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sábado, 28 de junio de 2025

Agradecidos y desagradecidos – Partes 1 y 2 (Padre Alfonso Gálvez)

ADELANTE LA FE (aquí y aquí)


HOMILÍA DEL 23 AGOSTO DE 2015


DURACIÓN 26:50


DURACIÓN 35:16


Carta de Carlo Acutis a un profesor confundido

INFOVATICANA

Carlo Acutis durante una caminata al aire libre con mochila y gafas de sol 

¡Paz y alegría en Cristo resucitado! Le saludo desde el Paraíso, donde las discusiones sobre liturgia suenan un poco distintas, créame. He visto que se ha tomado usted la molestia de hablar sobre mí y sobre la manera en que yo vivía mi fe eucarística. Le agradezco el interés. Pero, si me permite decírselo con la sinceridad de un chico que no tenía miedo de quedar mal con tal de defender a Jesús, hay en sus palabras —y en algunas de sus enseñanzas— cosas que me duelen. No por mí, sino por Él.

Según usted, yo soy víctima de una “mala educación eucarística”: una de una visión arcaica y milagrera de la Eucaristía. Y me fijo más en lo “inesencial” que en “el cuerpo eclesial”. ¡Simpático! Mire, profesor: yo era muy normal. Me gustaban los videojuegos, me encantaba comer pizza y ver a mis amigos. Pero había una diferencia: Jesús Eucaristía era el centro de mi vida. Y me daba cuenta de que muchos no lo sabían. ¿Cómo no iba a hacer todo lo posible para mostrarlo? Si tuviera que nacer otra vez, haría lo mismo. Porque uno no se guarda el secreto del cielo cuando lo ha encontrado. Supe que «la Eucaristía era mi autopista al Cielo», la tomé y… aquí estoy, animando a otros a tomar la misma ruta.

Desde aquí, donde todo se ve a la luz del Amor eterno, no puedo evitar una sonrisa —de esas que aquí no se borran— al conocer sus recientes palabras sobre mí y sobre mi humilde trabajo para dar a conocer los milagros eucarísticos, que dio lugar a una exposición internacional con decenas de casos documentados, apoyada por obispos y aprobada por la Iglesia. ¡Quién me hubiera dicho que un joven nerd de los ordenadores acabaría metido en una polémica litúrgica! Aquí en el cielo todo se ve con una claridad y una paz inmensas: no hay espacio para la confusión. Todo se comprende a la luz del Amor, ese Amor que es Verdad, Belleza y Fidelidad. El cielo no está hecho de opiniones humanas, sino de la fidelidad a la Verdad revelada.

Le confieso que me hace gracia ver cómo un pobre chico de zapatillas y mochila puede convertirse en objeto de tanta atención. ¡Y eso que lo único que quise fue ayudar a otros a descubrir lo que yo encontré tan joven y tan claro! Verá usted, yo no pretendí fundar escuelas ni agitar el “espíritu del concilio”. Solo me enamoré de la Eucaristía. Me bastó una Hostia consagrada para entender que ahí está todo: el misterio, la belleza, la Iglesia entera. Yo no entendía muchas cosas… pero eso sí lo entendí. Créame: nunca quise imponer nada, solo compartir lo que había descubierto como el centro de mi vida: Jesús Eucaristía. Él es el motor, el destino y el corazón palpitante de la Iglesia. Todo lo demás —las formas, las ideas, incluso nuestras queridas discusiones teológicas— solo tienen sentido si nos llevan a Él. Estoy seguro de que, si le dejamos un poco de lado nuestras agendas, nuestras categorías y nuestros filtros, volveremos todos a poner a Cristo en el centro. Porque, al final, ¿de qué nos sirve la mejor teoría litúrgica si olvidamos que es Dios mismo quien se hace presente?

Usted ha estudiado, tiene voz, tiene influencia. Pero, por favor, use ese don para confirmar en la fe, no para sembrar dudas. No necesitamos una Iglesia “más moderna”, sino más santa. El mundo no tiene hambre de experimentos teológicos, sino de verdad, de consuelo, de salvación. Si usted dice que la transubstanciación contradice la metafísica, o promueve bendiciones para uniones contrarias al plan de Dios, o sugiere reemplazar el concepto de indisolubilidad del matrimonio por el de “vínculo indisponible”, o aboga por la legitimidad moral de los anticonceptivos, o niega que la Iglesia tenga autoridad definitiva sobre moral sexual, o reivindica el diaconado para las mujeres, o habla de cambios litúrgicos que vacían de contenido el misterio… está usted arriesgándose mucho.

Jesús no vino a dialogar con las modas del mundo, vino a salvarnos del pecado. Y ese Salvador está realmente presente en cada Santa Misa. Quizá hoy se discute tanto sobre los signos que se olvida al Significado. Aquí arriba he aprendido que todo lo verdadero, lo bello y lo bueno se resume en un encuentro personal con Cristo. La liturgia no es campo de batalla, sino umbral del cielo. Jesús en la Santa Misa no es un símbolo ni una memoria piadosa. ¡Es Él mismo, con su Cuerpo, su Sangre, su Alma y su Divinidad! No lo dice un adolescente milanés apasionado por los milagros eucarísticos: lo dice el mismo Señor, lo ha dicho la Iglesia siempre, lo proclamaron los mártires y lo enseñó el Concilio de Trento, el Vaticano II y todos los santos que me han hecho compañía en esta aventura del cielo.

