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domingo, 5 de noviembre de 2017

Mi Señor y mi amigo: la soberbia del hombre [2 de 4] (José Martí)

La lectura del siguiente episodio, relatado en el libro de los Hechos de los Apóstoles, puede ayudarnos a entender que sólo el amor a  Jesucristo es lo que movió a sus discípulos a actuar del modo en que lo hicieron [y ésa es la prueba de fuego, válida siempre, especialmente en nuestros días, para distinguir entre los que son verdaderamente católicos y aquéllos que no lo son, por mucho que presuman de ello]:
"Entonces llamaron a los apóstoles, los azotaron, les ordenaron no hablar en el nombre de Jesús y los soltaron. Ellos salían gozosos de la presencia del Sanedrín, porque habían sido dignos de ser ultrajados a causa de su Nombre" (Hech 5, 40-41)
Todo esto viene a cuanto en el sentido de que no podemos exigir a Dios que actúe del modo en que a nosotros nos gustaría que actuaseSólo Dios es Dios y es su Palabra la que cuenta, la que dice verdad, pues Él mismo es la Verdad. Y el camino a seguir para un cristiano pasa siempre, necesariamente, por la cruz, por más que miremos hacia otra parte o escondamos los ojos, como el avestruz. 

La cruzque es "escándalo para los judíos y locura para los gentiles" (1 Cor 1, 23b) es, sin embargo, el único camino a seguir si queremos ser verdaderos discípulos de Jesucristo"Quien no toma su cruz y me sigue no es digno de Mí" (Mt 10, 38). La necesidad de la cruz, pues, no es algo opinable. Así lo entendió también el apóstol san Pablo: "Nosotros predicamos a Jesucristo, y éste crucificado" (1 Cor 1, 23a) ... reforzando lo que ya había dicho en infinidad de ocasiones, hasta el punto de exclamar, en una de ellas: "Y si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema!" (Gal 1, 9)

Todo lo dicho hasta aquí es absolutamente cierto, puesto que es palabra de Dios. De ello tenemos una completa seguridad, que no deja lugar a ningún género de duda ... y esto es debido a la fe que se nos ha dado, sin merecimiento alguno por nuestra parte ... pues sin esa fe, que es pura gracia de Dios, no podríamos tener tal seguridad. 

Que estamos en las manos de Dios es innegable ... pero no de cualquier "dios" inventado por el hombre, sino de Aquél que se reveló en Jesucristo, el Único por el que nuestra salvación es posible, pues "no hay otro Nombre bajo el cielo, dado a los hombres, por el que podamos salvarnos" (Hech 4, 12). Somos conscientes y sabemos que sólo Dios es DiosSi esta idea, que se corresponde con la realidad, la tuviésemos bien clara en nuestra mente, no nos dedicaríamos a jugar a ser "dioses" nosotros. 

La tentación inicial  del "seréis como Dios"  (Gen 3, 5), a la que cedieron nuestros primeros padres, es más actual que nunca. Y es la más peligrosa de todas: la soberbia. Al hombre se le han subido los humos y se ha vuelto majara, pues pretende cambiar la ley natural y decidir acerca de lo bueno y lo malo, en claro rechazo a la voluntad de Dios y a sus Leyes ... hasta el extremo de querer imponer ese "pensamiento" (que no es tal, pues va en contra de la verdad) al resto de la humanidad, cambiando así la religión de Dios por la religión del hombre, una religión que él mismo se ha fabricado, como los primitivos se fabricaban sus "dioses" ... y que pretende imponer a todos por la fuerza, sin respeto alguno por la libertad de los que no comulguen con esa falsa y perniciosa ideología

Y, sin embargo, se crea o no, lo cierto es que "todo se hizo por Él y sin Él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho" (Jn 1, 3 ), como nos dice san Juan en el primer capítulo de su Evangelio, hablando del Verbo, es decir, del Hijo de Dios, segunda Persona de la Santísima Trinidad, que se hizo hombre ... y le pusieron por nombre Jesús.

