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lunes, 19 de febrero de 2018

EL ACUERDO VATICANO-CHINA ESTÁ YA COCINADO



Sucio acuerdo vaticano será rubricado en abril. Y otras noticias de Gloria TV



CHINA-SANTA SEDE. UN LLAMADO DE CATÓLICOS A LOS OBISPOS DE TODO EL MUNDO. QUE EL ESPÍRITU DE CASAROLI INSPIRE A LOS QUE HABITAN EN EL TERCER PISO DEL PALACIO APOSTÓLICO [conocido como TERZA LOGGIA]…



Asianews, el diario online dirigido por el padre Bernardo Cervellera, del glorioso PIME -el Pontificio Instituto para las Misiones Extranjeras, publicó ayer una carta abierta-llamado a los obispos de todo el mundo, para que se esfuercen en detener un posible acuerdo entre la Santa Sede y China que parece inminente y del cual se ha hablado tanto en los días pasados.

Éste es el link, en inglés y en chino, de la carta, para leerla y eventualmente adherirse a ella.

Los primeros firmantes son profesores, abocados, activistas por los derechos humanos. Como escribe Asianews, el acuerdo, en los términos actuales, del cual evidentemente los firmantes conocen los elementos, sería “un error deplorable e irreversible”

Por eso se pide en la carta que se detenga la firma del acuerdo, y de reajustarlo con precisas garantías sobre la libertad del Pontífice para nombrar a los obispos y con garantías de una verdadera libertad religiosa para los cristianos y para la sociedad.

Stilum Curiae no ha seguido de cerca el desarrollo de las tratativas, pero existe el temor, compartido en no pocas personalidades de la Iglesia, que en estas circunstancias juegan varios elementos

El primero sería el deseo de algunos de los responsables de obtener un éxito personalEl segundo, el deseo del Pontífice, al igual que sucedió en el encuentro con el Patriarca de Moscú y de todas las Rusias, de hacer ver que su política obtiene resultados allí donde no fue posible para sus predecesores; y naturalmente el deseo, presente en todo diplomático, vestido con sotana o con ropa civil, de vincular su nombre a un acuerdo.

Cuando hace muchos años comencé a ocuparme del Vaticano, un amigo de la Secretaría de Estado, lamentablemente fallecido, hablando de China y de la Santa Sede, me dijo: “Si la paciencia de los chinos es infinita, la de Casaroli es eterna”.

Casaroli era obviamente el cardenal secretario de Estado de Juan Pablo II. El hombre de la Ostpolitik, ciertamente no sospechado de simpatías reaccionarias o de no aperturas hacia los regímenes comunistas. Sin embargo, sobre China y sobre la libertad de la Iglesia fue durísimo. 

Con la buena paz de monseñor Sánchez Sorondo y de los otros animadores laudatorios, las nuevas reglas que recién han entrado en vigor sobre religiones y libertad no parecen ofrecer muchas esperanzas en el que es el país más grande del mundo gobernado por una dictadura. Que el espíritu del cardenal Agostino Casaroli se cierna en estos días en la Tercera Logia…

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Carta abierta dirigida a las Conferencia Episcopales católicas del mundo, sobre el posible acuerdo entre la Santa Sede y el gobierno de la República Popular China


Su Eminencia y Excelentísima Reverencia:

Somos un grupo de católicos. Recientemente, han surgido algunas noticias que indican que la Santa Sede y el gobierno de la República Popular china habrán de llegar a un acuerdo sobre la cuestión del nombramiento de obispos, así como sobre el reconocimiento de siete «obispos» ilícitos. 

Estamos en profundo estado de shock y sumamente contrariados por esto. Con nuestro amor y apoyo a la Santa Madre Iglesia, esperamos que Usted y todas las Conferencias Episcopales presten atención al desarrollo de estos hechos.

Según la enseñanza de la Santa Madre Iglesia, los obispos son sucesores de los apóstoles, y tienen el deber de guiar y cuidar de la grey: 
«La Iglesia es apostólica: está fundada sobre cimientos duraderos: los doce Apóstoles del Cordero (Apocalipsis 21, 14). Ella es indestructible (Mateo 16, 18); y se conserva infaliblemente en la verdad; Cristo la gobierna por medio de Pedro y de los demás Apóstoles, presentes en sus sucesores, en el Sumo Pontífice y en el Colegio de Obispos» (Catecismo, 869). 
Por lo tanto, todos los obispos deben ser nombrados por el Sucesor de Pedro –el Santo Padre, el Papa. Y ellos deben ser hombres de principios morales y de sabiduría. El gobierno no debe jugar ningún rol en el proceso de selección:
«El derecho de nombrar y crear a los Obispos es propio, peculiar y de por sí exclusivo de la autoridad competente. Por lo cual, para defender como conviene la libertad de la Iglesia y para promover mejor y más expeditamente el bien de los fieles, desea el sagrado Concilio que en lo sucesivo no se conceda más a las autoridades civiles ni derechos, ni privilegios de elección, nombramiento, presentación o designación para el Ministerio Episcopal» (Christus Dominus, n. 20).
Sin embargo, los siete «obispos» ilícitos no fueron nombrados por el Papa, y su integridad moral es discutible
Ellos no gozan de la confianza de los fieles, y jamás han expresado su arrepentimiento en público. Si son reconocidos como legítimos, los fieles de China serían arrojados en medio de una confusión y dolor, y en China se crearía un cisma en la Iglesia.
Comprendemos que la Santa Sede esté deseosa de evangelizar la China de un modo más eficaz. Pero estamos profundamente preocupados por el acuerdo, que podría generar daños irremediables

El Partido comunista chino, bajo el liderazgo de Xi Jinping, ha destruido cruces e iglesias en varias oportunidades, y la Asociación Patriótica mantiene su control sobre la Iglesia con mano dura. 

