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domingo, 26 de mayo de 2019

Europa y la iglesia de Bergoglio, Navarro Valls y la Sala Stampa, el obispo de Shanghai, el papa futbolero, los curas casados



El mundo está cambiando pero no sabemos adónde va. Es posible que en poco tiempo el marco social en que nos movemos sufra cambios sustanciales que hagan que entendamos las cosas de otra manera. Cuando San Agustín escribe su ‘Ciudad de Dios’ lo hace desde la óptica de un hombre nacido en el imperio romano y que no podía imaginar un mundo distinto. La humanidad tenía delante el inicio de la edad media pero él, que tonto no era, no atisbaba el mínimo indicio. Son momentos de crisis y la historia seguirá sus pasos. Este mundo que conocemos se está agotando en sus propios éxitos. El imperio romano también colapsa en su máximo crecimiento. La memoria colectiva de la historia nos da pistas pero no adivina el futuro.

Europa se debate estos días entre su glorioso pasado y su incierto futuro como tantas veces en su historia. Cuando un ser humano entra en este mundo se aprovecha de todo lo que sus antecesores han logrado. Esto lo vemos muy claro en los avances técnicos pero nos cuesta verlos en los más espirituales. No podemos caer en el absurdo de ponernos a inventar la rueda, eso ya está y vamos adelante. Hoy prendemos inventar el hombre, su realidad genética y espiritual de cero, eso es imposible y un enorme error. Europa es Europa por su historia y por sus gentes que la han creado con guerras y paces.

Mañana tenemos elecciones en muchos de los países fundamentales de Europa. Hablamos ahora de la Europa administrativa actual que puede desaparecer y Europa seguiría siendo Europa. Se ha pretendido imponer, no una forma de gobierno, sino una forma de pensamiento único y regular la vida de sus ciudadanos hasta límites inaceptables. Esta Europa esta en crisis y es fantástico que lo esté. Son muchos los ciudadanos que quieren un cambio en la situación y lo estamos viendo en todos sus países de distintas formas, desde los lloros ingleses a los gobiernos de las ex repúblicas soviéticas. Algo se mueve pero es complicado saber el qué y hacia dónde.

Por todos los puntos de su geografía están surgiendo movimientos que no se sabe muy bien cómo llamar. Unos hablan de populismos, otros de soberanismos, otros de extrema derecha, otros de antisistema. La raíz común es que no gusta los que hay y se busca otra cosa. Los que mandan es este momento están nerviosos, el Papa Francisco con ellos, con una lógica preocupación ante un sistema que creían eterno y que se está desmoronando. Se resisten a morir, como es natural, pero saben que tienen sus días contados. Las presentes eleciones pueden ser decisivas, o no, pero la tendencia se ve clara.

El secretario del diálogo interreligioso sucede al fallecido cardenal Tauran en un departamento que puede desaparecer en la tan anunciada reforma de la curia.

La Sala Stampa pone el nombre de Joaquin Navarro Valls a la sala de los periodistas. Todos recordamos su imagen anunciando la muerte de Juan Pablo II de quien era portavoz. Al terminar este pontificado dejo su cargo por no estar de acuerdo en las nuevas condiciones que le querían imponer y ahora lo recuerdan con añoranza. Es el último portavoz digno de este nombre y sin nada estamos ahora. Con todo lo sucedido es impensable encontrar hoy alguien de la altura y profesionalidad de Navarro Valls que pueda aceptar entrar en semejante avispero. El interino sigue de interino.

Seminario en la Universidad pública de Roma, la Sapienza, sobre el asedio económico a Cuba y Venezuela. Ahora resulta que los culpables de que estos países estén sufriendo una hambruna peor que las africanas y se encuentren fuera de la historia somos los demás y sus maravillosos gobiernos son unos valientes en lucha contra un planeta injusto. Vivir para ver.

El obispo de Shanghai, en arresto domiciliario a pesar o como consecuencia de los pactos, publica una oración a Nuestra Señora de She Shan. Un signo de lo bien que están funcionado los pactos secretos de los que el Vaticano nos habla maravillas.
Con las mujeres hemos topado. No parece tener mucha suerte el Papa Francisco en sus decisiones al poner en puestos de responsabilidad a señoras. Todas se le revelan con bastante rapidez y de malas maneras. Hoy nos dicen que tenemos a cuatro en la secretaría del sínodo. Veremos cuánto tardan en darse cuenta que los floreros ni piensan ni hablan.

Muchos artículos sobre el ‘papa futbolero’ y sus intervenciones en una audiencia a niños de clubs deportivos italianos.

Hoy , en Roma, cumbre de sacerdotes casados. Nos referimos a los que abandonaron el sacerdocio en los tiempos del post concilio y sus alrededores. Siguen las presiones sobre el Papa Francisco para la abolición del celibato. En los años setenta se daba por hecho, cincuenta años después, y con los mismos, seguimos con la misma canción.

“No es el siervo más que su amo”.

Carlos Esteban

Obispo alemán califica de ‘fraude’ el ‘camino sinodal’ (Carlos Esteban)



El obispo de Augsburgo, Konrad Zdarsa, se desmarca de sus colegas alemanes para negar que haya unanimidad en el ‘camino sinodal’ que quiere emprender el episcopado de su país. Claro que lo hace a pocas semanas de su retiro.

De “fraude en el etiquetado” ha calificado el obispo de Augsburgo, Konrad Zdarsa, el llamado ‘camino sinodal’ que va a emprender la Iglesia alemana para ‘revisar’ la doctrina moral sexual ‘in toto’, según anunció el pasado marzo el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, el cardenal Reinhard Marx.

Marx acompañó el sorprendente anuncio con el añadido de que la decisión se había alcanzado “por unanimidad”, pero de entonces a aquí ya hemos oído varias voces episcopales criticando la empresa, como el cardinal Rainer Woelki y el obispo Rudolf Voderholzer. Y, ahora, Zdarsa, que quizá no casualmente cumple 75 años este junio y piensa retirarse a su Dresde natal.

Lo cuenta él mismo a la agencia Katholische Nachrichten-Agentur (KNA), negando esa supuesta unanimidad: “No, yo me he abstenido visiblemente” en la votación sobre el ‘camino sinodal’, añadiendo que, desgraciadamente, la votación fue meramente a mano alzada”.

Zdarsa lamenta que cuando sus colegas vierten en público opiniones polémicas, ambiguas o escandalosas, utilicen abusivamente el “nosotros”, como si hablaran en nombre de todos los obispos o, peor, de la Iglesia. “No quiero que se me incluya automáticamente cuando algunos hermanos [en el episcopado] hacen declaraciones, porque decididamente tengo una opinión diferente sobre algunas cosas”.

