Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).
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sábado, 22 de septiembre de 2018
Tucho Fernández insulta a Monseñor Viganò, pero es incapaz de desmentir nada de lo que éste declaró en su testimonio del 26 de agosto de 2018
Fragmento final del vídeo completo de Hugo Verdera, en el Compromiso del laico número 33.