La persecución religiosa jamás se ha detenido. Xi incluso aclaró que el Partido va a reforzar su control sobre las religiones. De esa manera, no hay posibilidad de que la Iglesia pueda gozar de mayor libertad. Es más, el Partido comunista chino tiene en su haber una larga historia de no haber mantenido sus promesas

Estamos preocupados porque el acuerdo no sólo fracasará en lo referente a garantizar una limitada libertad tan deseada por la Iglesia, sino que además dañará la santidad, catolicidad y apostolicidad de la Iglesia, y será un atentado al poder moral de la Iglesia
La Iglesia podría dejar de gozar de la confianza de la gente, y dejar de ser «como el fermento y casi el alma de la sociedad, que debe renovarse en Cristo y transformarse en familia de Dios» (Gaudium et Spes, 40).
En su exhortación apostólica Evangelii Gaudium, nuestro amado Papa Francisco escribe:
«A veces me pregunto quiénes son los que en el mundo actual se preocupan realmente por generar procesos que construyan pueblo, más que por obtener resultados inmediatos que producen un rédito político fácil, rápido y efímero, pero que no construyen la plenitud humana (…) El Señor mismo en su vida mortal dio a entender muchas veces a sus discípulos que había cosas que no podían comprender todavía y que era necesario esperar al Espíritu Santo (cf. Jn 16,12-13). La parábola del trigo y la cizaña (cf. Mt 13,24-30) grafica un aspecto importante de la evangelización que consiste en mostrar cómo el enemigo puede ocupar el espacio del Reino y causar daño con la cizaña, pero es vencido por la bondad del trigo que se manifiesta con el tiempo» (224-225).
El Espíritu de Dios tal vez no nos permite proceder (v. Hechos 16,6). Aunque la fuerza del mal crezca, el tiempo pertenece a Dios. Poniendo nuestra confianza en el Señor, la noche oscura podrá pasar. Apresurarse por un resultado inmediato, dando un paso en falso, puede conducir al fracaso total.

Su Santidad siempre ha estado atento a los sufrimientos de los cristianos perseguidos. Él dijo una vez:
«Las ordenanzas jurídicas, gubernamentales o internacionales, están llamadas, por lo tanto, a reconocer, garantizar y proteger la libertad religiosa, que es un derecho intrínsecamente inherente a la naturaleza humana, a su dignidad de ser humano, y es, además, un indicador de una sana democracia y una de las fuentes principales de la legitimidad del Estado». «Es para mí motivo de gran dolor constatar que los cristianos del mundo padecen el mayor número de tales discriminaciones.      Las persecuciones contra los cristianos, de hecho, hoy son más fuertes que en los primeros siglos de la Iglesia, y hay más cristianos mártires que en aquella época.»
Creemos que la persecución de los cristianos en China llena de dolor a Su Santidad. Por eso, solicitamos que todo acuerdo se fundamente sobre la protección de la libertad religiosa y el fin de la persecución religiosa

Lamentablemente, los nuevos, así como las versiones revisadas de las normativas sobre las actividades religiosas, que permiten un mayor control sobre las religiones y fueron implementados a principios de febrero. 
Con éstas a la vista, no logramos ver ninguna posibilidad de que el inminente acuerdo pueda garantizar que el gobierno chino vaya a detener su persecución contra la Iglesia y ponga fin a sus violaciones a la libertad religiosa.
Su Eminencia Reverendísima, nosotros esperamos que ustedes, sus hermanos y su grey continúen rezando por la comunión de la Iglesia en China, así como por su ministerio pastoral. 

Con amor al pueblo de Dios, les pedimos apelar ante la Santa Sede: Les rogamos repensar el presente acuerdo, y detenerse antes de cometer un error deplorable e irreversible.

¡Que Dios Todopoderoso bendiga a la Iglesia en China!

¡Santos Mártires de China, rogad por nosotros!

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Los primeros firmantes son profesores universitarios, conferencistas, investigadores, activistas por los derechos humanos y abogados:

ü Dr. Kenneth Ka-lok Chan (Hong Kong)
ü Prof. Joseph Yu-shek Cheng (Hong Kong)
ü Mr. Yiu-leung Cheung (Hong Kong)
ü Dr Rodney Wai-chi Chu (Hong Kong)
ü Dr. Martin C. K. Chung (Hong Kong)
ü Mr. Yan-ho Lai (Hong Kong)
ü Dr. Wing-kwan Lam (Hong Kong)
ü Dr. Lisa Yuk-ming Leung (Hong Kong)
ü Mr. Kwok-ming Ma (Hong Kong)
ü Mr. Chit-wai John Mok (Irvine, US)
ü Dr. Yik-fai Tam (San Francisco, US)
ü Prof. Wai Ting (Hong Kong)
ü Mr. Yiu-ming To (Hong Kong)
ü Mr. Benedict Rogers (London, UK)
ü Mr. Patrick Yu (Northern Ireland, UK)

Publicado originalmente en italiano en: In www.marcotosatti.com/…/cina-santa-sede…

Marco Tosatti
Traducción al español por: José Arturo Quarracino

domingo, 18 de febrero de 2018

Cómo ser hoy "minoría creativa". El ejemplo de los cristianos de los primeros tres siglos (Sandro Magister)




> Todos los artículos de Settimo Cielo en español

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Apreciado Magister:

Su artículo sobre "La Opción Benedicto" aborda verdaderamente una cuestión central –"la" cuestión central, diría yo– del cristianismo contemporáneo: cómo vivir como cristianos en un mundo (ya) no cristiano.

Ha sido también el problema de la Iglesia de los primeros siglos: cómo vivir como cristianos en un mundo (todavía) no cristiano.

Hay un factor, muy presente en la conciencia de los cristianos de entonces, y que, al contrario, hoy tiende a no reconocer más, pero que es determinante en la manera de afrontarlo: es el de la crisis, "krisis", es decir, del juicio que es capaz de “poner en crisis” la cultura mundana, y el de la "chresis", es decir, de la capacidad de “usar de manera justa” lo que tal cultura posee, pero que ya no sabe usar correctamente.

La así llamada "Opción Benedicto" supera el riesgo de convertirse en una autoguetización si –como creo yo es el pensamiento del autor– posee esta fuerte “capacidad crítica”, que es lo contrario de la cerrazón; más aún, es la verdadera forma de diálogo con el mundo que los cristianos, explícitamente llamados por Cristo a ser levadura, sal y luz del mundo, pueden y deben llevar a cabo.

Desde hace varios años estoy trabajando sobre este tema de la "krisis/chresis" con otros estudiosos de los Padres de la Iglesia.

Por iniciativa nuestra, el próximo otoño debería salir la traducción italiana del fundamental trabajo de Christian Gnilka, "Chresis. Die Methode der Kirchenväter im Umgang mit der Antiken Kultur", Basel, 2012, al que dedicaremos también un convenio en la primavera del 2019, probablemente en Bolonia.

