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lunes, 9 de junio de 2014

¿DE QUÉ FE ESTAMOS HABLANDO? (Luis F. Pérez)


He seleccionado este artículo del director de Infocatólica porque me parece muy indicativo de lo que está ocurriendo hoy en día en el seno de la Iglesia: ¿Profesamos todos la misma fe? ¿Se puede hablar de que una persona es católica si no cree, por ejemplo, que en la Santa Misa tiene lugar el mismo sacrificio de Cristo en la Cruz y no cree que Jesucristo está realmente presente en la Eucaristía bajo las especies del pan y del vino? 
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Hace unos días envié un email a unos buenos amigos en el que les decía que echaba de menos los años en que me dediqué a una labor apologética en foros protestantes. Por pura gracia, me embarré en mil y un debates con protestantes evangélicos defendiendo la fe católica. Era mi manera de dar las gracias a Dios por haberme traído de vuelta a la Iglesia.

En todo ese tiempo apenas encontré a nadie que no fuera coherente con aquello en lo que creía. Es decir, salvo alguna rara excepción, nunca vi a un evangélico pretendiendo ser católico ni a católicos queriendo ser evangélicos.

Todo cambió cuando empecé a centrarme en la “actualidad” informativa de la Iglesia. Pronto vi que,al menos en España, había muchísimos más protestantes dentro de la Iglesia que fuera. Y, lo peor de todo, eran protestantes de tendencia claramente liberal o modernista.

Iluso de mí, pensé que en 15-20 años desaparecerían. Pero no, siguen todos ahí y ni se piensan ir ni los que tienen la capacidad y autoridad para echarlos, van a hacerlo. De tal manera que una gran masa de fieles católicos que no están ni estarán jamás metidos en debates doctrinales, litúrgicos y/o pastorales, se ven influenciados por esos teólogos, sacerdotes, religiosos y seglares con “mando en plaza” que profesan una fe que se parece menos a la fe católica de lo que se pueda parecer la fe de un bautista del sur de Estados Unidos.

En Efesios 4,5 leemos: “Sólo un Señor, una fe, un bautismo“. Pero, ¿acaso profesamos la misma fe aquellos que creemos en el carácter sacrificial de la Misa que los que no? ¿acaso profesamos la misma fe aquellos que creemos que Cristo derramó su sangre en la cruz para para pagar el precio por nuestra salvación y redimirnos del castigo que merecen nuestros pecados, y aquellos que piensan que la Cruz fue un “accidente” laboral y nunca un instrumento de expiación? ¿acaso profesamos la misma fe aquellos que creemos que los milagros de la Escritura son realmente milagros y no meros mitos o alegorías, y aquellos que piensan lo contrario? ¿acaso profesamos la misma fe quienes creemos que Cristo resucitó de verdad y quienes afirman que solo lo hizo en el corazón de los apóstoles y resto de discípulos? ¿acaso profesamos la misma fe los que creemos que el matrimonio es indisoluble y Dios no puede bendecir o justificar el adulterio en ningún caso y los que plantean lo contrario? Podría seguir haciendo muchas preguntas similares. Pero da lo mismo.

Estamos viviendo la gran farsa de mantener una comunión “eclesial” visible y oficiosa entre personas que no compartimos una misma fe. Y los que osamos señalar tal hecho somos acusados de inquisidores, talibanes, fundamentalistas sin caridad, etc.

Tantos siglos señalando la división doctrinal presente en el protestantismo, y que nace del nefasto lema del “libre examen", para que ahora esa división, agravada, la tengamos corriendo por las venas del catolicismo, mientras que el ministerio de confirmar en la fe a los hermanos corre el peligro de convertirse, como cierto prelado me reconoció hace meses, en ministerio de confusión. 

Menos mal que Cristo dijo que las puertas del Hades no prevalecerían. Dios sabrá sacar mucho bien de todo este mal. Mientras tanto, toca anclarse firmemente en la fe de nuestros padres, de nuestros mártires, de nuestros santos. Y así lo haremos si la gracia de Dios nos lo concede.

Luis Fernando Pérez Bustamante

viernes, 6 de junio de 2014

La vía de los hechos: Continúa la selectividad misericordiosa: Franciscanas de la Inmaculada (11 de 17) [Sandro Magister]

NOTA: El índice de las 17 entradas sobre "La vía de los hechos" se ha introducido cuatro años después. Puede accederse a él, directamente, pinchando aquí.


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16. (continuación) Digamos alguna cosa más acerca de este tema, que nos deja atónitos, de la misericordia selectiva. En este blog ya se ha dicho algo acerca de los Franciscanos de la Inmaculada. Pinchar aquí  y aquí

Mucho han rebuscado en los Franciscanos de la Inmaculada, a los que querían poner en la picota. Y muy poco es lo que han encontrado (si es que se puede decir que hayan encontrado algo): ni abuso de menores, ni escándalos sexuales, ni desfalco de dinero, ni abusos litúrgicos. El único motivo es éste: "criptolefebrismo y deriva tradicionalista". Según el comisionado padre Volpi hay un cierto rechazo del Concilio Vaticano II. 


Y yo me pregunto: aun cuando así fuera, ¿no resultan desproporcionadas, arbitrarias y contrarias a la caridad cristiana, las medidas tomadas por el padre Volpi y por la Congregación para los religiosos, prohibiéndoles a todos ellos celebrar la Santa Misa tradicional, incluso de forma privada? Se utiliza la Liturgia Sagrada como un arma de castigo, y se les discrimina frente al resto de católicos, privándoles de un derecho, pues la misa tradicional nunca ha sido abrogada. Puede leerse lo que he escrito sobre ello en este blog. El papa Benedicto XVI lo expresó, con toda claridad, en su Carta Apostólica en forma de Motu Proprio el 7 de julio de 2007. Escribo aquí los tres primeros artículos: 


Art. 1.- El Misal Romano promulgado por Pablo VI es la expresión ordinaria de la «Lex orandi» («Ley de la oración»), de la Iglesia católica de rito latino. No obstante, el Misal Romano promulgado por san Pío V, y nuevamente por el beato Juan XXIII, debe considerarse como expresión extraordinaria de la misma «Lex orandi» y gozar del respeto debido por su uso venerable y antiguo. Estas dos expresiones de la «Lex orandi» de la Iglesia en modo alguno inducen a una división de la «Lex credendi» («Ley de la fe») de la Iglesia; en efecto, son dos usos del único rito romano.
Por eso es lícito celebrar el Sacrificio de la Misa según la edición típica del Misal Romano promulgado por el beato Juan XXIII en 1962, que nunca se ha abrogado, como forma extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia. Las condiciones para el uso de este misal establecidas en los documentos anteriores«Quattuor abhinc annis» y «Ecclesia Dei», se sustituirán como se establece a continuación.

Art. 2.- En las Misas celebradas sin el pueblo, todo sacerdote católico de rito latino, tanto secular como religioso, puede utilizar tanto el Misal Romano editado por el beato Papa Juan XXIII en 1962 como el Misal Romano promulgado por el Papa Pablo VI en 1970, en cualquier día, exceptuado el Triduo Sacro. Para dicha celebración, siguiendo uno u otro misal, el sacerdote no necesita permiso alguno, ni de la Sede Apostólica ni de su Ordinario.

