Hoy es la fiesta de San Bernardo el fundador de los monjes blancos: «Debemos amar a Dios porque Él es Dios, y la medida de nuestro amor debe ser amarlo sin medida». «Si se levanta la tempestad de las tentaciones, si caes en el escollo de las tristezas, eleva tus ojos a la Estrella del Mar: ¡invoca a María!, ¡Implorándola no te desesperarás! , ¡Pensando en Ella no te descarriarás! Si Ella te tiene de la mano no te puedes hundir. Bajo su manto nada hay que temer».
Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).