Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).
En Evangelii Gaudium el Papa Francisco decía que deberíamos quitarnos los zapatos ante la tierra sagrada del otro (EG 36). Esta actitud fundamental atraviesa la entera exhortación. Y es también la razón más profunda para las otras dos palabras clave: discernir y acompañar. Estas palabras no se aplican únicamente a las "situaciones llamadas irregulares" (Francisco hace hincapié en este ¡"las llamadas"!), sino que valen para todas las personas, para cada matrimonio, para cada familia. Todas, de hecho, están en camino, y todas necesitan "discernimiento" y "acompañamiento".
Mi gran alegría ante este documento reside en el hecho de que, coherentemente, supera la artificiosa, externa y neta división entre "regular" e "irregular" y pone a todos bajo la instancia común del Evangelio, siguiendo las palabras de San Pablo: "Pues Dios encerró a todos los hombres en la rebeldía para usar con todos ellos misericordia”.(Rom 11, 32).
[Ya he hablado en mi comentario anterior acerca de la natural división entre "regular" e "irregular", aunque tal división sea considerada por Schönborn -o sea, por Francisco- como artificiosa. Y cita la Biblia para más INRI. Esto me recuerda el episodio de las tentaciones de Jesús en el desierto, cómo el Diablo usaba las mismas palabras bíblicas para engañar a Jesús. Claro que Jesús le respondía con otras citas de la Biblia mucho más claras y explícitas: "No sólo de pan vive el hombre ..." (Mt 4, 4) "No tentarás al Señor tu Dios" (Mt 4, 7)... y a la última y definitiva cuando el Diablo le mostró todos los reinos del mundo y le ofreció todo el poder y la gloria de esos reinos, diciéndole que todo sería suyo si lo adoraba ... Jesús le respondió: "Apártate, Satanás, porque escrito está: 'Al Señor, tu Dios, adorarás; y a Él solo servirás' " (Mt 4,10). Para saber discernir el bien del mal es preciso estar muy unidos a Jesús. De no ser así seremos engañados culpablemente.
Transcribo, a continuación, un texto tomado del libro "La oración", del padre Alfonso Gálvez, pues considero que viene muy a cuento con estas reflexiones. Comienza citando uno de los textos más antiguos de la literatura cristiana, del Pastor de Hermas y luego lo comenta:
"Esos -me dijo- son creyentes; y el que está sentado en la silla es un falso profeta, que destruye la mente de los siervos de Dios; mas destruye la de los vacilantes, no la de los fieles verdaderos. Los vacilantes acuden a él como a un adivino, y le preguntan sobre lo que les va a suceder; y él, el falso profeta, como quien no tiene en sí pizca de fuerza de espíritu divino, les contesta conforme a las preguntas de ellos, según los deseos de su maldad, y llena sus almas a la medida de lo que ellos pretenden. Y es que, estando él vacío, vacuamente responde a gentes vacuas; porque, cualquier cosa que se le pregunta, responde conforme a la vacuidad de quien le pregunta. Sin embargo, no deja de decir algunas palabras verdaderas, pues el diablo le llena de su propio espíritu, a ver si logra así hacer pedazos a alguno de los justos".
El falso profeta, por lo tanto, aparece con aires doctrinales y de suficiencia, con doctrina propia, independiente y distinta de la del Magisterio de la Iglesia -está sentado en la silla-, y la destrucción que lleva a cabo de los siervos de Dios comienza siendo doctrinal.
Pero los fieles destruidos no son los fieles verdaderos sino los vacilantes; o aquellos que, en el fondo de su corazón, ya han hecho una opción contra Dios. Estos vacilantes, aunque ya han decidido a favor de su egoísmo, buscan, no obstante, una cierta seguridad, y por eso preguntan al falso profeta, como si fuera un oráculo. El cual les contesta según los deseos de su maldad y lo que ellos quieren oír, y no según la verdad.
Aunque no deje de decir también cosas verdaderas, en un entresijo de verdades a medias mezcladas con falsedades, con el fin de dar más apariencia de verdad a sus reclamos y engañar así mejor a unos y a otros.
Al verdadero creyente no le queda otra salida, ante todo esto, que la de la obediencia humilde a la verdadera Iglesia y la práctica de la oración].
El Papa Francisco ha puesto su exhortación bajo el LEMA: "Se trata de integrar a todos" (AL 297), porque se trata de una comprensión fundamental del Evangelio: ¡Todos necesitamos misericordia! "El que esté libre de pecado que tire la primera piedra" (Juan 8: 7). Todos nosotros, independientemente del matrimonio y la situación familiar en la que nos encontramos, estamos en camino. Incluso un matrimonio en el que todo "va bien" está en camino. Debe crecer, aprender, superar nuevas etapas. Conoce el pecado y el fracaso, necesita reconciliación y nuevos comienzos, y esto hasta edad avanzada. (AL 297).
[Por supuesto que sí ... pero debe de tratarse de una integración que pase por el arrepentimiento de los pecados, el propósito de enmienda y la confesión auricular de esos pecados al confesor, quien actúa “in persona Christi” y tiene poder de perdonar los pecados: “Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. Es Cristo mismo quien perdona, actuando en el sacerdote que confiesa. Ahí es donde se debe de integrar a todos… aunque tengo la impresión de que no es esa la integración a la que se refiere Francisco. Y, sin embargo, no hay otro camino, pues “ningún otro Nombre se nos ha dado por el que podamos salvarnos” (Hech 4, 12)]
El Papa Francisco ha conseguido hablar de todas las situaciones sin catalogar, sin categorizar, con esa mirada fundamental de benevolencia que tiene algo que ver con el corazón de Dios, con los ojos de Jesús, que no excluyen a nadie (AL 297), que acogen a todos y a todos conceden la "alegría del Evangelio".
