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viernes, 20 de noviembre de 2020

“Estado policial”: Sacerdotes irlandeses amenazados con la cárcel

 GLORIA TV


La policía de Mullahoran (Irlanda) le dijo al padre Patrick Hughes que él podría ser enjuiciado, porque no hizo retirar a la gente de la Misa dominical.

En Irlanda, las Misas públicas están prohibidas desde octubre, y las contravenciones son castigadas con hasta 2.500 euros y/o seis meses de cárcel. Hughes fue traicionado por un soplón local.

El 18 de noviembre dijo en el sitio web AngloCelt.ie que él sigue celebrando Misa, “porque practicar nuestra religión es nuestro derecho constitucional”.

El sacerdote rechaza todavía despedir a los fieles, pero no quiere ser enjuiciado. En consecuencia, él celebrará Misa en horas diferentes, lo que hace más difícil la participación de las personas.

Su conclusión: “Estamos yendo a un Estado policial”. Hughes no es la única víctima. El domingo pasado la policía apareció en otras parroquias irlandesas, diciendo a los sacerdotes que “aplican todo el rigor de la ley” contra ellos.

jueves, 19 de noviembre de 2020

Arzobispo de Dublín: “Muchos no volverán más” (Carlos Esteban)

 INFOVATICANA


El arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, es consciente de que muchos de los que se vieron forzados a dejar de ir a Misa durante la pandemia nunca volverán cuando las condiciones lo permitan. Es una aceleración en una tendencia de descristianización que esa antaño ‘isla de los santos’ está viviendo de manera especialmente dramática.

Irlanda, hasta hace no tanto ‘reserva espiritual’ de la Europa católica, ha sufrido en pocas décadas un proceso de descristianización espectacular que las restricciones impuestas por la pandemia no ha hecho más que acelerar.

En una homilía pronunciada en la catedral, el arzobispo de la capital, Diarmuid Martin, recordaba que esta debacle no se debe en esta ocasión al martirio o la persecución, circunstancias que la Iglesia en Irlanda ha vivido heroicamente, sino que se trata de un cambio “más bien inspirado por la indiferencia, la incertidumbre y el rechazo voluntario”. No hace mención alguna a la actuación de la propia jerarquía católica.

Señalaba el arzobispo que “no ha sido por imposición que hoy haya en Irlanda más bodas civiles que ceremonias matrimoniales religiosas. El hecho de que, según el último censo, los “no religiosos” sean el segundo grupo de población apenas por detrás de los católicos es fruto de la libre elección”.

Para atajar esta sangría, Martin propone en declaraciones a Morning Ireland RTÉ-Radio 1 construir “una Iglesia madura”. Uno recuerda a lo que se suele llamar “cristiano maduro” y se echa a temblar.

La Iglesia futura de Martin será diferente a la que ha existido hasta hoy, porque “la gente vendrá a través de la conversión, más que por haber nacido dentro de la Iglesia”. En consecuencia, “tenemos que construir la Iglesia de forma diferente. Algunos edificios eclesiásticos, particularmente los más grandes, podrían cerrar”, anunció Martin.

Carlos Esteban

NOTICIAS 19 de noviembre de 2020




GLORIA TV

Esa nota de Ratzinger que McCarrick quería mantener en secreto. Todavía tan actual (Sandro Magister)

Después de 30 años: murió el sacerdote tetrapléjico Luis de Moya

ADELANTE LA FE

Consejos de un padre para sus hijos

INFOCATÓLICA

Roban y destrozan una iglesia en Almería

La ley Celaá, hablan las familias: «Las familias deben movilizarse para mostrar que no están de acuerdo con la ley»

QUE NO TE LA CUENTEN

La pandemia de la acedia. Conversación breve con el P. Horacio Bojorge

EL DIESTRO



Selección por José Martí

TIRANÍA SANITARIA




Asombrosa la clarividencia de Rubén Calderón Bouchet, uno de los grandes maestros del pensamiento católico tradicional del último siglo. Escribía hace casi treinta años, en septiembre de 1991, lo siguiente:

Si limitamos la salud humana al equilibrio inestable de su sistema fisiológico y procuramos resolver todas sus dificultades de acuerdo con los cánones de una medicina integral, convertiríamos el orden social en un código de leyes higiénicas a cuyo control no escaparía ninguna de nuestras acciones, puestas desde ese momento bajo vigilancia médica. No olvidemos, colocados en los límites de esta peligrosa quimera científica, que la medicina abarca algunos aspectos muy reducidos de la vida humana. Poner la complejidad de la existencia en sus manos es reducir el repertorio vital a reacciones mínimas y dar al Estado un poder sobre nosotros mismos que no ha logrado soñar ni la más execrable tiranía. El hombre es mucho más que su cuerpo y si el misterio de su origen y de su destino, escapan al control de las ciencias positivas, no debe creerse que por eso dejan de existir.

Wanderer 

El disidente marxista Leonardo Boff, estrella en la ‘Economía de Francisco’ (Carlos Esteban)



El sacerdote franciscano que colgó los hábitos para casarse después de haber sido amonestado por el cardenal Ratzinger en los ochenta acusado de predicar ideas de corte marxista que demostraban “una profunda incomprensión de la fe católica” será uno de los ponentes estrella de la Conferencia sobre la Economía de Francisco’ que empieza hoy.

De la Economía de la Salvación a la Economía de Francisco. Qué autoridad pueda tener el Vicario de Cristo sobre la Economía es algo que se nos escapa, pero a estas alturas ya estamos acostumbrados a que Su Santidad ponga un especial entusiasmo en proyectos grandiosos de corte marcadamente político que parecen escapar a sus atribuciones y a su misión de custodiar el Depósito de la Fe y gobernar la Iglesia.

La conferencia que se inicia hoy y durará tres días va dirigida, según sus organizadores, a proponer ideas que avancen “una economía más justa, fraternal y sostenible y dé alma a la economía del mañana”. Y para eso cuentan con voces tales como el economista no creyente Jeffrey Sachs, neomaltusiano y ferviente abortista, o el filomarxista reconvertido en apóstol de Gaya-Pachamama, el ex franciscano disciplinado por Ratzinger Leonardo Boff.

En total participarán unos dos mil economistas y emprendedores jóvenes de todo el mundo mediante un encuentro retransmitido en vivo que incluirá, el sábado: 24 horas de intercambios en línea.

Leonardo Boff, solo dos años más joven que el Papa, fue en su día figura señera de la Teología de la Liberación, que aplica al relato evangélico una lectura marxista y reduce el mensaje del Reino a una liberación inmanente de los pueblos oprimidos, el Paraíso en la Tierra mediante la dialéctica materialista.

La Congregación para la Doctrina de la Fe, entonces dirigida por el cardenal Joseph Ratzinger, condenó el movimiento ‘in toto’ y en 1984 impuso el silencio y la obediencia a Boff por un libro que había escrito en el que mostraba, a decir de Ratzinger, “una profunda incomprensión de la fe católica”. Boff respondió en 2001 tachando de “extremadamente fundamentalista” el anterior pontificado y acusando a Ratzinger de “terrorismo religioso”, como recuerda el National Catholic Register. En 2013, llamó a Benedicto “ángel de la muerte de la Iglesia” por su “rigorismo fundamentalista”.

Pero a la llegada de Francisco al solio pontificio todo eso cambió. Francisco, viejo amigo del ex franciscano, levantó todas las censuras a Boff, quien ahora considera que su obra censurada resulta ya de una moderación absoluta a la luz del actual pontificado, en el que la Teología de la Liberación protagonizó en todo menos el nombre el pasado Sínodo de la Amazonia. 

Trocando correspondência o Papa Francisco se lembrou de uma reunião nossa em San Miguel-AR de 23-29/02/1972 e me mandou esta foto.Ele é o 4.a partir da esquerda pic.twitter.com/HgJpxNPiNl

— Leonardo Boff (@LeonardoBoff) August 5, 2019

miércoles, 18 de noviembre de 2020

NOTICIAS VARIAS 18 de noviembre de 2020




ADELANTE LA FE

Las fuerzas secretas que actúan en la historia (De Mattei)

QUE NO TE LA CUENTEN

Los protocolos de los sabios del Covid

La pandemia de la acedia. Conversación breve con el P. Horacio Bojorge

MENTE ALTERNATIVA

DOCUMENTAL: LA ALIANZA MUNDIAL POR LA LIBERTAD

Selección por José Martí

#StopLeyCelaá: las ciudades en las que habrá manifestaciones el domingo 22 de noviembre



Este domingo habrá movilizaciones en muchas ciudades españolas contra el ataque a la libertad de educación que ha lanzado del Gobierno con su Ley Celaá.

