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lunes, 3 de julio de 2023

Francisco y Mons. Tucho. Análisis de un nombramiento



Cuando hace unas pocas semanas conocimos el nombramiento de Mons. García Cuerva como nuevo arzobispo de Buenos Aires, comenté en este blog que el papa Francisco había soltado ya la mano a Mons. Tucho Fernández. Un lector envió un comentario diciendo que, en realidad, el Sumo Pontífice se reservaba a Tucho para prefecto de la Doctrina de la Fe. No publiqué el comentario porque no publico disparates. Y vista la noticia con la que nos despertamos el sábado pasado, debo decir que el lector no se equivocó pero tampoco me equivoqué yo, puesto que ese nombramiento es un disparate o, mejor aún, una catástrofe.

El hecho merece un análisis desde varias perspectivas. Si enfocamos al personaje en cuestión, y a partir de sus antecedentes públicos que resumí en la entrada anterior, queda claro que es el personaje más inadecuado para el puesto al que fue elevado. Mons. Fernández no tiene doctrina y su fe católica es más que dudosa. La primera afirmación se prueba si uno se acerca a cualquiera de los ejemplares de su profusa producción bibliográfica. No hablamos aquí de su best-known El arte de besar. Elijan ustedes cualquiera de sus otros libros y verán que se trata siempre de folletines abultados y apropiados para la lectura de monjas mayores y desencantadas; una especie de autoayuda liviana con colorantes cristianos. Y en cuanto a su fe, escuchando lo que dice en sus homilías o escribe en medios de prensa, no resulta temerario dudar del carácter católico de lo que cree. El mismo cardenal Müller, en 2016, siendo prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo calificó de hereje (sogar häretisch). Es decir, será un hereje —según el calificativo cardenalicio— quien estará encargado de cuidar la ortodoxia de la fe católica. Difícilmente podría alguien haber pensando una situación más absurda; ni Mons. Robert Benson, ni Hugo Wast, ni Soloviev, ni Castellani. La realidad, una vez más, supera a la ficción.

Hace pocas horas, se conoció una carta de Mons. Fernández en la que se despide de su feligresía. Pocos serán los que crean en sus palabras, pero hay que reconocer que dice algunas verdades. Sus íntimos sabían que, efectivamente, hace un mes el papa Francisco le había hecho el ofrecimiento, probablemente al mismo tiempo que el nombramiento de Mons. García Cuerva en Buenos Aires, a fin de evitarle una decepción. Y se sabía también que comenzaría su nueva función en septiembre. Pero la toma de posesión del puesto se adelantó a agosto, algo rarísimo porque es un mes donde Roma y el Vaticano están desiertos. Algunos sospechan que se debe a que Francisco no llegará al mes de la primavera, o del otoño. Resulta curioso por otro lado, que Mons. Tucho, el regalón pontificio, haya confesado con pasmosa ingenuidad en su carta que el papa le ha preparado para vivir un casita dentro del Vaticano, con terraza y vista a los jardines. Probablemente sea una de las casitas en las que los papas renacentistas alojaban a sus amantes, lo cual no es un buen antecedente.

Pero quien merece un análisis más detallado y cuidadoso es el papa Francisco, los motivos de estas decisión y las perspectivas que se abren para la Iglesia.

1) Con esta decisión el pontífice trata de perfilar de un modo ya definitivo una nueva iglesia cuyo núcleo consiste en la negación de la Iglesia anterior. Es decir, la nueva iglesia es la no-Iglesia. Y el hecho queda claro no solamente por el nombramiento de Mons. Fernández en sí sino por la inusual carta que lo acompaña. Allí, el papa dice con claridad: “El Dicasterio que presidirás en otras épocas llegó a utilizar métodos inmorales. Fueron tiempos donde más que promover el saber teológico se perseguían posibles errores doctrinales. Lo que espero de vos es sin duda algo muy diferente”. Un eco de lo que el mismo Tucho había dicho hace poco en su catedral platense y que comentamos en este blog. Lo que nuestro amigo Ludovicus definió tan acertadamente como “canibalismo institucional” y que siempre pensamos que era una herramienta de sostenimiento de la popularidad mediática de Bergoglio, se ha convertido en el instrumento doctrinal multiuso que da pie a la constitución de una nueva iglesia. Michel Foucault diría que el canibalismo institucional es el dispositivo de subjetivación de la iglesia nacida del pontificado francisquista: la nueva iglesia se reconoce a sí misma como tal en tanto rechaza la Iglesia anterior. Yo soy yo en tanto no soy el que era. Es el canibalismo institucional su condición de sujeto. ¿Y esto por qué? Porque esta nueva iglesia necesita ser la iglesia del mundo moderno, como acaba de decir el biógrafo y amigo pontificio Sergio Rubin, para lo cual necesita negar la doctrina anti-moderna propia de la Iglesia de siempre (adulterios consentidos; homosexualidad permitida; en resumen, abrogación del sexto mandamiento) y el único modo de hacerlo con cierta legitimidad es desprestigiarla y mostrar la ineludible necesidad de esos cambios.

2) Habría otra interpretación más básica pero igualmente posible. El papa Francisco es un hombre de corazón mezquino, lleno de rencores y resentimientos, en base a los cuales toma muchas de sus decisiones. Es cuestión de repasar los obispos desposeídos de sus sedes y veremos que, en el caso de los argentinos al menos, siempre puede encontrarse una venganza personal detrás. O en los nombramientos, o no nombramientos; el caso de crear cardenal al obispo de San Diego, por ejemplo, no fue más que una muestra de su rencor hacia Mons. Cordileone, arzobispo de San Francisco. En el caso de Tucho, pasa lo mismo. Recordemos que siempre fue, inexplicablemente, el regalón del cardenal Bergoglio quien se empeñó en nombrarlo rector de la Universidad Católica Argentina. En Roma le negaron el nombramiento en repetidas ocasiones pues no daba el pinet y su ortodoxia era dudosa. Costó dos años de idas y venidas, hasta que finalmente logró encaramarlo en ese cargo. Esa es la razón por la que una de las primeras medidas que tomó apenas llegado al pontificado fue nombrar al P. Tucho arzobispo in partibus. Era el modo de cobrarle a la Curia los sinsabores que le había hecho pasar. Luego, lo trasladó a la sede de La Plata a fin de reemplazar a Mons. Héctor Aguer, enemigo declarado y público de Tucho y del mismo Bergoglio, a los que aventajaba con creces en capacidad teológica. Eran los rencores papales los que se satisfacían con estas promociones del todo inmerecidas. Finalmente, lo nombra en Doctrina de la Fe, hasta hace poco ocupada por el cardenal Müller que había acusado públicamente a Mons. Fernández de hereje y se había enfrentado duramente en repetidas ocasiones con Francisco. Es probable que el Sumo Pontífice haya actuado no en vistas a constituir una nueva iglesia, un objetivo muy malvado pero a la vez muy elevado para un espíritu pequeño como el suyo, sino simplemente para satisfacer, antes de morir, otro de sus resentimientos. Y, de paso, se cobraba el golpazo que le propinó el cardenal Re hace pocos meses cuando quiso nombrar a Mons. Wilmer en Doctrina de la Fe y fue impedido de hacerlo por el decano del colegio cardenalicio.