Marx, que se sienta en el consejo de cardenales que asesora al Papa, anunció que los obispos alemanes están decididos a seguir un “camino sinodal vinculante” sobre asuntos de moral sexual -contracepción. Cohabitación, homosexualidad, sacerdocio femenino, celibato sacerdotar-, para lo que se llevarán a cabo tres sesiones de debate, una liderada por el obispo Felix Glenn (el que anunció en su día que no volvería a ordenar a un seminarista de mentalidad tradicional), sobre el celibato; otra sobre moral sexual, dirigida por el obispo Josef Bode, y una última moderada por el obispo Wiesemann sobre cuestiones relativas al poder y la participación. Todo, en coordinación con el Comité Central de Católicos alemanes (ZdK), cuyo presidente, el profesor Thomas Sternberg, es famoso por sus posturas progresistas en cuanto a los sacerdotes casados, la comunión para los divorciados vueltos a ‘casar’ y otros muchos asuntos.

Zdarsa hizo también recientemente duras declaraciones contra el movimiento Maria 2.0, del que se desmarcaron los obispos pero sin dejar de anunciarlo en sus medios oficiales y que llama a una ‘huelga de misas’ a las católicas. “Quien convoca a otros y les anima a abstenerse en domingo del Sacrificio Eucarístico, se excluye de hecho de la comunidad eucarística y arrastra a otros”.


Carlos Esteban

sábado, 25 de mayo de 2019

Una reflexión sobre las elecciones del 26M desde una pequeña web sin amos políticos (Elentir)


APUNTES SOBRE EL VOTO DE UN ESPAÑOL QUE VIVE DE SU TRABAJO Y SIN SUBVENCIONES

Este domingo los españoles estamos convocados otra vez a las urnas para votar en las elecciones locales y autonómicas y en las elecciones europeas. Una convocatoria en la que nos jugamos mucho.
La satisfacción de hablar con libertad y sin deber favores a políticos
Tal vez estas líneas no lleguen a muchos. Yo soy un español más, un simple trabajador autónomo que vive de su trabajo, que no recibe ni un céntimo en subvenciones y que paga religiosamente sus impuestos (con los que se alimentan tantos chiringuitos). No estoy afiliado a ningún partido. Este blog no tiene publicidad, ni recibe donativos ni ayudas públicas de ningún tipo: sólo lo sostengo yo con mis ingresos. Una de las grandes satisfacciones que me da Contando Estrelas es, precisamente, la gran libertad e independencia que tengo a la hora de escribir: nadie me dicta lo que debo publicar o lo que debo callar, y por eso no veis aquí las noticias-basura que publican por encargo ciertos medios que pagan, a base de obediencia, los favores políticos que reciben en forma de subvenciones y publicidad institucional. Esta es una web con escasos recursos pero sin más señores que Dios, el honor y mi conciencia. Y así seguirá mientras dependa de mí.
Un voto que no servirá para premiar a quienes se ríen de sus votantes
En diciembre de 2017 publiqué aquí una entrada exponiendo mis principios. Mantengo todo lo publicado, e iré a votar este domingo por patriotismo y por responsabilidad: no quiero desentenderme del futuro de mi Patria dejando que otros decidan por mí. Eso sí, no votaré a los que buscan el voto del miedo, un voto en el que los votantes sean rehenes y esclavos de sus temores. Me niego a premiar con mi apoyo a quienes nos piden el voto para derrotar a la izquierda y después hacen políticas progres en las instituciones. Basta ya de engaños. Basta ya de reírse de los votantes para luego reclamarles el voto de malos modos. De hecho, el PP ya ha dicho que formará una “coalición” con los socialistas en Bruselas: no lo harán con mi voto. Se acabaron los tiempos de votar con la nariz tapada. Me niego a votar a los que apoyan una monstruosidad como el aborto, a los que imponen la ideología de género, a los que han asumido las tesis del feminismo radical, a los que dejaron intacta la ley de memoria histórica, a los que buscan callarnos con la corrección política y a los que permiten que el separatismo campe a sus anchas.
Un voto para quienes nos han devuelto la voz en el Congreso
Este domingo no votaré con miedo ni al mal menor. Votaré por convicción, con esperanza y con ilusión. Por ello, este domingo volveré a votar a Vox, porque es el partido que defiende mis principios y porque lo hace dando, sin complejos, la batalla de las ideas de la que otros se retiraron. Este partido nos ha devuelto la voz a quienes nos habíamos quedado mudos en el Congresoy quiero que también volvamos a tenerla en Bruselas y en las demás instituciones. Pero más allá de que los planteamientos de Vox se identifican con lo que vengo defendiendo desde hace años, también importan las personas que defienden esas ideas: personas honradas como Santiago Abascal, José Antonio Ortega Lara, Javier Ortega Smith, Francisco José Contreras, Alicia Rubio, Gádor Joya, Rocío Monasterio, Iván Espinosa de los Monteros y Jorge Buxadé. Por lo demás, Roma no se construyó en un día. No cabe esperar grandes cambios tras estas elecciones, pero este domingo puede ser el inicio de un camino que nos devuelva aquello que perdimos: una España soberana y fuerte en una Europa que respete la dignidad humana, la familia y la libertad.
ELENTIR

"La hora de África" - Padre Santiago Martin


Duración 6:10. minutos

El Papa aclara por qué no aclara (Carlos Esteban)



La sorprendente alocución de Su Santidad ante la asamblea de Caritas ha dejado perplejos a muchos, pero ha servido para dejarnos claro por qué el Papa no responde a los numerosos ruegos de clarificación.

Ha quedado, al fin, claro; paradójicamente, Su Santidad ha dejado claro por qué no aclara, por qué se ha negado sistemáticamente a clarificar decenas de declaraciones ambiguas y desmentidos a medios, por qué los Dubia han quedado sin respuesta -dos de sus cuatro cardenales firmantes murieron esperando-, como las acusaciones de Viganò, como la ‘correctio filialis’, como tantas otras apelaciones ante las que ha hecho oídos sordos.

La razón es que, imago Christi al fin, quiere hacer lo que hacía Jesucristo que, según nos cuenta en la homilía dirigida a la asamblea de Caritas ayer, prefiero no dejar las cosas claras a sus discípulos.