PSOE y Podemos llevan su ofensiva contra la democracia también a los centros educativos
PSOE y Podemos mienten sobre la educación diferenciada y se saltan una sentencia del TC

“La reforma de la Ley Orgánica de Educación (LOMLOE) es fuertemente intervencionista, promueve la restricción de derechos y libertades ciudadanas y atenta contra la pluralidad de nuestro sistema educativo que es clave en una sociedad democrática”, denuncian desde la plataforma Más Plurales, Más Libres, Más Iguales, formada por diversas asociaciones de padres y de centros además de sindicatos del ámbito de la educación, y que ha convocado para el 22 de noviembre manifestaciones con vehículos en muchas ciudades de España.

Las convocatorias pueden consultarse en su web: masplurales.es. Indico aquí las que figuran en este momento:

Madrid

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Desde Cibeles a Cuzco.

Albacete

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Salida desde el Estadio Carlos Belmonte.


Almería

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Salida desde el Parqie Comercial La Rambla, y recorrido por Rambla Federico García Lorca descendente, se dobla en Avda. Obispo Orberá hasta Puerta Purchena, Paseo de Almería y se sube otra vez por la rambla Obispo Orberá.


Badajoz

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Salida desde el aparcamiento del Estadio Nuevo Vivero.


Burgos

Martes 24 de noviembre, 18:00h: Calle Vitoria, frente a la Subdelegación del Gobierno.


Cáceres

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Salida desde el Recinto Ferial.


Cádiz

Domingo 22 de noviembre, 12:00h: Salida desde la Glorieta Ingeniero de la Cierva, y recorrido por Avda. Ana de Vuya, Avda. Andalucía, Cuesta de las Calesas, Plaza de Sevilla y Plaza de San Juan de Dios.


Córdoba

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Salida desde la calle Ingeniero Juan de la Cierva, y recorrido por Avda. de Cádiz, Pza. Andalucía, Puente de San Rafael, Avda. del Corregidor, Avda. Conde Vallellano, Paseo de la Victoria, República Argentina, Avda. Conde Vallellano, Avda. de Cádiz y calle Ingeniero Juan de la Cierva.


Ciudad Real

Domingo 22 de noviembre, 11:00h
: Salida desde el Recinto Ferial.

Jaén

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Salida desde el IFEJA y recorrido por Carretera de Granada, Avda. de Granada, Avda. de Madrid, Glorieta Donantes de Sangre, Dr. Eduardo García Triviño, Plaza Jaén por la Paz, Parque de la Concordia y Paseo de la Estación.


La Coruña

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Palacio de Deportes de Riazor.


Cuenca

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Desde el Paseo del Ferrocarril.


Granada

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Salida del Recinto Ferial y recorrido por Avda. Juan Pablo II, Avda. Madrid, Dr. Oloritz, Avda. Constitución, Gran Vía, Reyes Católicos, Recogidas, Rotonda Neptuno, Camino de Ronda y Rotonda Helicóptero (Camino de Ronda).


Guadalajara

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Salida desde el aparcamiento de El Corte Inglés, y recorrido por Paseo del Ocio, Camino Huerta de la Limpia, Glorieta de los Scouts, c/Sigüenza, Paseo Dr. Fernández Iparraguirre, Boixareu Rivera, Pza. Bejanque, calle Zaragoza y Glorieta El Fuerte. Vuelta por los mismos sitios a la inversa hasta El Corte Inglés.


Huelva

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Salida desde el aparcamiento del MediaMarkt y recorrido por todos los centros concertados de la ciudad.


Huesca

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Salida del aparcamiento de Alcampo.


León

Domingo 22 de noviembre, 12:00h: Plaza de la Inmaculada, ante la Subdelegación del Gobierno.


Logroño

Domingo 22 de noviembre, 11:00h
: Punto de encuentro en Parque Rioja, y recorrido por Las Tejeras, La Cava, Portillejo, Avda. Burgos, Marqués de Murrieta, Gran Vía, Vara de Rey, Muro del Carmen, Avda. de la Paz, Avda. de Zaragoza y Río Lomo.

Lugo

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Salida desde FRIGSA por la Ronda Muralla hasta San Fernando.


Málaga

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Salida desde Avenida de la Aurora, frente a las puertas del Edificio de Servicios Múltiples, y recorrido por Puente de la Misericordia, Linaje, Alameda de Colón, Avda. Manuel Agustín Heredia, Paseo de los Curas, Avda. Cánovas del Castillo, Plaza de la Malagueta, Paseo Marítimo Pablo Ruiz Picasso, Idris, Paseo de Sancha, Avda. Príes, Paseo de Reding, Paseo del Parque, Plaza de la Marina, Alameda Principal y Avda. de Andalucía (frente a El Corte Inglés).


Murcia

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Salida desde el Carrefour Zaraiche, Avda. Juan Carlos I.


Orense

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Ruta circular desde Expourense.


Oviedo

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Desde el Carlos Tartiere hasta el Campo de San Francisco.


Palencia

Jueves 26 de noviembre, 18:00h: Plaza de la Inmaculada, ante la Catedral de San Antolín.


Pamplona

Domingo 22 de noviembre, 10:30h: Salida del aparcamiento de la Morea y recorrido por la ciudad hasta el aparcamiento de la UPNA.


Santander

Domingo 22 de noviembre, 11:00h
: Salida desde el Campo de Deportes del Sardinero, por Cuatro Caminos y vuelta al Sardinero.

Sevilla

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Salida desde el Estadio Benito Villamarín, y recorrido por la Avda. de la Palmera, Paseo de las Delicias, Paseo de Cristóbal Colón, Arjona, Torneo, Plaza Cayetana de Alba, Resolana, Parlamento de Andalucía y San Juan de Ribera.


Teruel

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Salida del Palacio de Exposiciones y Congresos.


Toledo

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Salida desde el Recinto Ferial.


Valladolid

Martes 24 de noviembre, 18:00h: Plaza del Milenio, frente a la Delegación del Gobierno.


Vigo

Domingo 22 de noviembre, 12:00h
: Desde Samil por Avenida de Europa, Plaza de España, Marqués de Alcedo, calle Venezuela y vuelta a Samil.

Zaragoza

Domingo 22 de noviembre, 11:00h: Salida desde el aparcamiento Río Ebro.



ELENTIR

Los prelados europeos bendicen (su versión de) el Gran Reinicio (Carlos Esteban)



“Con nuestra fe cristiana en el Cristo Resucitado tenemos la esperanza de que Dios puede convertir todo lo que sucede en algo bueno, incluso aquellas cosas que no comprendemos y que parecerían malas”, reza la carta abierta enviada por los presidentes de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea. Y resucito la frase no solo por contener la única referencia de todo el texto que lo hace reconociblemente cristiano, sino también porque es la más cierta, quizá la única cierta: nuestra esperanza es que Dios convierta en bueno algo que nos cuesta tanto comprender y que nos parece tan malo como la actual jerarquía eclesiástica.

Es un destilado de las preocupaciones de los prelados de hoy, en línea milimétricamente ajustada a la visión geopolítica ahora en boga en el Vaticano y en marcado contraste con lo que han sido hasta ahora los mensajes prioritarios de los pastores católicos, que empeora por la repetición de tópicos que ya eran bastante cuestionables en su primera formulación.

Por ejemplo: “La pandemia que nos ha azotado en estos últimos meses ha sacudido muchas de nuestras seguridades anteriores y ha revelado nuestra vulnerabilidad y nuestra interconexión”. Uno apenas sabe por dónde coger esta frase, que es solo el eco de uno de los mensajes más repetidos de Su Santidad.

Podríamos empezar por decir que lo que de verdad nos ha ‘azotado’ estos últimos meses no ha sido tanto una ‘pandemia’ de naturaleza y dimensiones bastante modestas para lo que ha vivido nuestra historia, como la reacción de los gobiernos, copiándose unos a otros en un perfecto ensayo del anhelado gobierno global medidas que no han hecho más que empeorar la situación, no han logrado sus objetivos sanitarios, han arruinado economías enteras, dejado en la calle a millones de personas y permitido a los gobiernos recortar libertades hasta extremos inconcebibles.