[No sé por qué me da la impresión de que el cardenal Schönborn está haciéndole la pelota a Francisco. Tal vez es que soy mal pensado … pero me da esa impresión: la mirada del Papa que mira con los ojos de Jesús, etc … Por supuesto que eso sería lo deseable, pues no otra cosa es la santidad. Y a eso estamos llamados todos los cristianos. En ser Cristo para quienes lo desconocen. Pero, en fin … yo no veo en la mirada de Francisco los ojos de Jesús, a fuer de ser sincero. Tal vez tenga un problema oftalmológico y deba de acudir pronto al oculista. ¡Ojalá que yo pudiera tener esa visión de Francisco a la que alude Schönborn ... pero hay tantas cosas que dice que contradicen las enseñanzas de Jesús, que tal visión me es imposible tenerla]
Por eso la lectura de Amoris laetitia es tan reconfortante. Nadie debe sentirse condenado, nadie despreciado. En este clima de acogida, la enseñanza de la visión cristiana del matrimonio y de la familia se convierte en invitación, estímulo, alegría del amor en la que podemos creer y que no excluye, verdadera y sinceramente, a nadie. Por eso, para mí Amoris laetitia es, sobre todo y en primer lugar, un "acontecimiento lingüístico", como lo fue Evangelii gaudium. Algo ha cambiado en la enseñanza eclesial.
[Si se tratase de que algo ha cambiado en la enseñanza eclesial en cuanto a la didáctica y al modo de explicar el Evangelio a la gente, con el objetivo de que éste les fuera más asequible y ello les llevara a conocer mejor a Jesús y a amarlo cada día más, cumpliendo sus mandamientos … ¡bienvenidos sean tales cambios disciplinares!. Aunque me da a mí que no es a eso a lo que se refiere, por desgracia.
Por eso hay que estar con el ojo avizor para no dejarnos engañar, pues dice Jesús que los falsos profetas son como lobos que vienen disfrazados de ovejas para devorarlas. Y también dice que tenemos que ser sencillos como palomas y prudentes como serpientes. Ambas cosas. Y la regla para discernir un buen pastor de un mal pastor nos la dio el mismo Jesús: “Por sus frutos los conoceréis” (Mt 7, 20).
¿A qué frutos se está refiriendo el Señor, aquellos que el Padre busca? ¿Y qué tenemos que hacer para dar buenos frutos? No existe ningún problema vital cuya solución no se encuentre en el Evangelio. Y esto ocurre independientemente de la época o del lugar en el que se esté desarrollando nuestra vida. Aquí tenemos la respuesta que Jesús nos da: “Permaneced en Mí y Yo en vosotros” (Jn 15, 4). “El que permanece en Mí y Yo en él, ése da mucho fruto, porque sin Mí no podéis hacer nada” (Jn 15, 5). “Permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos permaneceréis en mi amor, como Yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su Amor” (Jn 15, 9-10). “Éste es mi mandamiento: Que os améis los unos a los otros como Yo os he amado” (Jn 15, 12).
Se trata, pues, de permanece en Él, de permanecer en su amor, para lo cual debemos de guardar los mandamientos, siendo el mandamiento principal el del Amor: éste los engloba a todos. Pero no debemos de amarnos con cualquier amor sino con el mismo Amor con el que Jesús nos ha amado ... un amor que se manifiesta en la guarda de sus mandamientos, al igual que Él guardó los mandamientos de su Padre. El amor a los demás es importante, pero ocupa el segundo lugar, viene después ... como consecuencia del amor a Jesucristo. Esto es algo esencial en el cristiano y lo que da sentido a su vida. Sin el amor de Jesús todo amor a los demás es pura mentira, en el sentido de que no es un verdadero amor, en el sentido de un amor crucificado, hasta dar la vida por el otro (Jn 15, 13), no es un amor crucificado. Así pues ... ¡atentos al nuevo lenguaje … no vaya a ser que nos quieran cambiar también la doctrina y entonces nos quiten a Jesús de nuestra vida! Esto no debe de ocurrir bajo ningún concepto. Y si tal ocurriese sería una señal inequívoca de que el camino que nos enseñan es un camino equivocado ... y de que no debemos de andar por él si no queremos extraviarnos y perdernos. Sólo Jesucristo es el Camino. Y la Luz. Siguiéndole a Él tenemos la absoluta seguridad de no errar y de no desviarnos: "El que me sigue no andará en tinieblas sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8, 12)]
Este cambio de lenguaje se percibía ya durante el camino sinodal. Entre las dos sesiones sinodales de octubre de 2014 y octubre de 2015 se puede ver claramente cómo el tono se ha enriquecido en estima, cómo se han aceptado sencillamente las diversas situaciones de la vida, sin juzgarlas ni condenarlas inmediatamente. En Amoris laetitia ha pasado a ser el tono lingüístico constante. Detrás de esto no hay, por supuesto, solamente una opción lingüística, sino un profundo respeto ante cada persona que nunca es, en primer lugar, un "caso problemático", una "categoría", sino un ser humano inconfundible, con su historia y su camino con y hacia Dios.
[Nunca en la historia se ha dado el caso de nadie que haya respetado más a las personas que los verdaderos cristianos: para un cristiano cada persona tiene un valor infinito porque Jesucristo ha dado su Vida por ella. Pero precisamente porque las personas nos importan es necesario, a veces, reprenderlas al objeto de que no se desvíen y se pierdan: “No es propio de uno que sirve al Señor pelearse sino ser amable con todos, hábil para enseñar, paciente, que corrija con mansedumbre a los que disienten por si Dios les da un arrepentimiento que les lleve a reconocer la verdad” (2 Tim 2, 24-25). En lo que concierne al lenguaje oigamos lo que dice san Pablo a Timoteo: “Esto has de enseñar, advirtiendo encarecidamente, en la presencia de Dios, que no se discuta sobre palabras, que no vale para nada, más que para la perdición de quienes lo están escuchando” (2 Tim 2, 14). De modo que cuidado con el lenguaje, no vaya a ser que, cambiando el lenguaje, estén cambiando, también, la Doctrina].