Además, han salido hace poco, publicados por la editorial de la Universidad de la Santa Croce, las Actas de otro convenio nuestro en Bolonia de 2016: A.M. Mazzanti-I. Vigorelli (bajo la dirección de), "Krisis e cambiamento in età tardoantica. Riflessi contemporanei", Edusc, Roma, 2017.

Esta publicación contiene una contribución mía que, precisamente, se titulaba: "'Cottidie obsidemur'. Vivere da cristiani in un mondo non cristiano: la proposta di Tertulliano". Pienso que encontrará en él alguna cosa pertinente para el debate en curso.

Gracias.

Cordialmente y con mucho aprecio,

Leonardo Lugaresi

*

Apreciado profesor Lugaresi:

Soy yo quien le da las gracias. Y ofrezco a los lectores de Settimo Cielo el siguiente extracto de la sugerente introducción de su ensayo.
Sandro Magister

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VIVIR COMO CRISTIANOS EN UN MUNDO NO CRISTIANO. LA LECCIÓN DE LOS TRES PRIMEROS SIGLOS

de Leonardo Lugaresi

El cristianismo ha sido, al menos durante los tres primeros siglos de su historia, lo que en términos sociológicos puede ser definido como un grupo minoritario, aunque en rápida expansión.

Cuando Constantino decidió, a comienzos del siglo IV, “abrir” al cristianismo asumiéndolo como cultura de referencia para su proyecto político, hizo una apuesta políticamente audaz, porque lo apostaba todo en una entidad que sí, era ciertamente importante en términos socioculturales, pero todavía netamente minoritaria en el conjunto del imperio romano.

Por consiguiente, parece correcto que el enfoque de la historia cristiana de los primeros tres siglos esté interesado principalmente en procurar entender cómo un grupo minoritario resolvió el problema de su supervivencia en un contexto cultural y socialmente extraño, si no hostil, y que inevitablemente ejerce sobre él una suerte de presión osmótica intensa y permanente, ese sentido de “asedio” al que se refiere Tertuliano: "cottidie obsidemur" (Apologeticum 7,4).

Estamos acostumbrados a pensar que la conducta de grupos minoritarios en condiciones similares a la de los primeros cristianos tienda normalmente a polarizarse en una de estas dos direcciones opuestas:

- o hacia una creciente asimilación a los modelos culturales prevalentes en el ámbito de pertenencia,- o, al contrario, hacia una actitud de creciente cerrazón respecto al mundo externo, hacia el cual el grupo desarrolla una especie de enroque en la propia identidad.
Una manifestación extrema de esta segunda actitud, que se podría considerar también como una tercera opción, es la que desemboca en el intento de salir completamente del contexto sociocultural en el que se vive, realizando una cierta forma de secesión: colectiva (con la consiguiente búsqueda de una nueva patria, una “tierra prometida”), o individual (por medio de la anacoresis, la “fuga al desierto”).

Pues bien, a lo largo de los tres primeros siglos, los cristianos no hicieron ninguna de estas cosas que acabamos de decir:

(1) no se asimilaron, porque si se hubiera dado verdaderamente una plena y completa asimilación del cristianismo al helenismo, hoy nosotros no estaríamos aquí hablando de ello como una realidad todavía existente y muy distinta de la herencia cultural greco-romana;
(2) no se separaron ni se encerraron en un mundo aparte, y no asumieron la lógica de la secta (al menos en lo que se refiere al cristianismo "mainstream": hubo tendencias sectarias, pero, precisamente, tomaron siempre la vía de neo-formaciones que, significativamente, ejercieron su crítica separadora sobre todo respecto a la “gran Iglesia” comprometida con el mundo);
(3) tampoco soñaron y, menos aún, proyectaron una salida, una secesión, del mundo romano.
Es verdad que a partir de finales del siglo III, con el monaquismo, tuvo lugar en la experiencia eclesial una forma de alejamiento de la "polis" y de elección del “desierto” que podría parecer una configuración de esta tercera opción. Pero ésta se refiere a una élite de individuos, y es una toma de distancia crítica más que un abandono de la ciudad. El monje sale, sí, del contexto social urbano, pero mantiene con él una relación muy estrecha e incisiva, porque mantiene una relación con los otros cristianos que “están en el mundo” y hace de su misma existencia anacorética un parámetro de juicio para todos los que continúan viviendo en el espacio urbano.

Pero existe una cuarta modalidad de relación que un grupo minoritario puede mantener con el mundo que le rodea y le “asedia”, y es la de entrar en una relación fuertemente crítica con el mundo y ejercer –también gracias a la propia capacidad de concordancia y coherencia de comportamiento respecto a los juicios así elaborados– una influencia cultural en la sociedad que, a la larga, puede llegar a poner en crisis el planteamiento general.

La pregunta fundamental que nos deberíamos hacer, pues, no es: "¿Cómo han conseguido los cristianos conquistar el imperio romano?", sino: "¿Cómo han conseguido vivir como cristianos en un mundo completamente no cristiano", es decir, que ellos percibían como extraño y hostil a Cristo?

El cristianismo ha sido efectivamente capaz de realizar, en el arco de algunos siglos, un verdadero cambio de paradigmas culturales –visión del mundo, modelos de comportamiento, formas de expresión–, adquiriendo una posición cada vez menos marginal en el espacio público e incidiendo en él en medida creciente.

En el mundo antiguo, el cristianismo pasó –en el arco de unos tres siglos– del estigma de "exitiabilis superstitio", de mortífera superstición y aborrecido por todos, al reconocimiento de su plena plausibilidad como fundamento religioso y cultural del imperio refundado por Constantino, sin necesidad de que los cristianos, en el intervalo, hubieran llegado a ser mayoría, y ni siquiera una considerable minoría de la población.

Es importante dejar claro que, porque "Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él" (Jn 3,17), desde el punto de vista cristiano la forma de este juicio no es ni la condena, ni la apertura indiscriminada, sino, precisamente, la crisis.

En su valor positivo de distinción entre verdadero y falso, bueno y malo, bello y feo, útil y dañoso, basado en la comparación con un criterio, la crisis es, de hecho, el juicio que desestructura los sistemas cerrados y hace que emerjan las tensiones y las contradicciones latentes, transformando las relaciones internas entre los elementos que les acompañan y poniendo en discusión las reglas de su funcionamiento: en una palabra, verificando y abriendo al cambio.

La posibilidad de la "krisis" depende del hecho histórico de la encarnación del Hijo de Dios, que viene al mundo, pero que como diferente del mundo, introduce en él un elemento de confrontación, un criterio del que la sabiduría humana, si fuera de otra manera, carecería.

