BIENVENIDO A ESTE BLOG, QUIENQUIERA QUE SEAS



lunes, 6 de agosto de 2018

"Si lo dice el Papa ... ¡será verdad!": GRAVE ERROR (José Martí) (2 de 9) LA IGLESIA SE HUNDE Y LOS OBISPOS CALLAN


Pero sigamos: 

¿De qué personas se rodea? 

Judíos, Anglicanos, Musulmanes, Vudús, Protestantes, Masones, pro-homosexuales, etc ... 

¿Quiénes son sus consejeros? 

Los cardenales modernistas Kasper, Schönborn, Maradiaga, Coccopalmerio, Marx, el jesuita pro-homosexual James Martín,  etc...

¿Y sus amigos? 

- Aquellos que comulgan con la ideología marxista: Fidel Castro y Chaves (en su momento, cuando aún vivían), Evo Morales, Nicolás Maduro, etc...  ¿Por qué?  Pues porque para él, los marxistas son los mejores cristianos. Es el caso, por ejemplo, de todos los que defienden la Teología de la Liberación, siendo Leonardo Boff, "teólogo" ex-sacerdote franciscano, el más representativo. 

- Y luego están Tucho Fernández, el autor "oculto" de la Amoris Laetitia, elevado a arzobispo, Hans KüngPepe, el cura villero, sor Lucía Caram, Sor Teresa Forcades, etc, etc.

[ Intento ser honesto intelectualmente, pues para eso me ha dotado Dios de razón: para que la utilice, siempre luchando en busca de la verdad, sin la cual es imposible querer a Jesucristo, quien dijo de Sí mismo: "Yo soy la verdad". 

No soy ningún experto teólogo, sólo un padre de familia nacido, gracias a Dios, en el seno de una familia católica; y que, preocupado por la situación actual de apostasía que sacude la Iglesia, procura conocer mejor el contenido de su fe, mediante la lectura de buenos libros, de autores de reconocida ortodoxia, básicamente los santos (san Agustín, santo Tomás de Aquino, los santos Padres y otros afines). Y, por supuesto, mediante lectura meditada de la Santa Biblia, sobre todo del Nuevo Testamento, siendo la oración y la frecuencia de los sacramentos la única fuerza que me permite mantenerme fiel, aunque no todo lo que yo quisiera ... Ante ello, sólo puedo decirle a Jesús lo mismo que san Pedro: "Señor, Tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero" (Jn 21, 17) 

Es la confianza en Él y la seguridad de su Amor lo único que nos puede dar la verdadera felicidad, ya desde ahora, aun en medio de persecuciones¡Ojalá el Señor nos lo hiciera ver a todos los cristianos y supiéramos actuar, sin ningún tipo de miedo ni de complejos, en este mundo que odia a Jesucristo! ]

La situación por la que atraviesa la Iglesia es muy grave. Satanás ha tomado el timón y la corrupción va en aumento: corrupción de todo tipo: en lo económico, en lo sexual, en la cobardía y el miedo, ... Todo este tipo de corrupciones (y más) sonen realidad, consecuencia de la falta de fe en Jesucristo como verdadero Dios y verdadero hombre. Porque así es, para desgracia nuestra: hoy (salvo honrosas excepciones) no se cree ya en los dogmas, debido a la influencia del modernismo, a quien el Papa San Pío X consideró como la suma de todas las herejías. Y esto ocurre en las altas Jerarquías

No el humo de Satanás, sino el propio Satanás es quien se ha infiltrado hoy, como caballo de Troya, en el corazón mismo de la Iglesia católica, en sus "pastores" de más alto rango. Y la amenaza de demolición de la Iglesia es más que una simple amenaza: no hay más que abrir los ojos ... 

El origen de lo que hoy está ocurriendo (aunque ciertamente es el pecado, como causa de todos los males) hay que buscarlo, fundamentalmente, en la celebración del Concilio Vaticano II. En este concilio se inocularon, como veneno, ciertos documentos que contradicen las enseñanzas de la Iglesia durante veinte siglos, aduciendo razones pastorales y de apertura al mundo. Entre ellos los más significativos (aunque no los únicos)  son Nostra Aetate (sobre relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas), Gaudium et Spes (Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo), Unitatis Redintegratio (sobre el ecumenismo) y "Dignitatis humanae" (sobre la libertad religiosa). Hubo influencias protestantes y masónicas (esto está bien documentado) que fueron decisivas para la aprobación de todos estos documentos.

Pues bien: toda la influencia modernista, en la que se basó este concilio,  ha ido desarrollándose y tomando consistencia, a lo largo de más de cincuenta años ... de manera que Francisco se ha encontrado ya el terreno abonado y dispuesto para la siega ... en este caso para segar las cabezas de los que no piensen como él.

Ante esta realidad que se palpa, ¿por qué tanto silencio? ¿Por qué tanta cobardía? ¿No sabemos que Dios nos juzgará con rigor en el día del Juicio Final si nos avergonzamos de Él ahora que vivimos todavía en este mundo? ¿No sabemos que no tenemos más que esta vida para tomar una decisión que influirá de modo definitivo en nuestro destino final?

¿Qué les ocurre a aquellos de nuestros pastores que siguen siendo fieles? Sólo han hecho su aparición unos cuantos como Monseñor Schneider, el cardenal Sarah, los cuatro cardenales de las Dubia: Burke, Brandmüller, Meisner y Caffarra (estos dos últimos fallecidos el pasado año 2017), Monseñor Livi y unos pocos más. En realidad hay bastantes más, pero callan, por miedo a ser removidos de sus puestos o véte a saber por qué ... ¡pero CALLAN!

Mientras tanto, la barca de la Iglesia, cada vez con más grietas, se va hundiendo, poco a poco, aunque cada vez más rápidamente, pues Francisco tiene mucha prisa. Y quiere acelerar al máximo este proceso de demolición total.