Ya conocemos lo que dijo el Papa en la rueda de Prensa en su vuelta de Lesbos a Roma cuando fue preguntado acerca de si había cambiado algo en la Iglesia con la Amoris Laetitia. Francisco remitió al cardenal Schönborn que, según él, es un destacado teólogo. Aquí están la conversación y el vídeo correspondiente:
Duración: 49 segundos
Durante su vuelo de Lesbos a Roma, Francisco responde a la pregunta sobre si Amoris Laetitia cambia algo para los adúlteros que no pueden recibir la comunión: "Podría decir 'sí' y punto. Pero ésta sería una respuesta demasiado corta. Recomiendo a todos leer la presentación hecha por el cardenal Schönborn, que es un gran teólogo. Él es miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe y está familiarizado con la doctrina de la Iglesia. En su presentación su pregunta encontrará una respuesta". Schönborn es el pro-homosexual y pro-divorcio cardenal de Viena.
A continuación podemos leer el documento del cardenal Schonbörn al que elpapa Francisco dice que hay que remitirse para interpretar correctamente la
Amoris Laetitia. Ese documento hay que leerlo, pues, como escrito por el propio Francisco quien, lógicamente, no va a desdecirse de sus propias palabras. Puesto que lo acompañaré de algunos comentarios personales, este post constará de varias entradas hastacompletar todos los comentarios pertinentes de dicho documento. Mis opiniones van entre corchetes y en color azulado.
La tarde del 13 de marzo de 2013, las primeras palabras que el Papa recién
elegido, Francisco, dirigió a las personas en la plaza de San Pedro
y a todo el mundo fueron: “Buenas tardes".
Tan sencillos como este saludo son el lenguaje y el estilo del nuevo texto del
Papa Francisco. La Exhortación no es tan breve como este simple saludo, pero sí
tan realista. En estas 200 páginas el Papa Francisco habla de "amor en la familia" y lo hace de una
forma tan concreta y tan sencilla, con palabras que calientan el corazón como
las de aquel buenas tardes del 13 de marzo de 2013. Este es su estilo, y él
espera que se hable de las cosas de la vida de la manera más concreta posible,
sobre todo si se trata de la familia, de una de las realidades más elementales
de la vida.
Para decirlo ya de antemano: los documentos
de la Iglesia, a menudo, no pertenecen a un género literario de los más
asequibles. Este texto del Papa es legible. Y el que no se deje asustar por su
longitud encontrará alegría en la concreción y el realismo de este documento.
El Papa Francisco habla de las familias con una claridad que pocas veces se
encuentra en los documentos del magisterio de la Iglesia.
[Yo no diría que es tan legible,
la verdad. En primer lugar, son 264 páginas; en segundo lugar no se aprecia un
rigor lógico en su lectura, saltando de unos puntos a otros que vienen a decir
lo mismo; tiene, además, inmensidad de citas (casi todas suyas), con la
particularidad de que, por una parte, las citas de santo Tomás de Aquino están tergiversadas,
lo que no es honesto; y, por otra, las citas de la Lumen Gentium y de la
Gaudium et Spes están incompletas, de modo que lo que él dice no coincide con
lo que dicen esas citas … si se lee todo el párrafo al que alude y no sólo una
parte. Sinceramente, prefiero leer la Humani Generis y la Mystici Corporis Christi,
ambas encíclicas de Pío XII, que son muy clarividentes y no son tochos … de
manera que eso que dice Schönborn de los géneros literarios es bastante subjetivo, y máxime en este caso concreto. Por cierto, el proceso de beatificación de Pío XII parece
que se ha archivado, no habiendo motivos para ello, pese a lo que diga
Francisco. Léase aquí lo que opina Fray
Gerundio al respecto)]
Antes de entrar en el texto, me gustaría decir, de una manera muy personal, el por qué
lo he leído con alegría, con gratitud y, siempre, con gran emoción.
En la enseñanza eclesial sobre el matrimonio y la familia a menudo hay una
tendencia, tal vez inconsciente, a abordar, con dos enfoques, estas dos
realidades de la vida. Por un lado están los matrimonios y las familias
“normales", que obedecen a la regla, en los que todo está "bien” y
está "en orden", y luego están las situaciones
"irregulares" que plantean un problema. Ya el mismo término
"irregular" sugiere que hay una clara distinción.
Por lo tanto, el que se encuentra en el lado de los "irregulares" tiene que
dar por sentado que los "regulares" están en la otra parte. Sé
personalmente, debido a mi propia familia, lo difícil que es esto para los que
vienen de una familia “patchwork”. En
estas situaciones las enseñanzas de la Iglesia pueden hacer daño, pueden dar la sensación de
estar excluidos.
[Bueno,
no pienso que sea tan grave el llamarle a las cosas por su nombre. Del que está
casado se puede decir que su situación es la de estar casado; y esta situación
es diferente de aquella de los que no están casados. Un hombre es un hombre y
una mujer es una mujer. Una cosa es ser un hombre y
otra ser una mujer. El que exista esta diferencia no es para rasgarse las vestiduras; es lo más normal del mundo; y no tiene por qué plantear
ningún problema ... en principio … a menos que queramos fabricar nosotros la
realidad la cual sería distinta para cada persona: no existen verdades objetivas.