Le pido que no me vea como un símbolo, sino como un simple chico enamorado de la Eucaristía. Espero que algún día podamos reírnos juntos de todo esto… ¡delante de Jesús! Le prometo mi oración, profesor. Le aseguro que aquí arriba se reza también por los teólogos (y mucho). Yo, si me deja, le encomiendo especialmente para que su corazón sienta con fuerza la dulzura de Jesús Eucaristía y un día celebremos juntos, cara a cara, la Liturgia celestial, donde no hay rúbricas que valgan más que el Amor.

Con afecto sincero, y mi oración por usted, Carlo Acutis, el eternamente “maleducado eucarístico”

Por Monseñor Alberto González Chaves

Andrea Grillo, ideológo de la persecución litúrgica, arremete contra Carlo Acutis


 
Carlo Acutis

“Maleducazione eucaristica” o teología desnutrida: cuando los teólogos critican a los santos

La reciente diatriba de Andrea Grillo contra el beato Carlo Acutis —publicada el 17 de junio en el blog Come se non, hospedado en la revista Munera— merece figurar en una antología del progresismo teológico: no por brillante, sino por previsible, enconada y ciega.

El artículo de Grillo, titulado Il giovane Carlo Acutis e la maleducazione eucaristica, pretende “salvar” a Carlo de los “malos maestros” que —según él— lo habrían desviado hacia una visión arcaica y milagrista de la Eucaristía. El problema, sin embargo, no es Carlo. Es Grillo.


Un adolescente contra setentones desencantados

¿Qué molesta tanto a Grillo? ¿Que un adolescente de 14 años tuviera fe suficiente para creer en los milagros eucarísticos? ¿Que promoviera una exposición internacional con decenas de casos documentados, apoyada por obispos y aprobada por la Iglesia? ¿O que ese mismo adolescente, sin pasar por sus seminarios de pensamiento ni por sus blogs, hoy sea beato y camine hacia los altares?

Grillo se escandaliza de que Carlo no desarrollara una “teología eucarística moderna”, como si un muchacho de 14 años tuviera que escribir Ecclesia de Eucharistia para ser santo. Lo acusa de una obsesión por “lo inessenziale”, porque se centró en los milagros, en lugar de dar conferencias sobre “el cuerpo eclesial”.

Pero lo que realmente deja en evidencia el artículo es otra cosa: que a muchos teólogos les molesta la santidad cuando no la pueden controlar, cuando no sale de sus cátedras, cuando no obedece a su jerga gastada y a su liturgia desencarnada.

El arquitecto de la represión litúrgica

No es un detalle menor: Andrea Grillo fue el ideólogo principal de Traditionis Custodes. Muchos en Roma lo reconocen como el teólogo de cabecera del Papa Francisco en materia litúrgica, el mismo que calificó la Misa tradicional como un “rito cerrado, inerte y sin vigor” y reclamó su desaparición definitiva.

Grillo no sólo fue el inspirador del motu proprio que asfixió a la Misa tradicional, sino que ha defendido abiertamente posturas incompatibles con la fe católica:

  • Bendición de uniones homosexuales: en su libro Può una madre non benedire i propri figli? (2021), promueve su reconocimiento pastoral.
  • Negación de la transubstanciación: afirmó que “Transubstantiatio non è un dogma” y que “contradice la metafísica” (Munera, 17/12/2017).
  • Ordenación femenina: aboga por abrir el diaconado a mujeres (Munera, 9/11/2017; Adista, 25/5/2019).
  • Uso de anticonceptivos: firmante del Catholic Scholars’ Statement (Wijngaards Institute, 2016), que pide admitir su legitimidad moral.
  • Relativismo moral: niega que la Iglesia tenga autoridad definitiva sobre moral sexual (Munera, 30/6/2021).
  • Indisolubilidad del matrimonio: sugiere reemplazarla por el concepto de “vínculo indisponible” (Munera, febrero 2014).
Este es el teólogo que hoy acusa a Carlo Acutis de “maleducación eucarística”. El contraste no puede ser más elocuente: un adolescente enamorado de la Eucaristía, y un profesor que niega sus fundamentos más básicos.

Desprecio a lo sobrenatural

La parte más reveladora del artículo es cuando Grillo critica las palabras de tres prelados que introducen la exposición de los milagros eucarísticos recopilada por Carlo. No por lo que dicen —que es teológicamente ortodoxo— sino porque “parecen venir de otro mundo”, porque insisten en la presencia real, porque hablan de prodigios, de conversiones, de signos que conmueven.

En el mundo de Grillo, eso es “maleducación eucarística”.
Pero en el mundo de los santos, eso es fe católica.

¿Que los milagros no son “objeto de fe”? De acuerdo. Pero la Iglesia siempre los ha considerado signos providenciales, ayudas para la conversión, y no estorbos. ¿Desde cuándo defender la transubstanciación con palabras claras y directas —como lo hace el P. Coggi— es un error teológico?

Tal vez el problema no es Carlo. El problema es que muchos adultos se han acostumbrado a una liturgia sin misterio, una misa sin presencia real, una Eucaristía sin adoración. Y cuando un joven se atreve a recordar que “la Eucaristía es mi autopista al Cielo”, lo acusan de supersticioso.

La nueva herejía: creer en los milagros

Grillo concluye acusando a los que rodearon a Carlo —y a quienes difunden su legado— de ser los responsables de una “grave maleducación eucarística”.

Grillo teme que los jóvenes imiten a Carlo. Nosotros lo esperamos con ansias.

Jaime Gurpegui 

Los nuevos fariseos vs Forma de gobernar de León XIV | Celibato Sacerdotal | P. Santiago Martín FM



DURACIÓN 15:32 MINUTOS