BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS



domingo, 3 de septiembre de 2017

El cardenal Sarah refuta al jesuita pro-gay James Martin


(Véase el artículo correspondiente de Sandro Magister, 
publicado en Settimo Cielo, pinchando aquí)

TODO SE SOSTIENE O TODO SE DERRUMBA (León XIII)

Papa León XIII 

Decía este Pontífice en su Encíclica Testem benevolentiae, que para volver a atraer a las masas al cristianismo (éste era el gran argumento de los innovadores) había surgido una nueva opinión que se puede resumir así:

“Hace falta que la Iglesia se adapte más a la civilización de un mundo llegado a la edad adulta y que, desprendiéndose de su antiguo rigor, se muestra favorable a las aspiraciones y a las teorías de los pueblos modernos. Ahora bien, muchos hacen llegar este principio, no solamente a la disciplina, sino también a las doctrinas que constituyen el depósito de la fe. Sostienen, en efecto, que, para ganar los corazones de los extraviados, es oportuno callar ciertos puntos de doctrina, como si fuesen de menor importancia o atenuarlos hasta el punto de no darles ya el sentido mantenido siempre por la Iglesia.

“Que se guarden de suprimir algo de la doctrina recibida de Dios o de omitir algo de ella por cualquier motivo que sea —precisaba León XIII— pues el que lo hiciere tendería más bien a separar al católico de la Iglesia que a llevar a la Iglesia a los que están separados de ella.

La historia de todos los siglos lo atestigua, esta sede apostólica que ha recibido no solamente el Magisterio, sino el gobierno supremo de la Iglesia, SE HA MANTENIDO SIEMPRE EN EL MISMO DOGMA, CON EL MISMO SENTIDO, CON LA MISMA FÓRMULA...

“El designio de los innovadores es aún más peligroso y más opuesto a la doctrina y a la disciplina católicas. Piensan que hay que introducir cierta libertad en la Iglesia con el fin de que, una vez restringidos, hasta cierto punto, el poder y la vigilancia de la autoridad, le sea permitido a cada fiel desarrollar más libremente su iniciativa y su actividad. Afirman que esto es una transformación necesaria, como la libertad moderna que constituye, casi exclusivamente, en la hora actual, el derecho y el fundamento de la sociedad civil”.
León XIII situaba el origen de este desorden de los espíritus en la Reforma: “Bajo el impulso de los innovadores del siglo XVI —decía— se han puesto a filosofar sin ninguna consideración para la fe y mutuamente se han concedido plena libertad para abandonar el pensamiento a su capricho y carácter. De ello resultó, de una forma totalmente natural, que los sistemas de filosofía se multiplicaron con exceso y que opiniones diversas y contradictorias surgieron incluso sobre los objetos más importantes de los conocimientos humanos. De la multitud de opiniones se llegó fácilmente a la vacilación y la duda, de la duda al error; la caída es fácil ¿quién no lo ve?

“Los hombres se dejan arrastrar de buen grado por el ejemplo, esta pasión de la novedad pareció haber invadido en ciertos países el espíritu de los mismos filósofos católicos. Desdeñando el patrimonio de la sabiduría antigua, prefirieron edificar de nuevo que acrecentar y perfeccionar el nuevo edificio, proyecto ciertamente poco prudente y que sólo se realizó con gran detrimento de las ciencias. En efecto, estos sistemas múltiples, apoyados únicamente en la autoridad y el juicio de cada maestro particular, no tienen más que una base móvil y por consiguiente, en lugar de una ciencia segura, estable y robusta, como era la antigua, no pueden producir más que una filosofía vacilante y sin consistencia”.

Es necesario volver a Santo Tomás de Aquino, concluía León XIII, quien proclamaba al autor de la Summa Teológica “patrón de las escuelas católicas”.

Santo Tomás de Aquino

Se estaba lejos del “modernismo”. Atacado en su origen el libre examen, y denunciado en sus prolongaciones, no se le reconocía ningún lugar en la Iglesia. Si se organizaba para ocuparla por sorpresa, ¿conseguiría con ello una legitimación? Su influencia, la importancia de sus adeptos, el punto extremo al que podía llegar ¿modificarían en lo que fuese, un error en contradicción total y evidente con la enseñanza tradicional de la Iglesia?

EN CUALQUIER GRADO DE SU PENETRACIÓN QUE SE LE TOME, NO DEJA DE SER UN ERROR FORMALMENTE CONDENADO DESDE SU APARICIÓN Y DEL CUAL NO PUEDE DESPRENDERSE.

“Cristo no cambia —responde León XIII a los que le apremian para que adapte la Iglesia al siglo—, Él es el mismo hoy que ayer y lo será por los siglos de los siglos”.
Si existe una contradicción entre el espíritu del siglo y el de la Iglesia, es el primero el que debe volver sobre sí mismo, no el segundo. Si la Iglesia “se adapta” —y adaptarse quiere decir hacer suyas las nuevas ideas— es Ella la que seguiría al siglo. La verdad ya no estaría en Ella, sino en las ideas cambiantes de los siglos; perdería toda autoridad al perder su inmutabilidad. 
Esto es tan evidente, que se requiere toda la habilidad dialéctica de los ‘innovadores’ y la despreocupación de los fieles para pretender escapar a esta alternativa: o bien la Iglesia se ha equivocado desde hace veinte siglos, o bien son los innovadores de hoy los que se equivocan. 
Pero si la Iglesia se ha equivocado desde hace veinte siglos, ¿quién nos garantiza que los que pretenden hoy hablar en su nombre no se equivoquen?  
TODO SE SOSTIENE O TODO SE DERRUMBA
 Del libro "La Iglesia ocupada" de Jacques Ploncard

sábado, 2 de septiembre de 2017

Fernando Paz analiza el terror yihadista en Europa



Los recientes atentados yihadistas en Barcelona han despertado el instinto de supervivencia y el alma dormida de algunos españoles, que ven en el islam una seria amenaza para Occidente, de raíces católicas, pero hoy sin apenas fe y espíritu combativo. Los medios de comunicación manipularon vilmente la información, haciéndonos creer que el Islam es una religión de paz y son hechos aislados.

Lejos de ir a la raíz del problema desvían la atención de los verdaderos culpables con un mensaje estúpidamente buenista. La Iglesia elude igualmente el fondo de la cuestión. Francisco ha declarado recientemente que el derecho de los inmigrantes debe estar por encima de la seguridad de los ciudadanos.


FERNANDO PAZ es historiador, profesor y escritor. Atesora una amplia trayectoria en los medios de comunicación. En esta entrevista analiza a fondo la seria amenaza del islam en Occidente en el marco de los intereses de descristianización del Nuevo Orden Mundial.