3) La Iglesia ha sufrido a lo largo de los siglos muchos malos papas. Alguno, en los Años de Hierro, podía arrojar al vacío a algún cardenal díscolo desde la azotea de Castel Sant’Angelo; otro, en el Renacimiento, podía envenenar a su amante; y otro, en el siglo XIX, podía aliarse con Napoleón. Bergoglio ha seguido todos estos pasos con mayor elegancia: a los cardenales díscolos (Burke y Müller, por ejemplo), los desposeyó de sus puestos y los dejó flotando en el vacío, y se ha aliado con los peores personajes actuales, desde Fidel Castro a Hillary Clinton. Pero la maldad totalmente nueva de este pontificado es que ha constituido a la Iglesia en su principal enemiga. Ya no se trata solamente de perseguir obispos, encarcelar cardenales o envenenar amantes; se trata de su intento desembozado de poner fin a dos mil años de Iglesia católica; o bien, renovarla de tal modo que no se parezca en nada a su antecesora. Ya no se trata de vengarse de sus fieles porteños nominando a Mons. García Cuerva, o del cardenal Cipriani nombrando a Mons. Castillo Mattasoglio. Se trata de volverse contra la misma Iglesia. Una suerte de enfermedad autoinmune; una especie de HIV que se empeña en destruir todo el sistema inmune del cuerpo eclesial a través de la confusión, a fin de que cualquier enfermedad pueda ingresar y matar al organismo.

4) En las últimas semanas hemos tenido una tormenta de nombramientos catastróficos: Buenos Aires, Madrid, Bruselas y ahora Doctrina de la Fe. Y no sería para nada extraño que dentro de pocos días se anuncie un consistorio en el que estos personajes, y otros más de su calaña, sean creados cardenales. Esto es la manifestación de lo que se comenta cada vez con más fuerza: el papa Francisco está viviendo sus últimos días, y está buscando que todo lo que hizo en su pontificado quede “atado y bien atado”. Pero sabemos cuánto duraron los nudos que había armado el pobre Francisco Franco cuando dijo esta frase en 1969.

5) Mons. Tucho Fernández en Doctrina de la Fe es un “regalito” que deja Francisco a su sucesor, sobre todo cuando deba enfrentarse a los debates y resultados del sínodo sobre la sinodalidad. Recordemos que en sínodos anteriores, como el que se hizo sobre la familia, Bergoglio tuvo que vérselas con la oposición cerrada de muchos cardenales. Ahora, ha limpiado el camino de opositores y todo correrá sobre seda. Vistas las opiniones públicas de Mons. Fernández, no sería extraño que sea él mismo el adalid de las propuestas de cambios más radicales a fin de lograr una iglesia para todos, todas y todes; sobre todo para todes.

6) And yet… este nombramiento podría ser un error garrafal del papa Francisco. Se sabe que en política, cuando se extreman las posiciones, tienden a triunfar los centros. Radicalizar a este nivel la postura ultraprogresista en este momento final de su pontificado puede causar temor, o activar el instinto de conservación institucional aún en cardenales que no tengan simpatías por el ala conservadora pero conserven algo de fe y de sensatez. Los nombramientos agresivos de los últimos tiempos y las políticas del mismo tenor que se supone los deberían acompañar, sólo serían existosas si al papa Francisco le quedaran muchos años de pontificado o si todo el aparato eclesial estuviera “atado y bien atado”. Es el modo en que sobrevivió el régimen soviético tanto tiempo: hasta en el último pueblo de la URSS había comisarios políticos totalmente alineados con el Kremlin que vigilaban por el cumplimiento de las órdenes del politburó. No es el caso de la Iglesia católica donde hay un enorme fastidio con el papa Francisco tanto entre obispos y como entre sacerdotes, y buena parte de ellos están a la espera del surgimiento del algún liderazgo que les permita ejercer la oposición. Por eso mismo, y quizás ingenuamente, yo sigo manteniendo cierto moderado optimismo con respecto al próximo cónclave; no espero grandes cambios, pero tampoco espero que sea elegido una réplica de Bergoglio.

7) El nombramiento podría ser también un fracaso. Mons. Fernández no es poseedor de un intelecto privilegiado y ni siquiera de la astucia política que caracteriza a su protector. Es cuestión de dejarlo hablar, y sus palabras no serán ya reproducidas solamente en algunos medios de un país marginal como Argentina, sino que se escucharán y leerán en los círculos católicos más elevados. No sería extraño que tenga un par de escandalosos tropezones y que el sucesor de Francisco encuentre en ellos la excusa limpia y elegante para relevarlo de su cargo sin tener que esperar al plazo de cinco años. Y no sería extraño tampoco que en los próximos días apareciera algún carpetazo, para lo que los argentinos somos buenos (si hasta creamos la expresión).

8) En su comentario de la semana pasada, el P. Santiago Martín hablaba de los “católicos desarraigados” al comentar un libro reciente que lleva este nombre de Aldo Maria Valli y Aurelio Porfiri. Y se refería a todos nosotros, a quienes ya no nos sentimos en casa en esta nueva iglesia bergogliana, los que nos sentimos “desarraigados”, los que todos los días tenemos que enfrentar noticias lacerantes para la fe de los apóstoles que profesamos. Vemos que hay misericordias para todos, menos para nosotros. “Sufran, o váyanse”, eso es lo que nos dice Francisco, Tucho y los suyos. ¿Serán estos los sufrimientos que fueron profetizados?

9) Finalmente, algo bueno puede sacarse de todo esto. En primer lugar, Bergoglio ha asesinado definitivamente al neoconismo, o a la “línea media”. Ya no es un desliz, ya no es una cuestión de interpretación de los hechos. ¡Si el nombramiento de Mons. Fernández hasta se acompañó de una carta para despejar cualquier duda al respecto! Ya no es posible permanecer en el medio y seguir defendiendo lo indefendible. Y, en segundo lugar, Bergoglio también asesinó al papalismo, al magisterialismo tan caro a algunos y a la delirante idea de un pontífice concebido como una hipóstasis del Espíritu Santo, tan del gusto del ultramontanismo.

The Wanderer

sábado, 1 de julio de 2023

Perfilando al nuevo Guardián de la Ortodoxia



Desde el inicio mismo del pontificado de Francisco, cuando la pálida luz del entonces P. Tucho Fernández comenzó a inflamarse, comentamos periódicamente en este blog quién era el personaje. Pero, sinceramente, jamás pensamos que la maldad de Bergoglio y su empeño en dejar tierra arrasada de la Iglesia llegara al punto de nominarlo para el puesto que ocupó durante décadas el cardenal Joseph Ratzinger, el cardenal Caraffa hace cinco siglos o el cardenal Merry del Val hace cien años.

