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sábado, 4 de febrero de 2017

¿Un papa violento? (Por Roberto de Mattei)





Contra la evidencia, poco se puede argumentar. La mano tendida por el papa Bergoglio a la Fraternidad San Pío X es la misma que cae en estos días sobre la Orden de Malta y sobre los Franciscanos de la Inmaculada.

El asunto de la Orden de Malta ha concluido con la rendición incondicional del Gran Maestre y la vuelta al poder de Albrecht von Boeslager y del poderoso grupo alemán al que representa.

Riccardo Cascioli resume la cuestión en estos términos en La Nuova Bussola quotidiana: El responsable de la deriva moral de la Orden ha sido rehabilitado, y han despedido a quien intentó pararle los pies.

Lo sucedido supone un desprecio total a la soberanía de la Orden, como se desprende de la carta dirigida el pasado 25 de enero por el secretario de estado vaticano Pietro Parolin a los miembros del Soberano Consejo en nombre del Santo Padre, con el que la Santa Sede ha intervenido de hecho a la Orden.

Sería lógico que los otros cien estados que mantienen relaciones diplomáticas con la Orden de Malta retirasen a sus embajadores, dado que pueden mantener relaciones directas con el Vaticano, del cual ya depende totalmente la Orden.

El desprecio que manifiesta el papa Francisco por la ley se extiende del derecho internacional al derecho civil italiano.

Un decreto de la Congregación de la Congregación de los Religiosos,i con la aprobación del Papa, impone al padre Stefano Maria Manelli, superior de los Franciscanos de la Inmaculada, la prohibición de dirigirse a los medios informativos o hablar en público, así como de participar en toda iniciativa o encuentro. Y sobre todo, «devolver en el plazo de 15 días a contar de la recepción del presente decreto el patrimonio económico administrado por asociaciones civiles y cualquier otra cantidad a su disposición de cada uno de los institutos». Es decir, devolver a la Congregación de los Religiosos los bienes patrimoniales de los que, como ha confirmado el Tribunal de Apelación de Avellino, el padre Manelli no puede disponer porque pertenecen a asociaciones legalmente reconocidas por el Estado italiano.

«En 2017, en la Iglesia de la Misericordia», comenta Marco Tosatti, «sólo faltan tormentos como la garrucha y la máscara de hierro para que el catálogo esté completo».

Por si fuera poco, monseñor Ramon C. Argüelles, arzobispo de Lipa (Filipinas), ha tenido noticia de su destitución por un comunicado de la Sala de Prensa Vaticana.

Se desconocen los motivos de tal medida, pero se pueden intuir: monseñor Argüelles ha reconocido canónicamente una asociación que agrupa a ex seminaristas de los Franciscanos de la Inmaculada que han abandonado la orden a fin de poder estudiar y prepararse para el sacerdocio con plena libertad e independencia. Se trata de una culpa, por todo lo que se ve, imperdonable.

Surge la pregunta de si no será Francisco un papa violento, si entendemos bien el sentido de la palabra. La violencia no es la fuerza ejercida de modo cruento, sino la fuerza aplicada de manera ilegítima, menospreciando el derecho, con vistas a alcanzar los propios fines.

El deseo de monseñor Bernard Fellay de regularizar la situación canónica de la Fraternidad San Pío X mediante un acuerdo que no perjudique en modo alguno la identidad de su instituto es ciertamente admirable, pero cabe preguntarse: ¿es oportuno colocarse bajo la tutela jurídica de Roma precisamente en el momento en que se desprecia el derecho, o incluso se lo utiliza como un medio para reprimir a quien quiere ser fiel a la fe y a la moral católicas?

Roberto de Mattei
(Traducido por J.E.F)

Necesitamos un san Pablo (Fray Gerundio)



