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sábado, 26 de mayo de 2018

Zapatero, madurando con Francisco (Fray Gerundio)



Con efecto inmediato y para dar novedades en primer tiempo de saludo, Zapatero vuelve a España desde Caracas, pasando por el Vaticano. Una reunión informal, piadosa y de extrema cortesía, puesto que ya se sabe que a Zapatero siempre le ha encantado visitar la Santa Sede y se pirra por estar junto al Santo Padre, besar su anillo y rendirle pleitesía.
Francisco le ha recibido con la misma devoción. No es noticia para los católicos el que Bergoglio se reúna con la flor y nata de los que han aportado al catolicismo sus mejores contribuciones. Y hay que reconocer que Zapatero ha proporcionado al catolicismo español los mejores momentos de éxtasis de nuestro siglo XXI y pasará a la historia como el Gobernante que más colaboró a que la España Católica desplegara todas sus potencialidades, a base de su generosa ayuda y visión profética.
Desde luego que hay que reconocer que Zapatero tuvo visión profética, ya que puso en marcha la máquina trituradora del catolicismo casi diez años antes de la llegada de Francisco al Solio Pontificio. La carga destructora, -de la misma especie-, aplicada a España y a la Santa Madre Iglesia por uno y otro, son conmovedoras. Y con ayudas episcopales valiosas, por cierto. Todo igualito que Francisco. Él abrió el camino a los bodorrios gays en la España de principios del siglo, sin tener siquiera que decir ¿quién soy yo?…
Es sabido que Zapatero anda por ahí zascandileando, como esbirro de la bendita democracia de Maduro, como estadista mitrado, ungido observador internacional, para observar justamente lo que los otros no observan. Está dejando en mantillas a Jimmy Carter.
En Venezuela las cosas van muy bien y gracias a Maduro, -vigilado de cerca por el ojo zapateril-, el pueblo venezolano está encantado de su actual situación. No sabemos el precio que costarán estas jugosas conclusiones de Zapatero, pero merece la pena, dada la elevada estatura moral del Ideólogo.
Lo malo de toda esta historia es que a Bergoglio se le ve el pelo de la dehesa, como decía mi abuela. Sus simpatías por los regímenes comunistas y afines es algo conocido del uno al otro confín. Llama mucho la atención el hecho de que Francisco, tan apresurado para condenar como pecado mortal cualquiera de las vicisitudes del mundo capitalista, sea tan escasamente locuaz para condenar la pobreza originada por el régimen comunista de Nicolás Maduro. Si alguien tiene todavía fuerzas físicas y psíquicas para leer lo que dijo en Santa Marta sobre las riquezas, que lo lea y verá. Qué bonito meterse con los ricos italianos que recortan salarios y no decir ni pío sobre la destrucción del trabajo y organización del hambre en el país sudamericano.
Admira comprobar que sea tan extremadamente exigente respecto a las inmigraciones de musulmanes a Europa, exigiendo a los países su inmediata acogida –menos en el Vaticano-, y no diga una palabra de más (ni de menos), sobre los refugiados que han huido del hambre de Venezuela.
La referencia que Bergoglio dedicó el domingo al régimen de Caracas, es de una tibieza y una sequedad que asustan. Ni una sola palabra concreta para condenar. Ni un segundo para exigir. Según él es un problema de paz y de unidad que todos deben encontrar. Pues vaya cosa. Para ese viaje no se necesitaban alforjas.
Deseo dedicar nuevamente un recuerdo especial a mi querida Venezuela. Pido que el Espíritu Santo dé a todo el pueblo venezolano – a todos, gobernantes, pueblo- la sabiduría para encontrar la vía de la paz y la unidad”.
Pero los católicos nos quedamos tranquilos, porque el gran intelectual Zapatágoras le habrá puesto al día.
–Papa Francisco: objetivo cumplido. Maduro seguirá madurando hasta 2025 y estoy convencido de que las cosas van bien.
-Muy bien, siervo bueno y fiel, Zapaterito de mi alma. Dios te pagará todo lo que has hecho por España y lo que has hecho por Venezuela. Dile a Maduro que cuenta con mis oraciones para que sepa encontrar la sabiduría y meta en cintura al pueblo venezolano.
–Tiene muchos opositores que lo critican, Santo Padre.
–Dile a Nicolás que haga como yo. El otro día dije a los sacerdotes de la diócesis de Roma que no es pecado criticar al Papa. Los muy ingenuos se lo han creído. Ahora, el que se atreva a decirme algo, lo pongo en la calle inmediatamente. Para eso he nombrado cardenal al limosnero de las pizzas, que es el que me elabora las listas de criticones. Y el que se mueva, no sale en la foto.
Fray Gerundio

Cardenal Müller defiende a la izquierdista “Teología de la Liberación”



El cardenal Gerhard Müller afirmó que la [izquierdista y modernista] teología de la liberación sigue siendo importante, especialmente en América Latina.

Müller es amigo personal del sacerdote y teólogo anticatólico Gustavo Gutiérrez que cumple 90 años el 8 de junio. Gutiérrez, de origen peruano, es considerado uno de los padres de la teología de la liberación.

Al hablar el 25 de mayo en domradio.de, Müller afirmó que la Iglesia tiene que hablar contra la “explotación, opresión y ataque a la dignidad humana”.

En gran parte de América Latina la teología de la liberación secularizó la Iglesia y, de hecho, giró para convertirse en un partido político de izquierda.

Como consecuencia de ello, grandes sectores de la sociedad se han convertido en sectas protestantes, porque una Iglesia politizada es incapaz o no está dispuesta a satisfacer sus necesidades espirituales.

IMPRESCINDIBLE homilía del Cardenal Sarah en Chartres: ¡no dejen de leerla! (Vicente Montesinos)



Me he tomado la gustosísima molestia de traducir la homilía dada por el Cardenal Robert Sarah en la Peregrinación anual a Notre-Dame de Chrétienté, en Chartres, en la Solemnidad de Pentecostés. Y digo gustosísima molestia, en el caso de que lo fuera, porque son palabras las suyas que no tienen desperdicio y que son dignas de ser anunciadas.

Me tomo libremente el amable permiso de Su Eminencia el Cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, seguro de que no le importará que difunda en Español sus palabras, sino todo lo contrario.

POR FAVOR. LES RUEGO ENCARECIDAMENTE QUE NO DEJEN DE LEERLA PARA COMPRENDER LO QUE LOS CATÓLICOS ESPERAMOS Y NECESITAMOS ESCUCHAR EN LOS TIEMPOS ACTUALES POR PARTE DE NUESTRA JERARQUÍA.

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Permítanme en primer lugar dar las más sinceras gracias a Su Excelencia el Obispo Philippe Christory, Obispo de Chartres, por su fraternal bienvenida a esta maravillosa Catedral. 

Queridos peregrinos de Chartres,

“La luz ha venido al mundo”, nos dice Jesús hoy en el Evangelio ( Juan 3, 16-21 ), “y los hombres han preferido la oscuridad”.

Y ustedes, queridos peregrinos, ¿han acogido la única luz que no engaña: la de Dios? Han caminado por tres días, orado, cantado, sufrido bajo el sol y bajo la lluvia: ¿Recibieron la luz en sus corazones? ¿Realmente han abandonado la oscuridad? ¿Han elegido seguir el Camino siguiendo a Jesús, que es la Luz del mundo? Queridos amigos, permítanme formularles esta pregunta radical, porque si Dios no es nuestra luz, todo lo demás se vuelve inútil. Sin Dios, ¡todo es oscuridad!