Recordemos brevemente la parábola de los viñadores homicidas. En ella se cuenta que: 
El dueño de una propiedad plantó una viña, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos de allí. Cuando se acercó el tiempo de los frutos envió a sus siervos a los labradores para recibir sus frutos. Pero éstos agarraron a los siervos, a uno lo golpearon, a otro lo mataron y a otro lo lapidaron. Y lo mismo les ocurrió a otros siervos que el amo envió. Finalmente, envió a su hijo, pensando que a él lo respetarían. Y, sin embargo, los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero. Lo matamos y nos quedamos con su heredad". Y así lo hicieron: lo agarraron, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. (Cfr Mt 21, 23-39)
Leyendo esta parábola de Jesús, caemos enseguida en la cuenta que se está refiriendo también a nosotros, los hombres de nuestro tiempo [Al fin y al cabo sus palabras son Palabra de Dios y siempre son actuales e independientes de la época o el lugar en el que fueron dichas]. Y es lo cierto que, para nuestra desgracia, queremos apropiarnos de una viña que no es nuestra, sino de Dios, una viña que Él nos dejó para que la trabajáramos y la hiciéramos fecunda. Cuando Él regrese, nos pedirá cuentas sobre nuestro trabajo en su viña:  bien sobre  los frutos que hemos producido o bien sobre los que hemos dejado de producir, como ocurre en la parábola de los talentos o en la de las minas. Tenemos una misión que cumplir en esta vida"Negociad hasta mi vuelta" (Lc 19, 13) y hemos recibido unos talentos que tenemos que desarrollar para hacer fecunda, al máximo, la viña del Señor,  produciendo los frutos que Él espera.

No debemos olvidar nunca que esta viña nos ha sido arrendada y no es de nuestra propiedad: es Su viña. Y esta viña se rige por sus leyes y sus preceptos, los cuales tenemos la obligación de cumplir.  Y haciéndolo así estaremos demostrándole nuestro agradecimiento y nuestro amor, en correspondencia al amor que Él nos ha mostrado.  

Sin embargo, la cizaña se ha introducido en su viña, hasta un punto tal  que hemos llegado a desterrar de ella incluso al propio Hijo del Dueño de la viña. ¿Por qué?  Para hacer de la viña nuestra propia heredad. La viña tiene que ser nuestra y no estamos dispuestos a aceptar reglas de nadie, si siquiera del dueño de la viña. Matando al hijo del dueño, la viña será nuestra y nadie podrá ya decirnos lo que tenemos que hacer o dejar de hacer, sino que seremos nosotros mismos quienes fabricaremos las leyes por las que queremos regirnos

La realidad tenemos que construirla nosotros y ha de estar en conformidad con lo que nosotros -y sólo nosotros- decidamos que sea. Y puesto que Dios se opone a ello, se hace necesario arrojar a Dios de "nuestra" viña y de nuestra vida, en definitiva.  Y así, lenta, pero inexorablemente, se está preparando -en todas partes- la muerte de Dios, de modo que sea el hombre -y no Dios- quien decida y quien dictamine lo que es real o no lo es, lo que es bueno y lo que es malo. 

Este perverso objetivo (conseguido ya en algunos lugares del tierra y en el corazón de muchas personas) se pretende conseguir mediante la sustitución del culto a Dios por el culto al hombre y la implantación  de una "nueva religión universal" de la que todos los seres humanos formarán parte (lo quieran o no), y para ello se constituirá un Nuevo Orden Mundial (NOM), caracterizado por el Pensamiento ÚnicoToda la humanidad tendrá que acatar este "orden".

Una vez estable el NOM en todo el mundo, habrá llegado, por fin, el momento de la "liberación"nadie podrá ya decirle al hombre lo que es malo o lo que es bueno, porque el bien o el mal será lo que cada uno quiera que sea.  Todo quedará relativizado. Y no se podrá hablar, bajo ningún concepto -so pena de ser multado o incluso eliminado- de la verdad absoluta. Tal concepto quedará eliminado. No existirán ya nunca más verdades absolutas.  La única afirmación absoluta  que se permitirá, la única "verdad", por así decirlo ...  [valga la contradicción]  será una  verdad que irá cambiando con el tiempo y con las vicisitudes históricas ... pero nunca una verdad absoluta, que no pueda ser modificada

Si aun así alguien siguiera pensando que la verdad existe y que esa Verdad es Jesucristo, ese tal sería considerado POR TODOS como un retrógrado, un rígido, un fundamentalista, un ser peligroso que se opone al progreso irreversible de la sociedad. [¿... es que existe un progreso así? Por supuesto que no. ¡Pero ése será el "dogma"  ... d¡indiscutible... del NOM!]  

