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martes, 12 de septiembre de 2017

Así vivió (y sufrió) sus últimos meses el Cardenal Caffarra: los "pinchazos" en el Vaticano



En una visita que hice al Cardenal Caffarra en su apartamento de Bolonia, el Cardenal reconoció sentirse vigilado y reveló tener información de que sus comunicaciones estaban siendo intervenidas. Sufría infinitamente por los insultos de quienes le acusaban de ser “enemigo del Papa”.

Hace pocos meses tuve la oportunidad de visitar al Cardenal Carlo Caffarra en su apartamento de Bolonia. Ya había publicado los dubia y muchos francotiradores le identificaban ya como “enemigo del Papa”, algo que, según confesó él mismo, le hacía sufrir infinitamente: “Habría preferido que me acusaran de tener un amante homosexual que ser tildado de enemigo del Papa”, diría.

Debo decir que me conmovió profundamente la sencillez con la que vivía el Cardenal. Caffarra ocupaba un pequeño apartamento en uno de los edificios del seminario de Bolonia. Un apartamento que necesitaba una buena reforma, con las paredes repletas de agujeros y cables colgantes, y un sistema de calefacción más que deficiente. En Bolonia, una ciudad fría, Caffarra pasaba sus horas rodeado de libros, cartas y papeles, y no dejaba de responder a una sola de las cartas o e-mails que recibía de todas partes del mundo. Recuerdo de aquel día, por ejemplo, que tenía que impartir una conferencia en Argentina por videoconferencia, y me pidió que le ayudara a instalar el sistema en el ordenador. Aproveché para recomendarle que se instalara el WhatsApp, así pude comunicarme con él desde entonces.

Tuve ocasión de hablar con él sobre los orígenes del Instituto Juan Pablo II, que iba a inaugurar el 13 de mayo de 1981 cuando el Papa casi muere asesinado por Alí Agka; y de la carta que recibió de Sor Lucía de Fátima, la situación de la Iglesia, la crisis generada por la confusión en Amoris Laetitia y la publicación de los dubia.

Una de las cosas que más le inquietaban era la concepción que algunos tienen del Papado. Recuerdo que detalló dos síntomas: El primero, cuando Pío XII quiso cambiar la disciplina del ayuno eucarístico, pidió a una comisión teológica no que estudiaran el cambio, sino que le dijeran si él tenía legitimidad para realizar esa modificación. Tal era la sensación que tenía el papa Pacelli sobre su pequeñez en el papel de Sumo Pontífice. El otro de los síntomas era el juramento que hacen los cardenales. Decía Caffarra que hasta Pablo VI, los cardenales juraban decir siempre la verdad, “y no aquello que el Papa quiere oír”. Tras la reforma de Montini, los cardenales juran defender al Papa con su sangre. Sobre este aspecto, precisamente, me recomendó leer a un gran intelectual: Josef Seifert.

Le dije que había oído que estaba siendo vigilado, que sus comunicaciones estaban intervenidas. Me dijo que lo sabía, que los cuatro cardenales que habían hecho públicas las dubia estaban siendo observados, que tenían las comunicaciones intervenidas y que poco podían hacer, más que buscar alguna forma de comunicación más segura. Era evidente que no le quitaba la paz que algún curial pudiera conocer los secretos más íntimos de sus conversaciones: Era un hombre de Dios, y era Jesucristo lo que se le caía de la boca cada vez que hablaba.

Sobre los pinchazos en el Vaticano

Los temores de Caffarra, al contrario de lo que podría pensar el lector incauto, no son nada nuevo, ni responden a peregrinas teorías de la conspiración. Como explicaba uno de los vaticanistas más ilustres, Edward Pentin, en un artículo en el Register a raíz del escándalo Vatileaks, los pinchazos son muy habituales en la Curia Vaticana.

Pentin relata, por ejemplo, cómo los oficiales de más alto nivel evitan dar detalles de su trabajo por teléfono, no hablan de nada en la oficina o dejan el móvil fuera de la habitación cuando tienen una reunión confidencial. Los técnicos de IT del Vaticano, de hecho, pueden acceder a los ordenadores de cualquier curial de forma remota, y al no ser la Ciudad del Vaticano ejemplo de garantías procesales, la Gendarmería vaticana puede utilizar ese sistema sin necesidad de obtener una orden judicial.

El propio Vallejo Balda, el sacerdote español que pasó 14 meses preso en la Ciudad del Vaticano, denunció tener 25 ‘bugs’ (gusanos que espían y rastrean la actividad del ordenador) diferentes en su PC y, rápidamente,  la propaganda oficialista le acusó por ello de “paranoico”. Nada más lejos de la realidad.

Yo mismo he vivido cómo un motorista vigila la puerta de la casa de un importante cardenal, tomando nota de quien sube y cuánto tiempo pasa con el purpurado. Ha sorprendido, por cierto, tras la muerte de Caffarra, la premura con la que se han realizado las exequias y el enterramiento.

Estoy seguro que Dios ya se está riendo con la fina ironía y el sentido del humor de su siervo bueno, Carlo Caffarra.
Gabriel Ariza

Las reformas necesarias en la Iglesia, el Ecumenismo y la santa Misa (José Martí)

Duración: 22 segundos

Francis Quotes Calvinists

On Saturday, Pope Francis said in a sermon in Medellín, Colombia, that the Church is presently "shaken" by the Holy Spirit and that the Church always needs reform. In Latin: "Ecclesia semper reformanda"The phrase was coined by Calvinists in the 17th century.

TRADUCCIÓN

Francisco cita a los calvinistas

El sábado, el Papa Francisco dijo en un sermón en Medellín, Colombia, que la Iglesia está actualmente "sacudida" por el Espíritu Santo y que la Iglesia siempre necesita reformas. En latín: "Ecclesia semper reformanda". La frase fue acuñada por los calvinistas en el siglo XVII.


COMENTARIO

Ciertamente, la Iglesia siempre necesita reformas en sus miembros"Ahora completo en mi carne lo que falta a la Pasión de Cristo en su Cuerpo, que es la Iglesia" (Col 1, 24). No somos perfectos. Pero tenemos que poner de nuestra parte para que el Señor nos conceda su Espíritu. El sentido de la vida cristiana está íntimamente relacionado con esa lucha o milicia, absolutamente necesaria. Así lo decía el santo Job: "¿No es acaso milicia la vida del hombre sobre la tierra?" (Job 7, 1). 