-------

- ¿Cómo valora los atentados yihadistas producidos recientemente en Barcelona?


España siempre ha estado en el punto de mira del islamismo radical. Recordemos que es uno de los pocos lugares de donde se le ha expulsado y, de esos pocos, seguramente el que más lamenta haber perdido. Así que existe un cierto irredentismo musulmán con respecto a lo que ellos llaman Al-Andalus, que es toda la península ibérica, y que tiene su base en el versículo 191 de la Sura 2: “Matadles donde deis con ellos y expulsadles de donde os hayan expulsado. Tentar es más grave que matar. Así que, si combaten contra vosotros, matadles: esa es la retribución de los infieles”.

Ahora bien: el que el atentado haya sucedido en Barcelona en concreto obedece a unas causas que no escapan a nadie. La primera, y decisiva, es que en Cataluña reside la mitad del total de musulmanes asentados en el conjunto de España. Es obvio que esto es fruto de una decisión consciente del nacionalismo catalanista en el poder, que ha privilegiado la emigración procedente de países musulmanes sobre la hispanoamericana por evidentes motivos ideológicos, pese a no ignorar el riesgo que se asumía en materia de seguridad.


- ¿Pueden ser un punto de inflexión del comienzo de una serie de atentados en España?


El gobierno debería haber subrayado esa responsabilidad de los gobiernos nacionalistas de la Generalidad ante los ciudadanos, particularmente ante los catalanes, dado el reto independentista que enfrentamos; pero Rajoy no puede hacer ese discurso por cuanto está en la misma línea de sumisión a los mandatos globalistas de Bruselas que la Generalidad. También porque, durante décadas, los gobiernos de Madrid han dependido del nacionalismo catalán y, en contrapartida, les han blindado con impunidad política y judicial. Y, por último, porque, por razones políticas, lo último que desea el gobierno es enfrentarse al independentismo.

Y es que existe algo llamado responsabilidad. El gobierno la tiene, la Generalidad, también, y la alcaldía de la capital catalana, igualmente. Responsabilidad del gobierno por fomentar de modo irresponsable la emigración –y esto solo ha empezado- y no garantizar la seguridad de sus ciudadanos y por las razones políticas antes apuntadas; responsabilidad de la Generalidad por impulsar la emigración islámica hacia Cataluña -en detrimento de la hispanoamericana, más difícil de catalanizar-, pese al consabido riesgo de radicalización que era previsible en una comunidad con más de ochocientos mil musulmanes; y responsabilidad del ayuntamiento de Barcelona, al que se instruyó para colocar impedimentos en la vía pública para dificultar este tipo de acciones terroristas y que se negó a llevarlo a cabo.

Si la de Barcelona fuese, efectivamente, el comienzo de una serie de acciones yihadistas en España, todos ellos tendrán su cuota de responsabilidad, que no será menguada. Además, no puede olvidarse un hecho crucial; una vez que los radicales se han establecido en la Unión Europea, pueden moverse sin cortapisas de ningún tipo por todo su territorio. Rajoy decía que este es un problema global que solo puede arreglarse con medidas globales. Pero el terrorismo islámico se ha convertido en un problema global, entre otras cosas, porque no hay controles en el seno de la UE, porque los estados no controlan sus fronteras. Ha sido la globalización la que ha facilitado la extensión del yihadismo, y más globalización sólo la alimenta.


- Llama la atención la actitud buenista de la prensa vendiendo el Islam como una religión de paz e incluso desviando la atención para no señalar a los verdaderos culpables…


Los medios forman parte esencial de la mentira oficial. Sin ellos no sería posible lo que está sucediendo en Europa. Cuando se produjeron miles de agresiones perpetradas por desplazados musulmanes a mujeres en Europa central durante la Nochevieja de hace dos años, la policía lo silenció con la colaboración de la prensa, porque de otro modo hubiera sido impensable. Finalmente, el asunto salió a la luz, pero los políticos dijeron que no se debía generalizar; hablamos de miles de agresiones. Es claro que la prensa obedece a los mismos intereses a los que obedecen la clase política y la financiera. De hecho, depende de ambas para su supervivencia. La libertad de prensa, excepto en el caso de algunos medios normalmente minoritarios, es una bufonada; todos los grandes medios repiten las mismas consignas con martilleante insistencia hasta que éstas quedan impresas en los cerebros de una población narcotizada. Los aún grandes medios de comunicación no son más que medios de intoxicación de masas.

Estos grandes grupos de comunicación, en ocasiones incluso admiten abiertamente que nos engañan, eso sí, por nuestro bien, para que no crezcan la xenofobia y el racismo. Recordemos lo que ha sucedido en Roterham: durante década y media: más de mil cuatrocientas –sí, 1.400- niñas fueron violadas en grupo al grito de “Allahu Akbar” con el pleno conocimiento de una policía que se abstenía de intervenir para no fomentar el racismo. La policía, los políticos y los periodistas callaron al unísono. Esa comunión de intereses globalistas entre los grandes grupos de comunicación y la casta política y financiera, explica que en Orlando disfrazaran la matanza islámica de crimen “homófobo” –culpando al cristianismo y al heteropatriarcado-, y que tildaran de “nazi” a otro yihadista cuando se reclamó “alemán”; o que con frecuencia se les trate de perturbados o desarraigados, o que se culpe a la pobreza, o a la desestructuración personal o familiar. Nadie puede explicar, claro, por qué esa perturbación, ese desarraigo, esa pobreza o esa desestructuración sólo lleva a perpetrar los horrendos crímenes yihadistas a personas que confiesan el Islam y por qué no se verifica el mismo fenómeno en hinduistas, sintoístas, cristianos o budistas.

El propósito es ocultar la verdadera naturaleza de los asesinos. La verdad es que los asesinos son musulmanes que matan en nombre del Islam. Ciertamente no todos los musulmanes son yihadistas, pero también ciertamente todos los yihadistas son musulmanes. Esa verdad elemental que los medios nos regatean no es ignorada por nadie, entre otras cosas gracias a que la tecnología está rompiendo el monopolio que hasta ahora ha ejercido la prensa oficial; el caso de la victoria del Brexit o de Trump, son buena muestra del desprecio que la prensa produce en amplios sectores de la población, un fenómeno claramente en alza. La buena noticia, pues, es que ese monopolio de la prensa oficialista está empezando a acabarse.