Dios vino a nosotros, se hizo hombre. Nos ha revelado la única verdad que salva, murió para redimirnos del pecado, y en Pentecostés nos dio el Espíritu Santo, nos dio la luz de la fe … ¡pero preferimos la oscuridad!

¡Miremos a nuestro alrededor! La sociedad occidental ha elegido establecerse sin Dios. Somos testigo de cómo ahora se entrega a las llamadas y engañosas luces de la sociedad de consumo, para obtener ganancias a toda costa, desde un individualismo frenético.

¡Un mundo sin Dios es un mundo de oscuridad, de mentiras y de egoísmo!

Sin la luz de Dios, ¡la sociedad occidental anda como un ebrio en la noche! No tiene suficiente amor para acoger a los niños, protegerlos desde el útero de su madre, ni protegerlos de la agresión de la pornografía.

Privada de la luz de Dios, la sociedad occidental ya no sabe cómo respetar a sus ancianos, acompañar hasta la muerte a sus enfermos, hacer lugar para los más pobres y los más débiles.

La sociedad está abandonada a la oscuridad del miedo, la tristeza y el aislamiento. No tiene nada que ofrecer excepto el vacío y la nada. Y permite la proliferación de las ideologías más locas.

Una sociedad occidental sin Dios puede convertirse en la cuna de un terrorismo ético y moral más virulento y más destructivo que el terrorismo islamista. Recuerden que Jesús nos dijo: "Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno" (Mateo 10, 28).

Queridos amigos, perdónenme estas afirmaciones. Pero uno debe ser claro y realista.

Si les hablo de esta manera es porque, en mi corazón sacerdotal y pastoral, siento compasión por tantas almas caprichosas, perdidas, tristes, preocupadas y solas. ¿Quién los llevará a la luz? ¿Quién les mostrará el camino a la verdad, el único camino verdadero de libertad que es el de la Cruz? ¿Vamos a dejar que las almas sean entregadas al error, al nihilismo sin esperanza, o al islamismo agresivo?

Debemos proclamar al mundo que nuestra esperanza tiene un nombre: ¡Jesucristo, el único Salvador del mundo y de la humanidad! ¡Ya no podemos estar en silencio!

Queridos peregrinos de Francia, ¡miren esta catedral! ¡Sus antepasados ​​la construyeron para proclamar su fe! Todo, en su arquitectura, su escultura, sus ventanas, proclama la alegría de ser salvo y amado por Dios. Sus antepasados ​​no fueron perfectos, no carecieron de pecados. ¡Pero querían dejar que la luz de la fe iluminara su oscuridad!

Hoy, tú también, Pueblo de Francia, ¡despierta! ¡Elige la luz! ¡Renuncia a la oscuridad!

¿Cómo puede hacerse esto? El Evangelio nos dice: “El que obra según la verdad viene a la luz”. Dejemos que la luz del Espíritu Santo ilumine nuestra vida de manera concreta, incluso en las partes más íntimas de nuestro ser más profundo. Actuar de acuerdo con la verdad es primero poner a Dios en el centro de nuestras vidas, ya que la Cruz es el centro de esta catedral.

¡Mis hermanos, elijan acudir a Él todos los días! En este momento, comprométanse a guardar unos minutos de silencio todos los días para dirigirse a Dios y decirle: “¡Señor, reina en mí! ¡Te regalo toda mi vida! ”

Queridos peregrinos, sin silencio, no hay luz. La oscuridad se alimenta del ruido incesante de este mundo, lo que nos impide volvernos a Dios.

Tomen el ejemplo de la liturgia de la misa hoy. Nos lleva a la adoración, al temor filial y al amor en presencia de la grandeza de Dios. Culmina en la Consagración donde juntos, de cara al altar, nuestra mirada dirigida al anfitrión, a la cruz, nos comunicamos en silencio en recogimiento y en adoración.

Queridos amigos, amemos estas liturgias que nos permiten saborear la presencia silenciosa y trascendente de Dios y volvernos hacia el Señor.

Queridos hermanos sacerdotes, quiero dirigirme a ustedes específicamente. El Santo Sacrificio de la Misa es el lugar donde encontrarán la luz para su ministerio. El mundo en el que vivimos nos exige constantemente. Estamos constantemente en movimiento, sin tener cuidado de detenernos y tomarnos el tiempo para ir a un lugar desierto a descansar un poco, en soledad y silencio, en compañía del Señor. Existe el peligro de que nos consideremos como “trabajadores sociales“. Entonces, no traemos la Luz de Dios al mundo, sino nuestra propia luz, que no es lo que los hombres esperan de nosotros. Lo que el mundo espera del sacerdote es Dios y la luz de su Palabra proclamada sin ambigüedad ni falsificación.

Déjennos saber cómo acudir a Dios en una celebración litúrgica, llena de respeto, silencio y santidad. No inventen nada en la liturgia. Recibamos todo de Dios y de la Iglesia. No busquemos espectáculo o éxito. La liturgia nos enseña: Ser sacerdote no es sobre todo hacer muchas cosas. ¡Es estar con el Señor, en la Cruz! La liturgia es el lugar donde el hombre se encuentra con Dios cara a cara. La liturgia es el momento más sublime cuando Dios nos enseña a “conformarnos a la imagen de su Hijo, para que Él sea el primogénito entre muchos hermanos” (Romanos 8, 29). La liturgia no es y no debe ser motivo de dolor, lucha o conflicto. En la forma ordinaria, al igual que en la forma extraordinaria del rito romano, lo esencial es volverse a la Cruz, a Cristo, nuestro Oriente, nuestro Todo y nuestro único Horizonte.

Queridos compañeros sacerdotes, mantengan siempre esta certeza: ¡estar con Cristo en la Cruz es lo que el celibato sacerdotal proclama al mundo! El plan, nuevamente propuesto por algunos, de separar el celibato del sacerdocio al conferir el sacramento de la Orden a los hombres casados ​​(“viri probati”) por, dicen, “razones o necesidades pastorales”, tendría serias consecuencias, de hecho, para romper definitivamente con la Tradición Apostólica. Nos gustaría fabricar un sacerdocio de acuerdo a nuestra dimensión humana, pero sin perpetuar, sin extender el sacerdocio de Cristo, obediente, pobre y casto. De hecho, el sacerdote no es sólo un “alter Christus”, sino que es verdaderamente “ipse Christus”, ¡él es Cristo mismo! Y es por eso que, siguiendo a Cristo y la Iglesia, ¡el sacerdote siempre será un signo de contradicción! A ustedes, queridos cristianos, Laicos comprometidos con la vida de la ciudad, quiero decir con fuerza: “¡No tengan miedo! ¡No tengan miedo de traer la luz de Cristo a este mundo!

Tu primer testigo debe ser tu propio ejemplo: ¡actúa de acuerdo con la Verdad! En tu familia, en tu profesión, en tus relaciones sociales, económicas, políticas, ¡que Cristo sea tu Luz! ¡No tengas miedo de testificar que tu alegría proviene de Cristo!

¡Por favor, no escondas la fuente de tu esperanza! ¡Por el contrario, proclámala! ¡Testifícala! ¡Evangeliza! ¡La Iglesia te necesita! Recuerda que sólo “¡el Cristo crucificado revela el verdadero significado de la libertad”(Veritatis Splendor 85) y libera la libertad que está hoy encadenada por falsos derechos humanos, todo orientado hacia la autodestrucción del hombre!

