BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS



sábado, 13 de mayo de 2017

Hay elogios que matan (Marciano Vidal y Amoris Laetitia) por Bruno Moreno






La semana pasada, tuvo lugar en Madrid la celebración de las “II Conversaciones” de la editorial PPC (propiedad de los marianistas) y del Instituto Superior de Pastoral (perteneciente a la Universidad Pontificia de Salamanca).

El orador más conocido fue el redentorista Marciano Vidal, famoso porque, siendo profesor en varias universidades, propuso una doctrina moral heterodoxa conocida como la “moral de actitudes”
Esta moral tiene como núcleo principal la idea de que la unión con Dios, el estado de gracia, no se pierde con los pecados, por muy graves que sean, siempre que se mantenga una “actitud” u opción fundamental hacia Dios. 

Por resumir, se trata de una especie de luteranismo secularizado, en el que la justificación por la fe del reformador alemán se sustituye por ese concepto vago y difuso de opción fundamental, que todo lo justifica y que convierte los pecados más graves en equivocaciones irrelevantes y sin consecuencias. En ese sentido, enseñó durante años, por ejemplo, que la masturbación, el uso de anticonceptivos, la esterilización o las relaciones homosexuales, entre otras cosas, no tenían por qué romper la comunión con Dios.

El Rvdo. P. Marciano aprovechó el caos posconciliar para difundir sus heterodoxias a diestro y siniestro con gran éxito, ya que su moral secularizada resultaba muy atractiva en una época en la que la obsesión era amoldarse como fuera al mundo. 

Por desgracia, tanto los obispos como sus superiores mantuvieron silencio durante años, mientras sus obras, especialmente el libro Moral de actitudes, se difundían por todas partes, especialmente en seminarios y universidades católicas, haciendo un daño irreparable a la conciencia moral de una generación entera de sacerdotes, teólogos y obispos (cuyos frutos estamos recogiendo ahora).

[Puede leerse el artículo del padre Iraburu "Reprobaciones tardías"]

A pesar de estas miserias de la debilidad humana, Dios no abandonó a su Iglesia. Ese triunfante ambiente de subjetivismo y confusión en sustitución de la moral católica de siempre se topó con un obstáculo inamovible en forma de la encíclica Veritatis Splendor, esa estupenda encíclica odiada por todos los heterodoxos en materia de moral porque dejó al descubierto los errores de sus desviaciones

En ella, Juan Pablo II reiteró la moral tradicional de la Iglesia, basada en la Revelación y en la verdad objetiva, y condenó los errores contra la misma, como el subjetivismo, la moral de la opción fundamental, el consecuencialismo moral, el relativismo cultural o la autonomía de la conciencia respecto de la ley divina. 

Reafirmó asimismo el principio moral católico fundamental, presente ya en los mandamientos de la ley de Dios, de que existen acciones intrínsecamente malas, que no se pueden justificar en ninguna circunstancia. Fue un golpe terrible contra las desviaciones de las décadas anteriores, incluidas las del propio Marciano Vidal.

En este nuevo ambiente, la Congregación para la Doctrina de la Fe se ocupó finalmente de los errores de Marciano Vidal de forma específica. Sus conclusiones sobre las obras más importantes del redentorista mostraron, como no podía ser menos, que la moral de Marciano Vidal era básicamente un compendio de todos los errores de su época


“No consigue conceder normatividad ética concreta a la revelación de Dios en Cristo”, es una ética influida por la fe, pero “se trata de un influjo débil, porque se yuxtapone de hecho a una racionalidad secularizada enteramente proyectada sobre un plano horizontal”, “no se resalta suficientemente la dimensión vertical ascendente de la vida moral cristiana”, “grandes temas cristianos como la redención, la cruz, la gracia, las virtudes teologales, la oración, la bienaventuranzas, la resurrección, el juicio, la vida eterna, además de estar poco presentes, no tienen casi influjo en la presentación de los contenidos morales”, “papel insuficiente” de la Tradición y el Magisterio moral de la Iglesia”, “concepción deficiente de la competencia moral del Magisterio eclesiástico”“se separa críticamente” de la doctrina de la Iglesia.

(Notificación sobre algunos escritos del Rvdo. P. Marciano Vidal, Congregación para la Doctrina de la Fe, 22 de febrero de 2001). 

En particular, señalaba que el libro de Marciano Vidal no aceptaba “la doctrina tradicional sobre las acciones intrínsecamente malas y sobre el valor absoluto de las normas que prohiben esas acciones”, un error que, como veremos, resulta especialmente relevante hoy en día.

La Congregación decidió que sus libros “no pueden ser utilizados para la formación teológica” y que el P. Marciano debía “reelaborar especialmente Moral de Actitudes” (que ya iba por la octava o novena edición y había sido traducido a multitud de lenguas) “bajo la supervisión de la Comisión Doctrinal de la Conferencia Episcopal Española”.

En apariencia, el P. Vidal se sometió al dictamen de la Congregación, aunque a regañadientes. Unos días después, sin embargo, volvía a proponer sus tesis heterodoxas en dos conferencias organizadas por la Conferencia Española de Religiosos (lo que motivó que Santiago Martín escribiera un artículo con el título “¿Tomadura de pelo?”). 

El mandato de aceptar la supervisión de la Conferencia Episcopal en una nueva edición de su libro Moral de Actitudes se solucionó fácilmente no volviendo a editar ese libro en particular y promoviendo las mismas tesis contenidas en sus otros libros.

Sorprendentemente (o quizá no tanto), en la conferencia de la semana pasada Antonio Ávila, el Director del Instituto Superior de Pastoral comenzó elogiando al P. Vidal precisamente por sus posiciones heterodoxas, dejando claro que consideraba un mérito que hubiera sido corregido por la Congregación para la Doctrina de la Fe y que se haya mantenido en sus trece a pesar de esa corrección: “Es un gran sabio, misericordioso como persona y como moralista, y una persona libre, aunque tuvo que pagar por ello un precio alto”.

Notemos ya desde el principio la trampa: “misericordioso” es siempre el que dice a los demás que pueden seguir pecando

Al que adultera, se masturba, usa anticonceptivo, tiene relaciones homosexuales o comete cualquier otro pecado grave, el “misericordioso” le dirá que no pasa nada, que puede seguir caminando por la senda ancha que lleva al infierno, porque todo da igual

No parece importarles a estos seudomoralistas que el concepto de misericordia de la Iglesia haya sido siempre, desde el mismo Cristo, el contrario: la verdadera misericordia es sacar del pecado, no dejar que el prójimo se hunda en él.

Con estos antecedentes, uno pensaría que la conferencia sería más bien prescindible, pero no fue así. Al contrario, como veremos, la conferencia de Marciano Vidal fue clarividente y, a mi juicio, contribuyó enormemente a clarificar la situación actual de la enseñanza de la moral en la Iglesia.

Dejaremos a un lado la parte más mezquina de la conferencia, como el indisimulado júbilo por el supuesto desaire sufrido por el Card. Müller al no ser elegido para presentar la exhortación postsinodal, las burlas contra varios obispos españoles o el hecho de calificar a sus oponentes teológicos como aquellos que “quieren seguir en la dinámica del poder”. O la vergonzosa desfachatez de señalar como “innovación” de Amoris Laetitia la “integración positiva de la sexualidad” que, en su opinión, era “lo más llamativo para el pueblo, la mayor innovación” de la exhortación.

