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sábado, 15 de diciembre de 2018

Archbold sobre “Promover el Cisma” (Steve Skojec)



En su blog de siempre, Creative Minority Report, Patrick Archbold, el colaborador de 1P5 y de Remnant, ha escrito un artículo dividido en cinco partes sobre “promover” el cisma en la Iglesia. Algunos de ustedes van a querer leerlas todas, pero me gustaría ofrecerles una versión resumida a modo de introducción.
En la primera entrega, Archbold comienza con una cita atribuida al Papa Francisco en 2016 –sobre la que informamos aquí— en la que supuestamente dijo,  “No hay que excluir que pueda entrar en la historia como el Papa que dividió a la Iglesia Católica.”
“Esta cita”, escribe Archbold, “es de Der Spiegel. Pero es el corresponsal del Spiegel en Italia, Walter Mayr, quien presenta esa declaración como autocrítica. Basándome en todas las pruebas hasta la fecha y en lo que creo pudiera venir, sospecho que se trata de una mala interpretación de la declaración. El Papa no estaba siendo autocrítico, estaba contándonos su plan”.
Estaba contándonos su plan.
Durante años, parece que algo de lo que muchos comentaristas católicos no han sido conscientes al tratar de entender el papado actual es que las meteduras de pata, los errores bien intencionados, las irregularidades e incluso la absoluta incompetencia no explican el fenómeno Francisco.
La intencionalidad lo explica.
No puedo leer los corazones y las mentes, y ciertamente no puedo leer las almas. Pero puedo decir dónde apunta la evidencia. Y todos los indicios que he observado muestran que Jorge Mario Bergoglio, el hombre que llegó a ser el Papa Francisco, examina a la Iglesia Católica tal como se encuentra ahora con las ideas de destrucción y reconfiguración en el primer plano de su pensamiento.
Archbold utiliza como punto de partida las manipulaciones evidentes en los dos Sínodos de la Familia, además  del hecho consumado, meridianamente claro, que fue el Sínodo de la Juventud del pasado octubre. Archbold escribe,
No sólo eliminaron todas las reglas de antemano y llenaron el Sínodo de gente maleable, sino que en realidad publicaron un documento sinodal que trataba sustancialmente de un tema del que ni siquiera se trató en el Sínodo, la sinodalidad en sí misma. Debemos concedérselo: son los herejes pasotas. Simplemente no les importa.
Archbold argumenta que la intensificación de maniobras en el Sínodo se produjo en respuesta directa a los “católicos fieles” que han hablado “muy claramente y les han causado más problemas de los que están dispuestos a soportar”. Sí, está hablando de usted y de mí, entre otros. Su tesis es que la Iglesia “ha estado de facto en un estado de cisma durante algún tiempo”, pero si bien los que rechazan la enseñanza de la Iglesia se negaban a irse, ahora “están a cargo”.
“Ellos no querían hacer su propia Iglesia”, escribe Archbold. ´´Querían la nuestra. Ahora tienen el poder y lo usan”.
La pregunta que engloba todo es la siguiente: ¿cómo se deshacen de los católicos que se les oponen? O, más concretamente, ¿cómo convertir un cisma de facto en uno real?
En la segunda parte, Archbold argumenta que los que tienen ahora el poder en la Iglesia “han estado implementando mecanismos que no darán cuartel a los católicos fieles”. Y por ‘no dar cuartel’, se entiende que
… están dando una serie de pasos destinados a colocar a los católicos fieles, especialmente a los católicos tradicionalistas, en el rincón donde ellos quieren exactamente que estemos. En resumen, están ejecutando una serie de jugadas de su libro de estrategias para poner a los católicos tradicionalistas en una posición en la que deban capitular o ser desobedientes en algún grado. Buscan la desobediencia.
Su teoría es que este mecanismo –la desobediencia forzada– se empleará para “separar a los católicos tradicionalistas de la Iglesia”.
Él da ejemplos: los Frailes Franciscanos de la Inmaculada, una visita oficial sudamericana empleada para sacar a un obispo parcial a la Tradición que había criticado a otros obispos de su región, la eliminación—nunca explicada oficialmente– del obispo Martin Holley de Memphis (Holley parece creer que fue un castigo por un desaire previo, del cardenal Wuerl, caído en desgracia  pero aún fuerte), la “visita y destrucción” de los Petites Sœurs de Marie Mère du Rédempteur, quienes, dice Archbold, “cometieron el doble delito de ser un poco ‘demasiado conservadoras’ y poseer algunos bienes que el Obispo local codiciaba”, así como la Orden soberana y militar de Malta.
Probablemente hay más que podrían agregarse a la lista.
“Ya sea una orden de inclinación tradicional”, escribe Archbold, “los moderadamente conservadores, o incluso un obispo que no acepta el programa, el mensaje y el método son claros: cuando quieren que te vayas, pueden hacer que te vayas”.
Recientemente, directrices adicionales de Roma han hecho que sea aún más difícil para esas personas recurrir cuando son tratadas injustamente. Incluso los obispos, tan a menudo indicados por Francisco como aquellos que deben decidir en sus regiones, ahora necesitan un permiso de Roma antes de erigir institutos de vida consagrada en sus diócesis, algo que los obispos siempre han tenido la potestad de hacer.
La tercera parte de la serie de Archbold se centra en lo que se está haciendo con la vida religiosa. Dice, citando a Hilary White, que algunos de los cambios en las reglas introducidos por el Vaticano recientemente señalan “el final de la vida monástica contemplativa”. Cita a Hilary además en referencia a la naturaleza vital de los religiosos enclaustrados, y vale la pena repetirlo aquí:
Una vez que se enclaustran, el mundo se olvida de ellos. Pero la vida religiosa contemplativa es como las mitocondrias de la Iglesia, la fuente de energía de la célula que hace que todos los otros sistemas funcionen. Las mitocondrias son las más discretas y ocultas de los orgánulos del cuerpo, y durante mucho tiempo su función no se entendió completamente. Pero ahora sabemos que nuestras vidas dependen de la salud de esta pequeña cosa secreta y oculta. Y la enfermedad mitocondrial –cuando las mitocondrias no funcionan–es devastadora.
No iré al nivel de detalle de Archbold, pero él destaca una serie de indicadores de que “al Papa Francisco claramente no le gustan las órdenes contemplativas” y ha actuado en consecuencia. “La vida monástica católica tradicional”, concluye, “está acabada. No puede y no sobrevivirá a este ataque, si no cambia algo”.
Y no se trata sólo de acabar con las cosas. Se trata de exterminar las que comienzan. Piensen sobre esto:
Poco a poco, han estado destruyendo las vías para que los religiosos practiquen el catolicismo tradicional. Simplemente no les están dejando a los católicos tradicionales con vocación ningún lugar al que ir, excepto a donde ellos quieren que vayas. Están cortando diligente y sistemáticamente todas las vías de escape. Esto es fundamental para entender mi tesis sobre cómo pueden en un futuro causar la división en la Iglesia, por la que el Papa Francisco ha languidecido abiertamente.
