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martes, 23 de septiembre de 2025

El testimonio cristiano de Erika Kirk: del dolor al perdón



Duración  del video 29:46 minutos


El discurso de Erika Kirk en el funeral de su esposo, Charlie, se convirtió en mucho más que un homenaje: fue una verdadera confesión de fe, un acto de esperanza y, sobre todo, un testimonio de perdón cristiano que resonó en los corazones de todos los presentes. Lejos de limitarse a la memoria íntima, sus palabras fueron un recordatorio de que la vida cristiana es entrega radical a la voluntad de Dios, incluso en medio del sufrimiento más desgarrador.
La entrega a la voluntad de Dios

Desde el inicio, Erika recordó un momento crucial en la vida de Charlie: aquel discurso improvisado en America Fest 2023 donde citó el versículo de Isaías 6,8: «Aquí estoy, Señor, envíame». Para ella, aquel ofrecimiento no fue una frase al azar, sino un compromiso que Dios tomó en serio y que llevó a plenitud en su vida y en su muerte.

Su reflexión sobre el Padre Nuestro —«Hágase tu voluntad»— no fue teoría abstracta, sino experiencia concreta: en el instante de mayor dolor, al contemplar el cuerpo sin vida de su marido, encontró consuelo en esa oración que resume la confianza absoluta del cristiano en su Señor.
El rostro del esposo y la sonrisa de Dios

Uno de los pasajes más conmovedores de su discurso fue el momento en que describió cómo vio en los labios de Charlie una leve sonrisa aun después de muerto. Aquella expresión, interpretada como un signo de misericordia divina, le confirmó que su esposo no había sufrido, que había pasado de esta vida a la visión beatífica sin temor ni agonía. «Parpadeó y vio a su Salvador en el Paraíso», dijo con la certeza de la fe.

Ese detalle sencillo se transformó en catequesis: la muerte, para quien ha vivido en Cristo, no es derrota ni tragedia definitiva, sino tránsito hacia la vida eterna.
Un fruto inesperado: el despertar de la fe

Lejos de generar violencia, la muerte de Charlie provocó algo que él siempre había deseado: un despertar espiritual en miles de personas. Erika relató cómo en esos días vio a hombres y mujeres abrir una Biblia por primera vez en años, volver a rezar tras décadas de silencio o acudir a misa por primera vez en su vida. Lo que podía haber sido un motivo de odio y revancha se convirtió en semilla de conversión.

Ella misma repitió lo que su marido escribía en su diario: «Cada decisión deja una marca en tu alma». Y la muerte de Charlie fue, paradójicamente, la ocasión para que muchos decidieran volver a Cristo.
El modelo de esposo y esposa cristianos

El homenaje se convirtió también en un retrato del matrimonio cristiano. Erika compartió detalles íntimos de su vida conyugal: las cartas que Charlie le escribía cada sábado, las notas de gratitud por la familia, el empeño por preguntarle siempre cómo podía servirla mejor. Una vida matrimonial en la que el esposo lideraba sirviendo y la esposa acompañaba custodiando el hogar como “lugar sagrado” de descanso y unidad.

Su mensaje fue claro: el matrimonio cristiano es posible, hermoso y fecundo, siempre que se viva según el plan de Dios.
La misión inacabada

Charlie murió joven, pero Erika subrayó que lo hizo sin “asuntos pendientes”. Había gastado su vida en la misión que Dios le encomendó: revivir la fe, rescatar a los jóvenes sin rumbo y devolverles esperanza. Su empeño más intenso estaba dirigido a los “jóvenes perdidos de Occidente”: hombres sin propósito, atrapados en el odio o la apatía.

Y en un giro que heló el corazón de todos, Erika reconoció que incluso el joven que apretó el gatillo era precisamente uno de esos a quienes Charlie quería salvar.
El momento supremo: el perdón

Fue entonces cuando pronunció las palabras que marcaron el clímax de su testimonio: «Ese joven… yo lo perdono».

«Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Lc 23,34).

La referencia directa a Cristo en la cruz no fue mera cita piadosa, sino vivencia real. Erika asumió que el Evangelio no admite atajos: el cristiano no responde al odio con odio, sino con amor, incluso hacia el enemigo. El perdón al asesino de su marido, pronunciado públicamente, es la cima de su discurso y el signo más puro de la victoria de Cristo en medio de la tragedia.
Continuar la misión

Erika no se limitó al recuerdo: anunció su compromiso de seguir el trabajo de Charlie asumiendo la dirección de Turning Point USA. Con la fuerza de su memoria y la convicción de la fe, prometió ampliar el alcance de esa misión, multiplicar los capítulos, congregaciones y espacios de diálogo. Y advirtió: «Ningún asesino nos detendrá».

Su discurso fue también una defensa de la libertad de expresión y de la necesidad del debate frente a la violencia, recordando que el silencio y la censura siempre desembocan en más odio.
Un testimonio cristiano íntegro

Las palabras de Erika Kirk en el funeral de su esposo no fueron un lamento desesperado, sino una proclamación del Evangelio en su forma más radical: confianza en la providencia, fidelidad al matrimonio, fe en la vida eterna, misión evangelizadora y, sobre todo, perdón a los enemigos.

Su mensaje trasciende lo personal y se convierte en ejemplo para todos: el cristiano está llamado a transformar el dolor en ocasión de gracia y el odio en oportunidad de amar. Esa es la victoria de Cristo que brilla con más fuerza cuando parece que todo está perdido.


martes, 16 de septiembre de 2025

El caso de Charlie Kirk: la división de Estados Unidos y la «guerra fría» eclesiástica





Les deseo a todos una bendita fiesta del Santísimo Nombre de María. Esta fiesta conmemora la victoria cristiana sobre los turcos otomanos en la Batalla de Viena de 1683, un punto de inflexión decisivo atribuido a la intercesión de la Virgen María y a la devoción de los ejércitos liderados por el rey Juan III Sobieski de Polonia. Es un día propicio para invocar su ayuda celestial contra los enemigos que derriban las puertas o se infiltran en el castillo.

Las últimas dos semanas han sido difíciles: el tiroteo de un hombre transgénero y un estudiante de una escuela católica en Minneapolis, el asesinato por motivos raciales de un refugiado ucraniano a manos de un demente convicto en un tren de cercanías en Charlotte, y el asesinato del influyente cristiano conservador Charlie Kirk en Utah. El hilo conductor de estos tres sucesos es la locura de la izquierda radical.

Charlie Kirk

Admito que, hasta el miércoles, Kirk no me había llamado mucho la atención. Pertenezco a otra generación y sigo a figuras diferentes. Pero el día de su asesinato, estaba en una reunión de trabajo con varios jóvenes, y el impacto en ellos fue inmediato y visceral: había sido su héroe, alguien a quien apoyaban y admiraban, alguien que les hablaba a ellos y por ellos. Estos seguidores de Kirk comprendieron de inmediato la importancia de lo sucedido: la fría guerra civil entre la extrema izquierda y los estadounidenses comunes y corrientes "de fe, familia y bandera" acababa de escalar drásticamente.

La reacción del padre Clinton Sensat en Facebook resume mejor la situación:
Realmente admiraba a Charlie Kirk.
No siempre he estado de acuerdo con lo que dijo, aunque en gran medida sí. Pero hay dos cosas que el Sr. Kirk consideraba valores absolutos, y con las que estoy totalmente de acuerdo:Creía en nuestro Señor Jesucristo. Y creía en el poder de la racionalidad. Esto último no es ajeno a lo primero.

El Sr. Kirk se ganaba la vida, es cierto, pero creo que tenía algo más profundo. Creo que sentía una vocación, una misión, un deber. Vi un video tras otro de él aceptando desafíos, aceptando correcciones y, al mismo tiempo, rompiendo las barreras de los ídolos contemporáneos. Lo vi cambiar de rumbo, discutir, escuchar, respetar y ofrecer respuestas. Era capaz de debatir con vehemencia y honestidad.Y una y otra vez vi cuánta gente no estaba de acuerdo con él. Lo odiaban.

Para ellos, él no estaba "equivocado". No estaba equivocado. Era un infiel. Era un blasfemo contra la ortodoxia impía imperante. Así lo trataban. He estado pensando mucho en la noticia de su ataque y muerte. Mis pensamientos eran confusos y emotivos. (Yo también estoy muy enferma, lo cual no ayuda). Pero creo que por fin he descubierto a quién me recuerda:Charlie Kirk fue un Sócrates moderno.

Atenas era próspera, liberal, ilustrada y culta. Gente refinada de todo el mundo acudía a sus calles. Era todo lo que Occidente aspira hoy.Y Atenas mató a Sócrates. Por «corromper a la juventud». ¿Por qué?

Porque Sócrates era ignorante. Era un veterano militar, feo y ofensivo, que hacía preguntas impertinentes. Una y otra vez desmintió las afirmaciones de quienes creían saber. Y lo hizo por llamado divino, según su propio testimonio.