Ese tal, es decir, aquel que siga pensando que la verdad existe, será una especie a extinguir ... bien sea "voluntariamente" o bien haciendo uso de medios coercitivos, pues en esta nueva sociedad "el fin justificará los medios". Tales medios, además, de ser usados, serían considerados como necesarios para la preservación de la democracia, única diosa "falsa" que será admitida en ese mundo extraño

Evidentemente estas afirmaciones son un tanto utópicas ...pero es cierto que el Diablo, que es padre de la mentira, no duerme. Y hará de su parte todo cuanto pueda para engañar al mayor número posible de personas
Continuará

sábado, 4 de noviembre de 2017

Selección de artículos de interés 4 Nov. 2017



4 de Noviembre de 2017

Adelante la Fe


One Peter Five

La USCCB y la armadura de "Diálogo" (Steve Skojec)

Religión La voz libre

Vaticano promueve misa ecuménica cerca de san Pedro
Muchos sacerdotes estamos preocupados por Francisco

Catholic Herald

Married priests are the wrong answer to the Amazon’s problems (Ed Condon)


The Catholic World Report

P. Weinandy fue claro y directo. El USCCB no. (Christopher R. Altieri)P. Weinandy: "La USCCB me animó fuertemente a renunciar". (Carl E. Olson)

Gloria TV

Última hermana del arzobispo Lefebvre falleció

Life Site News

El Comité de Derechos Humanos de la ONU excluye formalmente al niño no nacido del 'derecho a la vida'

National Catholic Register


La Nuova Bussola Quotidiana

La catástrofe ambiental contra el hombre, con la Iglesia (Riccardo Cascioli)

Muchos sacerdotes estamos preocupados por Francisco



Soy un sacerdote católico Tristemente, debo permanecer en el anonimato por miedo. Lo que el P. Weinandy (destituido tras escribir a Francisco críticamente) ha escrito es verdad (ver aquí, aquí y aquí). Estoy bastante seguro de que miles y miles de mis hermanos sacerdotes piensan de la misma manera y están muy preocupados con el Papa Francisco. Oramos por él, amamos su oficio y queremos lo mejor para él. Sin embargo, este pontificado es lo más desanimante que ha sucedido durante nuestra vida sacerdotal.

¿Cómo sé esto? Porque muchos de nosotros hablamos del tema el uno con el otro. Sin embargo, tememos represalias si compartimos esto con nuestros obispos, superiores religiosos o nuestro "papá". Sentimos que vivimos en una casa con un padre abusivo que necesita que intervengamos, pero tememos que nos golpee.

Estamos atrapados Amamos tanto a Jesús, a su Iglesia y al papado que dudamos en hablar públicamente sobre nuestras preocupaciones con el Papa Francisco. Estamos sufriendo mucho. ¡Oren por nosotros! Oramos por mejores días. Días de claridad, verdad y celo por la casa de Dios. Esos días vendrán de nuevo.


Un sacerdote

Mi Señor y mi amigo: Fe y confianza en Dios [1 de 4] (José Martí)

Siempre se ha dicho -y es verdad- que debemos dejarlo todo en las manos de Dios y no afligirnos en exceso por aquellos acontecimientos que están ocurriendo y que no está en nuestra mano el darles una solución. Aun sabiéndolo, nos rebelamos y nos preocupamos. Bueno: eso es señal de que amamos, de verdad, al Señor y de que estas cosas nos afligen y nos hacen sufrir: no nos dejan indiferentes. 

Esto es bueno y es agradable a Dios, puesto que nos une más a Él ... pero es de suma importancia tomar conciencia de que tales sufrimientos nunca deben de llevarnos a la desesperanza: eso sería falta de confianza en Dios y caeríamos, inevitablemente, en la tristeza y en el abatimiento, justamente lo que el Enemigo pretende y desea para nosotros. Tenemos que superar esa tentación, y lo haremos, con la ayuda de Dios, que no nos va a faltar

No debemos consentir que la desesperación o la tristeza nos embarguen. Eso no es propio de un cristiano. No tenemos más que abrir el Nuevo Testamento por cualquier página. Y casi siempre, por no decir siempre, nos encontraremos con mensajes de lucha y de alegría. Nunca de desánimo

Hago la prueba, a ver qué ocurre, para comprobar si mis elucubraciones son ciertas. Abro el Nuevo Testamento y leo: "Animaos mutuamente y edificaos unos a otros, como ya lo hacéis" (1 Tes 5, 11). Y leo, un poco más adelante: "Dad gracias por todo, porque eso es lo que Dios quiere de vosotros, en Cristo Jesús" (1 Tes 5, 18). Un mensaje de ánimo y otro de acción de gracias a Dios por todo