- En esta misma línea están los grupos de extrema izquierda, los mismos que condenan con contundencia la Islamofobia, y que permiten e incluso fomentan la cristianofobia…


La extrema izquierda es, para empezar, una gran mentira. Ni es antisistema ni es antiglobalización. Es un destilado del sistema y, desde luego, partidaria de una determinada globalización que llaman internacionalismo, opuesta a las políticas de recuperación de la soberanía del estado-nación, que son las únicas políticas verdaderamente opuestas a la globalización; la crítica de la extrema izquierda al sistema y a la globalización no se refiere a su naturaleza, sino a la inconsecuencia de su aplicación. Defiende objetivamente los grandes intereses del capitalismo transnacional, con plena conciencia de lo que haceMuestra, eso sí, una gran preocupación por la “islamofobia”, apenas un epifenómeno, al tiempo que fomenta una activa cristianofobia. Así, mientras exige una escrupulosa aplicación de los más exquisitos protocolos correcto-politiqueses para los musulmanes, protagoniza agresiones continuas contra los católicos. Pero es perfectamente consecuente, puesto que su objetivo es la aniquilación del cristianismo, razón por la que apoya la islamización. 


Para esa extrema izquierda, el cristianismo ha creado una sociedad patologizada que ha de ser suprimida, y el Islam es un aliado objetivo en esa tarea. Por supuesto que, si el islam triunfase, ellos serían los primeros en ser eliminados; incluso es posible que la Iglesia sobreviviese –en condiciones precarias, desde luego- pero lo que es seguro es que el ateísmo, el feminismo, el abortismo, el homosexualismo, la ideología de género…irían al cubo de basura de la historia. Y los ateos, feministas, abortistas y homosexuales vivirían un destino cualquier cosa menos envidiable.


- La hermana de un terrorista tras dar un discurso en Ripoll fue aclamada como heroína… ¿Hemos perdido la cabeza? ¿Síntoma de una sociedad enferma?. 

Vivimos una especie de Síndrome de Estocolmo colectivo. Occidente ha sido inducido a creer que toda su historia es un inmenso error y que su actuación a través de los siglos no es más que una acumulación de crímenes, explotación, saqueos y violaciones, algo de lo que avergonzarse hasta el final de los siglos y por lo que hay que pedir perdón al resto de pueblos del planeta. En el caso de España, no cabe duda de que nuestra sociedad está enferma, sí, pero no perdamos de vista una cosa; la historia de la humanidad es la historia de la lucha de élites. Cada pueblo es el reflejo de sus grupos dirigentes. Si miramos a la oligarquía que gobierna España, entenderemos lo que ocurre a nivel popular. Uno de los más llamativos sucesos de los últimos decenios ha sido la degeneración de las élites nacionales, que arrastra al conjunto social.

El marxismo, a partir de Gramsci, ha entendido esto perfectamente. Nadie niega la importancia de la base económica, pero es la esfera cultural y social lo que verdaderamente modela la historia. Ahora lo importante es lanzar el mensaje de que el Islam no es culpable, sino que lo es tan solo una minoría que utiliza a la Umma como coartada para perpetrar sus violencias; los musulmanes pasan así a ser víctimas de aquellos violentos que abusan de la inocencia y bondad del conjunto de los creyentes.


- ¿Por qué casi nadie condena la maldad intrínseca del Islam?



Casi nadie la condena…en público. Las conversaciones particulares son otra cosa. Cada día es más evidente la separación impuesta por la corrección política entre lo privado y lo público. Cada día, mayor número de personas se preguntan por qué no se puede hablar de determinadas cuestiones en público, y se sienten excluidas del discurso oficial, que no entienden y les resulta repulsivo e hipócrita. Cada día hay más personas que son conscientes de que están siendo engañadas. Si en el Corán hubiese versículos que llamasen a la matanza del infiel, esto resultaría muy incómodo para los musulmanes o sus defensores. Es evidente que eso explicaría la existencia del yihadismo, que éste tendría acomodo en el seno del Islam. ¿Es el Corán un libro que llama a perpetrar tales actos de violencia? Sin duda.

Basta con echar un vistazo a las siguientes referencias, que distan de agotar el tema: Sura 2, versículos 191 – 193; Sura 4, versículos 56- 89 – 91; Sura 4, versículo 144; Sura 5, versículo 33; Sura 8, versículos 12-13-14-15-16-17; Sura 8, versículos 38 – 39; Sura 9, versículo 5 – 14; Sura 9, versículos 29 -36 -111. Al radicalismo islámico se le condena por radical, no por islámico, sin percibir que las expresiones de violencia forman parte de la propia naturaleza del Islam.


- No se quiere ir al fondo del problema. Las mezquitas salafistas son auténticos centros de apología terrorista, ¿Nadie plantea cerrarlas. 


Las mezquitas de este tipo son, como bien dice, auténticos centros de apología terrorista. No hay dudas acerca de su papel en la generación de la doctrina más radical que muchas veces conduce al terror yihadista. Por otro lado, es una evidencia clamorosa que las mezquitas salafistas están promovidas desde países que comparten poderosos intereses con las oligarquías occidentales. Hay muchas reticencias para cerrarlas, incluso cuando las pruebas son abrumadoras. Algunas fuerzas políticas en Europa sostienen la necesidad de cerrarlas, desde el Frente Nacional en Francia hasta Alternativa por Alemania, y no cabe duda de que sus propuestas se están abriendo paso de modo decidido entre los ciudadanos de sus países. Cerrar estos centros es una indudable necesidad, aunque no resuelve el problema. Hay muchos focos de radicalización entre los millones de musulmanes que se han establecido en Europa, y cualquier solución pasa por comprometer a la comunidad musulmana. Pero ¿es eso posible? Es dudoso, aunque en todo caso es exigible.

Desde las terminales mediáticas se nos insiste una y otra vez en que los yihadistas no cuentan con un seguimiento mayoritario entre los musulmanes, pero lo cierto es que el apoyo al yihadismo en el conjunto del islam no es residual; de momento, aún estamos a la espera de multitudinarias manifestaciones de condena de los actos terroristas que se perpetran en Occidente por parte de esos millones de musulmanes pacíficos. Para ser tantos millones, parecen muy silenciosos.


- Viendo la actitud de los políticos siguiendo las pautas del Nuevo Orden Mundial, ¿antes cerrarán iglesias católicas que mezquitas. 


Puede usted estar seguro. De hecho, en la promoción del Islam que se hace desde las instancias globalistas, un objetivo básico es la destrucción de Europa, lo que incluye, como primera providencia, la del cristianismo, savia nutricional de nuestra civilización.


