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jueves, 7 de julio de 2016

CIUDADES HERMANADAS: SODOMA - MADRID (1 de 4) (Padre Alfonso Gálvez)

ORIGINAL COMPLETO  aquí

La Historia es Maestra de la Vida es una frase contenida en uno de los tratados de Cicerón de donde, a lo largo de la Historia, pasó a formar parte del acervo cultural de la Humanidad. La frase ha corrido un destino semejante al de esos libros llamativos colocados en un lugar visible de la biblioteca a fin de ser vistos por los visitantes, pero a los cuales nadie lee nunca. Tal como sucede con la observación de Cicerón, que ha sido reconocida por todos por su exactitud y agudeza pero a la que pocas veces se ha visto que alguien eche mano de ella para obtener lecciones. El Papa Juan XXIII, evocando seguramente la intuición ciceroniana, escribió una Encíclica referida a la Iglesia a la que puso el nombre de Mater et Magistra, la cual fue escrita oportunamente en el momento justo en el que la Iglesia dejaba de ser a la vez Madre y Maestra.

Una vez que ha sido reconocida la oportunidad y la ingeniosidad de la frase, no tiene nada de particular que alguien trate de aplicarla a diversas situaciones de la Historia en las que se dan circunstancias semejantes. Como sucede precisamente con las ciudades de Sodoma y Madrid. Aunque advertimos de antemano que nadie tiene porqué llamarse a escándalo. Pues, si bien es cierto que Sodoma es una Ciudad ya bastante antigua: se le atribuyen varios miles de años y la historia de su destrucción está narrada en los capítulos 18 y 19 del Génesis. Pero aquí no aludimos ahora a su destrucción por un castigo divino, sino a la situación en la que se encontraba anteriormente a ese suceso. La cual nadie podrá negar que es bastante similar a la situación actual de la ciudad de Madrid.


Aunque es seguro que serán muchos los que protesten y digan lo contrario, es muy difícil negar que la equiparación entre ambas ciudades —Sodoma y Madrid— es sobradamente justa. Madrid es una ciudad de algo más de tres millones de habitantes,[1] mientras que el desfile del Orgullo Gay, celebrado el pasado día tres de este mismo mes, reunió a un millón de partidarios o integrantes del Orgullo. [Se habla incluso de un millón y medio, aunque 300.000 vendrían de fuera de España] Donde es preciso reconocer que un tercio de los habitantes de la ciudad es una cifra más que considerable. Más aún si se tiene en cuenta que iban capitaneados por la alcaldesa de la ciudad y sus principales representantes, además de encabezados por todos los partidos políticos con carrozas incluidas; a excepción de uno de ellos, todo hay que decirlo, el cual había sido castigado a no asistir al desfile por el Orgullo y dando lugar a que hiciera un bonito papel con sus llantos, berridos y humildes súplicas con los cuales se arrastró para implorar que se le permitiera asistir. También es de notar que el evento fue aplaudido y jaleado por toda la prensa nacional, cuya casi totalidad tiene su sede precisamente en Madrid. Ni tampoco es de olvidar el silencio y la pasividad de toda la población madrileña, con respecto a la cual no se conoce ninguna protesta que al menos haya sido proclamada en voz alta.

Según la narración del Génesis, Dios se hubiera conformado con la existencia al menos de diez justos en la ciudad de Sodoma para no castigarla. Los cuales por lo visto tampoco fueron hallados, y de ahí el castigo. Por supuesto que sería altamente injusto y falso suponer que todos los habitantes varones de Madrid fueran sodomitas y todas las mujeres lesbianas. Cosa más que sabida y que siempre se tiene en cuenta cuando se trata de calificar a una ciudad. Que Ginebra sea considerada la ciudad de Calvino no quiere decir que todos sus habitantes sean o hayan sido calvinistas; como el hecho de que Detroit sea considerada la ciudad del motor no quiere decir que todos los que habitan en ella sean automovilistas o tengan algo que ver con las grandes compañías General Motors, la Ford o la Chrysler; y algo se podría decir de Chicago, la ciudad de Al Capone, lo que de ningún modo significa que sus habitantes participen de algún modo del gansterismo.