Sería bueno que nos plantáramos en la Presencia de Jesús, a ser posible delante del Sagrario, y que le dijéramos todo aquello que nos ocurre o que nos preocupa, con una sinceridad que nos saliera del fondo del corazón. Un ejemplo podría ser éste: 
"Mira, Señor, lo que estoy haciendo y creo que no puedo hacer otra cosa. Ya sabes:  rezar mucho por tu Iglesia, sacrificarme, escribir en este blog, procurar ayudar y aclarar ideas a todo aquél que se encuentre en mi camino y esté abatido y hundido al ver que nuestra Santa Madre la Iglesia está siendo demolida ... ¡nada menos que por los mismos Jerarcas que la presiden!  Yo mismo estoy realmente confundido. La Iglesia que veo no es la Iglesia que siempre ha sido. Y eso me preocupa ... pero pongo en Tí mi confianza, con la seguridad de que las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella ... aun cuando yo no llegue a verlo en esta vida terrena"
Ese diálogo -sincero- con el Señor nos producirá una gran paz interior, pues no es sino la consecuencia lógica que proviene de estar a su lado: "Venid a Mí todos los que estáis cargados y agobiados y Yo os aliviaré" (Mt 11, 28). 

En fin: podemos decirle al Señor eso o cualquier otra cosa que se nos ocurra y que salga, de verdad, de nuestro corazón. Cierto que Jesús dijo a sus discípulos [o sea, a nosotros, pues sus palabras son siempre actuales y van dirigidas al corazón de cada persona que las lea]:  "Bien sabe vuestro Padre de qué tenéis necesidad antes de que se lo pidáis" (Mt 6, 8) ... pero eso no nos priva de la necesidad que tenemos de pedirle cosas, pues tal es Su deseo: "Hasta ahora no habéis pedido nada en mi Nombre; pedid y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa" (Jn 16, 24) ... y, sobre todo, de la necesidad que tenemos de hablar con Él y de expresarle nuestro amor"Mi amado es para mí y yo soy para Él" (Cantar 2, 16).

Sabemos, por la fe, que Él siempre nos escucha y atiende nuestras súplicas, aunque su respuesta no sea, posiblemente, la que nosotros esperamos o deseamos ... pero que no nos quepa la menor duda de que lo que nos ocurra [en tanto en cuanto es permitido por Él y sirve, en cierto modo, de respuesta a nuestras peticiones] será siempre para nuestro bien y será lo mejor... pues nos conoce mucho más que nosotros mismos (cfr salmo 138) y sabe lo que nos conviene; y lo más importante: porque nos quiere de una manera tal que ni siquiera somos capaces de imaginar, según el dicho del apóstol san Pablo: "Ni ojo vio ni oído oyó, ni pasó por el corazón del hombre, las cosas que preparó Dios para aquéllos que le aman" (1 Cor 2, 9). A nuestra mente acuden aquellas palabras que Jesús dirigió a su Padre en la noche de la última cena, con relación a nosotros: "Padre, quiero que donde Yo estoy también estén ellos conmigo, los que Tú me has confiado" (Jn 17, 24). ¡Si esto no es amor ... no sé qué es el amor! ... ¡Dios quiere estar con nosotros! : "Mi delicia es estar con los hijos de Adán" (Prov 8, 31) ... Incomprensible, tal vez, pero cierto.

Por eso, si tenemos fe, de verdad nunca podremos encontrar  motivos para estar tristes ... aunque suframos ... porque no los hay"¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿La tribulación o la angustia, la persecución o el hambre, la desnudez, el peligro o la espada? (...) Sobre todas estas cosas triunfamos por Aquél que nos amó. Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida (...) ni la altura ni la profundidad ni criatura alguna podrá separarnos del amor de Dios que está en Cristo Jesús, Señor nuestro" . Esto decía san Pablo a los romanos (Rom 8, 35. 37-39). Y así le hablaba a los colosenses: "Ahora me alegro en los padecimientos por vosotros y completo en mi carne lo que falta a la Pasión de Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia" (Col 1, 24). Y es que san Pablo tenía una gran fe, que es, precisamente, lo que a nosotros nos falta y lo que tenemos que pedir con insistencia al Señor para que nos la conceda.

Nuestro sufrimiento, unido al suyo [puesto que formamos parte de su Cuerpo Místico, que es la Iglesia ...] es un sufrimiento purificador y redentor. Este sufrimiento tiene en Él un sentido, cual es el de la salvación del mundoNos convertimosporque así ha querido Él que seaen corredentores con Cristo, debido a nuestra unión con Él en su Cuerpo Místico, que es la Iglesia, por medio del Espíritu Santo, que habita en nuestros corazones, si es que estamos en gracia.  Así oraba Jesús a su Padre: "Que todos sean uno: como tú, Padre, en Mí y Yo en Tí: que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me has enviado" (Jn 17, 21). Jesús cuenta con nosotros.