Puesto que no cabe suponer la ignorancia en un profesor de moral, resulta indudable que se trataba de un desprecio intencionado a la Teología del Cuerpo de San Juan Pablo II, como si esa síntesis teológica no integrara “positivamente” la sexualidad ni la Iglesia lo hubiera hecho nunca en dos mil años de historia hasta que llegó el propio Vidal.

En cualquier caso, como era previsible, durante la conferencia Marciano Vidal se reafirmó en sus errores, empezando por reiterar su apoyo a los métodos anticonceptivos artificiales y su rechazo a la encíclica Humanae Vitae de Pablo VI. 

Asimismo, explicó que no hay problema en que los divorciados en una nueva unión comulguen, a condición de que “no se ofendan derechos de terceros” (olvidando que el adulterio, por su propia naturaleza, siempre es una injusticia contra el cónyuge, al margen de lo que diga o piense el propio cónyuge, cf. Catecismo de la Iglesia Católica 2381), que “la nueva situación sea más cristiana y más correcta” (como si un pecado mortal como el adulterio pudiera ser “más cristiano y más correcto”; es decir, pura moral de actitudes), que “no haya escándalo en la comunidad” (omitiendo decir que, si no hay escándalo cuando alguien adultera es porque heterodoxias como las del propio Vidal han deformado previamente la conciencia de esa comunidad) y que “no se quiera comulgar por prestigio social” (condición meramente de relleno, porque se puede decir lo mismo de cualquier comunión). 

Por supuesto, para el redentorista “la decisión es del creyente laico, sin que esté ni siquiera obligado a acudir al diálogo pastoral con el sacerdote”, porque el sacerdote no tiene un medidor de actitudes y opciones fundamentales. El propio creyente laico tampoco tiene ese medidor, claro, pero esto es una ventaja, porque así puede inventar lo que quiera sobre el asunto y seguir pecando en paz, que es de lo que se trata.

¿Por qué me parece importante esta repetición de antiguas heterodoxias ya condenadas? Porque la conferencia del Rvdo. P. Marciano estaba dedicada a la exhortación postsinodal Amoris Laetitia, con el título “Amoris Laetitia: hacia un nuevo paradigma eclesial del matrimonio.Con particular atención a las situaciones especiales”. 

El redentorista no escatimó los elogios al texto de la exhortación:

“este texto maravilloso del Papa Francisco",
“uno de los más valiosos del Papa”
“mirada realista"
“otra manera de escribir"
“un castellano precioso”, etc. 

Hay amores (y elogios) que matan. Sin embargo, y con sus elogios a Amoris Laetitia, lo que consiguió Marciano Vidal fue señalar graves carencias de la exhortación post-sinodal.

De una forma que sería inconcebible para cualquier católico de una época anterior a la nuestra, el redentorista afirmó que AMORIS LAETITIA introduce “un NUEVO PARADIGMA eclesial (teológico-pastoral) DE MATRIMONIO”, superador de lo enseñado por los padres de la Iglesia y los teólogos y el magisterio de la Edad Media, Trento y todas las épocas posteriores ... hasta Marciano Vidal y Amoris Laetitia

Esto, que al P. Vidal le parece un elogio, ya que su postura consiste en el rechazo de la moral de la Iglesia, es, en realidad, una terrible acusación desde un punto de vista católico

En efecto, la autoridad del Papa y de la Iglesia está destinada precisamente a custodiar el depósito de la fe recibida, explicándolo cada vez mejor y profundizando en él, no a innovar y a cambiar ese depósito

Como explicó el entonces cardenal Ratzinger, “la autoridad del Papa está vinculada a la Tradición de la fe […] No es ilimitada; está al servicio de la sagrada Tradición”. Si un Papa negase la Tradición que ha recibido, estaría destruyendo con ese mismo acto su propia autoridad.

Asimismo, dijo Marciano Vidal en su conferencia, con una contundencia brutal, que Amoris Laetitia es la contra Veritatis Splendor, es decir un texto que deseábamos como reparación a ese otro que frenó la renovación de la Teología moral del Vaticano II”

Recordemos que, como quedó claro en el dictamen de la Congregación para la Doctrina de la Fe, para Marciano Vidal la “renovación de la Teología moral” es un sinónimo de abandono de la moral de la Iglesia y su sustitución por la amoralidad del mundo de hoy. 

Es muy significativo, por lo tanto, que vea en Amoris Laetitia su misma intención de cambiar la moral de la Iglesia por otra nueva, completamente distinta.

Aunque en otro momento y de forma bastante incoherente, el redentorista dijo también que el cardenal Coccopalmerio había demostrado que no había oposición entre Veritatis y Amoris, lo cierto es que dedicó el resto de la conferencia a mostrar que, en realidad, sí que creía que existía esa oposición, al señalar en Amoris Laetitia sus mismas posiciones morales… que fueron condenadas de plano por Veritatis Splendor. 

Por ejemplo, al afirmar que “los divorciados vueltos a casar pueden comulgar” no lo hizo por su propia autoridad, explicó que con ello no hacía más que basarse en la carta de los obispos de Buenos Aires (la “única posible” según el propio Papa). 

Ponía así de manifiesto que la interpretación de Amoris Laetitia promovida de los obispos de Buenos Aires, Malta y Alemania, entre otros, está en la línea de su propia moral heterodoxa y frontalmente en contra de la encíclica Veritatis Splendor de San Juan Pablo II

Esta oposición se manifiesta de forma especial en lo referente a la negación de la existencia de acciones intrínsecamente malas, en particular el adulterio ya que, para considerar que una situación de adulterio puede ser “más cristiana y correcta” es absolutamente necesario negar que esa acción sea intrínsecamente mala.

En ese sentido, yendo más allá de ambigüedades y afirmaciones de circunstancias, el redentorista deja clarísimo que, a su juicio, la argumentación de Amoris Laetitia adolece de los errores condenados por la Veritatis Splendor y que son precisamente los del propio Marciano Vidal. 

¿Podría ser que haya hecho falta que viniera un teólogo heterodoxo a decir que el rey está desnudo?

Eso indicaría que todos esos obispos que ya están dando la comunión a los divorciados a la vez que pretenden que lo que hacen es un “desarrollo de la doctrina de Juan Pablo II” se engañan a sí mismos y a los fieles. 

Al menos para Marciano Vidal (y hay que reconocer que lo argumenta de forma bastante convincente), los presupuestos de Amoris Laetitia son contrarios a los de la enseñanza de Juan Pablo II y de la doctrina de los dos mil años anteriores

De hecho, son los mismos presupuestos de Marciano Vidal, de su maestro Bernard Häring (también redentorista), del P. Masiá, de Charles Curran, de Lutero (convenientemente secularizado, porque hasta Lutero era demasiado católico para los pseudomoralistas actuales) y de tantos otros autores similares.

Asimismo, Vidal resaltó la oposición entre Amoris Laetitia y Familiaris Consortio, también de San Juan Pablo II, al criticar que los cuatro cardenales de los dubia y el Instituto Juan Pablo II se opusieran “a lo que dice el Papa” porque “creen que [Familiaris Consortio] es definitiva”.

Esto tiene una conclusión clara: ya tengan razón los cardenales, el Instituto y Familiaris Consortio o tenga razón Amoris Laetitia, de lo que no cabe duda según Marciano Vidal es de que Amoris Laetitia y Familiaris Consortio se oponen (porque de otro modo sería irrelevante que la segunda fuera o no definitiva).

