BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS



jueves, 21 de enero de 2021

El episcopado de EEUU advierte contra los “males morales” de la Administración Biden (Carlos Esteban)





Una nota del episcopado americano lista para ser publicada en la mañana de la investidura de Joe Biden, en la que se condenan sus políticas contra la familia y la vida, ha sido publicada con retraso debido a un embargo ordenado por la Secretaría de Estado.

“Como pastores, los obispos de la nación tienen el deber de proclamar el Evangelio en toda su verdad y poder, a tiempo y a destiempo, incluso cuando esa enseñanza resulta inconveniente o cuando la verdad del Evangelio va a la contra de la sociedad y la cultura en general”, reza la nota, firmada por el presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, el arzobispo José Gómez de Los Angeles, que estaba prevista para su publicación a primera hora de la mañana de este miércoles y sufrió un retraso ‘diplomático’ de unas horas por instrucciones de la Secretaría de Estado.

“De modo que debo señalar que nuestro nuevo presidente se ha comprometido a aplicar ciertas políticas que avanzarán males morales y amenazarán la vida y la dignidad humanas, de forma especialmente grave en las áreas del aborto, la contracepción, el matrimonio y el género. Preocupa profundamente la libertad de la Iglesia y la libertad de los fieles para vivir según su conciencia”, añade Gómez.

La nota fue acaloradamente debatida en el seno de la conferencia episcopal. Varios obispos consideraban que el lenguaje de la nota era innecesariamente crítico para tratarse de un presidente recién inaugurado, sin contar con que se trata del primero de confesión católica desde J.F. Kennedy. Entre los más contrarios al lenguaje de la nota figuran los obispos Blaise Cupich, de Chicago, y Joseph Tobin, de Newark.

La nota, finalmente publicada, contrasta por su dureza con la mucho más suave, conciliadora y satisfecha que ha hecho pública la Santa Sede.

“Nuestros compromisos en aspectos sobre la sexualidad humana y la familia, al igual que nuestros compromisos en todas las demás áreas, como la abolición de la pena de muerte o la búsqueda de un sistema de salud y una economía que realmente sirvan a la persona humana, están guiados por el gran mandamiento de Cristo de amar y solidarizarnos con nuestros hermanos y hermanas, especialmente con los más vulnerables”, escribe.

Para los obispos del país, reconoce Gómez, “la continua injusticia del aborto sigue siendo la “prioridad preeminente”. Aunque preeminente no significa “única”. Tenemos una profunda preocupación por las muchas amenazas a la vida y la dignidad humanas en nuestra sociedad”.

“Pero, como enseña el Papa Francisco, no podemos quedarnos en silencio cuando casi un millón de vidas por nacer son terminadas anualmente en nuestro país a través del aborto”, explica.

“El aborto es un ataque directo a la vida que también lastima a la mujer y socava a la familia”, asegura el arzobispo de Los Ángeles. “No podemos ignorar la realidad de que las tasas de aborto son mucho más altas entre los pobres y minorías, y que el procedimiento se usa regularmente para eliminar a los niños que nacerían con discapacidades”, advierte.

“En lugar de imponer más expansiones del aborto y la anticoncepción, como ha prometido, tengo la esperanza de que el nuevo presidente y su administración trabajarán con la Iglesia y otras personas de buena voluntad”, afirma Gómez.

“Mi esperanza es que podamos iniciar un diálogo para tratar los complicados factores culturales y económicos que motivan el aborto y desaniman a las familias”, indica el prelado. “Mi esperanza es igualmente que trabajemos juntos para poner finalmente en práctica una política familiar coherente en este país que reconozca la importancia crucial de los matrimonios y crianza sólidos para el bienestar de los niños y la estabilidad de las comunidades”, añade.

Si el presidente, con pleno respeto por la libertad religiosa de la Iglesia, participara en esta conversación, asegura el presidente de los obispos, “sería de gran ayuda para restaurar el equilibrio civil y curar las necesidades de nuestro país”.

Les ofrecemos el comunicado completo:

Mis oraciones están hoy con nuestro nuevo presidente y su familia.

Oro para que Dios le conceda sabiduría y valor para liderar a esta gran nación y para que le ayude a superar los retos de estos tiempos, a curar las heridas causadas por esta pandemia, a aliviar nuestras intensas divisiones políticas y culturales y a unificar a las personas con una renovada dedicación a los propósitos que motivaron la fundación de Estados Unidos, una nación bajo Dios y comprometida con la libertad y la igualdad para todos.

Los obispos católicos no somos actores partidistas activos en la política de nuestra nación. Somos pastores responsables de las almas de millones de estadounidenses y defensores de las necesidades de todos nuestros vecinos.

En todas las comunidades del país, las parroquias, escuelas, hospitales y ministerios católicos forman una cultura esencial de compasión y protección al servicio de las mujeres, los niños y los ancianos, los pobres y los enfermos, los presos, los migrantes y los marginados, sin importar su raza o religión.

Cuando nosotros hablamos sobre problemas de la vida pública estadounidense, tratamos de formar conciencia y aportar principios. Estos principios se basan en el Evangelio de Jesucristo y las enseñanzas sociales de su Iglesia. Jesucristo reveló el plan de amor de Dios por la creación y la verdad sobre la persona humana, que fue creada a su imagen y semejanza, dotada de la dignidad, los derechos y las responsabilidades dadas por Dios y llamada a un destino trascendente.

Basados en estas realidades, que se reflejan en la Declaración de la Independencia y la Declaración de los Derechos, los obispos y los fieles católicos cumplen el mandamiento de Cristo de amar a Dios y amar a nuestro prójimo, al trabajar por un Estados Unidos que proteja la dignidad humana, aumente la igualdad y las oportunidades para todas las personas, y sea de corazón abierto hacia los que sufren y los débiles.

Por muchos años, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos ha tratado de ayudar a los Católicos y otras personas de buena voluntad en sus reflexiones sobre aspectos políticos a través de la publicación de Formando la Conciencia para ser Ciudadanos Fieles. La más reciente edición aborda una amplia variedad de aspectos que nos preocupan. Entre ellos: aborto, eutanasia, pena de muerte, inmigración, racismo, pobreza, cuidado del medio ambiente, reforma de la justicia penal, desarrollo económico y paz internacional.

Con respecto a estos y otros temas, nuestra responsabilidad de amar y nuestros principios morales nos llevan a establecer juicios y posiciones prudenciales que no se alinean perfectamente con las tendencias políticas de izquierda o derecha, o con las plataformas de nuestros dos principales partidos políticos. Trabajamos con todos los presidentes y todos los congresos. En algunos temas nos ubicamos más del lado de los demócratas, mientras que en otros nos encontramos más del lado de los republicanos. Nuestras prioridades nunca son partidistas. Somos católicos en primer lugar, y solo buscamos seguir fielmente a Jesucristo y promover su visión de la fraternidad y la comunidad humanas.

Espero trabajar con el presidente Biden, su administración y con el nuevo Congreso. Como ocurre con todas las administraciones, habrá áreas en las que estaremos de acuerdo y en las que trabajaremos juntos con estrecha colaboración, pero también habrá áreas en las que tendremos desacuerdos de principios y una fuerte oposición.

Sin embargo, el hecho de trabajar con el presidente Biden será único, él será nuestro primer presidente en 60 años que profesa la fe católica. En una época de creciente y agresivo secularismo en la cultura estadounidense, cuando los creyentes religiosos enfrentan muchos desafíos, será refrescante interactuar con un presidente que evidentemente comprende, profunda y personalmente, la importancia de la fe y las instituciones religiosas. Observo con mucha esperanza y motivación la experiencia personal y piedad del Señor Biden, su conmovedor testimonio de cómo su fe le ha traído consuelo en tiempos difíciles y trágicos y su compromiso de mucho tiempo con la prioridad que establece el Evangelio para los pobres.

Al mismo tiempo, como pastores, los obispos de la nación tienen el deber de proclamar el Evangelio en toda su verdad y poder, a tiempo y a destiempo, incluso cuando esa enseñanza sea inconveniente o cuando las verdades del Evangelio sean contrarias a las direcciones de la sociedad y la cultura en general. Debo señalar que nuestro nuevo presidente se ha comprometido a seguir ciertas políticas que promoverían los males morales y amenazarían la vida y la dignidad humanas, más seriamente en las áreas del aborto, la anticoncepción, el matrimonio y el género. Es motivo de profunda preocupación la libertad de la Iglesia y la libertad de los creyentes para vivir de acuerdo con sus conciencias.