Art. 3.- Las comunidades de los Institutos de vida consagrada y de las Sociedades de vida apostólica, tanto de derecho pontificio como diocesano, que deseen celebrar la Santa Misa según la edición del Misal Romano promulgado en 1962 en la celebración conventual o «comunitaria» en sus oratorios propios, pueden hacerlo. Si una sola comunidad o un entero Instituto o Sociedad quiere llevar a cabo dichas celebraciones a menudo o habitualmente o permanentemente, la decisión compete a los Superiores mayores según las normas del derecho y según las reglas y los estatutos particulares.
Y concluye con las siguientes palabras:


Todo cuanto hemos establecido con esta Carta Apostólica en forma de Motu Proprio, ORDENAMOS que se considere «establecido y decretado» y QUE SE OBSERVE DESDE EL 14 DE SEPTIEMBRE DE ESTE AÑO, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, SIN QUE OBSTE NADA EN CONTRARIO.

Dado en Roma, en San Pedro, el 7 de julio de 2007, tercer año de mi Pontificado. BENEDICTUS PP. XVI

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Si todo esto está escrito con esa rotundidad en forma de mandato, ¿cómo se entiende esa condena a los Franciscanos de la Inmaculada por parte del papa Francisco? Lo que, además, es más grave si se tiene en cuenta que no se toma ninguna medida contra otros religiosos o sacerdotes que defienden el aborto, el matrimonio homosexual, el sacerdocio femenino y que incluso ignoran, niegan o convierten en metáforas dogmas como la presencia real en la Eucaristía, la Resurrección o la Inmaculada Concepción, y alteran la liturgia a mala fe provocando escándalo en los fieles (en contra del Concilio Vaticano II y de todos los demás concilios). "MISERICORDINA", pues, para los herejes, los psicópatas y todos los que son extraños y enemigos de la fe y "CASTIGALINA" inmisericorde contra los Franciscanos de la Inmaculada, por ser fieles a la Tradición de la Iglesia. Esto es totalmente incomprensible. Pero es lo que está ocurriendo. 

Recojo a continuación algunas ideas y también algunos "párrafos literales" que he tomado de un artículo de Sandro Magister:


Algunos preveían que el papa Francisco no habría de desviarse de la línea de su predecesor. No es eso lo que ha ocurrido. Poco antes del viaje del papa Francisco a Brasil, con la aprobación explícita del mismo Papa, fue emitido un Decreto por la Congregación Vaticana respecto a los Religiosos. El Decreto tiene fecha del 11 de julio del 2013, el número de protocolo 52741/2012 y las firmas del Prefecto de la Congregación, el cardenal Joao Braz de Aviz, focolar, y del secretario de la misma, el arzobispo José Rodríguez Carballo, franciscano.

En este Decreto se instituye un comisario apostólico – que, en este caso, ha sido el fraile capuchino Fidenzio Volpi – al frente de todas las comunidades de la Congregación de los Hermanos Franciscanos de la Inmaculada, lo que no deja de ser asombroso, porque los Franciscanos de la Inmaculada son una de las más florecientes comunidades religiosas nacidas en las últimas décadas en el interior de la Iglesia Católica, con ramas masculinas y femeninas, con numerosas y jóvenes vocaciones, difundida en varios continentes y con una misión también en Argentina, que se reivindican a sí mismos como fieles a la Tradición y en pleno respeto al Magisterio de la Iglesia


Tan cierto es esto que en sus comunidades celebran Misas tanto en rito antiguo como en rito moderno, aplicando el espíritu y la letra del Motu Proprio "Summorum pontificum", de Benedicto XVI. Lo que más sorprende  de dicho Decreto  del 11 de julio de 2013 son los últimos renglones:

" ... el Santo Padre Francisco ha dispuesto que cada uno de los religiosos de la Congregación de los Frailes Franciscanos de la Inmaculada está obligado a celebrar la liturgia según el rito ordinario y que, eventualmente, el uso de la forma extraordinaria (Vetus Ordo) deberá ser explícitamente autorizada  por las autoridades competentes, para cada religioso y/o comunidad que lo pida".

Pero este Decreto va en contra de lo que se decreta en el motu proprio de Benedicto XVI  que, para la celebración de la Misa en rito antiguo “sine populo” no exigen ningún pedido previo de autorización, como se ha leido más arriba ¿Es posible actuar así teniendo en cuenta que el Motu Proprio de Benedicto XVI está dado en forma preceptiva y obligatoria, sin que obste nada en contra? En principio
contra un Decreto de una Congregación Vaticana es posible presentar un recursoPero si el Decreto es aprobado específicamente por el Papa, como parece ocurrir en este caso, el recurso no es admitido. Tenemos aquí a un Papa contradiciendo al anterior Papa en algo que ha sido promulgado en forma de mandato. No hay palabras.

Resulta, pues, que los Franciscanos de la Inmaculada, como obedientes que son, se atuvieron a la prohibición de celebrar la Misa según el Rito Extraordinario a partir del domingo 11 de agosto de 2013. Yo me pregunto: ¿Tendrían que haber obedecido? ¿No está ahí el motu proprio del papa Benedicto XVI, que es muy claro y, según el cual, no puede obstar nada en contra de lo que Él dijo? 


Imagino que los FI se habrán puesto en manos de la Providencia Divina que, a veces, nos prueba con fuerza y de modo incomprensible para nosotros, para aquilatar nuestra fe. Pues el ataque que experimentan les viene directamente nada menos que de la Cabeza Visible de Cristo en la Tierra. Y eso es muy difícil de asimilar ... a menos que estemos ya muy cerca de los últimos tiempos. Yo no le encuentro otra explicación.

La pregunta ahora surge inmediata: ¿
qué sucederá en el resto de la Iglesia? Porque lo que ha aparecido como una excepción, podría convertirse en regla, lo que es muy preocupante. No deja de llamar fuertemente la atención el hecho de que el Concilio Vaticano II que aparece y se presenta a sí mismo como Concilio no-dogmático, y exclusivamente pastoral; y, sin embargo, obliga a una adhesión dogmática. Eso es contradictorio; porque, además, resulta que hay algunos puntos del Concilio Vaticano II que difícilmente pueden conciliarse con la fe católica de siempre, cuales son los referentes al Ecumenismo (tal como se le entiende en la actualidad), la libertad religiosa y el diálogo interreligioso. Posiblemente sería necesario un nuevo Concilio que pusiera las cosas en su sitio, aunque esto es difícil que suceda dada la gran apostasía que se está produciendo en el seno de la misma Iglesia. 


Como he dicho ya en varias ocasiones, la Iglesia Católica no comenzó hace cincuenta años, con el Concilio Vaticano II, sino que tiene una Tradición de dos mil años; y ésta no puede ser cambiada (en lo esencial) por ningún Papa, so pena de caer en herejía, con lo que sería depuesto, entonces, como Papa (siempre, claro está, que eso pudiera demostrarse y que, además, caso de ser verdad, el Papa no se retractara de su herejía)


Como he dicho en el post anterior, ahora les toca el turno a las Franciscanas de la Inmaculada. Hay un artículo sobre esto, muy interesante, de Roberto de Mattei que puede leerse pinchando aquí. (Aunque el original está en italiano, se puede entender con facilidad; suele haber un programa traductor proporcionado por el mismo Sistema Operativo del ordenador, que transforma unos idiomas en otros, según el requerimiento del usuario. Evidentemente, la traducción deja siempre mucho que desear, pero algo ayuda)

Siempre he pensado -y sigo pensando- que la caridad, rectamente entendida, comienza por la propia casa. ¿Misericordia para con los de fuera? Por supuesto que sí, siempre que se trate de verdadera misericordia, aquella que ama la verdad. No, si se trata de misericordia con connotaciones de tipo político, porque no sería auténtica misericordia, sino otra cosa. O
ímos y vemos continuamente lo importante que es el diálogo (¿?) con judíos y musulmanes, dándoles besos y fundiéndose con ellos en un abrazo, etc... pero no se les recuerda, por ejemplo, que están matando miles de cristianos todos los días ... Bueno es el abrazo si se basa en la verdad; si de lo que se trata es de evangelizar y llevar el mensaje de Jesucristo a todos. Pero ¿es éste el caso? Mucho me temo que no. 