- También destaca una actitud tibia de la Iglesia sin atreverse a afrontar el problema del estado islámico, que decapita y atenta contra miles de cristianos…


La actitud de la Iglesia, en su conjunto, puede calificarse de tibia en el mejor de los casos, sobre todo teniendo en cuenta que en el Próximo Oriente han venido desapareciendo antiquísimas comunidades cristianas, arrasadas y aniquiladas en verdaderas orgías de terror. Mientras que no pocos cristianos de aquellas regiones dominadas por los islamistas han venido advirtiendo de lo que estaba pasando y de lo que nos va a suceder en Europa si no ponemos remedio, el Papa ha declarado recientemente que el derecho de los inmigrantes debe estar por encima de la seguridad de los ciudadanos, declaración que a la luz de lo anterior es, cuando menos, desconcertante.
Los inmigrantes que llegan a Europa son, en su inmensa mayoría, musulmanes, y entre ellos se filtran numerosos yihadistas. Esos inmigrantes son en realidad desplazados, y no tanto refugiados, como se les ha venido llamando: los verdaderos refugiados probablemente no alcancen el 5%. del total de aquellos. La visión que muchas veces se proyecta desde ciertas instancias de la Iglesia, y que parece hacer suya el Santo Padre, resulta insospechadamente ingenua, y nos puede costar muy cara.


- ¿Representa el Islam una gran amenaza para acabar con la civilización de occidente a medio o largo plazo?


Por supuesto que el Islam es una amenaza cierta que puede terminar con nuestra identidad. Aunque solo sea por su peso demográfico; en la capital de la Europa comunitaria, Bruselas, el nombre que más se oye en los paritorios es Muhammad, y más del 50% de la población es extracomunitaria; en Francia, el 30% de la población menor de 20 años es musulmana. En Bélgica y Holanda la mitad de los nacimientos suceden en el seno de la comunidad islámica y, antes de dos décadas, su población estará divida al 50% entre los holandeses de origen europeo y los de origen musulmán. En el año 2030, y de acuerdo al ritmo de crecimiento de la población, en el conjunto de Europa residirán unos 100 millones de musulmanes. Eso sin contar con una eventual entrada de Turquía en la UE, algo que no hace mucho parecía inminente (y que en 2030 alcanzaría una población de 90 millones).

Además de la cuestión demográfica está la cultural y religiosa; los musulmanes creen en lo que les hace ser lo que son; Occidente no. Por eso tenemos hoy dos amenazas: una interna y otra externa. La externa es la islámica; la interna, aquello que nos corroe, que nos está matando, que nos asfixia, desde la corrección política hasta el marxismo cultural, el globalismo y la ideología de género. La amenaza más peligrosa es la interna; sin ella, la amenaza externa lo sería mucho menos. Si nos empecinamos en los errores o simplemente no hacemos nada, pereceremos; pero si somos fieles a nuestra alma, aún podremos salvarnos. En nuestras manos está.

Javier Navascués

Así son los países en función del porcentaje de musulmanes (José Roberto Roca Torregrosa)



EL ISLAM ES UNA IDEOLOGÍA Y NO UNA RELIGIÓN

Nos estamos perdiendo en asuntos provincianos y locales, cuando el peligro viene de fuera y es muy superior a lo que pensamos. Lo tenemos en casa ya desde hace mucho tiempo.


El Islam es una forma de vida completa, total. No es una religión, ni es un culto. Es una ideología capaz de asumir en sí misma todos los componentes sociales, jurídicos, militares, económicos, políticos y falsamente religiosos, y que, además, es impermeable a debates, razonamientos o libertad de expresión alguna, siendo ése falso concepto religioso, que les hace rezar, humillados y sumisos, varias veces al día, de cara a la Meca, el aglutinante, el engrudo que une al resto de componentes.

Como la “gota malaya”, la islamización comienza cuando el número de mahometanos/musulmanes permite poder hacer campañas a favor de privilegios religiosos, que en nuestra sociedad, tolerante, multicultural, y políticamente correcta, son aceptados, sin reparar que, junto a esos “privilegios religiosos” llegan también, como parásitos o rémoras, el resto de componentes, sociales, económicos, jurídicos (la Sharia) que tienden a infiltrarse en nuestro modo de vida, naturalmente sin adaptarse a él.

El “modus operandi” es claro y transparente:
Hay establecido un “umbral de ataque”:

Siempre que la población mahometana/musulmana permanezca por debajo del 2% del total del país, será admitida como una
minoría amante de la paz, y no como una amenaza para los no mahometanos/musulmanes. 
Esto ocurre en:

EE.UU.- 0,6% de musulmanes
Australia.- 1,5%
Italia.- 1,5%
Noruega.- 1,8%
China.- 1,8%
Canadá.- 1,9%

Hay que destacar que Canadá ya está dictando leyes que favorecen a los musulmanes en detrimento de los no musulmanes.

Cuando la población se sitúa entre el 2,0% y el 5,0%, los musulmanes comienzan su particular proselitismo entre las minorías más fácilmente manipulables, sean étnicas, antisistema o simplemente descontentos, incluídas cárceles o bandas callejeras.

Dinamarca.- 2,0% de musulmanes.
Reino Unido.- 2,7%
Alemania.- 3,7%
España.- 4,0%
Tailandia.- 4,6%

Hay que resaltar que, aunque aún no lleguen al 5% en Alemania, hay ciudades en las que están amenazando a los ciudadanos, y exigiendo la implantación de la Sharia en algunos barrios.En España, algunos colegios ya han retirado diversos alimentos de sus menús, por “impuros”. 

A partir del 5,0%, los musulmanes fuerzan su influencia exponencialmente en relación al porcentaje de población que representan: exigirán la introducción de alimentos “halal” en escuelas y supermercados, que sólo pueden ser tratados por sus propios manipuladores, asegurándose empleos. Seguidamente llegan las amenazas a cadenas de supermercados para que los sitúen en sus estanterías. Hace ya mucho tiempo que esto está sucediendo, con la aquiesciencia de las autoridades en países como:

Francia.- 8,0% de musulmanes
Trinidad y Tobago.- 5,8%
Holanda.- 5,5%
Suecia.- 5,0%
Filipinas.- 5,0%
Suiza.- 4,3%

En estos países fuerzan para que los gobiernos les permitan regularse bajo la Sharia (la ley islámica) dentro de sus ghettos, pero su objetivo, no lo dudemos es establecer la Sharia en todo el mundo. Francia tiene ciudades como Marsella, que superan ampliamente el 8% de musulmanes, y donde ya impera en la práctica la ley islámica, así como en algunos “banlieus” de París.