Este nombramiento dará lugar a cientos de análisis. Mientras tanto, dejo aquí un compilado de todas las entradas que dedicamos a Mons. Fernández en los últimos años cuya lectura, seguramente, ayudará a refrescar su perfil:

1) Tucho el osculario. (Diciembre de 2014) Comentábamos aquí la obra primogénita de Mons. Fernández que, curiosamente, no figura en la copiosa bibliografía que acompaña su nombramiento. Seguramente, los oficiales vaticano olvidaron incluirla y nosotros, como un servicio a la Iglesia, se la pasamos. El libro puede ser descargado gratuitamente desde este enlace.

2) Plagio pontificio. Mayo de 2016. Mons. Tucho Fernández como el ghost writer del magisterio pontificio.

3) Féminas. (Octubre de 2019). La defensa de Mons. Fernández de las peores causas del mundo contemporáneo.

4) Tucho el gradual. (Octubre de 2014). Sobre la curiosa doctrina acerca de la gradualidad moral de Mons. Fernández. ¿Intentará imponerla a toda la Iglesia desde su nuevo puesto?

5) Las crónicas de Tucho. (Mayo de 2019). Crónica que Mons. Fernández escribe a sus fieles sobre su viaje a Roma. Interesante para conocer cuáles son sus intereses y opiniones.

6) Y Tucho se defendió como un león. (Mayo de 2015). Fascinación de Mons. Fernández porque en una telenovela sacrílega aparecía uno de sus libros.

7) ¡Loba! El amor hermoso y Mons. Tucho Fernández. (Agosto de 2022). Algunos extractos escogidos de su obra El arte de besar. Le lectura obligada para novios o amantes.

8) El silencio ante la herejía de Mons. Víctor Fernández. (Marzo de 2023). Sobre una herejía material que pronunció desde su cátedra episcopal.

9) Bala de plata. (Julio de 2018). Sobre su nominación como arzobispo de La Plata. Comenzábamos esa post con estas palabras: “Lo que no parecía posible puesto que, pensábamos, desnudaría la miseria del papa Francisco y su falta de virtudes cristianas, sucedió el sábado último”. Pues este sábado, cinco años después, sucedió algo mucho peor.

10) El teólogo del papa Francisco. (Noviembre de 2014). Entrevista publicada en la revista Vida Nueva digital que, misteriosamente, ha desaparecido del sitio. Apelo a algún generoso lector de este blog que pueda encontrar en algún lugar escondido, la perdida perla de gran precio.

11) Mons. Tucho y las maldades de la Iglesia. (Marzo de 2023). Fragmento de la homilía en la que hace una feroz crítica a la Iglesia de la cual él mismo será protector de su doctrina.

12) Cuando el Río Cuarto desembocó en el Tíber. (Mayo de 2015). Sobre la teología de Mons. Tucho Fernández.

13) Apuntes de clase. (Mayo de 2013). Apuntes de las clases de teología que Mons. Fernández impartía en la Universidad Católica.

The Wanderer

viernes, 30 de junio de 2023

Munilla retrata a Feijóo por su postura favorable al aborto



El obispo de Orihuela-Alicante, monseñor José Ignacio Munilla, ha vuelto a la carga contra el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo por defender el aborto.

Munilla lleva varios meses criticando sin tapujos tanto al PP como a su presidente nacional por abandonar la defensa de la vida y plegarse a los dogmas y parámetros de la izquierda.

El prelado vasco no ha querido dejar pasar la oportunidad de volver a manifestar su disconformidad con el líder gallego tras sus declaraciones de esta semana en el programa El Hormiguero con Pablo Motos.

El obispo Munilla ha compartido en su cuenta de twitter un vídeo de dos minutos con la posición de Feijóo sobre el aborto. El obispo de Orihuela ha destacado una de las frases que dijo Núñez Feijóo sobre el aborto: «cuando una mujer quiere interrumpir su embarazo, no puede haber un poder público que se lo impida».

Ante esta afirmación del candidato popular a la presidencia del Gobierno de España, el obispo Munilla ha lanzado dos preguntas «a quien corresponda»: «1ª.- ¿Y quién defiende el derecho a la vida del ser humano no nacido, en el caso de que haya tenido la mala suerte de no ser deseado? 2ª.- ¿Acaso no existe un deber moral de dar un hijo en adopción antes de recurrir al aborto?»

Dijo @NunezFeijoo en @El_Hormiguero: “CUANDO UNA MUJER QUIERE INTERRUMPIR SU EMBARAZO, NO PUEDE HABER UN PODER PÚBLICO QUE SE LO IMPIDA”. Pues bien, yo planteo dos preguntas a quien corresponda:
1ª.- ¿Y quién defiende el derecho a la vida del ser humano no nacido, en el caso de… pic.twitter.com/GhLXs68R6t

— Jose Ignacio Munilla (@ObispoMunilla) June 29, 2023

Los ‘palos’ de Munilla al PP

Durante estos últimos meses, José Ignacio Munilla ha retratado la postura del PP en numerosos temas y no se ha mordido la lengua a la hora de criticar públicamente al Partido Popular.

En enero de este año el obispo cargó contra la cobardía del PP y denunció la traición de Rajoy a la causa provida. Una traición de la que también acusa al actual presidente del PP.

En febrero de este año, tras el aplauso de Feijóo a la sentencia del Tribunal Constitucional que avaló en España el aborto como un derecho, el obispo Munilla cuestionó que «alguien que tenga una recta conciencia» pueda votar al PP.

Munilla tampoco tuvo reparo en criticar a Feijóo por su postura con los vientres de alquiler. El obispo criticó que el presidente del PP se haya mostrado abierto “a revisar su postura” para aceptar la maternidad subrogada “con el matiz de que no sea a cambio de una contraprestación económica”.

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NOTA; Al igual que lo hace el obispo Munilla deberían de hacerlo el conjunto de todos los obispos de España. Bravo por la valentía de este nuestro obispo que no tiene pelos en la lengua; y habla y se define conforme a la doctrina de la Iglesia Católica.

La prohibición de la Misa Tradicional es un abuso de autoridad. Desacatar dicha prohibición no es desobediencia (Monseñor Schneider)



1. La liturgia romana tradicional de la Misa fue la liturgia de nuestros antecesores católicos. Fue el rito de la Misa con el que se evangelizaron la mayoría de las naciones de Europa (salvo algunos países del Este y las localidades donde se celebra por los ritos Ambrosiano y Mozárabe), así como todas las de América y casi todas las de África, Asia y Oceanía.

2. «Lo que para las generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros permanece sagrado y grande» (Benedicto XVI).

3. Lo malo del Misal nuevo es que abandona una historia ininterrumpida anterior y posterior a San Pío V para crear un libro enteramente nuevo (si bien compilado a partir de textos antiguos) (cardenal Joseph Ratzinger).

4. La publicación del nuevo Misal vino acompañada de una especie de prohibición de todo lo anterior, cosa sin precedentes en la historia del derecho eclesiástico y la liturgia (cardenal Joseph Ratzinger).

5. «Por mi conocimiento de los debates conciliares y mis repetidas lecturas de las ponencias de los padres conciliares, puedo afirmar con certeza que esta reforma [la actualmente representada en el nuevo Misal] no se corresponde con las intenciones del Concilio Vaticano II» (cardenal Joseph Ratzinger).

