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sábado, 14 de diciembre de 2024

José Andrés Calderón, organizador del Rosario de Ferraz, responde al cardenal Cobo: «No rezamos desde el odio, sino desde el profundo amor a Cristo, a la Virgen y a España»



Excmo. y Rvdmo. Sr. D. José Cobo Cano, Arzobispo de Madrid y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española:

El pasado 29 de noviembre de 2024 Su Eminencia acudió al programa radiofónico Las Mañanas de RNE, presentado por Josep Cuní. Durante la entrevista, el locutor, malintencionado y absurdamente alejado de la realidad, le preguntó sobre lo que comúnmente se conoce como el Rosario de Ferraz. Ante el alegato torticeramente falaz del periodista, Monseñor le respondió:
“Sí. Creo que el problema es cuando la ideología se pone por encima de la experiencia de Fe. Nosotros, los cristianos, hemos aprendido a confluir y a decir que nuestra experiencia de Fe está por encima del planteamiento político”.
Ante sus afirmaciones en Radio Nacional, me veo en la necesidad de enviarle esta misiva. Al no haber tenido la ocasión de conocerle personalmente, me permito presentarme. Mi nombre es José Andrés Calderón Rojas. Soy un joven católico de 26 años de su archidiócesis que decidió dar un paso adelante el 12 de noviembre de 2023 para comenzar a rezar el Santo Rosario, de 19:30 a 20:00, en el Santuario del Inmaculado Corazón de María, por la Salvación de España y del mundo. Desde entonces, ininterrumpidamente, estamos rezando a nuestra Madre del Cielo por la conversión de las almas.

Esta travesía apostólica, que un grupo de fieles emprendimos hace casi cuatrocientos días, está siendo ardua y procelosa. A los pocos días de iniciar los rezos, el delegado del Gobierno de Madrid nos prohibió rendir culto a Dios. Ante esto, solo cabía una opción: la desobediencia. Esta decisión, que cambió radicalmente mi vida, no fue arbitraria ni caprichosa. Antes de tomarla, acudí a las fuentes que todo católico debe consultar: al Evangelio, a la doctrina de los Padres y Doctores de la Iglesia, y a las encíclicas papales. “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29); “Nadie puede servir a dos señores” (Mateo 6: 24). “Lex iniusta non est lex”, escribió San Agustín. Santo Tomás fue tajante: “el hombre debe obedecer al poder secular en tanto lo exija el orden de la justicia. Por consiguiente, los súbditos pueden desobedecer cuando el poder es ilegítimo o manda cosas injustas”. En este sentido, León XIII explicó que “una sola causa tienen los hombres para no obedecer: cuando se les exige algo que repugna abiertamente al derecho natural o al derecho divino” y “si la voluntad de los gobernantes contradice a la voluntad y a las leyes de Dios, los gobernantes rebasan el campo de su poder y pervierten la justicia. Ni en este caso puede valer su autoridad, porque esta autoridad, sin la justicia, es nula”. (Diuturnum Illud, 11). Es incuestionable que, por encima de legislación y de los mandatos tiránicos, está la Ley de Dios y el derecho natural.

Desde ese momento, Muy reverendo Monseñor, hemos sufrido multas que ascienden a varios miles de euros, junto a un hostigamiento y acoso constantes por parte del Gobierno y de los medios de comunicación. Nos hemos visto obligados a presentar varios recursos ante el Tribunal Constitucional y ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por vulneración de los derechos fundamentales a la libertad religiosa y de reunión. El delegado del Gobierno reconoció, recientemente en El País, que está buscando “fórmulas” para trasladarnos al Parque del Oeste. Tal es el grado de envilecimiento contra nosotros que hasta el TSJ de Madrid ha condenado al PSOE por intentar, con su voraz maquinaria, impedir que se rezara el Rosario en el Santuario del Inmaculado Corazón de María. Recurrentemente recibimos, además, en el atrio desde el que oramos, insultos y amenazas por parte de odiadores de la Fe católica. Como Su Eminencia puede ver, no está siendo nada fácil.

Acerca de esta iniciativa se han dicho un variopinto cúmulo de afirmaciones, la inmensa mayoría absurdamente alejadas de la realidad. Se ha aseverado que rezamos desde el odio; que interrumpimos la celebración de la Santa Misa; que deseamos la muerte del presidente del Gobierno; o que pedimos a la Virgen que expulse a Pedro Sánchez de La Moncloa. Son innumerables las falsedades para señalar y condenar al ostracismo social a un grupo de católicos que únicamente rezamos por la conversión de nuestra patria y la Salvación del mundo.

En realidad, se rinde culto a Dios de 19:30 a 20:00, momento en el que no se celebra ningún acto litúrgico en la Parroquia. En todo momento, hemos rechazado cambiar el horario del Rosario para respetar siempre las misas, aunque eso haya supuesto sufrir los fatigosos calores del verano madrileño.

Por otro lado, habría que ser un gran desconocedor de la realidad para llegar a la conclusión que las afecciones que padece nuestra nación derivan de un partido político o de un simple mortal. Hacer este análisis sería el más cómodo, pero nos alejaría de la verdad. El problema ante el que nos encontramos es ostensiblemente más complicado al trascender de lo político. Lo que sucede, Su Eminencia, es que España ha abandonado la Fe católica. Por primera vez en la Historia se está construyendo una civilización al margen de Dios. El Estado aconfesional que nos han impuesto en España muestra cada día con mayor clarividencia que, en realidad, es un Estado confesionalmente ateo.

La descristianización que padecemos, fenómeno que no se circunscribe exclusivamente a nuestra patria, está produciendo unos efectos letales para millones de almas. Podríamos citar, a título ilustrativo, la legislación abiertamente anticatólica que legitima el asesinato de los seres humanos más inocentes; que atenta contra el bien común, contra la naturaleza, contra la dignidad humana y contra el sentido de la realidad; o que pretende falsificar nuestra Historia para hacernos creer que España no está inseparablemente unida a la Cruz.

Lo único cierto, por el contrario, es que España está intrínsecamente ligada a la Fe católica. Nuestra nación carece de sentido si eliminamos la Cruz del corpus social. España, tal y como dijo San Juan Pablo II, es Tierra de María. Nuestra patria se conformó en el transcurso del III Concilio de Toledo; resistió, mediante la ayuda providencial de Santiago Apóstol, en Covadonga, lugar desde el que se inició la Reconquista. Posteriormente, evangelizó a medio orbe y creó la mayor obra civilizatoria de la Historia. España fue martillo de herejes, luz de Trento y cuna de San Ignacio. Únicamente cuando nuestra patria abjuró de sus raíces, ergo, de la Fe, quedó a merced de sus enemigos y de la autodestrucción.

Es trágico observar una sociedad atomizada presa de la dictadura del relativismo, del nihilismo, del hedonismo, del libertinaje y de oligarquías que desprecian abiertamente a Dios. Las estructuras de pecado están emponzoñando nuestro êthos. Es desgarrador presenciar a un pueblo que, ante el vacío existencial, lidera el consumo de ansiolíticos. Los jóvenes encuentran en las drogas y en el clonazepam la solución a su vacío espiritual. Desde los centros de poder nos alertan sobre problemas de “salud mental”. En realidad, lo que sufrimos son profundas enfermedades del alma. Ante la cultura de la muerte, la sociedad del espectáculo y los derechos de bragueta solo queda el desamparo, la angustia y la náusea. Son las consecuencias inevitables de un ateísmo militante que no ataca al cuerpo, como en tiempos pretéritos, sino al espíritu.

Por todo lo anterior, el leitmotiv que nos impulsar a acudir al Santuario del Inmaculado Corazón de María cada tarde no es otro que el pleno convencimiento de que las patrias y el pueblo se salvarán mediante el rezo del Santo Rosario. No aspiramos a derribar gobiernos, sino a algo mucho más ambicioso: la conversión de los españoles. No rezamos desde el odio, sino desde el profundo amor a Cristo, a la Virgen y a España. Únicamente desde la entrega, el sacrificio, la perseverancia y la Fe se conseguirán los grandes cambios a los que todo católico debe aspirar.

Frente a la opinión predominante, la verdadera guerra en la que estamos inmersos es espiritual y no “cultural”. Es la eterna batalla entre el Bien y el Mal, entre San Miguel Arcángel y su Ejército Celestial contra el príncipe de este mundo; o, dicho en términos agustinianos, entre la Civitas Dei y la civitas terrena. San Pablo nos recuerda: “Nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los principados, contra las potestades, contra los poderes de este mundo tenebroso” (Efesios 6:12).

En este contexto, el papel que la Santa Iglesia confiere a los seglares es preeminente. En el Decreto Apostolicam Actuositatem, se afirma que “siendo propio del estado de los laicos vivir en medio del mundo y de los negocios temporales, ellos son llamados por Dios para que, fervientes en el espíritu cristiano, ejerzan su apostolado en el mundo a manera de fermento”. No podemos olvidar que la Iglesia tiene como misión mantener “un contramundo en el mundo” (Nicolás Gómez Dávila) o, expresado en términos bíblicos, ser la “luz del mundo y la sal de la tierra” (Mateo 5: 13-16). Todo esto nos indica que es el momento de que los fieles de Cristo y de María se comprometan con la Fe, con valentía y amor hacia la Iglesia.