Nuestros compromisos en aspectos sobre la sexualidad humana y la familia, al igual que nuestros compromisos en todas las demás áreas, como la abolición de la pena de muerte o la búsqueda de un sistema de salud y una economía que realmente sirvan a la persona humana, están guiados por el gran mandamiento de Cristo de amar y solidarizarnos con nuestros hermanos y hermanas, especialmente con los más vulnerables.

Para los obispos de la nación, la continua injusticia del aborto sigue siendo la “prioridad preeminente”. Aunque preeminente no significa “única”. Tenemos una profunda preocupación por las muchas amenazas a la vida y la dignidad humanas en nuestra sociedad. Pero, como enseña el Papa Francisco, no podemos quedarnos en silencio cuando casi un millón de vidas por nacer son terminadas anualmente en nuestro país a través del aborto.

El aborto es un ataque directo a la vida que también lastima a la mujer y socava a la familia. No es sólo un asunto privado, ello genera problemáticas situaciones en aspectos fundamentales como la fraternidad, la solidaridad y la inclusión en la comunidad humana. También es una cuestión de justicia social. No podemos ignorar la realidad de que las tasas de aborto son mucho más altas entre los pobres y minorías, y que el procedimiento se usa regularmente para eliminar a los niños que nacerían con discapacidades.

En lugar de imponer más expansiones del aborto y la anticoncepción, como ha prometido, tengo la esperanza de que el nuevo presidente y su administración trabajarán con la Iglesia y otras personas de buena voluntad. Mi esperanza es que podamos iniciar un diálogo para tratar los complicados factores culturales y económicos que motivan el aborto y desaniman a las familias. Mi esperanza es igualmente que trabajemos juntos para poner finalmente en práctica una política familiar coherente en este país que reconozca la importancia crucial de los matrimonios y crianza sólidos para el bienestar de los niños y la estabilidad de las comunidades. Si el presidente, con pleno respeto por la libertad religiosa de la Iglesia, participara en esta conversación, sería de gran ayuda para restaurar el equilibrio civil y curar las necesidades de nuestro país.

El llamado del presidente Biden por una reconciliación nacional y unidad es bienvenido a todos los niveles. Es algo que se necesita urgentemente mientras enfrentamos el trauma en nuestro país causado por la pandemia del coronavirus y el aislamiento social, que sólo han agravado las intensas y largas divisiones entre nuestros conciudadanos.

Como creyentes, entendemos que la sanidad es un regalo que sólo podemos recibir de la mano de Dios. Sabemos también que la reconciliación real requiere escuchar con paciencia a quienes no están de acuerdo con nosotros y la voluntad de perdonar y superar los deseos de represalia. El amor cristiano nos llama a amar a nuestros enemigos y a bendecir a los que se oponen a nosotros, y a tratar a los demás con la misma compasión que queremos para nosotros.

Estamos todos bajo la atenta mirada de Dios, quien es el único que puede juzgar las intenciones de nuestros corazones. Oro para que Dios le dé a nuestro nuevo presidente, y a todos nosotros, la gracia de buscar el bien común con toda sinceridad. 

Encomiendo todas nuestras esperanzas y ansiedades en este nuevo momento al tierno corazón de la Santísima Virgen María, madre de Cristo y patrona de esta nación excepcional. Que ella nos guíe por los caminos de la paz y nos ofrezca la sabiduría y la gracia de un verdadero patriotismo y amor por la patria.

Carlos Esteban

miércoles, 20 de enero de 2021

Ciudad española remueve una cruz cerca de una iglesia

 GLORIA TV NEWS


El ayuntamiento de la ciudad de Aguilar de la Frontera, situada en Córdoba (España) demolió el 19 de enero una cruz que había estado en su lugar desde 1938, cercana a la entrada de un convento de monjas carmelitas.


Los vecinos y 100 personas estuvieron presentes y se opusieron a la destrucción.

La ciudad está gobernada por una mayoría absoluta de Izquierda Unida, de orientación comunista. Como excusa de este vandalismo, el ayuntamiento afirmó el “origen franquista” de la cruz, cuyo origen real es la crucifixión de Cristo.

La destrucción de cruces se extiende también en la República Popular de China y en las áreas controladas por el ISIS.

martes, 19 de enero de 2021

NOTICIAS VARIAS 19 de enero de 2021


CONTANDO ESTRELAS

El comunismo masacró a cristianos por serlo y ahora derriba sus cruces: el caso de España


EL INVESTIGADOR.ORG

[Entrevista] sobre el nuevo sistema económico globalista de Control Totalitario. Del documental “Planeta en Confinamiento”


IL SETTIMO CIELO

Biden en la Casa Blanca. ¿Es la hora de la verdad para los católicos estadounidenses?

THE WANDERER

Los huesos del Papa Francisco

GLORIA TV VIDEO


MENTE ALTERNATIVA

FILTRAN EMAILS QUE DETALLAN CÓMO LA UE FUE PRESIONADA PARA APROBAR LA VACUNA DE PFIZER A PESAR DE PRESENTAR ‘PROBLEMAS’

INFOVATICANA

El ayuntamiento de un pueblo español derriba una cruz por ser “franquista”

SPECOLA

Las grietas en San Pedro y en el Capitolio, malos tiempos para la comunicación del Vaticano y sus tribunales, las redes italianas.


Selección por José Martí

Las bodas de Caná y el matrimonio cristiano, hoy (Homilía del padre Javier Olivera Ravasi)

 QUE NO TE LA CUENTEN



Publicamos aquí un sermón acerca del matrimonio católico que puede servir.

En unos días más, publicaremos, en nuestro canal de Youtube, un vídeo completo y específico sobre la moral conyugal, si Dios lo permite para,

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi, SE

Duración 19:15 minutos

El Padre Luis Toro y una cristiana retractación sobre los métodos anticonceptivos

QUE NO TE LA CUENTEN 


Queridos amigos de Que no te la cuenten

Hace unas semanas realizamos un pequeño video apoyando la labor del Padre Luis Toro, como podrán ver aquí

El Padre Toro es un sacerdote y apologeta venezolano que intenta –cuando se lo permiten–, debatir públicamente con los protestantes a partir de las Sagradas Escrituras.

Es llano, sencillo y contundente al momento de refutar a sus adversarios (eso es lo que ha atraído a muchísimas almas, gracias a Dios, nuevamente a la Iglesia Católica). Tiene un estilo muy particular pues “el estilo es el hombre” pero aun sin vestir sotana, etc., realiza una obra magnífica.

DURACIÓN 11:21 minutos

Pues bien; apenas publicamos ese vídeo apoyando la labor que está realizando con los hermanos venezolanos, algunos de nuestros lectores nos escribieron para comentarnos, no sin preocupación, ciertas enseñanzas del Padre Toro acerca de la moral conyugal que no parecían ir de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia. Nos enviaron los enlaces y, lamentablemente, corroboramos que era cierto: el padre Luis estaba un tanto confundido con respecto a la licitud o no de los métodos anticonceptivos, pensando que “la doctrina había cambiado”.

Desde entonces teníamos dos opciones: hacer lo típico que sucede hoy en día en internet (un vídeo “refutando al padre Toro”, etc., etc., etc.), y dañar así, indirectamente, su obra, o hacer lo que, entre cristianos, se debe hacer primero, como dice el Señor: «Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos” (Mt 18,15-16).

Y lo intentamos, sabiendo de la humildad del Padre Toro. Y no nos equivocamos.

Nos comunicamos con él y, gracias a su docilidad y humildad, junto con dos amigos sacerdotes, pudimos leer juntos algunos textos del Magisterio pontificio que ahora sólo resumimos.

Ante la pregunta “¿es lícita la anticoncepción en la Iglesia?”, el Magisterio ha sido más que claro (por citar algunos no más):

PÍO XI: “Cualquier uso del matrimonio, en el que maliciosamente quede el acto destituido de su propia y natural virtud procreativa, va contra la ley de Dios y contra la ley natural” (Casti connubii, n. 21)

PAULO VI: “No le es lícito al hombre romper por su propia iniciativa el nexo indisoluble y establecido por Dios, entre el significado de la unidad y el significado de la procreación que se contienen conjuntamente en el acto conyugal… Es ilícita toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la procreación” (Humanae vitae, nn. 12 y 14).

JUAN PABLO II: “Cuando los esposos, mediante el recurso al anticoncepcionismo, separan estos dos significados (unitivo y procreativo) que Dios Creador ha inscrito en el ser del hombre y de la mujer… se comportan como ‘árbitros’ del designio divino y ‘manipulan’ y envilecen la sexualidad humana… El anticoncepcionismo impone un lenguaje objetivamente contradictorio, es decir, el de no darse al otro totalmente (pues) se produce no sólo el rechazo positivo de la apertura a la vida, sino también una falsificación de la verdad interior del amor conyugal” (Familiaris consortio, n. 32).