Para ustedes, queridos padres, quiero enviar un mensaje especial. Ser padre y madre en el mundo de hoy es una aventura llena de sufrimiento, obstáculos y preocupaciones. La Iglesia les dice: “¡Gracias!” Sí, ¡gracias por el generoso regalo de ustedes mismos! Tengan el coraje de criar a sus hijos a la luz de Cristo. A veces tendrán que luchar contra el viento dominante y soportar la burla y el desprecio del mundo. ¡Pero no estamos aquí para complacer al mundo! “Proclamamos a Cristo crucificado,  escándalo para los judíos y locura para los gentiles” (1 Corintios 1, 23-24) ¡No teman! ¡No se rindan! La Iglesia, a través de la voz de los Papas, especialmente desde la encíclica Humanae Vitae, les confía una misión profética: testificar ante todos sobre nuestra confianza gozosa en Dios, quien nos ha hecho guardianes inteligentes del orden natural.

Queridos padres y madres, ¡la Iglesia os ama! ¡Amen a la Iglesia! Ella es su madre. No se unan a los que se ríen de ella, porque sólo ven las arrugas de su cara envejecidas por siglos de sufrimiento y dificultades. Incluso hoy, ella es hermosa e irradia santidad.

¡Finalmente, quiero dirigirme a ustedes, los jóvenes que son numerosos aquí!
Sin embargo, les ruego primero que escuchen a un “anciano” que tiene más autoridad que yo. Este es el evangelista San Juan. Más allá del ejemplo de su vida, San Juan también dejó un mensaje escrito a los jóvenes. En su Primera Carta, leemos estas conmovedoras palabras de un anciano a los jóvenes de las iglesias que él había fundado. Escuchen su voz, llena de vigor, sabiduría y calidez: “Os escribo, jovencitos, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al Maligno. No améis el mundo ni las cosas del mundo” (1 Juan 2, 14-15).

El mundo que no debemos amar, como el Padre Raniero Cantalamessa comentó en su homilía del Viernes Santo de 2018, no es, como todos sabemos, el mundo creado y amado por Dios, no son las personas del mundo a quienes, por el contrario, debemos acudir siempre, especialmente los pobres y los pobres de los pobres, para amarlos y servirles humildemente … ¡No! El mundo que no debemos amar es otro mundo; es el mundo tal como se convirtió bajo el gobierno de Satanás y el pecado. El mundo de las ideologías que niegan la naturaleza humana y destruyen la familia … las estructuras de la ONU, que imponen una nueva ética global, juegan un papel decisivo y se han convertido hoy en un poder abrumador, difundiéndose a través de las posibilidades ilimitadas de la tecnología. En muchos países occidentales, hoy en día es un crimen negarse a someterse a estas horribles ideologías. Esto es lo que llamamos adaptación al espíritu de los tiempos, conformismo. Un gran creyente británico y poeta del siglo pasado, Thomas Stearns Eliot escribió algunos versos que dicen más que libros enteros: “En un mundo de fugitivos, la persona que tome la dirección opuesta parecerá huir”.

Queridos jóvenes cristianos, si es permisible que un “anciano”, como San Juan, os hable directamente, también yo os exhorto, y os digo, ¡habéis vencido al Maligno! Luchad contra cualquier ley contra la naturaleza que se os imponga, y que oponga cualquier norma contra la vida, contra la familia. ¡Sed de aquellos que toman la dirección opuesta! ¡Atreveos a ir contra! Para nosotros, cristianos, la dirección opuesta no es un lugar, es una Persona, es Jesucristo, nuestro Amigo y nuestro Redentor. Una tarea os es especialmente encomendada: salvar al amor humano de la deriva trágica en la que ha caído: el amor, que ya no es el regalo de uno mismo, sino solo la posesión del otro, una posesión a menudo violentamente tiránica. En la Cruz, Dios se reveló a sí mismo como “ágape”, es decir, como un amor que se entrega hasta la muerte. Amar de verdad es morir por el otro.

Queridos jóvenes, a menudo, sin duda, sufrís en vuestra alma la lucha entre la oscuridad y la luz. A veces os sentís seducidos por los placeres fáciles del mundo. Con todo mi corazón de sacerdote, os digo: ¡no lo dudéis! ¡Jesús os lo dará todo! Siguiéndolo para ser santos, ¡no perderéis nada! ¡Ganaréis la única alegría que nunca decepciona!

Queridos jóvenes, si hoy Cristo os llama a seguirlo como sacerdotes, como religiosos, ¡no lo dudéis! Dedidle a Él: “fiat”, ¡un sí entusiasta e incondicional!

Dios quiere que lo necesitéis, ¡qué gracia! ¡Que alegría! Occidente ha sido evangelizado por los Santos y los Mártires. ¡Vosotros, jóvenes de hoy, seréis los santos y los mártires que las naciones están esperando en una Nueva Evangelización! ¡Vuestras patrias están sedientas de Cristo! ¡No las decepcionéis! ¡La Iglesia confía en vosotros!

Rezo para que muchos de vosotros respondáis hoy, durante esta Misa, a la llamada de Dios para seguirlo y dejarlo todo por Él, por su Luz. Queridos jóvenes, no tengáis miedo. ¡Dios es el único amigo que nunca os decepcionará! Cuando Dios llama, es radical. Significa que va todo el camino hasta la raíz. Queridos amigos, ¡no estamos llamados a ser cristianos mediocres! ¡No, Dios nos llama a todos al regalo total, al martirio del cuerpo o del corazón!

Queridos habitantes de Francia, ¡fueron los monasterios los que hicieron la civilización de su país! Fueron hombres y mujeres los que aceptaron seguir a Jesús hasta el final, radicalmente, los que han construido la Europa cristiana. Debido a que han buscado sólo a Dios, han construido una civilización hermosa y pacífica, como esta catedral.

Gente de Francia, pueblos de Occidente, ¡encontrarán la paz y la alegría solo buscando a Dios! ¡Regresen a la Fuente! ¡Regresen a los monasterios! Sí, ¡todos ustedes, atrévanse a pasar unos días en un monasterio! En este mundo de tumulto, fealdad y tristeza, los monasterios son oasis de belleza y alegría. Experimentarán que es posible poner concretamente a Dios en el centro de todas sus vidas. Experimentarán la única alegría que no pasa.
Queridos peregrinos, abandonemos la oscuridad. ¡Elijamos la luz! Pidamos a la Santísima Virgen María saber decir “fiat”, es decir, sí, plenamente, como ella, para recibir la luz del Espíritu Santo como lo hizo ella…

… pidamos a Nuestra Santísima Madre tener un corazón como el suyo, un corazón que no le niega nada a Dios, un corazón ardiente, con amor por la gloria de Dios, un corazón ardiente para anunciar a los hombres la Buena Nueva, un corazón generoso, un corazón tan abundante como el corazón de María, tan abundante como el de la Iglesia, y tan rico como el del Corazón de Jesús ! ¡Que así sea!
Cardenal Sarah
(Traductor de la homilía: Vicente Montesinos)

La escuela intrascendente del Nuevo Paradigma (Pedro Lluis Llera)