“¿Por qué Jesús no había dado reglas siempre claras y rápidamente resolutivas?”, se pregunta Su Santidad. Y la respuesta no es que haya dejado tras de sí Su Iglesia, asistida por el Espíritu Santo, con la promesa de infalibilidad y de que las Puertas del Infierno no prevalecerán contra ella, no: es para que evitemos “la tentación del eficientismo de pensar que la Iglesia va bien si tiene todo bajo control”. Bueno, ese riesgo parece que lo estamos evitando.

Y se lamenta: “Pobres esas Iglesias particulares que se afanan tanto en la organización, en los planes, tratando de tenerlo todo claro, todo ordenado. Me hace sufrir”. E imaginamos que es esa compasión la que le lleva a no aclararnos los puntos dudosos de Amoris Laetitia, ni si piensa realmente que Dios crea a las personas homosexuales con esa condición inmutable, o qué le dijo realmente a Scalfari sobre la otra vida, si no fue que el Infierno no existe y que las almas que mueren renegando de Dios son aniquiladas, y una docena larga de proclamaciones ambiguas.

Tres son las lecciones que extrae Su Santidad de la segunda lectura del día, de los Hechos de los Apóstoles, y las tres encajan milagrosamente con su agenda eclesial: la humildad de la escucha, el carisma de estar juntos y el valor de la renuncia.

Mater et magistra, Madre y maestra, es una encíclica del recién canonizado Papa Juan XXIII, en referencia a la Iglesia. Pero ahora se queda meramente en Madre, cuando no en Madre y Discípula del mundo. “Vemos cómo sucede con los primeros cristianos. Están juntos en el valor de la renuncia partiendo de la humildad de la escucha. Se adiestran en el desinterés de sí: vemos que cada uno deja hablar al otro y está dispuesto a cambiar las propias convicciones”.

Esto, que entre los apóstoles es posible y conveniente porque son la Iglesia y cuentan con la asistencia del Espíritu Santo, ¿debe hacerlo también la propia Iglesia con otras confesiones? ¿Con el mundo? ¿Qué pueden enseñarle? Y, ya en el plano individual, si es tan necesario para los propios pastores escuchar a sus hermanos, abiertos incluso a cambiar las propias convicciones, ¿a que espera Su Santidad para predicar con el ejemplo? ¿No son sus hermanos el cardenal Raymond Burke, el cardenal Walter Brandmüller? ¿No lo es, incluso, el arzobispo Carlo Maria Viganò? ¿Cuándo hemos visto a Su Santidad cambiar sus convicciones tras la escucha atenta de un hermano que le contradice o corrige?

El carisma de esta juntos. Dice Su Santidad que “en la discusión de la primera Iglesia, la unidad prevalece sobre las diferencias”. Sí, es totalmente cierto en esa primerísima Iglesia, pera esa unidad no se procuraba a expensas de la Verdad, sino asentada en ella. Muy poco después de esa escena habrían de surgir muchas interpretaciones dispares del mensaje de Cristo, y la Iglesia no renunció a la verdad para retener a los herejes, ni mantuvo con ellos un interminable diálogo estéril.

Por último -aunque es lo primero en el discurso papal-, el valor de la renuncia. Sostiene el Papa que tenemos que apreciar “la belleza de la renuncia”, dejar atrás lo viejo, renunciar a las tradiciones. Al reformarnos, dice, “debemos evitar el gatopardismo, es decir, fingir que se cambia algo para no cambiar en realidad nada”. Que es exactamente lo que están empezando a reprocharle muchos ‘progresistas’ que esperaban de Francisco cambios revolucionarios.


Carlos Esteban

viernes, 24 de mayo de 2019

NOTICIAS VARIAS 23 y 24 de mayo de 2019



GLORIA TV
Ahora el electricista de Francisco está en problemas

Obispo africano ordena a sus sacerdotes no vestirse como sacerdotes

Cardenal Müller: los cristianos no pueden rezar juntos con los musulmanes [pero todos los Papas …

INFOVATICANA

Sacerdotes malteses piden en carta pública a Scicluna que discipline a un sacerdote prohomosexual

INFOCATÓLICA

Gran Marcha Nacional en Perú contra la imposición de la ideología de género en las escuelas

SPECOLA

Gracias Paco Pepe y gracias Don Manuel, la campaña del rosario, She Shan reina de China, denuncias morales, el mercedes del cardenal.

Papa francisco y los obispos italianos, Scicluna a Polonia, primera condena en Vaticano por blanqueo, arde Roma.


Selección por José Martí

Sacerdotes malteses piden en carta pública a Scicluna que discipline a un sacerdote prohomosexual (Carlos Esteban)



En un anuncio a toda página del The Times of Malta, un grupo de sacerdotes conmina al Arzobispo Charles Scicluna que tome medidas contra el sacerdote que apareció recientemente en la televisión nacional defendiendo una postura proLGTB contraria a la doctrina de la Iglesia.

Esta mañana, la máxima autoridad eclesial de Malta y agente favorito del Papa en la lucha contra el encubrimiento clerical, arzobispo Charles Scicluna, ha debido de llevarse un disgusto al abrir su ejemplar de The Times of Malta y toparse con una carta dirigida a él a página entera. Pagada.

Se trata de una agrupación de sacerdotes, Pro Malta Christiana, que piden al obispo que tome medidas disciplinarias contra uno de sus sacerdotes y que desvincule a la Iglesia en Malta de las heterodoxas opiniones sobre la homosexualidad que expresó el sacerdote en un programa de la televisión maltesa.

El sacerdote en cuestión es el profesor de Derecho Canónica de la Universidad de Malta y ‘hombre’ de Scicluna Kevin Schembri, quien en un programa de la televisión maltesa, Xarabank, declaró que la homosexualidad es buena porque forma parte del “plan de Dios”. Schembri aseguró, entre otras cosas, que Dios creó gente con “diferentes orientaciones sexuales” y que, por tanto, ser homosexual “no puede ser algo malo, porque él lo creó”.

Estas fueron algunas de sus declaraciones en el memorable programa: “Ser gay no puede ser algo malo, porque Él los creó. Dios los creó y los creó en Su plan (…). ¿Quién creó a los gays? Seguramente no cayeron del cielo (…). Dios, en su creación, quiso la diversidad. Creó diferentes razas, creó personas con diferentes colores de piel. También creó personas con diferentes orientaciones sexuales. Y también creó los diferentes sexos: creó a los hombres y creó a las mujeres. Así nos creó Dios. Dios creó a todos, y Dios vio que todo era muy bueno cuando Él lo creó (…). Si Dios te creó de esta manera, ¿cómo puede la Iglesia ir en contra de Dios? La Iglesia existe para servir a Dios, no para decirle que Él hizo algo malo y que voy a cambiarlo por ti”.