Hasta aquí, para él, no existían dudas. Sin embargo, había un texto de la Exhortación post-sinodal Amoris laetitia que le habían dicho que “había abierto la puerta a la regulación de la natalidad por medio de la anticoncepción (pastillas, preservativos, etc.)

El texto es el siguiente:

“La conciencia recta de los esposos, cuando han sido muy generosos en la comunicación de la vida, puede orientarlos a la decisión de limitar el número de hijos por motivos suficientemente serios”, pero también, “por amor a esta dignidad de la conciencia, la Iglesia rechaza con todas sus fuerzas las intervenciones coercitivas del Estado en favor de la anticoncepción, la esterilización e incluso del aborto” (Amoris laetitia, n. 42).

Es decir: se mezclaba “la decisión de limitar el número de hijos” (que por causa grave puede ser realizada a partir de los métodos naturales) con la condena a las “intervenciones coercitivas del Estado favor de la anticoncepción”; claro está que, aunque en la letra no se dijese estrictamente nada novedoso [1], redactado así, algún desprevenido podía interpretar esto como que, a partir de ahora, “la Iglesia aceptaba la anticoncepción artificial” siempre y cuando no fuese impuesta por el Estado…

Con gran humildad y docilidad, leímos con el padre Luis Toro el Magisterio pontificio anterior y recordamos un principio hermenéutico que, para él, resultó de gran luz: y es que, para la sana teología, cuando un texto de la Iglesia resulta ambiguo o discordante con la enseñanza magisterial anterior, siempre debe ser leído e interpretado a la luz de los textos magisteriales previos.

Dado que el Padre Luis se encuentra ahora realizando diversos apostolados en pos de sus pobres hermanos venezolanos, e imposibilitado de poder realizar vídeos, decidimos, con su expreso permiso comentar esto a modo de retractación y para tranquilidad y edificación de todos.

Que su humildad nos sirva de ejemplo (a mí en primer lugar) y que sepamos que, si Dios permite nuestra corrección es para el bien de nuestras propias almas y de las encomendadas a nuestros apostolados.

Dios los bendiga y,

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi, SE

[1] Al contrario, la nota a pie de página de este texto remitía a la “Relación final del sínodo de los obispos” donde, el 24/10/2015 se decía en el nº 63: «El camino adecuado para la planificación familiar presupone un diálogo consensual entre los esposos, el respeto de los tiempos y la consideración de la dignidad de cada uno de los miembros de la pareja. En este sentido es preciso redescubrir el mensaje de la Encíclica Humanae Vitae (cf. 10-14) y la Exhortación Apostólica Familiaris Consortio (cf. 14; 28-35) para contrarrestar una mentalidad a menudo hostil a la vida. Hay que animar continuamente a las parejas jóvenes a donar la vida. De este modo puede crecer la apertura a la vida en la familia, en la Iglesia y en la sociedad”.

Vacunas del Covid: Parroquias católicas son los “principales jugadores”

 GLORIA TV


Muchas parroquias en la diócesis de San Bernardino (California), sirven como lugares de vacunación contra el Covid-19, anunció el sitio web diocesano ICByte.org.

Las vacunaciones comenzarán a fines de enero o principios de febrero. “Vamos a ser un jugador importante en esto” dijo triunfalmente Ann Marie Gallant, directora de la Colaboración de Operaciones de Emergencia diocesana.

Tanto la diócesis como los obispos californianos están montando campañas públicas para animar a los católicos a recibir las vacunas Covid-19 desarrolladas por Pfizer y Moderna, basadas en tejido celular de bebés abortados.

sábado, 16 de enero de 2021

El "sensus fidei fidelium"

 QUE NO TE LA CUENTEN

Duración 5:58 minutos


"Los fieles tienen un instinto para la verdad del Evangelio, que les permite reconocer y adherirse a la auténtica doctrina y práctica cristiana. Este instinto sobrenatural, que tiene un vínculo intrínseco con el don de la fe recibido en la comunión de la Iglesia, se llama sensus fidei y permite a los cristianos cumplir su vocación profética" (Comisión teológica internacional, "El sensus fidei en la vida de la Iglesia", año 2014).

Ministerios laicales | 15.01.2021 | P. Santiago Martín FM |

 Magnificat TV - Franciscanos de María

Duración 8:40 minutos



martes, 12 de enero de 2021

NOTICIAS VARIAS 12 de enero de 2021



MENTE ALTERNATIVA

REACCIONES ADVERSAS INFORMADAS DE LA VACUNACIÓN CONTRA EL COVID19 (REFERENCIAS ADJUNTAS)


THIERRY MEYSSAN: BIDEN Y EL PODER POR LA FUERZA

El 2021 tiene muy mala pinta, las cosas claras se pagan caras, los ‘viri’ del Papa Francisco, despidos en el Vaticano.

 SPECOLA


Las cosas van mal y la epidemia, como era de esperar dejando a un lado los optimismos irracionales, sigue su curso y estamos en los números más altos de contagios y fallecimientos a nivel mundial. Hay zonas que mejora, que empeora, que va y viene, pero no sabemos si estamos al final o al principio. El lío de las vacunas no parece que sea la solución y, por ahora, con continuos retrasos y pocos resultados. Los amigos de España están sufriendo la mayor nevada de los últimos tiempos y su capital está sepultada en la nieve. La organización mundial de la Salud ya nos dice que no habrá inmunidad colectiva este año. Todo apunta a que 2021 será el segundo año de la epidemia, por lo menos hasta el verano el pescado está todo vendido y no veremos muchas novedades. Pero lo peores males que nos acechan no son los pestilentes.

«Hay una fuerza nefasta, que ahora ha dejado de esconderse, es una conspiración masónica.¡Aquí está la mano misteriosa que empuja a la ruina a nuestro país!». «Ante los implacables ataques de los enemigos de la Iglesia de Dios, ¿es legítimo que permanezcamos inactivos? ¿Es legítimo, quizás, quejarse y derramar lágrimas? ¡De ningún modo! Recordemos que en el juicio de Dios daremos cuenta detallada no solo de las acciones realizadas, sino también de todas las buenas acciones que pudimos haber hecho, ¡pero que no hemos hecho!». «¡Sobre cada uno de nosotros pesa el sacrosanto deber de meternos en las trincheras y repeler con el pecho los ataques del enemigo!». «Cada una de las Grandes Logias tiene derecho a mejorar las recetas anteriores y establecer nuevas, pero no a cambiar los puntos fundamentales, que deben permanecer fijos para siempre”. ¿Cuáles son estos puntos fundamentales?, ¡La liquidación total del mundo sobrenatural!». «Actualmente, la masonería es, sin duda, la cabeza de la serpiente infernal. No me refiero a los masones, sino a sus fines, a su organización que se vuelve contra Dios y contra la felicidad de las almas».

«Volviendo la mirada a nuestro alrededor, notamos la aterradora desaparición de la moral, especialmente en medio de la juventud; de hecho, están surgiendo asociaciones verdaderamente infernales que han incluido el crimen y el libertinaje en su programa; (…). El cine, el teatro, la literatura, el arte, en gran parte dirigidos por la mano invisible de la masonería, trabajan febrilmente, de acuerdo con la resolución de los masones: «¡Vamos a vencer a la Iglesia católica no con razonamientos, sino pervirtiendo la moral!, disculpe la expresión: ¡ser cada vez más cerdos!». Todo esto que nos suena tan actual son intervenciones del Padre Kolbe realizadas en los años 20. Sabemos como terminó un 15 de agosto de 1941… El Papa Pablo VI lo declaró «Beato» y, once años después, el Papa Juan Pablo II lo declaró «Santo, confesor y mártir». Seguimos liquidando a los que dicen estas cosas, el Padre Kolbe y hoy estaría posiblemente laicizado y excomulgado por intransigente y poco dialogante. Todo esto es mucho peor que el virus y sus consecuencias en la sociedad mucho más profundas.

El Papa Francisco elimina la palabra, ‘viri’, del derecho canónico e institucionaliza la presencia de mujeres en el altar durante la celebración eucarística, para proclamar las Sagradas Escrituras o dar la comunión. Malos tiempos para los ‘viri’ aunque sean ‘probati’. Es el primer reconocimiento oficial del hecho de que las mujeres pueden servir en el altar. Creemos que esto no arregla nada y complica las relaciones sobre todo con los ortodoxos. Hasta ahora era un problema de terminología entre los ‘ministerios no ordenados o laicos’ y ‘ministerios ordenados’. No creemos que esto contente a los del camino Alemán que están en otras cosas. Phillys Zagano, quien formó parte de la primera comisión sobre mujeres diáconas, tiene claro que acolitado y lectorado son condiciones previas para la ordenación diaconal. Algunos hablan de puerta cerrada, otros de abierta. ¿seguimos en la buscada confusión?