Sutilezas aparte y puestos a hablar en serio, es imposible dejar de reconocer que un millón de participantes, conducidos y animados por sus autoridades, impulsados y encabezados por todos los partidos políticos, con la promesa oficial de que en el año próximo Madrid será declarada la Capital Mundial del Orgullo Gay, a lo que hay que sumar la pasividad y el silencio del resto de la población..., es un acontecimiento que debe ser considerado seriamente.

Sin embargo, por lo que hace concretamente al silencio, no dejan de aparecer algunos problemas que quizá convenga solucionar. Ante todo hay que tener en cuenta que el silencio, que parece ser una realidad en los espacios siderales, no existe como tal en la convivencia humana. Se suele decir, por ejemplo y no sin cierta razón, que el silencio es un suceso que tiene por virtud quedar roto en el momento mismo en el que se habla de él. Y en efecto, puesto que es enteramente cierto que entre los humanos el silencio habla por sí solo, ya que siempre es expresivo de una manera o de otra. Por poner un caso concreto a considerar, es un hecho que ante los actos celebrados con motivo del Orgullo Gay ha parecido bastante elocuente el silencio de las Autoridades eclesiásticas diocesanas y, sobre todo, el de la Conferencia Episcopal. En cuanto a las primeras, algunos han querido ver una explicación de la actitud silenciosa adoptada por el Arzobispo. Pues después de haber afirmado el Prelado, a propósito de unas declaraciones del Cardenal de Valencia en contra de los homosexuales, que el Cardenal tenía derecho a sostener lo que él piensa con respecto a su Diócesis, algunos se han sentido movidos a decir, de modo enteramente injustificado, que tales declaraciones respondían a que el Arzobispo pensaba otra cosa con respecto a la suya. 

Lo que prueba que el silencio como tal tropieza con el hecho indiscutible de que siempre es interpretado, de una forma o de otra. Los antiguos filósofos y moralistas solían utilizar un adagio, valedero tanto en Derecho como en Moral, según el cual qui tacet consentire videtur. Que significa algo así como quien calla parece estar de acuerdo, y que el lenguaje popular expresa en forma más llana diciendo que quien calla otorga. El mismo Derecho moderno concede valor a lo que llama el silencio administrativo; y así sucesivamente.

(Continúa)

El celibato sacerdotal ¿es conveniente o necesario?