Frente un zeitgeist ateo y secularizante, no podemos limitarnos a refugiarnos en los templos o caer en un fútil aggiornamiento. Debemos cultivar una dimensión pública de la Fe que recuerde al mundanal ruido que Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida (Juan 14:6). El Rey de Reyes no nos pidió tibieza (Apocalipsis 3:15-16) ni vacilación a la hora de difundir la Palabra de Dios. Por el contrario, nos dijo a sus discípulos: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Marcos 16:15).

Todas estas son las razones, Muy reverendo Monseñor, por las que se venera diariamente a nuestra Madre del Cielo en el Santuario del Inmaculado Corazón de María. Este lugar sacro ostenta un profundo simbolismo y una gran fuerza espiritual. Allí se encuentra la Cruz en la que se le apareció la Virgen a San Antonio María Claret para manifestarle que “la Salvación de España está cifrada en el rezo del Santo Rosario”. En este mismo sentido, tenemos absoluta confianza en las palabras de Nuestro Señor Jesucristo al Beato Bernardo de Hoyos: “Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes”. También en la promesa que su Sagrado Corazón le hizo a la Madre Rafols: “No temas. Por más medios y maquinaciones que mis hijos desgraciados inventen para quitar a Fe de España, no lo conseguirán. Yo reinaré hasta el fin de los tiempos en ella de manera singular, y mi imagen será venerada hasta por las calles y plazas”.

La Salvación de España y la redención del mundo vendrán de la mano de aquella arma tan poderosa que la Madre de Cristo le entregó, en el año 1208, a Santo Domingo de Guzmán: el Rosario. San Pío X advirtió al pueblo cristiano: “Si quieren que la paz reine en sus familias y en su patria, recen todos los días el Rosario con todos los suyos”; y también afirmó: “Denme un ejército que rece el Rosario y conquistaré el mundo”. La Virgen María —en Lourdes, en Fátima o en Akita — ha insistido persistentemente en la necesidad de la oración diaria. Sin duda alguna, si en las puertas de todas las iglesias se rezara el Rosario por España, con convencimiento y devoción, el porvenir de nuestra nación cambiaría radicalmente.

Por todo lo anteriormente expuesto, Reverendísimo Señor, y dicho desde el riguroso respeto, me duelen profundamente sus palabras en RNE. Ninguna de las personas que me acompañan en esta iniciativa anteponen la ideología a la Fe. Todo ello porque, como hijos de la Iglesia, sabemos que las ideologías, en todas sus vertientes, están condenadas por Ella. Todas las ideologías nos separan y alejan de Dios. Funcionan como religiones políticas cuyo fin último es arrancarnos a Dios de nuestros corazones y condenarnos al lago ardiente de azufre. La alternativa real, ante el mundo deshumanizante e impío, es luchar por la restauración del Reinado Social de Cristo, que forma parte del Magisterio de la Iglesia desde Pío XI.

Afirmar que rezamos por motivos ideológicos es un agravio que nos aflige. En el Rosario del Inmaculado Corazón de María no se congregan fanáticos ultras ni sectarios ideológicos. Concurren empresarios que, con sacrificio, suspenden proyectos y reuniones corporativas; hombres que hacen un enorme esfuerzo por dejar a sus ancianos padres solos en su casa, y que únicamente desean disfrutar del tiempo que Dios les conceda a su lado; personas humildes que, cada día, recorren decenas de kilómetros o viajan por varias líneas de metro y autobús. Todo ello por una razón abismalmente alejada de cualquier ideología: por amor a Cristo, a María y a España. Además, le aseguro, Su Eminencia, que jamás habría abandonado mi proyecto de vida, la oposición a la escala ejecutiva de la Policía Nacional, ni tantos otros planes propios de un joven de 26 años, por una cuestión ideológica.

Muestra de que los motivos del rezo no son espurios ni movidos por ideologías, son los provechosos frutos que la Virgen está suscitando en este movimiento. Ha logrado congregar a católicos que no se conocían previamente, cada uno de su parroquia y particular carisma; ha reunido a numerosas personas alejadas de la Fe que, en su momento, nos gritaban que nos fuéramos a rezar al interior de la iglesia, y, ahora, nos acompañan en la oración. En este mismo sentido, una judía argentina se está preparando para recibir el bautismo en los próximos meses, y una castellonense se dispondrá a confirmar su Fe. Católicos de todo el mundo —desde Francia, Inglaterra, Irlanda, Escocia, Italia, Austria, Alemania, Polonia, EEUU, Méjico, Perú, Colombia, Argentina, Chile hasta El Salvador — han acudido a acompañarnos en el rezo; nuestro canal de Youtube ha superado el millón de visualizaciones en menos de un año de emisión; se han gestado varios noviazgos y hasta una boda. Dicho esto, quizá el logro que más me fascina sea la articulación del Rosario Universal, en el cual, se reza el primer fin de semana de cada mes, en más de cien lugares de los cinco continentes, pidiendo por la Salvación de nuestras patrias y en defensa de la Fe. El rezo ha llegado hasta la Antártida.

Con total seguridad, la inmensa mayoría de los periodistas no querrán entender el contenido de esta carta ni el propósito del Rosario del Inmaculado Corazón de María. Sin embargo, estoy convencido de que Monseñor comprenderá plenamente esta iniciativa y, en consecuencia, podrá reconsiderar su postura al respecto. Aprovecho esta misiva para solicitar una audiencia con Su Eminencia, a fin de relatarle con mayor profundidad las adversidades y frutos que está generando este rezo público. Además, me permito invitarle a que nos acompañe alguna tarde a las 19:30 para que pueda comprobar personalmente la veracidad de lo que le afirmo y para otorgarnos la bendición.

Deseo a Su Eminencia un feliz Adviento y le ruego que rece por España y por todos aquellos que nos reunimos todas las tardes para orar en el Santuario del Inmaculado Corazón de María.

Que Dios le bendiga. Un cordial saludo.

José Andrés Calderón

Matar al Abuelo | Una Sociedad Sin Dios | Sufrimiento con Cristo o con Suicidio | El Infierno Existe





DURACIÓN 11:30 MINUTOS


viernes, 13 de diciembre de 2024

No, Dios no perdona siempre (Bruno Moreno)



Al hilo de una ambigua frase del papa, han surgido interpretaciones buenistas que son completamente ajenas a la fe católica. La frase es “Dios perdona siempre”, que resulta muy atractiva para un titular, pero, para que no lleve a error, debe entenderse bien, es decir, católicamente.

La frase se puede salvar entendiendo que Dios perdona siempre… a condición de que se den las condiciones necesarias. Es decir, en el sentido de que no perdona siempre, pero siempre ofrece el perdón mientras dura la vida aquí en la tierra para el que acepta recibirlo con la disposición adecuada.

Esto no es alta teología, todos lo hemos estudiado al prepararnos para la primera comunión. Para recibir el perdón de los pecados se necesitan cuatro cosas: dolor de los pecados, propósito de la enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia. El que va a recibir el perdón de los pecados en la confesión y no cumple alguno de esos requisitos no recibe el perdón. Es así de sencillo.

Según la enseñanza de la Iglesia, “no hay nadie, tan perverso y tan culpable que, si verdaderamente está arrepentido de sus pecados, no pueda contar con la esperanza cierta de perdón” (Catecismo Romano, 1, 11, 5). Eso significa que el Señor le ofrece el perdón y por eso está allí el sacerdote en su nombre, esperando en el camino como el padre del hijo pródigo, pero si el penitente no está dispuesto a recibir el perdón como Dios quiere que lo reciba, entonces no lo recibe. Por eso, san Pablo implora: dejaos reconciliar con Dios (2 Co 5,20).

Pero, pero, pero ¿y en casos excepcionales? ¿No son prescindibles esas condiciones? Solo algunas de ellas. Como enseña el concilio de Trento en su sesión XIV, el dolor de los pecados, el propósito de la enmienda (estas dos englobadas en lo que Trento llama “contrición”), la confesión de los pecados al confesor y el cumplimiento de la penitencia (que Trento incluye en el concepto más amplio de “satisfacción) son “actos que, en cuanto por institución de Dios, se requieren en el penitente”. Eso implica que es Dios mismo el que pone esas condiciones, no la Iglesia y, por lo tanto, la Iglesia no podría dispensar de ellas aunque quisiera hacerlo.

No todas son necesarias en el mismo sentido, sin embargo. Como también enseña Trento, la contrición perfecta alcanza el perdón de Dios antes incluso de haber recibido el sacramento de la confesión, aunque debe incluir siempre el deseo de acudir posteriormente a la confesión sacramental (y, por lo tanto, de cumplir las cuatro condiciones clásicas). Como alguien podría morir después de esa contrición, pero antes de poder confesarse, y esa persona habría recibido el perdón de Dios, eso nos indica que son absolutamente necesarias dos condiciones: el arrepentimiento y el propósito de la enmienda. Para las otras dos (decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia), en circunstancias extraordinarias basta el deseo, al menos implícito, de cumplirlas, aunque por esas circunstancias ajenas a la voluntad del penitente se haga imposible llevarlo a cabo.