San Pablo, gran evangelizador, escribía a los corintios en estos términos: "No os unzáis a un mismo yugo con los infieles. Porque ¿qué tiene que ver la justicia con la iniquidad? ¿O qué tienen de común la luz y las tinieblas? ¿Y qué armonía cabe entre Cristo y Belial? ¿O qué parte tiene el creyente con el infiel? ¿Y cómo es compatible el templo de Dios con los ídolos?" (2 Cor 6,14-16). Y la palabra de San Pablo es palabra del Espíritu Santo, es palabra de Dios, que nos indica lo que debemos hacer y cómo debemos proceder. No existe esa fraternidad universal que se pretende utópicamente y en contra, además, de la voluntad de Dios, pues sólo en Jesucristo, y dentro de la Iglesia por Él fundada, es posible la salvación. Ésto es lo que se debe de enseñar, sin avergonzarse de ser cristianos, aunque nos juguemos en ello la vida. Así Cristo nos reconocerá como suyos.

Ya se lamentaba el Señor, en su tiempo, de que "los hijos de este mundo son más sagaces en lo suyo que los hijos de la luz" (Lc 16,8), palabras que hoy en día tienen aún mayor actualidad que cuando fueron pronunciadas. ¿Cómo es posible que haya división interna en la Iglesia y que lo que importe sea el estar bien con el mundo? En el caso del papa Francisco, ya no se trata de una mera apariencia de preferencias, sino de una sincera y abierta simpatía hacia los judíos y musulmanes a quienes gustosamente llama hermanos. Aunque tal sentimiento vaya acompañado, por inexplicable paradoja, de una extraña repulsa hacia los católicos que se empeñan en ser fieles a la Tradición de la Iglesia (A. Gálvez). 

Abrazos, diálogo, comprensión, misericordia para los de fuera. Expulsiones, censuras, excomuniones, prohibiciones de celebrar la misa, etc... reservados a aquellos que permanecen fieles en la fe de la Iglesia de veinte siglos. Ésta es, por desgracia e incomprensiblemente, la política que se está siguiendo hoy en el seno de la Iglesia. Y, sin embargo, dice San Pablo, muy claramente, que "si alguno no cuida de los suyos, y especialmente de los de su casa, ha renegado de la fe y es peor que un infiel" (1 Tim 5,8) ... ¡palabras muy fuertes! Y con respecto a hacer el bien también lo dice igual de claro: "Mientras disponemos de tiempo, hagamos el bien a todos, pero especialmente a los hermanos en la fe" (Gal 6,10). ¿Por qué importa tanto a los cristianos el pensamiento del mundo? Eso va en contra del espíritu del Evangelio: "¿Busco yo acaso el favor de los hombres o de Dios? ¿O es que deseo agradar a los hombres? Si aún tratara de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo" (Gal 1,10). Hoy, de un modo más o menos disimulado, se está produciendo paulatinamente, aunque cada vez con mayor fuerza, un rechazo hacia todo lo que "huela" a sobrenatural, un rechazo de la Tradición multisecular de la Iglesia; e inexplicablemente -humanamente hablando- la apertura a un mundo que nos odia y con el cual tendemos cada vez más a confundimos.  

En esta perspectiva sólo nos queda rezar y confiar en Dios, manifestado en Jesucristo, cuyas palabras siempre producen en nosotros la verdadera paz, la que Él da (no la que da el mundo). Y tenemos, además, la seguridad de la victoria. No estamos solos. Sus palabras se cumplirán. Y todo lo que nos ocurra será siempre para nuestro bien. No tenemos más que leer el Evangelio para comprobar que esto es así... y Dios no se puede equivocar: "Os he dicho esto para que tengáis paz en Mí. En el mundo tendréis sufrimientos, pero confiad: Yo he vencido al mundo" (Jn 16,33) "Sabed que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28,  20). "El cielo y la Tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán"  (Mt 24,35). "Sabemos que todas las cosas cooperan para el bien de los que aman a Dios, de los que son llamados según sus designios" (Rom 8,28).


Con todas estas palabras grabadas en nuestra mente y en nuestro corazón, procedamos, el tiempo que nos quede de vida, sea cual fuere, conforme a estas sanas palabras del Nuevo Testamento: "Estad siempre alegres. Orad sin cesar. Dad gracias por todo, porque eso es lo que Dios quiere de vosotros en Cristo Jesús. No extingáis el Espíritu, ni despreciéis las profecías" (1 Tes 5, 16-20). "Y no os entristezcáis como esos otros que no tienen esperanza" (1 Tes 4,13) 
(Continuará)

miércoles, 4 de junio de 2014

La vía de los hechos: Una misericordia selectiva: Franciscanos de la Inmaculada (10 de 17)

NOTA: El índice de las 17 entradas sobre "La vía de los hechos" se ha introducido cuatro años después. Puede accederse a él, directamente, pinchando aquí.


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16. La misericordia divina es para todos y es infinita. ÉSTE ES EL DOGMA. Dios se compadece de nosotros. Y siempre está dispuesto a perdonarnos, hasta el último instante de nuestra existencia terrena, dándonos la gracia necesaria para que podamos hacerlo, si realmente queremos: "Él hace salir el sol sobre buenos y malos, y hace llover sobre justos e injustos" (Mt 5,45). Aunque puede ocurrir -y esto es importante- que nosotros no queramos saber nada con Él. Y empecinarnos en esa actitud, una y mil veces, por más que nos digan y nos hagan ver que actuamos mal al no recibir a Jesús como a nuestro Dios y Salvador. Es absolutamente cierto que Dios "quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1 Tim 2,4). Pero es igualmente cierto que Dios es tremendamente respetuoso con nuestra libertad. Por más que Él quisiera, por muchísimo que nos quiera (como así es), y por más que nos ayude, insistentemente, a cambiar y a volvernos hacia Él... si nosotros no queremos recibir esa ayuda, Él no puede obligarnos a hacerlo, porque nos ha creado libres...¡de verdad! 

Y esta libertad tiene un precio, por así decirlo, en el sentido de que tenemos que ejercitarla, y al hacer uso de ella nos definimos a nosotros mismos, con relación a Dios: "El que no está conmigo está contra Mí" (Mt 12,30). Si no estamos con Él, de una manera clara, rotunda, definitiva y total, entonces estamos contra Él, aun cuando no lo ataquemos directamente, como ocurre en muchos casos. El que no se define no está exento de responsabilidad. Hay un dicho popular que reza que "no hay mayor desprecio que no hacer aprecio". De ahí la importancia de replantearnos nuestra vida. Porque cada día es una nueva oportunidad que Dios nos da para que cambiamos y nos convirtamos, precisamente porque nos quiere. Si cambiamos, nos arrepentimos de nuestros pecados y nos confesamos, Él, que nos ama de un modo que no somos ni capaces de imaginar, hará borrón y cuenta nueva, como si nuestros pecados nunca hubieran existido, porque quedan realmente eliminados. 