Para ilustrar este concepto puede ser útil una cita de la primera de las Homilías sobre el Hexamerón de Basilio de Cesarea. En aquél discurso el gran padre capadocio observa en un determinado momento que la sabiduría mundana, es decir, la ciencia de los griegos, sí, es capaz de medir todo lo visible, pero, fascinada como está por la circularidad del movimiento cósmico, no consigue concebir su principio en el tiempo y así cree que el mundo es eterno porque "sin principio". Lo que no conoce es: "En el principio Dios creó". Abierta a una dimensión exclusivamente espacial y cerrada a la temporal, la filosofía de la naturaleza de los paganos es incapaz de las vicisitudes del mundo porque no puede aferrar el sentido: sus exponentes, en efecto, saben observar, describir, contar y medir todo el mundo, pero no han encontrado un único medio para llegar a pensar a Dios como creador del universo y justo juez que asigna la justa distribución por las acciones cumplidas, ni para hacerse una idea del fin del mundo conforme a la doctrina del juicio.

Con otras palabras, lo que Basilio quiere decir es que sin principio (y, por eso, sin fin) no es posible la "krisis" del mundo, porque el mundo, eternamente igual a sí mismo más allá de sus apariencias cambiantes, no puede ser confrontado con algo diferente de sí mismo, con alguna cosa o Alguien que viene antes o después de él, ni que está por debajo o por encima de él.

Por eso, la "theologia physica" de los filósofos paganos no es capaz de juzgar el mundo, porque no tiene un punto de apoyo externo a sí mismo sobre el que apoyarse. Al contrario, en la encarnación del Hijo de Dios, los cristianos piensan que han encontrado el punto de apoyo que les consiente activar la acción crítica.

Con esta conciencia de la “fuerza crítica” de la creación y de la encarnación, Tertuliano, más de un siglo y medio antes de Basilio, se dispone a juzgar la realidad del mundo que “asedia” el cristianismo.

[…]

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De Leonardo Lugaresi, estudioso de los Padres de la Iglesia, profesor en Bolonia y firma de prestigio de "L'Osservatore Romano", los lectores de Settimo Cielo y de www.chiesa ya han podido apreciar sus contribuciones a los debates sobre las nuevas formas de politeísmo en la cultura contemporánea:

> El nuevo politeísmo y sus ídolos tentadores

Y sobre la fuerza de la imagen en la moderna sociedad del espectáculo:

> Actor de teatro, ¡bota la máscara!


¿El nuevo Motu Proprio ¿pretende mantener a los liberales más viejos en sus puestos?



El motu proprio Imparare a congedarsi [Aprender a despedirse] del 15 de febrero del papa Francisco no cambia mucho las cosas, según el canonista Ed Condon. Ahora se les pide a todos los obispos sus renuncias a los 75 años de edad, mientras que antes los nuncios y los miembros de las curias veían caducar automáticamente sus cargos después de alcanzar una cierta edad.

Al escribir el 16 de febrero en Catholic News Agency, Condon encuentra sin embargo extraño que un motu proprio sobre las jubilaciones episcopales habla más sobre la permanencia, aunque la llama excepcional: “Bajo el papa Francisco, esta excepción se está convirtiendo en la norma”.

Condon menciona a los colegas liberales ancianos de Francisco como Coccopalmerio, Baldisseri, Ravasi o Piero Marini: "De quienes se espera que se retiren con gracia al final de sus mandatos, como el cardenal Müller, son tan excepcionales como para ser relevantes”.

La conclusión demoledora de Condon es que: "como sucede con varias de las reformas franciscanas de la Curia, la distancia entre la teoría y la práctica se está volviendo cada vez más difícil de ignorar o explicar”.

sábado, 17 de febrero de 2018

La abominación de la desolación (Padre Alfonso Galvez)

Duración 1:10:54

La China de Francisco fue rechazada por los Papas anteriores



George Weigel, quien escribió una biografía de Juan Pablo II, cuestionó el inminente acuerdo entre el Vaticano y China.

Al escribir el 15 de febrero en foreignpolicy.com, Weigel  plantea la pregunta de por qué el Vaticano debería confiar en un acuerdo con un poder totalitario, dada sus infelices experiencias previas con la Italia de Mussolini o la Alemania de Hitler, las cuales violaron sistemáticamente los concordatos que concluyeron con la Santa Sede.

Él señala que Juan Pablo II y Benedicto XVI podrían haber celebrado un acuerdo similar con China, pero ambos  rehusaron


Ambos se negaron, porque sabían que no era un paso hacia una mayor libertad para la Iglesia Católica en China, sino un paso hacia una mayor sumisión católica al régimen comunista chino”.

La noticia aparece también en The Washington Post

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Papa Francisco en una procesión a la Basílica de Santa Sabina
antes de la misa del Miércoles de Ceniza el 14 de febrero de 2018 en Roma.

El artículo de Foreignpolicy se titula: El Papa Francisco está practicando la Realpolitik. Resaltamos lo más relevante del mismo:


En las últimas semanas, muchos observadores han estado desconcertados, y algunos profundamente perturbados, por lo que parece ser un inminente acuerdo entre el Vaticano y la República Popular de China.

El acuerdo otorgaría un papel significativo al régimen comunista chino en el nombramiento de obispos católicos en China, como un paso en el camino hacia las relaciones diplomáticas plenas entre Beijing y la Santa Sede. Se han planteado muchas preguntas sobre tal arreglo.

- ¿Por qué el Vaticano confiaría en cualquier acuerdo firmado con un poder totalitario, dadas sus previas experiencias infelices con la Italia de Mussolini y el Tercer Reich de Hitler, que violaron sistemáticamente los concordatos que concluyeron con la Santa Sede?

- ¿Por qué los diplomáticos del Vaticano (y tal vez incluso el propio Papa Francisco) rechazaron las advertencias dentro de China y del obispo retirado de Hong Kong, el cardenal Joseph Zen, sobre el impacto negativo de tal acuerdo en aquellos católicos chinos que han permanecido leales a Roma,  en lugar de a la Asociación Patriótica Católica patrocinada por el Régimen?

- ¿Por qué la Iglesia violaría su propia ley canónica (según la cual "ningún derecho o privilegio de elección, nombramiento, presentación o designación de obispos se conceden a las autoridades civiles") como un paso hacia el intercambio diplomático completo con un Régimen que habitualmente viola los derechos humanos, a menudo con gran crueldad?