Parte de un estudio sobre las razones teológicas del celibato para los sacerdotes, tomado de Adelante la Fe. Si se quiere profundizar un poco más en la historia del celibato puede leerse lo que dice al respecto el cardenal Walter Brandmüller, pinchando aquí. En el Denzinger-Bergoglio puede leerse un artículo en el que se habla también de la visión que tiene el papa Francisco sobre el celibato
La crisis actual del Sacerdocio
El Sacerdocio de Cristo, como nos es revelado por la Tradición y por la S. Escritura, es un misterio de nuestra fe . El Verbo, encarnándose, ha ungido y consagrado la naturaleza humana de Cristo haciéndolo Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza. Para adherirse, el hombre debe abrirse a una visión sobrenatural y someter, mediante la virtud de la fe, la razón humana a un modo de pensar trascendente.
En tiempos de fe viva, Cristo-Sacerdote constituye en la conciencia de todos el centro vivo de la vida de fe personal y comunitaria mientras en tiempos de decadencia de la fe la figura de Cristo-Sacerdote se desvanece y no está ya en el centro de la vida cristiana.
En los tiempos de fe viva no se hace difícil al sacerdote reconocerse en Cristo, identificarse con él, ver y vivir la esencia de su sacerdocio en íntima unión con el de Cristo-Sacerdote, ver en él la única fuente y el modelo insustituible de su sacerdocio. 
En una atmósfera de racionalismo, que elimina cada vez más de la mente del hombre lo sobrenatural, en un tiempo de materialismo que hace desvanecerse cada vez más lo espiritual, se hace cada vez más difícil para el sacerdote resistir. La identidad trascendente y espiritual de su sacerdocio es velada cada vez más y se apaga si él no se esfuerza por profundizarla y mantenerla viva en una íntima unión de vida con Cristo.
Esta situación crítica hace hoy más que nunca indispensable para el sacerdote la ayuda de una ascética y de una mística que le descubran a tiempo los peligros que amenazan a su sacerdocio y que le muestren la necesidad y los medios que su fidelidad sacerdotal requiere.
La actual crisis de identidad del sacerdocio católico se manifiesta con toda claridad a través de la renuncia de miles de sacerdotes a su ministerio, a través de una profunda secularización de otros muchos, que permanecen en un servicio sólo formal; y también a través de la penuria de vocaciones causada por el rechazo a seguir la llamada. 
Por tanto, es necesario mantener firmemente que la Ordenación sagrada crea una unión orgánica sobrenatural con Cristo y que el carácter que el Orden sagrado imprime para siempre eleva al ordenado a órgano de las funciones sacerdotales de Cristo: Sacerdos alter Christus.
San Pablo escribe a los Corintios: “Es preciso que los hombres nos consideren como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios el hombre nos considere ministros de Cristo y dispensadores de los misterios de Dios” (1 Cor 4, 1) Y también : “Somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios mismo os exhortara a través de nosotros. Os suplicamos en nombre de Cristo: reconciliaos con Dios” (2 Cor 5, 20)
He aquí el fundamento escriturístico de la identificación del sacerdote con Cristo.
Los motivos del celibato sacerdotal
De la síntesis hecha por san Raimundo de Peñafort se desprende también con certeza que el verdadero motivo de la continencia clerical era, por aquel tiempo, no tanto la pureza cultual del ministro del altar sino la eficacia de la oración mediadora del ministro sagrado, que provenía de su total dedicación a Dios. En general, la posibilidad libre de rezar y la completa libertad para el propio ministerio y para el servicio de la Iglesia aparecen ya claramente como los verdaderos motivos de la continencia completa.
Cristo nos es mostrado, en la carta a los Efesios (5, 23-32), como Esposo de la Iglesia; y la Iglesia como única esposa de Cristo. Por esto el sacerdote es llamado a ser imagen viva de Jesucristo, Esposo de la Iglesia. Es llamado, por tanto, en su vida espiritual a revivir el amor de Cristo esposo respecto a la Iglesia esposa. El sacerdote no vive, por esto, sin amor esponsal: tiene como esposa a la Iglesia. Su vida debe ser iluminada y orientada también por este modo de comportarse esponsal que le exige ser, por tanto, testigo del amor esponsal de Cristo, capaz de amar a la gente con corazón nuevo, grande y puro, con auténtico desprendimiento de sí mismo, con dedicación plena, continua y fiel, y junto con una especie de “celo” (cfr. 2 Cor 11, 2), con una ternura que se reviste incluso de matices de afecto materno, capaz de hacerse cargo de los “dolores de parto” hasta que “Cristo” sea formado en los fieles: "Hijitos míos, por quienes sufro, de nuevo, dolores de parto, hasta que Cristo se forme en vosotros" (cfr. Gal., 4, 19).
