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lunes, 10 de julio de 2017

CONCILIO VATICANO II: El mito de la hermenéutica de la continuidad (Javier Navascués)


La papolatría es un hecho muy extendido en la Iglesia católica. Muchos fieles tienden a infalibilizar todo lo que dice el Papa sin saber que el sucesor de Pedro sólo es infalible en condiciones muy restringidas y determinadas, cuando habla ex catedra, hecho que en la práctica se da muy pocas veces. Los grupos conservadores y muchos fieles en la Iglesia tienen una especial veneración por el Concilio Vaticano II y los documentos conciliares. Un concilio meramente pastoral al que elevan en la práctica a la categoría de dogmático e inerrante. Siguiendo la tesis de Benedicto XVI de la hermenéutica de la continuidad quieren interpretar el Concilio Vaticano II a la luz de la Tradición, sin rupturas ni fisuras, sin el más mínimo error, dando por bueno todo. Esto no puede ser.

José María Permuy profesional en el ámbito educativo. Conferenciante y autor de numerosos artículos relacionados con la doctrina tradicional de la Iglesia. En esta ocasión nos explica porque no se puede hablar con propiedad de hermenéutica de la continuidad.

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- ¿Por qué no puede admitirse esta tesis?

Porque es una verdad a medias, por muy bien intencionada que pueda ser. Es cierto que hay textos conciliares que admiten una doble o múltiple interpretación. Pero en ello, precisamente, reside el problema. Si esos textos fueran claros, no darían lugar a interpretaciones diversas. El problema de fondo, pues, no son las interpretaciones subjetivas, sino las ambigüedades y contradicciones objetivas en que incurren algunas de las afirmaciones del Concilio Vaticano II cuando se comparan con el Magisterio de siempre

Es verdad que a lo largo de los años los Papas han tratado de aclarar algunas cuestiones doctrinales, como el primado del Papa o la necesidad de Cristo y su única Iglesia para la salvación. Pero no es menos cierto que, en otras ocasiones, los Papas, incluido Benedicto XVI, han favorecido, teórica o prácticamente ideas conciliares contrarias o ajenas a la Tradición de la Iglesia, tales como la separación entre la Iglesia y el Estado, los encuentros ecuménicos e interreligiosos para orar juntos, el reconocimiento del “martirio” de los herejes y cismáticos, la traducción de la Misa a las lenguas vernáculas y la progresiva introducción o permisión de la comunión en la mano, los ministros extraordinarios de la Eucaristía y las niñas monaguillo… Francisco no hace otra cosa sino llevar hasta sus últimas consecuencias esas erróneas ideas.
Si los propios Papas han incurrido en interpretaciones heterodoxas en algunos importantes aspectos, es porque los textos conciliares se lo han permitido. Es evidente que, si se atuvieran a encíclicas como Mortalium animos, Mediator Dei, Quas primas, Vehementer nos, o Inmortale Dei, ello no hubiera sido posible.

- ¿Qué supuso realmente el Concilio Vaticano II para la Iglesia?

A raíz del Concilio se ha hecho más visible una falsa “iglesia” que parasita la única Iglesia de Cristo, que es la católica. Afortunadamente la Iglesia es una e indivisible. La doctrina no cambia. La unidad de gobierno, bajo la autoridad del vicario de Cristo, no cambia, aun cuando en ocasiones, tal como enseña Santo Tomás de Aquino, tomando ejemplo del apóstol san Pablo, los fieles tengamos el derecho, y aun el deber, de enfrentarnos al Santo Padre y corregirle si toma decisiones que ponen en riesgo la integridad de la doctrina de la fe o la salvación de las almas.
Hasta el Concilio Vaticano II los herejes abandonaban la Iglesia o eran expulsados de ella. Los heterodoxos eran amonestados y castigados. Hoy están dentro, muy adentro. Son cardenales, obispos, sacerdotes, teólogos. No se van, No quieren irse. Prefieren quedarse dentro y tratar de que sus errores se impongan en la teoría o, al menos en la práctica. Lo peor es que los Papas apenas intervienen. En ocasiones no solo no se oponen sino que siguen o impulsan algunas de esas corrientes novedosas y heterodoxas.

Las puertas del infierno no prevalecerán. Es una promesa de nuestro Divino Salvador, Pero ello no quiere decir que, como advirtió Pablo VI, el humo de satanás no haya podido infiltrase en la Iglesia y provocar un proceso de autodemolición de la misma. ¿Lograrán Satanás y sus peones demoledores echar abajo la Iglesia? No. ¿Podrán causarle gravísimos desperfectos? Sin duda. En ello estamos.

- ¿Podría hacer una distinción entre las partes erradas, ambiguas e indiferentes de los documentos conciliares?

Con respecto a esto, para ser sinceros y ecuánimes, hay que empezar por reconocer que no sólo existen partes erradas, ambiguas e indiferentes, sino que la casi totalidad de las enseñanzas del Vaticano II son plenamente ortodoxas, edificantes, conformes con el Magisterio extraordinario y con el Magisterio ordinario universal de la Iglesia, así como, consecuentemente, con la Tradición católica. Pero, como es sabido, para ser hereje basta con negar una sola verdad de fe, aunque se defiendan vehementemente todas las demás.

Por otra parte, no todo error teológico es necesariamente una herejía. Aunque no por ello deja de ser error y, por tanto, peligroso y rechazable. El Concilio Vaticano II contiene afirmaciones indiferentes. Por ejemplo, cuando habla de la importancia de los medios de comunicación u otros asuntos similares que no tienen relación directa con la fe y la moral.

Contiene documentos ambiguos, como Dignitatis humanae, que, por un lado, afirma dejar íntegra la doctrina tradicional católica acerca de los deberes de las sociedades para con Cristo y la verdadera religión, pero por otro lado, sostiene, en oposición al Magisterio Tradicional, que la libertad de difundir públicamente las religiones falsas es un derecho que los Estados deben respetar.

Existen errores, como afirmar, sin mayores aclaraciones, en contra de lo establecido en el Concilio Ecuménico de Florencia, que los herejes y cismáticos pueden ser mártires si derraman su sangre por confesar a Cristo.