- ¿Qué ha motivado la persecución tenaz por parte de los diplomáticos del Vaticano de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y China en las últimas cuatro décadas?

Responder a estas preguntas requiere tres pasos hacia atrás: primero a 1870, luego a 1929, y finalmente a 1962.

(...) Nos centramos en este último:

Octubre de 1962. Se ha señalado insuficientemente la apertura del Concilio Vaticano II: la reunión de cuatro años de todos los obispos católicos del mundo que se convirtió en el evento más importante en la historia católica desde la Reforma y sentó las bases del actual papel del catolicismo como un importante promotor institucional y defensor de los derechos humanos, coincidió precisamente con la crisis de los misiles en Cuba

El Papa Juan XXIII y el cuerpo diplomático del Vaticano fueron bien  sacudidos por la posibilidad de una guerra nuclear que podría haber terminado con el Concilio Vaticano II antes de que éste se pusiera en marcha. Entonces idearon una profunda reorientación de la diplomacia del Vaticano hacia el mundo comunista europeo, conocido como la Ostpolitik del Vaticano. Su agente principal fue el arzobispo Agostino Casaroli.

La Ostpolitik de Casaroli , que se desarrolló durante el pontificado del Papa Pablo VI (1963-1978), tuvo como objetivo encontrar un modus non moriendi, una "forma de no morir" (como solía decir Casaroli), para la Iglesia Católica que estaba tras el Telón de Acero

Para designar obispos, que podían ordenar sacerdotes y mantener así la vida sacramental o espiritual de la Iglesia bajo regímenes ateos,
- el Vaticano puso fin a la retórica anticomunista que había caracterizado su diplomacia pública en la década de 1950,
- eliminó a los clérigos que se negaron a conceder nada a los gobiernos comunistas (como el cardenal húngaro Jozsef Mindszenty y el cardenal de Checoslovaquia Joseph Beran)
- desalentaron cualquier papel público para líderes católicos exiliados como el cardenal ucraniano Josyf Slipyj, - instaron al clero católico clandestino y a los laicos a cesar su resistencia a sus regímenes comunistas locales,
- y buscaron diligentemente diversas formas de acuerdos con gobiernos comunistas
Una premisa que "justificaba" este notable cambio de rumbo era que la retórica anticomunista del Vaticano había sido al menos parcialmente responsable de la persecución de la Iglesia por parte de los regímenes comunistas; la teoría era que si el Vaticano se mostraba más complaciente (la palabra de moda era "diálogo"), tal suavidad sería correspondida.

NO FUE ASÍ. La Ostpolitik de Casaroli fue un fracaso y, en algunos casos un desastre.

En Roma condujo a la profunda penetración del Vaticano por los servicios de inteligencia del bloque Este, una debacle de contrainteligencia (ahora completamente documentada de fuentes originales) que colocó a los diplomáticos de la Iglesia en una posición aún más débil en las negociaciones con sus contrapartes comunistas, que frecuentemente conocían Plan de juego del Vaticano gracias al trabajo de topos e informadores bien ubicados dentro de la Curia Romana.

(...) La Ostpolitik no hizo nada para mejorar la situación de los católicos en la Unión Soviética

(...) Sin embargo, las lecciones que deberían haberse aprendido de todo esto - que la Ostpolitik fue un fracaso porque el apaciguamiento de los regímenes autoritarios y otros autoritarios nunca funciona, y que la única autoridad real que la Santa Sede y el Papa tienen en la política mundial actual es autoridad moral - no fueron aprendidas por los herederos de Agostino Casaroli, muchos de los cuales son figuras influyentes en la diplomacia del Vaticano en la actualidad

En la Pontificia Academia Eclesiástica de Roma, las Ostpolitik todavía presentan a los futuros diplomáticos del Vaticano como modelos de éxito, y en ningún nivel de la Secretaría de Estado del Vaticano ha habido un juicio intelectual con la evidencia que demuestran los fracasos de la diplomacia de Casaroli.

La elección del cardenal Jorge Mario Bergoglio de Buenos Aires como Papa Francisco en marzo de 2013 no ha cambiado el espíritu "casaroliano" que domina la diplomacia vaticana.

Todo lo contrario, de hecho (...) Desde el comienzo de su pontificado, Francisco dejó claro que creía que el "diálogo", tal vez su palabra favorita cuando se habla de asuntos internacionales, es posible con personas como Vladimir Putin, Bashar al -Assad, Nicolás Maduro y Raúl Castro.

Bajo Francisco, el enfoque acomodaticio de Casaroli a la diplomacia vaticana ha tenido un gran regreso, mientras que los logros mundiales de Juan Pablo II, resultado de un liderazgo moral carismático, parecen ser prácticamente ignorados por los diplomáticos más antiguos de la Iglesia.

Y un resultado de ese regreso es la nueva gestión con China (...)

(...) El estimado George Weigel, un destacado intelectual católico y un biógrafo del Papa Juan Pablo II, escribió en un artículo para Foreign Policy :

Juan Pablo y su sucesor, Benedicto XVI, podían haber celebrado un acuerdo similar con Beijing; ambos se negaron, porque sabían que no era un paso hacia una mayor libertad para la Iglesia católica en China, sino un paso hacia
- una mayor sumisión católica al régimen comunista chino,
- una traición a los católicos perseguidos en toda la República Popular China
- y un impedimento para la futura evangelización en China. 
Mientras que los Juegos Olímpicos de Invierno en Corea del Sur dominan los titulares de Asia esta semana, las negociaciones encubiertas que se están llevando a cabo en Beijing pueden ser más importantes para el curso final del siglo XXI. 

Según informes noticiosos , el Vaticano podría estar llegando a un acuerdo con el gobierno chino que conduzca al reconocimiento diplomático mutuo entre Beijing y Roma. 

Sin embargo, el acuerdo informado sería casi completamente en términos de Beijing, con la Santa Sede cediendo autoridad al Partido Comunista Chino para el nombramiento de obispos y otorgando al partido el control efectivo de la Iglesia Católica en China

De ser cierto, eso equivaldría a una asombrosa concesión unilateral del Papa Francisco en lugar de un compromiso negociado.


Los puntos de Weigel resaltan el tema especialmente delicado de los siete obispos chinos que habían sido designados previamente por el gobierno sobre las feroces objeciones de papas anteriores que en realidad excomulgaron al menos a algunos de esos falsos obispos. 