«Sois todos hermanos»: este es el lema de la visita prevista del Papa Francisco a Irak para el 5-8 de marzo, todo políticamente correcto. El logo muestra una paloma blanca, una rama de olivo en su pico, símbolo de paz, ondeando en las banderas de la Santa Sede y la República de Irak. “Todos ustedes son hermanos”, viene servido en árabe, kurdo y caldeo. Es estos momentos no es muy seguro que el viaje se pueda realizar.

Si las cosas de la pandemia no van muy bien que digamos, las cosas sociales pueden darnos muchos quebraderos de cabeza porque nos están intentando vender una burra vieja y coja, basta leer el Padre Kolbe, pero lo que puede ser de antología es la crisis económica que nos está cayendo encima. Vemos como las euforias iniciales se van apagando y los vaticinios de los próximos meses mejor no mirarlos. Cuando el Papa Francisco llega al Vaticano las cosas económicas eran muy mejorables y poco, nada, se ha hecho en estos años por mejorarlas, ahora están claramente empeorando acercándose al precipicio. Hoy tenemos la noticia de dos cantores de la sixtina que son despedidos, están la cosas como para músicas, aunque sean celestiales. Nos tememos que las promesas del Papa Francisco de mantener a todos en su empleo y sueldo empiezan a hacer aguas, por el sueldo hace tiempo, ahora por el empleo.

«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros?»

Buena lectura.

Que no, que no quiero verlo (el suicidio poblacional en España)

 LA GACETA


Se hicieron públicos hace unas semanas los datos demográficos definitivos de 2019: más terroríficos que nunca, tan desatendidos como siempre. Ofrecen la imagen de un país en rápido despeñamiento hacia el suicidio poblacional. La tasa de fecundidad de las residentes en España ha descendido a los 1’24 hijos por mujer, y la de las españolas a 1’17: estamos teniendo un 44% menos de los hijos necesarios para reponer las generaciones; la promoción nacida en 2019 será un 44% más reducida que la de sus padres. En 2019 nacieron en España menos de 360.000 niños: no se daba una cifra tan baja desde el siglo XVIII, cuando la población era cinco veces inferior (en la década de 1960, con una población un tercio inferior a la actual, el número de nacimientos anuales rozaba los 700.000). Y los nacidos de madre española fueron solo 260.000. Hoy las españolas tienen un 61% menos de hijos que en 1976; en provincias como Orense, Asturias o Vizcaya, un 75% menos. Entre los españoles nativos, el número de muertes en la provincia de Orense en 2019 cuadruplicó al de nacimientos; en varias otras provincias lo triplica. 
La verdadera amenaza existencial que se cierne sobre nuestro país no es una hipotética subida de dos o tres grados de temperatura para el año 2100 (que implicaría un ascenso del nivel del mar de solo 60 cms., fácilmente afrontable por nuestros nietos) sino el colapso socioeconómico por falta de cotizantes y mano de obra para 2035. 
En los próximos años irá pasándonos factura nuestra desidia reproductiva de las últimas cuatro décadas (llevamos desde 1980 por debajo de la tasa de reemplazo generacional): empiezan a llegar a la edad de jubilación las promociones de los 50, 60 y primeros 70, las más numerosas de la historia, y tendrán que ser sostenidas por las escuálidas cohortes nacidas en los 80, 90 y 2000. Echaremos en falta a los millones de españoles que NO fueron engendrados -o fueron abortados– entonces. (El porcentaje de embarazos concluidos mediante aborto alcanzó en 2019 un máximo histórico, superando el 21%). El resultado será la insostenibilidad del sistema de pensiones y del Estado del Bienestar en general: el gasto sanitario, por ejemplo, se dispara en una sociedad envejecida.

Se enfoca la crisis demográfica no como un problema de infranatalidad, sino como un desequilibrio territorial en la distribución de la población
El invierno demográfico no pertenece a la lista de terrores políticamente correctos: los dueños de la cultura han decretado que debe asustarnos el “cambio climático”, el “machismo”, la “homofobia” y el “racismo”, pero no el probable y nada remoto colapso social por déficit de jóvenes. El CIS pregunta regularmente a los españoles por sus preocupaciones: la demografía jamás figura entre ellas. 
Ah, pero el Gobierno aprobó en marzo de 2019 unas “directrices generales de la Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico”. ¡Por fin! Veamos…: “Garantizar una adecuada cobertura de Internet de banda ancha y de telefonía móvil en todo el territorio”. “Avanzar en la simplificación administrativa para los pequeños municipios”. “Desarrollo de proyectos que garanticen la libertad de residencia efectiva de las mujeres en el territorio”. “Canalizar una migración regular y ordenada, y su arraigo en todo el territorio”.
Las recetas aplicadas al “reto demográfico” son las mismas que para casi cualquier otro asunto: más feminismo y más inmigración
O sea, por “reto demográfico” entiende nuestro Gobierno exclusivamente el éxodo rural que lleva a la población de la España interior a las grandes ciudades y a la costa mediterránea. Desvergonzado cambalache conceptual: se enfoca la crisis demográfica, no como un problema de infranatalidad, sino como un desequilibrio territorial en la distribución de la población. La solución no sería el fomento de la natalidad, sino la cobertura de Internet en las provincias despobladas y “la libertad de residencia efectiva de las mujeres en el territorio”. (Dos preguntas: ¿acaso se impide a las mujeres vivir en Teruel o Zamora?; ¿pueden las mujeres procrear sin cooperación masculina?). 
Y no se dice nada sobre incentivar los nacimientos, pero sí sobre fomentar la inmigración.
Las numerosas medidas pro-natalidad presentadas por Vox en el Congreso han sido rechazadas, a veces por la totalidad de los demás partidos. Se nos dice siempre que somos machistas (por “relegar a las mujeres a un rol sólo reproductivo” y querer implantar “El cuento de la criada”) y racistas (por oponernos a la inmigración como panacea). 

El Gobierno y la mayor parte de la sociedad están presos de una rejilla ideológica que permite conceptuar como problema la sostenibilidad ecológica, pero no la demográfica; inquietarse por la extinción del lince ibérico, pero no por la del homo hispanicus. 

Las recetas aplicadas al “reto demográfico” son las mismas que para casi cualquier otro asunto: más feminismo y más inmigración. 

Pero el feminismo –con su ataque a la familia, su concepción de la maternidad como esclavitud biológica y su llamada a que la mujer compita económica y profesionalmente con unos hombres a los que ya no se ve como complemento, sino como enemigos- es lo que nos ha traído demográficamente hasta aquí. 

Y la inmigración masiva no será la solución: el inmigrante promedio tiene sueldos bajos –cuando no está en paro o trabaja en negro- y por tanto aporta muy poco a las arcas estatales (los extranjeros, siendo un 12% de los residentes en España, aportaron sólo un 3% de la recaudación del IRPF de 2016). Por no hablar de la difícil integración de la inmigración islámica; por cierto, el 10% de los bébes que nacen hoy en España son ya de padre musulmán, según estimación de la Fundación Renacimiento Demográfico.

Sí, ahora hay una nueva derecha dispuesta a darle la batalla cultural a la izquierda, a diferencia de la derecha acomodada-tecnocrática de los Merkel, Cameron o Rajoy. Una derecha dispuesta a cuestionar el dogma de la inmigración como panacea, sin dejarse intimidar por la etiqueta de “racismo” con la que la izquierda woke intenta zanjar los debates. 

Pero la presión migratoria obedece a un principio de horror vacui y de mecánica de fluidos: aprovecha el hueco demográfico que hemos creado durante cuarenta años de inestabilidad familiar (cada vez se casa menos gente, a una edad cada vez más avanzada, y un porcentaje cada vez mayor de esos matrimonios termina en divorcio), aplazamiento de la paternidad y desgana reproductiva. Hemos sacrificado la perpetuación de la especie a la libertad amorosa, a la prolongación de la juventud y al éxito profesional. 
Será imposible afrontar el problema demográfico sin un replanteamiento integral de nuestros valores, prioridades y estilo de vida. Sin matrimonio y familia, no habrá niños ni futuro.  
_____________
Francisco José Contreras es diputado a Cortes por Sevilla (VOX). Catedrático de Universidad y autor de “Defensa del liberalismo conservador“.

La actualidad de las palabras de San Pablo sobre la familia.

 PADRE ALFONSO GÁLVEZ


FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA

Homilía predicada el 30 de diciembre de 1994. 

Textos evangélicos: Col. 3: 12-17; Lc. 2: 41-52.