En realidad, ni siquiera nos conocemos a nosotros mismos. Él es el único que nos conoce de verdad: "La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que una espada de doble filo: entra hasta la división del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y descubre los sentimientos y pensamientos del corazón. No hay ante ella criatura invisible, sino que todo está desnudo y patente a los ojos de Aquel a quien hemos de rendir cuenta" (Heb 4, 12-13)


Cuando el Señor preguntó a Pedro por tres veces si lo amaba, a la tercera Pedro se entristeció y le respondió: "Señor, Tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero". Y Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas" (Jn 21,17). ¿Cómo no lo va a saber si ve en nuestro corazón? La verdad es que dejamos tanto que desear en tantas cosas. Y nunca nos acabamos de decidir por dárselo todo al Señor. Siempre estamos demasiado pendientes de nosotros mismos. Y eso nos perjudica. Sin embargo, Jesús jamás dejará de ayudarnos si acudimos a Él, porque es nuestro amigo: "Vosotros sois mis amigos" (Jn 15,14). Lo somos de verdad porque así lo ha querido Él: nos ha elevado a esa categoría. 

Aunque aparecen ante nuestra vista muchos defectos y pecados, y nos encontramos demasiado esclavizados... ¡por tantas cosas! ... y podemos caer en la tentación de ponernos tristes ... entonces Él acude a nuestro lado... y nos ayuda: ¡siempre! Un amigo de verdad, como Él lo es, no puede consentir que nos perdamos. Ojalá que nosotros, al igual que Pedro, pudiéramos decirle también a Jesús esas hermosas palabras: "Tú sabes que te quiero". Pero nos queda la confianza en su verdadero amor hacia nosotros y en su poder y sabiduría. Y aparecen ante nuestros ojos estas palabras, llenas de ternura, que Dios nos dirige:  "aunque vuestros pecados fuesen rojos como la grana, quedarán blancos como la nieve" (Is 1, 18). Ésta es la esperanza que nos salva, la única esperanza. No hay otra.


¡Así es! Así lo decía Jesús:  "Sin Mí no podéis hacer nada" (Jn 15,5), lo que es completamente cierto. Nada podemos por nosotros mismos, en orden a nuestra salvación. Pero sí podemos acudir a Él, ponernos en sus manos y acogernos a su misericordia: "Es mejor caer en manos del Señor, cuya entrañable misericordia es grande, que caer en manos de los hombres" (1Cr. 13). Así es como procedía el apóstol Pablo, según sus propias palabras: "Todo lo puedo en Aquél que me conforta" (Fil 4,13). En esta expresión San Pablo pone su total confianza en el Señor, porque sabe que, por sí mismo, nada puede. ¡Pero estando con el Señor ...! Pues eso es lo que nosotros debemos hacer también. Si ponemos de nuestra parte, no nos puede caber la menor duda de que Él nos salvará, puesto que no desea otra cosa que estar con nosotros y que nosotros estemos con Él: "Padre, quiero que donde Yo estoy, estén también conmigo aquellos que Tú me has confiado" (Jn 17,24). ¡Tomémosle la palabra! : "¡Señor, que donde Tú estés, esté también yo contigo!". ¿Cómo no nos va a escuchar si le decimos esto con todo nuestro corazón?. Nos escucha y nos responde. Al fin y al cabo, Él es la Palabra de Dios. Dios no es un dios mudo; y todo lo que nos ha tenido que decir nos lo ha dicho en Jesucristo.
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Bueno, ¿y qué ocurre en la Iglesia actual? Nadie puede decir que, desde que Francisco es papa, su mensaje haya sido otro que éste, precisamente, el de la misericordia, conforme a lo que es propio del mensaje cristiano y de las enseñanzas del Señor. Por supuesto, a su estilo. Cada persona (y cada Papa) tiene su estilo (y es bueno que así sea). Cuando Dios llama a una persona a tener relaciones de intimidad con Él, jamás suprime su personalidad, sino que la respeta y la lleva a plenitud. Lo sobrenatural supone lo natural y lo perfecciona, como decía Santo Tomás de Aquino, cuya filosofía perenne es de necesario estudio y profundización si queremos salir de la tremenda crisis por la que atraviesa hoy la iglesia.[Haciendo un inciso, decía Chesteron, en su biografía sobre Santo Tomás: «No será posible ocultar a nadie en adelante el hecho de que Santo Tomás de Aquino fue uno de los grandes libertadores del entendimiento humano. Los sectarios de los siglos XVII y XVIII fueron sencillamente oscurantistas y formaron la leyenda oscurantista de que el escolástico fue un oscurantista»]


En el caso del papa Francisco se le ocurrió que la medicina espiritual que el mundo necesita es la "misericordina"  





Bueno, esto es algo anecdótico  y, en principio, no tiene mayor trascendencia. Hasta aquí la Teoría y el Dogma, que son perfectos. Pero hay un problema real: y es que DE HECHO, se está aplicando en la Iglesia lo que podríamos denominar misericordia selectiva. Y eso es contradictorio. Dios se compadece de todos; y no sólo de unos cuantos. Y me explico. Bien está decir: "Si una persona es gay y tiene buena voluntad y busca al Señor, ¿quién soy yo para buscarlo?". Digo que está bien ( y escribo esta palabra en cursiva) porque se hace necesario interpretar qué es lo que ha querido decir el Papa con esa expresión, lo que no tendría por qué ocurrir si el Papa habla con completa claridad, de modo que no haya lugar a elucubraciones o a interpretaciones diferentes de lo que dijo. "Sea vuestra palabra: "Sí, sí", "No, no". Lo que pasa de esto, del Maligno viene" (Mt 5,37).

Por supuesto que el papa Francisco no está justificando la homosexualidad en sí, (¿cómo va a hacer tal cosa?), pero al no expresar un rechazo rotundo de la misma ( a la vez que comprensión para el gay) sus palabras han sido usadas, por la inmensa mayoría de los medios de comunicación, como si el papa estuviese de acuerdo con ese modo de vida. 


Es claro, a todas luces, que han tergiversado sus palabras. No me cabe la menor duda. Lo que no quita para que el Papa hubiera sido más explícito cuando habló. La idea a transmitir es clara y coincide con lo que siempre ha dicho la Iglesia:  es preciso odiar el pecado y amar al pecador. ¡Pero es clara para los que tienen las ideas claras! Y hay mucha gente -católicos incluidos- que no las tiene, porque no se les enseña o por la razón que sea. Por lo tanto, el dar por supuesto que está claro para todos que la homosexualidad es un pecado grave y "contra natura" y que no hay por qué hablar de ello, en mi opiniónfue un error y una imprudencia por parte del Papa, como así se ha podido comprobar en la reacción de los mass media, reacción que, por otra parte, era más que previsible. De haber hablado con más claridad, sin omisiones, hubiera evitado tantos malos entendidos como se han dado, incluso entre los mismos católicos. 