No se puede estar seguro de nada excepto de que no se puede estar seguro de
nada (contradicción). Así se explica, por ejemplo, el tema, tan extraño, que se está dando hoy día acerca de la
transexualidad. Según te sientas eso eres; lo que es una gran mentira, a todas luces.
Se es lo que se es. ¿Por qué es tan problemático aceptar la realidad tal y como ésta es?
Pues
bien: En el caso del matrimonio se llama “irregular” a aquella situación en la
que uno de los cónyuges le es infiel al otro y vive en adulterio. Tanto la infidelidad
como el adulterio son situaciones objetivas que expresan una realidad, algo que
ocurre, algo que está ahí; y son de tal calibre que, según el Evangelio, quienes actúan de ese modo se encuentran en una
situación de pecado mortal, a la que ahora se le llama “irregular”. Pero, se le llame como se le llame, es una situación diferente a la de aquellos cónyuges que se
esfuerzan en ser fieles y en cultivar su unión, a lo que ahora se le llama
situación “regular”. ¿Cómo se puede pretender que sea lo mismo una cosa que
otra? ¿Cómo se puede admitir, en buena lógica, que todos los colores son el
mismo color y no se diferencian en nada? ¿Cómo admitir que es igual estar en gracia que no estarlo? El que está en pecado no puede estar, al mismo tiempo, en gracia. El pecado y la gracia son incompatibles. El pecado es el rechazo de Dios y de sus leyes y la gracia conlleva el amor de Dios y de su voluntad. Imposible amar a Dios y, simultáneamente, odiarlo. Son situaciones diferentes. En términos "actuales": las situaciones "irregulares" no se pueden considerar igual que las situaciones "regulares", por la sencilla razón de que no lo son. Es pura evidencia. El vínculo que se crea entre un hombre y
una mujer, unidos en matrimonio, ciertamente es indisoluble, por voluntad divina: “Lo que Dios
ha unido no puede separarlo el hombre” (Mt 19, 6). Esto es indiscutible ... y es así
porque así lo ha hecho Dios. Ahora bien: Dios nunca pide imposibles, no pide nunca nada al hombre o a la mujer que éstos no puedan llevar a cabo. De hacerlo, sería un Dios injusto ... y no es el caso, precisamente:"Fiel es Dios que no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas; antes bien, con la tentación os dará también el modo de poder soportarla con éxito"(1 Cor 10,13). No existe
ningún matrimonio que no pase por situaciones críticas; a veces, de una enorme dificultad … y es entonces, precisamente entonces, cuando
más ayuda necesitan (ambos) para reforzar su fidelidad. Son situaciones en las que el
verdadero amor, que siempre es un amor crucificado, sale reforzado. Como
digo, todos –cada uno a su manera- pasan por esas situaciones difíciles … y no
una sino muchas veces, a lo largo de su vida matrimonial. El superar esas pruebas es un ideal, por supuesto, pero no
es un ideal que sólo unos pocos privilegiados pueden llevar a cabo. Eso es
falso de toda falsedad. En el matrimonio cristiano Dios concede la gracia de
estado a los esposos para que sean capaces de superar todos los obstáculos que
se encuentren en su camino, siempre que actúen en conformidad con la Ley de
Dios ... y la ley de Dios es la Ley de la caridad. Vivir conforme a esa Ley no es ser un cristiano "rígido" y sin corazón, que se apega a las normas. Eso es un engaño ... y es que hay que especificar a qué Ley nos estamos refiriendo. La Ley delAntiguo Testamento, interpretada por los fariseos como una serie de normas auténticamente rígidas, le llevó a Jesús a hablarles con dureza, porque "el sábado fue hecho para el hombre y no el hombre para el sábado" (Mc 2, 27). En la Ley del Nuevo Testamento, aquella que Jesús nos trajo, la que llevaba a su plenitud la Ley antigua (cfr Mt 5, 17) las cosas son muy distintas. Y fue en ese contexto cuando Jesús les habló de SU LEY: "Habéis oído ... pero Yo os digo". Un ejemplo: "Habéis oído que se dijo: 'No cometerás adulterio'. Pero Yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya adulteró con ella en su corazón" (Mt 5, 27-28). Y con relación a la indisolubilidad del matrimonio se expresó muy claramente (cfr Mc 10, 1-12). Así: "Cualquiera que repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, adultera" (Mc 10, 12). "Lo que Dios ha unido no lo separe el hombre" (Mc 10, 9). En lo que concierne a las "normas" tenemos que utilizar la palabra "mandamientos". Esto dice Jesús: "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos" (Jn 14, 15). O sea: si no guardamos los mandamientos de Dios, manifestado en Jesucristo, es señal de que ni le amamos ni le conocemos. Así lo dice también san Juan en su primera carta: "En esto sabemos que le conocemos: si guardamos sus mandamientos" (1 Jn 2, 3). Y añade: "Quien dice: 'Le conozco', pero no guarda sus mandamientos, es un embustero y la verdad no está en él" (1 Jn 2, 4) La Ley que Jesús nos vino a traer es la Ley del amor: "Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros como Yo os he amado" (Jn 13, 34). Tendríamos que averiguar cómo nos ha amado Jesús, mediante la lectura asidua del Nuevo Testamento y la gracia del Espíritu Santo que siempre concede a todo el que se la pide. De hacerlo llegaríamos a la misma conclusión a la que llegó san Pablo, quien dice: "Me amó y se entregó a Si mismo por mí" (Gal 2, 20b). El amor de Jesús por nosotros, por cada uno, le llevó a dar su Vida y, además, en una cruz: "Se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz" (Fil 2, 8). Esa es la razón por la que la cruz está vinculada siempre al amor. "Con Cristo estoy crucificado -decía san Pablo- y vivo, pero no yo, sino que es Cristo quien vive en mí" (Gal 2, 20a); y en ello basaba toda su vida y su predicación: "Jamás me precié de saber entre vosotros otra cosa sino a Jesucristo, y éste crucificado" (1 Cor 2, 2). Y, lógicamente, el verdadero amor, el amor hecho vida, no es posible sin la cruz ... Eso sí: una cruz unida a la cruz de Jesucristo, a quien queremos amar. Pero no debemos olvidarlo: "Si me amáis, guardaréis mis mandamientos". Aunque ello nos haga sufrir es sólo en la guarda de sus mandamientos (que supondrá una cruz en nuestra vida) donde se hará patente el amor que decimos tenerle al Señor. Y sólo así seremos realmente felices: "Si estas cosas entendéis, seréis dichosos si las ponéis en práctica" (Jn 13, 17) La conclusión se impone por sí misma. El sacerdote debe acompañar, comprender, ayudar, integrar, etc ... (todos los verbos que se quieran poner, con el mismo significado) a quien se encuentra en una situación "irregular", pero tal ayuda sólo se la podrá proporcionar si sus consejos y su acompañamiento le llevan a estar en paz con Jesucristo, mediante el arrepentimiento de sus pecados y la confesión sacramental. O sea: mediante la guarda de sus mandamientos. Cualquier otra receta, que no pase por la puerta, que es Cristo, es un veneno para quien la tome.]
