Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).
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sábado, 27 de abril de 2019
El sacerdote: la verdadera alegría (Don Tino Bergamaschi)
D. Tino Bergamaschi explica en este vídeo de 4:30 minutos que la verdadera alegría se encuentra en el cumplimiento de la voluntad de Dios. No debemos tener miedo de Dios. Al contrario, debemos abrir más nuestro corazón para que Él pueda entrar.