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lunes, 9 de diciembre de 2013

Acerca de Nelson Mandela

Me ha llamado la atención el interés mundial que ha ocasionado la muerte de Nelson Mandela, aclamado por todos, sin excepción. Y, sin embargo, no es oro todo lo que reluce. ¿Quién ha sido realmente Nelson Mandela? ¿Se le puede comparar con Gandhi? He estado buscando información y me he enterado de algunos detalles que desconocía. Y que pienso que son importantes. Y si no lean, lean... Añado los links correspondientes.

No me imagino a Ghandi cantando la canción que cantaba Nelson Mandela, por Elentir
Hacia la manipulación hagiográfica de Mandela. Una opinión diferente, por Manuel Morillo

Son artículos documentados y objetivos. Yo reproduzco aquí un tercer artículo, escrito por Fray Gerundio, porque es el que está más en conformidad con la temática de este blog.

Nelson Mandela, que estás en los cielos…


No es de admirar que la justicia humana sea tan injusta. Ya estamos acostumbrados a ello. A la vista están los asesinos de ETA paseando por las calles, ante el malvado e hipócrita-asombro horrorizado de los políticos del PP y del PSOE que los han dejado salir, o mejor dicho, que han pactado su salida, al mismo tiempo que proclaman que ellos están con las víctimas. 

La Justicia llamada internacional de este Nuevo Orden Mundial que nos gobierna, impone la amnistía encubierta de los asesinos mientras viven;  y los alaba y ensalza cuando mueren. Esto es normal, aunque algún día Dios pondrá las cosas en su lugar. El llanto y el rechinar de dientes del que hablaba Jesucristo, no es una figura retórica para ilustrar un infierno vacío.

En estos días, una vez más, asistimos a la muerte de uno de los líderes mundiales más mimados, afamados, premiados y amados de los últimos lustros: Nelson Mandela.

Es por eso perfectamente normal que la prensa liberal, laica, anticristiana y embustera ensalce de este hombre su inmensa condición de estadista, su condición de libertador, resaltando que la clave de su éxito político había sido tender la mano y dialogar con el adversario (esto me suena), y yo qué sé cuántas cosas más. Pero es lo de siempre: el mundo izquierdoso enardecido y casi en éxtasis por este defensor de los derechos humanos. Y el mundo derechoso, con la baba caída por este maravilloso líder, que vino a salvar a sus contemporáneos y a adoctrinar a toda la humanidad. 

Todos los diarios se sumergen en esta universal incensación. El Rey de España, tan preocupado él de los derechos del hombre, especialmente si es yerno o de la familia, ha escrito una carta pública en la que se le escapa un lapsus de lo más divertido: «Descanse en paz quien supo traérsela a Sudáfrica y a quien tanta gratitud debemos todos». Digo yo que habrá querido decir traérsela fresca, según dice hoy día la gente. Porque a Sudáfrica le trajo la muerte y la desolación. Sí, porque este hombre ha sido responsable de la ley del aborto libre más amplia de todos los países. Han muerto más negros por las leyes abortivas de Mandela que por el appartheid; claro que con la aquiescencia de la Jerarquía Católica que protestaba por éste (es decir, por el appartheid) , pero no por aquéllas (o sea, por las leyes abortivas).

Más de 250 premios y títulos internacionales avalan la labor destructiva de este hombre, amparado por todas las organizaciones norteamericanas de influencia mundial y de corte masónico. Y por supuesto –¡cómo no!–, con el dichoso Premio Nobel de la Paz, que todos sabemos lo que es. Y el que no lo sepa, que repase la lista de los premiados en los últimos decenios. Por eso digo que no me extraña tanta alabanza y tanto incienso en boca de tantos aduladores. Hasta hay quien es oficialmente opositor de Fidel Castro pero llama a Mandela gran estadista, cuando el comunismo marxista de Nelson Mandela no se puede extirpar de su glorioso curriculum. Manuel Morillo ha esclarecido brillantemente el tema.[véase el segundo link que he colocado más arriba]

Pero lo que realmente me deja atónito y paralizado es que también desde las altas instancias de la Santa Sede, se emiten mensajes alabando la figura de este hombre. Según las últimas consignas, habría sido un momento estupendo y propicio para salir a los de fuera a mostrarles la alegría del Evangelio. La alegría del que sabe que la vida humana es sagrada desde el primer momento de su concepción. El momento de anunciar el mensaje de Jesucristo a estos “auténticos periféricos” que han hecho tanto daño a la humanidad y que han provocado más pobreza que ningún otro sistema económico, porque han promovido sistemáticamente la pobreza del pecado, que es la mayor y la más miserable de todas las pobrezas. Por lo menos, si no se convierten –aunque no hagamos proselitismo con ellos–, el resto de católicos no serán confundidos escuchando palabras elogiosas para la cultura de la muerte.

Y si no se las creen, aquí las tienen (palabras del Papa), con subrayados míos; o sea, con mi perplejidad en forma de subrayado:  "En su mensaje de pésame el Papa Francisco rinde homenaje al firme compromiso demostrado por Nelson Mandela en la promoción de la dignidad humana de todos los ciudadanos de la nación y en la creación de una nueva Sudáfrica basada en los firmes cimientos de la no violencia, la reconciliación y la verdad. El Papa reza para que el ejemplo del difunto presidente inspire a las generaciones de sudafricanos a poner la justicia y el bien común en la vanguardia de sus aspiraciones políticas. Con estos sentimientos, el Pontífice invoca sobre el pueblo de Sudáfrica los dones divinos de la paz y la prosperidad.

No sé por qué me ha venido a la mente la cita del evangelio de San Mateo 10, 33


Hasta aquí fray Gerundio. 

Pero es que, por si no fuera suficiente con el mensaje escrito, resulta, según acabo de leer en las noticias del Vaticano, que el Papa va a enviar a un Cardenal al funeral de Nelson Mandela. Se puede leer la noticia haciendo clic aquí. Esto son hechos. Que cada cual saque sus conclusiones.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Entrevista al Papa por el director de La Civitta Cattolica (1 de 4)



En la segunda quincena del mes de agosto de este año de 2013 tuvo lugar una larga entrevista al Papa Francisco por el jesuita italiano P.Antonio Spadaro, director de la Civitta Cattolica. En total, dialogaron durante más de seis horas a lo largo de tres sesiones, los días 19, 23 y 29 de agosto. Un resumen o síntesis de esta entrevista fue publicado en 16 revistas de la Compañía de Jesús, el 19 de Septiembre. En España la revista de los jesuitas, donde se recoge esa entrevista, en 17 páginas, es Razón y Fe. Yo la he leído con cierto detenimiento (aunque no el suficiente, al ser muchos los temas que se tratan en ella). Y sinceramente, me quedo algo confuso ante algunas declaraciones que no acabo de entender, por más que lo he intentado. Iré señalando algunas, aunque el comentario de esta entrada será sólo sobre la idea del discernimiento, en principio.



Una de las cosas que más me llama la atención es la capacidad que tiene el Papa Francisco de utilizar el lenguaje, de modo que para poder entenderlo tenga que ser interpretado. Y según quien lo interprete habrá querido decir una cosa u otra completamente distinta. Ese modo de hablar ambiguo, que no lo es cuando él no quiere que no lo sea, está produciendo hoy mucha confusión y desconcierto, en particular en los buenos cristianos (es decir, aquellos que luchan por vivir como cristianos), en la gente sencilla que va a Misa los domingos  y procura vivir bien su cristianismo, gente con fe que cree en Jesucristo como Hijo de Dios (y Dios Él mismo) y cree en la Iglesia y en que el Papa es el representante de Cristo en la tierra.