Aunque los sacerdotes hacen su petición con protestas de respetuosa humildad, el tono es considerablemente belicoso, y empieza recordando al prelado que el primer deber de un obispo es “defender públicamente, promover y proteger el sagrado depósito de la fe”, contra el que ha atentado Schembri. Además, le recuerdan a Scicluna acerbamente que en su día no tuvo el menor problema en desvincularse del rosario de reparación por el escándalo que había organizado un grupo de católicos malteses.

Aunque es probable que Scicluna haya aprendido del Papa la estrategia del silencio ante las peticiones de clarificación -ayer mismo advertía ante la asamblea de Caritas contra el deseo de claridad-, no es fácil que pueda desentenderse de algo que aparece en la prensa generalista maltesa a página completa.


Carlos Esteban

Eruditos católicos acusan al Papa Francisco “del delito canónico de herejía”(Steve Skojec)

En la aparentemente interminable guerra entre católicos y el Papa Francisco otra salva ha sido disparada. Esta vez cae un poco más cerca del blanco. 
En una Carta Abierta de veinte páginas dirigida no al papa, sino a los obispos de la Iglesia, diecinueve eruditos católicos, algunos de ellos clérigos, afirman que “acusan al Papa Francisco del delito canónico de herejía” y piden a los obispos de la Iglesia “ tomar las medidas necesarias para enfrentar la grave situación de un Papa hereje”. 
Los nombres de algunos de estos signatarios no son desconocidos. Son eminentes teologos y sacerdotes, hombres que han hecho bien en su servicio a la Iglesia. Entre ellos están los siguientes: Hno. Aidan Nichols, Hno. Thomas Crean, Hno. John Hunwicke, Dr. John Lamont, Diacono Nick Donnelly y el mismo presidente de OnePeter5, Dr. Peter Kwasniewski.
(Lea el texto íntegro de la Carta here. Lea la bibliografia de la carta here.)
“Reconocemos con gratitud, escriben, que algunos de entre ustedes reafirman las verdades contrarias a las herejías que hemos listado y además advierten los serios peligros que amenzan la Iglesia en su pontificado”. 
Sin embargo, en una emergencia tan grave y sin precedentes´´, continúan, ´´ creemos que ya no será suficiente enseñar la verdad de manera abstracta, o incluso lamentar la “confusión” en la Iglesia en términos más bien generales…a pesar de las pruebas que hemos presentado en esta carta, reconocemos que no nos corresponde declarar al Papa culpable del delito de herejía de una manera que tendría consecuencias canónicas para los católicos. Por lo tanto, os pedimos, como nuestros padres espirituales, vicarios de Cristo dentro de vuestras propias jurisdicciones y no vicarios del Pontífice romano, que amonestéis públicamente al Papa Francisco para que abjure de las herejías que ha profesado´´. 
En la búsqueda de una rectificación en esta materia de los obispos, los autores intentan establecer un caso, citando la teología y el derecho canónico, en la que “un Papa que es culpable de herejia y se mantiene obstinado en sus puntos de vista heréticos, no puede continuar como Papa” y “teologos y canonistas discuten esta cuestión como parte del tema de la pérdida del cargo papal”.
Una de las razones por las que un Papa puede perder su cargo es la herejía.
Los autores rechazan la idea, propuesta por los sedevacantistas, que “un Papa pierde automáticamente su cargo como resultado de la herejía pública, sin ninguna intervención de la Iglesia necesaria o permisible”.
“Esta opinión´´, dicen, ´´no es compatible con la Tradición y Teología Católicas y debe ser rechazada. Su aceptación arrojaría a la Iglesia al caos, en el caso de un Papa abrazando la herejía, tal como muchos teologos han observado”.
Al contrario, afirman los autores, “Debería ser aceptado que el Papa no puede perder su cargo sin la intervención de los obispos de la Iglesia”.
Los autores listan siete proposiciones (aparentemente derivadas de varias declaraciones papales) que identifican como heréticas, ofreciendo numerosas citas que muestran por qué cada una de dichas declaraciones son incompatibles con la doctrina Católica. 
“Acusamos al Papa Francisco de haber demostrado de manera pública y pertinaz, con sus palabras y acciones, su creencia en las siguientes proposiciones que contradicen la verdad divinamente revelada (para cada proposición ofrecemos una selección de enseñanzas bíblicas y magisteriales que las condenan como contrarias a la revelación divina; estas referencias son concluyentes, pero no pretenden ser exhaustivas´´. 
En seguimiento de esta sección, bajo el subtítulo de “Evidencia de que el Papa Francisco es culpable del delito de herejía” hay tres partes.
La primera parte se titula “Declaraciones públicas del Papa Francisco que contradicen las verdades de la fe”. En esta sección, los autores ofrecen documentación de doce declaraciones y acciones del Papa Francisco que aparecen con intención de correlacionarse con los siete cargos iniciales. (Encontré falta de paridad entre las dos listas. Fue difícil discernir qué pieza de documentación estaba correlacionada con cada una de las siete proposiciones acusadoras).
La mayoría de la documentación proviene de la exhortación postsinodal Apostólica Amoris Leatitia u otras declaraciones que aparecen en la lógica de ese documento. Tres pertenecen a las alabanzas del Papa a Martin Lutero y la Reforma. La duodécima pertenece al aserto hecho por el Papa Francisco en Abu Dhabi diciendo que “el pluralismo y la diversidad de religiones es querida por Dios en su sabiduría”. 
La segunda parte de la sección “evidencia” es titulada “Actos públicos del Papa Francisco que indican su rechazo a las verdades de la fe”. Ésta es una lista de evidencias suplementarias a los cargos especificos de herejía. “Un gran número de actos del Papa Francisco manifiestan su creencia en las herejias listadas más delante´´, enfatizan los autores, y lo que sigue es más una lista general de nombramientos o defensas de clérigos problemáticos, promoción de figuras anticatólicas, la falta de respuesta a la Dubia y otras actuaciones que significan, en las mentes de los autores, un extravío de la auténtica vida y pensamiento católicos. 
En la tercera parte de la sección “evidencia”, titulada “Contumancia del Papa Francisco en adherirse a proposiciones heréticas”, los autoreslistan las credenciales teológicas del Papa y su labor al diseñar frases y citas sobre los documentos que se le atribuye contradecir. “Por lo tanto, puede presumírsele´´,aseveran los autores, ´´que él esta lo suficientemente informado sobre doctrina católica y conoce las herejías que está profesando y que son contrarias a la doctrina católica. Su naturaleza herética fue también documentada y señalada en la corrección filial que se le dirigió por un buen número de eruditos católicos en agosto de 2017 y hecha pública en septiembre del mismo año´´. 
Los autores prosiguen hacia su apelación final a los obispos para actuar y después de sus firmas, proveen un apéndice basado en el derecho canónico y en la teología católica concerniente a la situación de un papa hereje.
Nuestra opinión:
Éste es un documento interesante. Sirve como un compendio no sólo de las profundamente problematicas declaraciones del Papa Francisco, sino también de sus numerosos actos flagrantes. He creído desde hace tiempo que dichos actos, si bien no pueden ser definidos en sí mismos como heréticos, sí nos dan una visión profunda del carácter del hombre mismo y su preocupación—o falta de— por la integridad de la Fe Católica que le ha sido encargada por Dios de salvaguardar. 
Existen, a mi parecer, algunas piezas obviamente ausentes, y eso me sorprendió. Una es la omisión del Arzobispo Vincenzo Paglia de la lista de los corifeos del papa. Otra es el intento del Papa de categorizar la pena de muerte, por lo menos implícitamente, como intrínsecamente mala. He escrito sobre este tema anteriormente y no lo trataré aquí, pero sería bueno recordar que el Obispo Athanasius Schneider tambien trató ese punto en su ensayo “Sobre la cuestión de un Papa herético”. (“On the Question of a Heretical Pope.”)
Ese ensayo, de hecho, es directamente relevante aquí, en la medida que representa la escuela compensatoria de la escuela de pensamiento en la crisis presentada por el Papa Francisco. El Obispo Schneider, por lo menos implícitamente, pone a Francisco en la categoría de “papa herético” solamente mencionando proposiciones específicas de él en el contexto de un documento acerca de la herejía en el papado. (Él, como los autores de la Carta Abierta, tambien cita las proposiciones de Francisco permitiendo que adúlteros sexualmente activos reciban la Santa Comunión así como las declaraciones de Abu Dhabi).