Pero es más esperpéntica la segunda parte de la frase, esa de que una epidemia que ha matado a poco más del 0.0001% de la humanidad ha sacudido “nuestras seguridades anteriores”, como si antes de la llegada del Covid el hombre hubiera sometido la enfermedad y desterrado la muerte. En cuanto a la ‘interconexión’, la referencia parece un cruel sarcasmo cuando uno piensa hasta qué punto es precisamente la ‘interconexión’ lo que acelera las plagas y su negación misma, a nivel personal, es lo que se nos impone, con universal aplauso de nuestros pastores.

¿Y qué preocupa a nuestros prelados de esta peste? ¿Los muertos y enfermos, la dificultad de los fieles para acudir a los sacramentos, las amenazas que ha hecho surgir contra la libertad religiosa, el cierre de iglesias y la interrupción de la Santa Misa? ¡Dios les libre de tener ideas tan ‘clericales’ y ‘rígidas’! No, les preocupaba “que la propia Unión Europea, como proyecto económico, político, social y cultural, estuviera en peligro”. De algún modo que ignoramos y en algún momento que se nos ha pasado por alto, es postura oficial de la Iglesia católica que el proyecto económico, político, social y cultural de la Unión Europea -que incluye ‘valores’ de tan profunda raigambre cristiana como el derecho universal al aborto y el matrimonio homosexual- es un bien positivo y deseable.

Pero no se quieren parar aquí. “No debemos limitarnos a dedicar todos nuestros esfuerzos a volver a la “vieja normalidad”, sino que debemos aprovechar esta crisis para lograr un cambio radical para mejorar. Ello obliga a replantear y reestructurar el actual modelo de globalización”. ¿Les suena? Todo el mundo está hablando de ello, al menos todo el mundo que cuenta. No, los descartados están a otras cosas, pero la gente que cuenta, desde el Foro Económico Mundial a la Comisión Europea, todos hablan del Gran Reinicio (Great Reset). Ahora, con la bendición de Su Santidad.

De hecho, dicen, “el Papa Francisco, con su Encíclica Laudato Si’, ha proporcionado una brújula para conformar una nueva civilización”. La brújula no es demasiado específica, hay que reconocer, y en muchas partes recuerda más bien a recetas que en la reciente historia se han traducido en trágicos fracasos. Pero da igual, si todos nos cogemos de las manos seguro que nos sale una “nueva civilización”, ese paraíso en la tierra que ha sido una permanente tentación para los ideólogos.

Carlos Esteban

A mis veintisiete años, así he descubierto la Misa tradicional. Y volveré a ella. Un artículo del blog de Aldo María Valli



Queridos amigos de Duc in altum, hoy os propongo una carta que he recibido y que en mi opinión merece una gran atención (sobre todo por parte de los sacerdotes). Me la ha mandado una joven de veintisiete años que, con sencillez y frescura, y por ello con profundidad, relata su descubrimiento de la Misa tradicional.

A.M.V.


Traducido por Miguel Toledano para Marchando Religión

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Querido Sr. Valli, mi novio Stefano y yo tenemos veintisiete años y estamos atravesando un período difícil, como creyentes y practicantes, que sin embargo nos alejamos a menudo de la oración y padecemos una cierta confusión sobre nuestro plan de vida y de pareja.

El domingo pasado volvimos a misa después de un periodo de ausencia; fuimos a la parroquia del barrio, pero en lugar de encontrar lo que buscábamos, esto es, alivio y guía espiritual, salimos nerviosos y cansados: la luz del confesionario estuvo apagada todo el tiempo, el sacerdote pronunció un sermón larguísimo y confuso, la monja que dirigía los cantos desentonaba hasta tal punto que resultaba difícil a los presentes evitar la risa, los chicos de confirmación que intervenían en la misa – o sea, tres, de los cuales uno estaba disfrazado de esqueleto por Halloween – ni siquiera sabían leer correctamente el salmo responsorial (tartamudeos, dudas, pérdida del hilo de la frase). En varias ocasiones, el sacerdote interrumpió la lectura del Evangelio de forma expresa y por motivos absurdos: ruidos procedentes del patio de la parroquia debido a la preparación del belén, frente a los que mandó a una catequista que les dijera que interrumpiesen su trabajo; después sonó un móvil (entonces hizo una pausa hasta que cesó de sonar), luego una ambulancia y una moto (otra pausa). En resumen, era imposible concentrarse en la oración: ni solemnidad ni recogimiento. Esto ha sido un caso extremo, pero nos hemos dado cuenta de que cada vez que vamos a misa ocurre algo parecido; en realidad, no vemos seriedad en la celebración, de lo cual tenemos necesidad. Los sermones, además, casi nunca logran proporcionarnos puntos de reflexión; a menudo se trata de mezclas torpes de reproches simplones y cantinelas retóricas sobre que Dios nos ama tal cual somos. Los que tenemos veintitantos llevamos toda la vida oyéndolo – todo vale, no hay problema, haz lo que quieras, escucha tu corazón – basta ver la publicidad de los yogurts en televisión, no hace falta ir a misa; quizás porque esta especie de mantra no vale para mucho; vamos, que al final tenemos siempre una sensación de pérdida y de infelicidad.

Por eso, me propuse hacer algo que ya pensaba desde hace tiempo: participar en una misa de rito tradicional. Confiando encontrar la solemnidad, recogimiento y guía que buscábamos, elegimos una iglesia del centro de Roma donde celebran misa los padres lefebvrianos: mujeres con velo (blanco para las solteras, negro para las casadas), hombres con chaqueta y corbata, sacerdotes y monaguillos vestidos como en algunos cuadros del siglo diecinueve, rito y cantos en latín. Cuando salimos de la iglesia, Stefano no me ocultó su desaprobación, incluso casi su enfado: «O sea,» empezó a decir sacudiendo la cabeza y agitando las manos «todo en latín, no se entiende nada, cero participación, además todo el rato de rodillas sin siquiera saber por qué, todo cantado, casi dos horas, homilía sin sentido, así no hay nada que hacer, es la primera y última vez…». 

Mientras hablaba, yo permanecí en silencio, porque, al contrario que él, yo estaba contenta. Había habido momentos en los que, aun sin comprender las palabras y sin saber responder en latín (no teníamos misal), inexplicablemente me conmovía: las señoras que estaban delante se arrodillaban y yo les seguía, con lo que podía intuir los momentos en los que debía rezar con mayor devoción; los cantos salmodiados, incluso no comprendiendo su significado, se elevaban hacia el cielo con tal elegancia que yo estaba segura de que mis oraciones subían con ellos. Encontré la debida concentración para rezar; es verdad que no siempre, porque algunos momentos eran tediosos, a menudo teníamos que estar de rodillas y a mí, sin reclinatorio, me dolía un poco, pero valió la pena. El sermón, además, que el sacerdote pronunció en italiano, me llegó; en el sentido como si fuese un bofetón, pero al mismo tiempo me proporcionó un gran alivio; ¿por qué? Me pregunté. Porque el sacerdote dijo: recuerda los novísimos; o sea: recuerda que cuando mueras, serás juzgado y no es verdad que todo lo que tú hagas está bien, al contrario. Si no vives rectamente, ejercitando las cuatro virtudes cardinales, entonces Dios no te reconocerá. No temas la muerte, la muerte es normal, puede venir de repente, en cualquier momento; no vivas como si nunca hubieses de morir. Sino que debes vivir con rectitud, de forma que Dios te pueda acoger cuando llegue el momento.

¡Qué alivio! Qué alivio poder escuchar: así es como debes obrar; está en tus manos y el camino es claro. Por el contrario, qué horrible es el vacío en el que se nos deja vagar a menudo, en el que pretendemos la ilusión de poder hacer o tener cualquier cosa, y luego resulta que es un espejismo malvado que según te acercas a él se va alejando siempre de ti, y la muerte es un agujero negro del que no se puede hablar, más allá de como un abismo en el que «todo es posible».

En el colegio, mis profesores favoritos eran los más severos. Les tenia miedo, pero me gustaban, porque a la larga comprendía que ellos eran los que verdaderamente se preocupaban por los alumnos. Los más buenos también eran más indiferentes y si me ponían una buena nota no obtenía de ello mucha satisfacción. Por eso creo necesitar una Iglesia severa, que me señala con el dedo por mis errores a fin de que pueda corregirlos. No soy ni tan buena ni tan fuerte como para lograrlo yo sola y admitirlo es para mí una gran liberación.

Lo siento que Stefano no piense como yo, pero tengo confianza. Yo volveré y rezaré más, haciéndolo con el máximo recogimiento. Estoy segura de que dará fruto.