Y no olvidemos los silencios cómplices, como la ausencia de condena moral explícita al comunismo. No es lugar esta entrevista para hacer una enumeración exhaustiva de las ambigüedades y errores del Vaticano II. Para abundar en el tema, recomiendo tres libros: Iota unum, de Romano Amerio; Vaticano II, una explicación pendiente, de Brunero Gherardini; Sinopsis de los errores imputados al Concilio Vaticano II, Sí, sí, no, no.

- Por lo tanto no sería parte de la Tradición todo lo enseñado allí…

Desde luego que no. En materias como la libertad religiosa, las relaciones entre la Iglesia y la comunidad política o el papel de las religiones falsas y las comunidades heréticas y cismáticas en la salvación de los hombres, por poner solo algunos ejemplos, hay enseñanzas novedosas, no compatibles con la Tradición.

- Monseñor Lefebvre fue contrario a los errores del Concilio y firme en defensa de la Tradición…

Ciertamente Monseñor Lefebvre ha sido, no sé si el primero, pero sí el más destacado Pastor de la Iglesia que, desde el principio y hasta su muerte, perseverantemente, denunció los errores, contradicciones, omisiones y ambigüedades del Concilio Vaticano II. Hoy, cuando contemplamos atónitos como un día tras otro Francisco impulsa lo peor del Concilio Vaticano II hasta sus consecuencias más extremas y nefastas, la figura de Monseñor Lefebvre deslumbra más que nunca como la de un hombre profético.

- ¿Por qué los grupos conservadores defienden ciegamente el Concilio?

No es fácil encontrar una explicación. De hecho, puede haber muchos motivos y no siempre ni en todos los casos impulsados por mala fe y voluntad. En el caso de algunos obispos, sacerdotes y superiores de órdenes religiosas y congregaciones, es muy posible que, aunque quieran autoconvencerse de que lo hacen por obediencia, pese en ellos el miedo a las represalias, perder su cargo, incluso su sustento diario; el riesgo de ser intervenidas sus comunidades por la Santa Sede…

Otro motivo es lo que muchos denominamos papolatría. Considerar que los Papas no se pueden equivocar nunca cuando hablan en materia de fe y moral. El Concilio Vaticano I definió la infalibilidad del Papa cuando se dan determinadas condiciones: que expresamente quieran definir como definitiva una verdad referente a la fe o la moral.  Ello implica que, si no se dan esas condiciones, los Papas no necesariamente están asistidos por el Espíritu Santo con el carisma de la infalibilidad, pueden errar. También en cuestiones de fe y moral. Si no fuera así, el Concilio Vaticano I hubiera definido que el Papa no se equivoca nunca cuando habla de fe y moral, y punto. Sin más distinciones, matices, aclaraciones y disquisiciones. Por otra parte, los Papas, aún sin proferir o escribir herejías, no están exentos de la posibilidad de pecar favoreciéndolas, por acción u omisión, como demuestra el caso del anatematizado Papa Honorio I.

Otra razón por la cual hay católicos no progresistas que defienden el Concilio Vaticano II es que, como Benedicto XVI, consideran que los pasajes oscuros o ambiguos del Concilio pueden ser reinterpretados a la luz de la Tradición. Es decir, si existe un párrafo oscuro, se proyecta la luz de la doctrina tradicional y ya todo se aclara. No aciertan a reconocer que lo malo es que el párrafo, en sí mismo, sea oscuro
Además, no todo el mundo tiene un conocimiento del Magisterio Tradicional de la Iglesia como para reinterpretar correctamente esos oscuros textos. De hecho, el Concilio Vaticano II se ha convertido en el casi único texto magisterial de referencia para todos los católicos. ¿Dónde se imparten ya las enseñanzas de Trento o el Magisterio de los Papas anteriores al Vaticano II?
Por eso, lo que hay que hacer, no es proyectar luz sobre los textos oscuros, sino cambiar esos textos para que en sí mismos y para todo el que los lea, sean claros

[ESTO, A MI ENTENDER, ES DE SUMA IMPORTANCIA]

También hay quienes, aprovechando que en el Concilio Vaticano II, junto con expresiones o afirmaciones sombrías sobre algún tema, coexisten otras que sí son nítidas y acordes con la Tradición, lo que hacen es destacar estas últimas y obviar las primeras. Hacen lo mismo que los progresistas, pero en sentido contrario.

Javier Navascués

sábado, 8 de julio de 2017

¿Es católico el papa Francisco? [2 de 2] (por José Martí)

[Para leer la primera parte hacer clic aquí]
El ateo Eugenio Scalfari y el papa Francisco
- Me parece que sí. Pero eso es sólo algo anecdótico. De algún modo él se corrige a sí mismo en lo segundo que dice. ¿Podrías ponerme algún ejemplo más? Sólo uno, porque no quiere cansarte ... ni cansarme.

- ¡Hay tantos! ... Pero mira: En este mismo blog, en los comienzos del Pontificado de Francisco, hay una entrada que me impresionó favorablemente y por eso la coloqué [luego he ido haciéndome consciente de que no importa que las palabras sean bonitas pues, a veces, se quedan sólo en eso. Y el fondo ortodoxo que uno supone que contienen no es tal ... aunque esto lo he aprendido con el tiempo]. Fue el 23 de abril de 2013, en que el papa celebró el día de san Jorge, su patrón. Después de dar gracias a todos por haber venido; y sin papeles, pero apoyándose en el Evangelio del día, siguió un guión centrado en tres ideas:  La relación entre la expansión misionera de la Iglesia (empujados por el Espíritu Santo) y la persecución de los cristianosel papel de la Iglesia como madre y la alegría que siente el apóstol al evangelizar.

Centrándome en el segundo punto estas dos ideas fueron las que destacó: 
  1. No es posible encontrar a Jesús fuera de la Iglesia
  2. Es necesario pedir al Señor el fervor apostólico que nos empuje a transmitir el nombre de Jesús en el seno de la Iglesia, que es jerárquica y católica.
Como ves, bellas palabras que, en principio, son intachables. El problema surge cuando nos encontramos con otras palabras, dichas igualmente por Francisco, tales como: 

"El proselitismo es una solemne tontería" 

[Pero, ¿acaso no ha hablado del fervor apostólico necesario para transmitir el Nombre de Jesús? ¡A ver si nos aclaramos!]