(...) El sacerdocio de la Iglesia Católica aparece así como un misterio que está, a su vez, inmerso en el misterio de la Iglesia de Cristo. Todo problema concerniente al sacerdocio y, sobre todo, al grave, grande y siempre actual problema del celibato no puede y no puede ser visto y resuelto con consideraciones y motivaciones puramente antropológicas, psicológicas, sociológicas y, en general, profanas y terrenas. Este problema no se puede resolver con categorías puramente disciplinarias. Toda manifestación de la vida y de la actividad del sacerdote, su naturaleza y su identidad postulan antes que nada una justificación teológica. Ésta, para el celibato ministerial, se puede obtener de la historia y de la reflexión teológica basada en la Revelación. 
Además el sacerdocio del Nuevo Testamento no es un concepto funcional como el del Antiguo Testamento, sino un concepto ontológico, del cual sólo puede derivar el actuar adecuado según el axioma: agere sequitur esse, o sea la acción es guiada por el ser [sigue al ser].
Frente a esta teología del sacerdocio neotestamentario que ha sido confirmada y profundizada por el Magisterio oficial de la Iglesia, nos debemos preguntar si las razones a favor del celibato  militan sólo por una “conveniencia” de dicho celibato o si, más bien, es realmente necesario e irrenunciable. 
Sólo si se responde correctamente a esta pregunta se puede responder también a la otra, esto es: ¿Puede la Iglesia Católica decidir un día el modificar la obligación del celibato o incluso el abolirlo del todo?.
Para no correr riesgos con la respuesta a esta pregunta, debemos partir del hecho de que el sacerdocio católico no ha sido fundado por el Fundador de la Iglesia sobre el hombre que se transforma y cambia, sino sobre el misterio inmutable de la Iglesia y de Cristo mismo.
Según el Aquinate (S. Th., III, q. 22, a. 1) el verdadero sacerdote es mediador entre Dios y los hombres y comunica las cosas divinas a los hombres y las cosas humanas a Dios. Después del pecado original, la mediación sacerdotal es reparadora y se concentra en el Sacrificio expiatorio. Por tanto, el sacerdote es un mediador escogido por Dios, que ofrece a Dios un Sacrificio como reconocimiento de su omnipotencia y en expiación por los pecados humanos, procurando así la pacificación entre Dios y el hombre.
Cristo es sacerdote no por vocación atribuida, sino por la Unión hipostática. Por tanto, Él nace sacerdote cuando el Verbo se hace carne: no se convierte en tal. La función de mediador no es propia de la divinidad de Cristo sino de su humanidad, ya que mediar conlleva inferioridad respecto a Dios. Por tanto, el sujeto del sacerdocio es la humanidad de Cristo (S. Th., III, q. 22, a. 3, ad 1um), pero Su humanidad no puede subsistir independientemente de la Persona divina que la ha asumido. Además Cristo es sacerdote y víctima al mismo tiempo (S. Th., III, q. 22, a. 2) ya que mediante la Encarnación Él es un mediador capaz de sufrir por su humanidad y capaz de satisfacer infinitamente por su divinidad
El acto sacerdotal por esencia es el sacrificio de la cruz vuelto a actuar hasta el fin del mundo por el Sacrificio de la Misa. El sacerdote, mediante el Orden sagrado, participa realmente del sacerdocio de Cristo y ofrece el Sacrificio de la Misa, que sobrepasa infinitamente todos los holocaustos del Antiguo Testamento (S. Th., III, qq. 46-48). El debe imitar a Cristo en el Amor con el cual Cristo se ha ofrecido al Padre para aplicar a los hombres de todos los tiempos las gracias que brotan del Sacrificio del Calvario.
El Orden sagrado es una configuración real y ontológica del sacerdote a Cristo “Sacerdote y Víctima”
Los fieles no son sacerdotes ministerialmente, pero son objeto de los cuidados de los sacerdotes, que han recibido la sagrada Ordenación. El Sacrificio de la Misa es ofrecido a Dios por el sacerdote ordenado y los fieles pueden unirse místicamente a él para hacer llegar a Dios la Misa como adoración, agradecimiento, expiación de los pecados, satisfacción de la pena debida a la culpa y para pedir todas las gracias de orden espiritual y material.
El modernismo se equivoca queriendo equiparar, en una especie de democracia litúrgica, los fieles al sacerdote ordenado sacramentalmente. Los fieles, a través de la mediación de los sacerdotes ordenados, tienden a Dios y, por esto, entre sacerdotes y fieles laicos no hay equiparación, ni siquiera oposición, sino subordinación jerárquica.
Se entiende así el porqué esencial del celibato eclesiástico, que “vivit in carne praeter carnem” (S. Jerónimo), es el culmen del camino de perfección, que el hombre no puede alcanzar con sus solas fuerzas naturales, y hace al sacerdote libre para dedicarse exclusivamente a la misión de salvar a las almas haciendo sus oraciones más cercanas a Dios, Espíritu purísimo.
Alphonsus