Esto también es muy significativo, porque en la propia exhortación postsinodal se cita Familiaris Consortio para dar una imagen de continuidad, aunque cortando el final de la cita y llegando a la conclusión opuesta que la del magisterio de Juan Pablo II (y de toda la doctrina de la Iglesia anterior). 

El P. Marciano deja claro que, al menos a él, esa estrategia no le convence en absoluto, porque ve con claridad que, al margen de apariencias, la sustancia es completamente distinta.

Especialmente clarividentes son las alusiones de Marciano Vidal a lo que considera aprobadoramente como una forma solapada de fomentar la heterodoxia en la exhortación: lo que él llama las “perspectivas insinuadas” y los “silencios, especialmente sobre la ética de la procreación”. 

De esta forma, Vidal dice lo que tantos teólogos ortodoxos, quizá por respeto al Papa, no se han atrevido a decir: que en la exhortación se insinúa de forma solapada la heterodoxia para evitar que quede clara su oposición a la doctrina de la Iglesia. 

Es decir, que en ella se sugiere sin decirse que los divorciados pueden comulgar, que no hay acciones intrínsecamente malas, que no existen los pecados mortales, que el adulterio solo es verdaderamente malo cuando se trata mal al cónyuge, etc., porque si se dijera abiertamente los católicos se rebelarían.

Curiosamente, hubo otro teólogo, de una línea similar a la de Marciano Vidal, que afirmó lo mismo en una conferencia de prensa, también sobre Amoris Laetitia, celebrada el 3 de mayo del año pasado

Se trata de Mons. Bruno Forte, que explicó que durante el Sínodo el Papa Francisco bromeó diciendo que “si hablamos explícitamente sobre la comunión para los divorciados vueltos a casar armaremos un tremendo lío”. Después, el Papa le dijo a Mons. Forte: no hablaremos de esto abiertamente; háganlo de tal manera que las premisas estén ahí, luego yo sacaré las conclusiones.

Es imposible no darse cuenta de que los elogios del P. Marciano Vidal constituyen una de las más fuertes objeciones que podrían hacerse contra el texto del Papa Francisco

- Si un teólogo heterodoxo reafirma su heterodoxia y desprecia al beato Pablo VI y a San Juan Pablo II a la vez que elogia al Papa Francisco, ¿no habrá que preocuparse? 

- Si ese mismo teólogo heterodoxo se congratula de lo que dice la exhortación Amoris Laetitia y aprovecha para rechazar de nuevo la Humanae Vitae y la Veritatis Splendor, ¿no será porque no existe continuidad entre la primera y las segundas? 

Marciano Vidal no es precisamente una autoridad fiable en cuanto a moral de la Iglesia, pero puede suponerse que conoce al menos sus propias teorías morales. 

- ¿Cómo no preocuparse, entonces, cuando identifica, sin ninguna duda, esas teorías morales (heterodoxas y condenadas) con los presupuestos fundamentales de la exhortación postsinodal?

Curiosamente, los elogios de Marciano Vidal reflejan de forma casi exacta las críticas de autores como Spaemann, Burke, Brandmüller, Caffarra, Anna M. Silvas, Douglas Farrow, Claudio Pierantoni, Stefano Fontana, José Antonio Sayés, Russell Ronald Reno, Edward Peters, Riccardo Cascioli, Antonio Livi, Livio Melina, de sacerdotes y fieles de todo el mundo, las que (modestamente) hemos hecho aquí en InfoCatólica y las que han realizado de forma indirecta pero no menos cierta multitud de obispos de todo el mundo al interpretar el texto a la luz de la doctrina tradicional de la Iglesia y corrigiendo con ello sus ambigüedades, carencias y defectos. 

En cualquier caso, al margen de la valoración elogiosa o crítica que se pueda hacer de los presupuestos en los que se basa la exhortación postsinodal, esta coincidencia parece dejar claro que esos presupuestos de Amoris Laetitia no son los de la moral católica que siempre ha enseñado la Iglesia.

Esto me hace pensar que la conferencia del redentorista podría considerarse un éxito por una razón muy sencilla: es posible que, por primera vez en su vida, Marciano Vidal haya clarificado un tema de moral en lugar de oscurecerlo.

Bruno Moreno


jueves, 11 de mayo de 2017

Poncio Pilato aparece de nuevo en Venezuela (Sandro Magister)




*
Los muertos son ya casi cuarenta, los heridos mil. Es el precio de un mes de manifestaciones populares, también de solo mujeres vestidas de blanco, contra la presidencia de Nicolás Maduro, en un Venezuela que está en las últimas.

Un Venezuela en el que ha aparecido últimamente un factor nuevo, a saber, la agresión creciente y sistemática contra hombres y edificios de la Iglesia católica.

Las fuentes vaticanas, empezando por "L'Osservatore Romano", aunque informan detalladamente sobre el desarrollo de la crisis, son parcas en lo que atañe a las agresiones a la Iglesia.

Ni siquiera el Papa Francisco las menciona en su carta del 5 de mayo a los obispos venezolanos, que ese mismo día publicaron una firme declaración contra el anuncio hecho por Maduro de una "asamblea constituyente" para reformar el estado a su antojo, es decir, tal como denuncian los obispos, para imponer "un sistema totalitario, militar, policial, violento y opresor" peor, si cabe, que el "socialismo del siglo XXI" instaurado por el predecesor de Maduro, Hugo Chávez, líder que aún hoy sigue siendo ensalzado por muchas izquierdas populistas latinoamericanas, y no solo.

Para el domingo 21 de mayo, los obispos han convocado una "Jornada de oración por la paz en Venezuela". Mientras tanto, he aquí una primera reseña del aumento de las agresiones contra la Iglesia católica, publicada por la periodista venezolana Marinellys Tremamunno en La Nuova Bussola Quotidiana del 27 de abril:


Sucede de todo. Amenazas de muerte y blasfemias escritas en las paredes de las iglesias. Misas interrumpidas por la irrupción de "colectivos" chavistas. El cardenal de Caracas Jorge Urosa Savino acallado durante la homilía y obligado a abandonar la iglesia. La venerada imagen del Nazareno en la catedral de Valencia cubierta con excrementos humanos. Las curias de las diócesis de Guarenas y Maracay saqueadas. Robo de hostias consagradas en Maracaibo. La sede de la conferencia episcopal arrasada. Un sacerdote asesinado en Guayana y otro secuestrado.

Pero no acaba aquí. El 4 de mayo dañaron las puertas de la catedral de Caracas y cubrieron sus muros exteriores con textos ensalzando al gobierno. El mismo día, una manifestación de estudiantes de la Universidad Católica marchó hacia la sede arzobispal en signo de solidaridad.

Porque los obispos ya son un "enemigo", por lo que son atacados con violencia por la presidencia de Maduro, sobre todo después del fracaso del intento de mediación entre el gobierno y la oposición impulsado el año pasado por el Papa Jorge Mario Bergoglio mediante sus enviados:


La línea adoptada por las autoridades vaticanas para favorecer un acercamiento entre las partes era la expresada por el cardenal Pietro Parolin, que había sido nuncio en Caracas antes de su nombramiento como secretario de Estado, en la carta que envió a las partes a mediados de diciembre, "en nombre y por disposición del Santo Padre".

En ella indicaba cuatro condiciones para iniciar el diálogo:
  • Canales humanitarios para asegurar al pueblo alimentos y medicinas.
  • Devolver al parlamento (en el que los partidos de la oposición son mayoría) las prerrogativas previstas por la constitución.
  • Liberación de los prisioneros políticos.
  • Nuevas y libres elecciones.
Pero Maduro no ha querido satisfacer ninguna de estas condiciones. Más bien al contrario, ha tomado ulteriores decisiones que han agravado la represión.

