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martes, 23 de octubre de 2018

Intervención del cardenal Sarah en el Sínodo de los jóvenes 2018





Los jóvenes y la enseñanza sobre la doctrina moral (IL 196-197)

Los jóvenes han presentado varias peticiones en el ámbito de la doctrina moral. Por un lado, piden claridad por parte de la Iglesia sobre cuestiones que les preocupan de manera especial: libertad en todos los ámbitos y no sólo en las relaciones sexuales, la no discriminación por motivos de orientación sexual, la igualdad entre hombres y mujeres, también dentro de la Iglesia, etc. (cf. IL 53). Por otro lado, piden una discusión abierta y sin prejuicios sobre cuestiones morales, e incluso esperan un cambio radical, un giro real de la enseñanza de la Iglesia en esos ámbitos. En práctica, piden “que la Iglesia cambie su enseñanza”(Documento Final, Encuentro Presinodal, II Parte, n. 5).

Sin embargo, la doctrina de la Iglesia sobre dichas cuestiones es clara: basta con citar el Catecismo de la Iglesia Católica (cf. Sección II, Capítulo II, Art. 6). La doctrina de la Iglesia es clara, sobre todo, respecto a la ampliamente discutida cuestión de la homosexualidad (cf. CCC ns. 2357-2359; los dos documentos de la Congregación para la Doctrina de la Fe: Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, de 1986; Algunas consideraciones acerca de la respuesta a propuestas legislativas sobre la no discriminación de las personas homosexuales, de 1992). 

Que las personas a las que hacen referencia estos documentos no compartan su contenido, es otro tema; pero la Iglesia no puede [NO DEBERÍA] ser acusada de falta de claridad. En todo caso, lo que hay es una falta de claridad por parte de algunos pastores cuando exponen la doctrina. En este caso, la persona que ejerce el munus docendi debería hacer un examen profundo de conciencia ante Dios.

Se trata, por lo tanto, de proponer con valentía y honestidad el ideal cristiano manteniendo la doctrina moral católica, y no diluyéndola escondiendo la verdad con el fin de atraer a los jóvenes en el seno de la Iglesia. Los mismos jóvenes lo expresan en el documento final del Encuentro Presinodal: “Los jóvenes tienen muchas preguntas acerca de la fe, pero desean respuestas que no sean diluidas o con fórmulas pre-fabricadas” (Documento Final, Encuentro Presinodal, III Parte, n. 11).

Tal vez deberíamos recordar el pasaje del Evangelio en el que Jesús no reduce la exigencia de su llamada al joven rico que quiere que le siga (cf. Mc 10, 17-22). Además, una característica inconfundible de los jóvenes es su deseo de continua búsqueda de ideales altos y exigentes en todos los ámbitos, no sólo en el de los sentimientos y emociones, o del trabajo, sino también en ámbitos como la justicia, la transparencia en la lucha contra la corrupción, en el respeto de la dignidad humana. Menospreciar el sano idealismo de los jóvenes puede causarles un grave daño, porque cierra las puertas a un verdadero proceso de crecimiento, madurez y santidad. Por lo tanto, respetar y fomentar el idealismo de los jóvenes puede ser el recurso más valioso para una sociedad que desea crecer y mejorar.

+Robert Cardenal Sarah