6. La liturgia romana tradicional de la Misa fue la que conocieron todos los santos de rito romano de los que tenemos noticia, al menos durante todo el último milenio; es milenaria, por tanto. Aunque se suele llamar Misa Tridentina, la misma forma exacta de la Misa ya estaba en uso desde varios siglos antes del Concilio de Trento. Todo lo que pidió el mencionado concilio fue que se declarase canónica la venerable y doctrinalmente cierta forma de la liturgia de la Iglesia de Roma.

7. La liturgia romana tradicional de la Misa es la que más afinidad tiene con los ritos orientales y da testimonio de la ininterrumpida normativa litúrgica universal de la Iglesia: «Tanto el Misal romano de San Pío V como varios ritos orientales contienen oraciones muy hermosas mediante las que el sacerdote expresa el más profundo sentido de humildad y reverencia ante los Misterios Sagrados: ponen de manifiesto la sustancia misma de la liturgia» (Juan Pablo II).

8. Por consiguiente, ni el Papa ni los obispos tienen autoridad para prohibir o restringir una forma tan venerable de la Santa Misa que fue ofrecida por los santos durante más de mil años, del mismo modo que ni el Papa ni los obispos tendrían potestad para prohibir o para hacer reformas importantes en el venerable Credo apostólico Niceno-constantinopolitano, en virtud precisamente de su uso venerable, milenario e ininterrumpido.

9. Acatar la abusiva prohibición de tan venerable forma de la Misa de los Santos, desafortunadamente promulgada por clérigos actuales en medio de una crisis eclesial sin precedentes, constituiría una falsa obediencia.

10. Por consiguiente, desacatar la prohibición de la Misa Tradicional no constituye cisma, en tanto que se siga reconociendo al Sumo Pontífice y a los obispos y que se siga rezando por ellos y respetándolos.

11. Al desobedecer formalmente tan inaudita prohibición de un patrimonio inalienable de la Iglesia de Roma no se hace otra cosa que obedecer a la Iglesia Católica de todos los tiempos y a todos los papas que diligentemente celebraron y ordenaron la preservación de tan venerable y canónica forma de la Misa.

12. La prohibición actualmente en vigor del rito tradicional de la Misa es un fenómeno transitorio; pasará. La Iglesia Romana vive hoy una especie de exilio litúrgico; quiero decir que la liturgia tradicional ha sido esterrada de Roma. Pero es indudable que un día el exilio llegará a su fin.

13. Habida cuenta de que la Misa Tradicional en latín ha estado en vigor ininterrumpidamente durante más de mil años, y estando santificada por la aceptación universal a lo largo del tiempo, por los santos y por los romanos pontífices, es parte del patrimonio inalienable de la Iglesia de Roma. Por tanto, no cabe duda de que futuros pontífices romanos volverán a reconocer y restablecer el uso de dicha liturgia tradicional.

14. Futuros pontífices expresarán gratitud a todos los sacerdotes y fieles que en tiempos difíciles y afrontando grandes presiones y falsas acusaciones de desobediencia, mantuvieron y transmitieron el valioso tesoro de la liturgia a las generaciones venideras, con espíritu de amor sincero a la Iglesia y en pro del honor de la Santa Sede.

+ Athanasius Schneider

En la festividad de San Pedro y San Pablo, 29 de junio de 2023

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)

martes, 27 de junio de 2023

NOTICIAS 27 DE JUNIO DE 2023



THE WANDERER

Instrumentum doloris

ADELANTE LA FE

Quieren quitar las cruces de las cumbres

LA GACETA DE LA IBEROSFERA

Futuro Vegetal: qué hay detrás del grupo climático que ha vandalizado la lona de VOX en Madrid

VOX exige la retirada de las banderas no oficiales del Ayuntamiento de Valencia

El alcalde de Cáceres (PP) pide a Guardiola «un último esfuerzo» para alcanzar un acuerdo con VOX

Garriga denuncia «voluntad política para silenciar» a VOX al excluirles de los debates electorales del 23J

QUE NO TE LA CUENTEN

Conversando acerca del film "Nefarious" con su asesor teológico (padre Javier Olivera Ravasi)

INFOVATICANA

¿Acabará Francisco con el Opus Dei?



Hoy es 26 de junio. Se cumplen 48 años de la muerte de José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei y en 2028, el Opus Dei cumplirán 100 años de existencia. También estamos en vísperas de que el Papa Francisco dé su visto bueno a los nuevos Estatutos del Opus Dei que, por hacerlo comprensible, han sido elaborados por la Obra intentando cumplir con el 'motu proppio' 'Ad Charisma Tuendum', del Papa Francisco, y, al mismo tiempo, mantener el carisma de la Obra. Tiene bemoles que un 'motu proppio' titulado "Para proteger el carisma" (eso significa Ad Charisma Tuendum) sólo apunte a destruir el carisma de laicidad del Opus Dei, pero de humedades hablaremos luego. Pues resulta que la respuesta vaticana está a punto de llegar.

Nuevamente, el Papa tendrá que imponerse a algunos de los que le rodean. Sí, ya sé que los eligió él pero eso no nos soluciona e
Para entendernos, la gran aportación de España a la Iglesia en el siglo XVI y probablemente en toda la Edad moderna, fue la Compañía de Jesús, y la gran aportación de España a la Iglesia en el siglo XX, fue el Opus Dei. Es más, los jesuitas no han logrado asfixiar a la Obra y mira que lo han intentado desde su primeros vagidos. Y la Obra se convirtió en una de las columnas de la ortodoxia de la Iglesia. Por eso ha sido tan calumniada.

'Ad Charisma Tuendum" (para proteger el carisma) nació precisamente, para cargarse el carisma del Opus Dei. El carisma del Opus Dei es muy sencillo: todos, también los laicos, tienen ser santos, mientras que el contenido de Charisma Tuendum nace, mismamente, para cargarse la laicidad del Opus Dei y dificultar que adquiera importancia dentro del Vaticano, que los jesuitas están muy crecidos con su primer pontífice.

No se equivoquen: el cardenal Gianfranco Ghirlanda, el enemigo de las prelaturas personales, vaya usted a saber por qué, había planteado un decreto aún más duro, que simplemente se cargaba el Opus Dei, a costa de convertir a los miembros seglares de la Obra, la inmensa mayoría, en poco menos que en una pía unión y separándolos, orgánicamente de los sacerdotes que les atienden sacramentalmente y que poseen ese mismo carisma. y sabe que a San Josemaría fundador de la Obra la palabra "carisma" le producía sarpullidos: "siempre se han llamado dones", aseguraba.

Acabar con el espíritu de la Obra no parece una buena idea. Y en vísperas del Sínodo de la Sinodalidad, mucho menos

Reacción del Opus Dei, que, por si no lo saben, repito, está en crisis, pero no de carisma sino de santidad, pero eso ahora no importa: obediencia al Papa, muy loable, pero redacción de unos nuevos estatutos para adaptarse al 'motu proppio' de Francisco. Y la aprobación o devolución de esos nuevos estatutos, me dicen, es inminente.

