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viernes, 27 de noviembre de 2015

Pobres, ignorantes, interesados. Así describe a los africanos la web de los Obipos alemanes (Jorge Soley, Infocatólica)


Un artículo muy bueno de Jorge Soley, de Infocatólica, que transcribo aquí por su interés especial.

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No hace falta recordar los desagradables comentarios del cardenal Kasper durante el Sínodo extraordinario celebrado hace ahora algo más de un año, despreciando a los africanos y sus tabúes y afirmando que no nos pueden dar lecciones a nosotros, ilustrados europeos. El escándalo que se formó no dejó en muy buen lugar al cardenal alemán, que vio como caían como una avalancha sobre él las acusaciones de soberbia y racismo apenas encubierto.

Uno pensaba que estas cosas no se repetirían, si no por un sincero propósito de la enmienda, al menos por un mínimo de prudencia táctica. Pero es lo que tiene la soberbia, que vuelve a aflorar a la que te relajas. Y sí, lo han vuelto a hacer. Ante la visita del papa a tres países africanos esta semana, un artículo en la página web de la Conferencia Episcopal Alemana, Katolisch.de, vuelve a atacar a los ignorantes y atrasados africanos.

Allí, en un artículo titulado “La Iglesia Pobre y Romántica”, un tal Björn Odendahl escribe lo que sigue:

“Por supuesto la Iglesia está creciendo en África. Crece porque la gente es socialmente dependiente y a menudo no tiene nada más que su fe. Crece porque la situación educativa allí está, en promedio, en un nivel bastante bajo y la gente acepta respuestas sencillas a preguntas difíciles de fe. Respuestas como las del Cardenal Sarah de Guinea. E incluso el creciente número de sacerdotes son el resultado no sólo del ímpetu misionero, sino también el resultado del hecho que el sacerdocio es una de las pocas posibilidades para tener seguridad social en el continente negro”.

Vamos, que los negros de África son católicos porque son tan pobres que así se consuelan en su miseria, no como los alemanes que, en su opulencia, pueden tirar a la basura algo tan ridículo como la fe. Bueno, no todos. También algunos son católicos porque son tan ignorantes y necios que se tragan las respuestas simplonas de sus obispos y cardenales (Sarah, Arinze, Napier, todos negros, carcas e infinitamente menos sofisticados que los purpurados alemanes) ¿Y qué decir de los sacerdotes? Ni gracia de Dios que suscita vocaciones, ni generosidad para acogerla, el boom de jóvenes sacerdotes africanos se debe a que al menos así tienen algo que llevarse a la boca y pueden ir a un hospital cuando les muerde una pitón o un león. La verdad, parece difícil superar esta muestra de paternalismo despectivo con tintes racistas.

Y esto lo publica la web de una Conferencia Episcopal que, hace pocos días tenía que escuchar de boca del Papa Francisco que la fe católica estaba sufriendo una fuerte erosión en Alemania, un “fuerte descenso en la asistencia a la misa dominical y de la vida sacramental” y donde “el sacramento de la Penitencia con frecuencia ha desaparecido. Cada vez menos católicos reciben la Confirmación o contraen un matrimonio católico. El número de vocaciones al ministerio sacerdotal y a la vida consagrada ha disminuido notablemente”. Menudo panorama para dar lecciones.

Los consejos del Papa para revitalizar la Iglesia católica en Alemania eran la promoción de la confesión: “Confío en que se dará mayor atención a este sacramento, tan importante para una renovación espiritual, en los planes pastorales diocesanos y parroquiales durante el Año Santo y después”, la defensa de la vida: “la Iglesia no debe cansarse nunca de ser abogada de la vida y no debe retroceder en el anuncio de que la vida humana debe protegerse incondicionalmente desde el momento de la concepción hasta la muerte natural” y el no atarse a la rica burocracia que la Iglesia en Alemania ha desarrollado: “se inauguran estructuras siempre nuevas para las cuales al final faltan los fieles. Se trata de una suerte de nuevo pelagianismo que nos lleva a volver a poner la confianza en las estructuras administrativas, en las organizaciones perfectas”

Después de leer lo que publica la web de la Conferencia Episcopal Alemana parece que estos consejos han entrado por un oído y han salido por el otro. ¿Confesión? Ni que fuéramos unos ignorantes africanos que aún creen en la magia ¿Defensa de la vida? Que poco sofisticado, con la de matices que hay en esto del inicio y del final de la vida. ¿No estar atados a nuestra burocracia? ¡Con lo bien que vivimos! ¿Acaso no querrá el Papa que nos convirtamos en unos pobretones miserables como los africanos?

Por suerte los africanos no leen Katolisch.de, lo que es una gran ventaja. Son pobres, simples, ignorantes y comen cosas impronunciables. También son fieles al Evangelio, al Magisterio y a la Tradición. Y no se tragan la cháchara modernista. Quizás por eso hay más 200 millones de católicos africanos, tres veces más que hace 30 años, se ha triplicado el número de seminaristas en los últimos 25 años o hay un 40% más de sacerdotes que hace 15 años. Quizás por eso son una iglesia viva, dinámica y floreciente.

Jorge Soley (Infocatólica)

Acerca de la verdad de los presos del Valle de los Caídos (Alberto Bárcena)


El historiador español D. Alberto Bárcena nos introduce, tras una ardua investigación que ha durado 7 años sumergido en las fuentes originales y veraces de los archivos del Valle de los Caídos, en las tergiversaciones y manipulaciones que se han vertido sobre los supuestos "crímenes de presos" que trabajaron en la construcción del Valle durante el régimen del Generalísimo. 

La realidad es muy otra. Estos presos pedían trabajar en el Valle, tenían nóminas laborales equivalente a la de los trabajadores libres, e incluso, al finalizar su trabajo o pena tenían derecho a una vivienda en Madrid, vivían en poblaciones bien acondicionadas, con escuelas para su hijos y familiares y temporada de vacaciones.
Desde este portal defendemos la majestuosa obra del régimen del Generalísimo Francisco Franco, hombre de genio que contribuyó como ningún otro, en los últimos tiempos, a la difusión y expansión de la CRISTIANDAD y sus valores eternos. 

La historia verdadera sabrá situar al Caudillo en el lugar que le corresponde, como un gran héroe de nuestra amada patria España y un bien para la humanidad. 

Al mismo tiempo D. Alberto exalta la excelente labor pastoral del R.P. JOSÉ AGUSTÍN PÉREZ DEL PULGAR considerado entre los presos como un hombre de Dios querido y estimado y hoy, al igual que el Caudillo, defenestrado por la historiografía "progre" y decadente.