No se trata de condiciones arbitrarias, impuestas por Dios “porque sí”, sino consecuencia de la esencia misma de lo que significa ser perdonado. Para recibir el perdón hace falta “un dolor del alma y una detestación del pecado cometido con la resolución de no volver a pecar” (Concilio de Trento, sesión XIV). Nadie puede ser perdonado si no rechaza el pecado, tanto el cometido como el hecho de seguir cometiéndolo. Es imposible, porque alguien no puede a la vez ser liberado del pecado y permanecer voluntariamente en ese pecado. No es que Dios no quiera perdonarle, es que perdonar a alguien así no significa nada, carece de sentido. Es como pedir que dos más dos sean cinco o que alguien sea, al mismo tiempo, alto y bajo.

No hace mucho, una catequista me dijo que, en su opinión, la misericordia de Dios podía perdonar incluso al que no se arrepintiera, de modo que también esa persona que no se arrepentía podía ir al cielo. La mujer lo decía con buena intención, claro, deseando que todos se salvaran, pero hay que dejarlo muy claro: eso no tiene nada que ver con el catolicismo, ni con el Evangelio, ni con la lógica más básica. El hijo pródigo no puede volver a la casa del padre y a la vez permanecer lejos de ella. Si pretende seguir haciendo lo segundo, no estará haciendo lo primero y si se decide a lo primero, entonces está decidiendo también no hacer lo segundo. Dicho de otra forma, el pecado no puede entrar en el cielo, porque entonces ya no sería el cielo. Pretender que es posible otra cosa, además de ilógico, es negar la realidad y una forma inconsciente de creerse mejor que Jesucristo.

A todo esto se suma, por supuesto, una condición temporal: el ofrecimiento que hace Dios del perdón solo puede aprovecharse durante la vida en la tierra. Tras la muerte, la decisión ya ha sido tomada y no existe la posibilidad de acogerse al perdón de Dios. El hombre que ha muerto en pecado mortal ya ha tomado la decisión de rechazar definitivamente ese perdón que siempre se le ofrecía durante la vida terrena. Por eso el infierno y el cielo son eternos, como consecuencia de una decisión definitiva.

Es bueno saber todo esto y por eso hemos hablado de ello, pero de nada sirve si se queda en palabras. Este Adviento en el que estamos es para nosotros, para nuestra salvación. Reconciliémonos con Dios. Aprovechemos ese perdón que Cristo ganó en nuestro favor y Dios Padre nos ofrece hoy. Si hoy escucháis su voz, no endurezcáis el corazón. Ahora es tiempo de gracia, ahora es tiempo de salvación.

Bruno Moreno

jueves, 12 de diciembre de 2024

NOTICIAS 12 Diciembre de 2024



Pedro Sánchez: El cadáver político que aún respira | José María Romero

El PP traiciona a su electorado al homenajear a Dolores Ibárruri, "La Pasionaria" símbolo de la represión comunista en la Guerra Civil

España se enfrenta a una transformación demográfica deliberada: 1 de cada 3 recién nacidos ya es extranjero

La hora de la justicia: víctimas de la DANA denuncian al Gobierno y la Generalidad Valenciana por las «negligencias» durante la DANA

¿Las vacunas contra la COVID-19 costaron más vidas de las que salvaron?

Los mártires de la teóloga Emilce Cuda



Hemos hablado muchas veces de la irrelevancia en la que ha caído la Iglesia y, aunque nos duela, creo que es lo mejor que puede pasar porque, si fuera relevante, seríamos aún más el hazmerreír del mundo.

Ayer nos enteramos que, desde el Vaticano, el Celam lanzó una campaña tras el asesinato de un sacerdote y un laico por su defensa del medio ambiente. Ellos son Juan Antonio López, delegado de la Palabra, coordinador de la pastoral social en la diócesis de Trujillo (Honduras) y miembro fundador de la Pastoral de Ecología integral, que murió asesinado por defender el río Guapinol y el Parque Nacional Botaderos. Y un mes más tarde, el padre Marcelo Pérez Pérez, párroco maya tsotsil de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas (México), asesinado por defender los derechos de los indígenas chiapanecos.

Toda muerte, y mucho más si es violenta, es lamentables pero eso no justifica la ridícula pretensión del Vaticano: presentar a los difuntos como mártires. Las declaraciones de una de las integrantes de la Comisión pasan ya la gravedad habitual de las declaraciones francisquistas y lo grotesco de las de Tucho, para inscribirse en las de una herejía pura y dura por la que merecería ser investigada, o bien, por la de una ignorancia mayúscula por la que merecería ser devuelta a su casa a lavar los platos.

Se trata de la teóloga feminista Emilce Cuda, formada en la Universidad Católica Argentina, y desde hace varios años, oficial de la curia vaticana en la Pontificia Comisión para América Latina. Dijo sin sonrojarse: “Hagamos memoria del documento del Papa Francisco cuando nos habla del ‘santo de la puerta de al lado’, estos mártires que mueren por el Evangelio y que mueren por los documentos que promulga el Santo Padre y que salen de esta curia romana, como es la Laudato si’ y la Fratelli tutti”.

Tratemos de hacernos conscientes de este disparate mayúsculo. Nadie duda que los mártires, todos los mártires lo son por el Evangelio de Jesucristo. Pero ¿desde cuándo existen mártires por los documentos papales? El nivel de insanía de Emilce Cuda es preocupante. Ni al ultramontano más extremo del siglo XIX se le habría ocurrido algo semejante. A lo más que se atrevió William Ward fue a pedir una bula papal diaria, a la cual leer en el The Times mientras desayunaba. Yo tengo muchos buenos amigos allegados a la FSSPX, y que son muy contrarios al modernismo y defensores de San Pío X, pero creo que a ninguno de ellos se le ocurriría morir por la Pascendi. Si de entregar la vida se trata, la entregarán por defender a Nuestro Señor en la eucaristía o la verdad del Evangelio, pero no un documento que, por más notable que sea, escrito por manos humanas.

Se me ocurren muchas preguntas para hacerle a la teóloga Emilce Cuda, y seguramente aparecerán muchas más en los comentarios:

1. Si es un acto martirial morir por los documentos promulgados por el Papa y emitidos por la Curia Romana, ¿podremos morir, o al menos, quedar magullados, por el motu proprio Summorum Pontificum, firmado hace menos de veinte años por el Papa Benedicto?

2. Si quienes mueren por los documentos pontificios son mártires como quienes mueren por el Evangelio, ¿se sigue de ello que esos documentos tienen el mismo carácter de verdad revelada que tienen los evangelios?

3. Según nos enseña la teología, los documentos pontificios integran el magisterio de la Iglesia. Por lo tanto, los escritos del Papa Francisco tiene el mismo valor magisterial que el Syllabus de Pío IX, entre otros tantísimos escritos. ¿Daría la Dra. Emilce Cuda la vida por el Syllabus? No le pedimos tanto, ¿al menos lo defendería públicamente, aunque eso le costara la humillación que sufriría por parte de los medios de comunicación?

4. De acuerdo a la respuesta a la pregunta anterior, que intuyo cuál sería, los documentos del Papa y de la Curia vaticana, ¿tiene algún vencimiento? Es decir, ¿tienen fecha de expiración, de modo tal que hasta un cierto día sería loable y hasta preciso morir por ellos, pero pasado ese momento ya sería un acto inocuo o peligroso?

5. Si un grupo de católicos apegados a la misa tradicional tomaran por asalto, por ejemplo, la Capilla Sixtina y un sacerdote celebrara allí, contra todas las normas, la misa tradicional, luego de la cual fueran todos apresados y arañados por el cardenal Tucho Fernández, Mons. Edgar Peña Parra y el P. Fabián Pedacchio, ¿los convertiría a estos católicos díscolos en mártires de Summorum Pontificum, y a los prelados en héroes de Traditiones Custodes?

Emilce Cuda, reaccione; usted está provocando vergüenza ajena. Vuelva a Argentina y dedíquese a tejer escarpines para sus nietos.

The Wanderer

miércoles, 11 de diciembre de 2024

San Dámaso, Papa del siglo IV




Es el XXXVII Pontífice de la Iglesia. San Dámaso, de origen español, nació hacia el año 305. Su pontificado comprende desde el año 366 al 384. Fue diácono de la Iglesia de Roma durante el pontificado del Papa Liberio.

(Catholic.net)- Su elevación a la cátedra de Pedro no se vio exenta de contrastes debido a los enfrentamientos de los dos partidos contrapuestos. Pero los frutos de su pontificado no se dejaron esperar. Ignorando las amenazas imperiales, depuso a los obispos que se habían adherido al arrianismo y condujo a la Iglesia a la unidad de la doctrina. Estableció el principio de que la comunión con el obispo de Roma es signo de reconocimiento de un católico y de un obispo legítimo.