No sé por qué, pero me sospecho que las listas de futuras candidatas al Diaconado, van a ser mucho menos femeninas de lo que se piensa. No sé por qué, pero me malicio que las mujeres que aspiran a la verdadera santidad no estarán en los listados de promoción al femidiaconado. Y las mozas que sean verdaderamente femeninas, tampoco.
Tiene uno ya muchos años y mucha experiencia como para poder dibujar el perfil de las candidatas a colocarse la estola cruzada, con la esperanza de ponerse muy pronto la mitra. No hay más que ver las fotografías de las obispas luteranas y anglicanas, y se hace uno la composición de lugar, para “situar” a las candidatas católicas a las que Francisco va a abrir el Sacramento. Aplicando la ley de paridad, una diaconisa (alternando) con un diácono. Una estola Channel o una estola Arcoiris con una estola del tiempo litúrgico. Iglesia abierta para todos (y todas).
Posibles candidatas
Se ha armado un escándalo en el claustro cuando he dicho a mis novicios modernistas que no me gusta este Papa. Pero es verdad. Se las da de muy abierto y progresista y en realidad es un conservador trasnochado. Porque eso de comentar de forma espontánea que se va a estudiar el diaconado de las mujeres, jaleado ante las Superioras Generalas –todas con gana de mitra también- y ante la prensa -codiciosa de novedades heréticas- es algo eminentemente reaccionario. Amén de oportunista, claro.
Porque este tema ha sido muy repetidamente tratado por los embobados del post-concilio. Hace más de treinta años que vengo oyendo hablar de esta posibilidad real. Que si hubo diaconisas, que si no las hubo. Que si eran jefazas, que si no. Que si se dedicaban a la caridad, que si no sólo a eso. Que si convienen, que si no….
Este tema ha estado en la mente y en la boca (y en los libros) de todos los teólogos progresistas de las últimas décadas. El mismo Kasper ya está enredando con este tema. Y hasta el diplomático Parolín habla ya de la posibilidad de que la mismísima Secretaría de Estado sea feminizada en breve. Si Merry del Val levantara la cabeza ...
Una Secretaria de Estado, un Defensor de la Fe. Una Prefecta de los Obispos, uno de la Evangelización de los pueblos: ¡qué bonito, qué masónico, qué misericordioso con el género!
????????????
Pues sí. Francisco es conservador. Lo que tiene que hacer es hablar, ya de una vez por todas, de las diaconisas vueltas a casar, diaconisas lesbianas y diaconisas/os trasversales (que diga transexuales), porque éste será el final. Total, para estar dos años como con el pasado Sínodo de la Familia, dando la matraca con las discusiones, la sinodalidad, la democracia eclesial y la apertura a que se diga lo que se piensa (con toda libertad para escuchar opiniones dispares) … pues nada: que el infalible Francisco, con bastón de mando y con rostro solemne, se salte a la torera toda la tradición (no hay problema, porque se la salta a diario) y declare, defina, y mande que a partir de ahora puede haber diaconisas con mando en plaza. Urbi et Orbe. Y si están en situación irregular, no pasa nada. ¿Para qué esperar más? El tiempo pasa rápido y la destrucción se debe hacer con premura. No nos andemos por las ramas:
¡¡Diaconisas Súbito!!
Lo malo es que una vez ordenadas, tras un largo estudio exegético-histórico, poco van a poder hacer las pobres. Dicen que podrían bautizar y casar. Pero bueno, en realidad, si ya no hace falta bautizar a nadie, van a estar en el paro bergogliano muy pronto.
Bautizar es proselitismo agudo. Y eso no debe permitirse en un mundo globalizado, mahomizado, budizado y luterizado. Sería ir contra las conciencias. Y en cuanto a casar a novios, pocos van a poder casarse, pues ya de entrada todos tienen la nulidad concedida, por el método-francisco-express, mucho antes de llegar al altar.
Total, que se van a sentir muy agraviadas cuando vean que no tienen trabajo y, por eso mismo, solicitarán la mitra de género en pocos años. Razón de más para concederles, ya mismo, esta última posibilidad. Es posible que estas obispas tengan más reaños que los obispos actuales, al menos así lo parecen algunas de ellas, más cercanas a Tarzán de los Monos que a don Floripondio del Albornoz. Ya me entienden.