Giovanna

Roma

IVÁN ESPINOSA A FAVOR DE LOS DISCAPACITADOS Y EN CONTRA DE LA LEY CELAÁ

 LA8ZARAGOZA

Duración 4:04 minutos

NO TE VAS A CREER LO QUE DICE ESTE COMUNICADO PODEMONGUER

 EL TEATRO DE WILL

Duración 10:48 minutos



El Cardenal George Pell y sus puntos de vista sobre el infierno



El cardenal George Pell dijo el 15 de noviembre en el sitio web FirstThings.com que él acostumbraba luchar para reconciliar el amor de Dios con el castigo eterno.

Durante décadas creyó que casi todo el mundo se salvaría, que muy pocos irían al infierno y que muchos necesitarían purificarse en el purgatorio, aunque sabía que los Doctores de la Iglesia enseñaban que la mayoría de la raza humana está condenada.

El cardenal era muy consciente de la advertencia de Cristo en Lc 13, 24: “Esfuércense para entrar por la puerta estrecha, porque les digo que muchos querrán entrar y no podrán”.

Él “cambió” sus puntos de vista cuando un obispo estadounidense le dijo que la crucifixión de Cristo y la actividad sacerdotal serían inútiles si no hubiera castigo eterno.

Ahora, Pell dice que él era un “sentimentalista cómodo” que desconocía el terrible sufrimiento causado por el pecado y subestimaba “la terquedad de la voluntad humana”.

Él cree que no tomar en serio el hecho que Cristo juzgará a todos en el último día está “en el corazón de la crisis de la fe y de la moral”.

lunes, 16 de noviembre de 2020

Viganò llama a Francisco "garante espiritual del globalismo"

ES NEWS 


Estados Unidos está siendo testigo de la realización de un plan globalista que prepara una “dictadura mundial” que incluya a todas las naciones, dijo el 11 de noviembre el arzobispo Carlo Maria Viganò en el sitio web Katholisches.info.

Él advierte la colaboración de los medios de comunicación, de las organizaciones humanitarias, del mundo financiero e “incluso de la 'Iglesia' de Bergoglio”. Para Viganò, Trump es una voz disidente y un “fuerte obstáculo” y la elección de Joe Biden un fraude evidente.

Para Viganò se está desplegando un escenario “apocalíptico”, pero él duda de que éste sea “el conflicto final, en el que el anticristo parece prevalecer y en el que la Iglesia y la sociedad tradicional serán impiadosamente perseguidas”.

Según él, es “cierto” que “Bergoglio ha sido elegido a nivel mundial como el garante espiritual del globalismo”.

A Viganò le parece “que el trabajo llevado a cabo hasta ahora por el Papa argentino merece precisamente el aplauso de los demócratas y, más en general, de los que quieren establecer el Nuevo Orden Mundial”.

McCarrick, el lobby gay logra otro punto a favor



(Riccardo Cascioli, La Nuova Bussola Quotidiana – 11 de noviembre de 2020) Si se trata de una operación-verdad, como fue anunciada, o de «una operación surrealista de mistificación«, como la definió inmediatamente el Arzobispo Carlo Maria Viganò, no cabe duda de que el Informe McCarrick presentado ayer en el Vaticano está destinado a plantear más preguntas que las respuestas que ofrece.

A la espera de posteriores y específicas profundizaciones en las percepciones específicas sobre el caso del ex Cardenal Arzobispo de Washington Theodore McCarrick, hay dos cuestiones que saltan a la vista, ambos vinculadas a la homosexualidad: la primera es la tolerancia de la práctica homosexual, incluso en el Clero; la segunda, es el encubrimiento de la existencia de un lobby gay y de un sistema que favorece la «carrera» de los eclesiásticos con esa tendencia.

En lo que dice respecto al primer punto, a pesar de que del Informe emerge la figura de un McCarrick depredador en serie, la gran reacción se dispara solo cuando en el 2017 llega la primera denuncia de abuso de un menor. Y esto está bien destacado en varios puntos del informe, pero es también el dato en el que insiste el director de comunicaciones del Vaticano, Andrea Tornielli, en su editorial de presentación del informe, publicado en el portal Vatican News. Tras años de rumores, cartas anónimas y acusaciones «infundadas» pero referidas a «comportamientos inmorales con adultos» – explica Tornielli- «todo cambia con la aparición de la primera acusación de abuso de un menor de edad. La respuesta es inmediata. El procedimiento gravísimo y sin precedentes de la destitución del estado clerical llega al final de un rápido proceso canónico«… pero la trampa se dispara únicamente cuando entre los acusadores comparece un menor. Es un enfoque gravísimo porque ignora que el segundo delito – abuso de menores- es hijo del primero.

Concretamente se dice que los «comportamientos inmorales con adultos» ciertamente no son algo bueno, pero al final se toleran; la verdadera alarma, la que prevé sanciones incluso severas, se activa solo con la minoría de edad del abusado. Como si las decenas y decenas de futuros sacerdotes que compartieron la cama con McCarrick y, por tanto, en su mayor parte condenados a una vida sacerdotal como mínimo desequilibrada, no importaran gran cosa. Como si la devastación moral y de fe causada por un obispo depredador -vocaciones perdidas, sacerdotes que a su vez repetirán los abusos, nombramientos episcopales nulos por causa de relaciones morbosas- fuera un problema menor. Con certeza las voces insistentes desaconsejaban la promoción de McCarrick a sedes prestigiosas, pero la trampa se activa solo cuando aparece un menor entre los acusadores. Es un enfoque gravísimo que ignora además el hecho de que el segundo crimen, el abuso infantil, es hijo del primero.

Respecto al segundo aspecto, la reconstrucción del caso McCarrick acredita la idea de que se trata de una página negra para la Iglesia, sí, pero en cualquier caso un episodio que, gracias a todas las medidas tomadas especialmente por el Papa Francisco, difícilmente podrá volver a ocurrir. «Una triste historia de la que ha aprendido toda la Iglesia«, dice Tornielli.

Es dudoso, sobre todo porque se ha ignorado deliberadamente que lo que permitió el irresistible ascenso de McCarrick es un sistema de poder también llamado lobby gay, que favorece el nombramiento y la carrera de Obispos con determinadas características. De la lectura del Informe publicado ayer, se podría pensar que el caso McCarrick es el resultado de una desafortunada combinación de diferentes factores: la personalidad exuberante (para usar un eufemismo) del personaje, la falta de reglas claras, la vaguedad de las acusaciones, el error de buena fe de un Papa, la debilidad del gobierno de otro. Por supuesto, estos también son elementos que han tenido su peso, pero el verdadero problema es que sin la existencia de un entramado de relaciones y complicidades a distintos niveles, determinadas carreras serían casi imposibles.

Y esta red no funcionó únicamente para McCarrick, de hecho hay elementos que inducen a pensar que en los últimos años incluso se ha fortalecido. Recordamos el caso de Chile en 2018, cuando el Papa Francisco tuvo que rendirse a las pruebas no sin antes haber descalificado a las víctimas que acusaron a obispos y sacerdotes abusivos. Recordamos también el misterioso encubrimiento ofrecido en el Vaticano al Obispo argentino Zanchetta. Recordamos las denuncias que persiguieron al Cardenal hondureño Oscar Rodríguez Maradiaga, coordinador del grupo de trabajo de los Cardenales que trabajan junto al Papa Francisco para la reforma de la Curia («todas calumnias«, dijo el Papa el año pasado), y cuyo Obispo auxiliar Juan José Pineda tuvo que renunciar en julio de 2018 por acoso sexual en el seminario. Y recordamos también las «voces» que desde su nativa Puglia acompañan el rápido ascenso del recién nombrado Cardenal Marcello Semeraro quien, a su actual diócesis de Albano, la convirtió en la capital italiana de los cristianos LGBT. Y volviendo a McCarrick no olvidemos que hay varios obispos norteamericanos nombrados gracias al patrocinio del ex- Cardenal.

Y se podría continuar. No, verdaderamente no hay una señal de que la Iglesia haya aprendido del caso McCarrick, más bien existe la sensación de que a uno se le hace pagar para continuar tranquilamente con los otros. Y mientras tanto, se hace avanzar la idea de que tener tendencias homosexuales no es un problema para un sacerdote.

La naturaleza de la Iglesia

PADRE ALFONSO GÁLVEZ


DURACIÓN 33:36 minutos

https://www.alfonsogalvez.com/podcast/episode/4d561831/domingo-xxiv-despues-de-pentecostes

Homilía predicada el 14 de noviembre de 2010. 