Duración 14:19 minutos

https://www.alfonsogalvez.com/podcast/episode/33583e74/fiesta-de-la-sagrada-familia

lunes, 11 de enero de 2021

Francisco: Bautismo o ningún bautismo equivale a lo mismo

 GLORIA TV


“La salvación es gratis”, dijo Francisco en el Ángelus del 10 de enero, refiriéndose al Bautismo del Señor. “Es el gesto de la misericordia de Dios dado gratuitamente a nosotros”.

Explicó que “sacramentalmente, esto es lo que se hace en el día de nuestro bautismo”, pero agregó inmediatamente que “los que no son bautizados siempre reciben la misericordia de Dios”.

Sin embargo, si el Bautismo no es esencial para recibir la misericordia divina, entonces, en definitiva, es un rito superfluo.
---------

 Tomado del Ángelus del 10 de Enero de 2021


Hemos sido salvados gratuitamente. La salvación es gratis. Es el gesto gratuito de misericordia de Dios con nosotros. Sacramentalmente esto se hace el día de nuestro Bautismo; pero también aquellos que no están bautizados reciben la misericordia de Dios siempre

domingo, 10 de enero de 2021

Nostalgia: Vaticano prepara un mensaje ecuménico inútil sobre Martín Lutero

 GLORIA TV


El Vaticano y la Federación Luterana Mundial están preparando un “mensaje conjunto” sobre Martin Lutero, que se va a publicar “en un futuro cercano”, dijo el 8 de enero el cardenal Kurt Koch en el sitio web VaticanNews.va.

Se pidió a un grupo de “expertos” que aclaren “desde un punto de vista ecuménico” las cuestiones históricas, teológicas y canónicas respecto a la excomunión de Lutero.

Koch llama a la necesaria excomunión de Lutero una presunta “herida dolorosa en la historia de la división católico-luterana”.

El “Mensaje Conjunto” será una declaración inútil, mientras la Iglesia se incendia.

Viganò: «La supresión del juramento antimodernista fue una dejación de funciones, una traición de una gravedad inaudita»

 ADELANTE LA FE


Porque después de mi defección, me he arrepentido, y después de volver en mí, me azoté el muslo; estoy avergonzado y confuso, pues llevo el oprobio de mi juventud.

Jer.31,19

En un artículo que apareció en LifeSiteNews el pasado 28 de septiembre [1], la Dra. Maike Hickson me hizo algunas preguntas con vistas a complementar las afirmaciones que yo había hecho sobre el Concilio Vaticano II de las que habló Marco Tosatti [2].

EL JURAMENTO ANTIMODERNISTA

En el siguiente análisis hablaré del Juramento Antimodernista que promulgó San Pío X mediante el motu proprio Sacrorum antistitum del 1º de septiembre de 1910 [3], tres años después de la publicación del decreto Lamentabili [4] y la encíclica Pascendi Dominici gregis [5]. El apartado VI de Pascendi estableció la institución lo antes posible (quanto prima) de un Consejo de Vigilancia en cada diócesis, mientras que el VII ordenaba que en el plazo de un año se enviase a la Santa Sede «de las doctrinas que dominan en el clero», y luego cada tres años, «una relación diligente y jurada» de cómo se estaba poniendo en práctica lo prescrito por la encíclica, el cual más tarde se llegó a conocer como la relación Pascendi [6].

Se observará que la Santa Sede encaraba de un modo muy diferente la gravísima crisis doctrinal de aquellos años si la comparamos con la postura diametralmente contraria adoptada después del pontificado de Pío XII.

Los novadores se quejaban de lo que llamaron un clima de caza de brujas, pero incuestionablemente tenía el mérito de que gracias a un sistema de vigilancia y prevención se acababa con los enemigos que acechaban a la Iglesia desde dentro. Si entendemos la herejía como una enfermedad contagiosa que aqueja al cuerpo de la Iglesia, tendremos que reconocer que San Pío X actuó con la sabiduría de un médico que erradicó la enfermedad y aisló a quienes contribuían a su propagación.

ABOLICIÓN DEL JURAMENTO Y DEL ÍNDICE

Al reconocer el vínculo ideológico que yo había puesto de relieve entre el Concilio y la declaración de Land O’Lakes del 23 de julio de 1967, Maike y Robert Hickson señalaron acertadamente otra interesante coincidencia: la derogación el 17 de julio de 1967 de la obligación hasta entonces vigente que todo sacerdote tenía de hacer el Juramento antimodernista. Esta abolición pasó casi desapercibida, sustituyendo la fórmula anterior –que exigía la profesión de fe y el Jusjurandum antimodernisticum– por el Credo de Nicea y esta breve frase:
Firmiter quoque amplector et retineo omnia et singula quae circa doctrinam de fide et moribus ab Ecclesia, sive solemni iudicio definita sive ordinario magisterio adserta ac declarata sunt, prout ab ipsa proponuntur, praesertim ea quae respiciunt mysterium sanctae Ecclesiae Christi, eiusque Sacramenta et Missae Sacrificium atque Primatum Romani Pontificis. [Abrazo y sostengo firmemente y sin excepción todo cuanto ha formulado y declarado la Iglesia con respecto a la doctrina de la fe y las costumbres, ya sea por solemne definición o por el magisterio ordinario, y en particular todo lo referente a la Santa Iglesia de Cristo, los Sacramentos, el Sacrificio de la Misa y el primado del Romano Pontífice.]
La nota explicativa de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe declaraba: «Formula deinceps adhibenda in casibus in quibus iure praescribitur Professio Fidei, loco formulae Tridentinae et iuramenti antimodernistici De ahora en adelante se empleará esta fórmula en los casos en que la ley prescriba la profesión de fe, en lugar de la fórmula tridentina y del juramento antimodernista.»[7]

Hay que señalar que esta derogación fue precedida de la abolición del Índice de libros prohibidos, que tuvo lugar el 4 de febrero de 1966, después de que Paulo VI redefiniera las competencias y la estructura de la congregación el 7 de diciembre de 1965 y cambiara el antiguo nombre de Santo Oficio por el actual, mediante el motu proprio Integrae servandae:

«Porque la caridad “echa fuera el temor” (1 Jn 4,18), y se procura mejor defender la fe mediante la promoción de la doctrina, corrigiendo errores y llevando con suavidad al buen camino a los que yerran. Además, el progreso de la civilización, cuya importancia en lo religioso no podemos olvidar, hace que los fieles sigan más plenamente y con más amor a la Iglesia si comprenden la razón de las determinaciones y las leyes, en la medida que esto es posible en el ámbito de la fe y las costumbres».[8]

La derogación del Juramento antimodernista formaba parte de un plan para desmantelar la estructura disciplinaria de la Iglesia precisamente en el momento en que era mayor el peligro de adulteración de la fe y la moral por parte de los novadores. Esa operación confirma la intención de quienes ante el ataque ultraprogresista lanzado en el Concilio no sólo dieron rienda suelta al enemigo sino que al mismo tiempo privaron a la Jerarquía de los medios disciplinarios para protegerse y defenderse. Aquello fue una dejación de funciones, una traición de una gravedad inaudita, y más aún en aquellos terribles años. Sería como si en plena batalla el comandante el jefe ordenara a sus hombres que depusieran las armas ante el adversario justo cuando estaban a punto de tomar por asalto la fortaleza enemiga.

POR QUÉ NO ES ADECUADA LA NUEVA FÓRMULA

Que la nueva fórmula de 1967 no es apropiada, también lo señaló el P. Umberto Betti O.F.M. en las Consideraciones doctrinales que se publicaron 1989 tras la promulgación de la nueva fórmula de profesión de fe:

Esta afirmación omnicomprensiva, aunque se aconsejaba por su brevedad, no estaba exenta de una doble desventaja: que no se podía distinguir bien las verdades propuestas para creerse como divinamente reveladas de modo definitivo pero no divinamente reveladas, y el de omitir las enseñanzas del supremo magisterio sin la nota de divinamente revelada o de proposición definitiva.[9]

Da la impresión de que entiende que la solicitud de la Congregación estuvo motivada por la necesidad de incluir en el juramento de fidelidad tanto el propio Concilio como el magisterio que carece de «la nota de divinamente revelada o de proposición definitiva», tras la cual, alegremente y con el entusiasmo del desmantelamiento conciliar, la primera fórmula había permitido en sustancia que se entendiese que el contenido del Juramento antimodernista ya no tenía validez, y que por tanto era posible adherirse –como en efecto sucedió– a las heterodoxas doctrinas modernistas.