49:35 minutos

jueves, 26 de noviembre de 2015

Más sobre la Ideología de género (Padre Alfonso Gálvez)


Hay un excelente artículo de Sísi Nono, muy documentado, sobre este tema ya tan manido, pero del que no acabamos de sacar todas sus consecuencias así como la gravedad del mismo, acostumbrados, como estamos, a tragarnos todo lo que nos echen, sin pestañear. Al ser demasiado extenso, entresaco de él tan solo unos párrafos, muy significativos, por otra parte. Dice así:

Por desgracia, la sociedad europea, víctima del Iluminismo y del Liberalismo, ha concedido no sólo igualdad a marido y mujer, sino que ha convertido en regla una presunta superioridad de la mujer y de la esposa sobre el hombre y sobre el marido. Así, ha desbaratado los matrimonios, las familias y ha debilitado a la sociedad civil. Ésta es una de las razones del avance del Islam, que peca por exceso, afirmando la superioridad absoluta del hombre sobre la mujer, volviendo así al paganismo el cual, consideraba a la mujer una res o una esclava del hombre, mientras la modernidad peca por defecto y considera a la mujer no sólo igual, sino en sí y por sí superior al hombre. En el punto medio de altura, y no de mediocridad, están la recta razón y la divina Revelación, que enseñan al hombre a amar a la mujer como parte de sí mismo y como Cristo ha amado a la Iglesia, hasta morir por ella; pero, al mismo tiempo, invitan a la mujer a estar sometida al marido no como una esclava, sino como su más fiel colaboradora y su complemento natural.

(...) La ciencia actual (de la cual el género es el último escalón) tiende a dar la vida (hijos probeta…) y a quitarla (eutanasia); a escoger el sexo y a cambiarlo también continuamente (género) como si el hombre fuese el Creador (eritis sicut Dii). Pero, ante ciertas aberraciones (apostasía universal de Dios y de su Ley, torre de Babel para alcanzar el cielo, Sodoma y Gomorra con homosexualismo extendido), ¿cómo ha reaccionado Dios? Con la destrucción de la torre y la confusión de las lenguas, con el diluvio universal y con la reducción de Sodoma a cenizas. Análogamente sucederá con el mundo contemporáneo que ha sobrepasado y, sobremanera, las iniquidades del mundo antiguo y busca, incluso, pervertir a los inocentes en el alma, mientras Herodes los mató sólo en el cuerpo, pero hizo de ellos unos Santos Mártires Inocentes que festejamos todavía hoy cada 28 de Diciembre

(...) En Italia hemos llegado a la imposición por ley de la violencia psicológico-educativa en materia sexual a los niños desde los 4 hasta los 15 años. De hecho, también en Italia, es obligatorio en las escuelas un manual de “educación” (o mejor dicho, de perversión) sexual desde los 4 años hasta los 15. En resumen,  la pedofilia se hace obligatoria, por ley, en las escuelas a partir del jardín de infancia. El documento para La Educación Sexual en Europa ha sido redactado durante todo el curso de 2.010. Consta de cincuenta páginas y ha sido realizado por el Centro Federal para la Educación para la Salud de Colonia, en Alemania y dirigido por la Organización Mundial de la Salud  (OMS), editado por veinte expertos. Después de cuatro años a partir de la redacción, el manual, desgraciadamente, ha sido ya difundido en 53 países. La edición italiana ha sido financiada por la Federación Italiana de Sexología Clínica.

El manual hace referencia a seis grupos de edad:

(1º) De cero a 4 años: se explica la masturbación solitaria y con otros, también del mismo sexo.
(2º) De 4 a 6 años: se enseña la aceptación de la homosexualidad como algo de acuerdo a la naturaleza.
(3º) De 6 a 9 años: se explican los diversos medios de contracepción.
(4º) De 9 a 12 años: se explica cómo utilizar correctamente preservativos, espirales, píldoras anticonceptivas y también las abortivas.
(5º) De 12 a 15 años: se explica cómo interrumpir los  embarazos no deseados (aborto).
(6º) De 15 años en adelante: se enseña que el aborto es un derecho de la adolescente, la cual debe emanciparse de la familia.

Se debe  recurrir a acciones legales contra tal tiranía, que querría legalizar el pecado de pedofilia mediante la enseñanza obligatoria del citado manual de educación sexual a partir del jardín de infancia, o sea, a partir de los cuatro años. “No ley, sino corrupción de la ley”

«De hecho, – enseña el Magisterio–, cuando la ley humana manda actos contrarios a la recta razón, a la Ley natural y divina, es necesario desobedecer a los hombres para obedecer a Dios. En este caso, no obedecer es hermoso y justo» (León XIII, Encíclica Libertas, 20 de junio de 1888).

«El cristiano no debe siempre echarse atrás, desempeñar el papel de moderado, del perennemente condenado a la perplejidad, a la abstención y a la impotencia, dejando así prácticamente las filas del movimiento de la Historia en manos de aquellos que están menos dotados de escrúpulos; el cristiano, por tanto, no debe rechazar usar la fuerza justa, cuando sea necesario en modo absoluto» 

La ideología de género es la última conclusión práctica de la filosofía post-moderna y de la teología modernista ley

El padre Alfonso Gálvez habló en una homilía de esa degeneración de la persona humana, cuyos orígenes se encuentran en la moral autónoma de Kant y cómo, detrás de dicha ideología lo que se encuentra es sencillamente el intento de desbancar a Dios de la sociedad, transformándose éste en su propio "dios". Lo reflejo a continuación en dos vídeos de corta duración.

3:04 minutos

3:20 minutos


miércoles, 25 de noviembre de 2015

La perniciosa Ideología de género, impuesta en la Educación (Dr. Bárcenas)



Entrevista al Dr. Alberto Bárcena, prestigioso profesor de historia, quien nos explica los fundamentos de la perniciosa "Ideología de género" que se ha impuesto en la educación oficial de manos de organismos supranacionales dependientes de la O.N.U.

El profesor demuestra que esta "Ideología de género" produce una frustración permanente en los escolares que se ven obligados a aceptar por normal ylícito lo que de suyo es anormal e ilícito por ir contranatura.

La masonería utiliza la "Ideología de género" para dinamitar la sociedad en lucha acérrima contra la Cristiandad amputando los valores tradicionales de la familia cristiana y tratando de socavar la natalidad de los pueblos con esta malsana planificación familiar.

La alternativa contra este oprobio contra la moral es la información contundente y veraz de lo que se cuece realmente en estas formaciones supranacionales que dirigen realmente a las naciones.  
La "Ideología de género" es la hoja de ruta tomada por éstas para la educación de las naciones.

Duración 45:51 minutos

martes, 24 de noviembre de 2015

El Papa no puede cambiar la Ley Divina sobre la comunión (Cardenal Sarah)

Parte de este artículo está sacado de Adelante la Fe: gran rigor, ideas claras. De alguna manera viene a ser una contestación a la duda del papa Francisco, quien no tiene claro si una luterana puede comulgar en una misa católica.


El Cardenal Robert Sarah, la autoridad en sacramentos en el Vaticano, criticó la profanación de la Santa Eucaristía que proponen algunos purpurados en el Vaticano. Su acción se debe a la reciente sugerencia del papa Francisco de que los no católicos pueden recibir la Comunión si deciden que eso es lo que quieren hacer. El papa manifestó a los presentes en la Iglesia Evangélica Luterana de Roma el domingo pasado que la pregunta de si un no católico podía o no recibir la Comunión en la Iglesia Católica la debe responder la misma persona.