No es muy querido San Pablo por la progresía post-vaticanista. Su carácter, su modo de ser y su firmeza en el mantenimiento de la doctrina auténtica, lo encajan perfectamente entre los rígidos de Francisco. Su teología clara, lo hace acreedor a ser uno de estos teólogos que Francisco quería encerrar en una isla, para que discutieran allí sin molestar a nadie. San Pablo no era muy partidario del discernimiento actual, ni de las soluciones pastorales que se pasan la doctrina por el arco del triunfo, ni del ecumenismo del pasteleo, ni de la cobardía episcopal, que tanto se lleva ahora entre los más conservadores.
El modelo episcopal de San Pablo, molesta a los progres. Solamente les gusta eso de que los obispos sean casados una sola vez (1Tim. 3,2), especialmente a los que andan ansiosos de cargarse el celibato porque se sienten solos. Eso de que los obispos sepan gobernar su propia casa (3,4) es intolerable. Y eso de que deben dar doctrina es insufrible, pues ya se sabe que la única doctrina que merece la pena es la doctrina Kasper (esa sí que es buena), dispuesta a cargarse toda otra doctrina porque no se puede tolerar la dictadura doctrinal que no es la suya. Kasper, Martini (que estará mirando de reojo desde la otra vida), Marx, los Malteses y los argentinos y españoles. A todos ellos hay que recordarles la consigna de San Pablo a Timoteo (3,7): que los obispos gocen de buena fama, para que no caigan en el descrédito ni en las redes del diablo. Ya han caído en el mayor de los descréditos. Los fieles de Malta les han dado un rapapolvo a sus pastores, sumergidos en el demérito y la deshonra como pastores. Mientras, en España la Conferencia Episcopal ve cómo se profana la virginidad de María por parte de una monja indigna, incrédula y hereje descarada, sin hacer un comunicado de esos que ellos hacen para criticar a Donald Trump o para pedir que se marque la X en la Renta. Descrédito total.
He recomendado a algunos de mis novicios más espabilados (que son pocos), que hagan un seguimiento de los sermones de Francisco en Santa Marta (debe haber ya más volúmenes que la enciclopedia Espasa que tenemos en el calefactorio). Estoy seguro de que las citas del Apóstol de los Gentiles son escasas y muy seleccionadas. San Pablo era mucha tela para ellos y a Francisco no le viene en gana ponerlo como ejemplo por las razones antedichas. Rígidez y avinagramiento.
Sin embargo, necesitamos ahora mismo en la Iglesia algunos Obispos dispuestos a ser como San Pablo y actuar como él. Es difícil, porque hace falta santidad y energía. Tener bien atado el cinturón para que no se bajen los pantalones. No tener necesidad de un buen bálsamo para que la lengua no se irrite, por el exceso de lametones civiles y eclesiásticos. No tener que ingerir vitaminas contra la cobardía y el acongojamiento. Pero tenemos muy poquitos, y además están silenciados.
En el capítulo 2 de la carta a los Gálatas, cuenta San Pablo lo que se ha dado en llamar el incidente de Antioquía. Es bien conocido. San Pedro se dedicaba a disimular ante los judíos para que éstos no se enfadaran por las exigencias del cristianismo naciente. Vamos, que ya en aquella época el Vicario de Cristo tendía puentes y planteaba el discernimiento. Ahora hubiera dicho: Si un judío quiere ser judío y a la vez ser cristiano, pero su conciencia está tranquila, puede acercarse a la comunión. Seguramente algunos querrían haber redactado alguna nota 305 en el Concilio de Jerusalén. Pero san Pablo lo impidió. Le cantó las cuarenta en bastos al Papa Pedro y puso las cosas en su sitio.
Nadie se escandalizó. No hubo ningún problema, porque San Pedro era humilde (de verdad, no de boquilla) y supo aceptar la reprimenda. No era un dictadorzuelo y sabía perfectamente que la Iglesia no era su finca particular, ni su rancho, ni su cortijo. Como San Pedro era realmente bueno (y no de boquilla), ni había sido elegido hombre del año por las revistas gays de Antioquía, ni era celebrado por  la web corintodigital.com como pobre y humilde, supo aceptar lo que San Pablo exigía. Y menos mal, porque eso salvó a la Iglesia. Es que entonces había las dos cosas: un verdadero Vicario de Cristo preocupado por la fidelidad al mandato del Señor, y un verdadero Obispo que dijo lo que tenía que decir.
Es curioso que San Pablo nos cuenta que no se anduvo con vueltas y revueltas. Le dijo las cosas cara a cara. In faciem ei, dice la Vulgata. En su cara, vamos. No se dedicó a conceder entrevistas para decir un día una cosa y otro día otra. No se dedicó a hablar en general sin aterrizar. No se dedicó a dar la coba al Jefe. Le resistí en la cara, porque merecía reprensión. Toma ya. Y dijo las cosas como las tenía que decir.
Nos están tomando el pelo. El cardenal Müller, que hace unos días dijo que la famosa Amoris Laertitia no plantea ningún problema doctrinal, se enfrenta esta semana a los que la interpretan mal. Sin citarlos, claro. Porque tendría que incluir ahí al mismo Francisco, que también la interpreta mal cuando aconseja a los argentinos que la interpreten mal (según Müller) y bien (según el propio Francisco). Y a los malteses. Y a los alemanes en pleno, que ayer se descolgaron diciendo que a partir de ahora van a hacer lo que hasta ahora vienen haciendo. Y a los españoles en pleno, que apoyan la Amoris Laetitia sin rubor. Y a la Diócesis de Roma. Y a tantos otros que no salen en los periódicos y ya están distribuyendo la comunión a mansalva.
Me parece que ha llegado la hora en que los más directamente responsables, imiten a San Pablo. Pido por ello. Ya han pasado las dubbia y la actuación fina, respetuosa y educada. La respuesta ha sido tremendamente tajante. Nada de claridad. Se ha contestado a las dubbia por la vía del cabreo monumental, de la vendetta y de las amenazas. Y de los mandaderos que dan entrevistas. Nada de seriedad para responder a la seriedad de las dubbia. En cualquier momento, vienen por ahí nuevas destituciones: eso que ya todo el mundo conoce como misericordiear. Palabra que pronto estará en los diccionarios, y cuyo significado y uso situarán los expertos a partir de 2013. Sus sinónimos son fulminar, destruir (con malas artes), destrozar y eliminar. Antes se hacía con veneno. Ahora se hace con uva mala y leche caducada.
Creo que ya es la hora de actuar como San Pablo. En la cara. Respetuosa, pero firmemente. Usted, querido amigo, es un hereje promotor de la herejía y merece la reprobación. Puede usted disponer de mis cargos, capelos y beneficios. Pero no dispone usted de mi amor a la verdad y de mi responsabilidad como Obispo.
También lo dijo esto San Pablo a Tito (1, 9) como característica necesaria de todo Obispo: ser capaz de ajustarse a la enseñanza recibida, para que sea capaz de exhortar con la sana doctrina y corregir a los adversarios. El propio Jesucristo tuvo que decirle a San Pedro en otra ocasión: Tú me escandalizas, porque no piensas como los hombres, sino como Dios.
Parece que en estos tiempos de ahora, han cambiado las tornas. Lo bueno es pensar como los hombres, aunque sea a costa de la profanación de la Eucaristía y de lo que se ponga por delante. Seguro que te dan un buen cargo. Me sospecho que pronto van a nombrar Maestra de la Orden de Malta a la monja Caram. Méritos ha hecho, desde luego.
Fray Gerundio

No todo son malas noticias


Gracias a Dios seguimos teniendo todavía algunos buenos pastores que se encargan de clarificar ideas al simple pueblo cristiano, cumpliendo su triple misión de enseñar, gobernar y santificar. 