lunes, 4 de julio de 2016

Lemaître, sacerdote (científico y tomista)


Georges Lemaître, Físico y sacerdote, inventor del Big Bang

El 20 de Junio se celebró el cincuenta aniversario de la muerte de Georges Lemaître (17 Julio 1894 - 20 de Junio de 1966), sacerdote belga, astrónomo y profesor de Física en la Universidad católica de Lovaina. Fue el primero en proponer la teoría de la expansión del Universo (mal atribuida a Edwin Hubble); y propuso también lo que luego se llamaría la teoría del Big Bang sobre el Origen del Universo, a la cual él llamó hipótesis del huevo cósmico. Toda esta información se puede leer pinchando aquí.

[En abril de 2011 yo escribí, en este mismo blog, una entrada sobre ciencia y religión y, posteriormente, en el 2013, cuatro entradas sobre la relación existente entre ciencia y verdad (aquí, aquí, aquí y aquí)]

En Gloria TV podemos ver y escuchar lo que se dice de Lemaître. 


Siempre ha habido prejuicios contra la religión en el ámbito de lo científico. Y, sin embargo, son eso: prejuicios. Grandes y eminentes científicos, como Lemaître, así lo ponen de manifiesto. No hay ningún tipo de incompatibilidad entre Ciencia y Religión (hablo, naturalmente, de religión católica, con su base filosófica tomada de santo Tomás de Aquino).

Lemaître -se puede leer en Wikipedia- estaba convencido de que Ciencia y Religión son dos caminos diferentes y complementarios que convergen en la verdad. Al cabo de los años, declaraba en una entrevista concedida al periódico estadounidense The New York Times: "Yo me interesaba por la verdad desde el punto de vista de la salvación y desde el punto de vista de la certeza científica. Me parecía que los dos caminos conducen a la verdad, y decidí seguir ambos. Nada en mi vida profesional, ni en lo que he encontrado en la Ciencia y en la Religión, me ha inducido jamás a cambiar de opinión".

En 1965, un año antes de morir en Lovaina, Lemaître tuvo conocimiento del descubrimiento de la radiación de fondo de microondas cósmicas, la cual constituía una prueba de la validez de su teoría. Una gran satisfacción.

José Martí

domingo, 3 de julio de 2016

Pena de muerte y muertos de pena (Padre Santiago Martín)


Duración 5:16 minutos

Según el papa Francisco, la mayoría de los matrimonios sacramentales son nulos (José Martí)


Duración 1:12 minutos

Esto que dice el Papa, aun cuando sea el Papa quien lo dice, es un auténtico disparate. Según esto, nos encontramos ahora con una inmensa cantidad de matrimonios que han permanecido fieles durante toda su vida y que, posiblemente, han estado viviendo amancebados, dado que no se prepararon bien para el matrimonio, de modo que tal matrimonio bien podría ser nulo, resultando así que han estado conviviendo en estado de pecado (de pecado mortal) durante toda su vida y cometiendo continuamente sacrilegios cada vez que recibían al Señor en la eucaristía. 

NOTA: Estrictamente hablando eso no sería verdad, aun cuando lo fuera objetivamente -que no lo es- debido a su "ignorancia". Los matrimonios que han permanecido fieles durante tanto tiempo pensaban que estaban realmente casados por la Iglesia ... y eso los mantenía fieles, aun cuando tuviesen tentaciones de infidelidad. 