Sócrates es un gran hombre, con el halo dorado de la magnificencia clásica, la pátina suavizante de siglos de veneración. Pero todo lo que vemos nos dice que la mayoría de sus conciudadanos lo encontraban molesto, irritante, frustrante y, en última instancia, digno de ser asesinado.

Si hubiéramos caminado por las calles de Atenas hace 2400 años, no habríamos conocido la grandeza posterior de Sócrates. Solo habríamos visto a un hombre testarudo, astuto en la lógica, feroz en el debate, que incomodaba a la sociedad con sus suposiciones. ¿A quién te recuerda eso? Creo que Charlie Kirk es un Sócrates moderno. Y no lo digo a la ligera.

Oren por la familia del Sr. Kirk. Oren por su alma. Oren por su asesino. Oren por todos los testigos, que ahora estarán traumatizados. Y oren por nuestra nación.
Es un día sombrío cuando un hombre es asesinado simplemente por hacer preguntas incómodas. Que Dios tenga piedad de todos nosotros.
Rusty Reno nos recuerda que estas preguntas eran mucho más incómodas para la vieja guardia liberal que para la Generación Z, que había acogido con agrado la manera audaz pero afable de Kirk de discutir cuestiones sustanciales.
La organización de Kirk es Turning Point USA . Su ambición era alejar a los jóvenes de la agenda de la izquierda y acercarlos a una visión conservadora. En los últimos años, ha impulsado la apertura de puertas. Las encuestas sugieren un giro hacia la derecha en las actitudes de la Generación Z. Y su campo de acción era la universidad, el implacable Vaticano del consenso multicultural y la sociedad abierta, ahora moribunda. No conozco conversaciones privadas entre profesores de la Ivy League, pero me sorprendería que no se caracterizaran por el horror y la incredulidad ante el "cambio de ambiente" que afecta a todos los sectores de la sociedad, especialmente a sus estudiantes.
Como he documentado a menudo aquí en Tradición y Cordura, un cambio de sentimiento similar se está produciendo en la Iglesia Católica. Y los obispos, en general, se muestran tan distantes de esto, o tan horrorizados, como la extrema izquierda. De hecho, estas categorías se superponen en gran medida: si bien no tan extremista, el episcopado católico tiende a ser moderadamente izquierdista en muchos temas sociales y, al menos, tolerante con la extrema izquierda, reacio a causar problemas oponiéndose públicamente a ella.

La trascendencia política del asesinato del miércoles es innegable. En palabras de Brian Almon:
Este es un momento decisivo en la historia de Estados Unidos. El mes pasado, presenciamos el asesinato de estudiantes católicos a manos de un terrorista transgénero, el apuñalamiento indiscriminado de una joven en el transporte público a manos de un delincuente profesional, y ahora el asesinato a plena luz del día de la voz más influyente del movimiento conservador. 
Sabemos quiénes son los enemigos de la libertad y el orden social. Siempre lo hemos sabido. Esas figuras políticas y mediáticas que llaman a los cristianos y conservadores "nazis", "fascistas" y "enemigos de la democracia" son todos responsables de lo que ocurrió ayer. Cada juez que dejó en libertad a un criminal violento por su color de piel, cada funcionario electo que instó a sus partidarios a acosar a sus oponentes, cada profesor que enseñó a sus alumnos a odiar: todos son responsables de la situación actual. 
Lo que ocurrió ayer demuestra que la izquierda radical no nos permitirá que Estados Unidos vuelva a ser grande sin luchar... No hay coexistencia con quienes quieren verte muerto. No habrá "unión", ni recordatorio de que "todos somos estadounidenses" o "todos tenemos la misma sangre". Hay innumerables personas en nuestro país que son enemigas del bien y la belleza, enemigas de la verdad, enemigas del orden social y enemigas tuyas y mías.
Eric Sammons comenta:
El aumento actual de la violencia política me hace preguntarme si también vivimos en una era revolucionaria, al menos políticamente hablando. Es evidente para casi todos que nuestro actual sistema democrático liberal no funciona; contrariamente a sus promesas, estamos claramente encaminados hacia una menor libertad, un menor orden y un menor respeto por el bien común. El sistema actual es simplemente incapaz de defender a sus ciudadanos de las fuerzas del mal que operan en el mundo. Entonces, ¿qué lo reemplazará?
Sven R. Larson nos insta a no subestimar el mensaje del momento:
Los conservadores deben sacar las conclusiones correctas, especialmente de la muerte de Charlie Kirk. Debemos reconocernos, y reconocer juntos, que aunque no estemos en guerra con la izquierda, ellos sí lo están con nosotros. 
Aunque no los consideremos nuestros enemigos, ellos nos consideran sus enemigos. Incluso si simplemente consideramos a la izquierda como nuestros adversarios políticos, la izquierda nos considera sus enemigos personales. Su ideología prescribe precisamente este enfoque político: desde la declaración de Lenin de que el Partido Comunista es la encarnación de la clase obrera hasta las Reglas para Radicales de Saul Alinsky, la izquierda ha aprendido, generación tras generación, que los conservadores no son adversarios. Son enemigos y deben ser tratados como tales. 
Debemos reconocer que la izquierda, por definición, nos considera indignos de dialogar. Debemos corresponder a esta opinión. No necesitamos, ni deberíamos querer, dialogar con la extrema izquierda.
Muchos conservadores rechazarán intuitivamente esta idea. Para ellos, el diálogo con los adversarios es la única vía de progreso en una sociedad civilizada; después de todo, ¿no era eso lo que quería Charlie Kirk? Sí, Charlie Kirk quería dialogar con sus adversarios. Pero su asesinato demuestra que quienes consideraba sus oponentes ideológicos eran en realidad sus enemigos. Los enemigos no dudan en usar la violencia. Atacan, destruyen y no se detienen ante nada para silenciar a cualquiera que no comparta sus puntos de vista.
En caso de que alguien piense que este tipo de lenguaje es exagerado, la evidencia a su favor es abundante, escribe Lauren Smith en The European Conservative :
Si bien debemos hacer todo lo posible para honrar la memoria de Kirk, haríamos bien en recordar también los nombres y los rostros de las personas que se presentaron para justificar o incluso celebrar el asesinato de este joven. 
Al momento de escribir esto, las autoridades aún no han encontrado al autor del tiroteo. Tampoco tenemos un motivo oficial. No sabemos con certeza si quien apretó el gatillo pertenecía a la izquierda. Pero sí sabemos con certeza qué opina la izquierda del atacante. Incluso antes de que se confirmara la muerte de Kirk, algunos demonios con cuentas en redes sociales expresaron su alegría. Su consenso abrumador fue que Kirk era un fascista que incitaba al odio y merecía morir. 
"Charlie Kirk no es un mártir", decía una publicación en X, con más de 300.000 "me gusta", "es víctima de la violencia que incitó". Otra publicación, ya eliminada, con más de 200.000 "me gusta", decía: "Charlie Kirk era un apologista del genocidio, antiinmigrante, antiabortista, antiderechos de las mujeres, antiderechos humanos, muy racista e islamófobo. No digo que se lo mereciera, pero se lo merecía". 
"Por último", decía otro tuit de un usuario con la bandera trans en su nombre de usuario, "Charlie Kirk pierde el debate sobre las armas". Este ha acumulado más de 400.000 "me gusta". Otro izquierdista maniático escribió: "Quizás Charlie Kirk no debería haber pasado años siendo un demagogo fascista y odioso y esto no habría sucedido. Quizás debería asumir su responsabilidad personal". Casi 180.000 "me gusta". Una profesora de la Universidad de Toronto se animó a publicar bajo su nombre real y dijo: "Disparar es demasiado bueno para muchos de ustedes, fascistas imbéciles".
Cuando esto es lo que la gente realmente piensa, sabemos que pronto se producirán disturbios y agitaciones civiles. Por eso, entre otras cosas, me complace ver que se ha creado una base de datos en línea para documentar a todas las personas que han expresado alegría o aprobación por el asesinato de Charlie Kirk. Si conoce a alguien que, en su nombre, haya aplaudido este asesinato, por favor, añada su información a la sección "Desenmascarando a los Asesinos de Charlie".

Nick Freitas, miembro de la Cámara de Delegados de Virginia, tuvo el coraje de publicar en las redes sociales:
Me han dicho que, como representante del Estado, este es el momento en que debo expresar mis más profundas condolencias y luego manifestar solidaridad con los que están del otro lado de la división, mientras condenamos la violencia política y nos mantenemos unidos como un solo pueblo.Pero no somos “un solo pueblo” ¿verdad?