Texto evangélico: Mt. 13: 31-35.

domingo, 15 de noviembre de 2020

NOTICIAS 15 de noviembre de 2020

TEMAS DE ACTUALIDAD

DISTRITO TV

FERNANDO LÓPEZ MIRONES RESPECTO A LA VACUNA DE PFIZER: ESTÁN VENDIENDO ALGO QUE TODAVÍA NO EXISTE

ROBERTO CENTENO A BIDEN: HAY PRUEBAS MÁS QUE SUFICIENTES PARA DEMOSTRAR EL FRAUDE, TRUMP GANARÁ

EL TEATRO DE WILL

YA SÓLO FALTABA ESTO PARA QUE ESPAÑA TUVIERA UN FUTURO ASEGURADO

LA8ZARAGOZA

VOX, TOTALMENTE DISPARADO!

Selección por José Martí

Cardenal Burke denuncia agenda para promover clero comprometido y homosexual

 GLORIA TV


Las acciones canónicas contra el ex cardenal liberal McCarrick se deberían haber tomado hace mucho tiempo, dijo el 12 de noviembre el cardenal Raymond Burke en el sitio web NcRegister.com.

“Aun cuando había fuertes acusaciones y persistentes rumores sobre esta clase de actividad, nunca hubo una investigación canónica apropiada para llegar a la verdad de la situación”, advirtió Burke.

[El motivo de esto: desde el Concilio Vaticano II, el Derecho Canónico es utilizado casi exclusivamente para perseguir a los buenos, pero raramente se aplica contra los liberales y los malos].

Burke criticó a Benedicto XVI, quien solamente pidió a McCarrick que se retirara de la vida pública: “Si [Benedicto XVI] tenía información que era lo suficientemente significativa, entonces debería haber habido un proceso canónico”.

El dijo que miembros de la camarilla homosexual ascienden en las filas de la Iglesia: “Está en el interés de la agenda tener personas con autoridad que sean blandas respecto a la agenda o que estén comprometidas”.

Consejos a los católicos en tiempos de crisis

 QUE NO TE LA CUENTEN

Duración 6:47 minutos


sábado, 14 de noviembre de 2020

SAN ALBERTO MAGNO: DOMINICO, OBISPO Y DOCTOR DE LA IGLESIA (1206-1280) [DIA 15 DE NOVIEMBRE]


MAGNO se denomina a Alberto de Bolstadt o de Lauingen, y en verdad que el epíteto le cuadra perfectamente por su inteligen­ cia, una de las más preclaras y cultivadas de todos los tiem­ pos; por la eminente santidad de su vida y de su prodigiosa actividad apostólica; por la originalidad y valentía de sus concepciones filosóficas y por la profunda influencia que ejerció sobre el pensamiento y el movimiento intelectual de su siglo. Verdadero Aristóteles cristiano, domina a sus más ilustres contemporáneos por su vasta erudición, por la irradiación de su apostolado científico, por la distinción y armonía que supo establecer entre la filosofía y la teología, y por la introducción del aristotelismo cris­tianizado en la enseñanza de la ciencia sagrada. 

Muy pronto invadió la leyenda el campo de su vida, atribuyéndole in­venciones extraordinarias, construcción de edificios sumamente artísticos y hasta obras de magia fabulosas. Popularizado por biografías cuajadas de hechos tan portentosos, vino a ser una especie de alquimista y mago: todo lo cual no denota sino una manera, inadecuada si se quiere, pero al fin algo fundada, de apreciar su afición a la observación y a la experiencia de labo­ratorio y su conocimiento de la naturaleza. En realidad, la historia de Al­berto Magno resulta en muchos puntos incompleta y oscura por falta de documentos precisos, y por datos legendarios que aquí destacaremos. 

ESTUDIANTE EN PADUA Y DOMINICO 

ALBERTO Magno nació en 1206 —en 1193, según algunos historiado­res— en Lauingen, modesta población de la provincia de Suabia, al noroeste de Augsburgo. Era el primogénito de la familia del condede Bolstadt, caballero rico y poderoso, muy adicto al emperador Federi­ co II. La primera educación en nada se diferenció de la que recibían en la Edad Media los hijos de familia noble; muy temprano fué enviado a la Uni­versidad de Padua, bajo la tutela de un tío suyo, para estudiar allí letras, ciencias y medicina, por las que sentía gran atractivo. Su padre entretanto hallábase guerreando en Normandía a favor de su señor feudal. En ciertas obras que más tarde compuso Alberto, hallamos recuerdos y alusiones refe­rentes a esta primera estancia en Italia. El estudiante se muestra en ellas atento observador de los fenómenos de la naturaleza, apasionado por el es­tudio de las ciencias físicas, ansioso de conocer y comprobar sus leyes. Este ardor por la posesión del saber humano no sirvió lo más mínimo de estorbo a su piedad, a pesar del ambiente peligroso para las buenas costumbres; gracias a la especial protección de la Santísima Virgen, conservó intacto el preciado tesoro de la pureza. 

No tardó mucho en sentir en su alma el llamamiento divino que le movía a despedirse para siempre de la familia y del mundo, y trocar su vida seglar por la del claustro, más perfecta y más en armonía con sus inclinaciones. Después de encomendarse a la Santísima Virgen mucho tiempo y de con­sultar a los religiosos que dirigían su conciencia, Alberto no titubeó: lla­maría a las puertas de la Orden dominicana y solicitaría humildemente su ingreso. Sin embargo, su vocación tropezó con serias dificultades: su tío y sus padres se opusieron tenazmente. Pero en los primeros meses de 1223, la santidad, el prestigio irresistible, la elocuencia arrebatadora del Beato Jordán de Sajonia, sucesor de Santo Domingo, triunfaron de toda suerte de obstáculos, y Alberto tomó el hábito de los Dominicos. El que lo ganara para la Orden, había adivinado asimismo las brillantes dotes de su nuevo recluta. No cabe duda de que Jordán de Sajonia se interesó de modo espe­cial por los estudios de Alberto de Lauingen. No podemos precisar en qué convento siguió estudiando el heredero de los Bolstadt la filosofía y la teología; bien pudiera ser en el de Bolonia. Sea de ello lo que fuere, lo que hace a nuestro propósito es que su aprovechamiento fue sorprendente. 

EL MAESTRO ALBERTO, EN LA UNIVERSIDAD DE PARÍS 

De discípulo trocóse Alberto en catedrático hacia el año 1231 ó 32; leyó ciencia sagrada en los conventos de Hildesheim, Friburgo de Brisgovia, Ratisbona y Estrasburgo. En 1245 el Maestro General de los Dominicos le envió a París, al Colegio o Facultad teológica de Santiago, que era el centro intelectual más importante de la Orden y estaba incorpo­rado a la Universidad desde 1229. La misión de Alberto era enseñar, en ca­lidad de bachiller, a las órdenes de un maestro de teología, y a la vez ganar la cátedra. Sus lecciones obtuvieron rápidamente el éxito más lisonjero. Re­ligiosos, clérigos, seglares y catedráticos acudían en tropel, ávidos de oírle.Cada domingo daba una conferencia a los estudiantes, y en ciertos días, si hemos de dar crédito a una tradición, las salas del convento eran insuficien­tes, por lo cual tenía que hablar al aire libre. 

La celebridad del Maestro Alberto data de su estancia y de su profe­sorado en la Universidad parisina. Considérasele como uno de los mayores sabios de su siglo; el título de «doctor universal» que entonces se le otorgó muestra bien a las claras la admiración pasmosa suscitada ante sus contem­poráneos y ante sus discípulos. 

Al comentar Alberto el libro de las Sentencias, de Pedro Lombardo, con­cibió y dio principio durante su permanencia en París al proyecto de una vasta enciclopedia que abarcaría todo el acervo del humano saber, antiguo y contemporáneo, sojuzgado y coronado por la ciencia sagrada. Ese trabajo, verdaderamente gigantesco y atrevido para sólo un hombre, estaba casi re­matado en 1256; Alberto siguió completándolo hasta el fin de su vida, resu­miendo y adornando de mayor novedad toda la labor y conocimientos cien­tíficos de sus predecesores como Aristóteles, Avicena, Averroes, etc., mos­trando con ello y por manera admirable la concordancia armoniosa de la ciencia con la fe en las diversas ramas del saber humano. 

EN COLONIA.— EL PACIFICADOR. — PROVINCIALATO 

Cuando al finalizar el año 1248 quedó encargado Alberto de organi­zar y dirigir el plan de los nuevos «Estudios generales», ordenado recientemente en Colonia para la formación intelectual superior de los religiosos dominicos, llevóse consigo a Santo Tomás de Aquino, siempre modesto, aplicado y silencioso. Algunos condiscípulos le apellidaron «el buey mudo de Sicilia», a lo cual el maestro les replicó en cierta ocasión: «Vosotros le llamáis buey mudo; llegará día en que el mundo entero retumbará con los mugidos de su doctrina». La verdad de esta profecía queda bien demostrada en la Iglesia desde hace siete siglos. 