Hay muchas escuelas supuestamente católicas (digo muchas, no todas) que han sido las abanderadas del modernismo o, lo que es lo mismo, de la Iglesia del Nuevo Paradigma, desde hace más de cincuenta años. Los religiosos neoparadigmáticos no dudaron en cambiar la tradición y el carisma de sus fundadores por las novedades de la modernidad. La mayoría de esas órdenes religiosas (no todas) languidecen en una muerte lenta que prolongará su decadencia y su agonía hasta que desaparezcan. Hoy en día estas órdenes religiosas tienen más jubilados que miembros activos. Es lo que pasa cuando el sarmiento se separa de la Vid Verdadera, que es Cristo: que el sarmiento se seca y no sirve ya más que para echarlo al fuego.
Estos colegios modernistas – un día católicos – no molestan al mundo porque son del mundo. Son colegios intranscendentes en todos los sentidos de la palabra: intranscendentes por irrelevantes o insignificantes; e intranscendentes porque, en la mejor línea de la modernidad nietzscheana, han “enterrado” a Dios. Lo “católico” ya no es sustantivo y sustancial, sino adjetivo y cosmético. En poco o en nada se diferencian de cualquier colegio laico. En su lucha contra su propio pasado, contra su identidad y contra el sentido común, desprecian la tradición y abrazan cuantas novedades de última hora ofrecen las modernas corrientes pedagógicas. Lo moderno, la última moda, la última novedad psicopedagógica es acogida con fe de converso: el constructivismo, la enseñanza cooperativa, las experiencias de meditación orientalistas del estilo del yoga, el mindfulness o incluso el reiki; las inteligencias múltiples, la educación emocional, la eliminación del libro de texto y la incorporación de las tabletas (ya me dirán cómo se puede estudiar en una pantalla sin dejarse la vista en el intento)… Todo lo que suene a nuevo y moderno, es bueno. Todo lo tradicional, hay que eliminarlo por obsoleto. “La educación de antes ya no vale”. “Hay que adaptarse a los nuevos tiempos”. “No se puede seguir educando como hace cien años”.
¿Seguro? ¿Lo que tenemos ahora es mejor que la escuela que teníamos hace cien años? Por sus frutos los conoceréis.
La escuela modernista neoparadigmática no es católica. Es kantiana, marxista, fenomenológica o nietzscheana, pero no católica: no cree que se pueda conocer mediante la razón a Dios, al mundo o al hombre. Y si no se puede conocer la realidad porque tenemos la sospecha de que la realidad ni siquiera existe, ¿qué demonios vamos a enseñar? “Cada uno construye su propio conocimiento” porque la realidad es una construcción mental que cada persona va elaborando subjetivamente en su propia mente. Lo único que podemos conocer son los “fenómenos”.
Hay que fomentar experiencias (fenomenología) para que se pueda “sentir” a Dios. Nada de enseñar doctrina. Antiguamente, el Catecismo se enseñaba y se aprendía. Ahora prefieren que los niños no sepan nada y coloreen dibujitos fotocopiados. ¿Por qué? Porque no creen que haya nada que enseñar, porque no creen en la Santa Doctrina de la Iglesia, porque desprecian la Tradición. Porque “eso era antes”. “Ahora eso ya no vale para los nuevos tiempos”.
Pero dice San Pío X en la Pascendi (4):
Porque el concilio Vaticano decretó lo que sigue: «Si alguno dijere que la luz natural de la razón humana es incapaz de conocer con certeza, por medio de las cosas creadas, el único y verdadera Dios, nuestro Creador y Señor, sea excomulgado»(4). Igualmente: «Si alguno dijere no ser posible o conveniente que el hombre sea instruido, mediante la revelación divina, sobre Dios y sobre el culto a él debido, sea excomulgado»(5). Y por último: «Si alguno dijere que la revelación divina no puede hacerse creíble por signos exteriores, y que, en consecuencia, sólo por la experiencia individual o por una inspiración privada deben ser movidos los hombres a la fe, sea excomulgado»(6).
Lo llamativo es que muchos de los experimentos que se han puesto en marcha los últimos años en nombre de la “nueva evangelización” parten de ese aserto explícitamente condenado en el Vaticano I y en la Pascendi de San Pío X. “Hay que suscitar experiencias de encuentro personal con Cristo, porque el cristianismo no es una doctrina ni una moral, sino un acontecimiento, un encuentro existencial…”.
“Magisterio” viene de “magister”: maestro. E implica que un maestro (el catequista) enseña y el discípulo (el catecúmeno) aprende. Y también se supone que hay algo que enseñar y algo que aprender. Pero los modernistas niegan la Doctrina porque niegan la razón como vía de conocimiento de la fe de la Iglesia. Ahora la fe se transmite a través de la “pastoral”, que debe suscitar experiencias, sentimientos: todo subjetivo, todo emotivo, todo vivencial. Porque para transmitir la fe hay que tener una experiencia de encuentro personal con Jesús. Pero, claro… ¿Cómo, cuándo, dónde? Y se organizan campos de trabajo, convivencias, meditaciones pseudobudistas tipo New Age… ¡Y no saben que Cristo está realmente presente en el Sagrario! Nadie se lo ha dicho: no lo saben. Porque quienes deberían enseñar a los niños a adorar a Cristo en el Santísimo Sacramento no tienen la fe de la Iglesia Católica y no creen en el dogma de la transubstanciación. Y para ellos, adorar al Jesús Sacramentado es perder el tiempo: ¡Con la cantidad de cosas que hay que hacer!
En muchos colegios neoparadigmáticos la apostasía ha llegado a suprimir la capilla o a prescindir de la presencia del Señor en el Sagrario de sus oratorios: “¿Para qué?”. En muchísimos casos, la Capilla del Colegio se arrincona en el lugar más inaccesible del edificio o se convierte en aula multiusos instalando ingeniosos sistemas de puertas correderas. “Así se aprovechan mejor los espacios”. “Es más práctico”. “Resulta más útil”: a una hora es capilla y a la siguiente se cierran las puertas correderas y ya tenemos una sala de conferencias, una clase polivalente o un salón de baile para impartir extraescolares. Así que más vale que el Señor no esté en esos Sagrarios (si es que queda Sagrario). Las puertas correderas son un invento del Maligno para despreciar a Dios, Nuestro Señor.
Cuando Cristo no es el centro del Colegio y no ocupa un lugar igualmente central en las dependencias del centro educativo, esa escuela deja de ser católica para ser otra cosa. Lo más importante no es Dios: es la persona, el alumno. Y así tenemos colegios “antropocéntricos”, puramente inmanentes, neoarrianos: creen que Jesús es un “modelo de persona”, un ideal a quien parecerse (aunque inalcanzable); pero no el Cristo de la fe: verdadero Dios y verdadero hombre.
Son pelagianos: ni creen en el pecado original ni en la necesidad de la gracia. Nosotros vamos a cambiar el mundo: ni más ni menos. Ahí es nada… Lo importante es “comprometerse” y realizar muchas campañas y apoyar a muchas ONGs. La gracia de Dios… ¿Para qué la necesitamos? Nosotros somos tan buenos que Dios no nos hace falta para nada. En todo caso, seguimos su ejemplo. Pero la Gracias de Dios, la acción del Espíritu Santo, que nos santifica… Eso era antes: cuando se confesaban los niños, cuando se les llevaba a misa regularmente, cuando se hablaba de Mandamientos y de esas cosas. Pero ahora ya no hace falta confesarse ni cumplir los mandamientos ni ir a misa ni nada de todo eso. Esto está anticuado. No es nada moderno. Antes era pecado divorciarse, pero ahora se divorcia todo el mundo y ya ha dejado de ser pecado. Lo importante es el compromiso social, el voluntariado, el comercio justo y la opción preferencial (política) por los pobres. Y así de los colegios neoparadigmáticos salen generaciones enteras de militantes comunistas, dispuestos a cambiar el mundo por la vía revolucionaria. Pero creyentes católicos, ni uno. Bueno… Tal vez salgan uno o dos que tienen padres católicos y los educan como Dios manda.
En la escuela modernista se ha cambiado la dirección espiritual por el coaching y el vivir en gracia, por un manual de autoayuda o un protocolo de calidad EFQM o ISO.
Las Escuelas Neoparadigmáticas, si no vuelvan a poner a Cristo en el centro, acabarán desapareciendo. Si las escuelas católicas no evangelizan, no sirven para nada. La escuela católica tiene que recuperar su sentido, si no quiere resultar irrelevante y perfectamente prescindible. Para recuperar su relevancia, la Escuela Católica tiene que volver a injertarse en Cristo, que es quien le da sentido y es su razón de ser. La Escuela Católica debe ser un lugar privilegiado de encuentro con Cristo, debe enseñar el camino de la santidad, debe educar en la piedad: amor a Dios y amor al prójimo. Sólo así volverá a encontrar su identidad: una escuela de santidad para conducir a los niños a Cristo.
Si no, mejor que cierren cuanto antes.
Pedro Lluis Llera