Durante su pontificado hubo una explosión de ritos, de oraciones y de predicaciones, con nuevas instituciones litúrgicas y catequéticas que alimentaron la vida cristiana. A la iniciativa de este Papa se deben los estudios para la revisión del texto de la Biblia y la nueva traducción al latín (llamada Vulgata) hecha por San Jerónimo, a quien San Dámaso escogió como secretario privado.

En estos años la Iglesia había logrado una nueva dimensión religioso-social, convirtiéndose en un componente de la vida pública. Los obispos escribían, catequizaban, amonestaban y condenaban pública y libremente.

En el año 380, con ocasión del sínodo de Roma, el Papa Dámaso expresó su agradecimiento a los jefes del imperio que habían devuelto a la Iglesia la libertad de administrarse por sí misma. Con esta libertad conquistada, los antiguos lugares de oración como las catacumbas se habrían arruinado si este extraordinario hombre de gobierno no hubiera sido al mismo tiempo un poeta sensible a los antiguos recuerdos y a las gloriosas huellas dejadas por los mártires. Efectivamente, no sólo exaltó a los mártires en sus famosos “títulos” -epigramas grabados en lápidas por el calígrafo Dionisio Filocalo-, sino que los honró dedicándose personalmente a la identificación de sus tumbas y a la consolidación de las criptas en donde se guardaban sus reliquias.

En la cripta de los Papas de las catacumbas de San Calixto, él añadió: “Aqui, yo, Dámaso, desearía fueran enterrados mis restos, pero temo turbar las piadosas cenizas de los mártires”. San Jerónimo sostiene que el Papa Dámaso murió casi a los ochenta años. Fue enterrado en la tumba que él mismo se había preparado, humildemente alejada de las gloriosas cenizas de los mártires, sobre la vía Ardeatina. Más tarde sus restos mortales fueron trasladados a la iglesia de San Lorenzo.

Publicado en Catholic.net.

lunes, 9 de diciembre de 2024

Los malos no saben lo que es la maldad (Bruno Moreno)




“Ningún hombre sabe lo malo que es hasta que ha intentado con mucho esfuerzo ser bueno. Una idea estúpida que corre por ahí es que la gente buena no sabe lo que significa la tentación. Esto es obviamente falso. Solo los que intentan resistirse a la tentación saben lo fuerte que es. Después de todo, se averigua la fuerza del ejército alemán luchando contra él, no rindiéndose. Se averigua la fuerza de un viento intentando caminar contra él, no tumbándose en el suelo. Quien cae en la tentación después de cinco minutos simplemente no sabe cómo habría sido esa tentación una hora después.

Por eso, los malos, en cierto sentido, apenas saben nada sobre la maldad: han vivido una vida resguardada por el mismo hecho de rendirse siempre. No averiguamos la fuerza del impulso hacia el mal que hay en nosotros hasta que intentamos luchar contra él. Cristo, que es el único hombre que nunca cayó en la tentación, es también el único hombre que sabe de verdad lo que es la tentación, el único plenamente realista”.

C.S. Lewis, Mero cristianismo

…………

El mal y la ignorancia no son lo mismo, pero van de la mano como piojos y liendres. A veces el mundo nos convence de que ser bueno equivale a estar en la inopia y que solo el malo sabe cómo son las cosas de verdad. Muchos cristianos se lo creen y sufren un claro complejo de inferioridad, que les lleva a transigir una y otra vez con la mentalidad mundana. La realidad, como dice Lewis, es exactamente la contraria. Solo el que practica el bien y evita el mal conoce las cosas como realmente son, porque, si el mal y la ignorancia van de la mano, lo mismo se puede decir, en mucho mejor sentido, del bien y la verdad.

Para el mundo, el paradigma de sabiduría es el diablo, que “se las sabe todas” y no tiene ningún escrúpulo en hacer lo que sea necesario para conseguir lo que quiere, el cínico, el que lo ha experimentado todo y por eso está de vuelta de todo. No es extraño, pues, que el mundo, igual que el propio diablo, no entienda nada y menos aún a sí mismo.

Lo cierto es, en cambio, que nadie conoce mejor al ser humano que los santos, que, como decía san Pablo, han llegado hasta la sangre en su lucha contra el pecado. Nadie conoce mejor al ser humano que la Iglesia santa, esposa de Cristo. Nadie conoce mejor al ser humano que nuestra Señora, que aplasta a la serpiente con su talón y a la que el pecado nunca rozó siquiera. Ante todo, nadie conoce mejor al ser humano que Cristo, que tomó sobre sus hombros todos los pecados de la humanidad. Nosotros, finalmente, nos entenderemos a nosotros mismos y todo lo demás en la medida en que sigamos su ejemplo y permanezcamos fieles y unidos a ellos.

Bruno Moreno

domingo, 8 de diciembre de 2024

El brazo tonto del PSOE (por Carlos Esteban)




Apuntaba recientemente Hughes que el antisanchismo, además de mezquino como meta política, puede resultar ineficaz e incluso contraproducente, viendo que Sánchez, como un malvado de Marvel, parece alimentarse de la energía oscura de la crítica y la denuncia. Y tiene razón.

Pero yo ampliaría más el foco de la oposición necesaria para incluir al Partido Popular. Sostengo desde hace tiempo que el PP ha sido mucho más dañino para España que el PSOE, y que su desaparición para siempre de la escena política sería mucho más beneficiosa que la de los socialistas. Trataré de explicarme.

El PSOE es una banda, una mafia, una maldición. Tienen una historia criminal y un presente que no desentona, una ideología destructiva y la ética de una garrapata. Todo eso es cierto, diría que indudable, pero si el esquema ideológico funcionara, si España fuera, de verdad, esa cosa tan triste que es un bipartidismo, el PSOE tendría una contestación, un contrapeso. No podría cambiar España de modo que no la reconociese ni la madre que la parió, como auguraba certero Alfonso Guerra, porque de la cal del PSOE —viva o no— podríamos pasar a la arena del partido rival. El PSOE aprobaría sus políticas demenciales y suicidas durante sus mandatos, y el partido rival paliaría el daño en los suyos.

Pero el PP, en lugar de ser el representante de la derecha social que creen contra toda evidencia sus votantes, ha sido desde el inicio el cómplice necesario del PSOE, su comparsa, el payaso de las bofetadas, el brazo tonto del socialismo.

El PSOE defiende una ideología destructiva. El PP no tiene ninguna, es el partido nihilista. El PP es el escolar buenecito que, en el fondo de su corazón, admira al gamberro de clase y desearía ser como él, ser él. Y va a buscar, antes que la aprobación de quienes les votan, la de su admirado rival. Cuando el líder del PP, Alberto Núñez Feijoo, dijo haber votado al PSOE de Felipe González, no estaba confesando, sino presumiendo. Algo así, que en el PSOE sería inimaginable, entre peperos se considera normal, casi obvio. Son del PP porque, por lo que sea, no pudieron ser socialistas.

El mito del «PSOE bueno», la fantasía de que hubo una vez un partido socialista que no fue ladrón ni enemigo de España, que Felipe González fue un estadista, el Maestro Yoda de nuestra democracia, y no el capo de una banda, es un invento del PP que el PP necesita para justificar su pleitesía masoquista. Necesitan presentarse como oposición a efectos electorales, pero no renuncian a su embeleco enamorado, y en lugar de pintar para sí un glorioso mito de origen, lo crean para su supuesto rival.

Mariano Rajoy fue el presidente de gobierno con mayor poder institucional en España: mayoría absolutísima, poder autonómico mayoritario, el gobierno de las principales ciudades españolas. Y lo aprovechó para no cambiar una coma de las leyes ideológicas de Zapatero, incluida la que les presentaba a ellos mismos como herederos directos e irredentos de una dictadura, y mimar, incluso, a los medios que les escupían a diario hasta torcer la ley para favorecerles.

Debo reconocer que esta enfermedad de la derecha débil, de la derecha falsa de posguerra, no es exclusiva de España. David Cameron, antaño primer ministro conservador británico, confesó al acceder al poder que se sentía mucho más cercano al nefasto laborista Tony Blair que a Margaret Thatcher.

El PP es Moreno Bonilla. Bonilla dice del PSOE que es «un partido histórico y necesario en la democracia española», lo que no impedirá nunca al PSOE asegurar que Bonilla es un facha. propone destinar más de 3,5 millones de euros a CCOO y UGT en los Presupuestos de 2025, dos sindicatos de partido que les odian. Bonilla quiere ahora impulsar el «habla andaluza» en centros educativos, inventando un engendro para mayor gloria de chiringuitos de izquierdas.