LOS REBELDES HACEN SUYAS LAS DEMANDAS DEL COMUNISMO

No puedo afirmar con seguridad que el padre Theodore M. Hesburgh fuera consciente de la inminente derogación de la Profesión de Fe y del Juramento Antimodernista mientras preparaba la Declaración de Land O’Lakes. Con todo, me parece evidente que el clima de rebelión reinante aquellos años en Europa y en Estados Unidos contribuyó en gran medida a que se creyese que Roma aprobaba, si no los excesos escandalosos, al menos ciertas concesiones a los progresistas.

Recuerdo que el 9 de octubre de 1966 el cardenal Alfrink había presentado el nuevo catecismo holandés en Utrecht, expresión de todos los errores que el espíritu del Concilio consideraba por entonces que se habían establecido. Al año siguiente, el 10 de octubre de 1967, durante el tercer congreso internacional para el apostolado de los seglares que se celebró en Roma, se conmemoró la muerte de Ernesto «Che» Guevara, muerto el día anterior en un combate guerrillero. En los meses siguientes se sucedieron ocupaciones violentas de las universidades por parte de los estudiantes, entre ellas la Católica de Milán, en protesta contra la guerra del Vietnam. Y el 5 de diciembre de 1967, gracias a la intervención del secretario de estado Agostino Casaroli, el presidente del estudiantado de la Universidad Católica de Milán, Nello Canalini, fue recibido en audiencia por el Subsecretario de Estado, monseñor Giovanni Benelli. El 21 de diciembre de 1967, a pesar de las amonestaciones de su orden, tres sacerdotes y una monja se integraron a la guerrilla guatemalteca, y dos días más tarde, con motivo de la visita del presidente Lindon B. Johnson al Vaticano, hubo protestas de católicos progresistas, incluido el Círculo Maritain de Rimini. A esto siguió la condena de la guerra de Vietnam por el cardenal Lercaro (1 de enero de 1968) y la proclama antiimperialista de Fidel Castro, redactada por cuatro sacerdotes. El 31 de enero de ese mismo año, el obispo brasileño Jorge Marcos defendió la revolución en una entrevista televisada. El 16 de febrero, los presidentes de la FUCI (federación católica de universitarios italianos), Mirella Gallinaro y Giovanni Benzoni, dirigieron una carta abierta a los catedráticos exponiendo los motivos de las protestas estudiantiles. A partir de ese momento, las protestas se multiplicaron, algunas de ellas violentas, dando lugar al tristemente célebre Mayo del 68, en el cual se ocuparon todas las universidades italianas. ¿De qué nos vamos a extrañar? El Che Guevara había estudiado en un colegio jesuita de Santiago de Cuba, y en el ámbito político la revolución siempre procede de una revolución en la esfera teológica.

LA JERARQUÍA SE RINDE ANTE LA SUBVERSIÓN

Está claro que el ambiente político de aquellos años fue el caldo de cultivo de la Revolución, y es también evidente que la Iglesia no reaccionó con la firmeza y determinación que habría sido necesaria. Es más, incluso por parte de los gobiernos nacionales, la respuesta fue del todo ineficaz. Se entiende, por tanto, que el clima de rebeldía imperante en los ambientes progresistas católicos no podía menos que incluir a los sedicentes intelectuales de Land O’Lakes y a muchas universidades de diversos países. En vez de interrogarse por las causas de aquellas agitaciones, la Jerarquía procuró deplorar torpemente los excesos, precisamente porque la causa estaba en el Concilio y su sentido contestatario, a pesar de lo proclamado por Paulo VI:

Después del Concilio la Iglesia ha gozado, y sigue gozando de un magnífico despertar que Nos agrada reconocer y promover; pero la Iglesia también ha sufrido y sigue sufriendo por un torbellino de ideas y de sucesos que desde luego no se ajustan al buen Espíritu ni prometen esa renovación vital que ha prometido y promovido el Concilio. También en ciertos ambientes católicos se ha abierto paso una idea de efectos contradictorios: la idea del cambio, que para algunos ha sustituido a la del aggiornamento, predicho por el papa Juan, de grato recuerdo, atribuyendo así, contra la evidencia y contra la justicia, a aquel fidelísimo Pastor de la Iglesia criterios no ya innovadores, sino que incluso subvierten las enseñanzas y la disciplina de la propia Iglesia.[10]

Esos «criterios no ya innovadores, sino que incluso subvierten las enseñanzas y la disciplina de la propia Iglesia» los tenemos hoy a la vista, y estaban ya presentes cuando se impuso a todo el pueblo cristiano la nueva Misa, epítome de la subversión en el terreno litúrgico.

Recuerdo muy bien el clima imperante en aquellos años y la consternación de numerosos sacerdotes, profesores y teólogos ante la arrogancia de los rebeldes y la violencia de sus partidarios. Y también recuerdo la timidez y el miedo a agravar los enfrentamientos; el fruto del complejo de inferioridad que aquejaba en particular a los más altos niveles de la Iglesia y el Estado. 

Por otro lado, después de la operación emprendida por Roncalli y Montini para desmantelar la naturaleza solemne y sacerdotal del pontificado de Pío XII, aquella sensación de fracaso era la única reacción posible para un episcopado habituado a la obediencia ciega, y más aún en vista de la impunidad de que gozaban sus hermanos en el episcopado que eran modernistas. Era la época en que la abadía benedictina alemana de Michaelsberg pidió ser reducida al estado laical en protesta por los medios autoritarios del Vaticano, y los monjes terminaron casándose poco después. Era la época de la Carta de los 700, por la que 774 sacerdotes y laicos franceses pidieron a Paulo VI que se enfrentara a la Jerarquía, renunciara al poder temporal y se acercara más a los pobres. Actualmente esos setecientos insurrectos aclamarían a Bergoglio por haber concluido la labor que inició el Concilio.

CASAMATAS EN LA ESFERA ECLESIÁSTICA[11]

En vísperas del 68, suprimir la Profesión de fe y el Juramento antimodernista fue una decisión desafortunada porque, como el asalto a la Bastilla, había sido algo preparado en las tenidas secretas de los masones, y así, la Revolución del 68 encontró una base ideológica en las universidades católicas y formó allí a sus más entusiastas protagonistas, algunos de los cuales estaban adscritos a la extrema izquierda. No exigir al profesorado de aquellas universidades y a los capellanes de las instituciones laicas que hicieran el Juramento fue equivalente a autorizarlos a transmitir sus heterodoxas ideas, dando a entender que ya no estaba en vigor la condena del modernismo. Esto permitió que los novadores se hicieran los amos conforme a los métodos de Antonio Gramsci, que identificaba el aparato del Estado –colegios, partidos, sindicatos, prensa y asociaciones diversas– casamatas del enemigo que había que tomar en una acción paralela a la guerra en las trincheras.[12]

A este respecto, Alexander Höbel señala lo siguiente en uno de sus ensayos sobre Gramsci, filósofo fundador del Partido Comunista Italiano:

Antes de hacerse con el poder político, [el Partido Comunista] tiene que esforzarse por alcanzar la hegemonía en la sociedad civil, lo cual supone la hegemonía en lo ideológico y cultural, pero también significa tomar durante una larga guerra de posiciones que alterna por fases con la guerra en movimiento: las casamatas, las trincheras, los innumerables núcleos de poder popular (o de resistencia) que constituyen los sindicatos, las cooperativas, los gobiernos locales, las asociaciones y todo el entramado de estructuras que hacen a la sociedad civil de hoy inmensamente más compleja que en la época de Gramsci. A lo largo de este proceso la clase subordinada se convierte en una clase en sí. Se transforma en la clase dirigente y sienta las bases para convertirse en la clase dominante. Es decir, en el poder político que conquista a base del consenso y un compartir por parte de las masas, expresión de un nuevo bloque histórico. En esta batalla por la hegemonía, el proletariado no sólo forja una política de alianzas, sino que crea una conciencia política de los cambios que ya se han dado a nivel estructural en el desarrollo de las fuerzas productivas, dejando claro que la transformación política y social no sólo es posible sino necesaria. En este contexto, está claro que en la relación con los posibles aliados «la única posibilidad concreta es el entendimiento, ya que la fuerza se puede emplear contra enemigos, no contra una parte de uno mismo que quiere asimilarse rápidamente».[13]

Si aplicamos las recomendaciones de Gramsci a lo que ha pasado en el corazón de la Iglesia de un siglo para acá, podremos ver que la labor de tomar las casamatas eclesiales se ha llevado a cabo con los mismos métodos subversivos. Ciertamente la infiltración del estado profundo en las instituciones civiles y de la iglesia profunda en las católicas se ajusta a este criterio.