Copio aquí sólo una muestra ... pues hay muchísimos más. Pero la idea importante es que los hay. Y que aquellos católicos que deseen permanecer fieles a la Iglesia siguen contando todavía con esos pastores que la Iglesia tanto necesita, aunque hacen falta muchos más. Aquí sólo queda actuar como nos dijo el Señor que hiciéramos: "Rogad al señor de la mies que envíe obreros a su mies" (Mt 9, 38)

¡Noticias contradictorias ... O no! ¿Qué hay detrás? ... ¿Qué ocurrirá con el cardenal Burke? (José Martí)


¿Cómo se casan estas dos noticias?

(1º) El Papa pidió al cardenal Burke que limpiara de masones la Orden de Malta e hiciera respetar la moral católica



El papa Francisco con el cardenal Burke

(2º) El Gran Canciller de la Orden de Malta señala al card. Burke como responsable de la crisis
Albrecht Boeselager, gran canciller de la orden de Malta

Primero, el papa Francisco pide a Burke que investigue y limpie de masones la Orden de Malta. Burke actúa teniendo en cuenta esta orden papal y, consecuentemente, despide al gran Canciller Boeselager, como máximo responsable de la distribución de anticonceptivos a través de la organización caritativa de la Orden.

Entonces Boeselager acude al Papa y éste no sólo lo restituye en su cargo sino que le da nuevas prerrogativas, destituyendo -además- al gran Maestre de la Orden de Malta, Frei Matthew Festing, quien obedece la orden papal. 

Una vez restituido en su puesto, Boeselager acusa al cardenal Burke como máximo responsable de su expulsión (siendo así que fue expulsado por actuar, de modo irresponsable, dedicando una inmensa cantidad de dinero a fines que se oponen a la moral católica, cual es la distribución de preservativos)

El cardenal Burke había recibido la misión, entre otras, de eliminar las posibles corrupciones que encontrara en Malta. Y una vez descubierto uno de los principales corruptos, que era precisamente el Gran Canciller, Boeselager, éste acude al Papa quien, en lugar de apoyar al cardenal Burke, como es lo propio, hace justamente lo contrario, dejando a Burke desprovisto de autoridad, cuando hizo, en realidad, lo que se le había encargado que hiciera. 

Para más INRI, ahora se acerca una "reforma religiosa" en Malta, de la cual se encargará un delegado del Papa que actuará de forma independiente del cardenal Burke, quedando éste reducido a un don nadie, prácticamente.

Como todo el mundo sabe, fue el papa Francisco quien nombró al cardenal Burke como patrono de los Caballeros de Malta, en 2014, después de haberlo retirado de su importante función en Roma como jefe del más alto tribunal del Vaticano.

Da la "casualidad" de que el cardenal Burke es también uno de los cuatro cardenales que presentó las Dubia al papa Francisco, de modo público, el 14 de noviembre de 2016 (después de haberlo hecho en privado dos meses antes sin obtener respuesta). 

En la actualidad, tal respuesta por parte del papa Francisco no se ha dado, remitiendo primero a Schönborn y luego a los obispos de Buenos Aires, los cuales han dado a Amoris Laetitia la misma explicación que ahora dan los obispos alemanes: o sea, que hay casos en los que los adúlteros pueden recibir la sagrada comunión, lo cual va en contra de toda la tradición de la Iglesia. 

Hay que decir, sin embargo, que -recientemente- se ha dado una respuesta, aunque sea informal, por parte del cardenal Müller, Prefecto de la CDF, a quien también iban dirigidas las Dubia de los cuatro cardenales. Y en esa respuesta se manifiesta lo que siempre ha dicho la Iglesia acerca del matrimonio y de los adúlteros. No deja de ser reconfortante, aun cuando el Papa sigue sin hablar ... y seguirá sin hacerlo.

Son muchas casualidades. Lo que sí es cierto es que el papa Francisco no está por la Tradición, como lo ha manifestado en numerosas ocasiones, siendo muy misericordioso para con "ciertos periféricos" extraños (musulmanes, judíos, hindúes, ortodoxos, adúlteros impenitentes, gays, etc...) y muy poco misericordiosos para los que son de su casa, para los católicos, para aquellos que se quieren mantener fieles a la Tradición multisecular de la Iglesia, según la misión recibida por Jesucristo (Franciscanos y Franciscanas de la Inmaculada, Monseñor Livières, los que siguen celebrando la Misa Tridentina según el rito Tridentino, misa que nunca fue abolida, como dijo Benedicto XVI en su motu propio Summorum Pontificum, etc...). Todos estos son cristianos "tristes", espíritus "rígidos", que "no hacen lío", etc.

