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viernes, 7 de mayo de 2021

El Tradicionalismo, concepto y características

 MARCHANDO RELIGIÓN


Generalmente, cuando se menciona a la tradición se hace hincapié en un conjunto de acervos culturales, de hábitos sociales, costumbres, del folclore de un pueblo, de formas de expresión artísticas, instituciones políticas, etc, todas relacionados siempre con el pasado. Básicamente son aspectos materiales y simbólicos- discursivos que pertenecen a los tiempos pasados de una organización social y que son transmitidos de generación en generación.

Si tomamos el diccionario de la RAE se define al término tradicionalismo como una doctrina filosófica y política que toma a la tradición católica como criterio y fuente de la verdad. También lo caracteriza como un sistema político que consiste en mantener o restablecer las instituciones antiguas. Y además hace referencia al tradicionalismo como una tendencia consistente en la adhesión a las ideas, normas o costumbres del pasado.

La tradición es considerada como una forma de socialización de las nuevas generaciones. Se introduce a los jóvenes integrantes de una comunidad con respecto a contenidos simbólicos ya preestablecidos. Es, además, una forma de integración y cohesión social. Y por último, conforma un elemento distintivo de identidad entre diversas comunidades y sociedades.

En este artículo insistiremos que, además de relacionar a la tradición con aspectos materiales, simbólicos- culturales del pasado de una comunidad en cuestión, será fundamental enfocarse en el aspecto espiritual y los asuntos de la fe. La religión no está desligada de la tradición. De esta manera, buscamos establecer una conexión entre lo material, lo simbólico y lo espiritual.

Pero empecemos a buscar una definición de ¿qué es la tradición?. Para tener un concepto completo nos remitiremos al año 1870 y a Bienvenido Común en su libro titulado La Política Tradicional de España. Allí definía a la tradición como la vida de los pueblos. Este concepto básico abarca prácticamente a todo lo que una comunidad ha engendrado a lo largo de su historia e incluye a los aspectos materiales, simbólicos y espirituales en conjunción con la presencia de principios, dogmas y doctrinas de carácter trascendente, eterno y universal.

Es importante recalcar que la obra citada basa todo su marco conceptual en la religión Católica, en sus principios morales y espirituales. Esto no es un dato menor, ya que existen otras concepciones de tradición por fuera fuera del catolicismo. A lo largo de este escrito explicaremos sobre los fundamentos conceptuales del tradicionalismo católico y que en próximos artículos veremos más en detalle.

Para ejemplificar este concepto citaremos el siguiente párrafo del libro antes mencionado, que será de utilidad para comenzar a desarrollar el tema a tratar.

Los hechos, que engendrados ya por los principios eternos de la justicia y de la verdad, ya por el instinto de la conservación y de la gloria, se elaboran unos a otros de siglo en siglo, juntamente con las evoluciones y vicisitudes por que los pueblos van pasando en la prolongación de las edades, constituyen su historia, sus hábitos, su política, su arte, su literatura, su vida en suma; y esa vida literaria, civil y social, dilatándose de generación en generación, no es ni más ni menos que el conjunto de las tradiciones del pueblo; las cuales, purificándose con el transcurso del tiempo en el crisol de la experiencia, forman a la vez su educación, y transmitiendo a las posteridades sucesivas, las prosperidades y lo infortunios, los errores y las grandezas de los hombres y de los tiempos pasados, constituyen su memoria. (La Política Tradicional de España, páginas 5 y 6)

En este texto que acabamos de transcribir encontramos los elementos salientes que nos van a permitir tener una mayor comprensión del concepto de tradición y sus implicancias en la vida social de los hombres.

En las primeras frases encontramos esta que dice: los principios eternos de justicia y de verdad. Aquí el autor da por entendido de la existencia objetiva de principios que al ser eternos, están por fuera de la historia y pertenecen a una realidad trascendente. O sea, existen principios y valores que definen verdades objetivas atemporales y que no son construcciones sociales de los hombres.

Este conjunto de principios se concretan, se vuelven materia, en el desempeño histórico de una comunidad. Es en la historia por lo tanto, donde se ponen de manifiesto y forman parte del crisol de la experiencia, una frase interesante para desglosar.

Podemos decir que la experiencia de una comunidad o de un pueblo, es la aplicación práctica de estos principios eternos y su desarrollo en la vida social y en una época determinada. Lo verdadero y eterno se manifiesta y se materializa en un tiempo histórico, Adquiere una particularidad en el tiempo que le toca manifestarse e incorpora lo propio de ese momento histórico. Asimismo, la experiencia es acción, es movimiento de ejecución de lo trascendente en la vida del aquí y del ahora. Es de carácter social y por lo tanto, no es una introspección subjetiva e interior.