El Papa Francisco ha sido puntualmente informado de todo esto, también mediante coloquios directos con obispos venezolanos, entre los cuales el presidente de la conferencia episcopal, el cardenal Baltazar Porras Cardozo, arzobispo de Mérida, que se reunió con el Papa en Roma el 27 de abril, vigilia de su viaje a Egipto.

Se puede comprender, por lo tanto, la decepción y la rabia de muchos venezolanos, obispos incluidos, cuando dos días después, el 29 de abril, en la habitual rueda de prensa en el vuelto de vuelta de El Cairo a Roma, Francisco se expresó literalmente así en relación a la crisis de Venezuela:

"Hubo una intervención de la Santa Sede, y la cosa no resultó, porque las propuestas no eran aceptadas, o se diluían, o era un 'sí, sí' pero 'no, no'. Todos conocemos la difícil situación de Venezuela, que es un País al que yo quiero mucho. Y sé que ahora están insistiendo – creo que de los cuatro Presidentes [de Colombia, España, Panamá y Santo Domingo - ndr] – para relanzar esta facilitación. Yo creo que tiene que ser con condiciones ya. Condiciones muy claras. Parte de la oposición no quiere esto. Porque es curioso, la misma oposición está dividida. Y, por otro lado, parece que los conflictos se agudizan cada vez más. Pero hay algo de movimiento. Hay algo de movimiento, estuve informado de eso, pero está muy en el aire todavía. Pero todo lo que se pueda hacer por Venezuela hay que hacerlo. Con las garantías necesarias. Si no, jugamos al 'tintín pirulero', y no va la cosa".

Al día siguiente, domingo 30 de abril, hablando en el "Regina Caeli", Francesco equilibró un poco las palabras descalificadoras que había dicho en el avión contra la oposición venezolana, a la que inculpaba, prácticamente, del fracaso en el intento de entendimiento entre las partes. Dirigió “un apremiante llamamiento al Gobierno y a todos los componentes de la sociedad venezolana para que se evite cualquier ulterior forma de violencia, sean respetados los derechos humanos y se busquen soluciones negociadas a la grave crisis humanitaria, social, política y económica que está agotando a la población”. Pero esta corrección no ha calmado en absoluto las aguas

De hecho, doce horas después, la oposición escribió al Papa una carta en la que "no dividida, sino unánimemente de acuerdo", decía que compartía las condiciones planteadas por el cardenal Parolin –lo contrario del gobierno, que las ha rechazado siempre– e indicaba como única vía de salida a la crisis la convocación de elecciones libres.

Es un hecho que, en lo que respecta a la crisis que afecta al país, hay un abismo entre el Papa Francisco y los obispos venezolanos, que han formado un bloque con la población que protesta contra la dictadura y que son apreciados y escuchados como guías autorizados. En cambio, a Bergoglio lo consideran un Poncio Pilato, imperdonablemente complaciente con Maduro y el chavismo e incomprensiblemente reticente en lo que atañe a las víctimas de la represión y las agresiones contra la propia Iglesia.

Es una fractura similar a la que se ha producido en Bolivia, donde el presidente Evo Morales tiene como mayores críticos al régimen a los obispos y, en cambio, como defensor infatigable al Papa. O la que se vio durante el viaje del Papa a Cuba, donde Francisco no escondió su simpatía por los hermanos Castro y, en cambio, no dirigió una sola palabra o mirada a los disidentes.

En la raíz de este comportamiento del Papa muchos individúan su persistente sentimiento populista, típicamente latinoamericano, puesto en evidencia hace unos días por uno de los mayores estudiosos del fenómeno, el profesor Loris Zanatta, de la universidad de Bolonia, en un largo ensayo publicado en "Il Foglio" del 8 de mayo:

"La realidad, repite Bergoglio, es superior a las ideas. Y, sin embargo, su silencio sobre el drama social de Venezuela, es decir, el país que con Chávez se había erigido en modelo de anti-liberalismo invocando los estereotipos amados por el Papa, hace pensar que también él, como muchos, prefiere sus ideas a la realidad".

Sandro Magister

El cardenal Coccopalmerio acusa al Papa León XIII de "rígido" y ataca el sacramento del Orden Sacerdotal sugiriendo que las ordenaciones anglicanas serían válidas



Como señalé hace dos meses en la entrada del blog titulada El próximo 13 de marzo los anglicanos perpetrarán su culto en la Basílica de San Pedro del Vaticano por el IV aniversario de la elección del Papa Francisco, los anglicanos no tienen Sucesión Apostólica y sus ordenaciones son inválidas y nulas, como dejó bien claro el Papa León XIII en la bula "Apostolicae curae" del 13 de septiembre de 1896, en la que condenaba las órdenes anglicanas como "absolutamente nulas y sin contenido ninguno".

Sin embargo, el cardenal Francesco Coccopalmerio, nada menos que presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos y tristemente conocido por haber sostenido que los adúlteros para quienes suponga una "dificultad" pueden seguir manteniendo relaciones sexuales y acercarse a comulgar, así como por haber señalado los "aspectos positivos" del concubinato o afirmado que los fieles católicos tendrán que aceptar la Comunión de los adúlteros porque el Papa Francisco piensa lo mismo (ver aquí), ataca de nuevo, esta vez acusando al Papa León XIII de "rígido" por negar la validez de las ordenaciones anglicanas.

Como refería anteayer el semanario católico The Tablet, Coccopalmerio ha afirmado, entre otras cosas, que "cuando alguien es ordenado en la Iglesia Anglicana [sic] y se convierte en párroco en una comunidad, no podemos decir que nada ha sucedido, que todo es 'inválido'". Ha sido en el marco de las discusiones que han tenido lugar en Roma como parte de las "Conversaciones de Malinas", un foro ecuménico.

Estas son algunas de las perlas que ha soltado:

"La cuestión de la validez... no es una cuestión de ley, sino de doctrina [...] Hemos tenido y todavía tenemos una comprensión muy rígida de la validez y la invalidez: esto es válido y aquello no. Uno debería poder decir: esto es válido en un determinado contexto, y aquello es válido en otro [...] 

Esto se trata de la vida de una persona y lo que ha dado... ¡son cosas muy importantes! [...] ¿Qué significa cuando el Papa Pablo VI dio un cáliz al arzobispo de Canterbury? Si fue para que celebrara con él la Cena del Señor, la Eucaristía, fue para que lo celebrara válidamente, ¿no? Porque un cáliz se usa no solo para beber sino para celebrar la Eucaristía. Con estos gestos la Iglesia católica ya intuye, ya reconoce una realidad [...] 

Hoy, las Iglesias están divididas, o, más bien, dicen que están divididas porque carecen de elementos comunes que, sin embargo, no son fundamentales porque no son cuestión de fe [...] Decimos: 'no tienen esta realidad, que es cuestión de fe, por consiguiente estamos divididos'. Pero en verdad no es ninguna cuestión de fe; solo aparentamos que lo sea".

¿Le llamará al orden el Papa Francisco por sostener una postura contraria a la mantenida por la Iglesia Católica durante el último medio milenio y por contradecir a uno de sus predecesores?