José Martí (continuará)

La licitud de la pena de muerte es una verdad de fe católica (Roberto de Mattei)



La licitud de la pena de muerte es una verdad de fide tenenda, definida por el Magisterio ordinario y universal de la Iglesia, de manera constante e inequívoca. Quien afirme que la pena capital es en sí un mal incurre en herejía.
La doctrina de la Iglesia quedó claramente formulada en la carta del 18 de diciembre de 1208 en que Inocencio III condenó la postura valdense, con estas palabras que tomamos del Denzinger: «De potestate saeculari asserimus, quod sine peccato mortali potest iudicium sanguinis exercere, dummodo ad inferendum vindictan non odio, sed iudicio, non incaute, sed consulte prodedat» «De la potestad secular afirmamos que sin pecado mortal puede ejercer juicio de sangre, con tal que para inferir la vindicta no proceda con odio, sino por juicio, no incautamente, sino con consejo» (E. Denzinger, El Magisterio de la Iglesia. Manual de los símbolos. Definiciones y declaraciones de la Iglesia en materia de fe y costumbres, nº 425, Editorial Herder, Barcelona 1963).

Esta misma postura fue reiterada por el Catecismo del Concilio de Trento (Tercera parte, nº333) y el Catecismo de San Pío X (Tercera parte, nº 415). 

Ahora el papa Francisco ha firmado un rescriptum que modifica el Catecismo con esta nueva formulación: 
«La Iglesia enseña, a la luz del Evangelio, que la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona, y se compromete con determinación a su abolición en todo el mundo».
Según el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cardenal Luis Ladaria, el nuevo texto sigue las huellas de Juan Pablo II en la encíclica Evangelium vitae, pero la diferencia es como de la noche al día. Juan Pablo II considera en dicha encíclica que en las actuales circunstancias históricas la Iglesia debe ser partidaria de la abolición de la pena capital, pero afirma que la pena de muerte no es en sí injusta y que el mandamiento no matarás sólo tiene valor absoluto cuando se refiere «a la persona inocente» (nº 56-57). El papa Francisco, por el contrario, considera que la pena capital es de por sí inadmisible, con lo que niega abiertamente una verdad definida de modo infalible por el Magisterio ordinario de la Iglesia.

Para justificar está alteración invoca a la evolución de las circunstancias sociólogicas: 
«Durante mucho tiempo el recurso a la pena de muerte por parte de la autoridad legítima, después de un debido proceso, fue considerado una respuesta apropiada a la gravedad de algunos delitos y un medio admisible, aunque extremo, para la tutela del bien común. Hoy está cada vez más viva la conciencia de que la dignidad de la persona no se pierde ni siquiera después de haber cometido crímenes muy graves. Además, se ha extendido una nueva comprensión acerca del sentido de las sanciones penales por parte del Estado. En fin, se han implementado sistemas de detención más eficaces, que garantizan la necesaria defensa de los ciudadanos, pero que, al mismo tiempo, no le quitan al reo la posibilidad de redimirse definitivamente.»
Ahora bien, el concepto de dignidad de la persona no se altera en razón de los tiempos y las circunstancias históricas, del mismo modo que no se altera el significado moral de la justicia y de la pena

Pío XII explica que cuando el Estado recurre a la pena de muerte no pretende erigirse en dueño y señor de la vida humana, sino que simplemente reconoce que el propio criminal, por una especie de suicidio moral, se ha privado a sí mismo del derecho a vivir. Según el Santo Padre Pío XII, «aun en el caso de que se trate de la ejecución de un condenado a muerte, el Estado no dispone del derecho del individuo a la vida. Entonces está reservado al poder público privar al condenado del «bien» de la vida, en expiación de su falta, después de que, por su crimen, él se ha desposeído de su «derecho» a la vida» (Discurso del 14 de septiembre de 1952).

Por su parte, los teólogos y moralistas han explicado a lo largo de los siglos, desde Santo Tomás de Aquino hasta San Alfonso María de Ligorio, que la pena de muerte no se justifica por la mera necesidad de proteger a la sociedad, sino que posee además un carácter retributivo al restablecer un orden moral vulnerado, teniendo además un valor expiatorio, como en el caso del Buen Ladrón, que lo unió al supremo sacrificio de Nuestro Señor.

El nuevo rescriptum del Papa Francisco expresa el evolucionismo teológico condenado por San Pío X en la encíclica Pascendi y por Pío XII en la Humani generis, que no tiene nada que ver con el desarrollo homogéneo del dogma del que habló el cardenal John Henry Newman. La condición indispensable para el desarrollo del dogma es que las nuevas afirmaciones teológicas no contradigan la enseñanza anterior de la Iglesia, sino que se limiten a explicarla más y profundizar en ella.

En conclusión, que como en el caso de la condena del control de natalidad, no se trata de una opinión teológica que sea lícito debatir, sino de verdades morales que pertenecen al Depósito de la Fe y que por tanto es obligatorio aceptar para no dejar de ser católicos

Esperamos que los teólogos y Pastores de la Iglesia intervengan lo antes posible para corregir públicamente este último y grave error del papa Francisco.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada/Adelante la Fe)
Roberto de Mattei

"Si lo dice el Papa ... ¡será verdad!": GRAVE ERROR (José Martí) (1 de 9) MISERICORDIA, PERO NO PARA LOS CATÓLICOS


Es conocida la expresión: "Ya puedes decir misa, pero no tienes razón". Se trata de un modo de hablar muy típico de la gente de a pie. Pues bien: en este caso, ese dicho puede aplicarse perfectamente al Papa (que, además, sí que dice misa). Por muy Papa que sea (lo que cada día que pasa pongo más en duda) lo que no puede hacer -y lo está haciendo- es cambiar la doctrina católica ... ¡No ha hecho otra cosa desde el mismo fatídico día 13-03-2013, en el que se hizo cargo de la cátedra de san Pedro! Lleva ya más de 64 meses en el Pontificado, y tiene mucha prisa en destruir a la Iglesia, va acelerado; se diría que tiene mucha prisa por llegar ... a la muerte segunda ... lo que ocurrirá si no se arrepiente y enmienda el inmenso mal que está haciendo a la Iglesia fundada por Jesucristo, a quien no sigue realmente, pues está provocando una ola de apostasía a nivel global.