Al llegar al 10% de la población, fuerzan la anarquía como un medio de quejarse, falsamente, de sus condiciones de vida en el país. Lo vemos constantemente en ciudades como París, patrullada por el ejército, pero en la que aumentan las algaradas, y los destrozos, con quemas de automóviles y de mobiliario urbano. En este punto ya, cualquier acción no musulmana es ofensiva para el Islam, y contraatacan con amenazas e insurrecciones. Lo hemos visto en Amsterdam, tras publicarse unas viñetas sobre Mahoma, y algunos films sobre el Islam. Esto se ve a diario en los países que citamos:

Guyana.- 10,0% de musulmanes
Kenia.- 10,0%
India.- 13,4%
Rusia.- 15,0%
Israel.- 16,0%

Los disturbios alcanzan el nivel de espeluznantes, con quema de iglesias, asesinatos esporádicos y formación de grupos paramilitares jihadistas cuando alcanzan el 20% de la población. Países como
Etiopía con un 32,8% de musulmanes.

Ya con un 40% de la población, se experimentan masacres generalizadas, ataques terroristas crónicos y guerra ininterrumpida de milicias paramilitares, como ocurre en:

Bosnia.- 40,0% de musulmanes
Chad.- 53,1%
Líbano.- 58,7%

Al alcanzar un 60% de población musulmana, más de la mitad de los individuos del país, las persecuciones de los no creyentes, incluyendo a los mahometanos no ortodoxos, son salvajes, añadiendo el genocidio, es decir, la limpieza de los que no siguen la Sharia al pie de la letra, usada como arma justificativa, y el establecimiento de la Jizya, el impuesto sobre todos los infieles, como ocurre en:

Malasia.- 60,4% de musulmanes
Albania.- 70,0%
Sudán.- 70,0%
Qatar.- 77,5%

A partir del 80%, el objetivo es un estado 100% mahometano/ musulmán, por lo que hay jihad total sobre la población no islámica, y limpieza étnica genocida por parte del Estado. Ya se está practicando, y en vías de conseguirlo en:

Bangla Desh.- 83,0% de musulmanes
Indonesia.- 86,1%
Egipto.- 90,0%
Siria.- 90,0%
Tajikistán.- 90,0%
Jordania.- 92,0%
Emiratos Árabes.- 96,0%
Pakistán.- 97,0%
Irak.- 97,0%
Irán.- 98,0%
Gaza.- 98,7%
Marruecos.- 98,7%
Palestina (estado no reconocido).- 99,0%
Turquía.- 99,8%

Dar-es Salaam, es decir, el Paraíso de la Paz Islámico comienza cuando el 100% de la población es musulmana, las Madrarazas (madrassas) son las únicas escuelas, y el Corán, la última palabra, tal como ya ocurre en:

Afganistán.- 100,0% de musulmanes
Arabia Saudí.- 100,0%
Somalia.- 100,0% y
Yemen.- 100,0%

Aún así, la paz jamás se alcanza, dado que en estos estados con el 100,0% de musulmanes, aquellos más radicales intimidan y vomitan odio, asesinando a los menos radicales por diversas, y a menudo, incomprensibles razones.

“Antes de cumplir los nueve años, ya había aprendido la doctrina básica de la vida árabe: Yo contra mi hermano, yo y mi hermano contra nuestro padre; mi familia contra mis primos y el clan. El clan contra la tribu, la tribu contra el mundo, y todos juntos, contra los infieles”. 

Es imprescindible entender, y si no lo hacemos estamos perdidos, que, en algunos países como Francia, con sólo un 8,0% de población musulmana, ésta vive en auténticos ghettos, dentrode los cuales son el 100% y viven bajo la Ley de la Sharia. La policía no se atreve a entrar en esos ghettos, y el gobierno es incapaz de controlarlos. Son un Estado dentro de otro Estado, con sus propias leyes.Allí no hay tribunales, ni escuelas nacionales, ni establecimientos religiosos no musulmanes. Francia lo ha consentido, y nosotros estamos cerca de sufrirlo. Los niños sólo asisten a las Madrazas, (madrassas), y sólo estudian el Corán. 

Relacionarse con lo que ellos denominan “un infiel” es considerado un crimen punible con la muerte. En efecto, en algunas áreas de ciertas naciones, los imanes y los extremistas radicales ejercen más poder del que representaría su propia demografía. Y lo hemos consentido.

Mil quinientos millones de musulmanes suponen hoy el 22% de la población mundial, pero su tasa de natalidad es seis veces superior a las de los cristianos, hinduistas, budistas, judíos y el resto de creyentes.

A final de éste siglo, superarán el 50% de la población del mundo.

Éste es el futuro que nos espera, salvo que tomemos conciencia, y se les obligue a vivir en sus países disfrutando de su “cultura”, porque en los últimos cien años no aportaron nada a la humanidad, y no hay razón para pensar que lo vayan a hacer ahora. Ya es hora de que empecemos a ganar.

José Roberto Roca Torregrosa

jueves, 31 de agosto de 2017

¿Es irreversible la Reforma Litúrgica? (Observaciones personales)

SAN PÍO V



FRANCISCO 

EN INGLÉS
[TRADUCIDO A CONTINUACIÓN]

Francis: "We can affirm with certainty and with magisterial authority that the liturgical reform is irreversible"

Pope Francis gave an address on the liturgical reform of Pope Paul VI today, speaking to participants of the 68th Italian National Liturgical Week. In it, Francis declares: "After this magisterium, after this long journey, we can affirm with certainty and with magisterial authority that the liturgical reform is irreversible."

Francis' remarks ironically read like a Quo Primum for the Novus Ordo

Pope St. Pius V's Quo Primum (1570), which has never been revoked or abolished by any pope, decreed that the Traditional Latin Mass, which the saintly pontiff promulgated in accord with the directives of the Council of Trent, would be "valid henceforth, now, and forever" and "cannot be revoked or modified, but remain always valid and retain its full force." 

Furthermore, St. Pius V warned that if anyone, including any future pope (by implication), would alter his missal, they would "incur the wrath of Almighty God and of the Blessed Apostles Peter and Paul". 

[However, it seems that ...]

The Reforms of Vatican II are IRREVERSIBLE ... unlike Jesus' words on marriage and adultery, which are totally reversible!

[Incredible!...what is happening in the Church?]

Pope Benedict XVI, in Summorum Pontificum, reiterated that the Traditional Latin Mass "was never juridically abrogated and, consequently, in principle, was always permitted." 

Benedict continued: "What earlier generations held as sacred, remains sacred and great for us too, and it cannot be all of a sudden entirely forbidden or even considered harmful."

For Francis, however, not the Traditional Latin Mass, but the reforms that deformed it are what are truly "irreversible."