La gente tiene que ver en nosotros a Jesucristo, lo cual ocurrirá cuando seamos uno en Él: ése es nuestro objetivo y eso es lo único que da sentido a nuestra vidaSabemos, de antemano, que no vamos a entender muchas de las cosas que ocurren, tanto en nuestro interior, como en nuestro entorno ... pero eso no sólo no nos lleva a perder la fe, sino a fortalecerla, pues tenemos presente y sabemos lo que nos dijo Dios, por boca del profeta Isaías: "Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos" (Is 55, 8). Y en esa lucha estamos: en poner todo de nuestra parte para conformar nuestra mente y nuestra vida a la suya. Cuando Tomás le preguntó a Jesús: "Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?", Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por Mí" (Jn 14, 5-6)

Ésa es una de las ventajas que tenemos sobre nuestros antepasados del Antiguo Testamento; y nunca daremos suficientes gracias al Señor por ello. Los judíos conocían Isaías 55, 8. Nosotros conocemos, además, Juan 14, 5-6. Antes de la venida de Jesucristo a este mundo, por muy grande que fuese el conocimiento que tuvieran de Dios algunos judíos, estudiosos de la Biblia, dicho conocimiento no se puede parangonar con el que nosotros tenemos si es que conocemos a Jesús, el Mesías que ellos esperaban y que vino ya a ellos, pero no supieron reconocerlo.   En Él se cumplieron todas las profecías predichas por los Profetas.


Continuará

viernes, 3 de noviembre de 2017

MONSEÑOR ATHANASIUS SCHNEIDER: El Papa no es propietario sino administrador del depósito de la Fe

Duración 26:45 minutos

Selección de artículos de interés 3 Nov. 2017


3 de noviembre 2017


ADELANTE LA FE

Lutero y el catolicismo contemporáneo (César Félix Sánchez)

CHRISTOPHER FERRARA
"Santidad, cuánta confusión". Y el teólogo es "purgado" (Lorenzo Bertocchi)

RORATE CAELI

Recuento imperdible de la vida y los errores de Lutero 

INFOVATICANA

San Martín de Porres 
Las consecuencias filosóficas y políticas del cisma Luterano (Julio Llorente)

GLORIA TV

El Vaticano declina negar planes secretos sobre "Misa ecuménica"

El cardenal quiere que los católicos renuncien a sus creencias
El cardenal Napier aclama Gay-Ideologue que criticó al padre Weinandy
El nuevo obispo quiere diáconos femeninos y sacerdotes casados

jueves, 2 de noviembre de 2017

Selección de artículos de interés 2 Nov. 2017



LITURGIA Y TRADICIÓN CATÓLICA

Conmemoración de todos los fieles difuntos 

GLORIA TV

Teólogo honrado por Francisco lo critica con dureza 
Un signo de Dios llevó al crítico de Francisco a actuar 
Italia: predicador bautista concelebra durante la Misa 

Francisco termina el celibato
El Papa Francisco preside una "Iglesia de Bully-Boy" 


ONE PETER FIVE

Pope Reported to Have Placed Married Priests on Amazonian Synod Agenda (Steve Skojec)
Tiempos de locura: Matricide y Martin Luther ( Aaron Seng)
Humanae Vitae at 50: Setting the Context. A Conference in Rome  (Alessandro Rico)

LIFE SITE NEWS

Catholics must let go of ‘cherished beliefs’ to ‘discern’ like Pope Francis: U.S. Cardinal (Pete Baklinski)
Los obispos de EE. UU. Enfatizan el "diálogo", prometen "lealtad" al Papa tras la renuncia del teólogo Weinandy (Claire Chretien)

CATHOLICVS

Teólogo capuchino obligado a dimitir como asesor de la Conferencia Episcopal de EE.UU. por escribir carta a Francisco sobre la confusión de su pontificado y la maldad de algunos obispos. Texto íntegro de la carta en español 

L'HOMME NOUVEAUX

Invoquer le repos éternel pour les défunts 

¿"Diálogo"? Sacerdote que escribió una carta al Papa "solicitó" la renuncia de la USCCB (Steve Skojec)






Esta mañana te contamos la historia del Padre. Thomas Weinandy, un fraile capuchino que, después de recibir lo que creía que era una señal de Dios, escribió una carta al Papa Francisco, con evidente respeto filial y amor, con la esperanza de llamar su atención sobre algunos de los efectos más dañinos de su papado .