Lo cierto es que ya hace tiempo que no estamos así y ya no tiene sentido fingir más, si es que alguna vez lo tuvo. Somos dos pueblos muy diferentes. Puede que incluso ocupemos la misma porción de tierra, pero ahí es donde las similitudes parecen terminar abruptamente. 
Durante mucho tiempo me convencí de que cada vez que la izquierda me llamaba racista, intolerante, sexista, fascista, una “amenaza a la democracia”, incluso por los desacuerdos más inocentes, se trataba simplemente de retórica hiperbólica diseñada para generar efecto. 
Y ahora el “efecto” es una viuda y dos niños huérfanos, porque la izquierda no soportaba la idea de que un hombre pacífico discutiera con ellos y triunfara. No creo que se den cuenta todavía, pero el asesinato de Charlie será recordado como el día en que finalmente nos dimos cuenta de lo que realmente es esta lucha. 
Esta no es una disputa civil entre compatriotas. Es una guerra entre visiones del mundo diametralmente opuestas que no pueden coexistir pacíficamente. Un bando ganará, el otro perderá. Charlie intentó ganar esa pelea mediante la discusión, el debate y la resolución pacífica de las diferencias. Y el otro lado lo asesinó. 
No porque fuera "extremista" ni "incitara a la violencia" ni por ningún otro insulto exagerado que le lanzaron. Lo asesinaron porque era eficaz. Porque no tenía miedo. Porque inspiraba a otros y les hacía sentir que tenían voz, que no estaban solos. Y lo hizo contra las mismas instituciones que fomentaron tanto odio hacia los conservadores. 
No quiero solidarizarme con el otro bando. Quiero derrotarlos. Quiero derrotar la ideología atea que mata bebés en el útero, esteriliza niños confundidos, convierte nuestras ciudades en pozos negros de degeneración y anarquía... y que asesinó a Charlie Kirk. 
Las redes sociales están en llamas en este momento con la izquierda celebrando la muerte de Charlie. Me pregunto si alguno de ellos entiende lo que acaba de pasar. Si hay un Yamamoto entre ellos que presiente que lo único que han hecho es despertar a un gigante dormido. Lo dudo. Creo que abandonaron esta introspección y autoconciencia hace mucho tiempo.No sé exactamente qué pasará después. Solo sé que no volverá a ser lo mismo.

Habrá pensamientos y oraciones... Charlie habría querido oraciones. No por él mismo, sino por los que quedaron atrás y por el país que amaba. Pero entonces habrá un ajuste de cuentas.

Mi fe cristiana me manda amar a mis enemigos y orar por quienes me maldicen. No me exige permanecer inerte ante la ferocidad y la barbarie... todo lo contrario. 
Así que cada vez que me sienta cansado, cada vez que me sienta desanimado o abrumado, veré el video de un buen hombre siendo asesinado en Utah… Me obligaré a verlo… y luego volveré a trabajar para destruir la ideología malvada responsable de esto y mucho más. 
Descansa en paz, Charlie. Tu lucha terminó. La nuestra acaba de empezar. 
¿Quieren ver cuál es la pesadilla de los progresistas? ¿Qué destruirían si pudieran? El 30 de agosto, el periódico progresista The Guardian publicó un artículo titulado "Quema de libros, oraciones en latín y muchos bebés: Dentro del movimiento de las 'familias tradicionales' en Estados Unidos", de J. Oliver Conroy. (El subtítulo describe el movimiento como "alarmantemente retrógrado").

Conroy quisiera que desconfiáramos de las "familias tradicionales" que describe, pero, francamente, todas parecen estar haciendo un trabajo fabuloso y están contentas con ello. De hecho, el autor describe tan bien lo que realmente ve que sus intentos de hacerlas menos admirables (los insultos habituales sobre el fascismo, la franqueza, el romanticismo, etc.) parecen fracasar, y terminan presentándose como familias interesantes, plenas y con un propósito.
Mike argumentó que familias como la suya se habían refugiado en valores e instituciones atemporales, capaces de resistir fuertes vientos culturales. "Es como decir: 'Bueno, ya hemos visto estas tormentas antes'", dijo. "La familia es importante. La tierra es importante. Dios es importante. Y estos son el núcleo, y con ellos podemos capear lo que suceda". La declaración contenía un ligero matiz de desafío. Todos lo sienten, parecía decir, incluso si temen admitirlo.
Liberales, no tienen nada que ofrecer a la humanidad, y cuanto antes los tradicionalistas (de diversas tendencias) se impongan, mejor. Como se mencionó anteriormente, el asesinato de Kirk y las reacciones que suscitó nos recuerdan que existe una división similar dentro de la Iglesia. Hay, por así decirlo, dos Iglesias que se hacen pasar por una, que comparten la misma "geografía", pero no la misma fe. En su artículo " No se conformen con el mundo... ni con los líderes de la Iglesia ", Sheryl Collmer nos ayuda a comprender por qué la obediencia ciega nunca ha sido ni podrá ser católica:
El lema de los católicos es "unidad". Para lograr este objetivo, comunidades enteras se ven marginadas (misas tradicionales), obispos exiliados (Strickland), facultades desmanteladas (Sagrado Corazón) y diócesis fragmentadas (Charlotte). Resulta extraño pensar que el peculiar proyecto de la sinodalidad se base, en mayor o menor medida, en dar cabida a todo estilo de vida y punto de vista rebelde, mientras que los fieles que han dedicado su vida y sus relaciones a Cristo son relegados a filas pasivas y obligados a conformarse. 
Una de las muchas cosas que los líderes de la Iglesia, con su mano dura, no comprenden es que la unidad no se puede forzar. A corto plazo, podrían desplegar a las personas como robots de servicio idénticos, pero esto solo genera una reacción igual y opuesta más adelante. Es psicología newtoniana.
El conformismo en una época perversa nos obliga a negar el sentido común, que es nuestro uso de la razón. En aras de la unidad, se nos dice que creamos que la misa a la que asistieron casi todos los santos que hemos amado es ahora algo dañino. La campaña de la "aguja en cada brazo" nos pidió que ignoráramos el hecho de que una nueva tecnología no se había sometido a pruebas de seguridad a largo plazo. Winston Smith, en 1984, tuvo que aceptar el absurdo de que la libertad es esclavitud y la ignorancia, fuerza.
Para dar otro ejemplo:
La Arquidiócesis Argentina de San Juan de Cuyo envió un protocolo a párrocos, vicarios, administradores de escuelas católicas y catequistas, como preparación para las Primeras Comuniones y Confirmaciones. Este protocolo establece que «los catecúmenos (de cualquier edad) recibirán la Sagrada Comunión únicamente de pie y en la mano».
Como sabe cualquiera con un mínimo conocimiento de la ley litúrgica (¡incluso del Novus Ordo !), este requisito está totalmente fuera del alcance de un obispo. Es ultra vires . Pero los prelados progresistas hacen lo que quieren, porque son tiranos que no responden ante ninguna autoridad superior.

Por eso me alegra tanto ver el continuo éxito del conmovedor documental "Pan, no piedras" . Edward Pentin lo destacó aún más en un artículo del National Catholic Register : "' Pan, no piedras ' destaca la supresión de la misa en latín en la diócesis de Charlotte". En este documental de una hora de duración, la maldad sobrenatural de la campaña contra la misa tradicional queda expuesta abiertamente a cualquier persona de buena voluntad.

¿En qué medida nuestros problemas actuales fueron desencadenados específicamente por el Concilio Vaticano II? ¿Por qué se convocó? ¿Qué logró? ¿Qué no hizo que debería haberse hecho? ¿Qué “procesos” inició? ¿Qué símbolo sigue representando? Estas preguntas siguen siendo candentes para cualquiera que desee comprender la historia moderna de la Iglesia. Para muchos, la pregunta del millón se reduce a: ¿Es el Papa León XIV parte del problema o parte de la solución? Quizás la pregunta, formulada en estos términos, sea demasiado simplista. Muchos de quienes actualmente escriben sobre el Papa León solo tienen una comprensión superficial de la situación política en el Vaticano. Dos artículos recientes ofrecen una visión más detallada de las complejidades, y los recomiendo para su consideración: " Los medios de comunicación del Vaticano y la Curia bergogliana: una hegemonía que amenaza la voz de León ", de Gaetano Masciullo [ aquí ] y " El pontificado de León XIV, ¿una fase de transición? ", del Padre Claude Barthe [ aquí ].

El Atanasio de nuestro tiempo, el obispo Athanasius Schneider, revela la cruda verdad sobre la peregrinación jubilar LGBTQ+ en una entrevista titulada "Criminales espirituales y asesinos de almas" [ aquí ]. Y Erick Ybarra ofrece una conmovedora meditación sobre la expresión "Todos son bienvenidos".

Peter Kwasniewski

miércoles, 19 de febrero de 2025

Europa frente al espejo (Fernando del Pino Calvo Sotelo)


El histórico discurso del vicepresidente de EEUU en la Conferencia de Seguridad de Múnich ha alborotado el gallinero del apparatchik político-periodístico europeo, cuyos miembros andan de aquí para allá tropezando unos con otros, cacareando plañideros cosas sin sentido y reuniéndose «de emergencia» (¡nos atacan!) convocados por Macron en su desesperado afán de protagonismo sólo para hacerse una foto.

Debemos tomarnos todo este teatro con sentido del humor: parafraseando a un sabio del s. XVI, las farsas del contubernio político-periodístico «son como las moscas, que no son molestas por su fuerza, sino por su multitud».