La cuarta parte de la serie trata sobre la “sinodalidad”, el extraño y mal definido concepto que fue el principal punto del Sínodo de la Juventud; un tema del que, como argumenta Archbold, ni siquiera se trataba en el Sínodo. En lugar de intentar resumir, citaré aquí con más detalle:
Los medios católicos aprobados por el politburó le dirán que la sinodalidad tiene que ver con descentralizar el gobierno de la Iglesia, para que sea más cercano a la gente en forma de Conferencia episcopal. Esto, obviamente, no podría estar más lejos de la verdad. En una increíble validación de la mentira, antes de que se secara la tinta del documento del Sínodo sobre la sinodalidad, el Papa intervino personalmente para castrar públicamente a la USCCB (Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos) antes de que siquiera pensaran en discutir inútilmente sobre el escándalo de abuso sexual. Fue todo un espectáculo, incluso para observadores veteranos de la Iglesia.
Para comprender de qué se trata la presión hacia la sinodalidad, se debe observar el patrón descrito anteriormente. En cada paso, han restringido el derecho de los obispos y otros grupos a actuar por su cuenta y bajo su propia autoridad de forma que colisione con el super-dogma del ‘Vaticano Segundismo’. La sinodalidad no tiene que ver con dar más autoridad a las Conferencias episcopales, como se demuestra innegablemente en Baltimore. Se trata de restringir la capacidad de cualquier obispo individual para actuar por su cuenta. Se trata de asegurarse de que ningún obispo ortodoxo extraviado pueda ser un bastión de la Tradición y un espacio seguro para el catolicismo tradicional. No puede permitir que nuevos grupos de religiosos se formen en su diócesis, no puede invitar a las monjas tradicionales a que se instalen en su diócesis, y si hace algo demasiado tradicional, recibirá una visita apostólica por el crimen de no llevarse bien con su conferencia episcopal. Todo esto ha sido para cortar todas las vías de escape a los católicos tradicionalistas.
Archbold reconoce que esta última línea no es “totalmente cierta”. Éste es el punto crítico:
Algunas vías de escape las dejarán abiertas. Abrí este ensayo con una cita de Sun Tzu, “A un enemigo rodeado, debes dejarle una vía de escape”. Corta todas las vías de escape menos una. Coloca a tus enemigos en un solo lugar haciéndoles creer que no tienen otro lugar al que ir.
Archbold luego cita una historia que tratamos aquí hace un par de semanas, en la que un obispo en la reunión de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) en noviembre atacó al Summorum Pontificum y su afirmación de que la misa latina tradicional nunca fue abrogada y, por lo tanto, permitida en todas partes.
Tal como especula Archbold, este permiso universal para celebrar la Antigua Misa sin un permiso del ordinario local o de Roma “es lo que se debe eliminar. Esta es una escotilla de escape que simplemente no pueden tolerar”. Continúa:
¿Cómo convertir un cisma de facto en uno real? ¿Cómo consigues que los católicos fieles ,vistos desde fuera, aparenten estar en cisma? Para rodear al enemigo, debes cortar todas las otras vías de escape. Debes conseguir que los católicos tradicionalistas y los conservadores auténticos se encuentren todos en un lugar donde se sientan más seguros, antes de asestar el golpe…
Creo que tienen la intención de acabar con Summorum Pontificum y el derecho individual de los sacerdotes a decir la Misa y obligar a todos los católicos tradicionalistas a una o unas pocas fuentes aprobadas, tal vez la FSSP y la ICRSS o alguna preparada comisión Ecclesia Dei, si no pueden cerrar el acuerdo sobre la FSSPX.
Archbold llama a esto “la olla de miel, el lugar para reunir a todos los recalcitrantes bajo un mismo techo, donde esperen el golpe de gracia”.
En su quinta y última parte de la serie titulada “La Caída del Martillo”, Archbold describe cómo ve que esto suceda.
Él cree que Roma “nos regresará a la era del indulto y nos consolidará en algunos grupos”.
Continúa,
Afirmarán, y sus hermanos aduladores en los principales medios de comunicación católicos lo repetirán, que esto no es un movimiento anti-tradicional: “El Papa no ha eliminado una sola Misa tradicional, solo se trata de gobernar”.
Y cuando todo se calme es cuando el Papa asestará el golpe. No, no prohibirá la Misa tradicional en latín completamente; no lo creo. Tendría demasiadas repercusiones y hay una manera mucho más fácil de lograr sus objetivos. El Papa hará algo mucho peor que prohibirlo. Lo va a cambiar. Va a cambiar el misal de 1962.
El Papa ejercerá su legítima autoridad para hacer un aggiornomento al misal de 1962. Tal vez reemplazará el leccionario con el actual modificado hace tres años, cambiará algunas oraciones, permitirá la comunión en la mano o algún otro cambio que conmocione la conciencia de los católicos tradicionalistas. Será el Vaticano II de la Misa tradicional en latín. Es lo que dicen ahora: “El Papa no prohibió la Misa en latín, simplemente utilizó su autoridad legítima sobre la liturgia para hacerla más inteligible”.
En su visión predicha de la Iglesia, Archbold dice que la consecuencia de tal acto es clara:
Cualquier grupo aprobado que se resista a los cambios o se queje demasiado recibirá la Visita apostólica y será aplastado por negarse a someterse ante el Pontífice. Cualquier comunidad diocesana con indulto que se resista será aplastada. ¿Y cualquier católico que piense que puede pasar a la clandestinidad y simplemente tener Misa en la casa de alguien? No. Los sacerdotes individuales ya no tendrán derecho a celebrar la Misa. Hazlo y te has negado a someterte a la autoridad del Papa. Serás un cismático. Así también con cualquier obispo. O aceptas la bota del Vaticano II en tu cuello o serás un cismático.
Cualquier intento de vivir una auténtica vida católica tradicional, ya sea como religioso, o simplemente asistiendo a la Misa de todos los tiempos, lo convertirá en un cismático por defecto. Si va a la FSSPX, cismático. Si va a una misa clandestina, cismático. Si forma un grupo de fieles bajo una regla tradicional sin permiso de Roma, cismático. Convertirán cualquier intento de vivir una vida católica tradicional en un acto de desobediencia.
Es una lóbrega visión de lo que puede venir, pero no ha dejado de llover durante meses en las trincheras, los bombardeos se producen día y noche, y cuando parece que ya hemos perdido la capacidad de creer en un nuevo horror, conjuran otro.
Subrayo aquí que la opinión de Archbold sobre esto es sólo una teoría, y es bastante dura. Así que pregunto a los lectores: ¿Ustedes qué piensan?
Steve Skojec
(Traducido por Rodrigo García García. Artículo original)