Otra frase importante: las evoluciones y vicisitudes por que los pueblos van pasando. Aquí se despoja al término evolución de la perspectiva positivista y revolucionario. Una nueva etapa histórica no aniquila a la anterior, todo lo contrario, es en la tradición donde lo únicamente verdadero permanece y se despliega a lo largo de la historia incorporando como propio el aporte de las nuevas generaciones. El sentido del progreso está dado por lo que permanece y no sólo por las “novedades” que surgen en el devenir de la vida. Por lo tanto, la evolución, el cambio y si se quiere el progreso, se produce en el despliegue de lo trascendente, eterno y verdadero en conjunción con lo nuevo que se incorpora como manifestación histórica.

La tradición implica transmitir, dar a la nuevas generaciones lo que las anteriores poseen. Cada generación nueva recibe ese legado, pero a su vez introduce su propia experiencia vital. Pero atención, no puede ni debe haber contradicción entre lo que es transmitido y lo que aporta la nueva generación. Se trata de despliegue no de revolución. Ni tampoco un proceso de interpretación y resignificación hermenéutica del pasado.

Así es que, tal como lo afirmaba Rafael Gambra, la evolución tradicional se halla regida, antes bien, por normas morales que son de carácter universales y eternas , y además que la orientan; y cuyo cumplimiento le brinda , como en la vida de los individuos, su valoración moral. Para Gambra, la tradición no es sólo entrega o acto de entregar el patrimonio de una generación a la siguiente, sino que «el más tradicionalista no es el que sólo conserva, ni el que además corrige, sino el que añade y acrecienta porque sigue mejor el ejemplo de los fundadores: producir y prolongar con el esfuerzo de sus obras. (La Monarquía Social y Representativa página 98).

Otro punto interesante es que, siguiendo a Francisco Elias de Tejada, lo que diferencia a las distintas comunidades políticas no se basa en factores sociales, culturales, étnicos, económicos o geográficos. Lo que diferencia realmente a una comunidad de otra es la tradición y ello hace que exista una diversidad y amplitud de comunidades políticas. Esta tesis la expuso en su obra Las Causas Diferenciadoras de las Comunidades Políticas.

Para este autor, y en concordancia a lo venimos exponiendo, la tradición es el lazo que ata y une esas diferentes empresas o leit motivos de las distintas épocas históricas, dándoles trabazón a ellas. (Las Causas Diferenciadoras de las Comunidades Políticas, página 12)

De esta manera podemos sintetizar lo que la tradición implica. 

La existencia de principios trascendentes, universales y eternos que constituyen el contenido de la tradición.
Éstos se materializan en un momento histórico determinado y en una comunidad concreta.
Además encontramos la presencia del patrimonio perteneciente a las generaciones pasadas que aportaron lo suyo.
También existe lo nuevo del presente, lo actual que aporta cada nueva generación.
Lo nuevo se “alimenta” de lo trascendente y de lo transmitido de las generaciones anteriores, pero a su vez “vive” su momento histórico.
La tradición es la expansión de los principios perennes y universales que permanecen a lo largo de la historia de una comunidad.

En síntesis, la palabra tradición hace referencia a la presencia de un legado que se transmite de generación en generación por obra de un sujeto transmisor a un sujeto receptor. Lo que se transmite es, en su esencia, un conjunto de principios, un acervo permanente de verdades trascendentes y que asumen renovadas formas históricas.

La tradición no es un producto de lo social, sino al revés. Es a partir de la tradición que existe lo social. Es lo que permanece, es ese universo de sentido en donde las generaciones actuales encuentran su sustento.

Así es que el tradicionalismo como doctrina política y social debe ser considerada y valorada como algo más que la reminiscencia del pasado. No es la nostalgia de un mundo del pasado o de una edad dorada. Es una doctrina de lo trascendente, de lo universal, de lo perenne que constituye el fundamento objetivo de todo ordenamiento social. En la tradición se hace presente la verdadera esencia metafísica y espiritual de un pueblo

Lamentablemente, las concepciones individualistas y materialista propias de la modernidad y el influjo del ideario revolucionario, construyeron una especie de velo que impide identificar la presencia, repetimos, objetiva, de la Verdad expresada en la tradición. En futuros artículos trataremos sobre este tema.

Leonardo Olivieri