El padre Weinandy es un miembro actual de la Comisión Teológica Internacional del Vaticano, así como el ex jefe de gabinete del Comité sobre Doctrina de la Conferencia de Obispos Católicos de los EE. UU. (USCCB). 

Aparentemente, todavía estaba sirviendo como asesor de la USCCB, porque hoy, después de la publicación de su carta, se le pidió que renunciara

De acuerdo con Carl E. Olson, Editor de Catholic World Report, P. Weinandy le dijo esta mañana que desde la publicación de la carta, había "recibido muchas notas positivas de teólogos, sacerdotes y laicos". Sin embargo, "la USCCB le pidió que renunciara a su puesto actual como asesor de los obispos", y P. Weinandy ha cumplido.

Como señala Olson, "Al hacer tal pedido, la USCCB parece que respalda claramente lo que dice el padre  Weinandy en su carta cuando habla sobre "el miedo y la falta de transparencia "

Un sacerdote diocesano que habló con 1P5 bajo condición de anonimato dijo que estaba seguro de que la carta del padre Weinandy "causó consternación entre varios cardenales y obispos estadounidenses", particularmente cuando señaló cómo "los fieles católicos sólo pueden desconcertarse" por la elección de ciertos obispos por parte del Papa, que son "hombres que parecen no solo abiertos a quienes tienen opiniones contrarias a las creencias de los cristianos sino que los apoyan e incluso los defienden", causando escándalo a los fieles y debilitando el sensus fidei .

"No hay forma", me dijo el sacerdote, "de que este comentario no haya picado directamente al Cardenal Cupich, al Cardenal Tobin, al Cardenal Ferrell y al Obispo McElroy en particular, ya que han estado ocupados apoyando al Padre James Martin, SJ, y otros como él. Me sorprendería mucho que ellos no hayan estado directamente detrás de la renuncia forzada de Thomas Weinandy ".

El cardenal Daniel DiNardo, presidente de la USCCB, emitió hoy un comunicado sobre el padre Weinandy - el cual nunca mencionó que le pidieron que renunciara, sólo habló de su "salida" inexplicable - bajo los auspicios de que la situación es una oportunidad para reflexionar sobre el "diálogo dentro de la Iglesia". La declaración dice:

"La partida hoy del Padre. Thomas Weinandy, OFM, Cap., como consultor del Comité sobre Doctrina y la publicación de su carta al Papa Francisco nos da la oportunidad de reflexionar sobre la naturaleza del diálogo dentro de la Iglesia. A lo largo de la historia de la Iglesia, ministros, teólogos y laicos han debatido y han tenido opiniones personales sobre una variedad de cuestiones teológicas y pastorales. En tiempos más recientes, estos debates han llegado a la prensa popular. Eso es de esperar y a menudo es bueno. Sin embargo, estos informes a menudo se expresan en términos de oposición, al estilo político: conservador vs. liberal, izquierda versus derecha, anterior al Vaticano II versus Vaticano II. Estas distinciones no siempre son muy útiles.
La caridad cristiana debe ser ejercida por todos los involucrados. Al decir esto, todos debemos reconocer que existen diferencias legítimas, y que es el trabajo de la Iglesia, el cuerpo entero de Cristo, trabajar hacia una comprensión cada vez mayor de la verdad de Dios.
Como obispos, reconocemos la necesidad de discusiones honestas y humildes en torno a cuestiones teológicas y pastorales. Siempre debemos tener en cuenta el "supuesto" de San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios Espirituales: "... que se presuma que todo buen cristiano debería estar más dispuesto a poner una buena interpretación en la declaración de un prójimo que a condenarla". Esta supuesto debería otorgarse aún más a la enseñanza de Nuestro Santo Padre. 
La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos es un cuerpo colegiado de obispos que trabajan para alcanzar esa meta. Como pastores y maestros de la fe, permítanme afirmar que siempre mantenemos una fuerte unidad y lealtad al Santo Padre, el Papa Francisco, quien "es la fuente y el fundamento perpetuo y visible de la unidad tanto de los obispos como de toda la compañía de los fieles "(LG, n. ° 23)".
El lector se pregunta cómo el "diálogo" se ha convertido en un eufemismo para "suprimir cualquier punto de vista diferente al nuestro". ¿Cómo es que aquellos que hablan con mayor fuerza a favor de la "tolerancia" son siempre los últimos en practicar la tolerancia hacia aquellos con ideas que encuentran inconvenientes? 