Claro está que se trata de una lucha por amor"Si me amáis, guardaréis mis mandamientos" (Jn 14, 15) ... pero lucha, al fin y al cabo; entonces podrá hacerse realidad en nosotros, los cristianos, la misma Vida de Jesús, es decir, su Espíritu, pues nos dice"... Yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros siempre, el Espíritu de verdad, al que el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce" (Jn 14, 16-17). Forma parte esencial de esta milicia la oración; y en particular, aunque no sólo, la oración de petición: "Pedid y recibiréis ..." (Mt 7 7) Así nos lo asegura también en otra ocasión: "Si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo piden?" (Lc 11, 13)

Por otra parte, hablando de la perfección, dice san Pablo en su carta a los filipenses: "No es que ya la haya alcanzado o que ya sea perfecto, sino que la persigo, por ver si la alcanzopor cuanto yo mismo he sido alcanzado por Cristo Jesús" (Fil 3, 12). Por eso, hacia el final de su vida, pudo decir, "He combatido el buen combate, he concluido la carrera, he guardado la fe; y desde ahora me espera la corona de justicia, que el Señor, justo Juez, me entregará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su Venida" (2 Tim 4, 7-8).

En el Credo, cuando confesamos nuestra fe, decimos"Creo en la Iglesia, que es Una, Santa, Católica y Apostólica". Y en otro lugar habla san Pablo de que Cristo se entregó a Sí mismo por la Iglesia para santificarla"para presentarlaante Sí mismo, resplandeciente, sin mancha ni arruga o cosa semejante, sino santa e inmaculada" (Ef 5, 27). 

Así pues: la Iglesia, como Cuerpo Místico de Cristo, es Santa e Inmaculada: lo es en la Cabeza, que es Cristo, y lo es en muchos de sus miembros, cuales son todos los que están ya en la Iglesia triunfante en el cielo, o bien los que aguardan en el Purgatorio, con la seguridad de alcanzar el cielo. Pero también en la Iglesia militante, que es aquella en la que nosotros nos desenvolvemos, se mantiene pura e inmaculada en algunos de sus miembros, a saber, en los santos

Éstos -los santos- hacen posible que la Iglesia se mantenga viva, pese a tantos ataques como sufre, siendo los más catastróficos aquellos que padece en su propia Jerarquía y en una inmensa mayoría de sus pastoresY sí, en este sentido, la Iglesia actual necesita ser reformada. Pero, ¿cómo? Muy sencillo: mediante la vuelta a la Iglesia que ha permanecido fiel a Jesucristo, a lo largo de casi dos mil añosesta Iglesia que sufre, incluso, el ser tachada de hipócrita por el mismo Sumo Pontífice actual, siendo así que no hay mayor hipocresía que la de inventarse uno su propia iglesia y decir que ésa es la Iglesia que fundó Jesucristo. Eso sí que es hipocresía: aprovecharse de la Iglesia, ya constituida como tal desde que Cristo la fundó, tomando de ella aquello que el mundo acepta y suprimiendo lo que incomoda al mundo. 

Ésa -la que obra para ser vista por los hombres y alabada por todos- no es la Iglesia de Jesucristo, aunque presuma de ello, pues se hacen en ella afirmaciones que contradicen muchas de las cosas que Jesucristo dijo, con una claridad meridiana: "Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y quien se casa con la repudiada de su marido, comete adulterio" (Lc 16, 18). Jesús, al contrario que Moisés, no admite excepciones. Y ahora, con la Amoris Laetitia, vamos hacia atrás, como los cangrejos. En el fondo de todo lo que está ocurriendo no hay otra cosa que falta de fe en Jesucristo, como verdadero Dios y verdadero hombre, como Aquél que es el mismo ayer, y hoy y lo será siempre (Heb 13, 8).

Y sí, en este sentido la Iglesia necesita ser reformada y volver a su esenciaque no se encuentra en los pobres ni en los marginados ni en las periferias, sino sólo en Jesucristo, el Único Señor del Universo

No sé por qué, pero me da a mí que bajo esa idea de "reforma" de la que se habla tanto en la curia, subyace la "comunión" con la Reforma Protestante, que tanto daño hizo a la Iglesia

Este es el auténtico problemaSi la Iglesia pretende realmente reformarse debe de mantenerse fiel a la Tradición que ha recibido durante siglos y no debe de amoldarse a este mundo

Por desgracia vemos a Lutero entronado en el Vaticano y vemos, con verdadero temor, cómo se acerca el quinto centenario de la Reforma Protestante, el cual se quiere celebrar con bombo y platillo...¿Cómo es eso posible? ¿Cómo se puede hablar de celebración conjunta de la misa entre católicos y protestantes? ¿Cómo reconciliar lo que es de por sí irreconciliable? 

Si esto ocurriese nos encontraríamos con que en el acto más sublime de la Misa, que es la consagración, Jesucristo estaría presente y no presente en la hostia consagrada al mismo tiempo, lo que viola el principio de no-contradicción y el más elemental sentido común.

- Así, para los católicos, los únicos a quienes está reservado el nombre de cristianos, propiamente dicho, Jesucristo estaría presente con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, oculto bajo las especies del pan y del vino. El pan ya no sería pan ni el vino sería vino, aun cuando aparezcan así a los sentidos. En la consagración tiene lugar lo que entendemos por transustanciación, que es una verdad de fe esencial: si no se cree en ella, se cae en herejía; esto ocurre con todos los dogmas. 

- Para los protestantes, en la consagración habría tenido lugar tan solo un cambio de significado sobre lo que representan el pan y el vino. Ellos niegan la presencial real, sacramental, de Jesucristo en la Eucaristía. Para ellos ésta se reduce a un simple recuerdo, a una presencia "espiritual", a una memoria de algo que ocurrió en un determinado momento histórico.  Sólo tiene un valor simbólico, a modo de recuerdo, que está presente en nuestro pensamiento, pero nada más.

Y esto es sólo una de las muchísimas cosas, aunque para mí la más importante, que nos separan de los protestantes. El ecumenismo (que así se entiende hoy) como unión a cualquier precio es una farsa y una comediaademás de ser una blasfemia, porque supone la renuncia a considerar a Dios, Nuestro Señor, encarnado en la Persona de su Hijo, como el único Dios: "No tendrás otro Dios fuera de Mí" (Ex 20, 3). Y aunque se refiere a Dios Padre, quedan muy claras las palabras de Jesús cuando dice: "Yo y el Padre somos Uno" (Jn 10, 30). "Felipe, el que me ve a Mí, ve al Padre" (Jn 14, 9). "El que me odia a Mí también odia a mi Padre" (Jn 15, 23). "El que no está conmigo, está contra Mí" (Jn 12, 30) "Nadie puede servir a dos señores porque, o tendrá aversión a uno y amará al otro, o bien se allegará a uno y despreciará al otro" (Mt 6, 24), etc. El número de citas sería interminable.