En realidad, y como suele ocurrir, la histérica reacción que ha producido el discurso de Vance es proporcional a las verdades que éste contiene. En efecto, el norteamericano se ha limitado a poner a Europa frente al espejo, iluminando las hipocresías y cinismos que inundan esta UE que se desliza hacia la tiranía y cuyo modelo es, como queda cada vez más patente, la URSS.

La verdad a veces duele, pero siempre libera; la mentira, por el contrario, siempre esclaviza, aunque parezca atractiva. El sabor de la verdad es en ocasiones amargo, pero cura; la mentira parece dulce, pero envenena. Así, no debe sorprender que, en una Europa entregada al Lado Oscuro y plagada de mentiras cada vez más grotescas, la libertad sea atacada, y la verdad, perseguida.

UE: si no me gusta el resultado, anulo las elecciones

En definitiva, el pecado imperdonable que cometió Vance fue decir la verdad: la mayor amenaza para los ciudadanos de Europa no está fuera de sus fronteras sino dentro, en la forma del preocupante retroceso en libertades personales que estamos sufriendo.

Habló de Rumanía, cuyas elecciones fueron alucinantemente anuladas por su Tribunal Constitucional ―controlado por el gobierno― cuando las encuestas apuntaban a una victoria del candidato opositor, que había quedado en cabeza en la primera ronda. El argumento esgrimido, escasamente original (recuerden la primera victoria de Trump en 2016), fue una supuesta injerencia rusa en la campaña: algunos informes de inteligencia desclasificados se limitaban a crear un halo de «endebles sospechas» en medio de «una enorme presión de sus vecinos europeos», en palabras de Vance, sin aportar una sola prueba (como reconoció hasta el New York Times).[1]

Naturalmente, la razón real es que el probable ganador de las elecciones era euroescéptico y, lo que es aún peor ―pobre diablo―, de derechas (para periodistas: de ultraderecha). El escándalo en Rumanía ha sido tan mayúsculo que, tras multitudinarias manifestaciones y la unánime repulsa de todos los partidos de la oposición, el presidente rumano se ha visto obligado a dimitir la víspera de que se votara su cese en el Parlamento.

Lo más grave es que este golpe de Estado en Rumanía ―no merece otro nombre― ha contado con el apoyo de la UE. Por un lado, el ideologizado Tribunal Europeo de Derechos Humanos (no confundir con el Tribunal de Justicia de la UE de Luxemburgo) ha rechazado amparar al candidato al que habían robado las elecciones. Por otro, la presidenta de la Comisión ha mantenido un silencio cómplice mientras el lenguaraz y zoquete excomisario Thierry Breton, conocido por su escaso amor a la libertad, ha aceptado implícitamente el papel de la UE: «Lo hicimos en Rumanía y, obviamente, tendremos que hacerlo en Alemania si es necesario». Es decir, que, si los resultados de las elecciones en un país miembro no convencen a Bruselas, la UE hará lo posible por neutralizar la amenaza.

En Europa es delito rezar en silencio

El vicepresidente norteamericano también habló de legislaciones liberticidas aprobadas en el seno de Europa. Mencionó, por ejemplo, el caso de un hombre de 51 años detenido y condenado en Reino Unido por rezar en silencio a 50 metros de una clínica de abortos vulnerando una ley que prohíbe hacerlo a menos de 200. Esta persona «no había obstaculizado el paso a nadie ni interactuado con persona alguna, sino que se había limitado a rezar en silencio» ―aclaró Vance― arrepentido por el aborto del hijo que él y su entonces novia esperaban años atrás.

Vance también denunció que Escocia había aprobado una ley que advertía a quienes vivieran dentro del «área prohibida» de un centro de abortos que no podían rezar dentro de su propia vivienda si ello era visible o audible desde el exterior, y animaba a quienes creyeran que se estaba vulnerando la ley a denunciar a sus vecinos (como en el covid). Vance insinuó que estas leyes recordaban más a las de regímenes totalitarios nazi y comunista que a las de una democracia liberal, pero ¿acaso no es así?

Utilizando una vez más referencias implícitas o explícitas a la creciente similitud de la UE con la Unión Soviética, el vicepresidente norteamericano también lamentó que los «komissars» de la Comisión Europea hubieran amenazado con cerrar el acceso de los ciudadanos a las redes sociales en caso de desorden civil si detectaban «contenidos de odio», eufemismo totalitario que sólo funciona unidireccionalmente, es decir, para perseguir al disidente cuando critique las consignas impuestas por el poder.

El doble rasero de la UE

En esta deriva totalitaria la UE aplica un doble rasero que desnuda su sesgo ideológico. En efecto, la UE persiguió sin descanso al anterior gobierno de Polonia acusándole de socavar el Estado de Derecho y querer controlar su Tribunal Constitucional. Casualmente, el partido entonces en el poder en Polonia era euroescéptico, de derechas y, encima —Dios nos libre—, católico.

En España, sin embargo, la UE no hace absolutamente nada con Sánchez, que ataca constantemente la independencia del poder judicial, intenta aprobar una ley de impunidad para las presuntas corruptelas de su familia (lo que entiendo como un reconocimiento tácito de culpabilidad) y controla férreamente un Tribunal Constitucional absolutamente politizado, desprestigiado y pervertido por su presidente, un personaje sin escrúpulos que parece bordear peligrosamente la prevaricación (como ya le ha advertido el Supremo). ¿Y por qué no hace nada la UE? Porque Sánchez es uno de los suyos.

Desinformación

El vicepresidente norteamericano también denunció el uso de «feas palabras de la época soviética» como «desinformación», detrás de las cuales «se esconden intereses» ocultos destinado a coartar la libertad de expresión. En este sentido, puso como ejemplo la censura sufrida durante años en medios y redes de cualquier mención a un origen no zoonótico del covid, con aquel ridículo pangolín que aún sigue en busca y captura. Hoy la idea de que la epidemia del covid surgió como consecuencia de un escape biológico en un laboratorio de Wuhan es aceptada mayoritariamente, aunque fuera bastante obvia (como defendió este blog en su día)[2]. Lo mismo ha pasado con la inmensa mayoría de las «teorías de la conspiración» del covid, que han resultado ser ciertas.

La libertad es justo lo contrario que censurar una opinión o un dato tachándolo de desinformación: significa respetar la verdad, aunque nos incomode o pruebe que estábamos equivocados, y defender el derecho del otro a expresarse libremente, aunque estemos en desacuerdo. En este sentido, debemos advertir una vez más sobre la alianza liberticida entre la política y el periodismo[3].

La imperdonable crítica a Davos

Un perro ladra cuando atacan a su amo. Quizá por ello, probablemente el mayor pecado cometido por Vance a ojos de los medios haya sido su crítica a los mesiánicos megalómanos de Davos que controlan la agenda de la UE, a la que quieren convertir en el primer experimento real de su despótico gobierno mundial.

El vicepresidente norteamericano había manifestado su incredulidad por el modo en que la UE despreciaba y censuraba la opinión de sus propios ciudadanos, recordando que «la democracia se apoya en el principio sagrado de que la voz de los pueblos importa» y añadiendo: «no hay lugar para firewalls: o bien se defiende el principio o no se defiende», pues «creer en la democracia implica comprender que cada ciudadano tiene una voz».

Es en este contexto en el que Vance criticó a Davos: «Contrariamente a lo que puedan escuchar un par de montañas más allá en Davos, los ciudadanos de nuestros países no se ven a sí mismos como animales educados o como engranajes intercambiables de la economía global». Qué quieren que les diga: no se puede definir mejor la descomunal soberbia de los líderes europeos y sus titiriteros de Davos, que sienten un enorme desdén hacia el ciudadano corriente.

Que la UE «huye de sus propios votantes» no es nuevo. Recuerden lo ocurrido hace 20 años con el proyecto de Constitución Europea. Al principio se quiso someter el texto a referéndum en cada uno de sus países miembros. Sin embargo, tras la contundente victoria del «no» en Francia y Países Bajos (a pesar de la sesgada campaña mediática), la UE decidió cancelar bruscamente la celebración de más referéndums y cambió de táctica: copió gran parte del texto en el «Tratado» de Lisboa (eliminando el término «Constitución») y limitó su ratificación a los Parlamentos, evitando preguntar de nuevo su opinión a los ciudadanos.

El elefante en la habitación

Vance también habló de uno de los mayores problemas de Europa: la inmigración desbocada, «una decisión consciente tomada por políticos» sin que jamás se haya consultado a los ciudadanos europeos: «Ningún votante de este continente dio su consentimiento en las urnas para abrir las compuertas a millones de inmigrantes incontrolados».

En realidad, este es sólo un ejemplo de cómo la UE funciona completamente a espaldas de sus ciudadanos, paradigma del gobierno mundial soñado por los chicos de Davos. ¿Cuándo hemos votado los ciudadanos europeos dar este inmenso poder a una opaca organización dirigida por burócratas no electos que nos defecan —perdonen la metáfora— regulaciones absurdas y tiránicas de forma incontinente?