Si no existiera el PSOE, España tendría, por fuerza, algún otro partido de izquierdas, con las mismas ideas disolventes y generadoras de miseria y recorte de libertades que son comunes a toda izquierda. En cambio, si no existiera el PP, si la Santa Transición no hubiera engendrado a esa engañifa, esa estafa ideológica que es el PP, nacido para desactivar la opinión conservadora en España y hacer digerible a la ciudadanía la ingeniería social del PSOE, España hubiera tenido la oportunidad de generar una auténtica derecha.


sábado, 7 de diciembre de 2024

El Gobierno y la UE utilizan ideológicamente la tragedia de Valencia


DURACIÓN 2:50 MINUTOS

https://youtu.be/Du-TdaK67I8


Fernando López Mirones explica cómo se ha redirigido la indignación de la gente para impulsar la agenda climática de Bruselas y del Ejecutivo español. Transmiten que nada se podía hacer porque era “cambio climático”. Lavan así a Sánchez de toda culpa por su inacción.

6 de diciembre y hay que decir que “la Constitución está muerta”



DURACIÓN 3:44 MINUTOS

https://youtu.be/n0EitCaXzR0

miércoles, 4 de diciembre de 2024

Si la mitad de lo que dice Aldama es verdad, es el mayor caso de corrupción de la historia




Duración 3:10 minutos

https://youtu.be/USadHHoNg9U

Elogio a la locura. El próximo Papa




Escribía Erasmo de Rotterdam en su Elogio a la locura que “la verdadera felicidad es algo que solo la locura puede ofrecer”. Una de la ideas que sugiere es que hay algunos logros, como la felicidad, que sólo pueden ser alcanzados con un cierto grado de locura. O podemos ponerlo en otros términos: algunos logros, o algunas hazañas, sólo pueden llevarlas a cabo quienes tienen un cierto grado de locura.

El 2 de septiembre del año pasado publicaba yo un post en el que planteaba mis serias reservas con respecto a la posibilidad de que Javier Milei fuera un presidente apropiado debido a su rasgo de locura. No creo haberme equivocado con respecto a la existencia de ese rasgo tan peculiar, pero sí me equivoqué con respecto a la posibilidad de hacer un buen gobierno o, al menos, un gobierno mucho mejor de lo que todos esperábamos a pesar de su locura.

Enfoquemos el caso desde otra perspectiva: sólo un loco podía aplicar en Argentina, la patria del populismo peronista, un imprescindible ajuste del 7% del PBI, eliminar en pocos meses el déficit fiscal -al que la Argentina estaba condenada desde hace 70 años- y mantener no solamente la paz social sino niveles de aprobación superiores al 50%. Pero mucho más impactante aún: sólo un loco podía animarse a hacer lo que está haciendo en lo que él denomina “batalla cultural”. ¿Quién pensó que un gobernante iba a atreverse a cerrar el INADI (Instituto contra la Discriminación) o el Ministerio de la Mujer diciendo que no servían para nada y que su único objetivo era el adoctrinamiento en las políticas progresistas? Y todavía más: ¿en qué mente fantasiosa podía nacer la idea de que entregaría la política exterior argentina, exceptuando las relaciones comerciales, a un grupo de funcionarios al que los medios califican de “ultracatólicos”? Y estos funcionarios no se han dedicado solamente a hacer declamaciones: se negaron a firmar la declaración de la OEA de Asunción por lo que se debieron modificar varios párrafos donde estaban contenida la monserga progre; la delegación argentina se retiró de la Cumbre del Clima de Bakú denunciando la ideología que se esconde detrás; en la Asamblea General de la ONU, Argentina votó en contra de una resolución que protege los derechos de los pueblos indígenas (ya todos sabemos lo que eso significa); fue el único país del G20 que votó en contra de una declaración sobre la igualdad de género y empoderamiento de la mujer. Y el mismo presidente Milei, en la Asamblea General de la ONU se expresó en contra del aborto, del gobierno de las elites mundiales y de la Agenda 2030. Más aún, en el presupuesto que se está debatiendo por estos días en el Congreso, el gobierno destinará $0 a financiar la educación sexual en las escuelas, uno de los más preciados logros de la izquierda peronista. Sólo un loco como Milei podía ser capaz de hacer lo que muchos pensábamos que era imposible, y sólo un loco como Trump será capaz de tomar decisiones que nos sorprenderán tanto o más de lo que nos sorprendieron, para bien, las de Milei.

En pocas palabras: un loco —sea Milei, sea Trump y con seguridad aparecerán otros más— es capaz de patear el tablero y cambiar rápidamente lo que parecía establecido, y recuperar en pocos meses territorios que creíamos perdidos. Pero la pregunta que quiero hacerme en este post es si podemos hacer una analogía con la Iglesia. No es necesario decirlo en esta página, pero la crisis de la Iglesia es monstruosa y los católicos desesperamos de que pueda existir alguna solución porque estamos razonablemente convencidos de que ningún cardenal será capaz, una vez elegido pontífice romano, de hacer los cambios drásticos que hay que hacer. Soñemos con lo imposible, como soñábamos no solo durante los abominables gobiernos kirchneristas sino también durante el gobierno del modosito Mauricio Macri. Pensemos en un Papa que, una vez que todos los puestos jerárquicos de la Curia le presentaran su renuncia como es de rigor, se las aceptara a todos, y mandara a Tucho de capellán de la cárcel de Ushuaia (haría buenas migas con el gobernador Melella); a Roche de obispo de la isla de Juan Bravo y a todo el resto de purpurados de misioneros a Corea del Norte. Que nombrara de prefecto de Culto al padre Claude Barthe; de Doctrina de la Fe al cardenal Burke y de Obispos al cardenal Sarah. Que pidiera la renuncia a todos los obispos argentinos —como hizo Francisco con los obispos chilenos—, se la aceptara a la mitad, y nombrara en las sedes más importantes a los buenos curas que todos conocemos y que aquí no nombraremos. Y que hiciera lo mismo en España y, para reinvindicar a los curas de la Sacristía de La Vandée, los eligiera obispos para reemplazar a los impresentables que ahora están en la península. Que declarara inválidos los puntos conflictivos de Amoris laetitiae, se dejara de hablar de la madre tierra y del calentamiento global y dejara sin efecto Fiducia supplicans. Y podríamos seguir soñando indefinidamente con medidas de este tipo. Y seguramente, a los pocos minutos, nos despabilaríamos, diríamos “Basta de pavadas” y seguiríamos rezando el rosario.

Anhelos análogos, insisto, teníamos los argentinos el año pasado. Y ocurrió lo impensado: muchos de esos anhelos se hicieron realidad en mayor o menor medida, y muchos otros se seguirán concretando en los próximos meses. ¿Cómo fue posible? ¿Cuál fue la condición de posibilidad para que esos autoengaños optimistas se hicieran realidad? Curiosamente, que un loco llegara al poder. Y volvamos al caso de la Iglesia: ¿podría pasar algo análogo en la Iglesia a lo que ocurre en Argentina y ocurrirá en Estados Unidos? ¿Se animarían los cardenales a elegir a un loco para gobernar la Iglesia como último recurso para evitar su auto aniquilación? Pero todavía más importante, ¿existe algún miembro del colegio cardenalicio capaz de tales locuras?

Yo creo que existe uno, y es el cardenal Gerhard Lüdwig Müller.

Algunos buenos amigos se enfadarán y me dirán: “¡Müller es un moderno!” “¡No. Es modernista!”. “No favoreció a los tradis cuando estaba en Doctrina de la Fe”. "¡Sólo ocasionalmente celebra la misa tradicional!" “¡Era amigo de Gustavo Gutierrez!”. “¡Celebra el rito nuevo!”. “¡Concelebra!” Y otras cuestiones del mismo tenor. Más o menos lo mismo que otros buenos amigos dicen de Milei: “¡No tiene la castidad de San Luis Gonzaga!” “¡No tiene la fe de San Luis Rey de Francia!” “¡Ha nombrado a muchos judíos en su gobierno!” “¡No leyó El liberalismo es pecado de Sardá y Salvany!” Y tienen razón. Es todo eso y muchas cosas más, pero a pesar de eso, Milei está haciendo por la restauración de los principios de la civilización occidental mucho más de lo que hicieron los presidentes de los últimos cincuenta años. ¿Por qué no dejar abierta la posibilidad, entonces, de que un cardenal con el mismo grado de locura (¿o de arrojo?) que Milei haga los mismo con la Iglesia?

The Wanderer

viernes, 29 de noviembre de 2024

A GOLPE DE MALLETE LA MASONERÍA DIFUNDE LA CORRUPCIÓN POR ESPAÑA Y LAS NACIONES!




DURACIÓN 16:45 MINUTOS



Invitado especial al programa "BUTACAS VACÍAS", el Teniente Coronel de Infantería, D. Francisco Bendala Ayuso, quien desarrolla magistralmente, en breve espacio de tiempo, la indigente formación de los jóvenes de nuestro tiempo. 

Se exponen algunas causas de la degradación espiritual y moral de la juventud actual. Leyes perversas, difusión de todo tipo de vicios, etc. son dictadas en las logias masónicas a golpe de mallete (martillo). 

La Masonería ha tenido siempre el objetivo de controlar la educación de los jóvenes para dirigirla a una educación laica, libre e independiente de la formación religiosa que es la que tanto bien ha dado a las almas y a la sociedad.