Los verdaderos pobres, aquellos que son despreciados por todo el mundo y por gran parte de los jerarcas, los auténticos católicos, aquellos que intentan vivir su fe cristiana (y que no son noticia en los medios de comunicación) son también perseguidos por sus propios "pastores", que no son tales pastores ... desde el momento en que están inventando una religión propia, meramente humana, que sea aceptada por todo el mundo

El único gran problema es que esa no es la religión católica, ésa no es la verdadera religión, la que Cristo fundó, sino una nueva Iglesia, que nada tiene que ver con la Iglesia de Jesucristo. Una Iglesia surgida a partir del Concilio Vaticano II y que pretende dominar al mundo, utilizando fraudulentamente la palabra de Dios, cambiándola, tergiversándola y escamoteándola ... de manera que el pueblo fiel está siendo traicionado y Jesucristo es cada vez menos conocido. 

La situación actual es, pues, sumamente grave. Pero son pocas las voces que dan la alerta. Y esas pocas son acalladas enseguida, ocultadas o ridiculizadas, no sólo por el mundo sino por miembros de la alta Jerarquía de la Iglesia ... y aquí se puede incluir también al papa Francisco. Aunque esto lo digo con profunda pena, sin embargo "nada podemos contra la verdad sino en favor de la verdad" (2 Cor 13, 8). Y "es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hech 5, 29)

Se está haciendo un grave daño a la Iglesia de Jesucristo por parte de aquéllos que debieran defenderla y que se encuentran en su interior como caballos de Troya, dispuestos a destrozarla, si ello fuera posible ... ¡que no lo es! : "Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella" (Mt 16, 18). Y "de Dios nadie se ríe" (Gal 6,7).

Como siempre, no es cuestión de lamentarse ni de ponerse tristes, sino de aumentar nuestra confianza en el Señor pues, ahora más que nunca, estamos en sus manos. ¿Y dónde podríamos estar mejor? El problema por el que está atravesando la Iglesia sólo Dios puede solucionarlo. Y lo hará, sin lugar a dudas, aunque "sus caminos no son nuestros caminos" (Is 55,9). 

No sabemos ni cómo ni cuándo; pero, desde luego actuará: Él no puede abandonar a los suyos: "¿Puede una mujer olvidarse de su niño de pecho, no compadecerse del hijo de sus entrañas? ¡Pues aunque ellas se olvidaran, Yo no te olvidaré!" (Is 49, 15). Así habla Jesucristo: "No os dejaré huérfanos. Volveré a vosotros" (Jn 14, 18). Y, por supuesto, no debemos de tener ningún miedo: "No temáis, mi pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el Reino" (Lc 12, 32). ¿A quiénes se dirige el Señor cuando dice estas palabras? Pues se dirige sólo a sus discípulos, a aquellos que lo han abandonado todo para seguirlo porque lo aman. Y éstos tendrán su recompensa.

¿Y quienes son los que lo aman? ¿Quiénes son aquéllos que no deben de temer, aquéllos a quienes el Padre quiere dar el Reino, aquéllos que no se quedarán huérfanos? ¿Cómo saberlo? Ésta es la respuesta"El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama. Y el que me ama será amado por mi Padre, y Yo le amaré y Yo mismo me manifestaré a él" (Jn 14, 21). Son éstas palabras de Jesucristo, que no puede engañarse ni engañarnos, puesto que es Dios. 

Y esto dijo, en uno de sus mandamientos, que es el que ahora nos ocupa: "Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la repudiada por su marido, comete adulterio" (Lc 16, 18). En el Decálogo que transmitió Moisés al pueblo de parte de Dios se puede leer: "No cometerás adulterio" (Ex 20, 14). Y san Pablo: "Quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del cuerpo y de la sangre del Señor" (1 Cor 11, 27). Y más adelante: "El que come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propia condenación" (1 Cor 11, 29)

Y frente a la Palabra de Dios es preciso definirse: ¿A quién creemos? ¿A Dios o a los hombres? ¿Y cómo discernir aquello que es de Dios de lo que no lo es? ¿Cómo sabemos quién nos dice la verdad? ¿A qué "pastores" tenemos que seguir? ¿Quiénes son los auténticos mensajeros del mensaje de Jesucristo? 

Pues también aquí tenemos una respuesta, que es, además, definitiva. Es de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas, palabras que son de la Biblia, palabras, por lo tanto, inspiradas por el Espíritu Santo, palabras que no son de hombre sino del mismo Dios. Y se nos dice:  "Aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciásemos un evangelio diferente del que os hemos enseñado, ¡sea anatema!" (Gal 1, 8). Esto es tan importante que sigue insistiendo en ello: "Como os lo acabamos de decir, ahora os lo repito: Si alguno os anuncia un evangelio diferente del que  habéis recibido, ¡sea anatema!" (Gal 1, 9).

De manera que no tenemos excusa, ni podemos aducir ignorancia (¡sería ignorancia culpable!): "Si no hubiera venido -dice Jesús- y les hubiera hablado, no tendrían pecado. Pero ahora no tienen excusa de su pecado" (Jn 15, 22). 