Voy a escribir a la Santa Sede solicitando la creación de una Comisión que estudie si se puede mandar a un Obispo -de Roma supongamos-, a tomar los buenos aires a su pueblo ... si se diera el caso, meramente supuesto, de que estuviera sembrando herejías y disparates variados: este estudio no iría contra la Tradición, pues nunca hasta ahora se ha hecho eso ... y sí que sería verdaderamente moderno y progresista. Pero me apuesto la cogulla a que no se atreven a sinodalizar este tema.
Nunca dice todo lo que tiene en mente, sólo deja adivinarlo. Permite que todo sea puesto en discusión. Así todo se vuelve opinable, en una Iglesia en la que cada uno hace lo que quiere
ROMA, 13 de mayo de 2016 – Cómo funciona el magisterio del papa Francisco lo explicó hace pocos días un protegido suyo, el arzobispo Bruno Forte. Contó que durante el Sínodo sobre la Familia, de la cual él era secretario especial, el Papa les dijo:
"Si hablamos explícitamente de comunión a los divorciados que se han vuelto a casar, usted no sabe cuánto lío provocamos. Entonces no hablemos en forma directa, háganlo en forma que se expliciten las premisas, luego yo extraeré las conclusiones".
Así, gracias a este "sabio" consejo – prosiguió Forte – las cosas han ido "madurando" y llegó la exhortación papal "Amoris laetitia", en la cual los reformistas han encontrado lo que querían.
La de Forte no es una confidencia arrebatada por la traición. La dijo desde el palco del teatro de la ciudad de Vasto, de la que es arzobispo, frente a una platea llena de gente. "Típico de un jesuita", comentó después con una sonrisa.
Porque Francisco obra justamente así. Jamás dice lo que tiene en mente, sólo hace que uno lo adivine. Y deja correr las interpretaciones incluso más disparatadas sobre lo que dice y escribe.
Se puede entender que en conversaciones privadas se use también este estilo de aproximación. Pero Jorge Mario Bergoglio lo ejercita sistemáticamente en público, en sus actos de magisterio oficial, aún cuando todos esperan que extraiga conclusiones y dé una respuesta clara y definitiva.
Respecto al magisterio de los Papas anteriores, esculpido en roca, limado palabra por palabra, inequívoco, el de Francisco es un momento crucial.
"Amoris laetitia" es la prueba flagrante. Al leerla, el cardenal y teólogo alemán Walter Kasper, quien desde hace décadas es el partidario más aguerrido de la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar, no tuvo dudas: los reformistas como él, declaró en forma exultante, tienen ahora "viento en popa para resolver esas situaciones en una forma humana".
Pero otro cardenal teólogo connacional, Gerhard Müller, leyó lo contrario. Ha dicho que no hay nada, en la "Amoris laetitia", que derroque el magisterio sempiterno de la Iglesia, el cual prohíbe esa comunión. Müller no es un cualquiera, es el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, es decir, la instancia suprema de control de la doctrina.
Pero el que cree en este punto que Francisco debe decir con claridad de parte de quien está, ciertamente resultaría decepcionado, porque en el interín el Papa promovió un tercer cardenal, el austríaco Christoph Schönborn, como máximo intérprete de su confianza para la exhortación post-sinodal. Es un cargo que Schönborn está desempeñando a la perfección, con explicaciones al estilo Bergoglio, con interpretaciones totalmente nuevas, sobre el límite ambiguo entre la doctrina considerada inmutable y las aplicaciones pastorales que deben ser nuevas y mutables.
No a las puertas cerradas, no a las revoluciones. Pero la tercera vía ideada por Francisco no es en absoluto inmovilizadora. Todo lo contrario.
Al poner en discusión lo que antes de él aparecía como definitivo ha abierto un proceso que concede igualdad de ciudadanía a las opiniones más irreconciliables, y en consecuencia también concede más acceso a los reformistas.
Quizás el ejemplo insuperado de esta invención suya lo dio Bergoglio el pasado mes de febrero, cuando fue a visitar a la Iglesia luterana en Roma (ver foto).
Una protestante casada con un católico le preguntó si podía también ella recibir la comunión, junto con su esposo. Él le respondió vertiginosamente con un sí, un no y no sé, lo cual dejó entrever, al final, cuál conclusión extraer, si no ésta: "Es un problema al que cada uno debe responder".
Inútilmente el cardenal Müller, en los días posteriores, se esforzó en poner de manifiesto sobre este punto que la doctrina de la Iglesia no había cambiado. Porque ciertamente el Papa la ha tornado opinable, en primer lugar él, con su decir, desdecir y contradecir.
Ofrecen una hermosa resistencia los obispos y cardenales de África, o los de Europa oriental, o los de la escuela de Wojtyla y Ratzinger. El cardenal Kasper ha comprendido muy bien cómo están las cosas ahora: "Hay libertad para todos. En Alemania se puede permitir lo que en África está prohibido".
Con el papa Bergoglio avanza un nuevo modelo de Iglesia, líquida, multicultural.
Tomado del Blog de Stat Veritas. Noticia vista en Secretum Mihi Meum. Si se leen los originales se verán que el tema está relatado por diversas fuentes de información que, lógicamente, vienen a decir lo mismo, de modo que tomaré sólo una de ellas para no ser repetitivo (señalando si hay algún cambio o adición en la información del resto de medios informativos)
Ciudad del Vaticano, 12 may (EFE).
- El papa Francisco anunció hoy su intención de crear una comisión que estudie la posibilidad de que también las mujeres puedan ser diáconas.
"Es una posibilidad a día de hoy", respondió Francisco a la pregunta de una religiosa durante la audiencia que concedió a la Unión Internacional de las Superiores Generales.
