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Segunda parte de una homilía del 29 de marzo de 2015
Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).
“¿Cuál es el principal pecado?, le pregunté -escribe Wolton-. Y su respuesta fue 'Todo lo que está debajo de la cintura es lo de menos, y si un sacerdote os pregunta ¿por qué?, ¿con quién?, o ¿cómo? ... que se lleven a ese sacerdote a un psicólogo’”.
si ese curita, al que el papa Francisco presenta como perturbado mental, tiene que ir a hacer terapia al psicólogo, deberán entonces acompañarlo, entre muchísimos otros, Santo Tomás de Aquino y San Alfonso María de Ligorio que son muy claros y precisos sobre estos temas en sus obras.
“Hoy se cumplen cinco años de que Benedicto XVI abdicara del trono petrino. Al hacer dejación de sus deberes como pastor de la Iglesia abrió camino al pontificado más desastroso de todos los tiempos: pontificado al que se niega a hacer frente de palabra, de obra o siquiera por medio de los más sutiles gestos.
Se lo puede querer por razones diversas, se lo puede echar de menos por contraste con el actual, pero no se lo puede disculpar de su responsabilidad. Abandonó a sus hijos abriendo la puerta a un padrastro abusivo, y no sólo observa en silencio cómo pegan y descarrían a sus hijos, sino que hasta parece alegrarse de ello.
Y sin embargo fue el mejor de los papas posconciliares, razón por la cual es el único que no será canonizado”.¿Quién es el verdadero Joseph Ratzinger
«Joseph Ratzinger, perito del Concilio, era también uno de los secretarios privados del arzobispo de Colonia, cardenal Frings. Como estaba ciego, el anciano cardenal se valía de su secretario para escribir sus intervenciones. Pues bien, una de dichas intervenciones se hizo memorable: se trataba de una crítica radical de los métodos del Santo Oficio. A pesar de obtener una respuesta del cardenal Ottaviani, Frings mantuvo su crítica.
»No es exagerado decir que aquel día al Santo Oficio de siempre, tal como se conocía en aquel momento, lo destruyó Ratzinger en colaboración con su arzobispo.
»El cardenal Seper, hombre que rebosaba bondad, inició la renovación. Ratzinger, que no cambió, la continúa.»La reputación de progresista de Ratzinger no se basa en un incidente aislado, ni se limita tampoco a sus primeras obras.
“La tarea no es, pues, ignorar el Concilio, sino descubrir el Concilio real y profundizar su auténtica voluntad, a la luz de las experiencias vividas desde entonces.
Y esto implica que no hay punto de retorno al Syllabus, que pudo constituir una primera toma de posición en el enfrentamiento con el liberalismo y el amenazante marxismo, pero que en modo alguno puede ser la palabra última y definitiva. Ni el abrazo ni el ghetto pueden resolver, a la larga, el problema de la edad moderna para los cristianos. Queda el hecho de que aquella «demolición de los bastiones» que ya en 1952 pedía Hans Urs von Balthasar era, en realidad, una tarea a plazo vencido.
[La Iglesia] tuvo que derribar viejos bastiones y confiarse únicamente al escudo de la fe, a la fuerza de la palabra, que es su único poder verdadero y permanente. Pero no puede calificarse de derribo de bastiones al hecho de que ahora ya no tenga nada que defender o a que pueda vivir de otras fuerzas distintas de aquellas de las que nació: la sangre y el agua del costado abierto del Señor crucificado”.Suya era la tesis –fundamental en la ideología conservadora– de que el verdadero Concilio, en tanto que se llevara debidamente a la práctica, sería la salvación de la iglesia y del mundo, idea que nunca abandonó.
“El cardenal Kasper alcanzó con las justas a entrar en el último cónclave, porque acababa de cumplir 80 años. Pero como la fecha de fallecimiento (o abdicación, como en 2013) de un papa es decisiva, todavía pudo participar en la elección y votar (algunos observadores señalaron que fue un gesto generoso para con Kasper que Benedicto XVI decidiera retirarse a tiempo.)”Disculpe, Maike, pero no me parece que sea una cuestión accesoria. ¿Es de extrañar que haya tantos católicos descontentos?
«Rasgo distintivo de la tregua efectiva de la Iglesia en la contienda entre conservadores y progresistas fue que el propio Juan Pablo II concediera el capelo rojo a la mayoría de ellos, promoviéndolos a pesar de estar en desacuerdo con su enfoque restauracionista.»Cuando la prensa habla del catolicismo, es frecuente que califique a Kasper como «una de las más destacadas figuras del catolicismo liberal», que es como lo describe la versión inglesa de Wikipedia. Y además, que eso es importante para los católicos, que debemos aceptarlo como la realidad de los tiempos que vivimos. Que hay una facción liberal y otra conservadora, y que ambas son católicas.