¿Cuándo hemos votado la imposición de ideologías enormemente dañinas que afectan a nuestras más preciadas creencias y a la educación de nuestros hijos? ¿Cuándo hemos votado que la Unión Europea maneje un presupuesto de 300.000 millones de euros que salen de nuestros impuestos en un ambiente de penumbra que posiblemente haya convertido a Bruselas en una de las capitales mundiales de la corrupción? ¿Cuándo hemos votado estar sometidos a los diktats de una burocracia formada por 200.000 personas y dado poder a esta sedicente élite para prohibirnos comprar coches de gasolina o diésel a partir de 2035 y obligarnos a comprar coches eléctricos, muchos más caros, contaminantes e ineficientes, que nos impedirán viajar por carretera?

Ésta es la realidad de la UE, una decepción gigantesca y una peligrosa dictadura en ciernes que ha secuestrado a nuestra querida Europa y está robando nuestra libertad por la puerta de atrás. Que haya tenido que venir alguien del otro lado del océano a sacudirnos el hechizo como un soplo de aire fresco en este sofocante desierto europeo resulta elocuente.

La claustrofóbica falta de libertad en Europa

Por último, el vicepresidente norteamericano ha reivindicado «las extraordinarias bendiciones que trae consigo la libertad, la libertad de sorprender, de equivocarse, de inventar, de construir», mientras denunciaba las opuestas políticas que rigen Europa, con sus asfixiantes regulaciones y sus imposiciones ideológicas: «No se puede imponer la innovación o la creatividad, de igual modo que no se puede forzar a las personas qué deben pensar, que deben sentir o qué deben creer».

Naturalmente, supongo que la católica osadía de Vance al citar a Juan Pablo II habrá exacerbado la crítica de la clase dirigente europea, nihilista y atea, la misma que decidió borrar cualquier mención histórica al cristianismo en su malhadada Constitución como si no hubiera sido la piedra angular de nuestra gran civilización.

Sin duda, a Vance puede criticársele que divinice el concepto de democracia y lo confunda con el de libertad, algo habitual en la retórica política, o que confunda la psicología del individuo y la inquebrantable dignidad intrínseca de la persona, sujeto de derechos inalienables, con la psicología de la masa manipulada por la propaganda, pero no que haya dicho ninguna mentira.

«No tengáis miedo», nos recuerda Vance que dijo Juan Pablo II. Como pensador católico que soy, permítanme otro guiño cómplice a aquel gran pensador que fue santo: no tengamos miedo nunca de defender el esplendor de la verdad, pues sólo la verdad nos puede hacer verdaderamente libres (Jn 8, 32).


lunes, 17 de febrero de 2025

EEUU denuncia la deriva ideológica y autoritaria de la UE: el discurso completo de J. D. Vance en Múnich



Tras la conversación telefónica entre Vladimir Putin y Donald Trump este miércoles, así como las declaraciones de Pete Hegseth en Bruselas, el vicepresidente de los Estados Unidos, J. D. Vance acudió a la Conferencia de Seguridad de Múnich, en Alemania. con los ministros de defensa de la UE. Podría haber centrado su intervención en Ucrania. Sin embargo, optó por un discurso esencialmente identitario y político, reafirmando de manera implícita una línea que cada vez se perfila con mayor claridad. J. D. Vance, expuso por primera vez la visión de la Casa Blanca de Donald Trump para Europa: la deriva ideológica de la Unión Europea, atrapada por la cultura woke, que ha desembocado en la eliminación de la libertad de expresión, la imposición de la censura, la promoción de la inmigración masiva y la difusión de valores contrarios a los principios de Occidente. Un discurso impensable ante los ministros de Defensa de la UE, pero que todos los españoles y europeos deberían leer. Se trata de uno de esos discursos que marcan un punto de inflexión. Por ello, Adelante España ha decidido publicarlo en una traducción de Le Grand Continent.

«Gracias a todos los delegados, autoridades y profesionales de los medios de comunicación reunidos, y gracias especialmente a nuestro anfitrión de la Conferencia de Seguridad de Múnich por haber podido organizar un evento tan increíble. Estamos, por supuesto, encantados de estar aquí. Una de las cosas de las que quería hablar hoy son, por supuesto, nuestros valores comunes. Es fantástico estar de vuelta en Alemania. Como han oído antes, estuve aquí el año pasado como senador de los Estados Unidos. Me encontré con el ministro de Asuntos Exteriores británico, David Lammy, que bromeaba diciendo que los dos teníamos puestos diferentes el año pasado de los que tenemos ahora. Pero ahora es el momento, en nuestros países, para que todos aquellos que han tenido la suerte de que nuestros respectivos pueblos les confíen poder político, lo utilicen sabiamente para mejorar sus vidas. Y quiero decir que he tenido la suerte, durante mi estancia aquí, de pasar un poco de tiempo fuera de las paredes de esta conferencia en las últimas 24 horas. Y me ha impresionado mucho la hospitalidad de la gente, que todavía está conmocionada por el horrible atentado de ayer. La primera vez que vine a Múnich fue con mi mujer, que hoy está aquí conmigo en un viaje personal. Siempre me ha gustado la ciudad de Múnich y siempre me han gustado sus habitantes.Quiero decir que estamos muy conmocionados y que nuestros pensamientos y oraciones están con Múnich y con todas las personas afectadas por el daño infligido a esta hermosa comunidad. Pensamos en ustedes, rezamos por ustedes y, por supuesto, los apoyaremos en los próximos días y semanas.Espero que este no sea el último aplauso que reciba. Pero, por supuesto, estamos reunidos en esta conferencia para hablar de seguridad.

Normalmente hablamos de las amenazas que pesan sobre nuestra seguridad exterior y veo a muchos altos cargos reunidos aquí hoy. Pero aunque la administración Trump está muy preocupada por la seguridad europea y cree que podemos llegar a un acuerdo razonable entre Rusia y Ucrania, también creemos que es importante que Europa tome medidas importantes en los próximos años para garantizar su propia defensa. Porque la amenaza que más me preocupa en Europa no es Rusia, no es China, no es ningún otro actor externo. Y lo que me preocupa es la amenaza desde dentro: el retroceso de Europa en algunos de sus valores más fundamentales. Valores compartidos con los Estados Unidos. Me sorprendió que un excomisario europeo se expresara recientemente en televisión para alegrarse de que el gobierno rumano anulara unas elecciones presidenciales. Advirtió de que, si las cosas no salían como estaba previsto, lo mismo podría ocurrir en Alemania. Estas declaraciones temerarias son chocantes para los oídos estadounidenses.Durante años, se nos ha dicho que todo lo que financiamos y apoyamos se hace en nombre de nuestros valores democráticos comunes. Todo, desde nuestra política hacia Ucrania hasta lo digital, se presenta como una defensa de la democracia. Pero cuando vemos a los tribunales europeos anular elecciones y a altos funcionarios amenazar con anular otras, debemos preguntarnos si nos imponemos normas lo suficientemente altas. Y digo «nosotros» porque creo fundamentalmente que estamos en el mismo equipo. Debemos hacer algo más que hablar de valores democráticos. Debemos vivirlos ahora, en la memoria viva de muchos de ustedes en esta sala.

La guerra fría enfrentó a los defensores de la democracia con fuerzas mucho más tiránicas en este continente. Consideren el bando en esta lucha que censuró a los disidentes, que cerró iglesias, que anuló elecciones: ¿eran los buenos? Desde luego que no. Y gracias a Dios, perdieron la Guerra Fría. Perdieron porque no apreciaron ni respetaron todos los beneficios extraordinarios de la libertad. La libertad de sorprender, de cometer errores, de inventar, de construir. Resulta que no se puede imponer la innovación o la creatividad, al igual que no se puede obligar a la gente a pensar, sentir o creer. Y estas dos cosas están sin duda relacionadas. Por desgracia, cuando miro a Europa hoy, no siempre está muy claro qué ha pasado con algunos de los vencedores de la Guerra Fría. Miro a Bruselas, donde los commissars europeos advierten a los ciudadanos de que tienen la intención de cerrar las redes sociales en tiempos de disturbios civiles tan pronto como detecten lo que han considerado, cito, contenido de odio. O en este mismo país, donde la policía ha realizado redadas contra ciudadanos sospechosos de haber publicado comentarios antifeministas en línea, siempre en el marco de la lucha contra la misoginia en Internet. Pienso en Suecia, donde el gobierno condenó hace dos semanas a un activista cristiano por participar en incendios de Coranes, que provocaron la muerte de su amigo. Como señaló de manera aterradora el juez en su caso, las leyes suecas, que se supone que protegen la libertad de expresión, no conceden, y cito, «un salvoconducto» para hacer o decir cualquier cosa sin correr el riesgo de ofender al grupo que posee ese credo.