"Pido humildemente perdón, no sólo por las ofensas de la propia Iglesia sino por los crímenes contra los pueblos originarios durante la llamada conquista de América" 


¿Pedir perdón por hacer el bien y dar a conocer a Jesucristo a aquellos indígenas cuyas prácticas no eran, precisamente, angélicas? Falta cierto conocimiento de la Historia de América tanto en estos 500 años de evangelización como en los siglos anteriores. Esta colosal obra evangelizadora ha sido elogiada a lo largo de los siglos por las voces más autorizadas de la Iglesia. Además, debemos saber que la Iglesia, aunque formada en su parte visible por miembros sujetos al error y pecadores, es , en sí misma, santa e inmaculada. Así lo decimos en el Credo: Creo en la Iglesia, que es Una, Santa, Católica y Apostólica. No se pueden atribuir los errores y pecados de algunos individuos de la Iglesia, a la propia Iglesia, en cuanto tal] 

Francisco: “Los que son cristianos, con la Biblia, y los que son musulmanes, con el Corán”. “La fe que os dieron vuestros padres os ayudará a salir adelante.” 


[Si esto es así, entonces parece ser que cuando Francisco dijo -más arriba- que no es posible seguir a Jesús fuera de la Iglesia, no se estaba refiriendo a que fuera de la Iglesia no hay salvación, ni a que Jesucristo sea el Único por medio del cual podamos salvarnos. Simplemente, lo que quería decir es que para ser católicos hay que estar en la Iglesia ... no mucho más. El lenguaje ambiguo que utiliza Francisco nos hace caer, muchas veces, en el error de pensar que ha dicho algo ortodoxo cuando, en realidad, se trata de verdades a medias o, lo que es igual o peor, mentiras a medias, que son las que más confunden ... ¡Por supuesto que no se puede encontrar a Jesús fuera de la Iglesia! , como dijo Francisco y como sabemos todos ... pero no es suficiente acabar ahí el mensaje, como si ya estuviese dicho todo. Ése es el engaño, y tenemos que estar prevenidos pues, por lo que parece y según Francisco -y no sólo según él- la salvación puede encontrarse en cualquier religión e incluso aun cuando no se tenga ninguna. Y esto es una blasfemia contra el primer Mandamiento]

- Creo que empiezo a comprender el porqué del título de esta entrada.

- Y, por si aún no ha quedado lo suficientemente claro, el video del papa de enero de 2016, comentado por mí, es lo suficientemente explícito para dejarnos con la idea de una especie de religión universal, en la que el único "dios" es el hombre. La noción de Dios es relativa. Cada cual se fabrica un "dios" a su medida. Todo es relativo, excepto la afirmación de que "todo es relativo", la cual es absoluta. Como puedes ver, éstas y casi infinitas declaraciones más (u omisiones) de Francisco son las que me llevan a concluir que, definitivamente, el papa Francisco no es católico.

- Me dejas perplejo ... porque, entonces, ¿tenemos o no tenemos Papa? Lo digo porque, dada la infinidad de herejías y de blasfemias y de doctrinas contrarias a la fe de siempre ... que surgen de su boca, propiamente hablando no sería Papa, dado que no está dando testimonio de Jesucristo

-Es difícil contestar a esa pregunta. Viene a decir lo siguiente. Si está claro que el Papa es hereje, y puesto que eso es contradictorio, está claro que Francisco no es Papa ... y  nunca lo habría sido, en realidad. 

En principio eso es correcto: No es posible confesar a Jesús, al mismo tiempo que se está negando su divinidad, puesto que, decir: "los católicos con la Biblia", "los musulmanes con el Corán", etc ... equivale a afirmar que hay un Dios, un Ser, que no sabemos cómo es ... y que luego, cada uno se fabrica a su medida. Unos hablan de Jesús, otros de Mahoma y Alá, otros de Buda, ... ¿qué más da? Decir que no existe un dios católico, como así dijo en su entrevista con el ateo Scalfari [a quien por cierto, ha llamado de nuevo por teléfono] equivale a afirmar, en su idioma neomodernista, lo que luego dijo, de modo taxativo, y que ya he comentado en este blog: que Dios no puede ser Dios sin nosotros . 

En palabras más claras: Dios es un invento del hombre (aunque Francisco no usa este lenguaje directo e inequívoco): para un católico Dios es Jesús, para un musulmán es Alá, para un judío es Yavé, para un budista es Buda, ... Volvemos, otra vez, al pabellón de los dioses: Júpiter, Neptuno, Marte, Venus, Baco, ... lo que supone un auténtico retroceso en la historia de la humanidad. El verdadero progreso vino con Jesucristo, quien se manifestó como el Único y verdadero Dios, en quien se cumplían todas las promesas hechas por Yavé al pueblo judío en el Antiguo Testamento

Por no inclinarse ante los falsos dioses y proclamar que sólo hay un Dios y que éste se ha manifestado en Jesucristo, muerto y crucificado, los primeros cristianos estuvieron dispuestos a dar su vida y morir antes que traicionar a Jesucristo. Sin embargo, según Francisco, la fórmula de la felicidad, es "vivir y dejar vivir". Es evidente que el ser católico, para Francisco, no es algo esencial, algo sin lo cual la salvación es imposible. De ahí su interés por el "ecumenismo", por el "diálogo" interreligioso; todo queda reducido al sentimiento, en una especie de sincretismo o mezcla de religiones, en donde cada uno reza a "su dios" ... ¿a qué dios? ... porque es que, aunque como católico adores a Jesucristo, éste no dejaría de ser "otro dios más, dentro de ese conjunto de falsos dioses",  al cual  -eso sí- sólo puedes encontrar dentro de la Iglesia: ¡He aquí el engaño! 

Quienes así actúan no están considerando a Jesucristo como el Único Dios, pues piensan que los demás lo están haciendo bien, todos y cada uno, cuando adoran a "su dios". Se trata de un auténtico ataque a la divinidad de Jesucristo y, por lo tanto, de algo diabólico ... [el beso al Corán del papa Juan Pablo II es algo difícilmente explicable; aunque yo no entro aquí en juicios de ningún tipo. Expreso sólo mi desconcierto ante esa imagen que ha recorrido todo el mundo] 

Y es que el problema de fondo no es tanto Francisco, como el Concilio Vaticano II, con el que hay que comulgar sí o sí.  No parece sino que se quisiera cambiar la historia,  haciendo creer a todos que la Iglesia comenzó con el Concilio Vaticano II, hace poco más de cincuenta años: ¡ curiosamente, el CVII fue un concilio que nació siendo puramente "pastoral" y que, sin embargo, no sólo no es pastoral sino que, para colmo y pese a que se diga otra cosa,  es lo cierto que, a raíz de este concilio, se están pasándose por el arco del triunfo muchos de los dogmas de fe de la Iglesia, entre ellos el de la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía (aunque no se diga claramente). 