Pero ahora, si es que tomaran "en serio" las palabras del papa Francisco (que no deben) tendrían que cuestionarse si también ellos forman o no parte de esa "mayoría de matrimonios" a los que se refiere Francisco cuando dice que son matrimonios nulos ... afirmación que -dicho sea de paso- no tiene ni pies ni cabeza, completamente anticientífica (es decir, no se puede demostrar), imprudente (al sembrar dudas entre los católicos, de modo innecesario) y fuera de lugar. 

Convendría recordar que Francisco no es Dios ... por si alguien pensara todavía que todas las palabras de su boca son inspiradas por el Espíritu Santo. Las "sorpresas" del Espíritu Santo, a las que alude Francisco, con tanta frecuencia, son -en realidad- "sorpresas de Francisco" quien, por desgracia, se aleja cada día más de la auténtica enseñanza de la Iglesia Católica ... con sus dichos y con sus hechos. 

Una gran pena y una gran desgracia ésta que nos ha tocado padecer ... aunque, como el ave Fénix, la Iglesia volverá a renacer y con más fuerza y vigor, más esplendorosa que nunca ... Posiblemente muchos de los que ahora vivimos no lleguemos a verlo ... pero eso tampoco importa demasiado. 

Tenemos la seguridad que nos da la fe. Jesucristo ha vencido al mundo. Y la victoria que vence al mundo es nuestra fe, nuestra fe en que Él es nuestro Dios y Señor, además de ser nuestro amigo. 

Por eso los cristianos no podemos estar tristes jamás, aunque se nos persiga: el amor hacia Jesús, de quien estamos enamorados (con la seguridad de que Él lo está de cada uno de nosotros de una manera única y exclusiva) hace posible que podamos decir, con san Pablo que "cuando somos débiles, entonces es cuando somos fuertes" (2 Cor 12, 10). Dicho lo cual, continúo:]

Y, por otra parte, dice en otra ocasión el Papa, los divorciados vueltos a casar, si son fieles, pueden comulgar; lo que supone la nulidad del vínculo o el divorcio católico consentido y legalizado, a todos los efectos, como si el verdadero matrimonio fuera el segundo y no el primero ... todo ello en contra de la voluntad del fundador de la Iglesia, que fue Jesucristo, el mismo ayer, hoy y por siempre, quien dijo: "Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre"(Mt 19, 6).

Pero hay más: es lo cierto que -por más que se niegue- estos divorciados vueltos a casar están objetivamente en estado de pecado mortal (¡y ellos lo saben!) puesto que viven realmente amancebados: sacramentalmente no están casados, ni pueden estarlo mientras viva el otro cónyuge. Y esto es así porque es de Ley Divina ... Pues bien: "curiosamente" (¿?), según la AL, en interpretación de Francisco, o de Schönborn, que es lo mismo, resulta que a ellos sí se les permite el acceso a la sagrada comunión, por increíble que parezca.

Por otra parte, nos encontramos con que casi todos los matrimonios que existen (la mayoría, según dice el Papa), aun cuando hayan sido fieles durante infinidad de años, son nulos, porque sólo recibieron cuatro conferencias, o tal vez ninguna, acerca del matrimonio ... Esto se puede ver y escuchar en el vídeo. 

[Es cierto que en el Vaticano han sustituido la expresión "la mayoría de los matrimonios" por esta otra: "una parte de los matrimonios" ... pero ese escrito, esa afirmación por escrito,  no se corresponde con la verdad de lo que realmente dijo el Papa: hay documentación visual y auditiva para demostrarlo].