Eso, por una parte, que concierne, evidentemente, a los que no creen en Jesucristo (judíos, musulmanes, hindúes, etc...). Dios sólo hay Uno y este único Dios se reveló en Jesucristo para que quien crea en Él fuera salvo. ¡No, no y no ...! como diría Franciscoaunque ahora con otro sentido¡No, no y no ...! No todos los hombres se salvan ni todos son hijos de Dios, aunque todos sean sus criaturas.

Dirán los protestantes que ellos también creen en JesucristoSí, pero ¿quién es Jesucristo para ellos? ¿de qué modo creen? "La sola scriptura". Eso no es suficiente, pues para algo Jesucristo fundó su Iglesia, dando a Pedro el poder de atar y desatar ... A él y a todos sus legítimos sucesores, los papas. Ellos no acatan la autoridad del Papa ni la doctrina de la Iglesia católica, que es la única portadora de la verdad. Además, cada uno interpreta a Jesús a su manera. No hay una doctrina definida, como corresponde que la haya si Jesús es verdaderamente Dios. Él no podía dejar que su Mensaje fuese interpretado por cualquiera y de cualquier modo, pues de haberlo hecho, su Iglesia no habría subsistido. La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo y quien se separa de la Iglesia se separa de Cristo y se separa de Dios. Por eso se habla de la herejía protestante y de Lutero como hereje 

Está muy en boga hablar de "hermanos separados"; y, sin embargo, lo cierto es que, como decía san Cipriano de Cartago: Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por Madre. De donde queda claro que no sólo todos los hombres no son hijos de Dios sino que tampoco lo son los protestantes. Y esto sin ningún mérito por parte de los cristianos, es decir, de los católicos. Es pura gracia de Dios, completamente inmerecida

De ahí la necesidad de la Evangelización (lo que Francisco llama proselitismo, aunque para él se trate de una solemne tontería) pues es preciso que todo el mundo confiese que Jesucristo es Dios y que fuera de Él y de la Iglesia que Él instituyó (la Iglesia de siempre) no hay salvación posible. Y de ahí la orden que dio Jesús a sus discípulos antes de ascender en cuerpo y alma a los cielos: "Id y enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que Yo os he mandado. Y sabed que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 19-20).

Lo más grave de todo es que todas estas personas han oído hablar de Jesucristo y tienen conocimiento de su existencia histórica real. No como en el mundo antiguo, en el que tuvieron que predicar los primeros apóstoles y sus sucesores: para aquella gente la Buena Noticia era realmente nueva en todos los sentidos. Pero hoy es diferente. Y las palabras de Jesús "golpean" nuestros oídos, en tanto en cuanto tenemos una mayor responsabilidad a la hora de decidirnos por Él o contra Él. No hay términos medios: "Si no hubiera venido y les hubiera hablado, no tendrían pecado. Pero ahora no tienen excusa de su pecado" (Jn 15, 23)

ConcluyendoLa Iglesia ha crecido, como cuerpo vivo que es, pero este crecimiento sólo será verdadero (auténtico) si mantiene su propia identidad, en fidelidad total a Jesucristo, a la Tradición y al Magisterio Perenne de la Iglesia de dos mil años

Si eso no se da, tal unión entre católicos y protestantes, bajo la capa de ecumenismo, no tendría otra finalidad, por más que se quiera encubrir que la destrucción de la Iglesia, tal y como siempre se ha conocido, de origen divino (Religión revelada por Dios en Jesucristo) y su sustitución por otra "Iglesia" de origen humano (Religión inventada por los hombres, o sea, una pseudo religión).

El sentido del diálogo es el conocimiento de la verdad. Si no existe ese deseo de conocer la verdad el diálogo, rectamente entendido, es imposible. Por lo tanto, si tal "reunión ecuménica" se da, se trata de una farándula y una patraña, en todos los sentidos, pues ni los protestantes están por la labor de convertirse ni los "católicos" por la labor de convertirlos. Parece como si la palabra conversión fuera un atentado a la libertad. Y entonces se va transformando en una palabra tabú. Todo ello por no querer conocer la verdad; una verdad que, como sabemos, ya la posee la Iglesia católica. 

Es imposible que exista una conciliación entre católicos y protestantes. Sólo puede haberla si estos últimos aceptan la doctrina católica, tal como siempre ha sido enseñada. Y abandonan su estado herético, el cual, lo primero de todo, ha de ser reconocido como tal. Si eso no tiene lugar ... y desde luego no va a ocurrir ... entonces una misa conjunta sería una auténtica aberraciónSi tal "misa" llegase a producirse, las consecuencias serían gravísimas para la Iglesia. Y sin lugar a dudas, daría lugar a una escisión total dentro de la misma Iglesia (aunque tal cisma existe ya, de hecho). 

Esta idea de una misa conjunta no es mía. Podemos verlo aquí:

Francisco fabrica la liturgia ecuménica de la misa protestante 


Duración: 28 segundos

Y también aquí:

Nueva misa ecuménica de Francisco que se llamará "Sagrada Memoria" 


Duración 1: 16 minutos

Por si no queda suficientemente claro y se piensa que se trata de un mero proyecto podemos ver el siguiente video, en el que Francisco planea claramente la demolición de la liturgia, nombrando a tal efecto al cardenal Arthur Roche como arzobispo Secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos para la traducción de los textos litúrgicos, ignorando completamente al cardenal Sarah. Y, de hecho, ya ha salido, en forma de motu proprio, la carta apostólica Magnum Principium de 3 de septiembre de 2017, que entra en vigor el próximo 1 de octubre, en donde se cambia el canon 838 del código de derecho canónico relativo a las traducciones de los textos litúrgicos, teniendo en cuenta, sobre todo, los textos de mayor importancia, particularmente las fórmulas sacramentales, las plegarias eucarísticas, las plegarias de ordenación, el rito de la misa, etc. 


Ecclesia semper reformanda o demolición de la liturgia 

Duración: 36 segundos



No sabemos ni cómo ni cuándo lo hará pero es seguro, absolutamente hablando, que Dios intervendrádado que no lo han hecho sus Pastores ... y dado que su Palabra no puede dejar de cumplirse"El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mt 24, 35)

José Martí

El Concilio Vaticano II como FALSO pretexto para desterrar la misa en latín (Gloria TV) [comentado]


Duración: 24 segundos

- Second Vatican Council as a Pretext?


Chicago Cardinal Blase Cupich
claimed that Pope Francis' decision, which gives greater control over liturgical translations from Latin to local bishops’ conferences, is at its heart an affirmation of the Second Vatican Council. In reality, this Council did not want to translate the Liturgy but to keep it in Latin.


TRADUCCIÓN

- ¿El Concilio Vaticano II como pretexto?