Ahí tenemos, sin ir más lejos, la exhortación "Amoris Laetitia" que rompe con la indisolubilidad del matrimonio, siendo ésta un elemento esencial en la fe de cristiano, puesto que así fue explícitamente establecido por Jesucristo: "El que se casa con otra, adultera" ... ¡y ahora incluso se comulga, en estado de adulterio, en bastantes diócesis ... todo ello permitido por sus cardenales! ¿Esto es católico? NO, no lo es.  

Se quiere, por todos los medios, canonizar el Concilio Vaticano II. De hecho ya se han canonizado o beatificado a todos los papas que ha habido desde su inicio: Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, ... Sólo falta canonizar en vida a Benedicto XVI y al propio Francisco ... ¡Un auténtico disparate, en mi opinión!. Porque, además, eso suele coincidir (¡pura casualidad!) con el olvido de los grandes santos que ha tenido la Iglesia. 

Y, en concreto, hay que decir que el olvido y el desconocimiento de santo Tomás de Aquino por los aspirantes al sacerdocio está suponiendo un grave daño para la Iglesia, como bien lo anunciaba ya el papa San Pío X.

- Sigue, por favor. Estoy que no salgo de mi asombro

- El problema que está planteado, a mi entender, es de tipo jurídico y formal. Nosotros, como seglares, no podemos hacer nada ... en este sentido... pues la Iglesia necesita de una cabeza visible. No podemos hacernos cada uno nuestra Iglesia. Eso es absurdo. Tendrían que ser los cardenales quienes hablaran. Ya cuatro de ellos (uno de los cuales falleció el 5 de julio) le presentaron unas Dubia a Francisco acerca de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, a las cuales no contestó. Luego, el 19 de junio, después de conocerse que el 25 de abril pidieron audiencia al Papa, se hace pública esta nueva petición. Y nos enteramos de que tampoco han recibido respuestaEl Papa calla y mientras tanto, no deja de nombrar cardenales afines a su modo de pensar y, al mismo tiempo, va "destituyendo" (de manera más o menos encubierta) a quienes se mantienen fieles a la Tradición de la Iglesia de siempre. Un proceso que va "in crescendo", de modo acelerado. 

Hay muchos otros cardenales que están de acuerdo con estos tres cardenales (pues ya no son cuatro, al haber fallecido uno de ellos), pero tienen miedo, por decirlo de algún modo. No quieren perder sus privilegios o vete tú a saber cuáles son las razones por las que callan. 

Se requiere, se hace precisa, una denuncia formal por parte del mayor número posible de cardenales, de aquellos que aún no hayan perdido la fe en Jesucristo, como verdadero Dios y verdadero hombreY esto debe de darse ¡ya! Con razón se quejaba el Señor en la parábola del administrador injusto (cfr Lc 16, 1-8) cuando decía que "los hijos de este mundo son más sagaces para sus cosas que los hijos de la luz" (Lc 16, 8): ¡Qué razón tenía! ... aunque lo dice como queja, en mi opinión, pues su deseo es que, en ese sentido, también deberíamos de ser astutos los que queremos ser sus discípulos: "Mirad que os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas" (Mt 10, 16)

- Entonces, ¿qué? ... porque sigues sin contestar a mi pregunta. ¿Tenemos o no tenemos Papa? ¿Es que está la sede vacante?

- Yo me atrevo a decir, aunque es una simple opinión, lo que ya te he adelantado antes.  Jurídicamente hablando, sí tenemos Papa,.. ¡de momento! [lo que no significa que tengamos que hacer lo que él dice, si lo que dice se opone a lo que siempre ha dicho la Iglesia. Esto tiene que quedar claro]... ¡hasta que den un paso al frente los cardenales ... ¡eso que tanto estamos esperando y que tanto se está dilatando! ... ¡y que lo hagan aunque se jueguen en ello la vida y aunque esa decisión llevada a cabo, conlleve un cisma en la Iglesia. 

En realidad, tal cisma ya existe -de hecho- pero de modo confuso. Todos pretenden ser católicos, tanto los que están con Francisco como los que no lo están. Y no se cae en la cuenta de que con quien hay que estar o no estar es con Jesucristo y con la Tradición y el Magisterio Perenne de la Iglesia de dos mil años ... y no con uno o varios papas que se han dejado fagocitar por el mundo y por este "modernismo"  malsano que pretende acabar con la Iglesia y que fue condenado expresamente por el papa San Pío X como "la suma de todas las herejías"

A nosotros sólo nos queda rezar y hacer penitencia, tal y como dijo la Virgen María a los tres pastorcitos de Fátima, en su tercera aparición el 13 de julio de 1917 (faltan tan solo cinco días para que se cumplan 100 años desde esa fecha). No podemos hacer otra cosa

Y, sin embargo, es ahora cuando tendríamos que estar más alegres que nunca, porque estamos "literalmente" en las manos de Dios. Nuestra situación es la de una debilidad extrema pero, precisamente por eso, podemos decir con san Pablo: "Con mucho gusto me gloriaré en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo" (2 Cor 12, 9). Y continúa diciendo: "Por eso me complazco en las flaquezas, en las afrentas, en las necesidades, en las persecuciones, en las angustias por Cristo: pues cuando soy débil, entonces es cuando soy fuerte" (2 Cor 12, 10).