El Cardenal Sarah, quien se desempeña como Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, manifestó un fuerte desacuerdo, señalando que existen leyes divinas que prohíben la administración de la Comunión a los no católicos o a bautizados que viven en pecado mortal (es decir: adulterio), de modo que si tal persona solicitara a la Iglesia Católica recibir la Comunión, el clero “no tiene ningún derecho de administrársela”.

Sarah también advierte a los sacerdotes que se atrevan a administrar la Comunión a no católicos que “si lo hacen, el pecado de ellos será más grave delante del Señor. Implicaría inequívocamente una complicidad premeditada y una profanación del Santísimo Cuerpo y la Santísima Sangre de Jesús”.

El Prefecto nos recuerda que ni siquiera el Papa puede cambiar la ley divina acerca de la Comunión. “La Iglesia en su totalidad siempre ha sostenido firmemente que no es posible recibir la comunión con la conciencia de estar en pecado mortal, principio éste recordado por Juan Pablo II en su encíclica “Ecclesia de Eucharistia”, que afirma sobre el tema: “Ni siquiera un papa puede dispensar de tal ley divina”.

Las palabras del Cardenal Sarah son completamente fieles y verdaderas. En realidad no hay ninguna enseñanza doctrinal que el Papa pueda cambiar. Puede poner en vigencia pequeños cambios disciplinarios, mientras estén en concordancia con la Tradición y no ofendan la doctrina, pero cambiar una ley o enseñanza divina no es algo que ningún Papa u obispo esté autorizado a realizar.

Sólo están autorizados a cumplir la ley y transmitirla al pueblo, como lo hizo Moisés en el Monte Sinaí.

Sarah se lamenta de que esto no se cumpla. “Como obispo, me siento herido en el corazón al ser testigo de semejante falta de comprensión de las enseñanzas inamovibles de la Iglesia por parte de mis hermanos sacerdotes”, dijo. “No me puedo permitir imaginar que la causa de esta confusión sea otra que una insuficiente formación de mis hermanos.”

(...) Los fieles no tienen otra alternativa que continuar peleando por la verdad, especialmente imitando el ejemplo del Cardenal Sarah de ser defensores de la Fe.

David Martin

lunes, 23 de noviembre de 2015

Ven, Señor, no tardes. El Santísimo secuestrado en el Ayuntamiento de Pamplona

Ven, Señor, no tardes. El Santísimo secuestrado en el Ayuntamiento de Pamplona
  • A los católicos no se nos permite el uso de la violencia: ¡lástima!
  • Apelad al César. ¿Católicos metidos a leguleyos? No me gusta, pero no nos queda otro remedio.
  • Si la sociedad actual no condena el pecado que los tribunales condenen el delito.
  • Así que ¡bien por Abogados Cristianos!
No, no podemos partirle la cara al imbécil -perdón, miserable- que robó 248 formas consagradas. Somos católicos y, por tanto, sólo se nos permite el uso de la violencia como legítima defensa y de forma absolutamente proporcionada y transitoria. Incluso tenemos la obligación de amar a este cantamañanas y al pinchaúvas que los pamplonicas han convertido en alcalde. La violencia nos está vedada. Sé que el verdadero valor consiste en no usar la violencia pero a veces pienso que es una pena.
Tampoco podemos romperle la cara al idiota -perdón, miserable- del alcalde de Pamplona,Joseba Asiron (en la foto), por hacer suyo al blasfemo sacrílego, convertir esta mierda en arte y tener secuestrado al Santísimo en el Ayuntamiento de Pamplona, regido por los proetarras de Bildu.
Estoy hablando de esta infamia: un chiflado roba 248 formas consagradas, según él, en otras tantas eucaristías. Al parecer, la gracia vertida en tantos santos sacrificios no manó hacia su corazón. Por cierto, con tanta profanación, ¿no deberíamos replantearnos la comunión en la mano?
¿Qué podemos hacer? Podemos rezar el rosario  ante las formas exhibidas hasta que la policía municipal nos eche. Sería una defensa muy creativa.
Lo comento con un franciscano y me responde, citando a Nuestra Señora de Medjugorje, que esto se arregla con oración y ayuno. Y así es. Pero ya hemos comunicado en estas pantallas deHispanidad que los católicos debemos cambiar de táctica: hay que apelar al César. No hay otro remedio que entrar en el desagradable mundo de los tribunales.
Lo de menos es que el imbécil, perdón el miserable, del artista, y el idiota, perdón, el canalla del alcalde, hayan cometido un delito. Más grave es que hayan cometido una blasfemia como no se recuerda desde la II República. Pero como la sociedad actual no condena el pecado que los tribunales condenen el delito. Abogados Cristianos se han puesto manos a la obra y hay que aplaudirles por ello. ¿Cristianos metidos a leguleyos? A mí no me gusta pero no nos queda otro remedio.
En cualquier caso, Ven, Señor, no tardes, porque tal parece como si todo estuviera ya cumplido.
Eulogio López
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NOTA: Añado también parte de un comentario que, movido por la indignación, hice ayer en Facebook al conocer esta noticia:

Ese tío -dije- es un cerdo y un mentiroso. Y el ayuntamiento en pleno no tiene vergüenza. Son todos una panda de cobardes, que hieren los sentimientos de la gente porque saben que no ofenden a los mahometanos ... En cualquier caso, aun cuando sea falso, que estoy convencido de que lo es (yo no creo que sean hostias consagradas) el episcopado en pleno e incluso el Papa tendrían que manifestarse. Y los cristianos confesos de serlo deberían de ir al ayuntamiento a recoger esas hostias y consumirlas. No se puede jugar así con el cuerpo y la sangre de Cristo. 

Es un acto blasfemo que, en tiempos de Franco, cuando había más justicia, sin tanta palabrería de falsa demorcracia, estaría condenado y el responsable se encontraría ya en la cárcel ... Y eso de que esté admitido como una obra de arte indica que tenemos unos ineptos y unos sirvengüenzas gobernando. No se merecen el puesto que ocupan y deberían de ser destituidos. 

Cualquier partido que ame la libertad condenaría este acto delictivo. Si no lo hacen, pues ya sabemos a qué atenernos los católicos, si es que todavía hay algún católico que no lo sepa. 

UNA COSA ESTÁ CLARA: EL EPISCOPADO DEBERÍA DE PROHIBIR LA COMUNIÓN EN LA MANO DESDE YA MISMO. Estamos ante gente perversa que "disfruta" haciendo el mal ... y encima se les paga por hacerlo y se transforma en obra de arte lo que es un insulto a cualquier ciudadano honrado y al conjunto de los cristianos. ... ¡Es realmente indignante y Dios intervendrá de alguna manera y no será para bien, ni del insensato que dice haber conseguido esas hostias consagradas, fingiendo comulgar, ni de todos aquellos que celebran tal acontecimiento! De Dios nadie se burla. Y seguro que intervendrá, aunque no puedo saber cómo lo hará. Desde luego las personas que intervienen en ese procedimiento y lo aplauden, aun cuando sea con su silencio, serán castigadas por Dios. Que no les quepa la menor duda a estos tales de que el Infierno existe. Y no está vacío. Y existe aun cuando no crean que existe: están jugando con su propia salvación y al ser impenitentes y cínicos, a ellos no se les puede aplicar la misericordia de la que hoy tanto se habla.