El cardenal de Chicago Blase Cupich afirmó que la decisión del Papa Francisco, que da mayor control sobre las traducciones litúrgicas del latín a las conferencias episcopales locales, es, en el fondo, una afirmación del Concilio Vaticano II. En realidad, este Concilio no quería traducir la Liturgia sino mantenerla en Latín.


COMENTARIO

En este mismo blog hay una entrada titulada "Veterum Sapientia, Constitución Apostólica del papa Juan XXIII, relegada al olvido más completo", la cual demuestra que la afirmación del cardenal Cupich es una falsedad. 

Asimismo, podemos leer otra entrada, ésta de "Adelante la Fe", de título El Latín y el Magisterio de la Iglesia, en donde el padre Juan Manuel Rodríguez de la Rosa demuestra también esto mismo, afirmando que el latín es la lengua que une a los fieles católicos, que los identifica como tales ante quienes no lo son, que los entronca con la tradición milenaria de la Iglesia, que les hace vivir y sentir la catolicidad, que “habla” del misterio del Cordero de Dios que se inmola en la altar, que les mantiene en la verdad de la fe, pues no permite desviaciones de ésta, que remite a la unidad y universalidad de la Iglesia católica.

José Martí

sábado, 9 de septiembre de 2017

El Papa Francisco amplía el falso Magisterio (Christopher Ferrara)



En una entrevista publicada en un libro de 450 páginas, el Papa Bergoglio reduce el adulterio y la fornicación a “pecados menores”, anuncia una “batalla” contra la moral sexual a través de Amoris Laetitia y permite las “uniones civiles” para los homosexuales.

Si hay alguna duda de que el tumultuoso reinado del Papa Bergoglio es una amenaza sin parangón, una realidad apocalíptica, para la integridad de la Fe, esa duda no puede sobrevivir a la publicación del libro: "Papa Francisco: Reuniones con Dominique Wolton: Política y Sociedad", compendio de conversaciones privadas entre Bergoglio y Wolton, sociólogo francés, durante una extraordinaria serie de audiencias privadas en el Vaticano.

Como ha hecho habitualmente durante los últimos cuatro años y medio, en esta mega-colección de reflexiones bergoglianas, el hombre de Argentina nos dice lo que él piensa en contraposición a lo que la Iglesia ha enseñado constantemente sobre la base de lo que Dios ha revelado. Bergoglio ya había declarado en otra de sus infames entrevistas todo lo que él piensa es el Magisterio:

Estoy constantemente haciendo declaraciones, dando homilías. Eso es magisterio. Eso es lo que pienso, no lo que los medios dicen que pienso. Échale un vistazo; está muy claro”.
En Política y Sociedad nos encontramos con estas gemas del pensamiento Bergogliano, según los extractos publicados hasta el momento:

LA MORALIDAD NO IMPLICA PRECEPTOS DEL BIEN Y DEL MAL
:

¿Como somos católicos enseñamos moralidad? No puedes enseñarla con preceptos tales como: “No puedes hacer eso, tienes que hacer eso, tienes que, no puedes, tienes que, no puedes”. 
“La moralidad es una consecuencia del encuentro con Jesucristo. Es una consecuencia de la fe, para nosotros los católicos. Y para otros, la moralidad es consecuencia de un encuentro con un ideal, o con Dios, o con uno mismo, pero con la mejor parte de uno mismo. La moral es siempre una consecuencia …”
Tanto en los Diez Mandamientos, como en las advertencias evangélicas concernientes a las consecuencias eternas de la falta de obediencia a los preceptos morales, incluidos los relativos al adulterio, la fornicación y la sodomía, así como en todo el catecismo de la Iglesia sobre cuestiones morales ... Bergoglio piensa lo contrario, ¡y lo que él piensa es Magisterio! 

La afirmación de que “la moralidad es una consecuencia” más que un precepto es el oscurantismo modernista clásico. Dios mismo ha enunciado expresamente preceptos morales específicos que obligan a todos los hombres a hacer el bien y abstenerse del mal: "Quien acepta mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama" (Juan 14:21)”

LOS PECADOS DE LA CARNE SON “MENORES”:

“Los pecados más pequeños son los pecados de la carne … Los pecados más peligrosos son los de la mente …”
“Pero los otros pecados que son los más graves: el odio, la envidia, el orgullo, la vanidad, matando a otro, quitando una vida … en realidad no se habla de eso mucho”.
Así, según el Papa Bergoglio envidiar la riqueza de un vecino es peor que cometer adulterio con la esposa de un vecino. Y tanto por la advertencia de Nuestro Señor y la enseñanza constante de la Iglesia, que los pecados de la carne pueden ser cometidos precisamente como “pecados de la mente” por medio de pensamientos impuros.

CONDENAR LA INMORALIDAD SEXUAL ES “MEDIOCRIDAD”:

“Hay un gran peligro para los predicadores, el de caer en la mediocridad. Condenar sólo la moral-perdonar la expresión- “de cintura para abajo”. Pero nadie habla de los otros pecados como el odio, la envidia, el orgullo, la vanidad, matando a otro, tomando una vida. Entrar en la mafia, hacer acuerdos ilegales … “¿Eres un buen católico? Entonces dame el cheque.”
Un argumento típicamente Bergogliano. Ningún confesor condena “solamente” los pecados sexuales mientras ignora el asesinato y otros pecados graves. En todo caso, hoy en día casi lo opuesto es cierto: los pecados sexuales son ampliamente minimizados y justificados en el confesionario -del mismo modo que los minimiza y excusa Bergoglio-, mientras que los delitos incoados contra la “justicia social” están condenados sin fin y ostentosamente por sacerdotes de moda y prelados que se han rendido a la revolución sexual.

Como Nuestra Señora de Fátima advirtió a los videntes de Fátima: más almas son condenadas por los pecados de la carne que por otras causas. Pero según Bergoglio, “hacer acuerdos ilegales” es peor que el adulterio y la fornicación.

LAS REGLAS MORALES NO SON PROHIBICIONES UNIFORMES COMO LAS QUE PENSABAN LOS FARISEOS:

“La tentación es siempre la uniformidad de las reglas … tomar por ejemplo la exhortación apostólica Amoris Laetitia. Cuando hablo de familias en dificultad, les digo: Debemos acoger, acompañar, discernir, integrar …” y entonces todo el mundo verá puertas abiertas. Lo que realmente sucede es que la gente oye a otros decir: “No pueden recibir la comunión”. No pueden hacerlo: “Ahí está la tentación de la Iglesia. Pero “no”, “no”, “no”, este tipo de prohibición es lo mismo que encontramos con Jesús y los fariseos …”
El lenguaje es a la vez pueril y demagógico: ¡esa vieja Iglesia está siempre tentada a decir no, no, no! ¡Abucheo! ¡Silbido! Al igual que los fariseos, a quienes Bergoglio nunca parece haber notado el divorcio tolerado mientras nuestro Señor los condenaba por su institucionalización del adulterio. Pero Bergoglio conoce el significado de la misericordia, que incluye la Sagrada Comunión para los adúlteros públicos. Él superará la “tentación” de la Iglesia de decir no, no, no a la conducta inmoral. ¡Hurra para Bergoglio!