El acuerdo provisional entre la Santa Sede y Pekín revertiría esas excomuniones y afirmaría a esos obispos como nombramientos legítimos. 

Esta es la razón por la cual tantos católicos que se han mantenido fieles al Vaticano al apoyar a la perseguida Iglesia Católica clandestina de China están protestando en contra del acuerdo propuesto. 

George Weigel

viernes, 16 de febrero de 2018

Noticias varias 15 y 16 de febrero de 2018


NATIONAL CATHOLIC REGISTER

Time to rehabilitate Teilhard de Chardin?

ANONIMI DELLA CROCE


"Punto de reflexión: Bergoglio no lee los sitios web que lo acusan de herejía" de Fra Cristoforo


FSSPX News

Entrevista: el obispo Bernard Fellay sobre el Centenario de Fátima y la Crisis de la Iglesia

EL ORIENTE EN LLAMAS

El resurgir de la Cristiandad en España


GLORIA TV


"El comunismo, el dolor por Jesús, el deber de la verdad" (Arzobispo Schneider)


Revista liberal: ¿todos los Papas recientes fueron realmente santos?




ADELANTE LA FE

Entrevista al padre Buzzi (Fsspx): “El único futuro posible para la Iglesia es la Tradición”


El espíritu de la Cuaresma y el espíritu del 68 (Roberto de Mattei)


Comentarios críticos a Veritatis Gaudium (Antonio Caponnetto)


CRISIS MAGAZINE


La visión modernista de la familia del cardenal Cupich


CHIESA E POST CONCILIO


La teología narrativa del Papa Francisco


Las nuevas directivas de la UNESCO para sobornar a los niños


COOPERATORES VERITATIS


No, santo padre Francisco! La Iglesia no es "la" gente


EL ORIENTE EN LLAMAS

Busquemos la santidad en esta cuaresma


SECRETUM MEUM MIHI


Laicos de Osorno criticaron al papa Francisco: "Está confundiendo a la opinión pública"


KATHOLISCHES


"¿Escribes, soy un hereje? Y no los leo "


¿Por qué está girando el viento? La admonición al Papa Francisco


FIRST THINGS


¿CUÁNDO UN LUTERANO NO ES LUTERANO?


POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE LA OPCIÓN 2018 "GERBER BABY"


THE ANTI-CHRISTIAN ALT-RIGHT


THE CATHOLIC THING

1968 a los 50


LA NUOVA BUSSOLA QUOTIDIANA


Estrangulación o eutanasia? Depende de la sensación común


CORRISPONDENZA ROMANA


En Asturias, la gente vota por la fertilización in vitro


CABILDO


MARCELO SÁNCHEZ SORONDO ENCONTRÓ UNA CHINA


CHRISTOPHER A. FERRARA


La Academia Pontificia contra la vida: una actualización


INFOCATÓLICA


El enfado del arzobispo de Santiago, los polvos y los lodos


DOMINUS EST

EL TIEMPO DE LA SAGRADA CUARESMA, SACRAMENTO DE LIBERTAD

Selección por José Martí

Zen: "Todavía no he llegado a entender para qué dialogan con China"


Cardenal Joseph Zen Ze-kiun

El cardenal José Zen Zekiun, arzobispo emérito de Hong Kong, publicó el 13 de febrero en su blog, en chino y en italiano el siguiente artículo. 


Los subrayados son suyos.

En este trabajo el cardenal Zen analiza cuatro definiciones que hace unos días difundió el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, en relación con el avanzado e inminente acuerdo diplomático entre el Vaticano y el gobierno comunista-hipercapitalista chino.

Como podrán apreciar los lectores, las definiciones del heroico cardenal chino no tienen desperdicio. Y es clarísima la advertencia que lanza al final. Si bien rescata la figura del Papa y lo supone con las mejores intenciones, hace saber muy claramente que si Francisco aprueba el acuerdo tal cual está presentado hoy, la Iglesia sufrirá un cisma; no será el cardenal Zen quien se ponga al frente: pero cisma habrá.

San Pablo dice en una de sus epístolas, la Primera a los cristianos de Corinto, que “Dios elige a los débiles, para confundir a los fuertes”. ¡Qué ejemplo el del cardenal Zen, quien con sus 86 años a cuestas y una figura frágil tiene la valentía y las agallas de enfrentarse al poderoso aparato político-diplomático de la Santa Sede, frente a la traición en curso que está llevando a cabo al renegar de la lucha santa llevada a cabo por los católicos chinos frente a uno de los regímenes políticos más oprobiosos de los últimos siglos!

TODAVÍA NO HE LLEGADO A ENTENDER 
PARA QUÉ DIALOGAN CON CHINA

Respuesta a “Ecco perché dialoghiamo con la Cina”, la entrevista que Su Eminencia el cardenal Parolin concedió a Gianni Valente (es decir, la entrevista cocinada juntos entre los dos).

He leído muchas veces la entrevista, ahora la leo de nuevo (aunque la lectura me repugna) para poder hacer honestamente mis comentarios.

Estoy agradecido a su Eminencia porque ha reconocido que “es legítimo tener opiniones distintas”.

(1) Ante todo, se nota la insistencia con la que Su Eminencia afirma que su punto de vista y el propósito de sus actividades son de naturaleza pastoral, espiritual, evangélica y de fe, mientras que nuestro pensar y obrar es solamente en clave política.

Lo que vemos, en cambio, es que él adora la diplomacia de la Ostpolitik de su maestro Casaroli y desprecia la fe genuina de aquéllos que defienden con firmeza la Iglesia fundada por Jesús en los apóstoles, libre de toda injerencia del poder secular.

No puedo olvidar mi asombro al leer hace unos años un discurso suyo en L'Osservatore Romano, en el que describe a los héroes de la fe en los países centroeuropeos bajo el régimen comunista (cardenal Wyszynsky, cardenal Mindszenty y cardenal Beran, aunque sin nombrarlos) como "gladiadores", "gente que se opuso sistemáticamente al gobierno y ávida de aparecer en el escenario político".

(2) Se nota también la repetida mención de su compasión por el sufrimiento de nuestros hermanos en China. ¡Pero las suyas son lágrimas de cocodrilo! ¿De qué sufrimiento habla? Sabe muy bien que ellos no temen la pobreza, ni la limitación o privación de la libertad, ni tampoco la pérdida de la vida. Pero él no estima en absoluto todo esto (¡son "gladiadores"!)