Corrompiendo el espíritu y la moral de los jóvenes se destruye y se controla al hombre y sus actividades dirigiéndolos a una verdadera dictadura y esclavitud de lo más satánica. 

Si no existe el bien ni el mal, si el hombre es libre sin frenos, si no hay Ley Moral que lo censure, si sola la razón, débil y flaca, relativista y cambiante, lo mueve a actuar... ¿Qué mundo resultará de esto?. 

Destruyendo a la Masonería las naciones fructificarían y se desarrollarían en armonía y hermandad bajo la suave Ley de Dios. 

Deseamos que los jóvenes españoles despierten de su indolencia y respondan a Dios con total valentía y amor.

Mons. Schneider explica por qué cree que Francisco es efectivamente el Papa



La hipótesis de que la abdicación de Benedicto XV fue inválida es un callejón sin salida. Si no, la Sede Apostólica llevaría de facto once años vacante.

Monseñor Athanasius Schneider

(LifeSiteNews) — El principio más seguro para dilucidar la crucial cuestión sobre la validez del pontificado de Francisco es la práctica, mantenida hasta hoy en la historia de la Iglesia, con la que se han resuelto situaciones de supuesta invalidez de renuncias o elecciones de papas. En dicha costumbre que permanece hasta hoy se manifiesta el sensus perennis ecclesiae.

Ni el principio de legalidad aplicado al pie de la letra ni el del positivismo jurídico han sido considerados principios absolutos en la costumbre de la Iglesia, dado que la legislación relativa a las elecciones pontificias no es más que una ley humana (positiva), no divina (revelada).

La ley humana que regula la asunción del cargo de papa o la abdicación del mismo tiene que estar subordinada al bien mayor de toda la Iglesia, que en este caso es la verdadera existencia de la cabeza visible de la Iglesia y la certidumbre de su existencia para todo su cuerpo, integrado por el clero y los fieles.

La naturaleza misma de la Iglesia exige la existencia visible de la cabeza y la certidumbre de ella. La Iglesia universal no puede existir durante un tiempo considerable sin un pastor supremo visible, sin el sucesor de San Pedro, ya que la actividad vital de la Iglesia universal depende de su cabeza visible. Por ejemplo, para nombrar obispos diocesanos y cardenales; para ello hace falta un papa legítimo. Y a su vez, el bien espiritual de los fieles depende de que haya prelados válidamente nombrados, pues de ser inválido el nombramiento (por invalidez del Papa), los sacerdotes carecerían de competencia pastoral (es decir, entre otras cosas no podrían confesar ni casar).

Las dispensas e indulgencias que sólo concede el Romano Pontífice, todas las cuales tienen por objeto el bien espiritual y la salvación eterna de las almas, dependen igualmente de la existencia y certidumbre mencionadas. En esos casos, aplicar el principio de suplencia de jurisdicción socavaría la visibilidad que caracteriza a la Iglesia y sería en sustancia una postura sedevacantista.

Aceptar la posibilidad de que la Santa Sede está vacante por un tiempo prolongado (sedisvacantia papalis) puede conducir fácilmente a una actitud sedevacantista, que en el fondo es un fenómeno sectario y poco menos que herético que está presente desde hace sesenta años por culpa de los problemas originados por el Concilio y por los papas conciliares y postconciliares.

La Iglesia tiene un remedio para las elecciones polémicas

El bien espiritual y la salvación de los fieles es la ley suprema en la normativa de la Iglesia. Por ese motivo, existe ese principio de supplet Ecclesia o sanatio in radice (sanar en la raíz). Dicho de otro modo: la Iglesia completa lo que faltaba según la ley positiva humana en el caso de los sacramentos, que exigen facultades jurisdiccionales: confesar, oficiar matrimonios, confirmar, aplicar intenciones de Misa, etc.

Inspirada en este principio auténticamente pastoral, el instinto de la Iglesia ha aplicado siempre los principios de supplet Ecclessia y sanatio in radice siempre que ha habido dudas en la renuncia o elección de un pontífice. Concretamente, la sanatio in radice de una elección papal inválida se manifestó en la aceptación moral universal y sin controversia del nuevo pontífice por parte del episcopado y del pueblo católico, además de que el papa electo actual, inválido para algunos, es nombrado en el Canon de la Misa por la práctica totalidad del clero católico.

Papas válidos surgidos de elecciones aparentemente inválidas

La historia de la Iglesia es una maestra segura en este sentido. La vacancia más larga de la Sede en la historia duró dos años y nueve meses (del 29 de noviembre de 1268 al 1 de septiembre de 1271). Y coincidió con la época en que vivía Santo Tomás de Aquino. Ha habido sin duda elecciones en que claramente estaba en duda la validez de la asunción pontificia. Por ejemplo, Gregorio VI subió al trono comprando en 1045 el cargo a su predecesor Benedicto IX por una elevada suma de dinero. A pesar de ello, la Iglesia de Roma siempre consideró a Gregorio VI un papa legítimo, y hasta Hildebrando, que más tarde llegaría a ser San Gregorio VII, consideró legítimo a su predecesor, no obstante la manera ilegítima en que ascendió al pontificado.

Por su parte, Urbano VI fue elegido bajo una enorme presión y amenazas por parte del pueblo romano. Algunos de los cardenales electores llegaron a temer por sus vidas. Ese fue el ambiente en que se eligió a Urbano VI en 1378. En la coronación del nuevo pontífice todos los cardenales del cónclave le rindieron pleitesía y lo reconocieron como papa durante los primeros meses de su pontificado. Pocos meses después, algunos cardenales, sobre todo franceses, comenzaron a dudar de la validez de la elección en vista de las intimidatorias circunstancias y las presiones de que habían sido objeto durante el cónclave. Esto llevó a dichos purpurados a elegir un nuevo pontífice, que se llamó Clemente VII, era francés y fijó su residencia en Aviñón. Tanto él como sus sucesores fueron siempre considerados antipapas por la Iglesia Católica Romana (véanse las ediciones del Anuario pontificio). Así se inició una de las crisis más desastrosas de la historia de la Iglesia, el gran Cisma de Occidente, que duró casi cuarenta años, desgarró la unidad de la Iglesia y fue tan perjudicial para el bien espiritual de las almas.

La Iglesia Católica Romana siempre ha reconocido a Urbano VI como un papa legítimo a pesar de los factores que probablemente hicieron inválida su elección. El hecho de que incluso personas canonizadas como San Vicente Ferrer reconocieran por un tiempo a al antipapa Clemente VI como único pontífice legítimo no es un argumento convincente, ya que los santos no son infalibles en todas sus opiniones. El santo valenciano abandonó más tarde su apoyó al antipapa de Aviñón y reconoció al Papa de Roma.

San Celestino V hizo su renuncia en medio de presiones e insinuaciones del poderoso cardenal Benedetto Gaetani, que le sucedió con el nombre de Bonifacio VIII en 1294. Ante estas circunstancias, un sector de fieles y clero de la época nunca llegó a reconocer a Bonifacio VIII como legítimo papa. Pero la Iglesia Católica siempre ha considerado legítimo a este pontífice, porque su aceptación por parte de una mayoría abrumadora del episcopado y los fieles sanó en la raíz las circunstancias que pudiesen haber invalidado la renuncia de Celestino V y la elección de su sucesor.

La siguiente explicación del profesor Roberto de Mattei demuestra de modo convincente la incoherencia de las teorías sobre la ilegitimidad de Francisco como papa: «De nada ha servido que en una declaración a LifeSiteNews publicada el 14 de febrero de 2019 el propio monseñor Gänswein corroborase la validez de la renuncia al ministerio petrino, afirmando: «Sólo hay un papa legítimamente elegido: Francisco». La idea de una posible redefinición del munus petrino ya estaba lanzada».

Algunos afirman que la intención de Benedicto era seguir siendo papa, entendiendo que el cargo podía desdoblarse en dos; pero esto es un error sustancial, ya que la naturaleza monárquica y unitaria del pontificado es de derecho divino.

«Sólo Dios juzga las intenciones –prosigue De Mattei–, mientras que el derecho canónico se limita a evaluar el comportamiento externo de los bautizados. Una célebre sentencia del derecho romano, recordada tanto por el cardenal Walter Brandmüller como por el cardenal Raymond Leo Burke, afirma: De internis non iudicat praetor: un juez no juzga cuestiones internas».

De Mattei se pregunta qué pasaría después de morir Benedicto si él fuera el único papa legítimo. Y responde: «La paradoja está en que para demostrar la nulidad de la renuncia de Benedicto se valen de sofismas jurídicos, pero luego, para resolver el problema de la sucesión de Benedicto o de Francisco sería necesario recurrir a soluciones extracanónicas» (cf. https://adelantelafe.com/incognitas-sobre-el-final-de-un-pontificado/, 1 de julio de 2020).