¡Qué afrenta de este Papa grandilocuente, vulgar, insultante, a los grandes Romanos Pontífices que defendieron las verdades de la Fe ante un mundo hostil, a riesgo de sus propias vidas! El hecho de que mantenga una reputación de humildad representa una de las más exitosas fantasías de relaciones públicas de la historia moderna, hecho posible sólo con la cooperación del complejo industrial Fake News.

LOS SACERDOTES Y LOS JÓVENES QUE INSISTEN EN PRECEPTOS MORALES UNIFORMES Y EXCEPCIONALES ESTÁN ENFERMOS:

Sacerdotes rígidos, que tienen miedo de comunicarse. Es una forma de fundamentalismo. Cada vez que me encuentro con una persona rígida, especialmente si es joven, me digo que está enferma.”
¿Qué significa para Bergoglio una “persona rígida”? Por supuesto, lo ha dejado muy claro con su interminable flujo de pequeños insultos: un católico observador que piensa que los preceptos negativos de la ley natural no admiten excepciones.

Observe la aversión de los jóvenes “rígidos” en particular, que amenazan la visión megalomaníaca Bergogliana de una Iglesia “transformada”. ¡Estos muchachos jóvenes no escuchando a los jóvenes! -dar a conocer una restauración de la ortodoxia y la ortopraxis después de que Bergoglio ha ido a su tumba. Deben ser marginados ahora al ser declarados insanos en el modo de propaganda soviética.

CON AMORIS LAETITIA, FRANCISCO LIDERA UNA BATALLA CONTRA LA RIGIDEZ MORAL DE “NO, NO, NO”:

“Esta mentalidad cerrada, fundamentalista, como la de Jesús, es la batalla que conduzco hoy con la exhortación.”
Allí lo tenemos, como si no lo supiéramos: Francisco está librando una guerra contra la enseñanza constante de la Iglesia respecto al adulterio y otras violaciones del Sexto Mandamiento, que él considera simples pecadillos en comparación con los pecados como “hacer acuerdos ilegales”.

LAS “UNIONES CIVILES” PARA LOS HOMOSEXUALES SON ACEPTABLES:

El matrimonio es una palabra histórica. Siempre en la humanidad, y no sólo dentro de la Iglesia, es entre un hombre y una mujer … no podemos cambiar eso. Esta es la naturaleza de las cosas. Así es como son. Vamos a llamarlas “uniones civiles”.
Cualquiera que piense que Bergoglio ha defendido aquí el matrimonio tradicional creerá cualquier cosa. Este comentario deleitó a la fábrica de propaganda pro-homosexual, pseudo-católica, New Ways Ministry, condenada por la CDF en 1999. Como su sitio web exultó: Lo que es nuevo aquí, sin embargo, es su apoyo a las uniones civiles para las parejas del mismo sexo …. El Papa Francisco nunca ha declarado, como pontífice, su adhesión a las uniones civiles de forma tan categórica. (Él apoyó a los sindicatos civiles como un compromiso a su oposición a la igualdad matrimonial cuando era arzobispo en la Argentina y, como pontífice, hizo una declaración ambigua sobre las uniones civiles, lo que inspiró más preguntas que la certeza de su posición). De él esto es un paso gigante hacia adelante.

No se puede negar la realidad: Bergoglio ha abierto las compuertas al “matrimonio homosexual”, denominado “unión civil”, al que la Iglesia, siguiendo su ejemplo, dejará de oponerse mientras él sea Papa. Tanto por la enseñanza contraria tanto de Juan Pablo II como de Benedicto XVI sobre el deber de todo católico de oponerse y negarse a implementar cualquier forma de reconocimiento legal de las “uniones homosexuales” porque “el Estado no podía otorgar legitimación a tales sindicatos sin fallar en su deber de promover y defender el matrimonio como una institución esencial para el bien común”.

NINGUNA GUERRA ES JUSTA:

“No me gusta usar el término guerra justa. Oímos a la gente decir: Hago la guerra porque no tengo otros medios para defenderme. Pero ninguna guerra es justa. Lo único justo es la paz”.
Como queda claro ahora, cualquier cosa de la Iglesia que enseñe algo que a Francisco no le guste simplemente se lanza por la borda. Pues, después de todo, como él nos ha asegurado, el Magisterio es lo que él piensa. Y esto pese a la enseñanza contraria de San Agustín, los Padres y Doctores de la Iglesia, Santo Tomás de Aquino, el Magisterio durante 2.000 años e incluso el Catecismo de Juan Pablo II (§§ 2307-2317), que afirma la bimilenial Doctrina de Guerra Justa de la Iglesia.

Recuérdese que Bergoglio, contrariamente a la enseñanza bimilenial de la Iglesia de acuerdo con la verdad revelada de la Escritura, ha declarado que la imposición de la pena capital es un “pecado mortal” que debe ser universalmente abolido e incluso ha pedido la abolición de las penas de la vida porque ellas son una “pena de muerte escondida”. Sin embargo, nunca ha pedido la abolición del aborto, aunque en esta misma entrevista admite que es el asesinato de inocentes en contraposición a criminales convictos.

EL ESTADO SECULAR ES UNA COSA BUENA:
El estado laico es algo saludable. Hay un sano laicismo. Jesús dijo: “Tenemos que dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios”.
Que César también debe dar a Dios lo que es de Dios, parece que esto no se le ha ocurrido a Bergoglio. Dado que la enseñanza tradicional de la Iglesia sobre la realeza social de Cristo no es decididamente lo que Bergoglio piensa, lo ha extirpado de su falso “magisterio” de entrevistas y conferencias de prensa aerotransportadas. Sin embargo, sí permite: 
“En ciertos países como Francia, este laicismo lleva el legado de la Iluminación, lo que conlleva la creencia común según la cual las religiones son consideradas una subcultura. Creo que Francia -esto es mi opinión personal, no la Iglesia oficial- debería “elevar” un poco el nivel de laicismo, en el sentido de que debe decir que las religiones también forman parte de la cultura. ¿Cómo expresar esto en términos laicos? A través de una apertura a la trascendencia. Todo el mundo puede encontrar su forma de apertura.”
Obsérvese que sólo cuando expresa una ligera crítica al estado secular, Bergoglio se atreve a notar que ésta es sólo su opinión, no la enseñanza de la Iglesia, evidentemente bajo la suposición de que la enseñanza oficial de la Iglesia acepta el estado secular sin la menor reserva. En cuanto a la “apertura a la trascendencia”, quiere decir simplemente que el estado laico debe conceder que todas y cada una de las religiones, no importa lo que enseñen, son “parte de la cultura”.
Como los lectores se preguntan sin duda: ¿Qué debe hacer un católico ante el desvío interminable de este hombre, que admite en la misma entrevista que a sus cuarenta años se sometió al psicoanálisis “con una psicoanalista judía”?. Durante meses fui a su casa una vez por semana para aclarar algunas cosas.