Quizás aún más preocupante, me dirijo a nuestros queridos amigos del Reino Unido, donde el retroceso de los derechos de conciencia ha puesto en peligro las libertades fundamentales de los británicos, en particular de los creyentes. Hace poco más de dos años, el gobierno británico acusó a Adam Smith Connor, un fisioterapeuta de 51 años y veterano de guerra, del odioso delito de rezar en silencio durante tres minutos a 50 metros de una clínica de abortos. No molestó a nadie, no interactuó con nadie; simplemente rezó en silencio. Después de que las fuerzas británicas del orden lo detectaran y le preguntaran por qué rezaba, Adam respondió simplemente que rezaba por el hijo que podría haber tenido con su exnovia y que habían abortado años antes. Los agentes se quedaron impasibles y Adam fue declarado culpable de infringir la nueva ley gubernamental sobre «zonas de seguridad», que penaliza el rezo en silencio y otras acciones que puedan influir en la decisión de una persona en un radio de 200 metros alrededor de un centro de abortos. Fue condenado a pagar miles de libras por violar la designación judicial.

Me gustaría poder decir que fue una casualidad, un ejemplo único y descabellado de una ley mal redactada, promulgada contra una sola persona, pero no. El pasado octubre, hace apenas unos meses, el gobierno escocés comenzó a distribuir cartas a los ciudadanos cuyas casas se encontraban en zonas denominadas de «acceso seguro», advirtiéndoles que incluso rezar en privado en sus casas podía constituir una infracción de la ley. Naturalmente, el gobierno exhortó a los lectores a denunciar a cualquier ciudadano sospechoso de delitos de opinión en Gran Bretaña y en toda Europa. Me temo que la libertad de expresión está retrocediendo.Y, queridos amigos, en aras del humor, pero también de la verdad, estaré dispuesto a admitir que, a veces, las voces más fuertes a favor de la censura no provienen de Europa, sino de mi propio país, donde la administración anterior amenazó e intimidó a las redes sociales para que censuraran lo que ella llamaba desinformación. Desinformación, como por ejemplo la idea de que el coronavirus probablemente se había escapado de un laboratorio en China. Nuestro propio gobierno animó a las empresas privadas a silenciar a las personas que se atrevían a decir lo que resultó ser una verdad evidente. Así que vengo hoy aquí no solo con una observación, sino también con una propuesta. La administración de Biden parecía dispuesta a todo para silenciar a las personas que expresaban su opinión: la administración de Trump hará exactamente lo contrario. Y espero que podamos trabajar juntos en Washington. Hay un nuevo sheriff en la ciudad. Bajo el liderazgo de Donald Trump, podemos estar en desacuerdo con sus opiniones, pero lucharemos para defender su derecho a expresarlas en público. ¿Están de acuerdo? Estamos en un punto en el que la situación se ha vuelto tan crítica que, el pasado diciembre, Rumanía anuló los resultados de unas elecciones presidenciales basándose en las vagas sospechas de una agencia de inteligencia y en la enorme presión de sus vecinos continentales.Si entendí bien, el argumento era que la desinformación rusa había infectado las elecciones rumanas. Pero les pediría a mis amigos europeos que se distanciaran: pueden pensar que está mal que Rusia compre anuncios en las redes sociales para influir en sus elecciones. Nosotros pensamos lo mismo. Incluso pueden condenarlo en la escena mundial. Pero si su democracia puede ser destruida con unos cientos de miles de dólares de publicidad digital procedente de un país extranjero, entonces no era muy sólida desde el principio.

La buena noticia es que creo que sus democracias son mucho menos frágiles de lo que muchos temen. Y creo que, en el fondo, permitir que nuestros ciudadanos expresen su opinión los hará aún más fuertes. Lo que, por supuesto, nos lleva de vuelta a Múnich, donde los organizadores de esta conferencia prohibieron a los legisladores que representan a los partidos populistas de izquierda y derecha participar en estas conversaciones. Ahora bien, tampoco estamos obligados a estar de acuerdo con todo o parte de lo que dicen las personas, pero cuando las personas, cuando los líderes políticos representan a un distrito importante, al menos tenemos la responsabilidad de dialogar con ellos. Sin embargo, para muchos de nosotros, al otro lado del Atlántico, todo esto se parece cada vez más a viejos intereses bien establecidos que se esconden detrás de palabras horribles de la era soviética como desinformación y mala información, y que simplemente no les gusta la idea de que alguien con un punto de vista diferente pueda expresar una opinión distinta o, Dios no lo quiera, votar de manera diferente o, peor aún, ganar una elección.

Estamos en una conferencia sobre seguridad. Y estoy seguro de que todos ustedes han venido aquí dispuestos a hablar de la forma exacta en que planean aumentar el gasto en defensa en los próximos años, de acuerdo con un nuevo objetivo que se han fijado. Y eso está muy bien porque, como ha dejado claro el presidente Trump, considera que nuestros amigos europeos deben desempeñar un papel más importante en el futuro de este continente. Creemos que no entienden bien el término «reparto de la carga», y creemos que es importante, en el marco de una alianza común, que los europeos tomen el relevo mientras Estados Unidos se concentra en las regiones del mundo que están en gran peligro. Pero déjenme también preguntarles cómo van a empezar siquiera a pensar en cuestiones presupuestarias si no sabemos qué estamos defendiendo. He tenido muchas conversaciones interesantes con muchas personas reunidas aquí en esta sala. He oído hablar mucho de lo que necesitan para defenderse, y, por supuesto, eso es importante. Pero lo que me pareció un poco menos claro, y sin duda a muchos ciudadanos europeos, es la razón exacta por la que se defienden: ¿cuál es la visión positiva que anima este pacto de seguridad compartida que todos consideramos tan importante? Pues creo profundamente que no hay seguridad si se teme a las voces, a las opiniones y a la conciencia que guían a su propio pueblo. Europa se enfrenta a muchos desafíos, pero la crisis a la que se enfrenta actualmente este continente, la crisis a la que nos enfrentamos todos juntos, creo, es una crisis que nosotros mismos hemos provocado. Si temen a sus propios votantes, Estados Unidos no puede hacer nada por ustedes. Además, ustedes tampoco pueden hacer nada por el pueblo estadounidense que me eligió a mí y que eligió al presidente Trump. Necesitan mandatos democráticos para lograr algo que valga la pena en los próximos años. ¿No hemos aprendido nada? ¿Que los mandatos débiles producen resultados inestables? Pero se pueden lograr tantas cosas útiles con el tipo de mandato democrático que, creo, vendrá de una mayor atención a las voces de sus ciudadanos. Si quieren beneficiarse de economías competitivas, si quieren beneficiarse de una energía asequible y de cadenas de suministro seguras, entonces necesitan mandatos para gobernar, porque deben tomar decisiones difíciles para beneficiarse de todas estas cosas. En Estados Unidos lo sabemos muy bien: no se puede obtener un mandato democrático censurando a los adversarios o encarcelándolos, ya sea el jefe de la oposición, un humilde cristiano rezando o un periodista que intenta informar sobre la actualidad.

Tampoco se puede conseguir ignorando a su electorado de base en cuestiones tan fundamentales como quién puede formar parte de nuestra sociedad común. Y de todos los retos urgentes a los que se enfrentan los países aquí representados, creo que no hay nada más urgente que la inmigración masiva.Hoy en día, casi una de cada cinco personas que viven en este país ha venido del extranjero. Por supuesto, es un récord histórico. Es una cifra similar, por cierto, a la de Estados Unidos, también un récord histórico. La cantidad de inmigrantes que han entrado en la Unión procedentes de países no miembros de la Unión se ha duplicado solo entre 2021 y 2022. Y, por supuesto, ha seguido aumentando desde entonces. Y conocemos esta situación. No ha surgido de la nada. Es el resultado de una serie de decisiones conscientes tomadas por políticos de todo el continente y de otros lugares del mundo durante el período de una década. Ayer mismo vimos en esta misma ciudad los horrores que estas decisiones han generado. No puedo hablar de ello sin pensar en las terribles víctimas que vieron cómo se arruinaba un hermoso día de invierno en Múnich. Nuestros pensamientos y oraciones están y estarán siempre con ellos. Pero, ¿por qué ha ocurrido esto? Es una historia terrible, pero que hemos escuchado con demasiada frecuencia en Europa y, por desgracia, también en Estados Unidos. Un solicitante de asilo, a menudo un joven de unos veinte años, ya conocido por la policía, se lanza con su coche contra una multitud y destruye una comunidad. ¿Cuántas veces tendremos que sufrir estos terribles reveses antes de cambiar de rumbo y dar una nueva dirección a nuestra civilización común? Ningún votante de este continente ha acudido a las urnas para abrir las compuertas a la entrada incontrolada de millones de inmigrantes. Los ingleses votaron por el Brexit. Estén de acuerdo o no, votaron a favor. Y cada vez más, en toda Europa, la gente vota por líderes políticos que prometen poner fin a la inmigración incontrolada. Resulta que comparto muchas de estas preocupaciones, pero no tienen por qué estar de acuerdo conmigo. Simplemente creo que a la gente le preocupan su hogar, sus sueños, su seguridad y su capacidad para mantenerse a sí mismos y a sus hijos. Y son inteligentes. Creo que es una de las cosas más importantes que he aprendido durante mi breve paso por la política. Al contrario de lo que se oye en Davos, los ciudadanos de todos nuestros países no se consideran, por lo general, animales domesticados o engranajes intercambiables de una economía mundial. Y no es de extrañar que no quieran que sus dirigentes los zarandeen o los ignoren sin piedad. La democracia tiene la función de decidir estas grandes cuestiones en las urnas. Creo que rechazar a la gente, rechazar sus preocupaciones o, peor aún, cerrar los medios de comunicación, interrumpir las elecciones o excluir a la gente del proceso político no protege nada. De hecho, es la forma más segura de destruir la democracia. Expresarse y expresar sus opiniones no es una intromisión electoral, incluso cuando la gente expresa opiniones fuera de su propio país, e incluso cuando esas personas son muy influyentes.