En lo sucesivo fue Colonia la residencia ordinaria de Alberto. Consagra­ba a la vez su prodigiosa actividad a la enseñanza, a la predicación, a la composición de obras teológicas, filosóficas y científicas, a la dirección de las almas, a la pacificación de los espíritus, y, cuando llegaba el caso, a la solución de inesperados y graves conflictos. 

El arzobispo de Colonia, Conrado de Hochstaden, acudía con frecuencia a pedirle consejo sobre los graves deberes de su cargo episcopal. Como las excesivas pretensiones del prelado indispusieran alguna vez a la burguesía de la ciudad, la mediación de Alberto allanó las dificultades y dio a Colonia cinco años de paz. Esto ocurría en 1251. Nuevamente hubo de intervenir el fraile en 1258 para reconciliar a los adversarios; y al año siguiente, vérnosle figurar entre los firmantes del acuerdo comercial celebrado entre Colonia y Utrecht. Cuatro años más tarde, con motivo de una rebelión que aprisionó al arzobispo, castigó el Papa a la desventurada ciudad con el entredicho, y ahí tenemos otra vez a Alberto entre los árbitros encargados de resolver el con­flicto. En otras localidades y en circunstancias distintas, pero sobre todo en Rcnania, se hizo nuestro Santo, por amor a las almas y por devoción a la Iglesia, pacificador de ciudades y apóstol de la justicia y de la caridad con sus habitantes. Así fué Alberto toda su vida.

El capítulo provincial de la Orden dominicana celebrado en Worms el año 1254, confióle los destinos de la provincia de Alemania, que a la sazón abarcaba Germania, Holanda, Flandes y Austria. En los tres años de man­dato, Alberto ejerció su cargo con la actividad que le era peculiar y con gran abnegación. A pie y mendigando el sustento, visitó los conventos de su jurisdicción, en los que predicaba con la palabra y el ejemplo la fiel ob­servancia de la Regla, la práctica constante de las virtudes y la aplicación sostenida en los estudios. No contento con mantener la disciplina y la piedad en los conventos ya existentes, fundó algunos más, entre los cuales merece especial mención el del Paraíso, en la diócesis de Colonia, para las hijas de la nobleza. En 1256 partió para Anagni, llamado por el papa Alejan­dro IV. Allí, en presencia de la corte pontificia, refutó los calumniosos ale­gatos de Guillermo de Saint-Amour, de la Universidad de París, contra las Órdenes mendicantes; la obra de dicho libelista fue condenada por el Papa. Durante su estancia en Anagni, a requerimiento de éste, comentó el Evan­gelio de San Juan y las Epístolas canónicas y escribió una refutación de los errores de Averroes acerca de la unidad del entendimiento. Ese viaje a Italia dio ocasión al incansable y docto varón de Dios para llevar a cabo varias investigaciones; descubrió, en efecto, un tratado de Aristóteles acerca de los animales, que se daba por perdido, y publicó un comentario de esta obra. 

SAN Alberto Magno fue el glorioso maestro de Santo Tomás de Aquino. Estos dos sabios forman, por así decir, uno solo. No hubo maestro que más amase a su discípulo y recíprocamente. Aquí los representamos en uno de los muchos viajes que ambos Santos hicieron juntos. 

De vuelta a Colonia, tras un año de ausencia, reanudó sus cátedras y demás ordinarias ocupaciones. En colaboración con Santo Tomás de Aquino y Pedro de Tarantasia —el futuro papa San Inocencio V—, redactó en el Capítulo general de Valenciennes, celebrado el año 1259, un reglamento para los es­tudios de la Orden, de espíritu cicntífico-filosófico. 

OBISPO DE RATISBONA. — PREDICADOR DE LA CRUZADA. APÓSTOL DE LA VERDAD 

A principios del año siguiente Alberto fue elegido por el papa Alejan­dro IV para el obispado de Ratisbona a pesar de la gran repugnancia que el Santo manifestara y de lo mucho que se opuso el Maestro 

General de la Orden, Humberto de Romanis. Hallábase dicha diócesis honda­ mente dividida por las disensiones y en situación religiosa bastante compro­ metida. Ante un mandato formal del Sumo Pontífice, Alberto hubo de sacrificarse una vez más y dióse de lleno al desempeño de su nuevo cargo. Fue su peculiar medio de apostolado y de persuasión el ejemplo de virtud y santidad. Nada mudó en el tenor de vida pobre y sencilla que había llevado hasta entonces; su modestia en el vestir y su modo de viajar contrastaban con el lujo y los modales más o menos mundanos que podían observarse en algunos prelados de entonces. Alberto recorría su diócesis llevando en un asnillo su modesto equipaje y los ornamentos episcopales; predicaba la pa­labra de Dios, hacía observar las normas de disciplina, reformaba las comu­nidades y apaciguaba discordias civiles. Sin embargo, los deberes del cargo pastoral y su celo apostólico no le apartaban del trabajo intelectual. Dos años pasó en su labor de pastor celoso, pacificando a sus ovejas, reformando el clero, cancelando las deudas de su predecesor, dando a todos ejemplo de vida de oración, de laboriosidad y de apostolado. Por último, en 1262, más amante del estudio que del tráfago de asuntos temporales en que necesaria­ mente debía intervenir de continuo el obispo de aquellos tiempos, blanco por otra parte de impugnaciones violentas y odiosas, dio la dimisión de su cargo y se retiró gozoso a un convento de su Orden, que fue probablemente el de Colonia. 

Pero no disfrutó largo tiempo del silencio y de la tranquilidad de la celda monacal. Estaba en la mente del papa Urbano IV la idea de una nueva Cru­zada y le encargó en 1263 que la predicara en Alemania, en Bohemia y otras comarcas de lengua teutónica. Por espacio de dos años recorrió Alberto dichos países en todas direcciones hasta las fronteras de Polonia, determi­nando por su santidad, más aún que por las palabras, a los caballeros y gentes de armas a alistarse para ir a libertar los Santos Lugares. Terminada esta misión, retiróse el prelado a Wurzburgo de Franconia, y allí reanudó su amada labor científica, intervino en la pacificación de los espíritus, en la conclusión satisfactoria de procesos, en la predicación, y en otra infinidad de actividades. A petición suya, el entonces Maestro General de la Orden dominicana, Juan de Vercelis, le permitió en 1267 proseguir su cátedra de lector de teología en el convento de Colonia, lo que no le impedía atender a los numerosos negocios que a cada paso le encomendaban. En los diez años que siguieron, emprendió frecuentes viajes de Brenner a Amberes, de Colo­nia a Lyón y, condescendiente con el deseo de los obispos o de sus Hermanos, predicaba, consagraba altares e iglesias, confería órdenes sagrados, y sem­braba a su paso bendiciones, indulgencias y el suave perfume de sus virtudes. En 1274 asistió ai concilio ecuménico de Lyón y contribuyó eficazmente al reconocimiento de Rodolfo de Habsburgo por emperador del Sacro Imperio, a la absolución del entredicho que pesaba sobre la ciudad de Colonia, y a la definición de ciertas cuestiones doctrinales y morales suscitadas por los cismáticos griegos. 

En su apostolado servíale de guía su intenso amor a la verdad. Mientras en París contendía Santo Tomás de Aquino con Sigerio de Brabante acerca del averroísmo, Alberto enviaba desde Colonia a Gil de Lcssines con la re­futación de dicho error, y ayudaba así a su amado discípulo. Más tarde, en 1277, ciertas intrigas arteramente urdidas por profesores seglares de la Universidad de París, indujeron al obispo de esta ciudad, Esteban Temper, a condenar unas proposiciones de Fray Tomás, que, por hallarse ausente, no podía defenderse. En esta coyuntura, Alberto se mostró apóstol de la verdad, y, a pesar de su vejez, de sus achaques y de la distancia que le separaba de la capital francesa, voló a defender a su discípulo predilecto. 