Pues cuidado porque si los reparos son muchos, si Francisco hace caso del también jesuita Ghirlanda, se puede cargar el espíritu del Opus Dei que, a pesar de los pesares, continúa siendo una de las columnas de la Iglesia actual.

El cardenal Guirlanda que ya entorpeció otras prelaturas, como la de los clérigos anglicanos convertidos al catolicismo, conseguiría la venganza jesuita contra el Opus Dei.

Y todo esto nos lleva a algo mucho más importante: ¿vive el Papa secuestrado en el Vaticano por quienes le rodean? Porque eso es lo que parece.

Nuevamente, Francisco tendrá que imponerse a algunos de los que le rodean. Sí, ya sé que los eligió él pero eso no nos soluciona el problema.

Acabar con el espíritu laical de la Obra no parece una buena idea. Y en vísperas del Sínodo de la Sinodalidad, mucho menos. Porque la redicha sinodalidad es otro jardín lleno de plantas venenosas donde se ha introducido, con toda su buena intención, Francisco. Como dijo Pablo VI de su admirado Juan XXIII, cuando este convocó el Vaticano II: Este muchacho no se ha dado cuenta de cómo ha agitado el gallinero.j

'Ad Charisma Tuendum": ¿para proteger el Carisma del Opus Dei o para cargárselo?

En Madrid, a 26 de junio de 2023, festividad de San Josemaría Escrivá

sábado, 24 de junio de 2023

NOTICIAS 24 de junio de 2023



LA GACETA DE LA IBEROSFERA




GLORIA TV


 (Película en francés con subtítulos 1:38 minutos)


INFOVATICANA


Selección por José Martí

La gravedad de la dimisión de Benedicto XVI: la creación de la figura del “Papa emérito”



Prólogo

En el libro-entrevista a Benedicto XVI ―a cargo del escritor Peter Seewald―, titulado Benedicto XVI. Últimas conversaciones (Milán, Corriere della Sera, RCS 2016), Joseph Ratzinger responde muy sincera y claramente a las preguntas del periodista.

Por eso, leyendo este libro, se puede formar una idea muy clara del motivo por el que Benedicto XVI no sólo dimitió del Solio pontificio en 2013, sino que sobre todo inventó la figura del “Papa emérito”.

Me parece, como evidencia el propio Seewald, que este punto puede considerarse el punto cardinal del pontificado de Benedicto XVI, que pasará él mismo a la Historia por este motivo como el “primer Papa emérito”.

Esto, nos guste o no, es un hecho existente, constatado y por ello innegable. Contra factum nec valet argumentum, incluso si la valoración de este acto, desde el punto de vista de la tradición apostólica de la teología tradicional y de la historia eclesiástica, no puede más que ser negativa.

De hecho, es una realidad que hasta 2013 no existió nunca ningún “Papa emérito”. La figura del Papa fue instituida divinamente por Jesús en persona, como sucesor de Pedro, del cual procede la de Vicario de Cristo en la tierra hasta el fin del mundo. Por ello el Papa es la cabeza y el fundamento de la Iglesia, que es “Cristo continuado en la Historia”.

No me parece, comenzando por cuanto dice y escribe Ratzinger en el libro-entrevista en cuestión, que sea posible excusar a Benedicto XVI de haber querido retocar la naturaleza del papado y las funciones del Papa.

Progresista desde joven

Ante todo, Peter Seewald pone bien a la luz en su introducción cómo el joven Ratzinger, de apenas 35 años, “educado en el pensamiento progresista de los mejores teólogos de su tiempo” (p. 11) fue elogiado por Juan XXIII porque “ninguno, excepto este adolescente de la teología ha sabido expresar mejor las intenciones que han incitado al Papa [Roncalli, ndr] a convocar el Concilio Vaticano II”. Por ello Ratzinger no sólo desde joven ha recogido muy bien el espíritu del Concilio como “apertura con la que la Iglesia entra en la edad moderna”, sino que ha participado en primera fila con “sus impulsos para imprimir al Vaticano II” en esta apertura a la modernidad (notemos, no al hombre contemporáneo). Por eso quería la apertura a la filosofía moderna, que se basa en el primado del sujeto sobre la realidad para conciliarla con la doctrina católica. Pero San Pío X enseñó que la naturaleza del modernismo, “colector de todas las herejías” (Pascendi, 1907) es el maridaje espurio entre el pensamiento subjetivista moderno y la doctrina católica que se ve relativizada y erosionada subjetivamente por la filosofía idealista de Kant y de Hegel.

Ratzinger ha sido siempre una figura incómoda, difícil de encuadrar, dada su propensión buscada y querida a conciliar los extremismos opuestos incluso a costa de escandalizar y provocar, algunas veces también a modernistas de marcha acelerada, como Küng, Rahner, Boff, Metz.

Él es un modernista moderado de marcha lenta, pero muy agudo, que sabe ocultar las conclusiones extremas de algunos de sus actos y pensamientos, expresados pacatamente. En esto es más peligroso que el papa Bergoglio, que expresa abiertamente su súper modernismo radical y que suscita reacciones, algunas veces también exageradas como la de quererlo acusar de herejía formal y manifiesta y de declararlo depuesto ipso facto por Cristo.

Ciertamente Ratzinger encarna mejor la figura del modernista clásico, condenado por San Pío X en los primeros años del Novecento, como el que quiere erosionar y transformar ocultamente la Iglesia desde su interior, sin desvelar su perversa intención. En su lugar, Francisco, dada también la última etapa que está recorriendo el neomodernismo de Juan XXIII hasta hoy, puede permitirse no ocultar ya nada, pues las reacciones antimodernistas ahora ―después de hace unos sesenta años― han desparecido casi del todo. Hemos llegado al acto final de la loca carrera modernista que se propone cambiar la naturaleza del papado y de la Iglesia. Humanamente hablando, parecería que ha vencido la batalla, pero hablando sobrenaturalmente su guerra está perdida porque Cristo ha prometido solemne y divinamente que “las puertas del Infierno no prevalecerán” contra su Iglesia (Mt., 16, 18).

Seewald deja bien claro que Benedicto XVI no es un papa conservador, como algunos quieren imaginar casi para exorcizar el fenómeno Bergoglio, que parece una pesadilla de la que se quiere salir soñando con los ojos abiertos con una situación ligeramente menos angustiosa y opresora como, por ejemplo, el pontificado de Ratzinger.

Sin embargo, hay que hacer cuentas con la realidad y no con los sueños de ojos abiertos.
De hecho, “Benedicto XVI ―después de Juan Pablo II― fue el segundo papa que habló en una mezquita. Además, fue el primero en participar en una función religiosa protestante. Después, nombró a un protestante presidente de la Pontificia Academia de las Ciencias. Finalmente, llevó a un musulmán a enseñar en la Gregoriana” (p. 13).
La relación entre el mundo hebreo y el cristiano

Seewald explica que “el tema de las relaciones entre el mundo hebreo y el cristiano es de los preferidos por Ratzinger. Sin él, afirmó Israel Singer, secretario general del Congreso Hebreo Mundial de 2001 a 2017, no habría sido posible el viraje histórico en las relaciones bimilenarios entre la Iglesia católica y el judaísmo. Relaciones que (como resume Maram Stern, vicepresidente del Congreso Hebreo Mundial), bajo el pontificado de Benedicto XVI, han sido las mejores de todas” (p. 15). Por lo que, en cuanto a la judeización del ambiente eclesial y católico, Ratzinger supera al mismo Wojtyla (como han afirmado Singer y Stern).