viernes, 25 de mayo de 2018

MUJERES EN LA IGLESIA(I). SANTA HELENA (Capitán Ryder)



Creo que pocos elogios superan al que Harper Lee dedica al protagonista de Matar a un ruiseñor: “Era igual en casa que fuera de ella”. Una forma de señalar la integridad, la ausencia de doblez, la hombría del protagonista y sus convicciones, que defendería también en público.
Una virtud que se le acercaría sería la de saber cuál es el lugar que a cada uno le corresponde en cada sitio o lugar.
No abundan ni la una ni la otra. De hecho, respecto a la segunda, es muy común ver todo lo contrario, dado el afán de protagonismo que existe en el mundo, o simplemente, la mala educación. La Iglesia, desgraciadamente, no escapa a esta moda. Todo el mundo quiere ser el niño en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro, considerándose discriminado si no ocurre tal cosa.
Una de las muchas corrientes que buscan dinamitar la Iglesia se apoya en el “lugar que las mujeres deben ocupar dentro de la misma”. La deslealtad de esta propuesta se capta enseguida, basta echar un vistazo a la historia de la Iglesia, y a los modelos que las Iglesia ha propuesto. Muy alejados todos ellos de la mujer reivindicativa-feminista que parecería ser el espejo en que mirarse.
Sean las entradas siguientes, que dedicaremos a grandes mujeres católicas, inspiración y referencia para todas las jóvenes, entre las que espero se encuentren mis hijas.
Sirvan también para acabar con el mito de la mujer marginada en la Iglesia, mito extendido por muchos prelados, con tal de quedar bien con el mundo.
SANTA HELENA
Cuando el emperador Constantino murió en York, en el año 306, el ejército romano proclamó inmediatamente a su hijo, que se encontraba en el lecho de muerte, su sucesor.
La madre del emperador, Helena, dicen que hija del antiguo Rey Cole, príncipe de Colchester, pasaría a ser una figura clave en la historia de la Iglesia.
Pero las cosas que la hicieron Santa sucedieron mucho tiempo después de que ella y su hijo Constantino salieran de Gran Bretaña con destino a Roma.
Helena, como la mayor parte de la gente que vivía en Gran Bretaña en ese momento, era pagana, y su hijo, como ella, creía en los viejos dioses romanos. Pero el cristianismo estaba creciendo y el emperador había oído hablar de Jesús y la Cruz.
A pesar de que Constantino había sido proclamado emperador por los soldados en York, muchas personas poderosas en otras partes del imperio, y en Roma mismo, no lo reconocían, y tuvo que luchar durante mucho tiempo para obtener el trono.
Justo antes de la batalla que decidiría todo tuvo un sueño de una Cruz llameante en el cielo y las palabras “Con este Signo Vencerás”.
Cuentan que hizo un voto; si ganaba la batalla se haría cristiano, y más que eso, haría cristiano su imperio. Cumpliría su palabra.
Su madre fue una de las primeras bautizadas en esos nuevos tiempos, y a medida que aprendía más acerca de la Cruz donde murió Jesús quiso saber más sobre qué le había sucedido a esa Cruz en particular.
Cuanto más pensaba en ello, más sentía que debería ir a Jerusalén a tratar de encontrarla. Finalmente, con casi 80 años, Constantino hizo los preparativos para que viajara a Jerusalén.
Habían pasado casi 300 años desde que Jesús fue crucificado.
Uno de los primeros emperadores romanos, Adriano, que odiaba a los cristianos, había construido sobre el Calvario y el Santo Sepulcro una terraza de trescientos cincuenta pies de largo sobre la cual había una estatua del dios romano Júpiter y un templo a Venus.
Esto se había hecho sólo 100 años después de la Crucifixión, así que Helena pensó que debajo de esa terraza se podría encontrar algo.
Excavaron en un lugar, junto a una roca, donde Helena había soñado y descubrieron 3 cruces.
No sabían cuál era la Cruz en la que Jesús sufrió. Helena había rescatado a un hombre muy enfermo y pidieron a Dios que ese hombre fuese el instrumento para saber cuál era la verdadera Cruz.
Levantaron al hombre y lo posaron suavemente sobre la primera Cruz y no sucedió nada. Lo mismo pasó al posarlo sobre la segunda Cruz. Pero cuando su cuerpo tocó la tercera Cruz quedó inmediatamente curado. Todos sabían que era la verdadera Cruz.
Helena ordenó construir una Iglesia en el lugar.
Un pedazo de madera volvió con ella a Roma, así como 2 uñas que se habían encontrado cerca.
Cuando llegó a casa construyó otra Iglesia igual llamada “Santa Cruz de Jerusalén”, donde la madera y las uñas fueron guardadas.
Durante cientos de años los peregrinos de toda Europa fueron a Jerusalén para ver la Cruz, hasta que fue destruida por los enemigos del Cristianismo que capturaron la ciudad Santa; pero cada año, el 3 de mayo, la Iglesia sigue manteniendo la fiesta del encuentro de la Santa Cruz por SANTA HELENA.
Capitán Ryder
P.D: Pintura de portada: Jan Van Eyck, El hallazgo de la Vera Cruz

Noticias varias 24 y 25 de mayo de 2018 (Intercomunión, Humanae Vitae, Aborto en Irlanda, Finanzas Vaticano, Celibato sacerdotal,...)





GLORIA TV

ACADEMIA JUAN PABLO II VIDA Y FAMILIA EN ROMA. LA INTERVENCIÓN DE MONSEÑOR NEGRI. Las Falsas Noticias sobre HUMANAE VITAE. (Marco Tosatti)

De la Congregación para la Doctrina de la Fe, un documento sólo ideológico sobre las finanzas

Life Site News

Un 'Sí' en Irlanda del voto va a desatar nueva guerra civil sangrienta: El nacido contra los no nacidos 

Las encuestas de salida en Irlanda sugieren victoria 'aplastante' a la legalización del aborto (Claire Chretien)
Crux

More annulment processes done for free, Vatican statistics show

UK cardinal says Church, police together can end trafficking

Infovaticana

¡Un mundo sin Dios es un mundo de oscuridad, de mentiras y de egoísmo!