Su "doctrina" no es la Doctrina católica. Son infinidad el número de consignas y máximas que ha pronunciado y que no son precisamente católicas, aunque casi todas tienen algo en común: agradar el oído de los que no tienen fe. Es mundano y habla según el mundo. Por eso el mundo le oye y le aplaude

A modo de ejemplo, me vienen a la memoria algunas de sus frases (tal vez en alguna no repita lo que dijo con sus mismas palabras, pero la idea que menciono con relación a ellas sí es correcta): 
"No os preocupéis, os podéis salvar en cualquier religión y aun cuando no tengáis ninguna"   
"La fórmula de la felicidad: vive y deja vivir".
"Te prohíbo que te conviertas; sigue con tu religión". 
"El proselitismo es una solemne tontería". 
"Dios se hizo 'pecador' y serpiente y diablo' y ha pagado nuestra deuda. Es misericordioso. No tenemos por qué preocuparnos"  
"¿Quién soy yo para juzgar?". 
"Si alguno muere en pecado no va al infierno, sólo se difumina y desaparece". 
 "Los marxistas son los mejores cristianos".
 "Dios es el Padre de todos". 
" Musulmanes, judíos y cristianos tienen el mismo Dios". 
"Es posible estar en gracia aunque seas adúltero, si eres fiel a tu pareja". 
"La mitad de los matrimonios son nulos". 
"No existe un Dios católico". 
"Otras religiones nos pueden enriquecer". 
"Cada uno tiene el derecho de seguir la religión que crea verdadera".  
"Un Estado debe ser laico".  
"Jamás se sabe dónde y cómo encontrar a Dios". 
"Para ser buen católico no hace falta tener hijos como conejos". 
"Si una persona dice que ha encontrado a Dios con certeza es que algo no va bien". 
"¿Por qué sufren los niños? No hay explicación. No tengáis miedo de desafiar al Señor. ¿Por qué?" 
"Los tres pilares que necesita la juventud son educación, deporte y cultura". 
"Los cristianos y los musulmanes compartimos la misma fe". 
"Jesucristo vino al mundo para aprender a ser hombre". 
"Es un deber, para todo cristiano, el diálogo interreligioso". 
"Miremos al crucifijo: un hombre torturado, un Dios vaciado de la divinidad, manchado por el pecado".  
"La Iglesia nunca ha estado tan bien como hoy". 
"En el Juicio Final Jesucristo no nos va a juzgar, sino que será nuestro abogado", etc, etc, etc.
Eso por una parte: Misericordia y más misericordia ... pero a la hora de la verdad ... lo que hace ("los frutos") es rodearse de un conjunto de cardenales que lo "aconsejen", la mayoría con antecedentes no muy ortodoxos y a quienes les exige que le sean fieles, a él. Éstos tienen asegurado su favor. Sin embargo, con aquellos que se mantienen fieles a la Tradición no tiene piedad: los destruye (Caso de los Franciscanos y Franciscanas de la Inmaculada) o los desplaza a lugares apartados, en donde no se les pueda escuchar, o su influencia sea mínima y se les acabe olvidando (Caso de Monseñor Riviéres, Monseñor Burke, Monseñor Sarah, etc...)

Bueno, incluso a un monaguillo que, piadosamente, iba con las manos juntas, intenta por todos los medios separárselas y, al no conseguirlo, le dice que las tiene pegadas con pegamento. 

Duración: 19 segundos

¿Tanto le ofende a Francisco que se adore a Jesucristo como a Dios que es? Él mismo nunca se arrodilla ante el sagrario, cuando sí lo hace para lavar los pies el día de Jueves Santo ... y no a católicos y hombres, como hizo Jesús con sus discípulos, sino a musulmanes, protestantes, mujeres, presos, ateos, etc ... ¡Y salir en la foto, como el gran misericordioso, amigo de los pobres! Todo es pura fachada ... pues "por sus frutos los conoceréis" ... y estos frutos no son buenos, se diga lo que se quiera

Por ejemplo, ha entronizado a Lutero en el Vaticano ... Lutero, el gran heresiarca ... ¡y cuidado con hacerle la contra! Actúa de forma dictatorial y le tienen miedo casi todos los cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos, etc ... Para muestra un botón: a aquellos cardenales que le han contradecido, para aconsejarle, ni siquiera les ha respondido, cuando se trataba de algo tan simple como contestar a cinco sencillas preguntas con un sí o un no. Así sucedió en el 2016 con cuatro cardenales, dos de los cuales ya han fallecido (Meisner y Caffarra). Aún quedan vivos Brandmüller y Burke, a los que, por cierto ni siquiera los recibe: ¡Una misericordia selectiva! 

Los pocos seminarios que iban floreciendo por ser fieles a la Tradición los está destruyendo y lo mismo ocurre con la vida consagrada. Se contradice y afirma, como si tal cosa, que las que no son vírgenes, físicamente hablando, pueden serlo, pues lo físico no es lo importante en la virginidad. Cambia a su gusto la Doctrina de Jesucristo, ... ¡sabiendo muy bien que eso no lo puede hacer, por más escritos, exhortaciones, encíclicas, motus proprios, homilías en santa Marta, entrevistas o respuestas a periodistas en sus viajes "apostólicos".
José Martí (continuará)

------

NOTA: No estoy juzgando a la persona del Papa (¡Dios me libre!) pero constato unos hechos que están ahí y son innegables, por más que se mire para otra parte y no se quiera verlos ...  Y estos hechos no son propios de un Papa, que es el representante de Cristo en la tierra. Aunque me duela lo que ocurre, lo que no puedo hacer es esconder la cabeza como el avestruz y decir que no ocurre nada: lo que es, es, por más que yo me empeñe en negar lo que está a la vista y es evidente para todos ... o, al menos, para aquellos que se molesten en pensar un poco. 