No ocurre así con aquellos que también se llaman a sí mismos cristianos ("los cristianos progres"), pero que, en realidad, no lo son, pues ni viven conforme a las enseñanzas de Cristo y de su Iglesia ni creen lo que Cristo y su Iglesia enseñan: no conocen su fe, no creen en la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, etc..., cristianos que han dejado de ir a Misa y que viven exactamente igual que aquellos que no lo son. Para ellos lo que dice ahora el Papa que tenemos supone un progreso y una apertura de la Iglesia al mundo. "Ya iba siendo hora de que la Iglesia cambiara" -dicen. Pero lo que más me preocupa es que los que "se están frotando las manos" y celebran lo que dice el Papa actual sean precisamente los adversarios de la Iglesia, aquellos que odian todo lo que huele a católico. Éstos aplauden al Papa que, dicho sea de paso, está saliendo continuamente en todos los medios de comunicación, lo que no había ocurrido nunca. Realmente es muy preocupante que tus enemigos hablen bien de tí. El periódico el País, entre muchos otros, y el mismísimo Zapatero, hablan bien del Papa Francisco, aunque no cabe duda de que los medios de comunicación manipulan y tergiversan las palabras del Papa...En fin.


Según se lee en la entrevista a la que nos referimos "el discernimiento es un pilar de la espiritualidad del Papa". En palabras del propio Papa: "el discernimiento se realiza siempre en presencia del Señor". Estoy completamente de acuerdo. Busco en el diccionario y encuentro las siguientes acepciones para la palabra discernir: a) Distinguir. Reconocer. Ver una cosa como distinta de otra y reconocer entre varias cuál es cada una: 'Discernir el bien del mal'. b) Particularmente, saber cuáles cosas son buenas y cuáles no. c) Tener criterio para conocer la bondad o maldad, la conveniencia o inconveniencia, etc., de las cosas.


Pienso que, efectivamente, el discernimiento es fundamental para no dejarse engañar. Y es especialmente importante cuando se tienen que tomar decisiones, máxime si éstas afectan al núcleo de nuestra existencia, si nos jugamos la salvación o la condenación eternas. No es ninguna broma lo que está en juego. Por lo tanto, las decisiones que se tomen deben estar bien sopesadas y no improvisar. Como dice el Papa, "hay que esperar, valorar internamente, tomarse el tiempo necesario". Es éste uno de los puntos en los que, como digo, estoy completamente de acuerdo con las declaraciones del Papa. En realidad, cualquier persona con sentido común usa el discernimiento en sus acciones. Expresado con más propiedad, se trata, simplemente, de ejercitar la virtud de la prudencia, que nos lleva a ser realistas y a considerar todos los datos a nuestro alcance antes de tomar una decisión, de modo que la decisión tomada venga regida por una CONCIENCIA BIEN FORMADA. Entran aquí el estudio serio, la máxima información (veraz) posible, el aconsejarse de personas buenas y expertas en el tema en cuestión, etc... Y, sobre todo, antes de tomar la decisión, es preciso ponerse delante del Señor y pedirle, con todas nuestras fuerzas, que nos ayude a tomar la decisión correcta. [Es cierto, sin embargo, como alguien dijo, que el sentido común es el menos común de los sentidos... y si además, hablamos de hacerlo en presencia del Señor, ¿qué quieren que les diga?...; de modo que las cosas más evidentes necesitan ser recordadas con cierta frecuencia, dada la situación actual de mentira en la que se desenvuelve nuestro mundo]


El discernimiento bueno requiere, entre otras cosas, el amor a la verdad, la mirada pura, la sencillez de corazón, la ausencia de egoísmo, la disposición completa para actuar conforme a lo que se ha visto que es lo mejor. Y todo ello llevado a la oración, en el diálogo íntimo con el Señor, pidiéndole su ayuda, sabiendo que, aun así, podemos equivocarnos...pero, al menos, habremos hecho todo lo que estaba de nuestra parte. Y en caso de equivocarnos, rectificar rápidamente, con humildad y con alegría, pues ésa sería la señal cierta de que lo que realmente nos importa es la verdad y no el tener razón o dejar de tenerla: "Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos" (Mt 5,16).


Pues bien: dicho todo esto y haciendo uso de mi facultad de pensar, que no está reñida con el amor sincero a la Iglesia Católica (una Iglesia fundada por Jesucristo hace ya dos mil años) y, pidiéndole al Señor que me ayude a reflexionar como conviene, me dispongo a escribir acerca de algunas expresiones que han salido de la boca del Papa Francisco y que, sinceramente lo digo, en la presencia de Dios, no acabo de entender. Procuraré discernir entre el bien y el mal para saber lo que es bueno y lo que no lo es. Mis referencias básicas, al hablar, serán dos: la Sagrada Escritura (en particular el Nuevo Testamento) y la Tradición de la Iglesia de veinte siglos. Con la ayuda del Señor, en quien confío, espero no errar en lo que diga y en mi interpretación acerca de lo que está ocurriendo hoy día en la Iglesia. Y caso de errar en algo, estoy dispuesto a ser corregido, con base en las mismas fuentes pues ellas son las que contienen todo lo que el hombre de hoy y de siempre necesita para salvarse.

(Continuará)

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Obispos Holandeses y catolicismo agonizante (por Fray Gerundio)

Las visitas llamadas “ad limina” son los encuentros que hacen los Obispos de cada país con el Santo Padre cada 5 años, en los que se supone que hay una revisión de la situación del catolicismo en las Diócesis, así como otras muchas reuniones y presentación de informes en los diversos Dicasterios de la Santa Sede.

Esta semana le ha tocado el turno a la Conferencia Episcopal de los Países Bajos. Una Iglesia que está enferma de muerte desde hace ya más de 40 años, como sabe todo el que tenga edad y memoria para recordar el destrozo y la ruina que sufrió tras el Concilio Vaticano II. Si algún mérito tiene el catolicismo holandés, uno de ellos desde luego ha sido el constituirse en pionero de la caída en picado del catolicismo en los países del norte de Europa, a los que siguieron inmediatamente el resto de naciones, antes llamadas oficialmente católicas.




Ya soy demasiado viejo para recordarlo todo, pero desde luego viene a mi memoria la profunda crisis que se suscitó en aquellos años en que salió a la luz el Catecismo Holandés (1966), plagado de errores y ambigüedades (por decirlo de una forma suave), redactado bajo la batuta del nefasto teólogo Eduard Schillebeeckx pero con el visto bueno del cardenal Alfrink, obispo fundamental en el Concilio y en todo el proceso de derribo y destrucción del catolicismo holandés. Cómo sería el dichoso Catecismo, que tuvo que intervenir la Santa Sede con una Declaración dos años después (sin muchas prisas, como ven), para advertir que eran necesarias ciertas correcciones. Claro que, como ha ocurrido desde aquella época, mientras llegaban las correcciones -que nunca llegaron-, el Catecismo Holandés se vendía en las librerías como rosquillas, a un clero entusiasmado que veía con exultante y progresista gozo, la llegada de la primavera eclesial. Cientos de miles de ventas, también traducido al español, ante la pasividad y el silencio de los Obispos. Nada de condenas, todo admoniciones suavecitas, la “exigencia” de que se le añadiera un Suplemento y no sé cuantas cosas más, menos la condena explícita. Pero es que estábamos ya en el tiempo en que la Iglesia debía usar el bálsamo de la misericordia más que el de la condena, Juan XXIII dixit.

