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martes, 24 de junio de 2025

Latín y música / San Juan y las notas musicales



Hoy, 24 de junio, se celebra la festividad de San Juan Bautista, también conocido como San Juan “de la siega”, por su coincidencia con la época de esa importante práctica agrícola.

Pero aquí quiero recordar a San Juan en relación a un antiquísimo himno latino en su honor, de donde deriva la denominación, todavía hoy en uso, de las notas musicales: Re, Mi, Fa... (he omitido el Do, por una razón que veremos enseguida).

En resumen, la historia es la siguiente. Las notas del canto gregoriano comenzaron a escribirse —sin versos (notación neumática)— en el siglo IX, en algunos monasterios europeos, incluido el de San Galo. 

Su anotación en cuatro versos apareció en el siglo XI gracias a la obra del monje Guido de Arezzo. Pero este mismo monje también superó otro inconveniente notable: la dificultad práctica de entenderse, de comunicarse oralmente, entre el compositor y los intérpretes (cantantes). De hecho, no era nada fácil indicar verbalmente las distintas notas sin poder llamarlas por sus nombres: ¡porque esos nombres no existían! Y aquí radica la genialidad del monje Guido: asignar a cada nota su propio nombre, sacándolas así del anonimato y la incomunicación... ¿Y cómo lo hizo? Sencillo: tomó un pergamino en el que se había escrito (¡estrictamente a mano!) un himno a San Juan Bautista, que comenzaba con « Ut queant laxis », y eligió como nombre de cada nota las dos primeras letras de los versos —latinos, obviamente— en el orden en que se sucedían en dicho himno. Así, la primera nota se llamó «Ut», y se mantuvo así hasta el siglo XVII, cuando Giovanni Battista Doni la cambió por «Do», más fácil de pronunciar: ¡Do como en « Dominus »! Pero hay quienes piensan que «Do» es el acrónimo con el que Doni ha vinculado para siempre su nombre a la primera nota musical. 

Cabe destacar que en Francia y en los países francófonos la denominación « Ut » aún se usa.

Guido d'Arezzo "bautizó" (¡igual que el Bautista!) las seis notas que existían entonces. La séptima fue introducida por Bartolomeo Ramis de Pareja en 1482, y tomó su nombre de las iniciales de las dos últimas palabras del himno que Guido d'Arezzo había usado, " Sancte Ioannes ": por lo tanto, la última de las siete hermanas se llamaba "Sí".

Aquí hay una posible traducción del Himno:

Para que tus siervos
canten
a gran voz
tus obras maravillosas,
borra el pecado
de sus labios impuros,
oh San Juan.

( Orestes Martinelli )