El caso de la "mujer adúltera" indica cuál ha de ser la actitud de un cristiano ante este tipo de situaciones. Pero, al explicarlo, no hay que quedarse en la primera parte: "Mujer, ¿ninguno te ha condenado?". Ella contestó: "Ninguno, Señor". Y Jesús le dijo: "Tampoco yo te condeno" (Jn 8,10-11). Todo perfecto y maravilloso... pero hay una segunda parte, que parece desconocerse, y sin la cual Jesús no hubiera podido ejercer su misericordia sobre esta mujer y concederle el perdón. Esto lo ha explicado muy bien el papa Francisco, en otra ocasión (aunque no en aquélla del avión). El hecho de que ella no se excusara ni negara su pecado fue lo que llevó a Jesús a decirle (segunda parte): "Vete y no peques más" (Jn 8,11). 


Pero retomemos el hilo: estamos hablando de perdón, de comprensión y de misericordia para el pecador que se arrepiente de haber obrado mal y reconoce su pecado. Esto siempre ha sido así en la Iglesia. La dificultad, en la actualidad, reside (como digo, es mi opinión) en que se requiere más contundencia para condenar los pecados, de modo explícito. La misericordia y la verdad siempre van de la mano. Esto lo he tratado en la vía de los hechos (5). Si se actuase así se evitarían escándalos innecesarios y confusiones, sobre todo entre los cristianos.


En fin... el problema reside -y es aquí donde quiero hacer más hincapié- en que esa idea de misericordia se aplica a los no católicos (y, de alguna manera, también a los católicos "progres", en el sentido de que nadie se mete con ellos, aunque digan cosas disparatadas que van contra la misma Iglesia); pero no se aplica, sin embargo, con aquellos católicos que quieren permanecer fieles a la Tradición de la Iglesia de veinte siglos. Decía Jesús que  "todo reino dividido contra sí mismo queda desolado; y cae casa sobre casa" (Lc 11, 17). Una Iglesia que no acoge a aquellos que le son más fieles es un Iglesia en descomposición. Y esto es gravísimo. ¿Que hay que ser buenos con todos? Por supuesto, pero sin caer en simplezas. Así lo decía San Pablo a los gálatas: "Mientras tengamos tiempo hagamos el bien a todos, pero especialmente a los hermanos en la fe" (Gal 1,10)


Para concretar más, hay que decir que la tan cacareada misericordia no se aplica, sin embargo, con aquellos que siguen el vetus ordo (o sea, la Santa Misa en latín), conforme al llamado rito extraordinario aprobado por el Papa Benedicto XVI en el motu propio Summorum Pontificum del 7 de julio de 2007. Sobre dicho tema hay dos artículos en este blog, referidos a lo ocurrido con los Franciscanos de la Inmaculada.  Ahora le toca el turno también a las monjas. Copio aquí un artículo que lo explicará mucho mejor que yo pueda hacerlo:



Ahora van a por las religiosas 


Un gran escándalo es la actuación de la Congregación para la Vida Consagrada contra el instituto de los Franciscanos de la Inmaculada. Instituto al que se la ha impuesto no solo un comisario político-apostólico, sino una serie de medidas desproporcionadas, crueles, arbitrarias e indignas. Además de haberse ignorado el Magisterio Pontificio, ya que los Franciscanos de la Inmaculada están hoy privados de los derechos que el motu proprio Summorum Pontificum del Papa Benedicto XVI otorga a todos los católicos de Rito Latino.

La intervención en los Franciscanos de la Inmaculada, además de desproporcionada y agresiva, se basa en acusaciones genéricas, ambiguas y falaces, porque en verdad no se conocen motivos serios para esta intervención. La verdadera razón parece ser el deseo de cercenar un instituto de corte tradicional, misionero y en gran expansión por sus numerosas vocaciones.  Mientras tanto, los dirigentes de la Congregación para la Vida Consagrada, el Cardenal Braz de Avis y Monseñor Carballo (un franciscano que persigue a franciscanos), toleran la situación deplorable de otros institutos en abierta rebelión frente al credo de la Iglesia o en situación de absoluta decadencia.

Ahora les llega el turno a las Hermanas de la Inmaculada, asociadas también al Instituto de los Franciscanos de la Inmaculada, a las que se les acaba de anunciar una Visita Apostólica. La maquinaría sigue funcionando: un plan preconcebido para destruir un instituto piadoso.


(Continuará)

sábado, 31 de mayo de 2014

La vía de los hechos: El proselitismo, una solemne tontería ( 9 de 17)

NOTA: El índice de las 17 entradas sobre "La vía de los hechos" se ha introducido cuatro años después. Puede accederse a él, directamente, pinchando aquí.


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15. Jesucristo es Señor del Universo: ÉSTE ES EL DOGMA.  "Él es la imagen del Dios invisible, el Primogénito de toda criatura, porque en Él fueron creadas todas las cosas ... Todo ha sido creado por Él y para Él" (Col 1, 15-16).  "En Él reside corporalmente toda la plenitud de la divinidad" (Col 2,9). "Dios lo exaltó y le otorgó el nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese: '¡Jesucristo es el Señor!, para gloria de Dios Padre" (Fil 2, 10-11). Y en el Apocalipsis se puede leer: "Lucharán contra el Cordero [el Cordero es Jesucristo], pero el Cordero, junto con sus llamados, elegidos y fieles seguidores, los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes" (Ap 17,14).

El poderío supremo de Jesús así como la misión recibida por los apóstoles quedan bien claros en estas palabras que les dijo antes de su Ascensión a los cielos: "Se me ha dado toda potestad en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo cuanto Yo os he mandado. Y sabed que Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 18-20).


En lo que concierne al diálogo con los judíos dice San Pablo que los judíos "son los que mataron al Señor Jesús y a los profetas, y también a nosotros nos han perseguido. Y así no sólo no agradan a Dios, sino que se hacen enemigos de todos los hombres, al impedir que prediquemos a los gentiles para que se salven" (1 Tes 2, 15-16). Y, en coherencia perfecta con estas palabras añade, en otro lugar: "¿Qué consorcio hay entre la justicia y la injusticia? ¿Qué hay de común entre la luz y las tinieblas? ¿Qué armonía entre Cristo y Belial, o qué asociación del fiel con el infiel? ¿Qué concierto entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois templo del Dios vivo" (2 Cor 6, 14-16). Pero esto no se lo ha inventado San Pablo, sino que lo ha aprendido de Jesús quien dijo de Sí mismo: "Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida" (Jn 8,12).


Si todo esto es así, puesto que es palabra de Dios; y Dios no puede equivocarse, ¿cómo se explica, por ejemplo, la siguiente imagen?




[El fortísimo abrazo de tres líderes religiosos -un judío, un cristiano y un musulmán- frente al Muro de Jerusalén marcó el momento cumbre de la última jornada del Papa Francisco en Tierra Santa. Cuando el Santo Padre terminó de rezar en el lugar más sagrado de los judíos, el rabino Abrahán Skorka y el líder musulmán argentino Omar Abboud, salieron a su encuentro emocionados.
Los tres hombres se fundieron en un abrazo y un comentario: «¡Lo logramos!». (ABC.es, 26-May-2014)]

La imagen en sí es preciosa, como corresponde a un abrazo entre personas. Todo abrazo posee un atractivo. El problema se encuentra en el significado de ese abrazo, que parece indicar que, en el fondo, lo mismo da una religión que otra, porque todos adoran al mismo Dios ... ¡y esto es falso! El Dios de los católicos no es el mismo que el Dios de los judíos ni es tampoco el mismo que el Dios de los musulmanes. Hay un único Dios, y éste se ha revelado en Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Este abrazo parece sugerir que las tres religiones son iguales: cada uno en la suya. Lo que importa es que haya paz y reconciliación. Ésta sería la nueva religión, una religión universal, en la que todos son hijos del mismo Padre y en la que, por supuesto, todos se salvarán. Todo muy bonito, a primera vista, y si se considera superficialmente. Pero la realidad es otra. 