Mientras tanto, esta doctrinas heréticas se iban infiltrando en la práctica común de parroquias, sacerdotes y fieles. Hasta el punto de que en muy pocos años, el catolicismo holandés era más un cadáver que un enfermo. Y ese cadáver expandía su corrupción al resto de naciones antes católicas, como si fuera un éxito y un progreso. Y si no lo creen, vean ustedes el informe demoledor que se presentaba hace dos años en este poco sospechoso
medio de información religiosa, que decía entre otras cosas que actualmente hay 4.200 iglesias en Holanda, de las que unas 1.400 serán clausuradas antes de 2020 y 900 iglesias fueron abandonadas desde 1970 (…) Alrededor de 1960, el 70% de los católicos holandeses asistía a la misa del domingo. Actualmente sólo lo hace el 7%.

Como se puede apreciar claramente, esto es una hecatombe y un cataclismo de tamaño descomunal. Si este “progreso” hubiera sucedido en una empresa privada, seguro que no le habrían erigido ninguna estatua al Cardenal Alfrink y toda su cabalgata de compinches. Porque es un verdadero fracaso, una destrucción sistemática de lo que fue un catolicismo floreciente. Dios sabrá si fue conscientemente buscada.

Por esta razón, me sorprenden todavía más y no dejan de admirarme y asombrarme, las palabras que el Papa ha dirigido a los Señores Obispos holandeses
en su reciente visita. Palabras que no aluden para nada a una recuperación del catolicismo perdido, sino a…

…escuchar a las personas que sufren el vacío espiritual y están buscando el sentido de la vida, escuchándoles, para compartir con ellos la esperanza, la alegría, la capacidad de seguir hacia adelante que Jesús nos ofrece.

Eso sí, dejando claro que…

…la Iglesia no sólo propone verdades inmutables y actitudes contra corriente en el mundo, sino que los ofrece como clave para un buen desarrollo humano y social.

Y por supuesto, recalcando una vez más …

…que hay que hacer visible la misericordia de Dios y su ternura por cada criatura (…) y que la Iglesia se expande no con el proselitismo, sino con la atracción.
Estoy empezando a pensar que Su Santidad tiene un problema de fijación contra las fórmulas fijas. Hay que ver qué manía con lo de las verdades inmutables. No sé qué diría un sicoanalista, pero esto ya empieza a sonar a disco rallado. No hay discurso en el que no salga esta referencia. Cuando en realidad, lo que debería sonar es lo de siempre: que el Catolicismo solamente se recuperará cuando se establezcan de nuevo las verdades inmutables y nos dejemos de pamplinas. Nadie se atreverá a decir que el catolicismo holandés se desplomó, precisamente desde el momento en que teólogos amparados por Pastores comenzaron a poner en duda TODAS las verdades inmutables, todos los dogmas. Y crearon una nueva religión, que poco a poco fue a menos hasta convertir a Holanda en un país de suicidas, hasta el punto de que en 2102
solicitaron el suicidio asistido “solamente” 4.200 personas.

Pero claro, debemos atajar estos problemas (de los que no se habla con claridad en las visitas ad limina), con la atracción. No con el proselitismo. Con la misericordia, no con verdades estables e inmutables.

Menos mal que también se les insta a los Obispos a preocuparse de los jóvenes, diciéndoles que hay que valorizar…

…la escuela católica, dando a los jóvenes una sólida educación que siga favoreciendo su formación humana y espiritual en un espíritu de diálogo y fraternidad con aquellos que no comparten su fe.

¡¡Toma castañas!!

O sea, nada de nada. No veo por ninguna parte (y Dios sabe que me gustaría verlo), una admonición a recuperar la fe, la liturgia, las virtudes cristianas. Todo es lo mismo de siempre. Pero claro está, al final hay un mensaje de oración y comprensión para las víctimas de abusos sexuales. ¡Pues no faltaba más!

lunes, 2 de diciembre de 2013

La Iglesia no es una democracia...¡ni puede serlo! (y 2)

Sería, por ejemplo,  realmente preocupante que los enemigos de la Iglesia, aquellos que desean su destrucción, hablasen bien de algún sacerdote, de algún obispo o incluso del Papa. Sería mala señal. Sería una señal inequívoca de que el cristiano en cuestión está pensando al modo del mundo y no conforme a Dios: "Mis pensamientos no son vuestros pensamientos ni vuestros caminos mis caminos" (Is 55,8). El mismo Pedro, el que sería el primer Papa, cuando Jesús les estaba diciendo a sus discípulos que debía subir a Jerusalén y padecer mucho, que moriría y luego resucitaría al tercer día, lo tomó aparte y se puso a reprenderle: ¡Eso no te sucederá!... Parece lógica la reacción de Pedro, muy humana. Pues bien, y aunque no lo acabemos de entender en toda su profundidad, lo cierto es que "Jesús, volviéndose, dijo a Pedro: 'Apártate de Mí, Satanás!, pues eres para Mí escándalo, porque no gustas las cosas de Dios sino las de los hombres" (Mt 16,23). 

La Iglesia debe ser luz para el mundo, precisamente porque el mundo está en tinieblas y no conoce a Jesús. Por lo tanto, la Iglesia debe anunciar a Jesús venido en carne, con el convencimiento pleno de que "ningún otro Nombre hay bajo el cielo, dado a los hombres, por el que podamos salvarnos" (Hch 4,12) "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por Mí". (Jn 14,6). Cualquier otro camino conduce a la perdición, llámese como se llame. La Verdad es Una. Y tiene un nombre. Es una Persona. Es el Hijo de Dios, el Unigénito, que se encarnó y se hizo hombre. Su nombre es Jesús.



San Juan, como suele ocurrir casi siempre con todas las palabras de la Sagrada Escritura, se expresa con una claridad que no deja lugar a ninguna duda. Sus palabras son muy duras, pero son verdad. Y dice así, para prevenirnos del error, como buen pastor que es y que cuida bien de su rebaño: "Carísimos, no creáis a cualquier espíritu, antes bien examinad si los espíritus son de Dios, porque se han presentado en el mundo muchos falsos profetas. En esto conoceréis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo vino en carne, es de Dios; pero el Espíritu que no confiese a Jesús, no es de Dios; ése es el AntiCristo, el cual oísteis que viene, Y AHORA YA ESTÁ EN EL MUNDO" (1 Jn 4, 1-3). Si esto era verdad cuando fue pronunciado, mucho más lo es ahora, en el momento que vivimos.