CHINA: Obispo subterráneo deja su lugar a obispo oficial


También en Infocatólica

Eijk pide examinar a fondo las acusaciones vertidas en el informe Viganò (Carlos Esteban)



El cardenal holandés Willem Eijk, Arzobispo de Utrecht, cree necesario investigar “a fondo” las acusaciones vertidas en el Testimonio Viganò, dice en una entrevista concedida al italiano Il Giornale en la que examina la prfunda crisis que sufre la Iglesia.

Las alegaciones que hace el arzobispo Carlo Maria Viganò en su explosivo testimonio de este pasado verano “deben examinarse a fondo”, señala en una entrevista concedida a Il Giornale el cardenal holandés Willem Eijk, quien añade que eso es algo que han pedido ya muchos obispos. “Hay que aclarar el asunto a fondo, si la Iglesia quiere recuperar su credibilidad”, sostiene el arzobispo de Utrecht.

Eijk se ha destacado por ser uno de los primeros cardenales, fuera de los cuatro que firmaron las célebres Dubia, en pedir públicamente al Papa que aclarase la confusión que reina en torno al Capítulo VIII de la exhortación Amoris Laetitia. También alarmó el pasado mayo a los fieles con una ambigua referencia al final de los tiempos, de los que podríamos estar ya próximos. “Viendo que los obispos y, sobre todo, el Sucesor de Pedro fracasan en su deber de mantener y transmitir fielmente y en unidad el depósito de la fe contenido en la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura, no puedo no pensar en el artículo 675 del Catecismo de la Iglesia Católica, “La última prueba de la Iglesia”.

En su reciente entrevista resulta menos apocalíptico en el lenguaje, pero no mucho más optimista, al menos sobre el futuro de la Iglesia en Europa. “Los futuros colaboradores de los sacerdotes en las parroquias serán sobre todo diáconos permanentes, catequistas y asistentes diaconales voluntarios”, señala el cardenal, vislumbrando la Iglesia del futuro inmediato en Europa. “Las iglesias que queden serán centros de grandes parroquias regionales”. 


Pero lo que se pierda en número, cree Su Eminencia, se ganará en fervor. “Sin embargo, aunque la cantidad se siga reduciendo, su calidad está aumentando”. Por lo demás, “no olvidemos que la Iglesia ha conocido altibajos en su historia y que, al final, estamos en la manos de Dios”.

La descristianicación acelerada de Europa tiene para Eijk como motivo principal “el individualismo que caracteriza a la sociedad moderna occidental. Con el aumento del bienestar, la gente se siente independiente. En la vida social, el cristianismo ya no está presente y se le ve con una hostilidad apenas disimulada o directamente manifiesta”.

En este contexto crítico, el cardinal alerta sobre una tentación, la de optar por una ‘protestantización’ de la Iglesia, como algunos han visto en los elogios dedicados por Su Santidad hacia Lutero en el aniversario de la mal llamada Reforma.
 “Es importante perseverar en la doctrina de la Iglesia que se nos ha transmitido. Sería un error optar por un modelo más protestante/anglicano; de hecho, la fuerza de la Iglesia es que su doctrina vale para todo el mundo. El diálogo con los protestantes no debe llevar a la Iglesia a volverse ella misma protestante”.
Uno de los aspectos más tristemente evidentes de esta crisis es el cierre de iglesias que, en muchos casos, acaban vendiéndose y la sequía de vocaciones, que lleva a una dramática escasez de sacerdotes

Sin embargo, Eijk no cree que la solución esté en la que, según numerosas fuentes, se explorará en el Sínodo de la Amazonía. 
“No creo que la solución venga de los sacerdotes casados”, señala. “Si se permitiese su existencia sólo para determinados territorios, se produciría una situación de desigualdad en el seno de la Iglesia en un aspecto muy importante. Permitir algo así temporalmente tampoco es solución, porque una vez que se decide, se vuelve irrevocable. Sería el fin del celibato sacerdotal, una tradición espléndida y fructífera desde hace siglos en la Iglesia Católica. Por lo demás, en el caso de la ordenación de ‘viri probati’ faltaría la formación sacerdotal en un seminario”.
También en la actitud común de la jerarquía en el asunto hoy tan candente de la inmigración masiva, Eijk se muestra moderadamente disidente. Al tiempo que reconoce a menudo los países invocan las ‘raíces cristianas’ de su identidad como una coartada y utilizan para ello un lenguaje muy poco cristiano, empleando ese apelativo como escudo para impedir la entrada de los otros, también admite que el influjo masivo de inmigrantes “impone un gran peso a la sociedad.

Por otra parte, y en contraste con la postura cuasi oficial de la Curia y de buena parte de la jerarquía católica, reconoce que el ‘populismo’ choca por definición con el catolicismo, señala que la ‘bestia negra’ de los obispos italianos, la Liga de Matteo Salvini “defiende con claridad una serie de valores y normas sobre la familia que coinciden con las que propone la Iglesia”.

“Puedo imaginar las preocupaciones de la población italiana”, sostiene, sumida en el caos por una enorme ola de inmigrantes procedentes de Libia que se suma a un alto paro juvenil. “Además, hace falta recordar que también los inmigrantes tienen obligaciones con respecto al bien común del país en el que buscan asilo, y deben respetar valores universales como la inviolabilidad de la persona humana”.

“Es importante -concluye-, en lo que respecta a Europa, que sepamos acoger pero teniendo también en cuenta hasta qué punto puede hacerlo la sociedad”. 