Por otra parte, el mismo san Pablo dice en su primera carta a los corintios: "Es conveniente que haya entre vosotros desacuerdos, para que se pongan también de manifiesto entre vosotros los que son de probada virtud" (1 Cor 11, 19). Y, en otro lugar, en su carta a los romanos: "Ya es hora de que despertéis del sueño, pues ahora está más cerca de nosotros la salvación que cuando creímos. La noche está avanzada y el día está cerca. Abandonemos, pues, las obras de las tinieblas y vistámonos con las armas de la luz" (Rom 13, 11-12)

Alguno podría preguntarse si es que estamos acaso en el final de los tiempos, puesto que son muchas las señales predichas por Jesucristo que se están cumpliendo claramente. No lo podemos saber, pero el hecho de que se produzcan estas señales debe de ser una razón más para vivir vigilantes y en estado de gracia de modo que cuando venga el Señor nos encuentre en vela. 

La necesidad de la vigilancia es una constante para el cristiano en toda época histórica; sin embargo, la situación histórica actual que estamos viviendo nos lleva a pensar, inevitablemente, que "el Señor está cerca" (Fil 4, 5) [podríamos decir que está "más cerca que nunca"]. Y por eso mismo, precisamente, sólo tenemos motivos para estar alegres: "Alegraos siempre en el Señor; de nuevo os lo digo: alegraos (...) Por nada os inquietéis" (Fil 4, 4.6). Hay una entrada en Adelante la Fe, del padre Custodio Ballester, en la que habla, precisamente, de esta alegría, que es lo propio del cristiano.

No sé si con esto habrás quedado satisfecho. Piensa que mientras vivimos en este mundo somos peregrinos, pues nuestra verdadera patria es el cielo. Ahora tenemos que vivir de la fe, como decía san Pablo: "El justo vivirá por la fe" (Rom 1, 17, Gal 3, 11; Heb 10, 38). Pero "la fe es certeza de las cosas que se esperan" (Heb 11, 1) y, además, como decía san Juan: "Ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe" (1 Jn 5, 4) y añadía: "¿Quién es el vencedor del mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?" (1 Jn 5, 5) 

Por eso no debemos de preocuparnos, sino todo lo contrario. A este respecto podemos recordar lo que decía san Juan de la Cruz, en una de sus estrofas de la Noche Oscura del Alma


¡Oh noche que guiaste!
¡oh noche amable más que el alborada!
¡oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

La oscuridad en la que vivimos es más amable que la luz, si Cristo está con nosotros y nosotros estamos con Él. Esto no debemos de olvidarlo nunca.

José Martí

¿Es católico el papa Francisco? [1 de 2] (por José Martí)

[NOTA: Al ser la entrada excesivamente larga, he optado por dividirla en dos. Para leer la segunda pinchar aquí]

El ateo Eugenio Scalfari y el papa Francisco

Alguno podría escandalizarse al leer la expresión que da título a esta entrada: 

- ¿Cómo no va a ser católico el Papa? ¡Qué disparate! Tú estás pirado. ¡Tú eres el no católico, hablando así del Papa! ¡No sé cómo te atreves a decir esas cosas!

- No lo digo yo. Lo dice el propio Francisco.

- ¿Cómo? ¡Yo nunca he oido que él haya dicho eso!

- Y yo tampoco, porque no lo ha dicho ... Bueno no lo ha dicho así, explícitamente, con esas palabras ... pero no hay más que pensar un poco.

- No entiendo nada. Tendrás que ser más concreto y explicarte mejor.

- En realidad, no es demasiado complicado llegar a esa conclusión. Te recuerdo unas palabras que (¡éstas sí!) fueron pronunciadas por el papa Francisco, de modo explícito (tanto por escrito como en youtube se puede encontrar). Esto dijo:  “Yo creo en Dios. No en un Dios católico, no existe un Dios católico, existe Dios".

- Bien, de momento, te sigo. ¿Hay algo más?

- Presta atención, primero, a un conjunto de afirmaciones respecto a las cuales no se puede tener ninguna duda. Si discrepas de algo que afirme me lo dices.
  1. El Papa representa a Jesucristo en la tierra. Es su vicario. Y tiene la obligación de transmitir con fidelidad todo el depósito recibido, sin inventar ni quitar nada; así como también tiene la misión de confirmar a sus hermanos en la fe (Lc 22,32)
  2. Fue Jesucristo quien fundó su Iglesia ... Y dio unas instrucciones muy claras a sus apóstoles. De entre ellos eligió, de un modo especial, a Pedro, a quien dijo: Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (Mt 16, 18). Y luego lo confirmó como sucesor suyo y cabeza visible de la Iglesia fundada por Él, cuando, después de resucitar, le dijo por tres veces: Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas (Jn 21, 51). Esa es la misión del Papa, de todo Papa.
- De acuerdo hasta ahora. Continúa.

La Iglesia que Jesucristo fundó es única: no fundó, ni pudo formar, muchas iglesias al mismo tiempo. Esto es evidente. Y esta Iglesia fundada por Él no es otra que la Iglesia católica. Pues bien. Teniendo en cuenta que:
- Jesucristo es Dios"El que me ve a Mí, ve al Padre" (Jn 14, 9) y "es el mismo ayer y hoy y lo será siempre"(Heb 13, 8), de modo que "no existe ningún otro Nombre por el que podamos salvarnos" (Hech 4,12).
- Jesucristo dijo a Pedro: Te daré las llaves del Reino de los cielos, y cuanto ates en la tierra será atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos (Mt 16, 19). Y a los apóstoles, en unión con Pedro: "Quien a vosotros escucha a Mí me escucha; y quien a vosotros rechaza a Mí me rechaza. Y quien me rechaza a Mí rechaza al que me ha enviado" (Lc 10, 16)
- La Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo, pues "todos nosotros hemos sido bautizados en un solo Espíritu, judíos y griegos, esclavos y libres, para formar un solo Cuerpo; y todos hemos bebido de un solo Espíritu" (1 Cor 12, 13). Y en otro lugar dice san Pablo: "Ahora ... completo en mi carne lo que falta a la Pasión de Cristo, por su Cuerpo, que es la Iglesia" (Col 1, 24)
- Un católico no puede quedarse para sí mismo el tesoro que ha recibido"Lo que de Mí oíste, ante muchos testigos, confíalo a hombres fieles, que sean capaces, a su vez, de enseñar a otros" (2 Tim 2, 2). "Id por todo el mundo -dijo Jesús- y predicad el Evangelio a toda criatura" (Mc 16, 15). Ése es, precisamente, el significado de la palabra católico; es decir, universal, para todos: "Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1 Tim 2,4)
- Todo eso que dices ya lo conozco, pero me alegro de que me lo recuerdes. Así se refrescan las ideas y no se atrofia la memoria. Y máxime, en este caso, en el que estamos considerando una serie de cosas que son fundamentales para nuestra fe.