Gobierno argentino presiona a senadores pro-vida para que no voten


Duración 1:40 minutos

domingo, 5 de agosto de 2018

Si un Papa puede trastocar la enseñanza de la Iglesia sobre la pena de muerte, ¿por qué no puede hacerlo sobre la homosexualidad?



El pro-homosexual Ministerio de Nuevos Caminos utiliza el “cambio” del papa Francisco en la enseñanza de la Iglesia sobre la pena de muerte para argumentar a favor de la aceptación de la homosexualidad.

Al escribir el 3 de agosto en su página web NewWaysMinistry.org, el grupo ve el reciente giro de Francisco como prueba que “la enseñanza de la Iglesia puede [supuestamente] cambiar”, incluso para afirmar lo “contrario”.

Según el grupo, las actuales discusiones eclesiales sobre la homosexualidad “tienen un gran potencial para modelar futuros cambios en la enseñanza de la Iglesia respecto a estos temas”.

El usuario de Twitter Rorate Caeli sugiere entonces el siguiente cambio en el Catecismo:

"Durante mucho tiempo, la Iglesia consideró los actos homosexuales intrínsecamente desordenados. Con una mejor comprensión de la dignidad humana, ahora creemos que son encantadores. La jerarquía está llena con personas que tienen esas inclinaciones, lo cual es un signo del favor divino”.

El ‘lobby LGBTI’ confía en ser el próximo cambio en la doctrina (Carlos Esteban)



Las perspectivas que ha abierto Su Santidad al cambiar sin consulta previa o explicación el punto del Catecismo referido a la pena de muerte, revirtiendo la doctrina de siglos anteriores, no ha escapado a los grupos LGBTI católicos, que consideran la medida del Papa como prueba de que la doctrina puede cambiar.
“Es importante para los católicos que defienden la igualdad LGBT tomar nota de este cambio porque, durante décadas, los católicos que se oponen a la igualdad LGBT argumentaban que es imposible cambiar la doctrina de la Iglesia”, exulta New Ways Ministry, un grupo dedicado al ‘acercamiento’ de la Iglesia a las tesis homoheréticas en su web, tras el cambio introducido por Su Santidad en el Catecismo. “A menudo señalan el hecho de que las condenas a las relaciones de personas del mismo sexo están incluidas en el Catecismo, y por tanto no están abiertas a discusión. Y, sin embargo, la doctrina sobre la pena de muerte está en el catecismo, también…”
No es, como se ve, José Manuel López Vidal el único en advertir las posibilidades que abre esta ‘grieta en la doctrina’. De hecho, el debate entre quienes aplauden la reforma efectuada por el Papa abundan los que, como el teólogo Massimo Faggioli, desprecian la explicación del prefecto de Doctrina de la Fe en el sentido de que se trate de un ‘desarrollo de doctrina’ y abogan, por el contrario, por un sentido ‘líquido’, evolutivo de la enseñanza católica.

Faggioli sostiene que es absurdo considerar mero desarrollo cuando una doctrina contradice claramente la enseñanza precedente sobre el mismo asunto -de ser lícito a no serlo-, y añade que la Iglesia ha tenido que revertir su postura doctrinal oficial en diversas ocasiones, y que seguirá haciéndolo.

Y es difícil pensar en un grupo mejor posicionado para presionar un nuevo cambio doctrinal que el ‘lobby gay’, cuya infiltración en la jerarquía eclesial se ha hecho especialmente evidente con los recientes escándalos de abusos homosexuales clericales en Estados Unidos, Chile y Honduras y su encubrimiento por el alto clero, pero también por la proliferación de iniciativas eclesiales y personajes pro-LGBT consentidas y aun propiciadas por los pastores en todas partes.

La cobardía y el carrerismo de muchos jerarcas pueden explicar en parte un encubrimiento tan reiterado y masivo, pero no todo. Cuando el más elemental sentido común nos impide creer que las constantes andanzas homosexuales durante más de medio siglo del arzobispo emérito McCarrick fueran conocidas por tantos, desde seminaristas a sacerdotes y periodistas, y completamente ignoradas por sus colegas más cercanos, es lícito sospechar que los obispos WUERL, FERRELL, JAMES TOBIN y CUPICH mienten al expresar una absoluta sorpresa. Todos ellos formaban parte de la ‘clique’ de McCarrick y deben en buena medida la púrpura a los buenos oficios del ex-cardenal.

El filósofo polaco Andrzej Kobyliński llega a afirmar en una entrevista a La Nuova Bussola Quotidiana que “la homosexualidad en el clero ya ha dividido la Iglesia en dos”. Hace mención Kobyliński a recientes estudios que revelan un “éxodo heterosexual del sacerdocio” y advierte que “a causa de la controversia en torno a la homosexualidad aumentará cada vez más la desintegración del catolicismo”.

Carlos Esteban

¿Francisco promovió a un conocido homosexual para que sea arzobispo?



Rorate-Caeli supo el 4 de agosto por parte de un par de fuentes que un funcionario nombrado recientemente, a quien el papa Francisco le confió un alto cargo en el Vaticano, es ampliamente conocido por la jerarquía y por laicos informados de su país natal europeo como un promiscuo homosexual activo.

Varios autores católicos, entre ellos Ann Barnhard y Tristán Casabianca, afirman que el mencionado homosexual es José Tolentino Mendonça.

El 26 de junio Francisco nombró a Mendonça, quien es conocido como poeta y que fue quien predicó en el retiro cuaresmal de este año para la curia romana, como el nuevo Bibliotecario vaticano y lo hizo arzobispo.

En una entrevista en el 2016 con la radio Renascença, de Lisboa, Mendonça dijo sobre los homosexuales que “nadie puede ser excluido del amor y de la misericordia de Cristo”.

Agregó que los homosexuales “deben encontrar en la Iglesia un espacio para ser escuchados, un lugar de bienvenida y misericordia”



Fiesta del santo cura de Ars, san Juan Mª Vianney



"La virtudes extraordinarias del Santo Cura de Ars".