PIENSO QUE EL OBISPADO DEBERÍA DE SACAR DE AQUÍ ESA LECCIÓN A LA QUE ME HE REFERIDO MÁS ARRIBA: ¡PROHIBIDO DAR LA COMUNIÓN EN LA MANO! pues aun cuando no fuera verdad que son hostias consagradas (yo no lo creo, aunque -a efectos prácticos, es casi lo mismo, con relación a la intención y al hecho de los infames) sin embargo, bien podrían serlo ... Y LA COMUNIÓN EN LA MANO FACILITA QUE ESTOS CASOS PUEDAN DARSE. ¡ESTO QUE DIGO ES UNA SÚPLICA A TODOS LOS OBISPOS DE ESPAÑA: QUE LO PREGONEN POR TODAS LAS DIÓCESIS. Y QUE SE PROHÍBA TAJANTEMENTE LA COMUNIÓN EN LA MANO, QUE PUEDE SER PERFECTAMENTE CAUSA DE ESTAS PROFANACIONES QUE NO TIENEN NOMBRE. Y SI HUBIERA QUE PEDIR PERMISO AL PAPA, PUES SE LE PIDE: ¡NUESTROS OBISPOS NO PUEDEN PERMANECER CALLADOS ANTE UN HECHO TAN DENIGRANTE!.
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Afortunadamente, hoy he podido leer que un ciudadano ha retirado las hostias profanadas en dicha exposición, lo que me ha llevado a un nuevo comenario en facebook:

Olé por este ciudadano. Le tengo envidia, porque ha demostrado tener un par ..., y ha sido capaz de superar cualquier miedo, jugándose la vida -incluso- por amor a Jesús. Un aplauso de toda la Iglesia para él. Le daría un abrazo por la valentía que ha demostrado. Dios le ha dado fuerzas y él no se lo ha pensado dos veces. Todo un modelo a imitar. Una gran alegría de que las hostias consagradas estén ya en una Iglesia, en la Parroquia de Cristo Rey de Pamplona, en el lugar sagrado que les corresponde, que es el Sagrario.

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Ahora, además de todas las manifestaciones necesarias y de intentar llevar a los tribunales a estos indeseables, sólo nos queda rezar ... y seguir rezando, con más fuerza que nunca ... y poniendo toda nuestra confianza en Dios, que nunca defrauda.


José Martí

Añadido posterior: Es cierto que pueden comulgar en la boca y luego llevarse la hostia a la mano disimuladamente, procurando que no los vean ... pero, al menos hay que ponérselo dificil y no ofrecérselo en bandeja.

viernes, 20 de noviembre de 2015

Discurso de clausura del Sínodo-7 (Análisis crítico)


Y continúa diciendo el papa Francisco:

Significa haber afirmado que la Iglesia es Iglesia de los pobres de espíritu y de los pecadores en busca de perdón, y no sólo de los justos y de los santos, o mejor dicho, de los justos y de los santos cuando se sienten pobres y pecadores.

Esto siempre ha sido así. La Iglesia ha acogido a todos aquellos que han reconocido sus pecados y se han dolido de ellos, con un profundo arrepentimiento. Es a esos a los que busca Jesús: "Yo no he venido a llamar a los justos sino a los pecadores" (Mt 9, 9), es decir, a todos ... pues todos somos pecadores. 

Tan solo los fariseos de entonces, aquellos que se quedaban en la letra de la Ley, fueron condenados por Jesús, no por su actuación externa que, en teoría, podría considerarse buena ["ayuno dos veces por semana, pago los diezmos de todo lo que poseo" (Lc 18, 12)] sino porque "hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres" (Mt 23, 5) y, sobre todo, porque "confiaban en sí mismos, teniéndose por justos y despreciaban a los demás" (Lc 18, 9). La Ley de Moisés, en cierto modo, sobrecargada de preceptos, propiciaba este modo -erróneo- de comportamiento. 

No así la Ley de Jesús: no son comparables. Quien cumple con la Ley de Jesús jamás se considerará a sí mismo como justo, porque sabe muy bien que "nadie es bueno sino sólo Dios" (Lc 18, 19) ... y es muy consciente de que nada tiene de sí mismo que no haya recibido antes de parte de Dios. No juzgará a los demás, porque él mismo se sabe pecador ... lo cual no es óbice para que cumpla con los mandamientos

Cuando el joven rico le preguntó a Jesús qué es lo que debía de hacer para heredar la vida eterna, la respuesta que recibió fue: "Ya sabes los mandamientos: No adulterarás, no matarás, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre" (Lc 18, 20). Jesús no condenó a los fariseos por cumplir los mandamientos sino por su hipocresía y su falta de caridad, aunque en realidad sí había un mandamiento que no cumplían: el más importante de todos, cual es el del amor a Dios y al prójimo. De todos modos, no debemos de olvidar que en el cumplimiento fiel de los mandamientos va ya implícito ese amor. Así, por poner un ejemplo, el que adultera está fallando en el amor: en el amor a su esposa o a su esposo, en el amor a sus hijos, si los tiene ... e incluso en el amor a sí mismo; y, por supuesto, en el amor a Dios, al actuar contra la voluntad de Dios.

Si el cumplimiento de los mandamientos es un requisito -y un mandato explícito de Dios- para poder entrar en el Reino de los Cielos, puesto que es así como se hace patente el amor que se dice tener a Dios y al prójimo ... carece de sentido y es absurdo que, precisamente a aquellos cristianos que son fieles a Dios y se esfuerzan en cumplir sus mandamientos se les considere, por ese mismo hecho, como hipócritas y como fariseos. Quien tal cosa haga, aun cuando fuese el mismo Papa, como es el caso -por desgracia- habría entendido muy mal el Mensaje de Jesús.

Si ante el caso de los homosexuales, por ejemplo, el papa Francisco, considerando que eso es misericordia, dice: ¿Quién soy yo para juzgarlos? [y estamos hablando, nada menos que de una conducta moralmente desordenada y opuesta a la ley natural y a la ley de Dios, ante la cual ni siquiera se pronuncia] ... ¿cómo se entiende, entonces, que sí juzgue [y que no use, al menos, de la misma misericordia de la que hizo alarde con los homosexuales] a aquellos cuyo único "pecado" ha consistido en seguir siendo fieles a las enseñanzas de la Iglesia de siempre, tachándolos de "corazones cerrados" y de "piedras muertas" que arrojan a otros, de fariseos que se han sentado en la cátedra de Moisés? 