-------


Francisco: “Podemos afirmar con seguridad y autoridad magisterial que la reforma litúrgica es irreversible

El papa Francisco dio el pasado día 24 de agosto un discurso sobre la reforma litúrgica del papa Pablo VI, frente a los participantes de la 68º Semana Nacional de Liturgia. En él, Francisco declara: “Después de este magisterio, después de este largo camino, podemos afirmar con seguridad y autoridad magisterial que la reforma litúrgica es irreversible.”

Los comentarios de Francisco se leen irónicamente como un Quo Primum para el Novus Ordo

El Quo Primum del papa San Pío V (1570), que aún no ha sido revocado ni abolido por otro Papa, decretó que la misa tradicional en latín que el santo pontífice promulgó de acuerdo a directivas del Concilio de Trento, es “válida de aquí en más y para siempre” y nadie puede “ anular la presente intrusión o a modificarla, sino que ella estará siempre en vigor y válida con toda su fuerza.” 

Es más, San Pío V advirtió que si alguien, incluso un futuro Papa (por implicancia) alterara su misal, habrá “incurrido en la indignación de Dios Omnipotente y de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo”.

[Sin embargo, parece ser que ...]

¡Las reformas del Vaticano II son IRREVERSIBLES ... a diferencia de las palabras de Jesús sobre el matrimonio y el adulterio, que son totalmente reversibles

[¡Increíble! ¿Qué está pasando en la Iglesia?]

En Summorum Pontificum, el papa Benedicto XVI reiteró que el rito tradicional en latín “no ha sido nunca jurídicamente abrogado y, por consiguiente, en principio, ha quedado siempre permitido”

Benedicto continuó: “ Lo que para las generaciones anteriores era sagrado, también para nosotros permanece sagrado y grande y no puede ser improvisamente totalmente prohibido o incluso perjudicial.”

Sin embargo, para Francisco, lo verdaderamente “irreversible” no es la misa tradicional en latín sino las reformas que la deformaron.

-------

OBSERVACIONES PERSONALES

- Es evidente que el "magisterio" de Francisco,  con poco más de cuatro años de Pontificado, no coincide con el "Magisterio de la Iglesia de dos mil años". ¿Es posible que en una misma Iglesia haya dos Magisterios? ¡No lo es! 

- ¡Algo muy grave está ocurriendo en la Iglesia católica y es necesario clamar a Dios y a su madre, la Virgen María, para que la Iglesia vuelva a ser lo que siempre ha sido, lo cual no es un retroceso sino un signo de aquello en lo que consiste el auténtico progreso, el cual está relacionado con la fidelidad al depósito de la Fe que se ha recibido para transmitirlo en toda su integridad. Una fidelidad sin la cual no es posible hablar de amor verdadero: El que ama nunca traiciona a la persona amada. En este caso, se trataría de una traición al mismo Jesucristo, quien claramente afirmó, como una premonición, en cierto modo, aun cuando es algo de sentido común: "Todo reino dividido contra sí mismo queda desolado y cae casa sobre casa" (Lc 11, 17)

Una Iglesia traicionada desde dentro, tal y como está sucediendo, se dirige, de modo inevitable, por pura aplicación de la lógica, a su propia autodestrucción; o lo que es igual, a la Apostasía General que es la que anuncia el fin de los tiempos y la segunda venida de Jesucristo ... y esta vez no vendrá a sufrir, sino que lo hará con Poder y Majestad (Mt 24,30), y dará a cada uno según sus obras (Ap 22, 12)

No conocemos el momento, pero sí sabemos algo muy importante que dijo Jesús con relación a los tiempos finales ... y es que "si no se acortasen tales días, nadie se salvaría; pero por los elegidos se abreviarán aquellos días" (Mt 24, 22), lo cual no es sino un eco de aquellas otras palabras de Jesús, cuando dijo: "Pensáis que cuando venga el Hijo del hombre encontrará fe sobre la Tierra?" (Lc 18, 8).

¿Y qué podemos hacer? Dado que "aquel día vendrá de improviso" y "caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra" (Lc 21, 34-35), éste es el consejo que el Señor, nuestro amado Maestro, nos da: "Velad, pues, orando en todo tiempo, para que podáis escapar de todo lo que va a suceder, y podáis estar firmes ante el Hijo del hombre" (Lc 22, 36). 

Este vivir en vela, esperando la venida de Jesús, hace que toda nuestra vida tenga el más hermoso de los sentidos, cual es el del amor, máxime cuando de lo que se trata no es de amar a cualquiera sino al mismo Dios, encarnado en la Persona de su Hijo, el cual sabemos, con certeza, por la fe, que nos ama, de un modo personalísimo y único, como así se lo decía a su propio Padre en la oración sacerdotal de la última cena: "Padre, quiero que donde Yo estoy, estén también ellos conmigo, los que Tú me has confiado, para que vean mi Gloria, la que me has dado, porque me amaste antes de la Creación del mundo" (Jn 17, 24).

De manera que no nos queda sino vivir felices, en medio de esta tormenta que asola a la Iglesia? Él está a nuestro lado. ¿Acaso necesitamos algo más? Ésta es una prueba de fe, de la cual saldremos victoriosos, pues contamos siempre con su ayuda, que nunca nos va a faltar si ponemos en práctica los medios que Él nos ha dado para ello.

"Cuando comiencen a suceder estas cosas, tened ánimo y levantad vuestras cabezas, porque se aproxima vuestra Redención" (Lc 21, 28). ¿Hay algo más bello y más consolador que estas palabras que Jesús nos dirige a cada uno, personalmente? Desde luego que no. De ahí que un cristiano no debe tener miedo nunca, puesto que tiene puesta su confianza en Dios, completamente. 

Y puesto que "no somos de este mundo, al haber sido escogidos del mundo" (Jn 15, 19) por Jesús,  " y no somos extraños ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios" (Ef 2, 19). Y "sabemos que si esta tienda, que es nuestra mansión terrena, se deshace, tenemos otra casa que es de Dios, una morada eterna en los cielos, no construida por mano humana" (2 Cor 5, 1), no nos queda sino vivir agradecidos, expectantes y alegres, teniendo, como tenemos, esta seguridad, que nos ha sido dada por pura gracia, pero que es absolutamente real. Dios no nos engaña.

Acabo estas reflexiones con las últimas palabras del Apocalipsis: "Dice el que da testimonio de estas cosas: "Sí, voy enseguida". Amén. ¡Ven, Señor Jesús!" (Ap 22, 20) 

José Martí

Buscando la Tradición: "No podemos dar lo que no tenemos" (Zane Williamson) [Incluye comentario personal]



El artículo original está en inglés. Quien domine el inglés es preferible que lo lea directamente en ese idioma. Siempre es posible usar un traductor, como el de Google, pero no es lo mismo.