EXENCIÓN DEL JURAMENTO EN LAS UNIVERSIDADES ALEMANAS

Por lo que se refiere a la exención del juramento en los departamentos de las universidades alemanas en tiempos de San Pío X, entiendo por la documentación que he consultado [14] que no fue concedida, sino que de facto se consiguió mediante extorsión contrariando los deseos de la Santa Sede gracias a la tolerancia de ciertos miembros del episcopado alemán. El cardenal Walter Brandmüller ha destacado las consecuencias de dicha exención en los seminarios alemanes. Por mi parte, me limito a señalar que son patentes en la formación de Joseph Ratzinger, que asistió a las clases del Instituto Superior de Filosofía y Teología de Freising, del seminario Herzoglisches Georgianum de Munich en Baviera y a la Universidad Ludwig Maximilian de Munich. Además, el jesuita Karl Rahner, entre otros, se formó en Alemania; su currículum le ganó ser nombrado perito del Concilio por iniciativa de Juan XXIII, que era amigo del modernista Ernesto Buonaiuti.

A este respecto, es interesante lo que señaló el profesor Claus Arnold en su estudio The Reception of the Encyclical Pascendi in Germany (sobre la recepción de la encíclica Pascendi en Alemania):

A partir de una investigación general se puede reconstruir que la encíclica Pascendi sólo se pudo aplicar de un modo muy aproximativo, al menos para lo habitual en una burocracia centralizada. Desde esta perspectiva, se observa un alto grado de indolencia y resistencia por parte de los obispos, también en Alemania. Pío X tenía motivos de sobra para estar decepcionado: la secta secreta de los modernistas infiltrados en la Iglesia, cuya existencia se sospechaba, no pudo ser detectada por los obispos, y el juramento antimodernista de 1910 se puede considerar una expresión de insatisfacción por la ceguera de los obispos. Ahora bien, la manera tan generalizada en que no cumplieron con la obligación de delatar y la reacción de los obispos, en muchos casos formalista y, se podría decir, inmunizados para no interpretar, no debería llevarnos a minusvalorar los efectos de la encíclica. [15]

Indudablemente, la disciplina que entonces estaba en vigor tanto en los dicasterios romanos como en las diócesis de todo el mundo impidió el boicot total a las disposiciones dadas por San Pío X. Hasta tal punto que en 1955 el propio Joseph Ratzinger fue acusado de modernismo por el supervisor adjunto de la tesis que lo habilitaría para la docencia, el profesor Michael Schmaus, frente a su colega Gottlieb Söhngen, que defendía con Ratzinger la postura contraria. El joven teólogo tuvo que corregir su tesis en los puntos en que insinuaba una subjetivización del concepto de Revelación.[16]

EL JURAMENTO EN EL CONCILIO

Confirmo que, conforme a las normas canónicas entonces vigentes, todos los obispos que participaron en el Concilio Vaticano II y todos los sacerdotes que trabajaron en las diversas comisiones hicieron juntos el juramento antimodernista y la profesión de fe. Desde luego, los que rechazaron los esquemas preparatorios elaborados por el Santo Oficio y desempeñaron un papel decisivo en el bosquejo de los textos más polémicos faltaron al juramento que habían hecho sobre los Santos Evangelios, pero no creo que para ellos fuera un grave problema de conciencia.

EL CREDO DEL PUEBLO DE DIOS

El Credo del pueblo de Dios promulgado por Paulo VI el 30 de junio de 1968 en la capilla pontificia con el que se concluyó el Año de la Fe tenía por objeto ser la respuesta de la Sede Apostólica a la creciente oleada contestataria en la doctrina y la moral. Sabemos que ciertos cardenales lo recomendaron encarecidamente. Jacques Maritain colaboró en la redacción preliminar, y gracias al cardenal Charles Journet fue recibido en audiencia por Paulo VI entre 1967 y 1968, y presentó además un borrador de una profesión de fe que en cierta forma se oponía al herético Catecismo holandés que se acababa de publicar y que en aquellos meses estaba siendo examinado por una comisión de cardenales en la que participaba Journet. Antes de esto, y también a pedido de Paulo VI, el dominico Yves Congar redactó otra profesión de fe, que fue rechazada. Pero hay otro detalle:

…En una de las secciones, Maritain mencionaba explícitamente el testimonio común de los judios y los musulmanes contra los cristianos sobre la unidad de Dios. Pero en su Credo, Paulo VI da gracias a la bondad de Dios por los «muchos creyentes» que comparten con los cristianos la fe en un solo Dios, aunque sin mencionar explícitamente al judaísmo ni al islam.[17]

Descubrimos así que de no haber sido por la providencial revisión del Santo Oficio, el Credo habría introducido la doctrina de Nostra aetate, adoptada más tarde por los sucesores de Montini y a la que Bergoglio ha dado una expresión coherente en la Declaración de Abu Dabi.

ABDICACIÓN DE LA AUTORIDAD APOSTÓLICA

Aquí descubrimos otro punctus dolens en la conducta que unía a Maritain y a Montini:

En la introducción al texto preparado a petición de Journet, Maritain añadió algunas sugerencias en cuanto al método. Según Maritain, era conveniente que el Papa utilizara un nuevo procedimiento, haciendo su profesión de fe como un simple y sencillo testigo: «El testimonio de nuestra fe: eso es lo que queremos dar ante Dios y los hombres». Para Maritain, una simple confesión de la fe sería de más ayuda para las almas atribuladas, sin necesidad de presentar la profesión de fe como un acto de simple autoridad: «Si el Papa diera la impresión de prescribir o imponer su profesión de fe en nombre del magisterio, o bien tendría que decir toda la verdad, haciendo saltar chispas, o tendría que actuar con consideración, evitando los puntos más controvertidos, y esto último sería lo peor». Lo más eficaz y necesario era confesar clara y firmemente la integridad de la fe de la Iglesia sin lanzar anatemas contra nadie. [19]

Según Maritain, proclamar la verdad íntegra habría causado graves polémicas. La otra opción, o sea la consideración, evitar los puntos más controvertidos, ya había sido adoptada por el Concilio. Una vez más, se optó por la transigencia. La mediocridad quedó erigida como método de gobierno de la Iglesia, la suma del nuevo magisterio que se limitaba a proponer y evitaba «la menor alusión al anatema, pero en nombre del que ocupa la Silla de San Pedro. De ese modo quedaba excluida toda ambigüedad».[20] El Santo Oficio añadió un interesante comentario que podemos reevaluar actualmente, sobre todo después de Fratelli tutti:

Para Duroux, convendría aclarar también que cuando la Iglesia habla de asuntos temporales su meta no es crear un paraíso terrenal, sino simplemente hacer más humana la actual situación de los hombres. Vendría bien una inserción que eliminara las interpretaciones ambiguas de las posturas adoptadas por amplios sectores de la Iglesia, sobre todo en Hispanoamérica en vista de las injusticias políticas y sociales. [21]

Con una profesión de fe así, «que no fuera una definición dogmática propiamente dicha, aunque desarrollada de alguna manera para adaptarse a las condiciones espirituales de nuestro tiempo»[22], se intentó que el Papa dijera lo que había callado el Concilio: hay que señalar que el Credo contiene 15 citas de Lumen gentium y menciona 16 veces las actas del magisterio infalible anterior, si bien se limita a poner su referencia en el Denzinger.

Sea como sea, esa profesión de fe nunca se adoptó con el Juramento, y contribuyó más a silenciar las exasperadas almas de los pastores y los fieles [23] que a traer de vuelta a los rebeldes a la ortodoxia católica.

Me gustaría señalar otro elemento presente en las declaraciones de Maritain que no debemos desestimar: «Si el Papa diera la impresión de prescribir o imponer su profesión de fe en nombre del magisterio»… Aquí está el quid de la cuestión: en la dejación de funciones por parte de la propia autoridad. Según este enfoque, el Papa no debe dar la impresión de que manda ni impone nada, y si Paulo VI lo hizo accidentalmente, actualmente nos encontramos en la situación que esperaba el pensador francés hace cincuenta años: desde luego Bergoglio no parece que prescriba ni imponga su profesión de fe en nombre del magisterio. Y lo de «actuar con consideración, evitando los puntos más controvertidos» se ha convertido en la descarada afirmación de un contramagisterio que a pesar de estar canónicamente desprovisto de toda autoridad apostólica tiene la potencia explosiva de aquel a quien el mundo reconoce como Vicario de Cristo, Sucesor del Príncipe de los Apóstoles y Romano Pontífice. Por eso, a pesar de no dar la impresión de que lo haga, Jorge Mario Bergoglio explota su autoridad y la visibilidad que le brindan los grandes medios de difusión para demoler la Iglesia de Cristo. Y si el error puede afirmarse impunemente «sin lanzar anatemas contra nadie», se anatematiza mucho a quienes defienden la ortodoxia católica o denuncian los fraudes que se cometen. Huelga decir que «actuar con consideración evitando los puntos más controvertidos» no se reduce hoy en día a los aspectos doctrinales, sino también a la moral, apoyando gravísimas desviaciones en temas como ideología de género, homosexualidad, transexualismo y cohabitación.