En primer lugar, obviamente, debemos mantener la fe a pesar de los ataques implacables de Bergoglio sobre ella.

En segundo lugar, no debemos consentir,  ni 
por un momento, por nuestro silencio, la falsa enseñanza del hombre, sino más bien, según nuestra posición, exponerla y condenarla en todo momento como soldados de Cristo y miembros de la Iglesia militante, de modo que ni nuestra familia ni nuestros amigos se dejen llevar por los errores de Bergoglio. Debe ser confrontado, día tras día, por los católicos ortodoxos, a quienes tan claramente desprecia y trata de marginar con su demagogia barata, hasta el punto de asistir efectivamente al estado laico que él, absurdamente, considera “sano” en su caza de brujas cada vez más amplia para el “discurso de odio” y “grupos de odio”.

En tercer lugar, debemos considerar la posibilidad real de que con este Papa hemos entrado en un territorio inexplorado en la historia del papado: La Cátedra de Pedro está ocupada por un hombre que parece haber sido válidamente elegido para el papado, que es universalmente reconocido como sucesor de Pedro y que, sin embargo, de hecho, es una especie de antipapa si tenemos en cuenta sus palabras y hechos. Peor aún, ni siquiera los antipapas literales del pasado han pronunciado las falsedades e inanidades que fluyen de Bergoglio como un río desde su fuente.

Este asombroso espectáculo debe llenarnos de temor sobre la amenaza que representa para la Iglesia, para nuestros hijos, para innumerables almas y para el mundo en general

Debe impulsarnos a orar porque la Iglesia sea liberada de este pontificado, pero a orar también por Francisco mismo, a pesar de la indignación legítima que provoca y la respuesta emocional a sus payasadas que se que nos enerva. No debe, sin embargo, ser motivo de regocijo alegre, a la manera de los comentaristas sedevacantistas, que se deleitan en lo que ven como la confirmación definitiva de su tesis de que no tenemos un Papa legítimo desde Pío XII.

Lo que ahora estamos presenciando es algo más que un simple sedevacantismo. Lo que es exactamente, sólo la historia lo dirá. Pero ciertamente es algo que la Iglesia jamás ha visto antes. Sabiendo esto, debemos estar bien prevenidos sobre lo que podría ser, en este punto, un modo divino y dramático de resolver esta debacle Bergogliana que no tiene absolutamente ningún precedente. 

Christopher Ferrara


Nota: Sobre este tema hay también un comentario de Catholicvs escrito en este blog

Cultura de la Verdad y Cultura de la Mentira (Cardenal Caffarra)

Duración 32:03 minutos

viernes, 8 de septiembre de 2017

La nueva Iglesia de Karl Rahner. El teólogo que ha enseñado a rendirse al mundo.

 

El cardenal Giuseppe Siri había resumido en la «concepción de lo sobrenatural no-gratuito» el núcleo del error teológico de Karl Rahner. Lo escribió en Getsemani, en 1980, para la editorial de la Fraternidad de la Virgen María. En otras palabras, para Rahner lo sobrenatural está «necesariamente» vinculado a la naturaleza humana; pero, en este caso, la gracia ya no sería gratuita, no sería un don, no podría ser aceptada o rechazada libremente por el hombre. En resumen, una especie de sobrenatural impuesto por Dios al hombre. Una gratuidad obligatoria.

Si cuanto sostiene Rahner fuera verdad -afirma Siri-, se llegaría «a la inutilidad del acto de fe» porque «en mi esencia está Dios». No tengo que aceptarlo o rechazarlo: Dios ya forma parte de mí, lo quiera yo o no. El teólogo alemán no se dio cuenta, evidentemente, que con dicho supuesto «todos los principios, todos los criterios y todos los fundamentos de la fe» han sido «puestos en discusión y se disgregan».

Pero el problema no es la opinión de un teólogo heterodoxo. Se puede demostrar que las sugerencias rahnerianas han implicado y subvertido gran parte de la teología de los últimos sesenta años. Rahner «parece haber ganado», escribe Stefano Fontana en su último ensayo, dedicado al «teólogo que ha enseñado» a la Iglesia «a rendirse al mundo». No es una exageración: «de un encuesta –escribe Fontana– llevada a cabo en el inmediato postconcilio en la Pontificia Universidad Lateranense resultó que para los seminaristas que estaban allí estudiando teología, el teólogo católico más grande de todos los tiempos no era Santo Tomás de Aquino o San Agustín, sino Karl Rahner».


Un Dios atemático

Fontana describe la parábola del pensamiento rahneriano integrada de manera fatal en el método moderno de hacer filosofía y, por lo tanto, teología. Es un método que Fontana ya había expuesto en su ensayo anterior, «Filosofia per tutti» (Fede & Cultura, 2016), y que consiste en asumir, de vez en vez, una determinada forma del «trascendental moderno»: el filósofo o el teólogo de la modernidad ya no concibe una relación directa con la realidad que hay que conocer, sino que piensa que «el hombre ve el mundo a través de unas lentes de las que no puede liberarse». Estas lentes son las formas, a priori, del conocimiento de un objeto cualquiera que, sin embargo, lo modifican o lo limitan, haciendo imposible cualquier tipo de certeza o conclusión sobre el mismo. El objeto del conocimiento, ya sea una mesa o Dios mismo, se convierte, así, en algo que nunca es totalmente comprensible, en algo que nunca se conoce con seguridad.

Rahner no huye de esta praxis y de esta lógica. El par de lentes con las que lee cualquier aspecto de la realidad, incluido Dios, se llama –escribe Fontana– «agujero de la cerradura». Cada pensador de la modernidad tiene, en el fondo, su apriorismo gnoseológico. El de Rahner es aquel según el cual «Dios se revela en la oscuridad que precede y rodea el agujero de la cerradura». Se revela de manera atemática, es decir, privada de contenidos. Lo que hay más allá del agujero es, en cambio, el mundo de la experiencia, de las palabras humanas. Pero, ¿qué relación pueden tener esta experiencia y estas palabras con la verdad? Una relación equívoca, hecha de dudas y de incertidumbre, porque todo criterio de juicio es captado en este lado de la cerradura, donde me encuentro yo y se encuentra Dios, pero donde hay sólo silencio y oscuridad. Es como tomar medidas con un metro deformado, no se podrá llegar nunca a la extensión de las cosas a causa de un defecto inicial en el instrumento de medida. Las cosas corresponden a la realidad objetiva y el instrumento deformado está en el hombre, que es la realidad subjetiva.

