta empapelar su habitación con imágenes obscenas y leer libros indecentes. En su lecho de muerte, Luigi Goretti había presentido el peligro que la compañía de los Serenelli representaba para sus hijos, y había repetido sin cesar a su esposa: -Assunta, regresa a Corinaldo! Por desgracia Assunta está endeudada y comprometida por un contrato de arrendamiento.
Después de tener mayor contacto con la familia Goretti, Alessandro comenzó a hacer proposiciones deshonestas a la inocente María, que en un principio no comprende. Más tarde, al adivinar las intenciones perversas del muchacho, la joven está sobre aviso y rechaza la adulación y las amenazas.
Suplica a su madre que no la deje sola en casa, pero no se atreve a explicarle claramente las causas de su pánico, pues Alessandro la ha amenazado: -Si le cuentas algo a tu madre, te mato. Su único recurso es la oración. La víspera de su muerte, María pide de nuevo llorando a su madre que no la deje sola, pero, al no recibir más explicaciones, ésta lo considera un capricho y no concede ninguna importancia a aquella reiterada súplica.
El 5 de julio, a unos cuarenta metros de la casa, están trillando las habas en la tierra. Alessandro lleva un carro arrastrado por bueyes. Lo hace girar una y otra vez sobre las habas extendidas en el suelo. Hacia las tres de la tarde, en el momento en que María se encuentra sola en casa, Alessandro dice:
-"Assunta, ¿quiere hacer el favor de llevar un momento los bueyes por mí?" Sin sospechar nada, la mujer lo hace. María, sentada en el umbral de la cocina, remienda una camisa que Alessandro le ha entregado después de comer, mientras vigila a su hermanita Teresina, que duerme a su lado.
-"¡María!, grita Alessandro. -¿Qué quieres? -Quiero que me sigas. -¿Para qué? -¡sígueme!
-Si no me dices lo que quieres, no te sigo".
Ante semejante resistencia, el muchacho la agarra violentamente del brazo y la arrastra hasta la cocina, atrancando la puerta. La niña grita, pero el ruido no llega hasta el exterior. Al no conseguir que la víctima se someta, Alessandro la amordaza y esgrime un puñal. María se pone a temblar pero no sucumbe. Furioso, el joven intenta con violencia arrancarle la ropa, pero María se deshace de la mordaza y grita:
-No hagas eso, que es pecado... Irás al infierno.
Poco cuidadoso del juicio de Dios, el desgraciado levanta el arma:
-Si no te dejas, te mato.
Ante aquella resistencia, la atraviesa a cuchilladas. La niña se pone a gritar:
-¡Dios mío! ¡Mamá!, y cae al suelo.
Creyéndola muerta, el asesino tira el cuchillo y abre la puerta para huir, pero, al oírla gemir de nuevo, vuelve sobre sus pasos, recoge el arma y la traspasa otra vez de parte a parte; después, sube a encerrarse a su habitación. María recibió catorce heridas graves y quedó inconsciente. Al recobrar el conocimiento, llama al señor Serenelli: -¡Giovanni! Alessandro me ha matado... Venga. Casi al mismo tiempo, despertada por el ruido, Teresina lanza un grito estridente, que su madre oye. Asustada, le dice a su hijo Mariano: -Corre a buscar a María; dile que Teresina la llama.
En aquel momento, Giovanni Serenelli sube las escaleras y, al ver el horrible espectáculo que se presenta ante sus ojos, exclama: -¡Assunta, y tú también, Mario, venid!. Mario Cimarelli, un jornalero de la granja, trepa por la escalera a toda prisa. La madre llega también: -¡Mamá!, gime María. -¡Es Alessandro, que quería hacerme daño! Llaman al médico ya los guardias, que llegan a tiempo para impedir que los vecinos, muy excitados, den muerte a Alessandro en el acto.
Sufrimiento redentor
Al llegar al hospital, los médicos se sorprendieron de que la niña todavía no haya sucumbido a sus heridas, pues ha sido alcanzado el pericardio, el corazón, el pulmón izquierdo, el diafragma y el intestino. Al diagnosticar que no tiene cura, llamaron al capellán. María se confiesa con toda claridad. Luego, durante dos horas, los médicos la cuidaron sin dormirla.