-------

As many have recently noted, there is a deficit not in the deposit of faith, but in our access to it. Take, for example, Aaron Seng’s recent article “Exiting ‘SquishyChurch,” Eric Sammons’s explanation on the “Old Evangelization,” and OnePeterFive’s mission of “Rebuilding Catholic Culture. Restoring Catholic Tradition.”

When I returned to the faith, having abandoned the shelter of the Church’s wings early in my youth, I remember being zealous for the Church’s permanence and unchanging truths. Such zeal was well placed but confused, for I experienced a tumultuous year when I discovered, among other things, that the liturgy I celebrated had existed a mere fifty years, that religious liberty is opposed by the Church, and that the Catechism was not the bulwark of clear teaching I thought it to be. While I pray that my struggle deepens my faith and draws me closer to Him Who is, I still have yet to be as comfortable as I briefly was upon returning to the Church.

Although this is good for my soul on an individual level, for it demands better study of the faith and, most of all, to trust in our beloved Lord, it is not, I believe, good for the Catholic culture as a whole. Ambiguity, uncertainty, and confusion do not foster the faith, but instead obscure it to the point where many abandon the Church. Those who could rest within her walls freely wander out, carefree of the errors that poison their thoughts, words, and deeds.

The deposit of faith, in which lies so deep a well of knowledge and life, seems to be hardly accessible to us in modern times. We are as a nomadic people who travel the deserts to find even the smallest spring. Just as nomads cannot create for themselves life-giving water, today, we cannot give the truth we do not have. St. Paul, in his letter to the Romans, said, “For, ‘every one who calls upon the name of the Lord will be saved.’ But how are men to call upon him in whom they have not believed? And how are they to believe in him of whom they have never heard? And how are they hear without a preacher? And how can men preach unless they are sent?” (Rom 10:13-15).

Just consider what was passed down to many of us when we were children. One common primer for children in the ’80s taught that the Eucharist is about friends, family, community, sharing, and any other number of sweet-sounding terms – terms that agree with and don’t offend Protestants and non-Christians. Never did it teach what the Eucharist truly is: the body, blood, soul, and divinity of our Lord Jesus Christ.

Even today, the well intentioned “orthodox” Catholicism – through which I returned to the faith – can be summed up as merely pro-life and anti-contraception. This is not necessarily due to every individual’s intentions for I believe most of these Catholics are striving to follow Christ as they know how. Rather, it is simply about all that remains of the patrimony of the faith! Those two things are indeed good, but what of the teaching that the poor will always be with us regardless of whatever new humanistic solution we might endeavor to enforce? What of the Church’s teachings condemning religious liberty, indifferentism, and universalism? More importantly, what of her teachings on salvation, grace, the necessity of the sacraments, divine worship, and the dogma that there is no salvation outside of the Catholic Church?

There is, simply put, a major defect in our knowledge of the faith in the Catholic culture today. This defect must be overcome if Catholics are going to actually live as Catholics once again. It must be rooted out if we are to share the Catholic faith with the world. It is a defect I sadly share and greatly lament.

As many of us have come to realize, the rapid abandonment of the deposit of faith and further obscuring of truth gathered steam throughout the past century. In many of our lives, liturgical innovation has reigned, moral tradition has been scoffed at and scorned, and even the veracity of the Catholic faith is cast in the mud. All this is done not by non-Catholics – they had long been doing so since the heresiarch Martin Luther – but often by those who claim the name Catholic. These Catholics were aptly defined by Pope St. Pius X as modernists. Drawing strength from a lack of clarity brought forth by the Second Vatican Council, a modernist rebellion has swept through our Catholic culture. This synthesis of all heresies destroyed the beauty of our Church through iconoclasm, falsely claimed the right of authority over themselves as Protestants do, and sought to remake the Catholic faith into humanistic secularism with a “Catholic” veneer.

Their full frontal assault failed, for no enemy can defeat Him Who has already triumphed. However, the damage they caused and still cause today is the reality of the Catholic culture we live in. We are children bereft of our patrimony. The deposit of faith has been kept from us, so we cannot share it with others. We are like the ancient tribe of Israel who lost the scrolls of the Law and unknowingly violated it (2 Kings 22-23).

As did ancient Israel, we must humble ourselves, do penance, restore the deposit of faith lost by our fathers, and reform our Catholic culture. We must diligently search out our patrimony, so long buried and even now obfuscated by modernist members of the clergy and hierarchy, and restore it in our homes, our parishes, and our dioceses. We must return to the very fundamentals of the faith – fundamentals that a vast majority of Catholics do not know or explicitly deny.

Though it seems as though no faith would be found were Christ to return today, the Holy Spirit is at work – not in novel ways, as many claim, but by preserving the Faith and enlightening those who seek it. We must respond to Him by digging deep and dusting off the grime that has covered the gems of the Faith that were abandoned by our present age. We must study Tradition and seek out these precious gems – like the beautiful truth on the sacraments taught by the Council of Trent and the prudent warnings of recent popes like Pope St. Pius X and Pope Leo XIII.

When the Holy Spirit leads us to these great treasures, we must sell everything we have to own them. Once owned, we must give our lives to proclaiming the truth of the gospel, for to keep Him to ourselves is to violate the last words He said to us: “Go forth and make disciples of all nations” (Matt 28:19).

We are called to go forth, but we cannot go forth unprepared and empty-handed. We must go forth with Him in our hearts and in our minds and with His praises upon our lips. To do this most fully, we need to be aware of our defect of knowledge and give ourselves to recovering what we ought to have received.

In seeking to restore the deposit of faith, let us heed closely Pope Leo XIII: “With humble and united prayer, therefore, let us all together beseech God fervently to pour out the spirit of knowledge on the sons of the Church, and to open their minds to the understanding of wisdom”(On the Restoration of Christian Philosophy According to the Mind of St. Thomas Aquinas, the Angelic Doctor, 1879).

The Holy Spirit is at work restoring us to Tradition. Pray we have the strength and grace to respond to His call and faithfully, with His grace, accomplish the part He has given to us – be it in raising our children or sharing Him with friends. Let us raise our voices in lament and pray that the most Holy Spirit might guide us and, through His power, grant us a true Catholic revival, especially through the rediscovery of our stolen patrimony, the full deposit of the Catholic faith.

Immaculate Mother, Seat of Wisdom, pray for us to the Lord, our God, that we may be once again restored to the full deposit of the Faith. May we be granted the strength to do our part in the restoration of the Catholic faith. May the Holy Spirit work in us and give us strength to study Tradition so that we may rediscover what has been lost, and even what we don’t yet know is missing.