Y créanme, lo digo con humor, si la democracia estadounidense puede sobrevivir a diez años de reprimendas de Greta Thunberg, ustedes pueden sobrevivir a unos meses de Elon Musk. Pero lo que ninguna democracia, ya sea alemana, estadounidense o europea, sobrevivirá es decirle a millones de votantes que sus pensamientos y preocupaciones, sus aspiraciones, sus peticiones de ayuda son inválidas o ni siquiera merecen ser tomadas en consideración. La democracia se basa en el principio sagrado de que la voz del pueblo cuenta. No hay lugar para las barreras sanitarias. O defiendes el principio o no lo haces. El pueblo europeo tiene voz. Los líderes europeos tienen la opción. Estoy firmemente convencido de que no debemos tener miedo del futuro. Pueden aceptar lo que su pueblo les diga, aunque sea sorprendente, aunque no estén de acuerdo. Y si lo hacen, pueden afrontar el futuro con certeza y confianza, sabiendo que la nación los apoya a todos. Y para mí, ahí radica la gran magia de la democracia. No se encuentra en esos edificios de piedra o en esos hermosos hoteles. Ni siquiera se encuentra en las grandes instituciones que hemos construido juntos como sociedad compartida. Creer en la democracia es comprender que cada uno de nuestros ciudadanos tiene sabiduría y voz. Y si nos negamos a escuchar esa voz, incluso nuestras luchas más fructíferas no llegarán a ninguna parte. Como dijo una vez el papa Juan Pablo II, que en mi opinión es uno de los mayores defensores de la democracia en este continente y en cualquier otro, no tengan miedo. No debemos tener miedo de nuestro pueblo, incluso cuando expresa opiniones que no están de acuerdo con sus líderes. Gracias a todos. Buena suerte a todos. Que Dios los bendiga.»

domingo, 4 de diciembre de 2022

La esterilización de los niños (Mons. Aguer)



Estados Unidos es un país desconcertante, del que proceden últimamente noticias oficiosas del avance de posiciones tradicionales: reconocimiento del derecho a la vida (abolición del fallo Roe vs. Wade por la Corte Suprema), recuperación del sentido de la naturaleza en la cultura social, crecimiento de las comunidades eclesiales ajenas a los aires progresistas que vienen de Roma, la formación de jóvenes en los principios católicos. En el Estado de Florida, por caso, se ha prohibido a los menores de edad recibir hormonas o los llamados “tratamientos de afirmación de género”. Los miembros de la Junta Médica de Florida y la Junta de Medicina Osteopática, organismos estatales, dejaron sin efecto esos tratamientos y los procedimientos quirúrgicos para tratar en menores de 18 años la disforia de género. La intención ha sido expresada claramente: “la nueva regla protegerá a nuestros niños de cirugías irreversibles y tratamientos altamente experimentales”. Prohibiciones similares rigen en Arkansas, Oklahoma y Alabama. Se reconoce que la medida de las Juntas de Florida fue tomada en medio de “una tremenda presión”, lo cual se explica teniendo en cuenta que el país del norte es pionero en la propaganda a favor de la perspectiva de género. Florida -se dice- “seguirá luchando para que los niños sean niños” y aprendan a manejarse en este mundo sin presiones dañinas.

El contraste con lo que ocurre en Argentina es de terror. En nuestro país se ha impuesto, en nombre de la democracia y la “inclusión”, el llamado “matrimonio igualitario”, la denominada “igualdad de género”, la legalización del aborto, el documento no binario, la imposición del cupo de personas trans en la Administración Pública Nacional y una presión constante para que la sociedad civil incorpore todas las reivindicaciones de la agenda LGBTQ. Estas leyes son promovidas por el gobierno y asumidas personalmente por el Presidente de la Nación, que ha llamado imbéciles y energúmenos a quienes no están de acuerdo. Es decir, a la inmensa mayoría de los 47.327.407 habitantes que constituyen la población del país. El reciente censo da cuenta de que sólo el 0,12% (56.793 personas) se percibe como “no binarios”, pertenecientes a ninguno de los dos sexos. El Dr. Fernández se empecina en hacer el ridículo empleando el “lenguaje inclusivo”, que nadie usa, salvo la ínfima minoría de “los no binarios”. En su discurso con ocasión del ciclo “Nos mueve el orgullo”, dijo orgullosamente “todos, todas y todes”, para no excluir a nadie. La ignorancia y el ideologismo le impiden reconocer cómo se habla en castellano. El masculino es un “género no marcado”, que incluye la designación del femenino.

La malicia del gobierno de los Fernández en su ataque al orden natural, se colma ahora con el programa de esterilización de los adolescentes desde los 16 años. Igualmente, se ha decretado que los niños, a partir de los 13 años pueden decidir -sin intervención de un adulto, de sus padres- información sobre los métodos anticonceptivos. Según tratados internacionales incorporados a la Constitución Nacional, se es niño hasta los 18 años; este es un valor constitucional. La campaña de esterilización lo contradice con una iniciativa perversa; se pretende que los niños, que no están por su inmadurez en condiciones de decidir sobre el futuro de sus vidas, renuncien a ser padres biológicos, una función esencial de la vida humana que podrían luego, ya crecidos y plenamente responsables, desear ejercer. Las consecuencias familiares y sociales son fabulosas. Varias voces se han alzado, con argumentos de peso, para señalar la intromisión totalitaria del Estado y su gravedad al descartar la patria potestad y la responsabilidad irrenunciable de los adultos. En mi artículo “Una campaña criminal” me he referido al problema político implicado en medidas que conducen a perpetuar y empeorar las condiciones demográficas negativas de la Argentina por la adhesión ideológica al credo de un Nuevo Orden sostenido por la gran finanza internacional.

Otra consecuencia de la campaña de esterilización de los niños -aunque no haya sido expresamente buscada con un objetivo- es la liberación de las conductas sexuales. Al respecto se puede recordar que esta consecuencia figuraba en la encíclica Humanae vitae del Papa Pablo VI como posible derivación de una aprobación moral de los métodos anticonceptivos, que fue descartada en aquel célebre documento. Lo cierto es que en la cultura actual los jóvenes no reconocen el valor de la castidad, condición que asegura la seriedad del amor. Estas conductas, generalizadas, se inscriben en un contexto cultural en el que la familia, transformada en su constitución esencial; ya no es la célula básica de la sociedad. La invitación a esterilizarse quirúrgicamente es un recurso extremo del pansexualismo que ha invadido a las personas desde la infancia. Los planes de “Educación Sexual Integral”, como se los llama, oficialmente formulados, constituyen una perversión de la sexualidad humana y de sus dimensiones plurales que se extienden en los órdenes biológico, psicológico-afectivo y espiritual. No puede comprenderse como un valor personal si se niega el concepto metafísico de naturaleza, o se lo excluye formalmente de la concepción de la sexualidad. Este error antropológico es un factor integrante de una cultura atea. Los gobiernos que se suceden, expresiones de la casta política difieren en cuestiones económicas y en la adhesión a las relaciones internacionales divergentes, pero coinciden en la negación de la verdad antropológica y en el ateísmo práctico.

La campaña a favor de la esterilización expresa además una ignorancia absoluta de la psicología de infancia y de la transición a la adolescencia. El estado atropella la libertad de los niños mediante un engaño que seduce precipitando situaciones propias de la edad adulta; los niños no están en condiciones de comprender plenamente la realidad a la que renuncian. El descarte de la patria potestad es un signo característico del totalitarismo.

La referencia a la cultura atea y al ateísmo práctico se justifica plenamente; se desprecia la realidad y el concepto metafísico de naturaleza y la bondad de la creación, que es obra de la sabiduría de Dios. Resulta patética esta intrusión estatal de un gobierno que tiene postrada en la pobreza a casi la mitad de la población y a los niños en el desastre del sistema educativo. Estas iniciativas “progresistas” son ajenas a las convicciones y sentimientos de la mayoría de la población, que profesa la fe, o tiene sentido común ajeno a la ideología minoritaria del 0,12%, que se impone dictatorialmente.

Concluyo invocando a Dios, “fuente de toda razón y justicia” (según reza nuestra Constitución), Creador y Señor de la vida. A su Providencia debemos encomendar esta gravísima circunstancia, el presente y el futuro de la sociedad argentina.