De igual modo, aunque se muestra enormemente crítico con el nacionalismo y sus peligros, también elogia un tipo de nacionalismo que, al fomentar el orgullo de pertenencia a una nación y de su historia, “puede ayudar a redescubrir las raíces cristianas, entre las que están también el respeto del valor universal de la vida humana, del matrimonio, de la familia y el interés de los otros”.

Carlos Esteban

En el artículo anterior de Diane Montagna se puede ampliar esta noticia, aunque está en inglés. Viene también en Infocatólica

Cardenal Eijk: la Iglesia debe investigar los testimonios de Viganò para recuperar credibilidad (Diane Montagna)



ROME, December 14, 2018 (LifeSiteNews) —  A prominent cardinal is joining a chorus of bishops in calling for a full investigation into the Archbishop Viganò testimonies, which implicated several senior prelates and Pope Francis in the cover-up of former cardinal Theodore McCarrick’s sexual abuse of priests and seminarians.
In a Dec. 13 interview with the Italian daily Il Giornale, Cardinal Willem Jacobus Eijk, Archbishop of Utrecht, Netherlands, says “it is clear” that the allegations contained in the Viganò testimonies “should be thoroughly examined,” adding that “many bishops” have asked for such an investigation.
“It has to be fully clarified if the Church wants her credibility back,” he said.
In the wide-ranging interview, the Dutch Cardinal also discusses the importance of persevering in Catholic doctrine amid pressures to adopt a more Protestant-Anglican model. “The strength of the Catholic Church,” Eijk says, “is that her doctrine is valid for the whole world. Dialogue with the Protestants must not lead the Catholic Church herself to become Protestant.”
Eijk, 65, also offers his view on the inclusion of the “LGBT” acronym in the recent Youth Synod’s working document, and his thoughts on the expected move to ordain married men in the Latin Church with next year’s Amazonian Synod.
“To allow [married priests] temporarily is not a solution,” he insists. “Once it is decided, it becomes irrevocable,” and “with this, priestly celibacy, a splendid and fruitful centuries-old tradition of the Latin Church, would be lost.”
Cardinal Eijk, who issued a forceful commentary after Pope Francis failed to reject a draft proposal by the German Bishops’ Conference allowing Protestants in certain cases access to Holy Communion, also says in the interview that he “would like the bearer of the Petrine ministry, who is the principle of the unity of the Christian faith, to provide clarity” on the issue of divorced and remarried Catholics being granted access to the Blessed Sacrament.
Created a cardinal by Pope Benedict XVI in 2012, Eijk is also a medical doctor and expert in medical ethics. He wrote one of his doctoral dissertations on euthanasia, and another on the ethical problems of genetic engineering of human beings. In 2004, Pope John Paul II appointed him a member of the Pontifical Academy for Life, and a member of its governing council in 2005. Under Pope Benedict, Eijk also served on the Vatican’s Congregations for Clergy and Catholic Education.
In the Dec. 13 interview Eijk also turns to politics, discussing the influx of migrants into Europe, and the rise of “nationalism” and “populism.”  
The cardinal argues that while nationalism must never be used as a “shield to keep others out,” governments are “not obliged” to grant residence “to economic migrants.” He also notes that migrants, for their part, “have obligations towards the common good of the country where they are seeking refuge,” and must especially respect “the inviolability of the human person.”
Here below is a LifeSite translation of the full interview with Cardinal Eijk.
***
Cardinal Eijk, what is the state of health of Catholicism in northern Europe? We know that the Church is experiencing a difficult situation...
The Catholic Church is shrinking throughout northern Europe. The Netherlands has the questionable honor of being the leader in this phenomenon: we were the first country where the shrinkage began. In the meantime, there is a decrease in the number of faithful throughout northern Europe. Especially in Germany where decline is rapid … but I know that even in countries like Spain and Italy the shrinkage is a phenomenon that’s being felt.
What is the reason for this?
The main cause is the individualism that characterizes modern Western society. Because of the increase in prosperity, people have become independent. One can still see the difficulty families have in passing on the faith, in a context where it’s increasingly pushed out the door. In social life, the Christian religion is no longer present and is viewed with scarcely hidden or even manifest hostility. As far as the Netherlands is concerned, we are in a phase in which parishes are merging and many churches are no longer being used for worship.
Cardinal, you have spoken about “individualism” but are there also other causes?
The cause is the lack of active faithful who participate in Church celebrations and support the church as volunteers and/or with their financial contributions. In Holland there are no church taxes. The Church in Holland survives on the basis of voluntary contributions from the faithful. This makes the Church poor, but also free from the State, which I consider a great advantage, one that surpasses the disadvantage of poverty.
There are, however, also clear places of hope, where strength is gathered and faith is lived in an authentic way through good liturgy, catechesis and activities for the various groups. The archdiocese also forms volunteers with this objective in mind. It has given rise to formation for future permanent deacons, catechists and deacons’ assistants. Currently there are lay pastoral workers, who had university-level theological training and earned an academic salary, but their number has been reduced by more than half in the eleven years since I became archbishop of Utrecht, and the number will become very low in the years that still remain to me as archbishop of Utrecht.
Cardinal Eijk, how do you think the picture will evolve?
The future collaborators of the priests in parishes will mainly be permanent deacons, catechists and volunteer deacons’ assistants. The churches that remain will be centers for large regional parishes. However, although the quantity [of parishes] is decreasing, their quality is increasing. This is the other aspect of the situation: we are becoming more and more a Church of choice, where people truly want to achieve something from the faith. And we mustn’t forget that the Church historically has known other ups and downs, and that ultimately we are in the hands of God.
Intercommunion, the blessing of homosexual couples, so-called (but only presumed) “ecumenical celebrations.” Cardinal, is the dialogue with Protestants making the Catholic Church increasingly similar to the Protestant church?
It is important that we persevere in the doctrine of the Church, which has been transmitted to us. It would be wrong if we chose a more Protestant-Anglican model. The strength of the Catholic Church is, in fact, that her doctrine is valid for the whole world. Dialogue with the Protestants must not lead the Catholic Church herself to become Protestant.
Have you read the Viganò dossier? What do you think about it?