Me viene a la mente la imagen de la gente de la antigüedad que se fabricaba sus propios dioses paganos, y luego los adoraban. Todo eso era una farsa: ¿cómo voy a adorar a un dios que yo fabrico? Las primeras persecuciones contra los cristianos fueron precisamente porque ellos no inclinaron la cabeza ante los ídolos. Tenían muy claro, en su mente y en su corazón que el único Dios, creador de todo cuanto existe, se reveló en Jesucristo. Así lo escribe San Juan: "Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca de la Palabra de Vida ... os lo anunciamos también a vosotros" (1 Jn 1,1), "pues la Vida se manifestó y nosotros hemos visto y atestiguamos y os anunciamos la vida eterna, que estaba ante el Padre y se nos ha manifestado" (1 Jn 1,2). "Nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo" (1 Jn 1,3)


Cuando Jesús resucitó y se apareció a sus discípulos en el Cenáculo, éstos se asustaron pensando que veían un espíritu. Pero Jesús les dijo: "¿Por qué os asustáis y por qué admitís esos pensamientos en vuestros corazones? Mirad mis manos y mis pies: soy Yo mismo. Palpadme y comprended que un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que Yo los tengo" (Lc 24, 38-39). Y cuando los apóstoles fueron llamados por el Sanedrín y les ordenaron que de ningún modo hablaran ni enseñaran en el nombre de Jesús, ésta fue su respuesta:  "Juzgad si es justo delante de Dios obedeceros a vosotros más que a Dios; porque nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído" (Hech 4, 19-20). 


La Religión católica es Revelación de Dios al hombre, es algo objetivo: Dios mismo irrumpe en la Historia y se manifiesta haciéndose realmente hombre en la Persona de su Hijo, sin dejar de ser Dios: éste es Jesucristo. "En ningún otro está la salvación" (Hech 4,8). Esta circunstancia no se produce en las demás religiones que son, así, algo subjetivo, pues son inventos de hombres que se fabrican sus propios dioses, son algo subjetivo, aunque en el caso del judaísmo es diferente. Aquí sí hay Revelación. Pero cuando vino Jesús no le reconocieron como el Mesías prometido, en quien se cumplen todas las profecías del Antiguo Testamento, sino que lo rechazaron y lo crucificaron. Por eso decía Jesús a sus discípulos hablándoles del pueblo judío: "Si no hubiera venido y les hubiera hablado no tendrían pecado. Pero ahora no tienen excusa de su pecado" (Jn 15, 22). Todas las religiones no son iguales: sólo una es la verdadera. Y ésa es la Religión Católica, pues sólo ella nos ha sido dada como Revelación; y no así las demás. Sobre este tema ya he escrito en este blog.


En realidad, si se piensa un poco en la actuación del Papa Francisco a lo largo del tiempo que lleva como Papa, no tendríamos por qué escandalizarnos. Además, el Papa no hace más que seguir las directrices del Concilio Vaticano II, en lo que se refiere a Ecumenismo, Libertad religiosa y Diálogo interreligioso. Estos temas, introducidos en el último Concilio, pretenden hacerse pasar como fundamentales y casi dogmáticos, luego a luego (sin pronunciar nunca esa palabra, lógicamente). Como sabemos, el Concilio Vaticano II, del que hablaremos más adelante (aunque se ha adelantado ya algo en este blog) nació única y exclusivamente como Concilio Pastoral, convocado por el papa Juan XXIII hace poco más de cincuenta años. En él nunca se ha pretendido introducir ningún dogma nuevo... ¡afortunadamente! (o mejor, ¡providencialmente!)

¿Por qué digo esto? Pues porque al no ser un concilio dogmático (los dogmas ya han sido definidos en los concilios anteriores y no pueden cambiarse), pudiera darse la circunstancia de que incurriera en error si tocaba puntos dogmáticos (definidos ya de una vez para siempre) y contradijera el Dogma ya establecido. De hecho así ha ocurrido -o, al menos lo parece- en esos tres puntos concretos que antes he señalado (y tal vez en alguno más). Y es que, aunque se habla de pastoral -y por más que se insista en que eso es así- lo cierto es que se oponen a lo que la Iglesia de siempre ha dicho, por activa y por pasiva. No son temas pastorales opinables o cambiantes los que se tocan, sino dogmáticos. ¡Y la iglesia no ha nacido hace cincuenta años porque así lo hayan determinado ciertas cabezas pensantes!... Además, es que no tenemos más que leer el Nuevo Testamento, del cual he entresacado algunas citas que son muy claras a este respecto, para darnos cuenta de que eso es así. Lo verá todo aquel que quiera ver, porque "Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos" (Heb 13,8)


Pongamos algún ejemplo que sirva como botón de muestra acerca de lo que he dicho anteriormente: Y ESTO SON LOS HECHOS. Uno muy reciente: el Papa Francisco ha dicho con toda claridad, y repetidamente, que "los que son cristianos con la Biblia y los que son musulmanes con el Corán"; también ha dicho que "El proselitismo es una solemne tontería", y otras cosas por el estilo. Pero si esto que dice el Papa fuera así, realmente, entonces ¿dónde quedan las palabras y la realeza de Jesucristo?. Son incompatibles. No es ya que debamos aceptar esos puntos sino que, si queremos ser fieles a la Iglesia, y por el bien de la propia Iglesia, no podemos admitirlos. Nos seguiremos manteniendo en la Iglesia, que es la legítima Iglesia, pues ésta no nos puede obligar a nada que vaya en contra de su propia esencia como Iglesia: "Es preciso obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hech 5,29). 


Todas estas cosas del ecumenismo (mal entendido), del diálogo con otras religiones e incluso con los no creyentes, son un poco raras y no cuadran con la razón. Dado que Jesucristo es la Verdad y que no podemos comulgar con el error (es dogma de fe que la razón y la fe no se pueden contradecir) nos vemos obligados, como cristianos, y con la conciencia muy tranquila, a actuar conforme al sentir de la auténtica Iglesia de siempre, lamentando la enfermedad que asola a nuestra Iglesia en la actualidad y pidiendo con insistencia (y con abundantes lágrimas) al Señor para que surjan santos en la Iglesia (¡verdaderos santos!) que hagan que cambie completamente el giro equivocado que la Iglesia actual está tomando.

No siempre ha sido así, afortunadamente (ni tiene por qué seguir siéndolo, aunque los problemas actuales en la Iglesia son muy graves). Tenemos un testimonio clarividente en la entrevista que tuvo lugar entre el Papa San Pío X y Teodoro Herzl (el padre del sionismo). Así, a una determinada pregunta de Herzl el Papa le contestó de la siguiente manera:


"No podemos favorecer vuestro movimiento. No podemos impedir a los judíos ir a Jerusalén, pero no podemos jamás favorecerlo. La tierra de Jerusalén, si no ha sido sagrada, ha sido santificada por la vida de Jesucristo. Como jefe de la Iglesia no puedo daros otra contestación. Los judíos no han reconocido a Nuestro Señor. Nosotros no podemos reconocer al pueblo judío". Y más adelante le dijo:


"La fe judía ha sido el fundamento de la nuestra, pero ha sido superada por las enseñanzas de Cristo y no podemos admitir que hoy día tenga alguna validez. Los judíos, que debían haber sido los primeros en reconocer a Jesucristo, no lo han hecho hasta hoy". Aquí se observa la valentía de este Papa, santo donde los haya, que no se avergüenza de proclamar la verdad del Evangelio, de la cual él no es más que un transmisor, que intenta ser fiel, por todos los medios, al depósito recibido, como no puede ser (no debería ser) de otra manera. Para leer la entrevista completa pincha aquí.