Es urgente que los cristianos tengamos muy claro que sólo hay una Religión verdadera, que es la Religión Católica y que el diálogo con otras religiones es imposible, tengan el nombre que tengan, a menos que la idea sea la de tratar de acercarlos a la Verdad, una Verdad que está sólo en Jesucristo, el Único que puede salvarlos. ¿Cómo puede hacerse esto? La respuesta es que sólo será posible si tenemos en nosotros a Jesús (si vivimos Su misma Vida), pues sólo Jesús puede llegar al corazón de esta gente y convertirlos, si ellos ponen de su parte; a nosotros sólo nos toca el rezar por ellos y por su conversión al Catolicismo. Si entendemos por esto el diálogo, como apertura a la Verdad, o sea, a Jesucristo, bienvenido sea ese diálogo (aunque mucho me temo que el llamado ecumenismo y diálogo entre religiones se trate de otra cosa diferente). 


Tal vez alguno piense que tanta seguridad en que nosotros tenemos la Verdad y que no hay otra, no es más que soberbia. Pero se equivoca: no hay vanidad ni presunción ni soberbia de ninguna clase. Se trata de transmitir aquello que se ha recibido, sin mérito alguno por nuestra parte. Aunque la cita sea larga creo que merece la pena transcribirla por completo. Dice San Juan: "Lo que existía desde el  principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y han palpado nuestras manos acerca de la Palabra de la Vida -pues la Vida se ha manifestado: nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, que estaba junto al Padre y que se nos ha manifestado-, lo que hemos visto y oído, OS LO ANUNCIAMOS para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos esto para que nuestra alegría sea completa" (1 Jn 1, 1-4) . 


El cristiano se siente indigno del don recibido. Sabe que no lo merece. Y sólo le queda prorrumpir en acción de gracias a Aquél que "siendo rico se hizo pobre por nosotros, para que nos enriqueciéramos con su pobreza" (2 Cor 8,9). Esta seguridad en Jesús proviene del deseo de parecernos a Él, a quien queremos,  porque Él nos ha amado primero (1 Jn 4,19)... Él, que es nuestro único Maestro y el Buen Pastor que da su vida por sus ovejas, (Jn 10,11), como efectivamente, así ocurrió. Por eso San Pablo podía decir con tranquilidad y seguridad: "Sufro, pero no me avergüenzo, pues sé muy bien a quien me he confiado" (2 Tim 1,12)


El anuncio de la Palabra de Dios siempre conlleva padecimientos y persecuciones, pero esto es lo normal en un cristiano, quien debería sentirse dichoso si tal cosa le ocurriese. Recordemos cómo los fariseos  "llamando a los apóstoles, los azotaron, les ordenaron que no hablaran en el nombre de Jesús, y los soltaron. Ellos se retiraron gozosos de la presencia del Sanedrín por haber sido dignos de sufrir ultrajes a causa de su Nombre" (Hech 5,41). Pues ésto es precisamente lo propio y específico en un cristiano que lo sea de verdad. Según San Pablo "todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús, sufrirán persecución" (2 Tim 3,12). Y Jesús decía: "Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a Mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no sois del mundo, sino que Yo os escogí del mundo, por eso el mundo os odia" (Jn 15, 18-19). De ahí que diga San Juan: "No os extrañéis si el mundo os aborrece(1 Jn 3,13)

"Un cristiano no puede moverse por lo que le agrada al mundo: "¿Busco yo acaso el favor de los hombres o de Dios? ¿O es que deseo agradar a los hombres? Si aún tratara de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo (Gal 1,10). En realidad, de verdad, un cristiano debería sentirse verdaderamente preocupado si tuviese el favor del mundo, en conformidad con estas palabras que tienen por autor al Espíritu Santo: "No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el Amor del Padre no está en él" (1 Jn 2,15). El mundo de hoy se ha apartado de Dios; quiere alejar a Dios de su vida... Y parece que lo está consiguiendo. Odia con rabia todo lo que le recuerda a Jesucristo. Ya casi nadie cree... Se podría decir que nos encontramos en una situación de Apostasía universal (o bien, muy próximos a ella). Los cristianos son objeto de burla, se les persigue e incluso se les mata... sin que, prácticamente, nadie les acoja ni haga nada por ellos. Esto lo estamos viendo.

No sabemos si estamos ya en los últimos tiempos, porque esto no nos ha sido revelado pero, si no lo estamos, este fin no parece que pueda estar muy lejos por las señales que se perciben y que concuerdan bastante con lo que se encuentra en el Evangelio y en el Nuevo Testamento cuando se habla de la segunda venida del Hijo del Hombre. En todo caso, ése sería otro tema del que se hablará en otra ocasión.

domingo, 1 de diciembre de 2013

La Iglesia no es una democracia...¡ni puede serlo! (1)

El Papa es el representante de Cristo en la Tierra. Es la cabeza visible del Cuerpo Místico, que es la Iglesia. La cabeza invisible es Cristo. Nosotros somos miembros vivos de ese cuerpo Único. Y el Papa, sucesor legítimo de Pedro, tiene la misión  de conservar íntegro el depósito apostólico que ha recibido, tanto oral como escrito, ayudado en esta labor por los obispos, sucesores de los apóstoles. Así lo expresaba San Pablo en su carta a Timoteo"Ten por norma la sana doctrina que oíste de mí, con la fe y la caridad, que están en Cristo Jesús. GUARDA EL DEPÓSITO con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros" (2 Tim 1, 13-14). Y a los primeros cristianos les decía: "Hermanos, manteneos firmes y GUARDAD LAS TRADICIONES que habéis aprendido de nosotros, de palabra o por carta" (2 Tes 2,15).  San Pablo era claro y contundente: "Hay quienes os perturban y quieren trastocar el Evangelio de Cristo. Pero AUNQUE NOSOTROS O UN ÁNGEL DEL CIELO os anunciara un evangelio distinto del que os hemos anunciado, ¡sea anatema! " (Gal 1, 7-). (Anatema significa maldito). Y, dada la importancia de lo que acaba de decirles se lo vuelve a repetir, con insistencia: "Si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema!" (Gal 1, 9). 



De modo que nadie, absolutamente nadie, ni siquiera el Papa, puede arrogarse el cambiar el depósito de la Revelación, contenido en la Sagrada Escritura, sobre todo en el Nuevo Testamento. La Revelación acaba con la muerte del último de los apóstoles, que es San Juan. El mismo San Juan insiste en esta idea, sumamente importante, refiriéndose, en este caso al libro del Apocalipsis: "Si alguien añade algo a esto, Dios enviará sobre él las plagas descritas en este libro; y alguien sustrae alguna palabra a la profecía de este libro, Dios le quitará su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa que se describen en este libro" (Ap 22, 18-19). 

Al fin y al cabo, la Sagrada Escritura es la Palabra de Dios: el Espíritu Santo es su autor. Los que la escribieron fueron instrumentos libres de los que Dios se valió para que lo conociéramos (cada uno con su estilo y su personalidad, pero diciendo siempre aquello que Dios quería que fuera dicho para nuestra salvación). La Palabra de Dios debe ser mantenida íntegra hasta el fin de los tiempos, sin quitarle ni añadirle nada, pues "Jesucristo es el mismo ayer y hoy y lo será siempre" (Heb 13,8). 