- Estupendo. Veo que me vas siguiendo. Sigamos razonando, pues: Si resulta que es verdad -como lo es- que fuera de Cristo no hay salvación y que también es verdad que Cristo está en su Iglesia, la cual es su Cuerpo, como dice san Pablo"Vosotros sois cuerpo de Cristo y miembros cada uno por su parte" (1 Cor 12,27), la conclusión es obviaFuera de de la Iglesia no hay salvación posible. 

[Por supuesto que estamos hablando de la única Iglesia verdadera, que es la Iglesia católica. Muy interesante, a este respecto, lo que dice fray Gerundio en su artículo Dios es católico]

- Sigue, por favor.

- Vale, te explico: si has entendido bien lo que acabo de decir, sólo tienes que aplicar las leyes de la lógica elemental. El razonamiento es muy simple:

Premisa 1: Francisco representa a Dios, puesto que es el Papa.
Premisa 2: Pero, según Francisco, Dios no es católico.
Conclusión: Luego ... el papa Francisco no es católico

En definitiva: si (como afirma Francisco) Dios no es católico, entonces él tampoco puede serlo. Porque, además, ¿qué sentido tiene decir que un papa es católico si es el representante -según él- de un Dios no católico? 

- Tu modo de discurrir parece impecable. ¿No habrá algún tipo sofisma escondido en lo que dices?

- Tú has escuchado con atención todo mi razonamiento y veo que lo has seguido perfectamente. ¿Por qué tiene que haber algún sofisma? ¿Es que hay que defender a capa y espada TODO lo que un Papa diga? Tal vez ese sea el error de fondo de mucha gente, un error que está muy extendido entre los "católicos" y que tiene un nombre: papolatría. Latría significa adoración y este culto se le debe de profesar sólo a Dios ... ¡y el Papa no es Dios! Esta aclaración es importante.

- Pese a todo, me quedo algo aturdido, pues yo le he oído decir al papa Francisco cosas muy buenas y ortodoxas, católicamente hablando.

- Eso es cierto. Nadie lo pone en duda. Pero piensa que aquí no estamos emitiendo un juicio acerca de la persona del Papa. Jesús nos advirtió de ello severamente, para que no hiciéramos tal cosa: "No juzguéis y no seréis juzgados. No condenéis y no seréis condenados" (Lc 6, 37). Ahora bien: Jesús no nos prohibió pensar y hacer uso de nuestras facultades humanas, entre ellas, la razón. Y así, cuando se realiza un análisis acerca de algo o de las acciones u omisiones de alguien (que no de su persona), es necesario, si se procede con rigor, tener en cuenta todos los datos de los que dispongamos

Si amamos la verdad "de verdad" (es decir, por encima de todo) y observamos, por ejemplo, que Francisco habla, con relación a un determinado tema (el que sea) de modo tal que, en un contexto concreto dice algo ... y luego, en otro contexto (hablando de lo mismo) dice todo lo contrario... Si eso es así (¡y lo es!) es que algo no va bien ... lo que, además, tiene una importancia mucho mayor aún cuando -como es el caso- tal modo de proceder es una constante en todo lo que lleva de Pontificado. No se puede ir en contra del principio de no-contradicción. 

Y si es cierto que amamos la verdad por encima de todo (la Verdad, que es Cristo) entonces se requiere, es necesario tener en cuenta todas las expresiones, acciones u omisiones ... ¡y no sólo las que a nosotros nos interesa, por las razones que sean! Si nos quedamos sólo con aquello que dice el Papa que coincide con lo que sabemos que es ortodoxo ... entonces estaríamos traicionando la verdad ... y, según dice san Pablo: "Nada podemos contra la verdad, sino en favor de la verdad" (2 Cor 13, 8). Hay que analizarlo todo y ver si hay coherencia.

-No acabo de entenderte del todo. ¿Podrías ponerme algún ejemplo?

- Los ejemplos se pueden multiplicar. El 13 de julio hará cuatro años y cuatro meses que Francisco ocupa la silla petrina. Durante esos 52 meses de pontificado ya puedes imaginarte la cantidad de cosas que ha dicho (u omitido) y que ha hecho. De modo que te pondré tan solo un par de ejemplos que me vienen ahora a la mente.

- Adelante

-  Fue durante la conferencia de prensa de una hora en el avión de Manila a Roma, al final del viaje a Asia de una semana ... en donde Francisco habló largo y tendido sobre control de natalidad y población, problemas que surgieron en las Filipinas, donde la Iglesia local se opone a una ley del gobierno que hace asequibles los anticonceptivos.

“ (…) Existe quien cree que para ser buenos católicos debemos ser como conejos dijo, añadiendo que la Iglesia promueve la “paternidad responsable”
Duración: 34 segundos

Mencionó a una mujer, que recibió recientemente, la cual tuvo siete hijos por cesárea poniendo en riesgo su vida si se embarazaba de nuevo. La reprendió por “tentar a Dios” y agregó: “Esa fue una irresponsabilidad”.

Es cierto que en su idea de paternidad responsable aludió a la Humanae Vitae, que no permite el recurso a los anticonceptivos, sino la regulación natural de la natalidad. Pero, hablando así, deja abierto el camino a interpretaciones diversas, como efectivamente ocurrió. Los medios ya se encargan de dar esta noticia de manera que parezca que la Iglesia permite los anticonceptivos, lo cual no es cierto (además de que, hoy en día, prácticamente todos los anticonceptivos son abortivos).

- ¿Y dónde está aquí la contradicción?

- Aquí no hay contradicción, propiamente, sino falta de claridad en cuanto a lo que significa esa paternidad responsable. La contradicción puedes verla si escuchas este vídeo, evento que tuvo lugar a los dos o tres días del anterior. 


Duración: 22 segundos

Las familias sanas son esenciales en la vida de la sociedad. Da consuelo y esperanza ver tantas familias numerosas que acogen a los hijos como un verdadero don de Dios. Ellos saben que cada hijo es una bendición.