Por qué la teoría de la ilegitimidad de Francisco es un callejón sin salida

La hipótesis de la ilegitimidad de la renuncia de Benedicto, y por consiguiente de la ilegitimidad de Francisco como papa, no conduce en realidad a ninguna parte. Equivaldría a decir que durante once años la Sede habría estado de facto vacante, ya que Benedicto no realizó ningún acto gubernativo, no creó a ningún obispo ni cardenal, no concedió dispensa ni indulgencia alguna, etc. Esto habría tenido como consecuencia que la Iglesia estuviera paralizada en el aspecto visible. En la práctica, equivaldría a una postura sedevacantista.

Desde hace once años, todos los nombramientos de nuncios apostólicos, obispos diocesanos y cardenales, todas las dispensas pontificias y todas las indulgencias recibidas por los fieles habrían sido nulas e írritas, lo cual habría tenido unas consecuencias perjudiciales para las almas (prelados ilegítimos, jurisdicciones inválidas, etc.). Ningún cardenal creado por Francisco sería legítimo. O sea, que no habría cardenales, lo cual afectaría a la mayor parte del Colegio Cardenalicio.

Veamos otra situación hipotética: si Benedicto XVI hubiese sido un papa liberal en extremo y herético, y hubiera abdicado en 2013 en circunstancias similares a las del momento en que lo hizo (con lo que podría haber causas de invalidez); y a continuación se hubiera elegido a un nuevo pontífice que fuera verdaderamente tradicional, y este nuevo papa –la invalidez de cuya elección se podría suponer debido a la invalidad de la renuncia de su predecesor liberal y por haber quebrantado algunas normas del cónclave– se hubiera puesto a reformar la Iglesia en un sentido auténticamente católico, como creando obispos y cardenales buenos, promulgando profesiones de fe y declaraciones ex cátedra para sostener la Fe verdadera ante los errores que pululan actualmente en la Iglesia, desde luego ningún buen cardenal, obispo o católico de a pie consideraría ilegítimo a ese nuevo papa que es ciento por ciento católico, ni pediría su renuncia ni que el liberal que abdicó volviera a gobernar.

Otra posible hipótesis: si se murieran todos los cardenales que crearon Juan Pablo II y Benedicto XVI, el Colegio Cardenalicio estaría integrado exclusivamente por cardenales nombrados por Francisco. Pero entonces, según la teoría del pontificado ilegítimo de Francisco, todos serían ilegítimos, y ya no habría Colegio Cardenalicio. De donde se desprende que no quedarían electores válidos que pudieran proceder a la elección de un nuevo pontífice.

La ley del Derecho Canónico que prescribe que sólo los cardenales son electores válidos en los cónclaves está en vigor desde el siglo XI, y fue sancionada por los romanos pontífices, por lo que sólo un papa podría modificar las normas jurídicas que regulan las elecciones pontificias y promulgar una que permitiera votar a quienes no tuvieran la púrpura cardenalicia. Hipotéticamente, de acuerdo con la teoría de que Francisco es un papa ilegítimo, una vez que murieran todos los cardenales creados antes de la elección del actual pontífice no sería ya posible elegir a un papa legítimo. La Iglesia se habría metido en un callejón sin salida, sería un dilema insoluble.

La hipótesis según la cual Benedicto sería el único pontífice legítimo y por tanto Francisco ilegítimo contradice la razonable costumbre, de demostrada eficacia, de la gran Tradición de la Iglesia, y también el sentido común. No sólo eso; se da un carácter absoluto al aspecto de la legitimidad; en este caso, a las normas humanas que rigen las renuncias y las elecciones, en detrimento del bien de las almas, al haberse introducido la incertidumbre en cuanto a la validez de los actos de gobierno de la Iglesia. Y eso socava la naturaleza visible de la Iglesia. Y por otra parte, roza la mentalidad sedevacantista. En este caso hay que seguir la vía más segura (via tutior) y el ejemplo de la práctica constante de la gran Tradición de la Iglesia.

¿Qué podemos hacer ante la conducta del papa Francisco?

La manera de reaccionar a la conducta del papa Francisco es amonestarlo públicamente por sus errores. Eso sí, hay que hacerlo con el debido respeto. Luego, hay que hacer una profesión de fe especificando las verdades que Francisco ha contradicho o socavado con sus ambigüedades. Y después es preciso realizar actos de reparación. También hay que implorar a Dios la gracia de la conversión para el papa Francisco, y su intervención divina para resolver esta crisis sin precedentes. En todo caso, Francisco es sin duda alguna el papa legítimo.

Nuestro Señor Jesucristo está al timón de la nave de la Iglesia, incluso en las más torrenciales tempestades, entre las que puede darse el pontificado de un papa doctrinalmente ambiguo, aunque esas tormentas suelen ser relativamente breves en comparación con otras graves crisis que han afectado a la Iglesia Militante en sus dos mil años de existencia.

En medio de la confusión y la tempestad que se han desatado en la Iglesia actual, Nuestro Señor se alzará y reprenderá el mar y los vientos (véase Mt.8,24). Entonces, está garantizado un tiempo de calma, seguridad doctrinal, sacralidad en la liturgia y santidad en los sacerdotes, prelados y papas. Ante una situación que, a los ojos humanos, parece irremediable, debemos renovar la fe inquebrantable en que las puertas del Infierno no prevalecerán contra la Iglesia Católica.

+Athanasius Schneider, 
obispo auxiliar de la diócesis de Santa María de Astaná

(Artículo original. Traducido por Bruno de la Inmaculada)

jueves, 28 de noviembre de 2024

Todo es verdad, Sánchez es un psicópata y la UCO salvará la democracia


DURACIÓN 3:41 MINUTOS




José Javier Esparza sostiene que las respuestas del Gobierno a las acusaciones de corrupción dan a entender que todo es verdad. Afirma, además, que el presidente actúa como un psicópata al acusar a la oposición de lo que él mismo hace. Finalmente, pone todas las esperanzas en la UCO que está desvelando el mayor caso de corrupción de la historia de España-

martes, 26 de noviembre de 2024

De tabú a ley: así se impuso la eutanasia en España con la estrategia de la ventana de Overton | José María Romero



La semana pasada escribía un artículo en Adelante España sobre la derecha cultural y cómo la izquierda había ganado la batalla cultural al usar la ventana de Overton.

Desde entonces, han sido muchos los que habéis preguntado en qué consiste eso de la ventana de Overton. La mejor explicación es verlo con un caso práctico: la eutanasia, que, en unos años, pasó de lo impensable a lo normalizado en España. Esta transformación no fue espontánea, sino el resultado de una estrategia social, política y mediática que se ajusta al modelo conocido como la Ventana de Overton. Este concepto explica cómo las ideas, independientemente de lo controvertidas que sean, pueden evolucionar desde el rechazo absoluto hasta su aceptación como política pública.

La ventana de Overton es una estrategia bien diseñada que puede extenderse durante años e, incluso, varias décadas. Comprender su naturaleza de largo plazo es crucial para identificar cómo se manipulan y moldean los valores y el discurso cultural con fines ideológicos.

En el caso de la eutanasia, el proceso se desarrolló mediante la aplicación de técnicas de sensibilización, el cambio de narrativas, manipulación de lenguaje y una constante legitimación social ficticia. Analizar este caso permite entender no solo los mecanismos detrás del cambio legislativo, sino también cómo se moldean los valores de una sociedad. No es casualidad.

La Ventana de Overton: Transformación paso a paso. La Ventana de Overton define un proceso de transformación que atraviesa seis fases: impensable, radical, aceptable, sensato, popular y política pública. En cada etapa, las ideas evolucionan gracias a la introducción de nuevas narrativas, el uso estratégico de casos paradigmáticos y el apoyo de actores clave. Veamos en el caso de España que fue lo que ocurrió.

1. De lo impensable a lo radical. En los años 80 y 90, la eutanasia era un tema tabú y era visto como impensable. Las voces a favor de la eutanasia eran marginales. Se consideraba un atentado contra la vida humana y opuesta a los valores de la dignidad humana, según la mentalidad, aún provida, de aquella época. Las posturas dominantes eran fuertemente favorables a la vida, con un fuerte peso aún de la moral cristiana. Sin embargo, el caso de Ramón Sampedro, quien quedó tetrapléjico tras un accidente y solicitó públicamente la eutanasia, marcó un antes y un después. Su historia, amplificada convenientemente por los medios y llevada al cine con Mar Adentro, abrió el debate desde una perspectiva emocional.

En el paso de lo impensable a lo radical dentro de la ventana de Overton, se recurre muchas veces a grupos que realizan acciones estrafalarias, provocadoras y diseñadas para generar un impacto mediático inmediato (Por ejemplo, el grupo Femen y sus protestas con los pechos al descubierto, el acto de arrojar pintura a los cuadros de los museos, bloquear los camiones que transportan gallinas, abrazar árboles, entre otras acciones). Estas iniciativas, de grupos subvencionados – y no espontáneos-, aunque puedan parecer absurdas o chocantes, tienen como objetivo inicial romper el silencio en torno a un tema hasta entonces tabú. Al lograr titulares y debates, aunque sea desde el rechazo, introducen el primer mensaje en la agenda mediática. Este ruido inicial, por extremo que sea, siembra la semilla para futuras discusiones más moderadas, allanando el camino hacia la aceptación gradual de lo que antes era impensable.