Lo verdaderamente extraordinario de la vida de los santos no son los milagros o hechos grandiosos, sino el modo heroico de vivir las virtudes cristianas. Esta vivencia heroica de las virtudes cristianas no se puede atribuir a que ellos tuvieran fuerzas ordinarias sino a gracias extraordinarias concedidas por Dios, y por supuesto a la colaboración heroica hecha por el santo. En ese concurso maravilloso entre Dios y el hombre es donde radica lo maravilloso de la vida de los santos. 

Examinemos tres ejemplos de la vida del Santo Cura de Ars, cuya fiesta celebramos hoy [4 de agosto]: 

1.- A pesar de sus limitaciones humanas, de las cuales era totalmente consciente, cumplió con la misión tan difícil que Dios le había encargado. Hoy es de hecho, modelo de los párrocos seculares. 

2.- Las continuas luchas que tuvo con el demonio. Luchas que comenzaron incluso cuando iba a entrar en el pueblecito de Ars por primera vez. A pesar de ello, nunca se asustó. El mundo y el demonio siempre pondrán obstáculos delante de nosotros para que no cumplamos nuestra misión. Me viene ahora a la memoria lo que le ocurrió a un obispo hace tan solo unos días cuando después de haber rechazado que un transexual fuera madrina de un bautismo, ante las presiones de los media, cambió su decisión y lo aceptó. 

3.- La importancia que le daba a los pecados, incluso veniales. Se cuenta en su vida que durante bastante tiempo estuvo recogiendo dinero para su asilo. Dinero que guardaba en una mesa. Esta mesa se quemó, junto con el dinero. Cuando le informaron del hecho, él respondió: “Peor habría sido un pecado venial”.

Alfonso Gálvez

NOTA: Homilía pronunciada el 8 de agosto de 2015

Los delirios de López Vidal (Carlos Esteban)




Exulta José Manuel Vidal, de Religión Digital, en un artículo en el que celebra jubiloso la decisión de Su Santidad de cambiar de un plumazo dos mil años de doctrina católica sobre la pena de muerte (‘Francisco, el Papa abolicionista’), y aprovechando que hace referencia a esta publicación con el cariñoso apelativo de ‘infovaticarcas’, nos ha parecido oportuno dedicar algún comentario a su confuso escrito. Por alusiones.

Empezaré por lo menor, para que no distraiga de lo importante; me refiero a esa lectura de las mentes y las intenciones en que con inefable candor suelen caer quienes siempre nos amonestan con la prohibición evangélica de juzgar. Así, Vidal SABE por qué nos preocupa la súbita iniciativa papal cuando escribe: “Les duele la decisión del Papa sobre la abolición de la pena de muerte, porque tantos ello como los políticos de su cuerda se quedan sin coartada eclesial. A partir de ahora, quien esté a favor de la pena de muerte está en contra de la doctrina oficial de la Iglesia”.

Personalmente, no he dedicado mucho tiempo de mi vida a pensar en la pena de muerte. Vivo en un país que la ha abolido hace décadas, no es exactamente un debate abierto y, lo que es especialmente importante, su licitud o ilicitud tiene una nula influencia en mi quehacer diario. No recuerdo ya cuándo fue la última vez que tuve que confesarme de ejecutar a un criminal.

No, el quid de todo el asunto está en ese párrafo, pero no en su lectura de nuestros negros corazones, sino en la expresión con que abre su última frase: “A partir de ahora”.

Uno es católico no porque crea que la Iglesia ha acertado con la verdad, a modo de una escuela filosófica especialmente clarividente y afortunada en sus argumentos, sino porque cree que está animada por Cristo, cuyas palabras “no pasarán” cuando hayan pasado tierra y cielo (probablemente, por culpa del cambio climático), porque sólo Él tiene “palabras de vida eterna”, es decir, que su mensaje es el mismo ayer, hoy y mañana, atemporal.

El texto de Vidal, en cambio, está cuajado de referencias temporales como la señalada, y ni siquiera de una forma coherente, sino que lo que es argumento a favor de algo se convierte milagrosamente en argumento en contra en el siguiente párrafo.
Imagino que no advierte, por ejemplo, la enorme ironía de su segunda frase, cuando dice: Durante siglos, la Iglesia contemporizó con la mentalidad del mundo y no sólo bendijo sino que aplicó la pena de muerte en los propios Estados Pontificios”. Es decir, la Iglesia se hizo culpable de defender una doctrina errónea porque “contemporizó con la mentalidad del mundo”, pero ahora hay que alegrarse del cambio francisquista porque “en una Iglesia ‘semper reformanda’, la doctrina no es sólo un museo para visitar, admirar e imponer, como creen ellos, sino una realidad viva, que se transforma y se regenera en consonancia con los signos de los tiempos, como ya dijera el Vaticano II”.
No hay que apurarse: Vidal sabe cuándo seguir al mundo está bien y cuándo está mal. Porque, naturalmente, si la Iglesia contemporizó con la mentalidad del mundo declarando lícita la pena de muerte, parece bastante obvio que prohibirla ahora vuelve a caer en el mismo ‘defecto’, que es virtud cuando la época de que se trata es la que, felizmente, le ha tocado en suerte al comentarista, más cuando este conoce bien ‘la dirección correcta de la historia’.

Es una paradoja que siempre me ha llamado poderosamente la atención, que quienes más acerbamente critican episodios como el juicio a Galileo o las Cruzadas sean siempre los mismos que nos urgen a adaptar la doctrina de la Iglesia a los tiempos que corren. Porque si la jerarquía eclesiástica pecó al condenar al físico italiano fue, precisamente, por imitar lo que entonces se hacía y por defender el ‘consenso científico’ de la época, y otro tanto puede decirse de el intento de recuperación por las armas de Tierra Santa.