Rahner extrae estas convicciones del apriorismo de Kant, pero es sobre todo en Heidegger en quien basa su propia gnoseología: precisamente en el principio –escribe Fontana– según el cual «el hombre, que se pregunta qué es el ser, está dentro del problema y, por lo tanto, no hay conocimiento de un objeto que no sea también subjetivo». Se trata de una rendición incondicional a la opinión, al «punto de vista» personal. Si, además, el sujeto es defectuoso, también se convierte en tal el objeto, el mundo, Dios, mi experiencia en el mundo, la verdad del mundo y de Dios.

Desaparece la naturaleza humana

Muchas otras enseñanzas proceden de la filosofía clásica, de la teología católica y del magisterio de la Iglesia. Desde Platón a Santo Tomás de Aquino, nunca se había insinuado la tentación de decir que el hombre no podía acceder a la verdad, aunque fuera de manera imperfecta. El transcendental clásico es muy distinto al moderno: está lleno de contenidos y de esperanza en la capacidad cognoscitiva humana; sitúa el criterio del juicio sobre el mundo más allá del cosmos; acepta la ayuda de un Dios que se revela y habla; no tiene problemas en individuar la vocación real de la persona más allá de la física, del fenómeno, situando en la metafísica el propio horizonte humano.

Bien visto, el error de Rahner individuado por Siri –sobre lo sobrenatural vinculado a la naturaleza humana– es, tal vez, el último que hay que tomar en consideración porque, una vez desaparecida la metafísica, desaparecen también los contenidos relacionados con los conceptos de naturaleza, esencia y sustancia. 
¿Es aún posible concebir, en el pensamiento rahneriano (o moderno en general), una naturaleza humana? Fontana dice que no: en la perspectiva del teólogo alemán «se convierte en algo difícil seguir utilizando el término «naturaleza». 

En la visión existencialista de Heidegger y de Rahner «el hombre no tiene naturaleza» en cuanto «es un ser histórico». El ser, en el tiempo y en la historia, se fluidifica y se ‘transforma’ sin parar, mientras que en la naturaleza clásica se apoya, al contrario, en una verdad estable. Por lo tanto, con la caída de la naturaleza cae, a continuación, la ley natural y cualquier discurso relacionado con lo sobrenatural. En Rahner no hay dos niveles (naturaleza y sobrenatural) –escribe Fontana–, sino «un único nivel, el de la historia, que es a la vez historia sagrada e historia profana». Aquí se integra también el pensamiento de Hegel.

Los cristianos anónimos

Siguiendo, además, las sugerencias de la teología protestante del siglo XX, el rahnerismo llega así a prever una «de-helinización» del cristianismo: la helenización había sido la utilización, por parte de la teología, de las categorías filosóficas griegas. Ya no hay una doctrina con la que discernir el tiempo presente y sobre la que organizar una praxis. Viceversa, la praxis tiene el primado absoluto y cada conclusión (si hubiera una) debería seguir siempre el devenir histórico. Por consiguiente, todo está absorbido por el historicismo: la doctrina, el dogma, la enseñanza. Todo se convierte en algo que está en relación con los tiempos y las costumbres. Todo es cuestionable e interpretable, sigue Fontana. Todo evoluciona: incluso la Revelación, que se da en la inmanencia de la historia y que no hay que entenderla nunca como concluida.

En continuidad con el protestantismo, la fe es privada de las categorías racionales y, así, se sitúa en posición antitética a la razón. No sólo: por el hecho de tener un acceso a la religión a través del transcendental, a priori todos los hombres están acomunados en la Revelación, todos están en una posición equidistante a la verdad. Ya no es necesaria una Iglesia que enseñe y ni tan siquiera una obra de evangelización
Según Rahner, todos los hombres –escribe Fontana –, «son cristianos, o cristianos-anónimos», o «cristianos que no saben que lo son». La tarea del cristiano bautizado o del clérigo ya no es, por lo tanto, la de «gobernar, enseñar o santificar» a alguien, sino la de «escuchar» y «acoger» al no creyente.
El dogma ya no es la palabra definitiva

Si bien hay que verificar todavía hasta qué punto el rahnerismo ha corroído el tejido de la Iglesia, es evidente cuánto coinciden las sugerencias de las nuevas corrientes teológicas con el pensamiento de Rahner. Y dicha evidencia lleva a «afirmar que todas las teologías del progresismo teológico del postconcilio encuentran en Karl Rahner a su padre»
Hay un único denominador común detrás de las prioridades que muchos obispos dan a la acción pastoral, a la desvalorización del tomismo, al diálogo a toda costa, al primado de la experiencia atemática, a la predilección por el lenguaje del mundo, al concepto de concilio (o de sínodo) en el que prevalece la acción del estar de acuerdo sobre los contenidos efectivos de los encuentros.
Fontana presenta el ejemplo del cardenal Walter Kasper, muy activo en el último Sínodo de la familia y cuya formación es totalmente rahneriana. Para Kasper, el moderno método teológico ya no debe impartir dogmas, sino que debe, al contrario, «considerar el dogma como intermedio entre la Palabra de Dios y la situación de vida de la comunidad cristiana». Ya no es un dogma «visto como algo definitivo», sino que es pura expresión lingüística que se debe doblegar a la situación real de la persona y a las cambiadas percepciones históricas.
Sin embargo, lo que más asombra en relación con Ranher es «que no se haya emitido, respecto a él, ninguna condena, a pesar de los numerosos y fundamentales puntos contrarios a la doctrina católica». Juan XXIII lo quiso en el Concilio Vaticano II como experto. Algo no cuadra.