Y, claro está: si la mayoría de los matrimonios son nulos, es que los "aparentemente casados" no lo están, en realidad: han vivido amancebados durante toda su vida, pero no han estado casados sacramentalmente ( "no estaban preparados para ello", según Francisco). El testimonio de toda una vida viviendo juntos y siendo fieles mutuamente carece de valor, puesto que no se prepararon adecuadamente para casarse y no sabían lo que hacían. De esta guisa resulta, siendo coherentes, que cada vez que han recibido al Señor en la Eucaristía han estado cometiendo un pecado grave de sacrilegio, para más INRI 

[Evidentemente, esto es una ironía, como he dicho más arriba en una nota explicativa, pero sí es cierto que, a partir de ahora, pueden echar mano (algunos de esos matrimonios) de estas palabras del Papa ... y entonces, amparados en esas palabras, en lugar de luchar por seguir siendo fieles como lo habían estado siendo durante tanto tiempo, podrían aducir que su matrimonio es nulo. ¡Y sanseacabó!. Y esto sí que puede ocurrir perfectamente]

En otras palabras: la "lógica" de este sinsentido nos ha llevado a la conclusión de que, en realidad,  los casados no están casados ... En cambio, los que viven amancebados, en estado de adulterio, pero son fieles entre ellos durante un cierto tiempo, es como si estuvieran casadosa todos los efectos, hasta  el punto de que se les permite la recepción de la sagrada comunión [... y atención, porque eso supondría dar por bueno su estado irregular, anulando el anterior matrimonio, sin causa alguna. No es eso lo que se lee en la Sagrada Escritura]  ¡Bueno, esto es de locura!

El siguiente vídeo de Gloria TV ahonda sobre lo dicho y, además, saca a relucir otro disparate relacionado con el episodio de la mujer adúltera:



Y, mientras tanto, ... los cardenales se quedan tan panchos. No se oyen -apenas- voces discrepantes contra este enorme y gravísimo ataque a la Iglesia, que está teniendo lugar desde su misma raíz, amenazando con destruirla y, además, en poco tiempo, pues cada vez va en aumento el número de cardenales "progres" elegidos por el Papa, al mismo tiempo que va destituyendo o alejando de puestos importantes a aquellos que se mantienen fieles a la Tradición.

Y, sin embargo, a los que así proceden, a los que se enfrentan contra la Palabra de Dios, les digo que no canten victoria, pues se están enfrentando contra el mismo Dios y, más tarde o más pronto (¡más bien pronto que tarde, casi con total seguridad!) Dios intervendrá ... lo hará, sin género alguno de duda ... a su manera ... que es siempre imprevisible ... ¡pero lo hará! ... pues "de Dios nadie se ríe" (Gal 6, 7) ... y menos aún debería de hacerlo el santo Padre (porque eso es lo que parece), dada la enorme responsabilidad que tiene con relación a los fieles católicos, cual es la de transmitir íntegro el mensaje recibido ... ¡No es esto lo que está ocurriendo! ... No nos engañemos ... ¡Porque, desde luego, Dios no va a permitir que su Iglesia se desmorone ...!

Eso sí: serán muy pocos los que permanezcan fieles, pero los habrá; en grupos muy reducidos, ciertamente, pero extendidos por todo el mundo, siendo perseguidos por el Sistema, es decir, por todos, como en los comienzos del cristianismo. Ellos constituirán la verdadera Iglesia

Y llegará un momento en el que, prácticamente, habrá desaparecido la fe de la Tierra [¡en realidad estamos muy cerca de esa situación, si es que no nos encontramos ya en ella!], lo que se conoce como apostasía universal, predicha por Jesucristo como una señal que tendría lugar en las proximidades de los últimos tiempos.

Por cierto, también dijo que casi nadie creería que tal cosa sucedería, por más que muchos de los sacerdotes, obispos y cardenales que aún permaneciesen fieles al Mensaje lo avisaran al pueblo cristiano. No los creerán. Es más, se reirán de ellos.  ¡Hasta ese extremo (¡y más!) llegará la comedura de coco de los cristianos, de la cual ellos mismos serán responsables ... y de ello tendrán que dar cuentas a Dios, por haberse apartado de Él y por haberse acercado al mundo hasta confundirse con el mundo!