I cannot judge well the content of his letters, but it is clear that this matter should be thoroughly examined. In the meantime, many bishops have also asked for [a thorough investigation]. The Holy See has announced that it will examine more thoroughly the case of Theodore McCarrick, and I am of the opinion that this is very welcome. It has to be fully clarified if the Church wants her credibility back.
Cardinal, what do you think about the management of the migratory phenomena? Is European identity being threatened by the arrival of too many migrants?
The flow of migrants, of course, is divided in an unbalanced way: especially in countries like Italy which, because of their position, have to deal with the influx of migrants. This causes a great burden on society. And the European Union is not showing solidarity with Italy, as we should expect. Yet the government is not obliged to grant a residence permit to all migrants, especially to economic migrants. These are necessary for the common good in the country of origin.
But migration has many facets: in the city of Almere, there are plans to build a Catholic Church. Many Catholics from other countries who want to participate in [liturgical] celebrations have settled there. And in the western part of the Netherlands, especially in Amsterdam, Rotterdam and the Hague, several parishes would have been suppressed had the migrants not arrived. It is important that we, as Europe, are welcoming, but we also have to keep in mind how much a society can do.
Many cardinals have now taken a position “against” the return of nationalism. What is your opinion on the matter, Cardinal Eijk?
The effect of “nationalism” differs from one country to another. Sometimes people return to the “Christian roots of their culture,” but there is little in their language that is Christian. In such cases, “Christian” is used only as a shield to keep others out. This sort of nationalism is not a good thing. But the form of nationalism that leads one to be proud of one’s country and one’s history can help [a nation] to rediscover its Christian roots, including a respect for the universal value of human life, marriage, the family and the interest of others — one thinks of the works of mercy. Nationalism can never serve only as armor.
The Synod on Youth was held recently. There seems to be some controversy over the use of the “LGBT” acronym in the Instrumentum laboris. What is your thought on this?
Certainly everyone must be treated with respect, also people with an objectively wrong sexual orientation, but one can give the wrong impression by using this [LGBT] wording. It does not seem right to me to use this wording in Church documents. The fact that, during a synod, using “objectively disordered” (the wording in the Catechism) may suggest something very abstract to young people, is the consequence of the fact that, in the Church — certainly in the Netherlands — catechesis has been very incomplete, and often even completely absent, while children and young people are bombarded in the schools with ideas that come from gender theory, and are vigorously advocated in large areas by national and international organizations.
You have taken a position on Amoris Laetitia. Cardinal Eijk, are you a supporter of the “dubia”?
During the Synod, I took a clear stand on the matter. I also contributed to the book of the eleven cardinals (Eleven Cardinals Speak on Marriage and the Family), where I made it clear that, in my opinion, n. 84 of the Familiaris Consortiois is valid in its entirety. This means that if a person is divorced and civilly remarried, he cannot receive Communion (unless the two live as brother and sister).There has been no denial of this anywhere, not even by this Pope, not even in Amoris laetitia. Reference is often made to the footnotes of this document, but a long-time doctrine and practice of the Church cannot be changed by footnotes, or by an occasional statement during an inflight interview. I would like that, above all, the bearer of the Petrine ministry, who is the principle of unity for the Christian faith, to provide clarity on this. We now have a situation where, in one ecclesiastical province one thing is proposed and practiced, and in another something else is promulgated. This creates confusion in people. A prolonged lack of clarity can lead to undesirable practices. In the Church the truth always comes to light, but in this case it cannot come too soon. Precisely to avoid deluding people.
There is a lot of talk in Europe about “populism.” What is your opinion of this political style? Is it in conflict with Catholicism or can it help it to be revived?
Populism is not, by definition, in conflict with Catholicism, but I do not yet know of any examples in which populism has caused a revival of faith, although it must be noted that, in Italy, the Lega Party clearly defends a certain number of values and norms on the family, as proposed by the Church. The Catholic faith, of course, is always attentive to vulnerable people, to the marginalized, to people who have no voice. This is not always the group of people that a populist looks at. The situation in the Netherlands, as far as migrants are concerned, is clearly different from the one in Italy. In Italy it has become an acute problem because of the huge wave of migrants from Libya, the long Italian coastline which can hardly be monitored, and the high unemployment, especially among young people. I can well imagine the concerns of the Italian people. Moreover, it must be said that migrants also have their obligations towards the common good of the country where they are seeking refuge, and they must respect universal values, such as the inviolability of the human person.
Is it true that you are being forced to close many local churches? If so, why?
Yes, many churches have already been closed, and in the next ten years most of the churches will have to be closed. In the past, there were more than 350 [churches]. Now there are about 200 left. I predict that in 2028, the year when I turn 75 and will have to ask the Holy Father to resign, the Archdiocese of Utrecht will number about 20 parishes, with one or two churches in each.
What are the reasons for this?
The small number of faithful who still go to church and, consequently, the small number of volunteers, and the very low income to keep the churches open. There are churches with a capacity of 400-500 people and often even more, where only a few dozen faithful go on Sundays. Many parishes are also drawing on their financial reserves. Ultimately, people abandoning the cause leads to the church closing its doors. We are currently experiencing this decline, but we hope to reappear smaller yet more alive.
The Synod on the Amazon [will be held next year]. It’s said “viri probati” will be discussed. Are we moving towards a concession for married priests?
I understand that priests are needed and that, in certain places in the world, the need is more pressing than in northern Europe. But married priests are not, in my opinion, the solution. If it were allowed only for certain territories, inequality would arise within the Catholic Church across the world, on a very important point. To allow such a thing temporarily is not a solution — once it is decided in this way, it becomes irrevocable. With this, priestly celibacy, a splendid and fruitful centuries-old tradition of the Latin Church, would be lost. Moreover, in the case of the ordination of “viri probati,” they would lack priestly formation in a seminary.
Diane Montagna