CATHOLICVS

El 13 de mayo de 1917, hace 100 años, comenzó la era moderna, en Fátima (Eulogio López)

Duración 2:02 minutos

lunes, 8 de mayo de 2017

ES MACRON QUIEN PONE EN SOLFA A LA CIVILIZACIÓN OCCIDENTAL (Eulogio López)

Duración 3:17 minutos

Müller encubre a Francisco (Christopher A. Ferrara)



Como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Cardenal Gerhard Müller tiene encomendada la tarea de “difundir la sólida doctrina y defender aquellos puntos de la tradición cristiana que parecen estar en peligro, como consecuencia de doctrinas nuevas no aceptables”. No obstante, ante las “doctrinas nuevas no aceptables” enunciadas en el desastroso capítulo 8 de Amoris Laetitia, Müller se rodea de una descarada cortina de humo, dejando a ciertos laicos comprometidos la labor de defender la enseñanza moral infalible de la Iglesia frente al flagrante ataque de AL contra ella.
En una entrevista publicada por Aleteia el 21 de abrilMüller declara que “El Papa no ha cambiado, ni cambiará, ni puede cambiar la Revelación. Algunos afirman que el Papa ha cambiado los fundamentos de la moral de la Iglesia y ha relativizado el sacramento del santo matrimonio. Él no haría ni puede hacer esto.”
Una declaración deliberadamente falsa del asunto pensada para ocultar la verdadera cuestión.
La verdadera cuestión no es si el Papa busca “cambiar la Revelación”, como si eso fuera posible, sino más bien si el capítulo 8 socava la verdad revelada en lo que respecta a la indisolubilidad del matrimonio y el carácter universalmente vinculante, sin excepciones, de los preceptos negativos de la ley natural, incluyendo el Sexto Mandamiento.
Un día después de que la entrevista de Müller apareciera, Sandro Magister publicó en su indispensable blog un enlace al texto en italiano de una extraordinaria charla del Dr. Claudio Pierantoni, profesor de Filosofía Medieval en la Universidad de Chile, una de seis pronunciadas en Roma en una conferencia de académicos laicos el 22 de abril, convocada para hacer frente a la amenaza que supone AL.
Después de tratar los casos del Papa Honorio y el Papa Liberio, Pierantoni dice del “caso de Francisco” que representa, con la promulgación de AL, una crisis que “se considerará la más seria de aquellas a las que se ha enfrentado nunca la Iglesia”. La apertura del Papa Bergoglio a la Santa Comunión para adúlteros públicos en “ciertos casos”, escribe, es “un mortal Caballo de Troya capaz de desencadenar, desde dentro del edificio de la Iglesia misma, una demolición estratégica de todas sus defensas y sus propios cimientos”.
El principal mal del capítulo 8 de AL, como cualquier lector perspicaz puede ver, es su reducción del precepto negativo de la ley natural que prohíbe el adulterio a una mera “regla”, del orden de una ley humana positiva, que admite excepciones, cuando en realidad, como Pierantoni apunta, la ley natural está inscrita en la naturaleza humana y nunca puede ser violada sin violentar a la persona humana. Por analogía, argumenta, la directriz de una empresa fabricante de automóviles de que no se debe poner diésel en un motor de gasolina no es una “regla”, sino un requisito para el correcto funcionamiento del motor que no puede tener excepciones, según la naturaleza misma de la cosa.
La combinación del Papa Bergoglio, groseramente demagógica, de la ley natural con las “reglas” humanas se confirma, dice Pierantoni, por su “repetido ataque, presente en AL 8, contra los legalistas, los supuestamente duros de corazón e hipócritas ‘fariseos’. Su ataque, de hecho, revela una completa confusión de la posición de Jesús hacia la Ley, pues su crítica del comportamiento farisaico se funda precisamente en la distinción entre ley positiva (‘los preceptos de los hombres’)… y los Mandamientos fundamentales, que son por el contrario el requisito principal e irrenunciable que Él mismo exige a sus potenciales discípulos.”
Incluso más devastadora es la intervención en la misma conferencia del 22 de abril de la Dra. Anna M. Silvas, una renombrada investigadora e historiadora de la Antigüedad tardocristiana, que descubrió la localización del retiro de San Basilio Magno en una expedición a Turquía. Ella da cuenta de la cuestión refiriéndose a los “deliberadamente ortodoxos… más altos prelados y teólogos [Müller obviamente entre ellos] que tratan la confusión dimanante de Amoris Laetitiacomo una cuestión de ‘malas interpretaciones’”.
Por el contrario, escribe, “la ‘intención’ del Papa Francisco en este texto es perfectamente identificable en el texto mismo, leyéndolo normal y naturalmente y sin filtros”. No es necesario repetir aquí los análisis detallados que sitúan este asunto más allá de cualquier disputa, como vemos aquí, por ejemplo.
Luego, apunta Silvas, está también la sobrecogedora evidencia contextual de la intención sediciosa de Bergoglio. Su resumen (que he modificado para facilitar la lectura) es muy útil, destacando los siguientes aspectos:
… la conocida práctica del Arzobispo Bergoglio en su archidiócesis de admitir tácitamente a la Sagrada Comunión a todos los asistentes, a los que viven en concubinato, además de a los divorciados y vueltos a casar por lo civil;
su elección personal del Cardenal Kasper para pronunciar el discurso inaugural del Sínodo de 2014, como si debiéramos, educadamente, hacer la vista gorda respecto del historial completo de las actividades de Kasper en cuanto a estos asuntos;
las distintas maneras en las que estos dos sínodos fueron manipulados, como la orden papal de que una proposición de comunión para los divorciados y vueltos a casar, que los obispos rechazaron en votación en el sínodo de 2014, fuera incluida en la relatio final;
… sus mordaces condenas a los fariseos y otras personas rígidas en su discurso final en la conclusión del Sínodo de 2015;
… más recientemente, su cálida alabanza a Bernard Häring, el decano de los teólogos morales disidentes de los años 70 y 80, cuyo libro de 1989 sobre la admisión a la Eucaristía de los divorciados y vueltos a casar por lo civil en imitación de la oikonomía de los ortodoxos orientales fue munición para las alforjas de Kasper;
[su] respaldo de la interpretación de AL hecha por los obispos argentinos, precisamente en el modo en que él pretendía: “No hay otras interpretaciones”;
Seguidamente, Silvas da rienda suelta a una serie de comentarios admirablemente francos sobre el astuto método bergogliano para cambiar la enseñanza de la Iglesia mediante la promoción de un cambio en su práctica, permitiendo a los apologetas como Müller afirmar que nada ha cambiado realmente:
El Papa Francisco, estoy segura, es bien consciente de la doctrina de la infalibilidad papal, sabe lo arduas que son sus condiciones —y es lo suficientemente astuto como para nunca desencadenar su mecanismo
– Pues para Francisco, y tenemos que entender esto: la infalibilidad no importa, no importa en absoluto, si él puede continuar siendo la especie de agente de cambio en la Iglesia que quiere ser…
– Pero creo que “el espíritu” al que Francisco alude tan dulcemente, tiene más que ver con el Geist (espíritu) de Hegel que con el Espíritu Santo del que nuestro santo Señor habla, el Espíritu de Verdad a quien el mundo no puede recibir, porque ni le ve ni le conoce (Jn 14: 17)
El Geist hegeliano, por otra parte, se manifiesta en medio de contradicciones y oposiciones, superándolas en una nueva síntesis, sin eliminar las polaridades o reducir una a la otra. Este es el espíritu gnóstico del culto de la modernidad
– Así que Francisco continuará con su agenda sin infalibilidad papal, y sin preocuparse por declaraciones magistrales…
Estamos en un mundo de fluidez dinámica, donde se inician procesos no concluyentes, donde se siembran semillas del cambio deseado que triunfarán con el tiempo…
Tales tácticas taimadas están claramente en la onda de la dialéctica hegeliana. Este es el modus operandi del Papa Francisco
Téngase en cuenta cierto “incidente entre bastidores” ocurrido en el Sínodo de 2015: “Si hablamos explícitamente sobre comunión para los divorciados y vueltos a casar”, dijo el Arzobispo Forte, comunicando una broma del Papa Francisco, “no sabéis el lío tan tremendo que vamos a hacer. Así que no hablaremos claramente, (sino) que lo haremos de una manera en que las premisas estén ahí, y después sacaré las conclusiones.” “Típico de un jesuita”, bromeó el Arzobispo Forte.
– En este juego de subterfugio y metas graduales, la elaborada conversación sobre el meticuloso “discernimiento” y “acompañamiento” de las situaciones morales difíciles tiene una función precisa —como una ceguera temporal para la meta última.
¿No hemos visto cómo las artes oscuras del “caso extremo” en el politiqueo secular servían como paso previo para la reingeniería social? Pues esa es ahora la política de la Iglesia
El resultado final estará precisamente de acuerdo con la práctica tácita que el Arzobispo Bergoglio aplicó durante años en Buenos AiresNo hay que llamarse a engaño: el fin del juego es un permiso más o menos indiferente para que cualquier persona asistente pueda recibir la Santa Comunión.
¿Y qué tiene que decir el Cardenal Müller frente a la innegable realidad de que el hombre de Argentina ha pasado los últimos cuatro años acometiendo una subversión eclesial, que culminó con la publicación de AL? Declara:
La verdadera intención de la exhortación apostólica, Amoris Laetitia, era poner el foco sobre el mensaje completo en materia de matrimonio como un sacramento y modo de vida. Además, pretendía tener en cuenta a aquellos que, por diversas circunstancias, han fracasado o se han metido en problemas, de manera que no se pueda decir: “Aquí están los que lo hacen todo bien, mientras que los demás no son de los nuestros”.
Esto es, simplemente, un calculado encubrimiento. Y aún peor, por imitar la caricatura bergogliana de los defensores de la ortodoxia como fariseos duros de corazón que dicen “Aquí están los que lo hacen todo bien, mientras que los demás no son de los nuestros”, pasa de un simple encubrimiento a ayudar y ser cómplice descarado de la conspiración —no hay otra palabra para ello— bergogliana para minar todo el edificio moral de la Iglesia mediante la institucionalización del acuerdo eclesial con el adulterio público.
Al menos los cuatro cardinales han tenido el coraje para cuestionar públicamente la intención de Bergoglio bajo la forma de sus cinco dubia, que se reducen a una única cuestión: Si Bergoglio pretende minar el mismo concepto de ley moral —y, con esto, la misma credibilidad del magisterio docente de la Iglesia.
Tal y como están ahora las cosas, el Cardenal Müller no es un defensor de la ortodoxia. Ha decidido, más bien, ser un defensor del Papa Bergoglio. Esto es, es defensor del Papa más díscolo en la historia de la Iglesia —un Papa que, en palabras de Pierantoni, es “la víctima de una alienación generalizada e histórica de la Tradición en amplios estratos de la enseñanza teológica”.
Bajo su presente mandato, lo que la Congregación para la Doctrina de la Fe ofrece a la Iglesia es mucho peor que nada.
Christopher A. Ferrara
[Traducido por Reyes V. Artículo original.]