José Martí

viernes, 3 de febrero de 2017

El Cisma está a las puertas (1)


CONFERENCIA EPISCOPAL DE OBISPOS ALEMANES

El cisma está a las puertas (1)
El cisma está a las puertas (2)
El cisma está a las puertas (3)
El cisma está a las puertas (4)
El cisma está a las puertas (5)
El cisma está a las puertas (6)
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Justo después de que el Prefecto para la Congregación de la Fe, el cardenal Müller, haya dicho, en una entrevista concedida a la revista Il Timone, que la doctrina católica no ha cambiado nada en la concerniente al tan manido tema de la comunión de los divorciados vueltos a casar, contestando así, de alguna manera, aunque informal, a las Dubia de los cuatro cardenales, y afirmando -una vez más- la doctrina multisecular de la Iglesia, nos encontramos con esta noticia sobre el escrito de la conferencia episcopal alemana, según el cual se puede dar la comunión a quienes viven en estado de adulterio

Si a esto unimos el caso de los obispos de Malta (ver aquí, aquí,  aquí y aquí) y el escrito de los obispos de Buenos Aires (aquí) respaldados por el propio papa Francisco (aquí) quien no duda en decir sobre ellos: El escrito es muy bueno y explícita cabalmente el sentido del capitulo VIII de Amoris laetitia . No hay otras interpretaciones ... la conclusión a la que se llega está muy clara: Tenemos ya, de hecho, un cisma en el seno de la Iglesia Católica

Acertadamente lo expresó Bruno Moreno en uno de sus artículos en que decía, refiriéndose a esas palabras del papa Francisco:

Es difícil sobrestimar la gravedad de esta afirmación por parte del Papa: el Sucesor de Pedro aprobando una interpretación de uno de sus propios documentos frontalmente contraria a un principio fundamental de la moral católica.

No resulta fácil saber qué grado de autoridad tiene esta carta, porque se sale de las formas de actuar habituales. Como han señalado diversos prelados, si (per impossibilem) un Papa pretendiera llevar a cabo un cambio tan radical en la doctrina católica, como mínimo debería hacerlo de forma explícita, específica y clara, en un documento del máximo rango destinado a la Iglesia universal. Nunca en una nota a pie de página o en una carta que ni siquiera lleva membrete ni número de protocolo, dirigida a los obispos de una región de un país, que no se sabe si es pública o privada, redactada en términos generales y cuyo grado de autoridad es incierto. Y menos mientras siguen en vigor textos como el Catecismo de la Iglesia Católica, el Código de Derecho Canónico o todo el magisterio anterior (encabezado por la Veritatis Splendor), que rechazan frontalmente esta postura.

La carta, pues, se une al lenguaje ambiguo de la Amoris Laetitia y a toda la confusión creada en torno al Sínodo por multitud de prelados que defienden abiertamente el divorcio para los católicos (ya sea directamente como un acercamiento personal a Dios o después de un camino penitencial que de alguna forma lo justificaría), así como los anticonceptivos o las parejas del mismo sexo. [...]


En dirección contraria, importantes prelados como el cardenal Müller o Mons. Chaput han seguido la forma de actuar tradicional de la Iglesia y han interpretado la Amoris Laetitia en continuidad con el magisterio anterior

Es decir, adaptando cualquier afirmación confusa a lo enseñado por las encíclicas Familiaris Consortio y Veritatis Splendor, a los dogmas de Trento y un largo etcétera de documentos magisteriales mucho más claros y coherentes unos con otros. 

Estos prelados, sin embargo, son acusados de “ir contra el Papa”, "causar un cisma, tener una mentalidad “rigorista” y no ser suficientemente “misericordiosos”

De nuevo, las acusaciones son vagas y nunca explicitan qué es lo que hacen mal estos prelados, que se limitan a transmitir lo que a su vez recibieron y lo que siempre ha enseñado la Iglesia.

La situación, pues, es insostenible


Es imposible que algunos documentos y Papas de la Iglesia enseñen una cosa en un asunto gravísimo y fundamental, a la vez que otros documentos de un Papa, seguido por muchos obispos, parezcan enseñar lo contrario, fomentando, en la práctica, que muchas diócesis admitan una especie de “divorcio católico” basado en la negación de principios morales y teológicos básicos. No podemos seguir así. 

Resulta innegable que estamos en un momento muy grave de la historia de la Iglesia. No se trata de dos posturas que discrepan sobre temas secundarios o prudenciales, sino un enfrentamiento que toca al mismo núcleo de la moral católica.

No es extraño, por lo tanto, que los cuatro cardenales hayan presentado sus dubia al Papa Francisco para lograr, al menos, un poco de claridad. El hecho de que se les critique e insulte por pedir esa claridad es también una señal de la gravedad de la crisis en la que estamos inmersos.


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Estas palabras de Bruno fueron pronunciadas hace ya casi dos meses ... y no solo seguimos igual sino peor (todo ello sin tener en cuenta toda esa farsa de querer hacer de Lutero una especie de santo y poniendo su imagen en el Vaticano). 

Y se podrían citar muchísimos más casos, como el de los obispos de Holanda (aquí y aquí). ¡Nótese que estamos hablando de las altas jerarquías de la Iglesia! 

Afortunadamente no todos piensan así. Pues, de hecho, cuatro confraternidades internacionales de clérigos católicos -las de Estados Unidos, Australia, Irlanda e Inglaterra- hicieron pública ayer, miércoles 1 de febrero, una declaración conjunta sobre la Exhortación Apostólica post-sinodal"Amoris laetitia". en el sentido de petición de aclaración sobre ciertos aspectos confusos de la Amoris Laetitia.