+ Héctor Aguer

Arzobispo Emérito de La Plata

martes, 28 de junio de 2022

Declaración del obispo Viganò sobre la sentencia de la Corte Suprema de los Estados Unidos de América



La CORTE SUPREMA de los Estados Unidos de América, al revocar el fallo Roe v Wade del 22 de enero de 1973, sanó un vulnus constitucional y al mismo tiempo restauró la soberanía a los estados federados después de casi cincuenta años. 

El fallo de la Corte Suprema no se pronunció sobre el "derecho al aborto", como afirma la narrativa dominante- sino sobre su "legalización obligatoria en todos los estados", haciendo que la decisión sobre la "profunda cuestión moral del aborto" vuelva "al pueblo y sus representantes electos", a quienes Roe v. Wade lo había robado contra la constitución

El intento de intimidar a los jueces de la Corte Suprema, que comenzó con la difusión maliciosa de los borradores de la sentencia por parte de los miembros del lobby abortista, fracasó así. Así como la retórica de muerte de la izquierda democrática, alimentada por movimientos y grupos extremistas financiados por la Sociedad Abierta de George Soros, ha fracasado estrepitosamente. Y es significativo ver cuáles son las reacciones violentas e intolerantes de los autodenominados liberales, desde Barack y Michelle Obama hasta Hillary Clinton, desde Nancy Pelosi hasta Chuck Schumer,

En realidad, esto sería suficiente para que la gente comprendiera la importancia de esta sentencia: los ataques de grupos pro derecho a decidir , los ataques a asociaciones pro vida , la profanación de iglesias, las escenas de histeria de los partidarios del derecho a matar. la vida inocente del niño por nacer reúne de forma emblemática a los exponentes del partido democrático financiado por Planned Parenthood a su vez financiado por el gobierno, la Woke Left , los seguidores del globalismo de Klaus Schwab, los exponentes de la masonería internacional, los teóricos del cambio verde y reducción demográfica, los propagandistas del género , la ideología LGBTQ+ y las banderas del arcoíris, los adeptos de la iglesia de Satán que consideran el aborto como su "rito", los mercaderes de fetos humanos en las clínicas de la muerte, los vendedores de "vacunas" producidas con fetos humanos, los simpatizantes de la farsa pandémica y su grotesco codazzo de expertos todos coinciden en ver amenazada su hegemonía, que desde 1973 ha provocado la muerte de 63 millones de niños en Estados Unidos, ofrecidos en sacrificio humano al políticamente correcto Moloch.

El mundo globalista, que ha hecho de la violación sistemática del cuerpo humano su bandera ideológica, al imponer una terapia génica experimental contra toda evidencia científica, se rasga hoy las vestiduras al reivindicar la autonomía corporal de la mujer y su derecho a matar la vida que lleva en su vientre. Este mundo globalista, en el que una élite de criminales subversivos ha tomado el poder y se ha elevado a lo más alto de naciones e instituciones internacionales, ha perdido a los Estados Unidos de América, gracias a una sentencia histórica dictada por sabios jueces, entre los que se encuentran los últimos nominado por el presidente Donald Trump, cuyo compromiso en defensa de la santidad de la vida ha logrado hoy una gran victoria para Estados Unidos y para quienes lo ven como un modelo a imitar. 

Muchos estados ya han declarado ilegal la práctica del aborto y gracias a la sentencia de la Corte Suprema por fin podrán reconocer y proteger los derechos del niño por nacer.

Los órganos de prensa del Vaticano y la Conferencia Episcopal Americana evocan este día histórico con sospechosa moderación, como si fuera un deber embarazoso para ellos. Bergoglio guarda silencio, pero fue muy hablador a la hora de atacar a Donald Trump o dar apoyo a Clinton, Biden y los candidatos demócratas. Su silencio ante la victoria del Bien sobre la ideología de la muerte del mundo sin Dios aún tiene eco en la propaganda de la iglesia bergogliana de las llamadas vacunas y el apoyo a la Agenda 2030 de la ONU, que es uno de los principales defensores de la "salud reproductiva" impuesta a las naciones desde la sentencia de 1973. Sin olvidar cómo la Pontificia Academia para la Vida, encargada por Juan Pablo II, ha sido desfigurada en los últimos diez años incluyendo a personas notoriamente a favor del aborto y la anticoncepción.

El odio a Trump y la red de relaciones e intereses de la iglesia profunda con el estado profundo han sacado a la luz, entre otras, esta gran contradicción de la iglesia bergogliana, comprometida con hacer negocios con las altas finanzas globales y con las compañías farmacéuticas, mientras económicamente y surgen escándalos sexuales que involucran a políticos y prelados.
En el día en que la Iglesia celebra la fiesta del Sacratísimo Corazón de Jesús, el Señor quiso conceder a los Estados Unidos de América la posibilidad de redimirse, haciendo que las leyes humanas sean consecuentes con la Ley de la naturaleza impresa por el Creador en el corazón del 'hombre. Y esta es la única premisa necesaria para que una nación sea bendecida por el Cielo.
Espero que el pueblo estadounidense sepa atesorar esta oportunidad histórica, y que entienda que no puede haber justicia donde se reconoce el derecho al aborto, no puede haber paz y prosperidad en una sociedad que masacra a sus propios hijos, no puede haber libertad donde el libertinaje, el vicio y el orgullo subvierten los Mandamientos de Dios.


+ Carlo Maria Viganò, Arzobispo
24 de junio de 2022
Sacratísimo Corazón de Jesús

domingo, 26 de junio de 2022

Puerta a la vida: ¡No al aborto en los EEUU!



Esta benemérita web ha dedicado al execrable crimen del aborto numerosos artículos propios y de otros, desarrollando una labor encomiable dentro de sus posibilidades.

Al caso Roe v. Wade (1973) –hay otra sentencia más del Tribunal Supremo, Planned Parenthood v. Casey (1992), vetando ambas en síntesis hasta ahora prohibir el aborto en todo el país hasta la viabilidad del feto, es decir, cuando puede vivir fuera del útero, lo que, según el Supremo estaba entre 23 y 24 semanas– con el cual se abrió la caja de Pandora de tan brutal crimen le dedicó dos interesantísimos AQUÍ y AQUÍ.

Pues bien, como seguro que muchos saben, el Tribunal Supremo estadounidense, es decir y a la sazón su tribunal constitucional, ha fallado por cinco votos (tres de ellos jueces designados en su día por Trump) contra tres lo siguiente:
“Es hora de hacer caso a la Constitución y devolver la cuestión del aborto a los representantes elegidos por el pueblo (…) [La sentencia] Roe era escandalosamente incorrecta y contraria con la Constitución desde el día que se decidió”.

“Consideramos que [las sentencias] Roe y Casey deben ser anuladas. La Constitución no hace ninguna referencia al aborto y tal derecho no está protegido implícitamente en ninguna provisión constitucional (…) Esta provisión se ha utilizado para garantizar algunos derechos que no se mencionan en la Constitución, pero estos deben estar profundamente arraigados en la historia y tradición de la nación e implícitos en el concepto de libertad ordenada”

“El derecho al aborto no cae en esta categoría. Hasta la última parte del siglo XX, tal derecho era totalmente desconocido para la legislación estadounidense. De hecho, cuando se aprobó la enmienda número 14 de la Constitución, tres cuartas partes de los estados consideraban el aborto como un crimen en todas las fases del embarazo”.

“[La sentencia] Roe estaba claramente mal desde su inicio. Su razonamiento era excepcionalmente débil y la decisión ha tenido consecuencias dañinas. Lejos de traer un acuerdo nacional sobre el aborto, Roe y Casey han inflamado el debate y aumentado la división”.
Lo que significa esta nueva sentencia del Supremo norteamericano, en síntesis, es lo siguiente:

- Cada Estado será libre de regular sobre el aborto.

- Se cree que hasta 26 Estados, la mitad del país, podrían prohibirlo en breve.

Ya había 13 Estados con leyes aprobadas que prohibían el aborto pero que estaban a la espera de esta nueva sentencia y que anuncian que entrarán en vigor ya.

Otros nueve Estados tienen leyes aprobadas desde antes de Roe v. Wade que prohíben el aborto y que habían quedado anuladas por aquella sentencia del Supremo por lo que ahora también entrarán en vigor.

Doce Estados tienen leyes aprobadas que prohíben el aborto a partir del segundo mes o antes y que ahora se refuerzan.

Hay cuatro Estados que prohíben el derecho al aborto en sus constituciones saliendo así ahora también reforzados.
Así pues, puede que poco a poco el crimen del aborto en los EEUU si bien no desaparezca, sí que disminuya notablemente y, en cualquier caso, es un paso positivo y firme hacia la extinción de semejante abominación, al tiempo que un triunfo, aunque no definitivo, de cuantos con valentía y tenacidad viene luchando contra tal lacra.
A ver si ahora el indigno Tribunal Constitucional español, que lleva más de una década retrasando el penoso y cobarde recurso del PP, dicta por fin sentencia y se da también aquí un primer paso para acabar con esta industria asesina; aunque, dado como estamos en España, queda mucho, muchísimo por hacer.

Enrique de Aguilar