jueves, 4 de mayo de 2017

Sacerdote venezolano deplora "el mutismo de Francisco sobre la realidad totalitaria, dictatorial y violenta del régimen de Nicolás Maduro

(Información sacada de Infobae, Vaticano y Secretum Mihi Meum)

LA ENTREVISTA DEL SANTO PADRE CON LOS PERIODISTAS DURANTE EL VUELO DE REGRESO DE EGIPTO A ROMA puede leerse al completo en la página web del Vaticano, pinchando aquí. Está fechada el sábado, 29 de abril de 2017De ella copio tan sólo la pregunta que le hicieron concerniente a Venezuela. 


------

Periodista Antonio Pelayo:

Santo Padre, la situación en Venezuela ha degenerado últimamente de modo muy grave y ha habido muchas muertes. Quisiera preguntarle si la Santa Sede, y usted personalmente, piensan relanzar esa acción, esa intervención pacificadora, y qué formas podría asumir esta acción.

Papa Francisco:

Hubo una intervención de la Santa Sede bajo pedido fuerte de los cuatro Presidentes que estaban trabajando como facilitadores, y … la cosa no resultó. Y quedó ahí. No resultó porque las propuestas no eran aceptadas, o se diluían, o era un «sí, sí» pero «no, no». 


Todos conocemos la difícil situación de Venezuela, que es un País al que yo quiero mucho. Y sé que ahora están insistiendo; no sé bien de dónde –creo que de los cuatro Presidentes– para relanzar esta facilitación, y están buscando el lugar. 

Yo creo que tiene que ser con condiciones ya. Condiciones muy clarasParte de la oposición no quiere esto. Porque es curioso, la misma oposición está dividida

Y, por otro lado, parece que los conflictos se agudizan cada vez más. Pero hay algo de movimiento. Hay algo de movimiento, estuve informado de eso, pero está muy en el aire todavía. Pero todo lo que se pueda hacer por Venezuela hay que hacerlo. Con las garantías necesarias. Si no, jugamos al «pin-pin pirulero», y no va la cosa. Gracias.

------

Hay un artículo de infobae, una revista de Venezuela, del 3 de mayo, firmado por Fernanda Kobelinsky, en donde el sacerdote de una parroquia pobre de Maracaibo, el padre José Palmar afirma lo siguiente: "En Venezuela nos estamos muriendo de hambre, el mutismo del papa Francisco es lamentable".

Esta noticia aparece también en Secretum Mihi Meum, que la reproduce  y yo la incluyo igualmente aquí:



Días atrás, durante el viaje de regreso de Egipto, el papa Francisco habló con los periodistas en el avión y se refirió a la crisis venezolana. En esa suerte de conferencia de prensa afirmó que estaba dispuesto a mediar entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición, siempre y cuando se acuerden "condiciones muy claras". 

En esa declaración, el Pontífice declaró que uno de los problemas para su acción pacificadora "son las divisiones dentro de la oposición venezolana". Esa reflexión suscitó la respuesta de la Mesa de Unidad Democrática y el enojo de algunos miembros de la iglesia venezolana como el padre José Palmar.

Este cura, que lleva lleva 27 años como párroco de Nuestra Señora de Guadalupe en Maracaibo, está indignado con la declaración de Francisco. "Yo la califico como de alto desconocimiento de la realidad en Venezuela", sentenció en diálogo con Infobae.


Padre José Palmar

Lograr hablar con este "cura pobre", como él mismo se define, no fue fácil. Ni él ni su parroquia tienen teléfono. La propia Arquidiócesis de Maracaibo tiene que contactarse con familiares para ubicarlo.


Infobae llegó a él a través de un vecino que, con mucha voluntad, caminó hasta la iglesia para hacer contacto. Luego, Rosa -otra colaboradora de la parroquia- se ofreció a ir a buscarlo y darle su propio celular para facilitar la conversación.