Zane Williamson

[En traducción libre de los últimos párrafos y resumiendo] 

Afirma Zane Williamson que la cultura católica fue barrida a raíz de la rebelión modernista que se metió de lleno en el Concilio Vaticano II. El modernismo había sido declarado por el papa San Pío X como la síntesis de todas las herejías.  Introducido el modernismo en el Concilio destruyó la belleza de nuestra Iglesia a través de la iconoclasia ... Nos han robado el depósito de la fe. De modo que no podemos compartirlo con los demás ni dárselo a conocer hasta que, como niños, volvamos a aprender de nuevo las verdades que Cristo nos reveló para que las proclamáramos por todo el orbe. Y continúa diciendo que tenemos la obligación de estudiar la Tradición y de buscar las gemas preciosas que nos han sido escamoteadas, como la hermosa verdad sobre los sacramentos, enseñada en el Concilio de Trento y las prudentes advertencias de papas recientes como León XIII y san Pío X.

Cuando el Espíritu Santo nos lleve a estos grandes tesoros, debemos vender todo lo que tenemos para poseerlos. Y una vez poseídos, debemos dar nuestras vidas para proclamar la verdad del Evangelio, porque guardarla para nosotros mismos sería violar las últimas palabras que Él nos dijo: "Salid y haced discípulos de todas las naciones" (Mt 28:19). 
Estamos llamados a salir, pero no podemos salir sin estar preparados y con las manos vacías. Debemos salir llevándole a Él en nuestros corazones y en nuestras mentes y con su alabanza en nuestros labios. Para poder realizar esto con la mayor perfección posible, necesitamos ser conscientes de nuestra carencia de conocimientos y entregarnos de lleno a nosotros mismos, poniendo todos los medios a nuestro alcance para recuperar lo que deberíamos haber recibido. 

Y acude finalmente a la Virgen María:
Madre Inmaculada, Sede de la Sabiduría, ruega al Señor, Nuestro Dios, por nosotros, a fin de que podamos llegar a conocer el depósito completo de nuestra Fe ... y que se nos conceda la fuerza para que pongamos todo de nuestra parte en la restauración de la fe católica. Que el Espíritu Santo trabaje en nosotros y nos dé la fuerza suficiente para estudiar la Tradición y poder redescubrir lo que hemos perdido y también lo que ni siquiera sabemos que nos falta


COMENTARIO PERSONAL:

Básicamente, el autor relata la necesidad de volver a la Tradición, de buscar dónde se encuentra la verdadera Iglesia ... pero no se puede dar lo que no se tiene. ¿Cómo se puede evangelizar a los demás si nosotros no conocemos nuestra propia fe? Hay mucha ignorancia entre los "católicos" acerca de su fe, pues lo que han recibido, por desgracia, a lo largo de su vida han sido palabras mundanas más que la Palabra de Dios.

Es imprescindible la reconstrucción de la cultura católica y la restauración de la Tradición católica, que son los pilares básicos que han hecho posible el progreso verdadero de la humanidad, tanto en su aspecto humano y científico como también, y sobre todo, en el aspecto espiritual. Y no una espiritualidad cualquiera, de tipo subjetivo, sino aquella que procede del conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo, que es la que nos lleva a amarle y la que nos puede hacer felices, ya en este mundo, en la medida en la que esto es posible.

Como sabemos, después de enseñar Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm que Él era el Pan de Vida y que sólo quien come su carne y bebe su sangre tiene vida eterna y Él lo resucitará en el último día (cfr Jn 6, 48.54) prácticamente todos sus discípulos, a excepción de los doce apóstoles, le abandonaron, diciendo: "Dura es esta enseñanza. ¿Quién puede oírla?" (Jn 6, 60). Y entonces Jesús, en lugar de suavizar sus palabras, preguntó a los Doce: "¿También vosotros queréis marcharos?" (Jn 6, 67).

Es emocionante escuchar la respuesta que le dio Pedro a Jesús, en representación de todos los apóstoles: "¿Y adónde iríamos, Señor? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros hemos creído y sabemos que Tú eres el Santo de Dios" (Jn 6, 68-69). 

¿Acaso Pedro y los demás habían comprendido lo que Jesús había dicho en su discurso? Con toda seguridad que no ... ¡pero se fiaron de Él! Lo conocían muy bien, habían tratado con Jesús durante tres años y Su figura les sedujo: sin Jesús, ¿adónde podrían ir? ¿qué harían? Su vida no tendría ningún sentido. ¿Por qué? Pues porque habían conocido y creído que Jesús era realmente Dios; habían experimentado su amistad y su amor hacia ellos, en todo momento. Junto a Él se sentían y eran verdaderamente felices, y esa felicidad no la habían conocido nunca ... hasta que Jesús se les dio a conocer. Desde ese momento, lo dejaron todo y le siguieron. 

¿Qué vieron en Jesús que les llevó a dar ese paso? Él había dado sentido a sus vidas. ¿Cómo lo iban a dejar ahora? Desde que lo conocieron, sus vidas cambiaron radicalmente. No podían concebir su vida si no es estando con su Maestro y Señor (y también amigo). Y así se lo hicieron saber, por medio de Pedro, que actuó como portavoz de los Doce. ¿Adónde iríamos, Señor?

Pues eso mismo es lo que tenemos que hacer aquellos que queremos ser fieles a la Palabra de Dios, contenida en los Evangelios y en el resto del Nuevo Testamento (fundamentalmente). Lo primero de todo, el trato con el Señor en la oración, meditando todos y cada uno de los pasajes bíblicos, que son los que nos dicen cómo es Jesús y cómo podemos imitarlo ... acudiendo siempre a las fuentes de la Tradición para no caer en el peligro de una interpretación personal que pudiera estar en contra de la fe de la Iglesia de toda la vida. Los grandes referentes, en este sentido, aunque no exclusivamente, son San Agustín y santo Tomás de Aquino.

Y junto al trato con el Señor vendrá, necesariamente, el amor hacia Él, junto con el entusiasmo y la alegría de poder conocerle y amarle, porque sabemos que "todo el busca encuentra" (Mt 7,8) y que, como Él nos dijo: "Si vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo piden?" (Lc 11, 19). Haciendo todas estas cosas, con perseverancia, podemos tener la absoluta seguridad de que Dios nos concederá cuanto le pedimos y, en particular, su propio Espíritu, que es el único que nos podrá llevar a entender y nos dará fuerza para proclamar el Evangelio, con nuestras palabras y con nuestra propia vida.

José Martí