La figura del “Papa emérito”: un cambio radical en el ministerio petrino

Peter Seewald cierra la introducción a su libro con estas palabras: “El hecho histórico de su dimisión, ha cambiado radicalmente el ministerio petrino, restituyéndole la dimensión espiritual de los orígenes […]. Visto así, el último papa de una época de decadencia ha construido un puente para la venida del nuevo. Una vez llevado a término su deber, ha devuelto su cargo” (p. 17).

La frase es inquietante, pues sabe a milenarismo joaquinita y ha de sondearse palabra a palabra. En efecto, se habla 1º) de un cambio radical del ministerio petrino; 2º) de un último papa de una era decadente, que hace de puente al nuevo papa de la era nueva; 3º) estos dos pasajes se ven como el deber de Benedicto XVI, que, una vez lo ha desarrollado, ha podido dimitir del cargo, habiendo cumplido su misión. Busquemos entender el significado sin alterarlo, comenzando por las expresiones de Seewald y por las de Benedicto XVI.

Seewald pregunta a Ratzinger: “Vayamos a la decisión que ya de por sí hace aparecer como histórico su pontificado. Con su dimisión […], con este acto revolucionario usted ha cambiado el papado como ningún otro pontífice de la época moderna. La institución se ha vuelto más moderna, en cierto sentido más humana y más cercana a su origen” (p. 31). Resumiendo: no tanto con la dimisión del Sumo Pontificado, que se contempla en el CIC y se ha verificado unas cuatro veces en el curso de la historia de la Iglesia y, por tanto, no puede ser leída como “revolucionaria”, sino en cuanto a la creación del “Papa emérito”, inexistente de iure y de facto en la teología, en el derecho y en la historia eclesiástica, Benedicto XVI ha cumplido un acto histórico, único y verdaderamente revolucionario. “Ha cambiado radicalmente el papado”, pero el papado es una institución divina y ningún papa puede cambiarlo radicalmente. En efecto, aunque el pontífice romano no tiene autoridad humana por encima de él, está sin embargo limitado ―en su proponer y actuar― por el derecho divino, es decir de lo que Jesús instituyó al fundar su Iglesia, y no puede cambiarlo, bajo pena de cometer un grave abuso del poder que Dios le ha dado para conservar y transmitir inalterado el depositum fidei y no para cambiarlo. Pero Seewald afirma que Benedicto XVI “ha cambiado el papado”, en el sentido de haberlo hecho “más moderno, más humano y más cercano a su origen petrino”.

Antes de todo, salta a los ojos la evidente y estridente contradicción entre el “más moderno” y el “más cercano a su origen petrino”, que se remonta a hace 2000 años. Después se deduce que tal gesto ha hecho el papado humano, mientras que es de institución divina. Por eso Seewald afirma cándidamente que Ratzinger ha cambiado el concepto, la naturaleza y la función del papa y, de Vicario de Cristo, lo ha vuelto, de manera abusiva y contradiciendo la divina voluntad y la práctica bimilenaria de la Iglesia universal, en una simple entidad de institución humana. Lo cual es abominable. “Que el hombre no separe lo que Dios ha unido” (Mt., 19, 6). Este versículo del Evangelio se aplica directamente al matrimonio, pero se puede aplicar analógicamente al papado, en el que Dios ha unido una persona humana (Pedro y sus sucesores) a una función divina, que es ser el Vicario de Cristo (ascendido al Cielo) en esta tierra hasta el fin del mundo; ser el fundamento sobre el que se apoya la Iglesia de Cristo que es el Cuerpo místico de Cristo (S. Pablo, Col., 1, 18-24; Ef., 1, 23; y Pío XII, encíclica Mystici Corporis Christi 1943). Si la cabeza es divina, también el cuerpo lo es, en cuanto a su causa eficiente (Dios/Cristo) y final (el paraíso) y en cuanto a los medios (sacramentos, magisterio y gobierno de las almas con la finalidad de su salvación eterna) de los que ha sido dotada la Iglesia por Cristo para la salus animarum, suprema Ecclesiae lex. En fin, el hecho de haber vuelto la institución del papado más cercana a su origen petrino deja más que perplejo. En efecto, significaría que durante cientos de años la Iglesia se alejó de la institución del papado como Dios la quiso y la fundó en la persona histórica de Pedro. Pero esto es imposible: si fuese así, las puertas de Infierno habrían prevalecido contra la Iglesia y sólo con Benedicto XVI, “Papa emérito”, habría reencontrado sus verdaderos orígenes y su verdadera naturaleza.

Sin embargo, la afirmación de Seewald nos permite entender cómo la marcha del neomodernismo, que desde el papa Roncalli (1958) inició la ocupación del vértice humano de la Iglesia de Cristo, ha sido conducida o con un movimiento más veloz y abiertamente innovador (Pablo VI, Francisco), o con un movimiento aparentemente más conservador y realmente más lento (Juan XXIII, Juan Pablo II, Benedicto XVI). En efecto, Ratzinger, con la institución de facto del “papado emérito”, ha desarrollado el rol sobre el cual ha puesto las bases para dar el último paso antes de Francisco: el “Papa emérito” también de iure.

Benedicto XVI no corrige las aserciones de Seewald, pero al hacer una distinción entre la “función” (desarrollar el oficio y el deber del papa, es decir gobernar la Iglesia con la jurisdicción) y la “misión” (ser y permanecer papa) del Sumo Pontífice, añade una precisión.

Según Benedicto XVI, 1º) la función petrina significa gobernar en acto la Iglesia universal, desarrollando el cargo, el oficio o el deber de papa, teniendo “bajo control la entera situación” de la Iglesia universal (p. 35), tal función puede ser abandonada por medio de la dimisión, si el papa no tiene la capacidad de hacer todo esto.
Sin embargo, he aquí la novedad, 2º) la misión del papa es similar al hecho de ser padre físico, que es (ser/permanecer) siempre padre: aunque si psicológica y moralmente no consigue ya hacer (actuar/funcionar) de padre, queda como y es padre físico para siempre, aunque dejando las “responsabilidades concretas”, es decir las funciones de padre moral (p. 38)
Después Benedicto XVI añade que el “Papa emérito” es una figura similar a la del “obispo emérito”, que no existía antes de 1966. Admite que con tal innovación (la del “obispo emérito”, introducida por Pablo VI en 1966 con la del “Papa emérito”, introducida por él en 2013), el “funcionalismo” (p. 39) ha conquistado la institución papal y hace la comparación con el episcopado emérito, diciendo que “también los obispos se han encontrado frente a un paso similar. Antes [de 1966] tampoco el obispo podía dejar su puesto y muchos de ellos decían: “Yo soy el “padre” y sigo siéndolo siempre”. No se puede dejar de serlo, significaría conferir un perfil funcional y secular al ministerio y transformar el obispo en un funcionario como otro”. Por eso Ratzinger no repudia la pregunta/objeción de Seewald, que justamente había dicho: “Alguno ha levantado la objeción según la cual su dimisión ha secularizado el papado. Ya no sería un ministerio sin igual, sino un cargo como otro” (p. 38).