Vidal parece creer, como el más burdo profeta apocalíptico, que viven en el Final de los Tiempos, al menos en el sentido de que las ideas hoy de moda son definitivas y que no habrá en cien, mil o diez mil años una generación que se sorprenda de que pudiéramos creer semejantes estupideces, como ha pasado siempre.

Decía Chesterton que solo la Iglesia Católica nos libera de la humillante esclavitud de ser hijos de nuestro tiempo, pero Vidal prefiere apuntarse a la tesis del finado Cardenal Carlo María Martini, inspirador del ‘grupo de San Galo’, que cita en este artículo, según la cual la Iglesia lleva “doscientos años de retraso”. ¿Respecto a qué? Al mundo, a la ‘intelligentsia’ de izquierda que conoce infalible el sentido de la historia.

De ahí que en seguida aproveche la ocasión para expresar la esperanza que es nuestro temor (por si le interesa, don José Manuel): 
“Francisco ha abierto una grieta en el bloque doctrinal que los infovaticarcas creen monolítico, eterno e inalterable. Y una vez abierta la rendija… ¿Por qué no se podría aplicar esta misma dinámica evolutiva doctrinal a otros temas como la moral sexual (léase anticonceptivos) o el acceso de la mujer al altar?”
Vidal parece no conocerse a sí mismo, al menos por lo que expresa en este artículo. Vidal cree en un “bloque doctrinal” tan “monolítico, eterno e inalterable” como nosotros, y por eso sabe que la Iglesia se equivocaba antes y acierta ahora. ¿Cómo saber si se avanza o se retrocede si no se tiene una idea de la ‘inalterable’ meta? Es, simplemente, que cree que todavía no hemos llegado allí, y que el Mundo -la opinión publicada dominante en Occidente, la progresista- nos lleva a los fieles “doscientos años” de adelanto.

Y esa es mi gran duda en todo esto. Si es siempre el mundo el que acierta -¡y con tantos años de diferencia!- y la Iglesia la que renquea detrás, desesperantemente lenta, ¿por qué no prescindir de la rémora? ¿Qué más claro ‘signo de los tiempos’ puede marcar como falsa a una institución que acertar solo con un retraso tan desesperante?

Si lo que quiere Vidal es retener el nombre de Cristo y esa vaga espiritualización comunal del ideario progresista ahí tiene a la Iglesia Anglicana, que consagra todas las ilusiones del periodista, desde obispas hasta sacerdotes casados y la mayor relajación de la moral sexual que pueda desear.

Carlos Esteban

El tsunami del modernismo ha entrado de lleno en la Iglesia, ¿quién protegerá la buena doctrina?



Debo decir que cuando hace un par de días leí el cambio del punto del catecismo sobre la pena de muerte, tuve la misma sensación de impotencia ante los acontecimientos, que cuando leí hace un par de años el capítulo VIII de AL, que dicho sea de paso supuso para mí el despertar a otra realidad.

Lees que el papa va a cambiar un punto del catecismo, en el momento que más escándalos sexuales entre sacerdotes y seminaristas han salido a la luz y no deja de producirte cierta sensación de tristeza ante el panorama desolador.

Lo primero que pensé fue; debo proteger a mis hijos del papa Francisco. Pero luego ves que el problema no es solo el papa, sino todos sus súbditos que aplauden sus fechorías y los otros súbditos que intentan justificar de la forma más abyecta cualquier dicho y hecho perpetrado por su persona, hasta el cambio de la doctrina de siempre, apoyada en la tradición y en las escrituras.

Como muy bien explica el Padre Aberasturi en su última entrada:
“Bueno: pues ya se ha abierto el melón; y se ha tocado la Doctrina de siempre: de hecho, se ha cambiado algún punto del Catecismo de la Iglesia Católica. El primero. Claro que siempre se empieza por uno: se quita el “tapón” y ya se puede beber y/o verter su contenido. Podrá argumentarse que es un punto de segundo orden, y que además “la sensibilidad” de la cultura actual “lo exigía”, etc., etc. Ya…
Pero esto es como el rascar, que “todo es empezar”. Y ya se ha empezado. Por cierto: a esto se le coge gusto enseguidita; especialmente desde el poder, o desde los contubernios.
Como en las series que están tan de moda hoy, estamos en el cap. 1, de la T1. Habrá más capítulos y más temporadas. Necesariamente. Porque la “pastoral”, especialmente la desnortada, “necesita” credibilidad y honorabilidad para salvar la cara. ¡Por eso precisamente necesita cambiar muchas cosas de la Doctrina y de la Teología! ¡Y las va a cambiar para poder seguir llamando “pastoral” a lo que ya no lo es! Lo otro, cambiar la pastoral sin cambiar la Doctrina ha sido, y es, un tranpantojo y un engañabobos: la gran mentira.”
Nota 1:

Uno de los temas que más escalofríos me produce y en el que prefiero no pensar demasiado es que si la Iglesia ha considerado durante dos mil años que, en ciertos casos, es lícita la pena de muerte y para apoyarlo se ha basado en las Escrituras inspiradas por el mismo Dios,  una de dos: o Dios estaba equivocado o la Iglesia lleva dos mil años equivocada,  interpretando las Escrituras.Y esto nos lleva a la siguiente reflexión:  si ha errado en un punto,¿quién nos dice que no ha podido errar en más puntos?

Claramente se ha cometido una tropelía. Como en tiempos del arrianismo surgirán los arrianos y los semiarrianos y quedarán unos pocos fieles que seguirán defendiendo la auténtica doctrina, aun a costa de su vida y de su honra.

Nota 2:

Hoy, en una entrada de blog en el Ministerio New Ways – un grupo de defensa de la “justicia e igualdad para católicos lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT)” – vemos claramente que la compuerta se ha abierto:
Es importante que los defensores católicos de la igualdad LGBT tomen nota de este cambio, porque durante décadas los opositores católicos a la igualdad LGBT argumentaron que es imposible cambiar la enseñanza de la iglesia. A menudo señalaban el hecho de que las condenas de las relaciones entre personas del mismo sexo estaban inscritas en el Catecismo y, por lo tanto, no estaban abiertas a discusión o cambio. Sin embargo, la enseñanza sobre la pena de muerte también está en el Catecismo, y, de hecho, para hacer este cambio en la enseñanza, fue el texto del Catecismo el que Francisco cambió.(https://translate.google.es/translate?hl=es&sl=en&u=https://onepeterfive.com/&prev=search)
El tsunami del modernismo ha entrado de lleno en la Iglesia, ¿quien protegerá la buena doctrina?