María no se lamenta, y no deja de rezar y de ofrecer sus sufrimientos a la santísima Virgen, Madre de los Dolores. Su madre consiguió que le permitan permanecer a la cabecera de la cama. María aún tiene fuerzas para consolarla: -Mamá, querida mamá, ahora estoy bien... ¿Cómo están mis hermanos y hermanas?
En un momento, María le dice a su mamá: -Mamá, dame una gota de agua. -Mi pobre María, el médico no quiere, porque sería peor para ti. Extrañada, María sigue diciendo: -¿Cómo es posible que no pueda beber ni una gota de agua? Luego, dirige la mirada sobre Jesús crucificado, que también había dicho ¡Tengo sed!, y entendió.
El sacerdote también está a su lado, asistiéndola paternalmente. En el momento de darle la Sagrada Comunión, le preguntó: -María, ¿perdonas de todo corazón a tu asesino? Ella le respondió: -Sí, lo perdono por el amor de Jesús, y quiero que él también venga conmigo al paraíso. Quiero que esté a mi lado... Que Dios lo perdone, porque yo ya lo he perdonado.
Pasando por momentos análogos por los que pasó el Señor Jesús en la Cruz, María recibió la Eucaristía y la Extremaunción, serena, tranquila, humilde en el heroísmo de su victoria.
Después de breves momentos, se le escucha decir: "Papá". Finalmente, María entra en la gloria inmensa de la Comunión con Dios Amor. Es el día 6 de julio de 1902, a las tres de la tarde.
La conversión de Alessandro
En el juicio, Alessandro, aconsejado por su abogado, confesó: -"Me gustaba. La provoqué dos veces al mal, pero no pude conseguir nada. Despechado, preparé el puñal que debía utilizar". Por ello, fue condenado a 30 años de trabajos forzados. Aparentaba no sentir ningún remordimiento del crimen tanto así que a veces se le escuchaba gritar: -"¡Anímate, Serenelli, dentro de veintinueve años y seis meses serás un burgués!". Sin embargo, unos años más tarde, Mons. Blandini, Obispo de la diócesis donde está la prisión, decide visitar al asesino para encaminarlo al arrepentimiento. -"Está perdiendo el tiempo, monseñor -afirma el carcelero-, ¡es un duro!"
Alessandro recibió al obispo refunfuñando, pero ante el recuerdo de María, de su heroico perdón, de la bondad y de la misericordia infinitas de Dios, se deja alcanzar por la gracia. Después de salir el Prelado, llora en la soledad de la celda, ante la estupefacción de los carceleros.
Después de tener un sueño donde se le apareció María, vestida de blanco en los jardines del paraíso, Alessandro, muy cuestionado, escribió a Mons. Blandino: "Lamento sobre todo el crimen que cometí porque soy consciente de haberle quitado la vida a una pobre niña inocente que, hasta el último momento, quiso salvar su honor, sacrificándose antes que ceder a mi criminal voluntad. Pido perdón a Dios públicamente, ya la pobre familia, por el enorme crimen que cometí. Confío obtener también yo el perdón, como tantos otros en la tierra". Su sincero arrepentimiento y su buena conducta en el penal le devuelven la libertad cuatro años antes de la expiración de la pena. Después, ocupará el puesto de hortelano en un convento de capuchinos, mostrando una conducta ejemplar, y será admitido en la orden tercera de san Francisco.
Gracias a su buena disposición, Alessandro fue llamado como testigo en el proceso de beatificación de María. Resultó algo muy delicado y penoso para él, pero confesó: "Debo reparación, y debo hacer todo lo que esté en mi mano para su glorificación. Toda la culpa es mía. Me dejé llevar por la brutal pasión. Ella es una santa, una verdadera mártir. Es una de las primeras en el paraíso, después de lo que tuvo que sufrir por mi causa".
En la Navidad de 1937, Alessandro se dirigió a Corinaldo, lugar donde Assunta Goretti se había retirado con sus hijos. Lo hace simplemente para hacer reparación y pedir perdón a la madre de su víctima. Nada más llegar ante ella, le pregunta llorando. -"Assunta, ¿puede perdonarme? -Si María te perdonó -balbucea-, ¿cómo no voy a perdonarte yo?" El mismo día de Navidad, los habitantes de Corinaldo se ven sorprendidos y emocionados al ver aproximarse a la mesa de la Eucaristía, uno junto a otro, a Alessandro y Assunta.
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Añado una breve charlita del padre Gálvez sobre María Goretti, del 6 de julio de 2007
Duración 4:26 minutos

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