Benedicto XVI da, por tanto, una breve demostración de la naturaleza de las reformas del episcopado/papado emérito. Así, distingue:

1º) de un lado, el obispo, que tiene una misión sacramental (missio, de mittere = enviar, el obispo es el sucesor de los apóstoles y es enviado por el Padre para continuar su obra evangelizadora); es decir, el poder del orden sagrado, que es eternamente indeleble. Sin embargo,

2º) por otro lado, el obispo no debe y no puede quedarse eternamente en la función (funcionar/actuar, el deber o la función inherente a su cargo) activa de obispo; es decir, si el carácter del orden sagrado (misión) permanece para la eternidad, la jurisdicción que ejercita el obispo gobernando su diócesis (función) puede cesar por enfermedad invalidante (y esto era pacífico antes de 1966) y cesa indefectiblemente con la muerte del obispo.

Ahora, con Pablo VI, la jurisdicción episcopal debe cesar antes de la eventual enfermedad invalidante y de la muerte del obispo y éste debe jubilarse convirtiéndose en “obispo emérito” al llegar a los 75 años de edad, porque a esta edad el obispo no estaría ya en condición de gobernar su diócesis. Análogamente, el papa, “que no es un superhombre” (p. 39) tiene, no un orden sagrado, sino una misión divina (en el ser) como Cristo se la dio a Pedro y, por tanto, tal misión o llamada e investidura por parte de Cristo queda para siempre; sin embargo, el ejercicio (función) de esta misión, o sea el poder de jurisdicción sobre la Iglesia universal, no sólo puede cesar por enfermedad invalidante (como se consideraba ya antes de 2013), sino que después de 2013 el papa no puede quedarse eternamente en la función de gobierno, es decir debe jubilarse (¡atención! No lo dice explícitamente; sin embargo se contiene esta conclusión implícitamente en las premisas de su razonamiento). No obstante, si el papa dimite, mantiene la “responsabilidad que ha aceptado” el día de su elección canónica (misión), pero “en un sentido interior y no de la función” o en el poder de gobernar la Iglesia. En resumen, el “Papa emérito” permanece interiormente enviado (missus) por Dios, pero deja su cargo, función o poder de jurisdicción.

Benedicto XVI es clarísimo al afirmar que tal elección la hizo libremente y no por presiones, chantajes o amenazas recibidas. Más bien, dice que dimitió sólo después de haber aclarado todo lo referente al escándalo Vatileaks. No obstante, “uno no puede dimitir cuando las cosas no están en orden, sino que puede hacerlo sólo cuando todo está tranquilo” (p. 38). Tuvo un debilitamiento de sus fuerzas en el verano de 2012 y previó que no habría podido gobernar la Iglesia con eficiencia y por ello eligió dimitir.
Si se hubiese limitado a dimitir no habría habido nada que objetar, pero ha creado la nueva institución, que tiene riesgo de volverse estable, del “Papa emérito”, que desquicia cada vez más el concepto de monarquía pontificia y de episcopado subordinado al pontífice romano y acentúa el de la colegialidad episcopal, que fue el caballo de batalla del joven teólogo de 38 años Joseph Ratzinger durante el Concilio Vaticano II
Luego, Ratzinger pone por las nubes a Francisco, no como Papa, sino en cuanto a su estilo, a su cordialidad, a su hablar al corazón de la gente, a su decisionismo, a su saber hablar con Dios y con los hombres (p. 42-43), y hasta afirma que “es una nueva frescura en el seno de la Iglesia, una nueva alegría, un nuevo carisma” (p. 47).

Y dulcis in fundo declara: “Me pregunto: ¿cuánto podrá avanzarse?” (p. 45), dejando entender que la figura del “Papa emérito”, hoy de facto, es una institución estable, aunque aún no lo sea de iure. Sin embargo, el deber de hacerla no sólo de hecho sino de derecho Benedicto se lo deja a Francisco…

Este grave error eclesiológico de Benedicto XVI, que ya de joven teólogo había aplaudido la invención del obispo emérito, ha causado también una serie de cuestiones, de escasa entidad teológica pero de notable confusión de los espíritus ya tan desconcertados, sobre el tema del munus y del ministerium.

No obstante, alguno ha dicho que Benedicto, renunciando ―el 28 de febrero de 2013― al officium, es decir a ser el papa que gobierna la Iglesia con jurisdicción, pero no al munus, es decir a ser papa, sería el verdadero Papa también después de su dimisión (hasta su muerte ocurrida el 31 de diciembre de 2022) y Bergoglio sería un Antipapa desde el 13 de marzo de 2013.

Otros, en 2015/16, propusieron hacer declarar hereje a Francisco por el episcopado o el cardenalato y elegir otro papa en su lugar.

En fin, algún otro ha convocado un “cónclave” en Roma para elegir un nuevo “Papa” tras la muerte de Benedicto, reeligiendo a Bergoglio.

Ahora, lo que el mismo Ratzinger dijo en 2016 a Peter Seewald nos permite entender que el verdadero “caso Ratzinger” no es esto, sino que es de una gravedad mucho más grande y no por parte de Francisco, sino más bien por parte de Benedicto.

Petrus

Traducido por Natalia Martín

viernes, 23 de junio de 2023

Caminando juntos ¿hacia dónde? - La Sacristía de La Vendée: 22-06-2023



DURACIÓN 2:40:11

El PSOE aprueba quemar la Bandera de España pero no tolera ofensas a una bandera particular



Los socialistas ya apoyaron dos veces legalizar la quema de banderas españolas


Un partido político, al igual que una persona, se retrata por sus actos. Y la izquierda no deja de retratar su radical sectarismo.



Una bandera particular inventada por un británico en 2021

Hace unos días, Vox colocó una lona gigante en un edificio de Madrid con el título "Decide lo que te importa". La pancarta mostraba una mano arrojando a la papelera seis emblemas: el logo feminismo radical, el logo de la Agenda 2030, el emblema del movimiento okupa, una bandera separatista catalana, una bandera comunista y una bandera con un diseño estrafalario y una espantosa combinación de 11 colores.

Esta última es una bandera diseñada en 2021 por el británico Valentino Vecchietti denominada "Bandera del orgullo del progreso", que según él se trata de un rediseño de una bandera muy parecida diseñada por Daniel Quasar en 2018, siendo éste, a su vez, un rediseño de la bandera LGTB. Esta bandera parece diseñada con el mismo gusto estético que el sitio web de Homer Simpson, y por supuesto son muchas las personas a las que dice representar que no se sienten representadas por ella. Es una bandera particular y sin ningún carácter oficial. Tiene la misma representatividad que una bandera particular dibujada por un chaval de 13 años para representar a los miopes, a los amigos de los osos de peluche o a los fans del frente de liberación de las bolas de golf.