UN GRAN SABIO Y UN SANTO DE TEMPLE APOSTÓLICO 

YA en vida gozaba Alberto el renombre de virtuoso y sabio. Sus escritos filosóficos, teológicos y místicos, a los cuales se mezclaron apócrifos poco recomendables de los siglos XVI y XVII, fueron dados a la estampa en 1651 por el dominico P. Pedro Jammy, y, desde el año 1890, por el presbítero Bornet. Aunque esas dos colecciones, la segunda de las cuales abarca cerca de cuarenta tomos, sean poco críticas y además incom­pletas, dicen muy alto que la actividad literaria del santo doctor fue la más gigantesca de la Edad Media y tan extensa, que abarcó casi todas las cien­cias profanas y sagradas. 

En el siglo XIII, de vida intelectual tan intensa, destácase este coloso sin par del saber, este metafísico que cristianiza el aristotelismo, escritor que se cita en las escuelas con la misma autoridad que Aristóteles y Avicena; profesor que entusiasma a la juventud universitaria y que merece los honores y la gloria más excelsa. Coloso que es a la vez sencillo, humilde, pobre, ejemplar, austero y obediente, como lo prescribe la Regla de su santa Orden. Nunca, monje, provincial u obispo, pierde de vista que es miembro de una Orden mendicante: ama la pobreza y la recomienda a sus Hermanos. Su humildad llama poderosamente la atención. Este eximio varón que ha re­cibido de Dios las más envidiables disposiciones para el estudio, las hace fructificar mediante una labor sostenida pero encaminada exclusivamente a la gloria de Dios y al bien de las almas; su vastísima ciencia no le engríe, antes por el contrario le inspira mayor desconfianza de sí mismo, le torna más humilde, y le hace rendir totalmente su inteligencia a la fe. 

De su amor al estudio, de su celo en la cátedra, de su obediencia a los superiores, al Papa y a los obispos, de su apostolado en la predicación, de su piedad sencilla, caracterizada por una devoción rendida al Sacramento del Amor, a la Pasión del Salvador, a la santa Misa, a la Virgen Nuestra Señora, no puede trazarse mayor apología que su vida misma. La forma espe­cífica de su particular vocación es el estudio, la enseñanza de la verdad: Alberto estudia, escribe, platica, predica para enseñar a los hombres a conocer mejor y amar más al Criador. En el amplio concepto del Santo, la ciencia debe ser el vehículo para llegar a la fe y al amor sobrenatural. 

MUERTE Y CULTO. — DOCTOR DE LA IGLESIA 

De París, volvióse nuestro Santo a Colonia. La edad y el trabajo mental de medio siglo acabaron por rendir a aquel coloso de la ciencia; sus facultades comenzaron a declinar, y, desde entonces, durante los tres años que le quedaron de vida, consagróse exclusivamente a su perfeccionamiento espiritual. Murió en Colonia el 15 de noviembre de 1280. Hiciéronsele magníficas honras. Su cuerpo, inhumado conforme lo dejara mandado en el testamento otorgado un año antes, en el coro de la iglesia de Hermanos Predicadores de dicha ciudad, fue más tarde encerrado en un sarcófago de madera y depositado en un sepulcro de piedra cuya lápida de mármol recordaba la personalidad del difunto. 

Dice así: «El año 1280, a 15 de noviembre, murió el Venerable Señor Fray Alberto, Obispo que fué de la Iglesia de Ratisbona, de la Orden de Predicadores, Maestro en Teología. Descanse en paz. Amén». 

La ciudad de Ratisbona consiguió en 1619 el hueso del brazo izquierdo, reliquia insigne que fué expuesta en la catedral. La de Lauingen encargó un retablo con el retrato del Santo que fué colocado en la iglesia de la parroquia. 

A poco de fallecer San Alberto, tributóse culto a sus reliquias; en Colonia, Lauingen y Ratisbona, levantáronse capillas en su honor, pidiéronse al cielo milagros y se lograron por su intercesión, en vista de lo cual los Dominicos de Colonia y de Ratisbona consiguieron en 1484 autorización para celebrar la festividad de tan ilustre varón. El 27 de noviembre de 1622, el papa Gregorio XV concedió verbalmente el mismo favor a la diócesis de Ratisbona. Urbano VIII, a su vez, concedió el oficio litúrgico a Lauingen en 1631, y a los Dominicos de Alemania en 1635. Otro tanto hizo el papa Alejandro VII en 1664 para con los de Venecia, y Clemente X para toda la Orden domini­cana en 1670 y Pío IX para la diócesis de Colonia, en favor de la cual elevó la fiesta a rito semidoble, primeramente, y doble en 1870. Con el tiempo, varias diócesis alemanas, y en Francia la de París, lograron privilegios seme­jantes, y así el culto del santo doctor renano se fué difundiendo más y más. Desde fines del siglo XV en que tuvo lugar la traslación de sus sagradas reliquias (1842), comenzó a solicitarse del Papa los honores de la canoniza­ción y la aureola de los doctores para nuestro Santo. Idénticas apremiantes diligencias se manifestaron en 1601 y más tarde en 1870 en ocasión del Con­ cilio Vaticano. En el pontificado de Pío XI la Orden dominicana, los obispos alemanes y los fieles de algunos países presentaron nuevas solicitudes a Roma y el examen de dicha súplica fue entregada a la Congregación de Ritos, la cual emitió informe favorable. Pío XI apeló a un expediente particular de canonización muy raro en la actualidad pero de uso corriente en tiempos pa­sados: la canonización por equipolencia, por la que el Sumo Pontífice, en virtud de su autoridad suprema, suple todas las formalidades jurídicas. Así, pues, por Letras decretales del 16 de diciembre de 1931, inscribió a Alberto Magno en el número de los Santos, y confirióle, además, el título de Doctor de la Iglesia. El Papa impuso la festividad del ilustre dominico al universo católico, con rito doble menor y fijó su celebración a 15 de noviem­bre, por lo que la de Santa Gertrudis, virgen, fué trasladada al día 16. 

SANTORAL DE HOY

Santos Alberto Magno, obispo y doctor; Eugenio I, arzobispo de Toledo, mártir; Macuto, obispo de Aletk; Desiderio, obispo de Cahors; Arnulfo, obispo de Toul, Leoncio, de Burdeos, y Luperio, de Verona; Leopoldo, margrave de Austria; Abibo, diácono, Curia y Samona, mártires en la persecución de Diocleciano y Maximiano; Segundo, Fidenciano y Várico, Marcial y compañeros, mártires en África; Secundino, mártir en Alemania; Demetrio, mártir; Paduino, monje. Juniano, solitario; Brandón y Madosio, monjes escoceses. Beato León de Asís, discípulo de San Francisco. Santa Beatriz, de la Orden Tercera franciscana. Beata Catalina, cisterciense.

Misterio Bergoglio. Por qué el general de los jesuitas no lo quería obispo (Sandro Magister - 5 enero 2018)




Está por llegar un nuevo libro sobre el papa Francisco que ya suscita discusiones, mucho antes de su salida a la venta, anunciada para el 26 de febrero:


El título suena decididamente crítico, pero no por prejuicio. El autor del libro, Philip Lawler, es en Estados Unidos una firma católica entre las más respetadas y equilibradas. Ha sido director de «Catholic World Report«, la revista de Ignatius Press, la editorial fundada por el jesuita Joseph Fessio, discípulo de Joseph Ratzinger. Hoy dirige «Catholic World News«. Nació y creció en Boston. Está casado y es padre de siete hijos.

En la etapa inicial del pontificado de Francisco, Lawler no ha dejado de apreciar las novedades. Pero ahora, justamente, ha llegado a ver en él al «pastor desconcertado» de una grey que está a la deriva.

Y ha madurado este juicio crítico sobre Jorge Mario Bergoglio papa, también gracias a una revisión cuidadosa del Bergoglio jesuita y obispo en Argentina.

Que es exactamente lo que han hecho también otros biógrafos del actual Papa, tanto los favorables como los contrarios a él: reconstruir su recorrido argentino, para extraer de allí una mayor comprensión de su obrar como Papa.

*

Un ejemplo llamativo de esta revisión de la fase argentina de Bergoglio está en el último de los libros publicados hasta ahora sobre el: «Il papa dittatore» [El Papa dictador], difundido en forma de e-book en italiano y en inglés desde fines del pasado otoño, de autor anónimo, muy probablemente angloparlante, que se oculta bajo el seudónimo de Marcantonio Colonna.

Uno de los pasajes de «Il papa dittatore» que suscitó más sensación es aquél en el que el autor levanta el velo sobre el juicio respecto a Bergoglio escrito en 1991 por el superior general de la Compañía de Jesús, el holandés Peter Hans Kolvenbach (1928-2016), en el curso de las consultas secretas a favor o en contra del nombramiento del mismo Bergoglio como obispo auxiliar de Buenos Aires.