El Oriente en llamas

Francisco se equivoca de nuevo: la Iglesia enseña que la pena de muerte es lícita



El padre Raymond Blake critica el 3 de agosto en Twitter el nuevo parágrafo del papa Francisco, insertado en el Catecismo de la Iglesia Católica que declara erróneamente que “la Iglesia enseña” que la pena de muerte es inadmisible.

Blake señala que esto “no es cierto, ni histórica ni fácticamente”.

El sentido común, la Biblia, toda la teología católica – incluyendo a Santo Tomás [de Aquino] – enseñan que la pena de muerte es justa y lícita como tal.

El padre Blake no propone una legislación que incluya la pena de muerte.


sábado, 4 de agosto de 2018

A propósito de la abolición de la pena de muerte, según Francisco (José Martí)



Esta noticia sobre la abolición de la pena de muerte en todos los casos, habidos y por haber, que niega una verdad definida dogmáticamente, es una herejía explícita. Además, en caso de aceptarla, se da pie a aceptar cualquier otra idea peregrina que se le ocurra al Papa de turno, en este caso Francisco, quien se arroga a sí mismo una autoridad que no tiene. No es su misión la de cambiar la Doctrina Católica, traicionando así el Mensaje que le ha sido confiado. 


Duración 1:47 minutos


- Con esta decisión unilateral, abroga nada menos que la prerrogativa de la infalibilidad papal,  la cual es un dogma de fe, según mis cortos conocimientos y si he entendido bien lo que se dice en un artículo de Adelante la Fe:
Una doctrina tan cierta de la Iglesia (la posibilidad de la pena de muerte, al menos en algunos casos), declarada por el propio Cristo en las Escrituras cuando al responder a la interpelación de Pilatos, el cual afirmaba tener derecho a aplicar la pena capitalJesús le dijo: «No tendrías ninguna autoridad sobre Mí si no se te hubiera dado desde lo Alto». Con ello afirmó que es una autoridad concedida al Estado aunque, como toda autoridad gubernamental, pueda ser ejercida de forma ilegítima e injusta. Si tal doctrina puede cambiar, cualquier cosa puede cambiar entonces
Un "desarrollo" [inversión] de la doctrina (...) puede tener consecuencias inesperadas: desde que la homosexualidad ya no sea intrínseca desordenada por naturaleza, según está definido, hasta la ordenación sacerdotal de mujeres, pasando por que en algunos casos se acepte el concepto luterano de la Presencia Real en la Eucaristía como una posible interpretación de lo que siempre ha creído la Iglesia, y así sucesivamente [p.e. sacerdotes casados]
El pontífice actual se ha excedido hasta lo indecible en su autoridad: su autoridad tiene por objeto salvaguardar la doctrina recibida de Cristo y de los Apóstoles, no alterarla con arreglo a sus ideas personales (...) Francisco ha vulnerado radicalmente las condiciones para que se cumpla el dogma de la infalibilidad pontificia definida por el Concilio Vaticano I. Ha cometido un abuso de autoridad haciendo como si tuviera unos poderes de los que carece.
- El catecismo Mayor de san Pío X es muy claro a este respecto, en el punto 415:
- ¿Hay casos en que es lícito quitar la vida al prójimo?  
-  Es lícito quitar la vida al prójimo cuando se combate en guerra justa, cuando se ejecuta por orden de la autoridad suprema la condenación a muerte, en pena de un delito y, finamente, en caso de necesaria y legítima defensa de la vida contra un injusto agresor.
- Y ya, puestos a ser lógicos, dado que Francisco habla de que la dignidad humana exige esta abolición universal de la pena de muerte, yo me pregunto: ¿Acaso no es el embrión una criatura humana con esa dignidad que le proviene, por cierto, de ser imagen de Dios? ¿Por qué, cuando se refiere al aborto, se limita a decir que eso es algo que todo el mundo sabe. Y que se encuentra en el catecismo. Sin embargo, en este caso, no es tan tajante, como  debería ser y como sabe ser, cuando le interesa "por las razones que sean", que sólo Dios conoce (aunque se están vislumbrando a todos, cada vez más, cada día que pasa). 

- La condena del asesinato a los niños que están en el seno de su madre, que son personas como nosotros, con su ADN bien definido y distintas a la persona de su madre, en eso sí que debería ser contundente: NO MATARÁS ... máxime cuando no se trata ahora de matar a asesinos, violadores, etc... sino de un crimen, consentido "legalmente" en muchos países, a personas inocentes que no pueden pueden defenderse y que no han hecho daño a nadie ... En cambio, calla ... o bien, cuando habla condenándolo, lo hace tarde (cuando ya se ha votado a favor del aborto, como en Irlanda) y lo hace tímidamente, lo cual no es propio en él, conociendo, como conocemos, su temperamento. Y el tema del aborto no es, precisamente, banal.

- En una próxima entrada me gustaría ahondar un poco más sobre la persona de Francisco.
José Martí

NOTA

Relación de algunos artículos relacionados con el cambio del punto 2267 en el Catecismo


INFOCATÓLICA

LIFE SITE NEWS



CNN

La Iglesia católica cambia sus enseñanzas: el papa declara la pena de muerte inadmisible

CRUX

Francisco cambia la enseñanza de la pena de muerte, diciendo que es 'inadmisible'


SECRETUM MEUM MIHI


ADELANTE LA FE

Lo que era negro ahora es blanco: el Papa altera el Catecismo para declarar que la pena de muerte es «inadmisible»


Por qué se equivoca el Papa con lo de la pena de muerte (Steve Skojec)

La pena de muerte. El anunciado fariseísmo de Bergoglio (Antonio Caponnetto)


ONE PETER FIVE
CATHOLIC FAMILY NEWS
Cambio del Papa a Catecismo no es sólo un juicio prudente, pero un rechazo del dog

El cambio del catecismo por el papa Francisco no es sólo un juicio imprudente sino un rechazo del dogma.