Puede leerse esta declaración (traducida) bien en Catholicvs o bien en Secretum Meum Mihi


José Martí

jueves, 2 de febrero de 2017

El Papa permanece en silencio, pero habla el cardenal Müller. Que responde de este modo a las "dubia" (Sandro Magister). Comentario personal


CARDENAL MÜLLER, PREFECTO PARA LA CDF


También a él, así como al papa Francisco, los cardenales Brandmüller, Burke, Caffarra y Meisner le habían enviado sus cinco "dubia" sobre la interpretación de "Amoris laetitia", pidiendo que "clarificara".

Y ni él, el cardenal Gerhard L. Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ni mucho menos el Papa habían respondido hasta ahora las preguntas de los cuatro cardenales.

Pero en cambio ahora Müller las "clarifica", muy bien, en la amplia entrevista que publica hoy la revista "Il Timone", llevada a cabo por el director Riccardo Cascioli y por Lorenzo Bertocchi:

> La verità non si negozia

En la entrevista, el cardenal no menciona las "dubia", pero dice "apertis verbis" precisamente lo que los cuatro cardenales pedían que se clarificara.

Y no deja de fustigar a esos obispos que con sus "sofismas" interpretativos – así dice – en vez de guiar a sus fieles corren "el riesgo que un ciego conduzca de la mano a otros ciegos".

A continuación presentamos los pasajes claves de la entrevista.

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P. – ¿Se puede dar una contradicción entre Tradición y conciencia personal?

R. No, es imposible. Por ejemplo, no se puede decir que hay circunstancias por las cuales un adulterio no constituye un pecado mortal. Para la doctrina católica es imposible la coexistencia entre el pecado mortal y la gracia santificante. Para superar esta absurda contradicción Cristo ha instituido para los fieles el sacramento de la Penitencia y Reconciliación con Dios y con la Iglesia.

P. – Es una cuestión que se discute mucho a propósito del debate en torno a la exhortación post-sinodal "Amoris laetitia".

R. – La "Amoris laetitia" es interpretada claramente a la luz de toda la doctrina de la Iglesia. […] No me agrada, no es correcto que muchos obispos estén interpretando "Amoris laetitia" según su propio modo de entender la enseñanza del Papa. Esto no va en línea con la doctrina católica. El magisterio del Papa es interpretado sólo por él mismo o a través de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El Papa interpreta a los obispos, no son los obispos los que deben interpretar al Papa, esto constituiría un derrocamiento de la estructura de la Iglesia Católica. A todos ellos que hablan demasiado, les recomiendo estudiar primero la doctrina [de los concilios] sobre el papado y sobre el episcopado. Como maestro de la palabra, el obispo debe ser el primero en estar bien formado para no correr el riesgo que un ciego conduzca de la mano a otros ciegos. [...]

P.La exhortación de san Juan Pablo II, "Familiaris consortio", prevé que las parejas de divorciados que se han vuelto a casar y que no pueden separarse, para poder acceder a los sacramentos deben comprometerse a vivir en continencia. ¿Todavía es válido este compromiso?

R.Ciertamente que sí, no está superado porque no es solamente una ley positiva de Juan Pablo II, sino que él mismo expresó lo que es constitutivamente un elemento de la teología moral cristiana y de la teología de los sacramentos. La confusión sobre este punto remite también a la falta de aceptación de la encíclica "Veritatis splendor" con la clara doctrina de lo "intrinsece malum". […] Para nosotros el matrimonio es la expresión de la participación de la unidad entre Cristo esposo y su esposa la Iglesia. Ésta no es, como han dicho algunos durante el Sínodo, una simple y vaga analogía. ¡No! Ésta es la sustancia del sacramento, y ningún poder en el cielo y en la tierra, ni siquiera un ángel, ni el Papa, ni un concilio ni una ley de los obispos tienen la facultad de modificarlo.

P. – ¿Cómo se puede resolver el caos que se genera a causa de las diferentes interpretaciones que se han dado de este pasaje de Amoris laetitia?

R. – Recomiendo a todos reflexionar, estudiando antes la doctrina de la Iglesia, partir de la Palabra de Dios en las Sagrada Escrituras, que es muy clara respecto al matrimonio. Aconsejaría también no entrar en ninguna casuística que puede generar fácilmente malentendidos, sobre todo el que afirma que si se muere el amor, entonces se muere el vínculo matrimonial. Éstos son sofismas: la Palabra de Dios es muy clara y la Iglesia no acepta secularizar el matrimonio


La tarea de los sacerdotes y de los obispos no es la de crear confusión, sino la de aportar claridad. No podemos referirnos solamente a pequeños pasajes presentes en "Amoris laetitia", sino que es necesario leer todo en su conjunto, con la finalidad de hacer más atractivo para las personas el Evangelio del matrimonio y de la familia. No es "Amoris laetitia" la que ha provocado una interpretación confusa, sino algunos confundidos intérpretes de ella. Todos debemos comprender y aceptar la doctrina de Cristo y de su Iglesia, y al mismo tiempo estar dispuestos a ayudar a los demás a comprenderla y a ponerla en práctica también en situaciones difíciles.