viernes, 14 de diciembre de 2018

Los obispos españoles a favor del adoctrinamiento islámico en los colegios (Carlos Esteban)



Parece una broma macabra, pero con el obispado español es difícil exagerar: la Conferencia Episcopal y la Comisión Islámica de España se han unido para luchar para que haya clase de religión musulmana en los colegios españoles.

Manuel Barrios, del Secretariado de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española, y Mohamed Ajana Elouafi, secretario de la Comisión Islámica de España (CIE), Mohamed Ajana Elouafi, han defendido el derecho de los musulmanes a elegir la clase de Religión para sus hijos en colegios e institutos en el curso de una entrevista conjunta a la web de periodismo contra el odio ‘Salam Plan’ con motivo del Día Contra la Islamofobia.

Uno nunca ha esperado mucho de esa ‘burocracia de la fe’ que es la Conferencia Episcopal Española, mucho más parecida a un lobby de privilegios sectoriales que a nada que tenga que ver con el mensaje de Jesucristo o la salvación de las almas de los españoles confiados a su cuidado pastoral; nos hemos acostumbrado ya a que los cabildeos y a las luchas mezquinas por cuota de poder eclipsen y anulen cualquier chispa profética o el menor detalle de valentía apostólica para enfrentarse a unas instituciones anticristianas en defensa de los derechos de los católicos. Pero verles, a cambio, defender la enseñanza de una doctrina que, por su fe, tienen necesariamente que saber errónea y, por tanto, perniciosa, desenmascara definitivamente el verdadero objetivo de este triste contubernio clerical.

Las clases de Religión, como la exención del IBI eclesial o el que el Estado siga actuando de recaudador oficial del diezmo para sus arcas son, como si de cualquier industria se tratara, los privilegios que, en la práctica, con más vehemencia defiende este deplorable ‘comité de pastores’, muy por delante de la defensa de la fe, de la pureza de la doctrina, o de la solicitud por el destino eterno de sus feligreses, amenazados como nunca por políticas que, más allá de combatir el cristianismo, se enfrentan a la más elemental ley natural.

Clases de Religión cuyo fruto, por otra parte, es evidentemente escaso cuando se contabilizan las cifras de la descristianización en España. Como sostiene el periodista Luis Fernando Pérez Bustamante en un artículo en defensa de la asignatura, “hay un ataque muchísimo peor contra el derecho de los padres. Consiste en la existencia de profesores que en vez de enseñar en una asignatura confesional aquello que la religión objeto de la materia dictamina, se dedican a enseñar otra cosa”. Algo, añadimos, en absoluto insólito en nuestros colegios. Aunque el peligro no es sólo ni principalmente la herejía, sino la dilución de la fe en un vago buenismo acorde a las modas ideológicas del mundo. Recordemos ese cartel de la reciente campaña de la CEE ‘Me apunto a religión’ que se preguntaba impreso sobre el rostro de un niño: “¿Terminará siendo una persona tolerante?”. Porque, por lo visto, el núcleo de nuestra fe es la tolerancia.

Y eso explica que Barrios defienda la enseñanza de otra religión que, en su bien formada conciencia, debe considerar falsa y en tal sentido enemiga de la fe, por no mencionar que es ajena a nuestra cultura y contraria a nuestras raíces inequívocamente católicas: al final, están en el mismo ‘negocio’.

De hecho, en la citada entrevista era el católico Barrios quien parecía más decidido a ‘blanquear’ el Islam, enmendando la plana a tantos eruditos musulmanes y haciendo las veces de improvisado ulema. “La yijad en el Islam tiene otra interpretación más espiritual”, sentencia el representante de la Iglesia Católica española, añadiendo que “no se puede aceptar” la afirmación de que el terrorismo de grupos como Al Qaeda o Daesh responda a una “interpretación ortodoxa” del Islam.

Nos admiramos de tanta erudición, que aclara lo que los propios musulmanes llevan siglos debatiendo, lo que contradice abundantes azoras coránicas e innumerables jadices y lo que cualquier ignaro puede entender echando un somero vistazo a los más de catorce siglos de historia del Islam real. No habiendo Papa ni, en puridad, clero, es difícil decidir qué es “intepretación ortodoxa” en el Islam, y los salafistas tienen, como poco, tanto derecho a defender que la suya es la comprensión correcta de la voluntad de Alá como cualquier otro. En el peor de los casos, no creo que los musulmanes necesiten que un sedicente católico les aclare en qué creen.

Este es el nivel, queridos lectores; este es el episcopado español, y éstas son sus ‘batallas’. Recuérdenlo cuando vayan a marcar la X en la casilla correspondiente.

Carlos Esteban

Construyendo el caso: The New York Times intenta crear la idea de un Saint Gall conservador


Old Rite Priest Claims that Archbishop Marcel Lefebvre Was Sedevacantist


The Catholic Register, owned by the Archdiocese of Toronto, published on November 30 an article about the Old Rite Priestly Fraternity of Saint Peter. The piece carries the contradictory heading: "Traditional Priestly Fraternity of St. Peter stresses unity with Pope Francis".

The article quotes the Fraternity's Superior General, Father Andrzej Komorowski, saying that “There is no possibility to get to Heaven without being united to the Pope”. There is very little likelihood that Pope Francis would agree with this statement.

The article goes on quoting from a lecture Father Joseph Bisig, the Fraternity’s first superior general who was removed by the Vatican in 2000, gave in Ottawa on November 24. Bisig stressed that "we believe in the visibility of authority" and “we are not Protestants”. A hypothetical question: What would happen if an authority, blindly followed by those who do not want to be Protestants, leads them into Protestantism?

Bisig even claimed that Archbishop Lefebvre entertained sedevacantism saying that Paul VI was not the real pope, and thus the Chair of Peter was vacant. According to Bisig, Lefebvre kept this opinion largely out of the public realm – quote – "because most priests in the SSPX would have been scandalized."

Bisig left the SSPX in 1988 when Archbishop Lefebvre consecrated four bishops against the will of John Paul II. Quote, “We did not want to leave the SSPX,” Bisig said. “We were forced to do so. Our superior became schismatic. We felt like orphans abandoned by our father.” However, Bisig himself was ordained a priest by Archbishop Lefebvre against the will of John Paul II in a time when Lefebvre was already suspended. The question is whether this, according to Bisig’s interpretation, was also a schismatic act.

Now, Bisig says about himself that "I pray very much for my old, good friends (in the SSPX) to join the Church” and to “come in without any conditions,” but to “accept the authority of the living magisterium.” "Living magisterium" is a term used by modernists in order to pretend that the magisterium may invent new doctrines or contradict old ones.