RATZINGER Y EL JURAMENTO ANTIMODERNISTA

Está claro que Ratzinger es de los que rechazaron los esquemas preparatorios del Concilio y emprendieron una nueva vía. Es igualmente indiscutible que faltó al Juramento. Sólo Dios, que escudriña lo más recóndito de los corazones, sabe si Ratzinger era plenamente consciente de que cometió un sacrilegio.

A mí me parece también innegable que en muchos de sus escritos afloran su formación hegeliana y la influencia modernista, como tan magníficamente ha explicado el profesor Enrico Maria Radaelli y como confirma con abundantes detalles y a partir de numerosas fuentes Peter Seewald en su nueva biografía de Benedicto XVI. A este respecto, es evidente que las declaraciones del joven Ratzinger señaladas por Seewald contradicen en gran medida la hermenéutica de la continuidad que más tarde teorizó Ratzinger, quizá como una prudente retractación de su anterior entusiasmo.

Con todo, yo creo que con el tiempo, su labor como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y finalmente su elección al solio pontificio han contribuido al menos en alguna medida a que se arrepienta de los errores que cometió y las ideas que profesó. Eso sí, sería deseable que, sobre todo teniendo en cuenta el juicio divino que le aguarda, se distanciara teológicamente de esas posturas erróneas –me refiero en concreto a las expuestas en Introducción al cristianismo– que siguen divulgándose en universidades y seminarios que se jactan de católicos. Delicta juventutis meae et ignorantias meas ne memineris Domine (Sal. 25, 7).

+ Carlo Maria Viganò, arzobispo

7 de diciembre de 2020
S. Ambrosii Episcopi et Confessoris

[1] https://www.lifesitenews.com/blogs/questions-for-archbishop-vigano-concerning-the-oath-against-modernism-and-its-abrogation


[3] Saint Pius X, Motu Proprio Sacrorum Antistitum, quo quaedam statuuntur leges ad Modernismi periculum propulsandum, 1 de septiembre de 1910. Obsérvese que la Santa Sede solo publica este document en su portal de internet en el texto latino, sin traducción a ninguna lengua actual, como hace con todos los otros documentos recientes.

[4] Sagrada Congregación del Santo Oficio, decreto

[5] San Pío X, encíclica Pascendi Dominici gregis sobre los errores del modernismo, 8 de septiembre de 1907.

[6] Cf. La Civiltà Cattolica, nº4, 106, de 1907: «Queremos y mandamos que los obispos de cada diócesis, pasado un año después de la publicación de las presentes Letras, y en adelante cada tres años, den cuenta a la Sede Apostólica, con Relación diligente y jurada, de las cosas que en esta nuestra epístola se ordenan; asimismo, de las doctrinas que dominan en el clero y, principalmente, en los seminarios y en los demás institutos católicos, sin exceptuar a los exentos de la autoridad de los ordinarios. Lo mismo mandamos a los superiores generales de las órdenes religiosas por lo que a sus súbditos se refiere» (apartado VII de Pascendi). Véase a este respecto Alejandro M. Diéguez, Tra competenze e procedure: la gestione dell’operazione, en The Reception and Application of the Encyclical Pascendi, Studi di Storia 3, edición de Claus Arnold y Giovanni Vian, Edizioni Ca’ Foscari, 2017.


[8] Paulo VI, Carta apostólica motu proprio Integrae servandae, 7 de diciembre de 1965.



[11] Casamata (del italiano casamatta:) Bóveda muy resistente para instalar una o más piezas de artillería (Diccionario de la Real Academia Española).

[12] Cf. A. Gramsci, Quaderni del carcere, edited by V. Gerratana, Turin, Einaudi, 1975, pp. 1566-1567.


[14] La Civiltà Cattolica, año 65, 1914, vol. 2, La parola del Papa e i suoi pervertitori, p. 641-650. Con relación al discurso de Pío X ante el consistorio el 27 de mayo de 1914 (AAS, 28 May 1914, year VI, vol. VI, n. 8, pp. 260-262): «El Papa se refiere al Juramento Antimodernista, que hará unos cinco años se habría de exigir a los profesores de teología de las universidades del Imperio» (p. 648). El pasaje del discurso de Pío X ante el consistorio es el siguiente: «Si alguna vez os encontráis con alguien que presume de creyente y dedicado al Papa y quiere ser católico pero considera un insulto que lo tachen de clerical, decidles solemnemente que los hijos dedicados del Papa obedecen su palabra y lo siguen en todo. No como los que estudian maneras de eludir sus mandatos o tratan de obligarlo con una insistencia digna de mejor causa a conceder exenciones y dispensas que cuanto más dañinas y escandalosas son.» El 30 de mayo, L’Osservatore Romano respodió con una nota que decía: «Hemos visto que algunos diarios, al comentar el discurso que pronunció el Santo Padre el miércoles pasado ante los nuevos cardenales han insinuado, ya sea para confundir las ideas y alterar las almas, o por otros motivos, que Su Santidad, al hablar de exenciones o dispensas dañinas que insisten en obtener de él se refería al uso del Juramento Antimodernista en Alemania. Esto es totalmente falso, y nos parece que no sería posible un malentendido en este sentido. El único pasaje del discurso que alude a Alemania en concreto, si bien no de forma exclusiva, es la parte que habla de asociaciones mixtas, en la que el Sumo Pontífice no hizo otra cosa que confirmar una vez más los principios que ya había expuesto en la encíclica Singulari Quadam.

[15] «A partir de una investigación general se puede reconstruir que la encíclica Pascendi sólo se pudo aplicar de un modo muy aproximativo, al menos para lo habitual en una burocracia centralizada. Desde esta perspectiva, se observa un alto grado de indolencia y resistencia por parte de los obispos, también en Alemania. Pío X tenía motivos de sobra para estar decepcionado: la secta secreta de los modernistas infiltrados en la Iglesia, cuya existencia se sospechaba, no pudo ser detectada por los obispos, y el juramento antimodernista de 1910 se puede considerar una expresión de insatisfacción por la ceguera de los obispos. Ahora bien, la manera tan generalizada en que no cumplieron con la obligación de delatar y la reacción de los obispos, en muchos casos formalista y, se podría decir, inmunizados para no interpretar, no debería llevarnos a minusvalorar los efectos de la encíclica» (p.87). V. Claus Arnold, The Reception of the Encyclical Pascendi in Germany (Johannes Gutenberg-Universität Maguncia, Alemania), en The Reception and Application of the Encyclical Pascendi, Studi di Storia 3, edición de Claus Arnold y Giovanni Vian, Edizioni Ca’ Foscari, 2017, p. 75 ff.

[16] «Para Schmaus, la fe de la Iglesia se transmitía mediante conceptos definidos e inmutables que definen verdades perennes. Para Söhngen, la fe era un misterio que se comunicaba por medio de un relato. En aquella época se hablaba mucho de la historia de la salvación. Había un factor dinámico, el cual también garantizaba una apertura y que se tuvieran en cuenta nuevos planteamientos.» Entrevista de Gianni Valente y Pierluca Azzaro a Alfred Läpple, Quel nuovo inizio che fiorì tra le macerie, in 30 Giorni, 01/02, 2006.

[17] Sandro Magister, El Credo de Pablo VI. Quién lo escribió y por qué, 6 de junio de 2008.

[18] Sandro Magister señala que «en los años cincuenta, Maritain estuvo cerca de ser condenado por el Santo Oficio por su pensamiento filosófico, sospechoso de “naturalismo integral”. La condena no se dio, también porque tomó su defensa Giovanni Battista Montini, el futuro Pablo VI, entonces sustituto secretario de estado, unido por una larga amistad con el pensador francés». 

[19] Gianni Valente, Paolo VI, Maritain e la fede degli apostoli, in30 Giorni, 04, 2008.

[20] Esto proponía el dominico Benoit Duroux el 6 de abril de 1968, que en aquel tiempo era colaborador del secretario del antiguo Santo Oficio, monseñor Paul Philippe. Íbid.

[21] Íbid.


[23] «Bien sabemos, al hacer esto, por qué perturbaciones están hoy agitados, en lo tocante a la fe, algunos grupos de hombres. Los cuales no escaparon al influjo de un mundo que se está transformando enteramente, en el que tantas verdades son o completamente negadas o puestas en discusión. Más aún: vemos incluso a algunos católicos como cautivos de cierto deseo de cambiar o de innovar». Íbid.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada. Artículo original)