Por otra parte, Jesús instituyó su Iglesia, primero mediante una promesa: "TÚ ERES PEDRO y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del Reino de los Cielos y cuanto ates en los tierra será atado en los cielos, y lo que desates en la tierra será desatado en los cielos" (Mt 16,18-19). Y luego, cuando resucitó, confirmó a Pedro en su cargo, preguntándole por tres veces: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" a lo que Pedro, entristecido de que se lo preguntara por tres veces, le contestó: "Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te amo" . Y  tras cada respuesta le contestaba: "APACIENTA MIS OVEJAS" (Jn 21, 15-17). Y mientras esperamos su segunda venida, tenemos sus palabras en nuestra mente y en nuestro corazón: "Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin de los tiempos"  (Mt 16,20). Y vivimos así de esperanza con la seguridad y la confianza que nos dan las palabras del Señor: "El Cielo y la Tierra pasarán pero mis palabras no pasarán" (Mt 24,35)


El primado de Pedro es fundamental. La Iglesia tiene una estructura jerárquica, por voluntad expresa de Jesucristo, su fundador. LA DEMOCRACIA EN EL SENO DE LA PROPIA IGLESIA ES INCONCEBIBLE. Pedro tiene el poder y la autoridad que de Cristo ha recibido; sólo de Él la ha recibido. Esto es muy importante. Pedro no ha sido elegido por consenso entre los apóstoles, ni representa a la comunidad eclesial. Su misión fundamental es la de transmitir el depósito recibido a todas las generaciones que le van sucediendo y así hasta el final de los tiempos, en que tendrá lugar la segunda venida de Jesucristo, para el Juicio Final. 

El Papa, por lo tanto, sucesor legítimo de Pedro, tiene que cuidar de las ovejas que le han sido encomendadas (que somos todos los cristianos) dándoles el buen pasto que necesitan. Este pasto es la Palabra de Dios, íntegra, no adulterada, ni falsificada, ni ocultada. Las siguientes palabras que San Pablo dirige a los Corintios, deben hacerse vida en todos los cristianos pero, de una manera muy especial, en el Papa, que es quien va delante de las ovejas: "Somos-dice- para Dios el buen olor de Cristo, para los que se salvan y para los que se pierden: para éstos olor de muerte para la muerte; para aquellos, olor de vida para la vida" (2 Cor 2, 15-16). Y continúa: "Pues no somos como la mayoríatraficantes de la palabra de Dios, sino que con sinceridad y como viniendo de Dios, en presencia de Dios, hablamos en Cristo" (2 Cor 2,17).  

Sólo la Iglesia Católicaen cuanto Iglesia,  fundada por Jesucristo y fiel a su mensaje, es la que tiene la correcta interpretación de las palabras de Jesús: "Sabed, ante todo, que ninguna profecía de la Escritura puede interpretarse por cuenta propia, porque nunca profecía alguna fue proferida por voluntad humana sino que, movidos por el Espíritu Santo, han hablado los hombres de parte de Dios" ( 2 Pet 20-21).  Al igual que Jesucristo, el Papa (y los obispos en comunión con el Papa y fieles a la tradición multisecular) debe ser también un buen pastor y cuidar del rebaño que le ha sido confiado, cuidando de que sus ovejas no descarríen y se pierdan, engañadas por sus enemigos. De ahí la necesidad y la obligación que tenemos los cristianos de rezar por el Papa para que el Espíritu Santo lo ilumine a fin de que tome las decisiones que debe, decisiones que, lógicamente, no deben ser las que el mundo aplauda"¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!" (Lc 6,24). 
(Continuará)

sábado, 30 de noviembre de 2013

Exhortación apostólica del Papa Francisco

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA
EVANGELII GAUDIUM
DEL SANTO PADRE
FRANCISCO
A LOS OBISPOS
A LOS PRESBÍTEROS Y DIÁCONOS
A LAS PERSONAS CONSAGRADAS
Y A LOS FIELES LAICOS
SOBRE
EL ANUNCIO DEL EVANGELIO 
EN EL MUNDO ACTUAL

Esta primera exhortación apostólica del Papa Francisco está dirigida a TODOS los católicos del mundo y se refiere al anuncio del Evangelio en el mundo actual. Es un texto largo de 224 páginas con 288 puntos, que tratan de diversos temas. A continuación se detalla el índice y la paginación. Si se quiere acceder a su contenido completa pulsar aquí. Puede descargarse en formato pdf. 


ÍNDICE


La alegría del Evangelio [1] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  3

I.

Alegría que se renueva y se comunica [2-8] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

II.

La dulce y confortadora alegría de evangelizar [9-13] . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Una eterna novedad [11-13] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10

III.

La nueva evangelización para la transmisión de la fe [14-18] . . . . . . . . . . . 13
Propuesta y límites de esta Exhortación [16-18] . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . .  16



CAPÍTULO PRIMERO: LA TRANSFORMACIÓN MISIONERA DE LA IGLESIA

I.

Una Iglesia en salida [20-24] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . .  19
Primerear, involucrarse, acompañar, fructificar y festejar [24]  . . . . . . . . . . 21

II.

Pastoral en conversión [25-33] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  23
Una impostergable renovación eclesial [27-33] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .25

III.

Desde el corazón del Evangelio [34-39]. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30

IV.

La misión que se encarna en los límites humanos [40-45] . . . . . . . . . . . . . .  34

V.

Una madre de corazón abierto [46-49] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39



CAPÍTULO SEGUNDO: EN LA CRISIS DEL COMPROMISO COMUNITARIO

I.

Algunos desafíos del mundo actual [52-75] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  44
No a una economía de la exclusión [53-54]. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
No a la nueva idolatría del dinero [55-56]. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
No a un dinero que gobierna en lugar de servir [57-58] . . . .. . . . . . . . . . . . . 48
No a la inequidad que genera violencia [59-60]. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
Algunos desafíos culturales [61-67] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  51
Desafíos de la inculturación de la fe [68-70] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  57
Desafíos de las culturas urbanas [71-75] . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  59

II.

Tentaciones de los agentes pastorales [76-109]. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
Sí al desafío de una espiritualidad misionera [78-80]. .  . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
No a la acedia egoísta [81-83] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . 66
No al pesimismo estéril [84-86]. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
Sí a las relaciones nuevas que genera Jesucristo [87-92] . . . . . . . . . . . . . . . .  71
No a la mundanidad espiritual [93-97] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  75
No a la guerra entre nosotros [98-101]. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
Otros desafíos eclesiales [102-109] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81



CAPÍTULO TERCERO: EL ANUNCIO DEL EVANGELIO

I.

Todo el Pueblo de Dios anuncia el Evangelio [111-134] . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
Un pueblo para todos [112-114] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
Un pueblo con muchos rostros [115-118] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92
Todos somos discípulos misioneros [119-121]. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 96
La fuerza evangelizadora de la piedad popular [122-126] . . . . . . . . . . . . . . . . 99
Persona a persona [127-129] . . . . . .. . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
Carismas al servicio de la comunión evangelizadora [130-131]  . . . . . . . . . . .105
Cultura, pensamiento y educación [132-134] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .106

II.

La homilía [135-144] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
El contexto litúrgico [137-138] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  . . . . 109
La conversación de la madre [139-141] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 110
Palabras que hacen arder los corazones [142-144] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .112

III.

La preparación de la predicación [145-159] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
El culto a la verdad [146-148] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
La personalización de la Palabra [149-151] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
La lectura espiritual [152-153] . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 121
Un oído en el pueblo [154-155] . . . . . . .  . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  122
Recursos pedagógicos [156-159] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  . . . . .  . 124

IV.