El diaconado es el grado de consagración anterior al del sacerdocio y en el que se pueden administrar algunos sacramentos, como el bautismo y el matrimonio, que actualmente sólo pueden recibirlo los hombres.
Ante las 900 superiores generales de varios institutos y congregaciones religiosas reunidas hoy en esta audiencia, Francisco mostró su disposición por primera vez a que también haya mujeres diáconas.
A la pregunta de una de ellas de por qué no instituir una comisión oficial que estudie esta posibilidad, Francisco explicó que hace tiempo comentó con un "sabio profesor" el tema de las "diáconas en los primeros siglos de la Iglesia, pero no se sabía realmente qué papel desarrollaban y, sobre todo, si habían sido ordenadas o no".
"¿En cuanto a crear una comisión oficial que pueda estudiar la cuestión?, creo que sí. Sería hacer el bien de la Iglesia y aclarar este punto. Estoy de acuerdo y hablaré para que se pueda realizar algo así. Acepto la propuesta. Me parece algo útil esta comisión que aclare bien las cosas".
Esta posibilidad ya había surgido durante el Sínodo de los obispos del pasado octubre de 2015, cuando el arzobispo canadiense Paul-André Durocher, durante su intervención, propuso al resto de obispos la posibilidad de estudiar que también las mujeres pudieran ordenarse como diáconas.
Según el concilio Vaticano II, las funciones litúrgicas y pastorales del diácono son: "administrar solemnemente el bautismo, reservar y distribuir la Eucaristía, asistir al matrimonio y bendecirlo en nombre de la Iglesia, llevar el viático a los moribundos y leer la sagrada Escritura a los fieles".
También figuran las funciones de "instruir y exhortar al pueblo, presidir el culto y oración de los fieles, administrar los sacramentales (y) presidir el rito de los funerales y sepultura".El diaconado se consideró durante mucho tiempo como una etapa hacia el sacerdocio, pero el concilio Vaticano II restableció el diaconado permanente, accesible a hombres casados, que asisten a los curas o los sustituyen en algunas ceremonias.
En la Iglesia, los diáconos pueden pronunciar el sermón durante la misa y oficiar bautizos, bodas y funerales. En cambio, los curas son los únicos que pueden celebrar la eucaristía o confesar a los fieles.
El pontífice argentino descartó que las mujeres puedan ser curas, explicando que sus predecesores, en particular Juan Pablo II, ya habían examinado atentamente esa propuesta antes de rechazarla.
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Actualización May-12-2016 (16:50):
Interrogado sobre el tema, el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi, no quiso confirmar la noticia hasta que consulte directamente al Pontífice.
NOTA: Con relación a este tema de las diaconisas se puede leer el artículo de Religión en libertad del 13 de Mayo pinchando aquí. También hay un artículo en Infocatólica de una entrevista realizada al hoy Cardenal Müller, en la que también se habla de este asunto.
Bruno Forte, reafirmado: veracidad de la noticia a la que yo hacía referencia en mi entrada del día 6 de mayo. Tomado de Adelante la Fe. Un excelente artículo de Cristhopher A. Ferrara.
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El arzobispo Bruno Forte, elegido especialmente por el papa Bergoglio como Secretario Especial para las dos sesiones del Sínodo Falso, es un hombre sumamente arrogante.
Porque sólo la arrogancia suprema explicaría su declarada inserción en el informe intermedio del Falso Sínodo 2014 (con aprobación de Francisco), de aquellas infames afirmaciones sobre “valorar” la “orientación homosexual” y reconocer que las “uniones homosexuales” pueden proveer un “valioso soporte para la vida de las parejas” cuando practican la sodomía.
Bruno & Jorge
Y sólo la suprema arrogancia explicaría la revelación frontal de Bruno sobre lo que de cualquier manera sabemos desde hace tiempo: que todo el “proceso sinodal” estuvo manipulado por Francisco para encaminar su proyecto mimado hasta su desenlace predeterminado: una “exhortación apostólica” post-sinodal que permita la admisión de los divorciados “vueltos a casar” a la sagrada comunión, así como fueron admitidos durante el ejercicio de Francisco en el arzobispado de Buenos Aires.
En su suprema arrogancia, Forte no vio inconvenientes en informar a los asistentes de la conferencia de prensa del 3 de mayo sobre Amoris Laetitia que durante el Sínodo, Francisco hizo una broma (“una battuta”) diciendo que“si hablamos explícitamente sobre la comunión para los divorciados vueltos a casar armaremos un tremendo lío.” Entonces, Francisco le dijo a Bruno:“no hablaremos de esto abiertamente; háganlo de tal manera que las premisas estén ahí, luego yo sacaré las conclusiones.”
A lo que Bruno agregó: “típico de un jesuita.” El relato de la prensa nota que Bruno se refirió con esto a que Francisco el jesuita mostró una “sabiduría que facilita la maduración necesaria para arribar en Amoris Laetitia.” Este comentario encaja perfectamente con la afirmación del mismo Francisco—o más aún con su advertencia—al final del Sínodo Falso del 2014: “Tenemos todavía un año por delante para madurar, con verdadero discernimiento espiritual, las ideas propuestas y encontrar soluciones concretas a tantas dificultades e innumerables desafíos que las familias deben afrontar.”
Una vez más, Forte no dice nada que no fuera ya perfectamente obvio: que el Sínodo Falso era un mero vehículo para entregar lo que Francisco ya había decidido hacer. Sin embargo, lo sorprendente de la confesión de Bruno es su completa falta de preocupación en revelar explícitamente al mundo que el “viaje sinodal” fue un ejercicio de astucia y engaño diseñado para esconder a los fieles y unos pocos opositores de la jerarquía lo que Francisco tenía en mente desde el comienzo de su pontificado, cuando colmó de alabanzas desde el balcón de San Pedro durante su primer Ángelus la “teología de la misericordia” del cardenal Kasper.