En su ensayo, el Monseñor Schneider dejo claro que: “ el Papa no puede ser depuesto por nadie; sólo Dios puede intervenir y Él lo hará a Su tiempo, siendo que Dios no falla en Su Providencia (‘Deus in sua dispositione non fallitur’).” Continúa diciendo:
“La deposición de un Papa hereje, por último, fomentaría la herejía del conciliarismo, sedevacantismo y una actitud que es característica de una comunidad puramente humana o política. También fomentaría una mentalidad similar al separatismo del mundo protestante o la autocefalia de la comunidad de iglesias ortodoxas.”
Los autores de la Carta Abierta, por otro lado, parecen apoyar la idea de un “concilio imperfecto” que depusiera al Papa. No lo dicen abiertamente, pero señalan:
“Estos actos no necesitan ser llevadas a cabo por todos los Obispos de la Iglesia Católica o aún por una mayoría de ellos. Una parte sustancial y representativa de los Obispos fieles a la Iglesia Católica tendrían el poder para tomar dichas acciones. Dada la naturaleza abierta, exhaustiva y devastadora de la herejía del Papa Francisco, la disposición de amonestar publicamente al Papa Francisco parece ser la condición necesaria para ser considerado como un Obispo fiel a la Iglesia Católica.
Esta forma de proceder es apoyada y requerida por la Ley Canónica y la Tradición de la Iglesia. Proveemos más abajo una breve cuenta de las bases canónicas y teológicas para ello”. 
En ese breve recuento, los Autores señalan que “un Papa que es culpable de herejía y que se mantiene contumaz en sus visiones hereticas no puede continuar como Papa”, y que “los Padres de la Iglesia niegan que un hereje pudiera poseer jurisdiccion eclesiástica de ninguna clase”. 
Continuan citando teologos como Cayetano, San Juan, de Santo Tomás y San Roberto Bellarmino, todos los cuales son conocidos por especular sobre si un papa heretico puede o no ser depuesto—aunque se quedan cortos al citar esos específicos argumentos. “No adoptamos postura en la disputa de estas cuestiones”, concluyen los autores, “cuya resolución es materia para los Obispos de la Iglesia.” 
Yo creo que éste, también, es el camino correcto a tomar. Delegar esto a los Obispos, porque la obligación de lidiar con esta situación recae en ellos. Esta Carta Abierta, como yo la veo, viene a ser algo así como si un grupo de Católicos sin autoridad eclesiástica fabricasen un arma, proveyendo una breve instrucción sobre cómo podría ser utilizada en una muy hipotética situación, poniéndola luego sobre la mesa frente a los Obispos del mundo para que estos accedan a ella fácilmente. 
Puedes llevar a un caballo hasta el abrevadero, pero no obligarlo a beber.
Y he aquí el problema. 
Usted sabe y yo sé, y todos sabemos que los Obispos no van a actuar. No basados en todo esto, no basados en cualquier cosa que pudiera pensar. (Recuerde que a la mayoría de ellos no les gustan las armas del todo y parece que la mayoría nunca han oído hablar del Cristo de Mateo 10,34). 
Esto quiere decir que aunque los autores de esta Carta estuvieran en lo correcto, y el Obispo Schneider no lo estuviera, el efecto práctico es el mismo: hemos reformulado una vez más, más clara y más formalmente, lo que ya desde antes sabíamos y así el punto muerto del asunto romano continúa.
Podemos igualmente conjeturar que cualquier obispo que se atreviera a tocar esto siquiera de lejos, pondría, como lo dijo un amigo “su cabeza mitrada en una bandeja para ser servida”.
De igual forma, habrá con toda seguridad cierta venganza de alguna clase contra los firmantes de este documento. Espero que tengan o muy poquito que perder o que estén preparados y listos para lo que pueda venir en su contra porque han llevado las cosas demasiado lejos como para volver atrás. Su coraje y decisión merece aplauso.
Pregunté a mi amigo Dr. Kwasniewski por qué habia firmado la carta.
Respondió lo siguiente:
Me parece valioso por tres razones:
1. Documenta instancias de herejía que no pueden ser negadas. Tal vez no ayude a quitar las vigas de los ojos que se rehúsan ver, pero parece ser un siguiente paso después de la Corrección Filial que argumentaba que Franciso apoyaba o no se oponía a las herejías. Esto va un paso más allá: él es un herético formal y puede ser juzgado como tal. 
2. Esto es algo que hacemos para el registro histórico, para la posteridad. No todos durante el reinado del Papa Francisco eran una flor marchita que rehusaba admitir que el emperador iba desnudo. 
3. Es algo que hacemos ante Dios, como un testimonio de nuestra conciencia. 
Lamento no haber conseguido más firmas. Como teólogo, no puedo ver una sola cosa con la que no esté de acuerdo…..
Le dije que me sentía un poco cínico y él me recordó, amablemente, que el cinismo no es una virtud cristiana. Luego me ofreció esta comparacion tan útil: 
Durante las decadas en que combatió el arrianismo, San Atanasio tuvo pocos partidarios. El emperador estaba en su contra. El Papa estaba en su contra. Probablemente le dijeron que se callara o que renunciara. 
¿Qué fue lo que hizo? Escribió interminables cartas y tratados, uno tras otro, condenando arrianos y refutando el arrianismo. Todo parecía inútil, pero nada lo detendría. 
Podemos volver atrás hacia ese período y decir: “gracias a Dios que Atanasio nunca se detuvo. ¡Que héroe! ”. Estoy seguro que a él no le pareció heroísmo—sino simple urgente necesidad. 
Él mantuvo el calor. Siguió batiendo el tambor. Nunca dejo de sonar la alarma. Nosotros le debemos mucho a su terquedad.
Ciertamente, la terquedad es a veces la única cosa que me tiene regresando al teclado. La idea de que no importa lo que pase, no importa qué tan poco creas que mueves la aguja, no puedes dejar el campo y dejar que los malos marchen a la victoria sin oposición. Nos guste o no, es una lucha hasta el final. 
Imagino que habrá algunos que cuestionen la teología de la Carta. No creo estar cualificado para hacer una declaración definitva sobre el tema, ni tampoco para firmar la Carta. Me parece sólida, pero no soy teólogo. 
Al final de día, estoy todavía inclinado a pensar que, en igualdad de condiciones, el enfoque del Obispo Schneider es el más sensato. Aún si los Autores de la Carta Abierta estuvieran en lo técnicamente correcto, hablando prácticamente, nadie va a deponer al Papa y así, como dijo el Obispo Schneider, “Sólo Dios puede intervenir y Él lo hará en Su tiempo, ya que Dios no falla en su Providencia”.
Estoy agradecido por los esfuerzos de quienes escribieron esta Carta y por su testimonio Cristiano. También estoy agradecido, sinceramente, que la última conclusión en este tema está fuera de mis manos. Por largo tiempo he querido ser testigo de la deposición dramática del Papa, pero me imagino que ello daría lugar a cosas peores. Así que la paciencia es la única alternativa. Paciencia y confianza en la Divina Providencia. 
Sea como fuere, no estoy esperanzado–no en términos humanos—que nuestro siguiente Papa sea alguien particularmente sabio, santo o tradicional. Deberíamos fervientemente orar por ello, pero no podemos esperarlo. Las cartas no están de nuestro lado. Así que debemos endurecernos contra la probabilidad de que este tema no sea resuelto a corto plazo. 
“En Su tiempo” raramente ha querido decir algo cercano a lo que queremos. 
En conclusión, creo que esta Carta, como muchos de los esfuerzos empleados en oposicion a los errores de este papado—entre los cuales espero que este trabajo sea incluido en 1P5– tendrá poco efecto práctico inmediato, pero no será en vano. Finalmente, sólo Dios puede enderezar la barca, pero nosotros debemos luchar hasta el último hombre, hasta que Él lo haga. 
Correccion: originalmente posteamos ligas a versiones pdf de la Carta y la bibliografia. En esas versiones sólo fueron listados trece eruditos, no los diecinueve que aparecen en la Carta. Asimismo un signatario ya no aparece en el texto. Su nombre fue borrado y ha sido actualizado a versiones más recientes del documento. Tambien ha llamado nuestra atención que ha sido traducido al italiano, español, francés, alemán y holandés. ItalianSpanishFrenchGerman, and Dutch.
Steve Skojec
Steve Skojec es el Editor fundador y Director Ejecutivo de OnePeterFive.com. Recibio BA en Comunicaciones y Teologia de la Universidad Franciscana de Steubenville en 2001. Sus comentarios han aparecido en The New York Times, USA Today, The Washington Post, The Washington Times, Crisis Magazine, EWTN, Huffington Post Live, The Fox News Channel, Foreign Policy, y la BBC.Steve y su esposa Jamie tienen siete hijos.