Escribe el seudo Marcantonio Colonna:

«El texto del informe jamás se hizo público, pero el siguiente estado de la situación fue dado a conocer por un sacerdote que tuvo acceso al informe antes que desapareciera del archivo de los jesuitas. El padre Kolvenbach acusaba a Bergoglio de una serie de defectos, que van desde el uso habitual de un lenguaje vulgar hasta la falsedad, a la desobediencia escondida bajo la máscara de la humildad y a la falta de equilibrio psicológico. En la perspectiva de su idoneidad como futuro obispo, el informe resaltaba que, como provincial, había sido una persona que sembró divisiones en su Orden».

Demasiado poco y demasiado vago. Pero es indudable la existencia de un juicio sobre Bergoglio pedido por las autoridades vaticanas a Kolvenbach en vista de su nombramiento como obispo.

Así como es indudable la fuerte fricción que había entre el entonces simple jesuita y sus superiores de la Compañía de Jesús, tanto en Argentina como en Roma.

Sobre esta fricción proporcionan informaciones abundantes, sólidas y convergentes otras biografías de Bergoglio, no sospechables de hostilidad preconcebida, porque fueron escritas por autores muy próximos a él o incluso fueron revisadas por él en el transcurso de su redacción.

Es este último el caso, en particular, del volumen «Aquel Francisco«, escrito por los argentinos Javier Cámara y Sebastián Pfaffen con la supervisión del Papa, dedicado precisamente a los años de mayor aislamiento de Bergoglio dentro de la Compañía de Jesús.

En ese volumen no se silencia que sus adversarios jesuitas llegaron directamente a hacer circular el rumor que Bergoglio había sido enviado al exilio en Córdoba, “porque estaba enfermo, loco”.

Pero se silencia totalmente el juicio contrario a su nombramiento como obispo, escrito por el general de los jesuitas, Kolvenbach, cuyo nombre no aparece ni siquiera una sola vez en las más de 300 páginas del libro.

Y no hay noticias del informe Kolvenbach ni siquiera en la que hasta ahora es la biografía de Bergoglio más “amiga” y exhaustiva, escrita por el inglés Austen Ivereigh:


Pero sobre el origen y sobre el contexto de ese juicio negativo de Kolvenbach las informaciones dadas por Ivereigh/Bergoglio son numerosas y preciosas. Y merecen ser retomadas aquí.

*

A sus roces con los hermanos argentinos el mismo Bergoglio hizo referencia en la entrevista publicada en «La Civiltà Cattolica» y en otras revistas de la Compañía de Jesús, poco después de su elevación al papado:

«Mi modo autoritario y rápido de tomar decisiones me ha llevado a tener problemas graves y a ser acusado de ser ultraconservador. Pero jamás he sido de derechas».

En Argentina, en efecto, los que guiaron la campaña contra Bergoglio fueron los jesuitas del Centro de Investigación y Acción Social (CIAS), «en su mayoría pertenecientes – advierte Ivereigh – a la alta burguesía y al ambiente académico” iluminista y progresista, irritados por el éxito de ese jesuita «proveniente de la clase baja y sin ni siquiera un doctorado en teología», que «privilegiaba la religiosidad popular desatendiendo los centros de investigación»: un tipo de religiosidad «muy próxima a la gente, a los pobres», pero a su juicio «más peronista que moderna».

No fue suficiente, para tranquilizarlos, que Bergoglio dejase de ser provincial de los jesuitas argentinos en 1979, pues su liderazgo sobre una fracción consistente de la Compañía no disminuyó en nada. Mas aún, escribe Ivereigh, «tenía más influencia ahora que toda la que había tenido como provincial».

Pero precisamente por esto sus adversarios estaban cada vez más intolerantes. Las críticas del CIAS y de otros llegaron a Roma, a la curia generalicia de la Compañía de Jesús, donde también el asistente para América Latina, José Fernández Castañeda, era hostil a Bergoglio, y evidentemente convencieron al nuevo superior general Kolvenbach. Quien, en efecto, en 1986, al momento de elegir al nuevo jefe de la provincia argentina, nombró justamente al candidato del CIAS, Víctor Zorzín, quien inmediatamente puso como su mano derecha «a uno de los más feroces críticos de Bergoglio», el padre Ignacio García-Mata, que lo sucederá.

Siguió a ello una limpieza que Ivereigh compara con el «desencuentro entre peronistas y antiperonistas» de la Argentina en los años 50´, con la diferencia que ahora «los ‘gorilas’, los antiperonistas fanáticos, estaban con el CIAS, mientras que el ‘pueblo’ estaba con Bergoglio y sus partidarios». En síntesis: «una limpieza radical, en la que se revocaba absolutamente todo lo que estaba asociado con el régimen depuesto».

¿Y Bergoglio? En mayo de ese mismo 1986, en acuerdo con el nuevo provincial, Zorzín, emigró a Alemania, formalmente para un doctorado sobre Romano Guardini. Pero en diciembre de ese mismo año ya estaba de vuelta en su patria, para alegría de sus todavía numerosos seguidores. Quienes en efecto lograron elegirlo precisamente a él como procurador de la provincia argentina para una cumbre celebrada justamente en la curia generalicia de Roma en setiembre de 1987.

Al año siguiente fue Kolvenbach quien se llegó a Argentina, para un encuentro con los provinciales del continente. Pero evitó encontrarse con Bergoglio, aunque éste se alojaba a pocos pasos de aquél. Escribe Ivereigh: «En los siguientes dos años la provincia se partió cada vez más profundamente» y Bergoglio «fue acusado en forma cada vez más insistente de fomentar ese desencuentro». Cita una frase verbal de las reuniones de los consultores del provincial: «En cada encuentro hablábamos de él. Era una preocupación constante decidir qué debíamos hacer con este hombre».

En 1990 enviaron a Bergoglio al exilio en Córdoba, sin ningún cargo, y mandaron al exterior a sus hermanos más cercanos a él. Pero poco después se produjo el milagro. El arzobispo de Buenos Aires, Antonio Quarracino, pidió a Roma tener precisamente a Bergoglio como obispo auxiliar. Y lo logró.

Ivereigh no dice una sola palabra. Pero es aquí, en las consultas secretas que preceden al nombramiento de cada nuevo obispo, que el superior general de los jesuitas, Kolvenbach, puso por escrito su juicio negativo sobre el nombramiento de Bergoglio. Pero no fue escuchado. Sin embargo, hay un episodio, inmediatamente después de la consagración de Bergoglio como obispo, en el verano de 1992, que muestra cuan áspero seguía siendo el desacuerdo entre los dos.

Mientras esperaba que se estableciera cuál iba a ser su nuevo hogar, Bergoglio se hospedó en la casa de la curia jesuita de Buenos Aires, en la que en el ínterin había llegado a ser provincial su archienemigo García-Mata.

Escribe Ivereigh:

«Pero no era una relación fácil. Bergoglio acusó a García-Mata de haberlo difamado en un informe que el provincial había enviado a Roma (el informe era secreto, pero uno de los consultores le había informado a Bergoglio), mientras que García-Mata se sentía amenazado por la popularidad de la que gozaba el nuevo obispo entre los jesuitas más jóvenes».

Pasaron las semanas y Bergoglio era para García-Mata una presencia cada vez más «invasiva». Hasta que el 31 de julio, fiesta de san Ignacio de Loyola, el provincial lo intimó a irse. «Pero aquí estoy muy bien», respondió Bergoglio.

Prosigue Ivereigh:

«Si quería que se fuera, dijo Bergoglio, se lo debía notificar oficialmente. Entonces García-Mata le escribió a Kolvenbach, quien apoyó su decisión. La carta del general de los jesuitas fue dejada en la habitación de Bergoglio. Y García-Mata recibió una respuesta escrita de Bergoglio, en la que le comunicaba su fecha de partida».

Se puede entender, con estos antecedentes, por qué, de allí en adelante, en sus numerosos viajes a Roma, Bergoglio jamás puso un pie en la curia generalicia de los jesuitas, alojándose por el contrario en la residencia para el clero de via della Scrofa, ni jamás habló con Kolvenbach.

Para reconciliarse con la Compañía de Jesús, en síntesis, el primer Papa jesuita de la historia tuvo justamente antes que ser elevado al papado.

Pero el anterior conflicto lo conocemos hoy casi exclusivamente a partir de su punto de vista, mediatizado por sus biógrafos amigos.

El punto de vista de los otros, comenzando por el juicio de su general de un cuarto de siglo atrás, todavía es en gran medida desconocido.

Sandro Magister