Silvio Brachetta – 26/07/17

Publicado originalmente en el Observatorio Van Thuan

jueves, 7 de septiembre de 2017

Un magisterio que rechaza el Magisterio anterior, firmemente establecido, no es un verdadero magisterio (A. Gálvez)




[El contenido de este artículo está tomado del libro del padre Alfonso Gálvez titulado "El invierno eclesial", págs. 249 a 252]

Como sabe cualquier católico, las fuentes de la Revelación son únicamente dos: la Sagrada Escritura y la Tradición Apostólica
La Iglesia no ha reconocido nunca la interpretación subjetiva individual de tales fuentes (que es en lo que consiste la herejía de Lutero, al preconizar la libre y personal interpretación de la Biblia y rechazar por completo la Tradición). Es la Iglesia como tal, y solamente Ella a través de su Jerarquía, la que goza de la asistencia del Espíritu Santo al objeto de interpretar con total garantía los datos de la Revelación. La Revelación escrita (Sagrada Escritura) quedó definitivamente cerrada con la muerte del último Apóstol. La Tradición Apostólica procede de los Apóstoles, y transmite lo que éstos recibieron de las enseñanzas y del ejemplo de Jesucristo, además de lo que aprendieron del Espíritu Santo.

Dado que, como hemos dicho, no existe en la Iglesia la posibilidad de la interpretación individual de la Revelación, la única a quien corresponde garantizar la seguridad y veracidad de los datos revelados y la encargada de su custodia, es la propia Iglesia. Cuya infalibilidad en este sentido está garantizada por la asistencia del Espíritu Santo, a través del auténtico y legítimo Magisterio. El cual ha ido profundizando en la Doctrina revelada a través de los siglos, aunque manteniendo siempre la inmutabilidad del dato, puesto que no puede el hombre añadir ni quitar nada a las palabras reveladas por Dios. Pero ahondar en el estudio del dato revelado no significa añadir, ni quitar, ni cambiar nada de él
De ahí la importancia fundamental y transcendental del Magisterio Eclesiástico. El cual, asistido por el Espíritu, se ha mantenido incólume e inmutable a través de veinte siglos. Lo que lo constituye como la única garantía que posee el cristiano de que lo enseñado por la Iglesia es exactamente el contenido de la auténtica Revelación.

La consecuencia se deduce por sí misma: Si el Magisterio vacilara o quedara desautorizado (mediante cambios, adiciones o sustracciones, o puesto en duda en todo o en parte), ya no podría existir seguridad alguna de que la Iglesia sigue enseñando la auténtica Doctrina de Jesucristo. Con lo que todo el edificio de la Iglesia se vendría abajo, a la vez que dejaría de gozar de la nota de seguridad el entero contenido de la Fe. 
Es el caso que, durante veinte siglos, el Magisterio había permanecido intacto e inmutable, como no podía ser de otra manera. Los católicos se han mantenido en perfecta unidad, gozando de unanimidad y seguridad en cuanto al contenido su Fe (salvo las herejías, las cuales, por el hecho de serlo, quedaban separadas de la Iglesia).

Hemos dicho durante veinte siglos. Sin embargo, a partir de la celebración del Concilio Vaticano II, un poderoso Movimiento dentro de la Iglesia ha intentado torpedear al Magisterio. Y con gran éxito, al parecer. De ahí lo tremendo de la situación actual, en la que grandes masas de católicos ya no saben dónde acogerse, ni en qué consiste con exactitud el contenido de su Fe. La Teología neomodernista de los tiempos del Concilio y posteriores ha puesto en duda el valor del Magisterio anterior al Concilio. Y hasta algunos elevados miembros de la Jerarquía Eclesiástica, apoyándose en el mismo Concilio, han atacado el Magisterio de los Papas que lo han precedido

Por otro lado, la ambigüedad de algunos textos conciliares ha dado lugar a suscitar dudas sobre verdades fundamentales de la Fe, así como a ser interpretados como cambios con respecto al Magisterio anterior. Las dudas que la Teología neomodernista ha hecho surgir con respecto al Magisterio anterior al Concilio, atacándolo al parecer desde el mismo Magisterio posterior y despojando, por lo tanto, de su credibilidad tanto a uno como a otro, son las que han provocado el presente momento de confusión y de oscuridad en el seno de la Iglesia. Es justamente el arma que necesitaba la Nueva Religión de la Nueva Edad para destruirla.

Tales ataques de la Teología neomodernista contra el Magisterio anterior al Concilio Vaticano II han ido dirigidos con frecuencia, aunque no de forma exclusiva, contra el Concilio de Trento; y han tratado de fundamentarse, como era de esperar, en el mismo Concilio Vaticano II. Sin darse cuenta, tal vez, de que las consecuencias podrían ser demoledoras para la Iglesia. Si un Concilio previo puede ser atacado por otro posterior, por la misma razón y según las reglas de la Lógica, el segundo puede ser también desautorizado desde el primero. Una vez admitido que un Concilio es capaz de poner en entredicho las Doctrinas proclamadas por otro, es evidente que el valor y credibilidad de todos los Concilios se destruyen por sí mismos y caen por su propio peso.

Si se alega, como viene haciendo la Teología neomodernista, apuntando sobre todo al Concilio de Trento, que las Doctrinas promulgadas en un Concilio solamente son válidas para su época y según las categorías de pensamiento propias de su tiempo, es evidente que, según eso, exactamente lo mismo podrá ser dicho de cualquier Concilio: ¿Quién sería capaz de garantizar que los Documentos del Concilio Vaticano II no serán rechazados por una Teología posterior, bajo el pretexto de que habrán de ser interpretados según las categorías de pensamiento actuales, y reconocidos como válidos, por lo tanto, sólo para nuestra época? 

[He aquí el fundamento de las doctrinas historicistas, que han impregnado la Teología Católica desde el Concilio Vaticano II, desembocando en el más claro Modernismo (que ya se creía desaparecido). Para estas ideologías inmanentistas, no es la Revelación la que determina al hombre, sino el hombre de cada momento histórico quien juzga e interpreta a la Revelación. La ecuación es patente: subjetivismo igual a Modernismo]

Pero si el ataque, además, se hubiera llevado a cabo conscientemente, es indudable que alguien podría afirmar entonces, con toda seguridad, que la destrucción del Magisterio sería un objetivo que se habría buscado a propósitoEn el supuesto de que tal intento tuviera éxito cosa impensable, dada la promesa de Jesucristo acerca de que las Puertas del Infierno no prevalecerán contra la Iglesia , una vez desaparecido el Magisterio o desautorizado por completo, los católicos carecerían de todo fundamento firme con respecto a su Fe

Desde el momento en que cualquier verdad de la Fe fuera capaz de ser cuestionada, sin nadie ni cosa alguna que la pudieran garantizar ni asegurar, todo equivaldría a la imposibilidad de creer en nada transcendente y sobrenatural. Dicho sencillamente, estaríamos ya ante el puro ateísmoLa Iglesia parece encontrarse en ese momento. O tal vez a punto de entrar en él. Nunca Satanás había visto, como ahora, tan cercano y tan completo el momento de su Victoria. Y nunca la Iglesia se había visto tan cercenada y semiderruida como en el momento actual.  

Padre Alfonso Gálvez