Una evangelización para la profundización del kerygma [160-175] . . . . . . .  127
Una catequesis kerygmática y mistagógica [163-168] . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
El acompañamiento personal de los procesos de crecimiento [169-173] . . . . 133
En torno a la Palabra de Dios [174-175] .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137



CAPÍTULO CUARTO LA DIMENSIÓN SOCIAL DE LA EVANGELIZACIÓN

I.

Las repercusiones comunitarias y sociales del kerygma [177-185] . . . . . . . .  139
Confesión de la fe y compromiso social [178-179]. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140
El Reino que nos reclama [180-181] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142
La enseñanza de la Iglesia sobre cuestiones sociales [182-185] . . . . . . . . . . . 144

II.

La inclusión social de los pobres [186-216] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
Unidos a Dios escuchamos un clamor [187-192] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
Fidelidad al Evangelio para no correr en vano [193-196]  . . .. . . . . . . . . . . . .152
El lugar privilegiado de los pobres en el Pueblo de Dios [197-201] . . . . . . . .  155
Economía y distribución del ingreso [202-208] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  160
Cuidar la fragilidad [209-216] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 164

III.

El bien común y la paz social [217-237] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169
El tiempo es superior al espacio [222-225] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171
La unidad prevalece sobre el conflicto [226-230] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 173
La realidad es más importante que la idea [231-233]. . . . . . .  . . . . . . . . . . . . 176
El todo es superior a la parte [234-237] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177

IV.

El diálogo social como contribución a la paz [238-258] . . . . . . . . .  . . . . . . .  180
El diálogo entre la fe, la razón y las ciencias [242-243] . . . . . . . . . . .  . . . . . . 182
El diálogo ecuménico [244-246] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183
Las relaciones con el Judaísmo [247-249] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .186
El diálogo interreligioso [250-254] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187
El diálogo social en un contexto de libertad religiosa [255-258] . . . . . . . . . . . 191



CAPÍTULO QUINTO: EVANGELIZADORES CON ESPÍRITU

I.

Motivaciones para un renovado impulso misionero [262-283] . . . . . . . . . . . .  196
El encuentro personal con el amor de Jesús que nos salva [264-267] . . . . . .  . 198
El gusto espiritual de ser pueblo [268-274] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 202
La acción misteriosa del Resucitado y de su Espíritu [275-280] . . . . .. . . . . . . 207
La fuerza misionera de la intercesión [281-283]. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 212

II.

María, la Madre de la evangelización [284-288]. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213
El regalo de Jesús a su pueblo [285-286] . .  . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .  214
La Estrella de la nueva evangelización [287-288] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 216


jueves, 14 de noviembre de 2013

Encuesta universal (y 4)




Se me viene a la mente aquella frase del Evangelio que hoy tiene una tremenda actualidad: "Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas del rebaño" (Mt 26,31). Aquellas palabras que pronunció el papa Pablo VI en la homilía de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, en 1972: "el humo de Satanás se ha infiltrado en la Iglesia",  son ahora más ciertas que entonces... porque, a lo que parece, ese humo aún sigue dentro. Es cierto que dijo Jesús: "Ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe" (1 Jn 5, 4), pero también dijo: "¿Pensáis que cuando venga el Hijo del hombre encontrará fe en la Tierra?" (Lc 18, 8). Hoy hay una gran crisis de fe, una apostasía universal. El mundo, en su conjunto, ha dejado de ser católico, se diga lo que se quiera. Por ejemplo: ¿Quién cree hoy, de verdad, en Jesucristo, como Hijo de Dios y Dios verdadero? ¿Quién cree en su presencia real en la Eucaristía?  ¿Quién cree que existe el Cielo y el Infierno? ¿Quién cree en la resurrección real del Señor? ¿Quién en la virginidad de María, la Madre de Jesús y, por lo tanto, madre de Dios? ¿Quién cree en la Iglesia como Una, Santa, Católica y Apostólica?  Y así podríamos seguir haciendo todo tipo de preguntas relacionadas con la fe. De seguro que nos encontraríamos con respuestas sorprendentes provenientes de los mismos católicos, aquellos precisamente a quienes se les va a consultar sobre qué es lo que les parece que está bien y lo que no está bien en el ámbito de la familia. Esto es muy preocupante. 


"Nadie puede servir a dos señores" (Mt 6,24). No se puede estar con Dios y con el mundo. "Quien no está conmigo está contra Mí; y quien no recoge conmigo, desparrama" (Lc 11,23). Y las palabras de San Juan son muy fuertes: "todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; ése es el espíritu del Anticristo, de quien habéis oído que va a venir, y  ya está en el mundo" (1 Jn 4, 3), palabras que si tenían actualidad cuando fueron dichas, hoy la tienen aún más. 




Yo respeto profundamente a los Papas, porque son los representantes de Cristo en la Tierra y hacen sus veces. Pero eso no me impide pensar: si no hay amor a la verdad no hay tampoco amor a Jesús quien dijo de sí mismo que "Él era la Verdad" (Jn 14,6). Por eso me permito hacer las reflexiones que hago en este artículo, cuyo objeto no es la crítica, sin más, sino el ejercicio del discernimiento, del que, con toda la razón del mundo,  tanto habla nuestro querido Papa que debemos hacer uso, en conformidad con lo que hacía San Ignacio de Loyola. 


Yo no pretendo juzgar aquí al Papa ni a nadie, ni siquiera a mí mismo. Eso es cosa del Señor, que es quien conoce el fondo de todos los corazones y posee todos los datos que nosotros ignoramos. Además, podría hablar de infinidad de temas sobre los que se ha pronunciado el Santo Padre, con relación a Jesús y a la fe, que son muy hermosos.  Hay homilías muy bellas del Papa Francisco. Yo he comentado alguna. Pero ello no obsta para que me haga preguntas sobre aquello que no entiendo. Por ejemplo:  ¿A qué se debe que casi todo el mundo hable hoy bien del Papa Francisco, tanto cristianos como no cristianos e incluso ateos? De hecho hay un libro, escrito por un sacerdote, titulado "Francisco, el Papa de todos". A mí eso me llama la atención. No hay día que no aparezca un titular en los periódicos hablando del papa Francisco, ..., alabándolo, sobre todo en aquellos periódicos que son anticlericales. ¿Por qué? ¿Qué es lo que hace que los enemigos de la Iglesia celebren tanto las actuaciones de este nuestro Papa? Luego está el hecho de que hace ciertas declaraciones que, aunque no sean pronunciadas ex cathedra (y en ese sentido son opiniones) no cabe duda de que, siendo el Papa quien las hace, en el mejor de los casos, le dejan a uno bastante confuso. Surgen voces, con muy buena intención (no me cabe duda) que dan a la gente la interpretación de lo que ha querido decir el Papa, en realidad. Eso es así. Pero lo cierto  y verdad es que lo que ha dicho lo ha dicho. (Hay una serie de afirmaciones que ha hecho el Santo Padre que son bastante discutibles, por no decir otra cosa, y de las que hablaré en otros artículos). Y se ha creado un clima de confusión y desconcierto en el pueblo cristiano, lo que no tendría por qué ocurrir. La referencia es siempre nuestro Señor Jesucristo. Esto era lo que decía el Señor a sus discípulos: "Que vuestro modo de hablar sea: 'Sí, sí; 'no, no'. Lo que exceda de esto, viene del Maligno" (Mt 5,37).Y luego, el Señor aconseja prudencia y sencillez"Mirad que os envío como ovejas en medio de lobos. Por eso, sed sagaces como las serpientes y sencillos como las palomas" (Mt 10, 16).   