"Lamento mucho que el Papa haya emitido una opinión sobre la oposición venezolana, porque no conoce la realidad. Aquí hay dos elementos: la oposición política y la oposición ciudadana… que somos los que hemos puesto los muertos, los que hemos puesto los presos, los que hemos puesto el pecho a las bombas, somos los hombres y mujeres que enfrentamos a los esbirros y violentos del chavismo y a los cuerpos represivos en cualquier avenida y calle de Venezuela", dice emocionado.

Para él, es lamentable "el mutismo de Francisco sobre la realidad totalitaria, dictatorial y violenta del régimen de Nicolás Maduro".

Que el Papa hablara de "división de la oposición" fue un golpe para el cura: "Se atrevió a decirlo porque carece de elementos".

Según dijo, sintió la "inestima" con la que el Pontífice trató a los venezolanos. "No nos dio nada que nos levante, no nos dio una motivación que nos levante el alma o la esperanza. Estamos en tiempos de Pascua, y lo que nos dijo fue como si le hubiera dicho a Lázaro, que estaba muerto en la cueva: 'Mira, no vas a resucitar, te vas a quedar allí, podrido en una cueva'", sentencia.

Cuando Infobae le preguntó que hubiera esperado de Francisco, Palmar exigió una interpelación a Nicolás Maduro. "No le dijo nada al régimen, no se expresó sobre el estado de hambruna, muerte y miseria. Habló de nuestra división… ¿Y del otro lado qué?, allí están unidos para hacer daño, para hacer añicos nuestro país".

Palmar esperaba la "denuncia profética" de Francisco. Porque, según reconoció, un "regaño" a la oposición no hubiese sido un problema si también dedicaba una palabras contra el régimen de Maduro, "que está inmerso en el narcotráfico y el terrorismo". Y agregó enojado: "No dijo nada de ello, nada".

Cuando el cura habla del "desconocimiento de la realidad venezolana" que, a su entender, muestra Francisco, le está exigiendo que se implique más en la crisis.

"El Papa está muy lejos, sólo recibe informes. Me gustaría que enviara a un comisionado que se reuniera con nosotros, porque mandó a un delegado pontificio que sólo se juntó con el sector partidista y los curas de barrio, los curas pobres, nunca tuvimos acceso", reclama.

La realidad que describe, y la que quiere que vea Francisco, es muy cruda: "Nos estamos muriendo de hambre, no hay nada que comer, no hay insumos para pacientes, aquí los niños se nos mueren y el Papa debería decirle a Nicolás Maduro que permita que vengan los barcos con comida, los aviones con medicina".

Palmar cuenta lo que ve"Habla un cura de un barrio donde los pobres están todos los días comiendo basura. El domingo hacemos un olla comunitaria para que coman 300 personas y esa es la única comida caliente que tienen en el día".

Para él, Francisco debería hablar de la ayuda humanitaria, debería "abogar por los presos políticos y exigir que se respete la Constitución".

Lo que quiere el religioso es que "se llamen a las cosas por su nombre".

Y lo dice sin miedo a represalias: "En Venezuela estamos en dictadura totalitarista".

Noticias de Infobae

TESTIGOS DE LA CRUZ׃ ESTA ES NUESTRA FE por el R P Custodio Ballester


Duración 9:36 minutos

Este vídeo tiene cinco meses. Pues bien: el Vaticano le ha dado la razón. Podemos leerlo, por ejemplo, en Adelante la Fe, en un artículo titulado "Para que conste: el Obispo diocesano local confirma que Medjugorje es un fraude" de Rorate Caeli, con fecha 1 de marzo de 2017. Más información en Secretum Meum Mihi

El demonio de la ira (The Wanderer)



Después de dedicar algunos días al ayuno de noticias eclesiales y luego de pasar un par de semanas sin escuchar ni leer nada sobre las correrías del papa Francisco y de su corte de imitadores, me ha llamado la atención la virulencia y una suerte de obsesividad con su figura que aparece en muchos comentarios, blogs y mails que recibo. 

Y en lo primero que caigo en la cuenta, es que yo mismo he tenido durante años esa conducta que, por decir lo menos, tiene algunos peligros. Y quiero referirme a uno de ellos que no es, por cierto, el menor: es una conducta que nos lleva muy fácilmente a caer presa del pecado de la ira y a alimentar nuestra alma con él pensando que estamos luchando el buen combate cuando, en todo caso, lo estamos perdiendo.

Evagrio Póntico fue un monje del desierto egipcio que vivió en la segunda mitad del siglo IV. De todos los Padres del Desierto, fue el más instruido y el que dejó más escritos. Fue el primer sistematizador de la espiritualidad cristiana y en él abrevan los escritos de los grandes maestros como San Juan Casiano o San Juan de la Cruz. A él debemos, por ejemplo, la división de la vida espiritual en tres grandes etapas, según hemos aprendido por santos posteriores como Santa Teresa de Jesús, o por escritores contemporáneos como el P. Garrigou-Lagrange.

Uno de los aspectos menos conocidos de su enseñanza es su psicología. Considera que todo pecado se inicia por un pensamiento malvado detrás del cual se esconde un demonio, y enumera ocho pensamientos de este tipo (que, con el correr de los siglos, darán lugar a los siete pecados capitales). El mecanismo es el siguiente: el demonio de la fornicación o de la tristeza, por ejemplo, lanza contra el hombre un pensamiento malvado de ese vicio concreto. Si el hombre no está atento y lo deja entrar en su mente, el pensamiento moviliza las pasiones y, de eso modo, termina pecando. Y el pensamiento malvado que se ha colado, anida en el corazón y cuanto más tiempo pasa, más difícil será erradicarlo. 

Enseña Evagrio que, de entre todos los pensamientos malvados, el más peligroso de todos es el de la ira, porque es el pensamiento propio de los demonios. Y su peligrosidad radica en que nubla el corazón y, además, engendra otros pensamientos malvados, sobre todo la tristeza

Escribe en el Tratado práctico: “No te abandones al pensamiento de la cólera, debatiéndote interiormente contra el que te ha contristado [...] pues [este pensamiento] oscurece el alma...”. Y en otra de sus obras: “Los vapores de la niebla sobrecargan el aire, y el ímpetu de la ira a la mente del iracundo. Una nube que pasa oscurece el sol, y así oscurece al intelecto el recuerdo de un mal sufrido

Es notable que en todos estos casos, y en muchos otros ejemplos que podría incluir, el autor compara a la ira con un oscurecimiento, comparable al que provocan en un cielo límpido la niebla y las nubes. Más allá que se trate de fenómenos que consisten sólo en simples y sutiles partículas de agua flotando en la atmósfera, sin embargo son capaces de oscurecer el sol. 

El hombre que comienza a “debatirse interiormente contra el que lo ha contristado” (por ejemplo, el papa Francisco), cae presa de este oscurecimiento. Las nieblas de la ira se introducen en su alma y el resultado es el que ya nos advierte Evagrio: no podrá pensar con claridad. Dicho de otra manera, será incapaz de ejercer su fin natural que es, justamente, el pensar.

¿No nos ocurre esto muchas veces, acaso, con los problemas de la Iglesia que debemos afrontar diariamente? 

- No se trata aquí de adoptar una actitud “negacionista” o “pasotista”, y mucho menos de aplaudir lo que vemos con claridad que está mal. 
- No se trata tampoco de aplazar el juicio crítico, lo cual sería también actuar contra nuestra propia naturaleza. 
- Se trata de no permitir que los pensamientos de ira infecten nuestro corazón y nos nublen el pensamiento. Y es esto lo que ocurre con mucha frecuencia. 