Aquí (que son frases leídas) sí que viene expresado lo que siempre ha dicho la Iglesia, lo correcto ... ¡no así en el caso anterior del avión! (allí dijo lo que realmente sentía, sin guión). ¿Con cuál de los dos vídeos nos quedamos? En el primero, la familia numerosa es equiparada a "criar como conejos" y como "una irresponsabilidad", digna de reprensión, como así hizo él con aquella mujer que tenía siete hijos y estaba embarazada del octavo: "Eso es tentar a Dios". 

Y en el segundo vídeo habla del carácter esencial de las familias numerosas en la sociedad, en donde cada hijo es acogido como un verdadero don de Dios y una bendición. 


Ambas expresiones han sido pronunciadas por Francisco. El tema es el mismo: la familia numerosa. Con la diferencia de que en el primer caso una familia numerosa supone una irresponsabilidad y en el segundo una esperanza y un consuelo. ¡Algo no cuadra! ¿Entiendes?

(Continúa)

jueves, 6 de julio de 2017

La anti-Iglesia ha llegado. ¿Por qué los fieles católicos no deben tener miedo? (Rvdo Linus Clovis) AL FIN TRIUNFARÁ MARÍA [4 de 4]

The anti-Church has come. Why faithful Catholics should not be afraid

Rvdo Linus Clovis
In the end ...

The advent of Pope Francis has, in the divine order of things, proved a great and true blessing. A hidden conflict has been raging in the Church for over one hundred years: a conflict explicitly revealed to Pope Leo XIII, partially contained by St. Pius X, unleashed at Vatican II. 

Under Francis, the first Jesuit pope, the first pope from the Americas and the first pope whose priestly ordination was in the New Rite, it is now full blown, with the potential of rendering the Church smaller but more faithful. Consequently, there is a burgeoning fear among the more astute of the clergy who, because of their training, education and expertise in matters ecclesiastical, are generally able to see further and understand better than the average lay person the fallout from either an open conflict or the maintenance of the status quo. 

Duración 12:37 minutos

The apostolic exhortation, Amoris Laetitia is the catalyst that has divided not only bishops and Episcopal Conferences from each other but, priests from their bishops and from each other, and the laity, anxious and confused. As a Trojan horse, Amoris Laetitia spells spiritual ruin for the entire Church, as a gauntlet thrown down it calls for courage in overcoming fear. In either case, it is now poised to separate the anti-Church of which St. John Paul II spoke from the Church that Christ founded. As the separation begins to take place, each one of us, like the angels, will have to decide for himself whether he would rather be wrong with Lucifer than right without him.

At this point, if Amoris Laetitia is interpreted “in continuity with the doctrine of the Magisterum” the conflict will continue surreptitiously as anti-Church not only flourishes best in double speak, ambiguities and uncertainties but also fears the sensus catholicus. 

On the other hand, should it be interpreted as actually contrary to the perennial Magisterum, it is difficult to conceptualise how an open break can be avoided and even more difficult to predict the fall out. 

It falls to Pope Francis, whose charism is to confirm his brethren, to resolve the doubts rising in the wake of Amoris Laetitia and, until he does so, great fear is being generated by the uncertainties the separation will precipitate. If, however, it is remembered that one is called to be united first and foremost to Christ (50) and through Him to all those who belong to Him (51), then this fear will be greatly mitigated.

To further reduce our fear it is necessary that we face squarely the reality of our situation. That is, since ignorance is a cause of fear, we must both admit that there is a problem and identify the nature of the problem. Thank God, this work has already been done for us by St Pius X who unmasked Modernism, the enemy within; by St John Paul who alerted us to the anti-Church, the form of the enemy within; and by Pope Paul VI, who on the 60th anniversary of the Miracle of the sun, described the extent of the success of the enemy within “The tail of the devil is functioning in the disintegration of the Catholic world. The darkness of Satan has entered and spread throughout the Catholic Church even to its summit. Apostasy, the loss of the faith, is spreading throughout the world and into the highest levels within the Church.” (52) Grappling with the thought that the evil of the great apostasy of which the Apostles spoke (53) could actually be imminent and hearing of its source, magnitude, extent, influence and power, we are naturally overwhelmed by fear.

To conquer our fear we must first identify and overcome its various manifestations. Given that we love the shepherds whom Christ has placed over us as the guardians of our souls (54), our fear is reverential. Our fear can also be considered grave since the thought that the true Church could disappear or, that the teaching of error could be attributed to her, would disturb even the most steadfast among us. We must, therefore, be zealous and ready to defend the Church first, by living its teachings uncompromisingly; second, by preaching its truths courageously from the housetops (55); and third, by being willing and ready, like the Maccabean martyrs, to die for it. Thus, fear’s first manifestation, laziness, is overcome.

A consideration of the fact that we brought nothing into this world and can take nothing out (56) should be sufficient for us to overcome shamefacedness, the second manifestation of fear. The loss of our jobs, positions, titles, family, friends, is of little import as long as we can remain faithful to Christ’s Church which is the light (57) He has placed on the lamp stand to give light to all in the house (58).

The Apostles’ joyful resilience after suffering dishonour for the sake of the Name (59), illustrates that shame, fear’s third manifestation, can be conquered when one realises there is absolutely nothing to fear in being ridiculed or, abused or, punished for doing what is right (60).

We are overwhelmed by a fear that is essentially extrinsic in as much as the unthinkable suddenly becomes possible. It is with amazement that we observe that the Church we love and know to be the barque of Peter, while under attack from all sides, “is drifting perilously like a ship without a rudder, and indeed, shows symptoms of incipient disintegration”. We gain encouragement from the Gospel story of the Apostles (61), who, while the Lord slept at the stern of the boat, were caught in a violent night storm on the Sea of Galilee and, though frightened, worked all the harder at baling the water. Far from being paralysed ourselves, we should, therefore, like them work even harder, all the time calling on the Lord, who sleeps in the barque of Peter: Lord, do you not care that we are going down? Thus, amazement and stupor, the fourth and fifth manifestation of fear are overcome.

The present situation in the Church and in the world is a consequence of our infidelities and sins as Our Lady had made abundantly clear one hundred years ago at Fatima. Our sins make us anxious, especially when we realise that we are once again responsible for crucifying Christ, albeit in His Mystical Body. Knowing, however, that God is always ready to forgive and to show mercy to a repentant sinner, let us beat our breasts, saying, “Lord be merciful to us sinners” and we would have overcome anxiety, fear’s sixth manifestation.