En otras palabras, a Bruno sencillamente no le interesa si el mundo sabe que Francisco estuvo involucrado en una operación de masiva estafa eclesial, culminando en un documento que ataca las mismas bases del orden moral reduciendo la ley natural a una “ley general” y la indisolubilidad del matrimonio a un “ideal”.
De lo que se deduce que a Francisco tampoco le importa dado que, por supuesto, no negarán la revelación de Forte, así como nunca negaron la revelación de la mujer argentina a la que Francisco dio permiso telefónico para recibir la sagrada comunión aunque ella viviera en adulterio con un hombre divorciado. Francisco, sencillamente, dijo a la mujer que haga lo que él ya había planeado permitir a toda la Iglesia universal—pero sólo en “ciertos casos” (código Novus Ordo para referirse inmediatamente a todos los casos).
La revelación de Bruno es significativa por otra razón: confirma la total inutilidad de pedirle a Francisco una “interpretación legítima” de Amoris Laetitia que reafirme la enseñanza inmutable de la Iglesia sobre la imposibilidad de admitir a los sacramentos a los adúlteros públicos. ¿Por qué “interpretaría” Francisco su propio documento en una manera totalmente contraria al objetivo de toda su estrategia y conspiración junto a personas como Forte?
En la dictadura de la misericordia bergogliana, no hay apelación a la justicia.
Los vídeos se explican por sí solos. No requieren de ningún comentario. Están sacados de la página web gloria TV.
Escucharlos nos puede ayudar, en mi opinión, a ser conscientes de la gravísima situación por la que atraviesa hoy la Iglesia ... de manera que no nos dejemos engañar ... porque hay lobos vestidos de ovejas: conozcamos bien nuestra fe para saber discernir entre los buenos y los malos pastores. Nos jugamos mucho en ello.
Matthews McCurke es Director Internacional Adjunto de la Sociedad para la Protección de los Niños no Nacidos y expuso los errores doctrinales fundamentales así como las ambigüedades de "Amoris Laetitia" a la luz de la doctrina católica sobre la familia en el tercer Foro de Vida de Roma, el viernes 6 de mayo de 2016.
Matthews McCusker
Duración del vídeo 2:23 minutos
Pongo por escrito el contenido del vídeo en español. Lo escrito en este tipo de rojo se refiere al contenido de la AL. La primera cuestión la he localizado en el número 298 de la AL; por eso la traducción que pongo proviene directamente de la página web del Vaticano. En las otras no he podido localizar el número y me limito a la traducción directa del vídeo.
- La fidelidad en el pecado: En su discurso al Rome Life Forum el viernes pasado, Matthews McCusker, Director Adjunto de la Sociedad para la Protección de los Niños no Nacidos, se refirió a Amoris Laetitia cuando se presenta el caso de una segunda unión que es "consolidada con el tiempo con nuevos hijos, con fidelidad probada, entrega generosa, compromiso cristiano, conocimiento de la irregularidad de su situación y gran dificultad para volver atrás sin sentir, en conciencia, que se cae en nuevas culpas" (AL, 298).
. McCusker comenta: "Recuerde que estamos hablando aquí de una unión adúltera, que viola directamente el sexto mandamiento y las palabras de Nuestro Señor en los Evangelios".
- ¿El adulterio beneficioso? Amoris Laetitia también sugiere "el bien de los niños que sufren" si las personas divorciadas vueltas a casar viven juntas por el bien de los niños, pero observando la continencia completa.
. McCusker comenta: "Dar a entender que los niños podrían sufrir debido a que sus padres viven castamente es claramente sugerir que, a veces, puede ser beneficioso para los niños que sus padres continúen cometiendo adulterio."
- Citas inapropiadas: McCusker da cuenta de que Amoris Laetitia utilizacitas de Familiaris consortio y Gaudium et Spes,que hablan de las parejas casadas y las aplica a los adúlteros.
- ¿Dios invita al pecado?En Amoris Laetitia se observan situaciones que contradicen el matrimonio cristiano que, además, pueden ser reconocidas como "lo que Dios mismo está pidiendo".
. McCusker comenta: "Parecería que el documento está sugiriendo que hay casos, en los que Dios puede permitir a una persona, en una situación particular, hacer algo que es objetivamente malo."
Quien desee una mayor y más completa información sobre este tema puede hacerlo fácilmente, haciendo clic en los links que he colocado al principio de esta entrada, aunque el contenido está en inglés. Habría que saber inglés o bien usar el traductor de Google, por ejemplo (aunque no es lo mismo)
En fin: la conclusión a la que llega McCurke es que la Exhortación Apostólica "Amoris Laetitia" no puede considerarse como un medio apropiado para la propagación de la verdad católica.
Coloco por escrito la noticia, tanto en inglés como la traducción en español
The Devil: Pope Francis has sent giftsto the Italian
politician Marco Pannella on the occasion of his 86th birthday. For decades
Pannella has been the voice of Satan in Italy.
He is an anti-Church, pro-divorce, pro-death, pro-drugs and pro-homosex militant, and atheist and the
leader of the infamous Radical Party. In 2014 Pannella received a phone-call
from Pope Francis.
El Diablo: Francisco ha enviado regalosal político italiano
Marco Pannella con motivo de su 86 cumpleaños. Durante décadas Pannella ha sido
la voz de Satanás en Italia.
Él es un anti-Iglesia, pro-divorcio, promotor de la
muerte, promotor de la drogadicción y un militante pro-homosexual, un ateo y líder del infame Partido
Radical. En 2014 Pannella recibió una llamada telefónica de Francisco.