jueves, 23 de mayo de 2019

Un académico, el profesor Pierantoni, defiende el contenido de la carta que acusa al Papa de herejía: la Iglesia se enfrenta a la "crisis más grave" de su historia (Diane Montagna) [6 de 6]


You’ve issued the open letter to the Bishops of the Catholic Church. What happens next? 
It’s difficult to say what’s going to happen. I personally believe that the Catholic episcopate in general is still far from becoming truly aware of the gravity of the situation. After all, to become aware is also very uncomfortable and even dangerous: it’s much more convenient to take a sleeping pill and continue to sleep, dreaming that everything is just fine. Therefore, I believe that this is one step in what is still a long journey. There is still a good deal of work to be done to raise awareness among the hierarchy, so that it can counter the heretical drift which, even if it had already been going on for a long time in the Church, has been accentuated in alarming proportions in the last six years.
I believe it is imperative that the few cardinals and bishops who have woken up to the gravity of the situation, such as Burke, Brandmüller, Eijk, Müller, Sarah, Woelki, Schneider, Chaput, Laun, Viganò, and others, could and should begin to form a network of relationships and communication across the various countries and continents, to begin to raise awareness among the portion of the episcopate that is still healthy and would be ready to work to encourage resistance to the heretical drift that is spreading. This healthy, orthodox part of the episcopate certainly exists, and it’s not the tiny minority that some would try to make us believe it is, by taking advantage of the fact that it is less noisy and less scheming, let us say less astute than the heretical faction. The children of darkness are more cunning than the children of light. In short, this Orthodox portion of the episcopate needs to come together, to get to know and communicate with one another, to be animated and organized in order to work effectively for a true reform of the Church.  
Is there anything you wish to add?
To wrap up, I would like to respond to those critics who now, as with the previous documents we have published, punctually repeat the usual script according to which we are “ultra-conservatives,” or a “tiny fringe of extremists,” as Prof. Massimo Faggioli put it
I’ll leave aside (because it’s so blatantly obvious to any reader) the fact that it’s very convenient to slap a nice pre-packaged label on us instead of taking the trouble to refute us, which is a bit more difficult.
I would like to underline two things, which perhaps escape our critics. 
The first is that they too naively let themselves be fooled by a trivial error of perspective: they are convinced that we are few, because few are those who dare to come out with a signature (although not so few, as the number of signatures has already more than tripled in a few days, today reaching 81). But a look at history is enough to recall that it has always been this way: in the year 360, when it was politically correct to be pro-Arian, how many bishops dared to refuse to sign the pro-Arian formula? Perhaps a dozen. Those who didn’t sign it lost their position. Just like now.
Their second and even more serious and fatal mistake is to confuse quantity with quality. Let’s go ahead and admit that we are a minority (even if much less sparse than they would have us believe): I say that we are in good company. For example, we are in the company of Josef Seifert, one of the philosophers closest to Pope John Paul II in the fight against situation ethics, who in more recent interventions has expressed himself in ways very similar to our document, and for this reason has been harshly punished; he has now signed the petition in favor of our letter, and has publicly stated he agrees with us on the bulk of our letter; Robert Spaemann, who called Amoris Laetitia “chaos elevated to a system”; Cardinals Burke, Caffarra, Brandmüller and Meisner, the authors of the dubia; Cardinal Müller, the man chosen by Benedict XVI to lead the Congregation for the Doctrine of the Faith, who recently stated that a bishop who changes the discipline of the Church to grant the Holy Eucharist to persons not in full communion with the Church “is a heretic and a schismatic”; with Cardinal Sarah, who already in 2014 said that dividing doctrine from the discipline of the Eucharist “is a dangerous schizophrenic disease”; finally, with the Pope emeritus himself, who in his recently published Notes, as I have already said, explained how situation ethics has been the most serious error in moral theology in the last 60 years. And the list could go on.
In short, with a “small minority” of this caliber, we feel we are in good company.