¿Cómo es que el presidente de la USCCB no tiene el coraje de decir simplemente  que al padre Weinandy se le pidió que renunciara por expresar una opinión impopular, sin tener en cuenta sus méritos, y sin considerar el hecho de que tal opinión fue expresada respetuosamente y en el ejercicio de su conciencia sobre un asunto de gran importancia, y sobre el cual tiene los requisitos teológicos competentes para poder hacerlo?

Desde hace algún tiempo, hemos estado utilizando términos de nuestra cosecha como "La dictadura de la misericordia " y "La persecución de la ortodoxia "para ayudar a explicar la realidad con la que los católicos ortodoxos se enfrentan en la Iglesia del 2017: si defiendes las verdades de la fe, sufrirás las consecuencias de manos de los encargados ​​de defender esas mismas verdades. Y como les hemos dicho, no hay ninguna razón para esperar que esta reacción no vaya a seguir aumentando.

Nuestra Iglesia se ha vuelto Orwelliana de hecho. Uno recuerda los recientes comentarios del Obispo Athanasius Schneider , basados ​​en su experiencia al crecer en la Unión Soviética:

Durante décadas se convirtió dentro de la Iglesia políticamente correcta y en "buenos modales" para proclamar y promover prácticamente la libertad del discurso teológico, el debate y la investigación, de modo que la libertad para pensar y hablar se convirtió en un lema. 
Al mismo tiempo, uno puede ahora observar la paradoja de que esta misma libertad se le niega a aquellos que en la Iglesia de nuestros días levantan sus voces con respeto y cortesía en defensa de la verdad. Esta extraña situación me recuerda a una famosa canción que tuve que cantar en la escuela comunista en mi infancia, y cuya redacción era la siguiente: "La Unión Soviética es mi querida patria, y no conozco otro país en el mundo donde el hombre pueda respirar tan libremente".
Steve Skojec


Nota: Este artículo se puede completar con otro análogo de LIFE SITE NEWS:

The Guardian da con la raíz de la crisis en la Iglesia (Carlos Esteban)



La crisis planteada en el seno de la Iglesia, esa misma que tantas publicaciones eclesiales se obstinan en pretender que no existe, es ya lo bastante obvia como para llegar, y a lo grande, a las páginas de The Guardian, el diario de esos progresistas británicos que no rompen escaparates; El País de las islas, para entendernos.

No hay que decirlo, la crónica que dedican al asunto es sesgada a más no poder, y plantea el debate como un ataque a –y una defensa de- Francisco: ‘La guerra contra el Papa Francisco’, es el esperable titular, con el siguiente sumario: “Su modestia y humildad le han convertido en un figura popular en todo el mundo. Pero dentro de la Iglesia, sus reformas han enfurecido a los conservadores y desatado la revuelta”.

Aplicar etiquetas que, a efectos históricos, son muy recientes –conservador y progresista- a una institución dos veces milenarias es tratar de encasillar lo eterno en lo efímero, juzgar lo permanente por la moda pasajera, pero no deja de ser un socorrido expediente para llevarse el agua al propio molino, porque no es difícil saber cuál de los dos términos tiene peor fama para el pensamiento único.

Es de justicia reconocer que el periodista hace sus intentos de superar una dicotomía tan evidentemente simplista en el interior del artículo, señalando que se trata más bien de una disputa “entre aquellos católicos que creen que la Iglesia debería marcar la agenda para el mundo, y aquellos que creen que el mundo debería marcar la agenda para la Iglesia”.

Es un modo curioso de plantearlo, típicamente moderno, es decir, partiendo de que todo se reduce a luchas de poder, a política, con esa expresión, tan ajena a la concepción cristiana, de “marcar la agenda”. Como en las palabras de Humpty Dumpty, lo importante sería saber quién manda aquí. La lucha de las investiduras, pero para un mundo que ha dejado de creer en la transcendencia.

Más ominoso es lo que viene a continuación, donde el autor, podría decirse, mezcla el marco político con el comercial, con el mercado, y nos advierte que la estrategia del Vaticano hoy es la ganadora porque se limita, sencillamente, a adecuar el contenido de la doctrina a la realidad, a lo que hay.

Así, por ejemplo, en la crucial y debatida cuestión doctrinal que se desprende de la exhortación papal Amoris Laetitia –para la que, curiosamente, el autor solo concibe una interpretación posible, la ‘liberal’-, la novedad sería la única solución ‘pragmática’ porque “en la práctica, en buena parte del mundo, a las parejas divorciadas y vueltas a casar ya se les ofrece la comunión”, añadiendo que nada de esto hay que verlo como revolucionario, sino como “el reconocimiento burocrático de un sistema que ya existe, y quizás puede ser esencial a la supervivencia de la Iglesia”.