Los que son fieles a la Tradición se limitan sencillamente a cumplir con la obligación que tienen de transmitir a este mundo, como Palabra de Dios que es y que no les pertenece, el depósito de la fe que han recibido de los Apóstoles, el cual no tienen derecho a manipular ni a escamotear, so pretexto de adaptarse a los tiempos. Son los tiempos los que han de adaptarse a la Palabra de Dios. Increíblemente, por actuar así, son perseguidos -y no por el mundo, lo que es comprensible- sino por el mismo santo Padre: ¿cómo es posible entender esto? Desde luego, si hay algo claro es que el concepto de misericordia (en este caso, una misericordia selectiva) no ha sido bien entendido por el papa Francisco (al menos no la misericordia tal como ésta debe ser entendida, tal y como la practicaba Jesucristo, quien exigía el arrepentimiento por parte de aquellos con quienes practicaba esa misericordia).

Por eso se impone el tener las ideas claras y el llamar a las cosas por su nombre. Se impone no el adoctrinamiento, sino el dar doctrina, pues son infinidad los cristianos que no conocen su fe. Y entre las cosas que deben de quedar muy claras se encuentra el hecho(de sentido común, por otra parte) de que el pecador no es justificado, sin más, porque sí. Ha pecado, pero puesto que hay que ser misericordioso, pues como si no hubiera pecado ... Eso atenta contra la razón, además de atentar contra la fe. El que comete pecado es esclavo del pecado (Jn 8,34). El pecado es algo muy serio: "Cristo se entregó a Sí mismo por nuestros pecados, para librarnos de este mundo perverso" (Gal 1, 4). "Cristo padeció, una vez para siempre, por los pecados, el Justo por los injustos, para llevaros a Dios" (1 Pet 3, 18)

Según san Pablo,  el pecado es un misterio de iniquidad (2 Tes 2, 7) y es causa de todos los males. Si el mismo Dios se encarnó en la Persona del Hijo, haciéndose hombre en Jesucristo, para librarnos del pecado, padeciendo por unos pecados que no había cometido, es lo justo que nosotros padezcamos por unos pecados que sí que hemos cometido ... y esto supone, lo primero de todo, el reconocimiento de que se ha pecado: "Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros" (1 Jn 1, 8).

Ese es el primer paso para obtener el perdón. Un paso muy importante, pues de no darlo, nuestros pecados no nos serán perdonados. Dios no nos perdonará si no queremos ser perdonados. Con la venida de Jesucristo esto, que antes era imposible, ahora ya no lo es. Pero se requiere de nuestra colaboración, sin la cual Dios se encuentra indefenso para salvarnos. En cambio, "si confesamos nuestros pecados, fiel y justo es Él para perdonar nuestros pecados y purificarnos de toda injusticia. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos mentiroso y su Palabra no está en nosotros" (1 Jn 1, 9-10)

El pecado debe de ser combatido, porque nos separa de Dios. Y por eso la vida del cristiano sobre la tierra es milicia. San Pablo decía: "He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado la fe" (2 Tim 4, 7). Y el autor de la carta a los cristianos hebreos les exhortaba diciendo: "Todavía no habéis resistido hasta la sangre en vuestra lucha contra el pecado" (Heb 12, 4). Si ponemos de nuestra parte, Dios hará el resto, pero quiere ver nuestra buena voluntad, nuestro deseo de pertenecerle a Él únicamente, nuestro amor hacia Él, en definitiva. Nosotros le importamos a Él y Él quiere ver en nosotros una correspondencia al Amor que nos tiene ... ¡Y entonces es cuando aplicará su Misericordia y perdonará nuestros pecados! 

De manera que nunca, en ningún caso, es justificado el pecador que cínicamente persiste en su pecado ... Los que así proceden no son pobres sino soberbios

Por eso cuando se habla de Iglesia de puertas abiertas hay que andar con mucho tino en esta afirmación, que puede dar lugar a confusiones. La Iglesia no puede abrir sus puertas a los herejes declarados como tales: luteranos, anglicanos, etc, ..., (por más que se les llame hermanos separados) como tampoco puede abrir sus puertas a los homosexuales ni a los divorciados vueltos a casar (que son, en realidad, adúlteros). Y al actuar así no se la puede tachar de sectaria o de que no practica la comprensión ni la misericordia. Al contrario: tal modo de proceder está en conformidad con la voluntad de Dios que "no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva" (Ez 18, 32). Porque eso sí: Dios salva siempre, pero sólo a quien desea ser salvado.

Dios respeta nuestra libertad: "Si el impío se convierte de todos los pecados que cometió, si guarda todos mis preceptos y obra justicia y derecho, ciertamente vivirá, no morirá. No le será recordado ninguno de los delitos que cometió" (Ez 18, 21-22). En ese sentido se dice que Dios es misericordioso. Pero es de notar el modo y manera en que lo es, que es el que se corresponde con la verdadera misericordia la cual nunca está reñida con la verdad sino que la supone y la exige.

Esto es, precisamente, lo que ocurrió en el encuentro de Jesús con la mujer adúltera, a la que querían apedrear. Jesús no aprobaba el adulterio de la mujer. Lo que había hecho estaba mal. Pero la mujer estaba compungida por su mala acción. Por eso Jesús no la condenó sino que tuvo piedad y misericordia de ella; sin embargo, cuando la despidió la conminó, diciéndole: "Vete y no peques más" (Jn 8, 11). No le dijo: Continúa haciendo lo que haces, que no pasa nada. Yo siempre te perdono, hagas lo que hagas ... pero no se lo dijo, porque amaba a esta mujer y no podía engañarla ni darle a entender que estaba bien lo que estaba muy mal. Misericordia y Verdad: siempre unidas.

La expresión de que la Iglesia abre sus puertas a todos es, a mi entender, ambigua ... en tanto en cuanto puede dar lugar a interpretaciones erróneas. Por supuesto que las puertas de la Iglesia están abiertas a todos ... PERO no pueden atravesar esas puertas aquellos que manifiestamente declaren que no quieren saber nada de Jesucristo (Islam, Judíos) o que no crean en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía (luteranos, anglicanos, ...) o no se arrepientan de sus pecados sino que los consideren como señal de progreso (divorciados vueltos a casar, homosexuales, ...). Para ellos están cerradas. Y en esto conviene ser muy claros como lo era Jesús y lo eran los Apóstoles y san Pablo ...  como lo han sido siempre todos los santos: compresivos y amando al pecador, pero combativos y odiando el pecado, que tanto daño hace.

Bien entendido que no es que la Iglesia les cierre las puertas a estas personas, sino que son ellos mismos quienes, con su actitud y su comportamiento, se impiden a sí mismos dicho paso ...

Si no quieren saber nada con Jesucristo, como verdadero Dios y verdadero hombre, si no están dispuestos a creer en los dogmas fundamentales de la fe cristiana, si su vida personal es tal que, actuando contra la ley natural y los mandamientos de la Ley de Dios, no sólo no se arrepienten de su conducta sino que, cínicamente, la justifican, etc...