In conclusion, I would like to recall that, beyond the impact on the episcopate — for which we hope but will certainly still require a wait — we are convinced that the clear denunciation of the errors being spread today is a strong reason for hope for many thousands of Catholic faithful who are deeply concerned about a situation that many describe not only as heresy and schism, but even apostasy, who hope and pray in silence that Christ will come soon to redeem his Church. This document seeks to give voice to so many who have no voice, to send the message that, even when heresy and corruption seem to prevail, the Holy Spirit always raises up an immune response, antibodies, often even in humble people who do not occupy positions of power, but who, even against human predictions, preserve the faith and commit themselves to fighting the good fight to which we are all called.


TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL
Usted ha lanzado una carta abierta a los obispos de la Iglesia católica. ¿Qué pasará ahora?

Es difícil decir qué va a pasar. Personalmente creo que el episcopado católico en general aún está lejos de ser verdaderamente consciente de la gravedad de la situación. Después de todo, tomar conciencia es también muy incómodo e incluso peligroso: es mucho más conveniente tomar una pastilla para dormir y seguir durmiendo, soñando que todo está bien. Por lo tanto, creo que éste es un paso en lo que aún es un largo viaje. Todavía hay mucho trabajo por hacer para sensibilizar a la jerarquía, de modo que se pueda contrarrestar la deriva herética que, aunque ya ha estado sucediendo durante mucho tiempo en la Iglesia, se ha acentuado en proporciones alarmantes en los últimos seis años.

Creo que es imperativo que los pocos cardenales y obispos que han despertado ante la gravedad de la situación, como Burke, Brandmüller, Eijk, Müller, Sarah, Woelki, Schneider, Chaput, Laun, Viganò y otros, pueden y deberían comenzar a formar una red de relaciones y comunicación entre los diversos países y continentes, para comenzar a crear conciencia entre la porción del episcopado que todavía está sano y debería estar dispuesto a trabajar para alentar la resistencia a la deriva herética que se está extendiendo. Esta parte sana y ortodoxa del episcopado ciertamente existe, y no es la pequeña minoría que algunos tratarán de hacernos creer que es, aprovechando el hecho de que es menos ruidosa y menos intrigante, digamos que menos astuta que la facción herética. Los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz. En resumen, esta parte ortodoxa del episcopado necesita unirse, conocerse y comunicarse entre sí, ser animada y organizada para trabajar efectivamente en una verdadera reforma de la Iglesia.

¿Hay algo que desee añadir?

Para terminar, me gustaría responder a aquellos críticos que ahora, como en los documentos anteriores que hemos publicado, repiten puntualmente el guión habitual según el cual somos "ultra conservadores" o una "pequeña franja de extremistas", como el profesor Massimo Faggioli  indicó.

Dejaré a un lado (porque es tan descaradamente obvio para cualquier lector) el hecho de que es más fácil abofetearnos con etiquetas prefabricadas que tomarnos la molestia de refutarnos, que es un poco más difícil.

Me gustaría subrayar dos cosas, que tal vez escapen a nuestros críticos.

La primera es que se dejaron engañar demasiado ingenuamente por un error trivial de perspectiva: ellos están convencidos de que somos pocos, porque pocos son los que se atreven a salir con una firma (aunque no tan pocos, ya que el número de firmas se ha más que triplicado en pocos días, alcanzando hoy las 81). Pero basta un vistazo a la historia para recordar que siempre ha sido así: en el año 360, cuando era políticamente correcto ser pro-arriano, ¿cuántos obispos se atrevieron a negarse a firmar la fórmula pro-arriana? Tal vez una docena. Los que no lo firmaron perdieron su puesto. Justo como ahora.

Su segundo y  aún más grave y fatal error es confundir cantidad y calidad. Sigamos adelante y admitamos que somos una minoría (aunque mucho menos dispersos de lo que nos quieren hacer creer): digo que estamos en buena compañía. Por ejemplo, estamos en compañía de Josef Seifert, uno de los filósofos más cercanos al Papa Juan Pablo II en la lucha contra la ética de situación, que en intervenciones más recientes se ha expresado de manera muy similar a la de nuestro documento, y por este motivo ha sido severamente castigado; ahora ha firmado la petición a favor de nuestra carta y ha declarado públicamente que está de acuerdo con nosotros en la mayor parte de nuestra carta; Robert Spaemann, quien llamó a Amoris Laetitia "caos elevado a sistema"; los cardenales Burke, Caffarra, Brandmüller y Meisner, autores de la dubia; el cardenal Müller, el hombre elegido por Benedicto XVI para dirigir la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien recientemente declaró que un obispo que cambia la disciplina de la Iglesia para otorgar la Sagrada Eucaristía a personas que no están en plena comunión con la Iglesia "es un hereje y un cismático ”; con el cardenal Sarah, quien ya en 2014 dijo que dividir la doctrina de la disciplina de la Eucaristía "es una enfermedad esquizofrénica peligrosa"; finalmente, con el mismo Papa emérito, quien en sus Notas recientemente publicadas, como ya dije, explicó cómo la ética de situación ha sido el error más grave en la teología moral en los últimos 60 años. Y la lista podría seguir.

