Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios (1 Cor 2, 12), el Espíritu de su Hijo, que Dios envió a nuestros corazones (Gal 4,6). Y por eso predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura para los gentiles, pero para los llamados, tanto judíos como griegos, es Cristo fuerza de Dios y sabiduría de Dios (1 Cor 1,23-24). De modo que si alguien os anuncia un evangelio distinto del que recibisteis, ¡sea anatema! (Gal 1,9).
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lunes, 1 de mayo de 2017
Entrevista con el cardenal Burke en Folha de Sao Paulo (Secretum meum mihi)
Con relación al cardenal Burke, mi opinión viene reflejada en una "carta" que le dirigí en este blog, dividida en tres entradas (aquí, aquí y aquí) y un anexo (aquí)