"La noción de «diálogo» con las demás religiones no tiene ningún sentido y tiende (como podemos observar) a desvirtuar el auténtico espíritu misionero, que consiste en anunciar a los hombres la salvación en Jesucristo

Lo mismo cabe decir en lo que se refiere a los musulmanes: Dios no ha hablado a los hombres a través del Corán y los decretos de Dios no son los del Islam.

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[El tema del diálogo interreligioso, entre cristianos, judíos y musulmanes, ha sido ya tratado en este blog, mediante una serie de artículos de Alejandro Sosa Laprida, que habla sobre este asunto y sobre otros más... muy bien documentado en todo lo que dice. Para la religión musulmana pinchar aquí y para el judaísmo aquí]

 (Continuará)

miércoles, 28 de mayo de 2014

La vía de los hechos: Seguimos con los ejemplos: pobreza evangélica; la Iglesia no es una ONG; el aborto como tema vital; Primado y colegialidad; papa emérito, un imposible( 8 de 17)

NOTA: El índice de las 17 entradas sobre "La vía de los hechos" se ha introducido cuatro años después. Puede accederse a él, directamente, pinchando aquí.


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10. El Papa Francisco se presenta a sí mismo como el Papa de los pobres. Ésta es otra de las cosas que tampoco entiendo mucho, porque... ¡vamos a ver!: Había mucha miseria en tiempos de Jesús, pero Jesús no se dedicó a erradicarla. Él no había venido para eso. Y la Iglesia debe actuar como lo hacía su Maestro. ¿Que así parece un Papa más humano, más cercano? Puede ser. No digo que no... pero, ¿es también un Papa más divino? Porque lo esencial es que la gente vea en él a Jesucristo, que su vida se parezca a la suya. ¿Es eso así? Sólo Dios lo sabe. Yo no hablo aquí de sus intenciones, que seguro que serán muy buenas. Me refiero a las repercusiones mediáticas de sus actuaciones como Papa, que no las veo muy claras. De hecho, el día de las canonizaciones de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II supuso un montaje pocas veces visto hasta ahora, con el consiguiente gasto de millones y millones de euros. ¿Radica en esto la pobreza evangélica? No puedo entenderlo. 

11. De siempre el Papa, como tal Papa, ha sido el Vicario de Cristo, el representante de Cristo en la tierra, con una misión eminentemente sobrenatural, cual es la de llevar el evangelio a todas las gentes, sin distinción, a los pobres y también a los ricos (pensemos en Zaqueo, en Mateo, etc...). Pero, a la vista de todo lo que está sucediendo da la impresión de que lo único importante es lo social. Se trata, tan solo, de no robar y no matar (y poco más). Por eso, ¿qué más da una religión u otra, mientras cumplas esas reglas básicas? La Iglesia vendría a ser como una especie de ONG universal, en la que todos caben. Pero, ¿dónde queda el mensaje de Jesucristo en todo esto? ... porque "aunque repartiera todos mis bienes a los pobres, si no tengo caridad nada soy" (1 Cor 13, 3).

12. El aborto es un crimen. El papa Francisco lo ha dicho con toda claridad. Y esa es la teoría. Pero a la hora de definirse en la Jornada Mundial de la Juventud, en Río de Janeiro, el Papa Francisco no habló de ese tema. Su respuesta posterior fue que él dice lo que siempre ha dicho la Iglesia y que eso se encuentra ya en el Catecismo. El problema es que la gente no lee ni conoce el Catecismo, ni siquiera los cristianos; en cambio sí que está muy pendiente de todas sus palabras. El tema de la muerte de millones y millones de personas en el seno materno es algo muy serio como para no merecer ni siquiera una mención en un evento tan importante.

Y puesto que "la fe procede de lo que se oye, y de lo que se oye a través de la palabra de Cristo" (Rom 10,17), resulta que esta Palabra es silenciada y escamoteada, la consecuencia es que, a base de no oír, los fieles acaban desconociendo a Jesucristo, desconociendo su fe y pensando "como el mundo" ... y llega un momento en que ya no se diferencian de los demás: han sido absorbidos por el mundo. Esto es sumamente grave. Pero no es eso lo que Jesús quiere para su Iglesia, puesto que los cristianos no son del "mundo"
¡Esto debería ser motivo de honda preocupación por parte de todos los jerarcas de la Iglesia Católica!   


13. El primado de Pedro es un dogma de fe. Sólo hay un Papa. La estructura de la Iglesia es jerárquica. Pero vemos cosas extrañas ( a mí me lo parecen). Por ejemplo: la creación del grupo G-8 de ocho cardenales para "asesorar" al Papa Francisco. La idea de colegialidad introducida en el Concilio Vaticano II ha dado lugar a muchas controversias, fruto de las cuales es el famoso G-8, como si la Iglesia estuviese gobernada por un grupo de cardenales. Es la impresión que puede dar. Personalmente pienso que es un error. El Papa siempre se asesora antes de tomar decisiones. Pero, ¿era necesario formar un grupo específico para ese asesoramiento? En fin, en cualquier caso, lo que sí es importante, para no perdernos, y si queremos tener las ideas claras en este sentido, es que la palabra collegium no hay que tomarla en el sentido secular de un cuerpo de iguales. Y que el colegio episcopal no tiene autoridad ni puede actuar si no es en comunión con el Papa, que es quien tiene la potestad suprema y universal en la Iglesia (Vaticano I y LG 22). De no entenderlo así, podríamos caer en herejía, pues sigue siendo cierto que: Ubi Petrus, Ibi Ecclesia

14. Otra idea que puede confundir es la de Papa emérito. Tal figura, rigurosamente hablando, no existe. Es un juego de palabras. Si, lo que no había ocurrido nunca hasta ahora, un Papa dimite, como ha sido el caso de Benedicto XVI, desde ese mismo momento deja de ser Papa y pasa a ser, de nuevo, el cardenal Ratzinger: pero no tiene ningún sentido usar el término Papa emérito para referirse a él. Papa no hay más que uno Sobre este tema del Papa emérito ya hablé en otro post, con más detalle. Otra cosa distinta es la figura del obispo emérito, puesto que pueden haber muchos obispos. Aquí no hay contradicción. Sí la hay si se habla de Papa emérito. ¿Por qué dar lugar a confusión entre el pueblo cristiano? Para más INRI, y para que no haya ninguna duda en este sentido, tenemos la respuesta que el Papa dio, en el avión, a los periodistas, cuando regresaba a Roma desde Tierra Santa:


-¿Si en un día muy lejano se siente sin las fuerzas suficientes, haría la misma elección que su predecesor, renunciando al pontificado?