At Baptism we became members of the Church Militant and, at Confirmation, soldiers of Christ; we, therefore, have been recruited and armed for deadly combat against the three implacable enemies of our souls: the world, the flesh and the devil. Recognising that “we are not contending against flesh and blood, but against the principalities, against the powers, against the world rulers of this present darkness, against the spiritual hosts of wickedness in the heavenly places” (62), we fight, like the Apostles, taking the martyrs for our models and Christ Jesus, Himself as our reward. 

Since Our Lord has told us explicitly that we should not fear those who kill the body but cannot kill the soul, we can immediately dismiss those whose greatest injury to us is in the material order. Christ, however, does warn us about the soul killers, namely, the “many false prophets (who) will arise and lead many astray” (63), especially those prophets who “show signs and wonders, to lead astray, if possible, the elect.” (64)

Further, since the world will speak approvingly (65) of these false prophets, they will be readily believed by people who “will not endure sound teaching, but having itching ears they will accumulate for themselves teachers to suit their own likings, and will turn away from listening to the truth and wander into myths” (66). These then we should fear because they lead poor sinners to eternal damnation as much with a multiplicity of words and writings that dilute the rigor of the Gospel as with their deliberately ambiguous and confused affirmations (67).

Whilst it is true that we should be wary of those who, like Eleazar’s friends with their specious reasoning and counterfeit compassion, seem to have our best interests at heart, ultimately, however, it is the Creator of all, whose law is life (68), whom we should fear. God has told us to listen to His Son (69). The rigor of His Son’s Gospel, that is, those things that in the words of St Vincent of Lerins are believed “always, everywhere and by everybody”, is what will save souls (70). Any dilution of the rigor of Christ’s Gospel (71), whether in the name of modern scholarship or, in light of a new and more profound understanding or, out of mercy, not only reduces it to a human gospel (72) but also, by proposing only a pharisaic righteousness (73), does great spiritual injury to souls.

The salvation of souls is the supreme law (74). This was the reason that one hundred years ago our most Blessed Lady came to Fatima and convinced three young children to embrace an austere lifestyle and to practise rigorous penances that the souls of poor sinners may not fall into hell. Encouraged by St John Paul II’s first words and confident in Her promise that “in the end My Immaculate Heart will triumph”, let us not be afraid. Rather, let us “Be strong!” We will not give in where we must not give in. We will fight, not hesitantly but, with courage; not in secret but, in public; not behind closed doors but, in the open.

Audemus fidem nostram defendere! Non timemus!


Padre Linus Clovis

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1 1Cor.14:8

2 Jn.3:16

3 Is.7:10-14

4 Jer. 38 - 40

5 Is.7:11

6 Job 1:6-2:10

wjpbr.com/leoxiii.html

8 Mt16:18

9 1Sam.15:22

10 Lk.21:26

11 Yates, W. B., The Second Coming

12 John Paul II, Inaestimabile donum, no.18

13 Gen.27:22

14 Lk.4:36

15 Lk.12:3

16 http://www.fatima.org/essentials/facts/rianjo.asp

17 Aquinas, Summa Theologica, I-IIae, qq.22-48

18 Mt.25:14-28

19 Lk.16:1-8

20 Lk.24:41

21 Mt.28:4

22 Lk.23:48

23 Mt.27:56; Lk.22:54

24 Gen.3:10

25 Gen.4:13-14.

26 Heb.2:14-15

27 Mt.10:28; Lk.12:5

28 Prov.14:27

29 Prov.9:10

30 Lk.12:20, see also Lk.9:25

31 Macc.6:24-28

32 2Macc.6:29

33 2Macc.8:17

34 2Macc.7:29

35 1Macc.1:23

36 Eccles.1:9

37 On June 29, 1972, Pope Paul VI remarked that the smoke of Satan was seeping into the Church through the cracks in the wall. On October 13, 1977, he said: “The darkness of Satan has entered and spread throughout the Catholic Church even to its summit. Apostasy, the loss of faith, is spreading throughout the world and in to the highest levels within the Church.”

38 Mt.5:37

39 https://www.youtube.com/watch?v=yCH2JKOM7sY

40 Mt.4:1-10

41 St. Pius X, Notre Charge Apostolique, 15 August, 1910

42 http://www.catholicnewsagency.com/news/fatima-visionary-predicted-final-battle-would-be-over-marriage-family-17760/

43 Mt.13:24-30

44 Cardinal Dolan led the 2015 St Patricks Day Parade, which included a gay activist component but excluded a pro-life group. https://www.lifesitenews.com/news/cardinal-dolan-marches-with-homosexual-activists-at-nyc-st.-patricks-parade

45 Priest reprimanded for denying Holy Communion to lesbian.https://www.lifesitenews.com/news/archdiocese-of-washington-reprimands-priest-for-denying-communion-to-a-lesb

46 Morning Meditation in Domus Sanctae Marthae, December 20, 2013

47 Jn.19:26-27

48 Is.7:2

49 2Pet.2:10-16

50 1Cor.1:12

51 Rom.1:6; 7:4, 1Cor.1:10, 2Cor.18:8

52 Pope Paul VI’s October 13, 1977 address on the Sixtieth Anniversary of the Fatima Apparitions

53 2Thess.2:3

54 1Pet.5:2

55 Lk.12:3

56 1Tim.6:7

57 Jn.1:9; 3:21; 8:12; 12:46

58 Mt.5:15

59 Acts.5:41

60 2Tim.2:9; Heb.11:36; 1Pet.2:20, 3:14-17, 4:12-19

61 Mk.4:38

62 Eph.6:12

63 Mt.24:11

64 Mk.13:22

65 Lk.6:26

66 2Tim.4:3-4, 1Tim.4:1, 2Pet.2:1

67 1Tim.4:1

68 Prov.19:16

69 Mt.17:5; Mt.9:7; Lk.9:35

70 Catholic is defined as “quod semper, ubique et ab omnibus”. That is, catholicity implies antiquity, universality and consent.

71 Gal.1:6-9; Heb.13:9

72 2Cor.11:4

73 Mt.5:19-20

74 Code of Canon Law, canon 1752