Selección por José Martí

viernes, 3 de agosto de 2018

LOS SANTOS QUE VIENEN (I) (Capitán Ryder)


A cuenta del caso Angelelli es preciso realizar algunos apuntes más sobre el tema de las beatificaciones-canonizaciones, especialmente las que veremos a partir de ahora.
Todas las organizaciones formada por hombres (la Iglesia lo es, aunque haya sido fundada por Cristo y esté asistida por el Espíritu Santo) están sometidas a la posibilidad de sufrir crisis de distintos tipos. Es suficiente con echar un vistazo a la historia de la Iglesia.
Las crisis se manifiestan de diversas maneras y tienen alcances distintos. No es atrevido afirmar que la crisis en la Iglesia es una auténtica metástasis y que viene de lejos. No se desaparece del mapa en dos generaciones si la crisis no es muy profunda.
Este hecho también se manifiesta, y se manifestará aún más, en los modelos que la Iglesia propone.
Hasta ahora, y por algunas de las personas propuestas, el tema no era tan evidente, pero también aquí Francisco ha tenido a bien dinamitar los diques.
¿Por qué no era tan evidente? Porque algunos de los modelos propuestos no “cantaban”. Me refiero, por supuesto, a Juan XXIII y Pablo VI, por ejemplo. También incluiría, por ejemplo, a Monseñor Romero.
Afirma el Padre Iraburu en uno de sus artículos:
Cuando la Iglesia canoniza un Papa, canoniza su personano canoniza su Pontificado, es decir, todos y cada uno de los actos de su ministerio en la Sede de Pedro. Sin embargo, la fe nos asegura que Cristo conforta muy especialmente al Obispo de Roma, personalmente y en cuanto Pastor de toda la Iglesia; y que esta asistencia es muy eficaz cuando, como en el caso de Juan XXIII y de Juan Pablo II, las personas son santas, es decir, plenamente dóciles al Espíritu Santo.
Algunos afirman hoy públicamente que las canonizaciones de Juan XXIII y de Juan Pablo II son falsas, alegando que la infalibilidad pontificia no asiste necesariamente a los Papas cuando declaran ante la Iglesia universal la santidad de un cristiano. Entre los que así piensan podemos citar a Mons. Fellay y a la Fraternidad Sacerdotal San Pío X que él preside. Y a esta posición de lefebvrianos y filolefebvrianos se añade, entre otros, el señor Roberto de Mattei. 
En todo caso, y volviendo a los primero citados, no deja de ser curioso que los tradicionalistas extremos impugnen una doctrina que, aunque no haya sido objeto de una declaración pontificia «ex cathedra», es tan predominante en la tradición de la Iglesia. En efecto, el pueblo cristiano y fiel (sensus fidelium) cree con fe firme en la santidad de los santos declarados y definidos como tales por la máxima Autoridad apostólica de la Iglesia. Ella los eleva a los altares para que les demos culto litúrgico, solicitemos su intercesión y los tomemos como modelos perfectos y seguros de la santidad cristiana.
En este tema, como en tantos otros, algunos católicos simplemente manifestamos nuestra perplejidad y expresamos en voz alta nuestras dudas. Dudas nunca respondidas
Es otra de las manifestaciones de la crisis: abrazos, guiños, arrumacos con cualquier perseguidor de la Iglesia, desprecios para quien, amando a la Iglesia, simplemente plantea preguntas legítimas que afectan a la Fe.
Vienen bien los muñecos de paja, lefebvrianos y filolefebvrianos, para arrinconar ciertos debates, pero eso no hará desaparecer las dudas. 
Entre otras muchas, podríamos plantear las siguientes:
  • Entre el Beato Urbano V (1362-1370) y el Concilio Vaticano II, sólo hay 3 beatos (el citado, Inocencio XI, 1676-1689, Pío IX, 1846-1878) y 2 santos (San Pío V, 1566-1572, San Pío X, 1903-1914). Eso en casi 600 añosPosteriormente al Concilio Vaticano II, y coincidiendo con la mayor crisis en la historia de la Iglesia, hemos disfrutado de una batería de santos en el Papado sólo comparable a los primeros siglos. Son Santos, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, y ya está en proceso Juan Pablo I. No falta nadie, ya estamos todos.
  • ¿Se puede ser santo por una cosa y su contraria? Por ejemplo, ¿se puede ser santo luchando contra el comunismo, un rasgo distintivo de Juan Pablo II, y santo siendo filo-comunista, como Angelelli?. ¿Se puede ser santo, luchando contra el modernismo, San Pío X, o rehabilitando el pensamiento más o menos modernista, como Pablo VI? Ahí está el papel fundamental jugado por teólogos como Rahner, Kung o Schillebeeckx, en el Concilio y Post-Concilio.
  • ¿Se puede afirmar que eres mártir por odio a la fe y, por lo tanto, santo, en casos en los que sabemos que no es así, por ejemplo, Monseñor Romero?. En efecto, a Monseñor Romero, como Ellacuría y el resto de jesuitas, no los mataron por odio a la fe, los mataron por ser asociados, acertada o desacertadamente, con uno de los bandos de la guerra civil de El Salvador, el comunista. A este caso, habría que añadir ahora el de Angelelli.
Se puede arrinconar también este debate, pero la termita sigue horadando también este pilar de la Fe. 
Si quien hace suyas ideologías, cuyo objetivo manifestado es la destrucción de la Iglesia, es elevado a los altares, y no se pone en duda, todo el edificio de la Fe queda tocado.
Capitán Ryder
P.D: Hay más termitas en camino, mañana hablamos de ellas.