Robert Spaemann, el último gran filósofo católico (Sandro Magister)



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Era el filósofo más cercano a Benedicto XVI, su amigo y coetáneo. Falleció el 10 de diciembre a los 91 años, a la luz del tiempo de Adviento.
Pocas líneas más abajo extractamos un perfil elaborado por uno de sus discípulos más fieles, Sergio Belardinelli, profesor de Sociología de los Procesos Culturales en la Universidad de Boloña y coordinador científico del “Proyecto Cultural” de la Conferencia Episcopal Italiana, en los años de presidencia del cardenal Camillo Ruini.
Pero hay que destacar que Spaemann era filósofo, aunque también hombre de Iglesia, católico íntegro, muy severo con las derivaciones del actual pontificado, especialmente después de la publicación de “Amoris laetitia”.
En sus últimas intervenciones públicas relampaguean estos juicios sobre el tiempo presente de la Iglesia:
“El papa Francisco no ama la claridad unívoca. Su respuesta es tan ambigua que cada uno puede interpretarlo, y lo interpreta, a favor de la propia opinión. Sólo quiere “hacer propuestas”. Pero contradecir las propuestas no está prohibido. A mí me parece que se lo debe contradecir enérgicamente”.
“Al papa Francisco le gusta equiparar a quien es crítico con su política con los que ‘se han sentado en la cátedra de Moisés’. Pero de este modo el golpe vuelve hacia quien lo ha arrojado. Eran precisamente los escribas los que defendían el divorcio y derivaban reglas sobre éste. Los discípulos de Jesús, por el contrario, estaban desconcertados por la severa prohibición del divorcio por parte del Maestro”.
“En la Iglesia crecen la incertidumbre, la inseguridad y la confusión: desde las conferencias episcopales hasta el último párroco en la jungla”.
“El caos ha sido instituido en principio con un golpe de pluma. El Papa habría debido saber que con un paso así divide a la Iglesia y la lleva hacia un cisma. Este cisma no residiría en la periferia, sino en el corazón mismo de la Iglesia”.
Dos de sus entrevistas tomadas por Settimo Cielo:
Éste es el perfil de Spaemann que su discípulo Belardinelli publicó el 12 de diciembre en el diario “Il Foglio”.
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Un verdadero maestro que obligaba a pensar
por Sergio Belardinelli
Con Robert Spaemann se va un verdadero maestro, uno de los pocos todavía en circulación. Por eso el luto es todavía más grande.
Pensador católico, discípulo de Joachim Ritter, Spaemann consideraba la fiosofía como un verdadero ejercicio de “ingenuidad institucionalizada”. En un mundo complejo, repetía con frecuencia, ¿qué otra cosa debe hacer un filósofo si no decir en voz alta lo que está a la vista de todos y que nadie dice? Por esto parangonaba al filósofo con la niña de la célebre fábula de Andersen. Es natural entonces que algún poderoso se haya resentido.
Su reflexión ha girado sustancialmente en torno a dos órdenes de problemas.
El primero se refiere a la conciencia moderna, a su grandeza, pero también a sus límites y su crisis;
El segundo se refiere a la reposición de la teleología y del derecho natural, en consecuencia del concepto de persona, como criterios a la luz de las cuales se deberían afrontar los temas más ardientes de la ética y de la política contemporánea: los problemas ecológicos, los problemas bioéticos, los de la educación y los referidos a la salvaguarda del Estado de derecho en una sociedad cada vez más funcionalizada, sólo para citar algunos temas, ciertamente centrales en muchas de sus obras.
Su confrontación con los clásicos del pensamiento moderno y contemporáneo, desde Descartes a Kant, desde Rousseau a Marx, desde Hobbes a los iluministas escoceses, hasta Nietzsche, Habermas o Luhmann, siguió siempre más o menos el mismo esquema:
- en primer lugar una confrontación crítica, dirigida a penetrar su pensamiento que una y otra vez estaba en el centro de su atención, mostrando la importancia, pero también las dificultades y los límites;
- posteriormente la confrontación se convertía, por así decir, en constructiva y, gracias sobre todo a la ayuda de los clásicos más antiguos, en particular Platón y Aristóteles, pero también san Agustín y santo Tomás de Aquino, señalaba cómo ciertas dificultades podían ser superadas y al mismo tiempo valorizadas.
Diría que ha sido éste el estilo inconfundible de Robert Spaemann.
Que se hablara de racionalidad del obrar, de la racionalidad del poder, de Dios, de justicia, del sentido de la educación o de la necesaria salvaguarda de la naturaleza y de la naturaleza humana, Spaemann impactaba siempre por la claridad y la profundidad de sus argumentaciones, por la capacidad de hacerse guiar por la cosa misma con una libertad y una radicalidad de pensamiento verdaderamente impresionantes, sorprendentes, directamente inquietantes.
El suyo era un estilo que inspiraba confianza y obligaba a pensar, permaneciendo durante años – al menos para mí – como fuente de inspiración inagotable.
Sandro Magister

Gotti-Tedeschi: “Nunca había visto tal división en el mundo católico como ahora” (Carlos Esteban)


ETTORE GOTTI TEDESCHI

La experiencia esencial de estos casi seis años de pontificado de Francisco ha sido “una discontinuidad que corre el riesgo de degenerar en ruptura”, asegura el economista Ettore Gotti-Tedeschi, ex responsable del banco vaticano, el IOR, en entrevista concedida a la publicación alemana online Kath.net.

El banquero y autor Ettore Gotti-Tedeschi se ha mostrado muy crítico y alarmado con la actual deriva de la Iglesia en una entrevista concedida a Kath.net, en la que ha advertido del peligro de un cisma al calificar el pontificado de Francisco como caracterizado de “una discontinuidad que corre el riesgo de degenerar en ruptura”.

La base de esta crisis, de este peligro, no la ve Gotti-Tedeschi en escándalos como los que han estallado este verano sobre encubrimiento de abusos sexuales de clérigos, sino que tiene un origen más profundo, teológico. Está en la sustitución de la teología tradicional por lo que llama “la Iglesia de Karl Rahner”, una hermenéutica encapsulada en el libro de Walter Kasper ‘Jesús el Cristo’.

Para el economista, el riesgo de ruptura es especialmente agudo y visible “en lo que se refiere a referencias arriesgadas a la Virgen María, cómo alcanzar la salvación, el pecado original, etc. Nunca había visto tal división en el mundo católico como ahora. Temo que en el futuro el ecumenismo tendrá que centrarse esencialmente en la esfera interna del catolicismo”.

Gotti-Tedeschi advierte ya en la ‘carta programática’ del pontificado, Evangelii Gaudium, un énfasis en los procesos sobre las respuestas doctrinales, de un ‘acompañamiento’ que bordea el subjetivismo y que amenaza con convertir el ‘hospital de campaña’ que, en palabras de Francisco, debe ser la Iglesia en un ‘cementerio de católicos’.
El riesgo mayor, el más inmediato, cree el banquero, afecta al ataque a la naturaleza de los sacramentos, que califica de “provocación gnóstica”, y añade que “de Don Nicola Bux he aprendido que uno no bromea con los sacramentos, porque son queridos por Dios, que se hizo hombre, y son como un juego de dominó, en el sentido de que si ‘cae’ uno, caen todos”.