En todos estos casos, ¿qué sentido tiene que quieran acercarse a una Iglesia a la que realmente odian, puesto que les recrimina su conducta? Si la Iglesia los admitiera en su seno estaría yendo en contra de la voluntad de su Fundador y perdería su propia identidad. Ya no sería la Iglesia de Jesucristo, la que Él fundó. Estaríamos ante una "nueva Iglesia" entendida no como Iglesia renovada que "comprende" a todos, sino ante una "Iglesia nueva", en el sentido de una "Iglesia diferente" a la Iglesia de siempre. En otras palabras, para ser claros: no estaríamos ante la verdadera Iglesia, ante la Iglesia fundada por Jesucristo ... Estaríamos ante ... otra cosa: nos habrían robado a nuestra madre la Iglesia, nos habrían robado a Cristo.

Si tal ocurriera nada tendría de extraño que se produjera un cisma en el seno de la Iglesia, pues la verdadera Iglesia habría sido traicionada por aquellos mismos que dicen ser sus representantes. Por supuesto que la Iglesia no desaparecerá. Las palabras de Jesús no pueden dejar de cumplirse: "El Cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mt 24, 35). "Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella" (Mt 16, 18). Todo lo cual es cierto.

Ahora bien: de producirse tal colapso, la auténtica Iglesia, la verdadera (que no sería la oficial) quedaría reducida a su mínima expresión, a una situación catacumbal, que podría llevar a muchos cristianos al desaliento. Y si siempre ha sido cierto que los cristianos deben de poner su confianza en Dios ... es ahora, más que nunca, cuando esta confianza en las palabras de Jesús ha de ser total y absoluta, desechando todo temor: "No temas, mi pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros el Reino" (Lc 12, 32). Y sí. Debemos de tener miedo, pero no a cualquiera: "No temais a los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma; temed, sobre todo, al que puede arrojar el alma y el cuerpo en el Infierno" (Mt 10, 28). 

Los verdaderos cristianos, aquellos que pretendan seguir siendo fieles a la enseñanza multisecular de la Iglesia serán perseguidos por los que detentan el poder en la Iglesia oficial, en la Iglesia establecida. No debemos olvidar, sin embargo, que esta persecución ya nos fue anunciada por Jesús, por lo que no tenemos por qué asustarnos ni debe, por ello, desfallecer nuestra fe: "Esto os lo he dicho para que no os escandalicéis. Os expulsarán de las sinagogas [en este caso, de la Iglesia]; más aún: se acerca la hora en la que quien os dé muerte piense que así sirve a Dios" (Jn 16, 1-2). 

La situación por la que está atravesando la Iglesia en la actualidad es muy grave ... ante lo cual no podemos cerrar los ojos. Hacerlo sería cobardía y sería  avergonzarse de Jesucristo. Como católicos que somos, por la gracia de Dios, no tenemos derecho al desaliento. Tenemos la certeza de que Dios, que nos ha metido en este tinglado nos sacará también de él. En realidad es el Único que puede hacerlo. 

Lo hará -no nos cabe de ello la menor duda- aunque no nos lo merezcamos. El cómo lo hará es algo que se nos escapa. Pero que lo hará es seguro ... lo hará porque Él sí que es realmente misericordioso. Y no puede consentir que se pierda ninguno de los que el Padre le ha dado: Padre Santo, guarda en tu Nombre a los que me has dado, para que sean Uno como Nosotros.  (Jn 17, 11b). Esa es la esperanza que nos queda.

(Continuará)

jueves, 19 de noviembre de 2015

Discurso de clausura del Sínodo -6 (Análisis crítico)



Pero sigamos analizando las palabras del santo Padre: según él los "corazones cerrados" "se esconden detrás de las enseñanzas de la Iglesia" ... "o detrás de las buenas intenciones para sentarse en la cátedra de Moisés y juzgar, a veces con superioridad y superficialidad, los casos difíciles y las familias heridas".

Ignoro exactamente a lo que se refiere el papa Francisco. Puedo colegir, dado el tema que está en estudio en este Sínodo, y teniendo en cuenta los resultados de la "relazione finale" que en su mente se encuentran aquéllos que se han divorciado y se han vuelto a casar por lo civil: situaciones ciertamente difíciles y de gran sufrimiento en todos los que, de alguna manera, están implicados, bien sean los esposos (cada uno de ellos, sea o no culpable) o bien los hijos (si los hay) ... Sin embargo, la solución no se encuentra (¡no puede encontrarse!) en ser "comprensivos"  hasta el extremo de cambiar la ley de Cristo: falsa comprensión la que prescinde de la ley Divina

Eso implicaría, entre otras cosas, admitir, más o menos de modo consciente, que Dios manda imposibles, lo que es una herejía (Jansenismo, si no me falla la memoria). Y supondría, además, que mantenerse unidos un hombre y una mujer en matrimonio indisoluble sería lo correcto ... únicamente para algunas personas privilegiadas que, por lo que sea, son capaces de hacerle frente a las situaciones difíciles que se presentan a lo largo de su vida matrimonial. 
Y -dicen- que, si bien es cierto que es estupendo y deseable que haya personas así, capaces de vivir su matrimonio en fidelidad hasta la muerte ... sin embargo, tal enfoque del matrimonio no debe exigirse a todos los que se casan. 

La Iglesia, que es Madre -continúan diciendo- tiene que comprender que hay situaciones límite que hacen necesaria la separación ... Bueno, esto siempre ha sido así: cuando, por las razones que sean, la convivencia entre los esposos se hace imposible, la Iglesia tiene previsto para estos casos la separación ... con vistas a una posible reconciliación ulterior ... (la cual podrá darse o no), bien entendido que nunca, bajo ningún concepto, ninguno de los que se ha separado, puede volver a casarse otra vez con una nueva persona; de hacerlo incurriría en adulterio. 

Evidentemente, estamos situados en la esfera de lo sobrenatural. Y entender estas cosas no sólo es difícil sino imposible. Es necesario el auxilio de la gracia divina. Y éste requiere de la fe por parte del que está casado. Si se pierde la fe entonces es cuando vienen los problemas ... aunque "el problema gordo", por así decirlo, consiste en no llamar a las cosas por su nombre. 


Las personas que se encuentran en esta situación de gran dificultad deben de ser ayudados. Es una obligación de caridad el hacerlo; lo es para un cristiano ... pero mucho más aún para un sacerdote. Y toda ayuda que lleve a engañar al otro, so pretexto de compasión, es una falsa ayuda y una falsa compasión

Es lo propio que los que se encuentran en tales situaciones de extrema necesidad acudan a la Iglesia en demanda de comprensión. Y es habitual que argumenten del siguiente modo: 
Si su matrimonio ha fracasado, ¿acaso no tienen derecho a rehacer su vida en un nuevo matrimonio?¿Por qué no pueden casarse con otra persona? Puede que se nos parta el corazón, pero si hay algo claro es que ni siquiera la Iglesia tiene potestad para conceder tal dispensa. El "nuevo matrimonio", de darse,  no sería tal, sino adulterio. Y esto no porque lo diga la Iglesia, sino porque lo dijo Jesucristo: "Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre" (Mt 19, 6). 