The Catholic World Report

Cristo, sumo y eterno Sacerdote, y el significado del celibato sacerdotal

Life Site News

URGENTE: orar y ayunar por Irlanda a votar a favor de la vida el viernes 25 de mayo de 2018

National Catholic Register

Archbishop Chaput Highlights Voices of Young Adults Ahead of Youth Synod


La Nuova Bussola Quotidiana

Poteri forti e star per l'aborto: Irlanda allo scontro finale

Katholisches

David contra Goliat - la lucha de Irlanda por la vida

Crisis Magazine

Obispos de Kazajstán reafirman la Humanae Vitae

Secretum Meum Mihi

Cardenal Arinze sobre comunión para cónyuges protestantes casados con católicos

Selección por José Martí

Comunión a los protestantes. La bomba ha estallado en Alemania, pero implica a toda la Iglesia



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Si volvemos a escucharla y a verla, la tortuosa respuesta – sí, no, no sé, decidid vosotros– que el Papa Francisco dio el 15 de noviembre de 2015, en la iglesia luterana de Roma, a la mujer protestante que le preguntó si podía hacer la comunión en la misa junto a su marido católico, resulta ser una fotografía perfecta de la realidad:
Los sí, no, no sé, decidid vosotros pronunciados por Francisco en esa ocasión no eran, de hecho, la incertidumbre de quien no sabe qué responder, sino exactamente lo opuesto. Decían lo que el Papa quería que sucediera y que, efectivamente, está sucediendo ahora en la Iglesia.
El detonante ha sido la decisión que ha tomado la mayoría de los obispos de Alemania, el pasado febrero, de admitir a la comunión eucaristica también a los cónyuges protestantes. Una decisión que suscitó immediatamente la reacción de los obispos disidentes, siete de los cuales, entre ellos el cardenal de Colonia, Rainer Woelki, recurrieron a Roma, a la congregación para la doctrina de la fe:
El Papa Francisco decidió convocar en Roma una cumbre entre las autoridades vaticanas competentes en doctrina y los representantes alemanes de las dos partes en desacuerdo. Pero dicha cumbre, que tuvo lugar el 3 de mayo, se ha concluido por voluntad expresa del Papa sin que se tomara ninguna resolución. O, más concretamente, con la orden dada por Francisco a los obispos de "encontrar, en espíritu de comunión eclesial, un resultado posiblemente unánime". En la praxis, al ser imposible un tal acuerdo, es un vía libre a todas las posiciones enfrentadas.
Y es lo que está sucediendo. Pero esta división, dada la gravedad extrema de la materia en juego, que atañe a la concepción de la eucaristía y, por lo tanto, del sacramento que es "fuente y culmen de la vida de la Iglesia", ha superado los confines de Alemania y está interesando a toda la catolicidad, con intervenciones -enfrentadas- de obispos y cardenales de primerísimo nivel, como por ejemplo, -en defensa de la "recta doctrina" puesta en peligro por la negativa del Papa de "aclarar"-, la del cardenal holandés Willem Jacobus Eijk:
Por consiguiente, era previsible que alguna voz se elevase también en los Estados Unidos, otro país en el que la controversia es muy viva debido al gran número de matrimonios mixtos.
Es lo que ha sucedido el 23 de mayo con esta intervención en "First Things" del arzobispo de Filadelfia, Charles J. Chaput (en la foto), también él contrario a la "protestantización" de la Iglesia católica, es decir, a esa deriva general que muchos ven como típica del pontificado actual, y que se manifiesta en el "debilitamiento" de sacramentos como el matrimonio, la confesión y la eucaristía.
He aquí, a continuación, el pasaje central de su escrito, que aconsejamos leer en su totalidad.
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UN MODO AMABLE DE ESCONDER LA VERDAD
por Charles J. Chaput
Quién puede recibir la Eucaristía, cuándo y por qué, no son sólo preguntas alemanas. Si, como ha dicho el Vaticano II, la Eucaristía es fuente y culmen de nuestra vida como cristianos y el sello de nuestra unidad católica, entonces las respuestas a estas preguntas tienen implicaciones para toda la Iglesia. Nos afectan a todos. Y, a la luz de todo esto, ofrezco estos puntos de reflexión y discusión, hablando sencillamente como uno de los muchos obispos diocesanos:
1. Si la Eucaristía es verdaderamente el signo y el instrumento de la unidad eclesial, entonces, si cambiamos las condiciones de la comunión, ¿no estamos redefiniendo de hecho quién y qué es la Iglesia?
2. Intencionadamente o no, la propuesta alemana, de manera inevitable, hará precisamente esto. Es la primera fase de la apertura de la comunión a todos los protestantes, o a todos los bautizados, dado que el matrimonio, al final,  no es la única razón para admitir a la comunión a los no católicos.
3. La comunión presupone una fe y un credo común, incluyendo la fe sobrenatural en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, junto con los siete sacramentos reconocidos por la tradición perenne de la Iglesia católica. Al renegociar este hecho, la propuesta alemana adopta una noción protestante de identidad eclesial. El simple bautismo y la fe en Cristo parecen ser suficientes, y no la creencia en el misterio de la fe tal como es comprendido por la tradición católica y los concilios. ¿Necesitará el cónyuge protestante creer en el sacramento del orden tal como lo entiende la Iglesia católica, para la que está lógicamente relacionado con la fe en la consagración del pan y el vino como cuerpo y sangre de Cristo? ¿O están sugiriendo los obispos alemanes que el sacramento del orden podría no depender de la sucesión apostólica? En tal caso, estaríamos enfrentándonos a un error aún más grave.
4. La propuesta alemana rompe el vínculo vital entre comunión y confesión sacramental. Presumiblemente, esa no implica que los cónyuges protestantes deben confesar los pecados graves como preludio a la comunión. Pero esto se contradice con la práctica perenne y la enseñanza dogmática explícita de la Iglesia católica, del Concilio de Trento y del actual Catecismo de la Iglesia católica, como también del magisterio ordinario. Implica, en sus efectos, una protestantización de la teología católica de los sacramentos.
5. Si la enseñanza de la Iglesia puede ser ignorada o renegociada, incluso una enseñanza que ha recibido una definición conciliar (como en este caso, en Trento), ¿entonces todos los concilios pueden ser históricamente relativizados y renegociados? Muchos protestantes progresistas modernos cuestionan, o rechazan, o simplemente ignoran como bagaje histórico la enseñanza sobre la divinidad de Cristo del concilio de Nicea. ¿Se exigirá a los cónyuges protestantes que crean en la divinidad de Cristo? Si es necesario que crean en la presencia real de Cristo en el sacramento, ¿por qué no deberían compartir la fe católica en el sacramento del orden o en el sacramento de la confesión? Y si creen en todas estas cosas, ¿por qué no se les invita a ser católicos como manera de entrar en una comunión plena y visible?
6. Si los protestantes son invitados a la comunión católica, los católicos ¿seguirán estando excluidos de la comunión protestante? Si es así, ¿por qué deberían ser excluidos? Si no lo están, ¿no implica esto que la visión católica acerca del sacramento del orden y la consagración eucarística válida es de hecho falsa y, si es falsa, que las creencias protestantes son verdaderas? Si la intercomunión no supone una equivalencia entre las concepciones católica y protestante de la Eucaristía, entonces la práctica de la intercomunión aleja a los fieles de la recta vía. ¿No es esto un caso de manual de "causar escándalo"? ¿Y no lo verán muchos como una forma educada de engañar o de esconder enseñanzas difíciles, en el contexto de la discusión ecuménica? La unidad no se puede construir sobre un proceso que, sistemáticamente, oculta la verdad de nuestras diferencias.
La esencia de la propuesta alemana sobre la intercomunión es compartir la Sagrada Comunión incluso cuando no hay una verdadera unidad eclesial. Esto golpea el corazón mismo del sacramento de la Eucaristía, porque por su verdadera naturaleza la Eucaristía es el cuerpo de Cristo. Y el "cuerpo de Cristo" es tanto la presencia real y sustancial de Cristo en las especies del pan y el vino, como también la propia Iglesia, la comunión de los creyentes unidos a Cristo, su cabeza. Recibir la Eucaristía significa anunciar de manera solemne y pública, ante Dios y en la Iglesia, que estamos en comunión con Jesús y con la comunidad visible que celebra la Eucaristía.
Sandro Magister