Don Nicola Bux, prestigioso teólogo vaticano, advirtió en su día, al respecto de las dudas planteadas por cuatro cardenales sobre el Capítulo VIII de la exhortación papal Amoris Laetitia que urgía responderlas, a riesgo de poner en cuestión tres sacramentos: matrimonio, Eucaristía y confesión.

Carlos Esteban

Juicio de brujas contra Pell: "Asombro total" por condena falsa



Hubo un “asombro total” en la sala del tribunal después que un Jurado de Melbourne condenó el 11 de diciembre al cardenal George Pell, informó la página web LifeSiteNews.com.

Los que estaban presentes en la sala del tribunal hablaron de una “injusticia terrible” cuando la parte acusadora presentó solamente un único denunciante y ninguna otra evidencia.

Se presume que Pell abusó de dos niños de coro durante su desempeño oficial en la catedral de Melbourne en 1997, aunque la ubicación y las circunstancias hacen imposible que esto pudiera haber ocurrido. Pell no estaba viviendo cerca de la catedral.

Las acusaciones insensatas fueron puestas en circulación primero por Louise Milligan en su libro “Cardinal: The Rise and Fall of George Pell” [El cardenal: el surgimiento y la caída de George Pell], al que el prestigioso crítico literario Peter Craven llamó un “intento de 384 páginas de una profecía autocumplida” y “un caso que ha sido montado para un juicio de brujas”.

Angela Shanahan, una columnista del The Australian, escribió que la caza de brujas de los medios de comunicación contra el cardenal Pell “nunca le permitirá tener un juicio justo”, agregando que “cualquier evidencia real de mala conducta se ha convertido a la larga en una consideración secundaria en el ambiente”.

Amanda Vanstone, una ex embajadora austrialiana en el Vaticano, llamó al frenesí mediático que envolvía a Pell en mayo de 2017 “el punto más bajo en el discurso civil a lo largo de mi vida” y “de ninguna manera mejor que una muchedumbre de linchamiento propia de las edades oscuras”.

La sentencia contra Pell está prevista para febrero de 2019. Él está esperando un tiempo de cárcel de hasta 14 años. Sólo después que haya sentencia se le permitirá apelar simplemente sobre cuestiones técnicas.

Un segundo juicio conocido como el “juicio de los nadadores” comenzará en los primeros meses del 2019. Pell está acusado de haber “ofendido sexualmente” a dos niños mientras jugaban en una pileta de natación pública y controlada hace más de cuarenta años.


Más detalles sobre la condena secreta del inocente cardenal Pell



La falsa condena del cardenal George Pell el 11 de diciembre – informó ayer en.news – estuvo basada en un veredicto unánime del jurado, escribe el 12 de diciembre la página web anti-iglesia TheDailyBeast.com.

El cardenal fue encontrado “culpable” de haber abusado homosexualmente a dos niños del coro en Melbourne en la década pasada de los años ’90, cuando él era arzobispo de Melbourne, aunque dada la ubicación, es imposible que esos abusos pudieran haber ocurrido.

El juicio está todavía bajo una orden mordaza en Australia, que impidió que se hicieran públicos los detalles del juicio secreto.

A lo largo del tiempo Pell repitió sus negaciones vehementes y consistentes de todas y cada una de las acusaciones.

Un segundo juicio conocido como “el juicio nadador” comenzará en los primeros meses de 2019. Pell está acusado de haber “ofendido sexualmente” a los niños que estaban jugando en una pileta de natación pública en Ballarat (Victoria) hace más de cuarenta años, aunque no hay testigos que corroboren el hecho.

La condena de Pell es resultado de la permanente farsa de abusos, la cual considera que los sacerdotes son culpables antes de probar su inocencia, aunque la incidencia de los abusos sexuales entre el clero católico es mínima.

jueves, 13 de diciembre de 2018

El obispo de Buffalo ordena que destruyan las pruebas de un posible milagro eucarístico



Una Hostia consagrada que cayó accidentalmente al suelo en una iglesia de la diócesis de Buffalo, en Estados Unidos, empezó a sangrar después de que el sacerdote la dejara en agua para su disolución, pero el obispo Richard Malone, avisado del caso, ordenó que se deshicieran de la forma.

Durante una misa a finales de noviembre en la Iglesia de San Vicente de Springbrook, en la diócesis de Buffalo, en el estado de Nueva York, una Hostia consagrada cayó accidentalmente al suelo. El párroco, padre Karl Loeb, encarga a un diácono que la recoja y la sumerja en agua en un caliz de ablución para que se disuelva naturalmente, y la guarda en el sagrario. El 30 de noviembre, el padre Loeb descubre que de la Hostia emana un líquido rojizo. ¿Milagro? Nunca lo podremos saber.

Y es que, avisados inmediatamente por el padre Loeb, el obispo titular, Richard Malone, y su auxiliar, Edward Grosz, acuden a contemplar el caso e inmediatamente ordenan al párroco que se deshaga de la forma. “Cristo ya no está presente aquí”, dijo Su Ilustrísma para justificar su orden, que el sacerdote cumplió con marcada reticencia, no sin antes fotografiar el cáliz con la Hostia sangrante. Esa es, al menos, la historia que ha compartido una feligresa, Mary Ellen Sanfilippo, con Church Militant.

Los milagros eucarísticos no son frecuentes, pero tampoco absolutamente insólitos en la Historia de la Iglesia. Se supone que son una extraordinaria gracia para fortalecer la fe en la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía, verdadero pilar de la práctica católica. Desde el milagro, en el siglo VIII, acaecido en Lanciano, donde la Hostia se convirtió en Carne viva y el vino consagrado en Sangre viva delante de los asombrados ojos del sacerdote -Hostia y vino sometidos en la actualidad a rigurosos análisis-, hasta el de Chirattakonam, en la India, se han dado numerosos de estos prodigios.

Por eso resulta sorprendente, por decir poco, que el obispo se haya negado, al menos, a investigar el incidente y, en su caso, descartar al menos la posibilidad del milagro. ¿Qué puede provocar este escandaloso desprecio por lo sobrenatural, o por la posibilidad de lo sobrenatural?

La Diócesis de Buffalo en general y el obispo Malone en particular han estado en el foco de los medios durante la crisis de la pedofilia clerical, como una de las diócesis menos transparentes en el manejo de los casos de abusos, y se acusa a Malone de haber mantenido en ejercicio a sacerdotes acusados de forma creíble de haber protagonizado abusos a menores.

Carlos Esteban