2.De lo radical a lo aceptable. Durante la década de 2000 comenzó a considerarse aceptable. En este período se intensificaron los debates sobre lo que le pasaron a llamar la «muerte digna», con la incorporación de términos como «calidad de vida» y «autonomía personal»

En el proceso de desplazar lo radical hacia lo aceptable dentro de la ventana de Overton, los seminarios y congresos científicos juegan un papel crucial como herramientas de legitimación. Estas reuniones, cuidadosamente organizadas, presentan estudios y conclusiones que, bajo un barniz de rigurosidad académica, avalan las posturas ideológicas que se pretenden normalizar. A menudo, se financian investigaciones alineadas con el objetivo buscado, mientras se desacreditan o invisibilizan otras perspectivas. Así, lo que inicialmente era inaceptable se reviste de credibilidad, ganando adeptos y allanando el camino hacia su aceptación social e institucional. Esos estudios, informes y documentos serán repetidos incansablemente por medios, políticos y administraciones, convirtiéndose en auténticos mantras. Como bien se dice, “una mentira repetida mil veces, se convierte en verdad”.

Simultáneamente, la aprobación de leyes de eutanasia en países europeos como los Países Bajos y Bélgica ofreció ejemplos concretos que sirvieron como modelo. Esto ayudó a que España comenzara a considerar la posibilidad de legislar sobre el tema. Fue la época de la promoción de la sensibilización social.

3. De lo aceptable a lo sensato. En la década de 2010, la eutanasia se hizo popular gracias a movimientos sociales que la incluyeron en la agenda pública. Las campañas de organizaciones como la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) ganaron fuerza. Estas campañas pusieron el foco en casos individuales de sufrimiento extremo, presentando la eutanasia como una solución compasiva y válida. Al mismo tiempo, las encuestas debidamente realizadas y «cocinadas» comenzaron a reflejar un aumento en el apoyo social, superando el rechazo de los sectores providas. Se consolidó como un tema sensato y necesario para garantizar derechos individuales. En esta época se consiguió dar la sensación de un respaldo social lo suficientemente mayoritario.

4. De lo sensato a lo popular y política pública. El respaldo social y político culminó en la aprobación de la Ley de Regulación de la Eutanasia, que institucionalizó el derecho a morir dignamente. En 2020, la coalición socialista-comunista de gobierno liderada por PSOE y Unidas Podemos incluyó la legalización de la eutanasia en su agenda. El proyecto de ley fue aprobado en diciembre de ese año, y en marzo de 2021 se convirtió en una realidad legislativa. La Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia otorgó a los ciudadanos con enfermedades terminales o sufrimiento crónico e irreversible el derecho a solicitar asistencia para morir.

Como se puede observar, han sido necesarios más de 40 años de trabajo constante para imponer la eutanasia en España. Este logro ha implicado una terminología nueva, la movilización de grupos sociales, el respaldo persistente de medios de comunicación, el apoyo estratégico de figuras públicas y la complicidad activa de algunos partidos políticos. Todo ello, por supuesto, siguiendo una hoja de ruta meticulosamente diseñada, donde cada paso ha estado orientado a normalizar esta práctica en la sociedad y a debilitar la defensa de la vida como valor esencial.

Además, la normalización de la eutanasia en España se apoyó en varias estrategias que fueron erosionando la resistencia inicial. Las principales fueron:

  • Los argumentos sentimentales y las emociones prevalecen sobre los racionales en la configuración del debate público, y la Ventana de Overton se mueve principalmente a través de ideas fuerza emocionales. Casos como el drama de una niña violada utilizado para justificar el aborto, o la conmovedora historia de un hombre tetrapléjico para legitimar la eutanasia, son ejemplos de cómo se apela al corazón antes que a la mente. La derecha, al enfrentarse a estos argumentos con una respuesta puramente racional y científica, ha perdido terreno, incapaz de competir con la carga emocional que mueve a las masas. Para revertir esta tendencia, es imprescindible adaptar las estrategias y elaborar mensajes que conecten emocionalmente con el público, reservando los argumentos racionales para los niveles donde sean efectivos. La batalla cultural exige inteligencia, pero también sensibilidad en la comunicación.
  • Controlar el marco del discurso. Esto implica decidir qué se discute, cómo se discute y qué posturas son consideradas legítimas o inadmisibles. Este poder es un arma decisiva que, en manos de quienes dominan los medios, las instituciones y la cultura, inclina la balanza antes de que la otra parte tenga oportunidad de presentar sus argumentos. En este contexto, la derecha cultural siempre ha participado en el debate, sin desafiar activamente las reglas preestablecidas, sin cuestionar al árbitro y sin proponer un marco alternativo donde sus ideas puedan tener una oportunidad justa de ser escuchadas y aceptadas. Ha sido como los primeros cristianos en los circos romanos, destinados a ser devorados por los leones. Con ello, además de ofrecer un espectáculo, han logrado casi siempre un éxito asegurado.
  • Humanización del debate: Los medios de comunicación y las campañas de los lobbies proeutanasia utilizaron historias personales para presentar la eutanasia como una solución ética al sufrimiento. Esto desplazó el debate de la abstracción moral a la empatía individual, de la razón y la ciencia al sentimiento.
  • La manipulación del lenguaje es una herramienta clave en la aplicación de la ventana de Overton, pues redefine conceptos para hacerlos más aceptables socialmente. Cambiar términos como «eutanasia o muerte asistida» por «derecho a morir dignamente» suaviza la percepción pública y elimina la resistencia inicial. Este uso estratégico del lenguaje no solo altera la forma en que se debate un tema, sino que también condiciona cómo las personas lo entienden, facilitando que ideas impensables avancen hacia la normalización.
  • Cambio de narrativas: Como consecuencia de lo anterior, se dejó de hablar de “matar” o “eutanasia o suicidio asistido” para centrarse en conceptos positivos como “dignidad”, “compasión” y “derecho a decidir”. Este cambio terminológico en la narrativa fue fundamental para vencer el rechazo inicial.
  • Los medios de comunicación y los personajes populares han jugado un papel fundamental como catalizadores de la ventana de Overton. Mediante una narrativa calculada, han introducido gradualmente ideas controvertidas al discurso público, presentándolas primero como temas de curiosidad o polémica y, con el tiempo, como derechos o cuestiones legítimas. Estos actores, aprovechando su alcance e influencia, han amplificado el impacto de estas ideas, normalizándolas en el imaginario colectivo. Ya sea a través de series, películas, entrevistas o redes sociales, han suavizado la percepción de lo inaceptable, convirtiéndose en herramientas clave para quienes impulsan agendas ideológicas que transforman profundamente los valores de la sociedad
  • Legitimación mediante determinadas «encuestas ad hoc»: Los estudios de opinión realizados «ad hoc» mostraron un apoyo creciente a la eutanasia, lo que permitió que los partidos políticos izquierdistas integraran esta causa en sus programas sin temor a perder respaldo electoral.
  • Los partidos políticos no fueron los motores del cambio cultural, sino más bien sus pasajeros, arrastrados por la dinámica de la Ventana de Overton, que define los límites de lo que la sociedad considera aceptable en cada momento. No son los partidos los que transforman la opinión pública, sino que adaptan sus posturas en función de lo que perciben como rentable electoralmente. Aunque ideológicamente puedan coincidir con ciertas ideas o principios, rara vez las impulsan si no hay un claro rédito político en ello. Solo cuando perciben que una iniciativa cuenta con un respaldo social amplio y puede traducirse en votos o ventajas estratégicas, la hacen suya, moldeando sus discursos y agendas en función de los intereses del electorado, más que por convicciones profundas.
  • Debilitamiento de la oposición provida y religiosa: A medida que la sociedad española se secularizaba, las posturas religiosas tradicionales perdieron influencia. Esto permitió que los defensores de la eutanasia presentaran la medida como una cuestión de derechos civiles y no como un conflicto ético o moral.

La implementación de la eutanasia en España es un caso claro de cómo una idea inicialmente rechazada puede convertirse en una política pública aceptada – o al menos no discutida- mediante estrategias de sensibilización, cambio discursivo y apoyo social. Este proceso refleja el cambio cultural de una sociedad cada vez más secular y enfocada en los derechos individuales.

Obviamente, el proceso ha dejado fuera del debate cuestiones fundamentales como la legalización del asesinato o suicidio asistido, el papel del Estado en la protección de los más vulnerables o el impacto de la legalización en el sistema sanitario.

En definitiva, es imprescindible tomar conciencia de cómo la ventana de Overton ha sido aplicada con éxito en numerosos temas que antes eran impensables y hoy forman parte del discurso aceptado o normalizado en la sociedad. Esta manipulación progresiva no es casual, sino intencional y dirigida. Actualmente, se está comenzando a emplear esta misma estrategia con la pederastia, presentándola inicialmente como un tema tabú «a debatir» bajo la apariencia de derechos o libertades personales. Reconocer este patrón es el primer paso para detener el avance de agendas que amenazan los valores esenciales de nuestra sociedad.

…continuará…

José María Romero | Analista Político