-Haré lo que el Señor me diga que debo hacer: rezar y buscar la voluntad de Dios. Creo que Benedicto XVI no es un caso único. Ha sucedido que no tenía las fuerzas y honestamente, un hombre de fe tan humilde, ha tomado esta decisión. Creo que él es una Institución. Hace 70 años no existían los obispos eméritos. Ahora hay muchos. [Perdone, Su Santidad, pero no es lo mismo. La equiparación que hace no es correcta] ¿Qué pasará con los Papas eméritos? Creo que debemos mirar como Institución que él abrió una puerta, la de los Papas eméritos. Si habrá más, lo sabe Dios. Pero esa puerta está abierta. Creo que un obispo de Roma que siente que bajan sus fuerzas debe hacerse las mismas preguntas que se hizo el Papa Benedicto. [Si la puerta abierta es una puerta falsa y errónea habría que cerrarla y no convertirla en una Institución, con todos mis respetos]

(Continuará)

lunes, 26 de mayo de 2014

El día después de las votaciones (Luis F. Pérez Bustamante)

Dedico este post a reproducir aquí el comentario que hace Luis Fernando Pérez Bustamente, con relación al resultado obtenido en las votaciones del 25 de mayo y con el que estoy totalmente de acuerdo. Puede verse directamente en su página web de Infocatólica pinchando en el título de dicho artículo, que aparece aquí debajo:



Siempre he dicho que la democracia tiene la “virtud” de dar a cada nación los gobernantes y representantes que se merece. El panorama que ha resultado de las elecciones europeas celebradas ayer en España es ciertamente tan significativo como preocupante. Los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE, han conseguido lo que hace pocos años parecía imposible. A saber, obtener entre los dos menos del 50% de los votos. A ello hay que añadir la aparición “estelar” de la extrema izquierda radical y antisistema, liderada por Podemos, ese partido de nueva creación encabezado por Pablo Iglesias quien, haciendo honor a su nombre, representa la figura del “rojo” español de la II República. Un verdadero representante del Frente Popular en pleno siglo XXI.

Pablo Iglesias, líder de "Podemos" (35 años)

Para que los lectores no españoles sepan quién es, les diré que representa en este país lo que el chavismo en Venezuela e Hispanoamérica. Con una diferencia. Pablo Iglesias tiene un discurso populista bien engarzado. Ha sido profesor de Ciencias Políticas en la universidad Complutense de Madrid. Que Podemos sea la cuarta fuerza política más votada y haya quedado a apenas dos puntos de Izquierda Unida, la extrema izquierda no antisistema, es como para estar preocupados. Además, Podemos supera a IU y UPyD en Asturias, Cantabria, P. Vasco, Aragón, Madrid, Baleares y Canarias.

Otro dato a tener en cuenta es que VOX se ha quedado a las puertas de obtener un escaño. Le han faltado alrededor de 50.000 votos para alcanzar a Primavera Europea, aunque hoy leo que con 2.900 más podrían haberlo logrado debido al reparto de diputados según la ley D´Hont. Eso supone que en estas elecciones, la derecha nacional española sea representada, una vez más, solo por el PP. Un PP que aunque ha ganado, se ha llevado un batacazo monumental, obteniendo menos porcentaje de votos que la Alianza Popular de Fraga en 1982. Vamos, como para que estén felices, ¿no les parece?

Del PSOE solo cabe decir que han obtenido el peor resultado en toda la democracia. Si no fuera por Andalucía, estaríamos hablando de un partido menor, de poca entidad. El votante de izquierda le ha dado la espalda, quizás consciente de que son una parte muy importante del problema.

Dado que anuncie mi voto para Impuso Social, es normal que les dedique unas palabras. Siendo una coalición de tres fuerzas políticas (AES, CTC y PFyV), el hecho de conseguir menos votos en estas elecciones que los que consiguió AES en solitario hace 5 años, es sin duda un palo de considerables dimensiones. Muchos de los votos que podían haber conseguido se han ido a VOX. Pero que Falange de las JONS, a quien no creo que se les vote por ser anti-aborto, les supere en casi cuatro mil votos indica por dónde van las cosas en ese exiguo sector del electorado español al que tildan de extrema derecha -en mi opinión IS no lo es-. No tengo ni idea de si este varapalo supondrá la desaparición de la coalición. Es más, no tengo ni idea de lo que yo haría en caso de ser responsable de esos partidos. Como ya he dicho en varias ocasiones, en España son escasísimas las personas que a la hora de votar tienen en cuenta la defensa del derecho a la vida y la familia. Y eso, señores míos, no va a cambiar en las próximas décadas. Aun concediendo, que no concedo, que VOX pudiera acoger a un sector mayoritario de ese tipo de votantes, su fuerza electoral, que no moral, es ridícula. Como consuelo cabe decir que el Partido SAIn ha mejorado un poquito el apoyo recibido, pasando de 5.877 a 6.894. Estadísticamente es casi la nada, pero es lo que hay.

Por mi parte, me ratifico en la intención de votar a quien se presente a las elecciones defendiendo, sin concesiones, los principios no negociables indicados por Benedicto XVI. Unos principios que la Iglesia en España no tiene la menor intención de apoyar en la arena política. Se da la circunstancia de que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha sido contertulio en varias ocasiones de 13TV, el canal de televisión de la Conferencia Episcopal Española. Los candidatos de Impulso Social no han asomado por dicha televisión. Señores obispos, esto es lo que quieren. Eso es lo que permiten. Ustedes verán lo que hacen. Es evidente que Podemos no ha sacado votos entre los televidentes de 13TV, pero que ese canal dé voz a la extrema izquierda antisistema y anticlerical -lean lo que Iglesias dice al respecto- y se la niegue a partidos auténticamente provida y profamilia, muestra bien a las claras lo que la CEE quiere para su medio de comunicación. Sinceramente, creo que conviene que mediten en ello. Para ser justos y equitativos, recordaré que don Pablo también fue “artista” invitado en Intereconomía TV, pero esa cadena depende del señor Julio Ariza y no de nuestros obispos.

Concluyo con tres reflexiones. La primera, conviene recordar que en las elecciones europeas mucha gente se queda en casa. No creo que el PP y el PSOE repitan resultados en unas generales. Ciertamente el bipartidismo ha salido destrozado, pero me extrañaría mucho que entre ambos partidos no lograran superar el 60% en las próximas elecciones al parlamento español. Y dudo bastante que Podemos logre ser una amenaza real para la victoria de IU en el sector de la extrema izquierda, aunque tampoco me parece imposible que lo logre.

La segunda, el auge de los separatistas parece imparable. Pero, una vez más, se demuestra que los radicales acaban por comerse el mejor trozo de ese pastel. ERC ha ganado a CiU en Cataluña. Bildu (proetarra) es primera fuerza en Álava y Guizpúzcoa, y segunda en Vizcaya y Navarra. Como para salir corriendo y no parar.

La tercera y última es un mensaje que me mandó ayer una buena amiga por Twitter:  
¡En Francia gana M. Le Pen! Y reclama generales en Francia. Santo Cielo. Dios nos ampare. Dónde acabará esto? Ultraderecha pagana y agresiva!

Mi respuesta: ¿Qué esperas de una Europa apóstata?

Cosechamos ya lo que hemos venido sembrando en el último medio siglo. Las urnas han hablado. Tomen nota todos.

Luis Fernando Pérez Bustamante

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Hay también un artículo, muy interesante, del padre Jorge, sobre este mismo asunto. El que quiera leerlo puede pinchar aquí.