Y, sin embargo, a pesar de todo lo dicho, los cristianos no debemos inquietarnos. El Señor nos ha colocado en este mundo con una misión. La época en la que vivimos es la mejor época en la que podríamos haber vivido, puesto que en ella nos ha colocado el Señor. Y Él quiere lo mejor para nosotros. Es aquí y ahora donde tenemos que santificarnos. Sabemos, porque Jesús nos lo ha dicho, que Dios es un Padre bueno, que cuida de nosotros  y que nos quiere con locura; y no consentirá que se pierda ninguno que, actuando con sinceridad y buena voluntad, ponga los medios que Dios le ha dado para poder hacer frente a todos los avatares que vayan surgiendo a lo largo de su vida:"Fiel es Dios que no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas, sino que con la tentación os dará la fuerza para que podáis superarla" (1 Cor 10,13). 


Pero eso sí: no podemos descuidarnos. Debemos estar siempre alerta, lo que, en realidad, no es tan difícil si de verdad lo queremos. Estas son sus palabras: "Velad porque no sabéis en qué día vendrá vuestro Señor" (Mt 24,42). En el mundo vamos a tener dificultades. Eso ya lo sabemos. Pero tenemos la fortaleza del Espíritu de Jesús, que es el Espíritu Santo,  que nos impide atemorizarnos: "No hay temor en el amor, porque el amor perfecto rechaza el temor, pues el temor mira al castigo, y quien teme no ha alcanzado la plenitud en el amor" (1 Jn 4, 18). Es precisamente todo lo contrario: "Cuando comiencen a suceder estas cosas (catástrofes, persecuciones, etc...) tened ánimo y levantad vuestras cabezas, porque se aproxima vuestra redención".(Lc 21, 28) Debemos grabar estas palabras en nuestra mente y en nuestro corazón, porque nos va en ello la vida, en todos los sentidos (la felicidad en esta vida terrena y luego la vida eterna).


Como colofón a este artículo deseo volver a recordar estas consoladoras palabras, que ya cité en la primera parte, pero que nos conviene retener con fuerza, pues nos pueden y nos deben orientar, en este mundo tan confuso, acerca de lo que tenemos que hacer si no queremos perdernos: AUNQUE NOSOTROS MISMOS O UN ÁNGEL DEL CIELO OS ANUNCIÁSEMOS UN EVANGELIO DIFERENTE DEL QUE HABÉIS RECIBIDO, ¡SEA ANATEMA! (Gal 1, 8) 

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Encuesta universal (3)

¿Por qué ese interés tan grande por parte de algunos miembros de la Iglesia Jerárquica en seguir las enseñanzas del mundo, en abrirse al mundo, en pensar con criterios mundanos ? ¿Por qué ese afán de ser aplaudidos por el mundo, siendo así que los criterios de la Iglesia son contrarios a los del mundo? ¿Es que no nos importa el perder la propia identidad con tal de que así hablen bien de nosotros? Pues éstas no son las enseñanzas contenidas en las Sagradas Escrituras. Dice San Pablo a los gálatas: "¿Busco yo acaso el favor de los hombres o de Dios? ¿O es que deseo agradar a los hombres? Si aún tratara de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo" (Gal 1,10). 

Porque,  si analizamos los hechos (y los hechos son innegables), parece que hay en la Iglesia un deseo de agradar a todos (¡ojalá me equivocase!) como si el Catolicismo no fuese la Única Religión verdadera, como si todas las religiones tuviesen el mismo valor; o, si se quiere, como si todas las religiones fuesen verdaderas (lo que equivale a decir que todas son falsas) Se pretende que la Religión haga referencia tan solo al sentimiento de cada uno y que no sea ni conocida ni estudiada; que la Religión no tiene por qué influir en la marcha del mundo, que eso es un retroceso, desconociendo así la enorme influencia positiva que ha tenido la Religión (y me refiero ahora a la Religión Católica) tanto en el progreso y desarrollo de la humanidad (en todos los ámbitos, incluido también el científico), como la realidad incontestable de que ha hecho felices a millones de personas. No hay razones de peso para ir contra la Religión... ...en verdad no hay ninguna razón razonable



Claro que el Demonio es el padre de la mentira y es muy hábil en su terreno, así como también lo son sus hijos, para hacerle creer a la gente que la Religión (sobre todo, la Católica) ha sido nefasta para el progreso. No importa que eso sea completamente falso, como demuestra la historia, pues "si los hechos están en contra de las ideas paganas, peor para los hechos" (sencillamente se falsea la historia para transmitir a la gente -tergiversándolo, además-  sólo aquello que ellos quieren que la gente conozca). La manipulación histórica es, en este sentido, tremenda. De modo que, tal como están las cosas,  se está consiguiendo (si es que no se ha conseguido ya) que el reinado de Dios sea sustituido por el de los hombres. Dios no existe; es un mito propio de personas sin cultura.  El hombre es dios para sí mismo. Y si cabe hablar de alguna religión ésta es la religión del hombre, que es el único que cuenta. Esto sería así, lógicamente, para los ateos y los agnósticos... en principio.


Y digo esto porque, además, se está extendiendo también, en el seno de la misma Iglesia, la idea (¡falsa!) de que todos los hombres se salvan, hagan lo que hagan, lo quieran o no, lo sepan o no lo sepan. Ya no se habla del pecado ni del infierno, ni de la divinidad de Jesucristo ni de su Resurrección y su Presencia real en la Eucaristía, etc... En otras palabras: se omiten las verdades sobrenaturales, que siempre ha enseñado la Iglesia, lo que es de una enorme gravedad, pues aquello de lo que no se habla, al final acaba olvidándose (si es que alguna vez llegó a aprenderse) y lo que es real queda reducido a mito.


¡Qué pocos son los pastores en la Iglesia de nuestro tiempo que hablen de estas cosas que son fundamentales para que la Iglesia pueda continuar existiendo como tal Iglesia, conservando las verdades que recibió de su Fundador; sin las cuales acabaría desapareciendo. Sabemos que la Iglesia no será destruida, pero sí puede quedar reducida a su mínima expresión. Jesús hablaba de "mi pequeño rebaño" (Lc 12,32), refiriéndose a sus discípulos. 

¿Significa esto que estamos cerca del final de los tiempos? Es difícil saberlo, aunque hay bastantes indicios de que así podría ser. Recordemos, por ejemplo, lo que dice san Pablo a los Tesalonicenses, acerca de la proximidad de los últimos tiempos y de la segunda venida del Señor: "Que nadie os engañe de ninguna manera, porque antes ha de venir la apostasía y se ha de manifestar el hombre de iniquidad, el hijo de la perdición, que se opone y se alza sobre todo lo que se dice Dios o es adorado, hasta llegar a sentarse en el templo de Dios, manifestando que él es dios" (2 Tes 2, 3-4). No es arriesgado aventurar que nos encontramos actualmente en una situación de apostasía general a nivel mundial. De manera que si no estamos ya en la Apostasía general, de la que nos habla san Pablo,  sí es cierto que nos estamos acercando a ella a pasos agigantados. 