Ésta es la ley de Cristo acerca de la indisolubilidad del matrimonio ... una ley que no está pensada para personas especiales, sino para cualquier hombre y cualquier mujer que se unan libremente en matrimonio. 


Jesucristo sabía perfectamente, cuando dio esta Ley, que se presentarían situaciones especialmente graves entre los esposos, algunas de ellas muy difíciles de superar ... ¡pero no imposibles! Decía san Agustín: "Dios no manda cosas imposibles sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y a pedir lo que no puedas ... y te ayuda para que puedas"

Con el sacramento del matrimonio los esposos reciben lo que se llama gracia de estado, la cual les proporciona -a ambos- la suficiente fortaleza para poder mantenerser fieles mutuamente, hasta que la muerte los separe, en medio de todo tipo de dificultades, dificultades que necesariamente les van a surgir, tanto en su vida en pareja, como con relación a los hijos, etc ... 

Y esto es así para todos los matrimonios. No hay, en este sentido, matrimonios privilegiados. Lo que sí hay, por desgracia, es falta de fe. Y sin fe es imposible mantener esta fidelidad


Y aquí no sirve lo de "nadar y guardar la ropa"; es decir, olvidarse de la fe y mantenese fieles. Si se actúa así no se están poniendo los medios adecuados y el matrimonio, normalmente -y lógicamente- suele acabar mal en estos casos. Pero el problema ya no es de Dios, que "quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1 Tim 2, 4), sino que es nuestro por falta de docilidad a sus leyes.

Es importante tener presente, en la mente y en el corazón, que por difícil que sea la fidelidad entre los esposos, ésta es posible: Dios siempre concede su gracia a quien se la pide, de manera que lo que puede parecer imposible -y lo es, humanamente hablando- junto a Él se transforma en posible.


... Y es que, por más vueltas que le demos, el amor verdadero (en este caso, el amor entre los esposos) va unido necesariamente a la Cruz.  El amor y la cruz, en la presente vida, son inseparables. Y si no lo entendemos de esta manera es que aún no hemos descubierto aquello en lo que consiste el verdadero amor: la falsa misericordia, aquella que considera que el primer matrimonio no es válido, no es tal misericordia, por la sencilla razón de que va en contra de la ley de Dios

¿Acaso no es Dios misericordioso? ¿Podemos encontrar a alguien que sea más bueno o más misericordioso que Él? Ciertamente que no. Pues si eso es así, como lo es y, sin embargo, Dios ha impuesto esa ley, por muy incomprensible que nos resulte, sus razones tendrá. 


Si hay algo claro -y de esto no debemos de tener la menor duda- es que las leyes divinas no son inventos de Dios para fastidiarnos. Otra cosa diferente es que no entendamos, con frecuencia, el porqué de lo que ocurre o por qué las cosas tienen que ser de una deteminada manera y no de otra. Pero eso es otro punto a considerar:  tampoco la Virgen María -¡y era su propia madre!- entendía muchas de las cosas que hacía su Hijo  ... pero no se rebelaba sino que "las guardaba en su corazón" (Lc 2, 19). 

Y esa ha de ser también nuestra actitud con relación a los designios divinos cuando nos encontremos con que hay infinidad de cosas que no entendemos: aceptarlas primero ... y meditarlas después, con la confianza completamente puesta en Él, sabiendo que todo cuanto nos pida y nos ocurra es para nuestro bien, para nuestro auténtico bien ... a menos que queramos ser más que Dios. 

¿Acaso nuestro modo de entender la misericordia y la comprensión es más conforme con la realidad que el modo que tiene Dios de entender esta realidad? ¿Acaso quiere Dios que seamos unos desgraciados? La respuesta no puede ser sino negativa. Dios nos quiere felices, ya en esta vida. De manera que el problema no es de Dios, sino nuestro. Y lo que tenemos que hacer es cambiar nuestro chip de la felicidad

Dios nunca es obsoleto. Es perennemente actual. Sus leyes son eternas y valen para siempre, no son sólo para el pasado. Y mediante el cumplimiento de estas leyes, por amor, podemos alcanzar la máxima cota de felicidad que es posible conseguir en el presente eón: separarnos de su Ley es lo que nos hace desgraciados e infelices ... y no sólo para este mundo.

Todo lo cual está en consonancia con las palabras que leemos  en la Biblia (y esto ya en el Antiguo Testamento): "¿Acaso me agrada la muerte del impío -oráculo del Señor- y no que se convierta de sus caminos y viva?" (Ez 18, 23). "Yo no quiero la muerte del que muere -oráculo del Señor Dios- Convertíos y vivid" (Ez 18, 32)



(Continuará)

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Discurso de Clausura del Sínodo - 5 (Análisis crítico)



Continúa diciendo el santo Padre en su discurso de clausura del Sínodo, hablando de lo que éste [el Sínodo] ha supuesto para la Iglesia:

- Significa -dice- haber puesto al descubierto los corazones cerrados

Una nueva ambigüedad, porque ¿a quiénes se refiere exactamente el papa Francisco cuando habla de corazones cerrados?

Si algo claro deberíamos de tener los cristianos es, entre otras cosas, que nuestro corazón ha de estar abierto al bien y a la verdad, es decir, a todo lo que conduce al hombre a Dios. Pero también debe de estar cerrado al error y al pecado, pues el pecado nos destruye, nos aparta de Aquél que es nuestro bien, nos aleja de Dios. Así se expresaba san Agustín: "Es preciso odiar el pecado y amar al pecador"


De ahí la importancia y la necesidad de la claridad y del rigor al expresarse para no confundir a la gente; la expresión "corazón cerrado" que parece tener una connotación negativa, va a depender de cómo se entienda tal expresión así como de aquéllos a quienes va dirigida: hay que entenderla a la luz del contexto en el que fue dicha.  

Escuchemos, pues, la frase completa. Así dice el papa Francisco hablando de lo que ha supuesto el Sínodo de la familia: 


Significa haber puesto al descubierto  los corazones cerrados, que a menudo se esconden incluso detrás de las enseñanzas de la Iglesia o detrás de las buenas intenciones para sentarse en la cátedra de Moisés ...

Sinceramente -es mi opinión- no creo que el Sínodo haya significado esto a lo que el papa Francisco se refiere; o mejor dicho, a la interpretación que él da a la expresión "corazones cerrados", la cual atribuye, tal y como suena, a "aquellos que se esconden detrás de las enseñanzas de la Iglesia" ... "para sentarse en la cátedra de Moisés". En otras palabras, a los cardenales del Sínodo ... pero no a todos: tan solo a aquellos que se mantienen fieles a lo que dijo Jesucristo. Ésos son los de corazón cerrado ... luego los de corazón abierto serían el resto de cardenales, aquellos que están con las corrientes modernistas y están "deseando" que se produzca un cambio en la doctrina de la Iglesia. 