Los "católicos" de la nueva era se fabricarán su propia religión, que será muy bien aceptada por el mundo (puesto que dirán al mundo lo que el mundo quiere oír) ... y así vivirán completamente despreocupados, como si estuviesen en la verdad, cuando -en realidad- han renegado de ella y se han fabricado la suya propia. Precisamente entonces, cuando menos se lo esperen (¡no son palabras mías!) vendrá el Hijo del Hombre (cfr Mt 24, 44), con gran Poder y Majestad ... "para retribuir a cada uno según sus obras" (Ap 22, 12)

No deberíamos de olvidarlo. Estas son palabras de Jesucristo, es decir, son Palabra de Dios: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mt 24, 35). Tales palabras, contenidas en la Sagrada Biblia -y de modo especial en el Nuevo Testamento- nos han sido reveladas para nuestro propio bien, para que no nos durmamos  y para que no nos pille desprevenidos ese momento. Y es justo, por esa misma razón, que Jesús nos urge, con inmenso cariño y desvelo por nuestra salvación, y nos dice: "Velad, porque no sabéis en qué día vendrá vuestro Señor" (Mt 24, 42)


José Martí

SOBRE BERGOGLIO: MÁS DESVARÍOS Y MÁS BOLAZOS (Del Blog Catapulta)

Original aquí


Solamente un hombre con un profundo colapso interior -a veces parece estar enajenado- como Jorge Mario Bergoglio, puede afirmar estas barbaridades sobre Lutero y sobre los homosexuales:
Las intenciones de Martín Lutero no eran equivocadas, era un reformador. “Era inteligente, dio un paso adelante, justificando por qué hacía esoY hoy luteranos y católicos, protestantes todos, estamos de acuerdo sobre la Doctrina de la justificación. Sobre este punto tan importante él no estaba equivocado”
[Para Bergoglio ¿la doctrina luterana de la justificación es verdadera ... y la de Trento es falsa y no se puede creer más en ella?]

"Yo creo que la Iglesia no sólo debe pedir perdón, como ha dicho algún cardenal marxista (ríe), no sólo debe pedir perdón a esta persona que es gay,  a la que ha ofendido, sino también pedir perdón a los pobres,  también a las mujeres explotadas, a los niños explotados en el trabajo".

Contra la primera mentira: la Iglesia nunca ofendió a los “gays” sino que, predicando la castidad, los llamó a no pecar más.
Contra la segunda mentira: los pobres, las mujeres y los niños fueron siempre los preferidos de la Iglesia, a los que dedicó incontables obras de caridad,  sin esperar a que Bergoglio los “descubriese”. 

(Ver entrevista del Papa en su vuelo de regreso de Armenia)

De este hombre desvariado y bolacero, y de sus permanentes insultos a la Iglesia, libera nos Domine.
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Las siguientes palabras son usadas coloquialmente en Argentina:

Bolazo: (1) Deformación de la verdad o exageración de la realidad. (2) Dicho, exposición u obra creativa que se consideran disparatados o sin fundamentos.
Bolacero: Persona que dice mentiras, exagera o inventa historias inverosímiles 
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Notas catapúlticas
(1) Los jesuitas serios García Villoslada y Llorca, dicen que Lutero fue “uno de los hombres que más daño han hecho a la humanidad”. (Historia de la Iglesia Católica, Tomo III, BAC, Madrid, 1960, p.667).  ¿Qué se puede esperar entonces de un jesuita muy poco serio como Bergoglio?
(2) El “cardenal marxista” es Reinhard Marx- arzobispo de Munich y consejero áulico de Bergoglio- público defensor de los “gays” practicantes (Ver “Aberraciones posconciliares” en esta entrega)
NOTA: A este propósito sería bueno leer el excelente artículo de Michael Matt (The Remnant) de título: "El papa Francisco, ¿está perdiendo la cabeza? Oren por él"