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Hasta aquí el cardenal Müller, que entre los "confusos intérpretes" de "Amoris laetitia" puestos en la mira por él no puede no haber incluido también a los obispos argentinos de la región de Buenos Aires ... pero a los cuales el papa Francisco escribió aprobándolos plenamente:

"El escrito es muy bueno y explícita cabalmente el sentido del capítulo VIII de 'Amoris laetitia'. No hay otras interpretaciones."…

(Traducción en español de José Arturo Quarracino, Temperley, Buenos Aires, Argentina)
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COMENTARIO PERSONAL

El Cardenal Müller se expresa aquí conforme a lo que es Doctrina secular de la Iglesia, pero para ello, aun cuando no lo especifica claramente, es evidente, como afirma Sandro Magister, que se está refiriendo también (además de a los obispos malteses, a Schönborn y a muchos obispos alemanes) a los obispos argentinos de la Región de Buenos Aires ... los cuales se manifestaron, como sabemos, en sentido contrario al que Müller afirma en esta entrevista ... ¡aunque lo peor fue la respuesta del papa Francisco, quien aprobó expresamente lo que ellos afirmaron, diciendo -además- que no hay otras interpretaciones!

Entonces, ¿qué? 

Con fecha 1 de diciembre de 2016 Secretum Meum Mihi indicó cómo Müller dijo que la CDF no podía responder, pues las preguntas (las Dubia) habían sido dirigidas expresamente al Papa, y éste no le había autorizado a contestarlas (si no lo he interpretado mal). Se remitió, sin embargo, a la carta de 1994 de la Congregación para la defensa de la fe: CDF en la que se rechazaba el intento de varios cardenales alemanes para que los divorciados vueltos a casar pudieran recibir la sagrada comunión en determinados casos.

Ahora, en esta nueva entrevista para la revista Il Timone, según acabamos de leer más arriba en el escrito de Sandro Magister, hay, en cierto modo, una respuesta informal del cardenal Müller a las Dubia sobre Amoris Laetitia. Así puede leerse también en Secretum Meum Mihi de fecha 1 de febrero de 2017

Teniendo en cuenta que tal interpretación está en contra de la que le han dado los cardenales amigos de Francisco (Schönborn y Bruno Forte, de un modo especial) no sería de extrañar que Müller estuviera acelerando, con esta entrevista, su proceso de defunción como Prefecto para la CDF, para ser reemplazado por otro más en consonancia con la línea de Francisco.

Este rumor está ya en el aire desde el 13 de septiembre de 2016, como puede leerse pinchando aquí. Posiblemente fuese uno de los nombrados, apareciendo incluso Bruno Forte como un candidato con más expectativas aún que Schönborn.

Bruno Forte fue quien dijo que las personas homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana.

Mientras tanto obispos alemanes oficializan la interpretación de Amoris Laetitia: "Abre la posibilidad de recibir los sacramentos de la reconciliación y la Eucaristía", apoyándose en la interpretación que da Francisco de la Amoris Laetitia.

Todo un lío, ante el cual el Papa sigue sin hablar ... pero actuando.

José Martí

miércoles, 1 de febrero de 2017

Recordando el Conmonitorio (José Martí) (2 de 2)


(b) El progreso dogmático



Sobre esto habla San Vicente de Lerins en el número 23 de su Conmonitorio. Dice así: 

"Quizá alguien diga: ¿ningún progreso de la religión es, entonces, posible en la Iglesia de Cristo? Ciertamente que debe de haber progreso, ¡y grandísimo! ¿Quién podría ser tan hostil a los hombres y tan contrario a Dios que intentara impedirlo?

Pero a condición de que se trate verdaderamente de progreso en la fe y no de cambio. Es característica del progreso el que una cosa crezca, permaneciendo siempre idéntica a sí misma. Por el contrario, es propio del cambio que una cosa se transforme en otra"

"Conviene, pues, que crezca la inteligencia, la ciencia, la sabiduría de todos y cada uno, tanto de un solo hombre como de la Iglesia entera, a través de las épocas y los siglos; pero permaneciendo siempre en su género; es decir, en el mismo dogma, en el mismo sentido y en la misma significación" (Esta frase fue recogida en el Concilio Vaticano I y también por san Pío X en el juramento antimodernista: In modem dogma, modem censo, eademque sententia) 

"Si se concediese, aunque fuera para una sola vez, permiso para cualquier mutación impía, no me atrevo a decir el gran peligro que correría la religión de ser destruida y aniquilada para siempre. Si se cede en cualquier punto del dogma católico, después será necesario ceder en otro, y después en otro más, y así hasta que tales abdicaciones se conviertan en algo normal y lícito. Y una vez que se ha metido la mano para rechazar el dogma pedazo a pedazo, ¿qué sucederá, al final, sino repudiarlo en su totalidad?

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¿Y qué es, si no, lo que está ocurriendo hoy en día al consentir que, en determinados casos, los católicos divorciados y vueltos a casar por lo civil, puedan recibir la sagrada comunión? 

Alguien podría pensar, según esto, que no serían posibles nuevas definiciones dogmáticas, como ha ocurrido con el dogma de la Inmaculada Concepción, con la Infalibilidad del Papa cuando habla "ex cathedra" y sobre la asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los cielos, por poner algunos ejemplos que se me ocurren. 

Y, sin embargo, hay respuesta también para esta pregunta. Dice así san Vicente de Lerins en su núm. 23: [transcribo lo más relevante]

"En realidad, ¿qué fines se propuso obtener siempre la Iglesia con los Decretos Conciliares, si no ha sido el que se crea con mayor conocimiento lo que ya antes se creía con sencillez; que se predique con mayor insistencia lo que antes ya se predicaba con menor empeño; que se venere con mayor solicitud lo que antes se honraba con demasiada calma?