Y pongo un ejemplo para ilustrar lo que digo:

Algunos días antes de la Pascua, se difundió la tarjeta con la que el papa Francisco había saludado a los miembros de la Curia por la fiesta, y que es la que ilustra este post

Edward Pentin alertó de este hecho al mundo a través de Tweeter e inmediatamente comenzó la histeria colectiva de quiene creían ver un Cristo demasiado humano, o la Ascensión y no la Resurrección; otros se burlaban diciendo que era Superman y no faltaron muchos, replicados incluso en blogs tradicionalistas, que identificaron la obra con algunas de las figuras filogay del fresco de la catedral de Terni pintado por el argentino Ricardo Cinalli bajo la supervisión del impresentable arzobispo Paglia. 

Sin embargo, resultó ser que se trataba de la reproducción de un grabado del artista belga-argentino Víctor Delhez que, además de eximio grabadista, fue un católico devoto, ejemplar padre de familia y políticamente identificado con la derecha de la mejor línea. En breve, fue alguien “del palo”. El blog Info-caótica publicó algunos documentos interesantes al respecto.

Verdad es que ni Pentin ni ninguna otra persona está obligado a conocer a Delhez y a todos sus grabados, y mucho menos están obligados a gustar de ellos, pero también es verdad que a todos se nos exige un mínimo de prudencia antes de emitir un juicio público. 

La ira que nos embarga contra Bergoglio nos puede nublar fácilmente la inteligencia y terminar viendo lo que no existe y cometiendo, consecuentemente, injusticias y zafarranchos injustificables. Y, lo peor de todo, es que terminando perdiendo la calma y la paz del alma que son un don de Dios y un signo de su presencia.

Decía el cardenal Newman: “En general, las personas, cuanto más religiosas son, más serenas. Y siempre, en principio, la religión es en sí misma serena, moderada y consciente” (Sermón 13). 

Vale la pena prestarle atención. No sea que por defender la fe y desenmascarar a los falsos pastores, terminemos cayendo en las garras del demonio de la ira, cometiendo injusticias y perdiendo la serenidad que es signo del hombre verdaderamente religioso.

The Wanderer
------

Nota: Un artículo muy importante, que debemos de tener muy en cuenta antes de emitir cualquier juicio: ¡serenidad! De lo contrario se daña incluso nuestra capacidad de pensar. No deberíamos olvidarlo ... y yo el primero.

José Martí

miércoles, 3 de mayo de 2017

Las Fiebres de Malta (Fray Gerundio)



Hay microorganismos que desorganizan todo a su alrededor, en el momento mismo de su aparición. Bueno, decir que desorganizan, es aclarar bien poco. Más bien destruyen todo a su paso, descalandrajan, hacen estragos, quebrantan y gangrenan. Todo lo que toca el patógeno, queda automáticamente infectado. Estos organismos infecciosos tiene un poder tal, que van recomiendo al enfermo hasta conseguir su fallecimiento por destrucción total.

Si tuviéramos que hacer una Historia Epidemiológica del Pontificado Bergogliano, descubriríamos que en estos cuatro años, se multiplicaron los diversos agentes patógenos en la Iglesia, y su etiología se puede encontrar en la propia Silla de Pedro. Justamente al revés de lo que hubiera estado previsto. Las termitas que van saliendo de la Silla, infecta que te infecta, van corriendo, re-infectando a otros y reproduciéndose como si se tratara de nuevos goblin, aunque lleven solideo o exhiban un doctorado en teología. La curva ascendente muestra una patogénesis escalofriante, pues estas bacterias sí que hacen proselitismo. El mismo proselitismo que se les impide hacer a otros.

Una de las parcelas epidémicas que acaba de caer bajo el poder efectivo de lo que podemos llamar el Virus-Que-Todo-Lo-Ve (deberá decirse más o menos Weltanschauungvirungen en germano vulgar), es la antiguamente Soberana Orden de Malta. Aclaro lo de antiguamente, porque a día de hoy tiene de Soberana lo que yo tengo de rapero (que dicen mis novicios), ya que ha sido despojada de todo rastro de soberanía por el virus antes mencionado. Y tiene de Orden lo que la casa de un okupa en época de mudanzas.

Este año han proliferado las Fiebres de Malta. Por lo que se ve, todos han sido infectados por esas calenturas que dan sopores, debilidad, sudores y altas subidas de temperatura. Si te coge el patógeno maltés, te quedas tieso. Y eso es lo que le ha pasado a todos los Frey de la susodicha. Picados por la bacteria, entran en una parálisis de la voluntad que hace que el Infectador te domine, te anule y te neutralice. Los que padecen estas fiebres, callan para toda la vida y no se atreven a rechistar. Dimiten, y desaparecen. Aparecen y no dicen por qué han dimitido. Conceden entrevistas y hablan del Virus con encanto arrebatador. Es como el Síndrome de Estocolmo, pero en forma microbiológica.

Me preguntaba uno de mis novicios boquiabiertos, que se las da de metafísico: ¿Y qué razones hay para que esto ocurra? ¿qué intereses puede tener el Patógeno Supremo para atacar al cuello y sin misericordia? La verdad es que yo no lo sé -respondí-, pero por mis intuiciones frailunas y senectas veo dos cuestiones fundamentales: Dinero por un lado, aunque esto no es nada nuevo. Y señores que se las dan de nobles, por otro.

Ya se sabe que al populismo le fastidia la nobleza, y menos si se ponen los uniformes rojos con medallas. El cristiano no quiere medallas, como se debe haber dicho en algún discurso. Eso es de hipócritas. Por tanto, no puede permitirse que estos señores nobles con apellidos raros y con pretensiones de ascendencias de hace 800 años, con un pariente que luchó en Jerusalén en tiempos de las Cruzadas y un tío abuelo más que lejano, que le pegó un zurriagazo a Saladino y le quitó el turbante… se presenten como Soberanos e Independientes. Así que bacteria y picotazo al canto.

Por otra parte, hay mucho dinero en juego que no se sabe cómo se gasta. Y como son tan tradicionales, echaron al que repartió ciertas prendas por África, alegando que era una inmoralidad indigna de la Orden. Pues picotazo al canto: que vuelva el expulsado, que se le condone la pena (nunca mejor dicho), que echen al que le echó y que elijan a uno nuevo y aquí mando Yo. Y vamos a controlar mejor el money, qué caramba.

Las fiebres de Malta son altamente contagiosas, al menos en este episodio romano. Para contrarrestar posibles alteraciones, se le propinó otro picotazo al Cardenal encargado de la Orden y se puso de vigilante a un pequeño goblin con solideo, que ahora hace de jefe delegado por el Jefe. Y en el penúltimo capítulo, acaban de elegir a un Maestro Temporal hasta poder elegir el próximo año a un Maestro del Temple, que ya va a ser más bien del Templete, porque todo va a quedar hecho papilla, fosfatina o escabechina. O todo a la vez.

Parece que no hay medicación efectiva para este tipo de fiebres. Lo único sensato sería poder acabar con la bacteria madre que está en el origen, pero eso es bien difícil, pues todo el que se acerca se contagia. Otra cosa sería inyecciones de corajina a los enfermos, sobre todo a algunos de ellos, los más tocados e infectados. La corajina no es habitual en farmacias y muchos menos en las conferencias episcopales, pero con una firme determinación podría encontrarse. Y bastaría también con reflexionar seriamente si no es mejor poner ya la vacuna, antes de que la Cristiandad entera quede contagiada. La pandemia se acerca, si es que no está ya entre nosotros.

Fray Gerundio