“El gran teatro del mundo”. Obrar bien, que Dios es Dios



Una de las carencias de la educación en los colegios, incluso en los de ideario católico, es la ausencia de lecturas de los clásicos y sobre todo la ausencia de profesores “apasionados “ por la fe, y que sean capaces de poner los cimientos de una educación sólida para que sobre esos cimientos se vaya construyendo una mente católica.

El gran Calderón de la Barca supo transimitir a través de sus obras de teatro una riqueza teológica incalculable. Solo conforme vas profundizando en su obra vas entendiendo hasta qué punto este gran escritor consiguió reflejar el gran tesoro de la fe.

En la obra “El gran teatro del mundo” en la que un coro va repitiendo. “Obrar bien que Dios es Dios”. Sólo en esa frase se resume toda la teología de la libertad, de la ley natural impresa en nuestros corazones por el autor (Dios) y a la que todos debemos obedecer, sólo a ella. Tanto el rey, como el mendigo o el religioso se deben a la ley de Dios. Sólo a esa ley nos debemos y nos debemos a nuestros superiores en la medida que ellos son obedientes a esa ley suprema.

A propósito de esta reflexión les traigo un fragmento de una conferencia del profesor Roberto de Mattei que de una forma diferente nos explica este regalo de la libertad, la obediencia y la ley natural grabada en nuestros corazones:

Leyes justas e injustas

La ley natural, a la que debe someterse nuestra conciencia, es un orden objetivo e inmutable de verdades y valores morales. Ante todo, la razón descubre este orden en el propio corazón, porque este orden es una ley escrita en el corazón humano por el dedo mismo del Creador (cf. Rom. 2,14-15). La ley moral es válida para todo hombre precisamente porque todo hombre la lleva impresa en la propia conciencia; no podría tenerla impresa en la conciencia si no tuviera sus raíces en la naturaleza humana.
Toda ley positiva que contraríe la ley natural y divina es injusta, y la autoridad que pretenda imponerla abusa de su poder.

El concepto de ley justa e injusta no procede de la filosofía iusnaturalista moderna, sino de la teología y del derecho medieval, que hereda dichos conceptos de la filosofía grecorromana y los desarrolla con más profundidad y precisión.

El derecho a la resistencia

Ante una ley o un gobierno injusto, los católicos tienen derecho a colocarse también fuera de la legalidad. Las insurgencias de la Vandea y de la Santa Fede napolitana, así como la Cristiada mexicana, nos brindan un ejemplo luminoso de resistencia del pueblo católico a una autoridad ilegítima. Pero la Historia también nos proporciona ejemplos de intervenciones de la autoridad eclesiástica contra autoridades y leyes. La Iglesia es ciertamente custodia de la ley divina y natural, y tiene la misión de determinar en última instancia si una ley refleja o no el orden natural divino. En esta autoridad se basa el derecho de excomunión y destitución ejercido por el Papa sobre reyes y emperadores.

Cuando subió al trono Isabel I Tudor, la Iglesia católica fue perseguida por la que los contemporáneos llamaban filia sanguinis. El 14 de noviembre de 1569 se levantaron los católicos del norte de Inglaterra, enarbolando la antigua bandera con la cruz y las cinco llagas que ya había ondeado en 1536 en tiempos de Enrique VIII. El 27 de febrero de 1570, Pío V promulgó en consistorio la bula Regnans in excelsis, por la que declaraba a Isabel I culpable de herejía y de promoción de la herejía, incurrida en excomunión, y por tanto había perdido su pretendido derecho a la corona inglesa: sus súbditos quedaban liberados de cumplir el juramento de fidelidad hacia ella y, bajo pena de excomunión, no podían obedecerla. Pío V fue objeto de críticas, porque este acto tuvo por consecuencia un recrudecimiento de la persecución. Estar en posesión de la bula o difundirla era considerado delito de alta traición. Entre los numerosos mártires, recordamos al beato Juan Felton, que el 8 de agosto de 1570 fue ahorcado y descuartizado ante la catedral de San Pablo por haber fijado en un lugar público la bula mediante la que el Papa excomulgaba a la Reina. Si Pío V se hubiera guiado por los principios que aplicaron Juan XXIII y Pablo VI en su relación con los regímenes comunistas, habrían mantenido con Isabel I una política que hoy podríamos calificar de Westpolitik. Pero Pío V era un pontífice que gobernaba la Iglesia con criterios sobrenaturales, sin buscar los aplausos del mundo, y quiso afirmar el principio por el que es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres. Los neronianos decretos de Isabel no se aplicaron al pie de la letra, y la persecución de la última Tudor no logró su objetivo, que era extirpar totalmente la fe católica de las tierras británicas. Los católicos no tuvieron miedo. Entre 1580 y 1585, una nueva oleada de persecución se abatió sobre Inglaterra, mientras desembarcaban de incógnito en suelo británico los primeros misioneros de la Compañía de Jesús, entre ellos San Edmundo Campion, formados en los seminarios ingleses de Roma y Douai.

En la encíclica Firmissimam constantiam del 28 de marzo de 1937, dirigida a los católicos mexicanos, Pío XI recuerda que en ningún caso es la obediencia un valor supremo: «Por consiguiente es muy natural que, cuando se atacan aun las más elementales libertades religiosas y cívicas, los ciudadanos católicos no se resignen pasivamente a renunciar a tales libertades. Aunque la reivindicación de estos derechos y libertades puede ser, según las circunstancias, más o menos oportuna, más o menos enérgica». En caso de que los poderes constituidos «se levantasen contra la justicia y la verdad hasta destruir aun los fundamentos mismos de la autoridad, no se ve cómo se podría entonces condenar el que los ciudadanos se unieran para defender la nación y defenderse a sí mismos con medios lícitos y apropiados contra los que se valen del poder público para arrastrarla a la ruina».