Esto y no otra cosa es lo que ha hecho siempre la Iglesia con los Decretos de los Concilios (...): transmitir a la posteridad, en documentos escritos, lo que había recibido de nuestros Padres mediante sólo la Tradición (...) especificar con términos nuevos y apropiados una doctrina no nueva" 

A este respecto, el cardenal Franzelin, en su Tractatus de Divina Traditione et Scriptura (2 ª ed, Roma, 1875, 195-296), hacía notar algo que es obvio si se toma en serio lo que el mismo Conmonitorio dice en el capítulo 23 sobre el desarrollo del dogma: que la expresión "quod semper, quod ubique, quod ab omnibus" no debe tomarse en sentido exclusivo, sino afirmativo, pues no puede olvidarse que "algún capítulo de la Doctrina puede estar contenido en la Revelación objetiva y puede, también, con el paso del tiempo, hecha la suficiente explicación y proposición, pertenecer a las verdades que deben ser creídas necesariamente con fe católica porque, aunque siempre estuviese contenido en el depósito de la Revelación, sin embargo, no fue creído explícitamente siempre, en todas partes y por todos"

NOTA: El mejor criterio, ante la duda, es acudir a los santos Padres. Este Conmonitorio de san Vicente de Lerins está escrito, casi por completo, en mi otro blog. Con relación a este punto esencial acerca de cómo es posible un progreso en el conocimiento de la Doctrina e incluso la aparición de dogmas aparentemente nuevos, sin que haya habido ninguna modificación en lo que se refiere a la Revelación, puede ser conveniente leer lo que dice al respecto san Vicente de Lerins pinchando aquí.

José Martí


  • Bibliografía usada:

  1. GER, Tomo XXIII, págs. 483-484
  2. Adelante la Fe: Reglas para distinguir la verdad católica del error. Contiene enlace al contenido completo del Conmonitorio
  3. "El progreso del dogma cristiano" del padre Santiago González

martes, 31 de enero de 2017

El pecado de Trump (José Luis Aberasturi)

FUENTE: INFOCATÓLICA


Copio aquí la parte final de un artículo de José Luis Aberasturi, de título "La mentira, como el peor sistema", en donde se refiere al presidente Trump. Antes había hablado de los medios de comunicación, así como del daño que están haciendo a la sociedad, por comunicar mentiras.


¿Cuál ha sido el “pecado” de Trump? 

Primero, que tiene dinero, y que no lo ha robado como los políticos -y sindicalistas- de la nomenklatura: o sea, en nómina. De hecho ha renunciado al sueldo que le correspondería como Presidente. Igualito que Rajoy, por poner un ejemplo.

Segundo, que no le debe favores a nadie: imperdonable. Y menos a Soros, o a la prensa; y por eso puede ponerla en su sitio, como lo ha hecho. Igualito que los partidos y los sindicatos en España que, si serán honrados y buenos que hasta pagan a los separatistas, a los terroristas, a los corruptos, a los periódicos, etc., a cargo de los PGE; o sea, con nuestro dinero. Del que, por cierto, cobran ellos, y muchísimo.

Tercero, que DICE LA VERDAD: cumple lo que ha prometido en campaña; y esto deja a los políticos “de cuchara", y a la prensa que vive de ellos, con el antifonario al aire

Pero claro, la "verdad” se carga todo el tinglado; y esto, el mundillo de la nomenklatura no puede tolerarlo: de hecho, ya han salido “voces” de que hay que cargarse a Trump, físicamente. Y la prensa, y sus profesionales, que viven de esto, están en un “ay". Y los políticos, ni te cuento, especialmente en Europa, donde todos son de nómina, y engordando.

Un último apunte, también del ABC: Luis Ventoso, en campaña permanente contra Trump, y que cobra religiosamente del medio: “Defender la tortura inhabilita moralmente a Trump” (27-I-2017, p. 15). Seguramente

Pero al Luis, a lo que se ve, defender el aborto al por mayor, sufragar a los terroristas yijadistas, pagarte la campaña electoral con la mayor multinacional de abortos -favor que pagas luego fomentándolos con dinero público…-, eso, lo que han hecho Obama y la Hilaria, eso sí debe "habilitar moralmente” para ser Presi en EEUU: para el Luis, por supuesto.

En definitiva, lo de Trump es inaceptable e insufrible para la “democracia” partidista, para los políticos de nómina, para los mass media ideologizados y “cobrantes", para la corrupción instalada, para la impunidad imperante, y para el enriquecimiento personal fruto del saqueo institucional.

Por eso los norteamericanos, que estaban hasta el moño de semejante gentuza, han elegido a Trump, y lo han hecho su Presidente. Y claro, en una semana, como ha sido empresario toda su vida y con éxito, en esta semana ha hecho más por Norteamérica y los norteamericanos, que Obama en 8 años. Y encima les ha salido todo muchísimo más barato que con el que se ha tenido que largar.

Algo está cambiando, para bien, en y desde EEUU. Y algo está intentando cambiar en Europa, porque lo de ahora -y lo de la Unión Europea- es insufrible.

Ojalá cuajen a ambos lados del Atlántico, y no sean flor de un día.

José Luis Aberasturi