Sobre este asunto dice Jesús que "acerca de aquel día y hora nadie sabe, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre" (Mt 24,36) [Se refiere, evidentemente, al Hijo, en cuanto hombre, y en cuanto que no es su misión revelar ese día]  Pero hay algo que sí es cierto y es que ese día vendrá, y vendrá sin anunciarse: "Aquel día vendrá de improviso y caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra" (Lc 21, 34b-35). "Habrá una tribulación tan grande como no la hubo desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si no se acortasen tales días, nadie se salvaría; pero por los elegidos se abreviarán aquellos días" (Mt 23, 21-22)... "Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre (es decir, la Cruz) y en ese momento todas las tribus de la tierra gemirán y verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes del cielo, con gran poder y gloria(Mt 23, 30).



Siendo esto verdad, el Señor, como siempre hace, nos da la solución junto al problema, una solución que es sencilla:  "Velad, pues, porque no sabéis en qué día vendrá vuestro Señor" (Mt 24,42). Tan importante es esto que insiste, repetidamente y en varias ocasiones, en que estemos siempre vigilantes : "Estad preparados, porque a la hora que menos penséis vendrá el Hijo del hombre" (Mt 24,44). Y san Pedro también es muy claro, cuando nos aconseja cómo proceder en nuestra vida, sabiendo lo que nos espera: "Si todas estas cosas van a destruirse de ese modo, ¡cuánto más debéis llevar vosotros una conducta santa y piadosa, mientras aguardáis y apresuráis la venida del día de Dios, cuando los cielos se disuelvan ardiendo y los elementos se derritan abrasados! Nosotros, según su promesa, esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva, en los que habita la justicia" (2 Pet 3, 11-13). Y finalmente san Juan, en el Apocalipsis, refiriéndose a la situación en la que se encontrarán aquellos cuyos nombres estén escritos en el libro de la vida ( o sea, en el cielo) dice: "Vi  un cielo nuevo y una tierra nueva, pues el primer cielo y la primera tierra desaparecieron, y ya no existe el mar... Ésta es la morada de Dios con los hombres: habitará con ellos y ellos serán su pueblo, y Dios, habitando realmente en medio de ellos, será su Dios. Y enjugará toda lágrima de sus ojos; y no habrá ya muerte ni llanto, ni lamento, ni dolor, porque todo lo anterior ya pasó. Y el que estaba sentado en el trono dijo: Mira, hago nuevas todas las cosas. Y añadió: 'Estas palabras son fidedignas y veraces' " (Ap 21, 1.3-5)
(Continuará)

martes, 12 de noviembre de 2013

Encuesta universal (2)

Lo dicho en el post anterior se refiere al contenido de la encuesta. Pero es que el mero hecho de la encuesta, en sí mismo, no me cabe en la cabeza. La Iglesia tiene una constitución Jerárquica y no democrática; y esto es de institución divina. Jesucristo es Rey del Universo "Yo soy Rey. Para esto he nacido y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad; todo el que es de la verdad escucha mi voz" (Jn 18,17) y dio el primado a Pedro"Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas" (Jn 21,17), primado que antes le había prometido:  "Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del Reino de los Cielos; y todo lo que ates sobre la Tierra quedará atado en los Cielos; y todo lo que desates sobre la Tierra quedará desatado en los Cielos" (Mt 16, 18-19).



Siendo esto así, como lo es, ¿qué sentido tiene para la Iglesia conocer lo que piensa el mundo? Esto se debe, en buena parte,  a la influencia de las filosofías modernas, según las cuales la Iglesia tiene que acomodarse al mundo para no quedarse obsoleta. Es algo que ya se veía venir cuando se hablaba, en el Concilio Vaticano II, del aggiornamiento o puesta al día de la Iglesia, para abrirse a las nuevas corrientes de pensamiento. Maritain hablaba, en su libro El campesino del Garona, de "arrodillamiento ante el mundo" por parte de la Iglesia. Esto es un grave error, pues no es la Iglesia la que se debe adaptar al mundo, sino al revés: son los hombres los que tienen que acomodarse al Evangelio. ¿O es que valen más las "verdades" de los hombres que las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo?  "Yo soy la luz del mundo-decía Jesús-. El que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8,12). Estas palabras de Jesucristo son palabras de Dios pues "Yo y el Padre somos uno" (Jn 10,30) y "todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre" pero "quien confiesa al Hijo también posee al Padre" (1 Jn 2, 23). "Todo el que se extralimita y no permanece en la doctrina de Cristo no tiene a Dios" (2 Jn, 9). Dios nos lo ha dicho todo en su Hijo, en Jesucristo. Y es su Palabra la que tenemos que escuchar y la única que nos puede dar la vida: "Mis palabras son Espíritu y Vida" (Jn 6,63). En cambio, "vino la luz al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas" (Jn 3,19).

  
Si esto es así, ¿a cuento de qué viene el preparar un cuestionario para todo el mundo mundial sobre temas que no le competen? Porque un católico que "piense" según el mundo, es del mundo y no es católico. En la Biblia viene claramente recogida esta idea, tanto en el Antiguo Testamento: "Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos- oráculo del Señor" (Is 55,8), como, sobre todo, en el Nuevo Testamento, y de una manera tajante: "¿No sabéis que la amistad con el mundo es enemiga de Dios? Por tanto, quien desee hacerse amigo del mundo se convierte en enemigo de Dios" (Sant 4,4). Son éstas palabras muy fuertes...¡y verdaderas! El Evangelio es incompatible con el mundo. Decía el Señor, en la oración sacerdotal dirigida a su Padre, hablándole de sus discípulos: "Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como Yo no soy del mundo(Jn 17, 14). Por eso les decía Jesús a sus discípulos: "Si el mundo os odia, sabe que me ha odiado a Mí antes que a vosotros. Si fueseis del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no sois del mundo, sino que Yo os escogí del mundo, por eso el mundo os odia" (Jn 15,18-19).



De modo que el cristiano tiene que contar con el odio del mundo como una condición esencial a su ser propio de cristiano, hasta el punto de que si no fuera así sería mala señal:"¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!" (Lc 6,26). Y advierte: "Ellos son del mundo: por eso hablan cosas mundanas, y el mundo los escucha" (1 Jn 4,5). El apóstol, los pastores tienen la obligación de predicar la Palabra con integridad y de no callar nada, aunque eso conlleve el odio y la persecución. De no hacerlo así, según dice Jesús, no estarían cumpliendo con la misión que de Él han recibido. Y de ello tendrán que dar cuenta ante Dios.


Debemos de tener las ideas bien claras y no llamarnos a engaño. Escuchemos lo que nos dice san Pablo: "todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús sufrirán persecución" (2 Tim 2,12). Esto es una realidad que podemos ver hoy con toda claridad, si no nos tapamos los ojos: el mundo se ha vuelto de espaldas a Dios; no sólo eso sino que odia a Dios abiertamente y se atreve a blasfemar y a mofarse de Él, no consintiendo que nadie viva conforme a las enseñanzas del Señor. 

San Juan se expresa con palabras tan clarividentes a este respecto, que no dejan lugar a dudas, con respecto a la relación del cristiano con el mundo"No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él". Y, a continuación explica el porqué de esa afirmación: "Porque todo lo que hay el mundo, la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida, no proceden del Padre, sino del mundo" (1 Jn 2, 15-16). Por eso, "no os extrañe si el mundo os aborrece" (1 Jn 3,13). 

(continuará)