No puedo evitar que acudan a mi mente las palabras de Jesús cuando dijo: "Sin duda me aplicaréis aquel proverbio: 'Médico, cúrate a tí mismo' " (Lc 4, 23) ... puesto que el Papa está precisamente en lo más alto de la cátedra de Moisés a la que él mismo alude. Pero en fin. 

Vamos a ver. Pensemos un poco ... y no nos dejemos llevar por prejuicios. Las enseñanzas de la Iglesia, en cuanto a la moral, se refieren al cumplimiento de los mandamientos de la Ley de Dios ... un cumplimiento que se hace (o se debe de hacer) por Amor. No se puede dar por sentado, así sin más, que todo el que cumple los mandamientos de la Ley de Dios es un hipócrita que sólo piensa en sí mismo. Eso constituye un juicio temerario. Y, en principio, es de suponer que quien cumple los mandamientos no lo hace de modo hipócrita. Que tal situación pueda darse, y que de hecho se haya dado -y se dé- en algunos casos, es la excepción que confirma la regla.

Y la regla consiste en hacer realidad en la propia vida las palabras de Jesús, quien siempre habla claro. Sus Palabras nunca nos confunden: "Si alguno me ama, guardará mi Palabra" (Jn 14, 23). "Quien acepta mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama" (Jn 14, 21). "Si me amáis, observaréis mis mandamientos" (Jn 14, 15). Y así en infinidad de citas bíblicas, todas en el mismo sentido. El cumplimiento de los mandamientos, en el Nuevo Testamento, va siempre unido al Amor a Dios, manifestado, como siempre, en Jesucristo.

Estas palabras, como digo, no son mías; fueron pronunciadas por Jesucristo y son, por lo tanto, Palabra de Dios ... no son de un Dios legalista, precisamente, sino de un Dios que es Amor (1 Jn 4, 8). Su autor es el Espíritu Santo. El que cumple los mandamientos de la Ley de Dios no es un fariseo ni un hipócrita ni tiene el corazón cerrado, sino que los cumple, precisamente, porque ama a Jesucristo, porque ama a Dios y, en consecuencia, ama a sus hermanos: "Si alguno dice: 'Amo a Dios' y aborrece a su hermano, es un embustero; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve" (1 Jn 4, 20).

Con relación al prójimo, éstos son los mandamientos de Dios, que aparecen en la Biblia: "Honrarás a tu padre y a tu madre (...). No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No dirás falso testimonio contra tu prójimo. No desearás la mujer de tu prójimo" (Ex 20, 12-17; Dt 5, 17, 21). Si una persona ama a otra, cumplirá estos mandamientos. Y eso no la convierte en un "corazón cerrado". Es justo lo contrario. El que así actúa tiene su corazón abierto, abierto al amor: al amor de Dios y al amor al prójimo, pues ambos -si son auténticos- se dan siempre juntos.

Es cierto que a lo largo de la historia de la Iglesia nos hemos encontrado-y seguimos encontrándonos- con personas, católicos sólo de nombre, que se han aprovechado de la Palabra de Dios y que han tenido un corazón duro, quedándose en la pura letra, siendo así que "la letra mata" (2 Cor 3, 6b) y que sólo "el Espíritu da vida" (2 Cor 3, 6c) ...; pero hay que hacer honor a la verdad y reconocer que se ha tratado -y se trata- de casos aislados de personas que han actuado mal y en contra de la voluntad de Dios. 


La mayoría de los Jerarcas (al menos hasta hace cincuenta años; y también ahora muchos de ellos) actuó conforme a la voluntad de Dios; esa es la razón por la que la Iglesia aún se mantiene. Y es que no se puede juzgar al todo por la parte. No se puede juzgar al conjunto de la Iglesia por unos cuantos miembros de ella ... máxime teniendo en cuenta que tales miembros, al proceder malamente están, por eso mismo (de alguna manera) fuera de la Iglesia a la que dicen representar.

Limitándome tan solo a razonar ... y si mi razón aún me sigue funcionando, en estas palabras del santo Padre lo que yo veo es que es él quien está juzgando -y no precisamente con misericordia- a todos esos a quienes atribuye un "corazón cerrado" ... (además, está juzgando intenciones, que no hechos. Y las intenciones sólo las conoce Dios) y lo peor de todo es que la razón por la que los juzga así es nada menos que por atenerse a las enseñanzas de la Iglesia (dando por hecho que se esconden detrás de ellas y que son, por lo tanto, unos hipócritas).


Podría concluirse, aunque no necesariamente (pero desde luego, da pie para ello) que, puesto que los que se apoyan en las Enseñanzas de la Iglesia tienen los corazones cerrados ... entonces resultaría que tendrán los corazones abiertos justo aquéllos que no sigan esas enseñanzas, lo que sería un completo dislate ... Por supuesto que eso no lo ha dicho el Papa ... pero ha dejado la puerta abierta (¡nunca mejor dicho!) a esta interpretación ... que casi se deduce de sus palabras. 

La Iglesia debe de ser una Iglesia de puertas abiertas; lo cual, bien entendido, es cierto. Pero se trata de abrir la puerta en la que está Cristo y no cualquier puerta; y no a cualquiera: "He aquí que estoy a la puerta y llamo. Si alguno escucha mi voz y abre la puerta, Yo entraré a él y cenaré con él. Y él cenará conmigo" (Ap 3, 20). Jesucristo es la única Puerta, cuyas llaves encomendó a la Iglesia. Por eso fuera de la Iglesia no hay salvación posible. Y de ahí la importancia de decir siempre la verdad, con claridad, a la gente, para que no se confundan de puerta y busquen en otros lugares lo que sólo se encuentra en el seno de la Iglesia Católica de siempre, aquella que transmite con fidelidad las enseñanzas recibidas de Jesucristo y de sus Apóstoles.

¡Me resulta difícil digerir que estas palabras hayan salido de la boca de un Papa, pues está asociando la enseñanza de la Iglesia a los corazones cerrados, lo cual es del todo falso!. Pero ahí están. Y no vale mirar para otro lado, como si no hubiesen sido dichas, porque -de hacerlo- eso nos situaría en la mentira y nos alejaría de Dios. Según Pedro y los Apóstoles "es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hech 5, 29). Pues bien: Entre lo que dice el papa Francisco [al menos en esta ocasión; en otra ocasión dirá otra cosa diferente, de modo que la confusión está servida] y lo que dicen tanto Jesucristo, por una parte, como Pedro y el resto de los Apóstoles, por otra, yo me quedo con estos últimos.

Sólo cumpliendo la ley de Cristo, que es una ley de amor, los corazones se expanden realmente, aunque ello suponga siempre la cruz como condición "sine qua non". Una falsa misericordia degenera en sentimentalismo y no es eso lo que Dios quiere. Recordemos: Misericordia y Verdad. Nunca la una sin la otra: "La misericordia y la fidelidad se encontrarán. La justicia y la paz se besarán" (Sal 85, 11). 



(Continuará)