El PSOE denuncia la lona diciendo que es un «delito de odio»

Lo más curioso de este caso es que el PSOE ha denunciado esta lona por un posible "delito de odio". Recordemos que el PSOE no ha tenido reparos en aliarse en el Congreso con partidos que promueven el odio a España. Es más: he buscado y rebuscado y no he encontrado ni una sola denuncia del PSOE contra las frecuentes quemas españolas en mítines separatistas, unas quemas que constituyen un claro delito de ultraje a España, tipificado por el Artículo 543, que castiga "las ofensas o ultrajes de palabra, por escrito o de hecho a España, a sus Comunidades Autónomas o a sus símbolos o emblemas, efectuados con publicidad", para los que prevé la pena de multa de siete a doce meses.

El PSOE ya apoyó dos veces legalizar la quema de banderas españolas

La doble vara de medir del PSOE con las banderas no se detiene ahí. El 23 de octubre de 2018, el PSOE votó a favor de una iniciativa de Podemos para legalizar esos ultrajes a España, calificándolos como "libertad de expresión". Esa iniciativa -apoyada por el PSOE, por los comunistas de Podemos y por los partidos separatistas- pretendía, además, legalizar las vejaciones a los creyentes (Art. 525 del Código Penal), las injurias y amenazas a los Ejércitos y a las Fuerzas de Seguridad y a las instituciones del Estado (Art. 504) y las calumnias e injurias contra la Corona y contra la Familia Real (Arts. 490.3 y 491).

Como se puede ver, los mismos que califican como "odio" todo aquello que contradice sus dogmas ideológicos, querían dar barra libre a las peores manifestaciones de odio del separatismo y de la izquierda. Y es que la izquierda, cuando acusa de "odio" a los demás, lo que hace es eso que en psicología se denomina proyección, que consiste en atribuir a los demás defectos propios para así considerarse mejor que ellos.

No fue la única vez que el PSOE se retrató de esa forma: en junio de 2021 los socialistas volvieron a apoyar otra iniciativa de Podemos para legalizar esos delitos. El texto de la iniciativa (se puede leer aquí) pedía derogar el delito de ultrajes a España que castiga la quema de banderas españolas, con el siguiente argumento: "Este delito se está aplicando para atacar la libertad de expresión, reprimiendo la crítica contra los símbolos de nuestro país, materializados en la bandera y el himno nacional". El resultado de la votación se puede ver aquí. Los 120 diputados del PSOE votaron a favor, incluido Pedro Sánchez.

La razón de esa ridícula doble vara de medir de la izquierda

Así pues, después de apoyar la legalización de la quema de la bandera oficial que nos representar a todos los españoles (sea cual sea nuestro sexo, ideología, edad, creencias, raza, clase social, gustos, orientación sexual, etc.), ahora el PSOE quiere perseguir una ofensa a una bandera particular diseñada por un tipo hace dos años, una bandera que no tiene ningún carácter oficial y que sólo representa a aquellos que quieran sentirse representados por ella. Es tan ridículo como si el PSOE denunciase a alguien por ofender a la bandera de los Teletubbies.

Si la izquierda quiere de verdad defender los sentimientos de los ciudadanos frente a las ofensas gratuitas, que empiece por perseguir a los que cometen un delito quemando Banderas de España, que es la bandera oficial que nos representa a todos. En vez de hacer eso -que es algo que exige una ley ya vigente-, la izquierda pone cualquier chorrada por encima del respeto debido a todos los españoles. Y es que el PSOE se siente más cómodo con quienes odian a España que con quienes defienden sus símbolos. Basta con ver a los aliados que se ha buscado estos últimos cuatro años en el Congreso.

Elentir

jueves, 22 de junio de 2023

El amor entrañable de Dios por cada uno de nosotros (padre Alfonso Gálvez)



Duración 35:54 minutos

Primer Aniversario de la Muerte del P. Alfonso Gálvez



El próximo 6 de julio de 2023, primer aniversario de la muerte del padre Alfonso Gálvez, se celebrará la Santa Misa por su eterno descanso en la iglesia de las Madres Dominicas (Las Anas) a las 9:30 AM.


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El padre Alfonso Gálvez nació en 1932. Licenciado en Derecho. Se ordenó de sacerdote en Murcia en 1956. Entre otros destinos ha estado en Cuenca (Ecuador), Barquisimeto (Venezuela) y Murcia. Es Fundador de la Sociedad de Jesucristo Sacerdote, aprobada en 1980. Desde 1982 reside en El Pedregal (Mazarrón-Murcia). A lo largo de su vida ha alternado las labores pastorales con un importante trabajo redaccional. Ha publicado Comentarios al Cantar de los Cantares (dos volúmenes), La Fiesta del hombre y la Fiesta de Dios, La oración, El Amigo Inoportuno, Apuntes sobre la espiritualidad de la Sociedad de Jesucristo Sacerdote, Esperando a Don Quijote, Homilías, Siete Cartas a Siete Obispos, El Invierno Eclesial, Los Cantos Perdidos y El Misterio de la Oración. Para información adicional visite su web 
https://www.alfonsogalvez.com/

TRANSMITIR LA VERDADERA HISTORIA DE ESPAÑA A LOS JÓVENES



Llevamos décadas observando una corrupta instrucción escolar a nuestros jóvenes que obedece a una imposición ideológica internacional de hacer que los niños no conozcan nuestra historia patria tal y como fue. 

Los héroes de España son tomados como intransigentes o dictadores, cuando fueron los españoles más sobresalientes de su época. Urge levantar colegios verdaderamente católicos, alejados de toda inmundicia liberal y comunista o democrática parlamentaria, de toda ideología moderna afrancesada y norteamericanizada, y formar en el recto orden de la virtud a los niños, tal y como hicieron un San José de Calasanz, un San Juan Bosco o un San Juan Bautista de la Salle y tantos y tantos verdaderos reformadores sociales y culturales. 

Si queremos que España permanezca hemos de alejar a nuestros hijos de toda perversión repugnante de las nuevas ideologías del averno que se están introduciendo sibilinamente en los colegios, y que bajo capa de solidaridad, respeto, inclusión, etc. están llevando a nuestros jóvenes al más desastroso desenlace.

DURACIÓN 28:11 MINUTOS

lunes, 19 de junio de 2023

PÁNICO DE LA SEXTA A QUE VOX SE DISPARE, ABASCAL ARRASA AL PP Y EL PSOE COMPARA A VOX CON BILDU



Bienvenidos a RoberSR.

Nuevo vídeo en el canal comentando 

- el pánico absoluto que tiene La Sexta y demás progres a que VOX vaya a gobernar en España y pueda seguir creciendo en futuras citas electorales, 

- los últimos retratados de Abascal al PP 

- y cómo el PSOE ha vuelto a comparar a VOX con Bildu. Todo esto y mucho más en el vídeo de hoy

Duración 14:47 minutos