También habla de las heridas todavía abiertas y que para curarlas pretende aplicar "el bálsamo de la misericordia". ¿Pero de qué heridas habla?

Hacia el final de la entrevista, en un momento dado dice: "francamente, voy a decir: también estoy convencido de que una parte de los sufrimientos experimentados por la Iglesia en China no se debe tanto a la voluntad de las personas individuales, sino a la complejidad objetiva de la situación".

Por lo tanto, él sabe muy bien que en la iglesia en China no se trata (si no raramente) de ofensas o de resentimientos personales, sino que todos son víctimas de la persecución por parte de un poder totalitario ateo. ¿Usar el bálsamo de la misericordia? Pero no hay ofensas personales que perdonar, sino que se trata de una esclavitud de la cual liberarse.

¿Misericordia para los perseguidores? ¿Para sus cómplices? ¿Premiar a los traidores? ¿Castigar a los fieles? ¿Forzar a un obispo legítimo a ceder el puesto a un excomulgado? ¿No es más bien poner sal en las heridas?

Volvamos a la "situación objetiva". El estado doloroso no fue creado por nosotros, sino por el régimen. Los comunistas quieren esclavizar a la Iglesia. Hay quienes rechazan esta esclavitud, hay quienes la padecen, lamentablemente también hay quienes la abrazan.

Frente a esta realidad, ¿es posible no hablar de "poder, resistencia, choque, compromiso, fracaso, rendición, traición"? Parolin quiere que hablemos de comunión y colaboración. ¿Pero hay condiciones? ¿Dónde nos unimos? ¿Cómo colaborar? Venimos a analizar las dos cosas fundamentales que hay que aclarar.

(3) ¿Cuál es la unidad que se quiere alcanzar?

a) Su Eminencia elogia a los católicos chinos y afirma que "no hay dos Iglesias católicas en China". Si no me equivoco, fui el primero en afirmarlo en una reunión del Sínodo de los Obispos, porque en ambas comunidades, en sus corazones, los fieles son fieles al Papa (hoy con el aumento de los oportunistas en la comunidad administrada por el Gobierno ya no me atrevo a aplicar la afirmación a toda la iglesia en China).

Pero Parolin no puede negar que, por el momento, hay dos comunidades con dos estructuras basadas en dos principios diferentes, opuestas entre sí. Una estructura está fundada en el principio del primado de Pedro, sobre el cual Jesús estableció su Iglesia, la otra estructura está impuesta por un gobierno ateo decidido a crear una Iglesia cismático sujeta a su poder.

b) eliminar esta división y rehacer la unidad debe ser el deseo de cada católico, pero no con un golpe de esponja, mucho menos manipulando la carta del papa Benedicto [XVI].

En la carta del Papa emérito está este párrafo (8.10): "Algunos de ellos, no queriendo someterse a un control indebido ejercido sobre la vida de la Iglesia y deseosos de mantener su plena fidelidad al Sucesor de Pedro y a la doctrina católica, se han visto obligados a recibir la consagración clandestinamente. La clandestinidad no está contemplada en la normalidad de la vida de la Iglesia, y la historia enseña que Pastores y fieles han recurrido a ella sólo con el doloroso deseo de mantener integra la propia fe y de no aceptar injerencias de organismos estatales en lo que atañe a la intimidad de la vida de la iglesia". 

El padre Jeroom Heyndricks, citando fuera de contexto la frase "no está contemplada en la normalidad de la vida de la Iglesia" tomó como misión difundir la voz en toda China (donde gozó de gran libertad de movimiento): ahora no debe haber más comunidad clandestina, todos deben salir al aire libre, es decir, pasar a formar parte de la comunidad sujeta al gobierno.

En la Comisión para la Iglesia en China hemos señalado este gran error, pero tanto la Secretaría de Estado como la Congregación para la Evangelización de los Pueblos han ignorado esta advertencia, obviamente apoyaron la idea del padre Heyndricks.

Sólo después de dos años, cuando este error ya había hecho un daño inmenso, pudimos poner en el volumen Compendiun algunas notas que tratan de distinguir la reconciliación de los corazones de la unidad en las estructuras.

c) Parolin dice que no se debe "mantener un conflicto perpetuo entre los principios y las estructuras opuestas". Pero obviamente esto no depende de nosotros solos, porque una de las dos estructuras está bajo el poder del gobierno, que la controla ya seguramente y no da ninguna señal para renunciar a ella.

El papa Benedicto XVI dice que el camino de la unidad "no es fácil y que no podrá lograrse de hoy a mañana" (6.,5, 6.6).

Pero nuestros diplomáticos quieren realizar rápidamente un milagro y acusan a los otros de "aferrarse al espíritu de oposición para condenar al hermano" y "usar el pasado como un pretexto para fomentar nuevos resentimientos y cierres" y "no estar dispuestos a perdonar, es decir, que defienden otros.

¡Qué crueles son estos reproches dirigidos a miembros fieles de la Iglesia, que durante largos años han sufrido todo tipo de privaciones y vejaciones por su fidelidad a la verdadera Iglesia!

Cuando la otra parte no tiene ninguna intención de respetar la naturaleza esencial de la Iglesia Católica y de nuestro lado se quiere llegar a una unificación a cualquier costo, sólo hay una opción posible: la de forzar a todos a entrar en la "jaula".

d) ¿Con la solución de la “jaula agrandada” se caminará juntos? ¿Un camino nuevo? ¿Con serenidad? ¿Con confianza? Se dice que será un camino gradual, pero suponemos que los planificadores tienen en mente ya cuál será el siguiente paso después de la legitimación de los ilegítimos. ¿Qué será de los Obispos legítimos según la ley de la Iglesia, pero no reconocidos por el gobierno [chino]? ¿Serán “aceptados”? ¿Es decir, serán admitidos también en la jaula? ¿Habrá finalmente “una” conferencia episcopal legítima? (¿Con el gobierno que tiene la llave de la jaula?)

Parolin y compañía reconocen que esta solución no es perfecta, que es un mal menor. Se puede soportar y sufrir un mal (daño), pero nunca se puede hacer un mal (pecado), por grande o pequeño que sea. Sufrir que otros crean una Iglesia cismática puede ser inevitable, pero no podemos ayudar a su creación.