En resumen, con una "pequeña minoría" de este calibre, sentimos que estamos en buena compañía.

Para concluir, me gustaría recordar que, más allá del impacto en el episcopado, -para el cual esperamos, aunque ciertamente requerirá de una espera- estamos convencidos de que la clara denuncia de los errores que se están difundiendo es hoy una razón importante para la esperanza para muchos miles de fieles católicos que están profundamente preocupados por una situación que muchos describen no solo como herejía y cisma, sino incluso como apostasía; que espera y ora en silencio para que Cristo venga pronto a redimir a su Iglesia. 

Este documento busca dar voz a tantos que no tienen voz, para enviar el mensaje de que, incluso cuando la herejía y la corrupción parecen prevalecer, el Espíritu Santo siempre provoca una respuesta inmune, anticuerpos, a menudo incluso en personas humildes que no ocupan posiciones de poder, pero que, incluso contra las predicciones humanas, preservan la fe y se comprometen a luchar en el buen combate al que todos estamos llamados.

Diane Montagna

Epílogo del libro "No anteponer nada a Cristo: Reflexiones y apuntes póstumos" del cardenal Carlo Caffarra (Spanish Edition). Homo Legens.

Cardenal Carlo Caffarra

«El Señor siempre está en la barca, por lo que no debemos temer las tempestades. Tenemos que tener fe».

Esta es una de las frases que en más ocasiones me ha repetido el cardenal Carlo Caffarra en los distintos encuentros que tuve con él cuando era pastor de mi diócesis, Bolonia y, también, cuando se retiró a vivir en un pequeño apartamento cerca del seminario.

Era un hombre esquivo, incluso tímido, pero al mismo tiempo sincero y generoso. En una palabra: bueno. Tal vez este sea uno de los aspectos menos conocidos de un cardenal que ha sido definido, con demasiada frecuencia, doctrinario, frío y distante, cuando en realidad era un padre en el sentido más auténtico del término.

Su preparación teológica es reconocida, sobre todo en campo moral, marcando una época en la vida de la Iglesia católica. En 1981, cuando Juan Pablo II pensó en la creación de un instituto para el matrimonio y la familia llamó al entonces profesor Carlo Caffarra para que fuera su primer presidente, consciente de que era la persona adecuada para el cargo. La amistad que unía al Santo Papa polaco y al cardenal fue grande, hasta el punto de que Caffarra fue un estrecho consejero de Wojtyla en algunos de sus más importantes documentos magisteriales, sobre todo la Encíclica Veritatis splendor y la Exhortación Familiaris consortio. Los dos estaban en sintonía también sobre el significado profético de la Encíclica Humanae vitae del Papa Pablo VI, publicada en julio de 1968. En 1988, en el veinte aniversario de la Humanae Vitae, por indicación de san Juan Pablo II, Caffarra organizó en el Vaticano un famoso congreso en el que acusó de “antiteísmo” a los teólogos disidentes y pidió medidas disciplinarias contra los obispos que les autorizaban a enseñar en las respectivas diócesis. De alguno dijo el nombre, sobre todo de Bernhard Haering, el más célebre de los teólogos moralistas del postconcilio que, de distintas maneras, habían alimentado una oposición a la encíclica que prohíbe la anticoncepción. Y éste reaccionó con una carta abierta al Papa, una especie de llamamiento al desarme: el Papa debía frenar a sus moralistas de confianza, obligándoles a que dejaran de acusar de herejía a los disidentes, empezando por Caffarra, al que Haering juzgó ser presa de “delirio teológico”.

Una dura batalla dentro de la Iglesia, que caracterizó el postconcilio y que ha llegado hasta el aula del doble sínodo sobre la familia convocado por el Papa Francisco. A este respecto, Caffarra, junto a los cardenales Raymond Burke, Walter Brandmüller y Joachim Meisner, presentó al Papa los cinco dubia pidiendo aclaraciones sobre el capítulo VIII de la Exhortación postsinodal Amoris laetitia, convencido de que algunos de sus pasajes podían inducir a confusiones interpretativas en cuestiones sobre las que el Magisterio ya se había expresado. Ciertamente, no era contrario al desarrollo de la doctrina, pero sentía que era su deber advertir sobre una posible discontinuidad que no puede caracterizar dicho desarrollo. Es restrictivo recordar al cardenal Caffarra sólo por estos dubia, sobre todo si se hace pensando en que era contrario al Papa, pues nada estaba más lejos de su mentalidad y su deseo. Bromeando dijo que prefería oír decir sobre él que tenía una amante y no que era contrario al Sumo Pontífice.

Amaba profundamente, visceralmente, a la Iglesia, hasta el punto de sufrir casi físicamente si veía que era objeto de ofensas, o la veía confundida. Leyendo su magisterio durante los años en que guio la diócesis de Bolonia, el resultado es el retrato de un pastor que se sentía realmente responsable de sus ovejas, de acompañarlas y, al mismo tiempo, de guiarlas. Prestaba mucha atención a no seguir la dispersión del mundo para llevar a todos al Señor, y no hacia falsos maestros o modas, de los que denunciaba con valentía sus riesgos y peligros.

El cardenal Caffarra dedicó su vida a profundizar el plan de Dios en el ámbito, sobre todo, del amor humano, la familia y la vida. Comentando la Encíclica Caritas in veritate del Papa Benedicto XVI dijo: «Es como si se hubiera robado la palabra amor. Una de las palabras clave de la propuesta cristiana, amor, ha sido secuestrada por la cultura moderna que la ha convertido en un término vacío, en una especie de recipiente en el que cada uno mete lo que siente. La verdad del amor es, hoy, difícilmente compartible. “Sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo. El amor se convierte en un envoltorio vacío que se rellena arbitrariamente. Este es el riesgo fatal del amor en una cultura sin verdad” (Caritas in veritate, n. 3)». Este pasaje representa, muy resumido, el corazón del buen combate que el cardenal Caffarra llevó a cabo hasta el 6 de septiembre de 2017, cuando, un poco por sorpresa, volvió a la casa del Padre.

Lo recordamos con su sonrisa, porque le gustaba mucho bromear con salidas inesperadas y nunca banales; después, serio de nuevo, era capaz de evaluar las cosas de una manera penetrante y afilada. En este libro hemos recogido algunos pasajes de su magisterio y lo hemos comparado con un plato de tallarines boloñeses: un plato sabroso y sencillo al mismo tiempo. Leer estas páginas les hará descubrir un cardenal que ha sido padre y maestro.

Lorenzo Bertochhi