Seguidamente, Pío XI recuerda los principios generales que deben tenerse presentes en todo momento, los cuales no se diferencian de los de Santo Tomás, y exhorta a los católicos mexicanos a tener «aquella visión sobrenatural de la vida, aquella educación religiosa y moral y aquel celo ardiente por la dilatación del reino de Nuestro Señor Jesucristo, que la Acción Católica se esfuerza en dar a sus miembros. Frente a una feliz coalición de conciencias que no están dispuestas a renunciar a la libertad que Cristo les reconquistó (Gál. 4,31), ¿qué poder o fuerza humana podrá subyugarlas al pecado? ¿Qué peligros ni qué persecuciones podrán separar a las almas, así templadas, de la caridad de Cristo? (cf. Rom. 8,35)».

https://adelantelafe.com/obediencia-y-resistencia-en-la-historia-y-en-la-doctrina-de-la-iglesia/

"La Iglesia en Tegucigalpa está gobernada por el terror"




Cardenal Francis Arinze: la Santa Comunión no es como una cerveza o una torta compartida entre amigos



Chaput, sobre la propuesta alemana de intercomunión: ‘Implica una protestantización de la teología católica de los sacramentos’


Monseñor Chaput, arzobispo de Filadelfia

En los últimos meses, se ha intensificado el debate sobre la llamada “intercomunión”, planteado por las directrices de los obispos alemanes partidarios de que se admita a la comunión a los cónyuges protestantes de los católicos, y contra las que se han manifestado siete obispos alemanes. El arzobispo de Filadelfia, Charles J. Chaput, ha entrado también en el debate sobre la propuesta alemana sobre la “intercomunión”, advirtiendo en un artículo publicado en First Things de los peligros que implica para la Iglesia. Chaput explica que, quién puede recibir la Eucaristía, cuándo y por qué, no son meramente preguntas alemanas. “Si, como dijo el Vaticano II, la Eucaristía es la fuente y la cumbre de nuestra vida como cristianos y el sello de nuestra unidad católica, entonces las respuestas a estas preguntas tienen implicaciones para toda la Iglesia. Nos conciernen a todos”, ha señalado.

En este sentido, el arzobispo de Filadelfia ofrece unos puntos de reflexión y discusión y manifiesta que “la esencia de la propuesta alemana sobre la intercomunión es compartir la Sagrada Comunión incluso cuando no hay una verdadera unidad eclesial” y que esto “golpea el corazón mismo del sacramento de la Eucaristía, porque por su verdadera naturaleza la Eucaristía es el cuerpo de Cristo”.

Chaput también indica que “la unidad no se puede construir sobre un proceso que, sistemáticamente, oculta la verdad de nuestras diferencias” y advierte acerca del peligro y la tentación de engañar o de esconder enseñanzas difíciles en el contexto de la discusión ecuménica.

Sandro Magister recoge en su blog la intervención en “First Things” del arzobispo de Filadelfia, Charles J. Chaput, en relación con la propuesta alemana de intercomunión:

UN MODO AMABLE DE ESCONDER LA VERDAD

por Charles J. Chaput

Quién puede recibir la Eucaristía, cuándo y por qué, no son sólo preguntas alemanas. Si, como ha dicho el Vaticano II, la Eucaristía es fuente y culmen de nuestra vida como cristianos y el sello de nuestra unidad católica, entonces las respuestas a estas preguntas tienen implicaciones para toda la Iglesia. Nos afectan a todos. Y, a la luz de todo esto, ofrezco estos puntos de reflexión y discusión, hablando sencillamente como uno de los muchos obispos diocesanos:

1. Si la Eucaristía es verdaderamente el signo y el instrumento de la unidad eclesial, entonces, si cambiamos las condiciones de la comunión, ¿no estamos redefiniendo de hecho quién y qué es la Iglesia?

2. Intencionadamente o no, la propuesta alemana, de manera inevitable, hará precisamente esto. Es la primera fase de la apertura de la comunión a todos los protestantes, o a todos los bautizados, dado que el matrimonio, al final, no es la única razón para admitir a la comunión a los no católicos.

3. La comunión presupone una fe y un credo común, incluyendo la fe sobrenatural en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, junto con los siete sacramentos reconocidos por la tradición perenne de la Iglesia católica. Al renegociar este hecho, la propuesta alemana adopta una noción protestante de identidad eclesial. El simple bautismo y la fe en Cristo parecen ser suficientes, y no la creencia en el misterio de la fe tal como es comprendido por la tradición católica y los concilios. ¿Necesitará el cónyuge protestante creer en el sacramento del orden tal como lo entiende la Iglesia católica, para la que está lógicamente relacionado con la fe en la consagración del pan y el vino como cuerpo y sangre de Cristo? ¿O están sugiriendo los obispos alemanes que el sacramento del orden podría no depender de la sucesión apostólica? En tal caso, estaríamos enfrentándonos a un error aún más grave.

4. La propuesta alemana rompe el vínculo vital entre comunión y confesión sacramental. Presumiblemente, esa no implica que los cónyuges protestantes deben confesar los pecados graves como preludio a la comunión. Pero esto se contradice con la práctica perenne y la enseñanza dogmática explícita de la Iglesia católica, del Concilio de Trento y del actual Catecismo de la Iglesia católica, como también del magisterio ordinario. Implica, en sus efectos, una protestantización de la teología católica de los sacramentos.

5. Si la enseñanza de la Iglesia puede ser ignorada o renegociada, incluso una enseñanza que ha recibido una definición conciliar (como en este caso, en Trento), ¿entonces todos los concilios pueden ser históricamente relativizados y renegociados? Muchos protestantes progresistas modernos cuestionan, o rechazan, o simplemente ignoran como bagaje histórico la enseñanza sobre la divinidad de Cristo del concilio de Nicea. ¿Se exigirá a los cónyuges protestantes que crean en la divinidad de Cristo? Si es necesario que crean en la presencia real de Cristo en el sacramento, ¿por qué no deberían compartir la fe católica en el sacramento del orden o en el sacramento de la confesión? Y si creen en todas estas cosas, ¿por qué no se les invita a ser católicos como manera de entrar en una comunión plena y visible?

6. Si los protestantes son invitados a la comunión católica, los católicos ¿seguirán estando excluidos de la comunión protestante? Si es así, ¿por qué deberían ser excluidos? Si no lo están, ¿no implica esto que la visión católica acerca del sacramento del orden y la consagración eucarística válida es de hecho falsa y, si es falsa, que las creencias protestantes son verdaderas? Si la intercomunión no supone una equivalencia entre las concepciones católica y protestante de la Eucaristía, entonces la práctica de la intercomunión aleja a los fieles de la recta vía. ¿No es esto un caso de manual de “causar escándalo”? ¿Y no lo verán muchos como una forma educada de engañar o de esconder enseñanzas difíciles, en el contexto de la discusión ecuménica? La unidad no se puede construir sobre un proceso que, sistemáticamente, oculta la verdad de nuestras diferencias.

La esencia de la propuesta alemana sobre la intercomunión es compartir la Sagrada Comunión incluso cuando no hay una verdadera unidad eclesial. Esto golpea el corazón mismo del sacramento de la Eucaristía, porque por su verdadera naturaleza la Eucaristía es el cuerpo de Cristo. Y el “cuerpo de Cristo” es tanto la presencia real y sustancial de Cristo en las especies del pan y el vino, como también la propia Iglesia, la comunión de los creyentes unidos a Cristo, su cabeza. Recibir la Eucaristía significa anunciar de manera solemne y pública, ante Dios y en la Iglesia, que estamos en comunión con Jesús y con la comunidad visible que celebra la Eucaristía.