Además, no hay que temer una iglesia cismática creada por el partido, se desvanecerá con la caída del régimen. ¡Por el contrario, será horrible una iglesia cismática con la bendición del Papa!

(4) Aclarada la naturaleza de la unidad a ser alcanzada, es fácil considerar el siguiente problema: ¿Cómo se hace para alcanzar esa unidad?

Con la reconciliación (ad intra) y con el diálogo (con el gobierno).

a) la reconciliación no será sin dificultad, pero es posible, porque sólo depende de nuestra buena voluntad, el diálogo con el gobierno es más difícil.

b) en Seúl, el papa Francisco había dicho: "La primera condición de un diálogo es la coherencia con la propia identidad".

Es una cuestión de honestidad, de justicia. Necesitamos saber y hacer saber dónde queremos llegar, es decir, según nuestra conciencia cuál será una buena conclusión del diálogo. En nuestro caso, es obviamente: "una verdadera libertad religiosa, la cual no sólo no perjudica, sino que favorece el verdadero bien de la Nación”.

¿Tendremos éxito en este diálogo? ¿Hay esperanza para el éxito? ¿Hay al menos un mínimo de fundamento en la situación actual, cuando el Partido Comunista chino es más poderoso y prepotente que nunca? Cuando, tanto sus acciones como sus pronunciamientos van en la dirección de un control más férreo de toda religión, pero de una manera especial de las llamadas "religiones extranjeras".

Los comunistas no sienten ni siquiera más la necesidad de salvar las apariencias. Las fotografías hacen ver que es el Estado quien administra la Iglesia Católica en China, la cual no es más católica sino china, cismática (es un funcionario del gobierno quien preside la reunión [siempre] conjunta de la Asociación Patriótica y de la llamada “conferencia episcopal”). Los Papas se abstienen de usar la palabra “cisma” por compasión para los que se encuentran en ella no por propia voluntad, sino bajo una presión muy grande.

Por lo que vemos, la Santa Sede está aceptando precisamente esta realidad inaceptable (¿está segura qué está obrando el bien de la Iglesia?).

Para ser verdadero, el diálogo debe partir de una posición de igualdad. No hay verdadero diálogo entre el carcelero y los prisioneros, entre el vencedor y los vencidos. Pero parece precisamente que los nuestros son los que parten de una posición de debilidad. Una fuente confiable dice que la delegación vaticana no pudo discutir el caso del obispo Santiago Zhi Min en manos del gobierno durante más de veinte años, porque ellos se negaron. Me parece que los nuestros deberían haber abandonado la mesa de negociaciones y volver a casa. Aceptar su rechazo equivale a ponerse de rodillas desde el principio.

Después de todo, no somos los vencidos. ¿Nuestros diplomáticos no saben que los fieles de la comunidad clandestina constituyeron, y tal vez todavía constituyen, la mayoría? ¿Que en diferentes lugares tienen iglesias y catedrales? ¿Que en la ciudad, donde obviamente no pueden tener iglesias, celebran Misas en casas privadas no perturbadas por las autoridades de seguridad pública que también están al tanto de todo? Lamentablemente, desde febrero del 2018 podemos esperar un control mucho más estricto por parte del gobierno sobre las actividades de estos hermanos nuestros, también porque el gobierno sabe que ahora tiene también el consentimiento de la Santa Sede.

Mientras sostiene la necesidad de diálogo hacia afuera con el gobierno, el Vaticano ha sofocado el diálogo en el interior de la Iglesia. Con un gesto sumamente grosero, liquidó sin decir nada la Pontificia Comisión para la Iglesia en China constituida por el papa Benedicto [XVI]. Se ha deshecho de la única voz china competente en el Vaticano, el arzobispo Savio, enviándolo como nuncio a Grecia. ¡Lejos de "encontrar la síntesis de la verdad"! ¡Lejos de "descubrir juntos el designio de Dios"! Ellos están seguros de "haber considerado adecuadamente todo".

5) Lo más repugnante que encuentro en toda la entrevista es la explotación deshonesta de las palabras de la carta del papa Benedicto, haciéndolo parecer como si él, Parolin, fuera un fiel partidario del Papa emérito, mientras que en realidad él y el entonces prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos han frustrado todos los esfuerzos del papa Ratzinger para traer de vuelta a la iglesia en China al camino correcto.

Al principio y al final de la entrevista hizo respectivamente dos citas.

a) en el capítulo 4, párrafo 7, el papa Benedicto dice: "no puede buscarse la solución de los problemas existentes a través de un conflicto permanente con las Autoridades civiles legítimas; al mismo tiempo, sin embargo, no es aceptable una docilidad a las mismas cuando interfieren indebidamente en materias que conciernen a la fe y la disciplina de la Iglesia".

b) en el párrafo 6 dijo: (citando Deus caritas est) "la Iglesia no puede y no debe ponerse en el lugar del Estado. Pero no puede ni debe permanecer al margen de la lucha por la justicia".

En ambas citas, Parolin ha explotado la primera mitad, dejando fuera la otra mitad, haciendo perder el equilibrio del pensamiento del papa Benedicto.

(6) Dadas las recientes controversias no puedo en esta ocasión dejar de clarificar mi relación con el papa Francisco, quien cada vez que lo encuentro me llena de ternura.

Es cierto que mis revelaciones de las conversaciones privadas pueden haberle causado vergüenza. Lo siento. Pero todavía estoy convencido de que hay una brecha entre el modo de pensar de Su Santidad y el modo de pensar de sus colaboradores, que tienen un buen juego para explotar el optimismo del Papa para perseguir sus fines. Hasta que se pruebe lo contrario, estoy convencido de que he defendido el buen nombre del Papa de la responsabilidad de las equivocaciones de sus colaboradores y que he comunicado su aliento a mis hermanos en China, que se encuentran, como decimos allí, "en el fuego ardiente y en las aguas profundas”.

Si por casualidad un día se firma un mal acuerdo con China, obviamente con la aprobación del Papa, me retiraré en silencio a una “vida monástica”. Ciertamente como hijo de don Bosco, aunque indigno, no me haré jefe de una rebelión contra el Romano Pontífice, vicario de Cristo en la tierra.

Recemos por el papa Francisco: “que el Señor lo conserve, le dé fuerza, lo haga feliz y lo salve de las manos de sus enemigos”.

Publicado originalmente en italiano en oldyosef.hkdavc.com (blog del cardenal Joseph Zen)

Traducción de: José Arturo Quarracino