Dicho de otra manera: o se le da a la ‘clientela’ lo que quiere, o se irá a comprar a otra ‘tienda’. La oferta y la demanda, ya saben, la ley implacable del mercado. De hecho, el artículo avisa que, de no abrir la mano en las cuestiones de cintura para abajo, “las iglesias pueden vaciarse rápidamente”.

La pregunta que surge en cualquiera inmediatamente es: ¿¿más?? Quizá el periodista no ha estado atento a estos últimos cincuenta años. Tal vez no se ha percatado de que esa desbandada que teme ya se ha producido, y no como consecuencia de un férreo endurecimiento de normas que, por lo demás, son inalterables, sino por los denodados esfuerzos de nuestra jerarquía universal por hacer ‘relevante’ el cristianismo a base, precisamente, de contemporizar, pasar por alto, ponerlo fácil e ignorar, siempre que sea posible, las “duras palabras” del Evangelio y la doctrina.

Pero, sí, el periodista hace mención a esta fuga masiva coincidente con el llamado “espíritu” del concilio pero, como estamos sobradamente acostumbrados, sugiere la interpretación contraria a la que dicta el sentido común: los fieles vaciaron las iglesias, no porque prelados y clérigos aguaran la doctrina y la adaptaran descaradamente al mundo, sino porque “la Iglesia no cambió ni lo suficientemente hondo ni lo suficientemente rápido”.

Me van a perdonar el ‘excursus’, pero uno lleva oyendo esto muchos años, tan a menudo que me arrastra a la exasperación. El mundo moderno, las modernas ideologías, cuando aplican sus recetas y el resultado es el (previsible) desastre, siempre achacan el desastre, no a sus medidas, sino al hecho de no haber ido “demasiado lejos”. El modo de ‘subsanar’ en error es siempre doblar la dosis.

Yo, con permiso de The Guardian y otros muchos, voy a permitirme otra clasificación, plantear otros dos bandos en este debate de fondo: es una guerra entre quienes se lo creen y quienes no.

Observen bien que empleo “se lo creen” y no “lo creen”, porque no puede presuponer la fe de tantos, pero no me queda más remedio que valorar su fuerza.

Es decir, creo que, expurgando sesgos y manipulaciones, creo que el artículo tiene razón en lo esencial, a saber: que una de las partes –grosso modo- teme que si la Iglesia no se adapta al mundo, desaparezca, pierda al grueso de su público; que tiene una visión de la película totalmente mundana, construida con los esquemas del mundo.

Y a esto me refiero con ‘creérselo’. La existencia misma de la Iglesia postula que esta es, no creadora de verdad, ni encargada de inferirla o deducirla; que no es una institución ‘evolutiva’ que especula sobre cuál pueda el destino que Dios nos prepara, sino, simple y llanamente, el custodio de un mensaje, un mensaje del mismo Dios, verdadero en su integridad, inalterable y válido para todos los tiempos.

Esto, naturalmente, no prohíbe sino que exige el desarrollo de doctrina, es decir, la adaptación de ese mensaje eterno a cuestiones concretas, cambiantes de unas épocas a otras, como tampoco impide cambios en los métodos y formas de comunicarlo.

Pero lo que plantea el artículo, y lo que se adivina en el entusiasmo de algunos, no es eso. Lo que se pretende es cambiar el contenido de ese mensaje “para que sea el mundo el que marque la agenda”.

Hay, sin embargo, un pequeño fallo en el razonamiento de tanto ‘sensato creyente’, un defecto que echará por tierra sus bien estudiados planes. Y es que si se introducen cambios en lo que, durante veinte siglos, la Iglesia ha repetido una y otra vez que no puede cambiar, hasta el más obtuso concluirá que la Iglesia se equivoca, y si se equivocó en algo tan de bulto y tanto tiempo, ¿por qué no habría de equivocarse ahora?

Si de la vieja disputa entre la Iglesia y el Mundo (en sentido teológico), concluimos que es el Mundo el que tiene razón, ¿para qué necesitamos la Iglesia? ¿Quién quiere clérigos y ritos añosos –o, peor, derivativos y horteras- para arropar las modas ideológicas del momento?

Sería la razón perfecta, no ya para que se vacíen los bancos de las iglesias, sino para que se cierren definitivamente.

Carlos Esteban